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Fue con la llegada del cristianismo y de su dios supra terrenal que sentó las bases para
el desprecio por la naturaleza y todo lo que esta nos ofrecía. El desprecio por lo
terreno, la carnalidad y el cuerpo como hogar del bienestar se transformó en la
modernidad en una actitud de descuido y explotación a los frutos y bienes de este
mundo. Se reflexionaba que entre más desprendidos estemos de lo terrenal de sus
bienes y privilegios más cerca estaríamos de lo divino, esto enmarco una ética de
dominio que rechazaba la naturaleza, la alejaba del ser humano convirtiéndola en
objeto. El pensamiento burgués de la ilustración que ahora atravesaba los procesos de
la industrialización le convenía mantener una ética de dominio respecto a la
naturaleza, pero ahora llamándola recurso, como un bien que es y debe ser explotado
para el desarrollo de la civilización.
Habíamos pasado de habitar el mundo por favores recibidos por los dioses de la
naturaleza, a habitar el mundo por nuestros propios méritos, éramos ahora una
especie racional y calculadora que lo cree saber todo, habíamos desencantando el
mundo librándolo de toda sensibilización y poetización de este. En el pensamiento
dominante, la ciencia concibe que el universo funciona y actúa como una maquina la
cual puede entenderse por la suma de sus partes así como por el análisis separado de
las mismas, pero no se tiene en cuenta que ese mismo objetivismo científico se ve
permeado de las subjetividades del accionar humano. esta ética de dominación que
ponía al hombre como un sujeto racional que había superado su pasado salvaje el cual
poetizaba la naturaleza y convivía con esta como otro , había encerrado al hombre en
una arrogancia que se vio derrumbada con las crisis ambientales surgidas en el los
siglos XX Y XXI, pero esto era necesario para que de estas cenizas pudiera emerger una
ética ambiental , era necesario que se visibilizaran las diferentes reacciones de la
tierra a nuestra desmedida explotación en diferentes esferas para que el ser humano
se volviera plantear el convivir con la naturaleza otra vez.
De esta reflexión nace la ética ambiental la cual propone al disolución total de la idea
de 2 mundo opuestos en torno al mundo , a la naturaleza y el ser humano ,
proponiendo una actitud de dialogo cooperación y reconciliación entre la naturaleza y
el ser humano. Esta reflexión ética de la naturaleza la pone a esta en el mismo nivel
que al ser humano por lo tanto no hay ninguna relación jerárquica entre ambos , y por
lo tanto no hay una relación de dominación entre ellos , entendiéndose que naturaleza
y cultura están profundamente interrelacionadas en este gran entramado que
llamamos vida. Siempre hubo una ética para todo, debido a que el hombre siempre
está en un constante proceso de reflexión consigo mismo y con su actuar, primero en
la religión se desarrolla una ética del ser humano, luego en la democracia una ética del
ser humano con la sociedad, pero falta aún desarrollar una ética del ser humano y de
su ambiente, ya que en esta ética más que una reconciliación con la naturaleza
propone un reconocimiento de los deberes y obligaciones que tenemos con esta.
Esta escisión que se instaló en la pedagogía actual, hace que la naturaleza y todo lo
que compete a lo ambiental se relegue a un sector determinado del conocimiento,
como si lo ambiental fuera solo una parte más del gran entramado del saber, sabiendo
que por al contrario lo ambiental permea toda la cultura y por lo tanto todo el accionar
y la reflexión humana. Pero esto no ha pasado desapercibido las nuevas tendencias
pedagógicas como la escuela nueva y el constructivismo que beben de la relación
filosofía cultura que abrieron la puerta a una nueva gama de posibilidades
pedagógicas para cambiar este antiguo paradigma. Estas concepciones influyen en la
educación en la medida en que comienzan a pensarse en la contextualización de los
aprendizajes, de tenerse en cuenta el entorno geográfico donde se mueve el niño que
aprende etc.