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Juan Carlos Portantiero

Realismo y Realidad en

la l{arrativa Argentina

Ediclonet ProcYón
RL{TIS]{O Y REALIDAD EN
,i .,
L{. \.{RRATIVA ARGENTINA
J uan Carlos Portanti'ero
T:rbaios tle Tuan Carlos Portantiero
::::ecid'os en rávistas y publicaciones Jo
,¿ialaron clescle un cornienzo como a un
r:- ¿r'ista inteligente. Encaraba él la fun-
-:::: de la crí"tica con un alcance más
¡:ito oue la simple gacetilla limitada al
e-ogio b al rualhümoi de la censura. La
;¿ñprendia como gcnero literario, con
t=pi.idad de anílisil y de interpretación.
. liribuia str irnportancia, a la disciplina
lel método y a-la sistematización orde-
nada de las ideas.
Realismo l' realitlad en Ia narraliua
argentina, sú primer libro, viene ahora
"confirmarlo en esos méritos de ensa-
a
iista v crítico. La obra rerlne una doble
t.', aitlsta(lo su dcsarrollo aI
"i.rtmrnétoilo cl:isico: partir de lo
erceleute
general, tornan,clo lo teórico, para ir,a, lo
irarticular', [o concteto, tle ttna realiclad
iireraria argentina.
El realisrio enfocado en este libro en
ia propia raiz clel conocintiento, es para
-creáción
la attística y literar-ia un punto
clave. Y atento a debates y estudios
realiza<los en eI extranjcro y en nuestro
rneclio e incursionando' a Iá vez. en la
actual bibliografía europea, Portantiero
hace tttt e*um"en cuidadoso hasta clarificar
cl oroblema.
Dentro cle ese plan expositivo,-los.con-
centos teóricos aportan un análisis dialéc'
Lirlo. .\sí t" e*a'tttinan las relaciones del
intelectual con los movimientos sociales'
Y cl realistno cotno método propio de la
creación artística y como tendencia en
la literatura conténporánea. Con ese
enfoot¡c gcne¡al se- iluminan varios
ib la realidad argentina: la
"ro..i.,t
re'oercusiótr del peronismo en las élites
intelectuales; el piensamiento de los intui'
cionistas y nues'tra cultura: el examen
literario cíe algunos exponentes de nues-
rra ioven novelística; Iós movimientos de
Boeáo v Florida v Ia tradición de nuestra
literatu'ra de izqúierda.
Tuan Carlos Portantiero es un estu'
dióso. Su libro, a través r.le conceptos y
ountos de vista, aporta elementos para
irrra valolación scriá de la labor literaria
y sn crítica.
D i.st rib ui' d'or e x clusiao :
EDITORIAI, LAUTARO
SÁ¡;csnz Dc Busl'AMANrs 68 - Bs. Artss
t'i:.'

Narrativa A¡gentina

trDICIONEI} PROCTON
3¡c¡oo A¡¡.t
..:

EXPLICACION i.:i

,4o¿ .
-I¡s
temera¡ias páginas que Para ustcd, lector, se
ll:,1;

de aürora en adelante, están sostenidas sobrt


oW+r oonvicción fundanental: pr€srrlno que el arte
forna peculiar db reflejo y apropiación de
i u"a .

f tal; rma üu¡nera, la mfu sintétic¿ y. total poei-,


lq del trabijo del hombrr, de la proyección de
smdbilidad y de zu razón sobre la naturaleza y la
óiedad. La literatura gncuentra asl su justificación
¡'m sentid<r dentro del conjunto dc la actividad 'del
üombre, "del horrbre real qtie vive de cierto y d+'
tLroinado modo".
' Eo po, ello que cl a¡tlsta +épalo o no-- se ubi-
'ra en-la dinámica histórica rregida por la lucha de
ctases y a ella deja ügada su obra. Es cla¡o que esta
' "cuidados,
á¡firnación justa, nanejada sin puede
- lhvar a la cr{tica literaria a equivocaciones funestas'
'' El crltico no tendrla que olvidar nunca qrne exisrc
'una
autonula relativa de las suPercstmctur¿¡s, gor
lo cual, intcntar la explicacióm social de cada he'
cho artlstico individual sería peda^ntesco e inrttil. El
métods ma¡xistd encierra las positúlidades m{s inso,e¡
pechadas para comprender las acciones de los ho¡n'
br,tc, en la condición que se lo acepte, precisamentc,
c¡mo nétodo y no oomo una hihra de dogmas e*
edásticoe, inmutables e imPávido*
@ Úauor¿ol Lotlwo, L¡gent¿no, !9ó1.
elabo _el deDórtto de ley. ll.72t
[mprero cn la Art€EttlE"
?-..'S5¡:.I;,-::'f
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.. -. -:.:; t;:-rtÍ
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,, Fetú no-es fácil zu e$os riebgsr
. .1.:'..
piqué ñ ..trit, *otg:;',pro*A .ái-. ::"
e"¡-qd" qpe'soÉa impo*rte'¿pqqtined¿ a
hi¡
r'¡. in&lectual,que participa --a través dü:qábÉ6.dF=i
cultura que presionan y optimen-" de 'la arr,bigüedad: actuales de nuestra narrativa sin ubicar zus
con que e*os tieurpoe de cambios erenciales boetigq¡t" dentro del proceso mundial de la cul.
a su ofieio, la asimilación 'mecánica de uni f4lso¡ ¡lta. nsta intención me obligé a tr¿Er al debat¡ ec'
:rÉti"r general los hailzzgos últimos, partieulam€nt?-
-"oitm.i economista le pernrite una pe,Iipma coiúo'
didad. Ambicionando la- suFefaqión de esa ambigiie: os, de las discusiones sobre una estética mar'-
dad,. desea un apsyo idmlfgico qrrg se le Prq¡entt tas abúimadoras citas tienen la i¡iera inten'
'como total, compacto, redondo, sin fisuras; aspira, tn, ción de abrir el panorama para una investigación
el fondo, a respuestas simples y tranquilizadoras.FáÉ, mrás minuciosa y ptofunda; alrededor de te-

preguñtas acuciantes y
dolorosas. A
respuestas en- casi totalmente inffito¡-entre noaotros'

.cont,radas srn
toe azareq de La búfoueda, dadas'de , A partir: de airora e'l libro no thne otra justifica'
uoa !¡ez para siempre y desde et e¡tetior-{q.b gq ción que su inevitable presencia. Me gustarla decir,
, blemas¡ no desde su entra$a contradictoriá: ' in eábu.go, que é1, para m! plantea muchos üás
'problemas
q¡¡e los que resurelvg gue es arln punto
He intentado suPerar estas tentaciones, al iniciar
mi trabajo. Ahora que lo releo, afin sabiendo gue de partida, trozo de una discusién inacabable''
intenté más una cr{tica de lo's contenidos de'la li'
Juen C. PonreNrmno.
t€f,atura que un análisis de la mrretpondencia -esté'
'tica de las formas, advierto flue no, lc,he.logrado . Buenos Aires, marzo de 1961.
totalmente, iai rnupho rn€no€. Una oscilación entre
el sociologiisrno y' el'subjetivisrno preside, pendular: .:

menüe, rnuchas parrcs del fiab¿ts. No estoy cepagL


tado aún para cnmendarlo: de la conciencia del er¡pr'
a la posibilidad de coregirlo, se o¡tiende un larg¡¡í-
simo camino qug sin embargo, no he de*istido tran-
sit¿r.

La clara Auiti¿n det tibro en' doe p"trci S#


una explicación: sus dos piimeroe capítu'los Pry.i1
den ser una caracterización de los temás'en debdte
dentro de su plano universal, como prcductos. de h -t-':

cultura contemporánea.' 1,6 ües rlltimixrrr¡etbmi¡g'el


A mfu c@pañe¡os st Nucsa ExPrcsi&t,
cste libro tan convenado, que ya no me
Pertenece.
"...Ia crítica no es una pasión cerebral;
es el cerebro de la pasión".

Carlas Marx
I ':
:) l-

LITERATURA V SOCIEDAD

E¿ xs¡o rNTELEqruAr,Ers-g@tEDAt)
('
de alguna manera puede carrcterizarse esque-
^Si-
üicarner¡te el sentido actual de nuestra literanrra,
por 6u intemión apasionada de asumii Ia ¡sali-
gue nos rodea, des¡ruda y esencial. Aunque a me.
esa pdiqpcición ande sin apelatirros, no caben
que Ia ppoooupació,rn por el realisno o
-tácita
fiesta- está presidiendo las hisquedas de ma,
implacable. No se ürata solamente de un pioble-
estético, sino de una pctura integral que ae*a
lvet,rr- tatnbüz en liüeratura, perlo q"u,
ir* robrc
significa una adecuación con eL fonáo de lo
11a brisquoda de ajustes entre el intelectuat y
eblo-nación, un anhelo de ruptura con Ia sole-
Esta preocupacién marca el tono de Ia mejoc
mundial a partir del rnmento crr gua-la
protagénica de lo colectir¡o determinó -el
¡ irrcmediable de una acütud literariá in-
intrispectiva, analítica.
- Arda, ¡4rer, err el iÉntro de toda esta novelfutica,
ndola como una p'esencia insoslalable, p*
i'Egna es€ncral
esencial de Ia cultt¡¡a contemDoránea:"Ilrde-
cultu¡a conte'mpo,ránea: Ia de-
bici¿n de las- relacionq entre cl inteicciual y la r€a-
'&d, d nexo"cmn¡nita¡io entre eI írtista y ia soctc-
.5. No es ¡a¡o gue ele p,roblcma, que ca,ráeteriá at
75
* E A L, l $ M o i R:n'A L r'D.r:A
a ,,
¡ :crclo burgués del peasamiento humano, se hay-a q?'.: por utx nue\¡o arte signi{iearfa hchar por
c¡íticamrentqen loo días que corren. El bomb¡e: $uevq¡ artfutas individuales, lo que €s absurdo,
"ago no se pueden cr,ear artificialmente loe artis.
¡ieqge suele croer gry Ia época que te- taa vivi,r es": Se debe hablar de lucha por ürna nuevá cultura,
Ia más crucial en Ia historia de la especie. Fero pien;
, so que no será incurrir en ese €rror congénito calificart:,
€¡, por una nueva vida moral que -debe est¿r li.
*tou'añoer,a este tiem¡n, cotno trascend€ntal pararl a una nuep intuición de la üda hasta que ella
"nuestro destino. Dos acontecimientos fundarnentales orme e{r un Íu€vo modo dc sentir y de ver
;ic"t; *t"'conrtocién: los'adelantos de la ciencia-y ¡ realidad y por consiguiente en un múndo conn?-
con lo¡ artistas posibles y las obras de arte
dI h técnica, que colocan al hon¡bre en situación slu
precedentes de dominio de Ia naturalepa y, por sobrc
iJ;;;lh;ho del socialismo triunfante como posi6i' pn¡epso de fornación de Ia. nueva cultura (y pot
I¡drá hu*on¿ de convivencia entre los hos¡bres. Na- .del núevo arte), comienza en el seno de la .

twaleza y sociedad colocad?s al alcance de la apro ¡oci¿dad. Sobre este hecho se so¡dene la con-
piación áel hombre; este dato define el paso de la idad de la a¡ltura hr¡nana. "La cultura proleta-
in"tti"t"tlu a la verdad.era historia, qtle con {o\a*.*'
L€nin- dqbe aparecer como el desa- 'l
-anota
natural de la suma de conocimientos elabora-
lhsrfu vivimos los cqntemporráneos. La magnitud de' ,l
esú acontecimientos deterrrina la prwisionaliaad de por'larhumanidad bajo el yugo de la sociedad
- muchos planttos, la inestabilidad de concepciones.y' feudal y burocráücal'. Cada clg¡e social
actitudes, el carácter inefablemente. pedantes4o de' creando, en el curso de la lucha por la hegemonla
quierrrs püeterden legislar sobre un füturo eüyas ba': la ¡ocidad política, los intelectuales que le ase-
ss de deearrallo poderros conocer, Fero no suE po8l" eI oontol de la-sociedad civil. Este proceso
bilidades insospechadas ha repetido siemp:e en la evolución histórica, por-
' La testarudez de los'hechos sociehs'iodica que es- e es sobre esta base de comunicación entre las éli-
" ta¡rnos en los umbrales de i:na nuwa civilizacló:r, de'
y las masas, que se g$tan loe cambios estructura.
rura nue$a cultura la cr.la,l, salúd€se o úorelüecbo, ¡i de la sociedad. EI man<furnq como concepción
' ies¿rolla hegemónicamenrc en casi la rnitad'del nir¡n' y original, propia de Ia sociedad proletaria,
¿* I,t hchi por la renor¡¿cién ¿rtística p"*- integración de teorla y praxis e4paz de presiitir
ete dato decisivo. Por el ""
ilesénterlderiae de contrari'o,' fundamentoe de larnueva cultura frente a otra en
y, decadencia, no escapa a esta neceidad.
elinuwo drte supone, previamentg la nr¡eva ctrltuta¡
no Ia postul'ación de ol¡ras o artistas indiviüualcs' Dice no sólo no escapa, sino que vive el proceso con rna-
Gramsei: 'Que se debe habhr Fnta ser ct actos; Ae dificultades porque los intelectuales que deben
'
lucha por una nu€:t/a cultura y no Por un úl¡¿r¡o artO en su terfitno no $urgen de la clasc en sl mb-
(en sentido inmediato), Pa,r@e.evidente. Quizás no sino de lx capas intennedias, debiendo acometer
' ü pueda siguicra deeir, para serexactos, qfiF w h¡cha
p* ro rnrevo qrtenido-del artr, po'lgle &te n-o** r. A¡lto¡v¡o Greuser, L¿tt'c¡atura c oita nazitnala" T.o-
d" se" peasdo abaract¡¡ms¡te,¡epqr*& de la fotsa' Sbaudi, 1954, p. 9.
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1.

REALISMO Y BEAL¡DA IRATURA Y SOCIEDAD


un largo .proceso de silenciosa autocrítica, hast¿ de Ias capaCidades hum'anas liberadas de Ia
grar deq?ojarse de los hábitos de pensamiento y
cristalizaciones
¿ t€btógico-feudal. La. transformación en abnp-
-ideológicas
condicionadas por lai de esa independencia relativa, a través de un pro.
rrientes culturales en las que se formaron. Los
dc falsa conciencia, origina la creencia en la "au.
lectuaies viven la ambigüedad ,o.id árl* capar
de los intelectuales" y Ia "libertad de la cul-
dias de-las-que-provienen o a las que se .**É¡ur,
su modo de üda. Además, el individualismo, r
t", con.licionada, a su vez, por los flujos y reflujos
le presión de la realidad. La relación, en el ciclo
vado del propio ejercicio de su oficiq y la tender
entre los intelectuales y la socied-ad se de-
a abstractizar, es decir, a, ver en cada iáeologla el como un equilibrio irrestable que fluctúa de
sultadb de otra ideología y no deTuerzas irisertas
con las embestidas de las clases revolucibna.
el proceso contradictorio de Ia realidad, determi fortaleciéndose el aislamiento en las etapas de
que la .relación con la sociedad se esta,blezca
a través gue y la tendencia a buscar una integración con
de innumerables mediaciones. Esta sitr¡ación del in
telectual es un dato típico del ciclo bursués. ¡ncblo-nación en las etapas de auge del mbvimien- a,

Las sociedades esclavistas y feudalei basadas Popular. Por otra parte, cada una de las comu-
nacionales vive este pr.oceso particularmente,
una. estricta división entre el trabajo maáual y
el tra. tcuerdo con una serie de factores imponderables
bajo intelectu4l, ignoraron rel.tirraientJ"iproUt"-",
: hacen a la historia de cada cultura nacional, a
en cuanto la actividad intelectual era monópolio
ab- de los grupos de intelectuales nacionales.
soluto de la clase dominante. EI feudalismo,
en t"t
s€ntido, distribuyó en los nobles y señores áomiril
del. aparato-político y en Ia Iglesia Cat¿lica "l eI con. i-Nrrc¡r¿rs¡¡ro DE r.A vANcuARDTA
trol cte Ia vida cultural. A partir de la consolidación
d.r bloque social constituido por los intelectuales y
lu.h.SSTonía burguesu ,obr" et Ia so- bum¡esía sufre su primera gran quiebra histórica
"or,¡,rni-ae
que significó
::1i1p"fi,lca
tn" serie de-hegemonía
el desplügue
capacidades humanas que se resol;
!¡ Francia del 48. Los hechos sociales de entonces
l9
ueron en nuevas técnicas y en una división ln la presencia protagónica del profetariado in-
del trabaio intelectual-, se fue for¡aiO"-ef drama
creciente ial, en búsqueda de una liberaciór¡ que no Ie
cuyos últimos actos estamos viviendo. Con llegado en el 89. La gran conmoción que ello
Ia defun. determina que el intelectual menos ligado a
cjón del feudalismo se apagó h i*g*-áel *clero,,,
del intelectual estrechaminó ,rincuháL con corrientes culturales dominantes en su tiempo, a
el poder. o¡ltura "oficial", sienta rotos sus lazos con el grupo
La lucha de- Ia burguesiá en tal ,."i¡¿o lrruotu"r¿
,ro rinante y adhiera a los gru-
proceso total en el seno del cual -espontáneamente-
nació el-intelectual sociales que cuestionan Ia hegemonía. El fracaso
mod-erno, de carácter laico, poseeJor-el
,rna ¡oae. csta experiencia revólucionaria deterrninará un re-
pendencia relativa frente a ias cl¿ses
domirantes, de- de ese intelectual. ¿Hacia dónde? ¿Acaso ha-
rivada de la mayor complejidad de las relaciones
de la aceptación conformista, en el terreno intelectual
Produccrón, pero también de.la propib riqueza y am-
ffial, 9e la vieja hegemonía? Algunos lo hicieron
a'
78 19
R''18 I Ij I S !l''0:. Y .t l, A L]I,,D A I'TÉ*AtURA. Y SOCIADAD
ad, pero otfl¡s contribuy€ron al nacimie8to del rc-
vimiento cultural qüe mfu ha {nfluido desderentonce¡ .
B¡ cuanto a su a!¡pecto de nrptura con Ia direcci6n
.en la,cultura "occidental": el llamado vanguardis- ltural burguesa (aún conservando el punto de vista
go. Sin Iugar a dudas, la vanguardia, a pirtir 3ués cooo guía de ese desajuste), cabe decir que :':
de a partir de ahí donde la vanguardia logró sus rné-
/.:.

Baldelaire, surgg corno proceso de negación, por par- l

te de los artistas, de la dirección cultural burtr¡ósa. ftayores. Ese, desajuste le alcanzó para manifes- ..:il
. -¿.
como reauelta contra el orden constituidq orien-
,::i ] Pero además, ea las condiciones del fracaso reáucio-'
naris del 48 do al intelectual a la ádhesión espontánea hacia
-y la negativa tácitadel
posteriorrrente 70-, la van- fuerzas que proponían la modificación total de las
guardia significa del intelectual a
er¡rolarse en las filas del pueblo. Cuestionando la di- Dicho estado de tensión en nuchos casos
i-cipador (aún en medio de nebulosa!), que des-
rección cultural de -un grupo ideolégico de la bur..
a la vanguardia en relación con el deCadentis- '::-i
_ guesfar'la vanguardia se mantuvo sieapre en las po. m, fue oscilando de acuerdo con los fratasos y los
siciones del punto de vista burgués, dentro de los ll:
úxitos del pueblo. Ante cada acontecimientb dj as.
mites de la'conciencia posiblJ de la burgrresla. El
ccnso social, el intelectual de vanguardia intentó la
vanguardismo fue posibté, como fenómeno- cultural,
n¡ptura de la ambigiiedad y la vinculación con el ele:
por el vaclo creado entre la desintegración de las co, mcllto dináraico de la historia. Estos conflictos his,
rrientes culturales idefitificadas con los grupos do.
t6ricos que permitieron aperturas hacia una Bayor
minantes de la estructura burguesa y lq ausencialib
corciencia de Io real, tuviéron cnorrne inlluencia en
una podemsa corriente de -as.as quq encarase los
afre contemporáneo: ponsemoc ,en la Revolución
rumbos de una renovación'total de esa .estructura,
o en Ia guerra civil española.
transformándose en un estímulo seguro para la'inte-
Iectualidad. Esta precariedad expliiaría, el terreno de
La vanguardia; en su última reducción a lo social,
pifica la vocación de ruptua eon una rciedad in-
condicionamiento social en que se gestó la vanguar.
dia,'pero, por supuesto, desóarta la valoración esté- enemiga de toda forma de arte. Pe¡o
i la crlticA a ese sistema, aun{ue poderosa, se rcalizó
. tica de sus logros, logros formales que, co,¡no todos los el interior del propio ritte*i e, decí, sin rom¡
lde.su carácter, lo son también del conscimiento. Este :¿:q.
pimiento con lo esencial del rnismo. El capitalismo ha-
aspegto estétieo de la vanguardia queda al margeü ,
bía recibido,ya, desde los románücos, criticas ser¡eras.
del funto que ahora interesa destacar: ,., too á*
las relaciones entre.los grupos intelectuales y el pue- embargo, ellas, en general, servían a la restaura-
blo-nación. Por otrá parte, seria simplista identificar a de las-viej,a^s tormas de dominacién social,.que
producido un mundo aparcntéünente unitario
un .movimiento de contornos poéticos y cognoscitivor "

precisos, corno la vanguardia, con Ia órro.á"ión.for. 1l compacto. De esta concepción romántico-resteura-


mal y expresiva del arte; significaría ello asimilarla al dora se nutrirá luego'el decádentismo contemporáneo,
proceso mismo del lenguaje artístico, en cuanto éste ao Ia vanguardia. Pe¡o arnbbs, vanguardia y áecaden-
es sigm¡1e de rrno¡mción de sr¡s elementos, sin,.que ld
Écmo, dent¡p de la riltima etapa dá ciclo úu¡gués en
continuidad de este proceso pueda detenenc jaqá$. cultura, zurgieron a partir de ur miüo hecfio his,
: la ptrida de la aparcene ',aÍcorfit n¡tura¡
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REALISMO Y REALID.AD ERA?URA Y S.OCtEDAD


de la sociedad. También sobre la base de ese aconte- Por ello, frente a cada hecho social
cimiento socio-cultural (y a Bavés de su causa última, Earca el euipuje überador de las fuerzas popula.
' la agudización de la lucha de clases), se gestaríall los desasirse de los elementos decadentistas qtre
elernentos ideológicoa de la nueva cultura sociaüsta. y desarrollar, én cambio, los elementos án-
La quiebra del optimismo burgués alcanzí todas las que están en su seno y que le permiten
manifestaciones del conocimiento; era la rupttrra de *erca¡niento con el pueblo-nación. Ausentes esos
una imagien clásica que había acompañado a la hu' ilon históricos", la presión del decadentismo se
' manidad desde la .muerte de la constelación socio- hla, porque éste presenta un univerro cultural
cultural del feuddlismo. En el campo ideológico ec rólo poético) compacto; estrechamente ligado a
deseaba la desvinculación con lo qug puede llanrarie cosmoi'isión, la del irracionalismo, y por lo tanto
esquemáticamente el iluminismq que había engendra- de una cohesión de la que la vaúguardia ca-
do la ilusión del progreso continuo, mecánico y es- dada su ambigüedad.
pontáneo. Pero la conci-e¡cia de esa quiebra era am- agudización de la crisis capitalista apresuró, en
bigua', ambivalente. Podía serüir (y a partir de ella, casos, Ias definiciones. Los mejores portavoces
Lenin profundbí la síntesis magistral de Materiaüsmo vanguardia, quienes verdaderamente la habían
y empiríouiticisrno) para entender dicha crisis como como forma de "revolución" contra estructu-
un tnomento'del proceso dialéctico que hallaúa zu no compartían, quienes *áos se dejaron ten-
superación en Ia cultura socialista. Pero podia servir ¡rr los elementos decadentistas, finalizaban su
también para estimular una restauración del espíritu rigncia en ella y pasaban a otro plano: el de la
/'- del romanticismo reaccionario, al que ya se ha hecho del marxismo, e! de la praxis que supe-
referenciar.Ese camino el qrre elilió e't decadentismo d punto de vista de la alienación. Esta búsqueda
"s en su origen al desprecio
contemporáneo, tan ligado lsrrinar con la aventura de las ideologías (en el
pol el pueblo y al temor por la ideología grie !o-enca1- de falsa conciencia) e integrarse en una. con-
na en eita etapa del deserrvolvimiento histórico. A del mundo que satisfaciera su necesidad de
P3rtir de ahí surgirá el irracionalismo filosófico, la objetivas entre la conciencia y la realidad,
mitología social que buqcó en entidades metafísicas' el intelectual y el pueblo-nación, ha abierto el
(.la taza, Ia tierra, el "ser nacional"), la "armonla más brillante de la literatura contemporá-
naturalt' q.t" se 'vio como. perdida. No es necesario El ca,¡r¡ino de un ¡ealismo surgido no como pro-
destacar a iuáles extremos llevó la trasposición polí- ii.ó1 dq la vanguardia, pero sí como su sup€ra-
tica de esfos caprichos. a
dialéctica, partir de los elerirento¡ valiosos
, Frente a esta misma situación, la vanguardia, in- Éados por ella en el teneno del lenguaje y del
cvitablemente ambigua, no pudo librarse de asimilar Por otro lado, siempre dentm de un
elementos, en muchos casos poderosos, de la ideologla io inesta,ble, se exacerbaron los aspectos indi-
del decadentismo. Definida como reuuelta, no alcanza subjetivos, introspectivos, propios del de-
por sí mlsma a-la verdadera revolución, pero simul- pero también de la orgullosa. soledad con
táneamente se resiste a confundir fntegranente'con yznguardia h¿bía rehusado comprometerse @n

82 3t
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t. A A L I S M O Y I E A L I'D.rl TTE' I,:ATt'RA Y SOCIEDAD


el orded existente. Ambos límites rnaícaban el Smurrc¡ó¡g oE Ll 'fuTERATURA coMpnoMEflDJt'
proceso de disgÉgación de la vanguardia, el
sin salidas de la reuueha espontánea, que La t'literatura comprometida", el 'tomproniso,f ;
de la tutela de una cosr¡rovisión para subnistir .razones sociales están flanqueando Ia presenci¿
al embate de los hechos que conmóvían crecien esta'nueva respuesta al confücto entre los intelec-
te a la sociedad. y la realidad? No por azaü esta .concepción sc
Estas lineas generales tendidas a través de un ltiza coherentemente en Francia y no es po.r :::.j
j::
cho que no es mecánico, no pueden tener la , tampoco, que uqa vez puesto a punto, ella se
¡ién de agotar todas sus proyecciones y todos ous dispenado a través de toda la literatura occi-
tenidss. Seda demasiado ufano peruar que'un , hzya sido la palabra de orden para una inte-
contradictorio en el que tanta importancia tienen inconformista pero. aúd ambigu-a.
motivaciones-personales y al cual concluyen i El propio Sartre ha analizado con particular agu-
fuerzas que accionan y.rtaccionan entre sí, pueda leza descriptiva la situación del escritor en Francia
aprisionado con la exactitud de una fórmula pa1i1 de la preguerra de 1914; es decir,.a parrir
mática. Por otra parte, este proceso cultural de I último momento de estabilidad y complacencia
queda de contactos permanentes entre el i 11 capas medias, cuando su moralidad laiea, pro-
y el pueblo-nación ha sufrido diversas variaciones yista á la r"anera del siglo XIX, individualista Y ,:l-.
.
acuerdo con cada país, conla formación de sus ica, daba la tó.nica eqpiritual de Ia vida coleco
lectuales con el predominio de detersrin¿da Poco nr4s tarde; la guer.ra grundial, la Revolu-
ideolfuica dominante dentro de similar Rusa, el fascismq la quiebra de las frltimas ilu-
burguesa, etc. Y si he pensado más que,nada en, ines iluministas, engendraúanla literatura'de la ne-
caso franc& para ejernplificar, ha. sido porquq ; el surrealismo- insurgente, pero finalmente
señalaba Engelsr'fue donde "se instauró la domlr de la misma concepciórt del mundo que pre-
pura de la burguesla bajo una forma clásica combatir a través de una "revolución üdlra.
ting"r, otro país de Europa" y en donde, por lo . Ese surrealismo que serla como la síntesis de to-
los procesos de ese ciclo de cultura han podido las ürtudes y de todas las faltas de la vanguardia,
nin*e co4 mayor fidelidad. Fue allí donde mayor resrezclado de decadentismo y de pasión überado-
alcanzó la vanguardia; es decir, dor-rde la ftegaci inconformista per,o inoperante, negador de un or-
csmo actitud cultural ale.anz6 signos mayorcs. Y ügente, aunqlue incapaz de coñstruir algo que
en Francia tanbién, donde se sistematizé hasta i-ese srrstancialmente fuera de eie orden, al que
últimas consecuencias, en medio de tensiones a aludir por medio de cualguier evasión, pa-
gicas arin no su¡reradas, el prograna de tareas de así su cuota histórica con el viejo rom¿ntiiis.
"literatura comprometida'', momento ideológicc nrbjetivista.
davía alienado, todavía bu¡gués, de la.búsqueda ;Bntretanto, distintas perspectivas sacudla¡ I¿ lite-
cont¿ctos ent¡e los grupos intelectuales y ,el &¡a occidental, cuando Europa parecfa incapaz de
nación. E otrot frutot que ao fuenn loc de la lenta ¡goda

,1 26
:-.: - '

, .:.

REALTSM,O Y REALIDA.D !RAT{'RA Y SOCIEDA,D


refinada y decadente, de la introspección, el subjett dando elemeatos elaborados para uni inser-
vismo, la primacla de la letn sobre la sangre. Algo marxismo en la problemática concreta de la
desvitalizado al que le faltaba materia, realidad.de italiana; ajustando las cuentas con el fascis-
la aiaido, asunción sintética de la contradictoriedad también con el prefascismo.
humana y social. Y para esa Europa fatigada de abs' Francia las cosas se plantearon de distinta ma-
tracción, urgida de historicidad, el impulso vino-de Símilar necesidad de incorporar las nuevas rea-
Américá, de sus noveüstas, de Faulkner, de Heming- a la literatura; similáres impactos de aconte-
wan de Dos P¿ssos. La manera en que esta influencia poderosos en escala mundiál; la misma
general repercutió en cada país en particular, ilustra histórica que produce la Resistencia, tdo
sobre algo que nunca eslá de más repetir: jamás son sin embaqgo, una nueva forma de
pasivas las influenciasen el proceso cultural. Según ideológica que entorpeció las relacio-
Io que ¡ss rrgrupos influidos" entiendan como "su el artista y la sociedad.
necesidad cultural, según el carácter de las cuentas la posguerra italiana fue del neorrealismo, la
gue tengan que ajustar eon sus antecesores, elegirán francesa lo fue del existencialisno, de la
lo que les favorezca dentro de la cultura que asimilan. comprometida". Al igual que el neorrea-
Lor sectores disconformistas, distanciados de la "cul' ¡r punto de partida es un reconocimiento.subs-
tura oficial", de Italia y de Francia, sufrieron casi : nada puede sostergr ya al llamado "arte por
simultáneamente la influencia de la novelística norté- . Los sucesos que vive el mundo en esta etapi
americana, pero en ambos casos ella tuvo derivacio' ición entre la burguesía declinante y el pro-
la Italia del fascismo,
nes nacionales distintas. Bajo en ascenso, testimonian la imposibilidad de
- la función liberadora de dicha novelística consistió, que eluda reflejar esa conmociónr en cuanto
esencialmente, en ayudar a barrer con una literatura artista, aún cuando no quiera, está inserto en
de mistificaciones y falsificaciones, embebida en la Ee menester entonces Teencontrar un
retórica de la "prosa de arte" de filiación dannun-. con la história, hacer pasar de la espontanei-
ziana que, a pesar de los esfuerzos de un Pirandello lia conciencia dicho compromiso tácito y tomar
o un Svevq seguía predominando al arrparo de la' Esa intención de compromiso con el pueblo
fantochada imperial del fascismo. Allí, los escritores todo con su parte más dinámica, la clase
norteamericanos ayudaron a desbrozar el terreno don' ), obliga a que, tarde o temprano, se plantee
de más tarde se asentaría el neorrealismo. Es claro de las relaciones entre el manrismo y la
que otros muchos factores, solo mediatamente vincu- contemporánea. No ha escapado a est¿ peren-
lados a la creación literaria, concurrirían en forma I la "literatura comprometida". Sus teóricos,
paralela. Serla, el "nudo histórico" de la Resistencia lr partida, no desestimarpn la t¡tilización de
entendida (o mejor, sentida) por los intelectuales in' conquistas cognoscitivas del materialismo dia-
conformistas como lucha democrática total y no como obligados por la presión de Io real, pero esta
mera expulsión de un invasor político. Y serla, sobre ión se hallaba siempre dentro de los Jími-
todq cl afortr¡nado hecho de la p'resencia teórica de que Gramsci describió alguaa vq- Cier.

g8 t: :: gr
R E A t'rl S M:O, Y R E 'A L I ¡::¡r. T:,U n, Á Y. s o c 1.8 D.Á D,
t6 Fns¿dorés -i*deñala:-- "cqno leadcn de los ."-
uT*it en planos de ncgdividad pura, sin
i ' intelectuales de no podían dejar de
sus paí¡es, ión hacia una praxis transfomradora" Ios he-
de algunos elementos de la filosofía de la praxir ¿ los que. combáte. Ese ,,negativismo antibur-
robuslecer sur concepciona y maderar el que rutrió a la vanguardia-no ha dejado
.de
mbnto filosólico especulatiuo cqt el realismo histori. ¡ece-r n'gnca cn el pensamiento francés
1sóbre to-
cista de ld nueaa teorfd'z. en las épocas de crisis), como secuela de una ac-
Quedó andtado más arriba que no es extra5o I rmántica no superada, como prueba]de la ca-
el coueepto de engagement tomata coherencia n de una conciencia .histórica que resuelva eD
Francia. Dentro de su característica general que marco! de Ia praxis revolucionaria aquello que
haee expresar la ambigüedad propia del proceso € como rebeldía en el plano de lo msral.
tensiones que en esta etapa de trár¡sición vivm La utiliznción por los teóricos del engagement de
capas medias y los intelectuales (lo que explica lunos elementos del maudsrno, urSialmente ,.,
entusiasmo suscitado dentro de las élites de cau como enfrentamiento de la sofocante tra-
los países), eL engageme¿ú.se inserta,ba perfectainen o especulativa del pensamiento francés, no signi_
en las caracte¡ísticas culturáles de la inteligencia en sí nismo un paso decisivo .r, c.rarrto a la
cesa. una descripción minuciosa de esas gración de los inblectuales y el pueblo-nación.
no cabrla en este trabajo* (al que interesan más todo caso se limita a ayudar a destn¡ir definitiva-
aspectos generales del condicionaniento social ;e la coacepción del ,,arte pó,r el arte', desde las
nutrr al "compromiso"), pero siempre será útil posiciones del punto de vista burgués. kro
quejar algunos de sus rasgos. El bngagement, a gese impregnación
egnación mántiens
mán al pensamiento
nensamienrn-fmn¡é<
francés, ao
de sus esfuerzos, no supera el carácter abstraeto de l: de todo, dentro de ms limitaciones üadicio,¡ra,
relaciones del intelectual francés con la rcalidail' U la abstrabción (porque la historia; si no se la si-
carácter ab,stracto que no significa permaneDtemente como proceso de la lucha de
desapego hacia los hechqs pglíticos y sociales ( es también,un concepto abstracto), el mora*
'La
cida es la vocación de mensaie que ha definido el psicologismo y la negatividad. unida.d
pre al intelectual francés), sino preminencia d¿ plaxis t teorla en el man<ismo es imposible dc
loraciones de tipo moral, que en lugar. de atenerse relaf. Decir man<ismo es deeir organizáción con_
movimieqto contradictorio de lo ¡eal, se sujetar rte del movimiento obrero, e ignorar esta relación
esquem¿$ generales despojados de concreción y cntrar en la ambigüedad, en cuanto ella se deriva
venciraüdad. Esta tendencia moralizante del b contradicción que se plantea entre los fines i.dea-
rniento francés, estática y abstracta, aunque y la ineficacia tti los tnedios conlrctos.
hechoe de interés social y político, se vincula con io Sartrc se ha hecho cargo de esta acusación
ProPlo
déficit historicista de e¡e pensamiento y con la y_ha intentado responderla: .tSe afirma

3 Axroxr,g Gnruscl, El mote¡ialimo hktórito y la


-ocasiones ---dice- g.r" tr,tot"os libroe reflejan las
la pequeña burguesía que no se-decidb
de
losofb h Bcn¿datto Crocc, Lauttro, Buelor Ai¡€tr I el proletariado ri por el-capitaúmo, F* iako:
p, 87. (Bl mbryado mc pcrtcrrece.)

2t ,0
;'

RG'ALISMO Y RIALIDAD LT'.TI¡'A T'UN.A Y 5 OC r ID A D


nocotros hemos tomado Pa$ido. A csto nc replican a los hechos. No habría aquí lugar, entonds, para el
que nuestra elección es ineficaz y abstracta, que es reproche y efectivamente él no Cabe para el principal
un juego de intelectuales si no va acompañada. por' ¿eórico del engagemezú, asistido en s,rj juicios sobre el
la adt¡esi¿n a un partido revolucionario. No lo niego,l gaullisr-no por una concepción desmitifióadora, realista
pero no es culpa nuestra si el PC no es r¡n partido - y política. Pero no se trata de juzgar hombrei sino de
revolucionariot' 8. apreciar corrientes ideológicas cuyas pruebas de va-
Más adelante, bn el mismo textq detallará las raj 'üdez están tanto en la ioheretrcia particular entre
zones políticas de ese juicio. Sus palabras son de.1947, sus fines y suq medios, cuanto en Ia c-oherencia gene-
pero Iá argumentación reaparecerá muchas veces du: ral entre ellas y el desenvolvimiento de lo reaÍ. La
rante el complicado capítulo de las relaciones de crisis de Ia intelectualidad francesa actual és crisis de
Sartre y el Partido Comunista francés. Bstán en 1á una-.colcepción ineficaz, la del .,compromiso,'r pirla
' medir
base, ciertamente, de ese costado panfletario del pen' las- ¡elaciones entre los intelectuales y ui iru"-
samiento "comprometidott razones filosóficas, eontr¿l' blo-nación, entre la conciencia y la realidad. Corr..p
dicciones entre su ideología y la marxista que no han ción tanto más dañina por su ambigüedad, porq,r"
si{o superadas. Pero aún sin desconocerlas, cabe se' presentarse como identificada con los fineJ dei mo_ "l
' ñalar este hecho objetivo: el acercamiento con la vimiento-obrero, interpone entre éste y el intelechral
organización política del movimiento obrero se ha re' deseoso de integrarse a é1, una muralia de interme-
forzado en los momentos de asce¡rso de la lucha po' . diaciones ideológicas, surgidas de Ia falsa conciencia.
pular y se ha debilitado en los momentos de repüe' El cngagement ba alentádo Ia ambigüedad de las
gt;,J," presión d" lo .eul es, po, fuera de lu iir"a capas medias tocadas por la crisis geneial del sistema,
potémica ideológica, un elemento catalizador imp que se resisten a adhérir a é1, pe"ro que simultánea.
iantísimo segrin cual sea la dirección en que ella Eente no quieren abdicar de la pretendida .,autono-
dlerza, porque el "compromiso" no alcarlza, por sí mía de los intelectuales" frente á l3s formas orguni-
rólo, puiu orientar al intelectual entre las'contradíi' ?tivas concretas de la pr4xis ¡evolucionaria. Vincu-
cionei que plantea la dialéctica de la lucha de lada por una misma situación general pequeño bur-
El Partido Comunista, según Sartre, no es ya iguesa, welven en la teoría del ..comprómiso' las
partido revolucionario. Bien; pero sin emEargo, @nstantes de Ia vanguardia.
iririt qrr. precipitó el advenimiento del gaullismo Ponque, ¿ar qué compromete el ,.compromiso"?
poder no ló encontró desprevenido, en tanto, la ma' Ante quienes censuraban s,, ,rag,redad, Sartre res_
yoría de la intelectualidad francesa nacida al ¿mparo ¡nrrdía: "Yo diría-que r¡n escriór está comprorne_
-difícil, vivió llena de
del 1'compromiso" perplejidades fd9 cuando se eduer¿a por abarcar la corrciencia
momento por no saber apoyar su actituil s lúcida y completa, es decir, cuando t*to p"r"
una orgánica y conciente elección de clase. como para los'demás, hace pasar el compromiso
fue, a pesar de todo, quien mejor se_orientó Ia espontaneidad inmediata'a lo
".n¿*iüááo"..
pesar de todo, mucho no se ha avaazado
s Jrnw-Peur. S*t*t, ¿Qué cs la lit ratura?, en cuan-
Bue¡o¡, Aires, l95Q p, 227. r Jrex-Peur, Senrlr, ibülcm, p. g6,

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R,I A L I S M O Y. N E.A L I D A D I.T.EN,AT U N,A Y S O C IED AD '


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tó a la delinición concfitta. del a'courprmiso{ por- Sartrc advirtió en 1952, con notable lucidez, el
que Io que señala su carácter abstracto no es el me- Iroceso de su amigo Camus: "...su nbral se cam-
canisu¡o de zu funcionamiento (de la espontaneidad bió cn úoralisuto, hoy sélo es literatura, quizás ma-
a la conciencia), sino el punto, de partida moplizan- ñana eea inmoralidad". En Sart¡e, la tendencia al
te con que regla la relación del intelectual con Ia Eoralismo y Ia tendencia a ubicane de manera cla-
sociedad. El "comproraiso", en síntesis, no alcanza lista en cl conflicto de la sociedad francesa, ha prc
para orientar una relación justa entre los intelec- yocado . tensiones que aún no han concluido .y que '

tuales y el pueblo-nación, porque lo corroe la mo- quizas no concluirán nunca. Pero el Sartre más lú-
ralidad abstracta. El contacto entre los intelectuales cidq más total y más veraz, ,no es el fundador del
y la realidad gs *¿ri¡'en su negación- político; lo RDP ni el übelist¿ arrebatado de noviembre de 1956,
es en lia medida €ri gue la política ¡esume Ia accidn dno quien presentó al lector franc& a Henri Alleg,
coqcreta de los grupos sociales sobre el conjunto de o quien adviriti{ en horas dlficiles para Francia,
la comunidad. La polltica es la úa para tomar his- la entraña real del gaullismo.
tóricas las corrientes ideologicas que aparecen como Muy bien, se dirá, el compromiso de los "compro-
independientes del entorno, como absoluta¡nente au- Eetido6'' es .eminenternente moral, ¿y qué? ¿Acaso
tónomas, como mero producto de otras ideologías. valorar negativamente esa actitud no es colocarse
La moralidad abntracta supone, en cambio, la crea- tmbién en el plano de Ia moralidad abstracta? Sólo
ción de categorías ahistóricas y ajenas, en última re- 'una dialéctica de fines y medios puede ubicar co-
ducción, a Ia praxis del hombre. La moralidad abs- mectamente la respuesta. La crítica al mgagmnent
tracta engen'dra el conservadorismo, el conforg¡ismo única.s¡ente puede tener vigencia midiendo su.ambi-
.
n en las crisis históricas, la reaccién d. gngd"d íntima, su ineficacia final. Que el "compro-
miso" juzgue en última inst¿ncia lo real de acuerdo
Ú Señala Granoci acerca dc la¡ relaciones eot¡e moral @n las pautas de una moralidad abstrzcta, no ten-
y pollüca: "... e¡ un conflicto todo j,uicio de moraüdad dría ma.yor importancia si sus adherertes no se trro-
er absurdo, por$ie solo podrla ser fundado ¡obre los datos
de üecho cxiitentes que, precisamcnte, el conflicto tiende a pusieran de manera concier¡te un desenlace socialista
modificar,.. el ú¡ico juicio posible er el polítiéo; c de- para la crisis actual. Si el pensamiento "comprome-
cir, cl de la correspondencia del medio al fin. . . Un con- tido" se autocalifica como de izquierda segura-
flicto es "inmoral" en cuanto aleja del fin o no crea €on-
dicioires que aproximén al fin (es decir nor crea mldio¡ efi- mente lo es, de manera sentimental- será -ynecesario
caces par¿ la obtención del fin) pers ao es ',inmoral" des- ju¿garlo en el marco de su efic4cia para conseguir
de otro¡ puntos de vista "moriili¡tas". De tal modo ¡o se ar objetivo. Sera necesario averiguar si sur medios
puede juzgar al ,hombre político por el hecho que tal
corá úea.o nc honesta, sino por cl becho quc mantenga o
¡e ajustan a sus. fines, ver si en los primeros se su-
no rur comprobisor (y cn este mantenimie¡to de rul com- pera un pensamiento alienado. Y entonces un exa-
ptomiror puede estar compread.ido el "ser honcsto'r, es de- men imparcial, objetivq lereno, demostrará (con
cir, ler honesto puede ser u¡ factor polltico neeeoatio y mucha mayor claridad en los momento¡ de c,risis)
en general lo es), pero el juicio es político y no noral."
quc no hay, en matgria filosófica o política, un '!t€r-
(Notc stl Machiaaclli, sulla'politíca i sullo *-ao modtao,
Gr camino" ni una integracién posible -aque in-
Einaudi, Toriao, 1955, pp, 142 v 143.1 '

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..-,-,..1:' . -:,:, :: . ..

RE A L I S M O Y': R E A L'I ,D A,b LITERATURA Y SOCIEDAD


eviiablemente será y¡¡xtaposiciór- entre el marxis brrrguesas y-!a nq¡ela existencialista". El peso para-
mo y los lezagos del puntb ae vista burgués. errc t sita¡io de lá trad^rción retórica del pensarpiento
única posibilidad de trascender este último ."t¿ * francés, fue; finalmente, más poderoso que las albri*'
la ins€rción conciente del intelech¡al en el morri- cias ütales que se incorporabin desde América.
Salvando ja noveHstica soviética, afiebrada por
miento obrero, rnediante una clara y definiila elec: \
cién de. clase. la lrlsqueda de una expresión coherénte con Ia rlle-
va sociedad y sostenida por elementos más épicos
4. Los cAMrNos DE Lo REAL que nartativos, tal comc lo ha señalado agudamen-
te Mariátegui, la novela norteamericana de los años
r ¿Qómo se manifestó, en el orden de la creación 20 al 40 representó el punto más alto de las pori-
Iiteraria, la ambigüedad del ,tomprorniso',? En el bilidads narrativas y el modelo más codiciado por
t - prnto de partida cxti la reacción contra ,rrru iitu- las élites de casi todos lo$ países capitalistas. El crí-
ratura analltica, enamorada de las forinas, podere tico americano Ha"ty Leün ha explicado bien las
samente retórica. Ese agotamiento de una iultura razones de ese prestigio de los narradores yanquis.
'' 'que no resistíá la confrontación con las tensiones
, Señála que cpn su influencia sobrc Europa, se repi.
fnternpOráneas -literatura de situaciones mediaÉ, tió un fenómeno común para las postrimerías. de
Ia ha llamado Sartre- explica el interés suscitado cada ciclo históricó: la interpretación de una cul-
en'Europa por la novellstica nofreamericana. ya ha tura tradicional mediante una joven energía bórbara.
quedado mencionadq a propósito del caso italianq Esa energía bárbara se manifestaba mediante di-
la cai'aeterística que ¿sume esa influencia. El ¿aun- ,r"rrar Frente a siglos de tradición in-
'do desptegado a través de la novelística norteameri- "*periencias.
telectualista (claramente advertibles, especialmente
cana sra completamente distinto a Ia sofocació,n en el'caso francés), la novelística a¡nericana reivin-
I!.tera1ía (en sentido opuesto a poética)_, propia de dicaba la sensación frente al pensamientq el mundo
la situación cultural europe& Asl, Hemingway y de lo vivido frente al mundo de lo meditado. Era el
Dos-Passos,'que entendían la literatura como una t€encuentro con la materia, aprehendida directanren" . : t":l
{orm1 de acción y no de contemplación, y Faulkner, te par los órganos de los:sentidos. La realida-d tiene
que buseaba el fondo instintivo de lo vital, signifi, forthas, huele, es jugosa, s,ólida o blanda; se lia ver.
. .:...:.

carqn una liberacién, un estímulo para el en}.reo. se la pálpa, se la oye. En Ia realidad transcurren
:--::

tamiento con la ¡ealidad. horh,bres que ürren, hombres gt¡e no se dofinen a si


Cierto es gue, a pesar de todo, Ia literatura .,com-. {nismos, sino que se hacm.a si mismos, hombres dé
prometida" (y especialmente la ontología que de came y hueso, situados, que debei tomar partido,
ella se dedrrce), no traía una ruptura suñtancial ccln qug deben elegir en cada acto. Por ello, la literatura
el pasado literario francés y en muchos aspectos l| es un acto de fe, no una profesión de seminaristas,
:..2i

continuaba. El malogrado Henri Mougin ló señaló: Todo esto vinculado con la. on-
"No. por escribir a la manera de Faulkner se cam- -tan estrechamente
tologla existencial* traía en su seiro la literaturá
biará algo; hay continuidad entre nuestras novelas norteamericana. Es claro que traía otras co6as, que
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NEALISMO Y R E A,L I D A D I-ITEl'ATÜRA Y SOCIl,DAD
ii','
¡:
fueron las advertidas por los novglistas .italianos, "materia", la exaltación de lo "vivido'', la destnró-
pero; como ya se ha dichq de las influenciar sorí ¡er- ción del .análisis y la incorporación de técnicas que
ponsables los influenciadoe y no los influyentes. La faciliten su expresión, derivadas de la influencia del
teorfa del "compromiso" necesitaba estos asp€ctos y cine, de la novela policial y del periodismo, en las ta

ellos son loe que tomó. La norrellstica norteameri- que el hecho triunfa por encima de cualquier inter-
prctacién verbosa del artista, no ba¡tan para asumir '
cana daba a la üeja cultura en decadencla la posi-
bilidad de liquidar una tradición perniciosa: la que grofundanente la realidad'"tal cual es". Fs que en
el fondo la reacción antianalítica se congelaba en la
determinaba que el mito literario no concordase con
aprehensión de la materia de la reaüdad y no de su
la realidad histórica- He procurado definii Ias limi-
esencia, tentátiva mediante la cual la lite¡atura "com-
taciones por las cuales tampoco puede el "compro,
oiso'' aprehender la esencia, de Ia realidad histó¡i- p¡metida" sg gmparentaba con el viejo riatumlis-
ca. La captación de la sensualidad de la materia; mo.'un naturalismo distinto al del siglo XIX, gor
aunque superc Ia frigidez de un intelectualis¡no dis- cierto, en cuanto los'datos cultu¡ales dentro de los
que se gestaba eran otros. Distinto, porlue no podla
plicente, no alcanza a emparentarce íntimamente con
desconocer que surgía como reacción contrá una üte-
lo que Lukacs ha llamado la esencia objetiva tde la ratqra ¿bstracta y analltica que, de algún modé es- :.1

realidad.
taba presente en la negación. Distinto, finalryrcnte,
. Conocidas son, a través de la historia de la litera- poq¡ue se nutría de elementos técnicos nuevos que
tura, Ias diferencias entre las tendencias naturalistas anpüaron el horizonte formal de la novela.
y realistas corno for¡na de asunsión de lo real; Eric ioo r fuerza de pretender librarse de una expli-
Auerbach, entr€ otros, ha seguido en Mimaii, con cación minuciosamente causalista de los actos humal
apasionada eruáición, la suerte histórica de la trasj nos, la literatura caíia ,en r¡na tra¡npa peligrosa: la
posición de la realidad en el arte literario. Pero es del irrac¡onalismo. lln este sentido, la novedad del ,..i
plaro que cualguier ensayo de definici6n de ambas ''compromiso" no s5 tan gra"ncie y a qsa continuid¿d 't"t]
co¡rientes es válido sólo en cuanto las líneas getwa- :j
en el seno de la cultu¡a burguesa posterior al ilu-
les de desarollo del reafismo y del naturalismo no
I

minisno se refiere el citado rlenri Mougin. La co- ,i


han variadq aunque en cada momento histórico se ronac¡on de esre p¡oceso es, precrsa^pente, la toua
'hayan teñido con las conquistas de la cultura con-
sarlreana de l,a literatura. Exalta¡ f'lo vivido", con- ,'i'l
temporánea. Cualesquiera que hayan sido esas dfie.
rencias contingentes, algo queda como definitivo, al-
tiaponer .la accién a la definición, mircntras en La
base se halla una concepción uo materialista de la
go que puede esquematizane en dos palabras: nien-
lras el naturalismo ha sido o<presión de lo rial inme libertad, ciguÍfica da¡se de bruces con el irracion¿- '

diato, el realismo ha intentado apropiarse de lo rcal lismo. No creo qug la üteratura deba prescinür dc
tal caal cs, no tal cual.aparento ser. El culto a la la apnelrensión del. cleürerito irracionEl en Ia cop-
86 tl :.1

,l
I

*"1
I

REALISMO Y RE,ALTD TT. ERA T.U R A Y S O C I E D A D

, ducta humana, pero si pienso que ese mpmento debe' Que en la forsra de la narración se .elimine Ia
ser s-ituadq integrado dentro de la conciencia del persona; gue se desanolle el relato en pri-
' hombre. La realidad queda, de otro-modo, trans- aera persona, el monólogo interior o la "puran' ob-
' formada 'en un recinto gratuito en el que los hom- jetividad del hechq no hace 4l fondo del problema,
. bres actúan sin otros frenos gue sus propias reaccio- ¡r¡nque como tdo dato de la técnica literaria, apor-
nes. El subjetivismo, entonces, no desaparece; se h adem¡is de progreros formales conquistas ceflno6-
. integra con el esplritu del viejo naturalismo que citivas. Estos son elementos accesorios que por sí no
transcurre por la superficie de lo real, creando un diminan la visión alienada de la reaüdad. Y ésta es
r¿oturalivno subjetioista que entre el psicoanálisis. y la verdader¿ tarea de la literatura coritemporánea:
la ontología existencial construye sus bases teóricas desmitificar, acabar con el idealismo, intürane a
y con for.mas narrativas sintéticas, directas, gue P€r- la la libertad, introducitn'do en
luchd humana por'
miten separar, en apariencia, al creador de lo crea- d'contacto de la conciencia con la realidad una
dq su pra:<is,literaria. Esto añaüdo' a la intención concepción del mundo que redescubra su esencia
: de moialidad abstracta que busca "combati¡ todas objetiva.
tas injusticias, veogan de donde vengan" y al anhe-
. b {:r.ya. rnetafísica qu" 1!T1}" ."¡ror dentro la
condibión humana en su totalidad", da la clave
-se-
ñalada por Sartre en $us escritos de 1947- de la
literatura "corn¡rrometida". De una üteratura que,
corno también ha anotado Sartre, se 'gropone obras
, en las que .se "re.co¡cilie lo atsoluto metafísico y la
relatividad del hecho histórico". Con lo cual, a pe-
sar del' culto a 'la "materia", de la rehabilitación
de lo Ívividoo', de la destrucción de lo abstracto por
lo concreto y de lir analltico por lo sintéticq vuelve
a renacet por vía de esa reconciliación ilusoria en-
. tre el abnoluto metafísico y la relatividad histórica,
el testimoniq la literatura de tesis, la voluntad de
probar. Bs que sólo coincidiendo con la esenci[:dg
lo real, es'decir, solo mediante ejl realismo. podrá
evitarse que en la aproximación al nundo hrfmano
r€nazcan las trarnpas del viejo naturalismo.

98
89
II

IMAGEN PROVISIONAL DEL REALISMO

1. L¡ rsqNcrA DE LA REALTDAD , .-

Encarar una defensa del realismo puede supone\


a primera vista, una tarea riesgosa, tan atiarataHo
está el concepto. Entre nosotros, desde que don Car-
melo Bonet asumió el principado de la crltica con
un €sforzado trabajo sobre el realismo literario, las
cosas han ernpeorado al respectó, a pesar {o tal vea,
a míz) de que'su autor se manifiesta partidario de
é1. Pero, ¿qué significa el realismo para estos dóuri-
nes coru€wadores que se han apoderado del términó
y lo han'intoxicado de falsos contenidos? El realk-
mo equivaldria a una decisión restauradora de co.
rriéntes literarias "normales" frente al desordgn "pa- ,

tol@ico" de la literatura contemporánea; en una


palabra a la defensa de una retórica academicista
vinculada con la cultura del siglo .XIX, previa al
nacimiento de la experiencia de la vanguardia.
Este congelamiento reaccionario (con el que coin-
ci'den algunos que pr€tenden orientarse en el mai-,
xismo), ha causado nucho daño a la crítica litera-
ria.' Para comenzar a destruirlo será menester, sin '
que este trabajo agote la .ta¡ea, reubicar íntegra-
mente, desde sus. bases, al cb4cepto. Definir, entonces,
al ¡ealismo no como una nueva (o resurecta) pre-
ceptiva, sino como un intento de "aprehensión cons-

41
i:!ñ':'.
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:....R E.¡ L I.S M O Y R E A L T D- .{..8.. üÁ6tlN :PR&vldtoN.AL I)'E'L,'n.EA! ts Mo


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ciente de tendencias reales en la profundidad de Ia !rcncia y fenómeno, porque ellas no son simples, ca-
: esencia de Ia realidad" y plantearse, antes que una ,-tegorías abatractas del perwámiento humanq írno
:: interrogación estética, uni interrogación gnoseológica momentos de la realidad. De una realidald que po-
gue exprese cuál es esa realidad de la que el arte !ee, como una infinita geografía, üve¡sós grados
debe ser imagen veraz. ,:.-no estáticos sino dialécticos- que se van relativi-
Hay una iealidad que se revela inmediat¿mer¡te za¡rdo sucesivamante. Así, cada esencia es, a la vez,
: al contacto de los sentidos: la realidad de lo inme- ¿pariencia de una esencia nueva, hasta el infinito6.
diato, de lo momentáneq de 1o fenoménico. ¿La El a¡té ha intentado siempre revelar en su máxi-
,, apropiación de esa reol,iddd será el objetivo del arte? rira profundidad el conflicto humano. Es decir, el
prebaio de qlla laten, sin einbargo, otras caPas que conflicto del hombre, como ser sociáI, que busca'su
la completati, le dan significado y valor; La reali- ¡eal hurnanizacün. Ese proceso es total; define a la
dad no ie agota en su manifestaeión exterior, la que lucha contra la-alienación y culmina en la destruc-
, le otorga sólo zu a¡:ariencia, que en muchos casos ción áe las fomras opresivas desatadas por la divF
es contradictoria con su esenci¡a y que siernpre es su kín clasista de la sociedad.
:.' i¡nagen incompleta, en la medida en que 6e la con- En tal sentido, sin caer en inocentes optimismos,
ternpla en forma estática,,sin relación con la' lucha nuevo paso teórico"práctico del hgmbre signi-
de iont¡arios que se desarrolla en su seno. El arte,' fica una tentativa dolorosa poi no contradecir esa
como parte tofaüzadom del proceso'general uru-tario realidad, por entcnderla;'en última instancia, por
,:- de ap-mpiacién humana de la realidad, debe aspirar ponerla a su servicio.,Ia gran conquista del m¿rxis:
: a eliminar las parcelaciones, a aprehender ese coln- ulo es ésa, ¡rrecisanente: sobre la base de todos los
parciales que forman el co,njunto de la cul-
, ttos y grupos, sociedad y,naturaleza actúan recípfo- 6 En este pnoblema fúnda¡nental de esencia y fenóme-
cafltente, como una totalidad omnicomprensiva. el realismo se separa neta[rente del mecanicismo y del
corno funda'
"Un problerna gnoseológico se p.lantea legisla entre alisnio. "L¿ teorla y praxb naturalista l.lu-
' -teñala
rnentaf para el diálogo que la estétic¿ iT.go?¡iga yapariencia y erencia de_ un modo rnecánicq
' dialéctico, en erta tu¡bi;a mezcla es necesa¡iamen-
el artista y la realidad: eI de las relaciones entre el la esenci¿ la,que ¡e¡ulta ensombrecida o aún hecba
fenómeno y la esencia. Aquí, alrededor de este tema del todo en la mayorla de loo casos" (Il mar-
, de lo esencial y lo aparencial, se han resurnido per- ¿ la critica lcttoaiia, Einaudi Torino, 1957, p. 4l).
' más adelante: "En cuanto a la literatur-a y a la
manentemente los éiitos y los fracasos de la estéti-
de la¡ foocas dc decadencia, ellas suelc¡
ca; en cuanto la praxis artfutica --eliminado el ca" a las.antgriores esta. falsa tendcncia: eir el lugar dc la
' non exterior de la preceptiva- sólo puede ser en- rdera investigación de la esc¡rcia se ub.ica un juego
- frentada pata una valoración final, con la esencia andogfar su¡:crficialer que prescinden de fa" realidad
.. ), éstas vacías con¡trucciones se rellenan derpués de de-:
aaturalistal, ipp¡e¡ioni¡t¿s ¡ e&t ! las partcs inorgá-
vidald verdadera. !$tc conectsdas se agrupau eri una seudo u¡id¡d
La apropiación cle esa objetividad no puede pter' una cu€rte de mistificada "concepcióa del mun.
cindir del planteo exacto de las relaci¡rres enJre

42 4s,
*!,:' 4:: -';:.;':f' ;;;

R E A L I S M O Y R E A L I D A-D' AGE'N PROVISIONAL DX,L n EALISI'tO

tura, pernite, mediánte el instn¡¡nento de su dialéc- . nargen de esta caracterización general del realismo,
tic¿ materialistá, "percibir la naturaleza tal cual es" ld margen de considerarlo como método propio del
(Engels) q dicho de otro mdq poner al servicio erte, qued'a otra aspecto a precisar; el que más
=in-
del hombre, de su libertad, el coirocimiento de las - Eresa a loe efectos de esté trabajo: el realismo corpo
leyes que prtslden el desarrollo de la naturaleza y tendencia afiístico-cultural, enfrentado a otras ten-
de la sociedad. dencias, nutrido sucesivamente con los aportes to-
Así, la historia del arte se enlaza con la historia tales de cada etapa del conociniento humano.
del uabajo social del-hombre. Con la historia de la El ¡ealisrno como tendencia, se va configurando al-
lucha humana por la libertad, por el fln de 'la alie' rededor de uno de los elementos que caracterizan al
nación, por la riqueza humana en el sentido triun- ¡ealismo como método propio del arte: la historici-
fal que le ototgaba Marx: "El hornbré rico es aquel dad. Se nutre con elementos hi'stóricos dados por la
quc tiene necesidad de una totalidad de manifesta- crrltura de su tiempo y s6lo puede ser juzgado de
ciones hum,anas de la vida, el hombre en el cual su acuerdo con eSa historicidad. La moderna crltica maí-
propia realización existe como una necesidad interiof'' rista.italiana ha precisado'con bastante er<actitud los
A partir'de ahí, del mismo modo como saldrer¡oa de lltnites que sepa¡an ambos conceptos del realismo ?.
la preshistoria social para entrar en la historia' tam? Y er ese sentido ha criticado acertadámente ala r¡n-
bién para el arte tendrá lugar el momento de la ex' cepción -gue intenta fijar, en una época histórica de.
pansión total, como salida para esa "necesidad inte' tarrrinada, un ejenplo inmdvit de.reaüsmo ideal, al
rior" que sentirá el nuevo "hombre rico", anticipado que se ubica como modelo del cual descenderlan todas
por el joven Marx en sus Manuscriúos de 1844.' las otras etapas históricas del realismo. Pertenece a
Lukacs esa úobrestimación del realismo del siglo XIX
Despojada la consideración de la'pra:<is artística dc crítico o burgués- que bastante perjuieio
-llamado
ha ocasionado a la crltica üteraria marxista. El valor
cualquier "excepcionalidad", mediante la ligazón--que
debe establecerü entre ella y el proceso general del de un Tolstoi o de un Balzas o de un Stendhal es
conocfuhiento humano, y aceptando que el sentido incuestionablg pero resulta ilusorio creer que elloó
final de ese conocimiento es la utilización de las fuer- ? Véase: de Mrero
;;il;;; ;i h;t;", al servicio del hombri, h Dr Mror'ar-r-r, La auanguatdia ar!ís-
tho dcl 900, Schwátz, Milano, 1960; de Ce*¡,o S¡u¡-
noción de realismo adquiere nuevos perfiles rcvelado- x*4 Miti c cosei¿nza dcl dccadentismo italiano, Eeltti-
res. Ella se identifica tráciiamente con el propio pro' relli, Milano, 196Q cspccialmente 8u Introducción; dc
ceso del arte. Dél mismo modo que todo pensamiento Ger,v¡No D¡l.¿¡, Vor.pn, Crltica dcl Gtsto,
-lfilano, 1960; y en gcneral la colección de laFcltriaclli,
revi¡ta r!
tióne su'origen en la realidad, ,aunque a rnenudo.la Coatcploránao, sobre todo el númcro ll de 1959, en el
contradiga, el arte no se explica sin la presencia de ,,Los
que Ee ¡esume el debatc que sobre problemas d¡:l rea-
ella. El reaüsrno, entonces, entendido como forsra de li.tao cn ltalia" tuviera lugar en el Instituto Gramsci,. y
d nlrnero 18/19 del mirmo año, c4 el que puede halárú
.
i'aprehensión'consciente de tendencias reales en la
prófundidad de la esencia de la realidad', co@d: d
-t€stimo¡io ¡otre las discusioné¡ icercá ¿J
.,Vanguardia
'y decadentismo", mantenidas también en el Instituto br"-r-
Con los funda¡nentos de la praxis artlstica. Pero al ci dc'Roma ,4,¿ |

tt &5
*:¡:..n ..:
";;'.,*¡;=ffi14i
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:,::.i '' . t .. :.-il-,

R.E: A.L T.$ M O Y.. .R E A L I,D A".D

han fijado un cariol etemo o que el nuwo realisno érización - l' *


deba ¡er una sirnple prolongación {e aquéI. Esa ,4C', de eSa p.raxis debe hombre
partir de un examen del .'._;;:

titud algo mecanicista ha perjudicado una'v¿lgracién' en sociedad, Todo ho¡nbre posee una determinaila con- ' i-a ,
eficaz dól lhma'do naturalismo ioliano y, sobre todq cipcien del mundo; es dür, tiene una ¿"tñjr"JA" ,,'::,,:
de Ia vanguardia,- a menudo' identificada equivocada- serie de valores que fijan su relación ¡on Ia reaiidad, '

mente con el: decadentis¡no que ordenan su co¡rtacto con otros homb,les, que le dan
Qomo tendencia artísticecultural, el realismo se va sentido a su actividad. Siempre hay un nú'cleo inte_
rutriendo de todas las conquistas humanas. Defender lechral, determinado por r.rna culturá, que prteide las ' '
,1
esta coritrapo$ición entre el'mátodo realista y la ten' acciones de Ios hombres frente a ta reaiidail. y el ar- i..
¿l¿ncío realista, significa refirmar que la creación ar-': asta &ba-ttebajar con toda Ia realid&, una realidad
.,,
tística no está imEresta a paftir de cualquier modelo cuyo sentimiento y se revelarán .n él
estético, sino que surge del seno de'la realidad de su ",.,yu "orrci.rrcia
como forrra, como organización de determinados con_
tiempo. Hay, pues, un a,rrplio capítulo- para las re. tenidos en los que estárá presente su visión dehnr-undo. i,-..j,
laciones entre el nuevo realismo y la cultura contem- ..r
En ulw
este *¡¡r¡uv, es útil
sentidq Es la.definición Oe
uLrl ra.qerlntclon parrese: rla
de I'¿vesg: -Ia . :,,12
,:.I:.i
ooránea. que deberá ser exarninado más detallada- pogfa es Ia im4gen clara de aquello que erl la gx_ ,,É
in""i". uri capítulo que no- puede desconocene sin periencia nos pareció oscuro, mirteríoio, Orobl¿má_ ,t.
el riesgo de anquilosar la imagen del realismo-,,d-e tico". Frente a üna realidad aparencialmente caótica. '-
transfo;marla .n ,rtt canon conservadoi inmóvil, li'' eJ.qtista reatiza el proceso al-"
gado a una etapa pasada de la cultura. Es decir, sin' del lenguaje de una cosmovisión "pr"rr"rriil;;;l
que descifre, gue :.
.,
*¡i
él riesgo de asesinar la esencia diná'mica del realismor. nombre, que dé sentido a 1a3 cosas rnediante.rn i,ect¿ '. l.;.i,:.
en nombre de su defenta. tabla de valores. Es el camino general del'conocimien- Í;,.,,
to, con la difereneia que al a.tista no le interesa un ..,.-.jil
2, Er. REALISMo corv¡o l¡Étooo a"P,Ttg parcial de la actividad humana, sino la to ,
, r=*
talidad de esa ex¡reriencia e. .Como seiala Lúka;,
, ,i.¡;
¿De qué manera actúa el reaüsmo iomo método?
La-pregúnta podría suplantarse Por_esta_ oJra: ¿Cuil ha dcjldg anot-ad-os loe puntos de parrida fi-
-,^,1_,1l"gy caracterizan al hombre-artista, '',
es lá esencia de la praxis artística? Si "el arte (es) la :lologlcof .que a quien de_ '

forrna más alta, la más pro ndamente elaborada, la 11le:,.P¡€9uame.ntg:


pol- era capacidad totalizado;a de la: :_,.i1"
experrencra rea.l. "La vida rnue¡tra con toda evide¡cia _-di_ : 1,;r".,-¡
más condensada de la apropiación por el hornbre de ce Pavlov- que cxisten dos cla¡es ¿e p.rrorr"si los artis- .....
su naturalsza" t, s proceso omnicomprensivo e,lu,, tas y los pencado,res. lJnos, los artistas áe todo
s¿";*, ;r- ,.
1'

experiencia hurñana no podrá resumirse linealgrentq' :ft"".1, múricoc, pintores,-e-tc., abarcan la ,ái¡,f,.J-i.i.sr;
:
,
.cual., .l Ploq"_., la realidad viva, sin fiácciona¡¡ieito ,':,¡d,
tal
La definición, tantas vecés imprecisa, de forma, con-, y's¡r¡ drsociación. Los otros, los meditadores, la di¡ecan y ,. ,]
tenido, técnica, tema, etc.' hace que la apreciación del la matan, qpn pí decir, hacerr de ella p.*irorü-*t. r.- , :.
proceso del arte se tiansform. uo ttttu e*presa dificil¡ e3quekto y la juntan de-núev.o, pedazo por pedazo, edor_ 1.-'

s HpN¡r ?á"qof _p-o,r reanir.aila, lo quó no e¡tcramente


L¡rr¡vr¡,
p.
Conüb¿ción a la estéti.ca, ?rocyon' l?To: Y lueS'o de relacionar la actividad
"o".igrr¿ri
del artirta con
Ia forma de apropiación de la re¿lidad.que üenen los
..:'
Suenos Aires, 1956, 79. nifios, :_li¡:

, 4.7
t*6 ,r.¡'€
n.EALISMO R. E A L I.D A D IMAGE,N PROVISIONAL DE,L REALTSMO
!

"caÁa parte'de vida representada en el arte no 90- Existe una unidad'esencial entre los contenidos y la
rrespoide a alguna parte determinada de vida, sino forma, en la que la primacía está dada por los con-
r un" totaüdad particular de la vida" 10' Pgrque l9s- tenidos.en tanto son ellos los que fijan la rélación del
contenidos no 6o,n otra cosa que la rtalidad tomada poeta con el sentido de la actividad humana total; pe-
sintéticarnente en deternrina'da circunstancia ; realidad ro una vez transformados en producto artistico, esa
que tenderá a la conciencia en la medida en que vaya totalidad no puede descomponerse en elementos sim-
to,mando forma. ples, porque los contenido"s serán ya forma; es decir,
La forma es el modo en que el sentimiento y Ia conJ- que determinado momento de la vida en la apreciación
ciencia de la realidad aparecen en el artista. No es intelectual y sentimental de un artista, se habrá con-
otra cosa que la síntesis.oqgánica de todos los conte- vertido en forma de conciencia y en qxpresión de ella.
nidos que iijan la relación del po.eta con la realidad' Esa expresión se logrará por medio de las técnicas.
EI poeia trata'de hacer comprensible para sí,mierno la Es claro que no se trata de un proceso escalonado sino
te"tiapa que lo -rodea. "El acto de la ppesía -dice' simultáneo y que la séparación de todos estos elemen-
Paves)- (. . .) .t una voluntad absoluta de ver claro, tos que actúan corno unidad, sólo puede hacerse Pro-
de reducir la ratón, de saber". Este Proceso se le re- visionalmente a efectos de entender la dinámica de la
velará a él como forma de conciencia y nunca podrá praxis artística, de explicarla de acuerdo con las pre-
'determinar dónde acaban los conteni'dos y dónde co- misas del pensamiento lógico. El papel de la técnica
mienza la forma. Una'colrcepción escolástica ha pre' es importantísimo a efectos de permitir que loB con.
tendido separar, acadénicamente, a lon contenidos de tenidos se organicen en forma. La unidad entre pen-
la fonr¡a alrtística. La operación es imposible y en la samiento y lenguaje explica esa importancia; todo
me¿ida en que se trata de hacerla, se paga el grave lenguaje es realidad'inmediata, del pensamiento, apun-
error de habei confundido a la lorma con lftécñica 11'
ta Marx. I-a condición del artista es saber dar el norn-
y a las contenidos con la argumentación ideológica bre adecüado a las cosaS; el poeta es finalmente un
nontbrador,y como Ia palabra ás el vehículo de la con-
concluve: "Tal rcproducción integral de la realidad es inac' ciencla, el triunfo del poeta está dado por su capaci-
cesible'al pcnsadoi. Por ello la humanidad ofrece tan ra- dad de descubrir relaciones, perfiles, matices secretos
ramente-; ei espectáoulo de un gran pensador y-de un gran en las cosas, que antes de él no éramos capaces de
;ttttt rrná misma pcrsond;. Obias Escogiildr' Quetzal, percibir. Pavese; a quien seguiré_ a menudo en estas
Bucnos Aires, 1960, p. 500.
ro P¡ol¿Bomcni L un'¿stética marxísta, Editori Riuniti,
Roma, 1957, p. 235. contenido puede ser resumido lógicamente. Cuando se d'i-
11 Creo que nada mejor que esta cit¿ de Greuacr para ca que el iontenid.o precele a la forma se quiere ilecir, sím-
fiia¡ con cla¡idad la relación dialéctica que une al co¡tc- plimente, qu¿ en ta elabor¿ción las tentatiaas suc¿síaas t¿
;d" con la forma: "¿Se puede habla¡ de una prioridad del Plaserrtr.;n con el nombre de contenido J, ,to, otro. El primet
;;;;d. sobre la fonmai Se puede habla¡ eo este lcntido: contenido qae no satisfacla era también form'a y, ¿t ¡eali-
quc la obra de a¡te es .rn pioccso Y- qrrc los camlioc-.-dc ilad, cu,anilo sa aJcanza Ia "forma'" satisfactoria, tombién el
il"t""i¿ít"" tu-Ui¿" cambi,os de foáa; Pcro e! már "fÁ; cdnt¿n\do es otro". Letteratuta e uita nazionale, ed. cít',
i"bil de conrcaido quc'h¿bla¡ de forna, porque el p, 61. (El subrayado me p€rtenece),
"if"
al 4e
N,EALISMO Y RE,ALI DAD- -r'uAe3N PBOVTSTONAL D EL Rt.üLilr¡(O
notas pgrque pocos escritores contemporáneos se ac€i- manicrísmo. La técnica, no integada coino forua, de-
ca¡on con mayor lucidez que la Euya a la descripcidir' viene manera 18.
¡igurosa de la praxis artística, precisó esta luminoiidad La manera re impone desde afuera al artista craa- '.
delr oficio de poeta: "Todó poeta,se ha angustiadq dor, como una categoüa estereotipada usada para re-
maravillado y ha gozado. La admiiación por un gran solver otros contenidos, independiente de la materip
pasaje de poesía no se dirige nunca a la pasmosa ha- a er(presar. Es el aspecto parasitario de la experiencia
bilidad del poeta, sino a la'novedad del deicubrimiento arústica, el lirno gue una cultura va dépositando en
gue contiene Inclusive cuando sentimos un latido de su transcurso. Por eso, afirsra tukacs, en la base de la
alegría al encontrar un adjetivo acoplado con felici- auténtica.praxis artlstica ge halla csta prcoiisa: "IJn
dad a un sustantivo (sin que.uno y otro se hayan üsüo
artista debe rtaacer como artist¿ creador frente a
antes juntos) r. no nos asombramos por la elegancia cada nuevo contenido'' r'.
de Ia combinación, por la presteza del ingenio, por Ia
Esta hipertrofia de la técnica no puede traer @n-
habilidad técnica del poeta que eso logra, siio.nos sigo el desprecio hacia ellar-en cuanto se F¿ta de una
ma¡aailllamos por k nucoa realidad que ha sido ila-
de las mediaciones más importantes para permitir
minadd'12. que,los co4tenidos se conviertan en forrna de concien-
cia y en "claridad para todos". Ese será el triunfo del
, La historicidad del atte se manifiesta con particu- poeta; un extrañq poco co'mún, triunfo. "Sqn rarc¡
lar claridad en el desarrollo de la técnica expresiva. *anota Pavese-
'los creadores que sabn
hacer
Ella desempeña un papel decisivo dentro de las me- coincidir lá profunda exigencia formal, implícitaqn la
diaciones a que el artista recurre para organizar los huella de su más rernoto contacto con el ,mundo y lor
contenidos, para in-formarlos. Pero en la medida en medios expresivos provistos por la cultura a toda una
que el proceso de elaboración se'convierte en pro- generación'l.
ducto de afte, las técnicas, como todas las otras me- . l
diaciones, se funden en la inmediatez natural con que El producto artlstico se irnpone como actb, coño
el objeto artístico se presenta a la sensibilidad. Én la
frasmcíd, como totalidad. La relación, del artista
medida en que las técnicas actúen independientemen- social que pertenece a uria clase, que dene
te, en que adquieran autonomía, la obra artística fra- -hornbre
una biografia y gue está marcado por una concepción
casa. Lo mismo¡ucede con las ideologías del poeta, por del mundo- con el ambiente humano y natural, se
ejemplo, y en general con aquello q,r" .tt arte no irá sintetizando y tipificando por medio de sucesivag
vuelve a resumirse en ese todo que es la forma, la es-
tructura de determinados contenidos. Si la hipertrofia rr E*o neda tiene que \rcr con cl estilo barroco, pro-
de las mediaciones ideológicas determina la llamada pio de una época cultural. Efectivamente, el baroquirmo
literatura de tesis, la auónomla de la técnica ¿con c¡ un ,rtiro,' c¡ decir, la erpresión individual de dcermi'
¡ida concepción del mundo. En d, como.producto artfiti.
r$pecto a los contenidos a e4ptesar es el origen del cq er legftimo, cn cuanto e¡ funcioad. Otro problema'e¡
d de cu validez cultural, en confrontabión con la rcalidad,
u2 EI otieio dc viaír, Raiga¡, Bueno¡ Airer, 195?, p. ll.. t1 Ptolegomcni..., ed. cit., p. 166.

50 51
REALISMO REALIDAD IMAGEN PKOVISIONAL DEL REALISMO

mediaciones, hasta. adquirir esá unidad esencial de forma de la conciencia social, no se confunda con
conteniJos-f'orma-expreiió?4 que se manifiesta como otros aspectos del conocimiento humano 1?.
objeto, como totalidad omnicomprensiva de un de- , La, actitud creadora en el arte es, pues, la apre
terminado momento en la re:lidad. Durante el pro- pjación de lo real. Se trata, entonces ie una forma
cesó nue concluye en Ia obra de arte, ha participado de conocimiento humanq aunque no se confunda con
la inte-ridad vital del creadcr, entendida también co- otras ni se subordine a ellas. Pero, como parte del
mo relación entre ella y una cultura determinada. Sin proceso unitario del conocimiento teórico-práctico del
embargo las. mediaciones deben desaparecer y todo lo - hombre, no existe poesía (y uso el términó en su sen-
mediato fundirse en la inmediatez primitiva, natural. tido griego, como poiesis, comg creación) sin un nú-
'La forma (es deeir. el producto artístico t:l como ac- cleo intelectual que seleccione, desbrocer'tipifique. El
túa sobre nuestra sensibilidad) es así 'rretorno a lo núcleo intelectual de la obra de arte se manifiesta
inmediato, al contenido, a lo que éste tenía de inicial
' especialmente a través de la categoiía de lo típico.
y ftn.larrentil" 15.

Se trata, entonces. de una inmediatez reencontrada cional es_la que le otorga su extraordinario'p6¿", ¿"
a través de la elaboración racional y sensible. Por eso municación. La obra de arte no se concibe sin el especta- "*
el arte. aunoue como producto intente redescubrir la .dor -que cargue de fentidosr a su vez, la iluminación que
de determinados contenidos de la reaiidad ha realizado'ei
rea!:dad desnuda (la realidad "tal cual es") no puede artista. Hay'pues, un nivel creadort en el qne escucha o
Iimitarse a la copia inmediata de esa realidad. En prl- . contempla una obra de arte, nivel colocadé a la altura
mer término, porclr¡e la aoariencia de la realidad no de su sensibilidad, de su cultüra, de su .,biografía,', en su-
coineidr "eon su e-encib 16. en segundo, porque es sólo ryq. Esta capacidad recreadora eé la que eiplica la rela-
-personal.
tividad d'el iuicio estético, su carácter Suele ser
sobre la base de esas metliaciones cue van organizando imposible "demostrar" a otro, racionalriente, por qué ra-
Irs contenidos. o_ue la dialéctica de fenómeno v esen- zones "debe" gustarle tal o cual producto aitístico. E6-
cia se va cumoliendo hasta poder alcanzat las tenden- ta relatividad no significa la mue¡te de toda valoración ob-
jetiva, pero obliga . a planrear el problema de las condi-
i:;as más. nrofi¡ndas de la realidad. EI reencuentro con ciones de la comunicación en un terreno eminentemefite
lo inmediato que el arte.propone, supcne el enrique- cultural. El distanciamiento que sxiste entre eI artista y el
cimi¡nto de la captación de 1o real por medio de la qpectador .eventual derir¡a de la situagión prcpia de la' so-.
ciedad dividida en clases, en cuanto ella -peiturba el in-
elaboración del primer contacto sensible, natural. Pe- disp_e_nsable punto de partida para la idad que debe
rc' al finalizar esta elaboración, el producto debe ser, establecerse entre ambos protagonistas "om,rt
del fenómenó del ar-
te. Ehrenburg ha escarbado en .la icndición del lector so-
iambién sensible y natural, porque debe actuar como viético, a_ rnenudo superior a la obra artística que se le
presencia emocional directa, para que tl arte,. como ofrece
_
olrece (véase ElEt trabajo
trabájo del
det escritor,
e ediciones de Cuader-
lnos de Cultr-rra, Bs. As., 1954). Recitntemente, desde otrootrc
punto-de vista, el crítico español José María-Castellet se
15 L¡,re¡v.R!, Cont¡ibucihn z ld estétíca,ed. cit. p. 115. h¿ referido al diálogo entre lector y autor,.sus conclusio-
16 Manx resume en una frase notable de sus Manuscri aes son particularmente inüeresantes todo vinien- ,

do del sofocante recinto español- en -g6!¡s


ouanto reconocen
tos de 1844, esa contradicción: "Si las cosas fueran tales cl condicionamiento social del problema, pero
como parecen, la ciencia serí¿ inútil", -ta s9 diluyeo
finalmente por una concepción rctítica ¿é UAettza, í.ta
52 58
:¡::,. :rr.:.ii,;¡
;'l::.:¿*

::1:':

r D.A I} IM,AGEN PR.O\ITS¡ONAL DSL R¡r r.rS.Úii


Desde cl momento en que la actividad arústica Pre- t¿\^oz de las ideas del autor o de zu.grupore. 'El tipo
tende ep¡ehender el contenido tótal de la vida to- _ se caracteriza porque en él convergen y se entrelaz;ü
rnado en la slntesis de sus fases, la fo¡na o cl pro-
' en viva y contradictoria unidad todos los tra¿os sa,
Iientes de esa unidad dinámica con la cual la verdade-
ducto artistico debe ser la culminación {e un largo-
ra üteratura refleja la vida", dice Lukacs. y agrega:
camino de selección, de universalizaciín Y ad como Íen la representación del tipo, en el arte tipico, se
el concepto o la,ley resumen lo universal en el plano funden Io concreto y la norrra, el elemento úrrmano '
de lo científicq ila imagen típica hace lo propio en eterrio y el históricamente determinado, la individua-
el p.lano de lo estético. La categorla de lo tlpico ear- lidad y la universalidad social" 20.
prem lo-tendencia fundasrental que se puede encon- Fenémeno y esencia reciben¡ por medio de la idea
trar en cada simple fragmentorde la reaüdáil. "Cada de lo típicq'una solución dialéctica; quiere decir ello
uno es un tipo, pero al mismo tiempo un individuo que el devenir de lo real sélo puede ser fijado por
distinto; "éste", como se expresaba el viejo.Hegel, y el arte a través de'la-síntesis de todos sr¡s momenios.
asf debe set'', anota Engels 18. f,,1 ¡¡¡¿¡s¡i¿lisño dialécticq en cuanto coincide con la
Pero lo típico en cuanto expr*a tendencia¡ profut objetividad, puede resolver definitivamente el proble-
das de la realidad, no puede emparentarse con el pro- ma de las relaciones entre el arte y el conocimientó;
medio (de ta manera que lo entendió la estética na- así co¡ro el de la expresión del conflicto entle fen&
turalista), ni tampoco con el personaje áhtracto, por, meno y estncia, entre lo real y lo apar€ncial. De ahí

.. le L¿ jmageg tlpica en el reaüsmo eupone la.exegera.


ción co¡sciente. Dicho de otra manera, no Lay arte sin:,da
que Castellet parecü no c¡tender como lucha por elimlanr formación" de partes de la reslidad,'que es.meneste! exa.
la¡ causas reales de la ¿lienación humana, como e¡a bat* gerar a-fin de captar la esencia del'todo. La ,.media esta,
lla human¿ por consEuir.al "l¡ombre ricot', ávido de 'l¡u¿ dfutica", que está en la base de la estética naturalista, ro.
totalidad der manifestaciones humanas de la vida'' que hc lo permite ver la'apariencia dc la rcalidad, tro 8u3 capat
rtcbrdado más arriba. (Véase JosÉ M¡nfr Cesr¡L¿¡t profundar quc son las que al arte interesa- iluminar. i.or
Li horu del lector, Seix Barral, Barcelona, 1957.) E¡tas perfodos intensos de la historia del a¡te coinciden ¡iem-
consideracione¡ '.¡culturales'l de la comunicaciéa y el juiclo pre cou momentos "expresionista¡"; iror eso cl. cxpresio-
crtético, debea completa¡se con otras razone¡: las' po. nismo no puede ser definido como unÁ escuela o una po&
dc¡o¡a¡ y profundar rz:zones de la subjetividad de cada tica prescripüva. De todos los movim-ientor surgidor a par-
'leslrectador". tog sratices,.del juicio estético re relativiian, tir de la crisis de fines del siglo pa-sado, el expresioniemo
de tal modo, 'haeta integrarse con l¿¡ "¡ece¡idades" vita- ha rido, seguramente, el más rico y complejo, cn cuanto
lc¡ dc cado ¡er humano. Pero el a¡áli¡i¡ de e¡to lleva¡l¿ a más que una rebelión "for¡¡¡al" fue una rébelión ..conteni.
un, tErreno que no podría acouleterse ahofa: el dc una prl dista'-l. Es que
el expresionismo e3 una constante dcl a¡te
.cobgf¡ del juicio estético. Esa psicologla es, rin cmbaigo, qub se fusiona con diversa¡ corícepcioner del mundo y cu.
ls única posibiüdád dada para entender al a¡té como c¡. ya presencia marca" casi riempre, a los perlodos cn loi qur
tfmulo para las últimas "razoneC' de loc hombrcg.- la experiencia artística está más ,unida a una necesidad
cuhural, a los monentos eo que el artc mejor re intcgra
1s Me¡x y 8norr.s, Sa¡ la litcnatuc ct l'a¡t, Editiou dcntro {cl prooe¡o general del co¡ocis¡ie¡to bumano.
Socialer, Parir, 1954, p,314. ú II msri¿mo e k títioa lattanrh, cd. ci,- p, 45,
st 66
SM Ó Y R E A L,T D IMAGEN PROVISIONAL DEL REALISMO

la'importancia que el realismo como tendencia busca un p.roceso de reflexión hasta entonces subcoirsciente"
darle a la idea:de tipicidad: "realismo significa, a rni (tukacs). Esto tiene gran importancia en la praxis
entender,' (. ..) la reproducción fiel de cuacteres' tí' artísfica, porque el proceso de in-formación de los con-
picos en circunstancias típicas", señala Engels 21. tenidos es siempre actualización de todas las vivencias
Pero en la 'medida en que al afie'siempre busca del creador, incluidas aquellas alojadas en el sub'
transformar en sensible la esencia, la preocupación consciente. Pero no tiene nada que ver con una con-
ó inconsciente- por lo típicq participa cepción irracionalista del proceso del arte; no Puede
-consciente
de toda praxis artística.. No podla ser de otra manera, confundirse un método subjetivo de trabajo que ha-
poftlue el proceso de lo típico se fusiona con el de la brá de integrarse en la racionalidad general del co-
forma artistica, con el que lleva a la organización de nocimiento, con una metodología objetiva que des'
los contenidos. Dice Carlo Salinari: "...las palabras, carta el papel de \a taz6n en beneficio de. la pura y
los colores o los sonidos que comPonen una obra son mág¡ca intuición.
sólo el punto de arribo de un largo camino durante Hay un núcleo intelectual derivado de la concep
el cual la ideologla, la experiencia histórica y huma¡ ción del mundo del autor; hay pues una insoslayable
na, la cultura, el análisis crltico, han permitido al tomá de partido. El arte tiene, entonces, un conte-
autor escoger en la realidad algunos trazos típicos, con- nido ideologico; expresa determinada cosmovisión. El
cretarlos en la selección de un aigumento, luego en réalismo moderno lo único que hace'es ampliar el
la articulación de ese argumento en situaciones y fi- .horizonte'consciente de esre hecho inevitable. Pero al
guras, hasta llegar, a los elementos más minúsculos y mismo tiempo que afirma esta intelectualidad de la
concr€tos de la página, del períodq de la palabra. praxis artístrca, descarra toda exteriot uoluntad de
Todo el proceso es, evidentemente, un proceso de ela- probar en el camino de ese proceso. Es decir, rec)taza
boración formal" 22. lo que se ha dado efr llarnar literatura de tesis, en
. Este camino de selección no es azaroso ni exclusi- cuanto ella contraviene la calidad de lo típico como
vamente intelectual. Si bien no resulta convincente la especificidad artística, para reemplazatla pot la sim-
sepáración, antiguamente trazada por Lukacs, entÍe bología abstracta o la media empírica. El arte, como
el arte como intuición sensible en contrapo:icidn. con forma de la conciencia social, tiene un sentido tan
la ciencia que operaría conceptualmente 23, no puede profundo como el conocimiento y ttata de buscar re-
desconocerse el pap.el que la intuición juega en el laciones directás con la rea'lidad, transformando, co-
arte como en todo proceso del conocimiento. La in- mo quedó dicho, todas las mediaciones en inmediati-
tuición como método subjetivo de trabajo se integra cidad reencontrada. Es decir, €l arte debe partir de
como rnom.ento del conocimiento en la medida en que los contenidos, para volver a ellos en el resultado de
se trata de "la brusca entrada en la conciencia dé su proceso que es el producto artíttico. Si en cambio
21 Mrp:r y Ewcrr,s, op. cit., p. 317.
tráta de transformane en portaaoz smsi.ble de otros
sectores de la conciencia social, está partiendo de.
22 It Conternporáneoo febrero-marzo' de 1959, N0 11,
o' formas ya adquiridas; está negando la esencia misma
f;; ,, marxismo c la...,p*. 43 y ss. del arte como elemento particular del trabajo unita-

56 57
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R E A L I8 MrO Y REAt I D A].D

rio del hombre por ¿p¡opiarse de la realidad. Esta cs- I artp está dado en la r¡cdida en que su p'roducto ne!
pecificidad del arte, negatoria de la abstracta volua- contradiga la esencia dc lo real y, en cambio, ilumine
tcd de p,robdr, está ya definida por los propio! clásieos honduras todavla confu¡as del hombre, pero que lar
del man<ismo. Conoeida es la opinión que méreciera ilumiúe como acto enocional, como presencia tota-
a Man< y a Engels, Franz aon Sicking¿v, una tra- lizadora y unitaria, en la gue nuerioa contenidos:
gedia hktórica de Lasalle. Simr¡ltáneamente ambos le afectivos, biolégico, ideológicos y prácticos sean des-
comunican su parecer, en cartas diferentes, y ambos cubiertos y comunicados hasta transforma¡¡sé-en."ver'
coincider¡ en una apreciación. Le escribía Engels; dad para tod$".
" . ..los principales personajes ¡epresentan, efectiva-
mente, clases y corrientes deterrrinadas y, pcr coüse-
3. B¡. REAr.rsMo coMo TENDENoA
cuencia, ideas detemrinadas de su época y los móviler Lo que hasta aquí ha quedado ligeramente ebo-
de sus actos no son pequeñas pasionei individualesr' zado es el concepto del rcalismo como método propio
sino la corriente histórica que los lleva. El progresq del arte, como condición de la praxis artística. Pero
sin embargq consistiría.en ilevar esos móviles al pri- estas precisiones no alcanzan para valorar el otro as-
mer plano de una maner¿ más úiva, activa; por asf p€cto del realismo'el que más interesa en estas notas:
dccirlq natural en el curro de la acción misma y gue, t el realismo como tendencia artístico-cultural, opuesta
por el contrario, los discunos de argumentación (en a otras tendencias artlstico-culturales; es decir, inserto
loB cuales he reconocido con placer tu antiguo talento en la problemática de lia cultura y el arte conteln-
de abogado y tribuno), se vuelvan cada vez más poráneo
--El
26.

inútiles" %. L."ho de. que siempre el proceso arttstico se


Por su parte, Mam le expresaba
siritéticamente: proponga aprehender lds tendencias reales en la esen-
. "Tú habrfas de-bido entonces, muy naturalmelt€ sña- cia de la realidad, no significa, de iringún modo, que
kespearízar un poco, más, pues considero como una 90 Al referirme al realisrno como tcndenc¡¿ cn ls, lite"
gran falta ú
sehílleúzqción, la transforrración de los ratu¡a ootrtemporánea, me refiero, obviamente, i lo quo
individuoe en simples portavoces del esplritu del si" ¡e ba
re llor¡tado r'¡sali¡rno
ha lla¡sado Prefiero- rin
"realiamo ¡ocialista". Prefiero, sin embárgo,
embar¡o.
glo" 26. El reproche vale thmbién contemporáneamente go uq¡ cra calificaeién, porque me llarece provisio4al 1v
para muchos autores que, adhiriendo al marxismo,. no linitati
li¡niativa.. Segr.tameüt€,
Segr.namene, en ru origqn yacc el deseo de inde-
pendizq al ¡uevo ¡ealismo de la imagcl tradicional que
., alcanzan a comprender las difertncias que separan al,
- - del realismo dio el riglo XlX. Pero cr probablq que, esa
arte de otras formas del conocimiento; que no advjer- iatcació¡,dc
iatcació¡ dc de¡li¡de haya tenido algo que
que-ver co¡ el coa.
ver go¡ cog.
tén que si la política surgc de la realidad, de ella cepto jerárquico que ubica estáticame¡te al reali¡mo en lo
su¡'momcntór: d
bue ¡olo fue uno de sus'monento¡: bu¡cuÉs y
al burgué¡ v ¡o
no cD
- también surge el arte, por lo cual éste no puede con- cn
ru .totalidad, sino en rtra et4pa. La tende¡cia rcali¡ta hr
cebirse como una ilustracióo técnica de las farmas ya existido riempre y ha. ertado ügada, cada v@, co4 la co¡¡.
elaboradas por la ideologfa, sino como una ¡ecreaciért telació¡ rocio-cultural eD quc ttwo origen. Habrla, pucr, que
sensible de lu
cantcnidas de la vid¿. El {riunfa, del.
-
cnco_ltra¡ una calificación- para cada tomei¡to lLi¿rici
rcdirmo,'ya que este cr un p"occro general del lrte vincu.
¿el

% MA¡¡ y Exolr,:, op. cit, p. 309. lado con el grado de decarrollo del conocimiento huma¡o.
t¡ fd. p. 306. Segfa cual rea é$g ol rüa¡i¡oo arume profundid¡dc¡ di¡ra.
''t.
6E 5g
i:: -',i:rt::r:: i' :1 1:i:
:i.-:'l-::!_ i'

R E A L I S-M O R E A L I, D, A.D IMAGE,N PRovlSIoNAL bEL REALIsMo


toda manifestación artÍstica sea unitariamente realis- parcial en verdad absoluta. EI rnáterialismo dialécti-
ta. Apreciar las cosas así, sería ignorar el papel po- co, al restablecer la visión de la realidad ';tal cual es",
deroso que las ideologías (entendidas como proceso le da al ho,mbre los instrurnentos teóricos para una
de ilusión, de mistificación, de falsa conciencia) juel praxis social que terinina con la causa histórica de la
gan no sólo en el arte, sjno en todas las formas del alienación. Es el punto de transformación de ,un largó
conocimiento humano. Eltas ideologías, que separan procesq humano en el que la conciencia se divorció.
la conciencia de Ia realidad, la práctica del pensa- parcialmente, de la esencia de la realidad.
miento y que caracterizan, en general, al idealismo y
'ala abenación filosófica, tienen.su origen en la es-
. En la historia del arte no están ausentes esas con-
tradicciones. Pero en cuanto todo artista auténtico,
tructura de la sociedad. La alienación humana no es
sea cual fuese el universo de ideologías que lo séparen
un fenómeno espiritual o eterno; tiene raíces sociales
de l¿ verdad de la vida, se pppone aprehender ele-
y por tanto, soluciones sociales, no éticas o filosóficas.
ülentos profundos de Ia realidadi las grandes obras
Las relaciones del hombre con el producto de su tra-
siem.pre lroseen mommtós realistas: Son ellos los que
bajo y con el trab*"jo mismo, en Ia sociedad dividida
las hacen perdurables; no los prbjuicios o las ilusio-
en clhses, son el basa'mento social del que surgirán
nes del creador. Forzando un poco las comparaciones,
todas las formas de la alienación: como iituación del
p-odría decirse gue del mismo modo que los grandes
hombre y como ilusiones derivadas de esa situación.
científicos han sido dialécticos sin sabeilo, los grandes
Las ilusiones separan al hombre de la realidad pro..
artistas han hecho siernpre realismo a pesar dé ellos;
funda, impiden una identificación de la conciencia .ii
. con el desarrollo dialéctico inmanente de la natura-
a pesar de que en sr., *-oro.nto histórico no se identi- ['
ficaran conscientemente con la tendencia realista de -.11¡
I
leza y la sociedad. Esta es la nota distintiva del idea- 1tl
la que erán contemporánéos. Toda ideología tiene un
lisr¡ro, el que, sin embargo, a través de la historia, ¡r

elemento de mistificación y otro de conocímiejnto: en f,i

no puede ser simplemente definido como una colec- -fli


!r
el gran arfista es siempre este último el que pesa más.
ción absoluta de mistificaciones. r ,'ii
"El ideaüsmo filosófico ---señala Lenin en sus C¿ra- Bl nuevo realismo, identificado con la cosmovisión '. li.'

f,¿yn65- és un creiimiento unilateral, una excrecen- ',: ft;

. dialéctico rnaterialista, no se propone una poética


cia, una redundancia de uno de los rasgos o una de prescriptiva determinada ,.::ft
'',L
las facetas del conocimiento que termina exagerada-
; es, simptemenie, el árte de ;. .,: !i
una
-concepci,ón
del mundo, que coíncide, con Ia obje_ " 'ü lii
ment¿ en lo'absoluto, despegado de la materia. . ." En tiaidad de lo real. Busca, a partir de una tendmcia .,: i:
la historia del conocimientq el error y Ia verdad no clavada en la realidad contemporánea, restablecer ín_ ,,,ii
6e separan abstractamente; sometida la conciencia al tegr?mente el diálogo total del arte con el mundo del ,:i:
.4t.
'.:.: fi
vasallaje del punto de vista de la'alienación, rnitíntras homtbre; restablecer-al realismo como método propio
,
: " . S!
por un lado se apropiaba de uñ "trozo" de lo rea!, del arte.
simultáneamente disimulaba otros aspectos de esa rea- El realismo como rcndencid es una corriente cul-
lidad, desbaratando el conjunto. El error, la mistifica- fural que expresa, en general, una actitud filosófica
ción, consiste en esa transformación de una verdad frente- a la realidad! pero que puede dar, en particu_

60 61
Il&i,
.i-. *
; ':
F.l

i!h,
- .f .

Tt ALI S IT O Y N, E, A L I D'AD IIAC'3N PBoV¡$IONAL I'EL REALIEl¡O

lar, resultadc de dispar valor artlstico, seg{rn sea [a ;de Ia forma, equivale a una violación de los principide
,:': capacidad de quien lo ejerza. Pucde sn ¡nús aaliosr, i'dcl proccso'del arte g por lo tanto, del juició estéúco.
una ncgdeün qúe una afirmación:-un grdn asctítor, La funcién 'lritil" del arte no puede ser juzgada desde
en ,f¿ltima instoncia i.dealista, que un m¿diocre wc* las posiciones del "utilitarismo", pueq la utilidad de
tot qud adhi,ere.al realismo. En el primero, la bús- producto artístico no es algo que orista fuera de
gueda de la verdad asume estremecimientos patéticos ¡u belleza estética.
gue iluminan mqnentos de lo real con ve¡dader_a Pro-. La definicién del realismo como tendencia contem-
fundidad emocional; el segundo, aunque parta de una '' ¡roránea vinculadaa una cosmovisión, descarta toda
verdad filosófiga, si no logra recrearla en presencia :preceptiva, ya sea ella técnica o temática. Asl, el cri-
eurocional, en naturaüdad reencontrada, en forma at' brio de la "comprensibilidad" no puede ostablecene,
dstica concreta, fncasatár poryue no se habrán inte- por sl solo, para la determinación del, carácter realis,
Sradq log elementos mediatos en €sa síntesis Eryresiva ta de una obra de arte. Estc problema de la comuni,
que es el objeto artístico a. I¡a común contraposición cación es demasiado ccrrplejo, con causas profunda-
de ciertas "virtudes" del contenido a los 'tefectos" mcnte adheridas a la estructura de la sociedad, como
¡? Dicc Gneusc¡: "Dos re¡critorct puedet reprcrentar éI ¡n¡a que pueda ser ¡esuelto por simples medios de
mirü¡o mof¡ento bi¡tórico-¡ccial, eiendo el uno artista y cl crpresión técnica. El real disianciamiento entre la
otro ng. Agotar la cue¡tión limitándose a describir lo que *lt"1a popular y la cultura de élite,'sólo podrá ser
ambos reprerentan o cxpr€saa socialmente, o'rea,'de relumie,oo tsuelto por la pra:ris social: por la tra¡rsformación
do de una u otra fomra, lac caracterfstica¡ un detcr' Ias estructuras opresivas qué han determinado esa
minado mornento histórióo sociat, rignifiá no rozar,ri' :tura. Eso en general; en- el plano concreto de.la
guiera cl problana artl¡tioo. Todo e¡o puede ser útil y a3'
ósario y éiertamente lo es, pcro cn otro campo, en el de cperienqia estética, tampoco la comunicación derirr¿
l¿ cr{tica política, do la crltica de costumbres, en la lücba dc Ia simplicidad de las técnicas, sino de Ia capacidad
uor y ¡úper"r
por dc¡tn¡-ir v súoe¡ar ciertas corrientes
cierta¡
'postuta¡
ser¡timigntol y
conie¡ter de sentimieatos ica del poeta de uer claro, él en primei lugar,
i¡ecacias, ciei'tar resPecto de la vida y el mua-
do; no c¡ crltica o historia del arte y no ppedg ser prteren' gue esa claridad pueda luego ser de todos. Bl
'1i'1,
tado como tal, ro pena de confusio¡ismq retroccao o e8'
-concepto¡
) es, en tal séntido, una de las negaciones-del
ta¡camiento dc lo¡ cientlficos, o sea, precisamea- ' un¿i forma de demagogia artística o de in-
,te. l¿ no obtención de Io¡ fines inhereqtes a la lucha cq¡' oacÍdad real del crtador. El populismo se basa en
tuÁ". (Lettcrdrrrd t
uita ¡azionale, ed. cit., p. 6)' En una
eternización de modos culturales que a nh del há-
: lt:;
dc su¡ Cartds la cárccl, define más sintética,mentc
d,csdc
€ste concepto que tar¡b importancia adquiere p:rra la fun y .!o-
.$._lu perezosa tradición, parecieran ser
.'l da¡rentaciéa dé una crltic¿ litcta¡ia realista. Scñala allí, 'gs'-'. Esta actitud niega, por un lado, la
aventura
rcfirié¡do¡c a un übro y a uD autor-al'gue cD otra cart¡ de la expresión, que .s e*"ttchamienüo de
babl¡ eniuiciado: "Acago yo haya separado el placer cst6
ü¿; def juicio poritivo dc'bellezá a¡tistics o seá, cl cstatlo riqueza humana.'Y por oEo ladq parte de la ilu-
ii-¿llii-ill"i^ii io, la ob¡a do a¡tc cotnorwniloial, delt ci- n de. supgner que las formas caduc¿s de e¡presién
:1....
tuúa¡mo morul o di la coparüclpación en cl
lósüo d¿l arrisra, ¿íl¿¡a¡¿iació¡t lsta qvo mc poacc orl'
üeo1 gd, a las que el ,.pueblo', puede haberü habi-
do, son por- ello. popllales, siendo que su origen
:::. : tiiamc¡tc jasta l-nccásaiiau. (Cartas tl¿sde la cárccl, l.qtl'
:
taro, Es. As. 1950, p. 271): El subrayado mc pc¡tcacce. éIite es el mismo qua el de las nuevas orperieorf"",

82 8E

.,ii:
::-,.
::._1.
:r::

B,.E A L I S M O REALIDAD IM*Gf,N FROVISIONAL' DEL REALIsMO

con la desventaja que aquéllas ya están perimidas o La lucha por el realismo como tendeneia es, pucs,
superadas como excrecencias retóricas. una gran lucha política, social e idcológica que trata
Otro tanto puede decirse de las imposiciones temá' de crear las concliciones culturales para la expansión
ticas. Desde el momento en que cada hecho particular del arte c:o[ro aspecto del proceso general del cone'
debe ser en el arte la sintesis orgánica del rnoümiento cimiento humano; es decir, las condiciones para un¿
de lo real, cualquier tema está abierto a la posibilidad nueva congiencia g'ocial e indiüdual. Se trat4 de una
de la tendencia realista. Todo depende de la conceP- hicha por una Íueva cultura y no por nue\¡os cánones
ción con que el artista,'como hombre, se ace4lue a poétiios o por modos de expresión predeterminadoo.
ese aspectó de la realidad, Su concepción del mundo Deútro del realismo caben infinidad de escuelas y nin-
estará reflejada en todas sus obras, porque el proceso guna experiencia está vedada a priori. Además, la
seeírn el cual los contenidos se estructuran'en forma lucha por el realismo debe ser planteada en cada cul-
esl in'evitablemente, un proceso de selección intelec' tura y en cada perlodo histórico. Hay aportes par-
-tual, un proceso de tipificaciónl Es claro que esto no ciales que aunque conscientemente -no se integren con
se dará nunca plácidamente, sino en medio de tensio' las blrsquedac de la tendencia realista, son imprescin-
nes y de contradicciones, sobre todo e¡r la actual etapa dibles para el desarrollo de determinada literatura y
' finahente se incorporarán, como momento, a la ba-
de transición dentro del mundo capitalista' Pero esas
tensiones.no pueden ser desechadas por el creador, talla general.
sino asumidatJ potqn" el arte es una forma de acción Si biet la literatura, con¡o todas las otras forma¡
y de lucha. A menudo el ocultarniento de estas con: de la conciencia social, está estr€charnente vinculada
iradicciones por Parte del artista que adhiere contem' con Ia estructura social, tiene también un vasto mar-
poráneamente a la tendencia realista, e6 el mejor pa' gen de relativa legalidad-lropia, derivada de sus ne-
tapott" para ingresar en la literatura de tesis, en la do ¡e traa¡forrreicn vivencia. Eluard gabla dcjó es-
poesía dé exhortación exterior. Ya que, enmascaratldo crito- que "la -lo co¡ la
circunstanci,a exüerior debe coincidir
Lsa entraña dinámica, dolorosa y áspera que pieside circunstanci¿ interior como si el poeta mismo labubierapro-
la estructuración de la forma corno enriquecimiento de ducido". Otros poetas, en canbio, cua¡rdo adhieren a la
Ios contenidos primitivos, surge la tentación peligro'sa
fihofla del proletariado, pretenden inst¿ntánea¡n€rte ha-
cc¡ tabla r:ura con lo que fue el nrlcleo cmocio¡al de n¡ vid¿
de no partirlde contenídos a elabotar, si.no de sqraitse ha¡t¿.cse;lrortrG[to. Qomo dlo es imposible, lo que re lo-
de forrnas ya elaboradas por otros sectares de Ia con' gr¿ c! un ocultamierto de esa realidad lntima" a la .que
ciencia social28. ut'a capa ideológica. CaÉD eDtoncer en lo qare
se yuxtapone
Paw¡c llama "poesl* exhortativa"; er decir, una poesía cx-
' 28 En ese sentido, es admirable el ejempla que surgt terior qr¡e celebra (o repudi.a) desde afuera el hecho quc
de la obrá de Paul Eluard. Su poesía, honda'menüe vincu- seca¡t¿, p€¡o que:ro se ,virrc. Esa poesla coloca al tf,arcen:
lada a una nueva concepción del mundo,.es el de¡tal momento hum¿no dc la lucha po el rocialirmo a
permanente de una.lucha, de un juego d-e contradicciones ta mi¡nla altura que.ua acont€cimiento político-vulgar. que
el del Eluard formado poi una üija ideología y el del rtquitre et sen¡icio de juglares que lo celebren y que ry-
vo Eluard pujando poi derrotarla. Pero su poesla no caude¡ proaélitor ¡rara é1. Es gna mininizacidn, una ca¡i-
conoce e6te conflicto; sino que lo asume, porque como
c¿tura grotcsca dJ e¡¿ revolución de las co¡ciencias dc la
que -lorrrot, afprtunadame¡tq contcmporáneor.
bre está tratando siempre qú. s.., n.re.,a concepción del

64 85
:i:ir:.¡
:.-1 -..-. 1: ¡ - 'ir;:: ¡..f :*: tj:r,'.::4i.i.:
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:*:i-.: ' ;-r: :"i'

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: .t.: -... i':;¡:!

::¿

y 'R I A I/ ,I D A
. l-,lll A L I S M O D

't ' cesidades,expresivas.


Trayendo un simple ejemplo de
Íuestras letras, no caben dudas que, cdalesquiera
hayan sido las intenciones sociales de sus autoris, el
- "martinfieirismo", en 1925, significó en nr¡estra poesía
r una apertura hacia la rtalidad en relación qon ei sofo-
cante clima artificial de la retórica del n¡odernismo. .II
Y lo-mismo puede decirse de la preocupación que al-
rededor de 1945 vivió Ia joven poesía argenti;a por
encontrar un lenguaje decantado y esencial, frenté a LA BUSQUEDA DE LA RE.ALIDAD
los estragos verbales del neo románticismo de la lla-
mada Generación del 40. Estas búsquedas no agotan 1. Le Ancp¡¡TrNA y EL MUNDo
el problema, en cuanto son parciales y,no se enirela-
zan con la lucha cultural general por una nueva vi-
sión del mundo, pero son éxperieniias, adquisiciones, Todos estos elementos que he recorrido esqne-¿-
que deben ser reasurnidas e integradas. ticamente hasta ahora, son también personajes prin-
La tendencia realista no prrede condenar o apro- cipales del estado actual áe la literatura argentina.
bar en función de preceptiva, sino en relación .on lu N-o podría ¡er de otro modo, en cuanto nuesira cul-.
concepción del mundo que postula y con la eficacia tura se plantea, aunque en las condiciones pecúliar-es
estética con qüe ella se manifiesta en particular. Esto de un pals periférióo, las rnismas preguntas esenciales
amplía enormemente el horizonte def realismo, a la que otras sobre sus relaciones con el complejo de la
vez que Ie da más importancia, por que'lo libera de vida contemporánea, en esta época de transición.
las disputas de Hay un fenómeno universal de ágotamiento de las
_capilla o de escueL. Aií ¿ebe ser, por- viejas forrras de la dirección cultural burguesa y, con
que su aparición en la cultura contemporánea nó se
vincula a razones accidentales, sino a la más extra- variantes, se repite en todo el mundo capitalista el
ordinaria posibilidad de transiormación humana: Ia ciclo permanente de rebeldías contra esa dirección
del socjalismo, como punto de partida de la übertad cultural por parte de artistas y escritores. Nuevos
esencial del hombre. modos de la vanguardia (definida como hecho cultu-
ral y no como modelo estético), son los que zuelen
presidir estas insu¡gencias, arrastrando tras de ellas
la totaüdad de las limitaciones y de las virtudes de
ese acontecimiento socio-cultural advenido a partir
de Ia ruptura de la unidad ochocentesca; a partir del
mg¡nento en que la tarca de la renovación de las
estructuras burguesas se colocó a la cabeza de las
necesidades sociales. Por un lado, el reforzamiento de
la ilusión de ld übertad, en cuanto la ruptura no es
con el punto de vista burgrés, sino sólo con el de un

66
6r
TXALISMO Y REALIDAD LA BUSQUEDA DT LA REALTDAT}
,;.;,, gn¡po tlomirante dentm de la superatructura idco, ¡ino en el realismo. Es decir, en la pooibilidad de
-:,.,, lóg:ca de.e¡a sociedad; por el otrc, el útil descu- encontrar lenguajes que no distancien del murndo
b¡imiento parcial de riquezas técnicas y cognoscitiüas real, que lo comprendan, que lo aprisionen erl su eseD.
gue to'da vanguardia expprimental incorpora a la cialidad. El problerna, así, íuelve a plantearse en
cultura. 9l ter¡s¡e de las concepciones del mundo y no de la
F"sta rebelién cícüca, que expresa en general la poé1ica prescriptiva. Né se trata de luchar por obias
situación de las capas medias en la etapa de transición, y artistas individuales sino lor una nueva cultura
ce manifiesta err particular-de acuerdo con las nece-
*he señalado ya en este trabajo, siguiendo a Gransci,
sidades que rigen el desarrollo de cada cultura nacio' y lo reiteraré más de ürtl v€z-¡ dado que la posür-
nal. Hay diferencias entre la literdtura de los "bea- lación por el realismo forma parte de h Latalla ge¡€-
tniks' norteamericanos, de los "angry young mén" ral por una'nueva vida moral que debe estar ligada
ingleses, de los "oibjetiüstas'.r franceses, de loc nuevos a una nueva i¡ituición de la vida", que rcscate al
realistas españoles. !,a ptesión que la realidad nacio. hombre'para sí miss¡o.
nal ejerce ¡obre cada uno de estos grüpo6 es diferente Esta exigencia habla de un rigor total que rurgÉ
por tanto, es diferente la aclitud que ante c¡rmo mucho más difícil que la adhesión a una re.
I, ella
tórica determinada Son problemas de sangre y no
mantienen en su¡ olras y en sU vida. Por otra parte,
los elernentos de decadentismo, de vanguardismo y de letra, di¡ía. Y si no se acepta la dudosi imagen,
de liberación realista se combinan en cada uno-de querría aclarar: son problemai que hacen a la posi-
tnanera no equivalente, determinando un distinto bilidad misma de la cultura, no a la expansión de
grado, de conciencia de la realidad. Pero todos, en una técnica literaria.
conj!¡ntq cuestionan una situación cultural dada, se La necesida$ de realisurq las aproximaciones a él
proponen nuevas rq¡puestas a la vinculación entre inte- guc sobrycoqeü hoy, a lia novela argentina y que so+
lectuales y socledad y nuevos modos de asumir Io real fo qT le dan inter€s frente a un pasado Uterario
para Ia literatura. Vanguardia y "cuniromiso", en inmediato derivaq obviamente, de algunos condicio-
lo que tienen de com{¡n como cima mayor dentro de nantes sociales. Dichos condicionantes obligaron, a
los límites de la conciencia posible de la burguesfa, se $u.turno r€spuestas políücas de una clase social de la
vuelven a €ncontrar en el debate literario contempo- que surge la mayoría de los novelistas actuales. Si
ráneo y adquieren, también en la desamparada rea- se aceptan las traslaciones políticas a la calificación
lidad argentina, preseneia protagónica: aqui también artística, podría decirse que del mismo moilo que
hay insurgencias, rebeliones, deseos de reajuite con la existe una "política de izquierda" de las *"dia,
rgalidad. argentinas en este momento (y a partir,"upas
óbre todor,
de lo¡ últimos años del peronismo) ¡ griste también una
2. Pnno¡¡tsuo y cApAs MEDtas "novelistica de izquierda"r eue se prolnne, a menudo.
con mayores cuiüdos periodísticos que artísticos, pro-..
Esos deseos de reajuste conla realidad no podrán yectar ese clin¿ de denuncia sociai a la elabon¡ción
rc¡olverse, en la medida en que sean consecuentÉs, cgtética. Eato plantca et ca,mino ¿u¡ ¡¡atirqg; utrt

68 69
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R E 4.L I S M O Y R E A L t O n,o LA BUSQUE,'bA DE LA REALIDAD


bnlsqueda de la realidad en el conjunto de los novelil- que envolvió a socialistas y anarquistas, hasta trans-
tds, que alavez, incluye diversos grados de verdadera forrrarlos en prisioneros, en tantos casos voluntarios,
conciencia de esa realidad. de la cultura dominante. Faltci de una orientación
Lai oscilaciones en cuarito a la presencia o ausen- elaborad4 el "progresismo" de nuestras capas medias
cia de la búsqueda realista en la experiencia literaria intelectuales no pudo estructurarce sino a saltosr.en
de una cultura, marcan inequlvocamente un fen6 medio de confusiones y vacilaciones. Asl, no pudo
meno: su resurgi¡rliento coincide siemprt con la ten- ser desplazado el predominio überal e incluso -afir-
tativa de los intelectuales por rtencontrar los vlnculos maciones culturales que surgieron con contenidos que
con el pueblo-nación. En el caso argentino actual ello lo superaban üasta insertarse en la tradición demo-
cs muy patente, y su diagrama. esencial queda anü-
-que el
crática argentina liberalismo troncha en
dado a Ia preocupación total de las capas medias (o ."] 80-, se fueron mellando poco a poco,
para engen-
al menos de sectores muy ponderados de ellas) por drar finalmente una nueva r€tórica-. Tal- el casJ de
ubicarse de manera justa en el ccinfücto social que las proyecciones teórico-políticas de la Refoima Uni-
conmueve al país. El nudo histórico del peronismo venitaria.
tiene mucho gue ver con ello. Al advenir el peronismo al poder, la dirección cul-
Mil novecieitoc cuarenta y cinco es un año decisivo. tural argentina, sellada por el signo liberal, comenzaba
A partir de él se abre un proceso que envolverá a f'plrder vigencia. Si la aparición del peronismo quiso
la pequeña burgueúa conmoviéndola hondarnente. -decir que én el país habían madurado las condiciónes
Para nuestra cultura ello ter¡drá importancia fun- para cambios de estructura (y, el peronismo significa,
damental, dado el peso que este sector social adquiere en sintesis, una estafa de los contenidos realés que
en nuestros ciclos culturales a partir, al menoo, del presionaban para esos cambios), la situaoión debía
año 18, cr¡anilo asciende al poder con el radicalisno mdnifestarse también en el terreno cultural. Había un
y cuando libra la batalla de la Reforma Universitaria. crecimiento objetivo de nuevas fuerzas en -el país,
Desde ese momento el pensamiento pequeño burgués para el cual el liberalismo no podía ser ya dato ni res-
intentaría desasirse de la tutela oligárquica mani- puesta. Bl liberalismo se habla acomodado a una ima-
festada especialmente por la vigencia de un libera- gen agropecüaria, a la que le daría aires cosmopoli-
lismo antinacional y antipopular, al que se le adosa- tas. Su tiempo histórico había concluído con la 1.d&
ria pronto un nacionalismo vacuno y minoritario. cada infame".
Estos intentos de Iiberación fracasafun y engendra- Sobre la base de e6te fracaso habfia de e¡guine la
rlan, ¡ror un lado, el conformismo y la pasividad' y postulación del nacionalismo falangista, lspecial-
por el otro, la actitud intuicionista, de rebeldía irracio- m€nte en las capas más jóvenes de la .oligarquía y
nal que tanto daño nos viene causando desde el 30 aún a través de procesos penonales en grandes fi-
hasta hoy. _guronq¡ del liberalismo, como pod¡ía testimoniarlo
La inserción del mamismo en la problernática Carlos lbarguren. El nacionalismo querla expresar ,;:
':
intelectual argentina es tardía. La sofocó desde un .un
estado de crítica y Ce polémica látente, aprove- ,,,
principio Ia vigencia tirana de la tradición liberal, chándolo panlz restauración que proponía. péro de

r0 71
"BEALISMO REALIDAb LA BUSEUEDA DE LA REA,I:1 DAL
\v

todos modos, esta situación revulsivá le otorg"aba efi- Frente a esta siu¡acién se manisfestarla4, al lado de
saeia y brillantez verbal: basta rtcordar el tono de los iñtelectuales !'adultos". de su clase, los intelectuales
los periódicos nacionalistas de entonces, del cual es "j6venes" que formarían'lo que, con coquqteria o,rte-
buen ejemplo la serie de artículos, recopilados por guista, algunos llamarán Generación del 45. No había
Marcelo Sánchez Sorondo en un libro con tttulg su' discrepancias aparentes entre-éstos y los grupos cul-
gendor: 'La reoolucién que anunciamos. turales activos del liberaüsmq aunque en el fo,ndo
latían elementos de rebelién que, muy poco tiemp{)
3. Dl cAMrNo DE LA INTUIcTóN
después, madurarían.
Este estado de crisis liberal no tendría, aPar\ente- De una rnanera populista y reaccionaria (porque
mente, otra solución que el "nacionalfomo", en lc las masas ser{an jugadas para una po.lítica qus no
límites del pensamiento btrrgués. Pem no fue así. En era la de ellas), el peronisno significó una imrpción
primer lugar, porque frenté a lo que el peronismd caótica y desordenada del pueblo en la vida social
siguificaba, el grueso de la intelectr¡alidad cerrarla del país. EI hecho rornpia antiguos esquemas: no
filas nuevarnente en torno a sus viejas banderas. De podía ser explicado con los consuelos del überalismo.
los apasionados soplos nacionali¡tas (pero no falan- Además, en el mundo entero y especialmente en Fra:r-
grstas) que ábrasan al Malle¿ de llistotk de una pa- cia, que tradicionalmente nutrió a nuestras élites,
si.6n argefltinc, al Mallea del antipemnisrro liberal, suryla un pensarniento intermedio de )las capas inte-
hay bastante trecho. La actividad del pemnismo plan- leetuales que deseaban romlÉr con la abstracción
tearia a los intelectuales activos (a su mayoría) una liberal, insertándose en la historia mediante él "coñ-
problernática de e¡rterioridadee morales, aunque en -promiso".
Ese.pensamiento no podía tardar en entron:
el fondo fuera cminentemente política: el caso de carse con la joven élite argetrtina que veía coh
la defensa del "espiriru-'' de la vieja U,nivereidad'es exlctitud deslumbrante, revelada por el fenémeno
es un buen ejemplo. De una Univenidad deteriorada peronista, que el (mito literario no concordaba ya
que no eya ya la d¿ la Reforma. Se trataba de una 'con la realidad histórica?'.
lucha de "civilizaciónrr co¡ltfi "barbárie" eh el plano Se irataba, ee ciertq de una rebelión "pneracio-
nacional, a Ia gue se sumaÉan sus proyecciones en el nal", como tantas otras dentro de los ciclog culh¡rales
plano interndcional, conmovido por 9l fascismo. Claro det país. Pero había algo que la sostenía con más
eetá que en esta lucha en que se embarcaron los sec- ímpetu que a sus predecegoras en €ste siglo; su coia-
tores liberáles, la razÁn estaba de su parte, frente a cidencía cü¡¿ sn rnornanto de crisis real em el pensa
la regresión falangista. Pero.tan de tranco corto era miento dornínante de las'étites. No se trataba sola-
,i-
'fsu" razón, tan teñida de sumisión a Inglaterra, Fran- mente de uná polémica de "jóvenest' contft¡ "adultos"
cia y Sstados Unids cstaba, que faltó muy poco tiern- dentro de similares marcos ideólogicos; no se tratalia
;:.
Fp para que 6e pudiera advertir que la "barbarie" de peleas por el verso libre o por el ver:lo rimado,
:-:
.:1'
que ellos cornbatia¡r era, sobre todq la del "desborde sino de un enfrentarniento en el plano general &
de la chusma", que cl peronismo toleró hasta que le l'as ideologíaq aunque ¿mbos extr€mos se ubicaSen
oonvino. en los mafi:!É de la conciencia pocible bn¡rguesa.
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R.EALISMO REALIDAD LA BUSQUEDA DE.LA REALIDAD ,'i


l, ' i
li.
!i
ii Si la novela y la poesla languidecian y €ra neceraria, somo respu€sta antüluminista, el romanticismo seac-
:I
l¡'
ji,, por tanto, una ¡enovación expresiva, también (y cionario: f,specialmente el ,alemán, crryo oolkgeist
ll sobre todo) languidecla una respuesta ideológica preside cómo una adherencia obcecada todo el edi-
jiii. general al problema contemporáneo de la comunidad, ficio conceptual de nuestros intuicionistas. Esta simi-
.litud,
rl, desnudado por el peronismo. Y eso no se podía satis- este enlace, se estableció en nuestra cultura
ii.
ri, facer con meras pujas de capilla literaria. cutemporánea a través de intermediaciones: no fue :'
lr
ir
j!
!i: Tal vez a partir de ahí pueda ocpücarse el hecho .Herder, por supuesto, el maestro de los Martínez
il único (sólo emparentable con la Generación del 37) Estnada, sino Nietzche y Spengler, Heidegger y el
]i,,. de la profusión de ensayos teóricos que caracteriza conde Ke¡nerling, her6deroc, a. su turno, del ro,r¡an-
li.
il
a esta promoción, hostigada por intermgantes que ticismo espiritualista
ll.
ii
exigen respuestas ideólogicas. Nuestro país no ha Esta caracterización de las influencias,no preten- ,!
,ij .
zuperado aún, evidentemente, la etapa' rornántica de convertirse en una torpe acusación de p$ua t
efl su 'evolución cultural. Esto no es de ningún modo -para los discípulos. El intuicionismo, que
1l intelectual !:
1!
i', / ilégico (aunque sea anairónico), pues se vincula con surge con ímpetu en nuestra.cultura despu& del 30,
tl
un estado real de precariedad nacional que busca era una respuesta a los t'vacíos', que creaba el fra-
1i.
lr
transformarse en autoconcie¡lcia. Es un,problema caso del pensnrniento liberal. Frente a la crisis. del
tl
lr
propio de los países dependientes que no se integra- pafu que restalló a partir del 6 de setiembre de 1930,
il
it,
ron como entidad nacional en la etapa ascendente b falencia de los instrumentoo liberales produjo un
i;
del capitalismoi pero tiene, además de esos rasgos "vacío". Las capas medias, que habían tocado Aes-
iill
generales, particularidades derivadas del desarrollo de 1918 las ilusiones de la hegemonía de la vida
tl histó'rico argentino: especialmente, las que se ori- nácional, advertían con el fracaso del yrigoyenismo
l1
t1.
tg
ginan en el gran peso inmigatorio que srodificó las (suspend-ido'sobre el fondo del crac ecónhmióo),
1l bases demográficas y culturales de nuestra comuni- que la ilusión conclula, que todo debía empezar áe
ir dad a fines del siglo pasado. nuevo.
1l Como los románticos europeos de hace un siglo, ¿De dónde provenía el fracaso? euedó anotado
ili los argentinos se preguntan hoy por la "argentini- qrre el "progresismo" de las capas medias deambuló
[:
dad". ¿Qué es Ia Argentina?, en lugar del clásico riempre en busca de un caudifáje de real izquierda
que le diese sentido y estructura. No lo errcontril.
l+1

1l
t,
interrogante heineano sobte {Qué es Alemania? Y en
Llr la propia base de la pregunta está clavada la arort- La política oligárquica tenía a su servicio al viejo
[1
. bigüedad metafísica. Porque la Argentina que quie- fiberllislo y al flarnante nacionalismo regresivo. IÁ
JI
di re descubrine no es la de su verdadera realidad, penpectivas de cohesionar un pensamien-to nacional
1!

sino la clue deriva de presuntas "invariantes histG democníüco desde el seno mismo de la pequeña
ii
l 'ricast', la que se o(presa en un mistificado "ser na- lurguesía hablan fracasado junto con et fraóasó del
ll cional". Y de esa manera, ese pensamiento teleo- partido político^que ilebió ser el elernerrto
rlt
lt1
Iógico sobre el país opera con la mii¡ma instrumen- G de ese ascenso de las capas nedias y "o*i*- que, por
lfl
tación irracionalista que en el siglo pasado ofreció, ,riéios de origén, no lo fue +un€. SA{,
d"áaUa,
H,
l$ t4 75
lii

tll'
s
ffi.,.
f,l:'::
*.f,ALtSMO R,EALI.NA.D l

:-LA BülQU'EDa DE LA RTALTDAD


éntonceE el *vacío!'. Ese "vacíot' angusti.olo qut
ma¡ca con sus signos de som.bra toda la liter¿tura concieneia dramática ,¡rcro sin salidas con que loo
precrftica, toda la literatura de'la soled¿d, n¡cida intuicionistas conternplaban la crisis, se iba forjaailo,
espedalmentc en Ia novela, una tendencia de ¡een-
alrededor de 1925. Vacío hacia atrás, hacia un Pa-
:: cü€Dtro entre intelectuales y pueblo-nación sostenida
sado inexistente o inasible que determinaba --como
lo anoté alguna vez Borges- la precariedad de al- sobre bases racionales.
go "que no era ya la pintoresca barbarie y gue aún Es la épo-ca de Max Dickmann, de Verbitzky; de
no e¡a la cultura". Y !'vaclo" también hacia lo Po¡. Roger Plá, de Ruiz Daudet; Brolongaciones del boc-
venir, hacia un futuro que se _temía, porque el pre' dismo, que traían a nuestra literatura toda la im,
{¡ente oo podla definirlo. De ahi su{gió la reryuesta portancia, en cuanto a intenciones, dó ese rnovi-
intuicionista, ontológica, cuando la crhis debió afir- m.iento, y tdas las caducidades costumbristas, regio-
mar la r€spuesta racional y transformadora. Todo nalistas y populistaa que dewiaban esas búsquedas,
debía ser ea<pücado dc alguna manera, todo debía insensiblemeatg del camino del realismo. Estai timi-
ser cargado de sentido. Esta ambición de totalidail¡ taciones tenlan -,r"hó que ver con el rctraso en la
construida sobre bases irracionales,-debía derivar in' elabor¿ción man<iqta conireta de la problenrática cul-
evitablemente en [a angustia, porque, otra vea, el lural así cdmo con Ia inmadurez de desarrollo,de
"vaclot' no podría der cubierto. las b-ases sociales de una nueva cultura, que fuese
El, pensamiento de los intuicionigtas transfiriendo hegemonía, del .,progtesisdo', .'ago
la
Estrada, Mallea, Scalabrini Ortiz- era -Martínez
una deses- de la-s capas medias al izquierdismo re.¿l del prole-
-
perada tentativa de rie¡¡contrar vínculos , entrc. los tariado.
intelectuales y el pueblo-nación. Es claro que esrl La expansión de una literatura embebida en r¡na
intención se abaratabd en el mundo de mistificaciones nueva cultura, requiere soportes sociales poderoso.
gue envglvía los puntgs de partida del razona^mien- Es decir, requiere la presencia de un nudo histórico
to, pero de todas forrnas signíficaba la aceptacióin que catalice las definiciones. Htrbo uno *no nacio.
fundamental de que una crisis muy honda connovía nal-* etre sirvié mucho entre nosotrrs: la guera
al país. Esto los diferenciaba del optimismo pan- ciül español^, tan influyente en la actitud dernues.
glossiano, üadicional en nuestras élites, que tantos tra intelectualidad de izquierda que buscaba los ca-
sstragoc hiciera alrededor del Centenario. Ese opti- mino¡ del pueblo.
mismo liberal recluiría en el olüdo a la preocupa.
ción fatídica de nuestros intuicionistas. D¡trante to- Los signos-de civil epañola'están prt-
-la-guera
da la época conocida como la "década infame", el sentes en casi toda la novellstica de ese tiempo, así
liberalisrno aristocratieante marcarla el tono de nues. como lo estará luego la lucha contra el fascismá. e
tra actividad cultural: sería el punto de fusión ideo- gta última actividad. se plegaría el liberaliimo tra-
légico entre las oligarquías y las capas medias inte-
, dicional, y
si el hecho tuvó una importancia qur
letuales. Y simultánears€nte cdr esta hegemonía y no cabe meaoscabar en el terreno poüúco, en el cil-
on la corrtrapoeición de ella, manifatada @ la' tural, lamentablernente, deterrrinó que el .?bog¡e_
sismo" de las capas medias intelectuales se anexaln
r6
77
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:r.!:-'

I,.E A L I S M O Y R. E.A L I II.A.D LA BUSQTJEDA DE LA N,EALTDAD

a Ia tradicional hegcmonla liberalr perdiendo la po- tan la rnrelta a las condicio¡rec de 1942 cómo solu_
sibiüdad de potenciar sus elementos independienter. ción a loe dramáticos problemas argentinoe.
Asl, 1945 marcaba o¡ra vez, en el terreno de la cul- Fero los "jóvenes', ¿eÍ +S leían a Sártre, adverúan
turá, Ia zuperioridad del überalismo de derecha, el que en eI mundo caducaba una forma de cultura.
gue dio el .tono, ppr'su ca¡ácter desbordantemente y de vida social, comprobaban que aquí los elemen-
mayoritario, a la ubicación de nuestrzu élites. De los humanos para ese cambio posible -estaban en su
ese tono --quedó dicho- participaron también los fVoria.en las plazas en que se vitoreaba al líd;;
"jóvenestt de ese grupo socio-cultural, sin que en un demagógtco y que ellos, los intelectuales que se sen_
principio, cuando todo parecía estar comprendido dan de izquierda, estaban siendo jugados por élites
en la ,antinomia 'tivilización" contra "barbarie", se gue_ 19 querían el cambio, que pensablan qrr" l" ,,b"r-
manifestase la más leve actitud de distanciamiento. barie" no estaba dada por-el carácter fáhngista de
Aparentemente no había, siquiera, margen para una l¡r intelectualidad ligada al rfuimen (que le ñabía
"quertlla de generaciones". Pocó después, sin embar- rlado sostén ideológico), sino sobre todo por la!
ma-
go, el distanciamiento adoptaría formas tan hondas T ryp"|"*.* que apoyaban ese régimen y t,r" ur"r,,
que, aunque mantenido en los límites de una mis- cn_srnresls, Ia mayoría de la clase obrera
atgentina.
ma concepción del mundq superaría la mera polé- Entonc.es se planteó el problema: efectivamente el
mica intergeneracional por razones banales, Para lrron¡smo era una estafa, era Ia utilización del pro_
transfors¡ane en un capítulo principal de la luch4 btariado como masa de maniobras de un sector
d,e
de las ideologías. las-clases altas, del ejército, del clero, de-la
intelec-
tualidad pero-la solución áel liberalis-
-reaccionatia.
mo, Ig soluiión propuesta por los tradicionales ..maes-
4. R¡zo¡¡ns DEL "couPRoMrso"
r¡os de la juventud,, eraj simplemente, la
soluciórr
¿Qué habla sucedido? ¿Qué fue sucediendo ¿ del.grupo oligárquico desalojaáo. nn át país, pues,
partir de 1946 en el pals y en el mundo Para pro- r daba-una falsa polarización: oposición sistemática
vocai ese alejamiento entre Ios "adultos" de una cla- y oficialismo nada querían decir en sí mismos. Toda
se y los 'Jóvenes" de esa rrisma clase? la lurha, a partir de ese momento, se irá delineando
El signo de la oposición intelectual al peronismo ry l*-angustias, los triunfoe y los fracasos en el ca_
nino de eliminar esa polarización fraudulenta.
esñrvo dado por el liberalismo, un liberalismo abs-
tracto y enmohecidq instrumento final de la política .ItIo es- exlrañor entonces, que renaciera el pensa-
oligárquica; gue no entendió nunca el fenórneno de miento intuicionista. Martlnez Estrada serla Ia ver_
masas del peronismo, que creyó que eran lo rris¡no dad ,primicial: en sus üsiones proféticas latia la
las muchedumbres anhelosas de cambios estructurales dj.d"{ de un país conrradictorio!,r" oo habla sido
Iic-ado-, que contradecfa Ia imagin que
que los dirigentes que traicionaban esos anhelos. Pa- dell -ha-
ra ese liberalismo, el peronismo no.€ra la culmina- t hecho las corporaciones y loJ proiesores. Adol-
ción de una gran crisis'nacional; por ellq con tran- Prieto lo_expresó alguna viz, sintéticamente refi_
quilidad de esplritu, sus partidarios sólo propugna- rdose a Martínez Estrada: ,,. . .al obligarme
a

78 f9'
', >'i -

LA BUSqUEDA DE LA BEALIDAD
r EAL I s M o Y r'r í'Lr:DA'D
aigura ilusión de trar¡sformar a las masas peronistas en masa
enca¡ar un¿ reatidaitl desagradable me dio'-de dc maniobras del "progresismo" de las capas medias'
ilá; bautismo dJ honestidad intelectual""
- Falsamente parecíJ concluirse así con la polarización
il"'iaUad desogradabk" ' Era la ruptura vio' qrínea del país. Nuestra historia contemporánea ha
que a PTn'.;
lenta de la imagen itlílica y mistificadora dcmoctrado lo ilusorio de estos planteos del "progre-
cipios del sigtá acuñé el liberalimo Y*lill: ii sismo" de las capas medias, de estos consueloe de su
rtalidad era, en cambio, dura y senstral' llen¿.eso'
de '
anbigüedad'
*ia,*ot extraí¡oe, sofocantes y habían
agreaivos, Por
descubierto
;-i;á; á" los inúcionistas que
olvidados'
ee"- m.otitn se alineaban los- narradores
ü ;Ñ"dores dolorosos de un tiempo difícil:
ü;;;;, gui*g., Arlt' Una tónica o¡istencial
;i;i; hs ñúrq,tId*, el "compromiso"argentina'; toma\a
i*";-¿"- "irrJaáaníu "n Ia literatura;
ñ;A hecha ahora ia mera anotación: ya habr6
& d"t"rrt"*" en ello más cuidadmente'
--t;;; qu-e
lodo, *odo., cabe Preguntarse: ¿Por
iilmo--iuo"? Ert.'quedó-deflnido como Ylu dl
ix .ilt';. ",i.imas dentro de la ilusün de Ebntades
"r
pernitida por el punto de vista de la alienación'
á";tt, p* iu. posible de la burguesía' Y la
"orr"i.rr"i"
re¡elie" de los 'Jóvénes'í del 45, aunque'se'levantara
simultáneanente coñtra la cultura oficial y contra la
r*-faO" liberal, no sigqificaba la ruptura con la cla-
sociul de oágen. áe modo que la üscusión se
"i:
mantenia sobre una base común de concie¡cia pe-
' queño-tuiguesa de la realidad. hnto, un sectol
üp""t-ú; de estas capas medias acompañarla poll-
tial-""t" a este fendeno intelecüral, integrándolo
eR su senor al levantar las pretensiottes de uqa "ter-
cera fuerza" entrt el liberalismo cornerador y el
peronismo.
' Esa sería la condición primera de lo qrie dio en
lla,¡r¡arse froulizisma entre los años 56 y 58: una
ac:
;;"J;o" permitiúa en el plano sintético de lo po-n'
ii*l tÉ" qo" cabe¡ todoi lu motnanttx parciales
.i
de la conciencia de una clase social), sustentar Ia
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IV

A LA REALIDAD POR EL COMPROMISO

1. L,r pnru.rcíe or, LA NEGATTVTDAD

El punto de partida del comp:omiso es la neEati.


vidad. Surge como una negación frente a una situa.
ción cultural dada; como primera toma de concien-
cia-de una crisis. Apresado aún en los marcos de la
' alienación, el pensamiento "comprometido" es, siri
ertbargo, una tentativa de libertad que a menudo
da frutoi críticos de gran vigor. Significa, en sínte-
sis, una oportunidad, surgida de algún hecho histó
rico-social de trascendencia, para el reencuentro en-
tré los intelectu¿les y la realidad, mediante la rup-
tura, aún cuando en el interior del pensamiento bur-
gués, de vlejas correspondencias que ya no funcio-
nan;' mediante la quiebra de cristalizaciones ideolé.
gicas perimidas, que se hallan en discordancia con
el desenvolvimiento de la realidad. Cada uno de los
"nudos histéricos" que precipitan ese reajuste de las.
relaciones entre los intelectuales y el pueblo-nación,
marcan con su sello toda la actividad de las élites.
Eno sucedió entre nosotros Jon el peronismo: crisis
nacional que sosirwo la expansión del pensamiento
, "comprometido" en la literatura.
' La dirección ideológica central de la vida argenti-
na está impregnada pgr el liberalismo. Incluso á t.o-
¡ vés de sus negaciones (la nacionalista, especie de
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.I

REALTSMo Y nEALIE'AIt A LA REALIDAD POR EL COMP'NOMT'SO


contrar¡tforsra liberal), todo el proceso de formación mente servl¿n para r€sgonder a los nuevos interro.
de nuestros intelectuales nacionales giró alrededor de gantes.
las premisas del liberalismo. Sin tener una figura A pesar de los'melindres retóricos, la posición- de
descollante que a través de su personalidad sistema- los "viejos" de su clase de origen en relación con el
tizara qa dirección conservadora (como sucedió en peronismo, era optigrista. Optimista en el sentido en r'1
---
Italia con Croce o en España con Ortega), el libe- que desconocía la exasperación qu€ ese fenómeno de
j
ralismo formó loe equipos universitarios, los de la ,
masas había descubierto en la üda argentina; opti-
gran prensa, los controles de la opinión pública. EI mista, en la medida en que era noatalgiosa de un
advenimiento del peronismq como destrucción po- pasado, cuya sola rehabilitación significaría e! reme-
pulista de una Aqgentina que tdavía vivía de las dio de todos los males presentes; optimista, final-
cuotas de zuforia anticipadas por el Centenario, a mente, en cuanto creía, con candor finisecular, en
pesar de los duros encontronazos de la "década in- la equivalencia entre ttculturatt y "moral". Todo
fame", obligó a repensár el lenguaje de enfrenta- este aparato dé mistificación acerca del papel de los
miento entre loe grupos intelectuales y la realidail la sociedad no podía abrir ya rutaÉ
intelectuales en
nacional-popular. útiles a la actividad creadora. La desvinculación
¿ Cómo reaccionó la. inteligencia argentina frente generacional, pues, se planteó sobre este trasfondo
a Ia nueva problemática que el pe*onismo le plan- de crisis ideológica. Para'ella llegaron los auxilios del
teaba? Una actitud generalizada puede sintetizar esa pensamiento existencial europeo, pero reconocía mo-
respuesta, salvando los matices que ella trafa en ca- tivaciones internas. Y en esa continuidad con anticí-
da intelectual: incomprensión, orgulloso aislamientq pos'criollos de la crisis, con interpretaciones Do con-
reprobación "inoral" de una situación definidamente formistas, no idílicas del país, ¿cómo no iba a apa-
política, reforzamiento del !'esprit de corps" de los recer la desesperacidn crítica de los intuicionistas, de
intelectuales como grupo agredido por la "barbarie". Martínez Estrada en primer lugar?
Los "fueros del intelectual" estuüeron, como nunca,
Esa desesperación . significaba una primera toma
a la orden del día; la lucha contra el peronismo era,
de conciencia ccin la desagradable realidad, una nota
pues, una lucha por la cultura, maltratada por. el de discordancia con el coro del optimisr¡o liberal.
desborde populachero.
Es claro que tenía sus vicios' (y éstos no tardarían
Pero ese liberalismo ineficaz y conformista, ligado en advertirse nítidarnente), pero era un punto de
a la Argentina pastoril, ya tenia sus réprobos. Ellos partida: nuestro prrnto de partida para el "compro-
---sobre todo Martínez 'Estrada, v Roberto Arlt- miso", contra la 'torre de marfil. De los vicios del
fueron los puentes que'el pensamiénto' "comprometi- intuicionismo remozado a partir de 1945, basta el
do" encontró para procurarse un pasado. Hacia ese ejemplo de un hombre y una actitud: el de Mure-
pasado se volvió el elemento "joven" que se fue na, réprobo gue vuelve mansarriente al corral, con
desprendiendo de la tutela de los "viejos"-de su cla- los óleos, del telurismo y la teología.
se, cuando la coyuntura peronista les obligó ai plan- Toda esta realidad-desagradable tendrla que ma-
teane si loe instrumentos críticos heredados pasiva- ; nifesta¡sc en la ficción üteraria. El fenómeno del
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:l- .t:- - . :.- ',,.. .
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B .Kir*:4'E,A L I S M O Y R E A L I D A D LA RE,AI. IDAD POR EL
Effi , o"ronismo (sobre todo en lo que tenía de prcsencia feneración. Ahora gue han pasado algo más de cin-
fl.i.;l'' de masas sobre la gan ciudad en crecimiento) se to años desde que estos afanes cotnenzaron a ma-
El':,,:, descubría ante todo en su perspecüva estética. Al- ,.lifestarse, y eue, además, el contenido de esos cinco
:1 .- guien (creo que David Vfñas) lo ha dicho: Perón, '¿rios.ha sido intenso y casi definitivo para toda,éx-
;i ' ese Buenos Airts desencajado por el peronismo, era ,'periencia futura;, puede valorarse piovisionalmente lo
;: '
: un tema de novela. advénticio y 'lo necesario de los aportes específica-
, '' A través de la experiencia del peronismo, de Io mente novelísticos traídos ¡ror esta generacién .'com-
prometida'l ¿Qué pasaba hasta entonces en la no-
.; mente la realidad que el peronismo, como fin de un vela argentina? A pirtir de Payré,. en nuestro siglo,
:. ciclo cultur¿I, descubría. Como en todos los fenéme- se ,!{! reabierto la'posibilidad de diálogo con lu
l:: nos de crisis, la problemática que de él se derivaba ]
realidad, mediante sótidos intentos 'de fusionar al
: , era de ambición totalizadora. Qulminaba en la en- intelectual con el pueblo.nación. Esos,intentos
'' tera realidad argentina, que había sido robada, para -que
se llarnaran, después, Arlt, Mariani, toda la izquieráa
'-,:
derivada del boedismq los escritores predominante-
sostehido ,pgr el liberalismo. Yese proceso de asun- mente.costumbristas del interior- constituyeron el
.,, cién de lo real por medio del o'comprorniso",.es el cuefpo vivo de la novela argentina, a pesar de sus '.t,:.,i
,'t', que selló toda É etapa última de nuesra novelístl inconsecüencias teóricas y de sus limitaciones'estéti-
¡': r ca, otorgándole parejos vicios y virtudes, derivados, '
eas.' A su ladq se mantuvo la corriente retó¡ica i'j.t:_.-1.
:!
.
'1., a'partir de una similar llnea de conciencia de la aplaudida y pr€miada- gue pue-
realidad, por los diversos grados de eü conciencia -corriente'oficial,
den ejemplificar Larreta y Mallea, salvada la mo-
É

r' Y, Por supue$to por los distintos niveles. de calidad


-"o"rrtó 'dernidad de este último con respecto al inverosímil
árr a la aprehensión específicaménte estética autor de La Glorin de ldon Ramiro. Su literatura era
.- de los problemas. Apoyándose en una línea que puede el típico produrto de una élite en un país depen-
diente: tliteratula de enquistamientq fina y púlcra,
falsa desde el lenguaje, scgregación de una íntelti-
-, I realidad, la nowela argentina de los riJtimos años en- gentsia'parasitaria.
contró un tono común del que sacó sus "mejores Por razones en las que luego me detendré, la iz-
arrnas polémicas, las que le dieron vivacidad frente quierda, que había combatido desde la novela al
,. dl pasaáo, aungue ya hoy .se muestren como'insu- mundo mistificado de la literatura oficial
.r ficientes al cabo de un rico proceso de fracasos cla- -arrnqüe
esfi¡viese inficionada, a vecesr. de restos liberales que
sistas, que plantea agudamenie el problema del cam- la'emparentaban con el ciclo vigente y le castraban,
- bio radical de hegemonla en la exi:etiencia sociol al final, su cápacidad liberadora-,t no se transfor-
mó en predecesora ,reconocida" de los nuevoc inten-
toc aparecidos con ¡iosterioridad a 1945. Durante un ,
, s? una literatura de agitación", ha escrito David período de varios años, en la novela argentina todo
parecía limita¡sc a runa reproduccién vegetativa de
i1

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.i ,. :.;t?
-. :.i.t.
'.. -...t!$

LISMO R E A L I D,A D A LA nEA,LIDAD POR EL COMPROMISO


grandes üneas trazadas. Del 45 al 50 casi no puntualmente, todos lq presup¡¡pstos teéricc que
apaÉce ningún nombre nuew. Son lm años de El Sartne metodizara en sus trabajos literarios de 19,16
Túnel de Sibato, retórica intención de encuadra¡nos y t947.
en'nna problemática contemporánea, y de Bonio El proceso que siguió esta apertura "compromc- ,

Grls, de Gómez Bas, resurrección afortunadamente ria- tida", podría resumise en el siguiente esquema: -9,
rr¿da del populismo, costumbrismo y pintoresquismo 'En primer lugar: La literatura a¡gentina, produc-
üterarios, con que en la Argentina suele confundirse to de élites distanciadas del pueblo-nacifn, ha di-
al realismo. El panorama era,, pues, gris y tedioso, bujado una inugen eufemlstica; nominalista, de lá
propio por otra parte de la dura experiencia que el realidad. Esta imagen falsa debe ser quebrada, eli-
peronismo planteó a nuestras élites. Ese panorania minando todos los ocultamientos, destruyendo la
debla ser conmovido por una "literatura de agita- creencia de que la literatura es una cuestión de
ción". "buen gusto". Nuestra comunidád es dura y cruel, , q*
Los contenidos y las técnicas de la literatura exrs- con una zona cernllesina en lá que laten conflictos
tencial (la experiencia norteamericana q sobre to- casi Mrbaros y con una gran ciudad monstruosa. y
do, francesa, pero después d,e la renovación introdu- despiadada; y como tal debe ser asumida. El con-
cida por los norteamericanos), debían-ser'el elemen- formismo y el optimismo evangélico deben ser des-
to de la influencia que comenzaría a hacene sentir terrados de nuestra novela.
entrt nosotros. Las r¿Lzones pmfundas que lo deter- En segundo lugar: Esto supone la.utilización de
rilinaron, en cuanto a la actitud de los 'ljóvenes" que técnicas y lenguajes que permitan definir la proble.
necesitaban ubicarse en el drama planteado a su mática contradictoria del hombre inserto .en dicha
clase por el peronismq y a quienes no bastaban las situación de crisis. Técnicas que posibiliten la ubi-
precarias armas que les proporcionaban sus !'adul- cación del hombre eri acción, no en reflexión, ,g[e-
tos", procuré rnencionarlas antes. Pero además de es- brando la imagen tradicional de la novela argentiiia,
tas necesidades culturales, latían otras propiamente catgada de retórica meditativa y de espíritu'de aná-
literarias, que se emparentaban con Ia obligatorie- üsis. Este problema de cultura (y de expresién)
dad de renovación de nuestras fatigadas ar¡has no-- hace confluir h4cia zu "modelo" literario de este si-
velística.3. Era necesario, de una vez por todas, intro- glo: la novelística nortearnericana. Ella sintetizó, di-
ducir a la Argenlina en el tiempo y en el espacio versas experiencias tendientes a rescatar la imagen
contemporáneos, caracterízados por una doble crisis: peculiar del hombre definido por su ac¡ión y no po,r
la de la cultura "occidental" en la que se.incluía su perrsamiento. Esas experiencias fúeron, fundamen-
huestra cultura y la de ésta, en particular, 'ilumi- talmente, el cine, el periodismo y el psicoanálisis, El
nada por el peronismo. F{ahia, pue$, una doble ver- cine, an cua¡rto satisface plenamente la necesidad de
tiente de conmoción que era men'ester asumir: la del Ia acción como clave de la definición humana; el
mundo "tradicional" y la nuestra, la de la periferia periodismo, mediantela ligazín inmediata del hecho
dependiente de ese mundo. con su narración y el psicoanáüsis, a través de su
A partir de esta conciencia comienzan a valer, casi scntido dindmico del tícmpo que permite burca,r gn

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r s'M o REALID A TA.REALIDAD.:-POR EL COMPROMISO
as razoRes del'presente. Y además de é,¡- ¡rrovieuen, reajustaran sucesivamente sus relacioner
'tos, gl
eneutntro sensorial cbn la rcalidad, especie de on la realidad, cumpliendo una experiencia de co-
inveritario minucioso del mundo exterioi, di.raíces nocimiento'polltico-social a pasos de siete leguas. El
impresionistasr' que .permite darle sentido dinámic,o i "murenismo'', conlo exerecencia del pensamiento iri,
-, al espacio. tuicionista, símbolo claro de adónde lleva la ¡etórica
Esta aproximaci6n a la realidad no significE co- ontclógica, ayuda a entender la necesidad de una
mo ha quedado dicho, la presencia integral del rea- a[ocuada cotrcepción del mtrndo como trarnpolín
lismo, po.rque la concepcién del mundo Que la guía para una verdadera "asuncióri de la realidad".
impide una concordancia con el sentido profundo del
desenvolvimiento de lo¡eal. Pero a pesar de ello, re- 2. Vrñ¡.s: r,A qurEsRA Dt' LA rLUsróN
núeva en la cultura argentina há-bitos críticos de
gran importancia, en cuanto se. proyecJa hacia una David Viñas es el escritor agentino que mejor pue-
imagen inconformista de nuestra vida en comunida{ de testimoniar aceÍca de esta situación cultural. Es,
La lucha contra la retórica sostenida en nuestra no- ademas, el escritor con obra mas importante apare-
vela (aunque a la larga pueda engendrar una nu€va cido en los últimos años, y toda su parábola -iesde
ret6rica), determinó un proceso de apertura hacia Los años daspiadadas hasta Los dueños de la tiena-
la vida, sostenido sobre la destrucción de tabús tra- indica los vigores primarios de esta actitud ctítica
dicionales. En álgunos, esta.pretensión derivó hacia frente a la realidad, así como las definiciones a que
el "¡ealismo negro", es decir, hacia la utilizacién va obligando la persistente presión de lo real. Viñas
de elernentos espectaculares y truculentos, que cor?o- es típicamente un testigo de la quiebra de.las ilusio-
boran la vigencia en nuestra cultura de cierto iector nes pequeño-burguesas, destrozadas por la irrupción
gran" guiñolesco. del boedismo, especialmente €l re- populista del peronismo. El peronismo significó, para
Presentado por Castelnuovo. Por otra parte, la no- Viñas, la finalización de un ciclo argentino ca-
velística surgida de esta actitud crítica era típica- racterizado por la hegemonla de un sector social: la
meart€ de tesis: con ella se quería demostrar algo, ' clase media alta. Esta clase media alta en deca-
intentándose de rondón una nueva y mistificadora. dencia econémica era como el eco de ia retó¡rica
ontología de "lo argentino". Ilusién típicamente ro- criolla; rep,rrsentaba blándos valores del "espíritu",
mántica, gue aleja del realismo y que explica la 'ancianas tradiciones sin valór ninguno, evasión de la
vigencia de los pensadores intuicionistas. A partir de vida que se daba en esos días. Especie de máscaras
ahí es donde comienza a ctr€cer parasitariamente la grotescas y empolvadas gue deambulaban en un mu-
núeva retórica de que hablaba. Afártuaadamente, en seo ile cera y que habrían ds deshácerse, como óeni,
cierto sentido, el nipido sucederse de heihos tras- tu, al primer contacto con el aire de la callp. En
cendentales en nuestro país (caída de Perón, expe- cambiq Pei6n y su r€gimen eran lo sólidq lo segu.
riencia liberal bajo la "revolución 1¡6..¿¿¿s¡á?,, aflq ro, lo,macizo, lo concreto. También lo abnurdo, des-
geo del fronüzismo y fiq de su ilusión), determinaron de Ia visión de esos. detritus de la clase media crio-
qup estos intelectuales, I'h capas medias de las gue lla, porque la desubicación social genera lo inexpli-

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+ i,t.t,,::É*

R, l,ALIDAD L'A R.EALIDAD EL COMPN.OMISO


"OR.
cable, lo incomprensible. Frente a un pafs perimido, Ilx añss despiadailas, aunque aligeradas por incrus- ', t]

hipócrita, herederp del "buen tono'', Perón (y sobo taciones periodlsticas que'le otorgan vivacidad testi-
.l
todo las masas ululantes en las plazas) fqpresenta- monial. En medio'de estas dos novelas queda [/a .1
ban la imagen de un país despiadado que no daba Dios co,tidi¿no, fatigosa disquisicion vecina a la éti- . ,::r l

cuartel. Por otro lado, como pura actitud psicoló- @ (o a la prctensión de la ética) , en la quo Ia
gica, era tqntadora esa imagen áel "Jefe", dominan- nejor de las calidades de Viñas, su capacidad de t
,-1
do, subordinando a la multitud. ' ttaÍrat, queda oscurecida üas infinitas e irritantes
Viñas trae la conciencia existencial de la crisis ar- {iscusiones entle sus personajes,
gentina. El lo ha e6crito: "No se podía ggrmanecer Ha guedado anotada la que es, a mi juiciq le
al margen alardeando de pureza impolutá --de ne- nás importante (quizás la definitiva) virtud de Ví-
'cesidad de conservarla, dige-
o'de una total y lúcida 'ñas: su capacidad narrativa. Ella se adhiere a un
corrrprensión de lo que ocurría. Era npcesario otra gusto casi mórbido por la palabra sensación; a un
cosa: Hundirsa, incrustarse' en lo que estaba ocu¡rien- deleite por redescubrir a ciada instante y frente a
do, oún a rbsgo, claro está, de no conseruar ni tantg cada acto, la ¡naterialida¿ del contorno: una mate-
htcidez ni tanta pulfiitu¿t' 4. Esa taxea de'"asumir rialidad que debe ser hostil y agresiva. Viñas, efec-
nuestro contornot' significaba no.tenerle miedo a na- üvamente, no ha inventado nada, pero su estilo
da; obviamentg no tener' miedo a la deeagradable micias del introductor- puede ya ddinirse -pri- como
realidad. Había" por supuestq un subsuelo de pate- personal Én nuestra novela. Hay mucha lectura apro-
tismo literario en estas afinmaciones antiliterarias, a vrchada por Faulkner y de Saftre; no tanta de He-
pesar de toda la honestidad con que eran proferidas. mingwayo aunque el nombre de éste aparczca, a me-
Y a ese patetismo se enlazaba la necesidad de plan- nudo en sur escritos. Viñas es un escritor barroco y
tear tesis en las novelas, necesidad tan adherida a confuso, , por su pretensión de abarcar simultánea-
la letra de ellas. Viñas quiso probar que el país edi- mente distintos estratos del tiempo y del espacio y esta
ficado a partir de Roca era falsq qtre se deshacía inclinación ha derivado en él en núnera, sobre todo
en podredumbre y que el'peronismo no había hecho cuando zus contenidos son ieiterativos. Cuando Viñas
miás gue desnudar esas miserias, Así construye Ccyó se amanera es cuando mejor deja advertir sus trucos
sobrs sa rostra, inaugurando la disecbión remota del literarios; sólo cuando logra alcanzar estilq los tnr-
desastre nacional; asi Los anida despiadados, uno de coc desaparccen. Zos años despiadados e la mejor
sus libros más flojos; crónica agobiantemente lite- muestra del 'error .primero. Alú, sus elementos fún-
raria de Ios reflejos del peronismo eritre loe rrma- damentales: densidad de su prosa, construccién del
nentee moribundos del viejo país. Este conflictq en período y peculiaridad de sus'diálogos, quedan casi
lo esencial, se rcpetirá en el guión de El lefe, donde d:-pp desnudor. Los prárrafos largos, en los que
aparecen las mismas contraposiciones litera¡ias que en abundan las interpolaciones retrospectivas, segura-
D Tr¿s o cuatro ¿oJ¿s, Ef,l Revista de Derccho y Cien- mente introducidas para actualizar permanentesrente
eiar Sociales, Buenos Aires, Verano 1956-57. (El rubrayado el pasadg no logran a menudo su objetivo y consi-
me PcrtenGcc). Bum¡ por el contrariq oscur€cer la expresió,n. Su -

92 9E
':t: .t
:
i

REALISMO Y R .E A'I" I':D I A LA'f,,EALIDAD'POR EL COMPROMI$O

praóa, así, resulta acumulativa . (la . abundancia dc "progresistas" de las capas medias.frcnte al peronirr-
frases iniciadas con conjunción es abn¡madora), pem mo. Al propon€rse, a través de la experiencia peronis.
ao sintética. Es evide¡rte la intención de crear una at- ta, rehacer la totalidad dp los lazos que deben-unir al
mósfera asfixiante de lenta y penistente decadencia, a intelectual con el pueblo-nación, en la expia-
través de una ordenación de frases y palabras zucedi- ción de,una culpa, lo que demuestra "uy"ron
la última raíz cti-
' das una detrás de otra, corno en un recuento infinito cista de todas sus formulacipnes. De tal manera, Ia
de objrtos en desuso. Pero de objetos aiaas, iluminadcs utilización de e>rperiencias autobiogúficas, en cuanto
por una adjetivación referida a sus calidades materia- esa autobiografía fue la de un .lor¡eno' dó la clase
les (blandq sólido, macizo, fuerte, fofo), no a los atri- -:di1 desencajada por el peronisná, al que no qu.ría
butos ideales que se Ie otorguen. Y por fin, comple- adherir y alejadq sirnultáneamente, de la vie¡a ,lig"r-
.tando este cosmos de relaciones formales, los diálogtx, qula,,supone uira serie de apriorisrnos prejuiciososiin-
cortantes, ásperos, agresivos. Reiteratíwos y cargosor, witablernente teñidos de arrrbigüed"¿-. l,u ambición
como llenos de humed¿d, con el ¡ecurso de agravar totalizadora (el deseo de construir tesis sobre las anéc-
'6u monotonía colocando al fin de cada frase el apelli; dotas) queda limitada a transferir al conjunto. del
do del destinatario, siempre brwe, hiriente como un pueblo los traumas propios de esos sectores, especial_
chasquido. r¡ente dentro de sus capas intelectuales, para cons.
. En la medida en gue Viñas csnti¡uara jugando con truir una suerte de "teoría del argentino;t.'Arí, .l f.-
estas estereotipadas m¿nifestaciones de su técnica. su nórneno del peronismo, que tuvo caráctet vivenciaf,
interés iba a diluirse. Podlan tener, si, funcionalidad, fué mucho más sentido prejuiciosamente, que des-
en cuanto tendían a repr$entar ese encuentro prime- entrañado de manera racional. por eso fue considera-
ro con la superficie de la realidad, oscurecida por los do 'ab:urdo" y."r, este aspecto poco diferencia a
ñas del que calificara a dicho período como
!i-
eufemismos habituales de nüesffos novelistas. Se .ad-
(inverosímil
-Borges
herían a una necesidad expresiva; eso no está en dis- y aún increíble?'. La relacü., entre am_
cusión. Sin embaqgo devendrían en fit&rrora porqu€ bos está contenida en el marco de la conciencia po-
,::.:: esa necesidad expresiva se iba desgastando a sí mis- sible de la pequeña burguesía intelectual, qde no púe-
r'.1'
ma, como forma de un contenido de conciencia¡ has- de conte4plar al peronismo sino en los límites dL h
ta transformarse en una nueva retórica. Y es intere- perplejidad. El cornplejo de culpa frente a las masas
sante destacar que paradojalmente los elementos de peronistas no es un paso adelante hacia la conciencia
retórica se acentúan en Viñas cuando narra su$ ei(pe. del fenómeno; simplemente es el otro costado del or-
riencias conternporáneas (tanto en Los años despia- gulloso aislamiento.
dadds, cuanto en sus relatos sobre el peronismo, que _ E tg problemas de conciencia ideológica de la rea_
pensó agrupdr bajo el título de La década absurda), Iidad van a determinar et definitivo fraáso jel ,,com_
- promiso". El fracaso
, y se diluyen al enfientar temas del pasado. Pienso que p-ugd,e arrastrar consigo al es-
l.critor o prrede contrib¡ir a liberarlo m.diunt"
'
el problema deriva de una condicionante psico[égica .t
y cultural de la que David Viñas da testimonio: la ac. cuentro de u¡a concepción dialéctica que lo acerqué"rr-
titud .que mantuüerón en general ciertos sectores al realismo. En este sentido, Los dueña¡ de Ia tieira,

s4. 95
E-A L I S M O
N. E-A Y
Y R. EALI DA D
* LA'RTALII}AD POR EL COMPROMISO
la úhima nóvela de Viñas, es el paso más serio dado a¡s intenciones cÉticas conjugaban un inténto inte'
por un escritor arg€ntino "comprnmetido" hacia una rrsante de rescate de la realidad argentina. 'Más tar-
verdadera conciencia de lo real. Certificando que er¡
la medida en que Viñas se despoja de su orperierrcia
&, el nombre de Beatriz Guido iría definiéndose, ¡rcr
penbnal frcnte al peronismq gana €n racionaüdad,
h repercusidn cinematográfica dp su obra, por la peq
¡istencia de su trabajo y Por el éxito de sus edicionqs,
Los'dueños de la tierro significé una maduración en cofno uno de los más imprtantes, junto con el de
las relaciones del escritor con la realidad y por lo tan-
to un verdadero hito en su lucha contra la retórica -David Viñas, dentro del panorama de los Düevo6 rra'
radores.'Incluso sus ca¡ninos parecieron ser parale-
verbosa. Despojada casi de apriorismos (o al menos los; del conflicto individual a la lenta'aceptación de
de la evidencia de esos apriorismos, poryue la adun- la presión de lo real, que obliga a ubicar socialmen'
td de rcbar no está auscnte del todo), la últi"'a ne te iipos y psicologías. Sin embargo, la vinculación es
vela de Viñas expüca, sin determinantes ontolégicos más aparente quaverdadera, aún considerando la úl-
sino históricos, el fracaso de una experiencia populis- tima novela de Beatriz Guido de fi'e*d*, que
ta burguesa, deshilachada por la ambigüedad. Sobre -Fin
parece ser la tentativa más neta de la novelista' en
el trasfondo de hechos históricos, Yifias rccorta tipos, zu camino particular de "asuncién de la realidad" y
gue no son sus portavoces, sino que tienen verdadera -fodría
con la cual compararse los dueños db la tierra,
legaüdad novellstica y ütal. Por otra parte, su capa- por el escenário de anécdota político*ocial en el que
cidad narrativa crece, como si se palpara esa alegrla se mueven los personajes.
de contar que da la cotidiana muerte de los pegotes
Dl mundo de Beatriz Guido es también -un mundo
retóricos. Aquí sí está el estilo de Viñas y no su r?¡r,-
en desintegración. Ella es testigo de la decadencia de
nera; una sensoriedad funcional y no su ca¡icatura.
un sector social que va quedando al margen del de"
A partir de ahí nace el rrKrmento de supriner que venir histórico. De alguna manera; aunque la trama
en su..obra futura se irán, cada vu, más, desbrtzando
de sus novelas nor se desar¡olle contemporáneament€
los caminos hacia el realismo; c deci¡ hacia la rea-
al peroniimo, &te "nudo histérico" tiene nucho que
lidad "Los dueños de la tierra, es, con otro fondo veicon lo esencial de su problemática literatura.'Su
histórico, una reguisitoria contra el propio Viñas, que
tesis sobre est€ fenómeno puede resultar parecida a la
creyó que el peronismo era "absurdo". Es un testimo-
de David Viñas, en cuanto se halla Presente l1 inten-
nio sobre los fracasos de la ambigüedad; un teetimo- ción de reflejar el foso gue la experiencia postérior
nio sobre Ia necesidad de cambiar.el eje hegemónico
al 45 abrió en el curso social argentino y la irreme',
de la sociedad y la cultura argentina, á" uábr,
"or, díable decrepitud de ,lo que qúedaba en el pasado'
el ciclo de los desconsuelos propios de las capas me-
dias y ile sus derrota¡ históricas. ¿Pero es ésta la intención real de Beatriz Guido? Za
ca^ta del ángel ( r otra partei y a mi juicio, su me-
3. Gtnno: r,¡ cnírrcl MoRAL
jor novela) anticipaba ya lo que iba a ser la obsesión
esencial de la novelista, cualesquiera fuesen las-anéc-
En 1955, una novela, La casa del ángel, abría la ex- dotas que le diesen sostén. Esa obsesión que era emi-
pectativa hacia una. autor? cuya órbita temática y nentemente pricologista (no peicológica), aunque se

96 97
RAALISMO Y REALIDAD LA REALIDAD PO'R EL COMPROMISO
relacionase con un estrato socíal determinadq se con- de La casa del ángel. En esta última, sin
densaba en Ia preocupación por profundiza¡ en el Ia funcionalidad novelística es mayor, en
paso doloroso, dramáticq lleno de co_nflictos, de la in-
la adecuación entre los individuos y su mar-
fanúa a la adolescencia, en familias de Ia Argenti- social se da sin discordancia, sin intrusioncs pe.
na "tradicionalt', co,n una gran influencia de supen-
tición religiosa y de convencionalismo católico. Loi ta-
Estas intrusiones de la crónica son las que ampa-
bús del sexo adqüeren en este ambi,ente importancia
la confusión existente ac"Íca de Fin de ficsta, como
fundamental y se transfbrman en determlnantes de to-
'das laÉ conductas. Evidentemente estos problemas de- riraie de lo psicologista a lo social en la obra de Bea-
finen a ciertos sectores de la sociedad argentina, en los
triz Guido. Nada hay, sin embargo, que diferencie
,de manera esencial su última novela de las anterio-
que pesan con gran ügor los prejuicios de un catoli-
. cismo "español", tipo contrarreforma. Además, es- -ro. En ese sentidq vale la pena dctacar su difgren-
tos^ ingredientes culturales, desde el mqmento en que
da con Los dueñas de la ünra, efectivo intento de
la ideologla de un grupo dominante tiende a transfor- mpüar y ncionalizar el diálogo con la realidad. En
\ marse en ideología dom.inante de la comunidad, influ- {m de'fiasta cdsten
pa.ralelamente dos desarrollos:
yen sobre otros sectores sociales, sob¡e todo aquellos lnq el que naffa nouellsticamdt¿te el habitual con-
que co¡struyen su üda sobre una mimesis de las cla- f,icto adolescente. con todos los requisitos de presen-
ses altas.
cia del pecado, frustración s€útimental, etc., aunque
equí el protagonista cambie de sexo; y otro el gue des-
En La cgsa del dngel, *te conflicto tendría marco
aíbe periodlsticamente una situaeión política, siempúe
dentro de 'la alta sociedad porieña de hace treinta
óservada con distante frialdad, que jamás establece
años. En La cdda, en un estrato social muy particu-
lar, parecido en cierto modo al ubicado por ios años
¡na unidad orgánica con el conflicto central. En to-
do caso existe la misma relación que se daba en La
despiadados, salvando todos los elementoi irreales que
éasa del ángel: un conflicto individual suscitado en el
Beatriz Guido nnaneja a fin de cr€ar un clima pe- -¡eno
de Ia clase.alta argentina, sin que el trasfondo de
numbroso en el que se combina la f.antasia con-la
' realidad. En Fin de fiesta, al cabo, los mismor ele- Iq desrnanes'políticos adquiera demasiada importan-
mentos descriptivos de Ia transición doloros a a la cia funcional. Todo lo que queda dicho serla inritil si
adolescencia, se fijarrír, en el medio social en que cre- cn la liase de los planteos de Beatriz Guiáo alrededor
'ció nuestro caudillismo fraudulento. 'de Fin de fiesta no estuviera esta afirmación, formu-
Salvo Li caída
(aunque la obsesión moral y la sexología de represio- Iada en un reportaje: "El objetivo propuesto... fue
nes y frustraciones esté también present en ell4), ariteponef, la figtrra extraordinaria de Lisandro de la
La cdru de;|, (ngel y Fin de fi,astá parecen comple- Torre a la del caudillo reacclonario de esa épo'ca".
mentarse en la ubicación histórica de un ciclo que 'Apatte que sería caprichoso utilizar la técnica nove-
acaba con la conmoción peronista. La muerte áel para expresar apriorísticamente un conflicto
caudillo en su última novela equivale a la muerte que debe resolver la sociologla o el ensayo histórico,
de toda una é¡roca, en la'que también reinaron los es pvidente que en Fin óe fiesta, s6lo a través de la

98 99

h=:¿r--
'' t.:.-l::¿a
N E A,T I S M O Y R E A L'I D A EÁ'N.EA'LTEAD POR SL COMPROMISO
lit,
, :..t.':
crónica y nunca de la narración, esú istención de Bü dfficit en el con'ociÍniento de la realidad que se
triz Guido logra manifestarse. a recreai y.gue, de resultas de esa insuficien-
: ,
. Las diferehcias con Los dueños de la ti¿rra son sélo puede ser evocado rnerced a la reconstruc- .;_t:t,

ras. En Ia obra de Viñaq Ia crónic¡r.alimenta el periodlstica.


dal de la narración novelística, se integra ese Gstas limitaciones son las que le quitan intgrés ¿l
de Beatriz Guido,. estimable por otra parte en
;

rrcnte y no martha por caminos paralilos. El'r


flicto de su protagonista no puede . ser a búsqueda de un estilo, y a fineza literaria.
-personal r, conto base au$piciosa, la conciencia de una cri-
tendido sin su desencadenante políticoi'en el caso
Los dueños de Ia tierca¡ la alaianáa ae peongs en Pero esa condición es aún retórica, como retórica
Patagónia. zu visión de la realidad. Ella se pone de manüies-
Si la obra de David Viñas es testirnonio de la de manera muy especial, en uno de sus guiones ci
: El secuestrador. Pateciera que alll rc
:J- ryl librane de la abatracción hasta-llegar a la definicién de un ambiente bnrtal, 'que se
- finos hilos de Ia comprensién histórica, Ia náreü
de Beatriz Guido se agota en una problómática de radicalmente.del prejuicioso mundo "tradicio-
cts éticas, permaneciendo como una crítica moral . Pero Ia concepción es gran guiñolesca y escalo.
Ia decadencia.de las clases altas, pe.ro desde el pu mte: el'rescate de esa vida requiere de acusrdo a
que surge: del guión, fuertes dosis de truculenci¿
de vista de otro scctor ideológióJh, lus-ilr*;;i;- nada tienen que ver con el realismo y mucho con
y..d*: Fin de fiestacod sus incrustaciones perio-
nihilismo gfa¡dilocuente y grotesco que par€ce ser
dística-s intenta ser :-y creo gue sobre una,base
de hábito de nuestra cultura, cuando se quiere rom-
honestidad- el primer paso h:acia la inserción en la
histori4 de Ia mórafidad inicial. No logra se;I" con el clrculo falso de las ilusiones optimistas.
que la.historia desfila como crónica dJsucesos, ;;
co¡r¡o
!eco.r1do, y se mandene plenament, i"A.p."ai""t".
hL "coMpRoMrso" AL REALTSMo
Panicipando de toda Ia am'bigüedua p*pái"l ,,com. Los nombres de David Viñas y Beatriz Guido son,
pro-miso", la novelísüca de Biatriz i"ia" acentúa
vicios abstractos, no puáiendo furi""ur-"J-nunca te, los más importantes dentro de la ac-
hecho^ históricoy el iecho indivi¡u; . novelística "óomprometida'', pero no son los rini-
qateria novelística. Cierto que queda como"r, ,f"ü Queda al ma¡gen, por ejeurplq el de Alberto Ro-
plausible Ia vocacién du,.¿or,ir,"i.=*ii"-;;; saldo
n;-d, uno de loa que ion mayor ímpetu aparecie.
fiesta e><presa, a diferencia de las v.oi""É, anterio- y cuyo estilo fija, a mi juicio, otrt elemento impor-
d; s1 misma y limitada obsesión; puro tJa"aÁ para la crítica: el de Ios peligms del pintores-
1es ismo, a lo lcazar:iempre tenbdores para la litera-
oe termrno{¡ de arte y,tratándose, simultiíneamente,
de ryn arre. que ,r, *rr, ¡ild";ir"*;.'; tura de 'lagitación": Y quedan, junta a ésta, varios .'
-.{."¿eestos
aprehender Ia realidad, : Sole.ro, Vanasco, Bondoni; novelistas,que, de al- :''..;
ii.'
consuelos no importan i;l:':.-
demasiado. Hay una contradicción entre p,retensiones r manqra, han intentado dar .testimonio de nues.
y tealización que sólo puede imputarse a'ün déficit: tra realidad y hair adheridq con los llmites dados pqr ,. .::a-..:

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RSALISMO Y REALIDA ¡T LA REA-LIDAD POR EL COMPROMI90 -:j


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1. jt.j
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prcpi .::
su propia coneiencia y sensibilidad, a las - ronismo. La situación no era fácil. Su dramatismo (al
neo de la "literatu'ra comp:ometidai'. Y éste es el que agravaba la crisis de todos los valores "occidenta- .,.1

jetivo que inter€sa a la crítica cultural, averiguar . l€s" en escala mundial, en medio del pánico de la .i.

les son las causas gue han determinado que esa ne- "gu€rra fría") debía producir, en defecto de una po. '.i
cesidad de ubicar la novela dentro de un diálogo con lítica obrera independiente gue los integrase en un ,,.ij
':j
la'realidad, haya fníctificado, como corriente-domi- movimiento popular vastor un nuevo'\¡acío" cultural.
-{
nante entre nosotros, no en el realismo sino en
t'compromiso". Aq,rí debe volverse a lo que se
Bse "vacío''
-que he definido un poco más atrás-
fue llenado con el "compromiso". El "compromiso" "¡, .'

planteado ya reiteradamente en el trabajo. Sobre la era la manifestación tórica gue, Ircr un lado, fun-
misma base de quiebra de'la "torre de marfil", y (alrn damentaba la ruptura de la torre de marfil, tígica de
sobre la miwa base de influencias literarias), mien- la ética de derecha, y por el otro contenía la necesi-
tras en la Italia de post-guerra se eqrande el neo-rea- ,dad de "denuncia" pequeño burguesa de la crisis,
lismo, en la Francia contem¡roránea surge la teoriza- con armas nor¡elísticas que, a' la vez, vigorizaban la
ción del "compiomisol'. Las líneas de desarrol.lo del er<angüe producción literaria argentina, pero sin que
próceso socio-cultural nacional y la historia de la for- el fenómeno se,extralimitase de la-conciencia posible
mación de las élites nacionales, serán, según cada pa'¡s, de la clase de origen. Este último fenómeno ha sido el
las razones que condicionarián la lregemonía de una u decisivo para sostener entre nuestra élit€ la dominan-
otra corriente. Interesa determinarlo ahora en nues- te del 'tompromiso'': el des@ inionsciente de no
tro proceso; al menos aproximar las líne¿s ¡omper radicalmente las vallas de la cosmovisión bur-
para calibrarlo. No por razones académicas, sino guesa. No se üata de establecer juicios de valor por
para sintetizar el estado actual de nuestras élites lite- esta actitud, sino de describirla, simplemente. Por otra
rarias, los grados de su conciencia de la crisis y lar parte, ella puede explicarse sobre una hip&esis que
posibiüdades actuales para rtsolverla en su totalidad, párrafos arriba r¡rencioné al pasar: la carencia, por
rnediante una gran lucha cultural y social. parte de la mayoúa de-la clase obrera, de una políti-
La nueva literatura surge como expresión de la ca independiente.que la transformase e¡l el foco de
crisis del país revelada por el peronismo. La co4- atraccién social que necesitan l4s capas medias pára
ciencia de esa crisis, que determinará finalmente la ser anancadas de la tutela o indirecta- de
reubicación de un sector importante de nuestras élites las clases dominantes. -directa
frente a la realidad, surge en los "jóvenes" a partir Esta debilidad através de la utiliza-
de una dramática comprobación personal: estaban -representada
ción, por la aüenación peronista, dd la c-lase obrera,
siendo jugador por los "adultos" de su clase para una como masa de maniobra de la butguesía- fue la que
política minoritaria que, con revestimientos de lucha impidió que, corno corriente, la actitud cr{tica de las
"moral", escondía un sentido social restaurddor. Pre- élites "jóvenes" se transformara €n integración revolu-
tendían enrolarlos, en una palabra, p;ra la defensa cionaria con el proletariado. La que impidió, trasv-a-
de toda la frustración, la podredt¡mb¡e y.el fracaso sando un'poco mecánicamente dicha relación al te-
que en et plís había procreadq como reacción, al pe. rreno artlstico, gue el 'tonnpromiso" devinhra realis-

102 108

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¡:-' REALISM,O Y RElALIDAD .{-A REALIDAD POR EL COMPROMISO ", .i
'-: aa't
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mo. Ef p€ronismo jugó en este sentido un papel itrlo en profundidad de la literatura argentina es ¡:i:.i

trastornador. Proletariado y peroni$mo se identifica- p'roblema cultural que la


" y 9t
la .*,4" fr3eemónico,; : .:¡:l
tron en un sdo concepto pari'ta élite "joven¡', dado "agitación"..quedan ago'tados como
' ,,:-.)
que partcía imposible diferenciar .la cornposición de de una toma de cónciencia más profunda,
un movimiento polltico de su contenido sociali Como encarc la coincidencia de la aprehensión de la
para ella no hahía otra apertura proletaria qge el pe- dad con su verdadero desenvolvimiento. ¡ ::iii
. .;::
ronismq-y simultáneamente, era imposible acompa- Estas razones sociales del auge del "compromiso" ,-ii:'

ñar a las viejas élites en su lucha restauradora,.el ca- salida a la quiebra de lb torre de marfil, pue- '':¡
mino de la espera, de la "tercera posición", del "va- completarse con algunos elementoñ históricos so.
cío", quedaba abierto. Era el ca:nino de la ambigüe- la formación de nuestrts intelectuales. Sobre to-
dad, ciertamente, y aunque el "compromiso" suryiera y principalmente, con el caúnter retóricq rostátr-
aparentemente por razones éticas, tenía una real fun- e individualista del pensamiento argentino. En
damentación potítica y social. Integraba un vasto sentido han jugado tradicionalmente dos facto'
ca@po de acción general de un sector de las capas : en primer ténnino el fracaso de una política na-
medias, que resistlan al mismo ti.trrpo al peÉnismo I y popular gue hubiera permitido la integra-
y al pre-peronismo y ere, alrededor del 5O cornefi. triunfante de las élites intelectuales con el deve-
zaria a manifestarse de manera más o menos organi- histórico. El intelectual argpntino --despu& del
zada. Tan reáles eran esos fundamentos socialer i p"- - ha debido mantenerse al margen de la activi-
líticos del 'torrpromiso", que la aparición del fron; política dirigente, salvo que entrara en la co¡fa-
Cizismo tuvo el carácter esperanzado de una síntesis: ión oligárquica. La política resultó asi una suma
era lo que se había estado esperandq la posibilidad frustraciones que acentuaron el individualimo y la
de fusionar a 7a masa peronista ("el proletariado") ia a las opiniones abetractas y retóricas. La'
con la dirección de las nuevas élites .("los intelectua- ición de nuestra condició'n nacional, por otra
les de izquierdar)'. De un solo golpe {uedarían elimi- explica el auge del intuicionismo rosrántico del
nados los dos factores que impedían una ordenación ya se habló y la necesidad de explicaciones ab,so-
del p,roceso argentino: la burocracia dirigente del pe. e irracionales sobre el "ser argentino".
ronismo y la burocracia oligárquica de Ia "vieja Ar- También tiene algo que ver en todo esto el "modelo"
gentina". al cual nuestras élites atendieran: el francá.
Lo qúe vieno después de es'ta ilusión-es cr'ónica con- decir, la tradición intelectual europea más impreg-
temporánea y nt vale la pena detallarlo. Sólo interesa de abstracción y moraüsmo, aunque se sienta
,plantear que nunca corno ahora plarecen tan ambi- bcada en los momentos de crisis por preocugaciyner
guos los esquemas del t'compromiso" y tan nece*aria cívicas.. La caracteñzación del intelectual como mrem-
la elección definida por el pensamiento de la clase de un gmpo cerradq, corno integrante de una
,obrera, a efectos de no engañarse ni trampearse en la cracién cufa palabra está por encir¡a del común,
"asunción de la realidad". Bn una palabra: ahora ha tlpicamente franceea, aunque no, trxlr supuestor'
quedado bien a las cla.ras que el groblearra del de¡- iva de sus 6lltes.

104 145
:.: R E A L I S M O Y .R E A L T D A

Todq este peso retórico de nuestfa cultura (


festado en su ensayística, en su novelistica y en
poesía) se agravó por l.a-tardía inserción del m¡
mo en ella. La tarea dermitificadora en nuestro
es enorme: como cap¿s de una geografla, v
en nuestra cultura cristalizaciones de la contra
ma con el laicismo liberal; del irracionaligno telúri
con el optimismo racional, todas ellas dentro del LAS DIFICULTADES DEL RDATISMO
quema de la frustración de la revolucién
ca y nacional. Sobre estas bases de abstracción y l. Axfu,lsrs DEL "BoEDIsMo"
tórica, sobre este'tembladeral en el que f.alta el¿

lisis p.reciso de la realidad argentina, no es ex


que el "compromiso", como manifestación de
. Quedó dicho que la apertura hacia Ia realidad-pro-
p,ueita por los escritores "jóvenes" después del 45, no
negación primera y aparentemente total, haya
buscó É integración consciente con aquellos que q
do a los disconformistas, anhelosos de romper con partir de 1925 se habían planteado de un modo racio-
que pudiera parecerse a una resurrección del
nal, como objetivo de la literatura, el reencuentro
entre los grupos intelectuales y el pueblo-nación. ¿ Por
qué? ¿Cu,ilá son las causas de ese vacío que los hi-
á considerar aislados y solitarios, que les hizo ras-
u€¿¡r, en busca de continuidad, en la obra de escri-
tores individuales y no a través de su integración en
una corriente cultüal? La resprresta para esta pre-
gunta lleva, inmediatamente, a analizar el papel de
Boedo y del boedinno en nuestra cultura.
Boedo fue el primer impacto en nuestra narrativa
de la rcvolución contemporánea; la primera qanifes-
taci{n, relacionada con la propia evolución interna de
nuestra literatura, de la nueva etapa cultural abierta
en el mundo por la e¡rtensión de la teoría y la praxis
socialista. Este primer dato es suficiente Para valo-
rar la importancia del movimiento y Pal? desmentir'
a quienes sólo se detienen en sus limitaciones desde
el punto de vista de Ia asepeia literaria. Culturalmen-
te, Boedo tiene una importancia tan grande que toda
ld literatura de izquierda en la Argenti4a (es decir
todo el aretpo aiuo de la narrativa argentina) está

106 107
':"?.:::1!i
-&E.AL1S M O,Y R'E ALID AD
lS'DITICULTADES DEL REALISMO ,,1.,,.,,.iÍ

. rnarcada por su sello. Incluso sus limitaciones nacen .. rlt;:


del boedismo: de la cristalización de hábitos traídos .'üluard son poeteriores; integran una segunda eta- :..,:.

p". _rl boeüsmo, explicables por las condiciones cul- en la historia de la literatura influida por los 1ÉI
',,.:':!l':
os contenidas de la realidad, una etapa -má$
:"4:t -el qle el movimientó'se
,..:.:
gestó, pero no tan
justificables después. .
en que la,nocién de realisino se va elaborando 'l ,,.*i
Las tesis del boedismo se vinculan (basta ver, a ma)ror precisión y justeza. -,1-:
la distancia, su$ postulados), con la voluntad suqgi- Í,sa líterau,r*paente de la primera post guerra, a
Ia mayoría de los países europeos a principlos que podía definine en forma provisional como un
I
del "l20 por incorporar a ia literaturá la, or.rerruo ,"a_ enriqwcido ideológicamente, tuvo con el
': iii
,:::':
lidades introducidas por el auge del movimiento obre- expresión en nuestra cultura. ¿Sólo por ra-
ro y socialista, iluminado (y definido) por el triun_ aes de influencia exterior? Evidentemente que no.
fio de la Revolución Rr'.a.'-Esta tentaiiá, que en el motivos insertoo en la radicién intelectual ar-
aspecto literario-cultural era contemporánéa de la ex. 'gentina que permiteo su expansión en aquella Bue- ':'.i
' .::-_:t'

pansión-vanguardista cuyas caracterí;iicas ya han gue- ¡os Aires ya cosmopolita del 22.
:: ,i
dado delineadas; se integraba, sin embárgo dentro
de una continuidad naturalista, cuyos lÍmiies cor¡ el '2. Er- pnsmnArco -
TNTELEcTuAL 'i:::i:
realisrno no quedabaó demasiado piecisos. Una posi_
:.:l-]¿
ción correcta de crítica a Ia desintegración decad^ente El mal de nueStra literatura fue siempre el des- '.:t:;
llevaba, a menudo, al conformismJy al consen¡ado. arraigo. Este problerna de la soledad del intelectual -ri,
:,rt;::'t:
ris.mo expresivo, por lo que la lucha
ior la nueva cul_ en rtlación con la comunidad, ha presidido nuestra :.- . :
tura se-limita!1 a yuxtaponer sobre moldes viejos pre- ,tradic,ión literaria. Ese desanaigo -i-aún no superado+-
' :,:'ii:i
:.:l:
l:1.

ocupaciones ideológicas nuevas, sin plantears. lu l"- tendría sus raíces últimas en la falt¿ de asimilación :: t.-:4.

cha por el realismo; es decir, la lucl¡a integral por histórica de los intelectuales a Ia lucha nacional-pd. -' .:r
nuevos contenidos del arte que partiesen del seno'de pular, por causa del fracaso de nuestra revolución de-
la realidad cultural contempor,ánea, que. aprovecha- " mtrcrática, que debió integrar a la Argentina corno en- ..:-t:l
sen bdas las tidad autónoma en el sistema capitalista mundial,
-adquisiciones- aportaáu, p", ta van_
: :!.?
guardia a partir de la crisis dé fines de iiglo. 'Por dicho defecto histórico, nuestra comunidad in-
Esta . :. -:a|
. preocupación llegó desde Europa"a nuestras , g*uó a ese sistema como pals dependiente de los im-
tr.A*. con el pasaporbe de Ia F¡ancia de Barbusse, pórios guropeos, perro llevanilo consigo la contradic-
de Roland o de Anatole,France (con alg,ún Zola, dá eión de no tener siquiera frentd al mundo imperialis-
Germinal, retrasado); de la Itaü;;T.*, de los 1,ta poderosas defensas étnicas oculfurales que, aún co.
1"T?"1 de post guerra; de Andreiev o del primer rriendo el riesgo de hacer c:ier a nuestra cultura ert
Go:ki.- Íln general, de los escritores que llegatan al -las posiciones de un nacionalismo defensivo,'podrlan
socialisrno por vía del humanismo, 'del pg!"Ur-o, ,
'haber eontribuido a robustecer nuestra personalidad
:.r.;):r.::i

del contacto naturalista con la realidad. .ir"i. -'eolectiv4 diferenciándola netamente de la de los paí- . 'tj::
guardia osburtcía. Los nombres d. ú;oüky;B"eci; """1 :ses €uropeos. Fulmos así, una suerte p4rtieula¡ de , I .i:i!
:.¡il
*tatfüDeost' : -
sometidos por otros eurqpeos.
108 .' t::-t
109 . .''--:13
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. - : ¡!,*
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...1. , :,,- _-*.:-':,.xó.¿1
R-E,,4 L r S M O Y R E A l r-D A D '.¡ nrrIcULTADEs Dür. N,EÁLISMO
Este proceso tuvo cumplimiento hasta el fin en loc y el pueblo'nación,'ensanchando la brgcha
núcleos urbanos (especiaimente Buenos Aires), quie- su separación histórica. Tan widente €s esto que
nes le dieron tono al país. Porgue aparte de ellos se hoy la influencia del 80 (es decir, la influencia
'extendía la dilatada naturaleza en la que perduraban frac¿so de la revolución nacional en nuestra cultu-
formas tradicionales (españolas, herencia no destruida por vía de un liberalismo socialmente reacciona.
de Ia contrarreform,a), que iban perdiendo vigencia que nos intrducía en el mundo "modernol'), pro-
poco a poco, en la medida en que la nación se trans- en la üteratura argentina como urur línea cul-
fonnaba parcialmente por la presencia de grandes indeleble: Borges'es su eq¡onente más talento,
manchones de desanollo capitalista. Y no sólo €so: es también, quizás, el más típico
Imponibilitada la integración nacional-popular del de la actividad intelectual de nuestras
intelectual (en la que soñaron, como imperiosa necesi- No es una excepción, "una flor de invemácu-
dad aqgentin4 los teóricoe del 1837), dadas las fallas , corrpo se dijo, sino el mejor producto que'podía
esenciales de la estmctura social-nacional, la üteratu- de una élite ubicada de manera incorrec-
ra dql 80 fue la resultante lógica de esa situación de en la realidad cultural de un país dependiente.
distanciamiento entre élites y pueblo. IJna üteratura
que aunque asumiese externas forrras nacionales (so- L¡ r,rmn¡ruRA DE rzqurERDA
bre todo porteñas), se colocaba por encima de la ver-
dadera realidad nacional-popular, transfonnándose en Con el 900 nace entre nosotros la literatura de iz-
un producto minoritario de élites a espaldas del país, Ella coincide con la aparición, en la gran ciu-
que construían $u "mundo de la cultura" como una en crecimiento, del proletariado industrial de orr-
ciudadela de nuer¡oe ricos. A, partir de ahí el proceso inmigratorio. Alrededor de este hecho se van po-
de la literatura argentina Be va diferenciando del de los intelectuales, qué encuentran en él una
la literatura latinoamericana en su conjunto. No siem- de integrarse con el pueblo-nación. Esa li-
pre, es claro, esa diferenciacién fue perjudicial, co- de izquierda tenüá sello anárquico y su in-
rno lo prétenden los teó'ricos de un nacionalismo res- se prolongará, casi hasta formar una conti-
taurador. En última instancia ella surgió también de ad inintemrmpida, con el boed,istno.
nuestras necesidade como comunidad naciona\ dis- La literatura argentina, pues, se abre a lo "social"
tintas a las de la "otra" Arnérica Latina y nos dio medio de las nubes retóricas del anarquismo, acom-
'tttod"*o,
'la poeibilidad de incorporar lo europeo en lo especificamente literario, con el "mo-
abriéndonos el camino hacia Ia asimilación de las nue-, , también retóricq también abstracto. .
vas realidades sociales y culturales qu€ conmueven aI Así como los escritores del 80 (Mansilla, Cané,
mundo. , Groussac) prep€raron el camino para una li-
Pero la problemática derivada del 80 (a pesar de de espaldas al país, a p€sar de que en ciertos
'que sea imprescindible deslindane de la crftica que a de su proea, po.r ejemplo- re-
ese fenómeno cultural han hecho los "tradicionalislas") -madurez
un aporte estimable p,rala forrnación de
,
trajo profundos signos de desacuerdo entre los inte- lenguaje lite¡a{o argentinq los escritores que po-

110 111
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'. l' g ¡ L'r s it4 o i n E:A L'r:lrf.E
lt:i-
!ii:- i. co¡r esa sociedad que lo relegaba a planos secun'
)
drlamo¡ llarnar provisionaltdgnte del 90 (Cambacefét;
ll.:.:',
lrf,::
Martel, Mestá, etc.) significaron el mejor antecq,
¡*. Sl ma), maafkiio, de Gálvez, es el mejor tes-
lt-r,: -,
hi¡tórico de esa situación.
;1,,'r,:' dente *y el más inmediato- de nuestra primera lit j''
ii.ii j
' Lo ""rrotión social" era él soporter de esta litera-
.

:,rj,:
teratura, de i4uierda. Si los del 80 hablan reflej
li .

il.:..:" ,aráq* algunas formas 9..:ry.*t63: cono efadml


"" rina importanci,a liminar' Hay que iel-
il",--:.
la euforia artificial de las élites bajo el rcquismo,
ii.u::
del 90 serían el iisrnógrafo de la gran crisis i;;rñq;tttó
]ir.:.i.. I,
:'.'..
que comeruaúa a demoler la fachada
'-;; oo, años para advertir el punto de partida'
., ñ; "r, {rltimoo esiertores de la clase patricia' de su
los
del país. agropecuario.i
p"Lut ciclo histórico, Porque luego.había de rezur-
,

La quiebra de las estmcturas tradicionales se i


J iit a" hs aparentes i"*pát, a pattit dl lo: Xl-{1"
zaba a principios de siglo con el crecimiento objetiv<i incluir il puente'transaccio-
de dos fuerzas sociales destinadas a transformane ¡; ;; t*; ciclo (sin
-o¡ *ti" doa épocas, que fue Sáenz Peña) tüvo r&s:
zu.superación histórica: la clase obrera y la
ña burgues'ta; ambas, en,lo esencial, de origen i g* oiot""t* Á I "i9i*".o-9: J*,."1i"' ry*::'
gratorio. El anarqui"mo, el socialismo reformista y ' L-spondió Ia violencia, individuaüsta, espontá-nea'
, *átq"i"", de la incipiente clase de obrera' E PT.tli'
radicalismo serían las fórmas ideolégicas en que
:';;;t=;;;"b" "
(

sá personaje nuestra re{i$ad'


presión social se manifestaría.
- f ct" é1, "el pueblo", Ln sentido lato, cuya
Ytldi"?:
En el terreno ctiltural, rnucho más la primera que t" inicitba, porque se lo veía como sujeto de
Ias otras dos, seguramente porque la nece¡idad de rug
- "i""
;.d* las tei.cíones;'mucho más como mártir que
tura que los intelectuales se planteaban. con Ia soc¡ como héroe.
dad en que vivían exigían {ormas de aparente
La visión anarquista es siempre una visión fatídica'
total, y porquerel individualismo anárquico se
y I S. .rin""lu más a ia desesperación posible del- Proleta-
mejor a 6u actitud espontaneísta filantrópica.
, ri.¿o, que a la comp"esióti-hi.tórica de su poder como .:
sociedad de principios de siglo era deflnidamente hq ::

til al arte y a la poesía. Pbr primera vez se prducía, ;1"*, en la medidu'"o qr,. adquiera autoconciencia'
con características totales, el divorcio de las élites - * otga"i.e y Iu
luche. EstJ visi¿n se encontrarla "gq*
dglloia'
.::
terarias con la clase que conducía el proceso , d**Jrrt" "o., que traían los intelectuales.
la sociedad que
Ese es un hecho de gran irnportancia en nuestra,cul'
J*. o"" no enconiraban otro lugar en
í"i"¡" de galeotes en el periodismo coaneir'ial o
turar.,que influirá hasta nuestros días. Antes del 90Q "i
la simbiosis escritor-hornbre político era casi : "l cti-u de sot-idaridad corpoiativa de la "bohe'mlat''
A partir de ahí, sólo epi#ica: la separación entre loi* ellos y esa imagen anárquica de ps proleqfos
escritor y la polltica; es decir, eitre su actividad
;;"b"la coinciden.L ¿" una misma desesperación;
agredidos, los "parias sociales", como
ge
.. aran los
pecífica y las tareas conjuntas de la cornunidSd,
cada vez mayor. .Con la ayuda del ana¡quisrno, eI i ! gustaba decir entonces.
" El anarquisrno' como tendencia teórica, lnrnca pG'
telectual del 900 manifiesta su r¡oluntad de i
di"á fundamentar una expansión del realismo en Ia
en el proceso popular; rornpiendo así de ma¡rera
jante (o creyendo romper, que paq el caso es lo üteratura. Sus modos legl-timos son los del natr¡ralis-

778
112
REALISMO Y REALII,AII
¡tS DIFICULTADES D¡L REALISMO
mo, como toma de conciencia descriptiva de l
Ia reali. través del engolamiento en la expresión. Paralela-
jad, al que pueden adosánele f"o*i
,"*á.rticar, á aparecía or,5'¿* actitu4 que en Carriego tuvo iT-
Ia medida €n que se intenta darle sentido
áL ,r":, l"
ttTffi li'teratura der 9oo,
" y mérito para siempre, porque de algrna
introducía el mundo de lo cotidiano en una
""";r"';;m
teratura de izquierda, fue literaiura de tesls. ica de ab,stracciones, p€rQ gue en sus continua-
m:lrr,:lrtn:t?, perturbada por la retórica. Grandi_
Su.con
se malbarató y, entrt cosas, fijó la retórica del
cepcrón_del pueblo le'impedía reflejarlo Me refiero aI "humildismo", a la actitud pia-
a no ser denr frente a lor pobres, a quienes se {ebía proteg€r
1ro de los marcos de la'filantropi", aei *pietismo,,.
E_ra necesario describir su dolor, 'tur'ttus", su.6lebilidad frente a las agresiones sociales. LJna
de la er<_
plotación. P-opulismo y ,,pietismá';;;;;; ra plañidera, en fin, que niega, pese a su ho-
Ias bases probable, al realismo y lo reernplaza por el
qe nuestra literatura de izquierda,
como Io están la
t¡rtimentalismo y, a veces, por la cunilería.
!?1"!:4 de _probar y ro "o"r."r ácia, Ia abstraceión
rceológtca. Hasta ahora nuestra . Estas son las líneas generales con que la izquierda
actividad literaria no
se- ha liberado del todo de
.rta h"r."Jr,-qu. t r integra por primera vez en nuestra literafura, inau-
vés det boedisma adquirirá " "_ una corriente. Vistas asi sus fallas de origen,
""";;;;"ltlr,"iu.
Resumidos, estos lastr€s de nuestra prlmltiva tite- .
¿hafuá que considerar las fo¡mas de su aparición co-
ratura deizguierda pueden darnos .f .igri"ii";;;;;_ mo un hecho perjudicial? IJna conclusión tal no Po-
maz Io fílaróficó, concepción pop,ifirt, a" dría sostenerse: el movimiento anárquico-literario del
-En Ia cla- 900, como intento de acercar los intelectqales al pue'
filantropismo, mesia"ir*á pi"f.turio, t*-
l"^_:!t"-,
maniquea a no profundizar ei las blo'nacién, tuvo una importancia cultur4l enorme.
:encla
n_u_manas.slno a presentar arquetipos:
relaáiones Aparte que trajo nombres, como el citado Carriego o
EI Obrero, in_ como Sánchez o como Payr6, qüe hablan del t¿lento
lyfTi,:-"astigado,. sujeto áe tódos los dramas po- y de la rnadurcz de una literatura. La obra de Payró
:11TI "r,Uurgués, "visto al través de una irnagen que, o de Sánchez, comparada históricamente con la de
de matdad, sería invencible,y a ta que jOIo
?:::?
podñan alcanzarle condenas morales. escritores posteriores, no ha siáo arln superada. Las li-
La woblemáti- mitacionc no era¡, en todo caso, de ellos, sino de la
ca, por más que se orientase a Io ,.social[.
festaba
crudamente ira;Já"álirt","""r*
," *arri_ cqmovisión limitada a_ la que adherían o por la cúal
pensamiento anárquico.
l ri.oico en el estaban influídos. Una literah¡r¿ que aspire a inte-
grar estéticamente las nuevas realidades creadas por
i11a. teorética abstracta degeneraría
,^3:^! ^!:yario,
rogrcamente, en retórica. Una retórica q,,, .rr*ntru_
la clase obrera, no podrá inspirarse en el credo de
ría campo abierto en el ,imboii*- J.li, Bakunin.
_"a"*is-
lT: Lu retórica se manifestab" .;-.I*;;n"i" ur*¡ 4. Le sor.Bo*p DB LA cENERAcór.¡ nsl 22
por. ejlmpr"¡- J-;,o"rT'g"tsrF
lltT:j:"_"",^Ai¡arte,
del Ia mala" herencia=romáñtiü
"n
,teatro. no. Boedo es el segundo capítulo de nuestra literatura
esraba superada y por el contrario, penistía
tercamente de izquierda. Prolónga pesar del impulso que da a
-a
1Lt,
115
i;ffi;,:'' ',

lr''.
j:1ij::: :- .
REALISMO Y REALIDA 8 DTFICUET'ADES DEL' REALI9MO.
l.i,i.:' ' nuestra n'arrativa- Ios viciqs teéricos d¿l 900,'en otra ioterna, su p¡o'pia dinámi¡a contraüctoria en
jj-:',: :.i- situación nacional y mundial: cuanü ya ná gobo: ln a sl misrno y en relacién al conjunto) sig'
t::
*
j.." naba- aqr¡í, directamente, el patriciado'y cu¿n?o la ron, en síntesis, la presencia activa de tr€s sec-
)-
{ ,t.
!':r:a
..'
Rev9lu9,1ón Busa concretaba ia presencia de Ia vaga socialei en ascenso: la pequeña burguesía ur-
, el proletariado industrial y el camPesinado
:
i:,:' .
revolución proletaria con que sd soñara, en infiniia¡
i"
]1 ,,.'" . ,
-'
noches de desolada bohemiá, pocos años atrás. La im- idatario de tierras en la zqna cer€alsra. Estas
i,.,::.::
i .:.. po*ibilidad boedista ae superl vicios.u"t"¡*o, ¿. tuvjeron su origen, predorrinantemente, e¡ la
;'::.
deslastrarnos de lo que fue mala herencia del anar. ión que r.pÁta ü á""" litoral de nuestry
qulsmo literariq deriva de su precaria fundamenta_ ir d€
rbis.a partrr de rü/u. trascendencia qe
La üascenqencra
187Ó. rJa hechq
este ¡lccr¡ut
de esre
t,.
t:.
ción teórica. Este párrafo de Castelnuovo es ilustrati, ,fo" cónmocio¡ró capas profundas de la psicología
v.o:. "L¡ ideología de Boedo fué una amalgama de lplectiva de nuestro Pueblo, habní de v€nie con P¿¡r'
distintas tendencias procedentes todas de ü mir*i ticular intensidad err el proceso de nuestra cultura.
fuente: el socialismo. Ilabía anatquistas, socialistas, El inmigrante (en el perlodo que va desde 1880 a
.:,.: sindicalistas georgistas, al principió. posieriormente;
:¡910" ar¡ibaron más de dos millones'de ello's quq se
:::
:::',"'
r;.::
,
trots_qui$tas, apristas y comunistadr.
._ lxettütot, especialmente, en Buenos Aires y en el
El momento histérico en que surge el boedistno (y de 300 lilómetros que rodea al puerto), cons:
ru contracara el .,Florida;) es rituyó la base demográfica de esos nuevos lagruPa:
,grupo de de gran im:
pofancia para el porterior desarrollo de nuestra cul- ¡qientos que
:"jlg¡C¡¡LW Yqu ahededor de 1920 pugnan
4uLuLqv ¡,sE'¡Fg
por lograr el
tur¿. Asi .como alrededor de 1916 sé abre un ciclb :-contrql de la vida social argentina. También Por esos
advertible en Ia üila política nacional, también nues_ i.¿ñoe los hijos de esos inmigrantes comienzan a corls-
tra cultura ¡econocerá alrededor de esos años rasgq tituir una parte apreciable de larclientela estudi¿ntil
lu-evos. Una y otra dimensión _el desplazamieñto ¡del país. Estos primeros descendientes- nativos del
del eje del poder político, el nuevo tono dóminante de Srbg" comerciante o.artesano seráli-'¡nédicos, aboga'
La actividad cultural-, acreditan similar
origpn: por dos, profesionales. También escritores y poetas.
'.:.. Lt Reforrra Universitaria del 18 es algo más que
esos días estallan los elementos de un
*li"f
3ue,
si ""roüio
bien dejó intactas las viejas €structuras, se :un episodio de las aspiraciones estudiantiles: en el
j""go de la presencia de nuevos agnrpamientos :te¡reno cultural general, el signo de la Reforma, deri-
too
de clase, advenidos al amparo del desairoilo de las ;va{o de la conciencia de la crisis total, que ya el 90
fuerzas productivas en et país. -
.----- üabía preanunciado, y de la tentativa p€queño'bur'
Enfocados con esa intención total, no será diflcil .guesa de ,hegemonía, impregnar,á la cultura A¡genti'
advertir los lazoa que, a partir de 191b, atan la victo- 'na hasta nuestros días. Es claro que esa impregnacién
r¡a e-Iectoral del radicalismq Ia Reforma Universita_ r¡o habrá de efectubrse plácidamente, sino en medio
na, l7 _huelga de los chacareros de la pampa gringa, i-de tensiones y compromisoa de las capas nedias inte'
conocida co,mo
'.'El
Grito de Alcorra"; ;,i; Ia .,$e. ; lectuales con los representantes del "país tradiciónaltt.
mÍrna_ Trágica" de 1919. Bstos aconteciírientos .- Toda esta 'coqmoción sociecultrrral que he tra-
uno de los cuales, por supuesto, tiene su p,ropialcaaa
::¿
his- tÉdo dc apret¿r, rtcgondfa a motivaciones de ¡r¡e¡tro .,:Í
I ,;"t;
aa^
t76 fir l';
,lj
f ti:j

,...1
'i
R{ A L I S M O Y REAIIDAD AS DIFICULTADES DTL REALfSMO
desarrollo p:rp vinculaba con un estado universal
T que
al ¡oetas de M¿iiín Fier¡o y Proa... está prefigrrada
*! "o1"tl""ia, el ffiunfo de la Revol"ció" o algrrnaspqinas de Lunario Sentimentaf,'. Otro
Kusa daba tono. En enero de l91g se fundaba en
Buenos Aires el partido Socialista podría decine de Rubén Darío; del libre Ru-
i"t"r"uiioo"f y no estaqueado por las remembranzas versalles-
man<ismo revolucionario comenzabu "f
su ciclo de^expresión.coherente. ""--""Lt o p"i,
Un uio-J"rp,rer, ."
.a1. P"l Rubén, por ejempJo, de estas cuartetas des-
d. 1919, grandes secrores del proleiariado su- rnfadadas gue le inspirara Frank Brown: .,Salta del
:::f
puslero.n para Buenos Aires habíá ileeado la ho_ al cielo laso / Banville lo hubiera amado asi /
-que
ra oe la "revolución Btown, como los Hanlon Lee / sabe lo trá-
maximalista,'. También Io creyó
oliqlqur3. despavorida, de un ¡)aso". Los combates de Florida @ntra
la d;-;"-itá' Joi1*
metidos "p-s-JrtÁ;, y provocó
hs estragos dei-post-modernismo son valiosísimos y co-
""¡r",
LT::,"^1lfen,
ros sangrrentos sucrsos de la1
llamada semánairágica.
mo la retórica no es sólo adulteración de palabras,
¡ino y sobre todo deterioro de contenidos viiales, no
. La literatura del 2O darát cuenta, a trav* Ae U
imrpción de la nueva ¡mede hablane de esos poetas como de puros l€no-
situación. Entre Boedo.y "tar. -e¿ia-G;;:
plrriá" de esta
j_nlritü ,g"opo_ va{ore* gramaticales, aunque ellos mismos, en su
adopaar:á" lou ¿ou ,ü,"*ü"qi"
contra el boedisrno, lo hayan manifestado
ItI"11.'que se divi- Nuéstra
¡oesía abrevé en Florida buena parte
.
9: :y .promoción -había
ideológicas y. aún social*. "riA;;;;u1if.r*"ia, de su überación explesiva y si ese movirniento, co-
S. i""'*"ór"Af;;; mo todos los movimientos experimentales, lleva, lil
en.la polém.icai por ejempto ,pil;."ü;mática
detonante afinnación d. iurt"ir,¡.rorrá, -llñ*or"o, ta brado a sí mismo, a un/ callejón sin salida, a una
¿._ ¡ueva retórica, acompaflado de una vivencial in-
fendiamos a la clase.trabajadona. nlL, AJf"oaiur,
'la 'tqgración losprobledalde la corirunidad puede
oligarquía". La ¿ir.o"Jiu " -en
"r.r;#;; dada en
que, efecrivamente, el boedi,smo;;;;"d; .groducir las reaiizaciones rii,ás afortunadas d-" ,rn
de ma_ nuwo realismo inserto en la cultura contemporánea.
ii."i__"plt"ira .un- arte .,,social',, *i""rrir¿r¿ü lJ"-
ra_^rradrcrón Tal el caso entre nosouos de la poesía de Raúl Gon-
de Ia primera literatura de izquierda
argenüna, y los de Florida zález Tuñón, fonnada er¡ los moldes de proa y de
proponían _"o*"rrt.
urra inserción de Ia poseía
,ré;ir;-; Mailín Fiero.
contemporáneas europeas,
hs comien-
tes^
¿Qué era Boedq en ca.srbio? De acuerdo con sr¡s

,,:;1"'?"t#?1i",r,.:.t..ff H:",".i:#'tr"::
.rr""*";.."; q;;;j:ilj ü;
vadores de Ia ioesía
j: propulsores, la révolución social en la literatura. No
caben dudas que ese clima de efen'escencia prole-
I 91t: ii
ynljniu_perada promoción de narradores. EI
aporte de Florida fu¿ decisivo
tari4 de conciencia sobre el cambio inevitable de las
estructuras burguesas, tuvo en Boedo y en el bocdisino
y d;iló;ncia in_ unri vigencia 'enortne. Pero era una temperatura sen-
para Ia ruprura de un *U.'nirio
n:T?[._ de segunda y .,, timental, mucho más que una adquisición teórica.
lgTq" urano, u,i" ."""á", como el
propio Egtg.t lo apuntar4 Y' Ias raíces de esta afinnacién mla hay que adver-
uiu uez,- G-"ü"" de .los
tirlas en Ia obra conct€ta de los escritores boedistas,
118
779
.:{t
-l'.,:ll::i
:i.!:.13i
.: t-a
REALISMO AS DTiTTC.UT,TADNS DEL REALlSMO. ..' :.::,i
I r:ll
no tanfo en sis portulaciiones polámic*, óomo en ge. lilit¿latu¡a proletaria", hasta llevar el cam Cas-
neral se ha hecho hasta ahora. vo como ejemplo a escala americana' :,'¡
Boedo dio impulso ideológico a narradoies de uí' li' ,Los lastres anárquicos del boddismo se resulnen en
vigor insuperado: Arlt, Mariani, Enrique GanzÉ¿Iezl n"-"t.lrroovo. Peto Castelnuovo no era el único es- '' -.."¡.-.i
..:

Juñón, Alvaro Yúnque, Badetta, iqúr¡orim. Sin em- htor influido Por las ideas de en boga: - he men=
bargo, quien más típica^urente ha quedado como r&, iáorrado los nosrbres de Arlt, Mariani, de'Bar'
p¡esentante del gmpo es Elías Castelnuovq al que Ltta, de Enrique Go¡tzález Tuñón, entre otros' ' ¿La
irrcluso se llamó el ."Gqrki eudarnericano". Esta pre-
'
+t['f"e ütcrátura prolet6r¡,4,.*T? *,Pt"l*+Í
minencia de Castelnuovo se origina e4 que nadie a partir de ahí q donde, juz'
iEuidutttt**tt no y'intenciones,
que las
como él explicita mejor las caácteísticas- dcl bse- tg*¿t obras y no entre Boedosey advierte Florida no er.an
dismo como corriente-cultural, su aspecto de conti- láit esenciales
;,tan "encia"
importantes. Los dos grupos en que }e subdivide
nuación más o meno6 lineal de la prirnera literatur¿
de izquierda lh Ger¡eración del 22 se unen a través de una cons-
Muchos de loa elementos dél anarquiemo del 900; :-t*tt" socio-cultural: salvo e<cepciones penonales, la
'cuyas incidencias en la. üteratura quedaron resurili- üteratura de unbos grupos era una e*pcsión del
das, se prolongan naturalmente en Castelnuovci: so'- .lmeaso y de la sotedod xpirítual tde la¿s capa:s mc'
'dips
bre todó el populismo, el naturalismq la üsión pia- urbanos. Ambas corrientes, que a menudo llega'
dosa de la clase trabajadora. En él está praente e1 : ron el violento antagonismo, encontrarán,
sin em-
mismo fatidismo rqesiánico que €n los áa,r.quistas, . ba€o, en el clirra de EI llonzhe que eqtá solo y
la apreciación en últi'r',a instancia cristiana dg la ¡,
espZÁ de Scalabrlni Ortiz, la radiografla de su alma'
condició'n proletaria. Basta leer (-aruas o Tiücblas . : .bt desarraigo de nuéstros intele€tuales eon respecto
para asorrarse a un mundo espeluznante, gran guiño. ; a la realidadlnacional deterrnina esta frustración es'
lesco, en el gue los límites entre el proletario y el piritual. Ya ha gued-ado señalado este hecho, a P¡o:
'oOrito
twnPen nó quedan muy precisosr en el que el mundo de la pririera literatura de. izquierda. Boedo
de los humildes es urt recinto infernal, sombrlq nro. y nUtia. significan ya la presencia de la Argentina
, ralmmte eondenable, al que no alumbra el más mí" inmigratoria: sus integrantes son, en muchos casos,
nimo elemento de-conciencia histó,rica. Como eñ la hiios de gtiogot; .en otros no; pero el clrma espr-
priurera lit€ratura de izquierd4 ese universo de lo ritual que-. tJ inmigración ha ido forjando en la :
.iii
.;i.:l
social-abstracto mueve al horror o a la piedad, me- vrda,colectiva deja su sello en todos- i
diante la minuciosa catgazín naturalista de desdichas,, Bte hecho iro elimina el desarraigo esenciat; más -: ai

y tragedias. No guiero decir que Castelnuovo lque i bien, lo acentúa. La luoha de nuestra cultura es una
el Castelnuovo de esos años) carezca por entero de" luchi perpqtua Por arraigarse a u1 yelo. fragmen; ..:.:..
méritix literarim; por el contrario, hay en él autén- tario" pocá sólidq sin pasado; es decrr, sin natural I, .:t

tica fuetza narrativa, pero sobre todo han deslucien- eontinuidad. Los hombnes de 1837 fueron quienes por -t:t :.tl;l

do estas caüdades, una visión retórica de Ia realidad ,priurera vez anota¡on esta contraccién fundadenla'l:'
¡ocial. Y esa visión retónica fue la que,sD poctuló,: sin lación no ¡ruedc haber cultura;Y como'ogelaban .i..i,:x

,'.;
120 t21

.:r,1.Í
..;,¡¡ii
nier,rs.lrb R E A , I,D A E DrtIcuLT'ADES DE,L REALTSMO
^s
co¡ un instrumento racional, como la ¡iabiosi¡ Buenos Aires que se deshacía como ceniza. Era
es.
critor-hombre-político no se úabía
nór"d"
'soledad. no ca- nra¡rera de aferrarse a las raíces, de encontrar
1ogr,dertt_ la desesperación ni en Ia
oac
La sole_ cl origen de cada cosa. El escritor neceiita la pose-
La Cautiua o de Martín Fielro, la soledad ¡ión entra¡iable de una realidad, gue es como
-decir
9|e,Pleocupa\a a Alberdi o a Sarmiento era una de una cultura. Si no la tiene a mano, la inventa.
sorectad material lcósmica, si
se quiere), pero una
*t.9* que derivába del'desierto,-l"i-áirj*. n*,
Aquella era la soledad tras las espaldas, pero hay
otra, que más que soledad es abroquelamiento. Es la
en, última instancia, una soledad
á"i t frenté , soledad de quien está en contacto con miles, la so-
a ra naturaleza, no una soledad del hombre"*Urc frente
a otro$ hornbres.
ledad poblada, si se permite la expresión. El clima
lacerante ha quedado airotado. Ebtá én Arlt, está en
El tono de la soledad fue posterio¡mente muy Mariani, en Rega Moüna o en Marechal, para nom-
dis_
i,l tinto. Ese tono sigr¡a. a. Bry{ó y Florida y adquirirá bral a dos goetas y a dos novelistas; para nombrar,
iri rasgos patéticos en el intuicionismo posterior .. en
ti át gO. fin, a Florida y a Boedo.
r.j
L,a ob3 áe Gá.lvez, cuyo carácter tesiimoniat
es mu- Pero deteng.rámonos en la soledad. del boedismo,
c{ro II}¿s mportante que su calidad estética,
facilitarnos a través ae ¿os de sui li["*-.i
puede ! qr. "r la soledad de la literatura de izquierda. En
diagrama ello tienen t¿¡rrbién. inportancia la falta de arraigo
de esta-siruación: de Et nat;*;frü"; Hombres histórico del intelectual, el carácter mercantilista áe
en
.soledad se tiende el hilo doloroso dd ]nu"*o o_ Ias capas medias que desprecian la actividad artísti-
piritual, del aislamiento de los inteleciúales
en una ca, el rastacuerismo de'nuestras clases altas. Pero en
sociedad hostil.
los boedistas, que recibieron el impacto ideológico de
Esta soledad tiene dos aspectos. Es por un la revolución social" otras fuerzas acudían para com-
lado
una soledad hacia atrás, la'soledad. dJl que pletar el cüma de desamparo. Sus años son en nuer.
nada
tiene como relnal{g. Rojas, en el 12,Ilu; ':i
i( u Ia res- tro país de euforia econó,mica y de tranquilidad po- 1l:'
ranraclón nacronalista, Gálve invoca el solar lítica; aparentemente no habrla c¿u6as para la an-
iit- de Ia ::-.

i..
ya y Lar¡eta escribe un pastiche que de algun mo- .J- Eiustia, cogg sí las haMa, objetivamente, después de
do debía conmover a.e-sas gentes que buscatir" la crisis del 30. Sin embargo, su literatura es- lite"r-
téritos desesperación. Él ZZ ,i" iri."t" el
gr"- I tur,a d9 la soledad; Roberto Arlt ha pintado en .Es-
.con
mrno de Ia tradición preinmigratona para
ca-
buscarse critor fracasado erita situacién. Mieniras Ia Argen-
un arraigo. pero en bü; ;;;s¿ili*,rr, ,,r..,o tina vivía un momento de eufori4 el mundo at¡áve-
"u,"rbio
testamento de esa tradición: nace lí mitología de saba la etapa rnás cn¡da de una tra¡sición histórica
Buenos Aires, el compadritq l"-"""flia"l'or"
era also ,éliao y'd. ;-;";;de dejar
* .r_ entre dos éstructuras sociales; era el puen¡e entrcdos
lllt_n::
perderr- porque se caería en
el desamp"*. V si Lu_
civilizaciones el que se est¿ba transi-tando. Mientras
desde- posiciones de izquierda y de derecha se cues-
gones habla ,descubieño,, al lu!,artl;
i;";"-- .ñ;
atrás, Borges escribe un libro ¡oUr" Srruri;o
tionaba al liberalismo iradiciorial, en Ia Argentina el
Carrie- alveari3mo, la versión radical det libéÉlismó; condu-
go, o nejor, usa a Evari,sto Carriego
p*" , cía el p,roccso potltico. Volvlamos á entusiasno del
""oa",
, 122 12E
R:,.{ ¡ L r,s l,f o y R E A L T n *.,u A$ 9ItrIC'ULTADES DEL REALI$ñ¡O
centenai'io; es decir,a la tranguiU¿ad meniircse dn,
las elases altas satisfechas de la Argentina ;lul"n¡.,
ma"r, "oásis de-pazi. Era un faho
laraíso.del qqe econémica; el fr¿caso del yrigoyenismo, el fin
se saldría en el 30, cuando nuestro'país entra vio.
Ientamente en la desgarradora historia conteuF una ilu¡ión. Ln Arge'útina entraba al mundo de
poránea.' crisis . contemporánea.
La literatura de izquierda,' .l b*d;r*o, tomaría En ca¡itulos anteriorcs- m-e referí con alguna de-
concienei¿ de esta situación precrítica y ú"bría de. a la salida intuicionhta para esa crisis. Ella
s{ir a buscar instrumentos ,o"iuleu q". au-"ii.r." una de las expresionés, una de las respuestas d€
el confprmismo optimista. No los encontró; la élite intelectual. Pero no la única; al. lado ae
clase
obrera recién comenzaba lentamente a idéntificane *ll¿' coexistió rla prolongación boedista- de ia liter¿-
con el probeso activo de f". frirtrri.. Ei;"rxiJ;;
revolucionario era aún un esbozo en fosnació": l"_ Esa üteratura de izquiefiila nó pudo a¡adirse cor¡ro
clqo la situación de los escritores d.l g00 ;r" ;;_ corriente cultural, de /as viejas timitaciones. Con-
perior e¡r €se sentido a Ia de los boádistas, ,tinuó en ella la abstracción ideológica, et costumbris-
qugqo en rñcenso era, de todas maneras, un"iL*_ :mo, el populismo. Y se'agregó lr"U. todo en l¿t
soporte. -novellstica
social que podía.reóurrin", uorq*-rr'fr;;";; ciudadana-. la vocacién discuniva y ana-
. 1l
terior fuera preüsible, La crisis áel lítica, tan presente en Max Dickmann, en Veóitzky,
fiberalismo: no,
nallaba respuesta social definida. y una literatura, ,en Roger Plá.
de izquierda requiere un poderoso ,";;i*i.;-;; La novelística porteña de entonces era .,social", en
uqurerda que Ie dé- alas, que la concretg para 'la medida qy mostraba las derrotas enpirituales
caer en Ia ab,srracciór,
no. de'las cap-as"n
medias urbanas y les daba un tono que-
_íd.ologic", ¿. r.- háe;ñü_. joso, poseído por una elocuenciá liberal izquierdista,
soledad. nr,*
:t_:i,".,q Iarepresentante, [.fu'tni" i;"";;,á-; gtie juzgaba la crisis de la sociedad .,tradicional'
lqlr1,lryi"g en sr vida y en su obra,
cel mov¡mienb del 22, que fue Robbrto Ma¡iani; aqgentina' desde las limitaciones del punto de vista
pudT valer m¡ís quu- irrfiniaua.d" ,,*rf;-"F; geeuSñoburSués, que se coniuela cotr ,rn vago re-
extranjero en todas p** y bebí la *L;;;;*-l; lormrsmo.
- Había en esa novelística, por otro lado, una con-
.
- . .'.1
-:t:{

i:"*. quesenoensangentaron iis p"ú ótp.r;dr;;;: :tinuidad con la llneia liberai-poaitivista de,nuestra
: : ..+:::l::
-,. i_.¡::ij
tales se abrían y mi voz * .l fl-
timo.atarido. ya esty íegresmdi "oñpiO "r, 'euliura, que le hacía derivar, frente al desborde r., ...lii
lbI.-e;; ;prr;^. irra-
ciónal de los intuicionistas, hácia un ingenuo raciona-
, :,.:: l

nancia aJ lib eralismo';. "' ::. ..]

,lismo deeprovisto de artistas. Estas -capas medi4s


'
:.-:l
5. DsspuÉs ^o¡¡, 30 ---eobre_toda la juventud,. que hacía irnrpción eir la .'tl
sobiedad caduca de la ,,décida infamer'-- no encón- . ,{.,:i¡
tarlan en la ciase obrera nacional el foco i" - "i:::'i
. &te clima
..- teratr¡ra
de
-*1"¿¿ que le prestó a nuestra li- ción necesario para independizarse totalrnente "tr""-
de la jil
:l

tantos elemento¡ ¿e ex,ütcm¡¡¡¡mo *a¡r¡at,,


elásicá tutela que el liberalismo ha ejércidó sobre el : l
. --:t
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lrt .t
125 ,l
I
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',
- ,.-e;|
REALISMO Y REALIDA S DIFICULTADES DEL REALISMO
{'profresismot' 'de peripecias indiüduales
de nuestros intelectual€s. Esto vale co- desarrolladas en
mo afirmación ueneral, solamente, ier escenario. Eeas novelas eran cotno gran-
sible olvidar qt J fr.e precrsamente ;*q";;;ñ_
en la década del scos periodísticos, muy atados a los modelos
3O.cuando los primeros aportes coDCr€. mericanos, que durante la década del 30 mar-
toe hacia una"o*err-ron
integración dei
-;ir*;;-iu -e¡emptO Ios mmbos de la literatura social.
nacional. Pero de todos ",rlt,rr"
-modos, de Pero sería absurdo discutir ahora eaa etapia de
esa falta de atracción social "o*o
ejerciá; *r; proleta- rest4a novelística, descalificandola por su
riado, cabe señalar que el .ri****i-p"ilr¡co
más narrativo que periodístico. Vuelvo a"ár¿"t",
insisth
g:,.-"9. üvido p", sectores derivó de aconteci., el problema del realismo es un,problema cultu-
"J* Ia guer"a civil española,
mrentos extra-nacionales:
lucha mur¡dial antifasclsta. Ia ge-ner_al y_no un problema de obras y artistas
les. EI desarróllo estructural dé la. cultura
Paralelarnente a ese urilverso
un poco gris de Ia p (que es como decir de la vida social ar-
urbana, se exp.andía la liierat,rra del ina en su conjunto), no podía dar las
.nov_elística in_ bases
apegada aún al costumbrisqo'y
T:13, T"{ a un ,,sen- expandir una literatura que encontrase los nue-
cu¡$mo" de escaso vuelo creador.
Toda'esta litera- contenidos de lo social én b fibra íntima de
tuy no había sufrid" .l i-pa;; d;-l* ,r.r"rr* .*, quier conflicto y no sólo en la desespeáción de
periencias narrativas: era
experiencias,
una-prolongación de viejas obqic o de los frigoríficos. Hay problemas de
i*to, variaban de acuerdo eun
".ryo, de egración cultural en nuestro país, que dificultan
el talento indiviáual cada ;ü;;
nobre¡ muy irr-rtrorrantes, como
rii tuy courprensión acabada de las ielaciones entre los
Jt ;; A;,ü; "lr"ttor"*,
Kramer, y el pueblo-nación. En ese señtido es-
por ejemplq lanzado a-la crcación
p", .r* ,n*. ;tamoñ €n aparente desventaja
con r€specto a los otros
Paralelamente, a través de r.rrr" *á""1u-1" países latinoamericanos, cuya realidad social es €x.
tos urbanos y rurales, tuvo auge lu
.l*urr_
tes_ teriormente más rica; donde b contradicción entre
timonial de Ia doloros" r.uliá"i-
;ffi;;;;;i;;;;
det país,'a ta que.i-;;;ü"
"'pr.t.rrrión el otpueblcf' y sus enemigos es mucho rnris neta, por
ll-.1,':l-"d:' de Bue- sencia de una poderosa pequeña burguesla.
nos Arres se acercaba un rescoldo eo el -que
:o-mg.a
.podía re-fúgiar su necesidad p"r-ios {-demás, desde el punto de üsta "críticq el nuevo
cott Ferfiles definidos y contlstad*.
i;;;"rrr, .rrro*o ¡ealismq aqul y en el mundq se hallaba ,rr,
fin,
é;; ft.filrr, un 4!enzos. Lo que noeotros trni.mo, a nuestras "r, esp?l-"*
-"americanos", qI: -qo veía en Ia ciridad. Este das era, en primer lugaq la herencia abstracta de
camino dio tog'ros individuales *", 'la literatura de izquieráa
rro oscuro de Alfredo i.ll".r, como .E/ y en segundo lugar, el vi-
-Varela, una de Iá mejores gor_de la literatura latinoámeric"iu
rcalizaciones de toda l" lit"rat*" J!u.?r,", p.ro aiada lógicamente a Ia descripción de"r, "ri"iii"oto,
que. al cabo, tampoco iba conflictos casi
a l. iiempre rurales-
realismo, cuyo intér& no deriva "r*Jl='J"l ,r,r.rro
de inco,rpo,rar como Por_ ello, y a pesar de todo, esas novelaj
crónica los elementoi de l¿ j¿-
fuertes le i".rüriiii¿ad, si- quterda durante la .,década
infamer', continuaron sien_
no de intqgrar njrrativa,mente
lo humano-socirl, por. do el cuerpo vivo de nuestra literatura. Mucho mejor :.1
't
f26. nr
,j
,tr.:.1. a

.a:i:,r.::;:
r. E A L I S lf.,o , Y h.,ü $ ,SI}ICU'LTAD ES D.[,L' N.'g AL¡S MO . _,i::i::

I
I
.".:,.,:t::i

orientadas que loo tr¿bajos de lon intuic¡o"isrli; ¿il* cor¡ el d.ewnir histérico, para que sc borre ;: .:ir

pagaron el duro precio de pretender el. cami¡isr..de,.:14 abeacsidn idd@iea. Y es nccc¡a¡.io compreoder
..,r.-É

iitcgraeión cor.r el pueblo, en momentos.de aio¡ía cl prcblema del rta.lhno está indisolublémcnte ,i:.
$aneral de la rycredad argentina- a Ia culü¡ra de nu€stp tiempo, no a la del
pasado; gue todas las^eonquistas expresivas de.
6, Prnspr¡rn¡es DE Isu¡srRo *Etrrsxo narativa actual, en fi¡" so¡ ttwnantos a integrar
del realimo Saber que la
La litcratura "comprometida" ignoró todos estos
-¿ntecedentes. no ha sido gn p€rv€f,$o delirio de la
tligié modelos individirales, po ou-"ilJ ia de una civiliáción, silo una forma de
16,ccno eye,ntual _continuid¿d de una cofriente. ¿por parrcfal, inc,ompleta, si se quiere, Pero na-
Ias fallas del boedismo y de zus prolongacionesi Eu cida de las mismas entrañas del hecho cultural mo-
cierto smtido, sf, pero de todos modos Lte p"qg&. derno. Y que aún el "comprortiso", en cuanto voca-
tane: ¿hasta qué punto el "cmproriniso,', cono ció'n dc reenplazar lo abstracto por lo concreto y dc
tura teérica y vital, supera los llmit€s del boedí¡mo.? la cargazón discuniva del análisis, tiene as-
EI 'terrorismol' de Castel¡uor¡o sigue siendo cog.*q pectos rescatables.
actitud, más valioso que el de So]irq o qué el de No han es clalo, rftetas poaibles, pofllu€ el rea-
Viñas en Los años despiadados, o qué el áe Rodrí; limo no quiere fi¡ndar un¿ nueva preceptiva, sino
gue4 acumula¡do naturalismo y pinto¡esqufu¡¡o sn: 'iluminar eÉas nuevas realidades que están naciendo
la descripción más o rnenos , áe los res; ya eh la psión.y en la intelipncia del hombre. Y
tos indígenas del país. Mucho más puede decirse en cs en csta dificultad dpnde mejor se advierte su
relación con Arlt y con Mariani y- con lm cuentot impo*ancia, co[lo aeor¡tecimiento ]iterario.cultural.
de Yungue. La única superación:que tra€n los .,com- r$ólo a través del realismo, la izquivrda Bo€-
prometidos", en conjunto, se refiere a las técnicas de do hast¿ los 'lcomprometidos"- 6upetará -desde
el desga-
expresión literaria. Y poco; Forque b q"e ¡ra&funto de su separacién con el pueblo. Porgue el
-eso _gs
lay que tra¡cender del boeilismo y ae ioaa U pnmer¿ reali@o ohliga al inteiectual a una eleccién; lo libra
literatura de izquierda es su visión retórica de h 'de la anbigüedad, lo inserta en la hisoria. Fuera de
realidad. De lo que se ü,ata, es.de ihtroducir trr¡€vaú é1, en esta= Argentina en la que han caducado las
fomulacionesr nuevas realidades, una nueva co¡mo. sofuciones intennedias, 6lo queda el conformlsmo s
visión, sosteniendo la efusió,n séntimeutal de la í¿! la soledad.
quierda, como estado de ánimo, que al mismo tiempo
evite la aoluntad dc ptobdr.
Esa es la tarea fundamental de los escritorea que'
T p.rrl"T.*l el nuevo realismo. Las poqibli¿a;i:i
hoy se p-rgponen pcit¡iliáaá¡:i;
son ahora infinitamerlte mayores. Es neces¿rio,.ilpe
11r- Ios lastre de nuestra literatura de i"quiéda 1ia.;
dicional mediante una integraciO" duiG,,
"o*clüia
128 129
- .. '.:

INDICE
-8)ÍPLICACION 7

I. LITERATUN,E Y SOCTTPAD ... 15

l.-Elne:ro i t5
?. Nacimiento de la vangub¡dia ................. fg ;,j
E. Situadón de la "literatu¡a complooetida' .. . .
4, Los ca-inoc de lo ¡eal
25
n
-
II" .IMAGENATOV¡STONAL DEL REALII¡MO ....
l. rer'¿üdad
La e¡cocia de la
U
4I
4l ;
I
2. El ¡eali¡mo como método .. ... ... ,..: 46
!. El ¡ealis¡no como tendencia .... .,.... 59
m. L,t BUSQUEDA DE LA REALIDAD lt
l. La Argentina y el mundo 67
2. Peronimo y capas medias . 68
l. El cami¡o de la i¡tuición 72
4. Razones del "ompromiso'i .. . 78
,IV. A LA RE,ALIDAD POR EL COMPROMTSO .... 8'
l. La'primacla db lanegatividad ........ 8t
2. Viñas: la quiebra de la iludó¡r 9f
t. Guido: la crltica moral ... ....; . 96
4. Del "oompromiso" al realismo
ú. urs DmcULTADEs DEL REALISMo .. .. .. ... lo7
l. Análfuis del "booilismo .. ..... .. fü/
2. El d€raraigo intelectual
: t. u literatura de izquierda .....:............. llr
.1. ¡¡ rolodad de la generació¡ del 22 ll5
;1..'
5. Después del t0 .
6, Pcrspctivar de nue¡tro realismo .......:..... 128
''.1
'i
.:,.i)
r ,'ii]
..t!i;l
Í;i;',
:::'::l:1:
:;.!,_f -
!!;i'l:_:

Se rerútnó de lmp¡lmlr ¡nlt¡ ?c'


lli¡eg Gróflcos FEBO lrc¡[o IMS
Mq¡lln€z - P¡ov. de Bue¡og Alres
el dto 27 de Junlo de t961.

'.-f . i. l
EDICIONES

CONTRIBU

PARA UNA PO
CUL
Héctor P.

EL MARXIS
ESCATO
Carlos A

MEDITACION

NACION Y
Héctor P.

EL MITO
Héctor P.

EDICIONES
Distri,buiilor
EDITORIAL
SÁNc¡rnz ¡n Busr¿u

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