Está en la página 1de 1

EL LENGUAJE

Probablemente no te hayas parado a fijarte en el leguaje interno que mantienes contigo mismo. Eso que
te dices desde que te levantas hasta que te acuestas, estamos continuamente evaluando todo lo que nos
pasa, lo que sentimos, lo que vemos en los demás, el tiempo, la comida… Muchas de esas evaluaciones
son quejas y exigencias sobre cómo debería ser el mundo, cómo debería de comportarse el vecino, mi
hijo, mi pareja, … Es decir, si nos fijamos atentamente, te darás cuenta que estás todo el tiempo
manteniendo una conversación interna contigo mismo, algunas veces estamos tan absortos en lo que
estamos haciendo o lo que estamos sintiendo que no nos damos cuenta de los pensamientos que
estamos teniendo en ese momento.

Éstos pensamientos son continuos en nuestra cabeza y a veces, también los exteriorizamos. Os habéis
fijado la cantidad de veces que decimos expresiones del tipo:

“¡qué horror!, ¡qué día tan horrible llevo!, ¡me muero!, ¡no puedo más!, ¡qué desastre!, ¡siempre me pasa
lo mismo!…

Son expresiones que consideramos inofensivas, que no damos importancia y que repetimos sin parar
ante cualquier mínima contrariedad. Pero nada más lejos de la realidad. Cada una de éstas expresiones
causan la mayoría de las emociones negativas insanas que tenemos hoy en día, como la ANSIEDAD, la
RABIA, la DEPRESIÓN, La FRUSTRACIÓN, la CULPA, la VERGÜENZA, …

Ya lo dijo Epíteto, “no nos afectan las situaciones sino lo que nos decimos sobre las situaciones”.
Por ello hace especial énfasis en el tipo de lenguaje que empleamos ya que los pensamientos generan las
emociones y estos pensamientos están compuestos por palabras. De este modo, si de camino al trabajo
una mañana lluviosa encontramos atasco es frecuente que pensemos cosas del tipo: “hoy todo me sale
mal, voy a llegar tardísimo, siempre llego tarde por culpa del tráfico, …” y pensando de esta forma
estamos llamando al mal humor, la preocupación y en definitiva el malestar.

Por eso, os propongo que durante esta semana estéis atentas a las palabras que utilizáis,
(también podéis observar cómo se expresan otras personas) y que tratéis de asociarlas con cómo os
estáis sintiendo.
Estad atentos a palabras como: nunca, siempre, todo, nada, terrible, espantoso, imposible,… y
tratad de sustituirlas por otros términos más ajustados a la realidad como pocas veces, muchas
veces, frecuentemente, malo, poco probable,… es un sencillo ejercicio que os ayudará a haceros
conscientes de cómo somos nosotros mismos quienes elegimos cómo nos sentimos y que os ayudará a
comprobar cómo cambiando el lenguaje y tratando de ceñirnos más a la realidad y dejar de terribilizar,
nuestras emociones se suavizan y podemos empezar a disfrutar del momento en el que estamos.

También podría gustarte