pequeñez ante el espectáculo de la naturaleza, ante el peligro de ser devorado, ante la necesidad de cazar, ante la enfermedad y la muerte, surge entonces en él la pretensión de acudir a nuevos métodos para protegerse o conseguir el alimento o la salud. Comienza a invocar espíritus que no conoce, y a desafiar las leyes de la naturaleza que aún se ignoraban. Testimonio de esto son las famosas pinturas rupestres: mediante el uso de la magia simpática (utilización de simbología ritual semejante al fin que se pretende, ejemplo de esto son, en la actualidad, los famosos muñequitos vudú o el uso de monedas y semillas en rituales para la abundancia) se dibujaba ritualmente el animal que se deseaba cazar o cuya fuerza se pretendía utilizar. El uso de la magia herbal hunde sus raíces en esta época. Y en realidad, es aquí donde nace el sentir religioso del hombre, cuando comienza a personificar estas fuerzas naturales y a rendirles culto para conseguir sus favores. También en este periodo comienza el culto de los antepasados. Cuando el hombre se da cuenta que la vida no puede acabar con la muerte, empieza a sepultar a sus difuntos junto a sus pertenencias, alimentos y demás implementos que podría necesitar en su travesía al otro mundo. Dado el sistema de vida que imperaba, el hombre debía estar en íntima conexión con los ciclos estacionales de la naturaleza, comienza a explorar las fases lunares, los movimientos de las estrellas, las crecidas de los ríos, las mareas. Y evidentemente, estos ciclos eran gobernados por diversos dioses y diosas, con quienes nuestros antepasados se relacionaban mediante diversas ceremonias religiosas. Esta realidad es transversal a todas las culturas, cuando el explorador europeo llega a tierras americanas se encuentra también con sistemas religiosos en que el componente mágico tenía gran importancia. Conocidos son algunos encuentros entre brujos provenientes de España y los brujos y machis aborígenes, en los que el extranjero tuvo que reconocer el poderío de nuestros ancestros. Es de esperar que futuras investigaciones puedan sacar a la luz todas las riquezas que se esconden en los más recónditos pasajes de nuestra historia. Feliz encuentro.