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HACIA UNA ECOLOGÍA INTEGRAL

ÉTICA Y ESPIRITUALIDAD DE LA LAUDATO SI’


Joan Carrera i Carrera
Llorenç Puig

Prólogo .............................................................................................................. 5
1. Unas aproximaciones previas, por Llorenç Puig ........................................ 7
2. Hacia una ética ecológica, por Joan Carrera i Carrera ............................. 16
3. A modo de epílogo ....................................................................................... 31
Notas ....................................................................................................................33
Cuestiones para la reflexión ........................................................................34
Joan Carrera i Carrera. Jesuita. Licenciado en medicina y doctor en teología. Profesor de Mo-
ral Fundamental en la Facultad de Teología de Cataluña y profesor colaborador en ESADE. Es
miembro del equipo de trabajo sobre ética y sostenibilidad de Cristianisme i Justícia, donde ha
publicado los cuadernos En busca del Reino (núm. 101, 2000), Mundo global. Ética global (núm.
118, 2003), Horizonte Kyoto (núm. 133, 2005), Identidades para el siglo XXI (núm. 147, 2007), El
problema ecológico: una cuestión de justicia (núm. 161, 2009) y Una relación difícil. Cristianismo
y sociedad desde la perspectiva ética (núm. 170, 2010).

Llorenç Puig. Jesuita. Delegado de los jesuitas en Cataluña. Doctor en ciencias físicas y profe-
sor en el Institut de Teologia Fonamental. Forma parte de EnxarTxad, grupo de solidaridad con el
Chad. Investiga en el campo de las relaciones entre ecología y religión, fe y ciencia. Es miembro
del equipo de trabajo sobre ética y sostenibilidad de Cristianisme i Justícia.

Edita: Cristianisme i Justícia Roger de Llúria, 13 - 08010 Barcelona


Tel.: 93 317 23 38 - E-mail: info@fespinal.com - www.cristianismeijusticia.net
Imprime: Ediciones Rondas S.L. - Depósito Legal: B 1411-2017
ISBN: 978-84-9730-387-3 - ISSN: 0214-6509 - ISSN (virtual): 2014-6574
Impreso en papel y cartulina ecológicos - Dibujo de la portada: Roger Torres
Edición: Anna Pérez i Mir - Revisión y corrección del texto: Pilar de la Herran
y Cristina Illamola - Maquetación: Pilar Rubio Tugas - Enero 2017

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PRÓLOGO

«No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una
sola y compleja crisis socioambiental. Las líneas para la solución re-
quieren un aproximación integral para combatir la pobreza, para de-
volver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la
naturaleza» [139].

La intención de este cuaderno es de- seco de las cosas frente a la mirada


sarrollar los valores necesarios para utilitarista y tecnocrática que predo-
vivir el proyecto que plantea la encícli- mina actualmente; una mirada desde
ca Laudato si’1. En la primera parte, a un enfoque sapiencial que evita todo
partir de tres aproximaciones, preten- reduccionismo. En definitiva, se trata
demos mostrar las motivaciones que, de una mirada holística que tiene pre-
desde de la experiencia cristiana, nos sente todas las disciplinas que analizan
invitan a tomarnos seriamente la cues- la realidad, disciplinas, que tomadas de
tión ecológica. forma separada, no harían sino frag-
En la segunda, nos adentramos en mentar dicha realidad, tal como ocurre
las cinco ideas nucleares de la encícli- a menudo. Poniendo como ejemplo la
ca, la primera de las cuales se centra economía, hablaríamos de no identifi-
en el trabajo de vincular estrechamen- car esta economía con el simple creci-
te la cuestión social con la ecológica miento ilimitado o con el puro aumen-
y en el de unir e integrar ambas a la to del bienestar material, ni de reducir
cuestión cada vez más relevante de la al ser humano a un potencial consumi-
diversidad cultural. Una segunda idea dor.
importante de la encíclica es la invi- Una tercera idea es la propuesta de
tación a realizar una mirada sobre el un estilo de vida sobrio para los que
mundo para descubrir el valor intrín- más tienen, que evite el despilfarro y
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que se solidarice con los que disponen bien con poco para que otros puedan
de menos recursos. simplemente vivir). En consecuencia,
La cuarta centra la crítica en la poca esto incluye una crítica a las visiones
movilización que generan los informes de realización personal individualis-
científicos sobre las cuestiones relati- tas y atomistas que predominan en el
vas a la ecología, y en la escasa reper- mundo actual.
cusión que producen en los medios de Analizadas las ideas nucleares, en-
comunicación o en los políticos. tramos ya en los propios valores de
Y, como última idea, la encíclica la encíclica, que ayudan a construir
realiza una llamada a los creyentes a una ética ecológica y dan respuesta a
la conversión del corazón a partir de la problemática ecológica mundial.
la fe en Dios. Una conversión que ha Todo ello, sin dejar de lado una críti-
de apoyarse en una espiritualidad de la ca al sistema económico actual, parte
sobriedad que se centre en el valor nu- implicada, sin duda, en conseguir este
clear del cuidado del bien común (vivir objetivo.

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1. UNAS APROXIMACIONES PREVIAS
Llorenç Puig

Todo cambio de comportamiento, y más de mentalidad, necesita de


unas motivaciones concretas y un camino pedagógico que hay que ir
elaborando entre todos.

El mismo Papa lo expresa en la encícli- to si’, y lo haremos a modo de Ejerci-


ca con toda claridad: «quiero mostrar cios Espirituales; es decir, tratando de
desde el comienzo cómo las convic- aportar no solo unas meras reflexiones,
ciones de fe ofrecen a los cristianos, y sino un camino que impacte en las ca-
en parte también a los otros creyentes, pas más profundas de nuestra persona.
grandes motivaciones para el cuidado
de la naturaleza y de los hermanos y
hermanas más frágiles» [64]. Y, a con- 1.1. Primera aproximación:
tinuación, todavía da una vuelta de tres llamadas, un testimonio
tuerca más: «los cristianos, en particu- y dos maneras de acercarse
lar, descubren que su cometido dentro a la realidad
de la creación, así como sus deberes
con la naturaleza y el Creador, forman La primera aproximación a la proble-
parte de su fe». Por tanto, no deja es- mática medioambiental que plantea
capatoria a los creyentes para tomarse el papa Francisco muestra que no es
en serio las reflexiones que ofrece la algo que se pueda resolver de manera
encíclica. Para comprender por qué el superficial sin tocar el ámbito más pro-
Papa habla tan clara y fuertemente, en fundo de la persona. No se puede con-
esta primera parte del cuaderno, vamos fiar en que la técnica lo solucione todo
a recorrer lo que nos plantea la Lauda- o en que las generaciones siguientes se
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espabilen para vivir en un mundo que, plar la realidad más profundamente:
sin duda alguna, les dejaremos degra- «es nuestra humilde convicción que
dado y empobrecido. Esto solo paliaría lo divino y lo humano se encuentran
los síntomas, pero no iría a la raíz del en el más pequeño detalle contenido
problema. No sería suficiente para re- en los vestidos sin costuras de la crea-
solver un reto de la magnitud del que ción de Dios, hasta en el último grano
tenemos. Por ello, el Papa plantea una de polvo de nuestro planeta» [9]. En
meta ciertamente ambiciosa: no se tra- otras palabras, se trata de percatarse,
ta de dar soluciones técnicas, sino de como dirá más adelante, de que «las
lograr «un cambio del ser humano». distintas criaturas, queridas en su ser
Y este cambio, ¿hacia dónde apun- propio, reflejan, cada una a su manera,
ta? En primer lugar, hacia un cambio un rayo de la sabiduría y de la bondad
de enfoque en la relación de uno mis- infinitas de Dios. Por esto, el hombre
mo con los demás y con el mundo: se debe respetar la bondad propia de cada
trata de «pasar del consumo al sacrifi- criatura» [69]. Todo ello son ecos del
cio, de la avidez a la generosidad […], precioso texto del Libro de la Sabidu-
con una ascesis que “significa aprender ría que recuerda, en diálogo orante con
a dar”» [9]. Se trata, en definitiva, de Dios, que «Amas a todos los seres y no
una revolución interior, de un giro co- aborreces nada de lo que has hecho; si
pernicano del corazón: el centro no soy hubieras odiado alguna cosa, no la ha-
yo con mis ansias de tener, de comprar, brías creado» (Sab 11,24). Nada puede
de acumular, sino los otros; y no debo subsistir si no es acompañado por el
ver tanto lo que puedo recibir de ellos, impulso vivificador de ese Dios crea-
sino lo que puedo yo ofrecer. dor y dador de vida.
En segundo lugar, en la misma lí-
nea, pero dando otro giro de tuerca
para ganar más profundidad, se trata La vida humana está dotada
de aprender a amar de otra manera; de una dignidad todavía
es decir, de aprender y descubrir «un
[nuevo] modo de amar, de pasar poco mayor: no es simplemente un
a poco de lo que yo quiero a lo que don recibido, sino también
necesita el mundo de Dios»; se trata una responsabilidad
de agrandar el corazón y dejar, así, de encomendada
vivir en el país del miedo, de dejar de
buscar las propias seguridades y las
actitudes autocentradas, para entrar en
otro territorio: el del amor que tiene A modo de conclusión para la vida
los ojos abiertos, que mira con afecto concreta de las personas, tenemos una
y se deja interpelar por ese «mundo de frase llamativa que nos recuerda que
Dios» que me rodea y que me llama sí, que la vida tiene un sentido, que
a un compromiso por sus necesidades. está sostenida por una esperanza hon-
Y en tercer lugar, ahondando todavía da. «¡Qué maravillosa certeza es que
en esta mirada renovada de la que ha- la vida de cada persona no se pierde en
blamos, el Papa nos invita a contem- un desesperante caos, en un mundo re-
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gido por la pura casualidad o por ciclos opciones determinadas que afectan a la
que se repiten sin sentido! El Creador propia vida, al comportamiento, a los
puede decir a cada uno de nosotros: compromisos, a las prioridades, a la
“Antes que te formaras en el seno de tu sensibilidad.
madre, yo te conocía” (Jr 1,5)» [65]. Se Entonces, ¿cómo podemos actuar
trata, pues, de entrar en una conciencia nosotros para ahondar un poco más en
honda en la que la realidad, toda ella, esa dinámica que aquí se nos presen-
es amada por el Creador y en la que la ta? Para empezar, mostrando la verdad
vida humana está dotada de una digni- de la situación en la que nos encontra-
dad todavía mayor: no es simplemen- mos. En los Ejercicios Espirituales,
te un don recibido, sino también una san Ignacio plantea un ejercicio en el
responsabilidad encomendada, como que pretende dar claridad mostrando
veremos más adelante. dos realidades extremas, opuestas, y
Y después de ver esta triple llamada que en cierto modo compiten la una
que nos dirige el Papa, se nos presenta contra la otra, pues las dos pretenden
el conocido testimonio de una perso- arraigar en el corazón de las personas.
na que ha vivido esa triple mirada con Nos referimos a las Dos Banderas. Una
toda su fuerza y consecuencias: san de ellas, concretamente, se caracteriza
Francisco de Asís. En él, el Papa ob- por la exuberancia, por las luces que
serva una profunda comunión con la llaman la atención y que atraen por su
naturaleza, con el resto de criaturas: grandiosidad. La otra, en cambio, se
«Él entraba en comunicación con caracteriza por la sencillez, la armonía
todo lo creado, y hasta predicaba a las y la silenciosa belleza de la humilde
flores “invitándolas a alabar al Señor”» simplicidad. Aparentemente, este ejer-
[11]. Y la razón de este comportamien- cicio es trivial, porque muestra las co-
to no es intelectual o de convicción sas con tal claridad que pensamos que
racional, sino algo más profundo, del no ocurre en la realidad. Pero lo cierto
ámbito afectivo, hondo, espiritual: es que con él se desenmascara aquello
«para él cualquier criatura era una her- que en el mundo lleva a la bandera de
mana, unida a él con lazos de cariño». la no-vida, y nos proporciona la sensi-
Este testimonio, en efecto, nos bilidad necesaria para percibir el tono
muestra que esa «conversión ecológi- de todo aquello que conduce a la vida
ca» de la que habla la Laudato si’ es verdadera.
algo profundo, que va más allá de la Pues bien, la encíclica nos presenta
esfera racional, incluso más allá de una suerte de ejercicio de Dos Bande-
la puramente afectiva: es integral, to- ras cuando señala que nos podemos
ca la manera de percibir, de ver, de es- acercar a la naturaleza y al ambiente
tar en el mundo. con «apertura al estupor y a la maravi-
Y ante la fácil crítica de que san lla», con ese sentido de fraternidad que
Francisco de Asís pudiera ser una fi- ha ilustrado mediante la figura de san
gura de un «romanticismo irracional», Francisco de Asís. En ese caso, «si nos
nos recuerda que no se trata de algo es- sentimos íntimamente unidos a todo lo
tético o puramente afectivo, ni de una que existe, la sobriedad y el cuidado
pose fugaz, sino que conduce a unas brotarán de modo espontáneo». Como
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contraposición, si nos acercarnos a la íntimamente relacionado con la justi-
naturaleza y al mundo con las actitudes cia social.
«del dominador, del consumidor o del
mero explotador de recursos», tendre-
1.2.1. Perspectiva de la ruptura
mos que afrontar el problema de que
este tipo de actitud no tiene freno, por- En la escena del Génesis 3 –el relato
que quien vive en esa dinámica es «in- de la caída de Adán y Eva en la ten-
capaz de poner un límite a sus intereses tación–, se indica de forma figurada y
inmediatos» [11]. plástica que la realidad del mal y del
Se nos plantean, pues, dos alter- pecado provoca tres rupturas en las
nativas que debemos poner delante tres relaciones esenciales del ser hu-
de nosotros para ganar lucidez, para mano: en la relación con Dios (con el
desenmascarar lo que tan a menudo Creador, con esa fuerza vital que nos
nos parece que no será para tanto. En envuelve y nos sostiene), en la relación
realidad, no hay medias tintas, porque con los demás y en la relación con la
el corazón humano busca la totalidad, naturaleza.
y las dos perspectivas se excluyen mu- La primera ruptura se muestra de
tuamente: o estás con una o con la otra. manera bien sugerente cuando vemos
Pensar que no es así, que se puede lle- cómo Adán y Eva se esconden de Dios,
gar a un cierto «acuerdo», ¿no puede que aparece como «paseando por el
ser un engaño, un autoengaño? jardín a la hora de la brisa» (Gn 3,8).
En efecto, ese Dios que se presenta
disfrutando, gozando de la creación,
1.2. Segunda aproximación: de esa obra tan hermosa y completa
entrando en las motivaciones que podemos imaginar por ese paseo a
desde la fe mediante tres la puesta del sol en una tarde de vera-
perspectivas no, justo ese Dios es temido y Adán se
esconde por miedo. Esa relación, que
Como hemos comentado, en la Lauda- debía ser de confianza, de comunión y
to si’ el papa Francisco vuelve sobre para gozar juntos de esa maravilla que
un mismo punto repetidas veces, para es la hermosura de la creación, aparece
verlo desde distintas perspectivas. En rota por temor, por huir, por esconder-
el segundo capítulo, como también se.
hemos señalado, habla a los creyentes La segunda ruptura –entre noso-
para darles más elementos de por qué tros– se muestra de forma plástica
el cuidado de nuestro mundo forma cuando Adán acusa a Eva diciendo
parte de las convicciones de nuestra fe. que «esa mujer que me has dado me
Para ello, aporta tres perspectivas dis- ha ofrecido el fruto del árbol». Aquí,
tintas: una, que parte de la ruptura que Eva no tiene nombre: tan solo es «esa
produce el pecado, las actitudes auto- mujer» y no «mi amada». Además, se
centradas; otra, que parte de la visión presenta como alguien no deseado: es
a la que está llamado nuestro mundo esa mujer «que me has dado»… No
creado por Dios, y la tercera, la de jus- hay nombre, no hay humanización, no
ticia, porque el cuidado ecológico está hay alegría por el otro. Hay, en cam-
10
bio, culpabilización: «ella me ha ofre- con nosotros y a través de nosotros, ha-
cido…». cia el término común, que es Dios, en
Y la tercera ruptura, la ruptura con una plenitud trascendente donde Cris-
la naturaleza, aparece simbolizada con to resucitado abraza e ilumina todo»
esa relación de temor y de amenaza en- [83].
tre la mujer y la serpiente: «le pisarás Así, no solo no debemos «consu-
la cabeza, y ella te acechará el talón». mir» el mundo, sino, justo al contrario,
Este cuadro, terrible, de las tres rup- estamos llamados a acompañar esa di-
turas, nos muestra de este modo tan su- námica de evolución, de avanzar hacia
gerente que efectivamente estamos en su plenitud cada vez mayor. El giro
un mundo herido y que nuestros cora- copernicano reside en pasar de ser ene-
zones están realmente enfermos. Basta migos contrapuestos a la naturaleza, a
ver cómo esas tres rupturas se dan en ser sus cuidadores, sus atentos acom-
multitud de ejemplos concretos. Como pañantes, sus «custodios»2.
añade después, «esto también tiene se- Por otra parte, esta perspectiva am-
rias consecuencias en la sociedad. La plia, de gran horizonte, escatológica,
visión que consolida la arbitrariedad nos aparta del menosprecio con el que
del más fuerte ha propiciado inmensas tan a menudo tratamos a las criaturas y
desigualdades, injusticias y violencia» a las realidades de nuestro mundo. Po-
[82]. demos citar algunas expresiones mag-
De este modo, el Papa nos hace ver níficas que dan un gran impulso a este
que sí, que estamos en una situación cuidado que estamos llamados a ejer-
que necesita una «sanación de aquella cer. «Cada criatura tiene una función y
ruptura». ninguna es superflua». Y sigue: «todo
el universo material es un lenguaje del
amor de Dios, de su desmesurado cari-
1.2.2. Perspectiva escatológica
ño hacia nosotros», y añade un ejem-
La segunda perspectiva que presenta- plo: «El suelo, el agua, las montañas,
mos no mira tanto la situación actual, todo es caricia de Dios» [84]. ¡Cuán
sino la dinámica de nuestro mundo, que diferente trataríamos a los bosques, a
está llamado a crecer en plenitud…, si los animales, a los ríos, al aire, a los
no se lo impedimos. Así, la encíclica espacios urbanos si tuviéramos más
expone: «el fin de la marcha del uni- presente esta visión!
verso está en la plenitud de Dios, que Y para acabar de darnos el empuje
ya ha sido alcanzada por Cristo resuci- necesario para ese cambio, nos presen-
tado, eje de la maduración universal». ta esa conversión mediante dos mag-
El mundo lleva una dinámica que va níficas imágenes que provienen de la
conduciéndolo hacia su finalidad, pero mejor tradición cristiana: la del libro
el Papa enseguida aclara que «el fin y la del coro. En efecto, «Dios ha es-
último de las criaturas no somos noso- crito un libro precioso, “cuyas letras
tros» y añade que ello no significa que son la multitud de criaturas presentes
la humanidad no desempeñe un papel en el universo”». Y estas letras son
en ese desarrollo del mundo. En efec- todas igualmente importantes, des-
to, «todas [las criaturas] avanzan, junto de las grandes, las mayúsculas, hasta
11
las tildes y comas, las más pequeñas: rables. Por ello enuncia: «es verdad
«ninguna criatura queda fuera de esta que debe preocuparnos que otros seres
manifestación de Dios: “Desde los vivos no sean tratados irresponsable-
panoramas más amplios a la forma mente. Pero especialmente deberían
de vida más ínfima, la naturaleza es exasperarnos las enormes inequidades
un continuo manantial de maravilla y que existen entre nosotros». Desigual-
de temor”» [85]. Esta imagen nos re- dades que especifica más, recordan-
cuerda que todo tiene su importancia do que «algunos se arrastran en una
y también otro aspecto que, por espa- degradante miseria, sin posibilidades
cio, no podemos desarrollar más: no reales de superación, mientras otros
solo son importantes las criaturas en ni siquiera saben qué hacer con lo que
sí, sino las relaciones que se estable- poseen, ostentan vanidosamente una
cen entre ellas: «necesitamos captar la supuesta superioridad y dejan tras de
variedad de las cosas en sus múltiples sí un nivel de desperdicio que sería
relaciones» [86], porque las letras no imposible generalizar sin destrozar el
expresan si no es estando en relación, planeta».
y el mundo parece mudo si olvidamos
esas relaciones sutiles entre todo.
La imagen del himno que can- El objetivo es cambiar
tan las criaturas, que aparece ya en la maneras de ver, de percibir
tradición bíblica en algunos salmos y
otros textos, es también vigorosa en la realidad, de ponderar
este contexto: «percibir a cada criatura las cosas y de actuar,
cantando el himno de su existencia es tanto a nivel individual
vivir gozosamente en el amor de Dios como colectivo
y en la esperanza». Pero, para percibir
esto, hay que afinar el oído… Y sigue:
«esta contemplación de lo creado nos
permite descubrir a través de cada cosa Y, como es habitual en el papa
alguna enseñanza que Dios nos quie- Francisco, va a la raíz de esta situa-
re transmitir, porque “para el creyente ción. No es simplemente que unos
contemplar lo creado es también escu- trabajen más, o tengan más suerte, o
char un mensaje, oír una voz paradóji- tengan más méritos, como algunos
ca y silenciosa”» [85]. creen que sucede para tranquilizar su
conciencia. De lo que se trata en rea-
lidad es de que «seguimos admitiendo
1.2.3. Perspectiva de justicia
en la práctica que unos se sientan más
Más adelante profundizaremos en la humanos que otros, como si hubieran
perspectiva ecológica que plantea el nacido con mayores derechos» [90]. Y
papa Francisco de una «ecología in- qué difícil es cambiar esta manera de
tegral», que integra el cuidado de las ver las cosas cuando a unos ya nos va
demás criaturas con el cuidado de bien, cuando a otros les interesa más y
las demás personas, de los demás pue- tienen poder para preservarlo…, y en-
blos, especialmente de los más vulne- tre tanto la multitud de los descartados
12
es silenciada, ignorada o no tiene fuer- Por un lado, aquella que está presi-
za para hacer oír su voz. dida por el miedo: «la situación actual
Todo ello, en definitiva, nos con- del mundo “provoca una sensación de
duce a que «muchas cosas tienen que inestabilidad e inseguridad que a su
reorientar su rumbo, pero ante todo la vez favorece formas de egoísmo co-
humanidad necesita cambiar». Sí, vol- lectivo”» [204]. Ello conduce a tres
vemos al punto que aparece una y otra escalones que van descendiendo cada
vez: se trata de procurar algo profundo, vez más en la degradación humana: 1)
difícil, radical; esto es, «un gran desa- cuando las personas se vuelven auto-
fío cultural, espiritual y educativo» rreferenciales y se aíslan en su propia
[202]. Porque el objetivo es cambiar conciencia, acrecientan su voracidad;
maneras de ver, de percibir la realidad, 2) cuanto más vacío está su corazón,
de ponderar las cosas y de actuar, tan- mayor necesidad tienen de comprar,
to a nivel individual como colectivo. poseer y consumir; 3) en esa situación,
Por eso se apunta además que es una no se acepta que la realidad marque lí-
empresa que debe implicar, de manera mites y, en ese horizonte, no existe un
muy especial, la educación. Y esto es verdadero bien común. Así, todo ello
lo que precisamente abordamos en este solo lleva a la «violencia y destruc-
tercer apartado. ción», que es donde nos encontramos.
En el otro extremo se encuentra aque-
lla manera de vivir en la que se tiene
1.3. Tercera aproximación: «la conciencia de un origen común, de
un cambio de rumbo que pide una pertenencia mutua y de un futuro
apostar por otro estilo de vida compartido por todos» [202], y se ac-
túa en consecuencia. Una exclamación
Para terminar este apartado, y antes llena de pasión surge aquí: «que el
de pasar a ver los valores que están en nuestro sea un tiempo que se recuerde
juego en este cambio de estilo de vida, por el despertar de una nueva reveren-
veremos el horizonte de vida que plan- cia a la vida; por la firme resolución de
tea la encíclica, el papel de la educa- alcanzar la sostenibilidad; por el ace-
ción para conseguirlo y sobre todo las leramiento en la lucha por la justicia y
razones para no perder la esperanza la paz y por la alegre celebración de la
cuando vemos que la educación es una vida» [207].
apuesta a largo plazo.
1.3.2. No perder la esperanza
1.3.1. Un horizonte de vida
¿Y podemos salir de esta primera for-
Ya hemos comentado el ejercicio de las ma de vida que hemos indicado? El
Dos Banderas de san Ignacio y los ecos Papa tiene, a pesar de todo, una mirada
que encontramos en la Laudato si’. esperanzada que nos quiere contagiar,
Pues bien, la repetición es también muy para despertarnos del sueño de la de-
ignaciana, y en esta parte final del texto sesperanza. Dice así: «Sin embargo,
encontramos de nuevo la presentación no todo está perdido, porque los seres
de dos modos antagónicos de vivir. humanos, capaces de degradarse hasta
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el extremo, también pueden sobrepo- rodea», que ayude a «prestar atención a
nerse, volver a optar por el bien y re- la belleza y amarla» [213], a «detenerse
generarse, más allá de todos los condi- para percibir y valorar lo bello» [215].
cionamientos mentales y sociales que
les impongan». Y todavía otorga más
1.3.4. Y un horizonte:
fuerza a estas palabras, de forma muy
ser «minimísticos»
expresiva: «no hay sistemas que anu-
len por completo la apertura al bien, a Para acabar este apartado, me gusta-
la verdad y a la belleza, ni la capacidad ría añadir que el Papa, como quien no
de reacción que Dios sigue alentando quiere la cosa, plantea un horizonte
desde lo profundo de los corazones hu- amplio para la persona, que debe ofre-
manos». Y acaba con una solemne lla- cerse ya desde la educación: el hori-
mada que nos recuerda nuestro propio zonte de ser personas verdaderamente
valor y potencialidad: «A cada persona místicas. ¡Cuánto bien haría si pudié-
de este mundo le pido que no olvide semos aprovechar esa capacidad de
esa dignidad suya que nadie tiene de- admiración, de atención a lo pequeño,
recho a quitarle» [205]. de agradecimiento por pequeñas cosas,
Podemos preguntarnos si tal vez de ilusión franca, de esperanza, que
nos dejamos llevar por la trampa, por tienen los niños cuando no se les ha
la tentación de pensar que el cambio es llenado demasiado pronto el corazón
imposible, que no hay nada que hacer, de «cosas» y de sucedáneos del amor
y, en consecuencia, caemos en ese es- gratuito! Y es que los niños tienen una
cepticismo que lleva a la nada. disposición que les hace fácilmente
«minimísticos»… Es una lástima que
no sepamos cultivar esa facultad que
1.3.3. El papel de la educación
tenemos desde la infancia y que tan
Dado que el Papa nos habla de espe- a menudo se pierde y queda olvidada
ranza, pero no de procesos milagrosos, como si fueran meras ensoñaciones in-
indica algunos medios para estar del fantiles y poco apropiadas para «perso-
lado de los que, movidos por la espe- nas mayores»3.
ranza y la dignidad humana que no se Algunas características de lo «mi-
deja de abatir, caminan en la dirección nimísticos» que estamos llamados a
de la conversión. ser son:
Y el medio principal es la educa-
ción. Una buena educación familiar • La atención, «saber estar plena-
y escolar que coloque «semillas que mente presentes ante alguien sin
pueden producir efectos a lo largo de estar pensando en lo que viene
toda una vida». Una educación que después», viendo ello como un mo-
cultive hábitos de amor y de cuidado mento místico, al ver cómo esa per-
de la vida, que aprenda a valorar a los sona «se entrega a cada momento
demás, a pedir permiso, a agradecer… como don divino que debe ser ple-
Una educación, en definitiva, que vaya namente vivido» [226].
construyendo «una cultura de la vida • Percibir que «el universo se desa-
compartida y del respeto a lo que nos rrolla en Dios, que lo llena todo»,
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y entonces ver que «hay mística en experiencia mística el trabajo por
una hoja, en un camino, en el rocío, una cultura del cuidado y por una
en el rostro del pobre» [233]. sociedad más justa y fraterna. Así,
• Saberse en relación con los demás «cuando alguien reconoce el llama-
y con la realidad, con conciencia do de Dios a intervenir junto con los
que «todo está conectado, y eso nos demás en estas dinámicas sociales,
invita a madurar una espiritualidad debe recordar que eso es parte de su
de la solidaridad global» [240]. espiritualidad, que es ejercicio de la
• Y, en consecuencia, descubrir que caridad, y que de este modo madura
«el amor a la sociedad y el com- y se santifica» [231].
promiso por el bien común son una
forma excelente de caridad». Un Pues no nos queda otra alternativa
poco más adelante se muestra cómo que cultivar los valores que presentare-
se puede vivir como una profunda mos en la segunda parte del cuaderno.

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2. HACIA UNA ÉTICA ECOLÓGICA
Joan Carrera i Carrera

Vistos los puntos clave de la Laudato si’ apuntados en la primera parte,


en esta segunda, después de unas consideraciones previas, ahonda-
remos en los valores que nos aporta la encíclica.

2.1. Consideraciones para nocracia»4 –que se diferencia de la no-


una «nueva» ética ción de «técnica» (o «tecnociencia»)–
junto a una desmesura antropocéntrica
2.1.1. Una forma particular
[116] que da lugar a un relativismo
de relacionarnos con la naturaleza
práctico. «Cuando el ser humano se
Una primera consideración consiste en coloca a sí mismo en el centro, termi-
la toma de conciencia de que la actual na dando prioridad absoluta a sus con-
crisis ecológica proviene de una for- veniencias circunstanciales, y todo lo
ma particular de relacionarnos con la demás se vuelve relativo […]. Todo se
naturaleza y entre los seres humanos. vuelve irrelevante si no sirve a los pro-
En esta relación han ido priorizándose pios intereses inmediatos» [122]. Para
unos determinados valores por encima la encíclica, «[…] el problema profun-
de otros, y los prioritarios han estruc- do es como la humanidad ha asumido
turado una mentalidad por lo general la tecnología y su desarrollo junto con
bastante compartida por muchos de los un paradigma homogéneo y unidimen-
habitantes del planeta. En este ámbito sional». En este paradigma, se destaca
de la mentalidad, el de la cultura, la un determinado concepto de sujeto:
encíclica apunta que una de las raíces «un concepto del sujeto que progresi-
profundas de la problemática ecológica vamente, en el proceso lógico-racional,
se encuentra en lo que denomina «tec- abarca y así posee el objeto que se ha-
16
lla afuera». Y este sujeto «se despliega con la pasión por ayudar a los demás a
en el establecimiento del método cien- vivir con más dignidad y menos sufri-
tífico con su experimentación, que ya miento [112].
es explícitamente técnica de posesión,
dominio y transformación». También
2.1.2. Especificidad no es
una manera de entender la relación
exclusividad
entre los seres humanos y las cosas:
«el ser humano y las cosas han deja- Una segunda consideración pone el
do de tenderse amigablemente la mano foco en cómo los diferentes sistemas
para pasar a estar enfrentados» [106] éticos, incluyendo las tradiciones re-
y así se pasa a la idea del crecimiento ligiosas, aportan elementos para crear
ilimitado y a la disponibilidad infinita esta nueva cultura propuesta por la en-
de los bienes del planeta. Pero las difi- cíclica. Aquí, la encíclica conecta con
cultades vienen cuando este paradigma la tarea humana siempre ardua e inaca-
domina la economía y la política, ya bada de la relación con la naturaleza,
que la economía asume todo desarrollo reconociendo el modo en que algunas
tecnológico en función del rédito que tradiciones, desde hace milenios, han
se puede obtener sin prestar atención aportado soluciones más armónicas
a las consecuencias negativas para el con la naturaleza que la propia tradi-
ser humano. Muchas de las decisiones ción cristiana. Así, la encíclica se nutre
que se toman parecen puramente ins- de otras tradiciones religiosas, aunque
trumentales, cuando en realidad son no siempre esta aportación quede refle-
elecciones acerca del estilo de vida que jada de manera explícita en su redac-
se quiere desarrollar. ción. En este punto, vale la pena recor-
En esta primera consideración que- dar una idea de la ética cristiana que a
da también circunscrita la crítica a la veces no se considera suficientemente
especialización propia de la tecnolo- y por la cual la especificidad de algu-
gía, que implica la dificultad de mirar nos valores de la tradición cristiana no
el conjunto, perdiendo el sentido de to- conlleva en sí su exclusividad.
talidad. No es una crítica que implique
retroceder al pasado, a la época de las
2.1.3. Construyendo consensos
cavernas, tal como suelen caricaturizar
algunas voces con mucho poder sobre Una tercera consideración sobre la
la opinión pública. No se trata de eso, encíclica es la que la acerca a toda
sino de «aminorar la marcha para mi- una línea de pensamiento que propo-
rar la realidad de otra manera [...]. La ne que, dada la pluralidad actual, ha-
ciencia y la tecnología no son neutra- bría que apostar por lograr un cierto
les, sino que pueden implicar desde el acuerdo ético; es decir, proponer una
comienzo hasta el final de un proceso serie de valores que pudieran guiar la
diversas intenciones o posibilidades, labor de elaborar políticas, comporta-
y pueden configurarse de distintas mientos. Cada tradición ética, por su
maneras» [114]. Así pues, se propone parte, aportaría valores, pero, a causa
orientar la técnica hacia la resolución de dicha pluralidad, sería necesario
de problemas concretos, conectándola alcanzar consensos para llegar a una
17
eficacia legislativa y política planeta- si’ y los encontramos, por ejemplo, a
ria. Esta necesidad de acuerdos o con- la hora de proponer algunas líneas de
sensos resulta imprescindible, puesto acción o, hacia el final, cuando se pro-
que la problemática ecológica es una ponen algunos valores espirituales que
cuestión global que afecta a todos los nacen de las convicciones de nuestra
habitantes del planeta, y, por tanto, es- fe en Dios: es el Evangelio aplicado a
perar que pueda ser afrontada desde nuestra forma de pensar, de sentir y de
una sola sensibilidad ética o desde una vivir. Este elemento es fundamental y
sola área geográfica del planeta parece a veces queda poco explicitado: la en-
poco realista. cíclica no trata solo de ideas, sino de
El proceso para ir consensuando una mística que nos anime a alimen-
estos mínimos éticos ecológicos co- tar la pasión por el cuidado del mundo
munes posiblemente será largo, ya [216]. Detectar y ordenar los valores
que debe alcanzarse con el diálogo. que propone la encíclica no es una ta-
Este ánimo de diálogo está presente rea fácil, puesto que, como ya hemos
en distintas partes de la encíclica; por indicado, algunos de estos valores que-
ejemplo, cuando explica que la Iglesia dan claramente explícitos, pero otros
no tiene una palabra definitiva sobre la no. Además en ella se mezclan valores
problemática ecológica y que es nece- más estructurales con otros valores
sario promover un diálogo honesto en- que pertenecen al ámbito más perso-
tre los científicos [61] y trabajar para nal. Así, pues, el propósito de la en-
buscar un consenso a nivel mundial: cíclica sería remarcar la necesidad de
«Para afrontar los problemas de fondo, la conversión personal y comunitaria
que no pueden ser resueltos por accio- a estos valores y, como consecuencia,
nes de países aislados, es indispensa- de que se produjeran una serie de cam-
ble un consenso mundial». Y también bios estructurales para que pudieran
remarca la necesidad de diálogo entre asentarse. Los valores más generales
las religiones «orientado al cuidado de se encuentran repartidos por los diver-
la naturaleza, a la defensa de los po- sos capítulos, el último de los cuales se
bres, a la construcción de redes de res- centra en explicar aquellos que puede
peto y de fraternidad» [201]. aportar la espiritualidad cristiana, pues
se trata de valores no exclusivamente
cristianos, sino abiertos a ser compar-
2.2. Los valores de la Laudato si’ tidos por otros.
Un punto clave que cabe destacar,
En la base de la encíclica se desgranan y en el que la encíclica hace especial
una serie de valores que ayudan a dar hincapié, es el papel de la educación:
respuesta a la problemática ecológica. es básico educar desde los valores que
Algunos de estos valores están clara- configuran la cultura ecológica. Aún
mente explícitos y otros, en cambio, más, dichos valores deberían ser asu-
se presentan de forma más implícita. midos por toda la humanidad mediante
Los distintos valores para promover un consenso global, ya que la proble-
la nueva cultura ecológica van pro- mática ecológica requiere soluciones
poniéndose a lo largo de la Laudato en todos los ámbitos (técnico, político,
18
personal…), pero siempre soluciones dientes. La importancia del valor que
globales y no meramente parciales. supone tener en cuenta las generacio-
Creemos que todos estos valores, com- nes futuras fue explicitada hace unos
partidos ya por muchas tradiciones, años por el filósofo de la ciencia Hans
forman parte de los que podríamos Jonas al hablar sobre la ética de la res-
denominar «ecovalores». Aun así, la ponsabilidad.
encíclica no entra a fondo en esta cues-
tión y se limita a reconocer y a acoger
las aportaciones de otras religiones y La encíclica critica
tradiciones, como por ejemplo, las de de forma clara
la ética budista.
el inmediatismo
político que no piensa
2.2.1. La capacidad de vivir
sabiamente y de pensar en el bien común a largo
en profundidad [47] plazo, sino en producir un
crecimiento a corto plazo,
Este valor se opondría al ruidoso mun-
do digital y al pensamiento superficial, como respuesta a meros
apostando por un conocimiento que intereses electorales
no se limite a una mera acumulación
de información. Muy relacionado con
este valor, también hallamos la capa- Jonas afirmaba que deberíamos ser
cidad de salir de uno mismo hacia el muy prudentes con todas aquellas ac-
otro, ya que sin esta cualidad no se re- ciones que pudieran tener repercusio-
conoce el valor de las demás criaturas. nes futuras impredecibles o que conlle-
La encíclica lo expresa claramente con vasen una hipoteca económica y social
estas palabras: «Esta actitud básica de para las generaciones venideras, ya
autotrascenderse, rompiendo la autore- que trasladaríamos al futuro la resolu-
ferencialidad, es la raíz que hace posi- ción de los problemas que nosotros ge-
ble el cuidado de los demás y del me- nerásemos. La encíclica cita este valor
dio ambiente» [208]. de manera explícita: «la noción de bien
común incorpora también a las gene-
raciones futuras»; y lo considera una
2.2.2. Ampliar el concepto
cuestión de justicia: «No estamos ha-
de «prójimo»
blando de una actitud opcional, sino de
Este concepto se encuentra, sin duda una cuestión básica de justicia, ya que
alguna, en la regla de oro de las gran- la tierra que recibimos pertenece tam-
des tradiciones religiosas, y se hace bién a los que vendrán» [159]. Pensar
necesario ampliarlo a las generaciones en las próximas generaciones implica
futuras. Esta ampliación consiste en pensar más allá del corto plazo, del
tomar conciencia de que nuestras ac- «aquí y ahora», ya que implica intro-
ciones –y omisiones– tendrán conse- ducir el futuro en nuestras vidas cuan-
cuencias en un futuro, ya que pueden do tendemos a vivir más el momento
hipotecar la vida de nuestros descen- presente. La encíclica también critica
19
de forma clara el inmediatismo políti- sumo que practicamos en los llamados
co que no piensa en el bien común a «países occidentales».
largo plazo, sino en producir un creci- Estas ideas las encontramos de ma-
miento a corto plazo, como respuesta a nera implícita en el primer capítulo de
meros intereses electorales [178]. la encíclica cuando habla de «lo que le
Hay que ser muy realista al con- está pasando a nuestra casa común» al
siderar este valor, pues, si ya resulta describir el consumismo excesivo, la
difícil la solidaridad generacional (el cultura del descarte, los actuales mo-
respeto hacia el prójimo que vemos o delos de producción…
que no vemos, por estar al otro lado del
planeta), más difícil será ampliar esta
2.2.4. El crecimiento no debe ser
solidaridad hacia el prójimo de las ge-
voraz ni irresponsable
neraciones futuras. Y aún más si esto
condiciona y limita nuestra forma y Un crecimiento de este tipo conllevaría
estilo de vida actual, al cual nos cuesta intrínsecamente una redefinición del
renunciar. mismo concepto de «progreso». Las
palabras de la encíclica son claras y
contundentes: «No basta conciliar, en
2.2.3. Las acciones que afectan
un término medio, el cuidado de la na-
a la naturaleza tienen que ser
turaleza con la renta financiera, o la pre-
universalizables
servación del ambiente con el progreso.
Este valor va muy ligado a la idea del En este tema los términos medios son
imperativo categórico kantiano que en- sólo una pequeña demora en el derrum-
tiende la universalidad como el hecho be. Simplemente se trata de redefinir
de preguntarse, cuando actuamos, qué el progreso. Un desarrollo tecnológico
sucedería si toda la humanidad realiza- y económico que no deja un mundo
se las acciones de la misma manera e mejor y una calidad de vida integral-
intensidad. Creemos que este impera- mente superior no puede considerarse
tivo pondría en cuestión las actuales progreso». Además critica el discurso
pautas de consumo de los países ricos del desarrollo sostenible que «suele
y muchas de las pautas de explota- convertirse en un recurso diversivo y
ción de los recursos naturales, como, exculpatorio que absorbe valores del
la minería, la pesca, los bosques… Un discurso ecologista dentro de la lógica
ejemplo ilustrativo de las implicacio- de las finanzas y de la tecnocracia […]»
nes de este valor es considerar la im- [194]. Este discurso de la sostenibilidad
posibilidad de atender la demanda de fue introducido en el movimiento eco-
papel de toda la población china si logista ya hace años y ahora es criticado
esta tuviese un consumo similar al de por su poca radicalidad.
los Estados Unidos. Una demanda así Otra idea muy relacionada con la
nos obligaría a talar casi la totalidad de anterior, que también fue introducida
bosques del planeta. Por tanto, el con- en el discurso ecologista y que tiene
sumo de papel en los Estados Unidos interpretaciones distintas dentro del
no es universalizable, como tampoco movimiento ecologista, es la idea de
lo son gran parte de los hábitos de con- «decrecimiento». La Laudato si’ no
20
se olvida de este concepto y nos ar- niendo el foco en función de uno mis-
gumenta que «Por eso ha llegado la mo y no, de los otros. Esta manera de
hora de aceptar cierto decrecimiento aproximarnos al «yo» se da en diversos
en algunas partes del mundo aportan- ámbitos, como en el epistemológico al
do recursos para que se pueda crecer conocer la realidad concretamente en
sanamente en otras partes» [193]. Aun relación social y en la economía. Así,
así, se limita a remarcar solamente una pues, hemos creado una economía que
idea importante, el decrecer por solida- tiene un carácter antropocéntrico, pen-
ridad, sin entrar en las consideraciones sada únicamente para favorecer a la
sobre este término, tal vez consciente especie humana, y que considera el en-
de sus distintas interpretaciones. torno en función del beneficio propio
sin tener en cuenta las otras especies,
como si de realidades totalmente inde-
2.2.5. Tomar consciencia
pendientes se tratara.
de la interdependencia
En definitiva, seguimos pensando
El valor de la dependencia de la es- y actuando en los términos propuestos
pecie humana respecto de otras espe- por la fábula de las abejas de Mande-
cies de nuestra biosfera; es decir, de ville5, que explica que la búsqueda del
la comunión entre los seres vivos, es propio beneficio es lo que comporta
fundamental. Nuestro ambiente cultu- el bien social para todos y, por am-
ral potencia pensar únicamente en uno pliación, para la biosfera. En cambio,
mismo y no facilita la consciencia de la la idea de interdependencia considera
interdependencia entre todos los seres que el bien individual y el bien colecti-
vivos. Muchas veces somos incapaces vo son inseparables y que guiarnos so-
de darnos cuenta de que nuestra vida lamente por el error del beneficio pro-
depende, de principio a fin, de los de- pio acaba conllevando que tres cuartas
más; somos incapaces de vivir lo que partes de la humanidad sufran y que,
somos como un don de los demás. por tanto, sufra también la misma na-
Bien al contrario: cuando nos relacio- turaleza.
namos, tendemos a tratar al resto de se-
res como meros objetos, y no solo a los
animales y las plantas, sino también a La Laudato si' señala
nuestros hermanos y hermanas de es- al antropocentrismo
pecie. Así pues, no asumimos lo que
piensan, lo que sienten, lo que sufren desmesurado de nuestra
como propio, sino que nos relaciona- época como una de
mos con ellos como si fueran objetos las raíces profundas
que observamos y manipulamos, pero de la problemática ecológica
que no nos obligan a nada (ob-ligar).
Tenemos demasiado interiorizado
que el «yo», para vivir, no tiene ne-
cesidad de ninguna otra cosa más que Esta conciencia de la interdepen-
uno mismo y, si necesita de los demás, dencia debería llevarnos a una ética de
tiende a tratarlos como objetos o po- la compasión universal que promueva
21
que todos los seres vivos pueden vivir pueda ayudar en nada a resolver de
dignamente, especialmente los más dé- forma correcta los problemas plantea-
biles y los más amenazados. Solo la es- dos. «No puede exigirse al ser humano
pecie humana puede tomar el liderazgo un compromiso con respecto al mundo
de esta responsabilidad y, por eso, para si no se reconocen y valoran al mismo
ofrecer una respuesta compasiva con tiempo sus capacidades peculiares de
los otros y con toda la biosfera, debe- conocimiento, voluntad, libertad y res-
mos comportarnos como si fuéramos ponsabilidad» [118].
la conciencia del planeta. Esta nueva Así pues, de la interdependencia se
forma de relacionarnos a través de la deriva otro valor: la compasión hacia
interdependencia la encontramos en los otros seres vivos y la responsa-
muchas tradiciones religiosas, formu- bilidad humana de cuidar de los más
lada como comunión entre todos los vulnerables (ya sean humanos, ya sea
seres; una comunión que nos lleva a el resto de seres vivos). La encíclica
atender a los más débiles y a cuidar- expone que muchos de los proble-
los como si de nosotros mismos se mas ecológicos están padeciéndolos
tratara, ya que su sufrimiento también las poblaciones más débiles y pobres
nos afecta. Recordemos unas palabras del planeta [48] y que «no suele haber
de la misma encíclica en este sentido: consciencia clara de los problemas que
«Porque la persona humana más crece, afectan particularmente a los exclui-
más madura y más se santifica a medi- dos» y que hay que «escuchar tanto el
da que entra en relación, cuando sale clamor de la tierra como el clamor de
de sí misma para vivir en comunión los pobres» [49].
con Dios, con los demás y con todas
las criaturas» [240].
2.2.6. Vivir y entender nuestra vida
La encíclica señala al antropocen-
como don
trismo desmesurado de nuestra época
como una de las raíces profundas de La vida, en tanto que regalo que reci-
la problemática ecológica y recono- bimos, debemos cuidarla, sobre todo
ce que una presentación inadecuada cuanto más amenazada o vulnerable se
de la propia antropología cristiana ha encuentra. Lo que recibimos gratuita-
contribuido a este antropocentrismo, mente también lo damos gratuitamen-
favoreciendo una relación equivocada te a los demás, a nuestros hijos, a los
entre las personas y el mundo. Cuan- que están a nuestro lado y a las otras
do el ser humano se coloca a sí mismo especies. Dar significa ayudar a crear
en el centro, acaba por dar prioridad las condiciones para que la vida pueda
a las convicciones circunstanciales y desarrollarse plenamente. Además de
todo lo demás queda relativizado por entender la vida como don, también
esta cultura relativista que empuja a las debemos entender la naturaleza como
personas a aprovecharse de los demás regalo que nos ayuda a vivir, puesto
como si fueran objetos. Por tanto, es que es el entorno el que posibilita que
necesario recuperar un antropocentris- esta pueda darse. Por esta razón hay
mo adecuado que no obligue a caer en que cuidarla y no reducirla a una mera
un biocentrismo que no creemos que cosa u objeto al servicio de nuestra
22
manipulación: «sería equivocado pen- la tradición judía y cristiana, donde el
sar que los demás seres vivos deban ser paraíso, que representa la armonía en-
considerados meros objetos sometidos tre las personas, la naturaleza y Dios,
a la arbitraria dominación humana» se rompe por el ego insaciable que
[82]. comporta el deseo desbordado de los
humanos. La nueva relación que ten-
dríamos que establecer consistiría en
2.2.7. Aprender a apreciar
convertir las fuerzas de este deseo en
las dimensiones de la felicidad
fuerzas de comunión con los demás y
que no estén relacionadas con
con la naturaleza. Un deseo que se des-
el hecho de tener o poseer
centra, un deseo que deja de ser ego-
Nuestra sociedad fomenta un estilo de céntrico. La encíclica nos indica que
vida que no tiene sentido sin símbolos «la espiritualidad cristiana propone un
de posesión y de estatus: electrodomés- modo alternativo de entender la cali-
ticos, un tipo determinado de vivien- dad de vida, y alienta un estilo de vida
da, de vehículo, una determinada for- profético y contemplativo capaz de
ma de disfrutar del tiempo de ocio… gozar profundamente sin obsesionarse
También hallamos un estilo de vida por el consumo». La encíclica advierte
marcado por un acentuado individua- también sobre cómo este deseo se con-
lismo, una forma de vivir fragmentada vierte en consumo y cómo el consumo
y atomizada, cuando lo que tendría- compulsivo y egocéntrico nos distrae
mos que hacer sería entender la felici- de ser felices: «La constante acumu-
dad más en términos de relación con lación de posibilidades para consumir
los demás. Apreciar estas dimensiones distrae el corazón e impide valorar
de la felicidad, más relacionales y no cada cosa y cada momento» y anima.
tan ligadas a la posesión, nos llevaría En cambio, «el hacerse presente sere-
a aprender a vivir de una manera más namente en cada realidad, por pequeña
austera y sobria, a vivir con lo que real- que sea, abre muchas posibilidades de
mente necesitamos y así frenar el de- realización personal» [222].
seo insaciable y voraz de posesión. En
otras palabras, vivir más sencillamente
2.2.8. El principio de precaución
para que todos puedan vivir. Esto, en la
práctica, supone actualizar a nuestros La Declaración de Rio sobre el Medio
días el imperativo de la universaliza- Ambiente y el Desarrollo, de 1992,
ción kantiana y del valor cristiano de ya recogía el valor del principio de la
compartir y de la justicia distributiva. precaución aplicado a la ecología. Este
«La espiritualidad cristiana propone un principio enuncia que ante la posibi-
crecimiento con sobriedad y una capa- lidad de daños graves e irreversibles
cidad de gozar con poco. Es un retorno no debería ser necesario tener una
a la simplicidad […]». certeza absoluta para tomar medidas.
Sin duda alguna, necesitamos apren- Así, se invierte el principio imperan-
der nuevas pautas de consumo mucho te que se regía hasta aquel momento
más sostenibles. Recordemos la mítica y según el cual debía probarse que la
formulación del libro del Génesis de actividad humana estaba produciendo
23
unos daños de tal envergadura que era la justicia en las discusiones sobre el
obligatorio tomar medidas. Este nuevo ambiente, para escuchar tanto el cla-
principio de precaución se cita explí- mor de la tierra como el clamor de los
citamente y es interesante ver cómo se pobres» [49].
relaciona con la defensa de la opción Por estas razones, la Laudato si’
preferencial por los pobres. Según la habla de «ecología integral», para unir
encíclica, el principio de precaución todas las dimensiones de la problemá-
«[…] permite la protección de los más tica ecológica. O, en otras palabras,
débiles, que disponen de pocos medios de «una sola crisis» con diferentes
para defenderse y para aportar pruebas aspectos que solo pueden encontrar
irrefutables […]» [186]. una solución integral: «No hay dos
crisis separadas, una ambiental y otra
social, sino una sola y compleja crisis
2.2.9. Unir estrechamente
socionambiental. Las líneas para la
la cuestión social y la ecológica
solución requieren una aproximación
Este valor tan nuclear de la encíclica integral para combatir la pobreza, para
ya había sido expresado anteriormen- devolver la dignidad a los excluidos y
te por algunos movimientos ecologis- simultáneamente para cuidar la natu-
tas6. La encíclica lo denomina «justicia raleza» [139]. La noción de «ecología
medioambiental» y considera la eco- integral» incluye la ecología humana
lógica como parte de la nueva noción que es inseparable de la noción clási-
compleja de justicia. Además, la Lau- ca de «bien común», «principio que
dato si’ entiende la dimensión del res- cumple un rol central y unificador en
peto a la diversidad cultural como par- la ética social» [156.] La encíclica cita
te de esta noción de justicia compleja la noción de «bien común» de la GS 26
del mismo modo que lo han entendido y afina mucho más este principio del
todos los autores defensores de las co- bien común de la moral social cuando
rrientes comunitaristas y multicultura- afirma que «en las condiciones actua-
listas. les de la sociedad mundial, donde hay
La novedad desde el magisterio es tantas […] personas descartables, pri-
la estrecha relación entre la cuestión vadas de derechos humanos básicos,
social y la ecológica, que integra, a y el principio de bien común se con-
su vez, la diversidad cultural. Dicho vierte inmediatamente, como lógica e
en otros términos, integrar los dere- ineludible, en una llamada a la solida-
chos sociales con los nuevos derechos ridad y en una opción preferencial por
del medio ambiente y los derechos de los más pobres». Y continúa exponien-
las minorías culturales porque son los do que «esta opción implica sacar las
más pobres y las minorías culturales consecuencias del destino común de
los que más padecen la problemática los bienes de la tierra» [158]. En otras
ecológica. En palabras de la encíclica, palabras, cuestiona la propiedad pri-
diríamos que «hoy no podemos dejar vada, como ya hace la moral social, e
de reconocer que un verdadero plan- incorpora a las generaciones futuras,
teo ecológico se convierte siempre en ampliando así la solidaridad para con
un planteo social, que debe integrar ellas.
24
Desde hace ya años, luchas socia- recursos acentúa los conflictos existen-
les en países del Sur eran asimismo tes y genera otros nuevos. En segundo
luchas ecológicas, aunque no se expre- lugar, una evidencia que nos aboca a
saban en estos términos (conflictos por una pregunta poco presente a veces en
los recursos hídricos, por el acceso a nuestros planteamientos: ¿por qué el
los bosques, por los niveles de conta- Norte, con una huella ecológica muy
minación…). Más recientemente, un superior en los países del Sur, sufre
Informe sobre el Desarrollo Humano las consecuencias negativas de la con-
del PNUD (el correspondiente a los taminación y del cambio climático en
años 2007 y 2008) alertaba de cómo menor medida? ¿Es justo? ¿Las cargas
el cambio climático estaba afectando y los sufrimientos se distribuyen equi-
a los países más pobres, condicionan- tativamente o proporcionalmente res-
do su desarrollo. Finalmente, también pecto de los que más contaminan? En
ha quedado de nuevo recogido en el tercer lugar, cabe preguntarse también
último Informe del Grupo Interguber- si es justo que los países del Norte que
namental de Expertos sobre el Cambio han realizado una revolución indus-
Climático (IPCC, por sus siglas en in- trial sucia, usando combustibles muy
glés), de 2016, que, a diferencia de los contaminantes como el carbón, y sin
informes anteriores, relaciona también ningún miramiento sobre los residuos,
estrechamente el cambio climático exijan ahora a los del Sur que se indus-
con factores sociales. Nadie pone ya trialicen de una manera más limpia y
en duda la especial vulnerabilidad de sin ningún tipo de ayuda. Recordemos
muchos países pobres ante el cambio aquí la noción de la deuda ecológica
climático. del Norte hacia el Sur. O las llamadas
«condicionalidades» que imponen los
países ricos a los del Sur, mediante el
La encíclica cuestiona Banco Mundial o el Fondo Monetario
la propiedad privada, como Internacional que no dejan de ser me-
canismos neoproteccionistas. En cuar-
ya hace la moral social, e to lugar, en los Estados Unidos surgió
incorpora a las generaciones un movimiento a favor de la justicia
futuras, ampliando así ambiental ligada a casos de racismo,
la solidaridad para con ellas ya que son muchas las evidencias que
demuestran que, en muchas ciudades,
las cargas de contaminación recaían
más sobre los suburbios pobres que
Vale la pena recordar algunos fac- sobre los barrios ricos. En quinto lu-
tores que ejemplifican aún más la rela- gar, es evidente que en el planeta hay
ción entre justicia y problemática eco- muchos conflictos de justicia donde es-
lógica. En primer lugar, pensemos en tán implicados problemas ecológicos,
las guerras actuales que tienen como aunque a menudo no se usa un lengua-
trasfondo el dominio del petróleo, del je propiamente ecológico. Ejemplo de
gas natural, de los minerales o de los ello son las luchas contra productos
recursos hídricos. La escasez de estos tóxicos (dioxinas, metales pesados…),
25
fruto del llamado «imperialismo tó- históricamente por algunos países. Las
xico» cuyo cometido era enviar pro- exportaciones de algunas materias pri-
ductos contaminantes a países pobres mas para satisfacer los mercados del
(violando la Convención de Basilea Norte industrializado ha producido
de 1989); o la biopiratería, como se daños locales, como la contaminación
denomina al acercamiento de recursos con mercurio en la minería del oro o
de comunidades indígenas sin ningún con dióxido de azufre en la del cobre»
pago a cambio ni reconocimiento de [51]. Y señala también que la respon-
que son ellos los dueños; o los movi- sabilidad debería estar diversificada
mientos contra las plantaciones inten- entre Occidente y los países del Sur:
sivas de pino y eucalipto para producir «[…] en el cambio climático hay res-
papel para exportar; o la defensa de ponsabilidades diversificadas y, como
ríos contra la construcción de grandes dijeron los obispos de Estados Unidos,
represas; o los conflictos mineros por corresponde enfocarse “especialmen-
la contaminación de aguas; o el em- te en las necesidades de los pobres,
pleo de tierras para explotaciones a débiles y vulnerables, en un debate a
cielo abierto; o la defensa de los man- menudo dominado por intereses más
glares contra las empresas productoras poderosos”» [52].
de gambas…, y así podríamos seguir Así es, pues, cómo la encíclica uti-
interminablemente. liza el término de «ecología integral»:
La encíclica remarca todos estos para remarcar la unión de los diversos
aspectos denunciando de qué manera aspectos de la problemática ecológica
están afectando a los más débiles del que lleva intrínseca una crítica a las
planeta: «Tanto la experiencia común visiones reduccionistas del problema,
de la vida ordinaria como la investiga- que solo se centran en algunos aspec-
ción científica demuestran que los más tos de la problemática ecológica.
graves efectos de todas las agresiones
ambientales los sufre la gente pobre»7.
2.2.10. Creer en el valor
Y pone como ejemplo el problema del
de la biodiversidad
agotamiento de las reservas ictícolas y
cómo perjudica a los que viven de la Para el ecologismo, este es un valor
pesca artesanal, o de qué manera el importante y por ello defiende que se
problema de la contaminación del agua tomen medidas para preservar la biodi-
afecta a los más pobres que no pueden versidad cuando esta se ve amenazada
comprar agua envasada [48]. Así, la por causas humanas. Actualmente, se
encíclica habla también de la deuda están produciendo signos de tensión
de los países del Norte hacia los del biológica: disminución de la pesca,
Sur: «Porque hay una verdadera “deu- extinción de especies, deterioro de
da ecológica”, particularmente entre pastos, retroceso de la masa forestal
el Norte y el Sur, relacionada con los total del planeta… Ahora bien, pode-
desequilibrios comerciales con conse- mos preguntarnos si la biodiversidad
cuencias en el ámbito ecológico, así es buena a priori.
como con el uso desproporcionado de Desde que comenzó la vida se han
los recursos naturales llevado a cabo extinguido multitud de especies; otras
26
han ido evolucionando y nada ha suce- «derechos humanos de tercera y cuarta
dido en el ámbito macro de la biosfera. generación».
Sin embargo, durante los últimos años,
hay evidencias de que la aceleración
2.2.11. Recuperar una cierta
de la disminución de las poblaciones
sacralidad de la naturaleza
animales y el aumento de las espe-
cies en peligro de extinción han sido Este valor forma parte de las cosmo-
causadas por la especie humana. No visiones menos antropocéntricas como
sabemos si la causa humana es equipa- por ejemplo los acercamientos a la rea-
rable a las causas naturales que se han lidad de algunas tradiciones filosóficas
producido con anterioridad durante la y religiosas –budismo, hinduismo, tra-
evolución, ya que la especie humana diciones amerindias, taoísmo…–, que
es, a su vez, una especie más que, en rompen la marcada dualidad sujeto-
términos biológicos, se ha vuelto al- objeto, típico de la mentalidad occi-
tamente depredadora. Y, justamente, dental. Este valor también se puede
por ello, uno de los valores de la bio- encontrar en visiones más pneuma-
diversidad es el hecho de que preserva tológicas del cristianismo, recogidas
la supervivencia y, al mismo tiempo, también en la encíclica, donde toda la
permite que algunas de las variedades realidad está impregnada del Espíritu;
puedan sobrevivir ante cambios climá- y por eso merece respeto, pues nada es
ticos súbitos (aumento de la tempera- estrictamente profano.
tura, sequías…). Un pool genético am-
plio permite aumentar la supervivencia
2.2.12. La capacidad de gozar con
ante cambios externos. Así, pues, ante
poco; un retorno a la simplicidad
las múltiples incertidumbres que tiene
el planeta Tierra, sería bueno preservar Sin duda, permite detenernos a valorar
al máximo la biodiversidad, ya que lo pequeño, a agradecer las posibilida-
esta puede convertirse claramente en des que ofrece la vida sin apegarnos a
un factor que nos ayude a sobrevivir lo que tenemos ni entristecernos por lo
en un futuro. que no poseemos [222]. Este valor va
Por otra parte, cuando la encíclica radicalmente en contra del consumis-
habla de ecología cultural incluye la mo, que nos indica que «es el reflejo
dimensión humana dentro de la bio- subjetivo del paradigma tecnoeconó-
diversidad criticando la homogeneiza- mico actual» [203] y que intenta llenar
ción de las culturas, y alerta de que «la el vacío del corazón humano [204].
desaparición de una cultura puede ser La sobriedad que se vive en libertad
tanto o más grave que la desaparición y consciencia es liberadora [223]. Y
de una especie animal o vegetal» [145]. el valor de la sobriedad lo relaciona
En terminología de justicia, podríamos con el hecho de que no se puede vivir
decir que amplía el concepto al tener una feliz sobriedad si no se está en paz
en cuenta la diversidad cultural y, en con uno mismo. Esta paz interior «tie-
terminología de derechos, lo amplía al ne mucho que ver con el cuidado de
incluir los derechos de los pueblos, de la ecología y del bien común, porque,
las minorías; es decir, los denominados auténticamente vivida, se refleja en un
27
estilo de vida equilibrado unido a una pre tiende a difundirse […]. Además,
capacidad de admiración que lleva a la el desarrollo de estos comportamien-
profundidad de la vida. […] Muchas tos nos devuelve el sentimiento de la
personas [sin esta paz interior] experi- propia dignidad, nos lleva a una mayor
mentan un desequilibrio que las mueve profundidad vital, nos permite experi-
a hacer las cosas a toda velocidad […] mentar que vale la pena pasar por este
que las lleva a atropellar todo lo que mundo» [212].
tienen a su alrededor» [225]; o como
explica este bello texto sobre esta paz
2.2.14. Reconocer la dimensión
interior: «Estamos hablando de una
celebrativa de la vida
actitud del corazón, que vive todo con
serena atención, que sabe estar plena- Otro valor es el del descanso, una di-
mente presente ante alguien sin estar mensión receptiva y gratuita que es
pensando en lo que viene después, que algo diferente al mero no hacer. Y «de
se entrega a cada momento como don ese modo, la acción humana es preser-
divino que debe ser plenamente vivi- vada no únicamente del activismo va-
do» [226]. cío, sino también del desenfreno voraz
y de la consciencia aislada que lleva a
perseguir sólo el beneficio personal» .
2.2.13. Dar valor a los pequeños
El sabbat judío «se ofrece como el día
gestos cotidianos
de la sanación de las relaciones del ser
La encíclica nos acerca a este valor humano con Dios, consigo mismo, con
cuando señala que «una ecología in- los demás y con el mundo. El domingo
tegral también está hecha de simples es el día de la Resurrección, el “primer
gestos cotidianos donde rompemos la día” de la nueva creación, cuya pri-
lógica de la violencia, del aprovecha- micia es la humanidad resucitada del
miento, del egoísmo» [230], o cuando Señor, garantía de la transfiguración
nos habla del gesto de detenerse a dar final de toda la realidad creada» [237].
gracias a Dios antes y después de las El descanso, pues, es la ampliación de
comidas [227]. Y nos recuerda que el la mirada que permite reconocer dere-
amor, lleno de pequeños gestos de cui- chos a los demás8.
dado mutuo, «es también civil y políti-
co, y se manifiesta en todas las accio-
nes que procuran construir un mundo 2.3. Crítica al sistema económico
mejor». Propone «una cultura del cui-
dado que impregne toda la sociedad» Analizados algunos de los valores que
[231] y plasmar el amor en la vida so- presenta la encíclica, sin excluir otros
cial. Y añade que «no hay que pensar muchos que podrían ayudar a construir
que esos esfuerzos no van a cambiar una ética ecológica y así dar respuesta
el mundo. Estas acciones derraman a la problemática ecológica mundial,
un bien en la sociedad que siempre nos gustaría añadir un punto final, a
produce frutos más allá de lo que se modo de apéndice, que la encíclica
puede constatar, porque provocan en no desarrolla de forma explícita, pero
el seno de esta tierra un bien que siem- que vemos implícito en varios de sus
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puntos, sobre todo cuando critica el financiero de costes y beneficios. El
sistema económico actual. Creemos ambiente es uno de los bienes que los
que constata que muchos de los valo- mecanismos de mercado no son capa-
res que promueve el sistema están en ces de defender o promover adecuada-
clara tensión con los valores ecológi- mente. Así, pues, conviene evitar una
cos propuestos. De tal forma que surge concepción mágica del mercado, que
la pregunta de si el sistema económico tiende a pensar que los problemas se
imperante en la actualidad, que po- resuelven solo con el crecimiento de
dríamos definir como «capitalismo de los beneficios de las empresas y de los
mercado neoliberal y globalizado», es individuos, y se pregunta: «¿Es realista
compatible con las propuestas de una esperar que quien se obsesiona por el
economía que se analice desde la eco- máximo beneficio se detenga a pensar
logía integral. en los efectos ambientales que dejará
Esta crítica al sistema económico a las próximas generaciones?» [190];
actual ha tendido a esconderse y va en o, simplemente, esperar que se aplique
la línea del análisis de Benedito XVI el principio de precaución ante unas
en el capítulo tercero de la carta encí- enormes ganancias económicas. O la
clica Caritas in Veritate cuando critica afirmación de que la maximización de
cómo se está produciendo la globaliza- la ganancia, aislada de otras conside-
ción. Pasamos, pues, a enumerar estas raciones, «es una distorsión conceptual
críticas, que no quedan desarrolladas de la economía: si aumenta la produc-
en la encíclica: ción, interesa poco que se produzca a
1) «El mercado por sí mismo no ga- costa de los recursos futuros o de la
rantiza el desarrollo humano integral y salud del ambiente» [195].
la inclusión social» [109]. 5) Se necesitan planteamientos a la
2) No se imponen límites a quienes hora de redefinir el progreso y cuestio-
tienen mayores recursos y poder finan- narse el sentido de la economía y su fi-
ciero [129]. nalidad para corregir sus disfunciones
3) Si partimos de que «algunos sec- y distorsiones [194] y nos indica cla-
tores económicos ejercen más poder ramente que los términos medios son
que los mismos Estados» [196], plas- solo una demora en el derrumbe.
ma la idea de que la política no debe 6) Hay que replantearse el modelo
someterse a los dictados de la econo- productivo y de consumo actual, ya
mía [189], ya que «no se puede jus- que contribuye al cambio climático
tificar una economía sin política, que [26].
sería incapaz de propiciar otra lógica 7) La forma de entender la propie-
que rija los diversos aspectos de la cri- dad privada como absoluta recuerda
sis actual». Y también incide en que el que la tradición cristiana «nunca re-
fracaso de la cumbres internacionales conoció como absoluto e intocable
sobre el medio ambiente se debe al el derecho a la propiedad privada» y
«sometimiento de la política ante la subrayó la función social de cualquier
tecnología y la finanzas» [54]. tipo de propiedad [93]. También me-
4) La protección ambiental no pue- rece nuestra atención, sin pretender
de asegurarse solo en base al cálculo entrar en campos concretos, la crítica
29
a la mercantilización del agua que se cia las empresas que obran así son mul-
da en muchos países, recordando que tinacionales, que hacen aquí lo que no
el acceso al agua potable es un dere- se les permite en países desarrollados
cho humano básico porque determina […]. Generalmente, al cesar sus acti-
la supervivencia y es condición básica vidades y al retirarse, dejan grandes
para el ejercicio de los demás derechos pasivos humanos y ambientales, como
[30]. la desocupación, pueblos sin vida, ago-
8) Se constata el diferente compor- tamiento de algunas reservas naturales,
tamiento de las empresas transnacio- deforestación, empobrecimiento de la
nales que operan de distinta manera en agricultura, ganadería, cráteres, cerros
los países desarrollados y en los países triturados, ríos contaminados […]»
más pobres, puesto que «con frecuen- [51]9.

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3. A MODO DE EPÍLOGO

La Laudato si’, en definitiva, propone una conversión, un cambio de


mentalidad, un cambio cultural para lograr una ecología integral, una
casa común, un oikos común donde la buena economía pase a ser
parte de la ecología integral y se rompa el divorcio existente entre la
ecología y la economía que empezó con la Revolución Industrial y que
se ha acentuado en la era de la globalización.

Creemos que las tradiciones religiosas cambia el corazón humano. La técnica


pueden tener un papel importante en no puede estar al servicio de una eco-
tanto que motivadoras de este cambio nomía cuyo fin sea obtener el máximo
social necesario para lograr que la vida beneficio; en otras palabras, que sea un
en este planeta pueda continuar. Preci- fin en sí mismo o que considere a las
samente, la encíclica y muchos de los personas y la naturaleza como meros
movimientos ecologistas en la línea de medios o instrumentos supeditados.
la justicia medio ambiental inciden en Es verdad que cada vez somos más
que la solución de la crisis pasa por conscientes de la problemática ecoló-
resoluciones integrales, que busquen gica, pero, en la realidad práctica de
solventar el problema ecológico y el de los habitantes del planeta, esta pro-
la desigualdad humana que afecta a la blemática no nos «ocupa». En nuestra
dignidad humana y a los derechos hu- vida cotidiana priorizamos otros valo-
manos básicos de muchos individuos. res, porque, en el fondo, continuamos
La técnica puede ayudar a la resolución creyendo que la economía y la ecolo-
de muchos de estos problemas, pero es gía son dos esferas separadas y no un
necesario ponerla al servicio de todos, oikos común, una administración de
de los más vulnerables también, y ser nuestra casa que es el planeta Tierra.
conscientes de que la técnica sola no Debido a nuestra exacerbada indivi-
31
dualización, continuamos pensando de los corazones humanos. A cada
no más allá de nuestra tribu, cada vez persona de este mundo le pido que
más reducida, casi a nosotros mismos no olvide esa dignidad suya que na-
y a nuestra familia más allegada. Y die tiene derecho a quitarle.
también seguimos pensando, o más »Un cambio en los estilos de
bien aferrándonos a la creencia de que vida podría llegar a ejercer una
la ciencia o la técnica nos salvarán de sana presión sobre los que tienen
esta problemática. poder político, económico y social
Terminamos con unas palabras de […].
esperanza de la encíclica [205, 206, »La Carta de la Tierra (junio
207]: 2012) nos invitaba a todos a dejar
atrás una etapa de autodestrucción
«Sin embargo, no todo está perdido, y a comenzar de nuevo, pero to-
porque los seres humanos, capaces davía no hemos desarrollado una
de degradarse hasta el extremo, conciencia universal que lo haga
también pueden sobreponerse, vol- posible. Por eso me atrevo a pro-
ver a optar por el bien y regenerar- poner nuevamente aquel precioso
se, más allá de todos los condicio- desafío: “Como nunca antes en la
namientos mentales y sociales que historia, el destino común nos hace
les impongan. Son capaces de mi- un llamado a buscar un nuevo co-
rarse a sí mismos con honestidad, mienzo […]. Que el nuestro sea
de sacar a la luz su propio hastío y un tiempo que se recuerde por el
de iniciar caminos nuevos hacia la despertar de una nueva reverencia
verdadera libertad. No hay sistemas ante la vida; por la firme resolución
que anulen por completo la apertura de alcanzar la sostenibilidad; por
al bien, a la verdad y a la belleza, ni el aceleramiento en la lucha por la
la capacidad de reacción que Dios justicia y la paz y por la alegre ce-
sigue alentando desde lo profundo lebración de la vida”».

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NOTAS

1. Durante el mes de mayo de 2015, el papa 5. El título completo de la obra explicita la idea
Francisco publicó la encíclica Laudato si’. Era de Mandeville que inspiró la famosa noción de
la primera vez que un Papa dedicaba en exclu- «mano invisible», de A. Smith: La fábula de
siva un documento magisterial tan importante las abejas: o cómo los vicios privados hacen
como una encíclica a tratar el tema ecológico. la prosperidad pública.
De ahí su relevancia para la Iglesia católica 6. Algunos autores han denominado a estos mo-
pero también para el mundo. En Cristianisme vimientos «ecologismo de los pobres» (Martí-
i Justícia, comprendimos que la incorporación nez Alier, 2000), «ecología de la liberación»
del tema ecológico a la dimensión ética, moral (Peet y Watts, 1996), «ecologismo de la live-
y de justicia, suponía una novedad en cierto lihood» (Garí, 2000) o «movimiento contra el
modo revolucionaria. Por eso dedicamos a la racismo ambiental» en los Estados Unidos.
Laudato si’ un seminario interno que se desa- Para estudiar estos movimientos, es interesan-
rrolló durante el curso 2015-2016. Fruto de las te la lectura de Martinez Alier, Joan (2002).
reflexiones del seminario y del trabajo de los Ecologismo de los pobres. Barcelona: Icaria
dos autores, miembros del equipo, ha surgido Editorial.
el presente texto que deseamos compartir. 7. Cita del documento de la Conferencia Episco-
2. Cf. LS 236 y sobretodo la Homilía de la Misa pal Boliviana, Carta pastoral sobre el medio
de Inicio de su Pontificado (19/03/2013). ambiente y el desarrollo humano, de 2012.
3. El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. 8. La ley del descanso semanal imponía la abs-
4. Se entiende «tecnocracia» como la técnica tención del trabajo al inmigrante y al esclavo
usada con mentalidad meramente estratégica, (cf. Ex 23,12).
que no discute de fines, sino sólo de medios 9. Cita del mensaje de Navidad de los Obispos
porque ella se ha convertido en un fin en sí de la región de Patagonia-Comahue, de di-
misma. ciembre de 2008.

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CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN

1. ¿Por qué el «problema ecológico no es solamente un problema econó-


mico o técnico sino también moral y espiritual» (Declaración de Venecia
2002)?

2. En el ámbito personal, ¿cuáles de los valores que propone la encíclica


crees que tendrías que mejorar? ¿Y en el ámbito comunitario?

3. ¿Por qué la Laudato si’ une la cuestión social con la cuestión ecológica?
Muestra como estas dos problemáticas están estrechamente unidas y
como la solución también debe ser conjunta.

4. ¿Qué habitos de nuestras vidas tendríamos que cambiar para ir creando


una cultura ecológica?

5. Aunque la encíclica insiste en la conversión personal para afrontar la pro-


blemática ecológica, ¿qué cambios estructurales son necesarios según
la misma encíclica?

6. ¿De dónde provienen nuestras resistencias a la conversión ecológica,


tanto en el ámbito personal como en el comunitario?

7. ¿Qué entiende la encíclica por «ecología integral»?

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