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Impacto Ambiental

El impacto ambiental se puede concebir como la modificación ocasionada por la acción del
hombre en combinación a la de la naturaleza, tomando en cuenta las alteraciones
ambientales que causan los fenómenos naturales más globales.

En este sentido, la problemática del evidente deterioro ambiental se presenta como una de
las principales preocupaciones del fin del siglo para el planeta. Ya en 1992, la Cumbre de
la Tierra fue una de las reuniones internacionales que mayor número de Estados convocó,
en la cual dos rubros despertaron gran interés: el cambio climático y la conservación de la
biodiversidad.

Desde los años 60 se hicieron algunos esfuerzos basados en el esquema de la interacción


con la autoridad, la que establece una serie de permisos, estándares y controles con la
intención de regular el funcionamiento de una instalación o un proyecto determinado, para
que su impacto sea cada vez menor, a la vez que en caso de incumplimiento, se impondrían
las sanciones o medidas de tipo administrativo a quienes no se ajusten a las reglas.

Antecedentes

A fines de la década del 60’s se dicta en EEUU la Ley Nacional de Política Ambiental
(National Environmental Policy Act – NEPA), la cual, en su párrafo 102.C, establece la
obligación de las agencias gubernamentales de requerir una Evaluación de Impacto
Ambiental (a partir de ahora EIA) a toda acción federal importante que afecte de modo
significativo la calidad del ambiente humano. A posteriori, los primeros países en incorporar
la figura de la EIA a sus regímenes jurídicos son Alemania en 1972, en Canadá en 1973,
tres años después Francia e Irlanda y, casi dos décadas más tarde, México (1988) , entre
otros.

La evaluación del impacto ambiental es, desde luego, uno de los instrumentos de política
ambiental más extendido mundialmente. El término se introduce en nuestro sistema en
1982, cuando se reforma por primera vez la Ley Federal de Protección al Ambiente de 1982.
La Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente de 1988 retoma parte de
lo dispuesto por su antecesora, pero considera a la evaluación del impacto ambiental como
uno de los instrumentos de política ecológica de carácter preventivo, posteriormente
desarrollada por el Reglamento a la ley mencionada.

En el ámbito mundial, la Manifestación de Impacto Ambiental aparece como legislación


interna de los países firmantes de los principios de la Declaración de Río, que precisa en
su principio 17: “Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de
instrumento nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente haya
de producir un impacto negativo considerable en el medio ambiente y que esté sujeta a la
decisión de una autoridad nacional competente.”

Manifestación de Impacto Ambiental y Evaluación de Impacto Ambiental

Podemos definir, preliminarmente, a la Evaluación de Impacto Ambiental como un método


por el cual los efectos negativos en el ambiente causados por algunas acciones humanas
pudieran ser predichos, identificados y en consecuencia brindadas las alternativas de
acción y sus correspondientes medidas para la posterior eliminación o mitigación de los
diversos impactos.

El término EIA, no indica solamente un documento de estudio o evaluación asumida en su


sentido lato, es decir, como estimación de valor. En contraposición y ante todo, la EIA
consiste en el procedimiento que abarca desde la presentación de un estudio preliminar de
impacto ambiental del proyecto por quien lo propone (Manifiesto de Impacto Ambiental),
hasta la declaración final (DIA) por parte de la autoridad ambiental. acerca de los impactos
de dicha actividad propuesta sobre los ecosistemas.

La autoridad ambiental en nuestro país, la Semarnat, es la institución ante quien los


proponentes públicos o privados, presentan sus estudios preliminares de impacto de
aquellos proyectos u obras que proponen. Es pues, la institución a quien la sociedad le ha
otorgado y en quien ha delegado la facultad de velar por el ambiente, de preservarlo, de
impedir su deterioro, de poner en marcha o recomendar todas las medidas necesarias para
protegerlo o recuperarlo ante el reconocimiento y la conciencia, por parte de la ciudadanía,
del conjunto de agentes sociales que por distintas razones o criterios lo deterioran.

Las etapas de este procedimiento (EIA) pueden consistir tanto en una única instancia en la
que se determine que la obra propuesta no requiere de un estudio de Impacto Ambiental
(IA), o en varias instancias (dependiendo de la envergadura del proyecto) que permitan
arribar a una etapa final o declaración de impacto ambiental fundamentada y completa, que
incluya: un diagnóstico ambiental del área de influencia, análisis de los impactos
ambientales de los distintos componentes del proyecto, análisis de alternativas, medidas
mitigadoras, planes de monitoreo, seguridad y contingencias, información y audiencia
pública, dictamen técnico y la declaración final antedicha.

Manipulaciones Locales

Desde esta comprensión de la EIA como procedimiento, resulta sumamente llamativo que,
en la página www.saladeprensa.yucatan.gob.mx, la autoridad ambiental , que debiera
evaluar, objetiva e imparcialmente los estudios de cualquier proponente, aún se trate en
este caso del Gobierno del Estado al mismo tiempo que receptar opiniones de la
ciudadanía, se exprese en los siguientes términos:
El área prevista para la reubicación del aeropuerto de Mérida, en el municipio de Hunucmá,
es el adecuado desde el punto de vista ambiental, ya que no afecta alguna área natural
protegida, cuerpos de agua y fauna de importancia, planteó el delegado de la Semarnat,
Ramiro Rubio Ortiz.

“No va a causar un impacto significante. Está a cierta distancia de la costa, de la zona de


los humedales. No hay áreas protegidas, es una zona perturbada. No le veo mayor
inconveniente, sólo hay que cumplir con todos los requisitos en materia de impacto
ambiental”, recalcó.

Estas declaraciones, fechadas el 10 de agosto de 2005 anticipan, de muchas maneras, la


sesgada manera de entender el proceso de Evaluación de Impacto Ambiental en el cual la
autoridad con facultades (Semarnat), deberá analizar y evaluar los documentos
presentados (MIA) por el proponente (Gobierno del Estado). Rubio Ortiz es delegado estatal
de la institución que debe evaluar de acuerdo a un procedimiento de ley. ¡Dicho documento
de Manifiesto de Impacto Ambiental fue entregado dos meses después de estas
declaraciones, el 7 de Octubre de 2005! Sin embargo el Delegado Estatal, con una rapidez
y efectividad extraña y poco vista en otros asuntos ambientales, ¡ya ha sacado sus
conclusiones!

Sólo hay que cumplir con los requisitos en materia de impacto ambiental dice y confirma
que por su propia cuenta ha convertido y rebajado el procedimiento de la EIA, a un mero
trámite de presentación de documentos apostando, quizás, a que la mayoría no los leerá y
que dichos documentos justificarán seguir haciendo lo mismo de siempre pero como si la
institución realmente protegiera el ambiente.

Prácticamente dos meses antes de la presentación el delegado local de la Semarnat


anticipa su propia y personal evaluación aún antes de haber siquiera recibido oficialmente
la Manifestación de Impacto Ambiental. ¡Estas conductas ponen a la EIA en peligro y vacían
a la ley de contenido e intención! Por suerte la Manifestación de Impacto Ambiental será
evaluada a nivel federal en la ciudad de México, conforme a los lineamientos que fija la
propia Semarnat por tratarse de una vía general de comunicación. Las declaraciones del
delegado local revelan la inconveniencia de ser juez y parte, esperemos que a nivel nacional
exista un comportamiento ético acorde a las atribuciones que la ley otorga a la institución.

Para más adelante dejaremos la reflexión acerca de la aptitud y compromiso de un


funcionario que siendo su misión institucional la de proteger al ambiente se exprese
diciendo: “ muy probablemente el Gobierno del Estado tenga que pagar cerca de nueve mil
500 pesos por hectárea que desmonten de esa vegetación en buen estado de
regeneración”. En concepto y en procedimiento el funcionario carcome a la institución que
por ley debe proteger el ambiente y en parte, explica el tremendo deterioro ambiental que
existe a lo largo y ancho del país. Funcionarios que acomodan conceptos y se alejan del
cumplimiento de la ley.

Si un proponente, estatal o privado puede, con autorización y beneplácito de la autoridad


ambiental, deteriorar enormes superficies, cuya vegetación se encuentran en “buen estado
de regeneración”, por una módica suma, ¿cuándo recuperaremos ambiente? ¿Cuándo
dejaremos que la ecología de un lugar se regenere? Si el argumento conceptual se basa
en que lo perturbado, por estar perturbado, se perturbe aún más, ¡no sigan simulando que
la institución protege algo! El país testimonia y registra ya el 60% de sus suelos con distintos
grados de erosión y si siguen fundamentando de esta manera el porcentaje será aún mayor
¡Para seguir destruyendo como hasta ahora ahorremos al menos los salarios de los
funcionarios que así actúan!

¡La Evaluación de Impacto Ambiental en la Ley Está Expresada como


un Procedimiento, no como una Entrega de Documentos, ni Discurre Previo a la
Toma de Decisiones, ni Paralelo!

La evaluación de impacto ambiental sirve para registrar y valorar de manera sistemática y


global, todos los efectos potenciales de un proyecto, con el objeto de evitar desventajas y
deterioro para el medio ambiente. O sea la institución encargada de la defensa del medio
ambiente, sus funcionarios, deben recibir , estudiar y evaluar todos los aspectos y detalles
del proyecto propuesto para, finalmente, llegar a una conclusión.

El hecho de que el proponente sea el Gobierno del Estado, es decir otra institución
gubernamental , no exime al otro funcionario, también gubernamental, del encargo
primordial que la sociedad le asignó como autoridad ambiental: la de evitar el deterioro del
entorno natural. El hecho de que ambas instituciones sean gubernamentales convierte
al propio proceso de evaluación en un proceso muy delicado y en el cual la autoridad
ambiental debiera exacerbar el celo evaluativo para consolidar su rol institucional.

En tanto la ley exija un procedimiento que arranca con el Manifiesto de Impacto Ambiental
y sigue con la Evaluación de Impacto Ambiental debe respetarse la ley y su intencionalidad,
trabajar con seriedad y dejar de lado livianas declaraciones mediáticas sospechosas de
complicidad política antes que de análisis objetivo.

No es, para nada, una práctica extraña en los países latinoamericanos que en muchos
proyectos u obras, los estudios se realizan con el proyecto ya en ejecución o concluido,
prácticas que revelan no sólo el desinterés por el ambiente, sino el sistemático no
acatamiento de la legislación ambiental inculcando desde el Estado la práctica del no
cumplimiento de la ley, el descuido del aspecto temporal de aplicación del proceso y la
participación pública.Algunos presumíamos que esta práctica quedaría enterrada en un
pasado que acentuaba los beneficios económicos por sobre todas las cosas y entendidos
en su sentido más restrictivo “desarrollo”.

Ese “desarrollo” ya ha probado, de mil maneras diferentes, que su única ambición ha sido
enriquecer a unos pocos y empobrecer a una gran mayoría destruyendo ecosistemas por
doquier e hipotecando las posibilidades de vida de las generaciones por venir. Más allá de
matices políticos acerca de cómo usar los recursos y en qué cantidad, todas las variantes
políticas comulgan con esta visión del “desarrollo”.

En México esta cuestión está lejos de ser un problema meramente terminológico, que tiende
a confundir el procedimiento de la evaluación con el documento presentado por el
proponente. Si la propia autoridad enfatiza sólo partes o instancias del procedimiento,
confundiendo MIA con EIA, ocultando el todo y su por qué, se vacía de significación al
procedimiento indicado por ley y se pone en tela de juicio la integridad de la institución
legalmente encargada de vigilar y evitar más impactos destructivos del medio ambiente.

En muchos casos la Evaluación es entendida, tanto por los proponentes como por los
propios funcionarios, como si fuera un obstáculo a salvar y no como una oportunidad de
incorporar al proyecto, criterios y conceptos, que harán al proyecto más funcional, más
adecuado a las condiciones de lugar y menos deteriorante de las condiciones ambientales.
Una vez entendido como obstáculo, parecen querer superarlo a base de apilar extensos
documentos que poca relación muestran con el proyecto y que destrozan la letra y el espíritu
de la ley.

Esperanzados como estábamos de que, a raíz de sus “diligentes” declaraciones, el


delegado regional de la Semarnat, no evaluara el MIA presentado, el propio titular de la
Semarnat federal, (nivel que hará la evaluación) José Luis Luege Tamargo, destroza
nuestras esperanzas, cuando califica en medios periodísticos, al proyecto “ como
importante y anuncia que se cuidará que el aeropuerto de Hunucmá no tenga efectos
nocivos en el medio ambiente de Yucatán. (…) agregando, (…) “tenemos interés en apoyar
un proyecto que es importante para Mérida y para el Estado”.

Nuevamente declaraciones infortunadas de autoridades cuya función, debiera restringirse


a evaluar el impacto ambiental de proyectos, no a expresar un difuso interés por problemas
urbanos que no conocen ni entienden o a calificar, en un suspecto orden de importancia,
problemas estatales acerca de los cuales parecen no estar, siquiera, enterados. Si así
fuera, es inexplicable que la institución no promueva, favorezca o califique como
ambientalmente importantes a proyectos que utilicen las energías renovables en un estado
como Yucatán o proyectos que acaben con la contaminación de los acuíferos como el
drenaje de la ciudad de Mérida, o la contaminación de las granjas porcícolas, la de la
ganadería bovina, o la contaminación del aire por las plantas productoras de electricidad o
la Siderurgia. O promover con coherencia la sustentabilidad de un agro que no produce
para las necesidades locales. ¡Vaya personaje!

Aclarémosles qué Deben Hacer

El término "impacto", incluido tanto en la MIA como en la EIA, debe comprender las
alteraciones en los aspectos ecológicos, así como los efectos en los recursos naturales y
en los componentes, estructura y funcionamiento de los ecosistemas afectados, también
aspectos estéticos, históricos, sociales o relativos a la salud pública, ya sean estos directos,
indirectos o acumulativos.

Por ello, en primer lugar, el impacto debe estar causado por la alteración física que el
proyecto cause. Esto significa que los aspectos económicos o sociales no deben ser
entendidos por sí solos como susceptibles de requerir una Manifestación y Evaluación de
Impacto Ambiental aunque deban ser analizados en el contexto global de una evaluación,
sobre todo en la medida que estén interrelacionados con efectos naturales o físicos. Así, si
el titular de la Semanart con “importante para Mérida” se refiere a aspectos sociales o
económicos ellos no están en el primer lugar en la EIA.

Así, cabe destacar que aunque algunos impactos como el desempleo o la recesión
usualmente producen de un modo indirecto alteraciones en el medio ambiente, como ser
grandes concentraciones urbanas, desarrollo desigual, y contaminación no son
(desafortunadamente) consideradas ambientales por la legislación, y no requerirán por
tanto una MIA y su EIA. El concepto empleado por la legislación expresa que la alteración
debe estar causada por cualquier forma de materia o energía resultante de actividades
humanas.
Por lo tanto, la EIA como procedimiento analítico y de valoración por parte de la autoridad
gubernamental del proyecto propuesto, es un sistema que prevé la presentación de una
Manifestación o Estudio de Impacto Ambiental por parte del proponente , y una posterior
evaluación detallada del mismo por parte de la autoridad correspondiente de las
consecuencias y efectos ambientales, esa tarea es denominada Evaluación de Impacto
Ambiental, en la legislación.

La EIA NO consiste en hacer declaraciones de los impactos presentados por el proponente


sino en un estudio de evaluación o revisión pormenorizada del estudio presentado, donde
la autoridad no se limita a lo que el estudio del proponente dice sino exigir todo lo necesario
para preservar ambiente en un país que no se destaca precisamente por hacerlo. Aún en
el caso de que otra autoridad sea quien presenta el MIA. Así los estudios de impacto
presentados por el proponente son partes importantes del procedimiento de EIA, pero
partes al fin.

¿Quién debe realizar y costear el estudio de impacto ambiental? El estudio deberá ser
necesariamente elaborado por el proponente de la obra o proyecto, por sí o por terceros,
siendo factible la contratación de un consultor, (en este caso COPREMIA S.C.P. firma
consultora cuya página electrónica no es accesible y acerca de la cual no es posible evaluar
su capacidad) . Este estudio que integra la EIA, debe ser presentado y costeado por el
proponente, y poseer en general los siguientes contenidos:

– Una descripción pormenorizada del proyecto o actividad a realizar y sus alternativas.


– Diagnóstico ambiental del área de influencia geográfica.
– Una descripción y análisis de aquellos efectos o impactos ambientales significativos del
proyecto, y de sus alternativas.
– Las medidas a adoptar para eliminar o minimizar los efectos adversos.
– Planes de seguimiento, monitoreo, y contingencias.

Realizada la evaluación comentada (EIA), el organismo gubernamental con competencia


en materia ambiental, se expide por medio de informes técnicos o bien por medio de un
acto que suele denominarse Declaración de Impacto Ambiental (DIA), el cual puede
definirse como el dictamen resultante del procedimiento de revisión del estudio de impacto
ambiental, por el que se efectúa declaración de impactos que realiza el órgano ambiental
competente. Pueden dar en el mismo acto en forma conjunta o separada, tanto el dictamen
técnico y el propio acto administrativo de declaración.

De las Declaraciones Desafortunadas al Análisis del Resumen Ejecutivo de la


Manifestación de Impacto Ambiental Presentada por el Gobierno del Estado

Primero, algunas consideraciones acerca de la categorización de los impactos, los cuales


a efectos de ser considerados en el procedimiento de evolución están divididos entre
impactos directos, indirectos y acumulativos.

Impactos Directos e Indirectos

No sólo deberán ser manifestados y evaluados los impactos directos, sino también
aquellos indirectos o acumulativos. Los impactos directos son definidos por el mencionado
como los efectos causados por el proyecto propuesto en el mismo tiempo y lugar, en tanto
impactos indirectos son aquellos que son causados por la acción más extensa y se
observarán temporalmente en forma tardía o espacialmente a mayor distancia, pero son
razonablemente previsibles.

Impactos Acumulativos

Los impactos acumulativos deben ser estimados sobretodo porque, pudiendo ser
menores en forma individual, podrían transformarse en significantes en el transcurso del
tiempo o la distancia. Así un impacto acumulativo es aquel que resulta de los impactos
incrementales de una obra, toda vez que este se añade a otros pasados, presentes o
razonablemente previsibles proyectos futuros, independientemente de la persona o agentes
que estén llevando o hayan llevado a cabo esas acciones.

A título de ejemplo se puede citar la inducción de crecimiento que ocasionaría la


construcción, ampliación o pavimentación de una carretera, un aeropuerto, o ambos, en los
asentamientos urbanos y comunidades rurales cercanos a la misma, o a desarrollar en la
zona con sus consecuentes modificaciones en hábitos culturales y socioeconómicos.

Sobre los impactos acumulativos el Resumen Ejecutivo de Manifiesto de Impacto


Ambiental, Modalidad Regional,no dice absolutamente nada, lo cual es llamativo, ya que en
tanto modalidad regional, debería incluir aspectos como la cercanía del desarrollo urbano
de Caucel, y los futuros y previsibles desarrollos de infraestructura de servicios que se
desarrollarán alrededor del aeropuerto: hoteles?, moteles?, centros comerciales?,
carreteras?, autopistas?, centros de convenciones?, etc.

Tampoco se describen los impactos del asentamiento de las pistas y de todas y cada una
de las complejas funciones que se desarrollan en un aeropuerto, desde el mantenimiento
de las aeronaves hasta su reparación y puesta a punto nada se dice. Ni siquiera hay listado
completo de substancias químicas que estarán presentes tanto en la etapa constructiva
como en la operación misma.

El Resumen Ejecutivo, da la impresión, de que no hay un proyecto detrás de la presentación


de la Manifestación de Impacto Ambiental sino más bien un anteproyecto con definiciones
de superficies aproximadas y funciones todavía en vías de ser definidas e imprecisas. La
cuestión es que con tan sólo un anteproyecto no pueden evaluarse las consecuencias
ambientales de semejante obra. Sin una mayor definición en cuanto a todas y cada una
de las actividades que allí discurrirán, el conjunto de substancias involucradas, ambientes,
distancias y relación de locales, es imposible anticipar efectos y consecuencias del
aeropuerto propiamente dicho. Ni qué decir del impacto regional acumulativo acerca del
cual el Manifiesto ni siquiera insinúa algo.

En el proceso de la Evaluación de Impacto Ambiental, deben considerarse al menos tres


tipos de efectos acumulativos, cuando existan posibilidades de que estos acontezcan; estos
son la combinación de los efectos de más de un proyecto que se estén realizando
simultáneamente, la combinación de efectos pequeños que resultan de un impacto de
envergadura, y los efectos combinados de proyectos que se consideran en un lapso de
tiempo.

Para ilustrar con un ejemplo, el alcance de estos impactos en los hechos, en un caso
jurisprudencial estadounidense " Natural Resources Defense Council v. Hodel", la justicia
determinó que, respecto de los efectos de un plan de exploración y explotación de petróleo
"off shore" entre las costas de California y Alaska, si bien evaluados individualmente cada
uno de los proyectos u obras no acarreaban impactos significativos, considerados en su
conjunto y en forma completa, se determinó que resultarían nocivos para especies
migratorias de la fauna marina. ¡No escondan la totalidad del proyecto! ¡No evalúen los
impactos ambientales disociados en el tiempo! ¡Las consecuencias negativas las sumará
la naturaleza, aunque Uds. las seccionen documentalmente!

Esta limitación en el Manifiesto de Impacto Ambiental presentado a raíz de la intención de


construir un nuevo aeropuerto en la zona de Hunucmá es una de las cuestiones
fundamentales que la Evaluación de Impacto Ambiental deberá estudiar en detalle si es que
existen detalles al respecto.

En qué debe Culminar el Procedimiento de Evaluación

¿Que deben contener la Declaración de Impacto Ambiental expedida por la autoridad para
permitir identificar y prevenir estos efectos negativos? El órgano ambiental competente
deberá evacuar una detallada declaración que contenga:

-El impacto ambiental de la acción proyectada.


-Los efectos ambientales negativos que no podrían evitarse si el proyecto se llevara a
cabo.
-Alternativas a la acción propuesta
-Las relaciones entre el uso local y a corto plazo del medio ambiente y el mantenimiento
de la productividad a largo plazo.
-La asignación irreversible e irrecuperable de recursos que supondría la acción
proyectada de llevarse a cabo (análisis costo-beneficio).

Las etapas que en líneas generales abarcará este procedimiento consiste en:

– La presentación de un estudio mínimo de base, del que surgirán eventualmente dos


líneas, o bien que el mismo no acarrea efectos significativos, o bien que deberá realizar el
estudio que da cuenta el punto siguiente.
– La presentación de un estudio de impacto ambiental detallado por parte del proponente,
de forma excluyente o complementaria del estudio inicial mencionado en el punto anterior,
el cual se puede dar como consecuencia de la clasificación del proyecto según este
estudio mínimo de base, o bien en forma directa y sin necesidad de este, según lo prevea
la legislación respectiva.
– Circulación del borrador del estudio o de la declaración de impacto, a los fines de la
inclusión de comentarios por otros organismos involucrados y de parte del público
afectado, pudiendo celebrarse asimismo una audiencia pública, facultativa u obligatoria,
según el caso.
– Declaración de Impacto Ambiental por parte del órgano ambiental competente, la cual,
previa consideración de los comentarios introducidos al borrador, dará los elementos
necesarios a la autoridad con competencia sustantiva para la aprobación total, parcial o
condicional o denegación de la propuesta.

Entendemos que estos son los objetivos y etapas que en forma secuencial y necesaria se
deben dar para autorizar un proyecto u obra susceptible de producir efectos ambientales
negativos y significantes, y que son los elementos sustanciales a ser tenidos en cuenta para
evaluar la eficacia del sistema de EIA adoptado.
¿Cual es la diferencia más saliente entre la Evaluación de Impacto Ambiental y la
Declaración de Impacto Ambiental (DIA)? En que la EIA es un procedimiento que
comprende y abarca a la DIA, entendida esta como el documento con carácter declarativo
emanado de la autoridad ambiental que constituye una de las posibilidades de conclusión
de una EIA. Inexorablemente toda DIA se dictará dentro del procedimiento secuencial de
EIA, no en declaraciones superficiales a la prensa.

Un tema importante a considerar es si el procedimiento se aplica tanto a proyectos públicos


como a los privados. Es evidente que tanto los proyectos públicos como los privados
pueden afectar significativamente el medio ambiente; sin embargo, algunos regímenes
comenzaron a aplicar este procedimiento sólo cuando se trata de proyectos públicos.

Sin embargo los procedimientos de participación pública y proposición de alternativas para


un proyecto público tendrán casi siempre connotaciones adicionales extras que para el caso
de los proyectos privados. Esto es así porque hay cuestiones que quedan fuera de la
discusión si el proponente privado es, por ejemplo, una empresa de explotación petrolera,
ya que no se podrán entonces discutir alternativas relativas a la naturaleza del proyecto. En
el caso del proponente gubernamental sí. En tanto el proyecto proviene de una iniciativa
del estado y se hace con dinero público, el interés público o la satisfacción del bien común
debe estar satisfecha de manera primordial. De lo contrario, la naturaleza misma del
proyecto estará en discusión.

Sin embargo, en un adecuado sistema de gestión ambiental la evaluación del impacto


ambiental bien puede derivar en la presentación de alternativas que cambien la naturaleza
del proyecto.

Descripción de la Obra o Proyecto y sus Alternativas

Esta descripción de la obra o proyecto consiste en el conjunto de datos susceptibles de


determinar tanto en forma individual como conjunta eventuales impactos ambientales.
Como ejemplo, podemos afirmar que la localización del proyecto y sus alternativas
permitirían inferir tanto las afectaciones a los ecosistemas como impactos a nivel global.
Por otra parte, si a esa información le sumamos la mano de obra a utilizar, se podría
planificar el desarrollo poblacional inducido del proyecto y sus distintas variantes, como
viviendas, provisión de energía, etc.

La mayoría de las legislaciones latinas establecen en líneas generales que la descripción


del proyecto deberá contener los datos que a continuación observaremos, los que sintetizan
las exigencias de los regímenes español, brasilero, venezolano, colombiano, chileno,
uruguayo, paraguayo y mexicano: identificación de la actividad propuesta, alternativas
tecnológicas y de localización, fases de construcción y operación, mano de obra, materia
prima, fuentes de energía, probables efluentes, emisiones y residuos tóxicos. En definitiva
un desarrollo que no sólo debe considerar variables económicas y que deberá contener una
coherente y consecuente estructura de sustentabilidad.

Una gran contribución al análisis ambiental lo constituye la presión u obligación a la cual


están sometidos quienes planifican, quienes llevan a cabo el proyecto y quienes en
definitiva deciden su aprobación o rechazo: se trata de proteger ambiente en un estado que
ya ha perturbado la mayor parte de su territorio la actual obligación consiste en considerar
seriamente proyectos u obras que abonen a un desarrollo sustentable que evite, no que
justifique, la destrucción del ambiente

La incorporación de alternativas a un proyecto que es susceptible de causar impactos


significativos, es uno de los puntos fundamentales de una EIA, ya que puede evitar demoras
o cancelación de un proyecto en una etapa avanzada, amén de poder economizar recursos
humanos y materiales. Quizás por esto el proponente y los actores interesados se
apresuran a definir como “pocos significativos” los impactos que el proyecto supuestamente
tendrá. Como es de esperar en el Resumen Ejecutivo presentado por el proponente el
término “poco significativo” aparece decenas y decenas de veces en apenas 50 páginas.

Sin embargo, las características de sustentabilidad de un proyecto no se salvan con


ejercicios literarios o semánticos. El Resumen Ejecutivo hace maravillas para postular que
lo significativo es en verdad poco significativo, nos dice: que no hay especies en peligro de
extinción al mismo tiempo que menciona al venado cola blanca; que será poco significativo
desplazar más de 7 y medio millones de metros cúbicos de material del lugar, equivalentes
a un prisma de un kilómetro de lado y siete metros y medio de profundidad; que un área de
más de 1,002 hectáreas removida de vegetación no es mucho; que allí no existen vestigios
arqueológicos cuando otros afirman que sí; que los terrenos son de carácter ejidal y fueron
adquiridos por el Gobierno del Estado cuando en verdad fueron adquiridos de un tercero
despojadas, supuestamente, de su carácter ejidal; que los terrenos carecen de uso actual
cuando en verdad están en proceso de regeneración y usados por miles de especies; que
durante la construcción se pueden mencionar pinturas, thinner y algunos químicos cuando
en toda construcción hay un espectro amplísimo de productos químicos; que los residuos
serán trasladados al relleno sanitario de la ciudad de Mérida durante la construcción y la
operación; que las únicas especies que menciona son, las protegidas y las comerciales
ignorando todas las demás; que como por arte de magia 197 impactos negativos entre
temporales y permanentes desaparecen misteriosamente en la poca significancia; que
considera como impacto positivo temporal la pérdida de especies vegetales protegidas
porque no ha encontrado allí ninguna, otros las acabaron antes y ellos lo asumen como
positivo; en fin, todo sugiere, en cuanto se apega a la descripción exigida por ley, que la
obra conlleva impactos significativos en el contexto de un estado que dispone ya casi
exclusivamente de áreas perturbadas.

Uno de los tipos más usuales de alternativas es en razón del lugar, donde se deben
contemplar los distintos lugares donde el proyecto puede llevarse a cabo, siendo uno de los
ejemplos más comunes la construcción de una autopista, la que podría ser realizada en
rutas diferentes, analizando los impactos potenciales que acarrearían una u otra propuesta.
Distinto sería el caso de la construcción de una represa hidroeléctrica donde el lugar estaría
supeditado a un preciso lugar de embalse, que reduce las posibilidades de establecer una
alternativa en razón de lugar. En el caso de un aeropuerto, si fuera necesario destruir el
uno que funciona y que ya destruyó ambiente natural y construir uno nuevo que volverá a
destruir naturaleza en regeneración, la razón del lugar deberá considerarse como
primordial.

Aún si fuera cierto que el aeropuerto es un obstáculo para el desarrollo urbano de Mérida,
cuestión que no está urbanísticamente sustentada, antes que renacionalizar el viejo
aeropuerto y construir uno nuevo, sería mejor garantizar y proveer a la gente viviendas de
calidad allí o en otro lugar, por ejemplo en el desarrollo urbano de Caucel.
De esa manera mejoraríamos las condiciones de vida de la gente sin destruir más
naturaleza al mismo tiempo que generaríamos nuevas y mejores condiciones urbanas en y
alrededor del aeropuerto actualizando su funcionamiento en consonancia con criterios
ambientales que no fueron considerados en su época de construcción. Alternativa que
hasta podría ser menos costosa y que con intervenciones urbanísticas quirúrgicamente
precisas y pensadas en detalle mejore las condiciones de habitabilidad de la zona.

En términos urbanísticos es falso sostener que la única forma de mejorar dichas


condiciones en la zona sea mudar el aeropuerto. El proceso urbanístico que ha conducido
a la actual situación sigue latente, en toda su complejidad, y huir más allá sólo extiende el
problema más allá, como ha acontecido hasta ahora. La garantía de que las autoridades de
la ciudad adquieran el control del desarrollo urbano no reside en el cambio de lugar del
aeropuerto.

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