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B I B L I O T E C A D E M E D I O S I M P U G N AT O R I O S
B I B L I O T E C A D E M E D I O S I M P U G N AT O R I O S
Estudios sobre los Estudios sobre los
MEDIOS IMPUGNATORIOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
en el proceso CIVIL
n estudio de los medios impugnatorios no puede limitarse al
en el proceso CIVIL
U análisis de las particularidades técnicas de cada uno de los
recursos previstos en la legislación. Por el contrario, hay varios Coordinador: Renzo Cavani Brain
elementos consustanciales a ellos, como el derecho a impugnar,
que se enmarca dentro de las garantías fundamentales del proceso; Michele Taruffo / Luiz Guilherme Marinoni / Teresa Arruda Alvim
la teoría general de los recursos; y el análisis crítico de su
funcionalidad y utilidad en la realidad jurídica de cada país, a fin de Wambier / Luis G. Alfaro Valverde / Alvaro de Oliveira / Paula Costa
proponer los cambios y reformas necesarias. La presente obra e Silva / Eugenia Ariano Deho / Joan Picó i Junoy / Beatriz A.
colectiva, a través de los artículos y ensayos que la integran, tiene Franciskovic Ingunza / Carlos Alberto Torres Angulo / Hernán Gómez
PRIMERA EDICIÓN
NOVIEMBRE 2011
4,740 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822
ISBN: 978-612-4113-09-3
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Michele Taruffo
Luiz Guilherme Marinoni
Martha Hidalgo Rivero
Teresa Arruda Alvim Wambier
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES Luis G. Alfaro Valverde
Rosa Alarcón Romero Alvaro de Oliveira
Paula Costa e Silva
Eugenia Ariano Deho
Gaceta Jurídica S.A. Joan Picó i Junoy
Beatriz A. Franciskovic Ingunza
Angamos Oeste 526 - Miraflores Carlos Alberto Torres Angulo
Lima 18 - Perú Hernán Gómez Pretto
Carlos Franco Montoya Castillo
Central Telefónica: (01)710-8900 Martín Alejandro Hurtado Reyes
Fax: 241-2323 J. María Elena Guerra Cerrón
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe Javier Jiménez Vivas
Manuel Alberto Torres Carrasco
Marianella Ledesma Narváez
Impreso en: Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto 201 - Surquillo Coordinador
Lima 34 - Perú Renzo Ivo Cavani Brain
Presentación
Es por ello que, más allá de la altísima calidad académica con que
están hechos todos los trabajos que siguen a continuación, he considera-
do oportuno escribir, en la presente introducción, algunas breves líneas
sobre cada uno de los puntos mencionados anteriormente, que si bien po-
drían servir como prolegómenos, contienen algunas consideraciones de
orden crítico que reflejan una inconformidad con lo que hoy tenemos, y
un deseo de que las reformas que se implementen sean para mejor.
(1) Como antecedentes a esta obra se puede mencionar a Estudios sobre la nulidad procesal. Normas Lega-
les, Lima, 2010 y Estudios sobre las medidas cautelares. Tutela urgente, anticipatoria y cautelar. Nor-
mas Legales, Lima, 2011, ambos coordinados por quien escribe.
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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO CIVIL
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PRESENTACIÓN
Por otro lado, un tema por demás complejo, donde la ciencia proce-
sal ha puesto sus mayores esfuerzos pero que la realidad constantemen-
te los desborda, es el tema de la casación. Y nótese que no solo se trata
de la configuración técnica del recurso de casación, es decir, si incluir o
no determinadas técnicas procesales para reducir la carga de trabajo de
la Corte Suprema (fin loable, pero que no resuelve todos los problemas),
sino de plantearse qué es lo que realmente necesita el Perú. ¿De qué sirve
que los jueces supremos resuelvan menos recursos si es que sus fallos si-
guen dejando mucho que desear? El claro ejemplo lo tenemos en los tres
plenos casatorios que se han dado hasta el momento: ninguno ha satisfe-
cho las expectativas. Entonces, es bueno preocuparse por “perfeccionar”
el recurso de casación, pero de hecho que hay preguntas que antes se de-
berían responder.
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MEDIOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO CIVIL
solo requieren un plazo más lato, sino, como se ha dicho, que deben ale-
garse en cualquier momento.
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PARTE I
LA IMPUGNACIÓN
EN EL MARCO DE LA
CONSTITUCIÓN Y DE LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES
Las funciones de las Cortes Supremas
Indicaciones generales(*)
Michele Taruffo(**)
I. INTRODUCCIÓN
Desarrollar un discurso que quiera ser tendencialmente homogéneo,
aunque generalísimo, sobre las funciones de las cortes supremas en los
ordenamientos actuales es tarea de notable dificultad, principalmente en
razón de las diferencias de competencia, de estructura, de composición
y de modalidades de funcionamiento de las varias cortes(1). El panorama
resulta, pues, particularmente complicado ya que acaece frecuentemente
que a una corte suprema se atribuya una pluralidad de funciones bastan-
te diversas, que van desde la resolución de las cuestiones de jurisdicción
a la decisión de los conflictos entre poderes del Estado, desde la tutela
de los derechos fundamentales a la aplicación del derecho supranacional.
(*) Traducción del italiano por Luis Cárdenas Rodríguez, abogado por la UNMSM y responsable del Área
Civil de Gaceta Jurídica S.A.
(**) Profesor Ordinario en la Universidad de Pavía.
(1) Las mismas razones hacen imposible proporcionar referencias bibliográficas que tengan pretensiones de
completitud. En las notas que siguen se indicarán solo las fuentes directamente inherentes a cuanto se
dice en el texto.
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MICHELE TARUFFO
(2) Sobre el tema cfr. en particular ANDREWS. “La Corte Suprema del Regno Unito: riflessioni sul ruolo
della più elevata corte britannica”. En: Riv. trim. dir. proc. civ. 2010, p. 877 y ss., 889 ss.
(3) Para una clasificación más analítica es útil aún la referencia a JOLOWICZ. “The Role of the Supreme
Court at the National and International Level”. En: The Role of the Supreme Courts at the National and
International Level. Reports of the Thessaloniki International Colloquium, Thessaloniki 1998, p. 37 ss.
(4) Ibídem, p. 38.
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
(5) Sobre la así llamada “interpretación constitucionalmente orientada”, cfr. últimamente RESCIGNO, G.U.
“Comunicare, comprendere, interpretare il diritto”. En: Dir.pubbl. 2009, 3, p. 690 y ss., 713 y ss.
(6) Ibídem, p. 719.
(7) Sobre el argumento, v. también, JOLOWICZ. Ob. cit., p. 44 y ss.
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MICHELE TARUFFO
(8) Sobre el tema cfr. en particular HÄBERLE. La Verfassungsbeschwerde nel sistema della giustizia costi-
tuzionale tedesca, tr. it., Milano 2000, esp. p. 41 y ss.
(9) También JOLOWICZ. Ob. cit., p. 45 y ss., coloca a estas cortes en el ámbito de las cortes supremas.
(10) Una dificultad ulterior, que, sin embargo, no puede ser tomada en consideración analíticamente, deriva
del hecho de que no raramente las funciones que de hecho desarrollan las cortes supremas no correspon-
den, o no corresponden de modo claro, al modelo que puede ser delineado sobre la base de las normas
que disciplinan tales funciones. Un caso evidente es el de la Corte de Casación italiana, sobre el cual v.
los ensayos recogidos en TARUFFO. Il vertice ambiguo. Saggi sulla Cassazione civile, Bologna 1991.
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
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MICHELE TARUFFO
(11) Sobre la distinción entre interpretación y aplicación de la ley, y sobre las relaciones respectivas, cfr. por
todos TARELLO. L’interpretazione della legge, Milano 1980, p. 42 ss.
(12) JOLOWICZ. Ob. cit., p. 41 y ss., analiza los private purposes que son perseguidos por varias cortes
supremas. Sobre el punto v. más ampliamente SILVESTRI. “Corti supreme europee: accesso, filtri e se-
lezione”. En: Le Corti Supreme, Milano, 2001, p. 105 ss.
(13) Sobre los relativos modelos, cfr., TARUFFO. “The Role of Supreme Courts at the National and Interna-
tional Level: Civil Law Countries”. En: The Role, p. 101 y ss.
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
(14) Sobre el tema, cfr. p. ej., CADIET. “El sistema de la casación francesa”. En: Los recursos ante Tribu-
nales Supremos en Europa. Appeals to Supreme Courts in Europe, M. Ortells Ramos (coord.), Madrid,
2008, p. 27; CHARTIER. La Cour de Cassation, II ed., Paris 2001, p. 111 ss.; WEBER. La Cour de
cassation, Paris 2006, p. 31 ss.
(15) Sobre el argumento v. ampliamente VÁSQUEZ SOTELO. “‘Requiem’ por la mejor casación civil del
mundo (y por otras creaciones procesales hispanas)”. En: El papel de los tribunales superiores. Estudios
en honor del Dr. Augusto Mario Morello. Segunda Parte, R. O. Berizonce, J. C. Hitters y E. D. Oteiza
coord., Buenos Aires-Santa Fe 2008, p. 224 ss.
Toda referencia a la Casación española debe ser tomada con reserva y con prudencia, ya que el régimen
introducido con la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000 nunca ha sido aplicado, y se perfilan reformas
importantes al respecto. Cfr. en particular NIEVA FENOLL. El recurso de casación civil, Barcelona
2003, p. 38 y ss. Sobre la historia de las reformas de la Casación española operadas hasta el 2000 v. am-
pliamente DE LA OLIVA SANTOS. “L’esperienza spagnola della Cassazione civile”. En: Riv. trim. dir.
proc. civ. 2010, p. 107 ss.
(16) Sobre el argumento cfr. STÜRNER-SCHUMACHER. “The Role of Supreme Courts at the National and
International Level: Report on Germany, Austria, Switzerland and Hungary”. En: The Role, p. 205 ss.;
MURRAY-STÜRNER. German Civil Justice, Durham, NC, 2004, p. 386 y ss.
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MICHELE TARUFFO
(17) Sin embargo, no se puede excluir que una corte de casación decida definitivamente en el mérito de la
causa después de haber anulado la sentencia impugnada, y sin reenvío: es el caso del Tribunal Supremo
español, sobre el cual cfr. VÁSQUEZ SOTELO. Ob. cit., p. 229 ss.
(18) Sobre el argumento, cfr., GOLDSTEIN. Ob. cit., p. 279 y ss.
(19) En sentido análogo respecto al Tribunal Supremo español, al menos hasta que no sean realizadas las
reformas de las que se habla hace tiempo, cfr. VÁSQUEZ SOTELO. Ob. cit., p. 224 y ss. Sobre el argu-
mento v. también GIMENO SENDRA. “El recurso español de casación civil: Perspectiva de reforma”.
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En: Los recursos, p. 119 y ss. (relativamente al sistema introducido con la Ley de Enjuiciamiento Civil de
2000) y p. 143 y ss. (sobre el proyecto de reforma de 2006).
(20) Cfr., p. ej., TARUFFO. Il vertice ambiguo... Ob. cit., p. 108 y ss.; Id., “Le corti supreme europee: acces-
so, filtri e selezione”. En: Le Corti Supreme, cit., p. 95 y ss.; MALTESE. “Problemi attuali e prospetti-
ve di riforma del processo civile di Cassazione”. En: Foro It., 1988, V, c. 7; DENTI. Le riforme della
Cassazione civile: qualche ipotesi di lavoro, ibídem, c. 20 y ss.
(21) V. infra, par. 3.3.
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MICHELE TARUFFO
Este fenómeno es aún más evidente cuando –como ocurre por ejem-
plo ante la Corte Suprema de los Estados Unidos– es la misma corte la
que decide con discrecionalidad casi absoluta (y con una fortísima selec-
ción de los casos) si estima oportuno o necesario conceder el así llama-
do certiorari y decidir el recurso en el mérito(22). También en este caso
es una parte la que propone la impugnación y la corte verifica si en el su-
puesto de hecho el derecho ha sido correctamente aplicado por el juez in-
ferior, pero la relevancia del interés individual de la parte que impugna
aparece del todo secundaria respecto a los criterios según los cuales la
corte orienta su propia actividad. El impulso de la parte termina siendo,
entonces, poco más que un pretexto en función del cual la corte establece
de vez en cuando si y cómo intervenir sobre una cuestión de derecho. Por
ende, la función reactiva de tutela de la legalidad contra violaciones ya
acaecidas termina siendo del todo secundaria.
(22) Sobre el tema cfr. en particular el amplio estudio de BARSOTTI. L’arte di tacere. Strumenti e tecniche
di non decisione della Corte Suprema degli Stati Uniti, Torino 1999, y v. infra, par. 3.3.
(23) Sobre el cual v. infra, par. 2.3.
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MICHELE TARUFFO
Rule 10 de las Rules of the Supreme Court, donde se dice que el cer-
tiorari se concede solo cuando “there are special and important reasons
therefor”(28). Por lo tanto, la corte realiza elecciones ampliamente discre-
cionales, orientadas a resolver conflictos en la jurisprudencia de las cortes
inferiores o entre decisiones de cortes inferiores y la jurisprudencia de la
misma corte(29). Se trata de criterios que orientan la actividad de la corte
esencialmente en el sentido del gobierno del stare decisis, como ocurre
también cuando ella “decide decidir”, ya que considera oportuno modi-
ficar la orientación de su propia jurisprudencia. En todos estos casos es
evidente que la Corte Suprema determina sus propias decisiones en el
sentido de la evolución del Derecho, y de todos modos mirando al fu-
turo, ya que tiende a expresar rationes decidendi destinadas a ser segui-
das en las decisiones de casos sucesivos idénticos o similares. No es por
casualidad que los precedentes establecidos por la Corte Suprema con-
tinúen representando una fuente importantísima del Derecho norteame-
ricano, cuyas variaciones dependen a menudo justamente del cambio de
las orientaciones de la corte. Sin embargo, no debe olvidarse que ella de-
sarrolla un rol determinante también cuando “decide no decidir” y niega
el certiorari(30). También en esta frecuente hipótesis, y aunque la relati-
va providencia no sea motivada, la corte envía a todas las otras cortes y
a los operadores del Derecho un claro mensaje según el cual se exclu-
yen, por el momento, variaciones en el orden del Derecho existente. Na-
turalmente, esto vale sea en el caso en que la corte opera como órgano
de vértice de la jurisdicción ordinaria, sea cuando decide cuestiones de
constitucionalidad.
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
(31) Sobre las sentencias interpretativas de la Corte Constitucional, cfr. últimamente RESCIGNO, G.U.
Ob. cit., p. 716 y ss.
(32) Una cuidadosa investigación histórica, sin embargo, tiende a indicar que el origen moderno de los de-
rechos humanos debe ser encontrado en el siglo XVIII: cfr. los tres volúmenes de la obra Historia de
los derechos fundamentales. Tomo II. Siglo XVIII, dirigida por G. Peces Barba Martínez, E. Fernández
García y R. De Asís Roig, Madrid 2001.
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MICHELE TARUFFO
(33) Cfr. FERRAJOLI. Principia iuris. Teoria del diritto e della democrazia, Roma-Bari 2007, 1. Teoria del
diritto, p. 675 ss.; 2. Teoria della democrazia, p. 67 y ss., p. 71 y ss. Sobre el argumento, v. también,
TARUFFO. “Leggendo Ferrajoli: considerazioni sulla giurisdizione”. En: Riv. trim. dir. proc. civ. 2008,
p. 631 y ss.
(34) Cfr. BEJARANO GUZMÁN. “La procesalización del Derecho Constitucional en Colombia”. En: La
ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio, E. Ferrer
Mac-Gregor y A. Z. Lelode Arrea coord., Bogotá, 2009, p. 20 y ss.; CÓRDOBA TRIVIÑO. La tutela
contra sentencias judiciales. El caso de Colombia. p. 45 y ss.
(35) Sobre el amparo introducido por la Constitución española de 1978 como remedio especial para la tutela
de los derechos fundamentales, cfr. PÉREZ TREMPS. El recurso de amparo. Valencia, 2004, p. 29 y ss.
(36) Sobre el amparo introducido en Argentina con la reforma constitucional de 1994 cfr. GOZAÍNI. El dere-
cho de amparo. 2ª edición, Buenos Aires, 1998; Id., Tratado de Derecho Procesal Civil. Tomo III. Proce-
sos constitucionales, especiales y voluntarios. Buenos Aires, 2009, p. 25 y ss.
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(37) Más ampliamente sobre el concepto de nomofilaquia cfr. TARUFFO, Il vertice ambiguo... Ob. cit., p. 12
y ss., p. 59 y ss., también para ulteriores referencias.
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MICHELE TARUFFO
(38) Al respecto cfr., también para ulteriores referencias, TARUFFO. “Una riforma della Cassazione civile?”.
En: Riv. trim. dir. proc. civ., 2006, p. 764 y ss.
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
1. El precedente
La modalidad con la que se realiza la función de creación y evolu-
ción del Derecho de parte de las cortes supremas se basa ciertamente
sobre la eficacia de precedente que recae sobre sus decisiones. Es tal efi-
cacia, en efecto, la que asigna a estas decisiones un valor que va más allá
de la solución dada a la controversia individual y proyecta hacia el futuro
lo que la corte afirma. De otro lado, es dirigida hacia el futuro, y se reali-
za esencialmente a través del precedente jurisprudencial, también la fun-
ción de unificación de la jurisprudencia que tradicionalmente se atribuye
a las cortes supremas, y en particular a las cortes que siguen el “modelo
a casación”(40), así como ocurre para la Casación italiana en virtud del art.
65 de la ley sobre el ordenamiento judicial y sobre la base de una conso-
lidada tradición(41). Es claro, en efecto, que estas cortes logran conseguir
el objetivo de la uniformidad de la jurisprudencia sucesiva en la medida
en que sus decisiones adquieren eficacia de precedente frente a los jueces
que deberán decidir casos futuros. Al respecto, empero, se necesitan algu-
nas precisiones.
(39) Sobre esta concepción v. TARUFFO. Ob. últ. cit., p. 759 y ss.
(40) La conexión entre nomofilaquia, uniformidad de la jurisprudencia y precedente judicial ya había sido
claramente formulada por CALAMANDREI en La cassazione civile. II. Disegno generale dell’istituto,
ahora en Id.; Opere giuridiche, VII, Napoli 1976, p. 104 s. Al respecto v. también TARUFFO. Ob. últ.
cit., p. 360 y ss.
Sobre la función “normativa” de los precedentes de la Cour de Cassation francesa cfr. p. ej. CADIET.
Ob. cit., p. 28 y ss. Sobre la función de creación de la doctrina legal de parte del Tribunal Supremo espa-
ñol cfr. p. ej. GIMENO SENDRA. Ob. cit., p. 118.
(41) Al respecto v. en particular CHIARLONI. “La tareas fundamentales de la corte suprema de casación,
la heterogeneidad de los fines surgida de la garantía constitutional del derecho al recurso y las recientes
reformas”. En: Los recursos, p. 57 y ss.; TARUFFO. Il vertice ambiguo... Ob. cit., p. 70 y ss.
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MICHELE TARUFFO
Ante todo debe observarse que desde hace tiempo se habla de prece-
dente también en muchos de los ordenamientos de civil law y no solo en
los ordenamientos tradicionalmente fundados sobre el precedente como
los de common law. Esta extensión del fenómeno puede, empero, provo-
car no pocos malentendidos, además de una pérdida de precisión del con-
cepto de precedente, dado que no siempre se entiende correctamente qué
cosa sea esto. En particular, no siempre se presta la debida atención al
hecho de que en línea de principio el precedente se funda sobre la ana-
logía que el segundo juez percibe entre los hechos del caso que él debe
decidir y los hechos del caso ya decidido, ya que solo bajo esta condi-
ción se puede aplicar la regla por la cual la misma ratio decidendi debe
aplicarse a supuestos de hecho idénticos o al menos similares(42). Sien-
do esta la concepción correcta del precedente, de tal manera que el juez
del caso sucesivo aplica la ratio del precedente solo si percibe esta ana-
logía entre hechos, de ahí deriva que se habla impropiamente de “prece-
dente” cuando el razonamiento del juez sucesivo prescinde de toda com-
paración entre los hechos de los dos casos. Es lo que ocurre, por ejemplo,
en Italia, cuando el pretendido precedente que es invocado no es una de-
cisión sobre un supuesto de hecho particular, sino una máxima de pocas
líneas extraída de una decisión recaída sobre hechos que no se conocen o
que no se toman en cuenta. Por lo tanto, “la jurisprudencia por máximas”
tiene poco que hacer con el precedente, no solo porque las máximas pue-
den ser –para usar una feliz expresión de Rodolfo Sacco(43)– mendaces,
sino sobre todo porque la máxima enuncia sistemáticamente una regla
general y abstracta, frecuentemente sin ninguna referencia al particular
supuesto de hecho decidido. Estos inconvenientes se agravan, en vez de
reducirse, cuando sobre cada cuestión singular se amasan listas de máxi-
mas sin ninguna profundización y sin “hechos”, como si la mera iteración
agregase alguna justificación ulterior a la regla que se pretende aplicar.
(42) Sobre el argumento v. más ampliamente TARUFFO. “Precedente e jurisprudencia”. En: Riv. trim. dir.
proc. civ. 2007, p. 712 y ss., pp. 715 y ss., también para ulteriores referencias.
(43) Cfr. SACCO. “La massima mentitoria”. En: La giurisprudenza per massime e il valore del precedente
con particolare riguardo alla responsabilità civile, al cuidado de G. Visintini, Padova, 1988, p. 51 y ss.
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(44) Sobre el argumento, cfr., en particular, PECZENIK. “The Binding Force of Precedent”. En: Interpreting
Precedents. A Comparative Study, ed. por D. N. MacCormick y R. S. Summers, Aldershot, 1997, p. 461 y ss.
(45) Sobre los factores que determinan la eficacia del precedente, cfr. TARUFFO. “Institutional Factors
Influencing Precedents”. En: Interpreting Precedents, p. 437 y ss.
(46) Cfr. TARUFFO. “Globalization, Processes of Judicial”. En: Enc. of Law & Society. American and Glo-
bal Perspectives, D. S. Clark ed., Los Angeles-London-New Dehli-Singapore, 2007, vol. 2, p. 657;
SLAUGHTER. “Judicial Globalization”. En: 40 Va. J. Intl. L. 1999-2000, p. 1103 ss.; BAHDI. “Globa-
lization of Judgment: Transjudicialism and the Five Faces of International Law in Donestic Courts”. En:
34 Geo. Wash. Int’l L. Rev. 2002-2003, p. 555 y ss.
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MICHELE TARUFFO
(47) Sobre la toma de posición del juez Scalia, v. en particular una crítica mordaz en MARKESINIS-
FEDTKE. Giudici e diritto straniero. La pratica del diritto comparato, tr. it., Bologna 2009, p. 91 y ss.
(y cfr. p. 96 y ss. para opiniones de otros jueces de la Corte Suprema favorables a las referencias al Dere-
cho extranjero). Cfr., también IDD., Engaging with Foreign Law, Oxford-Portland, OR, 2009, p. 193 y ss.
(48) Al respecto, cfr. en particular MARKESINIS-FEDTKE. Engaging. Ob. cit., p. 127 y ss., 187 y ss., 305
y ss.
(49) En general, sobre este fenómeno cfr. los volúmenes de Markesinis y Fedtke citados en la nota 47.
(50) Para una reciente hipótesis en que la corte constitucional alemana hace referencia a la jurisprudencia de
la Corte de Justicia europea, cfr. CAPONI. “Karlsruhe europeista (appunti a prima lettura del Mangold-
Beschluss della Corte costituzionale tedesca). En: <http://www.astrid-online.it>. La referencia al Derecho
extranjero aparece bastante frecuente en la jurisprudencia del Bundesgerichtshof y de la corte constitucio-
nal alemana: cfr. MARKESINIS-FEDKE. Giudici, cit., p. 111 y ss.; IDD., Engaging, cit., p. 164 y ss.
(51) Para una amplia exposición de las razones por las que las cortes deberían servirse de la referencia al
Derecho extranjero, y por lo tanto también a la jurisprudencia de las cortes de otros ordenamientos, cfr.
MARKESINIS-FEDKE. Ob. últ. cit., p. 159 y ss. Sobre el argumento, cfr., también, CANIVET. La pra-
tica del diritto comparato nelle corti supreme, p. 419 y ss.
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
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MICHELE TARUFFO
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
(57) Sobre el argumento existe una amplia literatura que no puede ser citada de modo completo. Por último v.
SILVESTRI. “Le novità in tema di giudizio di cassazione”. En: Il processo civile riformato, al cuidado
de M. Taruffo, Bologna-Roma 2010, p. 414 y ss.
33
MICHELE TARUFFO
IV. CONCLUSIONES
Como se ha señalado al inicio, la extrema variedad de las cortes que
pueden calificarse como “supremas” hace bastante difícil desarrollar un
discurso unitario en torno a sus funciones. Sin embargo, como se ha tra-
tado de poner en evidencia en las páginas precedentes, parece posible
individuar una línea de tendencia bastante común, que va emergiendo en
estos últimos años y que parece imponerse a nivel general. Haciendo re-
ferencia a la distinción propuesta supra, esta línea de tendencia parece
moverse desde la función tradicional de tutela de la legalidad (o de no-
mofilaquia) en el sentido principalmente reactivo del control de legiti-
midad de las decisiones de casos concretos específicos, hacia la función
proactiva de desarrollo de la legalidad en sentido dinámico y orientado
hacia el futuro, o sea participando activamente en el más general movi-
miento de evolución del Derecho. Sin embargo, como se ha dicho, esto
no implica necesariamente que la primera de las dos funciones falte en
los órganos judiciales que hasta ahora la han ejercido, y en particular en
las cortes de vértice de las jurisdicciones ordinarias, pero parece evidente
–y con pocas excepciones– que la segunda función está asumiendo un rol
mucho más importante, caracterizándose como el aspecto decisivo –y tal
vez como el único aspecto– de la actividad de la mayor parte de las cor-
tes supremas.
34
LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
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MICHELE TARUFFO
(58) La referencia es obviamente al libro de Umberto ECO, Kant e l’ornitorinco, Milano 1997, en el cual
se analizan las dificultades ínsitas en las individuaciones de entidad que no calzan en los esquemas
acostumbrados.
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LAS FUNCIONES DE LAS CORTES SUPREMAS
(59) Sobre el argumento, v. por todos PANZAROLA. La Cassazione civile giudice del merito, Torino 2005,
t. II, p. 647 y ss.
37
El doble grado de jurisdicción(*)
I. CONSIDERACIONES INICIALES
El doble grado de jurisdicción, comprendido como el derecho a la re-
visión de la decisión proferida por el juez que tuvo, por primera vez, con-
tacto con la causa, no es garantizado constitucionalmente, ni puede ser
considerado un principio fundamental de justicia(1).
39
LUIZ GUILHERME MARINONI
justifican doble revisión y, para que estas puedan ser tuteladas de forma ade-
cuada, se vuelve imprescindible la desmitificación del doble grado y la de-
mostración de que la Constitución Federal no obliga al legislador infraconsti-
tucional a afirmarlo frente a todas las situaciones sustanciales.
(2) Recordando los argumentos usados por la doctrina para defender el doble grado, anota CARREIRA
ALVIM: “Está psicológicamente demostrado que, muy raramente, alguien se conforma con un único
juzgamiento que le sea contrario. Sirva de confirmación de este aserto la observación de Carnelutti: ‘El
demandado es siempre vencido, pero nunca convencido’” (CARREIRA ALVIM, José Eduardo. Elemen-
tos de teoria geral do processo. Forense, Río de Janeiro 993, p. 114).
(3) Ver: Ada Pellegrini, GRINOVER. Antonio Carlos de Araújo, CINTRA y Cândido Rangel, DINAMAR-
CO. Teoria geral do processo. São Paulo: Malheiros, 1995, p. 78 y ss.
(4) Ver LASPRO, Oreste Nestor de Souza. Ob. cit., p. 98 y ss.
(5) Ibídem, p. 114 y ss.
40
EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
(6) “En la organización de los cuadros judiciales, los magistrados que trabajan en el juicio del recurso tienen
mayor experiencia y se encuentran en mejores condiciones para un examen bien reflexivo y sereno de
la cuestión decidida en primer grado” (MARQUES, José Frederico. Instituições de Direito Processual
Civil. Río de Janeiro: Forense, 1963, v. 4, pp. 4-5).
41
LUIZ GUILHERME MARINONI
42
EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
(11) CHIOVENDA, Giuseppe. Instituições de Direito Processual Civil. V. 2, Saraiva, São Paulo, 1965, p. 98.
(12) Ibídem, p. 99.
(13) “La actividad jurisdiccional puede ser fiscalizada por los otros poderes, aunque siempre garantizándose
al juzgador la indispensable independencia. En ese punto tal vez resida la gran dificultad del sistema de
control externo del Judicial –descubrir en qué momento la fiscalización no se transforma en interferen-
cia–. “Sin embargo, varios países, tales como Italia y Francia, por intermedio, respectivamente, del Con-
siglio Superiore della Magistratura y del Conseil Supérieur de la Magistrature, ya adoptaron el control
externo, sin que con eso haya sido alcanzada la independencia de los magistrados y la propia organiza-
ción democrática” (LASPRO, Oreste Nestor de Souza. Ob. cit., pp. 110-111).
(14) CAPPELLETTI, Mauro. Ob. cit., p. 279.
43
LUIZ GUILHERME MARINONI
(15) Ovídio Baptista da, SILVA. “A ‘plenitude de defesa’ no processo civil”. En: Sálvio de Figuereido
Texeira. As garantias do cidadão na justiça. Saraiva, São Paulo 1993, p. 154.
(16) CAPPELLETTI, Mauro. Ob. cit., p. 278.
(17) “Para ellos, el Estado ya ha cesado de cumplir su función primaria, la de componer las lides entre los
propios ciudadanos. Y todo esto en una ‘República democrática y fundada en el trabajo’, como lo pro-
clama el artículo 1 de la Constitución; en un Estado, en suma, ¡que quiere ser moderno y avanzado!”
(CAPPE-LLETTI, Mauro. Ob. cit., p. 278).
(18) Ídem.
44
EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
La mejor doctrina italiana sustenta, hace mucho, que el doble grado refle-
ja, históricamente, una idea jerárquico-autoritaria de la jurisdicción y del Es-
tado(19), además de generar una profunda desvalorización de los juicios de
primer grado. Como dice Cappelletti, “el primer defecto esencial del doble
grado, que no está presente (o estaba) en los países socialistas, ni –espe-
cialmente en lo que concierne al proceso civil– en los anglosajones, es la
profunda desvalorización del juicio de primer grado, con la consecuente
glorificación, si así se puede decir, de los juicios de segundo grado” (20).
(19) Ver PIZZORUSSO, Alessandro. Ob. cit., p. 33 y ss.; CAPPELLETTI, Mauro. “Doppio grado di giurisdi-
zione: Parere iconoclastico n. 2…”. Ob. cit., p. 81 y ss.
(20) CAPPELLETTI, Mauro. “Dictamen iconoclástico...”. Ob. cit., p. 278.
(21) Ídem.
(22) Ídem.
(23) “Otra desventaja del doble grado de jurisdicción es el desprestigio que trae a la primera instancia, en la
medida en que la posibilidad de cualquier decisión –principalmente las sentencias– sea impugnada ante
un órgano de segunda instancia, que prorroga una decisión sustitutiva, hace que los resultados obtenidos
en primera instancia no tengan ningún valor. En verdad, el juzgador de primera instancia actúa solamen-
te para instruir el proceso, prescindiendo la producción de pruebas, opinando respecto de la materia de
45
LUIZ GUILHERME MARINONI
El doble grado tiene una nítida relación con la idea de que el juez de
primer grado no merece confianza y, por lo tanto, tiene poder para decidir
solo las demandas. Recuérdese, en la lección de Chiovenda, “no se cono-
cía, en los primeros tiempos, la pluralidad de instancias; entonces, admi-
nistraba directamente la justicia el pueblo o el rey. Cuando, en lugar del
pueblo, pasaron a sentenciar determinados jueces, la tendencia de quien
perdía a lamentarse del fracaso, exacerbado, además, por la efectiva po-
sibilidad de error y por la mala fe, asumió, conforme el lugar, la forma de
un ataque personal a los jueces o procuró estorbar, por otros medios, la
ejecución de la sentencia. Con la institución, sin embargo, de la jerarquía
propia de los regímenes monárquicos, se creyó natural que la senten-
cia del funcionario dependiente sufriese impugnación frente al superior,
hasta al rey, a quien todos respondían. De ahí una serie, frecuentemente
numerosa, de instancias: conflictos, cuestiones, inconvenientes al infinito.
Al mismo tiempo, entretanto, el apelo al rey constituyó un poderoso ins-
trumento de formación del derecho (en Roma, en Alemania, en Francia,
en Inglaterra, así como la apelación al Papa en la Iglesia)” (24).
derecho, esas cuestiones que serán definitivamente analizadas y juzgadas en segundo grado” (LASPRO,
Oreste Nestor de Souza. Ob. cit., p. 115).
(24) CHIOVENDA, Giuseppe. Ob. cit., p. 98.
(25) VIGORITI, Vincenzo. Garanzie costituzionali del processo civile. Giuffrè, Milán, 1970, p. 156.
(26) Ver CHAYES, Abram. The role of the judge in public law litigation, v. 89. Harvard Law Review, p. 1281
y ss.
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EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
(27) Ver CAPPELLETTI, Mauro. “Doppio grado di giurisdizione: Parere iconoclastico n. 2…”. Ob. cit., p. 1
y ss.; LASPRO, Oreste Nestor de Souza. Ob. cit., p. 115.
(28) En ese sentido, LASPRO, Oreste Nestor de Souza. Ibídem, p. 116.
(29) CHIOVENDA, Giuseppe. Instituições. V. 3. Ob. cit., p. 53.
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LUIZ GUILHERME MARINONI
(30) Ver LASPRO, Oreste Nestor de Souza. Ob. cit., pp. 118-134.
48
EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
49
LUIZ GUILHERME MARINONI
así pero que también puedan justificar racionalmente una única decisión,
no hay inconstitucionalidad en la dispensa del doble juicio.
(32) En el sentido de que el doble grado de jurisdicción no constituye garantía constitucional, anótese el si-
guiente precedente del Supremo Tribunal Federal (STF): [SUMARIO]: “I. Doble grado de jurisdicción
en el Derecho brasileño, a la luz de la Constitución y de la Convención Americana de Derechos Huma-
nos. 1. Para corresponder a la eficacia instrumental que le acostumbra ser atribuida, el doble grado de
jurisdicción ha de ser concebido, a la moda clásica, con sus dos caracteres específicos: la posibilidad de
un reexamen integral de la sentencia de primer grado y que ese reexamen sea confiado a órgano diverso
del que la profirió y de jerarquía superior en el orden judicial. 2. Con ese sentido propio –sin concesiones
que lo desnaturalicen– no es posible, bajo las sucesivas Constituciones de la República, erigir el doble
grado en principio constitucional, tantas son las previsiones, en la propia Ley Fundamental, del juzga-
miento de única instancia ordinaria, ya en el área civil, ya, particularmente, en el área penal. 3. La situa-
ción no se alteró con la incorporación al Derecho brasileño de la Convención Americana de Derechos
Humanos (Pacto de San José), en la cual, efectivamente, el artículo 8, 2, h, consagró, como garantía, al
menos en la esfera procesal penal, el doble grado de jurisdicción, en su acepción más propia: el derecho
de ‘toda persona acusada de delito’, durante el proceso, ‘de recurrir la sentencia a juez o tribunal supe-
rior’. 4. La prevalencia de la Constitución, en el Derecho brasileño, sobre cualquiera de las convenciones
internacionales, incluidas las de protección a los Derechos Humanos, que impide, en este caso, la preten-
dida aplicación de la norma del Pacto de San José [MOTIVACIÓN]: II. La Constitución de Brasil y las
convenciones internacionales de protección a los Derechos Humanos: Prevalencia de la Constitución que
aparta la aplicabilidad de las cláusulas convencionales antinómicas. 1. Cuando la cuestión –en el esta-
dio todavía primitivo de centralización y efectividad del orden jurídico internacional– ha de ser resuelta
bajo la perspectiva del juez nacional –que, siendo órgano del Estado, deriva de la Constitución su propia
autoridad jurisdiccional– no puede esta buscar sino en esa misma Constitución, el criterio de la solución
de eventuales antinomias entre normas internas y normas internacionales; lo que es suficiente para afir-
mar la supremacía de la Constitución sobre las últimas, aun cuando esta eventualmente atribuya a los tra-
tados la prevalencia en el conflicto: inclusive en esa hipótesis, la primacía derivará de la Constitución y
no de una apriorística fuerza intrínseca de la convención internacional. 2. Así como no lo afirma con re-
lación a las leyes, la Constitución no precisó afirmarse sobrepuesta a los tratados: la jerarquía está ínsita
en preceptos inequívocos suyos, como los que someten la aprobación y la promulgación de las conven-
ciones al proceso legislativo dictado por la Constitución y menos exigente que el de las enmiendas a ella,
y aquel que, en consecuencia, explícitamente admite el control de la constitucionalidad de los tratados
50
EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
(cfr. artículo 102, III, b). 3. Alinearse al consenso en torno de la estatura infraconstitucional, en el orden
positivo brasileño, de los tratados a ella incorporados, no implica asumir compromiso inmediato con el
entendimiento –mayoritario en reciente decisión del STF (ADINMC 1.480)– que, igualmente en relación
a las convenciones internacionales de protección de derechos fundamentales, preserva la jurisprudencia
que a todos equipara jerárquicamente a las leyes ordinarias. 4. En relación al ordenamiento patrio, de
cualquier manera, para la eficacia pretendida a la cláusula del Pacto de San José sobre la garantía del
doble grado de jurisdicción, no bastaría siquiera concederle el poder de adicionar la Constitución, acre-
centándole la limitación oponible a la ley como es la tendencia del relator: más que eso, sería necesario
prestar a la norma convencional fuerza abrogante de la Constitución misma, cuándo no dinamitadora de
su sistema, lo que no se puede admitir. III. Competencia originaria de los Tribunales y doble grado de
jurisdicción. 1. Toda vez que la Constitución prescribió para determinada causa la competencia originaria
de un Tribunal, una de dos: o también previó recurso ordinario de su decisión (cfr. arts. 102, II, a; 105,
II, a y b; 121, § 4, III, IV y V) o, no habiéndolo establecido, lo prohibió. 2. En tales hipótesis, el recurso
ordinario contra decisiones del Tribunal que ella mismo no creó, no admite que lo instituya el derecho
infraconstitucional, sea ley ordinaria sea convención internacional: es que, excepto los casos de la Ju-
sticia del Trabajo –que no están en causa– y de la Justicia Militar –en la cual el STM no se superpone
a otros Tribunales–, así como las del Supremo Tribunal, con relación a todos los demás Tribunales y
Juzgados del país, también las competencias recursales de los otros Tribunales Superiores –el STJ y el
TSE– están numeradas taxativamente en la Constitución, y solo la enmienda constitucional podría am-
pliar. 3. A falta de órganos jurisdiccionales ad quem en el sistema constitucional, indispensables para
viabilizar la aplicación del principio del doble grado de jurisdicción a los procesos de competencia origi-
naria de los Tribunales, se sigue la incompatibilidad con la Constitución de la aplicación en el caso de la
norma internacional de otorgamiento de la garantía invocada” (STF, RHC 79785, Relator: Min. Sepúlve-
da Pertence, Tribunal Pleno, juzgado en 29/03/2000, DJ 22-11-2002) Ver, también, STF, AI 601832 AgR,
Relator: Min. Barbosa, Joaquim. 2ª. T, juzgado en 17/03/2009, DJe-064, Divulg. 02-04-2009 Public .03-
04-2009); STF, HC 88420, Relator: Min. Lewandowski, Ricardo. 1ª. T., juzgado en 17/04/2007, DJe-032
Divulg. 06-06-2007 Public. 08-06-2007, DJ 08-06-2007).
(33) Ver, entre otros, COMOGLIO, Luigi Paolo. Commentario della Costituzione, Bolonia-Roma: Zani-
chelli-Foro italiano, 1981; TOMMASEO, Ferruccio. Appunti di diritto processuale civile. Giappichelli,
Torino, 1995, p. 169 e SS; DI MAJO, Adolfo. La tutela civile dei diritti. Giuffrè, Milán, 1993, p. 1 y
ss.; ANDOLINA, Ítalo y VIGNERA, Giuseppe. Il modello costituzionale del processo civile italiano.
Giappichelli, Turín, 1990, p. 61 e SS; PROTO PISANI, Andrea. Brevi note in tema di tutela specifica e
tutela risarcitoria. Foro italiano, 1983, p. 128 y ss.; PROTO PISANI, Andrea. “L´effettività dei mezzi di
tutela giurisdizionale com particolare riferimento all´attuazione della sentenza di condanna”. En: Rivista
di diritto processuale. 1975, p. 636 y ss.; PROTO PISANI, Andrea. “Nuovi diritti e tecniche di tutela”.
En: Scritti in onore di Elio Fazzalari. V. 2, Giuffrè, Milán, 1993, p. 51 y ss.
(34) VIGORITI, Vincenzo. Ob. cit., p. 158.
51
LUIZ GUILHERME MARINONI
52
EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
(39) El procedimiento oral, más allá de guardar relación con el problema de la demora del proceso y de estar
ligado a la propia calidad de la prestación jurisdiccional, es lo que mejor garantiza la participación de
las partes y del juez en el proceso (MARINONI, Luiz Guilherme. Novas linhas do processo civil, 2ª ed.,
p. 64).
(40) Ver CAPPELLETTI, Mauro. La oralidad de las pruebas en el proceso civil. EJEA, Buenos Aires, 1972.
(41) “Naturalmente existe todavía quien, de buena o de mala fe, piensa en la apelación y en el ‘doble grado
de jurisdicción’ como en una importante garantía procesal, tal vez una garantía de libertad, incluso algo
absoluto e insuprimible. Es indudable que esta concepción no resiste una crítica seria y desprejuiciada”
(CAPPELLETTI, Mauro. Dictamen iconocástico sobre la reforma .... Ob. cit., p. 279).
(42) Ver RICCI, Edoardo. Ob. cit., pp. 59 y ss.
(43) Ver MARINONI, Luiz Guilherme. “O direito à adequada tutela jurisdicional”. En: Revista dos Tribunais.
V. São Paulo, p. 663.
(44) “Si tratta, in particolare, della garanzia costituzionale –questa si effettivamente e sicuramente proclama-
ta dalla nostra Costituzione (art. 24 e 113) come pure dalla Convenzione europea dei diritti dell´uomo
(art. 6) e da altre costituzioni moderne– di accesibilità della giustizia, garanzia Che include, tra l´altro,
l´esigenza di uma durata non eccesiva dei procedimenti, esigenza mal soddisfacibile in un sistema di
cui esistano due giudizi ripetitivi sul mérito” (CAPPELLETTI, Mauro. “Doppio grado di giurisdizione:
Parere iconoclastico n. 2…”. Ob. cit., pp. 1 y 2).
(45) Cfr. CAPPELLETTI, Mauro. “Dictamen iconoclástico sobre la reforma ...”. Ob. cit., p. 279.
53
LUIZ GUILHERME MARINONI
(46) Ver CAPPELLETTI, Mauro. Dimensioni della giustizia nelle società contemporanee. Il Mulino, Bolo-
nia, 1994.
(47) En los países del common law, el appeal solamente cabe en hipótesis de error directo, consonante a
la idea de limitar los poderes del juez en el review (Ver CARPI, Frederico. Ob. cit., p. 15; CHAYES,
Abram. Ob. cit., p. 1281 y ss.).
54
EL DOBLE GRADO DE JURISDICCIÓN
Alguien puede decir, según una línea totalmente equívoca, que la eli-
minación del doble grado de jurisdicción en el Juzgado Especial Civil
y en el procedimiento sumario discrimina las “pequeñas causas” o los
menos afortunados, que deben ser, en regla, los envueltos en las causas
de pequeño valor. Se trata de un enorme equívoco, una vez que son los
pobres los que más sufren con la demora en la prestación jurisdiccional.
Privilegiar la efectividad, por lo tanto, es beneficiar a los más humildes,
ya que son estos los que no pueden esperar, sin un grave daño, un proce-
so lento(48).
Por otro lado, el doble grado también debe ser apartado en vista de
determinadas y particulares situaciones de derecho sustancial que así lo
recomienden. Recuérdese, por ejemplo, el caso de la acción de desalojo
fundada en falta de pago. El locador va a juicio y demuestra que el loca-
tario no paga alquiler hace cuatro meses. En el momento de la sentencia,
el locador ya no paga alquiler hace doce meses. Proferida la sentencia, el
locador, para ejecutarla provisoriamente, está obligado a depositar en jui-
cio, como caución, el valor de –cuanto mínimo– doce meses de alquiler.
Poca cosa puede parecer más absurda; pero es la realidad puesta por la
ley del inquilinato, que ciertamente fue influencia por el mito del doble
grado.
(48) Ver CAPPELLETTI, Mauro. “El proceso como fenómeno social de masa”, En: Proceso, ideologías, so-
ciedad. pp. 133 y 134.
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LUIZ GUILHERME MARINONI
(49) Cfr. LOPES, José Reinaldo de Lima. “A função política do Poder Judiciário”. En: Direito e justiça: a
função social do Judiciário. Ática, São Paulo, 1989, p. 139.
(50) De esta forma, más allá de privilegiarse el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva y tempestiva, se
privilegia la función del juez de primer grado, rescatándose su importancia dentro de la comunidad y del
Estado. Recuérdese que la doctrina italiana contemporánea, tras la alteración del artículo 282 del Código
de Proceso Civil (hace casi dos décadas), que transformó la ejecución inmediata de la sentencia en regla,
reconoce que uno de los principales objetivos del legislador fue rescatar la importancia del juez de pri-
mer grado. Según Bruno Lasagno, la opción a favor de la ejecución provisoria de la sentencia de primer
grado ex lege constituyó, sin ninguna duda, una de las más relevantes intervenciones innovadoras del
legislador de la reforma ocurrida en el Código italiano (LASAGNO, Bruno. “Esecuzione provvisoria”.
En: Le riforme del proceso civile. Zanichelli, Bolonia, 1992, p. 337). Ver: PROTO PISANI, Andrea. La
nuova disciplina del processo civile. Jovene, Nápoles, 1991, p. 193.
56
Súmula vinculante: ¿figura
del common law?(*)
57
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
(1) Autopoiesis es un concepto “prestado” de la biología, de autoría de los biólogos Maturana y Varela. Deri-
va de autos (del griego, por sí mismo) y poiesis (del griego, producción). Luhmann vio este fenómeno en
el Derecho (Sociologia do direito, Río de Janeiro, Tempo Brasileiro, 1983). Sobre autopoiesis, consultar,
con inmenso provecho, GUERRA FILHO, Willis Santiago. Autopoiese do direito na sociedade pósmo-
derna. Livraria do Advogado, Porto Alegre, 1997, pássim.
58
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
59
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
Esta es una razón más que nos hace ver con buenos ojos la inclu-
sión de la súmula vinculante en nuestro sistema jurídico, ya que, como
(*) [N. del T.]: El depositário infiel es aquel que tiene la cosa dada en depósito para guardarla o dar cuenta
de ella, pero luego no la devuelve o la daña. Preferí mantener traducir en forma idéntico a la terminolo-
gía técnica usada por la autora.
(2) Resp 2646/SP, Rel. Min. Peçanha Martins. Órgano Juzgador: T2 - Segunda Sala. Decisión: 17/04/1991.
Publicación/Fuente: DJ 03/02/1992 p. 450; Resp 5438/SP. Rel. Min. Francisco Peçanha Martins.
Órgano Juzgador: S - Primera Sección. Decisión: 25/04/1995. Publicación/Fuente: DJ 14/08/1995
p. 23971; Resp 37578/RS. Rel Min. Antônio de Pádua Ribeiro. Órgano Juzgador: T2 - Segunda Sala.
Decisión: 12/09/1996. Publicación/Fuente: DJ 07/10/1996 p. 37624; Resp 220635/RS. Rel. Min.
Milton Luiz Pereira. Órgano Juzgador: T1 - Primera Sala. Decisión: 16/05/200. Publicación/Fuente: DJ
07/08/2000 p. 98; STJ - Resp 162741/SP. Rel. Min. Francisco Peçanha Martins. Órgano Juzgador: T2
- Segunda Turma. Decisión: 01/03/2001. Publicación/Fuente: DJ 23/04/2001 p. 126; Resp 797948/SC.
Rel. Min. José Delgado. Rel. p/ Decisión: Min. Luiz Fux. Órgano Juzgador: T1 - Primera Sala. Decisión:
07/12/2006. Publicación/Fuente: DJ 01/03/2007 p. 240; Agrg en el Resp 912388/SC. Rel. Min. José Del-
gado. Órgano Juzgador: T1 - Primera Sala. Decisión: 08/05/2007. Publicación/Fuente: DJ 31/05/2007
p. 403; Resp 914421/RS. Rel. Min. Eliana Calmon. Órgano Juzgador: T2 - Segunda Sala. Decisión:
09/02/2010. Publicación/Fuente: Dje 24/02/2010; Agrg en el Resp 1102016/RS. Rel. Min. Castro Meira.
Órgano Juzgador: T2 - Segunda Sala. Decisión: 26/10/2010. Publicación/Fuente: Dje 11/11/2010.
60
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
(*)
[N. del T.]: La frase original es “O mingau está sendo comido pelas beiradas”.
(3) BARBOSA MOREIRA, José Carlos. “Algumas inovações da Lei 9.756, em matéria de recursos cíveis”.
En: Teresa Arruda Alvim Wambier y Nelson Nery Junior (coords.). Aspectos polêmicos e atuais dos
recursos cíveis de acordo com a Lei 9.756/98. RT, São Paulo, 1999.
(4) CRUZ E TUCCI, José Rogério. Precedente judicial como fonte do direito. RT, São Paulo, 2004, pp. 296
y 297.
61
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
(5) La del STF, que da la última palabra sobre temas constitucionales; la del STJ que señala, de forma defini-
tiva, lo que dice la ley infraconstitucional.
(6) Calmon de Passos siempre afirmó que la jurisprudencia de los tribunales superiores siempre vinculó. Este
autor dice, en un magnífico texto: “Cosa bien diversa ocurre, a mi entender, cuando se trata de una de-
cisión tomada por el tribunal superior en su plenitud y con vista a la fijación de un entendimiento que
limite sus propias decisiones. El tribunal se impone directrices para sus decisiones y necesariamente las
coloca, también, para los juzgadores de instancias inferiores. Aquí la fuerza vinculante de esa decisión es
esencial e ineliminable, bajo pena de retirarse de los tribunales superiores justamente la función que los
justifica. Poco importa el nombre del que ellas se revistan / súmulas, súmulas vinculantes, jurisprudencia
predominante o lo que fuera, obligan. Un poco a semejanza de la función legislativa, se pone, con ellas,
una norma de carácter general, abstracta, solo que de naturaleza interpretativa. Ni se sobreponen a la ley,
ni restringen el poder de interpretar el derecho y valorar los hechos atribuidos a los magistrados inferio-
res, en cada caso concreto, apenas afirman un entendimiento de la norma, en cuanto regla abstracta, que
obliga a todos a favor de la seguridad jurídica que el ordenamiento debe y precisa proporcionar a los que
conviven en el grupo social, como lo hacen las normas de carácter general positivizadas por la función
legislativa.
(…)
“Tal vez solo porque, infelizmente, en Brasil post-1988 se adquirió la urticaria de ‘autonomismo’, y
todo el mundo es comandante y nadie es soldado, todo el mundo quiere mandar y nadie quiere obe-
decer, tal vez por ello se haya vuelto un tema pasional el problema de la súmula vinculante. Y eso
percibí muy temprano, cuando, hablando para jueces federales sobre la irrecusabilidad de la fuerza
vinculante de algunas decisiones de tribunales superiores, uno de ellos, joven, inteligente, vibrante,
me interpeló: ‘Profesor Calmon, ¿y dónde queda mi libertad de conciencia y mi sentido de justicia?’.
Le respondí, en aquella oportunidad, lo que consigno aquí. ¿Esta misma pregunta no sería formulable,
válidamente, por los que, vencidos, sufren los efectos de la decisión que les repugna al sentido moral
y les mutila la libertad? ¿Por qué los jueces podrían torturarnos y estarían libres de ser torturados por
un sistema jurídico capaz de ofrecer alguna seguridad a los jurisdiccionados?” (Súmula vinculante,
Revista do Tribunal Regional da 1.ª Região, v. 9, n. 1, jan.-mar. 1997, pp. 163-176, destaques nuestros).
[N. del T.]: La frase en cursivas es agregado mío, el original es: “Todo mundo é malho e ninguém é
bigorna”.
62
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
(7) CAPPELLETTI, Mauro. Juízes legisladores? Trad. Carlos Alberto Alvaro de Oliveira, Sergio Antonio
Fabris, Porto Alegre, 1999, p. 24.
63
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
La súmula vinculante es, sin duda, una de las formas de poner lími-
tes a la libertad de decidir del juez y, paradójicamente, de dar más valor
al Judicial como un todo, que actuando sin cohesión ni armonía, demues-
tra su fragilidad y pierde la respetabilidad, decepcionando a la sociedad(8).
(8) Al respecto observa Alfredo Buzaid: “En realidad, no repugna al jurista que los tribunales, en un loable
esfuerzo de adaptación, sujeten la misma regla a entendimiento diverso, siempre que se alteren las condi-
ciones económicas, políticas y sociales; pero le repugna que sobre la misma regla jurídica los tribunales
den una interpretación diversa y hasta contradictoria, cuando las condiciones en que ella fue emitida
continúan siendo las mismas. La discordancia resultante de dicha exégesis debilita la autoridad del
Poder Judicial, al paso que causa una profunda decepción a las partes que postulan ante los tribunales”
(“Uniformização de jurisprudencia”. En: Revista da Associação dos Juízes do Rio Grande do Sul, 34, jul.
1985, p. 192. (cursivas nuestras)).
64
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
ser respetada, en virtud tal vez de una actitud (de todos) culturalmente
enraizada. Es lo que ocurre, por ejemplo, en Alemania y en Francia.
Esto ocurre en muchos países del civil law, sin la necesidad de que
hayan súmulas formalmente vinculantes. Y es natural que ocurra, como
observamos antes. Si no ocurre en Brasil, esto consiste en una deforma-
ción del sistema y se debe probablemente a algún tipo de razón política,
sociológica, mas no jurídica.
En los países del common law, al contrario, se dice que like cases
should be decided alike. Solamente un precedente ya vincula(9). El prime-
ro de ellos.
Y fue solo en 1966 que la House of Lords(10) decidió que podría dejar
de respetar sus propios precedentes. Aunque este grado de rigidez no
exista en todos los países del common law, con certeza lo que en estos
sistemas ocurre nada tiene que ver con la súmula vinculante, o al menos
muy remotamente, como dijimos en el inicio de este texto, exclusivamen-
te en la medida en que tanto el stare decisis(11), como la súmula vincu-
lante, tienen el objetivo último de generar estabilidad, previsibilidad, en
suma, seguridad jurídica.
(9) “A single decision of a higher court is enough to qualify that decision as a binding precedent which may
not be disregarded on substantive grounds by a lower court”. (P. S. ATIYAH y R. S. SUMMERS. Form
and Substance in Anglo American Law: A Comparative Study in Legal Reasoning, Legal Theory and
Legal Institutions, Clarendon Press, Oxford, 1987, p. 120).
(10) Rupert CROSS y J. W. HARRIS. Precedent in English Law. Clarendon Law Series, Clarendon Press,
Oxford, 4a edición, 1991, p. 107.
(11) Expresión cuyo origen está en latín: Stare decisis et quieta non movere. (CRUZ E TUCCI, José Rogério.
Ob. cit., 2004, p. 160).
65
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
66
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
(12) Fátima Nancy Andrighi, Ministra del STJ, hace una acertadísima observación sobre la circunstancia de
que el Judicial sea uno de los principales destinatarios del principio de isonomía: “Por ello, el ordena-
miento jurídico brasileño dispone de mecanismos orientadas a la uniformización de decisiones judiciales
divergentes sobre cuestiones jurídicas idénticas. En ese sentido es la razón de ser (i) del recurso especial
con fundamento en la divergencia jurisprudencial (cfr. o artículo 105, III, c, da CF); (ii) del instituto de
la uniformización de la jurisprudencia (artículo 476 do CPC); (iii) de los embargos infringentes (artículo
530 do CPC); (iv) de los embargos de divergencia en el recurso especial y en el recurso extraordinario
(artículo 546 do CPC); (v) del pedido de unformización de la interpretación de ley federal en los Juzgados
Especiales Federales (artículo 14 da Lei 10.259/2001); y, en breve, también del pedido de uniformización
de interpretación de cuestiones de derecho material en los Juzgados Especiales Civiles y Criminales, si y
siempre y cuando sea aprobado el Proyecto de Ley N° 4.723/2004” (“Primeiras reflexões sobre o pedido
de uniformização de interpretação no âmbito dos Juizados Especiais Cíveis e Criminais”. En: Luiz Fux,
Nelson Nery Junior y Teresa Arruda Alvim Wambier (coords.). Processo e Constituição: estudos em ho-
menagem ao Professor José Carlos Barbosa Moreira, RT, São Paulo, 2006, pp. 461-467, especialmente
p. 462).
(13) FERREIRA FILHO, Manoel Gonçalves. Comentários à Constituição brasileira de 1988. Saraiva, São
Paulo, 1990. v. 1, p. 26.
(14) Ibídem, p. 27.
67
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
Siempre nos pareció deseable, para los fines de generarse una dosis
más elevada de previsibilidad, que se estimule la tendencia de que cierto
texto de ley venga efectivamente a comportar un solo entendimiento, que
se considere correcto(15).
(15) De hecho, no hay como decir que la interpretación “incorrecta” de la ley no se constituya en una
ilegalidad.
(16) BASTOS, Celso R. y MARTINS, Ives Gandra. Comentários à Constituição do Brasil promulgada em 5
de outubro de 1988. Saraiva, São Paulo, 1989, pp. 8-9.
(17) Precisamente en ese sentido asevera Manoel Gonçalves FERREIRA FILHO que: “El principio de la
igualdad que, como se vio, se impone al propio legislador, a fortiori obliga al Judicial y a la Administra-
ción en la aplicación que dan a la ley”. Observa en seguida que “la igualdad ante la ley no excluye la de-
sigualdad del trato indispensable frente a la particularidad de situaciones”. En el caso en tela de juicio no
existe particularidad alguna para justificar la permanencia de la disparidad de interpretaciones (Ob. cit.,
p. 27).
68
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
69
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
Por lo tanto, es importante resaltar que hay casos en los que, efecti-
vamente, se justifica el cambio en la interpretación del texto de derecho
positivo, principalmente cuando se trata de textos legales que contengan
lo que la doctrina llama de conceptos vagos o indeterminados o cláusu-
las generales, cuya función, tal vez la principal, aunque no la única, es
(20) Otro ejemplo esclarecedor se dio en un caso en que el STF entendió autoaplicables los §§ 5 y 6 del
artículo 201 de la CF, que disponen sobre beneficios previsionales. La especie es así referida por el abo-
gado Saulo Ramos: “El TRF de la 5ª Región consideró el STF errado en la interpretación de la Consti-
tución Federal y, a falta de ley de concreción, continuó negando esos derechos fundamentales, aunque
mínimas en la expresión económica, para los jubilados de Río Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná,
mientras que en el caso de todos los demás brasileños, en la misma situación jurídica, pasaron a ser
respetados en el resto del territorio nacional”. Parece evidente que para casos como esos las técnicas
orientadas a la fijación de una decisión paradigma –como son las súmulas obligatorias, los enunciados
normativos– tendrían una indiscutible utilidad, inclusive porque en las demandas de esa naturaleza los
elementos considerados presentan una unidad conceptual, no alterándose en función de tiempo y espacio
(v. gr., ‘jubilado’, ‘salario’, ‘beneficio previsional’), de modo que la emisión de respuestas judiciales cua-
litativamente discrepantes, además de traer desprestigio al Judicial, acaba promoviendo una deplorable
injusticia, tratando desigualmente a los iguales. Sobre el punto, se posiciona Paulo Roberto de Gouvêa
Medina: “El problema se coloca, especialmente, frente a ciertos actos emanados del Estado, que lesio-
nan, en un solo tiempo, derechos de una multiplicidad de ciudadanos y en virtud de los cuales tienden a
reproducirse en gran escala, ante órganos distintos del Judicial, acciones con semejantes características,
en que la causa petendi remota es la misma y el objeto de igual naturaleza, solo variando, en rigor, las
partes, en uno de los polos de la relación procesal”. Más adelante, prosigue: “La ocurrencia de decisiones
dispares en tales acciones es más chocante y, en vista de las repercusiones que provocan en la opinión
pública, causan, en general, perplejidad, llegando a comprometer la confianza de los jurisdiccionados en
el Poder Judicial” (MANCUSO, Rodolfo de Camargo. Divergência jurisprudencial e súmula vinculante.
RT, São Paulo, 1999, pp. 111 y 112).
70
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
(21) Y hay, de hecho, muchos casos en los que la ley es redactada a propósito de modo más vago, justamente
con el objetivo de proporcionar la posibilidad de que mude la jurisprudencia, adaptándose el derecho a la
realidad, sin que sea necesaria la alteración de la ley.
(22) “Como se exigen decisiones reiteradas, no podrá haber súmula vinculante para prevenir la controversia
–observa con razón Gustavo Santana Nogueira (‘Das súmulas vinculantes - Uma primeira análise’. En:
Teresa Arruda Alvim Wambier, Luiz Rodrigues Wambier, Luiz Manoel Gomes Junior, Octavio Campos
Fischer y William Santos Ferreira (coords.). Reforma do Judiciário: primeiras reflexões sobre a Emenda
Constitucional n. 45/2004. RT, São Paulo, 2005, pp. 269-282, especialmente p. 272)– en los moldes del
instituto procesal denominado afectación o alteración de competencia, previsto en el artículo 555, § 1
del CPC. Este incidente procesal del tribunal permite que un órgano colegiado del tribunal, la 1ª Sala del
STF, por ejemplo, altere la competencia para decidir un recurso extraordinario para el Pleno, cuando per-
ciba que la materia a ser discutida puede volverse controvertida (o ya fuera controvertida). La afectación,
o la alteración de la competencia, sirve, así, para evitar que surja (o se perpetúe) una controversia (ya
existente)”. En los paréntesis, agregados nuestros.
71
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
Este dispositivo nos lleva a afirmar que, de acuerdo con la ley, las ma-
terias sobre las cuales deberán versar las súmulas vinculantes no son cons-
titucionales, en sentido estricto. Son, de conformidad con el artículo 103-A
de la Constitución Federal, materias constitucionales en sentido amplio. La
súmula vinculante del STF podrá, sí, abarcar la ley, refiriéndose, por ejem-
plo, a cómo debe ser entendida o interpretada para que sea compatible con
la Constitución Federal. De hecho, este es un tipo de ofensa a la Constitu-
ción (que se hace por medio de una decisión que aplica la ley inconstitu-
cional) objeto de recurso extraordinario y, por consiguiente, satisfechos los
demás requisitos, puede dar origen a una súmula vinculante.
72
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
cuando de la decisión pudiera resultar la anulación o la derogación del acto administrativo que beneficie
al interesado, exceptuada la apreciación de la legalidad del acto de concesión inicial de jubilación, refor-
ma y pensión”; Súmula vinculante n. 4: “Salvo en los casos previstos en la Constitución, el salario míni-
mo no puede ser usado como indexador de base de cálculo de ventaja de servidor público o de empleado,
ni ser sustituido por decisión judicial”; súmula vinculante n. 5: “La falta de defensa técnica por abogado
en el proceso administrativo disciplinario no ofende la Constitución”; súmula vinculante n. 6: “No viola
la Constitución el establecimiento de una remuneración inferior al salario mínimo para las plazas pres-
tadoras de servicio militar inicial”; súmula n. 7: “La norma del § 3 del artículo 192 de la Constitución,
derogada por la Enmienda Constitucional n. 40/2003, que limitaba la tasa de intereses reales a 12% al
año, tenía su aplicación condicionada a emisión de ley complementaria”; súmula n. 9: “Lo dispuesto
en artículo 127 de la Ley 7.210/84 (Ley de Ejecución Penal) fue recibido por el orden constitucional
vigente, y no se le aplica el límite temporal previsto en el caput del artículo 58”; súmula n. 10: “Viola
la cláusula de reserva de plenario (CF, artículo 97) la decisión de órgano fraccionario de Tribunal que,
aunque no declare expresamente la inconstitucionalidad de ley o acto normativo del poder público, apar-
ta su incidencia, en todo o en parte”; súmula vinculante n. 14: “Es derecho del defensor, en interés del
representado, tener acceso amplio a los elementos de prueba que, ya documentados en el procedimiento
de investigación realizado por el órgano con competencia de la policía judicial, se refieran al ejercicio
del derecho de defensa”; súmula vinculante n. 22: “La Justicia de Trabajo es competente para procesar y
decidir las acciones de indemnización por daños morales y patrimoniales provenientes de accidentes de
trabajo propuestas por un empleado contra el empleador, inclusive aquellas que aún no poseían sentencia
de mérito en primer grado al momento de la promulgación de la Enmienda Constitucional n. 45/04”;
súmula vinculante n. 23: “Es lícita la prisión civil del depositario infiel, cualquiera que sea la modalidad
de depósito”; súmula vinculante n. 27: “Compete a la Justicia estatal decidir causas entre consumidor y
concesionaria de servicio público de telefonía, cuando la Anatel no sea litisconsorte pasiva necesaria,
asistente, ni oponente”.
(25) Súmula vinculante n. 2: “Es inconstitucional la ley o el acto normativo estatal o distrital que disponga
sobre sistemas de consorcios y sorteos, inclusive bingos y loterías”; súmula n. 8: “Son inconstitucionales
el párrafo único del artículo 5 del Decreto-ley 1.569/77 y los artículos 46 y 46 de la Ley 8.212/91, que
tratan de prescripción y caducidad de crédito tributario”; súmula vinculante n. 12: “La cobranza de tasa
de matrícula en las universidades públicas viola lo dispuesto en el artículo 206, IV, de la Constitución
Federal”; súmula vinculante n. 13: “El nombramiento del cónyuge, compañera o pariente en línea recta,
colateral o por afinidad, hasta el tercer grado, inclusive, de la autoridad que nombra o del servidor de la
misma persona jurídica investido en el cargo de dirección, jefatura o asesoramiento, para el ejercicio del
cargo en comisión o de confianza o, también, de función gratificada en la Administración Pública directa
e indirecta en cualquiera de los Poderes de la Unión, de los Estados, del distrito federal y de los muni-
cipios, comprendido el instrumento mediante designaciones recíprocas, viola la Constitución Federal”;
súmula vinculante n. 21: “Es inconstitucional la exigencia de depósito o inventario previos de dinero o
bienes para la admisibilidad de recurso administrativo”; súmula vinculante n. 28: “Es inconstitucional la
exigencia de depósito previo como requisito de admisibilidad de acción judicial en la cual se pretenda
discutir la exigibilidad de crédito tributario”; súmula vinculante n. 31: “Es inconstitucional la incidencia
del impuesto sobre servicios de cualquier naturaleza - ISS sobre operaciones de arrendamiento de bienes
muebles”; súmula vinculante n. 32: “El ICMS no incide sobre la alienación de salvados de siniestro por
las aseguradoras”.
[N. del T.]: El término salvados que se encuentra en cursivas alude a los bienes deteriorados por un acci-
dente cubierto por seguro.
(26) Súmula vinculante n. 11: “Solo es lícito el uso de esposas en casos de resistencia y de fundado temor de
fuga o de peligro a la integridad física propia o ajena, por parte del preso o de terceros, justificada la ex-
cepcionalidad por escrito, bajo pena de responsabilidad disciplinaria, civil y penal del agente o de la au-
toridad y de nulidad de la prisión o del acto procesal a que se refiere, sin perjuicio de la responsabilidad
73
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
civil del Estado”; súmula vinculante n. 15: “El cálculo de gratificaciones y otras ventajas del servidor
público no incide sobre el abono utilizado para alcanzarse el salario mínimo”; súmula vinculante n. 16:
“Los artículos 7, IV, y 39, § 3 (redacción de la EC 19/98), de la Constitución, se refieren al total de la
remuneración percibida por el servidor público”; súmula vinculante n. 17: “Durante el periodo previsto
en el párrafo 1 del artículo 100 de la Constitución, no inciden intereses moratorios sobre los precatórios
que sean pagados en él”; súmula vinculante n. 18: “La disolución de la sociedad o del vínculo conyugal,
en el curso del mandato, no aparta la inelegibilidad prevista en el § 7 del artículo 14 de la Constitución
Federal”; súmula vinculante n. 19: “La tasa cobrada exclusivamente en razón de los servicios públicos
de colecta, remoción y tratamiento o destinación de basura o residuos provenientes de inmuebles, no
viola el artículo 145, II, de la Constitución Federal”; súmula vinculante n. 20: “La Gratificación de De-
sempeño de Actividad Técnico-Administrativa - GDATA, instituida por la Ley n. 10.404/2002, debe
ser rechazada a los inactivos en los valores correspondientes a 37,5 (treinta y siete coma cinco) pun-
tos en el periodo de febrero a mayo de 2002 y, en los términos del artículo 5, párrafo único, de la Ley
n. 10.404/2002, en el periodo de junio de 2002 hasta la conclusión de los efectos del último ciclo de
evaluación a que se refiere el artículo 1 de la Medida Provisoria n. 198/2004, a partir de la cual pasa
a ser de 60 (sesenta) puntos”; súmula vinculante n. 24: “No se tipifica como crimen material contra el
orden tributario, previsto en el artículo 1, incisos I a IV, de la Ley n. 8.137/90, antes de la edición de-
finitiva del tributo”; súmula vinculante n. 26: “A efectos de progresión del régimen en el cumplimien-
to de la pena por crimen hediondo, o equiparado, el juicio de ejecución observará la inconstitucionali-
dad del artículo 2 de la Ley n. 8.072, del 25 de julio de 1990, sin perjuicio de evaluar si el condenado
cumple, o no, los requisitos objetivos y subjetivos del beneficio, pudiendo determinar, para tal fin, de
modo fundamentado, la realización del examen criminológico”; súmula vinculante n. 29: “Es constitu-
cional la adopción, en el cálculo del valor de la tasa, de uno o más elementos de la base de cálculo
propia de determinado impuesto, siempre que no haya una integral identidad entre una base y otra”.
[N. del T.]: El término precatório que se encuentra en cursivas, alude a un título en el que consta que hay
un crédito del particular contra el Estado.
(27) Esas observaciones, a propósito, se aplican, a nuestro ver, perfectamente, a los casos que pueden ser
sometidos al régimen del artículo 543 B y C del CPC. Los casos decididos en este régimen, deben ser
todos, y tener como núcleo la misma tesis jurídica, siendo poco importantes las peculiaridades de los
casos en sí considerados.
74
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
Evidentemente, las súmulas, una vez que a estas deba ser atribuido
un efecto vinculante, deben pasar a ser elaboradas con mucho más crite-
rio a fin de no generar, en la medida de lo posible, problemas interpretati-
vos más complejos que los generados por la propia norma constitucional
de la que derivan.
Por ello es que una de las tareas más difíciles enfrentadas por los
operadores del Derecho en el common law es encontrar la rule o la ratio
decidendi en el precedente. Esto es así porque la parte del precedente que
vincula es la rule: la proposición de derecho considerada necesaria para
la decisión en sí, que puede o no estar formulada en la decisión. El resto
de la decisión es obiter dictum: “dicho para morir”. No ejerce función
vinculativa.
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TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
(28) DWORKIN, Ronald. Taking Rights Seriously. Cambridge, Harvard University Press, Massachussets,
1978, p. 111.
(29) BANKOWSKI, Zenon y MACCORMICK, Neil. “Precedent in the United Kingdom”. En: Neil Mac-
Cormick; Robert S. Summers (coords.). Interpreting Precedents: a Comparative Study. Sudbury, MA:
Dartmouth Publishing Company, 1997, pp. 315-353, especialmente pp. 333 y 337.
(30) DWORKIN, Ronald. Ob. cit., p. 112.
76
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
(31) En ese sentido, Arruda Alvim: “Entretanto, en la medida en que se entienda la ley diversamente, la pro-
pia inteligencia del texto compromete la certeza del Derecho. De ahí la necesidad de sistemas correcti-
vos. La diversidad de interpretaciones implica que uno de los valores funcionales del Derecho, la certeza,
sea perjudicada. Y, cuanto más variadas fuesen las corrientes de pensamiento respecto de una misma ley,
tanto más seriamente quedará desposeída de certeza aquella ley, y, consecuentemente, en esa escala, esa
circunstancia contribuye para que el Derecho no tenga el grado de certeza deseable, pues, como se sabe,
el lenguaje del Derecho es la ley. Así, es igualmente de todos los tiempos la preocupación de los sistemas
jurídicos en encontrar técnicas conducentes a conseguirse, en cuanto ello sea posible, un solo entendi-
miento respecto de un mismo texto de ley. Puede decirse que la ley es orientada a tener un solo entendi-
miento, dentro de una misma situación histórica. La diversidad de entendimientos, en la misma coyuntu-
ra histórica, compromete el valor de la certeza (del Derecho). A propósito, tales técnicas corresponden
al más simple principio de filosofía, inclusive de sentido común: una cosa no puede ser y dejar de ser al
mismo tiempo y bajo las mismas condiciones. Quiere decir: la ley no podrá tener sentido diverso, en un
mismo momento histórico. Además, el problema ahora considerado tiene como presupuesto fundamental
la diversidad, en un mismo instante, a cual diversidad reclama la vuelta a la uniformidad” (“O recurso
especial na Constituição Federal de 1988 e suas origens”. En: Teresa Arruda Alvim Wambier (coord.),
Aspectos polêmicos e atuais do recurso especial e do recurso extraordinário, RT, São Paulo, 1998,
p. 33).
77
TERESA ARRUDA ALVIM WAMBIER
78
SÚMULA VINCULANTE: ¿FIGURA DEL COMMON LAW?
V. CONCLUSIONES
La súmula vinculante, como se vio, presenta una ventaja, que puede
ser analizada bajo dos dimensiones: “También, si las partes tuvieron al-
guna previsibilidad en el resultado del litigio o del proceso, se evitará el
inicio de muchas demandas o la interposición de recursos, en razón de ya
saberse que, al final, tendrán o no suceso. La súmula, en ese punto, servi-
ría también como vacuna contra la multiplicación de demanda de idénti-
co tenor”(34).
(34) SHIMURA, Sérgio Seiji. “Súmula vinculante”. En: Teresa Arruda Alvim Wambier, Luiz Rodrigues
Wambier, Luiz Manoel Gomes Junior, Octavio Campos Fischer y William Santos Ferreira (coords.).
Reforma do Judiciário: primeiras reflexões sobre a Emenda Constitucional n. 45/2004. RT, São Paulo,
2005, pp. 760-766, especialmente p. 762.
(35) Carlos Mário Velloso presenta datos aterrorizadores sobre la evidente insuficiencia de jueces brasileños
en relación con la población del país y menciona también la explosión de procesos, trayendo números
inquietantes, que demuestran que, cada año, crece el residuo de procesos. “El Poder Judicial no consigue
decidir los procesos, por lo que es transferido, para el año siguiente, un número cada vez mayor de pro-
cesos” (VELLOSO, Carlos Mário. “Problemas e soluções na prestação da justiça”. En: Temas de Direito
Publico. 1ª edición, 2° tiraje, Belo Horizonte, Del Rey, p. 57 y ss.).
79
Ficción y realidad en torno a la garantía
constitucional de impugnación(*)
I. NOTAS INTRODUCTORIAS
Desde la perspectiva de la comparación jurídica, resulta un hecho
palmario, que el fenómeno de la constitucionalización del proceso y de
sus principales garantías(1), consolidada a mediados del siglo pasado,
(*) A Dios sea siempre la gloria y la honra; a mi esposa Kelly el amor de mi vida.
(**) Fiscal Provincial Civil Titular Distrito Judicial del Santa. Egresado de la Maestría en Derecho Civil y
Comercial y del Doctorado en Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Estudios de Maestría en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional de Trujillo (UNT). Candi-
dato a Máster en Derecho Público con mención en Derecho Procesal, por la Universidad Complutense de
Madrid (UCM).
(1) A rigor de verdad la tendencia de la constitucionalización de las garantías procesales no ha sido del todo
homogéneo en las diversas disciplinas procesales. Así, en materia penal se viene desarrollando progresi-
vamente, debido a que los elementos ideológicos son más palmarios y porque en ella se decide sobre la
libertad de las personas. Por el contrario, en el proceso civil, es un fenómeno relativamente reciente, ya
que el mismo comienza a partir de la II Guerra Mundial. (PICÓ I JUNOY, Joan. “Los principios cons-
titucionales rectores del Proceso Civil I”. En: La Constitucionalización del Proceso Civil. Hermógenes
Acosta; José Machado Plazas; Manuel Ramírez Suzaña; Joan Picó et ál, 1ª edición, Escuela Nacional
81
LUIS G. ALFARO VALVERDE
de la Judicatura, Santo Domingo, 2005, p. 98). Sobre los fundamentos históricos de esta tendencia,
puede verse: TROCKER, Nicolò. Processo civile e Costituzione. Giuffrè, Milano, 1974.
(2) En el sistema europeo, el reconocimiento constitucional de la tutela judicial y sus principales garantías
es un hecho más que evidente, por ejemplo lo podemos apreciar en las Constituciones de España (art.
24), Italia (art. 24), Francia (art. 66), Alemania (art. 103) y Portugal (art. 20). Esta misma tendencia se
observa en las Constituciones de Latinoamérica, por ejemplo en Perú (art. 139.3), Colombia (art. 229) y
Venezuela (art. 257).
(3) Nosotros lo identificaremos como garantía constitucional de impugnación o de impugnar, al ser una ex-
presión más omnicomprensiva (al menos en el caso peruano) pues alcanza no solo a los recursos, sino a
todo el sistema impugnatorio, que no se limita tan solo a estos. Además, porque consideramos que esta
nomenclatura pone mayor énfasis en la actividad del sujeto benefactor de esta garantía procesal; es decir,
la persona como centro y fin de tutela constitucional.
(4) Sobre la diferencia entre derechos y garantías conviene revisar la preclara obra: FERRAJOLI, Luigi.
Derechos y Garantías. La ley del más débil. Traducción de Perfecto Andrés Ibáñez y Andrea Greppi
Trotta, Trotta, 4ª edición, Madrid, 2004, pp. 59-65.
(5) En la jurisprudencia constitucional peruana, por ejemplo: STC Nº 09285-2006-PA/TC, f. j. 5; STC
Nº 2877-2005-PHC/TC, f. j. 7; STC Nº 1231-2002-HC/TC, f. j. 2.
(6) Denominación utilizada en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional, al referirse al contenido del
derecho a la tutela judicial efectiva: “Se entiende por tutela procesal efectiva aquella situación jurídica
de una persona en la que se respetan, de modo enunciativo, sus derechos de (…), a acceder a los medios
impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, (…)”.
(7) En la jurisprudencia española, por ejemplo en la S.S.T.C.: 170/1996, de 29 de octubre; 46/1995, de 14 de
febrero; 58/1995, de 10 de marzo; 179/1995, de 11 de diciembre; 75/1994, de 14 de marzo; 77/1994, de
14 de marzo; 83/1994, de 14 de marzo; 91/1994, de 21 de marzo; 96/1993, de 22 de marzo; 274/1993, de
20 de septiembre; 31/1992,de 18 de marzo; 64/1992, de 29 de abril; 87/1992, de 8 de junio; 20/1991, de
31 de enero; 133/1991, de 17 de junio; 177/1991, de 19 de septiembre; 239/1991, entre otras.
(8) En la doctrina italiana, véase: CIPRIANI, Franco. “Sentencias no definitivas y derecho de impugnar (A
propósito del art. 827 del CPC)”. En: Batallas por la justicia civil. Traducción Eugenia Ariano Deho,
Cultural Cuzco, Lima, 2003, pp. 380-401.
82
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
83
LUIS G. ALFARO VALVERDE
(9) Por ejemplo, la Constitución peruana ha establecido en la parte de derechos fundamentales de la persona
–su artículo 1– que “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de
la sociedad y del Estado.” De igual manera, el Código Procesal Constitucional en el artículo V del Título
Preliminar al referirse a la interpretación de los Derechos Constitucionales señala que: “El contenido y
alcances de los derechos constitucionales protegidos por los procesos regulados en el presente Código
deben interpretarse de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados
sobre derechos humanos, así como de las decisiones adoptadas por los tribunales internacionales sobre
derechos humanos constituidos según tratados de los que el Perú es parte”. De igual modo la Declaración
Universal de Derechos Humanos, declara derechos directamente referidos a la persona humana, preci-
sando así en su artículo 1 que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”,
realizando en el artículo 2 la enumeración de los derechos que se les reconoce. La Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos –“Pacto de San José de Costa Rica”– expresa en el artículo primero, in-
ciso dos, que debe entenderse que persona es todo ser humano”, haciendo referencia marcada al precisar
que los derechos reconocidos en la señalada disposición internacional están referidos solo a la persona
humana.
(10) Si bien como hemos mencionado (nota 1) la mayoría de textos constitucionales de Europa han contem-
plado la garantía de la tutela judicial; pero ninguno de ellos ha reconocido expresamente el derecho a
impugnar, por lo que algunos sistemas (como el caso español) lo han consolidado por vía jurisprudencial.
Sin embargo, no se puede negar que el incremento de los mecanismos impugnatorios conllevó por carac-
terizar todas las legislaciones procesales europeas. Cfr. SERGES, Il principio del “doppio grado di giu-
risdizione” nel sistema costituzionale italiano. Giuffrè, Milano, 1993, pp. 42 y ss. Así, para MORENO
CATENA, Víctor, en su Prólogo a la obra de VARELA GÓMEZ, Bernardino. El recurso de apelación
penal. Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, p. 15, manifiesta que el sistema de recursos representa, sin duda,
una de las piezas claves de todo el ordenamiento jurídico. Es de similar parecer LOREDO COLUNGA,
Marcos. La casación civil. Doctrina y jurisprudencia. Tirant lo Blanch, Valencia, 2004, p. 36, quien pun-
tualiza que el aspecto que subyace a todo tipo de proceso, es la posibilidad que tienen los justiciables de
impugnar las resoluciones emanadas del órgano jurisdiccional cuando les perjudiquen.
(11) Criterio uniforme en la jurisprudencia peruana, por ejemplo en la STC Nº 1231-2002-HC/TC.
84
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
(12) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. “Los Recursos Procesales Constitucionales”. En: Diálogo con la Jurispru-
dencia. Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 21.
(13) STC. Nº 09285-2006-PA/TC, f. j. 5.
(14) PICÓ I JUNOY, Joan. Las Garantía Constitucionales del Proceso. Bosch Editor, Barcelona, 1997, p. 80.
(15) BONET NAVARRO, Angel. Los Recursos en el Proceso Civil. La Ley, Madrid, 2000, p. 26.
(16) DE DIEGO DIEZ, Luis Alfredo. El Derecho de Acceso a los Recursos. Doctrina Constitucional. Colex,
Madrid, 1998, pp. 19-20.
(17) Históricamente en el sistema español, la búsqueda por el reconocimiento jurisprudencial de la garantía
de la impugnación, tiene antigua data. Tal como se evidencia en la STC Nº 54/1984, de 4 de mayo,
85
LUIS G. ALFARO VALVERDE
que menciona: “El derecho a la tutela judicial efectiva reconocido en el artículo 24.1 de la CE implica no
solo el derecho a los recursos legalmente establecidos. Por ello, ya el Tribunal, en uno de sus primeros
autos (Sala Primera, auto de 24 de abril de 1981, 43/1981, fundamento tercero) declaró que ‘la denega-
ción de un recurso legalmente establecido, hecha en forma arbitraria, puede constituir una violación de
las garantías procesales consititucionalizadas’, doctrina que fue reiterada después y que ahora sentamos
en términos aseverativos”.
(18) Se trata de una tendencia jurisprudencial española uniforme, por ejemplos en las S.S.T.C.: 179/1995, de
11 de diciembre; 75/1994, de 14 de marzo; 77/1994, de 14 de marzo; 83/1994, de 14 de marzo; 91/1994,
de 21 de marzo; 96/1993, de 22 de marzo; 274/1993, de 20 de septiembre; 31/1992,de 18 de marzo;
64/1992, de 29 de abril; 87/1992, de 8 de junio; 20/1991, de 31 de enero; 133/1991, de 17 de junio;
177/1991, de 19 de septiembre; 239/1991, de 12 de diciembre; 116/1990, de 21 de junio; 213/1990, de
20 de diciembre; 36/1989, de 14 de febrero; 80/1989, de 8 de mayo; 95/1989, de 24 de mayo; 105/1989,
de 8 de junio; 165/1989, de 16 de octubre; 212/1989, de 19 de diciembre; 37/1988, de 3 de marzo;
59/1988, de 5 de abril; 95/1988, de 25 de mayo; 100/1988, de 7 de junio; 175/1988, de 3 de octubre;
185/1988, de 14 de octubre; 199/1988, de 25 de octubre; 3/1987, de 21 de enero; 15/1987, de 11 de
febrero; 28/1987, de 5 de marzo; 69/1987, de 22 de mayo; 130/1987, de 17 de julio; 132/1987, de 21 de
julio; 140/1987, entre otras.
(19) MONTERO AROCA, Juan; GÓMEZ COLOMER, Juan Luis; MONTON REDONDO, Alberto; BARO-
NA VILAR, Silvia. Derecho Jurisdiccional. Proceso Civil. T. II, 15ª edición, Tirant lo Blanch, Valencia,
2007, p. 400. En similar parecer: ARMENTA DEU, Teresa. “El derecho a los recursos; su configuración
constitucional”. En: Revista General de Derecho. Madrid, 1994, pp. 8106 y ss.
86
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
(20) ORTELLS RAMOS, Manuel. Derecho Procesal Civil. Aranzadi, 10ª edición, 2010, Navarra, p. 494.
(21) MONTERO AROCA, Juan y FLORES MATÍES, José. Los Recursos en el Proceso Civil. Tirant
lo Blanch, Valencia, 2001, p. 36.
(22) Cfr. DE DIEGO DIEZ, Luis Alfredo. Ob. cit., para quien la garantía al recurso “cede ante una resolución
inimpugnable. El acceso a los recursos no es un derecho incondicionado y absoluto pues precisa configu-
ración legal. Significa que solo y exclusivamente puede ser reclamado ese derecho cuando el legislador
haya establecido que procede recurso contra una determinada resolución” (p. 44).
(23) Un triste ejemplo es el caso del legislador del Código Procesal Civil peruano, que en forma exorbitante
(mucha de ellas injustificadamente) estableció una serie de supuestos en las que no procede impugna-
ción; esto se aprecia, hasta donde hemos podido contar, en los artículos: 133, 184, 194, 208, 217, 301,
306, 310, 315, 317, 363, 364, 374, 406, 407, 417, 419, 422, 449, 477, 450, 549, 551, 606, 625, 628, 692,
729, 730, 754, 805 y 808.
87
LUIS G. ALFARO VALVERDE
88
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
(27) PICADO VARGAS, Carlos Adolfo. “La impugnación como garantía integradora del debido proceso”.
En: Revista del Instituto Panamericano de Derecho Procesal - Quispikay. Fondo Editorial Egacal, Lima,
2009, p. 302.
(28) También no debe olvidarse que en la jurisprudencia española inicialmente lo asociaba con el derecho
de acceso a la justicia o proceso; pero después se fue disipando tal posibilidad. Así, por ejemplo, en la
STC 94/2000 (Tol 81300) se sostuvo que “la diferencia entre el acceso a la jurisdicción y el acceso a los
recursos se proyecta necesariamente en la función de control que corresponde a este Tribunal respecto
de las resoluciones judiciales que impidan, de una u otra forma, el acceso a la tutela judicial. Dicho
control necesariamente habrá de ser más intenso, en cuanto a la apreciación del rigor y proporcionalidad
de la decisión de inadmisión, cuando se trata del acceso a la jurisdicción”. En este mismo sentido DE
LA OLIVA, señalaba que “la importante flexión de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional no está
abonada solo ni principalmente por el interés de limitar el amparo que a este Tribunal corresponde, sino
por el entendimiento, muy cabal, de que no cabe igualar el acceso a la primera instancia y el acceso a
los recursos” (DE LA OLIVA SANTOS, Andrés. “El derecho a los recursos. Los problemas de la única
instancia”. En: Tribunales de Justicia. Nº 10, octubre 1997, p. 974.
89
LUIS G. ALFARO VALVERDE
90
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
(34) GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo. El Debido Proceso. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2004, p. 460.
(35) MESÍA RAMÍREZ, Carlos. “Los Recursos Procesales Constitucionales”. En: Diálogo con la Jurispru-
dencia. Lima, 2009, p. 21.
(36) Véase, por ejemplo: GONZÁLEZ PÉREZ, Jesús. El derecho a la tutela judicial efectiva. 3ª edición,
Editorial Civitas, Madrid, 2001; CHAMORRO BERNAL, Francisco. La tutela judicial efectiva. Bosch,
Barcelona, 1994.
(37) STC Nº 5194-2005-PA/TC, f. j. 4.
91
LUIS G. ALFARO VALVERDE
92
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
(40) PÉREZ-CRUZ MARTÍN, Agustín Jesús. “La configuración del derecho a los recursos en el Convenio
Europeo de Derechos Humanos, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y Constitución Es-
pañola de 1978”. En: Revista Xurídica Galega. Nº 21, Disponible en su versión pdf en: <https://www.
rexurga.es/pdf/COL180.pdf>, p. 54.
(41) Ídem.
(42) Ídem.
(43) Conviene anotar que la Constitución peruana (1993) a pesar de ser una de las más recientes no hace men-
ción expresa sobre la protección del contenido esencial de los derechos fundamentales, por lo que vía
jurisprudencial el Tribunal Constitucional lo ha revelado en muchas oportunidades; por ejemplo véase:
STC Nº 1042-2002-PA/TC. f. j. 2.2.4; STC Nº 1417-2005-PA/TC. f. j. 27. A diferencia de algunas Cons-
tituciones de más antigua data, como la Ley Fundamental de la República Alemana o Ley Fundamental
de Bonn (1949): “Art. 19.2. En ningún caso un derecho fundamental podrá ser afectado en su contenido
esencial”. Y en la Constitución de España (1978): “Art. 53. 1. Los derechos y libertades reconocidos en
el Capítulo II del presente Título vinculan a todos los poderes públicos. Solo por Ley, que en todo caso
deberá respetar su contenido esencial, podrá regularse el ejercicio de tales derechos y libertades que se
tutelarán de acuerdo con lo previsto en el artículo 161.1.a.”.
93
LUIS G. ALFARO VALVERDE
Para los fines de esta investigación conviene que nos avoquemos bá-
sicamente en el contenido esencial, denominado también: núcleo básico,
alcance jurídico, valla infranqueable, etc.; empero, indistintamente de las
diversas teorías (absoluta, relativa y mixta)(44) que postulan su existencia
real o aparente, que lo convierte en un concepto jurídico muchas veces
indeterminado; coincidimos en parte con jurisprudencia nacional, cuan-
do afirma que existen algunos elementos o premisas generales que bien
pueden contribuir en la identificación de aquel ámbito específico consti-
tucionalmente protegido de este derecho; esto claro está, en concordancia
con los principios, valores y demás derechos fundamentales que la Cons-
titución reconoce.
(44) Una revisión de estas teorías puede verse en: STC Nº 0050-2004-PI/TC, f. j. 104.
(45) FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. “El derecho a la jurisdicción y las garantías de proceso en el orde-
namiento constitucional español”. En: Ius et praxis. Universidad de Talca, Chile, 1999, pp. 68 y 69.
94
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
1. Derecho a su utilización
Esta primera manifestación o expresión de la garantía de impugnar,
importa que todas las personas inmersas en un proceso determinado pue-
dan hacer uso razonable de los medios impugnatorios diseñados precepti-
vamente por el legislador en los diversos textos procesales; pues como se
ha señalado anteriormente estaríamos frente a un derecho fundamental de
natural configuración legal. Esto implica que no puede concebirse la pro-
tección o tutela constitucional del derecho a impugnar (o de acceso a los
recursos) si es que acaso arbitrariamente se impediría el empleo o la for-
mulación de los instrumentos impugnatorias del caso.
95
LUIS G. ALFARO VALVERDE
(48) Argumento expuesto por el TC peruano, para referirse al derecho a la doble instancia, que por su estricta
relación con el derecho de impugnar, bien le puede ser aplicado. Por ejemplo en la STC Exp. Nº 1243-
2008-PHC/TC, f. j. 3 se ha manifestado que: “Conforme a ello, el derecho a la doble instancia reconoce
de manera expresa el derecho de todo justiciable de recurrir una sentencia que pone fin a la instancia,
especialmente cuando ella es condenatoria. Pero es derecho a la pluralidad de instancia no implica un
derecho del justiciable de recurrir todas y cada una de las resoluciones que se emitan al interior de un
proceso”.
(49) FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. “El derecho a la jurisdicción y las garantías de proceso en el orde-
namiento constitucional español”. Ob. cit., pp. 68 y 69.
(50) Sobre la fijación de la naturaleza del derecho a impugnar a partir del derecho de acción, puede verse:
DE BERNARDIS LLOSA, Marcelo. La Garantía Procesal del Debido Proceso. Cultural Cuzco, Lima,
1995, pp. 120 y 121.
(51) FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. Ob. cit., p. 69.
96
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
2. Derecho a su admisión
Otra de las expresiones de la garantía constitucional de impugnación,
sin lugar a dudas, es el derecho a que los medios impugnatorios utiliza-
dos por los justiciables sean motivadamente admitidos; es decir, que de
parte de los jueces se permita el acceso o admisión de los instrumentos
impugnatorios; pues no tendría sentido alguno que se le reconozca a las
partes a utilizar los recursos pertinentes si es que de parte del órgano ju-
risdiccional existe una conducta expresa o implícita de renuencia a que-
rer admitirlos(52). En efecto, el mismo TC peruano en múltiples ocasiones
ha sido claro sobre este punto, cuando refiriéndose al derecho a la plura-
lidad de instancia ha distinguido que: “Su goce efectivo presupone a su
vez que se garantice el derecho de acceso a los recursos, cuyo contenido
esencial no tolera que, por medios de hecho o de derecho, se obstaculice
o impida arbitrariamente su ejercicio”(53).
(52) En la doctrina española, Fernández Segado ha reconocido esta situación bajo los siguientes términos:
“El derecho a los recursos y los correlativos deberes judiciales no se limitan a la mera interposición de
aquellos. Dado que la tutela judicial que el art. 24.1 de la Constitución garantiza no es meramente teórica
o formal, de derecho a los recursos conlleva también el derecho a la utilidad o efectividad de los legal-
mente previstos e interpuestos, de manera que no pueden los órganos judiciales privar injustificadamente
de su utilidad a una recurso ya formulado y admitido, de manera directa o indirecta” (FERNÁNDEZ
SEGADO, Francisco. Ob. cit. p. 86.
(53) RTC Nº 0671-2007-PA/TC y Nº 09391-2007-PA/TC (Acumulado). f. j. 3.
(54) CHOCRÓN GIRÁLDEZ, Ana María. El derecho a la tutela judicial efectiva en su vertiente de Acceso a
los recursos. Una versión en pdf, se ubica en: <http://congreso.us.es/cidc/Ponencias/fundamentales/Ana-
Chocron.pdfp. 3.> p. 1.
97
LUIS G. ALFARO VALVERDE
(55) STC Nº 131-2007-PA/TC, f. j. 5. Criterio similar se viene aplicado en la jurisprudencia española, como
por ejemplo en las siguientes: STC Nº 125/1997, de 01 de julio, f. j. 4; STC Nº 138/1995, de 25 de sep-
tiembre, f. j. 2; STC Nº 255/1994, de 26 de septiembre, f. j. 2; STC Nº 162/1994, de 23 de mayo, f. j. 2;
119/1994, de 25 de abril, f. j. 3; STC Nº 91/1994, de 21 de marzo, f. j. 2.
(56) CHOCRÓN GIRÁLDEZ, Ana María. Ob. cit., p. 3.
(57) Es de la misma tendencia la jurisprudencia española, por ejemplo en las SSTC 101/1997 de 20 de mayo;
168/1998, de 21 de julio; 122/1999, de 28 de junio; 43/2000, de 14 de febrero, en las que se expone que
“el control del TC en materia de inadmisión de recursos se circunscribe a comprobar si la interpretación
o aplicación judicial de la legalidad procesal resulta arbitraria, inmotivada, fruto de un error patente con
relevancia constitucional o si dicha interpretación es rigorista y evidencia una manifiesta desproporción
entre la causa de inadmisión advertida y las consecuencias que se han generado para la efectividad del
derecho fundamental a la tutela judicial efectiva”.
(58) FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. Ob. cit., p. 69.
98
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
Por otro lado, uno de los argumentos más comunes ladinamente usa-
dos por algunos justiciables, es sustentar la afectación del contenido
esencial del derecho analizado, observándose los defectos en las notifica-
ciones. Así, en la Resolución del TC Nº 0671-2007-PA/TC y Nº 09391-
2007-PA/TC (Acumulado) da cuenta del caso en que se declaró improce-
dente el recurso de apelación por extemporánea. A pesar de ello, la parte
afectada cuestionó su notificación en el domicilio procesal inicial de su
apoderado, argumentando que este había quedado sin efecto al declarar-
se la nulidad de todo lo actuado. Esta inobservancia fue interpretada en
concordancia con el principio de economía procesal; por ende dicha pre-
tensión fue rechazada, precisando que “la prohibición de impedimentos u
obstaculizaciones arbitrarias en el acceso a los recursos no comprende la
apelación a formalismos por parte del justiciable destinados a enervar la
falta de diligencia razonable que de él se exige”.
99
LUIS G. ALFARO VALVERDE
(60) Mayor desarrollo de este criterio, se puede apreciar en la siguiente jurisprudencia española: STC
Nº 37/1995, de 7 de febrero; STC Nº 55/1995, de 6 de marzo; STC Nº 100/1995, de 20 de junio; STC
Nº 179/1995, de 11 de diciembre; STC Nº 21/1994, de 27 de enero; STC Nº 28/1994, de 27 de enero;
STC Nº 83/1994, de 14 de marzo; STC Nº 91/1994, de 21 de marzo; 119/1994, de 25 de abril; 188/1994,
de 20 de junio; 199/1994, de 4 de julio; STC Nº 255/1994, de 26 de setiembre; STC Nº 256/1994, de
26 de setiembre; STC Nº 312/1994, de 21 de noviembre; STC Nº 326/1994, de 12 de diciembre; STC
Nº 58/1993, de 15 de febrero; STC Nº 77/1993, de 1 de marzo; STC Nº 96/1993, de 22 de marzo; STC
Nº 126/1993, de 19 de abril; STC Nº 163/1993, de 18 de mayo; STC Nº 193/1993, de 14 de junio; STC
Nº 214/1993, de 28 de junio; STC Nº 255/1993, de 20 de julio; STC Nº 274/1993, de 20 de septiem-
bre; STC Nº 294/1993, de 18 de octubre; STC Nº 299/1993, de 18 de octubre; STC Nº 342/1993, de
22 de noviembre; STC Nº 344/1993, de 22 de noviembre; STC Nº 346/1993, de 22 de noviembre; STC
Nº 370/1993, de 13 de diciembre; STC Nº 374/1993, de 13 de diciembre; STC Nº 376/1993, de 20 de
diciembre.
(61) ORTELLS RAMOS, Manuel. Ob. cit., p. 494. De igual modo, MONTERO AROCA sostiene que “los
órganos jurisdiccionales no podrán interpretar los presupuestos de admisibilidad del recurso establecidos
por el legislador de modo que lleguen a impedir o dificultar de hecho la interposición de los recursos por
las partes, con lo que en algún caso esa interpretación puede llegar a constituirse en vulneración del de-
recho a la tutela judicial efectiva” (MONTERO AROCA, Juan y otros. Derecho jurisdiccional... Ob. cit.,
p. 400).
(62) PICÓ I JUNOY, Joan. Ob. cit., p. 51.
100
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
por defectos que puedan subsanarse sin perjuicio para otros derechos o
intereses igualmente legítimos”.
(63) Caso Baena Ricardo y otros (270 trabajadores vs. Panamá) sentencia de 2 de febrero de 2001. Corte
Interamericana de Derechos Humanos, puede consultarse en: <www.corteidh.dr.cr/>.
(64) “Artículo 139.- Principios de la Administración de Justicia
Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…)
16. El principio de la gratuidad de la administración de justicia y de la defensa gratuita para las personas
de escasos recursos; y, para todos, en los casos que la ley señala”.
101
LUIS G. ALFARO VALVERDE
(65) Artículo modificado por el artículo 2 de la Ley N° 26846, publicada el 27/07/1997, cuyo texto es el
siguiente:
“Artículo VIII.- Principio de Gratuidad en el acceso a la justicia.
El acceso al servicio de justicia es gratuito, sin perjuicio del pago de costos, costas y multas establecida
en este Código y disposiciones administrativas del Poder Judicial”.
(66) PICÓ I JUNOY, Joan. Ob. cit., p. 84.
(67) Ídem.
102
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
V. REFLEXIONES CONCLUSIVAS
Somos del firme criterio que, si bien es cierto la garantía de impugna-
ción requiere de una configuración legal a cargo del legislador (en tanto
garantía implícita), este no puede desarrollarla en forma arbitraria o des-
mesurada, sino de manera prudente y razonable, procurando siempre su
mayor protección. En tal sentido, los parámetros de esta labor legislati-
va los encontraremos presentes en la misma Constitución; por ello no se
103
LUIS G. ALFARO VALVERDE
Por lo demás, el título acuñado para este ensayo, encierra dos con-
ceptos intrínsecamente antagónicos: ficción y realidad, los que ciertamen-
te giran en torno a la desmesurada y antojadiza interpretación que fácil-
mente se puede hacer de la garantía constitucional de impugnación, en
la que pueden converger –como lo hemos evidenciado– por un lado una
serie de situaciones subjetivas desmedidas que realmente no correspon-
den ser tutelados por esta garantía (ficción) y, por el otro lado, se des-
atienden situaciones jurídicas que realmente merecen ser protegidos (rea-
lidad). Conductas que –para extrañez de algunos– puede provenir no solo
104
FICCIÓN Y REALIDAD EN TORNO A LA GARANTÍA CONSTITUCIONAL
105
PARTE II
TEORÍA GENERAL DE
LOS RECURSOS
La semejanza en la discordancia
jurisprudencial a efectos del
recurso especial y de los embargos
de divergencia y la lógica(*)
Alvaro de Oliveira(**)
I. INTRODUCCIÓN
Aunque el análisis de la demanda judicial implique un trabajo de
adaptación de la norma general y abstracta a las circunstancias concre-
tas del caso, no por ello la decisión deja de constituir una pauta de va-
loración para casos semejantes que puedan ocurrir en el futuro. En esa
perspectiva, el paradigma así construido puede venir a constituir un mo-
delo flexible para futuras resoluciones referidas a casos semejantes, en
los cuales exhiba relevancia la misma cuestión jurídica.
109
ALVARO DE OLIVEIRA
(1) Dentro de esa línea, REALE, Miguel. Fontes e modelos do direito (para um novo paradigma hermenêu-
tico). Saraiva, São Paulo, 1999, p. 72, encuadra las súmulas no vinculantes de nuestros tribunales como
modelos jurisdiccionales.
(2) Sobre el precedente en general, entre otros, LARENZ, Karl. Metodologia da Ciência do Direito. 3ª edi-
ción, trad. José Lamego, Gulbenkian, Lisboa, 1997, pp. 610-620. KRIELE, Martín. “Das Präjudiz im
kontinental-europäishen und anglo-amerikanischen Rechtkreis”. En: La sentenza in Europa (metodo, tec-
nica e stile), Padova, Cedam, 1988, pp. 62-80. PICARDI, Nicola. “Appunti sul precedente giudiziale”.
En: Revista Trimestrale di Diritto e Procedura Civile, 39, 1985, pp. 201-208. Específicamente del punto
de vista histórico, se impone consultar la obra fundamental de CRUZ E TUCCI, José Rogério. Perspec-
tiva histórica do precedente judicial como fonte de direito. tesis de concurso para profesor titular, São
Paulo, 2003, pássim.
(3) Ese modo de ver del problema cuenta inclusive con el aplauso de Calamandrei en una obra clásica sobre
el tema, La Cassazione Civile, 1920, ahora en Opere Giuridiche. Vol. VI, Morano, Napoli, 1976, pássim,
a pesar de su aparente defensa de un modelo puro de casación.
110
LA SEMEJANZA EN LA DISCORDANCIA JURISPRUDENCIAL
111
ALVARO DE OLIVEIRA
(4) V.g., AgRG en EDIv em RE 115024-3, SP, Pleno, decidido en 22.9.1994, rel. Min. Celso de Mello, v.u.,
RT, 712/313.
(5) Por ello, entiende la Corte Especial, ED en el REsp 167.529-SP, AgRG, rel. Min. Félix Fischer, decidido
en 7.11.2001, v.u., DJU de 4.2.2002, p. 250, que la divergencia debe ser demostrada de la misma manera
que en el recurso especial interpuesto con fundamento en el numeral “c” del artículo 105, III, de la Cons-
titución de la República.
(6) Lo emblemático de ese posicionamiento es el acuerdo unánime de la Corte Especial (AgRg en los EDcl
en los EMBARGOS DE DIVERGÊNCIA EM RESP Nº 292.090-SP, relator Min. Francisco Falcão), pre-
cedido de esta expresiva sumilla: “PROCESAL CIVIL. AGRAVO REGIMENTAL. EMBARGOS DE
DIVERGENCIA. AUSENCIA DE SEMEJANZA ENTRE LAS HIPÓTESIS EN CONFRONTE. I - Es
entendimiento pacífico en el ámbito de la Corte Especial del Superior Tribunal de Justicia el que no son
admisibles los embargos de divergencia si las ejecutorias indicadas como paradigmas no guardan simili-
tud fáctica con la decisión recurrida. Precedente (AEREsp nº 299.118⁄PI, Rel. Min. EDSON VIDIGAL,
DJ de 01⁄12⁄2003). II - Agravo regimental no proveído)”.
112
LA SEMEJANZA EN LA DISCORDANCIA JURISPRUDENCIAL
(7) En general, ese aspecto es subrayado por la doctrina cuando trata del precedente, a ejemplo de LARENZ.
Ob. cit., p. 610, y ALEXY, Robert. Teoría de la argumentación jurídica (la teoría del discurso racional
como teoría de la fundamentación jurídica), trad. Manuel Atienza e Isabel Espejo, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1997, p. 264, que habla también de protección de la confianza. KRIELE. Das
Präjudiz. Ob. cit., p. 67, además de seguridad jurídica (Rechtssicherheit), menciona también algunos
subproductos de esta, como la igualdad de trato (Gleichbehandlung), el apartamiento de contradicciones
(Widerspruchsfreiheit), la continuidad (Kontinuität) y una cierta previsibilidad (Vorhersehbarkeit) de la
decisión.
(8) Sobre la idea de formalismo-valorativo, C. A. ALVARO DE OLIVEIRA. Do formalismo no processo
civil. 4ª edición, Saraiva, São Paulo, 2010, pássim. Para posteriores desarrollos, C. A. ALVARO DE
OLIVEIRA. “Processo Civil na Perspectiva dos Direitos Fundamentais”. En: Revista da Ajuris, 87-I,
set.2002, pp. 37-49, y MITIDIERO, Daniel Francisco. Elementos para uma teoria contemporânea do
processo civil brasileiro. Livraria do Advogado, Porto Alegre, 2005, pp. 71-73, C. A. ALVARO DE OLI-
VEIRA y MITIDIERO, Daniel. Curso de Processo Civil. Vol. 1, Atlas, São Paulo, 2010.
113
ALVARO DE OLIVEIRA
(9) Resalta faceta semejante, en la perspectiva general del precedente judicial, ALEXY. Teoría de la argu-
mentación. Ob. cit., p. 262, mencionando a Ch. Perelman. Sobre el concepto del principio de la universa-
lidad, agotado en Hare, también ALEXY, ob. cit., p. 79 y ss. y 187.
(10) ASCARELLI, Tullio. “In tema di interpretazione ed applicazione della legge”. En: Rivista di Diritto Pro-
cessuale, 12, 1958, pp. 14-22, esp. p. 17.
(11) ENGISCH, Karl. Introdução ao pensamento jurídico. Trad. y prefacio de J. Baptista Machado, 2ª edi-
ción, Gulbenkian, Lisboa, 1968, p. 80.
114
LA SEMEJANZA EN LA DISCORDANCIA JURISPRUDENCIAL
115
ALVARO DE OLIVEIRA
(13) Así lo establece el artículo 276 del Código Civil alemán: “(1) El deudor debe responder por culpa y dolo,
aún si no está prevista, o si, por el contenido restante de la relación obligacional, en particular por la
asunción de una garantía o de un riesgo de aprovisionamiento, no resulte una responsabilidad más grave
o más leve. Las disposiciones de los artículos 827 y 828 también pueden ser aplicadas. (2) Actúa culpo-
samente quien omite una diligencia exigida por el tráfico jurídico. (3) El deudor no puede ser exonerado
preventivamente por la responsabilidad proveniente del dolo”.
116
LA SEMEJANZA EN LA DISCORDANCIA JURISPRUDENCIAL
(14) HENKE, Horst-Eberhard. Die Tatfrage - Die unbestimmte Begriff im Zivilrecht und seine Revisibilität,
Berlin, Duncker & Humblot, 1966, § 4, II, 1, pp. 106-109 (en la ed. argentina, EJEA, Buenos Aires,
1979, trad. Tomas A. Banzhaf, pp. 115-119).
(15) Sobre ello, PICARDI. Ob. cit., p. 204. Respecto del tema, también, TWINING, William y MIERS,
David. Como far cose con regole - Interpretazione e applicazione del diritto. Trad. Carlo Gabarino, pre-
sentación de Riccardo Guastini, Giuffrè, Milano, 1988, pp. 368-377.
117
ALVARO DE OLIVEIRA
118
LA SEMEJANZA EN LA DISCORDANCIA JURISPRUDENCIAL
(21) Observo que, en el contexto del presente ensayo, dicha tarea concierne al conocimiento del recurso.
(22) LARENZ. Ob. cit., p. 412.
(23) HENKE. Ob. cit., pp. 109 y 110 (trad., pp. 119 y 120).
(24) Ibídem, p. 110 (trad. p. 120), con remisión a Engisch.
119
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“personas formales”, las sociedades de hecho, las sociedades aún sin per-
sonalidad jurídica, o ya sin personalidad jurídica.
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del voto del Ministro Ari Pargendler, se ceñía a la capacidad de ser parte,
considerada por la lección doctrinaria mencionada en aquel pronuncia-
miento, “una proyección de la personalidad jurídica y, así, todo sujeto de
derecho, persona física o jurídica, puede ser parte en el proceso”. Sin em-
bargo, para la capacidad de ser parte, presupuesto preprocesal y de Dere-
cho Público, no se piensa ni se podría pensar en la forma cómo se pierde
la personalidad jurídica: cualquier forma determinaría esa consecuencia,
si es bastante y suficiente. El hecho nuclear, relevante, esencial, impor-
tante, es la pérdida de la personalidad jurídica.
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LA SEMEJANZA EN LA DISCORDANCIA JURISPRUDENCIAL
VI. CONCLUSIONES
De las consideraciones hasta ahora desarrolladas pueden ser extraídas
algunas conclusiones de interés para el tema tratado.
127
Los aspectos fundamentales de la
uniformización de la jurisprudencia
en el Derecho portugués(*)
(*) El presente ensayo reproduce con algunas modificaciones y con el añadido de las notas, el texto de la
exposición de la profesora Paula Costa e Silva, catedrática en la Universidad de Lisboa, predispuesta
para el Encuentro de Estudio sobre “Los instrumentos para la uniformización de la jurisprudencia en el
Derecho brasilero y portugués. Experiencias en confrontación”, organizado por el Centro interuniversita-
rio de investigaciones y de estudios sobre la justicia civil “G. Fabbrini” y desarrollado en la Universidad
de Pisa el 10 de diciembre de 2010. La traducción al italiano estuvo al cuidado del doctor Marco Gradi,
doctor de investigación en la Universidad de los Estudios de Roma La Sapienza. Traducción al español
de Luis Cárdenas Rodríguez, abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, responsable
del área civil de Gaceta Jurídica.
(**) Catedrática en la Universidad de Lisboa (UL).
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procedimiento civil portugués, José Alberto dos Reis, afirmó que era pre-
ferible tener una jurisprudencia constante, aunque errada, antes que una
jurisprudencia oscilante incapaz de brindar certeza sobre la interpretación
de las normas jurídicas.
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PAULA COSTA E SILVA
III.
LA DECLARATORIA DE INCONSTITUCIONALIDAD DE
LOS ASSENTOS
Después de la reintroducción de los assentos, sin embargo, se comen-
zó a plantear el problema de su legitimidad constitucional.
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UNIFORMIZACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA EN EL DERECHO PORTUGUÉS
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PAULA COSTA E SILVA
(5) Así, OTERO, Paulo. Direito Constitucional Português. Vol. I, Identidade Constitucional, Coimbra,
2010, par. 7.7.III, p. 203.
(6) V. sobre el tema MIRANDA, Jorge; MEDEIROS, Rui. Constituição Portuguesa anotada. T. III, Artigos
202° a 296°, Coimbra, 2007, subartículo 281/3, n. XI.
(7) Sobre la amplitud objetiva del vínculo erga omnes, v. MEDEIROS, Rui. A decisão de inconstitucionali-
dade. Os autores, o conteúdo e os efeitos da decisão de inconstitucionalidade da lei. Lisboa, 1999, par.
35. El autor concluye afirmando que, no obstante el vínculo a la declaratoria de inconstitucionalidad de
la norma, los tribunales no están vinculados a los motivos de inconstitucionalidad. Haciendo un paralelo,
se descubre aquí una discusión simétrica a la que, desde siempre, se ha desarrollado en torno a los límites
objetivos de la cosa juzgada.
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UNIFORMIZACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA EN EL DERECHO PORTUGUÉS
(8) A propósito de esta anticipación del legislador ordinario, en vista de la probable declaratoria de
inconstitucionalidad erga omnes del artículo 2 del Código Civil, v., abiertamente, FREITAS, Lebre de;
MENDES, Ribeiro. Código de Processo Civil anotado. Vol. III, Artigos 676º a 943º, Coimbra, 2003,
subartículo 732-A, Nº 4.
(9) Utiliza esta expresión SOUSA, Teixeira de. “Sobre a constitucionalidade da conversão do valor dos as-
sentos. Apontamentos para uma discussão”. En: Revista da Ordem dos Advogados. Nº 56, 1996, p. 707
y ss.
(10) Una de las cuestiones resueltas por el legislador ordinario al momento de la abrogación del artículo 2 del
Código Civil y, por ende, al momento de la consagración de la prohibición de pronunciar nuevos assen-
tos, fue el valor atribuible a los assentos dictados y publicados antes del Decreto-Lei n. 329-A del 12 de
diciembre de 1995. El artículo 17 de este decreto ha previsto al respecto que los “assentos já proferidos
têm o valor dos acórdãos proferidos nos termos dos artigos 732º-A e 732º-B”. A los assentos les ha sido
atribuido así un valor equivalente al que el nuevo régimen ha reconocido a las decisiones de uniformiza-
ção de jurisprudência. Sobre la conformidad constitucional del citado artículo 17 se suscitó un debate en
la comunidad científica portuguesa: de un lado, CORDEIRO, Menezes. Ob. cit., p. 307 y ss., sostenía la
inconstitucionalidad de esta regla por razones formales, mientras, del otro, SOUSA, Teixeira de. Ob. cit.,
p. 707 y ss., concluía por la conformidad constitucional del precepto.
Nótese, sin embargo, que el legislador, con la norma contenida en el artículo 17 del Decreto-Lei n. 329-A
del 12 de diciembre de 1995 ha modificado, para el futuro, la eficacia de los assentos, manteniendo,
empero, intacta su eficacia para el pasado. Esto ha determinado una doble modificación de la competen-
cia del Supremo Tribunal de Justiça: de un lado, ha sustraído a la Corte Suprema el poder de pronunciar
decisiones con eficacia vinculante externa; del otro, ha consentido a la misma –a la par de los otros tribu-
nales sometidos a su jurisdicción– poder modificar, con mayor facilidad, la jurisprudencia anteriormente
fijada.
137
PAULA COSTA E SILVA
Por este motivo, haciendo propia, con algunas adaptaciones, una pro-
puesta de Castanheira Neves de 1983(11), el legislador modificó, en 1995,
el procedimiento de decisión del recurso de rivista en la Corte Suprema,
previendo la posibilidad de un juicio ampliado de este último.
(11) Cfr. el n. 2 de la Exposição de Motivos da Proposta de Lei nº 103/II, en Boletim do Ministério da Justiça,
n. 324, 1983, p. 168 y ss. Resaltan esta circunstancia FREITAS, Lebre de; MENDES, Ribeiro. Código de
Processo Civil anotado. Vol. III, Artigos 676º a 943º, cit., subartículo732-A, n. 5.
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UNIFORMIZACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA EN EL DERECHO PORTUGUÉS
recurso solamente puede ser juzgado cuando estén presentes al menos los
tres cuartos de los jueces en el ejercicio de las funciones.
(12) Considérese que esta era la filosofía inspiradora de la propuesta de ley n. 103/II, arriba referida, elabora-
da sobre la estela del pensamiento de Castanheira Neves.
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PAULA COSTA E SILVA
(13) Según MARTINEZ, Soares. Comentários à Constituição Portuguesa de 1976, Lisboa, 1978, subartículo
122, n. 2, los assentos valen como “normas interpretativas que vinculam os cidadãos e os tribunais”.
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UNIFORMIZACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA EN EL DERECHO PORTUGUÉS
a la Corte Suprema y a sus poderes: uno de los más importantes era pre-
cisamente, el de interpretar la ley e innovar el sistema jurídico a través de
la proliferación de los assentos.
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(14) V. supra, § 5.
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UNIFORMIZACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA EN EL DERECHO PORTUGUÉS
reforma de 2007, que ahora debe ser considerada y que permite además
aclarar la evolución del rol de la Corte Suprema.
Si es fácil decir que dos decisiones son conformes cuando hay una
coincidencia total entre la motivación y el dispositivo, mucho más difí-
cil es establecer si dos decisiones son conformes cuando, aun teniendo el
mismo dispositivo, difieren en la motivación. Y es igualmente difícil afir-
mar categóricamente si son conformes, por ejemplo, dos decisiones de
condena al pago en caso de divergencia sobre el quantum de la condena.
(15) Teixeira de Sousa, en muchas de sus intervenciones orales sucesivas a la entrata en vigor del Decreto-
Lei n. 303/2007, como demostración de que la regla introducida por el legislador no permitirá por sí
sola obtener el resultado esperado, ha afirmado que es preciso en realidad conjugar la doppia conforme
con la legitimación procesal general para la proposición de la impugnación a efectos de hacer así, por
ejemplo, que una simple diferencia cuantitativa entre las decisiones de primer y de segundo grado no
constituya presupuesto suficiente para la admisibilidad del recurso al Supremo Tribunal de Justiça. En
general, sobre la doppia conforme, v. GERALDES, Abrantes. Recursos em processo civil. Novo regime,
Almedina, Coimbra, 2007, subartículo 721, n. 4.
(16) V. Freitas, Lebre de. “Parecer da Ordem dos Advogados sobre o novo regime dos recursos”. En: Boletim
da Ordem dos Advogados. Nº 41, 2006.
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UNIFORMIZACIÓN DE LA JURISPRUDENCIA EN EL DERECHO PORTUGUÉS
De hecho, las partes han esperado una decisión conforme con la ju-
risprudencia uniformada. En consecuencia, sobre la base de esta jurispru-
dencia han configurado sus estrategias defensivas en el curso del proce-
dimiento. Si, en la fase de decisión del último grado de juicio, el juez
decide emitir una decisión que nunca estuvo prevista por las partes, los
sorprenderá con su pronunciamiento. La orientación que el Supremo Tri-
bunal imagina como posible es una orientación no discutida en cuanto no
previsible.
XIII. CONCLUSIONES
En conclusión, se podría, de un lado, afirmar que el sistema portu-
gués de uniformización de la jurisprudencia es muy complejo, que exis-
ten diversas vías para provocar la uniformidad de las decisiones judi-
ciales y que hay muchos sujetos legitimados a provocarla. Y se podría
además observar que las funciones que son aseguradas por el recurso de
uniformización ya pueden ser alcanzadas a través de la rivista ampliata.
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Sobre los poderes del juez de apelación
(*) Profesora de Derecho Procesal Civil en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universi-
dad de Lima.
(1) Cfr. mi “En la búsqueda de nuestro ‘modelo’ de apelación civil”. En: Revista de la Maestría en Derecho
Procesal de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Año 2, Nº 2, dic. 2008 (<http://pergamo.pucp.
edu.pe/derechoprocesal/files/derechoprocesal/La_apelacion_buscada_-_Eugenia_Ariano.pdf>), así como
en Revista del Instituto Panamericano de Derecho Procesal. Quispikay, Año 1, Nº 1, 2009, p. 47 y ss.
(2) Siguiendo una larga tradición que nos viene desde el derecho común medieval (el que a su vez se deriva
de la original apelación romana), nuestra apelación se debe interponer ante el propio órgano jurisdiccio-
nal que ha emitido la resolución que se pretende apelar. De allí que el procedimiento de apelación esté
notoriamente dividido en dos fases a llevarse ante dos distintos órganos judiciales: una fase preliminar
ante el juez a quo, a los efectos de su interposición y “calificación” por el juez; y, superada esta, la del
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EUGENIA ARIANO DEHO
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(5) A la extensión del efecto devolutivo respecto de la apelación de autos el artículo 370 del CPC dedica el
segundo párrafo, estableciendo que si objeto de apelación es un auto “la competencia del superior solo
alcanza a este y a su tramitación”. La disposición tiene un significado meramente negativo: si se apela
de un auto (interlocutorio o final) el “efecto devolutivo” se circunscribe a la cuestión incidental resuelta
por el juez a quo, y no a la controversia, o sea a las pretensiones planteadas por las partes. Así apelado
el auto que declara fundada una excepción, el ad quem podrá pronunciarse solo sobre la excepción. Si él
considera que la excepción es infundada, no podrá “retener la causa” y pronunciarse él sobre el fondo,
pues su “competencia” (o sea, su poder) se circunscribe solo al conocimiento de tal cuestión incidental.
(6) Ello puede producirse no solo en los casos de acumulación de pretensiones (en cualquiera de sus varian-
tes) sino también tratándose de una de pretensión (única) de cantidad (p. ej., la condena al pago de cierta
cantidad de dinero o a la entrega de determinada cantidad de bienes fungibles).
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EUGENIA ARIANO DEHO
(o sea del poder) para conocer y pronunciarse solo sobre aquello que fue
apelado. Lo demás, lo no apelado, está fuera de su competencia (o sea de
su poder)(7).
(7) A tal conclusión se podría llegar también a la luz del artículo 364 del CPC que establece que el recurren-
te, al apelar, puede tener el “propósito” de que la resolución impugnada sea revocada (o anulada) solo
“parcialmente”. Por tanto, a estar a la posibilidad de ese limitado “propósito” (de la revocación “par-
cial”) del apelante, el juez ad quem solo será investido de la competencia sobre esa parte o extremo de la
controversia (o cuestión) resuelta por el a quo que haya sido impugnada por el apelante.
(8) Una auténtica paradoja en un código tan declaradamente “publicístico” como se proclama que sea el
CPC de 1993 (lo evidencié en mi “Un Código de fin de siglo: el Código Procesal Civil peruano de
1993”. En: Problemas del proceso civil. Jurista, Lima, 2003, p. 8). No por nada en el ámbito del proceso
penal (el proceso “publicístico” por excelencia), conforme al texto original del artículo 300 del Código
de Procedimientos Penales de 1940, la Corte Suprema podía aumentar la pena incluso si solo el condena-
do había recurrido de la sentencia condenatoria. Será recién con la Ley Nº 27454 del 24/05/2001 (confir-
mada, luego, por el D. Leg. N° 959, del 17/08/2004) que se introduce la prohibición de la reformatio in
peius (permitiendo, sin embargo, una reforma in melius incluso si el condenado no recurrió).
(9) Señala Justiniano en su Constitución del año 530 d.c.: “(…) mandamos, que una vez que el apelante haya
comparecido en el juicio y expuesto las causas de su apelación, tenga facultad también su adversario,
si quisiese oponer algo a lo juzgado, estando presente, para hacerlo y para obtener el auxilio del juez;
mas si estuviere ausente, cumpla, sin embargo, el juez su cometido por su propia autoridad” (Cód., VII,
LXIII, 39).
154
SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(10) Sobre el principio justinianeo, cfr. LIEBMAN. Ob. cit, p. 480 y s., así como Id., “Arbitrarie limitazioni
all’impugnazione incidentale tardiva”. En: Rivista di diritto processuale, 1969, p. 576. Señala LORE-
TO. “Adhesión a la apelación (Contribución a la teoría de los recursos en materia civil)”. En: Boletín
mexicano de derecho comparado. Nº 24, 1975, p. 663 y s., que “la reforma justinianea estaba transida
del anhelo de alcanzar una justicia ecuménica, que desplazara la concepción individualista y pagana del
Principado y del Bajo Imperio. Más que preocuparse por los intereses aislados de las partes en el proceso
y por la certeza de sus respectivos derechos que se fijaron en la sentencia, el emperador se interesó por el
triunfo de la justicia y por la igualdad de las partes en la instancia de apelación, abandonando la posición
exclusivamente privatística del derecho anterior, en que el interés e impulso de los litigantes eran decisi-
vos para la conducta del juez. Elevó así el proceso a un plano superior de valores en el cual señorea una
concepción más amplia y generosa, afirmándose ya la definida orientación de su naturaleza publicística
puesta al servicio de fines objetivos”.
(11) Cfr. PADOA SCHIOPPA. Ricerche sull’appello nel diritto intermedio, I. Giuffré, Milano, 1967, p. 79,
así como LORETO. Ob. cit., p. 664.
(12) Cfr. PADOA SCHIOPPA. Ricerche sull’appello nel diritto intermedio, II. Giuffré, Milano, 1970, p. 170
y nota 178, así como p. 224 y ss., quien por cierto aclara que “la expresión ‘reformatio in peius’ es ajena
a la glosa, y podría quizá haber sido acuñada en correspondencia con la ‘reformatio in melius’ del dere-
cho canónico”.
155
EUGENIA ARIANO DEHO
agregando que:
Las diferencias entre los dos sistemas son notorias. Así en el siguien-
te ejemplo: demandado el pago de 100 más una suma por intereses lega-
les a partir de la constitución extrajudicial en mora, el juez a quo declara
fundada en parte la demanda condenando al demandado a pagar 90 más
intereses que corren desde la notificación de la demanda. El demandante
apela solo respecto del extremo referente al momento en que corren los
intereses. En el primer sistema la apelación transferiría al juez ad quem el
íntegro de la controversia, por lo que este no solo podría reformar la ape-
lada mejorando la posición del apelante (que se pague 100 y los intereses
desde la constitución en mora), sino reformarla empeorándola por com-
pleto (declarar infundada la demanda en todos sus extremos). En cam-
bio, en el segundo sistema lo único que pasaría a conocimiento del juez
(13) Manejo la edición facsimilar de la editada en Madrid en 1797, reimpresa por Lex Nova, Madrid, s/f.
(14) Cfr. LIEBMAN. Ob. cit., p. 480 y ss., así como Id., “Arbitrarie limitazioni all’impugnazione incidentale
tardiva”, cit., p. 577. Cfr., igualmente, LORETO. Ob. cit., p. 673 y ss.
156
SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
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EUGENIA ARIANO DEHO
(15) Digo “debería”, pues como se sabe el artículo 366 del CPC exige que la “fundamentación”, tenga tres
aspectos, a saber: a) la indicación de los errores de hecho o de derecho incurridos en la resolución; b) la
“naturaleza” del agravio; y c) la “sustentación” de la “pretensión impugnatoria”. El primero (como ya in-
dicado en mi “En la búsqueda de nuestro ‘modelo’ de apelación civil”. Ob. cit, en particular en la nota 49)
es absolutamente ajeno a la esencia de la apelación cual impugnación devolutivo-sustitutiva, en cuanto
con ella se pide un nuevo enjuiciamiento de la controversia y no una mera revisión crítica de la decisión
impugnada; el segundo está formulado de manera absurda pues el “agravio” (que es el perjuicio que
sufre la parte, por serle la decisión a impugnar en algún sentido desfavorable) no tiene “naturaleza”, sino
que es el presupuesto objetivo que le da al apelante interés para impugnar; el tercero es decididamente
incomprensible pues si “sustentar” es “defender o sostener determinada opinión” (cuarta acepción del
DRAE) y si al apelante se le exige una explícita crítica de la (motivación) de la resolución (sus “errores
de hecho y de derecho”) no se ve qué más debería “sustentar”. Lo que debió decir (y así debería enten-
derse) es que el apelante debe precisar el concreto objeto de su apelación, es decir, el extremo o parte de
la resolución que impugna (o sea, no consiente) y si “pretende” respecto de lo impugnado su revocación
o más bien su anulación, delimitando así el ámbito del conocimiento y decisión del juez ad quem.
(16) El CPC tiene oportunidades diferenciadas para la apelación “adhesiva” en razón del tipo de procedimien-
to seguido en la primera instancia. Así, conforme a lo establecido en el cuarto párrafo del artículo 373 del
CPC, en los procesos cuya primera instancia se haya llevado bajo las reglas del procedimiento “de cono-
cimiento” o “abreviado”, el apelado puede adherirse a la apelación de su contrario ante el juez ad quem
al momento de absolver el traslado de la apelación (es decir, dentro del plazo de diez días reconferido el
“traslado”). En cambio, tratándose de las sentencias emitidas en los procedimientos “sumarísmos” y en
los no contenciosos, estando a que se le aplican las reglas de la apelación de autos (artículos 558 y 756
del CPC), la adhesión se debe producir ante el propio juez a quo (inc. 1 del artículo 376 del CPC), dentro
de los tres días (se entiende) de notificado el concesorio de la apelación. Sobre estos “momentos”, cfr. las
indicaciones de LAMA MORE, “La adhesión a la apelación: autónoma o dependiente. Alcances de este
medio de impugnación”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 72, setiembre de 2004, p. 94 y ss.
158
SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(17) Sobre el probable origen de la (equívoca) expresión “adhesión”, cfr. LORETO. Ob. cit., p. 666 y ss.
Según los expresa AIKIN ARALUCE, El recurso de apelación en el derecho castellano, Reus, Madrid,
1982, p. 190, “[el] derecho del apelado a adherirse a la apelación de su contrario, para obtener a su vez
una modificación de los puntos de la sentencia que de alguna manera le resultasen gravosos, no aparece
recogido en ninguno de los textos históricos castellanos. Apareció y se desarrolló, sin embargo, en la
práctica procesal, probablemente por influencia de la literatura jurídica, desde la recepción del Derecho
Común, y fue finalmente recogida por primera vez en la Ley de Enjuiciamiento de 1855”. Nuestro pri-
mer código procesal republicano (el de Enjuiciamientos en Materia Civil de 1852) preveía la adhesión
en su artículo 1666 (“El colitigante tiene derecho de adherirse a la apelación, para que el superior en-
miende el auto ó sentencia, en la parte ó partes que le perjudiquen”). La disposición muy probablemente
se inspira en las tesis del Conde de la Cañada (expuestas en sus famosas Instituciones prácticas de los
juicios civiles así ordinarias como extraordinarias, Madrid, 1794) cual derecho del apelado a obtener
una modificación de la sentencia a su favor, independiente de la apelación principal y cuya actuación
no puede estar restringida por esta (sobre la concepción de la adhesión a la apelación del Conde de la
Cañada cfr. LORETO. Ob. cit., p. 671 y ss; así como AIKIN ARALUCE. Ob. cit., p. 194 y s.). El CPC
de 1912, más escuetamente, la preveía en su artículo 1091 (“El colitigante puede adherirse á la apela-
ción en primera instancia ó ante el superior mientras no se haya resuelto la alzada”). Cabe señalar que
nuestra apelación adhesiva (y la de todos los ordenamientos latinoamericanos) corresponde a la “impug-
nación incidental tardía” del artículo 334 del Codice di procedura civile italiano de 1940. En la Ley de
Enjuiciamiento Civil española del 2000 (LEC 2000) la “vieja” apelación adhesiva ha sido rebautizada
con el (anodino) nombre de “impugnación” (artículo 461).
(18) El último párrafo del artículo 373 del CPC indica que “el desistimiento de la apelación no afecta a la ad-
hesión”. Con ello se ha dotado de (una cierta) “autonomía” a la apelación adhesiva frente a la apelación
principal. Su ratio parecería ser la de evitar que el apelante principal frente a la adhesión del contrario,
se desista de su recurso solo para que ad quem no entre al análisis del extremo de la sentencia de primera
instancia que le era favorable. Sin embargo, surge la pregunta del qué ocurre si el juez ad quem declara
la nulidad del concesorio de la apelación (ex último párrafo del artículo 367 del CPC) por considerar que
se ha incumplido con los requisitos de admisibilidad (los insubsanables, p. ej., que se haya interpuesto
fuera de plazo, o por no subsanación oportuna de los subsanables) o de procedencia. Si bien el problema
159
EUGENIA ARIANO DEHO
no se pone tratándose de la apelación de las sentencias emitidas en los procesos cuya primera instancia
se haya desenvuelto bajo las reglas de los procesos de conocimiento o abreviados, por cuanto el control
sobre tales “requisitos” debería preceder al “traslado del escrito de apelación”, sí es relevante respecto de
la apelación de las sentencias emitidas en los “demás” procesos, en donde la adhesión debe producirse
ante el propio juez a quo (artículo 376 del CPC). Hay que tener presente que la “adhesión” es una apela-
ción extemporánea cuyo presupuesto habilitante es el válido planteamiento de la apelación en vía princi-
pal, por lo que predicar su total autonomía es un tanto exagerado. En tal sentido, si la apelación principal
es declarada inadmisible o improcedente por el juez ad quem, en mi concepto, tal declaración arrastra
también a la adhesión, con la consecuencia de que la sentencia de primera instancia, en su integridad,
quedará firme. Así se pronuncia LAMA MORE. Ob. cit., p. 93.
(19) La explicación tiene un corazón antiguo. La expresaba ya el Conde de la Cañada en 1794: “no puede
presuponerse que la parte que no apela de la sentencia en algún artículo que le perjudica, consiente en lo
juzgado. Por el contrario, debe entenderse que únicamente decide aceptar el perjuicio, a fin de conformar
“el espíritu de las leyes que desean brevedad y fenecimiento de los pleitos”. Al apelar su adversario,
su intención se ve frustrada y “no sería justo el que quedase engañada y expuesta a perder lo favorable
que había logrado en la sentencia y que no pudiese mejorarla” (así, en síntesis, AIKIN ARALUCE. Ob.
cit., p. 194). Tal es igualmente la explicación de Bigot de Préameneu expresada en la Exposición de
motivos del Código napoleónico de 1806: “Los plazos para la apelación han sido limitados para que
la suerte de aquel contra quien puede ser interpuesta no quede por mucho tiempo incierta. Esos plazos
fijados contra el apelante ya no pueden considerarse a su favor desde que al apelar, cuestiona lo decidi-
do. Desde ese momento el derecho recíproco de apelación es, para la parte apelada, durante este nuevo
combate judicial, solamente un derecho de legítima defensa. Esta defensa no podría impedírsele aunque,
a pesar de haber sido notificado, no formule cuestionamiento [protestation]. Es el propio apelante quien,
por el hecho de apelar, cambia la posición y el interés de su adversario. Por lo común, los respectivos
derechos de las partes han sido justamente equilibrados por vencimientos recíprocos. El apelado que
ha sido notificado sin formular cuestionamiento podría estar dispuesto a respetar la decisión de los pri-
meros jueces, pero cuando por la apelación se rompe el equilibrio, la justicia exige, para garantizarla,
que el apelado pueda emplear el mismo medio” (cit., en francés, por LIEBMAN. “Arbitrarie limitazioni
all’impugnazione incidentale tardiva”. Ob. cit., p. 577 y s. Agradezco a mi colega y amiga Luz Monge
por la ayuda en la traducción del pasaje de Bigot). Sobre el tema del interés para impugnar en vía inci-
dental tardía cfr., ampliamente, RASCIO. L’oggetto dell’appello civile. Jovene, Napoli, 1996, p. 156 y
ss., en donde se reseñan las diversas posiciones de la doctrina y jurisprudencia italiana sobre el angustio-
so tema.
160
SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
con la adhesión a la apelación del actor, extiende así el ámbito del co-
nocimiento del juez ad quem al quántum debido por capital, que de otra
forma no podría ya ser apreciado.
(20) Tal límite objetivo es el que ha agitado a la doctrina y jurisprudencia italiana por treinta años, es decir
desde que la Corte de Apelación de Nápoles con una sentencia de 1958 (cfr. en Rivista di diritto pro-
cessuale, 1958, p. 488 y ss.) declaró inadmisible una impugnación incidental tardía porque planteada
contra un extremo de la sentencia distinto de aquel contra el cual se había planteado la impugnación
principal. Tal posición restrictiva de la jurisprudencia, avalada por cierto sector de la doctrina, (comen-
zando por SATTA, para quien “la impugnación incidental encuentra su límite objetivo en la impugnación
principal. Este debe mantenerse en la órbita de la impugnación, y por tanto de las demandas del apelante.
Ello vale sobre todo para la impugnación incidental tardía, que no puede ser aprovechada para plantear
impugnaciones autónomas, no planteadas dentro del plazo”: así en Impugnazioni. En: Enciclopedia del
diritto, XX. Giuffré, Milano, 1970, p. 699) y rechazada por la mayoría (cfr. CARPI, “Note sui limiti di
applicazione dell’impugnazione incidentale tardiva”. En: Rivista trimestrale di diritto e procedura civile,
1966, p. 711 y ss., pero sobre todo por LIEBMAN. “Arbitrarie limitazioni all’impugnazione incidentale
tardiva”. Ob. cit., p. 576 para quien “las limitaciones que se quieren aportar a la aplicación del segundo
párrafo del artículo 334 son pues arbitrarias y son el fruto de la ilícita intromisión, en la interpretación
de la norma, de un preconcepto ajeno a la ley y a la tradición histórica que, en su agitado desarrollo, ha
concretamente modelado la figura de la impugnación incidental”), llegó a su término con la sentencia
Nº 4640 de las Secciones Unidas de la Corte de Casación de 1989 (sobre la cual cfr. GUARNIERI, “Le
S.U. abbattono il muro dei limiti oggettivi sulle impugnazioni incidentali tardive”. En: Rivista di diritto
processuale, 1991, p. 583 y ss.), en la cual, haciendo eco de los reclamos de la doctrina y de pronuncia-
mientos previos de las secciones simples de la Corte de Casación, reconoció la ausencia de tales límites.
Un cuadro de conjunto sobre la evolución jurisprudencial sobre el tema puede verse en GASBARRINI,
“Nuove tendenze in tema di limiti oggettivi dell’impugnazione incidentale tardiva”. En: Rivista trimes-
trale di diritto e procedura civile, 1991, p. 321 y ss., así como LATELLA, “L’impugnazione incidentale
tardiva”. En: Rivista di diritto processuale, 1994, p. 833 y ss.
(21) Así en la Cas. Nº 1066-Lima, del 08/08/2007, publicada en El Peruano, el 02/10/2007 y en Diálogo con
la Jurisprudencia, Nº 121, octubre 2008, p. 176 y ss. En el caso se había demandado la declaración de
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EUGENIA ARIANO DEHO
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
el deudor y uno de los acreedores solidarios, no surte efecto contra los demás codeudores o coacree-
dores, respectivamente.// Sin embargo, los otros acreedores pueden oponerla al acreedor, salvo que se
fundamente en las relaciones personales del deudor que litigó. A su turno, los demás acreedores pueden
hacerla valer contra el deudor, salvo las excepciones personales que este pueda oponer a cada uno de
ellos”). El tema de si la sentencia de apelación (de quedar firme) pueda aprovechar (nunca perjudicar)
a un acreedor o deudor solidario que fue parte en la primera instancia pero que no apeló merecería un
análisis profundo. Yo, prima facie, como indicado, propendo hacia la solución afirmativa. En el derecho
italiano, cuyo artículo 1306 del CC es idéntico a nuestro artículo 1193 del CC (rectius, el nuestro es
idéntico al de aquel), la tesis dominante es que la eficacia ultra partes de la sentencia firme favorable ob-
tenida por un codeudor solidario no sea invocable por otro codeudor que fue parte en primera instancia,
mas no apeló. Sobre el tema cfr. BALENA. “Cause scindibili e impugnazione incidentale tardiva”. En:
Il giusto processo civile. 2008, p. 436 y ss., especialmente p. 440 y ss. y nota 13. En el mismo supuesto,
la limitación subjetiva indicada en el texto, no se aplica al demandante que no haya apelado los extremos
desfavorables de la sentencia (o sea en la parte que absuelve a los otros demandados), pues la apelación
del deudor condenado, exponiendo al demandante (único) a la posibilidad de vencimiento total, le reacti-
va el interés de apelar por la vía de la adhesión la sentencia en los extremos desfavorables.
(25) Hay que recordar que tanto el Código de 1852 (artículos 1643-1644) como el de 1912 (artículo 1092)
expresamente preveían que en el caso de los que hoy llamamos (chiovendianamente) litisconsorcio
necesario (o sea, cuando hubieran “varias personas interesadas en el juicio sobre un derecho común”),
bastaba la apelación de una para que aprovechara a todo el “grupo”, con la única exigencia de que se
notificara a todos la existencia de la apelación (el CPC de 1912, agregó la adhesión). Tal disposición ha
desaparecido en el CPC de 1993 y para llegar a su solución hay que estar a las esencias de “comunidad
de suerte” propia de un litisconsorio necesario.
(26) Lo que digo en el texto es, lo admito, discutible. De hecho la gran mayoría de la doctrina estima que
en el caso de acumulación “eventual”, la desestimación de la pretensión planteada como principal y la
estimación de la subordinada, le da al demandante suficiente interés para impugnar. De ello se hace eco
MONTERO AROCA. La legitimación en el proceso civil. Bosch, Barcelona, 2007, p. 92, nota 166, para
quien “[en] el caso de que el actor realice en la demanda una acumulación subsidiaria de pretensiones
(llamada también eventual propia), conforme a la cual interpone varias pretensiones (contra el mismo o
contra varios demandados), pero no pide la estimación de todas ellas, sino solo contra una, si bien con-
forme a un orden de preferencia que especifica debe concluirse que la desestimación de la primera y la
estimación de la segunda o posteriores sí supone un gravamen”. La tesis podría admitirse, pero hay que
tener en cuenta que desde el momento que el actor plantea sus subordinadas para la eventualidad de que
la principal sea desestimada, él mismo está considerando que la estimación de estas le otorga una igual
(o similar) satisfacción a su interés sustancial. En tal sentido, es más razonable considerar que el interés
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EUGENIA ARIANO DEHO
para impugnar del extremo desestimado surja con ocasión de la impugnación de su contrario (en cuanto
existe el riesgo de vencimiento total).
(27) Sobre el tema (y problema) que se presenta cuando el juez a quo, en un proceso con acumulación “con-
dicional” de pretensiones, no se haya pronunciado sobre las condicionadas, por haber estimado (en la
acumulación subordinada) o desestimado (en la acumulación accesoria) la pretensión principal, regresaré
infra, n. 9.
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(28) Sobre la incongruencia “por defecto” y su configuración como vicio in procedendo, cfr. mi “Omisión de
pronunciamiento en la sentencia de apelación y casación con reenvío”. En: Problemas del proceso civil,
cit., p. 257 y ss.. V., además, mi “La nulidad de la sentencia por omisión de pronunciamiento: un viejo
vicio que se resiste a desaparecer”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 83, agosto 2005, p. 185 y ss.,
en donde retomo críticamente el tema.
(29) Ello ya estaba previsto bajo el nombre de “ampliación” en el inciso 2 del artículo 1628 del Código de
1852, que le permitía al juez, a pedido de parte, “ampliar” su fallo tanto si había omitido resolver algún
punto controvertido en juicio como si había incurrido en omisión en “la condenación en frutos ó costas”
(así artículo 1630). Hay que recordar que el juez –siempre a pedido de parte– también podía “modificar”
su fallo, si se había excedido “en la cantidad o en la cosa pedida” o si había incurrido en “exceso o
gravamen en el modo y tiempo de cumplir lo resuelto” (así artículo 1631). Por su lado, el inciso 9 del
artículo 1649 señalaba que era nula la sentencia “que resuelve sobre punto no demandado o no contro-
vertido entre las partes”. Ergo, en el Código de 1852 tanto la omisión de pronunciamiento como la ultra
petición se podían remediar ante el propio juez que había cometido el exceso o la omisión. En cambio, la
extrapetición sí era considerada un vicio que determinaba la nulidad de la sentencia y como tal tenía que
hacerse valer a través de la apelación ex artículo 1650 (“La parte contra quien se hubiese pronunciado
por un juez de primera instancia, una sentencia nula, puede apelar ante el superior y decir de nulidad en
el mismo pedimento”).
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EUGENIA ARIANO DEHO
Pero no solo ello, pues al modificar el texto del artículo 1087 esta-
bleció que el juez podía declarar de oficio (o a pedido de parte) la nulidad
solo en los supuestos de los incisos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 11, 12 y 13 del
artículo 1085 (es decir, ya no en los supuestos previstos en los incisos 9
y 10, o sea por extra-ultra petición y omisión de pronunciamiento), agre-
gando que “la nulidad fundada en otras causales (o sea las de los inci-
sos 9 y 10 del artículo 1085) solo [sería] admitida si se formula en la ins-
tancia respectiva y dentro de tercero día de conocida por la parte que la
deduce”.
(30) El fenómeno era realmente patológico pues cuando un ordenamiento permite a las partes remediar la
omisión de pronunciamiento ante el propio juez que emitió la resolución, la consecuencia debe ser que
de no formularse oportunamente la petición –como se dirá infra en el texto– lo omitido quede ya fuera de
la res in iudicium deducta y no el que la resolución sea considerada nula.
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
Así las cosas, en 1981, a través del D. Leg. Nº 127, los artículos 1086
y 1087 del viejo Código, fueron retocados. Pero esta vez se produce una
involución “pro-nulidad”, que se plasmó en el siguiente texto del último
párrafo del artículo 1086:
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EUGENIA ARIANO DEHO
La duda viene suscitada justamente por el artículo 370 del CPC que,
como ya fue indicado, señala que el juez ad quem “puede integrar la re-
solución apelada en la parte decisoria” solo “si la fundamentación apare-
ce en la parte considerativa”.
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(31) Eso es lo que sostuve (con mucha duda) en mi “Omisión de pronunciamiento en la sentencia de apela-
ción y casación con reenvío”, cit., p. 265, y, repensando, descarté en mi “La nulidad de la sentencia por
omisión de pronunciamiento: un viejo vicio que se resiste a desaparecer”, cit., p. 193 y ss.
(32) Tal fue la tesis –contra la opinión de su maestro Carnelutti– del último escrito de CRISTOFOLINI,
“Omissione di pronunzia”. En: Rivista di diritto processuale civile, 1938, I, p. 96 y ss.; ya durante la
vigencia del Código de 1940, la sostuvieron también CALVOSA, “Omissione di pronuncia e cosa giu-
dicata”. En: Rivista di diritto processuale, 1950, p. 225 y ss. y LASERRA, “Omissione parziale di pro-
nuncia”. En: Rivista di diritto processuale, 1960, p. 516 y ss. Sobre la omisión de pronunciamiento, más
recientemente, cfr. LASAGNO. “Premesse per uno studio sull’omissione di pronuncia”. En: Rivista di
diritto processuale, 1990, p. 449 y ss. así como RASCIO. Ob. cit., p. 166 y ss.
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(33) Por tanto, reitero lo que sostuve en mi “La nulidad de la sentencia por omisión de pronunciamiento: un
viejo vicio que se resiste a desaparecer”, cit., p. 194, en el sentido de que de no formularse el pedido
de integración el extremo omitido sale de la res in iudicium deducta, corrigiendo así lo que sostuve en
mi Omisión de pronunciamiento en la sentencia de apelación y casación con reenvío, cit., p. 255, en
donde consideré que el pedido de integración y la apelación eran dos vías concurrentes y alternativas
para remediar la omisión de pronunciamiento. Distinta es, por cierto, la solución del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación argentino, en cuyo artículo 278 se establece expresamente que “El tribu-
nal podrá decidir sobre los puntos omitidos en la sentencia de primera instancia, aunque no se hubiese
pedido aclaratoria, siempre que se solicitare el respectivo pronunciamiento al expresar agravios”. Ergo,
en el derecho argentino frente a la omisión de pronunciamiento concurren como remedios la aclarato-
ria (inc. 2 del artículo 166) y la apelación, sin que la no promoción de la primera produzca preclusión
alguna. En el derecho uruguayo existe una similar solución, en cuanto el artículo 257.3 de su Código
General del Proceso establece que “El Tribunal podrá decidir sobre puntos omitidos en la sentencia de
primera instancia, aunque no se hubieran deducido los recursos previstos por el artículo 244 [aclaración
y ampliación], siempre que en los agravios se solicitare el respectivo pronunciamiento”. Por su lado, la
LEC 2000 ha previsto expresamente la posibilidad de que, a pedido de parte (artículo 215.2) o de oficio
(artículo 215.3), el propio tribunal a quo complete la sentencia o auto que haya omitido pronunciamiento
sobre pretensiones oportunamente deducidas y sustanciadas en el proceso. Sobre el particular se lee en la
Exposición de Motivos de la LEC: “En el Capítulo relativo a las resoluciones judiciales, destacan como
innovaciones las relativas a su invariabilidad, aclaración y corrección. Se incrementa la seguridad jurídi-
ca al perfilar adecuadamente los casos en que estas dos últimas proceden y se introduce un instrumento
para subsanar rápidamente, de oficio o a instancia de parte, las manifiestas omisiones de pronunciamien-
to, completando las sentencias en que, por error, se hayan cometido tales omisiones. // La ley regula
este nuevo instituto con la precisión necesaria para que no se abuse de él y es de notar, por otra parte,
que el precepto sobre forma y contenido de las sentencias aumenta la exigencia de cuidado en la parte
dispositiva, disponiendo que en esta se hagan todos los pronunciamientos correspondientes a las preten-
siones de las partes sin permitir los pronunciamientos tácitos con frecuencia envueltos hasta ahora en los
fundamentos jurídicos. //De este modo, no será preciso forzar el mecanismo del denominado ‘recurso de
aclaración’ y podrán evitarse recursos ordinarios y extraordinarios fundados en incongruencia por omi-
sión de pronunciamiento. Es claro, y claro queda en la ley, que este instituto en nada ataca a la firmeza
que, en su caso, deba atribuirse a la sentencia incompleta. Porque, de un lado, los pronunciamientos ya
emitidos son, obviamente, firmes y, de otro, se prohíbe modificarlos, permitiendo solo añadir los que se
omitieron” (cursivas mías). Tanto en el ordenamiento alemán (§ 321 ZPO) como en el austriaco (§§ 423-
424 ZPO) existe un semejante procedimiento de integración (Ergänzung) ante el juez a quo. Por tanto, en
todos ellos (tal cual en nuestro Código de 1852, v. nota 29) la omisión de pronunciamiento se remedia
ante el propio juez a quo. En el derecho italiano, no existiendo un procedimiento de integración ante el a
quo, la omisión de pronunciamiento se remedia, si así lo pide la parte apelante, por el juez de apelación.
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(34) Cabe aclarar que es muy distinta la situación cuando la omisión de pronunciamiento se produce en la
sentencia de segunda instancia. En efecto, si bien no cabe duda de que el ad quem tal cual el juez a
quo, puede también incurrir en omisión de pronunciamiento, la consecuencias son distintas, pues sobre
el extremo omitido ya hay un juzgamiento (el del a quo). Hay que tener presente que la omisión de pro-
nunciamiento en la sentencia de apelación se presenta no solo cuando el ad quem no se pronuncia sobre
los todos extremos impugnados (ya sea con la apelación principal y/o con la adhesiva) de la sentencia
de primera instancia, sino también cuando no se pronuncia sobre las cuestiones resueltas por el a quo
mediante autos interlocutorios cuya apelación haya sido concedida “en la calidad de diferida” ex artículo
369 del CPC. En tales casos, a estar a lo dispuesto en el artículo 378 del CPC (“Contra las sentencias
de segunda instancia solo proceden el pedido de aclaración y corrección (…)”), cualquiera de las partes
podrá pedir ex segundo párrafo del artículo 407 del CPC que el juez ad quem “complete” (o “integre”)
los extremos faltos de fallo. Sin embargo, para las sentencias de apelación incompletas se presenta un
problema: ¿cuál será el plazo para pedir la integración? Tratándose de una sentencia emitida por Sala
Superior, en analogía con lo dispuesto en el quinto párrafo del artículo 172 del CPC, no debe haber duda:
el plazo para pedir la integración será el establecido para la interposición del recurso de casación. En
cambio, tratándose de sentencias expedidas por los Juzgados (de Paz Letrados o Especializados), el pe-
dido de “corrección-integración” debe poder ser formulado por las partes hasta en tanto el expediente no
sea devuelto al juez de origen (lo que según el artículo 383 del CPC debe ocurrir dentro de los diez días
de resuelta la apelación). Pero, ¿qué ocurrirá si ninguna de las partes formula el pedido de integración?
Nuevamente hay que distinguir entre dos situaciones: a) si la omisión atañe a lo que fue resuelto en un
auto interlocutorio apelado diferidamente o a un extremo de la sentencia; y b) si la sentencia ha sido
emitida por un Juzgado (de Paz Letrado o Especializado) o por una Sala Superior. Pues bien, respecto a
lo primero: si la omisión atañe a lo que fue resuelto por el a quo en un auto interlocutorio que fuera ape-
lado diferidamente, podemos tener la certeza de que tales cuestiones quedaron absorbidas por la decisión
de fondo (es lo que sostuve en mi Omisión de pronunciamiento en la sentencia de apelación y casación
con reenvío, cit., p. 267 y ss.). En cambio, si el no pronunciamiento se refiere a un extremo impugnado
de la sentencia de primera instancia, surge la duda de si podemos considerar que, tal cual como se ha
sostenido en el texto, tal extremo se deba considerar no juzgado o, más bien, lo correcto sea considerar
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(36) Quizá sea bueno aclarar la figura del artículo 104 del CPC. Ella se presenta cuando una de las partes ini-
ciales del proceso (por lo general, pero no solo, el demandado), en lugar de limitarse a hacer “denuncia
de la litis”, ex artículo 102 del CPC, plantea contra un tercero o una pretensión indemnizatoria “por el
daño o perjuicio que pudiera causarle el resultado de un proceso” o una pretensión de repetición de lo
que deberá “pagar en ejecución de sentencia”.
Estos terceros son “garantes” de una de las partes por cuanto de ser una de ellas vencida en juicio ten-
drán que o indemnizarle, o pagarle o devolverle (total o parcialmente) lo que aquella hubiera pagado. Tal
es caso típico del adquirente de un bien que se ve demandado en reivindicación por quien se dice verda-
dero propietario del bien, que de sufrir la evicción tendrá el derecho al “saneamiento” contra su enaje-
nante (v. artículo 1491 del CC); del fiador (simple o solidario) que se ve demandado en lugar del deudor
principal, que tiene derecho de repetición contra este (v. artículo 1890 del CC); del codeudor solidario
que de ser condenado a pagar al acreedor común, tendrá derecho de repetir lo que corresponda contra
sus codeudores (v. artículo 1203 del CC); del cesionario de un derecho que en caso de perder por inexis-
tencia o inexigibilidad del derecho que le fue cedido tendrá derecho a que de ello responda el cedente (v.
artículo 1212 del CC); pero también es el caso del asegurado que demandado directamente por el dañado
tendrá –según lo pactado en la póliza– derecho a ser indemnizado por su aseguradora conforme a los
términos de su contrato de seguro, etc.
En todos estos casos (que son típicas figuras de derecho sustancial de fuente legal o pacticia) enajenante,
deudor principal, codeudor solidario, cedente o aseguradora son “garantes” de la parte, en cuanto res-
ponden frente a esta en caso de vencimiento. De plantearse la pretensión de garantía, el pronunciamiento
sobre ella está bajo la “condición” de que la pretensión que la motivó sea estimada, es decir, que el
garantizado pierda. Sobre la llamada en garantía, cfr. la clásica monografía de CALAMANDREI. La
chiamata in garantia. Società Editrice Libraria, Milano, 1913.
(37) Señala LASAGNO. Ob. cit., p. 480 y s. (en crítica a lo sostenido por Consolo) que “el juez que se pro-
nunciara sobre el fondo de la demanda subordinada no cometería el error consistente en la no consi-
deración de un impedimento, sino el distinto y más grave error definible como ultrapetición; y el juez
que, tras haber estimado la demanda principal, declare expresamente de no poder entrar al fondo de la
demanda subordinada, lejos de manifestar un impedimento procesal auténtico, más bien manifiesta que
el thema decidendum planteado en la demanda subordinada no pertenece ya al proceso como objeto de
decisión, habiendo cesado ya el efecto jurídico propio de la demanda misma”.
(38) No incluyo dentro de la “categoría” de la acumulación “condicionada” de pretensiones, la llamada “acu-
mulación alternativa”, la que tal como viene concebida por el artículo 87 del CPC es, para mí, un imposi-
ble jurídico. Sobre la acumulación alternativa cfr. el clásico ensayo de TARZIA. “Appunti sulle domande
alternative”. En: Rivista di diritto processuale, 1964, p. 253 y ss.
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(39) E. RICCI. “Doppio grado di giurisdizione (principio del). I Diritto processuale civile”. En: Enciclopedia
giuridica. XII, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma, 1989, p. 6, considera que la posibilidad de que
el juez de apelación se pueda pronunciar sobre la subordinada (siempre que replanteada por el apelante)
pese a que el a quo no se pronunció sobre ella (por haber quedado absorbida con el pronunciamiento
sobre la principal), constituye –junto con la demanda no decidida por omisión de pronunciamiento o no
decidida por el fondo por errónea afirmación de un impedimento procesal– una vistosa manifestación de
la tendencia a la superación del modelo del doble grado (entendido este como doble pronunciamiento
sobre lo mismo). No está de más decir que Edoardo Ricci es uno de los autores italianos más críticos del
instituto de la apelación.
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(40) Hay que tener presente que cuando existe una acumulación condicional de pretensiones (subordinada,
accesoria o de garantía) cada pretensión tiene su propio petitum, su propia causa petendi y, muy proba-
blemente, sus propias pruebas, y sobre todo ello debe girar la primera instancia del proceso. En efecto,
así como el demandante tiene la carga de fundamentar en su demanda todas las pretensiones y ofrecer
sus respectivas pruebas, el demandado tiene, a su vez, la carga, de “pronunciarse sobre cada uno de los
hechos expuestos en la demanda” (inc. 2 del artículo 442 del CPC), inclusive sobre aquellos que configu-
ran la causa petendi de una subordinada o una accesoria, pues caso contrario su silencio, respuesta evasi-
va o negativa genérica podrían ser apreciados por el juez como reconocimiento de verdad de los hechos
alegados (inc. y artículo cit.) y alegar, si así lo estima, todos los hechos impeditivos, modificativos o
extintivos respecto de la causa petendi de cada pretensión (artículo 442, inc. 4 del CPC). Lo mismo ocu-
rre con las pruebas: todas las pruebas relativas a los hechos constitutivos del derecho (o sea a la causa
petendi) o a los hechos impeditivos, modificativos o extintivos (o sea a la causa excipiendi) alegados res-
pectivamente por demandante o demandado en relación a cada una de las pretensiones serán admitidas
por el juez (obviamente si pertinentes y lícitas, artículo 190 del CPC), sea como fueren que hayan sido
planteadas las mismas (es decir, en relación de principal/subordinada; principal/accesoria, etc.). Y lo pro-
pio debe ocurrir en el caso del planteamiento de una pretensión de garantía, que como dicho en la nota
36, normalmente viene planteada por el demandado contra su “garante”. Tal como lo señala MONTERO
AROCA. El nuevo proceso civil. Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, p. 203, “[d]ebe tenerse en cuenta que
[la unidad de procedimiento] no puede significar que las pretensiones acumuladas pierdan su individua-
lidad, sino que se trata de la utilización de los trámites procesales con un doble contenido. Por ejemplo,
llegada la hora de contestar a la demanda el demandado tendrá que tener en cuenta que en realidad debe
resistir a más de una pretensión por lo que, en el mismo escrito, deberá dejar claro que primero responde
a una pretensión y después otra. En ese mismo orden de cosas es conveniente la distinción cuando se
trata de proponer prueba o de concluir”.
(41) Naturalmente, está en el interés del apelante el fundamentar adecuadamente todas sus pretensiones y
pedir un pronunciamiento bajo la misma condición.
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EUGENIA ARIANO DEHO
(42) Tal cual lo que ocurre cuando el juez de apelación, conforme lo permite (con todas sus limitaciones) el
artículo 374 del CPC, admite las pruebas ofrecidas en el escrito de apelación o de su absolución. Tales
pruebas se refieren, por lo general, a “hechos nuevos” y respecto de ellos el juez ad quem será el único
que los conocerá. Sobre la relevancia del artículo 374 del CPC, a los efectos de ubicar nuestro “modelo”
de apelación, cfr. mi En la búsqueda de nuestro “modelo” de apelación civil. Ob. cit., en particular la
nota 39.
(43) Quizá convenga aclarar el significado de “absolución de la instancia”, pues la palabra “absolución” en
castellano tiene varios significados de los que da cuenta el propio DRAE. Es así que encontramos: a) la
absolución “de la demanda”: “Terminación del pleito enteramente favorable al demandado”; y, b) abso-
lución “en la instancia”: “Pronunciamiento realizado en la sentencia cuando un juez o un tribunal acoge
una excepción procesal y se abstiene de resolver el fondo”. Es decir, en el primer caso, la sentencia
“absolutoria” a secas, hace referencia a un pronunciamiento de fondo favorable al demandado (id est,
se declara infundada la demanda); en el segundo, estamos ante un “no pronunciamiento”, es decir, un
pronunciamiento de que no puede haber pronunciamiento de fondo (en nuestra terminología, declarar
improcedente la demanda). A este último supuesto se le suele también llamar “sentencia inhibitoria” (en
cuanto el juez se “inhibe” –o sea, se abstiene– de pronunciarse sobre el fondo). Pero además el DRAE da
un significado ad hoc para la “absolución de posiciones”: “En la prueba de confesión o interrogatorio de
las partes, acto de responder el litigante bajo juramento o promesa a las preguntas de la otra parte”, en
donde la palabra “absolución” resulta sinónima de “contestación” o respuesta. El CPC de 1993 la emplea
varias veces en este sentido, es decir para hacer referencia a la respuesta (o la toma de posición) de una
parte frente a una instancia de la otra (v. artículos 301, 373, 374, 471, 690-E y 809 del CPC).
(44) Si diéramos una cabal lectura tanto del artículo 465 como del artículo 121, tercer párrafo in fine, CPC los
supuestos en los que el juez podría (legítimamente) pronunciar una sentencia meramente absolutoria de
instancia deberían ser auténticamente “excepcionales”. Sin embargo, la praxis cotidiana demuestra que
tales sentencias son todo lo contrario que una “excepción”. Cfr., sobre el tema, mi “Sobre el ‘inagotable’
poder del juez de pronunciarse sobre la (llamada) ‘validez de la relación jurídico procesal’”. En: Diálogo
con la Jurisprudencia. N° 90, marzo de 2006, p. 163 y ss.
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
(45) El artículo 382 del CPC claramente se “inspira” en el primer párrafo de artículo 253 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación argentino de 1968 que establece: “El recurso de apelación comprende el
de nulidad por defectos de la sentencia”. Sin embargo, lo que “omitió” el legislador nacional es el segun-
do párrafo del artículo 253 del Código argentino que establece: “Si el procedimiento estuviera ajustado
a derecho y el tribunal de alzada declarase la nulidad de la sentencia por cualquier otra causa, resolverá
también sobre el fondo del litigio”. Como se puede apreciar, el legislador argentino optó por atribuirle
al juez de apelación el poder de pronunciarse sobre el fondo, incluso cuando la sentencia (per se) fuera
nula (y así se declarara), evitándose así la remisión de la causa al primer juez, salvo en aquellos casos
en los que los que el procedimiento seguido en primera instancia estuviera viciado (sobre la solución
uruguaya v. nota 53). La LEC 2000, a su vez, establece en su artículo 465.2, inequívocamente, que “Si
la infracción procesal alegada se hubiera cometido al dictar sentencia en la primera instancia, el tribunal
de apelación, tras revocar la sentencia apelada, resolverá sobre la cuestión o cuestiones que fueran objeto
del proceso”. Una solución semejante (solo semejante) existe en nuestro procedimiento administrativo.
Es así que el artículo 217.2 de la Ley Nº 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, estable-
ce que “Constatada la existencia de nulidad, la autoridad además de la declaración de nulidad, resolverá
sobre el fondo del asunto, de contarse con los elementos suficientes para ello. Cuando no sea posible
pronunciarse sobre el fondo del asunto, se dispondrá la reposición del procedimiento al momento en
que el vicio se produjo”. Sería bueno que alguna vez contáramos para nuestro proceso civil con una
disposición como la que rige en el ámbito del procedimiento administrativo en donde se ha entendido (a
nivel normativo, no sabría si a nivel operativo) lo que significa el principio de la instrumentalidad de las
formas, es decir, que son medio y no fin en sí mismas. Sobre el tema de la instrumentalidad de las formas
en el ámbito administrativo, cfr., por todos, GARCÍA DE ENTERRÍA-FERNÁNDEZ. Curso de Derecho
Administrativo, I. Civitas, Madrid, 1999, p. 630 y ss.
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(46) La LEC 2000, en su artículo 227.II ha previsto expresamente que el tribunal no podrá, “con ocasión de
un recurso, decretar de oficio una nulidad de actuaciones que no haya sido solicitada en dicho recurso,
salvo que aprecie falta de jurisdicción o competencia objetiva o funcional o se hubiera producido violen-
cia o intimidación que afectare a ese tribunal”. Sobre la apelación fundada en vicios procesales, v. infra
n. 13.
(47) La solución es, sin duda excesiva, porque, a lo más la incompetencia del juez debería dar lugar a la remi-
sión de la causa al juez competente, tal como estaba previsto en el texto original del artículo 35 del CPC.
Sobre el tema cfr. mi “Cambiando todo para que nada cambie: la Ley N° 28544 y la ‘nueva’ disciplina de
la ‘contienda’ de competencia”. En: Actualidad Jurídica, N° 139, junio de 2005, p. 65 y ss.
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SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
Fuera de estos casos, me parece que no pueda ser posible que el juez
ad quem pueda oficiosamente emitir una resolución meramente rescin-
dente y deberá (por deber funcional) emitir la correspondiente resolución
sustitutiva de la apelada.
Sin embargo, los jueces de apelación suelen ignorar la (por cierto ar-
cana) limitación puesta por el artículo 382 del CPC, por lo que fundándo-
se en el último párrafo del artículo 176 del CPC (que permite declarar de
oficio solo las “nulidades insubsanables”) no es nada raro que anulen de
oficio la resolución apelada (por los más disparatados motivos, p. ej., el
de “insuficiente” motivación(48) o el de no haber dispuesto pruebas de ofi-
cio ex artículo 194 del CPC(49)), reponiendo el proceso ante el juez a quo,
con todo lo que ello puede significar en términos de duración del pro-
ceso y de (solapada) renuncia de los jueces de apelación a ejercer a ple-
nitud los poderes inherentes a su condición de ser jueces de (segunda)
instancia.
(48) Para unos casos concretos cfr., mi “Motivación de las resoluciones, ‘error de logicidad’ y recurso de
casación”. En: Diálogo con la Jurisprudencia, N° 60, setiembre de 2003, pp. 119 y ss., así como mi
“Reenvío ‘excepcional’ al primer juez y cosa juzgada sobre la legitimación pasiva”. En: Diálogo con la
Jurisprudencia. N° 67, abril de 2004, p. 109 y ss.
(49) El supuesto es más que recurrente, casi al nivel del escándalo. No por nada la nueva Ley Procesal de
Trabajo, Ley Nº 29497, en su artículo 22, establece que la omisión en el ejercicio de la “facultad” de dis-
poner pruebas de oficio “no acarrea la nulidad de la sentencia”. Sobre el tema cfr., mi “Las preclusiones
probatorias en el proceso civil peruano ‘publicizado’”. En: DE LA OLIVA SANTOS/ PALOMO VÉLEZ
(Coord.). Proceso civil. Hacia una nueva Justicia Civil. Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2007,
pp. 621 y ss.
179
EUGENIA ARIANO DEHO
En efecto, el artículo 176 del CPC, tras establecer que “el pedido de
nulidad se formula en la primera oportunidad que el perjudicado tuvie-
ra para hacerlo, antes de la sentencia”, precisa que una vez sentenciado el
proceso en primera instancia, la nulidad “solo puede ser alegada expresa-
mente en el escrito sustentatorio del recurso de apelación”. Lo interesante
es que en estos casos “la Sala Civil (rectius, en general, el juez ad quem)
resolverá oyendo a la otra parte en auto de especial pronunciamiento o al
momento de absolver el grado”, que es como decir que el pedido de nuli-
dad se acumula, como incidente previo, a la apelación en estricto(52).
(50) Sobre la querela nullitatis del derecho intermedio italiano cfr. mi “En la búsqueda de nuestro “modelo”
de apelación civil”. Ob. cit, y la bibliografía allí citada.
(51) Lo evidencié en la nota 37 del trabajo citado en la nota anterior.
(52) Tal cual en la evolución de la querela nullitatis del derecho intermedio italiano, en el derecho histórico
español y lo es aún en el derecho canónico: v. mi “En la búsqueda de nuestro ‘modelo’ de apelación
civil”. Ob. cit, especialmente la nota 31.
180
SOBRE LOS PODERES DEL JUEZ DE APELACIÓN
Naturalmente, lo que nos falta es una clara disposición del qué hacer
cuando el ad quem estime la existencia de la nulidad, con la consecuencia
de que, en la praxis, la solución, en la generalidad de los casos, no con-
siste en la subsanación del vicio ante el propio juez ad quem (solución
que sería la ideal y que creo que no ande en el “recetario” de ningún juez
de apelación)(54), sino en la reposición del proceso al estado en que se co-
metió el “vicio” (o sea la remisión de la causa a su, en teoría ya superada,
primera instancia), provocándose así ese patológico fenómeno en el que
el proceso, en lugar de avanzar hacia su fin, retrocede, eternizándose así
la solución final de la controversia, que es nuestro gran tema pendiente y
al cual, sin duda, hay que ponerle una solución.
(53) El Código General del Proceso uruguayo de 1988 adopta, un tanto más claramente, este (viejo) modelo
(que es además el que rige aún en Austria, v. nota 13 de mi “En la búsqueda de nuestro ‘modelo’ de
apelación civil. Ob. cit.). Es así que el artículo 257.4 del Código General del Proceso establece que:
“El tribunal, al pronunciarse sobre el recurso de apelación, debe examinar en forma previa, si el escrito
introductivo del recurso no ha hecho valer la nulidad de la sentencia o de los actos de la primera instan-
cia procediendo, en su caso, conforme a lo dispuesto en la Sección VII, Capítulo I del Título VI de este
Libro”. A su vez en el artículo 116 del mismo Código se establece que “El tribunal de segunda instancia
que debe pronunciarse sobre un recurso de apelación deberá observar si se ha hecho valer en el escrito,
interponiendo el recurso, la nulidad de la sentencia o de actos de la primera instancia o si se hubiera
incurrido en los mismos en alguna nulidad insanable.// En caso de que así fuera, examinará en el fallo,
previamente, la nulidad y solo en caso de rechazarla se pronunciará sobre los agravios de la apelación. Si
admitiere la reclamación y la declaración de nulidad hiciere imposible el aprovechamiento de los actos
procesales posteriores, se dispondrá el reenvío del proceso al estado en que se hallaba en el momento de
causarse la nulidad”.
(54) En rigor, a estar a los principios que rigen a las nulidades procesales, un proceso nunca debería retroce-
der a fases ya superadas, en cuanto cualquier “vicio” que se hubiera producido en ellas o debería con-
siderarse subsanado (por convalidación ex artículo 172 del CPC) o debería remediarse “conservando”
todos los actos que no resulten arrastrados por aquel (artículo 173 del CPC). Y cuando la “fase” en cues-
tión es toda la primera instancia del proceso, una cabal aplicación de estos principios nos deberían llevar
a considerar que sus vicios procesales deban remediarse en la segunda instancia, sin que nunca se deba
retrotraer a la primera. Tal ha sido la expresa solución, al menos en línea de tendencia, de la LEC 2000,
en cuyo segundo párrafo de su artículo 465.3 ha dispuesto que “No se declarará la nulidad de actuacio-
nes, si el vicio o defecto procesal pudiere ser subsanado en la segunda instancia, para lo que el tribunal
concederá un plazo no superior a diez días, salvo que el vicio se pusiera de manifiesto en la vista y fuere
subsanado en el acto. Producida la subsanación y, en su caso, oídas las partes y practicada la prueba
admisible, el tribunal de apelación dictará sentencia sobre la cuestión o cuestiones objeto del pleito”.
La reposición por parte del tribunal de apelación “al estado en que se hallasen [las actuaciones] cuando
la infracción se cometió” ha quedado, conforme a lo dispuesto en el primer párrafo del artículo 465.3
LEC 2000 solo para la hipótesis de “nulidad radical de las actuaciones o parte de ellas”. Sobre el tema
cfr. MONTERO AROCA. “El recurso de apelación”. En: Proceso (civil y penal) y Garantía. El proceso
como garantía de libertad y de responsabilidad. Tirant lo Blanch, Valencia, p. 316 y s., quien señala que
en la LEC 2000 “es manifiesto el intento de evitar declaraciones de nulidad por el tribunal ad quem”.
181
EUGENIA ARIANO DEHO
182
Oralidad y control de las pruebas
personales en segunda instancia
Hacia la búsqueda del necesario equilibrio
I. OBJETO DE ESTUDIO
Desde hace poco tiempo se está consolidando en España una doctri-
na judicial de las Audiencias Provinciales –entre la que se incluye alguna
sección de la Audiencia de Barcelona(1)– en función de la cual el recurso
de apelación no puede ser un instrumento para desvirtuar la valoración
judicial de la prueba personal practicada en primera instancia, pues ello
supondría vulnerar el principio de inmediación.
(*) Catedrático de Derecho Procesal; Director del Departamento de Derecho Procesal de la Universidad Ro-
vira i Virgili (España), del cual es el director de su Programa de Doctorado en Derecho. Miembro de
Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal y de la International Association of Procedural Law.
(1) Así, por ejemplo, vid. la SAP de Barcelona –sección 13ª– de 10 de noviembre de 2006 (número de re-
curso 851/2005, Ponente Dña. Isabel Carriedo Mompin); la SAP de Barcelona –sección 11– de 27 de
octubre de 2006 (número de recurso 632/2006, Ponente D. Francisco Herrando Millán); o la SAP de
Barcelona –sección 11ª– de 10 de abril de 2006 (número de recurso 445/2005, Ponente D. José Antonio
Ballester Llopis).
183
JOAN PICÓ I JUNOY
184
ORALIDAD Y CONTROL DE LAS PRUEBAS PERSONALES EN SEGUNDA INSTANCIA
(2) De igual modo, CALDERÓN CUADRADO, P. “El proceso civil y su estructuración en dos instancias.
Problemática que plantea”. En: Libro Homenaje al Profesor Dr. D. Eduardo Font Serra. T. I, Ministerio
de Justicia, Madrid, 2004, p. 831; y PÉREZ ASENJO, A.I. “La valoración de la prueba en segunda ins-
tancia”. En: Aspectos problemáticos en la valoración de la prueba civil, coords. X. Abel y J. Picó, edit.
Bosch editor, Barcelona, 2008, p. 150. Y en este sentido, también se pronuncia la SAP de Lugo –Sección
1ª– de 3 de mayo de 2006 (JUR 2006\199011) que destaca la nulidad de la sentencia por haber sido dic-
tada por un juez distinto al que celebró el acto del juicio.
(3) Si bien es justo reconocer que dicha doctrina ya había sido formulada en el voto particular del magistra-
do D. Enrique Ruiz Vadillo –al que se adhirió D. Manuel Jiménez de Parga– en la STC 172/1997, de 14
de octubre.
(4) Para el estudio de la aplicación de esta doctrina del Tribunal Constitucional al ámbito del recurso de
apelación civil me remito al interesante trabajo de CALDERÓN CUADRADO, P. Ob. cit., pp. 847-852.
185
JOAN PICÓ I JUNOY
(5) Esta doctrina se mantiene en la actualidad: así, vid. la reciente STC 16/2009, de 26 de enero.
(6) FAIRÉN GUILLÉN, V. El razonamiento de los tribunales de apelación. Edit. Centro de Estudios Ramón
Areces, Madrid, 1990, p. 31.
(7) Sin ánimo de extendernos en este punto, porque excedería los límites del trabajo, somos conscientes de
que la segunda instancia española tradicionalmente también ha permitido, si bien con carácter excepcio-
nal, la formulación de nuevos hechos y la práctica de nuevas pruebas, lo que le aparta, en cierta medida,
del modelo de revisio prioris instantiae para acercarlo al del novum iudicium.
(8) CHIOVENDA, G. Instituciones de Derecho Procesal Civil. Vol. III, traducción de E. Gómez Orbaneja,
1ª edición, editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1940, p. 382.
186
ORALIDAD Y CONTROL DE LAS PRUEBAS PERSONALES EN SEGUNDA INSTANCIA
(9) De igual modo, vid, sus sentencias 272/1994, de 17 de octubre; o 194/1990, de 29 de noviembre, entre
otras muchas.
(10) Número de recurso 999/2005, Ponente D. Francisco Herrando Millán.
187
JOAN PICÓ I JUNOY
(11) Curiosamente, en esta sentencia existe una total e injustificada falta de motivación judicial sobre las ra-
zones por las cuales el tribunal entiende que no existe error en el juicio de valor efectuado por el juez de
instancia, y en menos de media página resuelve (“despacha”) el recurso.
(12) Número de recurso 315/2006, Ponente D. Rafael Cáncer Loma.
188
ORALIDAD Y CONTROL DE LAS PRUEBAS PERSONALES EN SEGUNDA INSTANCIA
(13) Y al margen de las sentencias ya citadas, en esta misma línea, vid. también la SAP de Salamanca
–sección 1ª– de 18 de setiembre de 2006 (número de recurso 148/2006, Ponente: José Ramón González
Clavijo).
(14) MONTERO AROCA, J. y FLORS MATÍES, J. Tratado de recursos en el proceso civil, edit. Tirant lo
Blanch, Valencia, 2005, p. 287; e igualmente, MONTERO AROCA, J. La prueba en el proceso civil. 5ª
edic., Civitas, Cizur Menor, 2007, pp. 634 a 637.
(15) Adjetivos empleados respectivamente por CALDERÓN CUADRADO, P. Ob. cit., p. 809; y PAS-
CUAL SERRATS, R. El recurso de apelación civil (Facultades de las partes y poderes del tribunal “ad
quem”). Tirant lo Blanch, Valencia, 2001, p. 360.
189
JOAN PICÓ I JUNOY
(16) Y respecto al mismo se han alzado fundadas reflexiones que someten a crítica dicha jurisprudencia en
la medida en que la imposibilidad de controlar el resultado de la inmediación puede convertirse “en una
suerte de blindaje del juicio, de coartada o vía de escape del deber de motivar (…) (lo que conduce) a la
consagración de un subjetivismo infiscalizable que se traduce en puro decisionismo” (ANDRÉS IBÁ-
ÑEZ, P., “Sobre el valor de la inmediación (una aproximación crítica)”. En: Jueces para la Democracia,
núm. 46, 2003, pp. 59 y 61); “en un cheque en blanco para motivar menos” (IGARTUA SALAVERRIA,
J. “El nombre de la ‘inmediación’ en vano”. En: La Ley, 2003. T. 2, p. 1729); lo que fomenta “el arbitrio
de los juzgados de lo penal” (GIMENO SENDRA, V. “La inmediación en la 2ª Instancia y las sentencias
arbitrarias de la primera”. En: La Ley, núm. 6876, 5 de febrero de 2008, p. 2).
(17) Como, por ejemplo, dar menor o mayor credibilidad a la declaración testifical al estimar o desestimar la
tacha del testigo interrogado.
190
ORALIDAD Y CONTROL DE LAS PRUEBAS PERSONALES EN SEGUNDA INSTANCIA
(18) Al faltar la percepción original inmediata es posible que algunos aspectos del lenguaje corporal se limi-
ten en cierta medida, como también es cierto que al tribunal no le será posible formular aclaraciones al
declarante. Sin embargo, otros aspectos de su lenguaje sí podrán controlarse: la inseguridad, titubeo o
nerviosismo en las respuestas, el tono de voz, la firmeza y rapidez en las contestaciones, la mímica, los
silencios, las rectificaciones o respuestas evasivas, la capacidad explicativa, etc. En este sentido, vid.
GÓMEZ MARTÍNEZ, C. “La grabación del sonido y de la imagen en los juicios civiles. Del juez lector
al juez espectador”. En: Jueces para la Democracia, núm. 48, 2003, p. 87; y JORGE BARREIRO, A.
“Las sentencias absolutorias y los límites del control del razonamiento probatorio en apelación y casa-
ción (STC 167/2002)”. En: Jueces para la Democracia. Nº 48, 2003, p. 79.
(19) Cuestión distinta es determinar cuándo y cómo los magistrados de la sección civil de la Audiencia Pro-
vincial pueden efectuar el visionado del CD o DVD. En principio, no debe haber problema alguno para
que el ponente pueda convocar al resto de magistrados integrantes de la sección para realizar dicho visio-
nado en cualquier momento de la resolución del recurso de apelación. Al respecto, vid. GARCÍA PARE-
DES, A. “Un nuevo recurso de apelación”. En: La Ley, núm. 6952, 23 de mayo de 2008, p. 2.
(20) En la misma línea, PÉREZ ASENJO destaca que: “Resulta indudable que el contacto directo con las
partes y las pruebas personales producen una serie de inconscientes sensaciones, pero entiendo que esas,
como las que se inducen de la valoración conjunta de la prueba, las reglas de la experiencia y todo aque-
llo que nos permite crear nuestro convencimiento sobre cómo han sucedido unos hechos, deben quedar
perfectamente reflejados en la valoración que de la prueba se haga en la sentencia. De esa forma se per-
mite que en apelación se haga un juicio crítico sobre la misma que junto con el visionado de las pruebas
permita discrepar o no de aquella valoración mediante unas explicaciones concretas al caso, fundamenta-
das y ajustadas perfectamente a una racionalidad que se entiende inherente tanto al juzgado de instancia
como al de apelación” (ob. cit., p. 155).
(21) Este razonamiento lo encontramos en ANDRÉS IBÁÑEZ, P. Ob. cit., p. 66; y GIMENO SENDRA, V.
Ob. cit., p. 2. Y, de igual modo, PÉREZ ASENJO destaca que “respecto de la revisión del material fácti-
co entiendo que se produce una desnaturalización del derecho al recurso, como segunda instancia de re-
visión íntegra del primer fallo, si negamos el control fáctico de lo discutido” (ob. cit., p. 158); y HERRE-
RA ABIÁN considera que la imposibilidad de revisar la valoración de la prueba en segunda instancia
para proteger la inmediación “provoca(n) un comportamiento contra legem que desnaturaliza la segunda
instancia civil (…) (esta tesis) es exagerada y poco acorde con los principios que informan la apela-
ción y configuran su alcance” (La inmediación como garantía procesal. Edit. Comares, Granada, 2006,
pp. 67 y 68).
(22) Este constituye el motivo básico de la introducción de los modernos medios de reproducción del sonido
y la imagen (otra razón es la de asegurar un mecanismo de prueba para verificar la nulidad de actuacio-
nes del artículo 137.3 LEC, esto es, la que se deriva de la ausencia de la debida presencia judicial en
191
JOAN PICÓ I JUNOY
tales actos, acabando así con la dinámica adquirida durante muchos decenios de “corruptela procesal”
consistente en dar por inmediato actuaciones realizadas en ausencia del juez).
(23) Como destaca la SAP de Salamanca de 27 de junio de 2006, f.j. 3º (LA LEY 175146/2006).
(24) Por todo ello, entendemos que debe seguir vigente la clásica jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo
según la cual “el tribunal de apelación no está en modo alguno sujeto a las apreciaciones del juez de pri-
mer grado y puede según su libre y prudente arbitrio apreciar las pruebas como considere que en justicia
procede, y en tal sentido puede desde luego apoyarse en una prueba que le merezca mayor credibilidad
y desatender las demás, según las circunstancias del caso y de los autos que tenga ante sí” (STS de 29
de abril de 1991, fundamento jurídico segundo, RA 3105). Sería de aplicación aquí la doctrina de la STC
55/1991, de 12 de marzo, en la que deniega la infracción del principio de inmediación y, en consecuen-
cia, vulneración del derecho a no quedar indefenso del artículo 24.1 CE, por haber dictado sentencia un
juez distinto del que presenció el juicio y practicó la prueba, por entender que “las pruebas han encontra-
do su fiel y exacto reflejo documental en autos, de forma que la totalidad de su contenido ha podido ser
examinado por la titular del órgano para resolver el litigio. No existe, pues, limitación de conocimientos
de lo actuado, sino, antes bien, transcripción fehaciente de todo lo que se alegó y acreditó por ambas
partes en la causa, a efectos de la resolución final del proceso”. De igual modo, vid. la jurisprudencia
mencionada por CABAÑAS GARCÍA, J.C. La valoración de las pruebas y su control en el proceso
civil, edit. Trivium, Madrid, 1992 (nota 436); BONET NAVARRO, A. Los recursos en el proceso civil,
edit. La Ley, Madrid, 2000, p. 108; y PÉREZ ASENJO, A.I. Ob. cit., p. 147 (nota 17); y RAMOS MÉN-
DEZ, F. Enjuiciamiento Civil. T. II, edit. Atelier, Barcelona, 2008, p. 1460 (nota 5). En la misma línea de
pensamiento, cfr. GÓMEZ MARTÍNEZ, C. “Artículo 137. Presencia judicial en las declaraciones, prue-
bas y vistas”. En: Comentarios a la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. T. I, coords. M.A. Fernández;
J.Mª. Rifá y J.F. Valls, edit. Iurgium-Atelier, Barcelona, 2001, p. 605; MUÑIZ CALAF, B. La segunda
192
ORALIDAD Y CONTROL DE LAS PRUEBAS PERSONALES EN SEGUNDA INSTANCIA
instancia en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil. Madrid, 2002, p. 365; HERRERA ABIÁN, R. Ob.
cit., pp. 69-70; PÉREZ ASENJO, A.I. Ob. cit., pp. 151, 152 y 155. Sin embargo, en contra, vid. MON-
TERO AROCA, J. Ob. cit., pp. 636-637; y PASCUAL SERRATS, R. Ob. cit., p. 361.
(25) Así, por ejemplo, imaginemos la grabación parcial del acto procesal oral, o la grabación sin audio.
(26) Por esta razón, con referencia al proceso penal, es del todo necesario establecer la exigencia legal que
obligue la plena grabación de los juicios orales, pues solo así podrá replantearse la aplicación de la citada
doctrina del TC: en este sentido, vid. LÓPEZ COIG. “La proyectada generalización de la doble instancia
penal ¿cumple los requisitos exigidos por los tratados internacionales?”. En: La Ley. T. 4, 2006, p. 1774;
y GIMENO SENDRA, V. Ob. cit., p. 3.
(27) En este sentido, por su carácter sumamente gráfico y didáctico me remito a la citada SAP de Salamanca
de 27 de junio de 2006 (LA LEY 175146/2006).
(28) Número de recurso 644/2005, Ponente D. Moisés Laguen Alcón.
193
JOAN PICÓ I JUNOY
(29) De igual modo, vid. las SSAP de Pontevedra –sección 2ª– de 5 de julio de 2006 (EDJ 2006/256038); de
Salamanca –sección 1ª– de 18 de setiembre de 2006 (RA 138/2006); o de Palencia –sección 1ª– de 13 de
junio de 2006 (EDJ 2006/259245).
194
ORALIDAD Y CONTROL DE LAS PRUEBAS PERSONALES EN SEGUNDA INSTANCIA
V. REFLEXIÓN FINAL
La configuración de la segunda instancia como una revisio prioris
instantiae es compatible con la posibilidad de controlar la valoración ju-
dicial de las pruebas personales practicadas en la primera instancia siem-
pre que exista la oportuna grabación audiovisual de lo realizado en dicha
instancia, no suponiendo ello una vulneración de la debida garantía pro-
cesal de la inmediación judicial.
(30) Y en este sentido se ha pronunciado desde siempre nuestro Tribunal Supremo: así, ya en su sentencia de
29 de abril de 1991 (RA 3105\1991), en su f. j. 2º, destaca que “el tribunal de apelación no está en modo
alguno sujeto a las apreciaciones del juez de primer grado y puede según su libre y prudente arbitrio
apreciar las pruebas como considere que en justicia procede, y en tal sentido puede desde luego apoyarse
en una prueba que le merezca mayor credibilidad y desatender las demás, según las circunstancias del
caso y de los autos que tenga ante sí”.
(31) Cfr. PASCUAL SERRATS, R. Ob. cit., pp. 359 y 362; y HERRERA ABIÁN, R. Ob. cit., p. 69.
195
JOAN PICÓ I JUNOY
196
La sentencia arbitraria por falta de
motivación en los hechos y el derecho
I. INTRODUCCIÓN
Son escasos en nuestra doctrina jurídica, los textos que versen sobre
especiales ramas como teoría de la prueba y Derecho Procesal, ahora más
que nunca, cuando nuestra sociedad se recupera de los efectos negativos
de una quiebra moral sin límites; sin embargo, nuestro país empieza a
percibir los primeros beneficios del éxito doctrinario internacional, pero,
a pesar de ello nuestra Judicatura es cuestionada por su poca idoneidad
profesional, vale decir, por una ausencia de valores, principios y escasa
preparación profesional.
(*) Abogada. Conciliadora y Árbitro adscrita a varias instituciones. Docente de la Universidad de San Mar-
tín de Porres, Inca Garcilaso de la Vega y Científica del Sur.
(**) Licenciado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor Adjunto del curso Teoría General
del Proceso en la misma casa de estudios. Asesor legal de instituciones públicas en materia tributaria.
197
BEATRIZ A. FRANCISKOVIC INGUNZA / CARLOS ALBERTO TORRES ANGULO
En los párrafos siguientes describiremos cada uno de los ítems que hemos
planificado con el fin de tratar el tema y cumplir con nuestros objetivos.
198
SENTENCIA ARBITRARIA POR FALTA DE MOTIVACIÓN EN LOS HECHOS Y EL DERECHO
PARTE I
RAZONAMIENTO JURÍDICO
I. GENERALIDADES
En el Capítulo XLV “De cómo el gran Sancho Panza tomó la pose-
sión de su ínsula, y del modo que comenzó a gobernar”, de la obra El
199
BEATRIZ A. FRANCISKOVIC INGUNZA / CARLOS ALBERTO TORRES ANGULO
(1) “–Señor gobernador, yo y este hombre labrador venimos ante vuestra merced en razón que este buen
hombre llegó a mi tienda ayer (que yo, con perdón de los presentes, soy sastre examinado, que Dios sea
bendito), y, poniéndome un pedazo de paño en las manos, me preguntó: «Señor, ¿habría en esto paño
harto para hacerme una caperuza?» Yo, tanteando el paño, le respondí que sí; él debióse de imaginar, a
lo que yo imagino, e imaginé bien, que sin duda yo le quería hurtar alguna parte del paño, fundándose
en su malicia y en la mala opinión de los sastres, y replicóme que mirase si habría para dos; adivinéle el
pensamiento y díjele que sí; y él, caballero en su dañada y primera intención, fue añadiendo caperuzas, y
yo añadiendo síes, hasta que llegamos a cinco caperuzas, y ahora en este punto acaba de venir por ellas:
yo se las doy, y no me quiere pagar la hechura, antes me pide que le pague o vuelva su paño.
–¿Es todo esto así, hermano? –preguntó Sancho.
–Sí, señor –respondió el hombre–, pero hágale vuestra merced que muestre las cinco caperuzas que me
ha hecho.
–De buena gana –respondió el sastre.
Y, sacando encontinente la mano debajo del herreruelo, mostró en ella cinco caperuzas puestas en las
cinco cabezas de los dedos de la mano, y dijo:
–He aquí las cinco caperuzas que este buen hombre me pide, y en Dios y en mi conciencia que no me ha
quedado nada del paño, y yo daré la obra a vista de veedores del oficio.
Todos los presentes se rieron de la multitud de las caperuzas y del nuevo pleito. Sancho se puso a consi-
derar un poco, y dijo:
–Paréceme que en este pleito no ha de haber largas dilaciones, sino juzgar luego a juicio de buen
varón; y así, yo doy por sentencia que el sastre pierda las hechuras, y el labrador el paño, y las caperuzas
se lleven a los presos de la cárcel, y no haya más.
Si la sentencia pasada de la bolsa del ganadero movió a admiración a los circunstantes, esta les provocó a
risa; pero, en fin, se hizo lo que mandó el gobernador; ante el cual se presentaron dos hombres ancianos;
el uno traía una cañaheja por báculo, y el sin báculo dijo:
–Señor, a este buen hombre le presté días ha diez escudos de oro en oro, por hacerle placer y buena
obra, con condición que me los volviese cuando se los pidiese; pasáronse muchos días sin pedírselos,
por no ponerle en mayor necesidad de volvérmelos que la que él tenía cuando yo se los presté; pero, por
parecerme que se descuidaba en la paga, se los he pedido una y muchas veces, y no solamente no me los
vuelve, pero me los niega y dice que nunca tales diez escudos le presté, y que si se los presté, que ya me
los ha vuelto. Yo no tengo testigos ni del prestado ni de la vuelta, porque no me los ha vuelto; querría que
vuestra merced le tomase juramento, y si jurare que me los ha vuelto, yo se los perdono para aquí y para
delante de Dios.
–¿Qué decís vos a esto, buen viejo del báculo? –dijo Sancho.
A lo que dijo el viejo:
–Yo, señor, confieso que me los prestó, y baje vuestra merced esa vara; y, pues él lo deja en mi juramen-
to, yo juraré como se los he vuelto y pagado real y verdaderamente.
Bajó el gobernador la vara, y, en tanto, el viejo del báculo dio el báculo al otro viejo, que se le tuviese
en tanto que juraba, como si le embarazara mucho, y luego puso la mano en la cruz de la vara, diciendo
que era verdad que se le habían prestado aquellos diez escudos que se le pedían; pero que él se los había
vuelto de su mano a la suya, y que por no caer en ello se los volvía a pedir por momentos. Viendo lo cual
el gran gobernador, preguntó al acreedor qué respondía a lo que decía su contrario; y dijo que sin duda
alguna su deudor debía de decir verdad, porque le tenía por hombre de bien y buen cristiano, y que a él
se le debía de haber olvidado el cómo y cuándo se los había vuelto, y que desde allí en adelante jamás
le pidiría nada. Tornó a tomar su báculo el deudor, y, bajando la cabeza, se salió del juzgado. Visto lo
cual Sancho, y que sin más ni más se iba, y viendo también la paciencia del demandante, inclinó
la cabeza sobre el pecho, y, poniéndose el índice de la mano derecha sobre las cejas y las narices,
estuvo como pensativo un pequeño espacio, y luego alzó la cabeza y mandó que le llamasen al viejo
del báculo, que ya se había ido. Trujéronsele, y, en viéndole Sancho, le dijo:
–Dadme, buen hombre, ese báculo, que le he menester.
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pueden, ni deben tener como único elemento de juicio para tomar sus de-
cisiones el recurso de su simple y propia intuición como herramienta para
resolver los conflictos que se les puedan presentar para su tramitación(2).
Aún en los supuestos en que podría parecer que los jueces hacen uso de
presentimientos o corazonadas, el desarrollo de un análisis del conflic-
to y de la solución a dicho conflicto está y debe estar presente siempre(3).
–¿Cómo quitar? –respondió la mujer–. Antes me dejara yo quitar la vida que me quiten la bolsa. ¡Bonita
es la niña! ¡Otros gatos me han de echar a las barbas, que no este desventurado y asqueroso! ¡Tenazas y
martillos, mazos y escoplos no serán bastantes a sacármela de las uñas, ni aun garras de leones: antes el
ánima de en mitad en mitad de las carnes!
–Ella tiene razón –dijo el hombre–, y yo me doy por rendido y sin fuerzas, y confieso que las mías no
son bastantes para quitársela, y déjola.
Entonces el gobernador dijo a la mujer:
–Mostrad, honrada y valiente, esa bolsa.
Ella se la dio luego, y el gobernador se la volvió al hombre, y dijo a la esforzada y no forzada:
–Hermana mía, si el mismo aliento y valor que habéis mostrado para defender esta bolsa le mostrárades,
y aun la mitad menos, para defender vuestro cuerpo, las fuerzas de Hércules no os hicieran fuerza. Andad
con Dios, y mucho de enhoramala, y no paréis en toda esta ínsula ni en seis leguas a la redonda, so pena
de docientos azotes. ¡Andad luego digo, churrillera, desvergonzada y embaidora!
Espantóse la mujer y fuese cabizbaja y mal contenta, y el gobernador dijo al hombre:
–Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de aquí adelante, si no le queréis
perder, procurad que no os venga en voluntad de yogar con nadie.
El hombre le dio las gracias lo peor que supo, y fuese, y los circunstantes quedaron admirados de nuevo
de los juicios y sentencias de su nuevo gobernador”.
(2) La Constitución Política del Perú señala en su artículo 149, lo siguiente: “Artículo 149. Las autoridades
de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo de las Rondas Campesinas, pueden ejercer las
funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de conformidad con el derecho consuetudinario,
siempre que no violen los derechos fundamentales de la persona. La ley establece las formas de coor-
dinación de dicha jurisdicción especial con los Juzgados de Paz y con las demás instancias del Poder
Judicial”.
Debe notarse que la norma indicada alude al “derecho consuetudinario” y a que la aplicación de dichas
normas no suponga la violación de derechos fundamentales de la persona, como serían el derecho a un
proceso con las garantías mínimas como el derecho a la contradicción e implícitamente supone el ofrecer
medios probatorios y a probar. Esta norma constitucional, a nuestro criterio no supone la libertad total de
las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas para aplicar su derecho de forma arbitraria.
(3) Ver, HUTCHENSON, Joseph C. “El juicio por intuición: La función de la corazonada en la decisión
judicial”. En: Reforma Judicial. Nº 3, Revista Mexicana de Justicia. Enero-Junio de 2004, 2004, pp. 75-78.
“(…) yo después de examinar minuciosamente todo el material disponible y reflexionar cabalmente en
torno a todas las pruebas aportadas, dejo volar mi imaginación y mientras medito al respecto, espero
mi presentimiento –mi corazonada– ese intuitivo destello de luz y entendimiento que permite, de forma
repentina, dilucidar la conexión entre duda y decisión, y que en el punto donde el sendero de la ley es
profundamente oscuro tiende su luz a lo largo del camino”.
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Sin embargo, solo puede demostrarse que una decisión está justifica-
da si es que se ofrecen las razones en apoyo de esta, razones que no pue-
den ser entendidas como un simple requisito meramente formal –en este
caso el requisito se cumpliría incluyendo cualquier razón– sino que debe
ser una razón material, es decir, debe tratarse de buenas razones.(5)
(4) Los problemas que la aplicación de Derecho plantea pueden reconducirse a: 1) La vaguedad y ambigüe-
dad del lenguaje legal, 2) la posibilidad de contradicciones, 3) la eventualidad de lagunas, 4) la discre-
pancia en cuanto a lo que deben considerarse hechos probados, y, 5) la indeterminación de la consecuen-
cia jurídica. Ver ITURRALDE SESMA, Victoria. Aplicación del Derecho y justificación de la decisión
judicial. Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, pp. 250 y 251.
(5) Ibídem, p. 252.
La autora señala, siguiendo a Atienza, que en el Derecho de las sociedades democráticas, lo que importa
no son solo las decisiones sino las razones que pueden darse a favor de las decisiones.
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3. Racionalidad y Derecho
La teoría de la argumentación jurídica parte de la premisa que es po-
sible hablar de racionalidad en el Derecho.
(9) Entre los enunciados que forman parte de una argumentación en una sentencia figuran enunciados des-
criptivos, definiciones o expresiones de sentimientos –enunciados no normativos–, que vendrían a ser los
fundamentos de hecho.
(10) Entre las premisas de una inferencia práctica normativa debe haber por lo menos una norma.
(11) La conclusión del razonamiento práctico presenta carácter normativo, es decir presenta normalmente un
enunciado en el que se ordena, prohíbe o permite alguna acción.
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5. ¿Qué es argumentar?
El tema principal de partida supone contestar a la pregunta: ¿Qué es
argumentar?
(12) GASCÓN ABELLÁN, Marina y GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. Ob. cit., p. 75.
(13) Algunos autores sostienen que el razonamiento jurídico está sujeto a una lógica jurídica especial, algunas
veces significará que el razonamiento jurídico no está sujeto a leyes lógicas, pero, de modo más frecuen-
te, indica una creencia que hay reglas adicionales de lógica que se aplican solamente al razonamiento
jurídico.
(14) MORESO, Juan, NAVARRO, Pablo y REDONDO, María. “Argumentación jurídica, lógica y decisión
judicial”. En: Doxa. N° 11, Universidad de Alicante, Alicante, 1992, p. 247.
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6. Concepciones de la argumentación
Siguiendo a Atienza, señalamos que son concepciones de la argu-
mentación:
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7. La decisión judicial
Una decisión judicial puede ser explicada o justificada, es decir,
puede tener razones explicativas y razones justificativas.
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PARTE II
MOTIVACIÓN JUDICIAL Y SU DIFERENCIA
CON LA FUNDAMENTACIÓN
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1. Necesidad de la motivación
La necesidad de la motivación en las sentencias se encuentra esta-
blecida en el artículo 139 numeral 5)(17) de nuestra Constitución como un
derecho constitucional y, por ende, un derecho fundamental a un debido
proceso.
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una pauta que guía todo ese sector del ordenamiento jurídico, todo aquel
proceso orgánico.
2. Finalidad de la motivación
Nos dice Chamoro Bernal, basándose en una sentencia del TC espa-
ñol que “(…) la finalidad de la motivación en un Estado Democrático de
Derecho legitima la función jurisdiccional y, es múltiple ya que:
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3. Debida motivación
La motivación de una resolución –en especial de una sentencia– su-
pone una justificación racional, no arbitraria de esta, expresada median-
te un razonamiento lógico concreto, no abstracto, particular, no genérico,
esta justificación debe incluir:
a) Un juicio lógico.
b) Motivación razonada del derecho.
c) Motivación razonada de los hechos.
d) Respuesta a las pretensiones de las partes.
a) Control de logicidad
Nos dice Ghirardi que: “Se ha llamado control de logicidad al exa-
men que efectúa una Corte de Casación o Tribunal Superior para conocer
(21) CHAMORORO BERNAL, Francisco. La tutela judicial efectiva. Derechos y garantías procesales deri-
vados del artículo 24.1 de la Constitución. Bosch, Casa Editorial, S.A., Barcelona, 1994, p. 205.
(22) FRAGUEIRO, Alfredo citado por GHIRARDI OLSEN, A. El razonamiento judicial. Academia de la
Magistratura, Lima, 1997, pp. 105 y 106.
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(24) Fue Leibniz quien reseñó este principio ontológico: “Ningún hecho puede ser verdadero o existente, y
ninguna enunciación verdadera, sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo”.
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• Ser adecuada a las circunstancias del caso: esto es, se obliga a los
jueces a seleccionar como justificación de sus decisiones aquellas
normas que se corresponden con el objeto del proceso señalado
por las partes, así la motivación debe ser acorde con el objeto del
proceso diseñado por las partes y resulta evidente que, una moti-
vación en la que se empleen normas de justificación que no sean
coherentes con las pretensiones de las partes, no constituirá una
racional aplicación del sistema de fuentes.
(25) Significa que la labor del juez a la hora de formular la justificación de la decisión se limita a comprobar
si la norma con fuerza de ley que pretende aplicar es contraria a la Constitución.
(26) Significa que el juez debe realizar sobre las normas reglamentarias que utilice en la justificación de su
decisión, se lleve a cabo inaplicando los reglamentos que sean contrarios a las leyes o a la Constitución.
(27) COLOMER HERNÁNDEZ, Ignacio. La motivación de las sentencias. Sus exigencias constitucionales y
legales. Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, pp. 245 y 246.
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• Las alegaciones de las partes: son las que fijan lo que se conoce
como thema decidendi, y para ello resulta imprescindible revisar:
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1. La probática judicial
Normalmente en las obras especializadas o en los grandes tratados se
hace referencia a este tema bajo el rótulo de “prueba judicial” o “teoría
de la prueba”. Empero si hablamos de “prueba judicial” o de “teoría de la
prueba” solo estaremos hablando técnicamente del concepto de “prueba”
mas no de conceptos tales como: medios de prueba, objeto de prueba, va-
loración de la prueba, función de la prueba, etc.
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(33) GASCÓN ABELLÁN, Marina. Los hechos en el Derecho. Bases argumentales de la prueba (seminario).
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y Escuela Judicial Electoral. Madrid, p. 5.
(34) Ídem.
(35) Ibídem, pp. 5 y 6.
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Por otro lado, decir que un enunciado fáctico está probado, signifi-
ca que su verdad ha sido comprobada; o sea, que el enunciado ha sido
confirmado por las pruebas disponibles y luego se dice en el foro que es
verdadero.
(36) Ibídem, p. 6.
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5. Medios de prueba
a) Dos acepciones. En la Doctrina española se distinguen del con-
cepto “medio de prueba” dos acepciones, es decir existen dos
significados de este según los distintos contextos en que aparece,
en las diversas realidades que emerge.
(37) ASCENCIO MELLADO, José María. Derecho Procesal Civil. Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, p. 163.
(38) Son variables porque se perfeccionan y agregan con los avances de la ciencia.
(39) Tan amplio como la realidad lo imponga.
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b) Definición:
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(45) GUASP, Jaime. Derecho Procesal Civil. 3ª edición corregida, Tomo primero, Introducción y Parte Gene-
ral, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1968, p. 340.
(46) CORTÉS DOMÍGUEZ, Valentín, MORENO CATENA, Víctor y GIMENO SENDRA. Ob. cit., p. 160.
(47) Nos dice la Jurisprudencia española en la STC 114/84, de 28 de noviembre, a partir de la cual es común
que no surtirán efecto las pruebas obtenidas, directa o indirectamente, violentando los derechos o liberta-
des fundamentales.
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6. Valoración de la prueba
La valoración es el juicio de aceptabilidad (o de veracidad) de los re-
sultados probatorios (es decir de las hipótesis). Según Gascón: “Consiste
más precisamente, en evaluar la veracidad de las pruebas (o sea de las in-
formaciones aportadas al proceso a través de los medios de prueba), así
como en atribuir a las mismas un determinado valor o peso en la convic-
ción del juzgador sobre los hechos que se juzgan. La valoración consti-
tuye pues el núcleo mismo del razonamiento probatorio; es decir, del ra-
zonamiento que conduce, partir de esas informaciones, a una afirmación
sobre hechos controvertidos”(48) .
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(56) CORTÉS DOMÍNGUEZ, Valentín, GIMENO SENDRA, Vicente y MORENO CATENA, Víctor.
Ob. cit., p. 172.
(57) ASCENCIO MELLADO, José María. Ob. cit., p. 156.
(58) RAMOS MÉNDEZ, Francisco. Ob. cit., p. 339.
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8. Motivación de la prueba
Debe tenerse en cuenta que la prueba presenta dos consecuencias de
indudable interés.
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Así, se puede decir que la decisión judicial debe ser una decisión do-
blemente limitada:
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2. Racionalidad judicial
Hoy en día términos como racional, racionalidad, razonabilidad, (…)
se han convertido en un lugar común en los análisis de las decisiones ju-
diciales, aunque su significado sea aún muy discutido. Se habla de racio-
nalidad en distintos campos.
Por ello creemos que un correcto punto de partida es dejar claro que, en
este contexto, racionalidad no equivale a absoluta certeza, sino que en mu-
chos casos (no en todos) es preferible poner de relieve que existen diversas
soluciones racionales, más que ir en la búsqueda de una única solución.
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(72) WRÓBLEWSKI citado por ITURRALDE, Victoria. Aplicación del derecho y justificación de la decisión
judicial. Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, p. 124.
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b) Que las razones sean explícitas: para que una decisión judicial
pueda considerarse justificada, sus premisas, las razones de la de-
cisión, deben ser explícitas. Así, no se descubre nada si se dice
que el modo clásico de representar la decisión judicial a través
del silogismo o de la regla modus ponens (en el que las razones
de una decisión judicial parecen poder reducirse a dos tipos: le-
gales en la premisa mayor –o en el antecedente– y fácticas en la
menor –o en el consecuente–) resulta inoperante para este fin.
Ahora bien, la cuestión es: ¿cuándo debe considerarse que una
razón es explícita? Resumidamente puede decirse que:
- Cuando es suficiente, y
- Cuando es congruente.
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4. Tipos de razones
Son diversas las clasificaciones que vienen siendo realizadas por la
teoría jurídica en orden a mostrar los tipos de razones que forman parte
de una decisión judicial(74).
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A este respecto creo que no está de más recordar dos rasgos del
lenguaje común (predicables asimismo del lenguaje jurídico)
como son: la convencionalidad y la autonomía semántica. La
convencionalidad del lenguaje significa que las palabras, una vez
adoptadas por una comunidad lingüística, tienen un significado
en buena medida estable, lo que hace que sea posible la comuni-
cación. Igualmente la autonomía semántica del lenguaje, esto es,
con la capacidad del lenguaje de transmitir significados indepen-
dientemente de los fines comunicativos en ocasiones particulares,
y la posibilidad de que un oyente pueda comprender lo que dice
el hablante incluso en circunstancias en que hablante y oyente
solo tengan en común el lenguaje.
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SENTENCIA ARBITRARIA POR FALTA DE MOTIVACIÓN EN LOS HECHOS Y EL DERECHO
(77) En este caso (y sin necesidad de dar cuenta de los diferentes procesos existentes), con carácter general
puede decirse que si se trata de un proceso regido por el principio dispositivo (el ejemplo por excelencia
es el proceso civil) o por el acusatorio (p.ej. el proceso penal). En el primero, situaciones procesales
como la renuncia, el desistimiento, la transacción o el allanamiento determinan el contenido de la senten-
cia. No ocurre lo mismo en el proceso penal (dejando de lado la institución de la conformidad) donde el
que haya una única versión de los hechos no exime al juez de la justificación de su decisión.
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qué sentido debe resolverse la duda sobre los hechos (caso de las
presunciones). A falta de estos, habrá que recurrir a criterios no
legales, como son las nociones de sentido común y los conoci-
mientos científicos.
(78) M. Taruffo dice: “En el orden penal significa: 1) la no presunción legal de culpabilidad en presencia de
tipos de prueba abstractamente previstos por la ley; 2) la presunción de inocencia en ausencia de pruebas
concretamente convincentes de su falsedad; 3) la carga para la acusación de exhibir tales pruebas, el de-
recho de la defensa de refutarlas y el deber del juez de motivar conforme a ellas la propia convicción en
caso de condena; y 4) la cuestionabilidad de cualquier prueba, que siempre justifica la duda como hábito
profesional del juez y, conforme a ello, permite la absolución. En: ITURRALDE, Victoria. Ob. cit., p. 138.
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d) Razones valorativas
Se habla de los enunciados valorativos. “Estos pueden definirse
como aquellos que tienen la función de hacer una apreciación po-
sitiva o negativa de un determinado objeto (puede ser un obje-
to natural o cultural; puede referirse a cosas, personas, entidades
lingüísticas, etc); apreciaciones que son expresadas a través de
predicados del tipo “bueno”, “correcto” “justo”, etc.”(80).
La existencia (hecha explícita o no por el juez) de razones valo-
rativas viene dada por los márgenes que, tanto las razones em-
píricas y lingüísticas, como las institucionales ofrecen, lo que
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PARTE III
DOCTRINA SOBRE LA SENTENCIA ARBITRARIA
I. SENTENCIA
1. La sentencia en general
a) La conclusión del proceso por obra del juez: En una deter-
minada etapa del procedimiento judicial, llega el momento en
que corresponde al órgano jurisdiccional formular su conclu-
sión como producto del ejercicio de la jurisdicción de la que está
investido. En este momento es cuando el proceso alcanza su
mayor significación en orden al Derecho, como resultado de la
colaboración e interacción de los sujetos que en él intervienen. El
órgano jurisdiccional brinda así su pronunciamiento que aspira a
ser la actuación del derecho objetivo al caso concreto. La parte
debe recibir esta respuesta motivada suficientemente y congruen-
te con su petición.
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- Toda persona que obre con culpa debe reparar un daño (pre-
misa mayor).
- Carlos –aquí y ahora– obró culpablemente (premisa menor o
fáctica).
- Carlos debe reparar el daño.
• La moderna ciencia procesal critica este silogismo judi-
cial como una explicación cabal de la formación interna de la
(84) “Son los hechos, la palpitante vida humana, los que penetran a la realidad del derecho mediante esta
premisa”. En: GHIRARDI OLSEN, A. Ob. cit., p. 121.
(85) El proceso lógico es notoriamente inductivo. Se parte de lo individual (de lo particular) de la experiencia
histórica del caso, filtrada por el proceso, para concluir en la premisa. Se estudia cada prueba y, como se
dijo, se llega a una conclusión –por vía inductiva– que será la premisa fáctica. El juez debe analizar toda
la prueba, eso implica comparar, razonar y merituar.
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• Encabezamiento.
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• Fundamentos de derecho
- Los respectivos de derecho con la cita de la norma o normas
aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado. Este
apartado contiene la motivación de la sentencia.
• Fallo
- La expresión clara y precisa de lo que se decide u orde-
na, respecto de todos los puntos controvertidos. Si el juez
denegase una petición por falta de algún requisito o por
una cita errónea de la norma aplicable a su criterio, debe-
rá en forma expresa indicar el requisito faltante y la norma
correspondiente.
- El plazo para su cumplimiento, si fuera el caso.
- La condena en costas y costos y, si procediera, de multas; o
la exoneración de su pago.
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1. Definición
Para entender qué es una sentencia arbitraria es necesario saber qué
es la “arbitrariedad”. El Diccionario de la Real Academia Española define
la arbitrariedad como: “Acto o proceder contrario a la justicia, la razón o
las leyes, dictado solo por la voluntad o el capricho”.
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2. Origen argentino
De acuerdo a los más altos exponentes del Derecho Constitucional
argentino, el ámbito normal de actuación del recurso extraordinario es el
artículo 14 de la Ley 48, en sus tres incisos. En virtud de este artículo, el
recurso solo opera ante la presencia de una cuestión federal.
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(91) CARRIÓ, Genaro R. El recurso extraordinario por sentencia arbitraria. 2ª edición actualizada por el
autor con la colaboración de Alejandro Carrió. Tomo II, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, pp. 57-59,
65-141.
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b) Remedios
(93) La necesidad de motivación de las sentencias viene establecida en el artículo 120.3 de la CE que se
encuentra excluida del recurso de amparo, pero el Tribuna ha considerado que debe ser incluida interpre-
tativamente en le espíritu del artículo 24.1 de la CE.
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“Si bien es cierto que por regla general las discrepancias que en ma-
teria probatoria puedan suscitarse resultan ajenas al recurso extraordi-
nario, tal principio cede cuando para fundar sus conclusiones la senten-
cia prescinde de la casi totalidad de las declaraciones de los testigos del
hecho y toma, aislada y parcialmente, sin dar razón alguna, los dichos
de uno de ellos. (CS - 19/11/1991 - ‘Rizzo Romano, Alfredo H.’ - L.L.
1992-C, 589, caso Nº 7774)”.
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del sumario requerido por el artículo 41, al que remite el artículo 15, re-
quisitos incumplidos del artículo 34, etcétera), exigían un análisis que no
se podía eludir con el solo fundamento de que no se indicaron las defen-
sas de fondo que se pudieran haber hecho valer en un procedimiento que
no dio la menor oportunidad para ello. (Del dictamen del Procurador Fi-
scal que la Corte Suprema comparte). (CS - 20/9/1984 - ‘Oddone, Luís A.
y otros c/ Banco Central de la República Argentina’ - L.L. 1984-D, 366)”.
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SENTENCIA ARBITRARIA POR FALTA DE MOTIVACIÓN EN LOS HECHOS Y EL DERECHO
cuyo debido tratamiento resultaba conducente para poder fundar una ajus-
tada solución del caso concreto sometido al conocimiento de los magistra-
dos de la causa. (CS - 5/12/1983 - ‘S.M., C.R.’ - E.D. 108-585)”.
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CONCLUSIONES
1) La argumentación jurídica permite obtener decisiones correctas
a través de la razón. Todos argumentan. En el proceso lo hacen
todos los sujetos involucrados. Nos interesa solo la argumenta-
ción que realiza el órgano jurisdiccional.
278
SENTENCIA ARBITRARIA POR FALTA DE MOTIVACIÓN EN LOS HECHOS Y EL DERECHO
279
El recurso de reposición en sede civil
Análisis de la legislación peruana y comparada
I. INTRODUCCIÓN
A nivel de la doctrina nacional, uno de los institutos procesales
menos estudiados dentro de los llamados medios impugnatorios, es el re-
curso de reposición. Quizás esto se deba a que dicho recurso está des-
tinado a reexaminar únicamente resoluciones de impulso procesal o de
mero trámite, situación que contrasta con la habitualidad de los estudios
o tratados relacionados con los recursos judiciales, referidos casi siempre
a los preceptos de la teoría de la nulidad y enfocados al análisis de los re-
cursos de apelación, y casación, en razón de que estos se dedican a reexa-
minar resoluciones con mayor trascendencia para el proceso. A partir de
esta afirmación, creemos importante aportar algunas ideas relacionadas
(*) Abogado por la Universidad de Lima. Miembro del área legal de El Pacífico Peruano Suiza Compañía de
Seguros y Reaseguros.
(**) Este sencillo trabajo es para mis padres y hermanas. Es una de las formas en las que pretendo simbolizar-
les mi infinito amor.
281
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
(1) Para Juan MONROY GÁLVEZ, “el conflicto de intereses no es otra cosa que la confluencia de intere-
ses contrapuestos sobre un mismo bien jurídico, y el intento del titular de uno de los intereses en pri-
mar sobre el interés del otro que, a su vez, resiste el interés ajeno” (“Conceptos elementales del proceso
civil”. En: La formación del proceso civil peruano, escritos reunidos. Comunidad, Lima, 2003, p. 175).
282
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
De acuerdo con lo establecido por el artículo 121 del CPC, estas re-
soluciones se clasifican(4) en decretos, autos y sentencias.
1. Decreto
Es la forma más simple(5) de las resoluciones judiciales. El órgano ju-
risdiccional mediante el decreto, aplicando normas de carácter procesal,
impulsa o da trámite mecánicamente al proceso.
(2) En la actualidad el recurso de reposición en sede nacional, solo procede contra los decretos dictados por
el juez, según lo estipulado por el artículo 362 del Código Procesal Civil peruano.
(3) Como las partes, los terceros legitimados y órganos de auxilio judicial. (Cfr. MONROY GÁLVEZ, Juan.
Ob. cit., p. 181).
(4) Para Monroy Gálvez, el criterio clasificatorio de las resoluciones judiciales se encuentran en atención a
la importancia de su contenido respecto al desarrollo del proceso. (Cfr. MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob.
cit., p. 190). Por otro lado, para Lino Palacio, estas se clasifican en forma primaria, en sentencias defi-
nitivas y, las resoluciones que la anteceden, la preparan y la facilitan, denominadas ordenatorias. (Cfr.
PALACIO, Lino Enrique. Derecho Procesal Civil, tomo V (actos procesales), 3ª reimpresión, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, p. 11).
(5) De ahí que también se le conoce con los nombres de providencia simple o providencia de trámite.
(Cfr. PALACIO, Lino Enrique. Ob. cit., p. 12).
(6) Bajo la afirmación de Liebman de considerar a la providencia cautelar como decreto (por no tener con-
tradicción), se advertiría que no todos los decretos carecerían de un análisis lógico-jurídico, toda vez que
existen resoluciones (como las providencias cautelares) en la cuales, si bien es cierto se ha prescindido
283
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
2. Auto
Es la resolución mediante la cual el juez resuelve una cuestión ori-
ginada durante el desarrollo de un proceso(7). En principio, no resuelve
la controversia principal, a pesar de que existen algunos autos que sí lo
hacen, pero como consecuencia de un efecto secundario.
3. Sentencia
El juez mediante la sentencia resuelve el conflicto de intereses o
esclarece la incertidumbre jurídica, al aplicar el derecho correspondiente
al caso concreto. También se puede advertir que es el acto procesal más
de la contradicción de la otra parte, también es cierto que para emitirse esta, el órgano jurisdiccional
ha motivado racional y jurídicamente su decisión. [En LIEBMAN, Enrico Tullio. Manual de Derecho
Procesal Civil, Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, p. 184]. De la misma idea es Julián
Guillermo Romero al establecer con referencia al recurso de reposición (del Código de Procedimientos
Civiles peruano de 1912): “Que él puede ejercitarse contra los proveídos de sustanciación en general,
contra los de mera tramitación y contra todo mandato, como los embargos, y las demás medidas precau-
torias que los jueces dictan para cautelar, según el artículo 1073, el derecho de una de las partes. Aunque
quiere sostenerse lo contrario, esto último es indiscutible, desde que el artículo 1088 se refiere a los de-
cretos sin excepción, y por decreto también se entiende conforme al 1073, el mandato donde se ordena
las medidas precautorias destinadas a cautelar el derecho de las partes” [En ROMERO, J. Guillermo.
Estudios de legislación procesal, tomo III, Tip. de “El Lucero”, Lima, 1917, p. 312]. Sin embargo, el
ordenamiento procesal peruano (2do párrafo del artículo 121 del CPC) le otorga la categoría de auto a
dicha providencia, en razón de que esta resolución se encuentra sujeta a una elaboración lógica-jurídica.
(7) Monroy advierte que mediante los autos se resuelven las controversias menores. Y lo que se busca es
dilucidar incidentes relacionados con el asunto principal (Ob. cit., p. 190).
(8) PALACIO, Lino. Ob. cit., p. 14.
(9) MONTERO AROCA, Juan; y FLORS MATIES, José. Los recursos en el proceso civil. Tirant lo Blanch,
Valencia, 2001, p. 149.
284
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
Según lo establecido por el artículo 121 del CPC, aquella debe pro-
nunciarse bajo una decisión expresa, precisa y motivada.
1. Concepto
Se puede decir que los medios impugnatorios son los instrumentos
legales que el ordenamiento jurídico concede a las partes o terceros legi-
timados, para que soliciten un nuevo examen sobre la resolución que les
genera agravio, al contener esta, presumiblemente, un vicio o error.
Este nuevo examen, a priori, debe ser realizado por un órgano juris-
diccional superior al que emitió la resolución de materia de reexamen,
en razón de que este nuevo órgano, teóricamente, se encuentra en mejor
aptitud para apreciar la bondad de la decisión, sea para ratificarla (confir-
marla) o desvirtuarla (revocarla)(13). Sin embargo, este nuevo examen no
necesariamente es realizado por un órgano superior, sino que puede ser
hecho por el que emitió la resolución impugnada, eliminándose así, pre-
ventivamente el inconveniente que pudo haber inducido a error al juez,
sea porque se adquieren algunos elementos de cognición antes no cono-
cidos o que no se pudieron considerar, sea porque es utilizado un punto
de vista anteriormente no considerado(14); y, además, porque si bien el
285
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
órgano superior tendría mejor aptitud para realizar este nuevo examen(15),
también es cierto que las resoluciones que emita dicho órgano pueden ser
susceptibles de error.
2. Objeto
La doctrina es pacífica en establecer que el objeto del recurso de
reposición es evitar las dilaciones y gastos que genera la segunda ins-
tancia, cuando se trata de revocar providencias que se han dado duran-
te el proceso para resolver cuestiones accesorias y respecto de las cua-
les no se requieren mayores alegaciones(17). Así, se dice que el objeto está
(15) Señala Liebman que estos son jueces seleccionados, los cuales se suponen más expertos y más autoriza-
dos. (En LIEBMAN, Enrico Tullio. Ob. cit. p. 440).
(16) Revocando en primer lugar, y después sustituyendo –o reponiendo– la resolución revocada, por otra. Es
por eso que creemos que ambos términos, revocación como reposición, son apropiados para determinar
dicho instituto procesal. Por otro lado, el profesor colombiano Jairo Parra define al recurso de reposición,
como: “(…) un recurso ordinario por medio del cual se solicita al mismo juez que dictó el auto, que
lo ‘revoque o reforme’”. (En PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho Procesal Civil, tomo I, Parte General,
Temis, Santa Fe de Bogotá, 1992, p. 277).
(17) ALSINA, Hugo. Tratado teórico-práctico del Derecho Procesal Civil y Comercial. 2ª edición. IV Juicio
Ordinario (2ª parte). Ediar, Buenos Aires, 1961, p. 194. De la misma opinión es Cuadrado, al señalar que
se: “(…) tiene por objeto que el mismo juez o tribunal que dictó la resolución ponga remedio al agravio
que se invoca, evitando así las dilaciones y gastos de una segunda instancia”. (En CUADRADO, Jesús.
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, 4ª edición, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1987,
p. 341). Finalmente, los Ghirardi señalan que: “En primer lugar, existe un problema de urgencia procesal.
286
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
Sin embargo, ante la idea de que los principios rectores son el de eco-
nomía y celeridad procesal, Abraham Vargas(21) es de la opinión que más
que hablar de principios hay que hablar de valores, como el de justicia;
debido a que este sería avasallado si es que no se reforma algo nulo o
No es posible que en los pequeños problemas de la litis sea menester que decida siempre un tribunal su-
perior en grado, porque en ese caso las causas demorarían excesivamente. En segundo lugar, se trata de
cuestiones de poca relevancia”. Por lo tanto, siguen los Ghirardi: “El recurso se ha instituido con miras a
proporcionar una vía rápida para la substanciación de errores en pronunciamientos de mero trámite y que
no resuelven en definitiva, que evite las demoras y los gastos que seguramente irrogaría una instancia ul-
terior”. (GHIRARDI, Olsen A. y GHIRARDI, Juan Carlos. Recurso de reposición. Astrea, Buenos Aires,
1991, p. 25).
(18) Para Jorge Peyrano, la ratio iuris del recurso de reposición, es la economía procesal representada por la
conveniencia de evitar la doble instancia, para darle al tribunal gestor de una resolución notoriamente
equivocada, la chance de corregirla luego de un nuevo estudio de la cuestión. (Cfr. PEYRANO, Jorge
Walter. “Recurso de reposición”. En: Recursos Judiciales. Buenos Aires, 1993, p. 71). De la misma
opinión es Turconi, cuando define la naturaleza procesal del recurso (Recursos judiciales. Ediciones de
Palma, Buenos Aires, 1988, p. 18). Como también, Víctor De Santo, al agregar que: “El recurso de re-
posición, lo mismo que el de aclaratoria, tiene su justificación en los principios de economía y celeridad
procesal”. (Cfr. DE SANTO, Víctor. Tratado de los recursos. Recursos Ordinarios. Tomo I, Editorial
Universidad Buenos Aires, Bs.As, 1987, p. 199. Finalmente, el profesor argentino Rivas advierte que su
existencia –en referencia al recurso de reposición–, está derivada del principio de economía procesal. (En
RIVAS, Adolfo Armando. Tratado de los recursos ordinarios –y el proceso en instancias superiores–.
Tomo I, Editorial Abaco de Rodolfo Depalma, Buenos Aires, 1991, p. 168).
(19) CARAVANTES y ALSINA citado por PALACIO, Lino. Ob. cit., p. 53.
(20) ARAZI, Ronald. Derecho Procesal Civil y Comercial (parte general y especial). 2ª edición actualizada y
ampliada, Editorial Astrea de Alfredo y Ricardo Depalma, Buenos Aires, 1995, p. 499.
(21) VARGAS, Abraham Luis. “Recurso de reposición, revocatoria o reconsideración (tipicidad y atipici-
dad)”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. Nº IV, Lima, 2001, p. 305.
287
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
(22) Señalamos garantía, porque creemos importante advertir que en algunas oportunidades –dependiendo del
defecto de la resolución– el mismo juez o tribunal que una vez estudió el incidente, tendrá mejor conoci-
miento de este, en comparación con el órgano de alzada.
(23) PALACIO, Lino. Ob. cit., p. 52.
(24) VESCOVI, Enrique. Los recursos judiciales y demás medios impugnatorios en Iberoamérica. Ediciones
Depalma, Buenos Aires, 1988, p. 85.
(25) Señala que: “Expresado de otra forma, si el iudex está autorizado para emitir un pronunciamiento judicial
goza, simultáneamente, de la autoridad como para repararlo en el supuesto yerro” (DE SANTO, Víctor.
Ob. cit., p. 200).
(26) El profesor argentino advierte que se: “(…) presupone el manejo, por parte de los tribunales de justicia,
de una natural potestad que consiste en la autoridad o imperio que les permite dictar las providencias de
las que se trate, de modo que poseyéndola, están en condiciones de ejercerla en contrario, para revisar su
acierto y reparar, en su caso, el error en el que se hubiese incurrido” (RIVAS, Adolfo Armando. Ob. cit,
p. 168).
288
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
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290
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
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HERNÁN GÓMEZ PRETTO
(40) La excepción es el caso uruguayo, porque el Código General al no hacer distinción de las sentencias
interlocutorias, se entiende incluidas también, las que ponen fin al proceso.
292
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
(41) BRAVO MELGAR, Sydney Alex. Medios impugnativos. Derecho Procesal Civil. Rodhas, 1997, p. 17.
(42) VARGAS, Abraham Luis. Ob. cit., p. 318.
(43) MONTERO AROCA, Juan y FLORS MATIES José. Ob. cit., p. 164.
(44) GUASH FERNÁNDEZ, Sergi. Ob. cit., p. 186.
293
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
(45) Coinciden Montero Aroca y Guash, en señalar que el criterio de no producción de efectos suspensivos
por la interposición del recurso de reposición, obedece a la necesidad de evitar las dilaciones: (En MON-
TERO AROCA, Juan y FLORS MATIES, José. Ob. cit., p. 154; y, GUASH FERNÁNDEZ, Sergi. Ob.
cit., p. 186).
(46) Sobre esta idea, Rivas sostiene: “Por ejemplo, el juez por propia iniciativa dispone correr un traslado.
Una de las partes, disconforme con ello, plantea reposición. El magistrado resuelve directamente y sin
oír a la otra, si mantiene o revoca la providencia atacada. La ley toma esa solución, pues como este últi-
mo litigante no intervino en la génesis de lo decidido, se presume su desinterés en el caso”. (En RIVAS,
Adolfo Armando. Ob. cit., p. 190).
294
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
Por otro lado, sería incoherente afirmar que no deba existir substancia-
ción entre las partes cuando se trate de reposición contra un auto, toda vez
que para ser dictado ha existido previamente substanciación entre ellas.
295
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
han sido notificadas pero no consentidas o, finalmente, contra las que han
sido notificadas y consentidas.
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EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
(51) PARODI REMÓN, Carlos. Ensayos de Derecho Procesal. Huallaga, Lima, junio de 2002, p. 138.
297
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
1. España
La Ley de Enjuiciamientos Civiles del año 2000 advierte que el
ámbito de resoluciones recurribles en reposición, es respecto de provi-
dencias o autos no definitivos (resoluciones que no ponen fin al proceso);
298
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
Asimismo, la parte final del artículo 451 de la citada ley, advierte que
la interposición del recurso no causa efectos suspensivos respecto a la re-
solución recurrida o, como lo señalan Montero Aroca y Flors Marties(57),
esta deberá ejecutarse sin perjuicio de la posibilidad de ser recurrida en
vía de reposición.
(57) MONTERO AROCA, Juan y FLORS MATIES José. Ob. cit., p. 155.
(58) Ibídem, p. 163.
(59) GUASH FERNÁNDEZ, Sergi. Ob. cit., p. 186.
299
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
Con referencia a que si la parte una vez que fue notificada con el
traslado de la admisión de la reposición, puede impugnar o no (término
usado por el ordenamiento español), la ley es clara en señalar que dicho
acto procesal es voluntario, en el sentido de que la parte puede optar por
lo que considere pertinente para sus intereses.
2. Argentina
Por la diversidad de legislaciones provinciales que reúne el ordena-
miento procesal argentino, debe ser uno de los más influyentes para di-
versas legislaciones de esta parte del continente. De esta forma, consi-
deramos importante indicar cuáles son las peculiaridades procesales más
importantes que tiene la legislación procesal argentina, con respecto al
medio impugnatorio estudiado.
300
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
(62) Las providencias simples, según el artículo 160 del mismo Código, son las que tienden, sin substancia-
ción, al desarrollo del proceso u ordenan actos de mera ejecución.
301
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
Sin embargo, para el profesor Vargas está claro que este recurso es
universalmente apto para cuestionar todo tipo de resoluciones(64) y que,
como lo citamos anteriormente, la tendencia actual es ampliar cada vez
más el catálogo de resoluciones recurribles. Máxime si este pensamien-
to se ha visto reflejado en las nuevas tendencias de aplicación del re-
curso, bastando citar, en primer lugar, el artículo 238 del Anteproyec-
to del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación(65), en el cual se
advierte explícitamente que el recurso de reposición procederá contra
las providencias simples y las sentencias interlocutorias o en todos los
que no puedan ser reparados por la sentencia definitiva. Y, en segundo
lugar, la idea de la reposición in extremis, recurso que, como veremos,
es el que permite revocar las resoluciones de mérito interlocutorias o
definitivas.
(63) Cabe anotar lo citado por Vargas con respecto a la idea los Ghiradi: “Sostienen que la regla es que la
reposición solo procede contra providencias simples, no pudiendo interponerse contra interlocutorias por
haber sido estas sustanciadas y, respecto de las sentencias definitivas, la improcedencia a su respecto
es palmaria tanto desde el ángulo de haber sido las mismas previamente sustanciadas como desde el
enfoque consistente en no perder de vista que al emitirlas el tribunal habría agotado su jurisdicción”. (En
VARGAS, Abraham Luis. Ob. cit., p. 310).
(64) Ídem.
(65) Ibídem, p. 311.
302
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
303
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
(66) MONROY GÁLVEZ, Juan. Introducción al Proceso Civil. Temis, Santa Fe de Bogotá, 1996, p. 83.
(67) PEYRANO, Jorge Walter. “Estado de la doctrina judicial de la reposición in extremis. Muestro juris-
prudencial”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. Nº IV, Lima, 2001, p. 576. Siendo el profesor
rosarino, el principal gestor de esta nueva forma de reposición o revocatoria.
(68) Ibídem, p. 576.
(69) Ibídem, p. 580.
304
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
Por otro lado, otra característica que importa destacar está referida a
las clases de errores que deben contener estas sentencias interlocutorias
o sentencias finales, para que sean atacables vía de reposición in extre-
mis. El error, como regla general, debe ser grave, evidente y de cualidad
material. Sin embargo, como advierte el mismo profesor Peyrano, exis-
ten errores esenciales o sustanciales que no pueden corregirse a través de
aclaratoria y que generan un agravio trascendente para una o varias par-
tes(71) y, por lo tanto, deben ser mediante esta forma de reposición.
(70) En ese sentido, la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe ha señalado que: “(…) sin perjuicio del prin-
cipio de pérdida de la jurisdicción con posterioridad al dictado de la sentencia (exteriorizado, en nuestra
sistema, en el artículo 248 del Cod. Proc. Civ. y Com.), se justifica la admisión de un planteo recursivo
–de efecto no devolutivo– por ante el mismo tribunal (cuya jurisdicción sobre el pleito, conforme lo
expuesto, habría concluido), por cuanto, en tales situaciones, no cabe lugar a la más mínima duda, que
de haber sido oportunamente advertida por el oficio la circunstancia que recién percibe con la interposi-
ción del recurso, habría resuelto en sentido contrario aquel en que, efectivamente, lo hizo. La flagrancia
e incontestabilidad del lapsus impone, en tales casos, la atenuación del rigor formal, pues constituiría
un absurdo, lesivo de la garantía de defensa en juicio, acordar firmeza a un yerro patente o imponer
un engorroso trámite de Alzada para su enmienda. De allí que pueda comprenderse a la reposición in
extremis como un procedimiento atípico de reparación (del error indisputable) y nunca de reexamen o
reconsideración de la causa; es decir, que el remedio juega dentro de determinado ámbito, específico y
circunscripto, en que no tiene cabida la discusión sobre el acierto o el error de los argumentos que sus-
tentan el pronunciamiento, no pudiendo, jamás, erigirse como un nuevo juicio” Corte Suprema de Justi-
cia de Santa Fe, Resolución del 8-10-97, Malvicino S.A c/Provincia de Santa Fe RCAPJ s/Incidente de
suspensión de medida administrativa, inédita. (Cfr. PEYRANO, Jorge Walter. Estado de la doctrina…,
Ob. cit., p. 586). Y de esta manera, al priorizar la verdad jurídica objetiva sobre las formalidades proce-
sales inquebrantables, es que cada día los sistemas procesales y judiciales argentinos tratan de ofrecer a
los elementos activos de la relación procesal, un mejor tratamiento impugnatorio, para salvaguardar sus
derechos de manera eficaz.
(71) Ibídem, p. 582.
(72) Existen pronunciamientos judiciales sobre esta cuestión, como cuando se señala que la: “(…) revoca-
toria in extremis no resulta un procedimiento de reexamen o reconsideración de lo decidido, es decir,
que no es procedente para que mediante él, se discuta el acierto o error de los argumentos que susten-
tan el pronunciamiento que se ataca”. Cámara Civil de la provincia de Neuquén, Sala II, Resolución
Nº 27-09-2006. Industrias Andinas S.A. QUEJA (Expte: QUE 55/6) e/a: ORFIVA S.A S/Quiebra (Exp.
Nº 222.157/99).
305
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
(73) De igual modo el artículo 245 del Anteproyecto de Reforma del Código Procesal Civil y Comercial de
la Provincia de Santiago del Estero, advierte que: “Procederá el recurso de revocatoria in extremis contra
las resoluciones interlocutorias y definitivas en las que se hubiere incurrido en evidente error material o
de hecho capaz de generar una injusticia notoria no susceptible de ser subsanada por otra vía”.
306
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
3. Colombia
Sobre las resoluciones materia del recurso estudiado, el artículo 348
establece que la reposición procede contra los autos que dicte el juez,
contra los del magistrado ponente no susceptibles de súplica y contra los
de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema.
Por otro lado, el artículo 349 menciona que el recurso debe ser mate-
ria de traslado a la parte contraria, sea en forma escrita o verbal, es decir,
siempre cabe la substanciación del recurso.
307
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
Finalmente, hay que señalar que de acuerdo con el párrafo final del
artículo 513, el recurso de reposición cabe contra los autos que decreten
o nieguen medidas cautelares.
4. Uruguay
Para el sistema procesal uruguayo, la reposición procede contra las
providencias de trámite y las sentencias interlocutorias (artículo 245 del
Código General del Proceso). Dicho recurso también adopta las dos for-
mas de interposición: verbal y escrita. Siendo la primera interpuesta en
la audiencia o diligencia, y la segunda a los tres días de notificada, expre-
sándose en ambas las razones que la sustenten (art. 246).
308
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
(75) Sobre el plazo estipuladas en el Código de Procedimientos Civiles de 1912, Romero señalaba: “Desde
que la reposición se limita entre nosotros a los decretos, no era necesario conceder un lato plazo para
interponerla ni someter su sustanciación a traslados obligatorios y a trámites de otra especie, razón por la
que se dispone en el artículo 1089 que ella se deduzca al día siguiente a la notificación (…)” (En ROME-
RO, J. Guillermo. Ob. cit., p. 312).
309
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
VI.
EVENTUALIDAD DE UNA NUEVA REGULACIÓN DE
LA REPOSICIÓN EN EL PERÚ: EL PROYECTO DE LEY
Nº 1719/2007-CR
En el Poder Legislativo peruano existe actualmente un proyecto de
ley que tiene como objeto modificar los artículos 362 y 363 del Código
(76) El ámbito restringido de las resoluciones recurribles mediante recurso de reposición, había sido advertido
por Romero al señalar: “En otras legislaciones donde este medio de defensa se encuentra previsto y re-
glamentado, como ejemplo en la española, se da a la reposición una amplitud que no tiene entre nosotros,
porque se le declara procedente contra la generalidad de los mandatos judiciales, con excepción de las
sentencias definitivas y los autos donde se resuelven incidentes o excepciones dilatorias; (1) pero entre
nosotros, repetimos, su campo de acción es más limitado desde que solo es admisible contra los decretos,
sin distinguirse, eso sí, la distinta clase de estos (…)”. (En ROMERO, J. Guillermo. Ob. cit., p. 311).
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EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
311
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
312
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
(78) Ambos términos son adecuados: Subsidiario, toda vez que la apelación adquiere un rol de auxilio, en
tanto se encarga de suplir a la reposición en caso de ser rechazada esta. Es una suerte de asistencia al
agraviado de la resolución impugnada. De Santo advierte que: “Mediante esta figura, el litigante perju-
dicado recurre de antemano para el caso eventual de que no prospere la reposición” (Ob. cit., p. 226). Y,
subordinado: en razón de que desde el punto de vista de pretensiones impugnatorias, la apelación asume
el papel secundario respecto de la pretensión impugnatoria principal –reposición–, adquiriendo prota-
gonismo solo si esta es rechazada. Por eso, como lo advierte Levitán: “(…) su derecho no se agota con
el rechazo de la revocatoria, por la razón que fuere. Siempre tiene validez su apelación, que deberá ser
juzgada, ya se dijo, como directa, autónoma” (Ob. cit., p. 26).
313
HERNÁN GÓMEZ PRETTO
314
EL RECURSO DE REPOSICIÓN EN SEDE CIVIL
315
El derecho del tercero coadyuvante a
recurrir vía apelación vs. el mito de su
sometimiento a la parte adherente
I. INTRODUCCIÓN
Este artículo nació como una inquietud surgida a propósito de la Cas.
N° 5264-2009-Lima(1), que acogió el recurso en el cual se denunciaba
contravención al debido proceso por haberse declarado nula la resolución
que concedía el recurso de apelación, nulo todo lo actuado en su sede e
insubsistente el oficio de elevación. La razón: La Sala Superior consideró
que la impugnación de una resolución por el tercero coadyuvante será vá-
lida únicamente si la parte a la que coadyuva impugne previamente la re-
solución y si eso no ocurriese, el recurrente no se encontraría legitimado
para apelar.
(*) Responsable de la Sección Procesal Civil y Arbitraje del área legal de Gaceta Jurídica. Graduado de la
Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
(1) Publicada en el Boletín de El Peruano el 30 de mayo de 2011.
317
CARLOS FRANCO MONTOYA CASTILLO
1. Antecedentes
Ya en España de finales del siglo XVIII, el Conde de la Cañada(2)
daba cuenta quizá de la principal característica que de tiempo atrás los
maestros en juicios civiles impusieron al tercero coadyuvante: Idem est
spiritus tertii coadjuvantis, eademque intentio, et eadem persona reputa-
tur cum principali; et ideo utriusque jus idem considerandum est (el ter-
cero coadyuvante se reputa como la misma persona que el principal, con
su mismo espíritu y su misma intención y por ello el derecho de ambos
debe considerarse el mismo), marcando hacia adelante la idea profunda-
mente arraigada de que la intervención coadyuvante no podía tener otra
finalidad que colaborar con alguna de las partes, sea para lograr que la
pretensión se fundase o para resistirla bajo un mismo espíritu de cuerpo.
Pero muy poco se expresaba en cuanto a su interés individual respecto
del resultado del proceso, determinante a efectos de solicitar su interven-
ción, como veremos.
(2) CONDE DE LA CAÑADA, ACEDO RICO, Juan. Instituciones prácticas de los juicios civiles. Madrid,
1794, p. 373.
318
EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
“Quien tenga con una de las partes una relación jurídica sustan-
cial, a la que no deban extenderse los efectos de la sentencia que
319
CARLOS FRANCO MONTOYA CASTILLO
2. Perspectivas doctrinarias
Sin mayor pretensión de novedad, afirmamos que la intervención
coadyuvante resulta ser un subtipo de la intromisión voluntaria, pero a
diferencia de otras formas de incorporación, el tercero no introduce una
pretensión propia, sino que manifiesta su interés de no padecer negativa-
mente las consecuencias indirectas o reflejas de la sentencia en caso sea
adversa a la parte a la cual ayuda. En palabras de Devis Echandía, “el
coadyuvante puede ser por consiguiente, ajeno a la relación sustancial de-
batida en el proceso por su coadyuvado, pero existirá otra relación sus-
tancial entre ellos, que puede resultar afectada con la decisión que sobre
la primera se adopte en el proceso”(5).
(5) DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal. Tomo 1, ABC, Bogotá, 1971, p. 306.
(6) MONTERO AROCA, Juan. Citado por GONZÁLEZ, Esther y GRADE, Pablo. Comentarios prácticos a
la LEC. INDRET. Revista para el Análisis de Derecho. Barcelona, febrero de 2005.
(7) PALACIO, Lino. Derecho Procesal Civil. Tomo III, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, p. 237.
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EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
(8) PEYRANO, Jorge W. Procedimiento civil y comercial. Juris, Rosario, 1992, p. 62.
(9) LEDESMA, Marianella. “La intervención de terceros en la impugnación del acuerdo societarios”. En:
Diálogo con la jurisprudencia. Nº 30, Gaceta Jurídica, Lima, 2001, p. 90.
(10) MATHEUS, Carlos. Derecho Procesal Civil. Universidad Privada San Pedro, 2003, p. 102.
(11) MATHEUS, Carlos. “La intervención voluntaria de terceros en el arbitraje”. En: Actualidad Jurídica.
N° 140, Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 56.
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CARLOS FRANCO MONTOYA CASTILLO
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EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
323
CARLOS FRANCO MONTOYA CASTILLO
(12) Vide fundamento cuarto de la Cas. N° 5264-2009-Lima. Resulta necesario, por su parte, destacar que el
segundo párrafo del artículo 11 de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que: “La interposición de
un medio de impugnación constituye un acto voluntario del justiciable”.
324
EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
posiciones de Serra y Allorio, afirmaría: “No siendo por ello su fin [de la
intervención coadyuvante] ni la economía procesal, ni el evitar sentencias
contradictorias, como en los otros casos de intervención voluntaria. Y en-
contrándose por esta misma causa fuera de discusión la admisibilidad en
apelación de toda forma de intervención por adhesión”(13).
(13) MATHEUS, Carlos. Derecho Procesal Civil. Ob. cit., pp. 104 y 105.
(14) ZELA VILLEGAS, Aldo. “La intervención voluntaria de terceros en el proceso civil”. En: Actualidad
Jurídica. Nº 155, Gaceta Jurídica, Lima, 2006, p. 78.
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CARLOS FRANCO MONTOYA CASTILLO
(15) Artículo 355 del CPC. Mediante los medios impugnatorios las partes o terceros legitimados solicitan que
se anule o revoque, total o parcialmente, un acto procesal presuntamente afectado por vicio o error.
(16) APOLÍN, Dante. “Impugnación y adecuación: Sobre la mal considerada inimpugnabilidad del auto
admisorio”. En: Themis. Revista de Derecho. N° 58, pp. 54 y 55.
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EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
(17) ORTELLS, Manuel. Citado por APOLÍN, Dante. Ob. cit., p. 55.
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CARLOS FRANCO MONTOYA CASTILLO
(18) Artículo 139 de la Constitución de 1993.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
6. La pluralidad de la instancia.
(19) Artículo 39.- Reconocimiento de incompetencia
Si recibido el oficio y sus anexos, el Juez de la demanda considera que es competente el Juez de la
contienda, le remitirá el expediente para que conozca del proceso. Esta decisión es inimpugnable.
Artículo 133.- Copia de escrito y anexo
Tratándose de escritos y anexos sobre los que deba recaer alguna de las resoluciones citadas en el
artículo 157, quien los presente debe acompañar tantas copias simples de ambos como interesados deba
notificarse.
(…)
Todo reclamo sobre la idoneidad de las copias será resuelto por el Juez en el día, por resolución
inimpugnable.
Artículo 184.- Impedimento, recusación y abstención del apoderado
El apoderado debe abstenerse si se encuentra incurso en alguna de las causales de impedimento o
recusación aplicables al Juez. El impedimento o recusación del apoderado se manifestará dentro de tres
días de notificado el nombramiento, acompañando los medios probatorios. El Juez resolverá de plano,
siendo su decisión inimpugnable.
Artículo 194.- Pruebas de oficio
Cuando los medios probatorios ofrecidos por las partes sean insuficientes para formar convicción,
el Juez, en decisión motivada e inimpugnable, puede ordenar la actuación de los medios probatorios
adicionales que considere convenientes.
Artículo 217.- Forma del interrogatorio
El interrogatorio es realizado por el Juez. Las preguntas del interrogatorio deben estar formuladas de
manera concreta, clara y precisa. Las preguntas oscuras, ambiguas, impertinentes o inútiles, serán
rechazadas, de oficio o a solicitud de parte, por resolución debidamente motivada e inimpugnable.
(…)
Artículo 301.- Tramitación
La tacha u oposición contra los medios probatorios se interponen en el plazo que establece cada vía
procedimental, contado desde notificada la resolución que los tiene por ofrecidos, precisándose con
claridad los fundamentos en que se sustentan y acompañándose la prueba respectiva. La absolución debe
hacerse de la misma manera y en el mismo plazo, anexándose los medios probatorios correspondientes.
328
EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
La tacha, la oposición o sus absoluciones, que no cumplan con los requisitos indicados, serán declaradas
inadmisibles de plano por el Juez en decisión inimpugnable. Estos requisitos no se exigen a las
absoluciones realizadas en el proceso sumarísimo.
La actuación de los medios probatorios se realiza en la Audiencia de Pruebas, iniciándose esta por la
actuación de las cuestiones probatorias.
El medio probatorio cuestionado será actuado, sin perjuicio de que su eficacia sea resuelta en la
sentencia, salvo decisión debidamente fundamentada e inimpugnable.
Artículo 363.- Trámite
El plazo para interponerlo es de tres días, contado desde la notificación de la resolución. Si interpuesto
el recurso el Juez advierte que el vicio o error es evidente o que el recurso es notoriamente inadmisible
o improcedente, lo declarará así sin necesidad de trámite. De considerarlo necesario, el Juez conferirá
traslado por tres días. Vencido el plazo, resolverá con su contestación o sin ella.
Si la resolución impugnada se expidiera en una audiencia, el recurso debe ser interpuesto verbalmente y
se resuelve de inmediato, previo traslado a la parte contraria o en su rebeldía.
El auto que resuelve el recurso de reposición es inimpugnable.
Artículo 369.- Apelación diferida
Además de los casos en que este Código lo disponga, de oficio o a pedido de parte, el Juez puede ordenar
que se reserve el trámite de una apelación sin efecto suspensivo, a fin de que sea resuelta por el superior
conjuntamente con la sentencia u otra resolución que el Juez señale. La decisión motivada del Juez es
inimpugnable.
(…)
Artículo 374.- Medios probatorios en la apelación de sentencias
Solo en los procesos de conocimiento y abreviados las partes o terceros legitimados pueden ofrecer
medios probatorios en el escrito de formulación de la apelación o en el de absolución de agravios, y
únicamente en los siguientes casos:
1. Cuando los medios probatorios estén referidos a la ocurrencia de hechos relevantes para el derecho o
interés discutido, pero acaecidos después de concluída la etapa de postulación del proceso; y,
2. Cuando se trate de documentos expedidos con fecha posterior al inicio del proceso, o que
comprobadamente no se hayan podido conocer y obtener con anterioridad.
Es inimpugnable la resolución por la que el superior declara inadmisibles los medios probatorios
ofrecidos. Si fueran admitidos, se fijará fecha para la audiencia respectiva, la que será dirigida por el Juez
menos antiguo, si el superior es un órgano colegiado.
Artículo 406.- Aclaración
El Juez no puede alterar las resoluciones después de notificadas. Sin embargo, antes que la resolución
cause ejecutoria, de oficio o a pedido de parte, puede aclarar algún concepto oscuro o dudoso expresado
en la parte decisoria de la resolución o que influya en ella. La aclaración no puede alterar el contenido
sustancial de la decisión.
El pedido de aclaración será resuelto sin dar trámite. La resolución que lo rechaza es inimpugnable.
Artículo 477.- Fijación del proceso por el Juez
En los casos de los incisos 1 y 3 del artículo 475, la resolución debidamente motivada que declara
aplicable el proceso de conocimiento en sustitución al propuesto, será expedida sin citación al
demandado y es inimpugnable.
Artículo 484.- Acumulación sucesiva
Los procesos pendientes de sentencia respecto de las pretensiones accesorias citadas en el artículo 483,
se acumulan al proceso principal a pedido de parte.
La acumulación se solicitará acreditando la existencia del expediente, debiendo el juez ordenar se
remita este dentro de tercer día, bajo responsabilidad. El Juez resolverá su procedencia en decisión
inimpugnable.
Artículo 487.- Fijación del proceso por el Juez
En el caso del inciso 8 del artículo 486, la resolución debidamente motivada que declara aplicable el
proceso abreviado, será expedida sin citación al demandado y es inimpugnable.
329
distinción se ha sido puesta en manifiesto por el Tribunal Constitucional
en el STC Exp. N° 4235-2010-PHC/TC, al reconocer que el derecho a la
impugnación posee CARLOS FRANCO MONTOYA
una configuración legal: CASTILLO
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EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
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CARLOS FRANCO MONTOYA CASTILLO
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EL DERECHO DEL TERCERO COADYUVANTE
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PARTE III
LA CASACIÓN CIVIL
EN EL PERÚ:
CRÍTICAS Y PROPUESTAS
Algunas propuestas para mejorar el
recurso de casación civil peruano
I. NOTA INTRODUCTORIA
La idea del presente trabajo es proponer algunas ideas para mejo-
rar el recurso de casación civil en nuestro medio, explotando para ello
institutos procesales que se relacionan con él y que en algunos casos no
fueron considerados por nuestro legislador al estructurar este recurso en
nuestro sistema procesal.
(*) Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Civil y Procesal Civil de la Universidad de San Martín de Po-
rres y de la Academia de la Magistratura. Juez Superior Titular de la Corte Superior de Justicia de Lima.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
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1. El certiorari
El certiorari tiene origen en el Common Law inglés y fue replicado
con algunas variantes en el Common Law americano, teniendo algunas
experiencias en nuestra América, como por ejemplo en México, Argenti-
na y Colombia.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
(3) Citado por CARLETTI, Fernando Marcelo. “El certiorari estadounidense su incorporación al Derecho
Positivo Argentino”. En: <www.sabelotodo.com>.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
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el Official United States Code. Desde entonces han aparecido varias ediciones. El United States Code
(USC) se divide en 50 títulos; además de leyes, en este se incluye medida de guerra. La clasificación de
la obra no es con base al nombre de la ley sino de capítulos (chapters) y de secciones (sections); como
rasgo importante de esta compilación encontramos el hecho de que la numeración está hecha de tal ma-
nera que se reservan cifras para futuras disposiciones. Después de cada periodo del Congreso se publican
tomos adicionales con las reformas o nuevas leyes. La obra contiene una serie de tablas adicionales y re-
misiones que facilitan su uso. Existe además una obra en forma de comentario de la USC que ha sido pu-
blicada por la West Publishing Company denominada la United States Code Annoted (USCA). GÓMEZ-
PALACIO, Ignacio. “Reforma judicial: El ‘criterio de importancia y trascendencia’ y su antecedente, el
writ of certiorari”. En: <www.juridicas.unam..mx/publica/librev/rev/jurid/cont/29/cnt/cnt25.pdf>.
(8) NIEVA FENOLL, Jordi. Jurisdicción y proceso, estudios de ciencia jurisdiccional. Marcial Pons,
Madrid, Barcelona, Buenos Aires, 2009, pp. 433 y 434.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
El rechazo del certiorari no lleva expresadas las razones por las cua-
les se denegó el acceso al pronunciamiento del tribunal, teniendo este un
carácter estrictamente discrecional. Lo contrario, se puede haber accedi-
do al pedido del certiorari, pero aún así el tribunal supremo puede dejar-
lo sin efecto si se comprueba que su admisión no cumple con algún pre-
supuesto, ejerciendo de esta forma una facultad revocatoria.
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MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
apelación del Tribunal Supremo existen tres vías: los writs of certifica-
tion, of appeal y certiorari. No obstante hay que decir que las vías que
realmente suponen una revisión del caso son los writs of appeal y writs of
certiorari(10).
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
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MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
(11) La Sala Plena de la Corte Constitucional ha establecido en el Auto del 24 de febrero de 2004, Funda-
mentos 5 y 6 de los Expedientes Nºs T-803674 y T-804299: “Así entonces, en materia de revisión de
las Sentencias de tutela por la Corte Constitucional, la Constitución no ordena a esta Corporación se-
leccionar y revisar todos los fallos de tutela como lo afirma el peticionario, sino que le concede libertad
en la escogencia en forma autónoma y discrecional, según los criterios y los objetivos que ella misma
determine o los que juzgue pertinentes para la protección de los derechos fundamentales. Esta discrecio-
nalidad implica que la Corte tiene plena libertad para determinar cuáles procesos son estudiados por
ella, sin que la ley, ni ninguna otra regulación de menor jerarquía, puedan obligarla a seleccionar un
determinado caso de tutela, o una cierta cantidad de estos” (resaltado nuestro). En: <www.corteconsti-
tucional.gov.co>.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
(12) Conferencia titulada “La casación civil y su reforma” dictada por Vicente Gimeno Sendra, el 20 de no-
viembre de 2008 en el salón de actos del Colegio Notarial de Madrid y dentro del ciclo organizado por la
Academia Matritense del Notariado. En: <www.elnotario.com>.
(13) HURTADO REYES, Martín. “Ideas preliminares sobre la ley de reforma de la casación civil”. En:
Actualidad Jurídica. Tomo 187, junio de 2009, pp. 37-47.
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(14) RAMÍREZ JIMÉNEZ, Nelson. “Casación, importantes cambios procesales”. En: El Peruano, jueves 4
de junio de 2009, p. 13.
(15) “Se advierte que el recurso de casación materia de calificación, si bien no cumple con los requisitos
de procedencia previstos en los incisos 2, 3 y 4 del artículo 388 del Código Procesal Civil, pues los
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
agravios denunciados por la parte recurrente no se circunscriben a la modificación establecida por la Ley
Nº 29364, al no haber señalado ni demostrado la infracción normativa ni la incidencia directa de dicha
infracción sobre la decisión impugnada; sin embargo, estando a lo prescrito en el artículo 392-A del Có-
digo Procesal Civil , modificado por la Ley Nº 29364, corresponde a este Colegiado declarar procedente
el presente recurso de casación adecuando sus agravios a las causales de infracción normativa de nor-
mas de derecho mercantil y normas de derecho procesal, a fin de determinar si en el caso de autos la
sentencia impugnada ha contravenido el debido proceso o ha aplicado e interpretado debidamente las
normas denunciadas por la empresa recurrente, sin perjuicio que al resolver el fondo del recurso se deter-
mine si efectivamente se han configurado las infracciones denunciadas” (Auto Calificatorio del recurso
de Cas. Nº 115-2010-Lambayeque).
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(16) QUIROGA LEÓN, Aníbal. “La casación en el Código Procesal Civil: Proyecto modificatorio”. En:
<http://pergamo.pucp.edu.pe/derechoprocesal>.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
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Requisitos de admisibilidad:
(18) MORALES GODO, Juan. “Bases para la regulación del certiorari, respecto a la titularidad, requisitos de
admisibilidad y procedencia”. Ponencia presentada en la Conferencia Internacional sobre el recurso de
certiorari organizada por el Tribunal Constitucional, febrero de 2006.
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
Requisitos de procedencia:
(19) LANDA ARROYO, César. “Lineamientos para la incorporación del recurso de certiorari a través del
recurso de agravio constitucional”. Ponencia presentada en la Conferencia Internacional sobre el recurso
de certiorari organizada por el Tribunal Constitucional, febrero de 2006.
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MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
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ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
1. Criterios de admisibilidad:
- Que se haya interpuesto por el demandante.
- Que se identifique la resolución judicial de segundo grado
(artículo 18 del Código Procesal Constitucional) que vulnera
el contenido esencial del derecho fundamental tutelado.
- Que se interponga dentro del plazo de diez (10) días.
2. Criterios de procedibilidad:
- Que exista una vulneración manifiesta del contenido esencial
del derecho fundamental tutelado, de acuerdo con el artículo
38 del Código Procesal Constitucional.
- Que no se trate de una demanda manifiestamente infundada
(cuestiones de mera legalidad o peticiones ajenas a la tutela
de los derechos fundamentales, por ejemplo).
- Que el Tribunal no haya resuelto casos similares declarándo-
los improcedentes o infundados.
359
MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
(20) Debe advertirse que en la literatura procesal el término doble conforme no tiene un significado unívoco,
pues se entiende en el sentido que expresamos en este trabajo, pero también como el derecho a la doble
instancia ordinaria, lo que conocemos nosotros como doble instancia a partir del artículo 139 inciso 6 de
la Constitución. En el derecho ecuatoriano se define a este principio, el de la doble conforme como el
derecho del condenado a recurrir el fallo y la pena; lo que se exige es la doble instancia ordinaria a favor
del condenado. En sintética expresión se ha dicho que el doble conforme es un juicio al juicio (CRIO-
LLO MAYORGA, Giovani. “La garantía del doble conforme y el recurso de casación en materia penal”.
En: <www.escribd.com>).
(21) La profesora Eugenia Ariano expresa que el modelo de la “doble instancia” encuentra su origen en la de-
cisión “política” de los revolucionarios franceses, que en mayo de 1790, frente al dilema de mantener la
pluralidad de apelaciones o la abolición total de las apelaciones, adoptaron una fórmula intermedia: la de
solo dos grados de jurisdicción (así, el decreto de 1 de mayo de 1790, “il y aurait deux degrés de juris-
dictión en matière civiles”), en fuerza del cual tras el primer juicio se admitió un único reexamen total (in
facto e in iure) de la controversia ante otro juez, cuya sentencia era ya inapelable. Es así que, frente a las
largas y seculares disputas sobre cuál debe ser el idóneo número de instancias que aseguren la justicia de
la decisión, los franceses cortaron por lo sano: dos son suficientes, conformes o no. El “doble grado” será
luego confirmado por la Ley del 26 de agosto de 1970, al rediseñar toda la organización judicial francesa
e irradiará su influencia sobre el continente europeo poniendo en jaque todo el modelo de pluralidad de
instancia (ARIANO DEHO, Eugenia. “Reflexiones (viejas y nuevas) sobre la pluralidad de instancias y
el derecho de acceso a los medios impugnatorios regulados por la ley”. En: El debido proceso. Estudios
sobre derechos y garantías procesales. Juan Manuel Sosa (coord.). Gaceta Jurídica, Lima, 2010, p. 277).
360
ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
Todo esto significa que la doble conforme genera cosa juzgada. Para
obtener la cosa juzgada basta una doble decisión coincidente, no es ne-
cesario que el proceso suba al órgano jurisdiccional vértice del sistema
judicial.
Este mecanismo, como filtro para evitar que todos los procesos lle-
guen a nuestra Corte Suprema, tiene consonancia con el artículo 139 in-
ciso 6 de la Constitución, pues si bien en su contenido refiere a una “plu-
ralidad de instancias” o “doble instancia”(22), su exigencia se ve cumplida
(22) Sobre este particular nuestro Tribunal Constitucional ha dejado establecido en la STC Nº 02596-2009-
PHC/TC que: “(…) el derecho de acceso a los recursos constituye un elemento conformante del derecho
al debido proceso, derivado del principio de pluralidad de instancia (art. 139, inciso 6, Constitución), y
previsto además de manera expresa en el literal h del artículo 8, inciso 2, de la Convención America-
na sobre los Derechos Humanos, que establece que: (...) Durante el proceso, toda persona tiene derecho,
en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: (...) h) derecho a recurrir del fallo ante juez o
tribunal superior. Del mismo modo, conforme al inciso quinto del artículo 14 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos: Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el
fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a
lo prescrito por la ley. Además señala que de acuerdo a ello, el derecho a la doble instancia reconoce de
manera expresa el derecho de todo justiciable de recurrir una sentencia que pone fin a la instancia, espe-
cialmente cuando ella es condenatoria. Sin embargo, tal derecho a la pluralidad de instancia no implica
361
MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
un derecho del justiciable de recurrir todas y cada una de las resoluciones que se emitan al interior de un
proceso. Es en este sentido que este Tribunal Constitucional ha señalado que se trata de un derecho de
configuración legal, correspondiendo al legislador determinar en qué casos, aparte de la resolución que
pone fin a la instancia, cabe la impugnación: [El derecho de acceso a los recursos] en tanto derecho de
configuración legal, corresponde al legislador crearlos, establecer los requisitos que se debe cumplir
para que estos sean admitidos, además de prefigurar el procedimiento que se deba seguir. Su contenido
constitucionalmente protegido garantiza que no se establezca y aplique condiciones de acceso que tengan
el propósito de disuadir, entorpecer o impedir irrazonable y desproporcionadamente su ejercicio” (Cfr.
STC Exp. N° 5194-2005-PA/TC, fundamento 5).
362
ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
Agregan estos autores nacionales que “en la línea trazada por este
principio, se propone que cuando la situación fáctica planteada como hi-
pótesis de hecho se presente, es decir cuando se produzcan dos decisio-
nes sucesivas que establecen la misma regla de derecho, el proceso queda
concluido. Aun cuando se tratara de un requisito extrínseco, su incumpli-
miento determina la improcedencia del recurso”(24).
(23) “Artículo 387. Requisitos extrínsecos: El recurso de casación se interpone. 1. Contra las sentencias y
autos expedidos en revisión por las Salas Superiores que ponen fin al proceso, salvo que las resoluciones
sean confirmatorias de las de primer grado”.
(24) MONROY GÁLVEZ, Juan y MONROY PALACIOS, Juan. “El recurso de casación y su imprescindible
reforma”. En: <derechoyproceso.blogspot.com>, también en: <www.issuu.com>. Ver también en Athina.
Revista de Derecho de los alumnos de la Universidad de Lima. Nº 2, 2007.
(25) Artículo 18 del Código Procesal Constitucional: “Recurso de agravio constitucional. Contra la resolución
de segundo grado que declara infundada o improcedente la demanda, procede recurso de agravio consti-
tucional ante el Tribunal Constitucional, dentro del plazo de diez días contados desde el día siguiente de
notificada la resolución. Concedido el recurso, el Presidente de la Sala remite al Tribunal Constitucional
el expediente dentro del plazo máximo de tres días, más el término de la distancia, bajo responsabilidad”.
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MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
(26) Artículo 32 de la Ley Nº 27584 modificado por el Decreto Legislativo Nº 1067 “(…) en los casos a que
se refiere el artículo 24 no procede recurso de casación cuando las resoluciones de segundo grado confir-
men las de primera instancia, en caso de amparar la decisión”.
(27) CHAMORRO, Jesús Vicente. Del recurso de casación en materia civil. Aranzadi, Pamplona, 1991,
pp. 257 y 258.
364
ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
no como una ‘garantía subjetiva’ (del litigante). Por ello, establecer como
resolución ‘casable’ solo aquella sentencia (o auto) que sea ‘disconforme’
con la resolución apelada es contradictorio a los fines nomofilácticos del
recurso”(28).
Esta posibilidad más adelante debería ser considerada como una op-
ción en la toma de decisiones importantes para mejorar nuestro recurso
de casación, sobre todo para evitar que todos los procesos sin ninguna li-
mitación lleguen al recurso de casación.
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MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
(29) Cabe mencionar que la doctrina tiene detractores de esta posición “se trata de una absurda restricción
que encuentra el acceso al recurso de casación, concedida con la única y exclusiva finalidad de reducir el
volumen de asuntos ante el Tribunal Supremo. Ni qué decir tiene que la restricción no encuentra posible
fundamento en la dogmática casacional, pues nada en absoluto tiene que ver con la función nomofilác-
tica, sino más bien lo contrario, puesto que deja sin protección a buena parte del ordenamiento jurídico,
que nunca suele aplicarse con cuantías tan elevadas (NIEVA FENOLL, Jordi. Ob. cit., p. 183).
366
ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
(30) En el artículo 55.1 de la Ley Nº 26336 se fijó como cuantía para los procesos laborales, en las sentencias
expedidas en revisión, en los procesos de cuantía superior a las 100 Unidades de Referencia Procesal o
indeterminable.
(31) El recurso de casación civil tuvo unos cambios sustanciales a su texto original con la Ley Nº 29364,
la cual influenció mucho en la modificación de la nueva Ley Procesal del Trabajo - Ley Nº 29497, así
tenemos en esta nueva Ley: a) Las mismas causales de casación del proceso civil: infracción normati-
va y apartamiento del precedente judicial (art. 34); b) No procede la casación contra resoluciones de la
Sala de grado que declaren la nulidad de la sentencia; c) Se mantiene la summa gravaminis (100 URP),
importante diferencia con la casación civil; d) La Sala Constitucional y Social es la competente para
calificar el recurso de casación, la Sala Superior solo debe limitarse a remitirlo inmediatamente ante la
presentación del recurso; e) Se incorpora el efecto rescisorio y revocatorio de la impugnación, como
la acumulación de ambos; f) Se debe “describir con claridad y precisión la infracción normativa o el
apartamiento de los precedentes vinculantes y demostrar la incidencia directa de la infracción normativa
sobre la decisión; g) Se incorpora la figura del precedente judicial con el mismo trámite del proceso civil;
h) Si se declara fundado el recurso (art. 39) se debe resolver el fondo (iudicium rescissorium) sin deter-
minar cuantías de los montos demandados o hacer el reenvío (iudicuim rescidendi) por afectación a la
tutela judicial o debido proceso. Se cambia la regla anterior donde no se permitía en general el reenvío;
h) Una gran novedad es la eliminación del efecto suspensivo de la casación, se podrá ejecutar lo decidido
salvo que se haga un depósito por la suma ordenada a pagar o presente una fianza renovable. Teniendo
tratamiento especial si el actor tuviera medida cautelar trabada (art. 38). Un paso adelante en la elimina-
ción del efecto suspensivo de la impugnación; i) Otra importante situación a destacar es la oportunidad
de resolver los procesos sometidos a casación: “concluida la exposición oral, la Sala Suprema resuelve
el recurso inmediatamente o luego de 60 minutos, expresando el fallo. Excepcionalmente, se resuelve
dentro de los 5 días siguientes”. Esto ayudará a superar algunos obstáculos de morosidad en resolver, por
lo menos las partes ya sabrán el sentido de lo decidido.
(32) En el artículo 32 de la Ley Nº 27584, la cuantía para casación se ha fijado en 140 Unidades de Referen-
cia Procesal.
(33) El artículo 427 del CPP señala: 2. La procedencia del recurso de casación, en los supuestos indicados en
el numeral 1), está sujeta a las siguientes limitaciones: a) Si se trata de autos que pongan fin al procedi-
miento, cuando el delito imputado más grave tenga señalado en la Ley, en su extremo mínimo, una pena
privativa de libertad mayor de seis años; b) Si se trata de sentencias, cuando el delito más grave a que se
refiere la acusación escrita del Fiscal tenga señalado en la Ley, en su extremo mínimo, una pena privativa
de libertad mayor a seis años.
367
MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
(34) Montero Aroca y Flors Matíes dejan ver la diferencia entre summa gravaminis y summa cassationis, al
precisar que una cosa es que la ley exija una cuantía mínima (lo que se llama summa cassationis), y otra
diferente la fijación del valor mínimo del agravio sufrido por la parte que esta puede recurrir. Agregan
que una de las imprecisiones de la doctrina española ha sido la de confundir la summa cassationis con
la summa gravaminis. En nuestro Derecho no ha existido nunca la exigencia de que para formular un re-
curso, sea este el que fuera, se exija que el gravamen sufrido por la parte que pretende recurrir tenga una
cuantía mínima determinada, sino que se ha atendido siempre a la cuantía del asunto que es cosa muy di-
ferente y llamada comúnmente summa cassationis (MONTERO AROCA, Juan y FLORS MATÍES, José.
El recurso de casación civil. Casación e infracción procesal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2009, p. 333).
(35) Generalmente, cuando se alude al límite cuantitativo establecido por el artículo 1687.1 c) LEC para
fijar el umbral de acceso a la casación de sentencias dictadas en los juicios de menor cuantía, se utiliza
la expresión summa gravaminis. La utilización de semejante terminología es, sin embargo, incorrecta.
Literalmente summa gravaminis significa “cuantía del gravamen” y en realidad la ley no atiende a la
diferencia entre lo pedido por las partes y lo concedido en la sentencia para restringir el ámbito de re-
soluciones recurribles en casación. Emplea como criterio la “cuantía litigiosa” o, dicho de otro modo, el
valor económico de las pretensiones ejercitadas por las partes y que constituyen, siguiendo a Guasp, el
aspecto cuantitativo del objeto del proceso. GARBERÍ LLOBREGAT, José y GONZÁLEZ-CUELLAR
SERRANO, Nicolás. Ob. cit., p. 217.
368
ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
(36) Artículo 366 del CPC de Colombia: “El recurso de casación procede contra las siguientes sentencias
dictadas en segunda instancia por los tribunales superiores, cuando el valor actual de la resolución desfa-
vorable al recurrente sea o exceda a diez millones de pesos” (el resaltado es nuestro).
(37) Artículo 312 inciso 1, “el recurso de casación puede proponerse contra las sentencias de última instancia
que pongan fin a los juicios civiles y mercantiles, cuyo interés principal exceda de doscientos cincuenta
mil Bolívares (…)” (el resaltado es nuestro).
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MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
(38) Aunque dentro de la tutela jurisdiccional diferenciada encontramos una institución denominada ejecu-
ción de sentencia impugnada o ejecución provisional, que permite ejecutar total o parcialmente la sen-
tencia aunque haya mediado impugnación en su contra. Ver algunos alcances sobre el particular en nues-
tro trabajo intitulado Tutela jurisdiccional diferenciada. Palestra, Lima, 2006.
370
ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
(39) Schönke, desde la perspectiva del recurso, explica el efecto suspensivo al señalar que el recurso es el
medio de someter una resolución judicial, antes de que adquiera el carácter de cosa juzgada, a un nuevo
examen en una instancia superior, deteniendo así la formación de la cosa juzgada. Esta suspensión de
la entrada en la cosa juzgada (efecto suspensivo) (SCHÖNKE, Adolfo. Derecho Procesal Civil. Bosch,
Barcelona, 1950).
(40) MONTERO AROCA, Juan. Derecho jurisdiccional. Tomo II, Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, p. 423.
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MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
372
ALGUNAS PROPUESTAS PARA MEJORAR EL RECURSO DE CASACIÓN CIVIL PERUANO
(41) Ver algunos apuntes sobre ejecución provisional de sentencia en nuestro trabajo sobre Tutela jurisdiccio-
nal diferenciada. Palestra, Lima, 2006.
373
MARTÍN ALEJANDRO HURTADO REYES
III. COLOFÓN
Las propuestas efectuadas con el presente trabajo forman parte ya
de la discusión en nuestro medio por los estudiosos del tema y además
se han tomado en consideración los aportes que tiene sobre el particular
la legislación comparada, propuestas que deben ser evaluadas en su mo-
mento por el legislador o por aquellos que pretenden proponer un cambio
de rumbo en la legislación civil sobre casación.
374
El extraordinario recurso de casación
La Corte Suprema y el trabajo
jurisdiccional casatorio
I. PRELIMINARES
Increíblemente, el origen de la casación (demande en cassation) en
Francia (ancien régime) no está en el acceso a la justicia y en la conce-
sión a los ciudadanos de interponerlo, sino que era una prerrogativa del
monarca. Era “un paso decisivo hacia la formación definitiva del recur-
so de casación se da cuando el soberano interviene para anular senten-
cias que los parlamentos habían pronunciado violando alguna norma pro-
cesal impuesta por el soberano bajo pena de nulidad, o siguiendo formas
procesales que el rey, no con una orden singular limitada al juicio actual,
(*) Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magíster en Derecho Empresarial por la Uni-
versidad de Lima. Doctora en Derecho y Ciencia Política por la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Estudios de especialización en Contratación moderna y Responsabilidad Civil en las Universi-
dades de Castilla La Mancha y Salamanca en España. Docente en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos y en la Universidad de Lima. Miembro de Adepro, del Instituto Peruano de Derecho Mercantil y
miembro honorario del Instituto Peruano de Derecho Civil. Ex juez civil de la Corte Superior de Justicia
de Lima. Fiscal Superior Civil DJ / Callao.
375
J. MARÍA ELENA GUERRA CERRÓN
sino con una norma general extensiva a todos los eventuales juicios, hu-
biese específicamente prohibido. En este caso, la infracción cometida
por los parlamentos era todavía un error in procedendo (…)”(1), donde el
vicio era, por ejemplo, la violación a una ordenanza. Luego pasó a ser un
recurso concedido a los particulares pero para apoyar o favorecer el man-
tenimiento de la autoridad del monarca, esto es, su interposición era por
particulares pero en interés del soberano.
(1) CALAMANDREI, Piero. La Casación Civil (Historia y Legislación). Volumen 1, tomo 1, México, 2001,
p. 259.
(2) Ibídem, p. 289.
(3) Ibídem, p. 342.
376
EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
377
J. MARÍA ELENA GUERRA CERRÓN
1. Funciones generales
a) Trabajo jurisdiccional: Como ha sido indicado, en la Constitu-
ción Política se señala que la Corte Suprema falla en casación o
en última instancia; sin embargo, el desarrollo de la competen-
cia y del trabajo jurisdiccional lo encontramos en el artículo 32
del TUO de la Ley Orgánica del Poder Judicial , de la siguiente
manera:
378
EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
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J. MARÍA ELENA GUERRA CERRÓN
1. Medios impugnatorios
Los medios impugnatorios o impugnativos están regulados por los
artículos 355 y 405 del Código Procesal Civil, y son aquellos que están
a disposición de las partes o terceros legitimados para pedir que se anule
o revoque, total o parcialmente, un acto procesal presuntamente afecta-
do por vicio o error. Según nuestro ordenamiento procesal civil tenemos
dos clases de medios impugnativos: los remedios y los recursos. Los pri-
meros atacan los actos procesales no contenidos en resoluciones (acta de
audiencia, oposición, acto de notificación, ofrecimiento de medio pro-
batorio etc.), mientras que los segundos están dirigidos contra decisio-
nes del juez, esto es, contra resoluciones. Por ejemplo: “los vicios rela-
tivos al emplazamiento se cuestionan en vía de articulación de nulidad la
cual constituye un remedio procesal por cuanto procede contra actos de
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EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
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J. MARÍA ELENA GUERRA CERRÓN
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EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
Este sencillo ejemplo tiene por objeto precisar que en el Código Pro-
cesal Civil no existe una tercera instancia, por lo tanto, cuando se resuel-
ve en casación, la Sala Suprema no actúa como instancia de fallo.
(7) ALAYZA Y PAZ SOLDÁN , Toribio. El Procedimiento Civil en el Perú. 5ª edición, Lima, 1982, p. 339.
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(8) Extraído del Dictamen de Reforma Constitucional en materia de Administración de Justicia de la Comi-
sión de Constitución y Reglamento de mayo 2007.
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J. MARÍA ELENA GUERRA CERRÓN
Por cierto, una tarea tan delicada como la descrita no puede ha-
cerse con 20,000 expedientes al año. Estados Unidos tiene diez
veces nuestra población pero su Corte Suprema nacional cono-
ce menos de 200 casos anualmente. Este era el fin del proyecto:
tener una Corte Suprema que no solo resuelva casos, sino que
instruya, enseñe, oriente, comunique. Que sea la expresión de un
desplazamiento del poder político hacia ámbitos donde predomi-
ne lo razonable antes que el voluntarismo vertical. Sin embargo,
con la destreza del doctor Viktor Frankenstein, el Congreso des-
tazó tres instituciones del proyecto, esenciales para que el fin se
concretara. Describámoslas:
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EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
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(9) MONROY GÁLVEZ, Juan. “Apuntes sobre el ‘nuevo’ recurso de casación civil”. En: Los Enemigos
del Juez Montenegro. Ver: <http://derechoyproceso.blogspot.com/search/label/Corte%20Suprema>,
19/10/2011, 18:00.
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(12) Artículo 388.- Requisitos de fondo.- Son requisitos de fondo del recurso de casación: (…).
2. Que se fundamente con claridad y precisión, expresando en cuál de las causales descritas en el artículo
386 se sustenta y, según sea el caso: (…).
2.3. En qué ha consistido la afectación del derecho al debido proceso o cuál ha sido la formalidad proce-
sal incumplida.
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2. Fin no esencial
Nos vamos a referir a la función y fin dikelógico, el que genera de-
bate, ya que se persigue “hacer justicia al caso concreto” y prácticamen-
te se confunde a la Corte Casatoria con una tercera instancia, lo que aten-
ta contra su naturaleza extraordinaria. A decir de Hitters “(…) si se hace
una consideración de la télesis de la figura sub examine, no debe omi-
tirse tomar en cuenta la que hemos denominado dimensión dikelógi-
ca que apuntala a la “justicia del caso” como la tercera finalidad de la
casación”(13).
(13) HITTERS, Juan Carlos. “La Casación Civil en el Perú”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. T. II,
Lima, 1998, p. 438.
(14) MONROY GÁLVEZ, Juan. “Algunas reformas al Código Procesal Civil”. En: Derecho Procesal. T. III,
Congreso Internacional. Fondo Editorial de Desarrollo de la Universidad de Lima, Lima, 2005, p. 275.
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EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
(15) Cas. Nº 2089-2004 Camaná/Arequipa, Lima 21/12/2005. Publicada en el diario oficial El Peruano,
02/06/2006, p. 16205.
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5. Reenvío
Cuando se actúa en sede de instancia se señala que se revoca una de-
cisión cuando se casa también por infracción normativa procesal; sin em-
bargo, en el artículo 396, tercer párrafo, se hace expresa mención a una
infracción normativa procesal que afecte la tutela jurisdiccional efecti-
va o el debido proceso, produciéndose el efecto anulatorio y ordenándo-
se (reenvío) que el juez inferior emita una nueva resolución o previamen-
te realice nuevos actos procesales. Esto no lleva a establecer que habrá
infracciones normativas procesales que no calificarán como afectacio-
nes a la tutela jurisdiccional efectiva o debido proceso y ello, en nuestro
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Hay que resaltar que en los casos que se tramitan por el proceso ur-
gente (artículo 26) no procede el recurso de casación cuando las resolu-
ciones de segundo grado confirmen las de primera instancia, en caso de
amparar la pretensión.
412
EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
La regulación actual está prevista del artículo 427 al 436 del Código
Procesal Penal de 2004. Si bien este texto legal está vigente solo para al-
gunos Distritos Judiciales, debemos recordar que algunas de sus disposi-
ciones sí son aplicables a nivel nacional.
413
J. MARÍA ELENA GUERRA CERRÓN
El maestro Augusto Morello nos dice que: “La casación pura devuel-
ve –aunque sea una ilusión– un hálito de seguridad en la aplicación del
derecho, pero no de justicia”(16). Esto quiere decir que se debería privi-
legiar la aplicación del derecho (solamente las funciones nomofilácti-
ca y unificadora), como regla general, lo que no necesariamente significa
“hacer justicia”, por lo que a partir de ello debería eliminarse el ejercicio
de la función dikelógica, desterrando así el riesgo de convertir a la Corte
Suprema en una tercera instancia.
(16) MORELLO, M. Augusto. Revista Peruana de Derecho Procesal. Tomo II, marzo 1998, pp. 511-517.
414
EL EXTRAORDINARIO RECURSO DE CASACIÓN
No cabe duda que todas las causas no deben llegar a casación, porque
no tenemos tercera instancia y que es necesaria la predictibilidad en al-
gunas materias; sin embargo como ha sido señalado para resolver en ca-
sación se requiere dedicación y atención absoluta. No es materialmente
posible, en nuestro parecer, que con una gran carga procesal, con tareas
políticas, administrativas y de gestión la Corte Suprema pueda cumplir
con la función casatoria. Finalizamos nuestro trabajo citando al maestro
Monroy Gálvez: “No es exagerado afirmar que lo que se haga con el re-
curso de casación está directamente ligado al destino de un sistema judi-
cial en tanto este se expresa básicamente a través de su Corte Suprema.
Siendo así el grado de trascendencia y significación social y política que
tenga un Poder Judicial en una sociedad está, sin duda, definida por la
función que se otorgue a la Corte Suprema”(18).
(17) Ídem.
(18) MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., p. 274.
415
El recurso de casación en el proceso
contencioso-administrativo peruano
I. IDEAS PRELIMINARES
Sea por su alto contenido teórico, por su riguroso formalismo, por la
importancia de sus fines –que van más allá del proceso en particular–, o
porque simplemente es el último instrumento de defensa a disposición de
las partes dentro de un litigio, el recurso de casación es una de las insti-
tuciones de más difícil tratamiento entre las que componen al Derecho
(*) Profesor del curso de Derecho Procesal Administrativo en la Unidad de Posgrado de la Universidad Na-
cional Mayor de San Marcos. Abogado y Magíster en Derecho Civil por la misma Universidad. Autor
de los libros: “Comentarios a la Ley del Proceso contencioso-administrativo” (Ediciones Legales, Lima,
2010, 320 pp.) y “Jurisprudencia contencioso-administrativa comentada” (Jurista Editores, Lima, 2011,
350 pp.). Ha publicado diversos artículos sobre Derecho Procesal Administrativo, Derecho Adminis-
trativo y Derecho Constitucional en la Revista Jurídica del Perú, Revista Peruana de Derecho Procesal,
Gaceta Constitucional, Actualidad Jurídica, entre otras publicaciones. Ha trabajado en diversos órganos
competentes en materia Procesal Administrativa.
N. del A. En otro trabajo (“Significado y el empleo de la expresión contencioso-administrativo”.
En: Actualidad Jurídica. T. 137, Gaceta Jurídica, Lima, abril 2005, pp. 195-198), hemos expuesto las
razones por las cuales discrepamos con el uso de la referida expresión. En el presente, sin embargo, la
empleamos, en estricto respeto a la normatividad vigente.
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JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
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EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
(1) MONROY GÁLVEZ, Juan. “El Poder Judicial a 10 años de vigencia de la Constitución de 1979”. En:
Lecturas sobre Temas Constitucionales. Nº 4. Comisión Andina de Juristas, Lima, 1990, pp. 68-79.
419
JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
(…)”.
(2) Cfr. RUBIO CORREA, Marcial. Estudio de la Constitución Política de 1993. T. 5, Fondo Editorial
PUCP, Lima, 2000, p. 163.
(3) Cfr. Ibídem, p. 19.
(4) La actual Ley Orgánica del Poder Judicial fue promulgado por Decreto Legislativo Nº 767, a fines de
1991. Su Texto Único Ordenado, fue aprobado mediante Decreto Supremo Nº 017-93-JUS y publicado el
2 de junio de 1993.
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EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
(5) Exposición de motivos del Proyecto de Ley N° 1667/2001-CR, Proyecto de Ley Orgánica del Poder
Judicial. Diario oficial El Peruano, 03 de enero de 2002, Separata Especial (prepublicación), p. 4.
(6) CARRIÓN LUGO, Jorge. “La casación en el código procesal civil”. En: Revista de Derecho y Ciencia
Política de la UNMSM. Vol. 50, Lima, 1993, p. 71.
421
JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
Como se aprecia, ambas opiniones resaltan los fines del instituto ca-
satorio. Dichas finalidades son en realidad importantes, a tal punto que
alguien se permite afirmar, que en el recurso prima el interés público
sobre el interés de las partes, por cuanto interesa a la colectividad más
que al individuo el cumplimiento de ellos(8).
Los fines del Recurso de Casación son dos. El primero de esos fines,
denominado como “defensa de la ley” o “función nomofiláctica”, cons-
tituye una expresión de aquella función estatal de cuidar la vigencia del
ordenamiento legal. Pese a que se logra en un proceso judicial, dicha fi-
nalidad no tiene una naturaleza jurisdiccional, sino más bien legislativa.
Sobre el segundo fin, que podemos llamar “función uniformadora de la
jurisprudencia”, conviene a la comunidad poder saber cuál será el pro-
nunciamiento jurisdiccional ante casos semejantes: la predictibilidad de
las decisiones del Poder Judicial prestigia a sus órganos componentes,
además de constituir un instrumento para asegurar la vigencia del princi-
pio de igualdad ante la ley(9).
(7) MONROY GÁLVEZ, Juan. “Apuntes para un estudio sobre el recurso de casación en el proceso civil
peruano”. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. Nº I, Lima, 1997, p. 24.
(8) Cfr. CARRIÓN LUGO, Jorge. Ob. cit., p. 71.
(9) Cfr. MONROY GÁLVEZ, Juan. “Apuntes para…”. Ob. cit., pp. 25 y 26.
422
EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
(…).
(10) Ley publicada el 28 de mayo de 2009 y vigente a partir del 28 del mismo año, día en que se cumplieron
los 6 meses de su publicación.
(11) MONROY GÁLVEZ, Juan. “El Recurso de Casación y su imprescindible reforma”. En: Revista Jurídica
del Perú. N° 84, Gaceta Jurídica, febrero 2008, pp. 383 y 384.
423
JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
(12) Nos referimos a los numerales 1 y 2 del artículo 386 (texto original). El primero, presentaba como
causales: “La aplicación indebida o la interpretación errónea de una norma de derecho material, así como
de la doctrina jurisprudencial”, y el segundo: “La inaplicación de una norma de derecho material o de la
doctrina jurisprudencial”.
(13) El numeral 3 del artículo 386 (texto original), mostraba como causal a: “La contravención de las normas
que garantizan el derecho a un debido proceso, o la infracción de las formas esenciales para la eficacia y
validez de los actos procesales”.
424
EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
(14) Cfr. BUSTAMANTE, Reynaldo. Derechos fundamentales y proceso justo. ARA editores, Lima, 2001,
p. 205.
(15) Cfr. Ibídem., pp. 207 y 208.
425
JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
“La Sala Suprema Civil puede convocar al pleno de los magistrados supre-
mos civiles a efectos de emitir sentencia que constituya o varíe un prece-
dente judicial.
(…)”.
(…)”(16).
(16) Dictamen de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Congreso de la República, recaído en
los Proyectos de Ley N°s 672/2006-CR, 749/2006-CR, 1725/2007-CR, 1726/2007-CR y 2881/2008-CR,
que proponen modificar diversos artículos del Código Procesal Civil, referidos al Recurso de Casación.
Registro de Dictámenes. Periodo Parlamentario N° 2006-2011, p. 04.
426
EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
427
JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
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EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
cual podría llevar a pensar que solo permite identificar pretensiones con
contenido patrimonial, en los casos en que se pretenda la nulidad e inefi-
cacia de actos administrativos.
(18) El análisis de la norma que presentamos, tiene como punto de partida aquel efectuado por Priori Posada
respecto del original numeral 3 del artículo 32 de la LPCA (Ob. cit., pp. 194 y 195), el cual aquí
actualizamos al nuevo texto introducido en el TUO LPCA.
429
JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
“Si el proceso es, como bien sabemos, una angustia a plazos para
los que litigan, que este drama se prolongue, muchas veces sin
solución de continuidad, (…). En tal sentido, la doctrina suele
admitir que una manera de enfrentar esta grave situación consiste
en considerar que está satisfecha la tutela procesal de los litigan-
tes cuando estos reciben dos decisiones judiciales en un mismo
sentido. Esto es el Principio de doble y conforme, llamado tam-
bién Principio de doble conformidad”(20).
(19) El texto completo del mencionado pronunciamiento Supremo, así como un detallado comentario, puede
encontrarlos en: JIMÉNEZ VIVAS, Javier. Jurisprudencia Contenciosa Administrativa Comentada.
Jurista Editores, Lima, 2011, pp. 165-170.
(20) MONROY GÁLVEZ, Juan. El Recurso de Casación… Ob. cit., p. 387.
430
EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL PROCESO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
V. IDEAS FINALES
El Derecho procesal está formado por diversos institutos, los cuales
se diferencian entre sí de múltiples formas. Una de ellas –quizás la más
importante– sea la distinta finalidad que cada uno desempeña en pro del
proceso o a favor de los derechos que en él discuten las partes.
(21) Para ampliar sobre el tópico propuesto, ver: JIMÉNEZ VIVAS, Javier. Comentarios a la Ley del Proceso
Contencioso Administrativo. Ediciones Legales, Lima, 2010, pp. 224-226.
431
JAVIER JIMÉNEZ VIVAS
432
Los requisitos de admisibilidad y
procedencia del recurso de casación
I. INTRODUCCIÓN
El medio impugnatorio de mayor renombre en nuestro ordenamien-
to jurídico nacional es, sin duda alguna, la casación civil. Tiene el méri-
to de constituirse en el recurso en el que más se pone a prueba los cono-
cimientos jurídicos tanto del juzgador como del abogado patrocinante del
recurrente.
(*) Abogado de la Universidad de San Martín de Porres, con estudios de Maestría en Derecho Empresarial
en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
433
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
Pese a ser una situación que desde 1993 se fue agravando con el
transcurso de los años, no ha sido sino hasta el 28 de mayo de 2009,
oportunidad en la que se publicó la Ley Nº 29364, que se ha puesto en
rigor una serie de reformas tendientes a agilizar el recurso y eliminar
aquellos elementos normativos que servían de justificación o pretexto
para conductas dilatorias, entre las que destacan la simplificación de las
causales de la casación y la posibilidad de presentar el recurso directa-
mente ante la Corte Suprema.
434
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
435
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
Ahora bien, el nuevo texto del artículo 387 del Código Procesal Civil
ha subsumido (con notorias modificaciones) el contenido del ahora dero-
gado (por obra de la Ley Nº 29364) artículo 385. Este abrogado precepto
establecía que:
436
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
437
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
(1) ARIANO DEHO, Eugenia. “Nota a primera lectura sobre la reforma del recurso de casación civil (y
sobre la reducción de las competencia de la Corte Suprema”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 187, Gaceta
Jurídica, Lima, junio de 2009, p. 20.
(2) VALVERDE GONZÁLES, Enrique. “Nuestro recurso de casación civil a la luz de la última reforma
legislativa”. En: Revista Jurídica del Perú. Tomo 103, Normas Legales, Lima, setiembre de 2009,
pp. 314 y 315.
(3) Ibídem, p. 318.
(4) GUERRA CERRÓN, J. María Elena. “Casación: ¿se privilegia la aplicación del Derecho o la búsqueda
de la justicia?”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 187, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2009, pp. 30 y 31.
438
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
Además, dicho inciso precisa que en caso de que el recurso sea pre-
sentado ante la Sala Superior, esta deberá remitirlo a la Corte Suprema
sin más trámite dentro del plazo de tres días. Cabe señalar que –como
veremos más adelante con mayor detalle– la Sala Superior no debe ni
(5) El inciso 3 del artículo 387 del Código Procesal Civil, antes de las reformas efectuadas por la Ley
Nº 29634, ordenaba que el recurso de casación debía interponerse “ante el órgano jurisdiccional que ex-
pidió la resolución impugnada”.
439
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
Por otro lado, el inciso 3 del artículo 387 también exige al impugnan-
te que el recurso de casación deba estar acompañado de copia de la cédu-
la de notificación de la resolución impugnada y de la expedida en primer
440
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
grado, certificada con sello, firma y huella digital, por el abogado que
autoriza el recurso y bajo responsabilidad de su autenticidad.
(8) HURTADO REYES, Martín. “Ideas preliminares sobre la ley de reforma de la casación civil”. En: Ac-
tualidad Jurídica. Tomo 187, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2009, pp. 45 y 46.
(9) Ibídem, p. 46.
(10) VALVERDE GONZÁLES, Enrique. Ob. cit., p. 319.
441
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
(11) El segundo párrafo del artículo 141 del Código Procesal Civil establece que son días hábiles los com-
prendidos entre el lunes y el viernes de cada semana, salvo los feriados. Por su parte, los dos primeros
párrafos del artículo 147 del mencionado Código señalan que el plazo se cuenta desde el día siguiente de
notificada la resolución que lo fija y, cuando es común, desde la última notificación; y que no se conside-
ran para el cómputo los días inhábiles.
(12) Cas. N° 018-2000/Junín, emitida por la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de
Justicia de la República y publicada en el diario oficial El Peruano el 30 de abril de 2001, p. 7281.
(13) Cas. N° 2630-2000/Lambayeque, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de
la República y publicada en el diario oficial El Peruano el 1 de marzo de 2001, pp. 7020 y 7021.
(14) Cas. N° 1742-2002/Lima, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República y publicada en el diario oficial El Peruano el 1 de octubre de 2002, pp. 9356 y 9357.
442
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
que no “hay que darle mucha importancia a la frase ‘el término de la dis-
tancia cuando corresponda’ (artículo 387.3) porque, como es obvio, si el
recurrente opta por su sala superior es porque tenía domicilio fijado en
el expediente, por lo tanto, no va a usar ningún término y si decide pre-
sentar su recurso directamente a la Suprema es su opción y, por lo tanto,
tampoco tiene término de la distancia que emplear. En consecuencia, el
‘término de la distancia’ no tiene lugar en la regulación, es un exceso del
legislador”(15).
La profesora Ariano señala que “el inciso 3 del artículo 387 del CPC
ha agregado un incomprensible ‘más el término de la distancia’, lo que
solo tendría sentido si es que el recurso solo se pudiera interponer direc-
tamente ante la Corte Suprema (…). Estoy segura de que este ‘más el tér-
mino de la distancia’ generará uno que otro problema para determinar si
el recurso ha sido interpuesto a tiempo”(16).
Dicho en otros términos, la parte final del inciso 3 del artículo 387
del Código Procesal Civil, cuando hace referencia a “más el término de
la distancia cuando corresponda”, se trata de una norma inútil por no ser
operativa.
443
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
Cuando la pretensión sea mayor de dos mil (2000) URP hasta tres
mil (3000) URP, la tasa a pagarse será de 900% URP, esto equivale a tres
mil doscientos cuarenta nuevos soles (S/. 3240,00); mientras que cuan-
do la pretensión sea mayor de tres mil (3000) URP, se deberá abonar un
arancel de 1300% URP, lo que asciende a cuatro mil seiscientos ochenta
nuevos soles (S/. 4680,00).
Vistos estos números, bien podría cuestionarse las razones por las
cuales se exige el pago de montos tan altos como tasas judiciales para
la presentación del recurso de casación. La profesora Ledesma comenta
(17) El valor de la unidad impositiva tributaria para el 2011 ha sido fijado en tres mil seiscientos nuevos soles
(S/. 3600,00), conforme a lo dispuesto por el Decreto Supremo N° 252-2010-EF del 11 de diciembre de
2010.
(18) Por disposición del artículo 1 de la Resolución Administrativa Nº 442-2010-CE-PJ, del 06/01/2011, se
prorrogó la vigencia del cuadro de valores de aranceles judiciales 2010.
444
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
sobre el particular que: “La interposición del recurso debe estar acom-
pañada del recibo de la tasa respectiva, cuyo monto es bastante oneroso;
ello porque se sostiene que con este requisito se evita que se introduzca
este recurso sin un sereno y meditado estudio”(19). La citada autora men-
ciona el trabajo de campo realizado por Adelaida Bolívar y Carlos Arias,
quienes afirman que “el alto costo de los aranceles judiciales está negan-
do el acceso al ejercicio del recurso de casación, y por ende a la justicia,
a un sector mayoritario de nuestra población, que es precisamente la de
menor capacidad económica”(20).
Para terminar, solo nos resta mencionar cómo las sentencias casato-
rias han precisado la obligatoriedad del pago de tasas para proceder al
(19) LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Tomo II, 1ª edición, Gaceta
Jurídica, Lima, 2008, p. 241.
(20) BOLÍVAR, Adelaida y ARIAS, Carlos. La casación civil 1994-1995. Cusco Editores, Lima, 1996, p. 35;
citado por: LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Comentarios al Código Procesal Civil. Loc. cit.
445
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
(21) Cas. N° 2076-99/Ucayali, emitida por la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Supre-
ma de Justicia de la República y publicada en el diario oficial El Peruano el 30 de marzo de 2001,
p. 7087.
446
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
447
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
(22) Cas. N° 559-97/Ancash, publicada en el diario oficial El Peruano el 15 de junio de 1999, p. 3002.
(23) Cas. N° 2638-2000/Junín, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República y publicada en el diario oficial El Peruano el 1 de marzo de 2001, pp. 7018 y 7019.
448
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
(24) Cas. N° 3114-2000/Huaura, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República y publicada en el diario oficial El Peruano el 1 de marzo de 2001, p. 7048.
(25) Cas. N° 925-2008/Lima, emitida por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la Re-
pública el 11 de abril de 2008.
(26) Cas. N° 57-2001/Arequipa, emitida por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República y publicada en el diario oficial El Peruano el 31 de julio de 2001, p. 7538.
449
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
artículo 388 inciso 1 del Código Procesal Civil, ya que no basta con in-
terponer recurso de apelación y luego de casación, si es que no se denun-
cian los mismos vicios, porque de lo contrario se están consintiendo los
vicios que pudiera tener la resolución adversa de primera instancia”(27).
(27) Cas. N° 3193-2000/La Libertad, emitida por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de
la República y publicada en el diario oficial El Peruano el 31 de agosto de 2001, p. 7686.
(28) LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. Ob. cit., p. 243.
450
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
451
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
452
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
qué tendría que demostrarle a la Corte Suprema algo que es tan eviden-
te y que solo podrá concluirse luego de la evaluación del recurso de casa-
ción? Hasta ahora, no encuentro explicación”(31).
(31) URIBE AMORÓS, Oscar Alberto. “Análisis del recurso de casación en el ordenamiento procesal civil
peruano vigente. ‘Pocas virtudes y muchos defectos’”.
(32) VALVERDE GONZÁLES, Enrique. Ob. cit., pp. 319 y 320.
453
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
(33) LEDESMA NARVÁEZ, Marianella. “La casación civil: a mal tiempo, buena cara”. En: Actualidad Jurí-
dica. Tomo 187, Gaceta Jurídica, Lima, junio 2009, p. 26.
454
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
455
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
in procedendo) y establecer en qué debe consistir la actuación de la sala de casación en caso de error in
iudicando. Los resultados de los recursos formulados con las causales taxativas del texto original del
CPC no fueron muy alentadores. La Sala de Casación en este rubro tendrá una labor pedagógica muy
importante, pues con sus resoluciones establecerá guías de orientación y parámetros para una mejor apli-
cación del instituto”.
(37) VALVERDE GONZÁLES, Enrique. Ob. cit., p. 320.
(38) Código Procesal Civil
“Artículo III.- Fines del proceso e integración de la norma procesal.- El juez deberá atender a que la fina-
lidad concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses o eliminar una incertidumbre, ambas con
relevancia jurídica, haciendo efectivos los derechos sustanciales, y que su finalidad abstracta es lograr la
paz social en justicia.
456
LOS REQUISITOS DE ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DEL RECURSO DE CASACIÓN
En caso de vacío o defecto en las disposiciones de este Código, se deberá recurrir a los principios gene-
rales del Derecho Procesal y a la doctrina y jurisprudencia correspondientes, en atención a las circunstan-
cias del caso”.
457
PARTE IV
LA REVISIÓN CIVIL Y EL
PROCESO DE NULIDAD
DE COSA JUZGADA
FRAUDULENTA
Actos procesales susceptibles de
revisión por fraude procesal
La revisión por fraude procesal, a tenor del texto del artículo 178
del Código Procesal Civil, puede recaer sobre “una sentencia o el
acuerdo de las partes homologado por el juez que pone fin al pro-
ceso”. Es precisamente objeto de este trabajo plantear la discusión,
a la luz del citado texto legal, si también debería poder solicitarse
la revisión de otras resoluciones judiciales que no sean calificadas
como sentencias o acuerdos homologados.
I. PRELIMINARES
Uno de los fines hacia los que se dirige el proceso es resolver los
conflictos de intereses, en tanto que esa solución tiene que darse den-
tro de un debido proceso que satisfaga el ideal de justicia, pero no solo
ello, sino que además sea el resultado de la certeza obtenida en el proce-
so, porque, como señala Carnelutti(1), la justicia debe ser para el proceso
su cualidad interior o sustancial, y la certeza, su cualidad exterior o for-
mal. Si el derecho no es cierto, los interesados no saben y si no es justo,
no sienten lo que es necesario para obedecer, pero hay circunstancias en
que la justicia se ve trastocada en el proceso, esto es, cuando se vulne-
ra el debido proceso por una “actividad dolosa” orientada a causar agra-
vio a las partes o terceros, a través de una sentencia u acuerdo homologa-
do. En estos casos se ingresa a la confrontación entre justicia y seguridad
(*) Abogada por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Doctora en Derecho por la Pontificia Uni-
versidad Católica del Perú. Jueza supernumeraria de Lima.
(1) CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del Proceso Civil. Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos
Aires, 1959, p. 22.
461
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
(2) Fraude procesal es, según Esclapez, “toda maniobra cometida por las partes o por terceros o por el juez
o por sus auxiliares con el proceso o dentro del proceso, tendente a obtener una sentencia o la homologa-
ción de un acuerdo procesal que haga cosa juzgada (...) que afecte al orden público o al interés fiscal o al
derecho de una de las partes o al derecho de un tercero” (ESCLAPEZ. “El fraude procesal en los nuevos
ordenamientos legales”. En: Libro Homenaje a Almicar Mercader. Buenos Aires, 1971, p. 407). Esta
actividad dolosa de los sujetos en el proceso alcanza una gravedad especial porque no solo su objeto es
verse favorecido con el efecto de la cosa juzgada de la decisión sino que tiene además una repercusión
social, cual es, la burla ante el Estado como órgano específico de la actuación del Derecho. Así, Doval
define la conducta fraudulenta como “la violación o uso torticero de las normas procesales que tenga la
finalidad de conseguir que la sentencia, como último acto del proceso, tenga contenido injusto. Hay un
desacuerdo con la realidad fáctica y distinta del que tendría sin esa actividad defraudando así toda la
actividad desarrollada en el proceso, teniendo como necesaria consecuencia, la invalidación de todo el
proceso” (DOVAL DE MATEO, Juan de Dios. La revisión civil. Bosch, Barcelona, 1979, p. 221). De
las definiciones expuestas podemos colegir que la actividad fraudulenta consiste en la actividad de uno
o varios sujetos procesales que busca a través de la actividad procesal –aparentemente normal– causar
dolosamente un perjuicio a la contraparte en el proceso o un tercero a través de este.
462
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
De las diversas opiniones que sobre cosa juzgada han trabajado los
procesalistas, podemos señalar, como punto de coincidencia, el atributo
de la inmutabilidad de la sentencia; sin embargo, el concepto de inmuta-
bilidad no es absoluto sino que es factible trabajar el argumento de la mu-
tabilidad de la cosa juzgada cuando se encuentre justificado en actitudes
fraudulentas que causen agravio y atenten contra el debido proceso.
Hay, por lo tanto, una apariencia de proceso que no genera cosa juz-
gada. El mecanismo para dilucidar ello es la revisión, cuyo objeto liti-
gioso será precisamente el proceso cuestionado, el que se le atribuirá de
fraudulento. No hay un ataque a la cosa juzgada, sino todo lo contrario,
un mecanismo de protección. La revisión por fraude solo se va a orientar
463
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
Otra idea que tenemos que reafirmar es que lo que permite diferen-
ciar a la jurisdicción de las demás actividades estatales es la cosa juz-
gada. En la actuación del derecho, lo irrevocable es lo jurisdiccional, lo
revocable es el acto administrativo; sin embargo, hay situaciones que el
ordenamiento jurídico permite poder alterar lo irrevocable bajo los su-
puestos de la comisión de un fraude procesal, pues hay una necesidad
consustancial entre proceso y Derecho, esto es, entre el instrumento que
va a permitir resolver los conflictos con la seguridad jurídica y justicia.
Como señala Muñoz Rojas(4), es conveniente –e incluso necesario– dotar
de firmeza a las sentencias judiciales, de manera que no se vean expues-
tas a continuas modificaciones las situaciones jurídicas creadas o recono-
cidas en aquellas, pero también es interesante que la inalterabilidad de las
decisiones firmes pueda quedar sin efecto, en ciertas hipótesis, si son ma-
nifiestamente injustas.
(3) PRIETO CASTRO, Leonardo. “Ética procesal y valoración de la conducta de las partes”. En: Estudios y
comentarios para la teoría y la práctica procesal civil. Madrid, 1950, p. 140.
(4) MUÑOZ ROJAS. “Estudio sobre la revisión penal”. En: Revista de Derecho Procesal. V. II, 1968, p. 48.
464
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
1. Las sentencias
El artículo 178 del CPC hace expresa referencia a la sentencia. La
idea central en este tipo de actos es que está presente la “cosa juzgada”,
la cual es concebida como el atributo de la jurisdicción. Puede catalo-
garse como la autoridad y eficacia de una sentencia judicial cuando no
existen contra ella medios de impugnación que permitan modificarla. Es
pues, la calidad, el atributo, propio del fallo que emana de un órgano ju-
risdiccional cuando ha adquirido carácter definitivo.
465
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
466
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
(5) CALLEJO CARRIÓN, Soraya. La revisión de sentencias firmes en la LEC 1/2000. Grupo difusión,
Madrid, 2006, p. 124.
(6) Ver artículo 1083 del CPC derogado.
(7) PALACIO, Lino. Derecho Procesal Civil. Tomo V, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, p. 407.
467
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
(8) La posibilidad de la mutabidad de la cosa juzgada no debe ser una alternativa ordinaria a invocar. Todo
lo contrario, la revisión debe ser un mecanismo extraordinario a recurrir y solo por las causales que se-
ñala expresamente la ley, como es, el fraude o la colusión (ver artículo 178 del CPC). Decimos que es
extraordinario, pues, la decisión judicial que se cuestiona debe haber sido obtenida por medio de activi-
dades fraudulentas en el proceso, agraviando el espíritu de justicia hacia el que nos debe dirigir. Se reco-
noce en doctrina que cuando exista “duda” en torno a la existencia del fraude, el pronunciamiento deberá
ser contrario a la pretensión de anulación: la duda favorece al proceso. Al margen de lo extraordinario es
necesario que quien recurra a invocar la revisión del proceso haya agotado todos los mecanismos dentro
de este para combatir la actividad fraudulenta. El mecanismo de la revisión es residual, pues, “(...) no
puede ser utilizado si existen otros recursos internos y extraordinarios con los cuales se subsane el vicio,
de donde se tiene que es imprescindible el haber agotado todos los mecanismos previos dentro de su pro-
ceso para su cuestionamiento”. (Ver consideraciones en la Cas. Nº 160-2000-Cono Norte, publicada en el
diario oficial El Peruano, el miércoles 30 de agosto de 2000) En igual sentido, Ana María Arrarte califica
de residual “lo que no puede ser usado si existen mecanismos internos y ordinarios que puedan subsanar
el vicio incurrido a propósito de la comisión del fraude procesal” (“Alcances sobre la nulidad de la cosa
juzgada fraudulenta”. En: Ius Et Veritas. Facultad de Derecho de la Universidad Católica del Perú, año
VII, Lima, 1996, p. 173).
468
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
Si bien la redacción del texto del artículo 178 del CPC no señala que
es necesario agotar los mecanismos de impugnación ordinarios y extraor-
dinarios posibles en el proceso cuestionado de fraudulento, como condi-
cionante para la procedencia de la pretensión nulificante por fraude pro-
cesal, tenemos que considerar ante ello, que el principio de protección
que rige las nulidades procesales señala que “quien haya dado lugar a la
nulidad no pueda sostener luego la invalidez del acto”. No puede ampa-
rarse bajo la nulidad quien ha concurrido a la celebración del acto nulo,
sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba. Se trata de una
regla asentada en los principios de la lealtad y la buena fe procesal y, más
aún, en el principio general del derecho –de aplicación subsidiaria– en
cuya virtud el ordenamiento jurídico no puede proteger la pretensión y
conducta contradictorias, ni el comportamiento incoherente. Precisamen-
te, uno de los presupuestos de la nulidad es la ausencia de culpabilidad de
quien la alega. Quien cometió la infracción no puede invocar a su favor y
en perjuicio de la contraria su propia torpeza, por lo tanto, la residualidad
es el argumento que podría justificar la improcedencia de la pretensión de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta.
(9) SIGÜENZA LÓPEZ, Julio. La revisión de sentencias firmes en el proceso civil. Thomsom-Arazandi,
Pamplona, 2007, p. 98.
(10) ARRARTE, Ana María. “Alcances sobre la nulidad de la cosa juzgada fraudulenta”. Ob cit., p. 173.
469
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
(11) PAYÁ, Fernando y LIMA, Susana. Extinción del proceso civil por voluntad de las partes. Abeledo-Perrot,
Buenos Aires, 1989, p. 133.
470
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
(12) MORELLO, Augusto. “La transacción desde la perspectiva procesal”. En: Revista Colegio de Abogados
de La Plata. La Plata, julio-diciembre, 1973, p. 375.
471
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
(13) El caso refiere la existencia de dos procesos en paralelo, con un referente subjetivo en común, como
es, tener en ambos procesos al mismo demandado: Empresa Inversiones y Servicios Piura S.A. Ambos
procesos se ventilaban en simultáneo, con la diferencia, que uno de ellos, promovido por Oswaldo Fuster
Velezmoro se había iniciado primero y se encontraba en ejecución de sentencia. El otro proceso, pro-
movido por Francisco Timarchi Ciccia y su cónyuge Bertha Cotlear se inició con posterioridad, pero
terminó con un acuerdo por transacción, en la que la empresa deudora entrega un inmueble como dación
en pago de la deuda. Como hace referencia un precepto bíblico, “los últimos serán los primeros”, esto
es, el proceso iniciado con posterioridad fue el primero en concluir el proceso y, por ende, el primero en
ejecutar el cobro.
Este segundo proceso, en el que ha recaído la transacción es analizado por la Sala Civil de la Corte
Suprema en la Cas. N° 3633-2009-Piura, para sostener que la transacción ha generado cosa juzgada, y
como esta se ha dado al interior del proceso, el cuestionamiento a ese acuerdo debe hacerse a través de la
nulidad de cosa juzgada fraudulenta, pues, la transacción constituye un acuerdo homologado.
La forma como este proceso, promovido con posterioridad al del accionante Oswaldo Fuster Velezmoro
ha concluido por transacción llevaría a la “sospecha” que podría tratarse de un proceso simulado, en la
que se presupone el concierto de voluntades con antelación, por ambas partes para simular un proceso,
en la que se obtenga un título para oponer los efectos de ese título a terceros.
Bajo esa posibilidad, se aprecia que el demandante del primer proceso Oswaldo Fuster Velezmoro, quien
vio frustrada su ejecución, pues, el inmueble que se pretendía afectar para el remate en ejecución de
sentencia, se levantó a consecuencia de la tercería que promovió Francisco Timarchi Ciccia y su cónyuge
Bertha Cotlear, demandantes además en el proceso de cobro dinerario, en el que concluyó con la entrega
del inmueble como dación en pago, en la transacción.
La particularidad de la transacción es que fue celebrada por el Gerente General de la empresa deudora
Inversiones y Servicios Piura S.A., Manuel Seminario Fosca, quien es hijo político de dicha sociedad
conyugal que promovió la tercería, conformada por Francisco Timarchi Ciccia y su cónyuge Bertha
Cotlear.
(14) En igual sentido, MONROY PALACIOS, Juan. “Planteos generales en torno a la revisión civil”. En:
Revista Peruana de Derecho Procesal. Tomo II. Lima, 1998, p. 128.
472
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
(15) En igual forma señala Ana María Arrarte considera que, por desgracia, el fraude es como el cáncer que
no respeta nada ni a nadie. Véase: “Cosa juzgada sobre la vladijusticia: ¿certeza sobre una paz corrup-
ta?”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. N° 32, Gaceta Jurídica, Lima, mayo, 2001, p. 38.
473
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
la revisión por fraude del proceso arbitral en el que hubiera recaído dicha
actividad dolosa.
(16) CALAZA LÓPEZ, Sonia. La cosa juzgada. La Ley, grupo Wolters Kluwer, Madrid, 2009, p. 80.
(17) Artículo 409.- Falsedad en juicio.
El testigo, perito, traductor o intérprete que, en un procedimiento judicial, hace falsa declaración sobre
los hechos de la causa o emite dictamen, traducción o interpretación falsos, será reprimido con pena
privativa de libertad, no menor de dos ni mayor de cuatro años.
Si el testigo, en su declaración, atribuye a una persona haber cometido un delito, a sabiendas de que es
inocente, la pena será no menor de dos ni mayor de seis años.
El juez puede atenuar la pena hasta límites inferiores al mínimo legal o eximir de sanción, si el agente
rectifica espontáneamente su falsa declaración antes de ocasionar perjuicio.
(18) SIGÜENZA LÓPEZ, Julio. Ob. cit., p. 103.
474
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
Para ver los efectos que contiene los actos procesales de disposición
se debe valorar si la relación material es única e indivisible que implique
el dictado de una única sentencia. Si esto es así, el desistimiento produ-
cirá efectos en la medida en que todos los litisconsortes adopten idéntica
actitud.
475
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
(21) ALBADALEJO, Manuel. Derecho Civil. Vol. 2, 14ª edición, Bosch, Barcelona, 1996, pp. 506 y 507.
476
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
(22) Texto publicado en Diálogo con la Jurisprudencia. N° 140, Gaceta Jurídica, Lima, 2010, p. 171.
477
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
V. RESOLUCIONES NO RECURRIBLES
(23) En opinión de Ariano, quien sostiene que el verdadero título ejecutivo no es la sentencia sino el que
se presenta con la demanda, que es calificado por el juez y que determinó el despacho de la ejecución
contenido en el denominado mandato ejecutivo, señala: “Esa sentencia, pese a que se le llama sentencia,
solo es una auténtica sentencia cuando resuelve ese incidente cognitorio sumario (eventual) que nuestro
legislador impropiamente llamó contradicción. En cambio, cuando no se ha interpuesto contradicción,
nada hay que resolver, y por eso lo único que contiene es un acto de impulso (siga la ejecución adelante,
art. 701 del CPC) vale decir, que es un simple decreto con máscara de sentencia”. Este inconveniente en
la regulación del procedimiento ejecutivo, para Ariano se hubiera superado al no considerar necesario
dictar sentencia cuando no mediara contradicción, de esta forma se podría ver claramente que la contra-
dicción es con relación al proceso ejecutivo un incidente cognitorio que suspende la marcha del proceso
de ejecución ya iniciado con la demanda y el mandato ejecutivo, hasta la emisión de la sentencia, pero
no es un acto del proceso principal, que tipifique todo el proceso. Este comentario ha sido superado –en
parte– con las modificaciones realizadas en el D. Leg. Nº 1069, al señalar que: “Si no se formula con-
tradicción, el juez expedirá un auto sin más trámite, ordenando llevar adelante la ejecución” (ARIANO
DEHO, Eugenia. “La tutela jurisdiccional del crédito: proceso ejecutivo, proceso monitorio, condenas
con reserva”. En: Problemas del proceso civil. Jurista editores, Lima, p. 372).
(24) NIEVA FENOLL, Jordi. La cosa juzgada. Atelier Libros Jurídicos, Barcelona, 2006, p. 135.
478
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
la cosa juzgada existe una relación entre medio y fin. El medio es el pro-
ceso, el fin la cosa juzgada. Sin proceso no hay cosa juzgada; pero sin
cosa juzgada no hay proceso llegado a su fin. Como señala Fenech(25), la
cosa juzgada es el efecto del proceso consistente en la trascendencia que
concede el derecho positivo a la decisión del objeto del proceso, en cuan-
to a los procesos que pueden desenvolverse posteriormente sobre el obje-
to ya decidido. Lo que permite diferenciar a la jurisdicción de las demás
actividades estatales es la cosa juzgada. En la actuación del derecho, lo
irrevocable es lo jurisdiccional; lo revocable es el acto administrativo.
479
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
pronuncia solo respecto del peticionario; en el proceso de jurisdicción voluntaria no existe demandado,
sino simple interesado peticionario, al paso que en el contencioso existe siempre un demandado; en la
voluntaria se persigue dar certeza o precisión a un derecho o legalidad a un acto, o ciertos efectos jurí-
dicos materiales, sin presentarle al juez inicialmente ninguna controversia ni litigio para su solución en
la sentencia, ni siquiera pedirle una declaración contra otra persona, en la contenciosa, por el contrario,
inicialmente se le está pidiendo la solución de un litigio con el demandado, o al menos una declaración
que vincule y obligue a este; en la contenciosa es normal que la sentencia tenga el valor de cosa juzgada,
si decide en el fondo; en cambio en la voluntaria jamás constituye cosa juzgada (DEVIS ECHANDÍA,
Hernando. Teoría general del proceso. Tomo 1, Editorial Universidad, Buenos Aires, 1984, p. 86).
(27) CARNELUTTI, Francesco. Instituciones del Proceso Civil. Volumen III, Ediciones Jurídicas Europa-
América, Buenos Aires, 1960, pp. 263 y 264.
480
ACTOS PROCESALES SUSCEPTIBLES DE REVISIÓN POR FRAUDE PROCESAL
481
MARIANELLA LEDESMA NARVÁEZ
CONCLUSIONES
1. El proceso puede concluir por sentencia o por acuerdo de par-
tes, con homologación. En ambos supuestos hay la posibilidad de
que sean el resultado del fraude procesal. La impugnación que se
puede provocar no busca la revisión de estos actos sino del pro-
ceso del que han derivado para luego rescindir los efectos de la
cosa juzgada generada.
2. A pesar de que el artículo 178 del CPC precisa los actos materia
de impugnación, debemos reconocer que también pueden ser ex-
tensivos a los laudos arbitrales, autos que resuelven la contradic-
ción en los procesos de ejecución e incluso los que resuelven ex-
cepciones materiales de fondo, como la caducidad del derecho.
(28) CALAZA LÓPEZ, Sonia. La cosa juzgada. Ob. cit., p. 155. Véase también en NIEVA FENOLL, Jordi.
La cosa juzgada. Ob. cit., p. 135.
482
Índice general
Índice general
Presentación..................................................................................................................... 5
PARTE I
La impugnación en el marco de la Constitución
y de los derechos fundamentales
I. Introducción.......................................................................................................... 11
II. Tutela y promoción de la legalidad...................................................................... 14
1. Legalidad y aplicación del Derecho............................................................. 16
2. Legalidad y evolución del Derecho.............................................................. 21
3. Legalidad y derechos fundamentales........................................................... 23
III. Modalidades de desarrollo de las funciones......................................................... 26
1. El precedente................................................................................................ 27
2. La circulación del Derecho extranjero......................................................... 29
3. La selección de los recursos......................................................................... 31
IV. Conclusiones......................................................................................................... 34
485
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO CIVIL
I. Notas introductorias.............................................................................................. 81
II. Entelequias sobre la garantía de impugnación..................................................... 84
1. ¿Derecho de configuración legal?................................................................ 84
2. ¿Cuál es el derecho continente de la garantía de impugnación?.................. 88
2.1. Perteneciente a la garantía de doble (o pluralidad) instancia.............. 89
2.2. Perteneciente al debido proceso (o tutela judicial).............................. 91
3. ¿Solo al proceso penal o extensible a otras disciplinas procesales?............. 92
III. Contenido esencial y su vulneración.................................................................... 93
1. Derecho a su utilización............................................................................... 95
2. Derecho a su admisión................................................................................. 97
IV. Otros mitos de la garantía de impugnación.......................................................... 101
1. Sobre los aranceles judiciales....................................................................... 101
2. Sobre los plazos procesales.......................................................................... 103
V. Reflexiones conclusivas........................................................................................ 103
PARTE II
Teoría general de los recursos
I. Introducción.......................................................................................................... 109
II. El Derecho brasileño y el recurso con base en el precedente............................... 111
486
ÍNDICE GENERAL
III. La importancia del tema y las dificultades que le son inherentes......................... 112
IV. Criterios para la comparación............................................................................... 114
V. La contraprueba lógica de la comparabilidad....................................................... 120
VI. Conclusiones......................................................................................................... 127
487
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO CIVIL
Introducción..................................................................................................................... 197
PARTE I: Razonamiento jurídico.................................................................................... 199
I. Generalidades....................................................................................................... 199
II. Razonamiento judicial.......................................................................................... 202
III. Argumentación jurídica........................................................................................ 204
1. Teorías sobre la argumentación jurídica....................................................... 204
2. Definición de la teoría de la argumentación jurídica.................................... 205
3. Racionalidad y Derecho............................................................................... 206
4. Lógica jurídica o deóntica............................................................................ 207
5. ¿Qué es argumentar?.................................................................................... 207
6. Concepciones de la argumentación.............................................................. 208
488
ÍNDICE GENERAL
489
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO CIVIL
I. Introducción.......................................................................................................... 281
II. Breve apunte sobre los tipos de resoluciones judiciales en el ordenamiento
peruano................................................................................................................. 283
1. Decreto......................................................................................................... 283
2. Auto.............................................................................................................. 284
3. Sentencia...................................................................................................... 284
III. Concepto, objeto y principales particularidades de la reposición........................... 285
1. Concepto....................................................................................................... 285
2. Objeto........................................................................................................... 286
3. Principales particularidades sobre la reposición.......................................... 288
3.1. Sobre el contrario imperio................................................................... 288
3.2. Es impropio y ordinario.......................................................................... 289
3.3. Sobre el agravio...................................................................................... 290
3.4. Las resoluciones recurribles................................................................... 290
3.5. Sobre su procedimiento.......................................................................... 292
3.5.1. Legitimación........................................................................................ 292
3.5.2. Órgano competente.............................................................................. 293
3.5.3. Interposición del recurso (rechazo in limine, efectos de la
interposición y la substanciación del recurso)..................................... 293
3.6. Reposición de oficio............................................................................ 295
3.7. Efectos de la resolución que resuelve la reposición............................ 296
3.8. Sobre la apelación en subsidio............................................................ 297
490
ÍNDICE GENERAL
PARTE III
La casación civil en el Perú: críticas y propuestas
491
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO CIVIL
1. El certiorari.................................................................................................. 340
1.1. Naturaleza jurídica del certiorari........................................................ 341
1.2. El certiorari norteamericano............................................................... 343
1.3. El leave to appeal en Inglaterra........................................................... 347
1.4. El certiorari argentino......................................................................... 348
1.5. El certiorari mexicano........................................................................ 348
1.6. El certiorari colombiano..................................................................... 349
1.7. El certiorari español............................................................................ 350
1.8. El certiorari peruano........................................................................... 351
2. El instituto de la doble conforme................................................................. 360
3. La summa gravaminis o la cuantía en el recurso de casación civil . ........... 366
4. El efecto suspensivo de la impugnación....................................................... 370
5. La calificación del recurso............................................................................ 373
III. Colofón................................................................................................................. 374
I. Preliminares.......................................................................................................... 375
II. La Corte Suprema de Justicia............................................................................... 377
1. Funciones generales..................................................................................... 378
III. El derecho a impugnar.......................................................................................... 380
1. Medios impugnatorios.................................................................................. 380
2. Fallos ordinario y extraordinario . ............................................................... 382
2.1. Fallo en última instancia..................................................................... 382
2.2. Fallo en casación................................................................................. 383
IV. La casación y la “reforma incompleta” ............................................................... 383
1. Política judicial: años 2002 y 2003.............................................................. 384
2. La Ceriajus: diagnóstico al 2004.................................................................. 384
3. Política judicial: años 2005 y 2006 ............................................................. 386
4. Proyecto de Reforma Constitucional (año 2007)......................................... 388
5. Política judicial: año 2007............................................................................ 389
6. Política judicial: año 2009............................................................................ 391
7. Una nueva reforma legislativa: la Ley Nº 29364......................................... 391
8. Política judicial: año 2010............................................................................ 394
9. Política judicial: año 2011............................................................................ 395
V. El “extraordinario” recurso de casación............................................................... 396
1. Fines esenciales de la casación . .................................................................. 396
492
ÍNDICE GENERAL
I. Introducción.......................................................................................................... 433
II. Los requisitos de admisibilidad............................................................................ 435
III. Requisitos de admisibilidad del recurso de casación....................................... 437
493
MEDIOS IMPUGNATORIOS EN EL PROCESO CIVIL
PARTE IV
La revisión civil y el proceso de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta
I. Preliminares.......................................................................................................... 461
II. Dolo procesal y cosa juzgada............................................................................... 463
III. Los actos materia de impugnación....................................................................... 464
1. Las sentencias . ............................................................................................ 465
2. Los acuerdos homologados por el juez........................................................ 469
3. Los laudos arbitrales..................................................................................... 473
IV. Otras resoluciones que pueden ser impugnadas................................................... 475
1. La resolución que aprueba el desistimiento de la pretensión ................... 475
2. El auto firme que declara fundada la excepción de caducidad de derecho.... 476
3. El auto que resuelve la contradicción en un proceso de ejecución.............. 477
V. Resoluciones no recurribles.................................................................................. 478
1. En el caso de las resoluciones que provienen del no contencioso................ 478
2. Las medidas cautelares................................................................................. 481
Conclusiones.................................................................................................................... 482
494