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MÉTODO DE ESCRITURA LAMELA

Rosario Lamela

A los 16 años tuve que interrumpir los estudios a causa de una enfermedad nerviosa que me
dejó la mente en blanco, perdí la memoria y quede con un fuerte dolor de cabeza que me
impidió leer absolutamente nada en varios años, pero mi vocación por la enseñanza seguía
ahí y, a los 32 años, ya casada y con un hijo, decidí acabar la carrera de Magisterio De
repente me encontré en un aula con 60 niños de cuatro años y sin la más remota idea de
que hacer con ellos. A lo largo de mi carrera, nadie me había orientado sobre como actuar
en una situación así, ni había oído hablar de cómo se utilizaban los distintos métodos de
lecto-escritura, sólo sabía que existían métodos globales que partían de la palabra o de la o
de la frase, silábicos a partir de la sílaba y los fonéticos que iniciaban la enseñanza de la
lectura partiendo de los fonemas, pero... ¿Cómo se utilizaban? ¿Cuál era el mejor?
Tampoco tenía ni idea de que, antes de empezar con la lecto-escritura, eran necesarios
ciertos ejercicios gráficos preparatorios para el dominio de la mano, así como actividades
psicomotrices, dominio del esquema corporal, adquisición de ciertos conceptos de
lateralidad, espacio, tiempo, tamaño, cantidad, adicción, etc., todos ellos imprescindibles
para el trazado de las grafías, así como para poder apreciar las pequeñas diferencias que
existen entre ciertas letras, su situación en el tiempo y en el espacio, su tamaño, etc.

Ante mi falta de preparación, empecé a buscar información en libros de educación infantil,


asistí a cursillos, pregunté a compañeras y las cosas fueron mejorando. Después pasé a un
curso de E.G.B., Seguí con mi formación, acudiendo a cursillos de E. Infantil y sobre todo de
Dislexia. 1

Colaboré con D. Agustín Regadera, asesor del I.C.E. de Navarra, aplicando a todos los
alumnos del colegio, las pruebas de detección de la dislexia, para el curso a distancia que
organizó el I.C.E. de U.D.E.N. Durante el tiempo que estuve en E.G.B., fui anotando los
errores más frecuentes que cometían los niños, tanto en lectura como en escritura. Entre
ellos estaban la confusión de ciertas letras ( p –b; d – q; m – n; d – b; q – p; ) la no
discriminación de ciertos sonidos, (pa – ta; de –le; ci – li;), la omisión de fonemas y de
grafemas, ( tota por torta; pate por pastel), la inversión de fonemas (golbo por globo ), la
mezcla, en un mismo escrito, de varios tipos de letras (redonda, tipo imprenta, cursiva, )
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Otros escribían con letra scrip, ( letras que no se unen y, que al dejar poco espacio entre
una palabra y otra, es imposible descifrar lo escrito), algunos leían silabeando, otros
cambiaban unas palabras por otras parecidas, repetían, retrocedían, volvían a empezar.

Repasé los trabajos de esos alumnos, realizados desde los 4 años y observé que la mayoría
de esos errores eran arrastrados desde la E. Infantil, y se debían a un aprendizaje
inadecuado, que no se corrigió a tiempo.

Todos los trabajos que realiza el niño, hay que corregirlos, si no se van a corregir, es
preferible que no los haga, ya que, si los ha hecho mal y no se corrigen, con ello, sólo
conseguiremos, que se afiance más en su error.

Indagué sobre los métodos de lectura que se habían usado con cada uno de ellos y llegué a
las siguientes conclusiones:

1º. Los métodos globales no se deben de utilizar con niños que tengan sordera tonal (oyen
bien pero al tener un 10% de pérdida en el oído dominante tienen dificultad para discriminar
ciertos sonidos), tampoco se pueden aplicar con niños de memoria débil o de atención
dispersa y además es necesario mezclarlos con otros métodos.

2º. Los métodos silábicos requieren una gran memoria para retener tantos dibujos como
sílabas existen. Esto les impide poder avanzar en le lectura, sin silabear y es un suplicio
para los niños con memoria débil, para los que tienen sordera tonal y para aquellos que
poseen una atención dispersa. Al tener que recordar tantos dibujos como sílabas hay, su
lectura es muy lenta, tardan mucho tiempo en dejar el silabeo y la mayoría no comprenden
lo que leen.

3º El método fonético solo, sin apoyos, es más difícil para los mayores que para los niños.
La mayor parte de las consultas recibidas del profesorado, han sido sobre como conseguir
emitir el fonema puro, hecho este, que es imprescindible para poder corregir defectos de
pronunciación y de discriminación auditiva y para que la ligazón resulte, rápida, sencilla y
correcta. Para conseguir emitir fácilmente cualquier fonema, no hay más que pensar en una
sílaba Inversa, que tenga al final la letra que queramos pronunciar. Por ejemplo para la “l”, la
sílaba podría ser “al”. Decimos la sílaba sin pronunciar la “a” y nos quedamos con el fonema
puro “l”. También se puede conseguir con una sílaba directa “la”. Se inicia lapronunciación
de su primera letra “l” y no se dice la última.

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4º. El aprendizaje de los fonemas puros, con apoyo de imágenes, le resulta al niño
sencillísimo, siempre que su profesora los emita correctamente, además es conveniente y
necesario hacerlo cuanto antes, para poder corregir, antes de empezar a leer, los defectos
de pronunciación que el niño pudiera tener.

5º. Cuando leemos una palabra podemos percibirla como un todo a descomponerse en
letras o como una sucesión de signos que al darse la mano forman el todo (la
palabra).Ambos procesos, análisis y síntesis, son inseparables en la lectura, sin embargo en
la escritura no hay otro camino que la síntesis. Al escribir, vamos poniendo una letra a
continuación de otra, hasta formar la palabra. Por esta razón en los métodos globales y
silábicos puros, existe un desequilibrio entre la lectura y la escritura. El niño capta la palabra
como un todo, del que desconoce las partes que, a su vez, le son imprescindibles para
iniciarse en la escritura, a no ser que lo haga como si fuera un dibujo y aunque su memoria
sea buena y recuerde todos los grafemas, puede carecer de memoria espacio-temporal, lo
que daría lugar a la inversión de las grafías dentro de la palabra.

Después de mi experiencia en E.G.B., pasé de nuevo a Educación Infantil y pensé en hacer


algo que evitara, ya desde esta etapa, sino todos, al menos, la mayor parte de los errores
que hasta el momento había venido observando. Con todas las conclusiones sacadas y las
experiencias de mi vida profesional, opté por idear un método ameno y sencillo, que lograse
despertar el interés de los niños por la lecto-escritura y que les motivara lo suficiente, como
para sentir deseos de aprender a leer.

Mi idea era partir de la palabra, pero conociendo antes todos los fonemas y así poder
empezar con un aprendizaje paralelo de la lectura y de la escritura, de forma que si los niños
leían la palabra “seta”, estuviesen preparados y capacitados para escribirla sin cometer
errores.

Pensé en algo que pudiera despertar, desde ya, el interés y el amor del niño por la lectura. Y
¿qué mejor que un cuento para conseguirlo?

Pepita y Miguel

El cuento debía de ser corto, con unos personajes que al niño le fuesen familiares y con los
que se identificase totalmente, hasta el punto de emitir los sonidos que ellos emitieran y
realizar los gestos que ellos hicieran y, así nació el cuento de Pepita y Miguel.

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Para que al niño le resultara más ameno y más cercano, al poder tener en sus manos a los
personajes con sus correspondientes fonemas, lo ideé en forma de viñetas, cada una en
una carta, formando entre todas una baraja con el cuento completo de Pepita y Miguel.

Baraja

La baraja está formada por tantas cartas como letras tiene el abecedario, y en cada carta
figura el dibujo de un personaje, del cuento de Pepita y Miguel, con la grafía del sonido que
emite y por detrás lleva su viñeta correspondiente. Los personajes, a la vez que emiten su
sonido, tienen que realizar un gesto; sonido y gesto que el niño debe de imitar. Esas
imágenes ayudan a la mente del niño, a grabar sus grafías correspondientes y el gesto, le
permite recordar con rapidez los fonemas.

Autodictados

Para iniciar la lectura a partir de la palabra, elegí las más cortas y sencillas, cuyas iniciales
serían generadoras de cada una de las letras del abecedario. Dibujé sus imágenes en
cartones grandes y en otros aparte sus nombres. Para motivar a los niños, los puse en
contacto continuo con el mensaje escrito: escribí el nombre de todos los objetos de la clase
y los puse en el lugar correspondiente; les conté cuentos con imágenes grandes y muy
poco texto debajo y de ahí pasamos a trabajar con los auto – dictados. Hablamos de las
características de cada una de las imágenes y después cada día, un niño, colgaba el cartón
en el tendedero, (una cuerda larga sujeta a la pared, con un círculo en la parte izquierda).

El primero empezaba en el punto (círculo) y los demás seguían colocándolos hacia la


derecha, dejando un pequeño espacio, entre ellos. Cada día, leían el tendedero, empezando
en el punto, ejercitando el barrido visual de izquierda a derecha y dando una palmada, entre
cada una de las imágenes.

Al principio sólo trabajábamos las imágenes y más adelante, las mismas con sus nombres.
También llevábamos a cabo, los muchos juegos que figuran en las explicaciones, sobre la
forma de utilizar los Autodictados. A la vez que realizábamos las actividades anteriores,
íbamos contando el cuento de Pepita y Miguel y haciendo los ejercicios grafomotores y de
preescritura, siempre acompañados de frases rítmicas que motivaban al niño. Por ejemplo:
Para una línea vertical y otra horizontal, “de pie, tumbado”. Para la “e”, “me tumbo en la
cama y me tapo con la manta.

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Flechas

La flecha es un valioso auxiliar que ayuda mucho al niño, sobre todo al principio, hasta que
supera la adquisición de las sílabas inversas, indicándole el punto de partida, la sucesión
temporal de los grafemas, su dirección y su unión. A la vez que realizamos la
grafomotricidad, vamos haciendo gran cantidad de ejercicios a base de flechas, que
empiecen en un punto y cuya dirección sea siempre de izquierda a derecha, acostumbrando
así al niño, al barrido visual y grafomotor, en dicha dirección.

Escritura

Así como el niño necesita ayuda para aprender a andar, (la mano de una persona o un
tacatá) también necesita ayuda que le facilite el aprendizaje de la escritura. A mí me faltaron
esas ayudas, tanto al iniciar la escritura, como durante los primeros años de estudiante, que
es cuando se afianza su aprendizaje. El cambio continuo de pautas, así como de tipos de
letras, sin llegar a perfeccionar ninguna, dieron como resultado una letra desastrosa, que ni
los niños, ni yo misma entendía. Tenía que buscar un TACATÁ que me ayudase a mí y a
mis alumnos.

Probé 1º con las dos líneas. Los niños encontraban rápidamente donde ubicar el cuerpo
principal de las letras, pero no contaban con una medida para la anchura de las mismas, ni
para los espacios de separación; las prolongaciones podían ser unas más largas que otras y
se podían inclinar hacia un lado o hacia otro. Además los movimientos tan amplios, que el
niño tiene a esa edad, no cabían en aquellas angosturas. Lo intenté cuadriculando la pizarra
y para mí fue una gran ayuda. Las letras tenían todas la misma medida, tanto su cuerpo
principal como las prolongaciones y las separaciones eran siempre iguales. Sin embargo, no
ocurría lo mismo con los niños.

En los cuadernos de cuadros, todas las líneas son iguales, por lo que, les costaba mucho
mantenerse en la misma línea y en el supuesto de que lo consiguieran, eran incapaces de
contar, sin equivocarse, tanto los cuadros de separación de palabras, como los del salto de
línea a línea; además, sus amplias letras no cabían en unos cuadros tan pequeños.

Ante estas dificultades decidí unir las dos pautas en una. Por fin un TACATÁ perfecto para
la enseñanza de la escritura y así es como nació la “CUADROVÍA LAMELA”, pauta que está
registrada en el B.O.P.I. El problema del tamaño, lo solucioné haciendo cuadernos con

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cuadros de 8, 6, 5, 4, 3 y 2 mm . Como es aconsejable el uso de la Cuadrovía, hasta los


diez - once años, cada niño puede disponer, del tipo de pauta adecuada a su edad.

No considero conveniente reducir pronto el tamaño de la letra. Aconsejo: tres años, folio sin
pauta – cuatro años, alternar folio con 8mm – cinco años, empezar con 8 y seguir con 6mm -
seis años, empezar con 6 y seguir con 5mm – siete años, 4mm – ocho años, empezar con 4
y seguir con 3mm –nueve años, empezar con 3 y seguir hasta los once con 2 mm.

Lectura

Aunque todo lo expuesto hasta ahora, forma parte de la lectura-escritura, en realidad puede
considerarse como una preparación previa a la misma. Una vez que el niño conoce los
fonemas y sabe escribirlos, iniciaremos la lectura a partir de las palabras generadoras,
descendiendo de la palabra a la letra y de la letra pasaremos a la sílaba, iniciándolos en la
ligazón de consonantes y vocales.

Empezaremos con la letra “s” y para ello utilizaremos las palabras “oso” y “seta” palabras
que ya conocen. Mostraremos la imagen de la seta con su nombre y aunque saben leerla y
conocen las letras que la forman, al verlas unidas no las reconocen, por lo que hay que
enseñarle a que analice sus partes y aprenda a descender al detalle. Para ello,
colocaremos el dedo en el punto de la flecha e iremos señalando cada letra, para que las
vaya emitiendo, alargando su sonido, sin soltarlo, hasta dar la mano a la siguiente y seguir
así hasta el final de la flecha. Es en este momento cuando el niño se da cuenta, de que esos
fonemas que conoce, al darse la mano forman la palabra “seta”. Acto seguido compondrá
dicha palabra en la regla portadora, con las cartas del alumno .Como también sabe trazar
esas grafías, ya puede pasar a escribir la palabra “seta”, que antes habremos escrito en el
encerado.

A continuación pasaremos a trabajar las sílabas. Podemos hacerlo con la baraja mural
silábica o en su defecto, en el encerado, con el siguiente esquema:

a sa
o so
s i si
e se
u su

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Las vocales estarán siempre en el encerado, porque saben y pueden caminar solas, serán
sólo las consonantes, las que se añadan, que son las que necesitan dar la mano para poder
caminar. Colocaremos el dedo en la “s” y emitiremos su sonido, acompañados de los niños,
alargándolo durante el tiempo que tarde el dedo, siguiendo la flecha, hasta llegar a la vocal,
uniéndolo en ese momento a ella : “ssssssa” y, siguiendo de nuevo la flechita , diremos la
sílaba en un solo golpe: “sa”. Se procederá de igual forma con el resto de las consonantes.

Después pasaremos a leer, la página del libro que corresponda a la consonante trabajada.
No se debe de seguir adelante si existe la más mínima duda en su lectura. Es aconsejable
que el alumno posea su propio libro para que cada uno avance según sus posibilidades,
además de la ilusión y el estímulo que su posesión le proporciona.

Con cada letra trabajada se contará una adivinanza. Por ejemplo, para la “s”. Seta empieza
conmigo, la primera del sol, soy y en medio del oso voy, ¿sabes ya quién soy? Se escriben
en el encerado las tres palabras, “seta”, “sol”, “oso”, acompañadas de sus Flechas, el que
acierte, sale al encerado y rodea las tres “eses”.

Para las sílabas trabadas, seguiremos el mismo procedimiento, pero con la segunda
consonante unida a la vocal Por ejemplo en “bla”, la “b” será la que da la mano a “la”, “lo”,
“li”, “le”, “lu”; “bbbbbla y siguiendo la flecha, leeremos la sílaba de un solo golpe: “bla”. El
esquema será el mismo que para las sílabas directas expuesto anteriormente.

Una vez que el niño ha captado la ligazón, no se consentirá el silabeo. La lectura pude ser
lenta, pero nunca silabeante, gracias a la prolongación del sonido, ( paato en vez de pa to)
El niño debe de saber, que no puede soltar ningún fonema, hasta que no acabe la flecha

Lectura comprensiva

Todos los días se escribirá una frase en el encerado, que se leerá despacio y sin silabear,
haciendo toda clase de preguntas sobre ella, hasta que quede claro su significado y el niño
se entere bien de lo que ha leído.

Evaluación

A lo largo de todo el aprendizaje se van evaluando los adelantos con los cuadernos de
evaluación lecto-gráfica.

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Evolución y difusión del Método Lamela

En el poco espacio con que cuento, me es imposible plasmar todas la actividades que se
pueden llevar a cabo con el “Método Lamela. El método nació con tres cartillas, a dos
colores (rojo y negro), solamente llevaban dos dibujos desastrosos en cada página, el texto
seguido, sin ninguna imagen que ayudara a la comprensión, con una introducción temprana
de la letra tipo imprenta y textos largos con letra muy pequeña .

La baraja también en rojo y negro y una cajita con los autodictados.

Para la escritura, un Cuadrovía de 4 mm, tres cuadernos de Preescritura y 6 de Escritura.

Sin embargo fue aquel Bebé, que nació tan pobre y tan feo, desnudo de color y de
imágenes, al que consideré como un hijo dándole mi apellido, el que logró el éxito. A los tres
años de su nacimiento, en un curso de lenguaje, un grupo de logopedas me dieron las
gracias, ya que habían notado una disminución en los defectos de pronunciación y además
les resultaba más sencillo corregir los existentes.

Lo que si quiero decir es, que desde que nació hasta hoy, han sido tantos y tantos los
cuidados, los cambios, las ayudas, las mejoras y las experiencias que le han sido aplicadas,
que ya no sería capaz de reconocerlo, si no fuese, porque lo guardo como oro en paño. La
cantidad de material que ahora forma parte del Método, es tanta, que para describirla,
tendría que llenar páginas y páginas. Todos estos desvelos y cuidados, han dado su
recompensa, ya que el éxito alcanzado a lo largo de todos estos años me ha desbordado.

He dado cursillos, sobre la forma de aplicarlo, en muchas capitales de España, llamada por
los C.E.P.S. y los inspectores de Educación. Han habido profesores de lengua de
Universidades, que lo han utilizado, como orientación para sus alumnos de Magisterio. Hay
neurólogos, que lo aconsejan a las personas mayores que, por varias causas, tienen que
aprender a hablar de nuevo y logopedas, que lo utilizan con la misma finalidad. Se usa en
colegios de Educación Especial y por cierto con bastante éxito. Esta implantado en colegios
de toda España, incluso en Ceuta, Melilla, Baleares y Canarias. También lo utilizan en
algunos colegios de español, en el extranjero. Y por último, con sus ansias de volar, ha
llegado hasta Australia.

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