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Captulo I
Captulo II
Captulo III
Captulo IV
El hombre que piensa que su propia cabeza (cristal) y la sombra (arcilla) que refleja los
pensamientos ajenos, parece pertenecer a mundos distintos. La costumbre a obedecer
engendra una mentalidad domstica. El que nace de siervos la trae en la sangre.
Hereda hbitos serviles y no encuentra un ambiente propicio para formarse un
carcter. Las vidas iniciadas en la servidumbre no adquieren dignidad. El que aspira a
parecer, renuncia a ser.
Captulo V
La envidia es una adoracin de los hombres por las sombras, del mrito por la
mediocridad. El que envidia se rebaja sin saberlo, se confiesa subalterno. Por
deformacin de la tendencia egosta, algunos hombres estn naturalmente inclinados
a envidiar a los que poseen tal superioridad por ellos anhelado en vano; la envidia es
mayor cuando ms imposible se considera la adquisicin del bien codiciado. El castigo
de los envidiosos estara en cubrirlos de favores para hacerles sentir que su envidia es
recibida como homenaje y no como una afrenta.
Captulo VI
Las canas son un mensaje de la Naturaleza que nos advierte la proximidad del
crepsculo. Las canas visibles corresponden a otras ms graves que no vemos: el
cerebro y el corazn, todo el espritu y toda la ternura, encanecen al mismo tiempo
que la cabellera. La personalidad individual se constituye por sobre posiciones
sucesivas de la experiencia. Nacer y morir son trminos inviolables de la vida. Nacemos
para crecer y envejecemos para morir.
Captulo VII
Siempre hay mediocres, son perennes. Lo que vara es su prestigio y su influencia. Ese
afn de vivir a expensar del Estado rebaja la dignidad. Los hombres y pueblos en
decadencia viven acordndose de dnde vienen, los hombres geniales y pueblos
fuertes slo necesitan saber a dnde van.
Captulo VIII