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HOMBRE MEDIOCRE

1. Hombres y Sombras

Atraviesan el mundo cuidando su sombra e ignorando su personalidad, Son hombres que


nunca llegan individualizarse siempre buscan embarrarse de otros, como pertener a sectas,
partidos políticos y a una bandería.

Viven de los demás para los demás y carecen de emociones propias, de fuego y brillo para
lograr algo bajo su esfuerzo.

Crecen porque saben adaptarse a la hipocresía social como las lombrices a la entraña.

2.“firmeza y luz como cristal de roca”

Han creado su vida y servido un ideal, preservando en la ruta, sintiendose dueños de sus
acciones, templandose por grandez esfuerzos: seguros en las creencias, leales a sus afectos
fieles a su palabra. nunca se obstinan en el error ni traicionan jamas a la verdad. ignoran el
impudor de la inconstancia y la insolencia de la ingratitud.
El hombre que piensa con su propia cabeza y la sombra que refleja los pensamientos ajenos,
parecen pertenecer a mundos distintos.
La personalidad esta en perpetua evolucion y el carácter individual es su delicado instrumento;
hay que templarlo sin descanso en las fuentes de la cultura y del amor. lo que heredamos
implica cierta fatalidad, que la educación corrige y orienta.

2. Domesticación de los mediocres

El buen lenguaje clásico llamaba domestico a todo hombre que servía y era justo. El hábito de
la servidumbre trae consigo sentimientos de domesticidad. En los cortesanos lo mismo que en
los pueblos.

Los caracteres excelentes son indomesticables: tienen su norte puesto en su ideal su firmeza
los sostiene, su luz los guía, las sombras en cambio las degeneran.

El carácter es una síntesis hay que insistir en ello es un exponente de toda la personalidad y no
de algún elemento aislado. En los mismos filósofos, que desarrollan sus aptitudes de modo
parcial, el carácter parecería depender exclusivamente de condiciones intelectuales.

El trabajo creando el habito del esfuerzo, sería la mejor escuela del carácter; pero la sociedad
enseña a odiarlo imponiéndole precozmente, como una ignominia desagradable o un
envilecimiento infame, bajo la esclavitud de yugos y de horarios, ejecutado por hambre o por
avaricia hasta que el hombre huye del castigo: solo podrá amarlo cuando sea una gimnasia
espontanea de sus gustos y de sus aptitudes.

Las clase sociales crean idénticas desigualdades de raza, a pesar de la revolución francesa
libero de la esclavitud a los hombres de color, la raza blanca sigue viéndolos con desprecio a
los hombres de piel oscura.
4. la vanidad

El hombre pone el honor a sus méritos propios, es juez supremo de si mismo, consumen su
existencia sedientos de distinguirse en su órbita, de cultivar la atención de los demás, pues
estos son los escolares que persiguen alcanzar 10 puntos en los exámenes, la del político que
sueña verse aclamado por los demás, los novelistas que aspiran a ediciones de 100 mil
ejemplares y del asesino que quiere ver sus fotos en los periódicos.

La exaltación de amor propio, peligrosa en los espiritus vulgares, pero esto es útil en el hombre
que sirve un ideal, estos actos se cristalizan dignas en personas excelentes,

“el éxito le envanece al tonto, nunca al excelente”.

El vanidoso vive comparándose con todo aquel que le rodea, envidiando todo toda ecxelencia
ajena y carcomiendo toda reputación que no puede igualar.

El orgulloso no se compara con los que juzga inferiores, pues pone su visión en tipos ideales
que están muy altos y encienden su entusiasmo

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