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Para ello deba vencer en dos carreras, una a pie y la otra a nado, y luego
someterse a la prueba del ayuno, que consista en estarse inmvil,
encerrado entre cueros, y sin tomar ms que lquido durante nueve das.
Cierta vez Mandi sugiri a Piray que unieran sus tribus por medio del
matrimonio :Dame tu hija, Piray, y nuestros pueblos se unirn para siempre,
expres. Piray, mene gravemente la cabeza : me temo que es imposible, Madi.
Mi hija Caranda i (palmera) no consiente en casarse con nadie, pues ha
ofrecido su vida al dios Sol. Desde pequea, suele quedarse horas contemplndolo,
y parece que no puede vivir sin l, pues los das nublados la ponen triste y
meditabunda. No puedo casarla contigo.
Los ojos de Mandi brillaron con ira : Te equivocas, Piray, si piensas que
olvidar este desprecio !. Y el soberbio cacique se retir intempestivamente de la
tienda de Piray, dejando a ste sumido en hondas meditaciones. Saba que su
pueblo corra un grave peligro, pues Mandi jams olvidaba un agravio.
Pasaron varias lunas sin que nada aconteciera. Por fin, una tarde en que Caranda
se haba alejado con su flexible ig (canoa) para contemplar libremente la cada
del Sol sobre el ro, vio resplandores de fuego sobre sobre su aldea. Llena de
funestos presentimientos, rem rpidamente hacia la orilla y procur
desembarcar. Pero unos brazos de acero la apresaron y trabaron sus movimientos,
mientras la voz de Mondi resonaba en sus odos : Pdele a tu dios que te libere
de mi venganza, desdeosa princesa, pues ni t ni tu tribu sern capaces de
hacerlo !.Y su risa cruel aviv la angustia de la doncella. Esta, mientras
procuraba infructuosamente liberarse de su captor, rezaba en muda oracin a su
dios : Oh, Guarahj (Sol), no permitas que Mandi lleve a cabo su malvado
intento !.
Y el dios de los Potentes Rayos, el Guarahj de los guaranes, lo oy. Envi hacia la
joven un remolino de potentes rayos que la envolvieron y la hicieron desaparecer
ante los ojos atemorizados de Mandi. En su lugar, brot una esbelta planta con
una flor hermosa y grande, cuya dorada cabecita segua el curso del Sol en el cielo,
como antes lo sola seguir la piadosa hija de Piray.