Está en la página 1de 7

EL SANCOCHO DE TIO TIGRE

Cuento popular adaptado por Heinz Roth el 03 de diciembre de 2006.


Sujeto a revisión.

Tío Conejo estaba en la selva escarbando la tierra en busca de


comida, cuando de repente oye una voz cantando en forma
desafinada.
–Ese debe ser Tío Tigre que viene por ahí, nadie puede tener pero
sentido musical que él, mejor me escondo…
Tío Conejo se esconde detrás de un árbol mientras mira cómo pasa
Tío Tigre muy contento cantando totalmente desafinado mientras
lleva un saco vacío en la mano.
(Mientras Tío Tigre va cantando, vemos distintas caras de disgusto de
Tío Conejo)

Cuando éste se pierde por el sendero de la selva, sale Tío Conejo y se


queda mirando hacia el lugar donde se fue Tío Tigre. – ¿Qué le pasará
a Tío Tigre que está tan contento? Esto sí que es extraño de verdad.
Que yo sepa ese cascarrabias nunca está alegre, a menos que le haya
salido bien alguna maluqueza…
–Seguro que ya le hizo algo a un pobre gafo… ¿quién será la víctima?
Mejor lo sigo y averiguo qué es lo que está pasando…

Tío Conejo sigue a Tío Tigre, pero manteniendo cierta distancia para
evitar que lo descubra y después de un rato Tío Tigre llega al lecho de
un río. –Qué bueno que no te me escapaste Tío Morrocoy, todavía
estás como te dejé.
El pobre de Tío Morrocoy estaba boca arriba, acostado sobre su
caparazón moviendo desesperadamente sus paticas tratando de
darse la vuelta. Tío Conejo veía todo desde un escondite. – ¡Ese
desgraciado de Tío Tigre! Ya atrapó al pobre de Tío Morrocoy… es que
el pobre es tan lento…
–Bueno animalejo, ahora te meto en esta bolsa y así si te puedo llevar
para mi casa arrastrado.
Tío Conejo muy molesto se oculta nuevamente para que no lo vea Tío
Tigre. –Pobre Tío Morrocoy, tengo que ayudarlo. Ése es mi compadre
y es tan buena gente que no se merece que Tío Tigre se lo coma.
Tengo que hacer algo…
Diciendo esto Tío Conejo sale corriendo tomando un atajo en la selva.
De repente se encuentra de frente a Tío Rabipelado que también
viene corriendo. – ¡Epa Tío Rabipelado! ¿Por qué está tan apurado?
–No me haga perder tiempo Tío Conejo, que tengo que hacerle un
mandado a Tío Tigre…
Tío Conejo agarra a Tío Rabipelado del brazo. –Un momento, usted no
se me mueve de aquí. Primero dígame qué clase de mandado tiene
que hacerle a Tío Tigre.
–Bueno Tío Conejo, pero no me apriete tan fuerte. Lo que pasa es que
tengo que salir corriendo a buscarle unas verduras a Tío Tigre que
esta noche tiene unos invitados a jugar dominó y me mandó a que le
buscara las verduras para un sancocho y si tengo suerte y lo ayudo,
seguro que me dejará a mí echar aunque sea una partidita de
dominó.
Tío Conejo agarró más fuerte a Tío Rabipelado y muy molesto le
preguntó: – ¿Y ya sabe de qué va a ser ese sancocho? porque el
desgraciado de Tío Tigre atrapó a Tío Morrocoy.
–Bueno Tío Conejo, usted sabe que yo no me meto en las cosas de Tío
Tigre…
Tío Conejo soltó a Tío Rabipelado y le dijo con rabia: – ¡Váyase,
váyase! Que lo que me provoca es caerle a palos a usted por
adulante…

Tío Conejo se queda pensando un rato. –La cosa se me va a poner


difícil. Si Tío Tigre va a prepararse a Tío Morrocoy para un sancocho
seguro que estarán ahí junto a ésos bichos malucos amigotes de él…
¿Cómo voy a ahora a rescatar a Tío Morrocoy?

Mientras Tío Conejo está pensando esto oye un rebuzno horroroso


que hace que de un brinco del susto.
–Pero ¿Qué ruido será ese?
En eso pasa frente a él Tío Burro corriendo, dando vuelta y lanzando
patadas en medio de una nube de humo, hasta perderse en medio de
la selva. Si Tío Conejo no se quita a tiempo Tío Burro se lo lleva por
delante.
– ¡Casi me atropella ese loco! Creo que era Tío Burro, pero ¿qué le
habrá pasado para que se pusiera así de peligroso…?
Tío Conejo se queda pensando un rato: –Yo como que tengo que
averiguar por qué se puso así un hombre tan pacífico. Diciendo esto
se pone a seguirlo tras el rastro de destrozos que Tío Burro había
dejado en su paso.

Cuando por fin llega Tío Conejo a la orilla de un río donde está Tío
Burro, sentado en el piso con la lengua afuera del cansancio, le
pregunta: –Caramba Tío Burro ¿Pero qué le pasó que casi me
atropella con esa carrera loca que llevaba?
–Ay Tío Conejo ¿qué le cuento? Yo estaba de lo más tranquilo
comiéndome mi almuerzo debajo de una rama cuando fui atacado por
un enjambre de avispas. Es que no me había dado cuenta del
avispero y me puse precisamente debajo…y eso que casi no me
picaron porque pude salir corriendo y no me alcanzaron.
–Ya veo, si es que usted casi me atropella a mí. Bueno Tío Burro,
como veo que no le ha pasado mayor cosa me despido y lo dejo con
sus cosas…
Tío Conejo da la vuelta y comienza a retirarse, cuando en eso se le
ocurre una idea. Devolviéndose donde está Tío Burro, le pregunta: –
Dígame otra cosa Tío Burro, ¿Ese panal de avispas no será por
casualidad el que está guindado en la mata de cují en la entrada a la
sabana?
–Sí Tío Conejo, el mismito. Tenga usted mucho cuidado al pasar por
ahí que esas bichas son muy bravas.
–Ahh…
Tío Conejo se va hacia la entrada de la sabana frotándose las manos.
–Ya sé qué voy a hacer, mi idea es genial…
No acababa de decir esto Tío Conejo cuando siente por la espalda
unos toquecitos. Tic, Tic, Tic.
Cuando voltea, mira con horror que Tío Tigre está detrás de él, quien
lo coge por las orejas. – ¡Ahora sí que te fregaste Tío conejo! ¡Por fin
te agarré! Ahora el hervido va a ser de morrocoy con conejo.
Tío Conejo totalmente sorprendido no sabía qué decir, pues estaba
completamente indefenso en las garras de Tío Tigre.
– ¿Ve ahora cómo son las cosas Tío Conejo? esta vez me tocó a mí la
suerte de agarrarlo desprevenido, si no hubiese sido por el berrido
ése tan espantoso que me desvió de mi camino, no lo hubiese
atrapado así de fácil…Ahora tengo aquí a Tío Morrocoy y al vivo de
Tío Conejo…Vamos tú también para la bolsa…
Cuando Tío Tigre está a punto de meter a Tío Conejo en la bolsa
donde está Tío Morrocoy, Tío Conejo empieza a reírse.
– ¿Y usted de qué se está riendo ahora?
–Verá Tío Tigre, me río porque si usted me llega a hacer algún daño
en este momento se le va a aparecer aquí mismito mi padrino.
– ¿Su padrino? ¿Y quién es su padrino?
–Pues Tío Burro “El destrozador”. El mismo que hizo los berridos ésos
que lo desviaron para acá.
Tío Tigre se le queda mirando a Tío Conejo. – ¿Tú no me estás
tomando el pelo?
–No Tío Tigre, mi padrino es uno de los hombres más peligrosos de la
selva ¿No se dio cuenta cómo gritaba de rabia, que hasta los pájaros
salían despavoridos?
–Mire Tío Conejo, esta vez no me va a engañar. Usted ya se fregó
conmigo. Usted es un hombre muerto…
– ¡Espere Tío Tigre! Para que vea que lo que yo le estoy diciendo es
verdad, vámonos para la orilla del río aquí mismo, que ahí está mi
padrino esperándome. Así verá que no es mentira lo que le digo. Y si
me tardo mucho mi padrino se va a enfurecer…es que le estoy
haciendo un recado.
–Bueno, pero por si acaso yo no lo suelto y si es mentira me lo como
ahí mismo y no lo guardo para el sancocho de esta tarde.
Tío Tigre se lleva a Tío Conejo agarrado por las orejas a la orilla del
río.
– ¡Mire Tío Tigre ahí está mi padrino “El destrozador Tío Burro”!
Cuando Tío Burro ve llegar a Tío Tigre se pone como loco del susto,
comienza a rebuznar, lanzar patadas y Tío Conejo le dice a Tío Tigre:
– ¡Corra Tío Tigre que mi padrino se puso furioso!
Tío Tigre también se asusta y soltando a Tío Conejo apenas tiene
tiempo para quitarse de un salto del camino de Tío Burro, que les
pasa al lado como un torbellino y destrozando todo a su paso.
–¡¡Caramba Tío Conejo!! Ese padrino suyo casi me mata.
Tío Conejo le dice a Tío Tigre: –Tranquilo que ahora arreglo esto, que
seguro mi padrino volverá a pasar para destrozarlo.
Diciendo esto Tío Conejo se pone las manos en la cara y grita en
dirección donde se fue Tío Burro, pero sabiendo que éste ya no lo
oiría: –¡¡Padrino no venga, váyase tranquilo que Tío Tigre es mi
amigooo!!!
Tío Tigre sorprendido y medio asustado le dice a Tío Conejo: –Óigame
Tío Conejo usted me está salvando la vida.
–Claro Tío Tigre, ¿Ve como yo no le decía ninguna mentira sobre mi
padrino, “El Destrozador Tío Burro”?
Tío Tigre se queda mirando todo el destrozo que dejó en su paso Tío
Burro y le dice a Tío Conejo: –A mí me gustaría conocer a ese hombre,
Tío Conejo. Porque es que a mí me gustan los hombres valientes y
duros.
–Eso va a estar difícil Tío Tigre, mi padrino es muy delicado y tiene
tan malas pulgas que no le gusta el trato con la gente.
–Pero hágame ese favor Tío Conejo, su padrino es un hombre
importante además que a mí me conviene que su padrino sea mi
amigo.
–Bueno Tío Tigre, yo voy a hacer el intento, pero recuerde lo que le
dije. No le garantizo nada. Además vamos a tener un problema, si mi
padrino me pregunta que a qué viene eso que a usted le interesa su
amistad, ¿qué le respondo, Tío Tigre? Le repito que mi padrino tiene
muy mal genio y es muy delicado con esas cosas.
–Ay Tío Conejo, no sé cómo vamos a hacer. Lo que yo no quisiera es
poner más bravo a ese hombre…
–… Hmmm déjeme pensar Tío Tigre, déjeme pensar…. ¡¡Ahh!! ¡Ya sé!
¿Y por qué no aprovechamos la excusa del sancocho que usted tiene
esta tarde y lo invita? Así yo creo que suavizamos la cosa y quizás mi
padrino acepte ir a conocerlo.
– ¿Usted cree Tío Conejo?
–Déjeme eso a mí Tío Tigre… pero a cambio ¿usted no podría
hacerme un favor?
– ¿Claro Tío Conejo ¿cuál favor?
–Dejar libre a Tío Morrocoy…
– ¡Ah no! ¿Usted ve? Ahí sí que yo no lo puedo ayudar… no se pase
Tío Conejo, no se pase; mire que sin sancocho no juego de dominó
con mis compadres Tío Caimán y Tío Tragavenados.

Tío Conejo, molesto, se va buscando a Tío Burro por la selva. – ¡Tío


Burro! ¡Tío Burro!
Cuando por fin se encuentra a Tío Burro, se le acerca. –Cómo lo
andaba buscando Tío Burro.
– ¿Para qué? Contesta Tío Burro.
Lo que pasa es que vengo de parte de Tío Tigre…
– ¿De Tío Tigre?
–Sí, pero no se asuste Tío Burro, verá: Como pasó ese incidente y
usted se asustó mucho cuando lo vio llegar conmigo a la orilla del río,
vengo para pedirle disculpas de parte de él.
Tío Burro con los ojos muy abiertos no podía creer lo que le decía Tío
Conejo.
–Sí Tío Burro, no se extrañe. Lo que pasa es que Tío Tigre a usted no
se lo quiere comer, por el contrario, a usted lo aprecia, lo respeta….
¡y le tiene mucho miedo!
– ¿Pero cómo va a ser eso, Tío Conejo?
–Sí es la purita verdad. Tío Tigre lo único que quiere es ofrecerle su
amistad. Fíjese que me pidió a mí, que soy su enemigo, que lo
ayudara en esto… y aquí estoy. Vivito y coleando. Si fuese una
trampa Yo no estaría aquí, Tío Tigre ya me hubiese comido…usted ya
sabe cómo me la tiene jurada Tío Tigre.
–Pero es que yo le tengo terror a Tío Tigre…
No se preocupe Tío Burro, que es al revés. Tío Tigre le tiene a usted
mucho miedo. Mire, se lo juro. Y para que vea que es verdad Tío Tigre
me pidió que en nombre suyo lo invitara a una partida de dominó en
su casa hoy en la tarde.
– ¡Caramba Tío Conejo! Este mundo sí que es raro. ¿Tío Tigre
invitándome a un dominó?
–Sí, y yo le recomiendo que usted se vaya para allá, porque si no…él
pudiera sospechar que es usted el que se negó porque le tiene miedo.
Aproveche ahora esta oportunidad Tío Burro. Así más nunca va a
andar nervioso en la selva.
–Como que tiene razón Tío Conejo, pero se me va a hacer difícil
simular el terror que me da Tío Tigre…
–Usted disimule todo el tiempo y verá que le va a salir bien…se lo
aseguro.

Pasado un tiempo Tío Conejo se va para la entrada de la sabana con


un saco vacío en la mano y cuando llega muy cerca de la mata de cují
donde está el nido de avispas, se le queda mirando un rato y
sonreído, comenta: –Esto no va a estar muy difícil…

En la casa de Tío Tigre, Tío Rabipelado está pelando unas verduras


cuando llega Tío Tigre. – ¿A ver sabandija, ya me pelaste todas las
verduras como te dije?
–Si Don Tío Tigre ya casi está todo listo. Yo le quería preguntar una
cosa… ¿me va a dejar echar una partidita de dominó a mí también?
– ¡Tú estás loco rabipelado…! Ya tenemos la partida cuadrada, porque
también va a venir “El destrozador Tío Burro”… ése sí que es un
hombre de pelo en pecho.
–Lo que tienes qué hacer es servirnos como un buen mesonero y
quizás te deje probar un poquito del sancocho… pero no abuses.
– ¡Gracias Don Tío Tigre! Usted sí que es magnánimo, espléndido…
– ¡Cállate ya rabipelado!

Al rato llegan a casa de Tío Tigre, Tío Caimán y Tío Tragavenado.


–Hola compadres, pasen, pasen. Los recibe Tío Tigre.
–Vamos a sentarnos que en cualquier momento llega Tío Burro y
comenzamos la partida… ¡Rabipelado, tráenos algo de beber”
Los tres amigotes están sentados en una mesita en la entrada de la
casa, mientras Tío Rabipelado les sirve unas bebidas. –Dígame Tío
Tigre (pregunta Tío caimán) ¿Cómo es eso que Tío Burro va a venir a
jugar con nosotros?
–Ahh es que resulta que el Tío Burro es un hombre bien peligroso. ¡Es
uno de los nuestros!
–Yo creía que él era uno de los cobardes… (Comenta Tío
Tragavenado)
–No diga eso compadre, yo que le digo que más bien tenemos que ser
delicados con ése hombre… muy peligroso, le digo que es muy
peligroso.
– ¿De verdad Tío Tigre?
Tío Rabipelado interrumpe la conversación: –Yo creo que Tío Burro…
– ¡Cállate y termina de servir rabipelado! Le dice Tío Tigre.
–Y de paso ve a encenderme las brasas que en un momento voy a
montar el sancocho con Tío Morrocoy.
Ja, ja, ja, ja… ríen los tres amigotes cuando se presenta Tío Burro.
– ¡Mi grandísimo y admirado Don Tío Burro! Exclama Tío Tigre
–Venga y siéntese por aquí.
Cuando Tío Burro ve que están Tío Tragavenado y Tío caimán se pone
muy nervioso y se comienza a temblar del susto.
–No se ponga tenso Don Tío Burro, no se vaya a poner bravo que aquí
todos somos sus admiradores, más bien es un gran honor para
nosotros que usted se siente aquí con nosotros…
Tío Burro con cara de pánico se siente junto a las tres fieras sin decir
ninguna palabra.
Mientras tanto, Tío Conejo llega y se queda escondido a un lado de la
casa con la bolsa en las manos, mientras se pone a espiar la escena.
–Pss, pss Tío Rabipelado, Pss, pss… Tío Conejo le hace unas señas a
Tío Rabipelado que está en la parte de atrás de la casa avivando el
fuego junto a una mesa con las verduras y la bolsa donde está metido
Tío Morrocoy.
– ¿Quién es? ¿Quién me llama?
–Soy yo, Tío Conejo...no haga ruido y venga un momento para acá…
– ¿Qué pasa Tío Conejo?
–Mire vengo a avisarle de un peligro que corre. Hace un rato mi amigo
Tío Burro me dijo que iba a venir para acá porque Tío Tigre va a
prepararse un sancocho de morrocoy con rabipelado.
– ¿Conmigo? Preguntó sobresaltado Tío Rabipelado.
–Sí, es que usted es tan adulante que no se da cuenta que Tío Tigre
no es de fiar, fíjese que lo pone de sirviente y va a terminar
comiéndoselo a usted con sus amigotes. No sea gafo escápese que
todavía tiene tiempo…
Tío Rabipelado asustado por el aviso sale corriendo, mientras Tío
Conejo aprovecha y cambia las bolsas.
–Gracias Tío Conejo por salvarme. Le dice Tío Morrocoy mientras sale
del saco.
–Shhht. Quédese callado aquí conmigo Tío Morrocoy, que ahora viene
lo bueno.
Tío Conejo y Tío Morrocoy se quedan escondidos detrás de unos
arbustos mirando la fiesta de Tío Tigre.
Al poco rato Tío Tigre llama a Tío Rabipelado para pedirle que les
sirva más bebidas a sus invitados. – ¡Rabipelado! ¡Rabipelado tráenos
más bebidas!... Bueno ¿y por qué no viene este animal? ¡Rabipelado!
Tío Tigre se asoma a la parte de atrás de la casa y como no ve a
nadie se pone furioso.
–Este desgraciado de Tío Rabipelado se fue sin decirme nada…ya me
las va a pagar. Ahora voy a tener que cocinar yo solo el sancocho.
–Ehh, amigos vamos para la parte de atrás de la casa para que me
acompañen mientras preparo el sancocho.
–Bueno, vamos a ablandar al morrocoy para echarlo en la olla.
Diciendo esto Tío Tigre le cae a palazos a la bolsa donde cree que
está Tío Morrocoy.
– ¡Caramba! Este Tío Morrocoy estaba bien blandito
Cuando Tío Tigre abre la bolsa para ver cómo quedó Tío Morrocoy
sale de repente un enjambre de avispas furiosas que inmediatamente
cubren a los amigotes y al pobre de Tío Burro.
En el desespero Tío Burro se vuelve como loco y empieza a patear a
Tío Tigre, Tío Caimán y Tío Tragavenado en medio de un desorden de
picadas de avispas, mientras Tío Conejo y Tío Morrocoy bien
escondidos se caen de la risa.

FIN.

También podría gustarte