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Lo que no sabía Tío Conejo era que mientras él decía todo esto
y descargaba su rabia, desde lo alto de una rama lo observaba Tía
Cotorra, quien había dejado de hacer lo que tenía en las manos para
fisgonear como siempre. Tía Cotorra Se acomoda mejor para
averiguar qué es lo que está tramando Tío Conejo. Abajo, éste
lanzaba palazos por todos lados: – ¡Toma y toma!
Tía Cotorra asombrada se lleva la mano al pico: – ¡Qué horror, Tío
Conejo va a darle una paliza a Tío Caimán!