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Facultad de Ciencias Humanas y Educación

Escuela de Psicología

Curso de Institución, Sociedad y Cultura


Cuarto semestre 2006

Profesora:
María José Reyes
Ayudante:
María José Juárez

Investigadores:
José Ignacio Celedón
Daniella Olivares
Héctor Ramírez
Karina Ventura

23/11/06
Universidad Diego Portales Profesora María José Reyes
Escuela de Psicología José Ignacio Celedón, Daniella Olivares,
Institución, Sociedad y Cultura Héctor Ramírez y Karina Ventura

Introducción:

Durante toda la historia de Chile el tema de la homosexualidad ha sido


controversial y tabú, aplacado por las prácticas institucionalizadas y hegemónicas
heterosexuales. Es más, la Organización Mundial de la Salud, denominó a la
homosexualidad como una enfermedad mental hasta la década de los 80´s. En la
actualidad, si bien mantiene el carácter controversial, se ha transformado en un tema
que pasó de lo privado a lo público, siendo punto de diversos tipos de debates y
posiciones tanto políticas, religiosas y sociales. Las lesbianas son la minoría sexual
que más tardó en agruparse públicamente, y hoy incluso el MUMS (Movimiento
Unificado de Minorías Sexuales) tiene por primera vez una presidenta lesbiana.
Con la restauración de la democracia, las minorías sexuales han aumentado
sus prácticas sociales, transitando desde lo privado a lo público. Han comenzado
hace unos años a agruparse públicamente en marchas llamadas de “Orgullo Gay,”
que hoy cambia su nombre a la Marcha del Orgullo debido a que las minorías
sexuales han comenzado a diferenciarse entre sí. En septiembre del presente año
se vio a las lesbianas marchar metros más atrás de la escena carnavalesca que
agrupaba a los homosexuales, bisexuales, transexuales, transgénero, travestís entre
otras minorías. El bloque lésbico denominaba su protesta como “la otra marcha,”
donde apelaban a necesidades propias de su agrupación que a su vez les otorgaban
una identidad particular.
Demandaban vestidas de negro, con máscaras y megáfonos realizar
prácticas para tener visibilidad política y concientizar al resto de las lesbianas que la
razón de su participación en la marcha de orgullo era más bien para protestar y no
para celebrar. Protestar hacia esas prácticas de dominación que las marginan e
invizibilizan tales como la poca protección hacia actos violentos, la constante
discriminación, las incontables instituciones lesbofóbicas, el arrebato de sus hijos por
su orientación sexual. Hablar de la existencia de las lesbianas como grupo oprimido
es iluminar un lugar de la sociedad que no funciona, una fractura del sistema
existente que hace cuestionar el orden social. Las lesbianas no querían que la
marcha fuese una forma simpática de entretener a la sociedad tan sólo una vez al
año, querían pasar las cuentas de lo que viven cotidianamente y así hacer palpable

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el miedo, la necesidad de esconderse de lo público porque la sociedad chilena las


ha obligado a hacerlo.
Recordando a Simone de Beauvoir con su inspiradora frase “no se nace
mujer: llega una a serlo,” (Beauvoir, 1958, p.13) nos traslada a la actual discusión
sobre la noción de género y sexualidad y nos hace cuestionar los roles femeninos
construidos socialmente por cada cultura en particular. El lesbianismo se aleja de los
cánones hegemónicos de nuestra sociedad, pero no se debería olvidar que de lo
que se aparta es de algo construido y naturalizado y no de la realidad misma. Con la
misión de reconstruir la memoria para que sea más representativa y menos
excluyente, la comunidad lésbica en su diario vivir lucha por mantener una identidad
propia y para esto ha estado rompiendo paulatinamente con el silencio alimentado
por el miedo. Cada vez que se liberan y aceptan su sexualidad, no sólo se están
aceptando a sí mismas, sino que a todo un movimiento y un estilo de vida que
proviene de décadas atrás.
Se podría decir que el constructo de mujer las identifica e invisibiliza a la vez,
ya que es parte de su historia como ser que nace en una cultura particular, pero
también fuente de resistencia para la especificidad que mejor las comprende en la
actualidad. Hoy, la conciencia por parte de sus integrantes de fortalecer y crear una
identidad como grupo es cada vez mayor, protestas, artículos electrónicos, son el fiel
reflejo de una parte de la sociedad que no se quiere esconder más. Al igual que
otros, quieren hacer valer sus derechos y poder vivir su sexualidad en paz.
Es necesario replantear el tema de la homosexualidad en Chile, y más aún
del lesbianismo (entendido como homosexualidad femenina, atracción sexual o
emocional entre mujeres), ya que las lesbianas no sólo cargan con el estigma de
“anormales” sino que al igual que sus pares heterosexuales, deben lidiar con un país
machista. Una forma en que se ha comenzado a modificar la comprensión de la
homosexualidad plagada de mitos, prejuicios y estereotipos es a través de su
expresión en el arte, entendido no sólo como música, pinturas, cine, literatura y
teatro, sino como todo comportamiento que evoque una integración de su cultura
hacia el resto de la sociedad chilena. Ya que la cultura es el comienzo del desarrollo
humano, refuerza y constituye una parte importante de la identidad de los grupos.
En el presente año se creó por primera vez un diario de las minorías sexuales
pero la comunidad lésbica se expresa y comunica principalmente a través páginas

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electrónicas. Dentro de éstas se encuentran artículos redactados por lesbianas,


impregnados con toda su subjetividad, expectativas, deseos, ideales y visión de la
realidad particular. Los artículos dan una mirada más abarcadora del fenómeno en
relación a un grupo, ya que éstas se encuentran bajo el velo de un colectivo lésbico
que van acoplando sus prácticas y experiencias comunes. No vemos un articulo
publicado en algún diario tradicional del país, sino que aparecen en la clandestinidad
y no hay que olvidar que lo que no se comunica no existe. Por lo tanto, las redes de
comunicación de las minorías sexuales fluctúan al margen, discriminados y alejados
de los centros de información tradicionales y dominantes de nuestra sociedad. La
marginalidad del lesbianismo no tiene que ver con que ellas como individuos sean
marginales, sino con particulares relaciones sociales que construyen todos,
construcciones que se van poco a poco sedimentando. Éstas, oprimidas, muestran
que el sistema social tal cual esta estructurado no da condiciones dignas para todos.
El construccionismo social permite ver la identidad lésbica a través de la
construcción de una memoria fundada en prácticas sociales particulares, que
incluyen tanto las interacciones como el lenguaje utilizado, que posibilitan lo
simbólico no inscrito en los sujetos ni objetos, sino en lo social. En la sociedad
chilena, la imposibilidad de poder dar cuenta de diversas orientaciones sexuales que
la conforman tiene que ver con las relaciones sociales donde se ha aplacado de
manera eficaz su existencia a través de prácticas al servicio de la dominación. En el
estilo de vida cotidiano del grupo lésbico, se realizan prácticas que permiten darle
sentido a su existencia como grupo lésbico y desnaturalizar una práctica
institucionalizada de heterosexualidad.
La práctica hegemónica del discurso heterosexual parece ser la
representación más fiel de la realidad, dejando a la homosexualidad a su deriva,
pero esto es más bien por su lealtad a la convención social y no su carácter de
verdad que por cierto es construido. A través del estudio de la memoria e identidad
de una comunidad lésbica se visibiliza la carencia de este constructo y la necesidad
de una nueva construcción que incluya la diversidad existente en la sociedad
chilena. En el presente de la cultura lésbica está contenido su pasado y a la vez sus
proyecciones futuras. Es por esto que el pasado no pasó sino que está pasando, ya
que las temporalidades están superpuestas y se constituyen desde el presente.
Rastrear la memoria desde las relaciones que se sostienen en torno al lesbianismo

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en el presente, posibilitaría rastrear el estado actual de este grupo y su


transformación.

Análisis:

Reconfiguración del pasado:

Por mucho tiempo las lesbianas estuvieron resignadas a mantenerse


escondidas; con miedo y sin poder dar a conocer su identidad ya que Chile es un
país machista y conservador, siendo un escándalo el denominarse parte de una
minoría sexual. Con el paso del tiempo esta realidad fue cambiando en función de
las nuevas prácticas de las lesbianas, viéndose en ellas un traspaso de lo privado a
lo público ya que “sólo hay en la realidad lo que nosotros ponemos en ella,” (Ibáñez,
1994, p.253). Hoy podemos ver que la comunidad lésbica ha cobrado más visibilidad
y ha puesto en el tapete público el tema de la diversidad en cuanto a las
posibilidades de inclinaciones sexuales. Ahora se atreven a marchar y a frecuentar
lugares públicos en parejas. Antes se veían marchando a gays y transexuales entre
otras minorías, siendo muy pocas las lesbianas que participaban de estas
convocatorias. El paso a lo público del grupo lésbico también queda evidenciado en
las exigencias legales que han comenzado a demandar, dentro de las cuales existen
proyectos de ley en el Senado para legalizar el matrimonio entre personas de un
mismo sexo, crear leyes de defensa contra la violencia y discriminación y la
posibilidad de que las lesbianas puedan criar a sus hijos y no que se los arrebaten
por tener una tendencia sexual que difiere del común de la sociedad.
La pura e íntegra declaración de lesbianas activistas, destapadas y con gran
fuerza y personalidad, cuentan toda una historia que no sólo va de su subjetividad,
sino que se encuentra enmarcada en todo un contexto social de la comunidad
lésbica en Chile.

“La leyenda dice que se conformaron después de la muerte de la escultora Mónica


Briones Puccio, asesinada en las calles santiaguinas en un acto vil de lesbofobia en julio de
1984. Este penoso hecho, les hizo ver que era necesario organizarse y protegerse en una

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época tan oscura como la dictadura,” (Los primeros años del movimiento lésbico en Chile,
2006).

El grupo lésbico en Chile surgió en plena dictadura militar, específicamente


entre los años 1983 y 1984. Época en que la represión era inmensa, por lo que no
era fácil formar y promover movimientos sociales y/o políticos de forma clandestina,
ya que era un riesgo evidente a la vida de las personas. "Llegamos a recibir
amenazas de muerte, nos arrojaban panfletos en la puerta de la casa y se
identificaban con grupos asociados al Opus Dei" (Los primeros años del movimiento
lésbico en Chile, 2006).
Frente a esto cabe preguntarse ¿qué habrá llevado a estas mujeres a
concretizar igual su propósito? Se puede inferir que las fuerzas de estas jóvenes de
la época se debieron a las ganas de comenzar a pelear por lo que ellas
consideraban justo. Fuerzas inspiradas a su vez por diversos movimientos
revolucionarios en contra del régimen político imperante. La conformación del primer
movimiento lésbico chileno es un momento histórico importantísimo para la
actualidad del grupo lésbico, y no sólo porque es el comienzo de una nueva cultura
emergente, sino porque en ellas podemos encontrar las bases reaccionarias,
pensamientos, ideales y creencias que le dan vida a la identidad actual de las
lesbianas en Chile a través de “las memorias de quienes fueron oprimidas y
marginalizadas (…) surgen con una doble pretensión, la de dar la versión
‘verdadera’ de la historia a partir de su memoria y la de reclamar justicia,” (Jelin,
2002, p.42).
Las fundadoras del movimiento lésbico eran decididas, con un propósito
firme, capaces de soportar la adversidad y las represiones, concientes de la gran
posibilidad de morir. Tal vez ello explique el enigma de sus identidades. Quizás, a
través de eso se puede llegar a saber por qué ahora ha tomado tanta fuerza el
movimiento lésbico. Se deduce que si al comienzo un grupo de tres lesbianas
tuvieron todas esas capacidades y habilidades, con el paso del tiempo más y más
ellas fueron dándose cuenta que tenían el derecho y la libertad de elegir su
sexualidad y de comunicársela al mundo sin problemas, especialmente luego de la
vuelta a la democracia. La dictadura hizo que las fundadoras no tuvieran nombre,
destino que no quieren compartir. Ahora bien, las lesbianas actuales no sólo deben

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estar concientes de su orientación sexual, sino que tiene todo el apoyo histórico y
evolutivo de su grupo. Saben que no están solas y esto les ha permitido crear una
identidad colectiva potente y una fuerza interna, porque saben que no son un grupo
naciente y solitario, sino con historia, con un pasado firme y constante. El sufrimiento
arrastrado por el tiempo evidencia que su paso y desarrollo en Chile no ha sido fácil.
La experiencia de los años y la reiteración de sus prácticas, han incidido más que los
mismos contactos interculturales que trae consigo la globalización, la revolución
informática y el impacto mediático masivo, que han permitido que éstos sean los
años de mayor auge, y que se transformen en un grupo social en boga.
Las pioneras del grupo lésbico fueron un grupo que no sólo sentía la
necesidad de destaparse, sino también de informar a la sociedad y a las mismas
lesbianas que aún estaban temerosas. Esto aún se mantiene. Se puede ver que lo
primordial para el grupo lésbico es dar a conocer a la sociedad cómo son las
lesbianas, libres de mitos, prejuicios y estereotipos mostrando cómo piensan y viven
y que todos sepan que son personas con necesidades y derechos comunes al resto
de la sociedad, y que su diferencia radica sólo en su orientación sexual que rompe
con los cánones convencionales. La psicología social latinoamericana podría aportar
a la comprensión desde las oprimidas, rescatando sus propios valores, su propia
forma de vivir su realidad y ayudar a su liberación a través de la concientización de
que la construcción de su historia, y por ende su futuro, esta en sus manos. Al mirar
las prácticas de las lesbianas también se puede vislumbrar como viven su propia
realidad con la ventaja de poder contrarrestarla con prácticas que las neutralice.
La memoria se ha mantenido durante el tiempo porque viven en constante
conflicto con la sociedad, por lo que deben estar ávidamente mirando su propio
pasado, manteniendo sus propias prácticas y símbolos. En la reconfiguración de su
pasado se encuentran tanto sus fuerzas como sus debilidades y en el momento en
que se pierda esta identidad colectiva, el movimiento lésbico se podría degenerar y
morir. La identidad actual del grupo lésbico; su fuerza, motivación, liberalidad mental,
intelectualidad, y apogeo se debe en gran parte a estas tres mujeres, porque su
carácter definió y se mantuvo en el movimiento lésbico.

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Construcción de género y verdad:

El lesbianismo se aleja de los cánones hegemónicos de nuestra sociedad


chilena, pero no se debería olvidar que de lo que se aparta es de algo construido y
no de la realidad misma. Esto, tan fácil de olvidar para muchos es justamente lo que
le da aliento a las minorías sexuales de nuestro país. Con la misión de reconstruir su
pasado para que sea más representativo y menos excluyente, la comunidad lésbica
en su diario vivir lucha a través de sus prácticas por mantener una memoria e
identidad propia y para y por esto ha estado rompiendo paulatinamente con el
silencio alimentado por el miedo.
Impulsadas por otras minorías y también por las feministas, el grupo lésbico
ha comenzado a anhelar ser una cultura visible y para eso han tenido que unirse.
Por su sorprendente numerosidad se han ido creado nuevos y numerosos espacios
de reunión, redes de apoyo, redes de comunicación y organizaciones propias. Están
rompiendo el silencio, denunciado las discriminaciones y violaciones a sus derechos,
saliendo en la prensa frecuentemente en su lucha. Se identifican como cultura, como
comunidad y como movimiento. Pero, ¿cómo se configura la memoria e identidad
del grupo lésbico en Chile?
El artículo “Enunciando algunos desafíos. Lesbianas y el 8 de Marzo,” da
cuenta del rechazo de las lesbianas a catalogarse como mujeres, ya que éstas
últimas tienen su condición de ser por la dependencia que tendrían con los hombres.
Pero más importante, aquí manifiestan la necesidad de separarse del régimen
sexual hegemónico hétero e identificarse como mujeres no heterosexuales,
resaltando dos cualidades sinequanónes de su movimiento: pensante y
deconstructor. Movimiento que está en búsqueda de un cambio, de un sistema más
acogedor que tenga un enfoque distinto para construir una realidad que las incluya.
La idea de hombre y mujer es una práctica que sostiene marginar y discriminar a
aquellos que no se consideran ni hombres ni mujeres. Es por esto que la comunidad
lesbiana busca abrir “posibilidades para medios alternativos de comprender las
diferencias de género o de abandonar tales distinciones por completo,” (Gergen,
1985, p.11).
Para profundizar sobre el símbolo de la mujer en la sociedad chilena actual el
interaccionismo simbólico podría servir como herramienta que da cuenta de la

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existencia de símbolos comunes para todos, símbolos universales con significados


que se estabilizan en el tiempo y que posibilitan cierta duración. El constructo de
mujer es parte del campo simbólico de la sociedad, logrando sumergirse en el
lenguaje, en lo simbólico y se ha internalizado. Este símbolo no pertenece sólo a las
lesbianas sino que se sostiene en las interacciones de todos los chilenos. Analizar el
símbolo de mujer desde el interaccionismo simbólico para luego ver que prácticas
son las que reiteran y prolongan su existencia podría ser una forma de mostrar como
algo que es universal no significa que sea natural sino que cambia y es dinámico en
la interacción ya que existen prácticas que la sostienen.
La relación bilateral que hoy existe entre las lesbianas y las mujeres se debe
a que por un lado, las lesbianas nacen bajo el constructo de mujer y conocen la
discriminación desde este sexo “más débil” en nuestra sociedad. Luego, al asumirse
como lesbianas son discriminadas de manera más intensa pero no por su cuna sino
por elección. Allí radica su transformación en un objetivo político como constructoras
y modificadoras de lo imperante. La desigualdad para las lesbianas es doble, viven
la de mujeres y la de ser minoría sexual. A pesar de que ellas rechazan la idea de
catalogar a las personas, para efectos políticos, reconocen la necesidad de tener
una definición identitaria (aparte de tortas y madres, Pegaso y pobres) y a ésta le
llaman lesbianas políticas.

“Puesto que debemos enunciarnos para existir, cuando existimos, cuando somos
concretas emergen las problemáticas, las demandas, lo que a su vez nos exige generar
espacios de acción que nos permitan alcanzar la libertad sin restricciones y
fundamentalmente sin la carga de la heterosexualidad que todo lo significa entramando una
heterorealidad que genera todos los mecanismos posibles para no ser deconstruida,"
(Enunciado algunos desafíos. Lesbianas y 8 de Marzo, 2006).

Para luchar por su causa, las lesbianas parten desde su diferencia con los
movimientos de mujeres heterosexualizados que las ven como anormales y
fortaleciendo los vínculos con aquellas que no tienen que ver con el constructo
patriarcal de esa identidad. Que las lesbianas cuestionen la construcción de genero
es una práctica social que lleva a transformaciones en la realidad imperante.
Los desafíos y horizontes del movimiento lésbico son varios. Uno de ellos es
no quedarse en lo intelectual sino ocupar sus capacidades para debatir y reflexionar

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de manera desacademisada sobre sus derechos y necesidades ya que su real


conocimiento son sus experiencias, su historia y desde allí deben extraer teoría. A
través de la acción y reflexión se estarían creando movimientos contraculturales
para generar cambios en la educación y el conocimiento. Aquí nuevamente dicen
caer en una contradicción ya que quieren ser parte de la historia pero ésta se
encuentra centrada en lo masculino, condición que las relega al olvido. Esto significa
que para que futuras generaciones lésbicas mantengan su identidad hay que
recordar un pasado particular y propio, que tal como plantea Vásquez (2003),
supone una corriente alternativa a la historia oficial, cuestionando la manera
imperante de perpetuar. Quieren comprender las lesbianas del pasado y las del
presente pero para eso deben reconocer que en la historia clásica heterosexual
imponente no lo van a encontrar y que deben buscar en aquellas que han logrado
difundirse de manera paralela, marginal y muchas veces sutil. Para ellas, manejar la
historia es manejar también el futuro y se preguntan cómo hacer ésta favorable para
ellas y su agrupación. El movimiento lésbico no se considera como una subcultura lo
que acabaría con su existencia radicalmente, pasando rápidamente de moda, sino
como una contracultura.
Sus interrogantes recaen sobre sus necesidades particulares. Su afán por ser
enunciadas por la Constitución, los Tratados y Convenciones es para que existan
políticamente por ende sujetas de derecho. Más que respuestas y las prontas
llegadas de sus peticiones es la gran motivación por transformar lo que no incluye a
las lesbianas; cambiar “el régimen político, económico, institucional de producción de
la verdad,” (Foucault, 1971, p.200). En sus propias palabras “el cuestionamiento y
socavamiento del modelo que nos construyó,” (Enunciado algunos desafíos.
Lesbianas y 8 de Marzo. 2006) y que las mantuvo invisibilizadas y en silencio a lo
largo de su historia.

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Invisibilidad Ética, Política y Social:

En los países desarrollados las políticas y apoyo social dirigidos hacia el


lesbianismo son de comprensión e integración para la inserción de una sociedad
heterogénea necesaria para el progreso. En Chile, aun se demuestra una mirada
retrograda en torno a lo que son las minorías sexuales. No se dan espacios, ni
políticas que integren a estos individuos, sino que por el contrario, se les separa de
la sociedad como a una “manzana podrida”. No darle derechos es una práctica
institucionalizada por la política, con fundamentos religiosos y conservadores para
marginar e invisiblizar a las lesbianas. Es por esto que resulta interesante estudiar la
mirada de este grupo de la sociedad, grupo oprimido que se va dando cuenta que la
producción de la realidad esta en sus manos.
El lesbianismo esta pero de una manera oculta, con vergüenza y con una
identidad como grupo muy debilitada, a causa de los prejuicios que se dan a estas
prácticas sexuales. Numerosos casos se pueden vislumbrar en nuestro país de
discriminación e intolerancia que demuestran lo poco comprensiva y muy
conservadora que puede llegar a ser la cultura chilena. Existen cuantiosos casos de
alumnas de enseñanza media que han sido expulsadas de sus establecimientos
educacionales por presentar conductas lésbicas junto con polémicos casos de
madres lesbianas que han perdido la custodia de sus hijos. Éstos y muchos casos
más, son día a día constantes persecuciones que refuerzan la idea de las lesbianas
de luchar por la derogación de la ley 373 que sanciona la moral y las buenas
costumbres establecidas por los criterios tradicionalistas chilenos. Desde el
marxismo, que considera al individuo como producto social inserto en una jerarquía,
se podría dar cuenta de las desigualdades de condiciones entre los heterosexuales y
los homosexuales y como estos últimos se relegan a la parte inferior de la pirámide
moral-tradicional de la sociedad chilena.
Hoy, la conciencia por parte de las lesbianas de fortalecer y crear una
identidad como grupo es cada vez mayor. Protestas, páginas electrónicas,
convenciones, lugares de reunión, entre otros, son el fieles reflejos de una parte de
la sociedad que no se quiere esconder.

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“Necesitamos muchas cosas antes de una Unión Civil, pues sin aquel piso mínimo
será sólo una bonita ley que servirá para mostrar un país abierto y tolerante, es decir sólo
publicidad, y no es lo que necesitamos ni lo que buscamos las orgánicas que pretendemos
terminar con la discriminación arbitraria,” (No es un ejercicio democrático de igualdad es una
apuesta de publicidad, 2006).

Es necesario visualizar la posición de nuestro país en relación a las políticas


publicas para tratar el tema de las minorías sexuales, las cuales lamentablemente
son nulas. Chile como país tercer mundista, en vías de desarrollo, trata de demostrar
su apertura de mente en un contexto latinoamericano y mundial mediante
expresiones mínimas de tolerancia como lo son las marchas de orgullo. Sin
embargo, las organizaciones de minorías sexuales en nuestro país tratan
constantemente de ser respetadas y valoradas por la sociedad sin mayor éxito. Si
bien hasta el momento han logrado algunos avances, en comparación con los
países vecinos, lo retrogrado que llega a ser el pensamiento chileno, indirectamente
obstaculiza el desarrollo de nuestro país. Las expresiones de intolerancia han sido
naturalizadas por la sociedad en la reiteración de éstas en sus prácticas cotidianas,
sin reflexionar sobre las razones de su existencia y que se asumen como normal ya
que “la realidad es una construcción cotidiana,” (Montero, 1994, p. 35).
El crear una conciencia integradora de todos los individuos, respetando sus
elecciones propias es lo que llevaría a comprender a la sociedad chilena como
individuos heterogéneos que pueden vivir en armonía. Es más, tal como el informe
del PNUD 2002 menciona, la primera piedra para el verdadero desarrollo es el
desarrollo humano. Es por eso que el trabajo de toda la sociedad para crear un
ambiente equitativo, donde todas las personas puedan desarrollar sus potenciales
gira finalmente en torno a un objetivo en común. Objetivo que se lograría al
incorporar las diferentes orientaciones sexuales en los discursos políticos, dejando
de lado las prácticas homogenizantes que aplacan una diversidad que en su diario
vivir es menoscabada. La función de promover que las bases sean las necesidades
reales del país es una práctica que ejerce el grupo lésbico dejando atrás
estereotipos importados que no dan cabida a las peculiaridades del contexto
nacional tal como establece la psicología social latinoamericana.

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Lamentablemente, la situación política en el pasado de Chile, llevo a un


retroceso en este aspecto, donde incluso personas que por ser de una distinta
creencia política eran no tan sólo discriminadas, sino detenidas y torturadas. Hoy se
repite el mismo fenómeno, pero en una realidad de “democracia”, es por eso que
surge la siguiente pregunta: ¿ Habrá aprendido nuestro pueblo acerca de la palabra
heterogeneidad? Esta realidad aún demuestra dejos de un aprendizaje incompleto,
un aprendizaje que fue tan criticado años atrás. “Aún persiste en Chile una realidad
que discrimina arbitrariamente la existencia, el desarrollo, la vecindad de personas
con una distinta opción sexual,” (No es un ejercicio democrático de igualdad es una
apuesta de publicidad, 2006).
La palabra “aún”, muestra la disconformidad que se mantiene en el tiempo,
por parte de la autora que a su vez es lesbiana. La discriminación se muestra por
parte de la sociedad, por parte de las leyes que ésta misma creó. Es por eso que
vivir en un mundo así: acorralado resulta insufrible para tantos que siguen
padeciendo de la opresión. Aún son llamadas minorías sexuales, lo cual representa
un desprecio que la misma ley no considera. Por aquello es necesario un cambio de
mentalidad, que ha traído consecuencias positivas en el contexto mundial.
“Las lesbianas somos tu madre, tus hermanas y tus hijas,” (No es un ejercicio
democrático de igualdad es una apuesta de publicidad, 2006). La cita anterior
demuestra lo cerca que está la opresión, afectando no tan sólo a las minorías
sexuales sino a toda su red familiar y de la cual sostiene la sociedad entera. La
memoria de ellas esta presente y su identidad esta fortaleciéndose. Es necesario
crecer junto a ellas.
En las sociedades post modernas es responsabilidad por parte de los
individuos crear una identidad y vivirla sin temores. En Chile, ese derecho tan básico
para el ser humano no se esta cumpliendo y eso es preocupante, puesto que la
disconformidad de un grupo de personas, debería ser una tarea primordial de
superar por parte de los que están a la cabeza del país, pero que sin el apoyo de las
prácticas sociales de toda la sociedad será un intento fútil.

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Contracultura Lésbica: una configuración desde el conflicto:

El artículo “Su relación con las estrategias o hacia la cultura de resistencia.


Diversidad Sexual” (2006), refleja la constante lucha que a lo largo de los años, ha
dado incesantemente la comunidad lésbica que busca rebelarse de lo que ellos
denominan “cultura artificial” en la cual predomina la heterosexualidad que se les ha
impuesto como referente para actuar, pasando a llevar sus derechos. Es por esto,
que anhelan la creación de una nueva cultura regida por la igualdad y es a través del
arte que quieren lograr esta transformación cultural o integración en alguna medida.
Pero el arte no está libre de patriarcado, lo que dificulta la construcción cultural que
desean, ya que el cine, por ejemplo, fomenta la invisibilidad y la discriminación a la
que han sido sometidas. Pese a todo esto, las lesbianas han logrado tanto en los
espacios privados cómo públicos crear estrategias que socaven los mecanismos de
exclusión a los que han sido sometidas.
El artículo mencionado con anterioridad llama a reflexionar acerca de estas
continuas exclusiones que a lo largo del tiempo ha sufrido la comunidad lésbica,
para así empezar a crear historia e identidad a la base de este pasado, configurar su
memoria en relación a lo que ocurrió y aún sigue ocurriendo. Se busca tomar
conciencia de ello, para así mantener aquellas prácticas sociales que han sido
transversales en su lucha y que han mantenido vivo el movimiento. Cuestionar la
cultura indicada por la heteronormatividad basada en la normalidad y anormalidad –
artificial por cierto- es una práctica para construir una nueva cultura que se note en
la forma en que ellas mismas se relacionan, en la medida que puedan vivir su
sexualidad sin culpas para resistirse y no fortalecer la exclusión, (Su relación con las
estrategias o hacia la cultura de resistencia, 2006). La ausencia de las minorías
sexuales dentro del lenguaje es una práctica cotidiana naturalizada que las margina
y niega su existencia. Las agrupaciones lésbicas han ido constituyendo su memoria
a través de las constantes exclusiones y discriminaciones, pero a su vez de
constantes luchas y logros.

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Conclusión:

La lucha constante de la comunidad lésbica por mantenerse estables durante


el tiempo y perder el miedo a desaparecer como grupo, se vivencia en las diferentes
prácticas que lesbianas llevan a cabo, cuestionando e intentando desnaturalizar una
realidad heterosexual dominante. Es aquí donde entra la labor de la psicología, que
debe eliminar su carácter de servicio individualizado y descontextualizado, pasando
a ser de carácter social y efímero. Es decir, debe reconocer la necesidad de revisar
cómo el grupo lésbico reconstruye su pasado, para poder entender su presente,
dentro del contexto socio-histórico chileno. Esto permite recordarle a la psicología
comprender que no existe una sola verdad, por lo tanto, no existe un sola manera de
ver y vivir la sexualidad. La responsabilidad de la constante construcción de la
realidad que segrega a las minorías sexuales recae en todos los actores sociales,
que a través de la reiteración de las prácticas heterosexualizadas mantienen el
orden social imperante. El psicólogo promover la diversidad y colabore con prácticas
incluyentes para así co-construir la realidad democráticamente.
Poder comprender porque la subjetividad de una lesbiana radica en el
pertenecer a un grupo fue importante para poder dar cuenta de porque la psicología
social debe ampliar su mirada más individualista ya que lo social es una suerte de
preexistencia a lo individual, en otras palabras, lo social preexiste al individuo.
Ponerse en el lugar de las lesbianas hace tangible las fuerzas dominantes que las
marginan y las oprimen como también lo admirable que es su lucha. Esto da cuenta
que desde el lugar desde donde uno se sitúa se configura un mundo particular,
mundo que se comparte pero a la vez se vive de manera distinta. Con el
socioconstruccionismo no se buscó comparar el pasado real con la memoria del
pasado que hacen las lesbianas, sino que dar cuenta de la parte del pasado que les
fue significativo para seguir recordándolo en el presente.
Es por esto que una de las potencialidades del socioconstruccionismo es su
compromiso político explícito a diferencia de la psicología social que busca un saber
objetivo, libre de intenciones e ignorando ingenuamente las prácticas de dominación
de una ciencia que se esconde bajo la imparcialidad. Las minorías sexuales tales
como las lesbianas necesitan psicólogos militantes que velen por una real
democracia. La psicología social, tal como dice Ibáñez “forma parte de los recursos

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requeridos por el gobierno democrático de la sociedad y trata por lo tanto de una


disciplina directamente implicada en una de las diversas formas que puede tomar la
regulación política de las sociedades,” (Ibáñez, 1993, p. 293).
Otra característica facilitadora de la perspectiva utilizada da cuenta de una
comprensión diacrónica del grupo lésbico donde dentro de las prácticas sociales
consideradas se encuentra la constante reconfiguración del pasado en función del
presente y que a su vez da cuenta de las posibilidades de la construcción de una
realidad futura diferente. La constante lucha del grupo lésbico no sólo refiere al
presente, sino a remontarse en su pasado y sus prácticas en función del futuro, para
lograr el reconocimiento de la sociedad y la participación activa, con sus derechos,
privilegios y responsabilidades propias de un grupo perteneciente a un estado
democrático.
Todas las perspectivas mencionadas en el presente trabajo, junto con el
socioconstruccionismo, perspectiva adoptada para el análisis, entienden lo social no
como una mera dimensión sino como constitutivo de toda acción. Por constitutivo se
hace alusión a lo simbólico. Un grupo social como el lésbico comparte símbolos y
convenciones que las caracteriza como grupo y es lo más visible para una sociedad
que no las comprende ni las conoce sino que más bien las observa desde una
distancia. Símbolos como distintas banderas para cada minoría, las motocicletas, los
sobrenombres que les ponen y a que remiten, la particularidad de la otra marcha
entre otros constitutivos de su campo simbólico no se lograron comprender en toda
su complejidad ya que el foco fueron más bien prácticas sociales relacionados con
temas de tensión y dominación.

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ANEXO

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Octubre 2006
No es un ejercicio democrático de igualdad, es una apuesta de publicidad
"Necesitamos muchas cosas antes de una Unión Civil, pues sin aquel piso mínimo será sólo una
bonita ley que servirá para mostrar un país abierto y tolerante, es decir, sólo publicidad, y no es lo que
necesitamos ni lo que buscamos las orgánicas que pretendemos terminar con la discriminación
arbitraria".
Por Jennifer Mella, abogada

En Chile la discusión acerca de la posibilidad de uniones de hecho o civiles o matrimonios entre


personas del mismo sexo, se han planteado a partir del año 2003, debido a una tendencia
internacional que contaba entre las experiencias el PAC francés, la ley de matrimonio de Holanda, la
uniones de hecho existentes en algunas provincias españolas, y más cercanamente la unión civil de
buenos aires, que hizo importar la inquietud por parte de orgánicas homosexuales, y el debate para
orgánicas mixtas y lésbicas, para las y los trans, donde su realidad ha sido hasta hoy invisibilizada en
cuanto a este y otros problemas.

En esa época, las lesbianas feministas ya planteamos la preocupante preponderancia que se daba a
los temas patrimoniales en desmedro del reconocimiento de las relaciones filiales, fuimos criticadas
por nuestra falta de accionar práctico, ya que teorizábamos con una realidad que afectaba y
discriminaba a muchas mujeres lesbianas que convivían con desigualdades a diario, digamos dentro
del marco de parejas, ya que a eso nos referimos. La previsión en el sistema público de salud, la
invisibilidad sucesoria, la imposibilidad de acceso a subsidios, y a ello sumado, toda la parte de
familia que negaba el acceso a beneficios y consideraciones de pareja a mujeres que convivían
juntas. Ahora vemos que algunos de esos cuestionamientos se resuelven mediante un pacto civil, un
contrato que sólo- y resalto al igual que las autoridades-, sólo regula aspectos patrimoniales, por lo
que desde allí van ya las críticas, pues sólo abre una sección restringida y delimitada a una pequeña
esfera.

No es cierto que no hayamos trabajado este tema y que hoy sólo tengamos la posibilidad de
presentar una voz disidente. Planteamos nuestra opinión antes y lo hacemos hoy y en ella, van más
que críticas, van propuestas que no se restringen a una Unión Civil, planteamos antes la necesidad
de una Unión de Hecho; aquella que no admite registro, que no es ante un notario; que no nos
autodiscrimina; que nos entregue el reconocimiento que tenemos como familias; no aquella
construida y aprendida desde el heteropatriarcado, sino una nueva que no tenga jerarquías, que no
normalice la violencia, que no controle y norme nuestros cuerpos, una en donde primero como
condición deben estar reconocidos y resguardados nuestros derechos a no ser discriminadas por
nuestra opción o preferencia sexua. Donde nosotras como mujeres tengamos el derecho a decidir
sobre nuestro cuerpo sin la intromisión abusiva de dogmas fácticos; donde la violencia hacia la mujer
sea realmente reconocida y sancionada como un delito de género; donde el femicidio sea castigado,
denunciado y jamás justificado; donde sepamos que quien discrimine tendrá un castigo penal y civil y
por sobre todo, que se propenderá a una educación no discriminatoria, donde primero como sujetas
de derecho, rescatando nuestra individualidad, seamos respetadas como humanas, sin la necesidad
de recurrir a organismos internacionales para que nuestros derechos sean efectivamente
reconocidos, donde no tengamos que mentir ante un tribunal supuestamente encargado de velar por
nuestros derechos para no perder la tuición de nuestros hijos.

Necesitamos muchas cosas antes de una Unión Civil, pues sin aquel piso mínimo será sólo una
bonita ley que servirá para mostrar un país abierto y tolerante, es decir sólo publicidad, y no es lo que
necesitamos ni lo que buscamos las orgánicas que pretendemos terminar con la discriminación
arbitraria.

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No nos basta una Unión Civil que por lo demás consideramos errónea, que se consigue teniendo
opción de registrarse si no se va a utilizar, porque como individua(o), te siguen discriminando.

• No se contemplan en este proyecto modificaciones al Código penal en cuanto en el artículo 365


penaliza las relaciones entre personas del mismo sexo. Cuando una de ellas sea menor de 18 años,
se podrán unir una persona de 19 y otra de 17 años, o será el mayor de edad penalizado al unirse?
Estas falencias son profundas.

• Existirá un registro en donde el Estado civil podrá ser investigado por el empleador y podrá ser
despedida la persona. Será esta ley una letra muerta, ya que no se usará mientras se discrimine por
el sólo hecho de ser lesbiana.

• ¿Cómo puede una ley que sólo regula aspectos patrimoniales hablar del hogar común y del cuidado
de los hijos, si vemos como la ley y los tribunales hoy indican que puede usarse como causa de
perdida del cuidado personal de los hijos la homosexualidad de uno de los padres?.

No se contemplan modificaciones a la ley de menores.

• Señala el proyecto en su primer artículo que es un contrato de dos personas independiente de su


sexo para organizar su vida en común, y luego de esta definición, decir que regula sólo aspectos
patrimoniales, restringiendo la organización de la vida en común a aspectos patrimoniales. Me parece
un argumento a lo menos neoliberal, no coincidente con políticas sociales que pretenden rescatar a la
persona como tal y no como consumidor.

• Las parejas pobres o a lo menos de clase media baja, entre las cuales de mujeres lesbianas existen
muchas, no ganan nada con este PUC, ya que no tienen acceso a puntaje en el subsidio habitacional
ni a créditos en donde se consideren como familia y sus rentas se sumen, sólo ganan con la muerte
de una de sus partes, ya que le suceden como cónyuge o ante una muerte que sea responsabilidad
de un tercero teniendo la legitimación activa para demandar daños patrimoniales y morales.

• ¿Y que pasará a la muerte si existen hijos si no está la posibilidad de co-adopción, pero sí el


cuidado de los hijos durante la vigencia del PUC?.

• Cómo queda la ley de violencia intrafamiliar en la cual no se establecen modificaciones, ante


maltratos o delitos que ocurran en el marco de una Unión Civil, tendremos que volver a la época en
que la única manera de exigir sanción, era la vía penal.

• Se han establecido los tribunales de familia hace un año que han concentrado y modernizado la
justicia en el campo de las disputas y procesos familiares, y los contrayentes del PUC deberán asistir
a un juez de letras, sin tener acceso a esta justicia renovada que tiene nuevos conceptos y
herramientas para solucionar los conflictos ocurridos en un hogar.

Por último, quiero señalar que este contrato viene a regular efectos patrimoniales de quienes de
alguna manera ya los tienen resueltos o a lo menos tienen esa posibilidad, ya que sociedades para
regular los bienes en común existen y se usan. Se ha levantado y promocionado como “todas las
parejas todos los derechos” cuando son sólo aquellos con un valor pecuniario, y cuando aún en Chile
el eslogan “todas las personas todos los derechos”, no existe y esto viene a retrasar aún más esa
posibilidad.

“Aún persiste en Chile una realidad que discrimina arbitrariamente la existencia, el desarrollo, la
vecindad de personas con una distinta opción sexual inferiorizando esta realidad otorgándole el rango
de “minoría” ya no sólo cuantitativamente, sino categorizando cualitativamente y con ello justificando,

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validando y defendiendo la negativa de que otros(as) sean familia al igual que ellos. Lo que
demuestra que la LESBOFOBIA EXISTE”

* La autora es abogada de la Universidad de Chile e integrante del Bloque Lésbico. Esta ponencia fue
presentada en el seminario "Matrimonio y personas del mismo sexo", actividad organizada por MUMS
y Amnistia Internacional. El presente artículo es una gentileza de Radio Número Critico.cl

Mella, J. (2006). No es un ejercicio democrático de igualdad es una apuesta


de publicidad. Recuperado el 25 de Septiembre del 2006, de
http://www.rompiendoelsilencio.cl/articulos/articulos_1oct06_2.htm.

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Primera parte, Ayuquelén


Los primeros años del Movimiento lésbico en Chile

Muchas lesbianas creen que todo empezó con internet. Sin embargo, en la década de los 80, cuando
varias pronunciaban sus primeras sílabas o ingresaban al colegio, un grupo de mujeres ya
conformaban la primera agrupación lésbica: Ayuquelén, que en lengua mapudungún, significa
"sentirse bien". Rompiendo el Silencio habló con sus fundadoras y nos contaron cómo fueron esos
primeros años.
Por Erika Montecinos RS / Fotos: archivo RS

Susana estuvo de visita en Chile procedente de Dinamarca, donde reside hace siete años. Lily, se
dedica a sus labores personales y a debatir sobre el futuro político del feminismo chileno. Cecilia
Riquelme, es directora y editora de la revista mexicana Las Amantes de la Luna, y reside en esa
ciudad, hace 16 años. Estas tres mujeres no dejan de recordar aquellos años tan añorados pero
también difíciles, cuando tímidamente varias lesbianas se contactaban a través del correo...por buzón
y sin internet. Y arduo fue el trabajo para ellas, ya que ni siquiera el teléfono se masificaba en esa
época, y más aún, los correos con direcciones extrañas eran presa fácil de sospechas para el
régimen de turno.

Así y todo, entre 1983 y 1984, nació Ayuquelén. La leyenda dice que se conformaron después de la
muerte de la escultora Mónica Briones Puccio, asesinada en las calles santiaguinas en un acto vil de
lesbofobia en julio de 1984. Este penoso hecho, les hizo ver que era necesario organizarse y
protegerse en una época tan oscura como la dictadura.

Sin embargo, sus fundadoras aclaran, que si bien ese hecho las ayudó a consolidarse, ya habían
realizado un trabajo previo, definiendo los lineamientos que las mantendría ligadas al feminismo.

"La Su (Susana) era la encargada de leer las cartas y responderlas, teníamos una casilla, mientras yo
me ocupaba de los proyectos internacionales. Era todo una red informal", cuenta Lily.

Cecilia cuenta que hubo distintas motivaciones. Ella personalmente, inició un proceso de asumirse
públicamente cuando la separaron del trabajo de la recordada Casa de la Mujer. Ahí conoció a
Susana y Lily, quienes le manifestaron que también tenían la inquietud de organizarse. "Pero lo de
Mónica, fue fuerte. Después del funeral nos juntamos en el restaurant "Quita Pena", que está frente al
Cementerio General. Ahí decidimos que queríamos tener un trabajo más constante y dijimos que era
el momento de formar el sindicato", recuerda riendo Cecilia.

Señala que ese momento fue de mucha reflexión, y llegaron a la conclusión, que iniciaban una
segunda etapa de las Ayuque, ya que la primera representó para ellas la autoconciencia de su ser
lésbico feminista. "Y coincidimos en que el nombre del grupo debía ser autoctono, acercándolo al
término gay que quiere decir "alegre", indica.

También rememora cuando lesbianas y gays de esa época se juntaban en un local llamado "Atlantis",
que estaba ubicado en los alrededores de calle Compañía. En ese lugar, se reunían con Mónica y
otras mujeres que se enteraban de boca en boca de la existencia de la agrupación, o por medio de
papeles que indicaban la casilla.

Lily dice que llevaban un largo tiempo reuniéndose y que las motivó aún más el Segundo Encuentro
Feminista Latinoaméricano y del Caribe, realizado en Perú, en 1983. "Queríamos acercar el
feminismo a las mujeres lesbianas", relata.

Buscando casa

El "boom" de Ayuquelén comenzó después de que aparecieran en una publicación de la


desaparecida revista APSI. En el reportaje mencionaron que se reunían en la Casa La Morada, y

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según cuenta Cecilia Riquelme, ese fue el talón de Aquiles para dicha organización, puesto que no
querían que ligaran su trabajo al de las mujeres lesbianas. "Y hasta nos descalificaron", comenta
Susana.

"No hay nada más reaccionario que una lesbiana de clóset", añade Cecilia, dejando entrever que en
La Morada hubo muchas lesbianas no asumidas. "Pero hay un gran mérito: era primera vez que en
un medio de comunicación se hablaba de lesbianas en Chile, y eso fue un ¡gol!".

Buscando un nuevo espacio después de ser "exiliadas" de La Morada, las Ayuquelén decidieron
juntarse en la casa de Lily, donde en cada habitación realizaban talleres tendientes a orientación,
activismo y nuevos proyectos para mujeres. Desde ahí, se contactaban con organizaciones
internacionales tan importantes como ILGA (movimiento internacional de lesbianas y gays)...y con
pocos recursos, apenas a través del correo y con mucho temor de ser descubiertas por grupos de
ultraderecha y conservadores.

"Llegamos a recibir amenazas de muerte, nos arrojaban panfletos en la puerta de la casa y se


identificaban con grupos asociados al Opus Dei", cuenta Susana.

Pese a ello, lograron contactarse con ILSIS, una especie de agencia de noticias que prestaba servicio
de información lésbica, y acogían a diversos grupos latinos de lesbianas. Así lograron financiamiento
para distintos proyectos y para asistir a diferentes encuentros internacionales de lesbianas. "Pero no
dejamos de pagar la cuota mensual en la Ayuque", agrega Lily.

Cecilia señala que se siente orgullosa de haber sido parte de ese movimiento. "Es como decir qué
buena onda que nos atrevimos, en tiempos que eran realmente difíciles", añade.

Montecinos, E. (2006). Los primeros años del movimiento lésbico en Chile.


Recuperado el 24 de Septiembre del 2006 de
http://www.rompiendoelsilencio.cl/articulos/articulos_1ago03.htm.

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Su relación con las estrategias de integración o hacia la cultura de resistencia


Diversidad Sexual

Es una estrategia sistémica el generar una plataforma que permita la integración de la a - normalidad
a los cauces de la normalidad proveídas por la cultura hegemónica, expresada en el régimen
heterosexual que modela y referencia a todas y todos. A MUmS, del cual soy parte, le parece
importante generar reflexión en torno a la falacia cultural de la hétero y homo sexualidad, dando
cuenta de que estas construcciones culturales en definitiva delimitan la normalidad/anormalidad
respectivamente, sustancia y cuerpo de los mecanismos de exclusión que se aplican a las personas
por sus diferencias.
Por Equipo de Comunicaciones MUmS

Que demos cuenta de esta construcción cultural, nos permite señalar el poder que origina este
entramado: el patriarcado y las distintas valoraciones de raza, clase, género que sustenta. Por otro
lado expone el carácter artificial no sólo del género o del sexo, si no de todo. Es esta artificialidad
manipulada la que ha permitido que la heterorealidad delineada por el patriarcado, se haya
convertido en una ortodoxia inteligente que nos normaliza desde antes de nacer y que oprime o se
amabiliza para seguir fortaleciéndose y preservándose.
Desde este marco creemos que la cultura artificial, me centro en el ámbito de la sexualidad,
puede ser deconstruida, destruida, construida por artificios que surjan fundamentalmente desde la
intencionalidad de nuestra anormalidad, torcedura le llamaré más adelante, para construir otra
cultura que sea resultado del desaprendizaje de los modelos y de los prejuicios que construye,
vuelvo a insistir: heterosexuales, que nos han referenciado y tendamos a socavar la clasificación de
la que se vale el ojo supervisor de la heteronormatividad para organizarnos, encasillarnos y
mantenernos en el redil destinado a las mal llamadas minorías
¿Cómo construir esta cultura vaciada de normalidad y anormalidad artificial? ¿Cómo construir
esta cultura torcida en relación a la rectílinea cultural indicada por la heteronormatividad?
Y aquí nos cuadramos con la invitación, puesto que el arte y el cine como una de sus
expresiones es una de las herramientas que podemos utilizar para ello. Será el arte entonces una
herramienta de construcción cultural y si nosotros(as) queremos de transformación de esta cultura y
no de reproducción. La producción artística será fundamental en este camino, siempre y cuando
aporte a la generación de nuevas narrativas, de nuevas páginas a completar, que deconstruyan, que
resignifiquen, que reconceptualicen y creen nuevos caminos para fortalecer el debate, la toma de
posición, la reflexión y la construcción de verdad de un nuevo mundo, que aunque suene cursi, es lo
que de verdad muchas muchachos y muchos muchachas queremos. Y es aquí en donde delineamos
ya un tema que debe importarnos en tanto existe desde el arte, en el arte y en nosotros y nosotras
mismas: una tensión interna referida a si es y se es y somos una herramienta de transformación
cultural o es y se es y somos una herramienta de legitimación de la heterorealidad cultural.
La transformación de esta cultura y la legitimación de la misma hacen emerger otros dos
conceptos: la resistencia y la integración respectivamente, fundamentales en el camino de la
igualdad, pero desarrollada y promovida, por cierto, en un modelo que lo permita y que no promueva
por el contrario la necesidad de integrarse a lo que el sistema de lo normal instituye como verdad
absoluta. Sobrevolaré este punto haciendo algunas relaciones con el arte que es lo que nos convoca
el día de hoy, desde la integración, la resistencia y algunas conclusiones personales y muy
generales en torno a cómo transitar hacia el mundo que se sueña.
1.- Acerca del arte, la integración y otras yerbas de una misma rama
Relevaré dos aspectos:
El arte es respuesta a modelos políticos, económicos, sociales y culturales. Esta respuesta, sin
embargo, ha establecido reacciones superficiales que no han sido capaces de subvertir la plataforma
madre: el patriarcado. Desde esta perspectiva el arte seguirá entonces, actuando como reproductor
cultural, en muchas ocasiones disfrazado de alternativa revolución. Si el patriarcado acuna al arte
claro está que será éste y la heterosexualidad el alero intelectual de las propuestas artísticas y la
reflexión que se puede generar a partir de estas se encapsularán en los dispositivos de
normalización.

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Por ejemplo la película El secreto en la montaña, expresa la discriminación hacia los gays, desde
un ámbito marcadamente masculino: ser vaquero, sin embargo, no profundiza en el por qué de la
discriminación, ¿será a los gays o a la femineidad que estos representan?¿será entonces misoginia,
odio a las mujeres?¿será la forma en que construimos las relaciones de pareja? ¿será que es un
cuento de la parejil pareja, citando a Margarita Pisano, en donde la mujer se banca el aparente
engaño de la construcción fiel de la heterosexualidad? ¿Y qué es el engaño?¿ Creer que el amor
dura para siempre o que la homosexualidad y la heterosexualidad de verdad existen?
Entonces, vuelvo a que el arte no está libre del patriarcado y es así como se transforma en
herramienta de reproducción en donde el mundo homosexual será más aceptado en la medida en
que más deseos tenga de integrarse .
Y es allí entonces y desde la inexistencia de una actuancia con perspectiva de género, desde
donde se promoverán soterrada y a vox populis, demandas integracionistas de los movimientos de
diversidad como el matrimonio homosexual o el servicio militar indicando desde la más profunda
conservaduría y reproducción que será este un nuevo camino hacia la igualdad ¿ igualdad en
dónde? En un sistema que no es , ni brinda igualdad de oportunidades1. Todo esto no hace si no
fortalecer las hegemonías que nos han construido como anormales, porque claro los más normales
querrán casarse y tendrán leyes que rijan su posibilidad, su ración de heterosexualidad, que se
fortalece a través de esta acción y mientras tanto a las trans y a todos y todas que sean más
anormales que los que desean las leyes de la normalidad, les siguen sacando la cresta los pacos y
los neonazis.
En este punto imposible no hablar de la mercadotecnia que en sus análisis ha distinguido
distintos opuestos culturales que le han permitido vender todo aquello que está cargado con atractivo
subcultural, por eso es súper ¡TOP! haber leído los libros de Pedro Lemebel, aunque se sea alguien
que discrimine a las locas y en Santiago, no sé si aquí en Valdivia será lo mismo ir a ver cine gay es
una experiencia transportadora, pues por ser cine gay ya es cine arte. Los vaqueros gays lo
masificaron ahora, lo que indica del proceso de integración en el que estamos inmersos. Poco a
poco, de hecho, las sociedades van acercándose a los ghettos homosexuales que permitió el
sistema y que transformados en subcultura comienzan a situarse en los grandes escaparates del
gran consumismo de masas, TATU, que eran , pero que no eran, refuerza esta teoría.(15 lucas
cuesta la entrada para ver el aparataje tecnológico que las hace cantar). Ellas fueron algo importante
de la base de lo que el periodismo y la Psicología chilena hoy por hoy se descretan en investigar: la
moda lesbiana.
Entonces, sintetizo: La cultura de masas ha ido incorporando dispositivos estéticos que permiten
que la cultura hegemónica se funda con la subcultura y así hace que la rebeldía , la disidencia se
venda en las mejores tiendas , siendo este hecho explicación, para que por ejemplo un chico blanco,
de clase media, medio facistoide, racista por cierto entre otras cosas use ropa hip -hop o se
transforme siendo súper machista en chico Bi-Sual, una tendencia andrógina adolescente
desprendida del manga animé japonés mezclado con música gótica, que lleva a que jóvenes se
vistan con accesorios femeninos en Santiago, lo que da cuenta de cómo anticipadamente se vacía
de contenido cualquier atisbo de movimiento contracultural.
Así y a través del alero intelectual patriarcal, de los aportes de la mercadotecnia, el arte se
transforma en un mecanismo de integración, más que en una herramienta de transformación cultural
que libere las posibilidades de emancipación individual. Y digo individual porque a lo que nos
enfrentamos es a una clasificación masiva de los afectos que se establecen entre las personas, que
a través del escenario esbozado, fortalecido por el arte, subsume expresiones que no le sirven al
sistema, así es que veamos cómo integramos a los maricones y mariconas para no desestabilizarlo.
Esto también ayuda a explicar que los gays y las lesbianas cada vez más se sientan y quieran ser
parte de la heterosexualidad y generen conductas discriminatorias hacia todos esas diversos sujetas
y diversas sujetos que de una u otra forma sienten que se lo impiden, como la loca, el maricón, el
hueco, la trans, la torta, la camiona, la marciana y es que dime con quién andas y te diré quién
eres...Sin duda esta necesidad de integrarse a las bondades sistémicas fortalece un mundo
homosexual que discrimina y un universo discriminador e intervenido, sin duda, por conflictos de
raza, clase, género.
En este recorrido surgen otras preguntas ¿cómo el arte facilitará que no nos aturdamos frente a
los designios heteronormativos que hacen pensar a la mayoría también artificial que somos
inferiores, enfermos, degeneradas?¿Cómo haremos emerger una nueva cultura, más nuestra, más

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humana, más justa que se desprenda del desarrollo de nuevos modelos, discursos y prácticas que
permitan forjar una intelectualidad y actuancia colectiva que erradique la discriminación y los
mecanismos de exclusión que la sostienen?
Resistencia cultural, de ella, diversidad y otras yerbas de la misma rama anterior
Los postulados de los teóricos de la resistencia describen el rol que las personas tienen de
criticar la opresión y las formas en que se participa a través de las conductas de oposición en una
lógica que muy frecuentemente nos asigna una posición de subordinación de clase ( las colitas y las
camionetas, más aún las camionas son inferiores) y de derrota , por cierto , política(no somos sujetxs
de derechos, sólo basta constatar la existencia del artículo 373 del código penal)
La crítica y la participación resistente, no se pueden olvidar, más aún en un escenario
normalizador marcado por contradicciones estructurales e ideológicas que fortalecen y permiten la
existencia de relaciones de poder asimétricas que favorecen a las clases dominantes y a las
ideologías que sustentan.
En este contexto siempre habrán personas que se opondrán y se cuestionarán aquello que nadie
se cuestiona , por considerarlo normal, por lo que agrego que efectivamente existe resistencia ante
el patriarcado y la heterosexualidad como ortodoxias, este Ciclo de Cine es una muestra que me
permite añadir que el arte , por cierto, inflama la resistencia cuando da cuenta de las relaciones
asimétricas de poder y de sus impactos, que permiten y promueven la anulación de las personas a
través de la subordinación, que será más tarde el deseo de integración a la mayoría que construye
las minorías.
En este punto recuerdo algunos títulos de películas como Criaturas Celestiales, que plantea
claramente la magra intervención médica en el proceso de normalización heterosexual y la
enajenación que esto provoca, Los muchachos no lloran, que dejando de lado la “heterosexualidad”
de Brandon enuncia un sujeta político profundamente invisibilizada, El camino de Moisés, de la
chilena Cecilia Barriga que aporta a la deconstrucción de la heterosexualidad trans masculina a
través de la serena desacralización del pene que hace Moisés en su última decisión o Pink Flamingo
que desde la irreverencia trans femenina narra la existencia de multitudes sexuales y no de minorías.
De esta manera es que se enuncian claramente temáticas invisibilizadas haciendo emerger la
discusión necesaria para avanzar en transformaciones culturales, sin embargo, debo reforzar, que si
no hay práctica, conciencia del proceso de normalización al que sin preguntarnos se nos incorpora,
veremos estas cintas y otras, desde la perspectiva de la heteronorma y no desde la torcedura que
poseemos y que es punto de fuga para generar espacios nuevos de construcción cultural, por cierto,
posterior a veces, paralelamente las más, al proceso de resistencia que somos capaces de
desarrollar de acuerdo a nuestra capacidad crítica, a nuestro estado de alerta.
Entonces, primer paso: Tomar distancia de nuestra propia normalización, para reconocer en
nuestra torcedura, o de otro modo dicho en nuestra patita atrás, en nuestro arroz quemado, en
nuestras tortillas frescas, en el truco, en la virutilla, el punto de fuga que nos permita acercarnos a la
construcción de una nueva cultura que se note en nuestra forma de relacionarnos, en nuestra
manera de ver y vivir una sexualidad sin culpas, en nuestra manera de ver cine, de ver la vida, de
hacer de la homosexualidad inventada por la heterosexualidad, el inicio de un constructo de
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resistencia y no una máscara que contenga y fortalezca la exclusión .
Cuando se define Arte se indica que es una virtud , una disposición, habilidad para hacer alguna
cosa, que es una aplicación del entendimiento a la realización de una concepción, entonces el arte
es de las lesbianas, de los gays, de las trans femeninas , de los trans masculinos, de los Inter, de los
raras, de las camionas, de los colas, de las fletos, de la maría tres cocos y la maría trailer, del nunca
bien ponderado hueco y su amiga loca, de la marciana y la bicicleta, pero es desde la
responsabilidad que se tiene en el camino de construir debate, reflexión y acción en los entornos que
desde su pura presencia y enunciación se intervienen.
Estas sujetos existen en una relación contradictoria con la sociedad dominante, por tanto desde
este reducto que por derecho propio se transforma en resistencia, debemos restaurar a lo menos
muchos grados de agenciamiento, sin reproducción de las mismas estructuras e innovación a lo
menos por el momento, de la cultura que nos consume y que consumimos.
Entonces para ir finalizando, seamos capaces de generar un proceso interno que como les
decía, nos lleve a evaluar nuestros propios procesos de normalización y desde allí descubrir, en
primera instancia, las prácticas discriminatorias que siendo discriminados y discriminadas los gays,

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las lesbianas y lxs trans , hemos sido capaces de desarrollar, pues sólo en ese reconocimiento
podremos proyectar el generar, desde nuestros distintos ámbitos de acción en lo público y /o en lo
privado verdaderas estrategias o mecanismos Deconstructivos que comiencen por socavar los
mecanismos de exclusión de los que somos objeto y también aplicamos: invisibilización, no existimos
y lo que no existe no tiene derechos, naturalización que es de otra forma dicho normalizar que
somos anormales y otorgar un lugar fijo a las personas (las mujeres deben encargarse de la prole),
inferiorización, la categoría de enfermedad mental atribuida a la homosexualidad, hasta los 80 es un
ejemplo concreto de este mecanismo.
3
Disfruten la película , para volver al arte del cual me distancie en algún párrafo y véanla, así
como todas las expresiones artísticas incluso las más cotidianas, con un solo sentido percibir la
norma, percibir que la discriminación aún existe, percibir que soy parte de la heterorealidad, pero que
soy capaz de reconstruirla desde los puntos de fuga que coexisten con mi normalización, por eso
mismo abran bien su ojo menos heterosexual, ese que a veces tiene contracturadas hasta las
pestañas , para que mañana, definitivamente, el futuro, nuestro futuro no sea la continuidad del
pasado.
Dedicado al maravilloso y querido mundo trans, que espero en otros Ciclos sea contemplado.

Por Equipo de Comunicaciones MUmS

1.- Se explicita que lo que se indica con respecto a demandas integracionista es pensamiento de la
autora.
2.- La existencia de la homosexualidad refuerza la existencia de la heterosexualidad, al ser esta
última una expresión mayoritaria, contiene a la homosexualidad, la que al ser contenida agrega su
fuerza a la heterosexualidad.
3.-Esta lectura se realizo en el ciclo de cine de valdivia , por lo que la invitación a ver cine se extiende
a Santiago y al país no sólo desde la perspectiva de un cine GLBTI sino desde la mirada que
tenemos para ver cualquier tipo de manifestación cinematográfica.

Equipo de Comunicaciones MUMS. (2004). Su relación con las estrategias o


hacia la cultura de resistencia. Diversidad Sexual. Recuperado el 24 de Septiembre del 2006,
de http://www.mums.cl/base_nota_sql.php?id=84.

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2006-03-07
Enunciando algunos desafíos
Lesbianas y 8 de Marzo
Las lesbianas no pueden olvidar que deben ser capaces de generar un movimiento coherente con su
especifidad lésbica, sin olvidar a la mujer como el constructo que la designa al momento de nacer. Sin
embargo esto, merece algunos alcances.
Por Equipo de Comunicaciones MUmS
¿Las lesbianas no son mujeres?
Para Monique Wittig, teórica lésbica existe un regímen biopolítico sobre nosotrxs, lo que quiere
decir, que existen fuertes mecanismos de disciplinamiento que organizan nuestros cuerpos, los que
deben aprender a sentir, amar, gozar , usar , etc de una determinada forma: la forma heterosexual,
que de esta manera se convierte en un regímen sexual.
Para Wittig, el término “mujer” sólo tiene sentido en el régimen hétero y desde allí releva que
las lesbianas no son mujeres, así como no lo sería cualquier mujer que no esté en relación de
dependencia personal con un hombre, en este sentido hablaremos de mujeres no heterosexuales,
para entrar en correspondencia con un movimiento de mujeres pensantes y deconstructor. Lo mismo
hablaremos de lesbianas que no desean integrarse para designar a aquellas lesbianas que exigen
un cambio del sistema, del modelo y sus enfoques para construir de verdad, un mundo más justo y
humano el día de mañana.
Para profundizar en esta temática, recomendamos que se lea el texto “La mente hétero“ de
Monique Wittig, puesto que la idea de plantear estos temas , sobre todo sobrevolando el 08 de
marzo tienen como fin aportar a la discusión y el debate lésbico, a modo de que cada vez surja con
mayor claridad cuáles son aquellas problemáticas que nos atañen sólo a nosotras y de una u otra
forma definen nuestras especificidades demandantes, reflexivas , actuantes y de no integración.
Lesbianas y mujeres: una relación bilateral

Es importante indicar dos aspectos de suma importancia en esta discusión. Por un lado que las
lesbianas no pueden negar que han vivido gran parte de su vida y han sido modeladas por la sujeta
política que surge desde el constructo mujer, que valga la alegría, muchas veces se deslinda de la
estructuración del regímen héterosexual, en otras palabras, la mujer es su cuna, es su historia, pues
una lesbiana nace como mujer, vive y sabe de discriminación, hasta que se asume como lesbiana y
las restricciones se amplían. Por el otro lado se hace hincapié en que los problemas de los cuales
son objeto las lesbianas de estar dilucidados, se transforman en un objetivo político, entendiéndose
bajo el marco de las formas que seamos capaces de construir para hacer política y a su vez se
extienden a necesidades globales como la modificación del modelo político y económico que impera.

Así por un lado nos enfrentamos a definir claramente cuáles son nuestros desafíos específicos
como comunidad lésbica (tortas , pegaso, camionetas, otras, que son pobres , locas, trabajadoras,
madres...) y a no olvidar una historia , pues la desigualdad de condiciones entre hombres y mujeres
es la plataforma que recrudece la desigualdad para las lesbianas.

Importante en este punto , redundar en lo planteado ya en otros artículos y que tiene que ver
con esta necesidad de clasificación que desarrollamos, pese a que hablamos de personas, sin
embargo, desde este mismo cuestionamiento volvemos a sentar las bases de por qué también es
necesario una definición política identitaria, que someramente sintetizaremos en que somos
lesbianas políticas, puesto que debemos enunciarnos para existir, cuando existimos, cuando somos
concretas emergen las problemáticas, las demandas, lo que a su vez nos exige generar espacios de
acción que nos permitan alcanzar la libertad sin restricciones y fundamentalmente sin la carga de la
heterosexualidad que todo lo significa entramando una heterorealidad que genera todos los
mecanismos posibles para no ser deconstruida.

Cabe decir que en el contexto que se indica serán las mujeres no heterosexuales y las

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lesbianas cómplices de la construcción de un nuevo mundo y lo mencionamos así pues la


complicidad no será válida si ambos movimientos no son capaces de desmarcarse de la cultura
hétero, lo que en casos de mujeres heterosexuales y de lesbianas con miradas integracionistas sólo
contribuye a la preservación de uno de los regímenes más tiranos de la historia y que es, por cierto ,
herramienta del patriarcado.

En este mismo sentido la relación bilateral que debe surgir entre mujeres no heterosexuales y
lesbianas que no desean integrarse al sistema, debe estar centrada en la premisa ya indicada, para
no seguir viviendo los impactos de un movimiento de mujeres heterosexualizado, que continúa
construyendo a las lesbianas que desean integrarse y a las que bajo ningún punto de vista lo harán,
como anormales.

Desafíos del movimiento lésbico o ¿hacia dónde vamos?

En el marco descrito, debemos ser capaces de fortalecer el vínculo con el movimiento de


mujeres, pero de esas mujeres, lo volvemos a repetir, que nada tienen que ver con el constructo
patriarcal de esta identidad. Este hecho fortalecerá bilateralmente una mirada más amplia de la
realidad y en este camino la toma de conciencia de “lo femenino”como construcción cultural, que se
deconstruye desde la acción de las lesbianas que no se integran y de las mujeres no heterosexuales
, así como del surgimiento de otras sujetas políticas, más discriminadas que la misma lesbiana como
la camiona, la caballero, la torta gorda o la torta flaca, la torta discapacitada, la camiona indígena y
muchas más de distintos contextos socioculturales.

En esta senda no podemos negar que la discriminación a las mujeres es discriminación a las
lesbianas, pero debemos relevar, que existe equivalencia de mujeres a lesbianas en torno a
discriminación, pero no existe de igual forma desde las lesbianas a mujeres, ya que la discriminación
a lesbianas agrega además a su historia mujer, su especificidad como lesbiana, construida como
anormal por el sistema cultural heterosexual.

El debate y la reflexión son herramientas fundamentales en este proceso, para no generar


atrincheramientos ideológicos surgidos sólo desde un nivel comprensivo, que se aleja de ciertas
habilidades superiores del intelecto , que claro está, todas las lesbianas pueden ejercitar y
desarrollar. Es importante decirlo, más aún en un sistema que nos ha enseñado a contenernos a
través del silenciamiento de nuestras necesidades más básicas y fundamentales a la vez. Las
lesbianas pensamos, por lo que somos capaces de alimentar discusiones en torno a género cada
vez más desacademisadas y desde allí aportar al nacimiento de movimientos contraculturales en la
medida en que no sigan reproduciendo el modelo educativo y la forma sistémica de generar
conocimientos. El conocimiento está en nuestras experiencias, en nuestra historia, que es elemento
fundamental de las teorías que debemos develar. Y aquí surge una clara complicación.

La historia lesbiana se enfrenta a un complejo escenario en donde la historia conocida es


aquella que da cuenta de una supremacía del mundo masculino ¿cómo, entonces, los documentos
que escribimos dejarán constancia de esto y otorgarán una información lesbiana para el futuro que
sea coherente entre las experiencias lésbicas y la producción teórica?. Más claro ¿cómo permitir que
el futuro nos lea sin tener que afrontar la asimilación de las mujeres y de muchas lesbianas al
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patriarcado , pero desde una apropiación del mundo a través de la activación de nuestros estados
de alerta?. Para entender a las lesbiana del pasado y del presente, debemos primero que todo,
reconocer que esta funciona en parámetros históricos en donde la heterosexualidad es una narrativa
que se impone políticamente y de la cual muchas tortas no han podido escapar. Ejemplo de esto es
la columna sobre la disco que Schneider Freya redactó hace algunos días y que fue el centro, por
varios minutos de un debate político lésbico en el marco otorgado por el E.L.T.A. Desde aquí
saltamos a otra pregunta.

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¿Cómo elevar el debate y la reflexión teórica y pasar así de la disco a una comprensión amplia
del modelo, de nuestras normalizaciones, de los caminos que transitamos hacia la
desheterosexualización?,¿cómo fortalecemos nuestra intencionalidad de ser lesbiana?, ¿Cómo nos
transformamos en una comunidad que genera conocimiento y valida sus teorías, que serán la
historia a interpretar en el futuro?¿Cómo de esta forma, manejamos el futuro a nuestro favor?

Los temas planteados son generales, no son todos los que son, pero siempre serán un paso a
la convocatoria del pensamiento lésbico, a la definición de qué queremos y de lo que debemos
comprender para avanzar, a abandonar las suspicacias , a abandonar la soberbia, a abandonar
nuestra heterosexualidad, que va más , muchísimo más allá de la ropa que usamos o dejamos de
usar, a fortalecer el surgimiento de la contracultura y no de sub-culturas que se instalan en los
escaparates comerciales (¿o es casual que se hable de una moda lésbica, que T.A.T.U haya
vendido muchos discos, o que se vistan como hip-hoperos lolitxs burgueses y racistas?)

Hay muchos otros temas a los cuales darles vuelta, pero como es 08 de marzo vamos a hacer
algunos alcances concretos para promocionar su discusión, planteadas como preguntas para que las
respuestas que nos lleguen sean el inicio de su concreción:

¿Cuándo la Constitución , los Tratados , Convenciones me enunciarán como sujeta política y


dejaré de ser parte del manoseado concepto. “orientación sexual”?. Recordamos que cuando nos
enunciamos, existimos y políticamente este aspecto es fundamental para desarrollar políticas que
den cuenta de que somos sujetas de derecho.
¿Cuándo nos encontraremos en los textos de estudios, en la historia? ¿Cuándo podremos,
decir sin problema que las lesbianas son excelentes profesoras?
¿Cuándo las lesbianas que desean ser madres lo harán sin el temor de que su deseo sea
desvastado por la decisión de una corte que indique que ser lesbiana la inhabilita para serlo?
¿Cuando las lesbianas no serán expulsadas de sus trabajos, por ser lesbianas, aunque no se
los digan?
¿Cuántas expulsiones más de los liceos, disfrazadas de “cambio de ambiente escolar” tendrán
que vivenciar las lesbianas adolescentes ?
¿Cuándo podremos decir todas las veces que queramos y en todos lados que somos
lesbianas?
¿Cuándo existirá una Ley de Violencia en contra de las lesbianas?

Hasta aquí dejamos estas preguntas con las ganas de que el listado se siga completando a
modo de rellenar las ganas y nuestras voluntades para cambiar al mundo, fundamentalmente desde
el cuestionamiento y socavamiento del modelo que nos construyó.

Por Equipo de Comunicaciones MUmS

Equipo de Comunicaciones MUmS. (2006). Enunciando algunos desafíos. Lesbianas


y 8 de Marzo. Recuperado el 25 de Septiembre del 2006, de
http://www.orgullogay.cl/base_nota_sql.php?id=67

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