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Actualidad

La Casa de TODOS

La Autosegregación
Como bien lo dice el artista Simón Vega, vivimos en ‘La Ciudad de la Furia’. La
ciudad de la violencia, de la indiferencia, de la negación, del cerramiento, del
miedo. Nos estamos acostumbrando a vivir en constante histeria: el ruido, el
humo, el tráfico violento, la contaminación visual publicitaria, el miedo a los
demás. La calle es un lugar inhóspito por el que hay que circular rápidamente
(y solo por necesidad). El vehículo domina la calle, e invade las aceras, los
arriates. Las pasarelas son puentes publicitarios. La contaminación visual entorpece
el paisaje, y violenta nuestros sentidos. El ruido es necesario para promocionar
cualquier evento, ya no se concibe publicidad sin parlantes (¡hasta en las
farmacias!). Nuestros miedos nos llevan a encerrarnos cada vez más en pequeñas
burbujas de ciudad: la casa, el trabajo, la escuela, el centro comercial, a veces
la iglesia, a veces las casas de los amigos y la familia. El resto de la ciudad es
espacio intermedio, el vacío: la calle, las aceras, los arriates, las fachadas de las
casas (que ya no se ven porque las cubren los muros), el parque, la plaza, el
edificio público: las alcaldías, los museos, las bibliotecas públicas, los mercados,
no tienen más significado colectivo.

Nos encerramos en nuestros pequeños mundos, y nuestra diversión es la televisión


y el internet. Detrás de los portones de los conjuntos habitacionales bajo régimen
de condominio, accedemos a complejos privados con casas de puertas cerradas,
ventanas enrejadas, muros altos y más portones. La calle ya no es el espacio
de juego de los niños, es el estacionamiento de los dos o tres vehículos por
familia, y además la marcamos con conos y cadenas como si fueran propiedad
privada. Las colonias que no nacieron cerradas, se cierran; plumas, casetas y
portones aparecen día a día en calles públicas.

Y ante estas realidades ¿qué hacemos? En el libro ‘Ciudades Tropicales


Sostenibles’, Jimena Ugarte y Bruno Stagno, nos plantean la necesidad de
comprender las condiciones del sitio para diseñar ciudades que se adecúen a
nuestros entornos locales, sin dejar de ser competitivas globalmente. Que
respondan adecuadamente a las necesidades humanas de ‘habitar’, y no solo
al mercantilismo inmobiliario. En fin ambientes urbanos que promuevan el
desarrollo humano integral. Las pistas que plantean son: ecológicas, tecnológicas,
espaciales, bioclimáticas, constructivas, etc. Puede ser un inicio por despedirnos
de la ‘Ciudad de la Furia’…

Por: Sandra Gutiérrez Poizat

La Casa de TODOS 5

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