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Estos trastornos pueden aparecer de manera aguda, bruscamente o estar presentes de modo constante, con
periodos de remisión y de reactivación; este trastorno lleva consigo cuatro síntomas que son:
1. Los síntomas cardiovasculares, son los más frecuentes: taquicardia con palpitaciones y variaciones
del nivel tensional a veces muy notables.
2. Los síntomas respiratorios son también muy frecuentes: crisis disneicas, sensación de falta de aire o
de ahogo y dolor pectoral.
3. Los síntomas gastrointestinales están representados en trastornos más variados: Hipogástricos,
espasmos faríngeos, nauseas, vómitos, sequedad bucal y hambre paroxística.
4. Los síntomas genitourinarios pueden ser la impotencia transitoria y los trastornos de ciclo
menstrual.
Hablamos de trastornos somatoformes, por tanto, cuando existen unos síntomas físicos sin que existan
hallazgos orgánicos o mecanismos fisiológicos demostrables y además hay pruebas o firmes presunciones de
la existencia de factores o conflictos psicológicos ligados a ellos.
Se trata de la presencia de un patrón de síntomas somáticos recurrentes y múltiples que suceden a lo largo
de prolongado periodo de tiempo para los que se ha buscado ayuda médica pero que en apariencia no hay
ningún trastorno somático. Generalmente empieza antes de los 30 años.
Hipocondría
Consiste en la preocupación, miedo o creencia de tener una enfermedad grave a partir de la interpretación
personal de los signos o sensaciones físicas que se consideran pruebas de ella. Los exámenes médicos
adecuados no dan ninguna prueba en apoyo de la creencia y esta persiste independientemente de las
explicaciones médicas. No obstante su naturaleza no es delirante ya que el sujeto es consciente de la
posibilidad de que exagera la magnitud de sus problemas.
Cefaleas, continuas enfermedades, ceguera, parálisis, anestesia, afonía, ataques, inconsciencia, sordera,
amnesia, fatiga, debilidad, bolo faríngeo, dificultad respiratoria, palpitaciones, crisis de ansiedad, pérdida de
peso, nauseas, hinchazón abdominal, intolerancia alimentaria, diarrea o estreñimiento, vómitos,
menstruación dolorosa o irregular, dificultades sexuales, dolores, miedos, llanto, etc.
Esencialmente consiste en un dolor en una o más partes del cuerpo con nivel de gravedad suficiente como
para buscar asistencia médica sin ningún hallazgo físico que explique su presencia o intensidad.
Trastornos psicofisiológicos
Cada persona presenta un patrón especializado de respuestas fisiológicas ante situaciones de stress que
implica a órganos corporales determinados, de manera que cada persona tiende a padecer unos trastornos
psicofisiológicos o psicosomáticos específicos cuando se han visto expuestos a situaciones crónicas de
estrés.
De este modo, la exposición repetida o continuada a estresores produce la activación del patrón fisiológico
dominante con el consiguiente desgaste del sistema orgánico implicado, dando lugar al desarrollo del
trastorno psicofisiológico o psicosomático.
A continuación se exponen algunos de los trastornos de la salud que están relacionados con el stress:
Artritis reumatoide
Trastornos Úlcera péptica, dispepsia funcional, síndrome del intestino irritable, colitis ulcerosa,
gastrointestinales molestias digestivas, estreñimiento, digestiones lentas, gases o aerofagia, dificultades
para tragar por espasmos esofágicos
Diabetes e
hipoglucemia
Prurito, sudoración excesiva, dermatitis atípica, alopecia, urticaria crónica,
Trastornos
hipersecreción de grasa cutánea (seborrea, acné), rubor facial, tricotilomanía
dermatológicos
Dolor crónico yCefalea (tensional, migrañosa, mixta), dolor crónico (lumbalgia, dismenorrea)
cefaleas
Aumento del tono muscular, tics, temblores, contracturas musculares, alteración de
Trastornos
reflejos musculares
musculares
Bruxismo, liquen oral plano
Trastornos
bucodentales
Trastornos sexuales Impotencia, eyaculación precoz, coito doloroso, vaginismo, alteraciones de la libido
La ansiedad es una emoción natural, presente en todos los individuos, que resulta muy adaptativa pues nos
pone en alerta ante una posible amenaza. Esta reacción de alarma implica una reacción de activación
fisiológica, en la que estarán implicadas muchas respuestas del sistema nervioso autónomo (vísceras, piel,
etc.), del sistema nervioso motor (músculos voluntarios e involuntarios) y de otros sistemas.
Muchas veces la ansiedad se vive como una experiencia desagradable (por eso se le llama emoción
negativa), especialmente cuando alcanza una elevada intensidad, que se refleja en fuertes cambios
somáticos, algunos de los cuales son percibidos por el individuo.
La alta intensidad de esos cambios corporales, la falta de control sobre las respuestas del sistema nervioso
autónomo (tasa cardiaca, sudoración rubor, respuestas gástricas, dificultades respiratorias, etc.) así como la
falta de información, pueden llevar a algunos individuos a una sensación de miedo e incluso pánico, por la
reacción que se está produciendo en su organismo. A su vez, este miedo provoca ansiedad, activación
fisiológica, y por lo tanto, un mayor incremento de las respuestas fisiológicas.
Se produce así una reacción circular (círculo vicioso), por la cual cada vez el individuo va a experimentar más
ansiedad y más activación fisiológica.
Tanto por influencia genética, como por aprendizaje, los individuos son diferentes a nivel de reactividad
fisiológica. Unos se especializan en un tipo de respuesta fisiológica (por ejemplo, taquicardia, o ruborización,
o sudoración excesiva, o molestias gástricas, etc.), mientras que otros individuos se han especializado en
otro tipo de respuesta fisiológica.
Se supone que los trastornos psicosomáticos o psicofisiológicos (como algunos dolores de cabeza, o de
espalda, algunas arritmias, los tipos de hipertensión arterial más frecuentes -hipertensión esencial-,
algunas molestias gástricas, etc.) podrían estar producidos por un exceso en la intensidad y frecuencia de la
activación de las respuestas fisiológicas del sistema que sufre la lesión o disfunción (cardiovascular,
respiratorio, etc.)
Para explicar estas disfunciones orgánicas que cursan con niveles altos de ansiedad, podríamos decir que se
trata de una disfunción de un sistema orgánico (gástrico, respiratorio, cardiovascular, motor, etc.) que está
trabajando en exceso y mantiene esta actividad demasiado tiempo. A su vez, el trastorno orgánico produce
malestar psicológico, produce más ansiedad y, por lo tanto, un aumento de la actividad de ese sistema,
aumentando así la probabilidad de desarrollar y mantener en mayor grado esta disfunción orgánica. En la
clínica psicológica podemos encontrar personas que sufren arritmias, dolor crónico, contracturas
musculares, asma, trastornos gástricos, trastornos dermatológicos, etc. ¿Por qué si se trata de trastornos
físicos están en la consulta psicológica? Porque presentan niveles muy altos de ansiedad que hay que tratar
también.
Los pacientes hipertensos tienen mayores puntuaciones en las pruebas que evalúan ansiedad, e ira interna.
Algunas respuestas fisiológicas se dan mucho más en unos individuos que en otros. El estrés, la ansiedad, las
preocupaciones tienden a incrementar las respuestas fisiológicas en general. Pero se incrementan más aún
las respuestas fisiológicas en las que nos hemos especializado. Si se mantienen mucho tiempo estas altas
tasas de respuesta, es más probable que lleguemos a tener uno de estos trastornos o disfunciones.
También hay que tener en cuenta que muchas veces la preocupación por una respuesta fisiológica que se
muestra con una alta intensidad hace que se incremente más dicha respuesta. En general, al prestar
atención a las respuestas del sistema nervioso autónomo (involuntarias) modificamos su tasa de respuesta.
Enfermedades Somáticas
Las enfermedades somáticas son aquellas alteraciones que tienen su origen en el cuerpo. Ejemplo una gripa
o un cáncer causados por agentes externos: virus, bacterias. Otro ejemplo es la cefalea.
El funcionamiento holístico del hombre produce diversos fenómenos que se sintetizan en:
Procesos inicialmente orgánicos pueden repercutir en la esfera psicológica. Por ejemplo, demencias
seniles y preseniles, traumatismos craneoencefálicos, enfermedades endocrinas, cáncer, etc. estas
y otras enfermedades pueden influir en la esfera psicológica de una forma negativa como reacción
al hecho de estar en enfermo o porque la misma enfermedad somática afecta al cerebro.
La aparición y evolución de la enfermedad somática puede ser inducida por lo psíquico. Está
demostrado que los estados depresivos y las situaciones de tensión emocional prolongada
producen disminución de la resistencia a los agentes patógenos de cualquier naturaleza. La
respuesta inmunológica es baja y se pueden presentar los síntomas de enfermedades somáticas
correspondientes. También es universalmente conocida la influencia del factor psicológico y
ambiental en la evolución de las enfermedades orgánicas, un enfermo somático en un ambiente
placentero y en condiciones psicológicas positivas responderá mejor al tratamiento y evolucionará
más rápido hacia su curación, hechos contrario estimularán el agravamiento y la cronificación.
La aparición de la alteración orgánica de origen psicológico.
Algunos ejemplos:
Depresión: La persona se siente cansada. Puede perder el apetito y sentirse con muy poco ánimo o sin
humor; Las Enfermedades Hormonales que alteran el metabolismo; Los Trastornos Cerebrales, como el
Accidente Vascular Cerebral y la Demencia