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Hume fue un filósofo inglés que perteneció a la ilustración inglesa, en la cual fue uno de los

máximos exponentes. Hume era empirista, y sus aspiraciones en la vida eran las de hacerse rico y
famoso dando a conocer su filosofía, por ello escribió su libro Tratado de la naturaleza humana, el
cual no tuvo el éxito esperado. Por ello, Hume escribió el Abstract, un libro más breve escrito de
forma anónima en el cual motivaba a la gente a leer su primer libro.
Para entender la filosofía de Hume es necesario entender el contexto filosófico de la época, y
principalmente el de la epistemología.
En el renacimiento surge una nueva forma de entender el mundo causada por los cambios políticos
y los nuevos descubrimientos. La preocupación básica de la filosofía había sido hasta entonces
descubrir la esencia de las cosas (ontología). Las ciencias naturales (astronomía, física, etc)
comienzan a utilizar el método científico y se separan de la filosofía. Esta división provoca que la
filosofía se desplace hacía el estudio del fundamento de la verdad. Debido a esto, la filosofía se
centro en la epistemología.
La epistemología pretende establecer el criterio de verdad, es decir, el criterio que haga indudables
las afirmaciones que se sostienen, y saber que hay que hacer para obtener una verdad definitiva. La
epistemología es la rama de la filosofía que busca el procedimiento para establecer la verdad. La
epistemología aporta a los científicos criterios lógicos y racionales que sostengan o invaliden sus
afirmaciones.
Entre los siglos XVII y XVIII, con el surgimiento de la filosofía moderna, existen dos corrientes
epistemológicas fundamentales: el racionalismo y el empirismo.
El racionalismo afirma la existencia de ideas innatas cuyo conocimiento y verdad es independiente
de la experiencia. A través de la razón llega a descubrir verdades indiscutibles que son el
fundamento del resto de conocimientos. Por lo tanto, es la razón y no los sentidos, donde radica el
origen de la verdad. Los racionalistas alcanzan el conocimiento mediante “relaciones de ideas” y
utilizando el método deductivo.
Por el contrario los empiristas consideran que los sentidos captan lo que ocurre en el mundo exterior
y son la única fuente de información. Todo conocimiento posible tiene que haber pasado
anteriormente por los sentidos. Los empiristas alcanzan el conocimiento a partir de “cuestiones de
hecho” y utilizando el método inductivo.
Las “relaciones de ideas” son operaciones de nuestro pensamiento independientes de lo que sucede
en la realidad. El razonamiento es demostrativo, deductivo, pasando de una idea a otra sin pensar en
los hechos de la realidad. Son verdades independientes de la experiencia y que dependen sólo de la
lógica del razonamiento y que no pueden ser negadas sin caer en contradicción. Son verdades
necesarias, poseen certeza y evidencia pero no añaden información sobre el mundo. Son propias de
las matemáticas y de la lógica deductiva.
Las “cuestiones de hecho” son razonamientos de tipo inductivo. Se adquieren por la experiencia, no
son necesarias y pueden ser negadas sin caer en contradicción. Si que aportan información sobre el
mundo, pero sólo aportan conocimientos probables. Son todos los enunciados relativos a las
ciencias experimentales.
Para Hume, al contrario que para los racionalistas, el método adecuado para la ciencia es el método
inductivo a partir de la experiencia y las cuestiones de las que debe ocuparse la ciencia son las
cuestiones de hecho.
Hume considera que la epistemologáa debe establecer el fundamento y la validez de nuestros
razonamientos acerca de las cuestiones de hecho y de las inferencias inductivas, mientras que hasta
ahora (con los racionalistas) había estudiado las demostraciones de tipo deductivo y las relaciones
de ideas. La inducción consiste en inferir una proposición general a partir de observaciones
particulares y basándonos en las relaciones causa-efecto. Pero es imposible saber si lo que hemos
observado experimentalmente en el pasado se repetirá en el futuro. Por ello, la inducción no nos
puede proporcionar certezas absolutas, sino tan sólo probabilidades. Mediante la inducción
podemos inferir con cierta probabilidad de acertar nuevos conocimientos científicos.

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