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Crónica social del cine en Almería: 1896-1936

PRESENTACIÓN

Antes de que llegaran los invernaderos llegó el cine como esperanza


económica para Almería. Eran aquellos años sesenta de frenético cambio en la
sociedad española. Los tiempos del hoy olvidado spaguetti-western, que tuvo
escenarios españoles, actores españoles, directores españoles y muy bien
pudo llamarse tortilladepatatas-western. Cuando en el pequeño Campo de
Tabernas cabía todo el inmenso oeste norteamericano. Hacia finales de esa
década yo hacía el servicio militar en el campamento Alvarez de Sotomayor de
Viator y sufría, como cinéfilo incipiente, al saber que no lejos Brigitte Bardot,
Lea Massari y Claudia Cardinale estaban rodando y no podía acercarme a
verlas. Almería y cine eran entonces para mí, como para muchos españoles,
una pareja bien avenida. Para los que aprendíamos a marcar el paso en el
campamento, los cines de Almería eran el gran refugio dominical, y recuerdo
haber visto en ellos en sesiones de tarde el primer film de Coppola, Ya eres un
gran chico, y la Bonnie and Clyde de Arthur Penn.

Pero antes, mucho antes, el cine, como nuevo entretenimiento, masivo y barato,
había llegado a la lejana Almería, por los mismos años en que llegaba el ferrocarril, éste
con medio siglo de retraso y tras hacerse mucho esperar. Más puntual, el cine. Sólo con
una reconstrucción minuciosa de la época, a través de las hemerotecas y los archivos,
depósitos de ignorados tesoros, de memorias y todo tipo de testimonios, incluida la
publicidad y aquellos programas de mano que se repartían en todas las ciudades
andaluzas cada mañana a la puerta, por ejemplo, del mercado, podemos hacernos cabal
idea de la influencia que el nuevo invento, el pronto séptimo arte, tuvo en la vida
cotidiana de los habitantes de una ciudad pequeña y tranquila como Almería, del
impacto que la popularización del cine supuso.

Esa reconstrucción paciente es la que hace Ignacio Ortega Campos en


esta obra. Conocía del autor su precedente El cinematógrafo en Jaén, atinada
y evocadora obra –evocadora al menos para personas como yo, jiennense en
el exilio laboral e historiador de la comunicación-, pero me sorprendió
gratamente este análisis, que sin perder de vista algunos esquemas del
anterior y abarcando el mismo periodo, cuatro décadas, va más allá y da a mi
modo de ver una redonda visión social y ciudadana de la implantación del cine
en Almería, si aquella se dispersaba en cierto modo al abarcar el conjunto de la
extensa provincia, aquí se concentra en la capital y proyecta un poderoso foco
sobre ella. El cine y su instauración, pero también todo su complejo y humano
entorno.

No hay que discutir si es el cine, la televisión, el fútbol u otra la gran


novedad lúdica del siglo XX. En los años que Ignacio Campos nos describe no
ha aparecido la pequeña pantalla y el fútbol, al menos en Almería, tiene una
limitada incidencia. El cine va a reinar pronto como principal entretenimiento
para mayores y pequeños en esta ciudad dorada de caciques y sueños
dormidos.

Muestra el autor, además, la doble virtud, que como periodista tanto


aprecio, de la amenidad y de la concisión. De ahí que sea ésta una obra que se
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lee con interés y ante la que uno tiene la sensación de que nada sobra, nada
hay que sea superfluo para componer ese marco caleidoscópico de la ciudad
de Almería en el paso del siglo XIX al XX y en el primer tercio del siglo pasado,
hasta los trágicos días de la guerra civil. Puede, como bien dice el autor,
quedar algún vacío, puede producirse algún olvido, es inevitable, pero será
muy secundario, porque el panorama que traza es suficientemente rico para
que no sólo percibamos el impacto del nuevo medio, sino que a través de su
historia tengamos verdadera cuenta de lo que era esa ciudad, sus limitaciones,
sus afanes, desmenuzados en múltiples detalles que quizá muchos
historiadores antaño despreciarían, pero que hoy valoramos porque perfilan
verdaderamente la vida cotidiana de la ciudad, incluso mejor que algunos
grandes acontecimientos.

Tiene también Ignacio Ortega el acierto de ubicar el cine en el marco de


tantos espectáculos que se configuran en el XIX, linternas mágicas y otras
invenciones asombrosas a los ojos del público del momento que preparan el
camino para el cinematógrafo, sin olvidar el más decisivo de todos, el de la
fotografía. O las que le acompañan, como todo el proceso de desarrollo de la
radio y del disco, y como todo ello va generando una “cultura visual”, luego
audiovisual.

Cada nuevo invento nos maravilla, nos parece superar a todo lo


precedente. Es lo que se reitera en nuestros días con Internet. Más lentamente,
pero no menos profundamente, el cine entra en la vida de los almerienses en
esos años difíciles del siglo XX hasta hacerse para una mayoría imprescindible,
les da sueños y alegrías, sorpresa, evasión y risa, se hace espectáculo que
congrega a toda la familia, pero es al mismo tiempo profundamente individual
porque cada miembro de esa familia ve en la misma película algo distinto a sus
acompañantes. Es lo que nos describe y nos descubre esta obra y hay que
agradecerle a su autor la paciencia recopiladora, la ecuanimidad y la habilidad
en reconstruir ese peculiar pasado que es la historia cinematográfica de una
ciudad.

Ignacio Ortega, con modestia, no titula su obra “Historia del Cine”, sino
“Crónica social del Cine”. El valor y el resultado es el mismo, pero ese título
responde muy bien a lo que busca el autor, que nos describe salones y cafés,
barrios y paseos de una ciudad más pequeña, sin duda también más
entrañable que la de hoy. Pero todo ello en función siempre de que
enmarquemos la irrupción del cine, del medio y de su público. De los locales
que van surgiendo a veces con nombres extraños –¿qué lleva a poner a un
cine como nombre el de Katiuska, sino una disfrazada admiración por la
revolución rusa?- y sobre todo esa paulatina consolidación del nuevo arte,
primero los ambulantes, luego la mezcla de cine y teatro, de inmediato los
primeros cines estables y finalmente esos grandes locales a los que se aplica
el calificativo de lujosos.

Como toda historia que se precie, el ser humano está aquí siempre
presente. La galería de personajes que pululan en torno al cine en Almería en
esos 40 años es larga y a veces sorprendente. Ahí están personas tan
interesantes como ese Victoriano Lucas, fotógrafo, pintor y temprano realizador
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de los primeros films locales, minipelículas más bien, casi un Lumière local.
Personajes cuya pista se pierde, y todo historiador local sabe ese drama de
que desaparezcan las huellas de una persona que ha llegado a interesarnos o
incluso a apasionarnos. Negociantes oportunistas, románticos del celuloide,
más de un arruinado por el cine y algunos, pocos, que prosperan gracias a él,
todos desfilan como en una nueva Amarcord felliniana por las páginas de esta
obra.

Los últimos capítulos del estudio de Ignacio Ortega son, a mi juicio,


especialmente significativos, porque retratan las dificultades en la implantación
del sonoro, la debilidad por lo general del empresariado cinematográfico, el
retraso en disponer de películas habladas en español,

Hoy, cuando tanto ha cambiado la recepción del cine, el negocio del


séptimo arte, Almería y el cine siguen fascinándonos. Si en 800 balas Alex de la
Iglesia reivindica, a su modo, aquellos años en que el desierto almeriense, pero
no sólo él, ambientaba cada año doce o quince películas, en Poniente la
granadina Chus Gutiérrez, se acerca a la Almería de la inmigración y los
cultivos intensivos. Nos sigue atrayendo el drama con fondo almeriense, como
en Contra el viento, de Francisco Periñán, y comprendemos que el cine tienda
a ver el Cabo de Gata almeriense como un último paraíso europeo, sea por el
Alan Tanner de El hombre que perdió su sombra, sea la Pilar Miró de El pájaro
de la felicidad.

El pueblo, los almerienses, curados de sorpresas y de asombros en


estos tiempos de realidades virtuales, asiste con mucha menor emoción, sin
duda que esos otros que nos describe Ignacio Ortega, los que ven nacer y
transformarse el cine, pasar del silente al parlante, como suele decirse en
América, los que se arroban ante las primeras estrellas, rien abiertamente con
Charlot o Pamplinas, lloran con La Huerfanita, y aplauden y jalean al héroe a
punto del final feliz. La historia local tiene un inevitable componente nostálgico
–al que, como en esta obra, también contribuyen las fotos y los carteles de
antaño- que aflora y que embarga incluso a los que no vivimos aquellos años,
pero hemos oído contar a padres y abuelos los primeros besos que veían en el
cine o, a hurtadillas, conseguían dar en la oscuridad de la sala.

Antonio Checa Godoy


Periodista. Profesor titular de Historia
de la Comunicación de la Universidad
de Sevilla.

I.INTRODUCCION

Durante años se ha venido contando en España una historia del cine


llena de incorrecciones y olvidos con respecto a quienes se
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encargaron de darlo a conocer, y Almería no está excluida de este


desamparo. Las investigaciones más recientes han ido demostrando
que las informaciones tienen muchas similitudes en todo el país y, lo
que es más importante, las personas que se ocuparon del negocio del
cine en sus primeros tiempos han ido dejando rastro de múltiples
lugares que, casi siempre, pueden ir conectándose entre sí para
contar una historia completa y nueva. Este libro pretende narrar los
comienzos del cine en la Almería finisecular, sus precedentes y
evolución hasta la Guerra Civil y cómo se desarrolló en un lienzo la
ciencia convertida en arte. Hemos podido identificar a algunos de los
responsables de aquellas proyecciones iniciales que restituyen
algunos eslabones a esa antigua cadena de olvidos y extravíos. Pero
siempre quedarán vacíos, lagunas y documentos por descubrir y
desvelar hasta completar esta narración.

El cine es un fenómeno complejo que puede ser analizado desde


diversos puntos de vista. Por un lado, el punto de vista del cinéfilo
que lo considera el séptimo arte y, por otro lado, el del empresario
que, lamentablemente en ocasiones, prostituye el arte con el fin de
conseguir la mayor rentabilidad económica de forma industrializada
gracias a este medio artístico.

El cine –permítasenos este breve recorrido por sus inicios para situar
y comprender nuestra historia local- nació como un medio de
comunicación de masas en la sociedad basándose en la fotografía, ya
que ésta era el reflejo más icónico de la realidad desde el comienzo
del siglo XIX. El inconveniente de esta representación era que,
plasmada en un papel, carecía de movimiento real. Así Peter Mark
Roget llegó en 1824 a la conclusión de que todo movimiento se podía
descomponer en una sucesión de imágenes fijas. Gracias a él, los
fotógrafos de la segunda mitad del siglo XIX se dedicarán a investigar
en la creación de distintos aparatos que irán perfeccionando hasta
conseguir esa sensación o ilusión de movimiento.

El primer aparato que incorporó una película de fotogramas


continuados fue el kinetoscopio, creado por Thomas Alva Edison. La
única diferencia de este invento con el cine es que la película no se
proyectaba; la película se veía a través de un visor para una sola
persona tras introducir una moneda. Esto no hizo posible que se
convirtiera en un fenómeno de comunicación de masas, sólo se quedó
en un aparato de entretenimiento. Aun así, fue el primer paso hacia el
cine, sólo faltaba proyectarlo.

Es lo que consiguen los hermanos Lumière al crear el cinematógrafo


en su fábrica de placas fotográficas de Lyon, en 1894. Ante semejante
descubrimiento los Lumière sólo lo mostraron a sus conocidos puesto
que pensaban que no le interesaría a nadie. Exactamente un año
después del descubrimiento, en marzo de 1895, realizaron una
proyección privada de una filmación en la que aparecían los obreros
de su fábrica. Finalmente, en junio de ese mismo año, acudieron a un
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congreso de fotógrafos en el que filmaron a los demás fotógrafos a su


llegada. Al día siguiente les mostraron las imágenes tomadas en una
proyección y, animados por sus colegas, empiezan a preparar
sesiones que hagan público su invento.

En diciembre, ante el público del Gran Café Boulevard de París, se


proyecta La llegada del tren a la ciudad de Ciotat, la primera
película expuesta y realizada por los hermanos Lumière. Esta
proyección supone un gran éxito, decorando algunos periódicos de
París con titulares como: Con el invento de los hermanos Lumière… la
muerte deja de ser absoluta. Finalmente, los inventores franceses se
dan cuenta de la importancia de su invento. Aun así, es preciso
mencionar que hay diversas teorías por las que se cree que los
Lumière no fueron los reales creadores, sino los primeros en hacerlo
público, incluyendo a Edison, propietario de la patente del
kinetoscopio, discusión que se redujo a un ámbito muy concreto.

Durante los años siguientes, lo que atrae es el invento en sí en vez de


su contenido. Esta novedad atrae a un gran número de personas que
dotan al cinematógrafo de una verosimilitud que la fotografía no
tiene. Los Lumière comienzan a filmar episodios de la realidad del
momento, que denominarán Temas actuales.

El primer género que aparece es el informativo, en el que hay más


información que entretenimiento, y se le llamó Cine de vistas y temas
de actualidad, género al que se acogieron algunos fotógrafos
almerienses y exhibidores ambulantes pioneros del cine en nuestra
ciudad. Era un cine que permitía conocer mundos que estaban lejos
del alcance del público. Por todo esto, el cine va a sustituir a la prensa
de masas, aunque estos intentaran ganar la batalla introduciendo
reportajes fotográficos a imitación del cine. Pero no van a poder
impedir que se convierta en un fenómeno social al que se le pide que
informe de todo.

Dentro del género informativo, nacerá un subgénero como


consecuencia de la imposibilidad de afrontar tan fuerte demanda: la
reconstrucción de los acontecimientos. Es considerado informativo,
pero no ofrece veracidad. Aun así los espectadores piensan que lo
que ven es real y, por tanto, no se les comunica que es una
reconstrucción; ¡el invento de moda no miente! En el cine Variedades,
por ejemplo, se exhibieron cintas informativas sobre los sucesos de
Cuba y la guerra de Maruecos. Aparecen dos tipos de
reconstrucciones:

- Reconstrucciones fieles: es una reconstrucción de la realidad donde


sólo cambian los actores y los decorados. Un ejemplo de ello es el
Asesinato de Canalejas, donde la primera parte se simula por
actores y presenta un gran parecido con la realidad. El entierro, sin
embargo, es una reproducción fotográfica del acto, hecha con una
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precisión perfecta donde se distingue, por su claridad y fijeza, en el


desfile del duelo a altas personalidades.

- Reconstrucciones falsas: en los que se cuentan acontecimientos que


nunca ocurrieron. En esos momentos se inventaron numerosas
batallas nunca ocurridas, como la de España y Cuba.

Por tanto, el cine nació manipulador y creó su propio lenguaje basado


en el espacio y en el tiempo, muy diferente al de la prensa escrita.
Así, el espectador se creía la imagen que veía que, a su vez, en ella el
cineasta ha jugado con un tiempo y un espacio que no son reales.

Uno de los estudiosos de este fenómeno fue Riocciotto Canudo,


personaje francés de origen italiano. Fue el primero en acuñar el
término de Séptimo Arte para referirse al cine, al observar que tenía
un gran grado de verosimilitud y, como consecuencia, podía provocar
emociones y sentimientos en el numeroso público que lo seguía. Se
descubrió que el cine se podía manipular e incidir en el espectador.
Estudiando estás conclusiones y aplicándolas con la propiedad que el
cine tiene de ser un fenómeno de masas, se llegará a afirmar que
cuanto más culta es una sociedad, menos difícil es de manipular y
viceversa.

El cine, pues, emprendió un largo camino durante el siglo XX


iniciándolo como el medio de comunicación más importante. Se
filman numerosas reconstrucciones, especialmente las falsas en que
los norteamericanos son los maestros. Los primeros operadores
comenzaron a descubrir trucos y se dan cuenta enseguida de la
posibilidad de la manipulación de las mismas imágenes. Fue lo que se
denominó como el primer impacto del cine.

El cine, atracción de feria, pasó pronto a ser el alimento esencial de la


familia. Las primeras proyecciones del cinematógrafo se convirtieron
en institución para la pequeña burguesía almeriense, formada de
comerciantes, profesionales y funcionarios con cargos y salarios fijos
donde la distinguida sociedad almeriense aprovechaba para coincidir
en saludos, encuentros e invitaciones. Más tarde aquel espacio fue
ocupado por otro perfil social, una masa salarial formada por
trabajadores de oficios diversos, oficinistas y modistillas.

Habría que preguntarse en qué sentido pudo haber transformado el


cine a aquellos almerienses de principios de siglo, cómo pudo haber
influido en la nueva forma del ver el mundo y cómo pudo despertar su
curiosidad disfrutando del placer de viajar, de la velocidad, de sentir
el gusto inquietante por el poder, por la dominación y la brutalidad,
por el odio y la guerra; cómo pudo sumergir a aquellos hombres,
mujeres y niños en la fascinación por los héroes y monstruos,
acariciando sus más ocultas fantasías, sus esperanzas y sus vicios.
Probablemente, después de cien años de imágenes y sonidos, la
apariencia de los herederos de aquellas generaciones que
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aprendieron a soñar con el cine, nosotros, ya no es la misma. Ellos lo


consideraron un espectáculo, pero en realidad empezó a formar parte
de su manera de vestir, del comportamiento, de su apariencia, de
ideas y deseos y también de sus terrores. Y hoy la existencia del cine
sigue siendo evidente, como entonces, tanto en nuestro interior como
en nuestro exterior; quizás por eso el cine, como a nuestros
antepasados, siempre nos remite a nosotros mismos.

Marco de la investigación

La historia del cine, muchas veces, se ha situado al margen de la


investigación histórica al ocuparse exclusivamente del cine, sin tener
en cuenta el contexto social en el que se ha desarrollado. Este hecho
ha sido causa de disfuncionalidades que ha repercutido en los
objetivos, metodología desde donde abordar los estudios
cinematográficos y ámbito. Esta falta de rigor ha dado como
consecuencia planteamientos generalistas que ha venido dominando
en la historiografía cinematográfica. De ahí que creamos que un
enfoque sectorial de la historia del cine sea más certero pues es
capaz de situar en unas coordenadas más precisas, geográfica y
cronológicamente, por sus resultados mucho más documentados y
fiables de lo que son capaces de alcanzar las visiones generalistas.
Las ventajas de la historia local son valoradas por Robert C. Allen y D.
Gomey en el libro Teoría y práctica de la historia del cine, obviamente
referidos al caso norteamericano, pero esta reflexión se puede hacer
extensiva también a nuestro país:

En vez de limitarse a examinar las interpretaciones ajenas, el


investigador local tiene la oportunidad de encontrar y utilizar una
gran variedad de materiales primarios. Dado que se ha puesto tan
poco empeño en documentar la cinematografía americana en el nivel
local, es posible una contribución al estado de su conocimiento
histórico. La acumulación de historias locales debería ayudarnos a
reformar nuestra opinión sobre cuestiones vitales de la historia social
y económica. Asimismo, como importante beneficio adicional, las
historias del cine local no sólo obtienen información acerca de la
historia del cine sino que también pueden facilitar una comprensión
más general de una ciudad o un pueblo en concreto: dónde y cómo
vivían los diferentes grupos de gente, cómo y por qué se
desarrollaron las ciudades, como lo hicieron en el siglo XX, y a qué
tipos de actividades culturales y de esparcimiento tenían acceso los
ciudadanos en un punto concreto de la historia de la ciudad.1
1
(Robert C. Alle y D. Gomey (1995): Teoría y práctica de la historia del
cine. Barcelona, Paidós, pp. 245-246)
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Dice Txomin Ansola González 2 que El camino para lograr ese objetivo
pasa inexorablemente por considerar los estudios sobre la historia del
cine como una parcela más de la investigación histórica (...) En este
sentido la elaboración de trabajos sectoriales y de corte local (...)
constituye un terreno excelente para abordar desde una perspectiva
más productiva la comprensión del hecho cinematográfico en las
diferentes realidades en que tiene lugar. Y Luis Estepa en la revista El
Urogallo dice que la historiografía local, como un paso más del
movimiento de recuperación histórica de la memoria del séptimo arte
en nuestro país, es absolutamente necesario porque hasta ahora el
trabajo se ha centrado en los núcleos urbanos más importantes, pero
el cine de los pueblos es un deber que los historiadores locales deben
cumplir antes que se desvanezca el recuerdo y la ilusión de las
gentes. 3

Metodología de la investigación

Este volumen constituye un recorrido por ese fascinante mundo de


los primeros años del cine a través de la catalogación de cerca de
cinco mil películas exhibidas en nuestra ciudad. Centrándonos en el
campo de la exhibición cinematográfica local, se han utilizado
elementos informativos de la época; no sólo noticias sino también
publicidad del momento, de gran utilidad para el seguimiento de las
primeras manifestaciones del cinematógrafo en Almería. Es un
estudio geográfico concreto, Almería, durante un período de tiempo
que corresponde a los primeros cuarenta años del cine en nuestra
ciudad: 1896-1936.

Es importante señalar que se trata de un libro de investigación, pero


también de divulgación y consulta, aunque algunos datos no
podemos garantizar su fiabilidad por la falta de disposición de la
referencia documental o hemerográfica que pudiera documentar su
veracidad. La relación de películas y la incorporación de alguna
referencia para completar su ficha tampoco ha podido ser total y, en
algunos casos, ha sido preciso incorporar datos técnicos y
referenciales personales.

La primera fecha corresponde al momento en que llegó el


cinematógrafo a Almería, concretamente a finales de noviembre. La
segunda, julio de 1936, coincide con el estallido de la Guerra Civil,
con el que ponemos fin a un período y aparcamos para otro momento
un estudio más detallado del período de la guerra civil en Almería.

2
(T. Ansola González, Universidad del País Vasco, Del Taller a la Fábrica de
sueños (1904-1937)
3
(Luis ESTEPA (1995) Paisaje en blanco y negro del cine impreso, en El
Urogallo, Madrid, núms. 108/109, mayo-junio)
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Una fuente fundamental para nuestra investigación han sido los


diarios de la época, por su excepcional valor testimonial como reflejo
de la actividad de difusión de contenidos cinematográficos en nuestra
ciudad. La información sobre el cinematógrafo en la prensa local y
provincial se centró, en un primer momento, en recoger la novedad
del cinematógrafo como invento. Pero la novedad se convertiría en
cotidiano y lo cotidiano en un desierto que deviene en simples
referencias y una hastiosa sequía publicitaria. De ahí la dificultad
encontrada para investigar, por ejemplo, la localización de las
proyecciones, locales cinematográficos y propietarios de los mismos.

Desde esa perspectiva, hemos elegido La Crónica Meridional como


fuente principal para conocer la llegada de las primeras imágenes en
movimiento a Almería y su proyección inicial. Creemos que esta
publicación demuestra su vocación informativa hacia el
cinematógrafo y por la destacable acogida de la que es objeto desde
sus comienzos entre los distintos sectores de la sociedad almeriense
de finales del siglo XIX. Otros diarios, El Heraldo, Liberal, El Ferrocarril,
Pueblo, Lucha…, han sido utilizados como contraste de información.

Por otra parte, hemos creído conveniente recoger y elaborar una base
de datos de películas proyectadas en nuestra ciudad durante el
período objeto de estudio desde las informaciones encontradas en el
Archivo Histórico Provincial (AHP) que, reunidas convenientemente,
hemos podido elaborar datos básicos, no todos, para la identificación
de la cinta, así como sus descriptores y fecha de proyección
contrastados debidamente con el vaciado informativo de la prensa
del momento.

Otros datos proceden del Archivo Municipal del Ayuntamiento de


Almería (AMAA), que fue desde el primer momento una fuente
indispensable para situar los primeros pabellones cinematográficos
ambulantes. Gracias a la documentación que se conserva,
perfectamente organizada por los responsables del Archivo, hemos
podido establecer la secuencia de construcción de los
cinematógrafos, incluso de aquellos que no pasaron de la fase de
proyecto.

Hubiese sido deseable recabar toda la información relativa al número


de espectadores y a la recaudación que obtuvieron los
cinematógrafos. La búsqueda de información en la Administración de
Hacienda para recabar información de los Impuestos Especiales de
Espectáculos se saldó de forma negativa, al igual que datos relativos
a la Junta Provincial de Espectáculos del Gobierno Civil de Almería.
Era este el organismo encargado, en los años de nuestro estudio, de
tramitar todos los expedientes administrativos relacionados con la
construcción de los cinematógrafos y la correspondiente autorización
de apertura. Hubiese sido deseable la localización de esa
documentación para contrastar los datos que ya disponíamos sobre
los primeros cinematógrafos.
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El Archivo Histórico Provincial, no obstante, nos ofreció una fuente


valiosísima de información sobre las liquidaciones efectuadas por los
propietarios o gerentes de las distintas salas y locales de
espectáculos, gracias a la excelente disposición de los responsables
del mismo. No están todos los años que hubiésemos deseado, pero sí
los suficientes para aproximarnos a la evolución cronológica del cine y
otros espectáculos en nuestra ciudad.

900
800
700
Hesperia
600
Cervantes
500
P. Toros
400
Tiro N.
300
Katiuska
200
Versalles
100
0
1927 1929 1932 1934 1936

El vaciado informativo de la prensa del momento, como se ha dicho,


ha sido un elemento básico e indispensable, aun con las limitaciones
forzosas que nos hemos encontrado. El microfilmado de prensa del
Archivo de la Diputación Provincial y la Biblioteca Villaespesa de la
Junta de Andalucía merecen nuestro reconocimiento y elogios por el
valioso material que se esfuerzan en conservar. Aunque durante los
años que abarca nuestra investigación la prensa editada no ha
gozado de la suficiente continuidad, sí ha sido significativa, desde el
punto de vista cinematográfico, para el estudio que nos proponemos.

Todos los datos encontrados sobre el cinematógrafo y referencias a


las cintas en la capital, hasta 1936, año en que concluye nuestro
estudio, se han tratado de verificar mediante el rastreo de
información, ampliado también a la prensa de Murcia, Córdoba y
Granada, Filmoteca de Catalunya, Filmoteca Nacional, affiches y
prospectos de mano que algunos almerienses han guardado
celosamente.

Las fuentes bibliográficas consultadas hacen referencia directa tanto


a la exhibición cinematográfica como a lo histórico-social de la
ciudad que nos han permitido contextualizar, de forma conveniente a
nuestro estudio, la investigación.
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La información oral ha sido un elemento valiosísimo para datar


aspectos relativos a las últimas salas puestas en funcionamiento
antes de la Guerra Civil y personajes olvidados que fueron pioneros
del cine en Almería, lo cual nos ha permitido, debidamente
contrastados, completar nuestra investigación.

II. ESPECTÁCULOS PRECINEMATOGRÁFICOS:


DE LOS ESPECTROS Y LA LINTERNA MÁGICA AL
CINEMATÓGRAFO

La dinámica de cambios sociales en la que se encontraba inmersa la


ciudad desde el último tercio del siglo XIX, era producto de la
transformación económica y demográfica que se estaba viviendo y
que también tuvo su eco en el campo de los espectáculos
precinematográficos. Aunque éstos eran conocidos en España desde
el siglo XVII, no fue hasta los últimos años del siglo XVIII cuando
experimentaron un desarrollo importante. La difusión que alcanzaron
durante todo el siglo XIX se materializó en un sinnúmero de aparatos
con los que se fue cautivando la mirada de todo tipo de público,
culminando su expansión en 1895 con la aparición del
cinematógrafo. El advenimiento del espectáculo cinematográfico fue
el resultado de la gestación de los diferentes descubrimientos
tecnológicos y de las metamorfosis culturales que tuvieron lugar
principalmente en el transcurso de todo el siglo XIX.

En España hay constancia de esta forma de espectáculos al menos


desde 1758, según ha establecido J.E. Varey: En la segunda mitad del
siglo (XVIII), se patentizan nuevos tipos de diversiones, novedades
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técnicas y teatrales: linternas mágicas, la óptica, las sombras


chinescas, los títeres de guantes 4
La popularidad que alcanzaron los diferentes tipos de espectáculos
precinematográficos fue motivo de una Cédula Real, fechada el 25 de
marzo de 1783, en la que el Rey Carlos III ordenaba a su primer fiscal,
Pedro Rodríguez, Conde de Campomanes, que con ningún pretexto,
ni motivo permitáis, ni consintáis que los Buhoneros, los que trahen
cámaras oscuras, y animales domésticos con habilidades anden
vagando por el Reyno, con prevención que hago a los Capitanes
generales y Justicias que no les den Pasaportes, y aunque les traigan
se les recoja, y destine como vagos .5

La expresión cámara oscura, a que se aludía en la Cédula Real, venía


a designar a los espectáculos ópticos conocidos como titirimundi. El
Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española en su
edición de 1726 definía titirimundi de esta manera: Cierta arca en
forma de escaparate, que trahen acuesta los Saboyardos, la qual se
abre en tres partes, y dentro se ven varias figurillas de madera
movibles, y metiendo por detrás una llave en un agujero, prende en
un hierro, que dándole vueltas con ella hace que las figurillas anden
alrededor mientras el canta una cancioncillas. Otras hai que se ven
por un vidrio graduado, que aumenta los objetos, y van pasando
varias perspectivas de Palacios, jardines y otras cosas.6

En los últimos años del siglo XIX llegaron a los veranos almerienses
una serie de extraños aparatos con nombres sonoros y rimbombantes
que permitían proyectar escenas e imágenes que producían el
asombro de nuestros antepasados. Eran las proyecciones de la
primitiva linterna mágica, artilugio este que proyectaba colecciones
de cristales preparados a partir de calcomanías de llamativos colores,
cuyos propietarios utilizaban el reclamo publicitario de espectros
vivos e impalpables. A los artilugios mágicos se accedía bajo un
llamativo pórtico, donde se colocaba un órgano chirriante que servía
de reclamo, y el interior era una modesta sala de proyección que
exhibía llamativos y atrevidos cuadros a los que el pueblo bautizó
como cuadros disolventes, dada la fugacidad de los mismos.

Almería, al igual que en otras muchas otras ciudades, no estuvo ajena


al circuito de estos itinerantes exhibidores. Uno de los aparatos que
está en los orígenes del cinematógrafo en la ciudad fue la linterna
mágica, que no implicó su desaparición con el advenimiento del cine
sino que, simplemente, ocupó un lugar más modesto, pues hasta bien

4
(J.E.VAREY (1959): Títeres, marionetas y otras diversiones populares de
1758 a 1859, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, p.5)

5
(Archivo del Territorio Histórico de Álava, DH, 1931-16)
6
(REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1990): Diccionario de Autoridades, Edición
facsímil de la edición de 1726 del Diccionario de la lengua castellana,
Madrid, Gredos, tomo 2, p. 631, y tomo 3, p. 310, respectivamente).
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entrado el siglo XX servía de diversión espontánea entre los


cachivaches de las ferias almerienses junto a praxinoscopios,
caleidoscopios, fonógrafos y otras curiosidades.

Dice el Padre Tapia –citando a F.Jiménez Fernández- que La


prehistoria de los cines en nuestra ciudad la tiene la Linterna Mágica
7
en un local junto a la Plaza del Mercado, aunque esas proyecciones
se venían dando como espectáculos de ferias y veladas años atrás. En
realidad eran espectáculos precinematográficos, como el solicitado
por don Francisco Eduardo Pérez para la feria de 1884, vecino de
Albacete, al Ayuntamiento de Almería a fin de que se digne
concederle sitio preferente para montar un barracón teatro conocido
por Los Espectros vivos e impalpables, que mide 6 metros de ancho
por 20 de largo y, además, solicita que el terreno que se ubique
disponga de conexión para gas, ya que el espectáculo de lujo y el
gran éxito que le precede así lo requería. No sabemos si los
almerienses pudieron disfrutar esa feria de tan tentador espectáculo,
pero suponemos que no sería el único. 8 Este aparato estaría dotado
con iluminación interior para poder ver, con todo su color, las placas
de la linterna mágica que producía espectros vivientes, que se usó
por toda la geografía española entre finales del siglo XIX y principios
del XX, así como los cristales que, mucho más tarde, cobrarían el
nombre de diapositivas. Don Antonio de la Rosa, presente también en
Almería, paseó por media España también un Teatro de los Espectros
con el que ofrecía funciones nocturnas de espectros o demostraciones
espectrales, reproducciones disolventes y fantasmagorías
pantomímicas.

También don Manuel Fernández Cuevas, vecino de Puebla de Alcocer


(Badajoz) solicitó en mayo de 1892 instalar un museo de figuras de
cera en tamaño natural detrás del Cenotafio lindando con la calle
Obispo Orberá durante los días de feria, y que en 1899, en pleno auge
del cinematógrafo, nos lo encontramos también en Albacete

Don Vicente Higón, natural de Turis (Valencia), después de pasearse


por Albacete, solicitó en septiembre del mismo año al Ayuntamiento
7
(Almería piedra a piedra. Volumen II. Edita Unicaja, 1992: "Cuando se hizo
la plaza de Abastos y se abrió la calle Aguilar de Campoó, entonces calle
Nueva y después del Mercado, quedó un muy amplio solar que se extendía
desde la esquina del Paseo donde hoy está la Joyería Regente. En él sólo
una parte, precisamente ésta de la esquina, tenía una modesta edificación
y allí estuvo instalada la Linterna Mágica. No era sala ni mucho menos
salón; era una habitación amplia con filas de bancos formados por tablas
sujetadas al suelo por pies fijos. No tenía pantalla y las veces de ésta las
hacía la pared del fondo blanqueada con cal. Al otro extremo de la
habitación estaba la máquina, que era la Linterna y proyectaba sobre la
pared la imagen que consistía en un cuadro tal como una fotografía
grandísima (un mural de hoy), naturalmente muda e inmóvil, pero un
pregonero que hoy llamaríamos locutor, iba ilustrando lo que el cuadro
representaba)
8
( A.H.P.A., Sección Municipios, Albacete, Leg. 445. Publicado en la Revista
“Cultural Albacete” del Excmo. Ayuntamiento de Albacete)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
14

de Almería dar espectáculos de fantoches y se le permita instalar un


teatrito en la Puerta Purchena... o bien en el espacio que existe frente
al Teatro Principal sitios, a su juicio, adecuados para su teatro de
veinte metros de largo por ocho de ancho. Ahora, en nuestra ciudad
aparece su pabellón junto a otro más modesto instalado por el
cartagenero don Juan González Ros, de treinta metros de largo por
nueve de frente. 9 A don Vicente Higón se le vuelve a encontrar en la
Feria de Albacete de 1899, donde ya había reconvertido su
espectáculo de fantoches ambulante y aparece con un magnífico
barracón reformado de 10 metros de ancho por 17 de largo,
adaptado ahora para cinematógrafo

En septiembre de 1894 se representaron variadas funciones de


fantoches, a las que acudía numeroso público, en el bonito teatro
situado al final del Paseo del Príncipe, refiriéndose al Principal, 10
reformado y decorado a finales de diciembre de 1894 por don Emilio
García Aguilar. 11

Don Ramón Lenguasco, en diciembre, presentó otro artilugio que


llamó la atención de los almerienses. Era un fonógrafo Edison llegado
a esta capital con el que el público pudo apreciar las claras y
vibrantes notas al rodar del tubo receptor venían al oído por los
conductores de goma que rodean al aparato. Además tiene un amplio
portavoz por cuyo medio puede oír el público la música, cantos,
discursos etc., contenidos en las placas del aparato, sin necesidad de
aplicar al oído los tubos de cauchout. 12 Este fonógrafo, después de
recorrer varios pueblos de la provincia, se volvió a exponer al público
de la capital en la calle de la Glorieta, 13 cobrando el promotor el
precio de la audición de cada pieza de música o canto, a 15 céntimos
de peseta, 14 un precio verdaderamente alto para la época.

Muy cerca, en el Teatro Apolo, los administradores señores Capulino y


Murcic venían programando cada día zarzuelas con chispeantes letras
de Ventura de la Vega y zarzuelillas en su pequeño escenario, óperas
y sesiones de magnetismo o prestidigitación, y algún que otro
espontáneo circo ecuestre, que solía instalarse abajo del Paseo del
Príncipe, un paseo que ya había abandonaba las sombras de años
anteriores gracias a que la Compañía Lebón instaló fluido permanente
en algunos puntos de esa enorme calle ancha con árboles y en
pendiente fatigosa. Las luces eran alimentadas con unas potentes
dínamos, recientemente adquiridas por la Compañía, que daban hasta
400 caballos de fuerza. El paseo, gracias a esta generosa iluminación
empezaba a tomar otro aspecto de noche. Ya no era sólo la

9
(Jesús GARCIA RODRIGO y José Fidel LOPEZ ZORNOSA: La aventura del
cine. Diputación de Albacete.1995)
10
(La Crónica Meridional, 17.9.1894)
11
(La Crónica Meridional, 25.12.1894)
12
(La Crónica de Almeria, 12.11.1894)
13
(La Crónica de Almería, 20.12.1894)
14
(La Crónica de Almería, 24.12.1894)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
15

iluminación eléctrica que irradiaban el Café Suizo, el Círculo Minero o


el Café Meridional dejando el resto del paseo iluminado a trozos, sino
que se sustituían las bujías de las viejas luminarias de gas por fluido
eléctrico. Los vecinos de Almería asisten por primera vez,
asombrados, a la utilización genérica de la lámpara incandescente
para la iluminación pública de lo que era el corazón de la ciudad, del
que Fermín Estrella cuenta que (…) de día era un paseo hermoso,
lleno de encanto y señorío. En la parte media corría una calzada para
peatones flanqueada de altos y frondosos árboles cuyas copas se
entrelazaban a lo largo de las aceras. En esa parte central del paseo
se realizaba la famosa feria de Almería, cuyas casetas repletas de
juguetes y cosas para vender se extendían en doble fila desde la
Puerta Purchena hasta cerca del Malecón. 15

Al año siguiente los almerienses, que tenían sobrado conocimiento


del fonógrafo y otros artilugios similares que tanto sorprendían y
acogían con entusiasmo, en la primavera de 1895, vuelven a tener
noticias de otra revelación de la técnica moderna, el Fonógrafo de
Edison, con el que se oirían ahora veinticuatro secciones en una sola
pieza 16 sincronizado en escena con las comedias en un acto de De
matute y El beso representadas por varios conocidos aficionados
de esta capital. El espectáculo fue considerado por la prensa local
como un verdadero acontecimiento nuevo en esta ciudad que fue
anunciado en el Teatro Apolo la noche del 25 de enero, aunque su
representación se realizó 17 dos días después, donde se pudo
escuchar reproducciones grabadas junto a un notable discurso de un
eminente orador de la localidad. 18

A principios de marzo de 1898, la burguesía almeriense, ajena a la


situación internacional, estaba atenta a una nueva variedad
fonográfica que es la variante del fonógrafo, pero muy superior a
éste, pues si bien imita la voz humana, nos la restituye
inmediatamente. 19 Numeroso público se dio cita para observar de
cerca la magia del nuevo invento, que se detuvo en nuestra ciudad
varios días.
15
(ESTRELLA, Fermín.Claro. Cristal del Tiempo. Antología Poética.
Colección Alhucema, nº 11. Almería. Verano 2001. Prólogo de Juan José
Ceba)
16
(Probablemente fueran las interpretaciones grabadas obras de Bretón,
“Dolores”, y del maestro Echevarría con “Gaviota”, “Capricho”,
“Intermezzo”, etc., que formaban parte del repertorio habitual del
Sexteto almeriense de Paco Sánchez. Este sexteto gozaba de mucho
prestigio en la ciudad y estaba dirigido por don Francisco Sánchez de las
Heras, pianista y director del Orfeón Osiris La Crónica Meridional,
17.4.1895)
17
(NOTA DEL AUTOR: Este teatro se llamó anteriormente Teatro Calderón,
tiene en sus arcos de medio punto un estilo característico del Historicismo
fin de siglo, con óculos en el ático, muy frecuente en edificios públicos
almerienses. Situado en la esquina formada por las calles Calderón, hoy
Obispo Orberá, calle Apolo, actual Juan Lirola.)
18
(La Crónica Meridional, 27.1.1895)
19
(La Crónica Meridional, 5.3.1898)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
16

No volvemos a tener noticias de nuevos espectáculos


precinematográficos, pero tres años después, en el antiguo Tiro de
Pichón nº 26 del Paseo del Príncipe, donde actualmente se sitúa La
Dulce Alianza, se instaló otro fonógrafo, mucho mejor que el de
Lenguasco, pues no tenía cilindro y emitía con una voz natural, clara
y voluminosa y de verdadero mérito artístico, con el que los
almerienses pudieron escuchar las voces de Bárceda, García Rubio,
Inés Salvador, los tenores Partierra o Franco Abruñedo junto a valses
de la ópera Dinorah y fonogramas de la Banda del Regimiento de
Ingenieros de Madrid, de la Guardia Republicana de Paris, la Orquesta
de Almería y cante flamenco, además de sorprendentes cuadros de
colores del cinematógrafo que se aseguraban habían sido premiados
en la última Exposición de París. 20

Alternando con este fonógrafo se exhibían cintas de un


Cinematógrafo Mágico o Cinematógrafo español 21 allí instalado que
la gente celebró vivamente -sobre todo la de Baños de caballos en
un Cuartel, de la que se decía que la imaginación se sorprendía de
tanta realidad- a 20 céntimos la sección de una hora de duración,
precio que no impidió la asistencia de un público que – decía la
prensa despectivamente- en su inmensa mayoría no entiende una
palabra de ciertas cosas. 22

Mientras los almerienses se admiraban ante la variedad de fonógrafos


que aparecían y desaparecían en la ciudad, la Escuadra de viejos
barcos de madera de la Armada española era destrozada en Santiago
de Cuba y la bahía de Cavite –en Filipinas- por los flamantes buques
de acero de la Armada norteamericana. Al mismo tiempo, las últimas
posesiones de ultramar eran ocupadas por las tropas yanquis y
después cedidas a la joven potencia, que eliminó rápidamente de
Cuba y Puerto Rico la fiebre amarilla que diezmaba implacablemente
a nativos y soldados españoles. El desprestigio del Ejército y del
Gobierno español en todo el mundo fue definitivo, pero dentro de
España, salvo un pequeño grupo de intelectuales y unos cuantos
dirigentes anarquistas y socialistas que protestaron por la carnicería y
por la pésima conducción política del país, la burguesía y gran parte
del pueblo se mostraron indiferentes al desastre, llegando incluso a
corear canciones patrióticas colonialistas, como la marcha de la
zarzuela Cádiz que se llegó a representar en nuestro teatro
Novedades. No volvemos a tener más noticias de estos aparatos
hasta la próxima novedad fonográfica en 1904, alternando con
proyecciones del cinematógrafo.

20
(El Regional, 5.12.1899)
21
(Es probable se tratara del ambulante Cinematógrafo Luz, que solía
desplazarse a otros puntos de la provincia)
22
(El Regional, 17.12.1899 y 28.28.12.1899)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
17

De espectáculo precinematográfico novedoso también podríamos


considerar, siguiendo a J.E. Varey,23 los espectros ambulantes
solicitado por un empresario de Cartagena, Don Gregorio Javier
Orozco, en la Puerta Purchena, de seis metros de ancho por
veintitrés de fondo”.24

La sociedad almeriense estaba dotada de una gran afición musical y


no perdía la oportunidad de acercarse a los últimos inventos técnicos
sonoros, ya fuera el fonógrafo, el cromofotógrafo o el gramophone
que en 1904, con los balbuceos del cinematógrafo, el Sr. Larrubia
acababa de traer a Almería de la Casa López y Griffo, que disponía en
nuestra ciudad hasta de una sucursal representada por don Elías
Cortés, en el Paseo del Príncipe, donde se vendía un periódico en
cuya mancheta rezaba, con grandes letras: GRAMOPHONE. Una noche
de finales de julio, en el Variedades, el Sr. Larrubia acompañado de
don Elías, ante un público selecto, escuchaban emocionados las
últimas novedades musicales que existían en el mercado .25 Los
melómanos almerienses se volvieron a dar cita diaria las noches de
agosto en la terraza del Café Cervantes, aunque, en esta ocasión, con
un modelo único de la Compañía Gramophónica francesa Exhibition,
también propiedad de don Elías Cortés, cuyas audiciones hacían las
delicias de los concurrentes hasta altas horas de la noche 26
escuchando a Tosca, Bohème, Norma, Ave María (Gounod),
Lohengrin, Favorita o Mattinata junto a las sublimes audiciones de
23
(Los fantoches corresponden a funciones de títeres que son
“manipulados por los dedos del artista” ( J.E. VAREY (1957): Historia de
los títeres en España. Madrid, Revista de Occidente, p.3) Un espectáculo
similar de títeres serían las figuras de movimiento, aunque con esta
denominación Varey alude también a los “teatritos de marionetas o a
veces sombras chinescas” (J.E.VAREY (1995) op.cit., p.8) Ambos medios
contribuyeron a ensanchar el horizonte visual de los almerienses al
acceder a contemplar unas imágenes que les descubrían lugares, personas
y ambientes diferentes a los suyos. La fascinación que las imágenes
suscitaban venía determinado no tanto por lo que mostraban sino por su
poder de representación. “La mimesis de la realidad por un aparato
mecánico era lo que realmente asombraba al público en estos aparatos
ópticos, mas que el contenido mismo de las imágenes. Esta recomposición
de la realidad por procedimientos artificiales estaba ocurriendo en un
momento histórico en el que la realidad estaba cambiando brutalmente
como consecuencia de la revolución industrial. El sujeto tenía una
necesidad psicológica de reproducir la realidad, precisamente cuando se
estaba disolviendo. Pero no se trataba de recrear la realidad tal cual, sino
de simular sus principales características por procedimientos mecánicos.
En un mundo en el que todos los aspectos de la vida estaban siendo
alterados por la máquina, el sujeto tenía la necesidad de reconceptualizar
la realidad a través del filtro de máquina, es decir, tenía que aprender a
ver el mundo a través de una máquina” (Daniel CANOGAR (1993) “La
realidad virtual y la sociedad del espectáculo”, en Marcelo EXPÓSITO y
Gabriel VILLOLTA (eds): “Plusvalías de la imagen. Anotaciones para una
crítica de los usos de la imagen, Bilbao, Rekalde. Pág. 87)
24
(Archivo Municipal.Comercio.Leg. nº 2.Doc. 91)
25
(La Crónica Meridional, 25.7.1904)
26
(La Crónica Meridional, 28.8.1904)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
18

Caruso, La Boronat, La Huguet, Aineto, La Gurina…,27 intercalándose


con audiciones de malagueñas, cartageneras, soleares, tangos,
peteneras y guajiros del Mochuelo y La Rubia.

Es oportuno recordar aquí que, en sus orígenes y primeros pasos, los


espectáculos precinematográficos, entre ellos el sonido, los espectros
impalpables o los cuadros disolventes, no fueron sino precursores del
cinematógrafo que buscaban la sensación completa capaz de dotar
a la ficción de movimiento, tesón en el que el ser humano se había
entregado tres siglos antes. Tiempo durante el que “las ilusiones
visuales, los entretenimientos con linternas de proyección y los
mecanismos fotográficos (...) proporcionaron al cine sus principios
teóricos, su contenido temático de los inicios, su base mecánica y los
orígenes de sus sistemas ópticos”.28

Una muestra de lo dicho fueron los cuadros ilusionistas expuestos por


Mr. H. Kaurt en el Teatro Novedades la noche del 27 de junio, donde
se representaron Exposición de París de 1889, Gran Batalla de
Waterloo junto a exhibiciones de estatuas, monumentos artísticos y
cuadros ideales. 29 Durante los días sucesivos los almerienses
pudieron admirar también El incendio del Banco de Londres, El
Faro del Puerto de Nápoles, La Dolorosa y El Divino Rostro. 30
Los días sucesivos se presentaron títulos como El incendio de la
casa del Dr. Renato Darelé, El vapor correo cruzando el
estrecho e imágenes del restaurante del vapor, El Carro de la
Aurora anunciando un nuevo día, Bote salvavidas partiendo
de Liverpool y El Teatro de la Gran Ópera de Paris.31

Fantasmagorías

Pero lo que llamaba poderosamente la atención del público en general


eran los cuadros disolventes de la linterna mágica. Y los almerienses
no se privaron de una nueva ocasión precinematográfica gracias a la
iniciativa de don José Baños Ros, que vino a nuestra ciudad desde
Cartagena por caminos de infierno y polvo con unos pesados
materiales de madera, hierro y armadura completa de un salón
portátil. Don José Baños solicita el 20 de junio de 1896 instalar por
tres meses una barraca de 12 metros de ancho por 24 de largo en la
Plaza de la Constitución para ofrecer cuadros disolventes. 32

27
(La Crónica Meridional, 28.10.19049)
28
(Deac ROSSEL (1997): “Trescientos años de entretenimiento
cinematográfico”. Archivos de la Filmoteca, Valencia núms.. 25-26,
febrero-junio, p.225)
29
(La Crónica de Meridional, 27.6.1896)
30
(La Crónica Meridional, 28.6.1896)
31
(La Crónica Meridional, 30.6.1896)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
19

Tres meses después don José Álvarez contrató para el Café Méndez
Núñez, de su propiedad,33 un Museo de pinturas y Panorama
Universal que un tal Mr. Luis Estrada Bardot venía paseando por toda
Andalucía y que era realmente un acontecimiento visual para el
bullicioso público almeriense. Aquellos almerienses debieron quedar
embobados ante las maravillas presentadas, como la última
Exposición Universal celebrada en París. 34

A este prestigioso café se le conocía en la ciudad por El Gallego,


también Café Méndez Núñez o Cantábrico, era punto de reunión del
Círculo Literario y había sido restaurado recientemente por su
propietario. Fue acondicionado por don José Álvarez para ofrecer
espectáculos de flamenco, varietés y fantasmagorías. Disponía para
tal fin de una gran sala de cerca de 500 varas cuadradas, con una
gran galería que prestaba adorno y derramaba luz sobre el salón, con
una enorme techumbre sostenida por cuatro columnas de hierro de
gran diámetro labradas en los talleres del almeriense Sr. Oliveros. Las
paredes estaban repletas de cuadros de lienzo, obras de los pintores
almerienses Carlos y Ramón López Redondo. Los cuadros eran
alegorías al café, al telégrafo, al té y al licor. Además, las paredes
estaban profusamente revestidas con pinturas decorativas al temple,
con cuyas filigranas se adornaban los recuadros, esquinas y plafones.
El alumbrado de todo el edificio, de potentes focos eléctricos, estaba
repartido entre las columnas y encima de unos lujosos espejos traídos
de Madrid por su propietario. 35

Además, el Salón tenía una suntuosa puerta principal a la que se


accedía desde la calle Álava, actualmente Concepción Arenal, esquina
al Paseo. El Salón estaba rodeado de establecimientos frecuentados
por la clase alta de la ciudad. Enfrente estaba el magnífico salón de
afeitar de don Tomás González, al que acudía la alta sociedad
almeriense, que algunos aprovechaban para visitar también la
prestigiosa sastrería de don Benito Muñoz y Pérez -donde
posteriormente se instalaría el Cinematógrafo Victoria- que, por
temporadas, se establecía en Almería.36
32
(Archivo Municipal.Comercios. Leg. 2. doc. 86) y café-teatro con
representaciones coreográfico excéntricas y mímica)
33
(Posteriormente, en 1906, lo adquirió en traspaso a don Modesto
Hernández el famoso Café Diván Modesto (La Crónica 1.8.1906)
34
(La Crónica 20.9.1896)
35
(El Salón Méndez Núñez pasó a llamarse posteriormente “El Cantábrico”,
en 1902, adquirido por D. Gregorio Mazarrosa, ex alcalde de Santander,
que puso al frente del negocio a don Francisco Jiménez de Haro, que
posteriormente lo vendería a D. Rogelio Castillo Zea y pasó a denominarse
Gran Café España, inaugurado el 30 de enero de 1905 con dos magníficos
conciertos. En diciembre el Sr. Zea acondicionó en el salón un suntuoso
teatro, donde a partir de mayo ofrecía conciertos y proyecciones de
cinematógrafo periódicamente. Más tarde don José Álvarez adquiriría en
1906 el Diván Modesto, propiedad de don Modesto Hernández, situado
frente al Mercado nuevo (La CrónicaMeridional, 1.8.1906)
36
(La Crónica Meridional, 24.10.1894 y 25.10.1894)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
20

La decoración del Café estuvo a cargo de don Ricardo Moreno. Su


propietario tuvo el acierto de incorporar la recién llegada electricidad,
dotándolo de unos potentísimos focos convirtiéndolo en uno de los
mejores de España. 37

El Salón Méndez Núñez competía con los también prestigiosos Cafés


Suizo, regentado a finales de siglo por los señores Campos y Linares;
38
Café del Malecón, situado a finales de siglo junto al Balneario El
Recreo, propiedad del Sr. Jover, que en 1918, junto al Sr. Pérez Hita,
reconvertiría en el prestigioso Balneario Diana; 39 el Café Universal,
propiedad del Sr. Ramón Pareras, instalado en la calle del Mercado,
luego Aguilar de Campoo por iniciativa del concejal Francisco Roda.
Ocupaba el espacio de lo que antes había sido un teatro construido
totalmente de madera, el Delicias. La noche que el cinematógrafo
debutó en la ciudad su salón ofrecía un concierto del quinteto Adolfo
Moreno; el Lyon D´Or -situado donde actualmente se encuentra Marín
Rosa- donde se daban cita escritores locales, poetas, bohemios,
músicos y cantaores.

El Café Suizo disponía de una magnífica decoración, obra del


escenógrafo granadino Francisco Tejada de Videgasa, autor de la
decoración de conocidos cafés granadinos. El Suizo se instalaba
todos los veranos en el extremo norte del Paseo del Príncipe. Su suelo
era un entarimado que durante el verano resultaba caluroso. Los
propietarios, el Sr. Zarzosa y don Antonio Campoy, que fue alcalde
durante la I República, decidieron sustituir el entarimado por suelo de
arena para darle al sitio más frescura. Disponía en su interior de una
fuente saltadora 40 con un sistema de iluminación de farolas a gas que
fueron sustituidas, a finales de julio, por lámparas eléctricas traídas
de Berlín. Cada lámpara disponía de dos mecheros Aüer, a excepción
de las de la entrada, que disponían de tres. Los propietarios no
ahorraron esfuerzos en su restauración y para su inauguración
trajeron el sexteto del Real Conservatorio de Málaga, dirigido por el
Sr. Villegas e integrado por los profesores don Antonio Valero, primer
violín; Fermín Canseco, viola; Manuel del Pino, violoncelo, y Enrique
Riera, contrabajo, que interpretaron por primera vez en Almería
Recuerdo de un mosquito 41

De acontecimiento calificaba la prensa el representado en 1897 por


la Cía. Vidal, compañía gimnástica y acrobática, dirigida por los
señores Vidal y Enrique Moscardó. Llevaban actuaciones de trapecio,
iluminaciones espectrales, saltos mortales y actuaciones llamadas de
37
(La Crónica Meridional, 11.8.1899)
38
(La Crónica Meridional, 22.6.1896)
39
(La Crónica Meridional, 24.6.1896)
40
(La Crónica Meridional, 30.9.1895)
41
(La Crónica Meridional, 8.6.1895)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
21

“percha escalera” y, sobre todo, ascensiones en el globo “España”,


pilotado por Enrique Moscardó, que solía terminar en el barranco del
Caballar.

III. EL CONTEXTO CINEMATOGRÁFICO


EN EL ENTORNO SOCIAL DE ALMERÍA
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
22

La sociedad almeriense no vivió al margen de la información, en los


años finales del siglo XIX y primeros del XX, de los nuevos inventos y
mejoras técnicas que esporádicamente llegaban a la capital. Estos
nuevos hallazgos fueron realmente instrumentos catalizadores en la
vida de los almerienses. Es lo que Sandro Machetti propuso con la
expresión universo precinematográfico, pues “el precinema no se
reduce estrictamente a la cuestión técnica, a la mera enumeración de
aparatos y curiosidades que anuncian los procedimientos mecánicos
del cinematógrafo. La investigación contextualizadora del precinema
debe tener en cuenta además de todo el ambiente tecnológico de la
llamada segunda revolución industrial, a los espectáculos ópticos
(visuales y audiovisuales), los espectáculos populares de toda índole,
y todos los modos de representación visual anteriores en el tiempo al
cine en tanto que medios de comunicación, de instrucción ideológica,
de representación estética y de interrelación social.42

Estos años a los que nos referimos son para los almerienses un
período decisivo en el paso a la modernidad de una ciudad, conocida
como la cenicienta de España, que ve llegar expectante unos
aparatos curiosos y nuevos inventos óptico-sonoros entre los que se
encontraba el cinematógrafo, del que fluía un poder capaz de influir
en la vida social y cultural de la ciudad. A principios de siglo, en 1902,
año en que un joven Antonio Machado acaba de publicar su primer
libro, "Soledades", del que no me resisto a entresacar unos cuantos
versos que podrían ayudar a retratar al pueblo llano de aquella
Almería rural que estrenaba siglo, en unas pinceladas que, sin
cambiar ni una coma, bien podían aplicarse a las múltiples
generaciones que le habían precedido en los siglos pasados:

Y en todas partes he visto


gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca si llegan a un sitio,


preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.

Donde hay vino, beben vino;


donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,

42
(Sandro MACHETTI SÁNCHEZ (1995): op.cit., p.88)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
23

y en un día como tantos,


descansan bajo la tierra.

Josefa Martínez Romero, en un estudio sobre las Instituciones


Culturales y ambiente literario en la Almería Contemporánea, define
minuciosamente el ambiente cultural y literario de los centros
culturales existentes en Almería, verdaderos cenáculos políticos,
tertulias literarias y reuniones puramente sociales donde los hombres
comentaban cualquier acontecimiento, por nimio que fuese, acaecido
en la ciudad, mientras las mujeres se dedicaban a recitales poéticos o
pequeñas representaciones teatrales sin más interés que invertir el
ocio y el tiempo libre. Todo pasaba por el tamiz de la aristocracia y la
floreciente burguesía almeriense, que fue la receptora de los primeros
balbuceos del cinematógrafo en la ciudad. Ellos fueron los creadores
e impulsores de los Juegos Florales en 1896, justo el año que los
almerienses descubrieron el nuevo invento.

A finales del siglo XIX, Almería estaba comunicada con el exterior a


través de telégrafo, por donde circulaba la información local, nacional
e internacional que después se traducía en los periódicos locales y
éstos, a su vez, daban cuenta en las tertulias de los cafés.

En abril de 1911 se esperaba con ilusión la llegada del teléfono


interurbano. Madrid acababa de inaugurar la estación central
interurbana que se conectaría a las capitales. En la red Sur sólo
funcionaban las estaciones de Ciudad Real, Córdoba, Sevilla, Jerez,
Jaén, Linares, Lorca, Murcia, Cartagena, Alicante, Málaga y Alcoy y
estaba prevista la apertura de Granada, Motril, Huelva, Guadix, Baza
y El Puerto de Santamaría, pero no estaba incluida Almería. Era como
si la ciudad estuviera sitiada, lo que levantó las quejas de la prensa
porque después de pelear tantos años por esta conquista del
progreso para Almería, vamos a llegar a ella con algún retraso. Con
seguridad que seremos los últimos andaluces que gocemos de la
mejora, pero para consolarnos nos tendremos que acoger a las
celebres frases cristianas de que los últimos serán los primeros. 43
Finalmente, se instaló una central de teléfonos en la calle Ricardos, nº
7. Era un pequeño local, pero que el Jefe de la Estación, don Arturo
Peña, creyó suficiente para el comienzo. La fachada seguía el estilo
del resto de las oficinas, rotuladas con artísticas muestras y letras
doradas sobre cristal de fondo verde claro, en las que se leía el título
de la casa y servicios que se prestaban. Completaba el conjunto una
farola en bronce y cristal en la que se leía “Teléfonos”, iluminada
interiormente por electricidad durante la noche, siendo visible
fácilmente desde el Paseo del Príncipe. Esta parte decorativa corrió a
cargo del industrial granadino don Miguel Parra Vellido, dueño del
Bazar de Londres, de Granada, que trajo operarios de sus talleres. 44

43
(La Crónica Meridional, 3.6.1911)
44
(La Crónica Meridional, 25.7.1911)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
24

Unos meses después, en noviembre, por la demanda de público, se


trasladó a un local más amplio de la calle Navarro Rodrigo. Los
almerienses no pudieron disfrutar de las ventajas del teléfono
automático hasta noviembre de 1934, cuando en muchas provincias
andaluzas ya llevaba tiempo instalado.45

La Almería que presenció la llegada del cinematógrafo era una ciudad


con un bajo nivel de desarrollo económico, social y cultural. La vida
cultural de la ciudad se hallaba condicionada por las actividades que
organizaba la clase dirigente. Una gran parte de la población
dependía de la agricultura sin que tuvieran otros medios de vida que
los productos de la tierra .46

A principio de 1915, la capital pasaba por su crisis más dura


agravada por las pertinaces sequías y cuyos recursos agrícolas -las
uvas de embarque, las naranjas y el esparto- y cuyo valor de
producción agrícola total de veintiséis millones menos de pesetas
que en la campaña de 1914 no llegaron a cubrir ni los gastos del
cultivo. Por otra parte, ya se empezaba a visualizar que, en la
próxima campaña, por el cierre de los mercados y por la escasez y
enorme subida de los fletes, un porvenir oscuro. A esto había que
agregar la interrupción de las remesas de los emigrantes de América,
que importaban una regular suma.

Al menos la lotería sonrió a la capital, porque las campanas de todas


las iglesias repicaron el 4 de abril al ser agraciada Almería con la
cantidad de 23.000 pesetas, muy repartidas en la ciudad. Fueron los
establecimientos de El Gorrilla, Admón. Nº 3, regentada por doña
Mercedes Carreño, y la Admón. nº 2 del Paseo del Príncipe, propiedad
de don Braulio Moreno Nieto. También con el numero 435, el tercer
premio, dotado con 1.500 pesetas, gracias a la señora Carreño que
repartió el número. El día 2 de agosto volvió a llegar la suerte con el
número 13.014 y la cantidad de 100.000 pesetas.47
Todavía en 1915, a diferencia de otras ciudades andaluzas, la
comunicación de la capital con el resto de las provincias era imposible
por carretera.48 En febrero de 1914 se inauguraba definitivamente el

45
(La Crónica Meridional, 2..11.1934)
46
(La Crónica Meridional 27.4.1997)
47
(La Crónica Meridional 5-4-1915/14.8.15)
48
( NOTA DEL AUTOR: Se inicia la mejora en los medios de transporte a
través del servicio de automóviles entre Almería-Adra-Berja por la
Sociedad “Spanish Motor Transport Cº , Ld” cuyas oficinas se
establecieron en los solares de la calle Sagasta, 1 , propiedad de doña
Margarita García Blanes. Los vehículos, que llegaron en el vapor Cabo
Roca eran de gasolina con capacidad para 17 viajeros y casi 600 kilos de
equipaje con una velocidad de 20 km/h. (aunque podían correr a 50 km/h.)
tardándose 3 horas en cubil la distancia de 60 Km. a Berja. Los coches
salían a las 8 de la mañana y a las 5 de la tarde, respectivamente, de
Almería y Berja. Los precios oscilaron entre 6 y 7 pesetas. Este servicio se
obtuvo gracias a la influencia de don Francisco de Lázaro Ruiz de
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
25

servicio de automóviles entre Almería-Dalías-Berja. Tardaba hora y


media en hacer el recorrido hasta Dalías, al precio de 6,75 pesetas el
billete, y 7,50 a Berja.49 Poco después se abrió también el servicio a
Vera desde donde se salía a las 5,30 h. de la madrugada para llegar a
Almería a las 10,30 h. El otro medio de comunicación, el transporte
ferroviario de mercancías, base del comercio local, sufría una gravosa
tarifa frutera y mineral, cuestión que repercutió aún más en la
situación social de la ciudad. Un estudio del profesor Pablo Fábregas,
de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas, Madrid, advertía en
1915 que en la provincia de Almería se empieza a morir la gente de
hambre .50

Todo el mundo parecía consciente de la marginalidad en la que vivía


la ciudad, pero nadie hacía nada por solucionarlo. La amarga queja, la
resignación y cierto carácter zumbón -muy propia del almeriense- no
parece sino que fuese el sino fatal de su destino. Un articulista de
principios de siglo veía así a sus gentes: (La ciudad) tiene que
moverse, tiene que pedirlo todos los días y a todas horas, con buenas
razones una veces y con actitudes y ademanes resueltos e
imperativos otras, según lo exijan las circunstancias, el buen sentido
o la resistencia imprudente de los que administran. Esta es la
conducta, el procedimiento que en todas partes se ha seguido, y que
a la larga o a la corta ha dado sus frutos. Claro es que sería mejor y
más cómodo no empeñarse en esa lucha que pide sacrificios y
constante actividad y tensión de los ánimos; mas aquí no hay más
remedio que luchar, porque no tenemos la fortuna que tienen otros
Castellón, que era el Director en España, cesado posteriormente el 31 de
julio de 1907 y sustituido por Mr. Enri Cávalo (La Crónica Meridional,
1.8.1907) Los vehículos fueron conducidos por el Sr. Charles Wolf, Mathieu
Monssy y Francois Moquetier. El primer automóvil salió el día 12 de mayo –
en aplicación de la Ley que obliga a hacer un servicio de prueba antes de
trasladar pasajeros- por la carretera de la Bajamar (La Crónica Meridional,
13.5.1908) El día 18 salió otro a las 6,30 horas de la mañana para “hacer
un viaje de prueba por la carretera de Granada llegando hasta el sitio
nombrado Puente de Los Tempribles” y conocer el estado del camino. En
el viaje estuvo presente don Francisco Lázaro y su señora y al regreso
descansaron en Gádor y, desde allí, tardaron 65 minutos hasta Almería.
(La Crónica Meridional, 18.5.1908) Posteriormente el día 19 de mayo
volvió a salir en pruebas acompañando en el viaje el Ingeniero Jefe de
Obras Públicas, don Ignacio Virnaga, que regresaron cerca de las 9 de la
noche (La Crónica Meridional 20.5.1908). Oficialmente los coches salieron
“desde Almería a Los Imposibles a 3 Ptas.; desde el empalme de Alhamar,
2,50; desde Gádor, 1,50 y 1 Pta. Desde Benahadux y 0,50 desde Los
Callejones” El viaje era diario y tres veces al día” (La Crónica Meridional,
21.5.1908) Sin embargo, el estado de las carreteras, al poco tiempo, hace
inviable el proyecto por “el calamitoso estado de las carreteras que hacen
de todo punto imposible los itinerarios que se estudian” (La Crónica
Meridional 27.5.08) Al final todo quedó reducido a salidas diarias desde la
Puerta Purchena a los Baños “El Recreo” y a la Estación al precio de 15
céntimos.)
49
(La Crónica Meridional, 12.2.1914)
50
(Pablo Fábregasl. Prof. Escuela de Ingenieros de Minas. Semanario
“España”. Feb. 1915. Madrid)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
26

pueblos de haber dado con administradores celosos, emprendedores


y abnegados, que han sacrificado la tranquilidad del hogar al
engrandecimiento, a la salud, a la cultura, al bienestar general de sus
coterráneos...51

Todavía la gente recordaba aquella otra sequía de 1897 que generó


en la ciudad una triste situación, causa, entre otras, de un grave
problema de mendicidad hasta constituir una plaga insoportable que
inundaba los cafés con pordioseros harapientos llevando chiquillos
escuálidos, situación que reclamó una acción enérgica del gobernador
civil para solucionar el problema52

Con el Desastre del 98, llegó a Almería la ola de regeneracionismo del


gabinete Silvela-Polavieja. La doctrina de la regeneración arraigó
tanto en los conservadores almerienses, como entre los republicanos.
A la mencionada situación política respondía una pobre realidad
sociocultural, basada en las tradiciones populares (ferias, bailes de
sociedad, carnaval...) y en los escasos espectáculos (toros y teatro,
básicamente, y ocasionalmente espectáculos de fantoches y
precinematográficos.

Culturalmente el escenario almeriense se desarrolla preferentemente


entre el Ateneo de Almería, el Círculo Literario y el Liceo, cuyo
objetivo era el fomento de las artes y las letras, así como la difusión
de aquellos conocimientos que contribuyeran al desarrollo de la
ilustración en la sociedad burguesa y aristocrática almeriense.

Cada una de estas instituciones ha sido consecuencia de la anterior.


Así, el Liceo, que desapareció antes de la llegada del cinematógrafo,
dio origen al Ateneo, que desarrolló una intensa actividad cultural
presidida por su presidente don Manuel Esteban desde que se fundó,
sucediéndole en septiembre de 1909 don David Estevan Gómez. La
vida cultural del Circulo Literario transcurrió a espaldas del
cinematógrafo, entre veladas literarias y Juegos Florales, sumándose
a la larga lista de ciudades andaluzas que los celebraban.

La ciudad de principios de siglo que vio llegar el cinematógrafo


marcaba su pulso con dos relojes: el de la Catedral, que anda de
cualquier manera, y el de la Iglesia de San Sebastián, que nunca da la
hora. Se daba el caso de que si uno de los relojes se paraba o
averiaba parecía como que la ciudad detuviera su pulso y su aliento.
Esta situación se repetía día tras día, año tras año, hasta que los
relojes de bolsillo pudieron ser objeto de adquisición de las clases
populares. El alcalde, Sr. Muñoz, antes de despedir el año 1902 y
despedirse de la alcaldía, quería dejar colocado en la fachada del
Ayuntamiento el reloj antiguo, encomendando la tarea al prestigioso
relojero de la ciudad don Antonio Ferrer, hijo. La hora, medir el

51
(El Regional, 13.10.1903)
52
(La Crónica Meridional, 11.7.1897)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
27

tiempo, saber en qué momento se vivía parecía una cuestión vital


para la ciudad, tanto que la prensa recoge la incredulidad de la gente
en unas estrofas:

Oigan almerienses. Agranden con


la mano el pabellón de la oreja.
Tic, tac, tic, tac.

Ya empieza el movimiento.
Pronto sonorá la campana.
Se ha propuesto el Alcalde que tenga-
mos la hora del meridiano y la
tendremos.
¡Vaya si la tendremos¡
Tic, tac, tic, tac.

Debemos estar satisfechos porque


ya tenemos un reloj en el Ayuntamiento
que nos dará la hora, pero so-
lo la hora.

Las medias no las dará porque ésas


se dedican a los serenos.
Los cuartos tampoco, porque ésos
se encarga el alcalde de ellos.
Tic, tac, tic, tac.

Ya podemos con orgullo ver el re-


loj encima de la torre.
Ya somos relativamente felices.
Ya podemos medir el tiempo con
las armonías de ese reloj, cuyas me-
días se reservan los serenos que nos
devolverán en notas tiernas nuestros sueños y
cuyos cuartos se reserva el alcalde,
que aún no nos ha dicho cómo nos los
devolverá.
Tic, tac, tic, tac.

Mirar el reloj allí en todo lo alto,


desafiando al meridiano para denun-
ciar sus secretos.
¿Que no lo veis?
Ni nosotros tampoco.53

A lo que inmediatamente se contestaba en tono zumbón: No


comprendo la curiosidad de los de El Radical, ni el capricho del reloj.
53
(El Radical, 11.12.1902)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
28

Por que, si bien se mira, ¿qué falta hace un reloj en el Ayuntamiento?


¡Ahí, donde todo el tiempo empleado en la administración del pueblo
es tiempo perdido¡ (...) Sea cualquier que el alcalde actual haya
ocupado la silla curul, a tiempo pasado, y cualquier tiempo pasado
fue mejor... reloj.

Sea como fuere, cuando alguno no daba la hora causaba un enorme


perjuicio a quienes no tenían reloj de bolsillo, que era la inmensa
mayoría de la población, ya que por este reloj se regía todo el mundo.
Sus frecuentes averías se encargaban al otro conocido relojero de la
ciudad, don Juan Navarro Llorente,54 que se desentendió del
problema harto de no cobrar las deudas que el Consistorio le
adeudaba, o a don Antonio Ferrer (hijo). El alcalde se fue sin poner el
reloj y a finales de 1903 sólo existía un reloj en toda la ciudad, motivo
por lo que se le recuerda al nuevo alcalde, Sr. Fernández Burgos, que
ponga en la ciudad un reloj público, “pues el único que existía de la
iglesia de San Sebastián se estropeó. ¿O es que V.S. se ha propuesto
que Almería, para olvidar penas, no se acuerde de la tierra en que
vive?55 Dos años después vuelven los mismos problemas y el
Ayuntamiento, ante la presión social, finalmente, instaló uno nuevo
cuyo montaje fue encomendado a Canseco, un celebre relojero
madrileño.

Años después la situación volvía a repetirse. Ahora eran los usuarios


del tren que se quejaban del reloj de la Estación porque siempre se
encontraba entre las nueve y veintidós lo que ocasionaba un grave
perjuicio a los viajeros.56 Seis años después vuelven las mismas
quejas, pues el reloj de la Catedral marcaba un cuarto de hora de
retraso con respeto al de la Estación y ocasionaba perjuicio a los
viajeros que no lo sabían, pues era el único reloj público que
tenemos y debe ponerse en hora.57

El otro reloj, el de la iglesia de San Sebastián, único que servía de


guía a los vecinos de los barrios de las Huertas, Barrio Alto y otros de
aquel distrito, estaba averiado constantemente, situación que obligó
a los vecinos de Huertas a denunciar la situación en 1913, hasta que
en febrero de 1924 se sustituyó el viejo reloj por uno nuevo adquirido
a la Casa Guirand, de Madrid, que disponía de una esfera luminosa de
1,50 cm. más de diámetro que la del reloj viejo. 58

Los domingos y días festivos de la Almería de principios de siglo tenía


un paseo obligado, el del Príncipe, donde los más jóvenes jugaban al
corro y los mayores paseaban. Pero no era más que un anchurón
con árboles, y tan pendiente que causaba fatiga transitar por él. El
Paseo del Malecón era el mejor cuidado. Sólo quedaban los jardines
54
(La Crónica Meridional, 20.10.1895)
55
(El Regional, 11.11.1903)
56
(La Crónica Meridional, 17.1.1915)
57
(La Crónica Meridional, 22.7.1921)
58
(La Crónica Meridional, 14.2.1924)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
29

que se empezaron a construir en 1899 en la Plaza de la Catedral,


pero llevaban años sin terminar y abandonados, lo mismo que la
Glorieta de la Plaza de la Princesa y la calle Obispo Orberá, que, por
su anchura, se prestaba perfectamente para construir un paseo, pero
la gente se quejaba de que no servía más que para hacer y
deshacer, 59
de tal modo que todavía en 1907 la ciudad no tenía
paseos, ni los árboles embellecen, los pavimentos son detestables,
aun los de las vías principales, como el Paseo del Príncipe, donde los
solares abiertos son focos de infección y hay calles que son
muladares, donde los riegos son incompletos y el polvo nos asfixia y
nos abruma en todos lados y a todas horas...”60 No les quedaba a los
almerienses otra forma de invertir su tiempo más que los monótonos
domingos escuchar, a pie quieto, sin sillas donde sentarse, ni sitios
donde pasear, que la Banda Municipal de Música amenizara el
mediodía y las noches húmedas y calurosas de los veranos
almerienses en el Paseo del Príncipe con alegres pasodobles y
zarzuelas, las fiestas patronales de los barrios y la feria de agosto,
lugar de encuentro y olvidos.

Como aquélla de 1910, donde los músicos de la Banda Municipal


empezaron a lucir sus flamantes uniformes confeccionados en la
Casa Mota y Cía., de Madrid. Aquella Feria estrenaron, aunque no
cobraran, un pantalón de paño azul con una franja morada de dos
dedos de ancha, una guerrera entallada y ajustada a la cintura por
un cinturón blanco de charol, con seis botones atrás en dos filas,
bocamangas moradas con un cordón dorado y sobre el cuello, que es
de lo mismo, llevaban prendida una lira en cada lado. La gorra era de
plato, con franja morada y cordón barbuquejo oro, luciendo en la
parte anterior una rama de laurel formando semicírculo; sobre ella
aparecía una lisa de metal dorado y en la parte superior el escudo de
la ciudad. 61

Cincuenta mil habitantes tenía la ciudad al comenzar el nuevo siglo y


una altísima tasa de mortalidad. La gente moría de caquexia palúdica,
viruela, tuberculosis, meningitis, diarreas, mal de Bright, debilidad
congénita, muertes violentas, sífilis, anemia y hambre. A esta
situación había que unir los estragos que dejaba en la ciudad el tifus,
cuya invasión tuvo su origen en el consumo de agua infestas
procedentes de los ramales o repartidores de Fuente Redonda que
abastecían a la ciudad y que estaban rellenos de léganos y
raigambres e inmundicias. 62

La burguesía local representaba culturalmente los géneros oficiales


que convivían con otras funciones basadas en el teatro mecánico, los
cuadros disolventes, fantoches, polichinelas, sonambulismos,
59
(El Regional, 31.12.1899)
60
(La Crónica 6.7.1906)
61
(El Popular 23.11.1910)
62
(Regional 20.11.03)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
30

ventrílocuos, autómatas, sombras chinescas y circos ambulantes,


que se solían instalar al final del Paseo del Príncipe, la Plaza de Toros
y los barrios, que representaban el sentir de las clases populares
almerienses. Los mismos que disfrutaban con las fiestas patronales
que, desde enero, empezaban el periplo por los distintos barrios,
donde no faltaban nunca los puestos de torraos, turrón, funciones
religiosas, procesiones, bailes de animas, pianos de manubrio y
fantoches, junto a disparo de voladores.

A los Carnavales, verdadero acontecimiento en la ciudad, acudía un


inmenso gentío al Paseo del Príncipe que quedaba cubierto al cabo de
los tres días de celebración de antifaces, serpentinas y confeti,
adquiridos en la Plaza Nicolás Salmerón, nº 1. La alta sociedad, al
margen popular, organizaba bailes en el Casino y otras Sociedades.

Durante los Carnavales de 1911, como una atracción más, los


almerienses pudieron contemplar desde la Puerta Purchena, por
primera vez, cómo un aeroplano descendía con majestuosidad y se
posaba cerca de allí. Ni que decir tiene que la plaza se puso
intransitable por el inmenso público que se agrupó para observar el
mencionado pájaro.

La Comisión Municipal de Festejos, visto el interés despertado,


organizó por primera vez una fiesta de la aviación en el lado poniente
del Andarax, frente al Molino de la Torre. Allí se instaló un hangar y
cerca una tribuna de autoridades y asientos de preferencia. El aparato
era un monoplano Bepedussin con motor Gnome rotativo, de 7
cilindros y 50 caballos. El vuelo duró 26 minutos y 38 segundos, a una
altura de 80 metros y, sobre el Cabo de Gata, a 250 metros. Cuando
terminó la exhibición, en presencia de un gentío que había acudido en
coches lujosos, de alquiler, en carros y tartanas y a pie casi media
Almería, la Banda Municipal de Música tocó La Marsellesa en honor
del piloto francés, el Sr. Julio Serviés, que fue quien realizó los
ejercicios acrobáticos. 63

Cuando terminaba el Carnaval los almerienses se preparaban para la


multitud de fiestas y verbenas populares en los distintos barrios de la
ciudad. Estas fiestas, como ahora, que gozaban de gran popularidad,
arrancando la tradición a mediado del siglo XIX. Cada una de estas
fiestas y cada uno de estos barrios organizaba sus veladas bajo la
advocación de un santo. Durante estos días se reunían los vecinos en
tumultuosa convivencia festiva. Eran días de asueto y hermandad que
rompía la monotonía diaria y las rígidas costumbres sociales. Eran
fechas adecuadas para que las damas y señoritas de bien pudieran
exhibir el último vestido de moda, practicar juegos o bailar hasta altas
horas de la noche al son de los pianos de manubrio. Todo ello dentro
del contexto del carácter religioso, a cuyas celebraciones en la
parroquia del barrio solía asistir toda la vecindad.

63
(La Crónica 26.8.1911)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
31

Así, en el barrio de Belén se procesionaba a San Blas, abogado de


los males de garganta, desde la Ermita de San Blas, en la Puerta de
Belén, que recorría las calles de Las Cruces, Alfareros, Puerta
Purchena y calle Granada; La Cañada celebraba sus fiestas de
octubre, en honor de la Virgen del Rosario, con procesión y fuegos; los
Molinos celebraba sus Fiestas en honor de San Antonio, festejando a
su patrón que allí se venera y existía en la Capilla costeada por la
Prensa Asociada de Madrid con motivo de la triste inundación del 11
de septiembre de 1891; Los Molinos de Viento festejaba a San
Antonio, en la plaza de San Antonio, frente a la iglesia de su mismo
nombre, con bailes populares, fandangos y boleros; también festejaba
este barrio, llamado también de La Misericordia, la Fiesta o Bailes de
Ánimas que anunciaba el comienzo de la Pascua navideña.

La Almedina, desde tiempo inmemorial y que en tiempos lejanos


constituía la fiesta del Patrón una gran celebridad, a cuyas rifas
acudía el pueblo mezclándose entre los puestos de torraos, rosetas y
castillo de fuegos, mientras admiraban las indispensables fuentes de
blancas. El vecindario de El Alquián venía celebrando sus
tradicionales fiestas en marzo con el reparto de donativos a los
necesitados de la barriada, verbenas, bailes populares y, con motivo
del triunfo de las Izquierdas los vecinos, que siempre dieron pruebas
de su espíritu liberal, recibieron las fiestas por primera vez en 1936
con iluminación pública. En Las Huertas, durante la fiesta del
popular San Sebastián, patrono de aquellos barrios, se encendían
gran número de hogueras y celebraban bailes populares en muchas
casas; se instalaba el habitual tíovivo, columpios y el tiro al blanco
entre los gritos de los que anunciaban cañas dulces. Durante la rifa
de la tarde la banda municipal solía amenizar el acto.

Cuando el cinematógrafo llegó a Almería, a finales de noviembre, el


barrio de Pescadería celebraba su popular verbena de San Antón,
organizando en plena calle subastas para el Santo, que los vecinos lo
festejaban con los populares entonces rabicos de San Antón.

Al llegar la Semana Santa los locales de espectáculos interrumpían su


programación, según la costumbre, sobre todo los Jueves y Viernes
Santos. Aprovechando la devoción que envolvía a todos los actos que
se celebraban en la ciudad durante la festividad religiosa, se
estrenaron las primeras cintas de tema religioso como fue Vida,
pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, estrenada en el
Variedades en 1914, o Christus, que se anunciaba insistentemente
en la cartela del teatro y prensa antes de su estreno como verdadero
acontecimiento religioso y cinematográfico. De la película se
resaltaba su carácter religioso al advertir que el Papa había
concedido su aprobación papal tras el visionado de la misma.

Por San Juan se daban serenatas que duraban toda la noche, hasta
que en 1911 el alcalde, Moreno Gallego, las limitó hasta la una de la
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
32

mañana 64 y en la verbena de San Pedro, una tradición de más de


doscientos años, se divertía el vecindario viendo a los viudos y
viudas cruzar por todas las vías hasta en las más principales 65y
algunas viudas se atrevían incluso a participar en los bailes populares
que se organizaban.

Cada barrio tenía su fiesta y cada fiesta su Patrón. Pero la fiesta de


todos era- nos cuenta Manuel del Águila- la Feria de agosto, que se
cubría de confetis, serpentinas, puestos del turrón; se vendía el
popular aguanieve; se instalaban tómbolas de caridad, donde las
empingorotadas señoras, casi inmóviles y sofocadas por la crueldad
del corsé y la ampulosidad de las mangas de jamón, miraban a los
transeúntes y sonreían con casta brevedad, invitándoles a comprar
las papeletas enrolladas, puestas en mazo junto al recipiente con
agua, y antifaces, muchos antifaces.

Era también el recorrido obligado de todos, propios y extraños, desde


el Malecón a la Puerta Purchena, donde en la panadería de Miguel Zea
era ritual adquirir roscos de aguardiente, pan de aceite, roscos de
baño o pan de azúcar y naranja, que sólo fabricaba por estas fechas y
Navidad. La Puerta Purchena -irregular y bizarra, como la definió
Manuel del Águila, más que plaza, vivo corazón urbano de la vida
local- se prolongaba en Feria hasta la Plaza Circular, donde, poco a
poco, se empezó a sustituir los faroles de gas por artísticos adornos
de luz eléctrica que se extendían hasta el Malecón. La compañía de
electricidad Lebón en 1897 iluminaba, de julio a septiembre, todo el
tramo desde la Puerta Purchena al Paseo del Príncipe, pero el resto
del año la iluminación eléctrica era la que irradiaban las luminarias
eléctricas del Café Suizo, la Cervecería Suiza, Circulo Minero y Café
Universal, quedando el Paseo iluminado a trozos. 66Todavía en 1905
los faroles de gas iluminaban el centro de la ciudad que parecen
candiles de los años 20 y las lámparas eléctricas no alumbran la
tercera parte de lo que debieran.67 Los comerciantes, ante la desidia
municipal por traer la electricidad a la zona comercial de la ciudad,
ofrecen al Presidente de la Comisión de Fiestas, Sr. Oña, iluminar
durante los nueve días de Feria los laterales del Paseo del Príncipe.
Para cubrir los gastos llegaron incluso a recaudar fondos para este fin,
pero las compañías Lebón y Mongemor no disponían en Almería de
materiales ni fluido suficiente para este alumbrado extraordinario,
con lo que el Presidente de la Comisión de Fiestas tuvo que devolver
las 752,50 pesetas recaudadas . 68

Todavía en 1911 la iluminación eléctrica no era completa. Se extendía


a lo largo del Boulevard formando arcos centrales, de los que pendían
cestas de flores con bombillas de color, y guirnaldas laterales de
64
(Información 22.6.1911)
65
(La Crónica de Almería 29.6.1927)
66
(La Crónica Meridional, 20.7.1897)
67
(El Regional, 11.1.1905)
68
(La Crónica Meridional, 21.8.1907)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
33

bombillas blancas eléctricas hasta la mismísima Plaza Circular,


iluminada con más de cuatrocientos focos y otros tantos en la calle
Reina Regente hasta el Malecón. 69

A aquellas primeras ferias del cinematógrafo llegaron los


destartalados pabellones ambulantes que transportaban la magia y
los sueños del cinematógrafo. Alrededor de ellos empezaron a
instalarse puestecillos de caramelos y botijos de agua, cañadús y
paloduz que los niños y vecinos de los barrios masticaban absortos
en las primeras imágenes en movimiento que veían sus asombrados
ojos.

En la Feria de 1907, llegó a la ciudad un nuevo espectáculo: el


football. Era un deporte nuevo, no visto nunca en nuestra capital, al
que el Ayuntamiento concedió un primer espacio de 110 a 120 metros
de largo y 60 x 70 de anchura, en el Andén de Costa. Dentro de la
programación de Feria la Corporación autorizó un partido entre un
equipo blanco y otro negro de la ciudad. El capitán del equipo blanco
era el almeriense J. Rodríguez, que marcó dos goal habilidosos.70 En
el segundo decenio de siglo el espectáculo cinematográfico va a
compartir con el fútbol71 el imperio de la moda.

Visita obligada en la Feria era probar los pasteles de Gloria y las


cascas de Valencia y peros frescos y aceite de almendras dulces que
solía traer el turronero don Miguel Lorente, que se hacía hueco en un
pequeño habitáculo colocado junto a la Droguería Iris, en el Paseo del
Príncipe número 8, compitiendo con la turronera doña Teresa Verdún,
que se instalaba cada Feria en el establecimiento de calzado de don
Pedro Plaza, en el Paseo del Príncipe.72 Se colocaban puestos de
churros y buñuelos; tiovivos y carruseles y corridas de toros en Plaza
donde terminaban el debut de Cías. acrobáticas de elefantes, como la
de Mme. C. Valsois, o las sorprendentes actuaciones de Mr. Charles
Kon y su circulo de la muerte; equilibristas, como miss Lucía Nova o la
atleta gimnástica Lea Spinder. Al final la Plaza de Toros, como todas
las plazas de Andalucía, también se vistió para recibir el cine un
trágico verano de 1936.
69
(La Crónica Meridional, 21.7.1911)
70
(La Crónica Meridional, 24.8.1907)
71
(La ciudad iba a disponer, por fin, de un campo de football de hierba,
dotado incluso de pista para carreras de cross, y una Preferencia cubierta
a todo lo largo de la Tribuna. Ahora, ocho años después, se renovaba la
expectación de aquel 1923 con la próxima inauguración del campo. La
sede del club estaba establecida en la Avda. de la República, 73, y el día
de su inauguración, el 27 de julio, la Banda Municipal se vistió con su
mejor gala y desde la Puerta Purchena hasta la Plaza Circular, pasando
por las calles Avenida y Boulevard de la República, desfiló para animar el
encuentro del equipo local contra el Málaga F.C. El resultado fue a favor
del Málaga (El Heraldo 26.7.1931). Pero también el boxeo alcanzó
aceptación en la ciudad, destacando un tal Góngora, que recientemente
había triunfado en Sevilla, obteniendo para la ciudad el campeonato de
Andalucía de peso gallo)
72
(La Crónica de Almeria 31.8.1914)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
34

A propósito de las ferias, ya entrados en el nuevo siglo, el cine de las


primeras décadas empezó a convivir con los espectáculos de varietés
y artes en armoniosa alternancia en el Teatro Principal, donde se
representaban ejercicios de prestidigitación, cartomancia y magia
blanca de Mr. Florence para terminar en secciones de cinematógrafo;
73
compañías cómico-líricas en funciones por secciones y borriquetes
de fotografía, como el que establecía don Juan Morales, prestigioso
fotógrafo almeriense,74 en la calle Álava número 2, junto al Café
Suizo, dos puertas más abajo del Café España y el efímero
Cinematógrafo Victoria allí instalado.

Esto ya ocurrió en las primeras proyecciones de los pabellones


cinematográficos venidos de otras provincias, el Pabellón La Luz o el
Teatro de los Jardinillos, convertida en 1905 en la primera terraza de
cine. Aquí, los cuadros cinematográficos se alternaron con las
zarzuelas cómicas, humoristas, cupletistas, sextetos, caricatos,
ventrílocuos, bailarinas, cantaores e imitadores de diverso pelaje.

A menudo la programación cinematográfica quedaba relegada a un


segundo plano, indicándose en los programas tan sólo los títulos del
resto de los espectáculos. A veces el cine podía ser compatible con
espectáculos de lucha en el Teatro-Circo Variedades en 1912. Todavía
en 1934 podía verse en la Terraza de Verano del Hesperia un
programa en el que el cine se alternaba con canto, baile y elección de
miss Almería.

La Almería del cinematógrafo

La Almería finisecular era ya una ciudad distinta a aquella vieja


Almería cercada por la Rambla de los Hileros en el Levante, la de la
Chanca en el Poniente, la Alcazaba y San Cristóbal en el Norte,
bordeada por el mar al Mediodía. La ciudad comenzó a crecer y se
empezó a asentar en los lechos de las ramblas de Regocijos y Alfares.
Una manzana de casas recién construida contenía las aguas de la
rambla Alfareros desviándola a la calle Regocijos, que terminaba en
un enorme tapón de casas que impedía la salida natural de las aguas
y las desviaba a la calle las Tiendas, con los problemas de
inundaciones que ello provocó. Los constructores de aquella Almería
no respetaron la eficacia de la ciudad construida por los musulmanes,
que supieron respetar sus ramblas naturales.

La Almería que recibió al cinematógrafo en 1896 no es muy distinta


culturalmente de la que describe, mediado el siglo XIX, Manuel Malo
de Molina, cofundador de la revista Caridemo: Efectivamente, lo que
73
(La Crónica 9.6.1905)
74
(Regional 20.10.1899)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
35

ofrece más campo para reflexiones artísticas y literarias son las


diversiones públicas, y éstas están proscritas del suelo en que
vivimos, sin que podamos comprender el motivo. Regularmente esto
sucede en pueblos, que bien por su corto vecindario, bien por sus
escasos medios, no pueden contribuir al sostenimiento de aquéllas;
pero en Almería, donde tantos elementos se encuentran para lo
contrario, donde recordamos con gusto y con orgullo, que han tenido
lugar escogidas funciones de declamación en el Teatro y
brillantísimas sesiones de competencia en el Liceo, no alcanzamos la
causa de que ambas cosas se hayan concluido, y, lo que es más, de
que ni un germen parece haya quedado para su reaparición (...). El
Teatro lo tenemos cerrado y, aunque sabemos que una Compañía
lírica trata de venir de la Corte, las exigencias que ha presentado tal
vez no se puedan cubrir, y ésta sea la razón porque no podamos salir
de nuestra monotonía diaria y mensual (...). En medio del hastío que
causa la falta de diversiones deberíamos buscar distracciones en los
paseos y sitios públicos, donde pudiéramos admirar las gracias y
bellezas del sexo privilegiado. Pero desgraciadamente, sea por los
vientos del Poniente que han reinado con frecuencia en abril, sea por
cualquiera otra causa, es el caso los paseos se han encontrado
desiertos, y solamente en el mejoramiento del tiempo hemos
conocido que estamos atravesando la estación más preciosa del
año... 75

Esa escasez de entretenimiento y espectáculos, y esa rutina vacía


que sume en la monotonía la vida de la ciudad, especialmente en
invierno, comienza a invertirse con la pronta llegada del cine y los
espectáculos a él ligados en sus primeros años de andadura.

El cine fue recibido por la burguesía local como un fenómeno curioso,


uno de tantos inventos que se prodigaban por la geografía peninsular
en aquella Almería finisecular. Pero la mayoría de la prensa local, fiel
testigo de la vida cotidiana en otros nimios acontecimientos, se hace
eco, sí, de su llegada pero con cierto desdén, sin intuición, sin pulso,
reseñando en una breve gacetilla el acontecimiento novedoso,
científico, curioso y llamativo con el que entretener una monótona
noche más de aquella Almería cenicienta.

Aquéllos primeros cinematógrafos de Almería encontraron una ciudad


sometida a un cierto proceso de cambio. Habían pasado los primeros
meses de vida de la presentación del prodigioso invento en Madrid,
aquél en que la llegada a uno u otro lugar era sinónimo de adelanto.
Se tenía la impresión de que el cine sólo se afincaba en aquellos
lugares importantes y de mayor prosperidad, y que todo ello se
demostraba con la llegada del propio cinematógrafo, un adelanto de
los nuevos tiempos al que Almería no podía sustraerse.

75
(El vacío cultural. Memorias de Almería.La Voz de Almería, 31.12.2000)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
36

Los almerienses tenían un cierto sentido fatalista de su existencia que


cobró fuerza a principios de siglo. Es verdad que proyectos de
transformación urbana no llegaron nunca a materializarse y otros no
lo hicieron en su totalidad –por razones de índole económica o por
conflicto de poderes- hasta muchos años después de su concepción-.
La inercia económica y social impulsan el despegue urbano de la
ciudad al margen incluso de la planificación política municipal, que no
siempre supo interpretar los intereses puestos en juego. El flujo rural
en el tránsito de siglos empezó a reflejarse en el urbanismo, que
permitió romper el aprisionamiento dentro de sus murallas -como ha
escrito Emilio A. Villanueva Muñoz- y abrirse para formar una
coexistencia tradicional de las distintas clases o estamentos sociales
en la ciudad. Pero los más humildes seguirían confinados en los
degradados e insalubres barrios que carecían de infraestructura
sanitaria e higiénica, situación que dio lugar a toda una veta
periodística de denuncias en El Radical la miseria silenciosa, la
mendicidad callejera que tanto molestaba a periódicos de signo
conservador, la pobreza que se ocultaba a escasos metros de la
suntuosidad más arrogante.

Ahora bien, fueren cuales fueren las líneas maestras del campo
perceptivo que dominaba la burguesía almeriense, lo cierto es que la
vida en la ciudad va ofreciendo lentamente un nuevo material a los
sentidos: el alumbrado público (primero el petróleo, luego el gas,
finalmente la electricidad); la intensificación del campo sonoro
(carretas, carruajes de todo tipo, los primeros automóviles, el bullicio
del público...); la sensación de velocidad que transmiten las
aglomeraciones humanas en constante movimiento (aquellas calles
de las viejas fotografías con un número casi imposible de peatones,
las modalidades del ocio moderno como el cinematógrafo...); la
rapidez con la que los almerienses ven transformarse físicamente su
ciudad van trazando los perfiles de un nuevo y dinámico escenario
responsable de una modalidad de experiencia subjetiva desconocida
hasta entonces.

Sírvanos de referencia la obra del escritor granadino Melchor


Fernández Almagro en Viaje al siglo XX y lo que supuso su primer
encuentro con la gran ciudad para hacernos una idea del campo
perceptivo de los almerienses de entonces. Es un interesante
testimonio y merece la pena transcribir una parte de su evocación,
que se inicia con la llegada a Madrid en ferrocarril para imaginarnos la
Almería del cinematógrafo ambulante y la admiración de sus gentes
ante los nuevos descubrimientos: En Madrid no había un solo coche
de esos (se refiere a los automóviles, que ya había conocido en
Granada), ni dos, sino de seguro más de veinte o treinta (...). Más
cinematógrafos también en Madrid que en Granada, como que en
Granada sólo había uno en barraca de feria. Los cinematógrafos de
Madrid estaban en su salón de verdad, con butacas como las del
teatro, sin pregonero a la puerta ni explicador dentro (...). Pero ¡qué
asombroso otra máquina la que recogía la voz del hombre y la metía
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
37

en una caja de madera para que saliese por una gran trompeta...¡La
vi y la oí en una tienda de la calle del Barquillo, que hacía parar, con
voz agria y chillona, a mucha gente tan pasmada como yo. (...). El
anuncio que yo leía y releía en el cristal de la tienda de la calle del
Barquillo, aún lo leo y lo releo dentro de mí: “Gramófonos, fonógrafos,
máquinas de escribir, motores eléctricos, lámparas incandescentes,
material de luz y timbres. Pídanse catálogos”.

Una nueva cultura visual cinematográfica

Aquellos viejos aparatos ópticos que tenían un lugar reservado entre


los ilusionistas y magos de feria, noches de verano y tertulias, serán
sustituidos por espacios acotados, pabellones y barracas para
presentar los cuadros disolventes del cinematógrafo. El
cinematógrafo empieza a hacerse itinerante y popular. Llegará a
todas esas gentes que son siempre atraídas por una publicidad
vociferante que intentaba arrastrarles hacia sus espectáculos. Ante
las fantasmagorías, panorámicas, kinetoscopios, hombres elefantes y
apariciones y desapariciones, el nuevo invento ofrece únicamente
unas imágenes que se mueven sobre un lienzo blanco, en el que se
presentaban un sinfín de cuadros en movimiento, de apenas unos
minutos, que se harían más o menos graciosos si la continuidad del
paso de manivela se ralentizaba o aceleraba.

Los pabellones cinematográficos se propagan rápidamente gracias,


de un lado, al esfuerzo encomiable, e interesado, de unos
empresarios que, rápidamente, acondicionaron su actividad anterior
precinematográfica a la avidez popular del cinematógrafo y, de otro
lado, a nuevos empresarios que creyeron ver en el nuevo espectáculo
ventajas económicas fáciles. Estos pabellones peregrinan por toda la
geografía nacional ofreciendo a los nuevos públicos sus películas,
pasando a ocupar un lugar preferente entre las variedades de las
ferias y fiestas.

La ciudad –decíamos- en aquellos momentos de cambio de siglo,


renovaba también sus hechuras. La empresa parecía compleja, pues
la ciudad estaba saliendo de la asfixia por su antiguo trazado
medieval, tortuoso y no precisamente moderno y, acosada por su
incomunicación, su sentido fatalista que parecía impedir un
crecimiento racional o un ensanche, sin la traba de las murallas, 76
como el que empezó a acometerse desde las instituciones, con
mayor o menor planificación. Además de esto, en la capital aún era
necesario potenciar la conexión a Madrid del ferrocarril, aliado

(Urbanismo y Arquitectura en la Almería moderna. EMILIO ÁNGEL


76

Villanueva Muñoz. Tomos I y II, Editorial Cajal. 1983)


Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
38

natural del cinematógrafo; un ferrocarril que tardaría aún años en


llegar, aunque la ciudad empezaba a disfrutar ya de algunos
adelantos imprescindibles para progresar.

A pesar de las malas comunicaciones, a la capital llegaban


espectáculos de todo tipo: zarzuelas, óperas, operetas, circos,
sonambulistas, duetistas, coupletistas y varietés, con toda la gama de
mujeres barbudas, animales amaestrados y ventrílocuos. Pero, sobre
todo, las corridas de toros: lo más esperado por los almerienses por
Pascua y Feria. En algunas ocasiones era común observar estas
diversiones agregando la clásica jugada que incluía el reñidero de
gallos, una vieja diversión almeriense en la que los aficionados
participaban en las riñas de abono en el Circo de Gallos, en la calle
Aljibes, donde los aficionados a las quimeras se jugaban de 10 a 15
pesetas, diversión que aún hoy, clandestinamente, se sigue
practicando en El Puche y La Chanca, a plena calle. Y a pesar de que
estos espectáculos eran casi democráticos, ya que no había muchos,
las jerarquías sociales de la ciudad se distinguían por el lugar que
ocupaban dentro del salón de estos juegos.

Se ha dicho que el cine, en sus primeros momentos, fue un


espectáculo bien acogido por la burguesía local, pues se trataba de
una curiosidad científica digna de participar en ella por sus
connotaciones culturales, no una atracción de feria. Luego fue
perdiendo el aliciente de la novedad e inicia un breve período de
retroceso, que quedó relegado a la categoría de popular, situación
que se prolongó hasta los primeros años del siglo XX. Esto no significó
que se olvidara el cinematógrafo. A la presencia de este espectáculo
en los días de feria y los pabellones que llegaban a la ciudad, cada
vez mejor acondicionados, se añadían las actividades del Novedades
y el Variedades, que empezó a alternar los espectáculos circenses y
varietés con el cinematógrafo. A partir de ese momento empieza el
declive de los pabellones ambulantes dedicados a la proyección de
cintas que, aun estando presentes hasta 1908, no soportaron esta
nueva modalidad de exhibición y los empresarios almerienses o
forasteros afincados en la ciudad fueron capaces de adaptarse a las
exigencias de los nuevos espectadores que, a partir de aquel
momento, recibió a un público incondicional.

El público

La reconstrucción histórica de la noción de público, y en particular del


perfil del espectador implica la consideración del mismo como un
consumidor cultural. Las relaciones entre origen social, posición
económica y el valor asignado a la cultura muestran un estrecho
vínculo con la trayectoria de las salas cinematográficas. La
arquitectura, la capacidad, la distribución del público dentro de las
salas y sus propuestas culturales son factores importantes de
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
39

legitimación para reflexionar sobre la participación del público


almeriense en los espectáculos de cinematógrafo y varietés.

La clase bien de la sociedad almeriense asiste sin reparos al Teatro


Cervantes, considerado el principal coliseo, tanto por la envergadura
de su arquitectura como porque allí se concentraba toda la oferta de
género lírico. Las temporadas teatrales tienen en este teatro una
larga extensión provocando un alto movimiento y circulación de
comedias, zarzuelas, óperas y representaciones musicales, como la
de la prestigiosa Asociación Cultural Musical.

Los sectores sociales medio y bajo asisten con mayor asiduidad,


durante la primera década, al coliseo Variedades y, luego, al Trianón.
En este cine se advierte la existencia de un público formado en su
mayoría por obreros portuarios, mientras que el primero conforma
un público como forma de ejercer una práctica social dentro de los
grupos de identidad de la ciudad.

Desde el primer momento la estratificación del público en los salones


cinematográficos de la ciudad es generada por la ubicación
adquirida dentro de las salas, que reproduce, al modo de un
microcosmos, ciertos comportamientos sociales receptivos. En
gallinero se situaba el público perteneciente al sector económico
menos pudiente, para quien el cine es un tipo de consumo cultural
que le sirve como ocio e inversión del tiempo libre.

Preferencia estaba ocupada por un público para quien el cine le sirve


como acto de presencia en los días que la prensa anunciaba el
estreno de determinadas películas, dándose el caso que algunos
exhibidores locales –siguiendo el modelo teatral- llegaron a organizar
sesiones de abono y, en otros casos, se les permitía reservar sus
entradas en forma anticipada a determinadas familias de la sociedad
bien.

Nuestro exhibidores locales se acogen a estrategias de promoción


que son elaboradas por las casas exhibidoras de cintas, entre las que
se destacan el Día de la moda, las funciones a benéficas de alguna
entidad para recaudar fondos, la inauguración de nuevas secciones
como, por ejemplo, la Sección Vermouth en el Apolo, Los Jardinillos y
Variedades, y la organización de rifas con la compra de la entrada en
las que se sorteaba desde un Citröen hasta balones, patines o
bombones patrocinados por firmas comerciales locales que pretenden
introducirse entre el gusto de los consumidores.

Los salones de cine de Almería mantuvieron un funcionamiento


irregular, discontinuo y oscilante en su oferta de espectáculos
cinematográficos hasta la segunda decena de siglo; ello respondía a
una carencia de políticas culturales definidas y adecuadas en materia
cinematográfica. Los exhibidores locales desempeñan una gestión
en la que predomina la contratación de cintas de tendencia
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
40

comercial. Además, se producen aperturas espontáneas y cierres


definitivos (Triunfo, Salón Ideal, Variedades, Trianón) o reformas de
las salas que producen vacíos cinematográficos (Teatro-Circo
Variedades o Hesperia), así como transformaciones paulatinas de
teatros en cinematógrafos y la aparición de las terrazas de verano
desde 1934.

El cinematógrafo: de París al Paseo de Alfonso XII

En esta Almería de finales de siglo, a la que el nuevo invento llegó


buscando y llenando un hueco en el vacío de diversiones, el
cinematógrafo fue para muchos la solución a las constantes
borracheras de trabajadores, parados y pobres de los barrios que no
tenían otra diversión más que las cantinas, ya que otros espectáculos
eran prohibitivos o inaccesibles socialmente. El espectáculo del
cinematógrafo, que, a su llegada, se había convertido en la novedad
de la burguesía, pasó a ser la diversión preferida de los obreros
portuarios, pescadores, agricultores, modistillas y niños; un
espectáculo demócrata, ya que gustaba a todos.

La magia y el hechizo del cinematógrafo llega a una ciudad que


despide el siglo –la Almería de los soldados que marchan a Cuba, la
de la jura y la boda del Rey, la Almería pobre cenicienta de España y
la ciudad que pugna con tensiones internas por agrandarse y
modernizarse- recibiendo fascinantes sueños en humildes pabellones.
Los almerienses ya se habían educado visualmente con los viejos
espectáculos precinematográficos que trajeron figuras autónomas,
sombras portentosas, lentes que acercan las estrellas, sonidos que
salen de un fonógrafo... La gran feria de invenciones ópticas y
sonoras había permitido contemplar exóticos paisajes, temblar de
espanto viendo fantasmas materializados entre figuras y sombras o
conocer la historia de remotos países. Pero eran imágenes fijas.

Cuando el espectáculo se democratizó la mayoría del público de los


primeros cinematógrafos eran niños, generalmente llevados por sus
padres; la gente de clase alta comenzó a abandonar el cine, cansados
de las mismas cintas o las mismas historias, pero también cuando los
pabellones cinematográficos comenzaron a ser frecuentados por
mujeres de dudosa decencia de la ciudad que asistían al cine, ya
que la oscuridad les favorecía, puesto que no eran reconocidas hasta
su salida, y gente de clases media baja y popular, al ser este
espectáculo más barato que las zarzuelas o las comedias.

Cinematógrafos itinerantes
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
41

El cinematógrafo, hasta su consolidación como salas estables, tenía


un carácter esporádico y solía aparecer durante los días de feria y
desaparecer al terminar ésta en un ir y venir en gira por la ciudad,
alternando con espectáculos de varietés en destartalados
pabellones. Los pabellones solían tener dos o tres peldaños a la
entrada, por los que se accedía a un porche sostenido por columnas a
lo largo del frontal de salón. Dos puertas daban acceso al salón, que
solía disponer de unos palcos laterales en el patio de butacas y un
piso superior, “general” o “gradas”, a unos dos metros del suelo. El
empresario, que disponía de muy pocas películas, repetía una y otra
vez las cintas, intercaladas con cuadros disolventes y
representaciones artísticas hasta que el público, harto de las mismas
proyecciones, de ausencia de sorpresas, sin nuevos
deslumbramientos dejaba de asistir, momento que aprovechaba el
empresario para trasladarse a otra localidad.

El último año del siglo XIX las cámaras cinematográficas accedieron al


Vaticano y contaron con el consentimiento de León XIII a ser filmado.
Este acontecimiento se extendió por toda la prensa nacional y
provocó la aceptación de un gran número de personas, que se
mostraban reticentes ante el nuevo invento. Esta noticia, que no era
más que una anécdota, repercutió favorablemente en la alta sociedad
almeriense que controlaba la vida cultural de la ciudad e imprimía de
tintes conservadores a todo su entorno.

E realidad la burguesía almeriense no entendió la originalidad del


invento, ni alcanzó a ver sus posibilidades. Esta burguesía de finales y
principios de siglo, que era culta, tenía horizontes para entender y
valorar la importancia del nuevo invento y acude, al principio, ávida
de curiosidad, a conocerlo, admirarlo y más tarde refugiarse
nuevamente en su mundo culto, lejos de la oscuridad de los
pabellones cinematográficos, en su mundo seguro del teatro, el
Circulo Mercantil, los bailes de Carnaval en el Casino, las Sociedades
musicales o los cafés-teatro, donde los compartimentos reflejaban y
respondían más a sus necesidades. El cinematógrafo en la primera
década del nuevo siglo seguía siendo la actuación predilecta del
público almeriense. Sin embargo los empresarios de los teatros
Variedades y Hesperia comprendieron rápidamente la rentabilidad del
negocio cinematográfico en comparación con el teatro, más exigente
en su organización. Idearon una fórmula original para compartir la
comodidad del cinematógrafo con las exigencias de la ópera, el teatro
y la zarzuela: el programa fin de fiesta. Esta forma, nueva en
Almería, de dar en una sección cinematógrafo y zarzuelas, al precio
casi del cine, ha sido muy aceptado en todas las demás poblaciones
donde se ha implantado. 77

77
(Información 6.8.1911)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
42
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
43

IV. SALAS CINEMATOGRÁFICAS


Si hasta hace poco las salas de nuestros cines eran fruto apetecido
del boom especulador inmobiliario para reconvertirse en discotecas o
grandes superficies comerciales, en la primera década del siglo XX
son los teatros de nuestra ciudad los que se reconvierten en
cinematógrafos. Estos cinematógrafos ofrecían cine al principio o al
final de las varietés. Luego, la programación se centra
exclusivamente en proyecciones cinematográficas, ya que sus
propietarios descubren que mientras con una obra de teatro, una
ópera o una zarzuela pueden darse un máximo de tres o cuatro
representaciones al día, el cine, que entonces ofrecía sesiones de una
hora, permitía el doble de sesiones y de beneficios. Si a esto se
añadía que era mucho más barato adquirir un proyector y alquilar
películas que mantener durante días una compañía, la elección era
segura.

Este desplazamiento del dinero del teatro hacia el cine justifica


muchas quejas de almerienses por la escasez de teatro en nuestra
ciudad y artículos de prensa airados contra el cine al que achacaban
todos los males de la escena. Por eso, suponía un alivio, una vez
terminada la larga temporada de cine, el anuncio de una compañía de
teatro en la ciudad. Pero los empresarios argumentaban que, gracias
a los beneficios que les dejaba el cine, podían seguir financiando
funciones teatrales. Realmente el teatro estaba muy arraigado entre
la clase burguesa de nuestra ciudad, y prueba de ello fue la fidelidad
del empresario del Teatro Cervantes a las grandes representaciones
líricas y musicales hasta bien entrados los años treinta, a través de
una gerencia que controló todos los espectáculos de la ciudad a
través de la Empresa de Espectáculos de Almería S.A., administrada
por el Sr. Gómez Navarro

Difícilmente se puede entender la vida cultural de la ciudad sin tener


en cuenta el papel que desempeñaron el Teatro Principal 78 -también
conocido por Teatro de Campos, sede de poetas y escritores que
dieron vida a las revistas El Organillo y La Caricatura- o Novedades
en el siglo XIX, donde actuaron las compañías de zarzuela, óperas y
comedias, representando las obras de los autores más conocidos y
de las compañías más famosas del momento. Desapareció el 4 de
marzo de 1891, antes de recibir el cinematógrafo, con una función del
Conde Patricio, notable prestidigitador, que representó entre otras

(Este teatro, adquirido por don José Rodríguez Ramón, fue empezado a
78

demoler en el mes de noviembre de 1906 y en él se proponía construir un


edificio de importancia. La Crónica Meridional, 23.11.1906. Una vez
demolido los señores Rodríguez construyeron una casa con bajos
comerciales, en donde se estableció el prestigioso peluquero Ricardo
Moratón, de corte modernista, donde la joven burguesía almeriense
acudía. La Crónica 10.6.1909)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
44

creaciones fantásticas la titulada El fusilamiento, como si con este


título quisiera significar morir a la vida cultural de la ciudad.

Este teatro, confundido por Tapia Garrido con El Variedades, estaba


construido de cañas y madera y una instalación eléctrica deficiente,
no representaba el sentir de la orgullosa burguesía almeriense y se
pedía insistentemente desde el diario La Defensa a los poderes
públicos su demolición, antes de que se produzca una catástrofe por
incendio o hundimiento.

Otro teatro, el Apolo, también llamado anteriormente Teatro Calderón,


sede del Circulo Literario y más adelante del Circulo Republicano,
centro del republicanismo almeriense, llegó a disponer tiempo
después hasta de un Orfeón Republicano con el que predicaba su
ideario por los pueblos de la provincia, y hasta de otras provincias.

Los teatros, en efecto, no se adecuaban a las necesidades de la


ciudad –al menos no a los criterios de la burguesía dominante- y un
empresario local, don Juan Bosch, ya venía proyectando la
construcción de otro que sustituyera al feo, viejo y sucio barracón de
Novedades,79 propiedad de don Antonio Blasco, 80pues este teatro
(...)no es teatro sino una podrida armazón destartalada, incómoda,
fea, con las infinitas reformas, tapas y medias suelas que lleva eso
desde que con bastante mal acuerdo se permitió construirlo. Lo que
procede es derribar y derribar pronto esos puntuales inseguros, esas
techumbres podridas y toda esa fealdad peligrosa.81

Casi dos años después la propuesta del Sr. Bosch, incansable, seguía
adelante en su proyecto de un nuevo teatro, máxime cuando el
vetusto Teatro Novedades estaba siendo demolido para siempre y la
gente se preguntaba qué se iba a construir en ese hermoso solar.82
Poco tiempo después ya fue efectiva una reunión en el despacho de
D Francisco Jover los señores que componen la propiedad del teatro
Cervantes. 83

Almería arrancó el siglo XIX con el teatro y termina con el


cinematógrafo. Una ciudad lejos de los indicadores de modernización
pero que acogió, como el resto de ciudades, las primeras imágenes
en movimiento con expectación y asombro. Aquella ciudad –se decía-
sólo tenía un único espacio público de encuentro, el Paseo del
Príncipe, el único sitio de esparcimiento y de recreo se encontraba
casi en tinieblas, “iluminado con esas mariposas que contemplamos
todas las noches; 84 un Paseo donde los árboles no embellecen, los
pavimentos son detestables, aún los de las vías principales, donde

79
(El Ferrocarril 13.1.1898)
80
(La Crónica Meridional, 25.12.1894)
81
. (La Provincia, 19.4.1897)
82
(El Ferrocarril, 3.12.1898)
83
(Regional, 31.12.1899)
84
(Ferrocarril 1.6.1998 )
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
45

los solares abiertos son focos de infección y hay calles que son
muladares, donde los riegos son incompletos y el polvo nos asfixia y
no abruma en todos lados y a todas horas (…) donde no tenemos
paseos, donde los árboles no embellecen los alrededores de la
capital, los pavimentos son detestables, aún los de las vías
principales, como el Paseo del Príncipe, donde los solares abiertos
son focos de infección y hay calles que son muladares, donde los
riegos son incompletos y el polvo nos asfixia y nos abruma en todos
lados y a todas horas...” (donde)... las iniciativas de nuestro
Municipio permanecen dormidas y no se piensa acometer mejora
alguna. Todo está igual, y aún peor hoy que ayer (...) Almería paga los
vidrios rotos y el adelanto y el progreso para ella es letra muerta85

Primeros cinematógrafos estables

Durante las dos primeras décadas del siglo XX se consolidará


definitivamente el cinematógrafo en los locales habituales.
Desaparece el Teatro-Circo Variedades pero aparecen otros nuevos,
como Triunfo, Ideal, Trianón, Teatro Cervantes y poco después el
Hesperia, buque insignia del cine en Almería, que desde el principio
de la segunda decena del siglo se venía anunciando su construcción.
Unos y otros van adecuándose a las nuevas exigencia del público,
pero también a la regulación legislativa y a las exigencias técnicas del
momento.

El teatro Apolo, a finales de la primera década de siglo, acometió


obras de reforma para mayor comodidad del público, transformando
el viejo salón en un salón preciosísimo con el nombre de Salón Ena
Victoria. Su propietario se proponía alternar las varietés y el teatro
con sesiones cinematográficas de tarde y noche, al precio de 10
céntimos la entrada general y cuatro secciones todas las noches.86
Además tuvo la original idea de editar un periódico que repartirá
gratis diariamente, para cuenta del trabajo de los artistas y de los
que semanalmente harán su debut en el Salón Ena Victoria.87 Una de
las películas que llamó poderosamente la atención de los almeriense
fue la comedia El aprendizaje de Sánchez, que tanto hizo reír al
público y que se volvió a proyectar los siguientes días. Desconocemos
las dificultades que atravesó la empresa del Apolo, pero a partir de
julio del año siguiente –como dijimos anteriormente- se pusieron a la
venta, en la calle Gerona nº 19, todos los enseres de dicho teatro. 88

El Variedades, por su parte, anunciaba un espectáculo en la ciudad


con el debut de Donnini que traía dos vagones especiales de material
entre decorados, máquinas eléctricas, etc., y 15 personas entre
85
(La Crónica Meridional, 6.7.1906)
86
(La Crónica Meridional, 9.2.1908)
87
(La Crónica Meridional, 23.1.1908)
88
(La Crónica Meridional, 16.7.1909)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
46

ayudantes, servidores, peluqueros, costureras, maquinistas,


electricistas... Donni actuó durante una semana, despidiéndose el 8
89

de febrero, para dar paso al cinematógrafo.

Dos salas funcionan durante el verano de 1908 en la ciudad: Los


Jardinillos y el Variedades. Los Jardinillos había acometido
interesantes obras de reforma interior en el mes abril, instalando un
nuevo y amplio decorado dirigido, en esta ocasión, por el prestigioso
pintor y escenográfo almeriense don Antonio Fernández Navarro.90 Las
obras concluyeron a finales de julio y el 6 de agosto en este teatrico
de verano se inauguró la temporada cinematográfica con las películas
La leyenda del polichinela, Posada de los Alpes, Julieta y
Bronco, Buen medicamento, La espuela y Conciencia de
médico,91 que mereció el aplauso de cuantos asistían por su
claridad, fijeza y coloración, junto al espectáculos de los
transformistas-malabaristas Les Hartur.

El día 30 de septiembre cerró su temporada cinematográfica con la


última sección titulada Una corrida de toros en Valencia por
Lagartijillo,92 pero antes, el 28, organizó una función a beneficio del
público con gran rebaja de precios de acuerdo al siguiente programa:
Ráfaga de viento sobre la playa, Ramo para la novia,
Maniquíes vivos, Uno que quiere volar, Pantalón corto, El cojo,
La caverna de la bruja, Los sport en Suecia, Viejos picaros, El
leñero, Posada de los Alpes, Deseo de imitar, Julieta y Romeo,
Buen medicamento, Las especias, Conciencia de médico.93
Unos días antes Almería recibió la noticia de la muerte de Nicolás
Salmerón, en Bellier (Francia) a los 70 años de edad. El hombre que
tuvo que dimitir como Presidente de la República por problemas de
conciencia ante la necesidad de aplicar la pena de muerte, a la que
se había opuesto como jurista.

El Variedades dedicó la mayor parte de su temporada al teatro,


opereta y zarzuelas. Cuando llega la feria interrumpe la temporada de
comedias y encarga a la empresa granadina del Palais Victoria abrir
la temporada cinematográfica, junto a la actuación de compañías
ecuestres, gimnásticas, acrobáticas, cómicas y mímicas con burros
amaestrados, cercados y caballos.

También fue encargado el Palais Victoria de las proyecciones


cinematográficas públicas organizadas por el Ayuntamiento el 25 de
agosto en el Malecón a las nueve de la noche,94 resultando ser un
fracaso pues las cintas y el proyector del Malecón no resultó, no
89
(La Crónica Meridional, 1.2.1908)
90
(La Crónica Meridional, 18.7.1908)
91
(La Crónica Meridional, 8.8.1908)
92
(La Crónica Meridional, 28.29.9.1908)
93
(La Crónica Meridional, 8.8.1908)
94
(La Crónica Meridional, 12.8.1908)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
47

agradando al publico, que era numeroso ese tercer día de la feria de


agosto,95 terminando las funciones al día siguiente en la Puerta
Purchena. Es sorprendente que este cinematógrafo causara la
decepción del público, venido de todas partes de la provincia, pues el
propietario del Palais Victoria, don Francisco Escudero, era un
empresario de reconocido prestigio que, bajo la denominación unas
veces de Royal Victoria, Palais Victoria o Le Palais Royal -propiedad de
don Antonio Bernardo de Quirós-, recorría con éxito las distintas
ciudades andaluzas, reservándose el nombre de Cinematógrafo
Escudero exclusivamente para su Pabellón ambulante.

El Teatro-Circo Variedades

El Teatro Variedades estaba situado en el espacio que actualmente


ocupa una parte del Hotel Costasol y la Agencia Tributaria. Don Juan
Bosch y Huguet el 28 de mayo de 1900, solicitó su construcción en
la parte baja del Paseo del Príncipe Alfonso entre la acera Poniente de
esta vía y la calle de Arapiles.96 Constaba de escenario con foro y
cuarto de actores, pasillos laterales de 3,80 metros de luz y, al fondo,
una gran sala de vestíbulo que daba acceso a la de espectáculos.
Dobles y amplias escaleras daban acceso a las localidades
superiores. Las entradas y salidas se abrían a las tres fachadas de
que disponía, con dos metros de luz cada una. La construcción estaba
determinada por pies derechos y muros exteriores del recinto; los
pies derechos apoyados sobre sólida cimentación de mampostería y
basas de sillería embutidas 1,90 metros bajo la rasante soportados
por la viga de puente y sobre estas las maderas de suelo, todo
enlazado con pasadores de hierro y pavimentado con sólidos tableros
constituyendo éstos el piso de palcos y galerías en la misma forma
que se desarrolla en planta baja. Estas localidades tienen salida
directa a las tres fachadas por los huecos de puerta y, además, por
las delanteras que sólo distan del suelo dos metros (...) para mayor
comodidad del público y teniendo en cuenta las condiciones de clima
y humedad de este país, se le coloca una cubierta de fieltro para
evitar la humedad (...) y para que los vientos no encuentren
resistencia y así procurar en todo caso la mayor seguridad de la
construcción” El edificio constaba de una cámara de aire para
aislamiento para producir “continua renovación de aire en la sala,
además de otras que se establecerán en la parte posterior del

95
(La Crónica Meridional, 25.8.08)
96
(Archivo Municipal, Comercio, legajo 693, Leg. nº 2, doc, 52)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
48

escenario distanciadas 3 metros del muro medianero con lo que


queda garantizado el volumen de aire y la seguridad de aislamiento.97

El cine Hesperia

En efecto, se anuncia la construcción de un nuevo cine con paraíso


para 800 personas. La sala tendría cerca de 700 butacas y gran
capacidad también en los anfiteatros.98 En su planta baja con piso de
madera disponía de butacas, también de madera, clavadas al suelo,
y el piso superior estaba organizado en graderías con bancos de
madera. Las reformas posteriores le añadió un hermoso salón de
espera, con ambigú, donde se vendían caramelos y agua. A veces
salía del ambigú el que lo atendía con una bandeja que portaba vasos
para el agua y caramelos.99 Relata José Diego Martínez O´Connor que
este teatro disponía de platea y palco a los lados, delantera de grada
y gallinero frente a la pantalla. El gerente del teatro era don Luis
Iribarne que, poco tiempo después, pasó a don Isidoro Vértiz, oficial
del ejército acogido a la Ley Azaña, que se estableció en Almería y
casó con doña Jacobina.

Tapia recuerda de su infancia que las butacas de patio costaban tres


perrillas y que repartían programas de mano sobre la película o
anunciando la próxima. Las películas –escribe- siempre comenzaban
con una sinfonía, seguían dos partes de películas de risa, Charlot,
Tomasín, Harol Lloyd, y cuatro de una película de valientes (...) Daban
tres timbrazos como los toques de Misa. Cuando se agotaba nuestra
paciente espera, llevando el compás a patadas en el suelo,
cantábamos repetida la siguiente melopea de inspiración ramblera: El
de la levita, papas fritas, de la gamboa no me joas. Este exabrupto en
sentido de fastidiar. Sonaba un timbre y callábamos. Parece que se
han dado cuenta de que estamos aquí. En dos minutos se agotaba la
paciencia y otra vez la melopea, y otro timbrazo, y otra vez agotarse
la paciencia y callábamos porque por la parte central del patio de
butacas entraban cuatro músicos. (...) ¿Es verdad que la música
amansa a las fieras? Pues a nosotros no y cuando los músicos se
daban cuenta de esto, metían los instrumentos en su estuche,
cerraban el piano y emprendían la retirada. Los despedíamos con una
ovación a su heroísmo. Y venga Charlot y vengan valientes, que nos
embebían y que al día siguiente imitábamos en el Barranco de las
Bolas del Quemadero o en los derrumbaderos del Corte de la Rambla.
100

En diciembre de 1923, recién inaugurado, el General-Gobernador, Sr.


Sánchez Ortega, obsequió en el Pabellón Hesperia a los niños y niñas
97
(Archivo Municipal, Comercio, legajo 693, Leg. nº 2, doc.,52)
98
(La Crónica 10.9.1923)
99
(Adolfo Iglesias, Especial cines Hesperia, La Voz de Almería. 26.6.1998)
100
(J.A.Ángel Tapia Garrido: Almería piedra a piedra. Edita: Unicaja. 1992)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
49

de las escuelas nacionales y los hospicianos con una sección de


cinematógrafo.101 El Hesperia, al igual que otros pabellones
cinematográficos, contaba con dos espacios claramente
diferenciados, la general, que ocupaba la zona próxima al escenario y
la pantalla flanqueada por dos columnas salomónicas, y la
preferencia, situada en la parte posterior junto a la cabina, que iba
elevada a un metro aproximado del suelo para facilitar una visión
mejor tanto de los espectáculos de variedades como de las películas.
Con el paso del tiempo, este cine grande y destartalado, tuvo que ser
reformado y las proyecciones se paralizaron durante un tiempo. Pero
merecía la pena porque ahora, al nuevo Salón reformado, se habilitó
una sala de fumadores -dada la prohibición expresa de las
autoridades de fumar dentro de la sala-, se agrandaron los water-
closses y, en general, se acometieron serias reformas de higiene,
seguridad y comodidad, aunque el verdadero motivo, más que el
expresado por su gerente, don Luis Iribarne, era la orden cursada
desde el Ministerio a todos los Gobernadores Civiles para que
adecuasen las salas de cine a las medidas de seguridad obligatorias .
102

El Teatro Cervantes

Con la inauguración en 1921 del Teatro Cervantes se cerraba una


etapa de la exhibición y se abría otra. Concluía la etapa de los
cinematógrafos caracterizados por ocupar espacios previamente
existentes, la fragilidad de su construcción y la falta de comodidades.
La vieja aspiración de los señores Jover, Burgos y Spencer cuando
en 1857 imaginaron el proyecto de construcción de un gran teatro
porque el barracón de madera del Novedades no hacía honor a la
ciudad, no imaginaron que su proyecto sería uno de los proyectos de
más larga ejecución de la historia arquitectónica de Almería.

Este teatro, desde su inauguración, no fue un local ideado para las


exhibiciones cinematográficas exclusivamente. El teatro Cervantes,
según el sentir de la Sociedad del Casino, fue una sala de
101
(La Crónica 7.12.1923)
102
(La Crónica Meridional 9.9.1929)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
50

espectáculos destinada a un público selecto de la sociedad


almeriense. Diversos elementos inciden en esta idea. En primer lugar
la situación geográfica del local. En segundo lugar, el nada
desdeñable hecho de que los propietarios de dicho teatro eran de
una Sociedad en el que el Consejo de Administración pertenecía
íntegramente a la burguesía almeriense. En tercer lugar, la
programación teatral tenía como claro objetivo el satisfacer las
demandas por el gusto teatral de ese público selecto, vinculado
obviamente, a las clases más acomodadas de la sociedad almeriense.
En cuarto lugar, cuando la Sociedad del Teatro abrió concurso para el
arrendamiento de dicho local obligaba al arrendatario a ofrecer
representaciones de ópera, zarzuela y, en último lugar, cine;
excluyendo de estas representaciones las circenses, por no ser
consideradas adecuadas para un teatro de esta entidad.

Quedaba, pues, claramente reflejada la postura pública de la


burguesía urbana local de primar determinados espectáculos. De
hecho, la programación inicial del teatro estaba focalizada en el
sentido que expresamos, recurriendo al cine ocasionalmente, bien
como puente en el cambio de programación, bien como relleno
cuando algún espectáculo teatral fallaba o demoraba. Por eso, los
sucesivos empresarios locales no se esforzaron por implantar el cine
sonoro en esta sala, sino cuando ya el cine sonoro había arraigado en
la ciudad, en 1933. Y ello, como sacralización de esta clase social
por preservar este espacio escénico a las artes nobles,
menospreciando en cierto modo el cine, a pesar de que acudieran a
los locales cinematográficos con asiduidad. Pero esta es otra cuestión.

Un proyecto para una ciudad sin teatro

Don Juan Cassinello Baglieto elaboró en 1862 un pliego de firmas


dirigido a la sociedad almeriense para que se sumaran todos los que
quisieran interesarse en empresa tan laudable. Firmaron 60 personas,
que se reunieron en la Diputación, bajo la presidencia del entonces
gobernador don José Lafuente Alcántara, acordando crear una
sociedad de accionistas, con un capital inicial de 800.000 reales y
4.000 acciones.

A los dos años sólo había 109 acciones. Se pensó que el sitio más
adecuado para el nuevo teatro era una de las nueve manzanas
existentes en el barrio conocido de la Puerta del Sol, que era como
una prolongación del Paseo del Príncipe, en el solar de lo que fue la
Plaza de los Frailes que formaba un rectángulo de 30 por 60 metros
cuadrados. Se adquirieron por 8.140 reales unos 1.000 metros
cuadrados del Estado; 1.636 metros cuadrados a don José Pulmovich,
a 27 reales la vara, y 2.341 varas más por escritura que otorgó don
Mariano Toro. En definitiva, la planta ocuparía una gran manzana
delimitada por el Boulevard, Plaza de Pablo Cazard, Sagasta y calle
del poeta Villaespesa
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
51

Los planos se encargaron al arquitecto granadino que hizo el Teatro


Isabel la Católica, don G. Martín de Martín, que puso como condición
que se le nombrase arquitecto municipal. Pero su proyecto de teatro
sólo albergaba 1.500 personas y debían ser 2.000. Esta exigencia de
la Sociedad le sentó mal y renunció a su cargo.

La Sociedad mandató al Sr. Jover a trasladarse a Madrid en busca de


un nuevo arquitecto, pero los honorarios eran muy elevados. Por
expreso deseo de la Sociedad se trasladó a París, donde conoció a
Garnier, el arquitecto del Teatro de la Opera de París. Garnier aceptó
el encargo del proyecto, junto a un arquitecto español que preparaba
allí un monumento a Colón. Ambos arquitectos quedaron de acuerdo
en la redacción del proyecto del Teatro Cervantes de Almería al precio
de 2.000 francos. Comenzaron las obras el 14 de julio de 1866,103
pero el teatro no se terminaría hasta 45 años después debido a
dificultades internas de la Sociedad.

A principios de 1898 los planos originales fueron modificados por el


arquitecto López Rull, 104 que confirió al proyecto un aire ecléctico:
claves en resalto, dinteles de arco segmentado y un cierto
monumentalismo en su piso principal, como son los vanos
adintelados, los grandes arcos de medio punto y un balcón protegido
por balaustrada. Los detalles exteriores, también diseñados por
López Rull, son de un fuerte naturalismo, próximos a los motivos
ornamentales modernistas. La nueva redacción contemplaba tres
pisos, plateas, principal y segundo. La sala amplia tendría una
anchura de 18,50 metros con capacidad para 420 butacas. El paraíso
contemplaba una cabida aproximada de1.000 butacas. 105

Para octubre de ese mismo año López Rull terminó su redacción, pero
las obras seguían paradas por falta de liquidez presupuestaria. En
esto que un empresario catalán lo tomó en arrendamiento con el
compromiso de terminarlo en una época determinada, pero fracasó
en su propósito. Después se rescindió el contrato con aquél industrial
catalán.

La Sociedad del proyectado Teatro Cervantes volvió a emitir unas 100


acciones y con las 100.000 pesetas de su importe prosiguieron las
obras. Pero las obras, a pesar del impulso dado, no se terminaban.
Nuevas acciones, nuevos créditos y, mientras tanto, se encarga a
Altos Hornos de Vizcaya la armadura y viguería armada para la
techumbre del Teatro por 150.000 pesetas. 106

103
(A.M.A. leg. 734, doc 29)
104
(Existe una copia de la planta de plateas del teatro Cervantes en los
archivos del Colegio Oficial de Arquitectos de Almería)
105
(El Ferrocarril, 27.7.1898)
106
(El Radical, 10.12.1902)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
52

Nuevamente, en 1906, la falta de recursos y nuevos requerimientos


al Ayuntamiento para que satisficiera a la Sociedad las 30.000
pesetas adeudadas a la Sociedad y no había satisfecho desde hacía
más de veinte años. El 8 de abril de ese año se reunió la Junta del
Teatro y volvió a acometer el problema de la terminación de las obras.
Para ello volvió a emitir 150 acciones al precio de 1.000 Ptas. Un
nuevo impulso que quedó paralizado al poco tiempo y nueva emisión
de bonos que recaudaron 100.000 pesetas.

Dos años después, en febrero, el Consejo de Administración pone en


circulación una nueva emisión de 250 bonos, pero se recaudaron
100.000 Ptas. y aún quedaban 150.000 Ptas. sin cubrir. Nueva
emisión que cubrieron 40 bonos más, pero rechazados -según Plácido
Langle- por ser insuficientes. Los promotores recurrieron al Banco
Hipotecario que les ofreció 40.000 Ptas. para entregarlas cuando se
firmara la escritura y otras 50.000 para cuando se certificara su
terminación. Estas condiciones, en opinión de Langle, equivalía a que
con 40.000 Ptas. teníamos que hacer una obra que costaba 150.000
y, después de realizar el milagro, recibiríamos otras 50.000 para
acabar de construir un teatro que ya debía estar construido. Las
negociaciones quedaron interrumpidas. Se pensó en emitir nuevas
obligaciones; se habló de solicitar un préstamo a la Unión
Almeriense...

La prensa transmite en 1909 la impaciencia de la gente ante un


teatro medio construido, llegando a escribir que si no es posible
terminarlo, que se venda, que se rife, en fin, algo que demuestre vida
y no muerte. 107 Seis años después El Popular se quejaba ante el
nuevo retraso de las obras y decía: No nos explicamos cómo al cabo
de tanto tiempo de suspirar por la construcción definitiva, ahora que
ya se había encontrado, por rara maravilla, quien estuviera dispuesto
a ejecutar sus obras y contara con recursos bastantes para darle
cima, en vez de proporcionarle cuantas facilidades deseara se le
hayan puesto repararos y obstáculos… Creemos que esto no pasa
más que en Almería. 108

Una nueva convocatoria de los accionistas para 14 de marzo de 1919


a fin de tratar asuntos relativos a la ejecución de las obras pendientes
de finalización, que ascendían a unas 31.000 pesetas para concluir el
teatro y más de 60.000 pesetas las obras del Circulo Mercantil. La
Junta de Accionistas acuerda abrir nuevas suscripciones del 21 al 29
de marzo, que aportaron a la Sociedad 102.225 pesetas Esta nueva
recaudación permitió que el 10 de mayo comenzaron las obras. A
primeros de julio ya estaba terminado el decorado interior,
encomendado a una sociedad de ornamentación catalana, propiedad
de don Pedro Coll, aunque la decoración aparece firmada y fechada
por T. Villaba, 1920. Esta decoración estaba basada en la utilización

107
(La Crónica Meridional, 22.12.1909)
108
(El Popular, 14.7.1915)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
53

de motivos neorrenacentistas en el salón bajo y neoacademicistas en


la planta principal.

A mediados de agosto se construían las galerías del piso principal


dedicadas al anfiteatro y las del último piso o entrada general,
también se empiezan a estucar las plateas. Los asientos del Teatro
Cervantes fueron encargados en Granada, en la fábrica de Martínez
Herrera;109 el pavimento de la sala de butacas fue encargado en
Barcelona; el oro para el decorado a Sevilla y Barcelona; el terciopelo
para los cortinajes, a Londres. 110

Por fin, la Sociedad propietaria del Teatro Cervantes, por acuerdo del
Consejo de Administración de fecha 30.5.1920, abrió concurso para el
arrendamiento del futuro teatro por un tiempo máximo de 10 años, en
que se obligaba al arrendatario a dar durante el año representaciones
de opera, zarzuela, varietés o cine. Todo, menos circo.111 El precio del
arrendamiento anual sería de 22.500 pesetas como mínimo. En 1931
fue arrendado por diez años más a una nueva empresa que
respondiera más a criterios de calidad que de cantidad.. 112

Finalmente, el 15 de julio de 1921 se fijó su inauguración, pero no


pudo ser porque la Compañía del Sr. Morano no llegó para el 15 y se
pospuso al día 16 con la comedia de Serra La calle de la Montera,
dirigida por el primer actor Francisco Moreno. El programa de
apertura, además, llevaba un diálogo a cargo de don David Estevan
titulado La sombra de Cervantes. Al día siguiente se escenificó una
obra de don Jacinto Benavente, El collar de estrellas. A lo largo de
esta temporada el Teatro Cervantes dedicó casi exclusivamente su
actividad al teatro.

Fue, casi dos años después, el 18 de enero de 1923 cuando el


Cervantes ofrece por primera vez exhibiciones cinematográficas,
estrenándose con la película La verbena de la Paloma (Buchs,
1921),113 que fue una primitiva versión cinematográfica de la
zarzuela del mismo título original del maestro Tomás Bretón. Resulta
especialmente curioso el hecho de que algunas de las primeras
exhibiciones que llegaron a nuestra ciudad fueron cintas que
abordaban los temas de nuestras populares zarzuelas y que se
109
(...tenía como novedad que el piso de su patio de butacas, naturalmente
inclinado, podía, mediante mecanismo apropiado, levantarse para ponerlo
a nivel del escenario, quedando así un inmenso salón, donde la sociedad
del Círculo Mercantil celebraba importantes fiestas, muy especialmente
los bailes de carnaval)
110
(La Crónica Meridional 11.1.1920)
111
(La Crónica Meridional, 7.6.1920)
112
(La Crónica Meridional, 11.8.1931/15.9.1931)
113
(José Buchs se caracterizó como un activísimo director-productor
cinematográfico que, a lo largo de casi cuarenta años, dirigió más de
medio centenar de largometrajes, muchos de ellos escritos, producidos e
incluso algunos interpretados por él mismo. Su primer gran éxito popular
le vino precisamente con esta película)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
54

acompañarían la proyección. En 1925, Buchs quiso llevar a la pantalla


la obra de Pérez Galdós titulada El abuelo, convirtiéndose finalmente
en realidad los deseos que desde mediados de la década anterior
venían siendo formulados por boca de diferentes productoras. La
empresa decidió contratar los servicios del maestro Bretón, hijo, para
que se desplazara a Almería a dirigir la orquesta de Blas Torres114
entonces contratada en el Cervantes115 para acompañar la película.
Este acontecimiento cinematográfico y musical despertó gran interés
entre la población almeriense y la prensa local reseñó ampliamente el
estreno: Todas las escenas de la popular zarzuela destilan por la
pantalla mientras la orquesta evoca los números con música que han
hecho inmortal el nombre del maestro Bretón. Ocho números de
música avalaron y completan la partitura cuyo estreno es en todas
parte un gran acontecimiento musical. 116
Al sábado siguiente se estrenó Flor de España, en funciones de
5,45, 9 y 10,30 horas, que también estuvo orquestada por el maestro
Bretón, hijo, que hizo una adaptación musical para la película que
también se estreno en el Cervantes con la misma orquesta de Blas
Torres. La concurrencia –decía la prensa- alabó la producción viva de
la España flamenca y aplaudió con justicia la obra cinematográfica.117
La prensa insertaba publicidad redactada en forma de noticia, en la
que se ponderaba el esfuerzo que estaba haciendo el rector del Teatro
Cervantes por ofrecer estas muestras cinematográficas,
independientemente de los gastos que conllevara ofrecer calidad ante
todo, dando Almería el rango que se merece, citándose como ejemplo
los entradones enormes que se habían registrado el sábado y
domingo para ver Flor de España.

Gracias a la publicidad de cine de gran confort y decencia, el público


de la buena sociedad almeriense comenzó a llenar sus butacas,
dejando a las otras salas como lugar para la gente con menos
recursos, generándose entre ambas salas una competencia cordial,
máxime cuando el gerente de una de ellas era el mismo que el del
Cervantes, puesto que se entendía que las otras también ofrecían
distinta variedad de espectáculos.

Pero el Cervantes, dentro de programación de grandes


representaciones, también abría sus puertas a iniciativas singulares
como la música, que tanto interés despertaba en la ciudad, y
promovidas por sociedades culturales como la Asociación de Cultura
Musical, recientemente constituida. El presidente de aquella sociedad
114
(Blas Torres dirigíó la orquesta del Teatro Cervantes desde 1922 hasta
1924. Esta orquesta llegó incluso a ser dirigida por el maestro Bretón,
hijo, en 1923 cuando se desplazó desde Madrid para la proyección de una
película de Julio Busch, El abuelo, sobre una novela guionizada para el cine
de Pérez Galdós y Flor de España. Al año siguiente dirigió la orquesta en
Rosario la cortijera de la que el maestro hizo su propia adaptación
musical)
115
(La Crónica Meridional, 16.11.1923)
116
(La Crónica Meridional, 18.1.1923)
117
(La Crónica Meridional, 19.1.1923)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
55

fue don José Guillén, ya que era el delegado nombrado por la


Asociación de Cultura Musical, de la que dependencia la de Almería.
La sede de la Asociación estaba en el Paseo del Príncipe, nº 21. Esta
sociedad organizaba mensualmente un concierto con los más
grandes artistas del mundo a la que se podía pertenecer por una
cuota anual de 36 Ptas., cuota elevada para la época, lo que no
impedía que el aforo del Cervantes rebosara con cada actuación. El
día 18 de noviembre presentó ante el público de Almería al guitarrista
jiennense don Andrés Segovia, el mejor del mundo, que volvió a
actuar en nuestra ciudad el 24 de enero de 1925. Por este teatro
pasaron, promovido por esta sociedad, flautistas como Schultz y la
pianista Elsa Dihel, la Orquesta Filarmónica de Madrid, dirigida por
Pérez Casas, el violinista Paul Kochausky, los pianistas Nicolás Orloff,
Borowky, Pura Lago, A. Lucas Moreno, Jan Saterling, los Coros de los
Cosacos de Suban, también se pudo escuchar el 21 de abril de 1924
un concierto de Rubinstein, el prestigioso cuarteto Wendlins, el de
Budapest, el violoncelista Fenermann...

Esta prestigiosa Asociación en 1931 continuó sus representaciones


musicales en el Hesperia, como la celebrada el 26 de septiembre con
el Cuarteto Húngaro Pro Música. Un año después la Asociación seguía
programando conciertos con la pianista Ania Dorfmann o Nicolai
Orleff, junto a José Cubiles y, de nuevo, Andrés Segovia y el violinista
Ricardo Odnopostt. El 21 de marzo de 1933, ahora con nueva junta
directiva presidida por don Juan Pérez Zúñiga y de secretario don Juan
Flores Tavira, actuó en nuestra ciudad el Cuarteto de Cuerda de
Dresde,118 sin que sepamos la suerte que corrió esta asociación
posteriormente.

Los primeros cines de verano:


Los Jardinillos y el cine del balneario Diana

El cine de verano era una modalidad de exhibición cinematográfica


que se impuso en Andalucía y otras ciudades mediterráneas desde
comienzos de siglo. Rafael Alberti en las páginas de Marinero en
tierra recordaba poéticamente su infancia cinematográfica en la playa
de la Puntilla de El Puerto de Santa María: “Del cinema al aire
libre/vengo madre de mirar/ una mar mentida y cierta, / que no es la
mar y es la mar”.119 También novelistas contemporáneos hacen
mención a este tipo de cine y ambientan escenas de sus obras en
ellos; Las mil noches de Hortensia Romero, de Fernando Quiñones o
Las tesis de Nancy, de Ramón J. Sender. Era un modo de exhibición
que, por sus características sociológicas, ha sido muy característico
de Andalucía, aunque no de forma exclusiva, pues en otras ciudades

(La Crónica Meridional, 21.3.1933)


118

(UTRERA, Rafael. “Literatura cinematográfica, cinematografía literaria”.


119

Sevilla: Ed.Alfar, 1987, Pág. 39)


Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
56

del norte del país se hacía cine al aire libre exclusivamente durante
las fiestas patronales u otros motivos, pero no durante todo el período
estival, como en las capitales y ciudades andaluzas.

Los espectadores de la capital que acudían a estos cines de verano


eran también un público que huía del sofocante calor veraniego
buscando refugio al aire libre mientras disfrutaba con alguno de los
espectáculos que se les ofrecía. Un vecindario no muy distinto al
componente sociológico de otras ciudades andaluzas. Además, la
programación de los cines estaba hecha a la medida de las
necesidades de los espectadores cinematográficos. Porque los
espectadores del teatro y zarzuela eran otros y exigían un local con
butacas y acondicionado para el evento cultural. Rafael Utrera dice
que la asistencia del espectador a estos locales ha ido conformando
una normativa donde la espontaneidad y el sentimiento se hacen con
frecuencia patente. En aquellos cines de verano la expresión de la
alegría y de la ira, el aplauso a los buenos y la bronca a los malos, el
comentario en voz alta, son manifestaciones primarias que confirman
el poder subyugante del cine como fábrica de sueños.

Las estancias de noches al aire libre se completaban con la visión del


ambigú para consumir los productos que se ofrecían. Avispados
vendedores solicitaban con tiempo al Ayuntamiento de la ciudad
autorización para instalar en las puertas de los pabellones de cine
vistosos kioscos donde ofrecer refrescos y torraos a los espectadores.
Alguno, como Los Jardinillos, ofrecía, ya desde principios de siglo, su
propio servicio y otros ofrecían películas por consumición.

La terraza de verano de Los Jardinillos

La fragmentaria y a veces caprichosa información disponible sobre los


comienzos del cinematógrafo en Almería, no permiten trazar con
mediana precisión sus líneas de evolución. Los datos al alcance sólo
pueden dar lugar a un ligero esbozo del tema.

Sesiones al aire libre, gratuitas, se realizaron en Almería durante las


fiestas de agosto, 1898 hasta la segunda década del siglo siguiente.
El Paseo del Malecón, La Puerta Purchena y la explanada de la
Comandancia de Marina fueron lugares de proyección. Este tipo de
sesiones públicas al aire libre se convirtió en Almería en espectáculo
tradicional que no ha faltado nunca en nuestra ciudad hasta los años
setenta del siglo XX.

Pero la ubicación natural del cinematógrafo en sus inicios fueron las


barracas de feria y hemos de suponer que las proyecciones
espontáneas a la intemperie gracias al nomadismo de los primeros
exhibidores a que se veían obligados, característica de las
proyecciones en estos primeros años. La feria era un resabio
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
57

provinciano que atraía a los almerienses y a los forasteros. Parecía


necesario divertirse sumergiéndose en todo ese ambiente de
monstruos, toboganes, rifas y churros y grandes orquestófonos con
sus autómatas regían la noria de los tío-vivos y resplandecían a la
entrada de los cinematógrafos.

El primer dato del que tenemos constancia se refiere a don Rogelio


Castillo Zea que en 1905 abre el Café España, lugar de encuentro de
una escogida representación de todas las clases sociales de Almería,
120
y en julio solicita autorización para instalar un cinematógrafo en
el lugar que corresponde al Cervantes. Era un solar al aire libre,
rodeado de jardín con valla y una puerta central y, alrededor, sillas
de madera o anea que el café disponía para sus parroquianos
mientras contemplaban el paso de la gente. Pues bien, este local era
conocido por Café de los Jardinillos y don Rogelio Castillo Zea,
empresario hábil e imaginativo, retomó esta terraza para instalar en
su interior un cinematógrafo a la intemperie que hiciera más
llevaderas las calurosas noches del verano almeriense; un
cinematógrafo del que se decía que es de los mejores conocidos
hasta hoy. Desde primeros de julio comenzó a funcionar esta terraza
de verano con el nombre de Cinematógrafo Iris, que daba tres
secciones de seis cuadros cada y el precio de cada sección era por
consumo. 121

Las funciones se anunciaban en una pizarra exterior, pero también


era muy socorrido vocear la venta de entradas a la puerta del café.
Cuando iba a comenzar la función se convocaba al público con un
timbre eléctrico en la puerta avisando del comienzo de cada sección,
ocasionando alguna que otra queja entre el vecindario pues suponían
grave perjuicio de la tranquilidad y del reposo de los ciudadanos.

Todos los días, la monotonía de las plácidas noches almerienses


quedaba rota ante la proyección de ingenuos cuadros llenos de
peripecias. Por veinticinco céntimos, consumición mínima, se tenía
derecho a una gaseosa, un café y a presenciar un espectáculo.
Realmente debía causar estupor, a quien no estuviera en el secreto,
contemplar un cine abarrotado de gente golpeando botellas y mesas,
impacientes porque empezase la función. Es de imaginar el rápido
despliegue de camareros que don Rogelio pondría a disposición y que,
en alardes de prestidigitación, escamoteaban los servicios en un
santiamén. La pantalla frente a la barra del ambigú y cientos de ojos
desde las sillas de patio y gradas que esperaban la llegada del
operador. Y habría que imaginar a Fernández, el operador de Los
Jardinillos, enfundado en su guardapolvo ceremoniosamente
preparando la Pathè.122 Sonaba en el exterior un timbre y entonces
empezaba la proyección bajo un silencio impresionante que, por
cierto, no duraría mucho toda vez que los letreros sobre fondo negro
120
(La Crónica Meridional, 31.1.1905)
121
(La Crónica Meridional, 11.7.1905)
122
(La Crónica Meridional, 19.6.1911)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
58

invadiendo un trozo de pantalla eran leídos, cada uno por su sitio, en


voz alta para los que no supieran leer e interrumpidos por los gritos y
palmoteos que suscitarían las escenas.

En el verano de 1906 fue encomendada su remodelación de este cine


de verano al escenógrafo almeriense don Joaquín Acosta, que los
adecuó de un amplio escenario para espectáculos de varietés e
instaló un servicio de bar. Dos años después, en 1908, se encomendó
una nueva remodelación dotada de amplio decorado al prestigioso
pintor y escenógrafo almeriense don Antonio Fernández Navarro. 123

En aquella terraza de verano todos los días de verano, desde las diez
de la noche hasta la una de la madrugada, se podían escuchar desde
audiciones gramofónicas124 hasta ventrílocuos, autómatas y
duetistas,125 funciones benéficas de cine 126 y rifas, pasando por
varietés, canzocenistas y cantaores. Suponemos que la competencia
del Trianón -mejor acondicionado- obligaría a Los Jardinillos a cerrar
el verano de 1911. Seis años de espectáculos con los que cada
temporada se transformaba para acoger a los distintos nombres de
cinematógrafos que encerraba: Cinematógrafo Iris, La Luz, Circo de
Verano, Los Jardinillos...

Los Jardinillos fue en realidad el primer cine de verano que dispuso la


ciudad desde principios de siglo. Más tarde apareció la terraza Trianón
Verano y, a partir de los años treinta, se multiplican y consolidan en
nuestra ciudad las terrazas de verano como el Trianón Verano en la
Plaza Circular, a final del primer decenio de siglo, y la terraza de
verano instalada por don Juan Rumí el 27 de junio de 1925 en la
calle de los Cámaras que, en realidad, era un amplio local,
convenientemente acondicionado que reunía inmejorables
condiciones.127 Este cinematógrafo debió ser el primero que instaló
el Hesperia en el verano –del que no tenemos constancia documental
en los archivos municipales- y que el Ayuntamiento concertó con su
propietario para su actividad anual de Cinematógrafo Público que
organizó un ciclo de cine con los actores cómicos del momento y
reposiciones de títulos que habían alcanzado éxito en la temporada
de invierno en el salón Hesperia. A estas les sucedieron en los años
treinta la terraza Hesperia, Versalles, la Iris Park o el Tiro Nacional.

El cine del balneario Diana

123
(La Crónica Meridional, 18.7.1908)
124
(El Regional Meridional, 11.1.1905)
125
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
126
(La Crónica Meridiona,l 30.6.1906)
127
(La Región 2.7.1925)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
59

Las iniciativas del alicantino don Carlos Jover eran un alivio para las
tediosas tardes almeriense. Derrochaba toda su capacidad de
imaginación en el Balneario Diana, en la playa de las Almadrabillas.
Este Balneario, conocido desde 1853 con el nombre de El Recreo o
Los baños de Jover, arrancaba del puente sobre la Rambla, pasaba
por debajo de los arcos del embarcadero de Alquife y terminaba en lo
que se llamó Avenida de Vivar Téllez, es decir, según lo describe José
Juan Oña, al final de la calle Real, hacia poniente, entre las calles Real
y Reina. Antes de ser Balneario funcionó un teatro conocido por
Teatro Recreo Crítico, de ahí el primer nombre de Baños El Recreo,
donde se representaron espectáculos precinematográficos.

Don Carlos Jover, que era amigo personal del director de la banda
municipal de música, don Zósimo Santamaría, le convenció para que
estrenara en este local una marcha militar compuesta por él, titulada
Uest. Los conciertos por la tarde, desde 1918 hasta el año 1930, eran
punto de reunión de la sociedad más distinguida de Almería y pueblos
de la provincia que venían a tomar los pintorescos y clásicos nueve
baños que comprendían desde la Virgen del Carmen hasta la
Asunción, el 15 de agosto, después de la preceptiva purga de aceite
de ricino y revisión médica. El Balneario –cuenta José de Juan Oña- se
puso de moda y se convirtió en pasarela de trajes de baño de las
señoras, mientras los pollos de las familias bien se paseaban
repeinados a lo garçón con pantalones a lo chanchullo o charlestón en
este obligado punto de reunión que el poeta Juan Gutiérrez de Tovar y
Martínez satirizó con unos versos:
Yo, verlas llegar deseo
con vaporosos trajes
y bajar del carruaje
a los baños del Recreo.

Las familias de la burguesía local alquilaban unas casetas familiares


que ofrecía el Balneario desde las que salían unas esteras que
llegaban a la orilla del mar y, sujetas a una cuerda paralela a la
estera, se refrescaban. Naturalmente que la promiscuidad entre
hombre y mujeres estaba mal vista y una mampara pudorosa hacía
conservar las buenas costumbres que un guardia, desde una barca,
recorría la orilla vigilando tan moralizante costumbre y “si algún galán
osaba traspasar la barrera para contemplar alguna belleza femenina,
el barquero con un silbato le daba un primer aviso de su trasgresión;
si persistía, entonces venía la contundencia, y se liaba a pedradas con
el pollo, para lo cual tenía en su barca una espuerta de buenos
guijarros, incluso disponía de una honda para los más distantes. 128

Los herederos, Carlos Jover y Vidal y su hermana, casada con don


Alfredo Pérez Hita, fueron capaces de desbordar la imaginación y la
intuición empresarial de su antecesor al tomar la iniciativa de instalar

128
(Almería y su Historia. Tertulias y Sociedades Recreativas. J. De Juan
Oña)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
60

un cine en 1925 con el nombre de Cine Diana, con varietés incluidas


y, al año siguiente, por San Juan, junto a los bailes de sociedad en la
mismísima explanada de la playa instaló un cinematógrafo con el
nombre de Cinematógrafo en la playa, organizando un servicio de
autobuses desde la Puerta Purchena. El día de la apertura de los
baños se proyectó El tesoro de los piratas y Los hijos de Paris.
En medio de las proyecciones se quemaban castillos de fuegos
artificiales, junto a conciertos y orquestas que hacían las delicias del
público.129 El temporal horrible que asoló la ciudad el 12 de abril del
27 arrasó parte de las instalaciones del balneario, aunque para la
noche de San Juan ya tenía organizados los bailes hasta la
madrugada y serenatas de Juanes y Juanas en su recinto, hasta que
en 1930 terminó funcionando como cabaret. 130

La tradición alentaba una serie de fechas en los que los teatros,


sociedades y cafés de la ciudad albergaban representaciones
teatrales, zarzuelas, operas y otros espectáculos a los que no toda la
población podía asistir. La ciudad vivía una estéril actividad creativa,
cultural y ocio. En algunas ocasiones el Círculo Republicano
organizaba veladas que incluía conciertos del Orfeón Republicano.131
Muchos almerienses esperaban las corridas de toros por Pascua de
Resurrección, espectáculos acrobáticos que, de vez en vez, recalaban
en la ciudad de tránsito para otras poblaciones costeras, como las de
Mr. Charles Kon y su círculo de la muerte, equilibristas como Mis Lucía
Nova, gimnastas como la atleta Lea Spinder o conciertos de piano,
como el de Joaquín Malts, en el ya referido Café España.

129
(La Crónica Meridional, 21.8.1917)
130
(La Crónica Meridional, 30.1.1930)
131
(El Regional, 18.3.1905)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
61

V.REGULACIÓN LEGISLATIVA DEL


CINEMATÓGRAFO

Desde sus comienzos, el cinematógrafo estuvo sujeto a la censura de


la policía y las autoridades locales, que aplicaban las disposiciones
preexistentes para los lugares y espectáculos de entretenimiento.

Desde 1906 nuestros exhibidores locales empezaron a tener


problemas con las diferentes regulaciones en nuestro país, e incluso
de la localidad, al tiempo que comenzaron a surgir voces privadas
moralistas y religiosas, que consideraban inmoral y peligroso el nuevo
espectáculo.

En 1913 se publica el primer decreto oficial sobre censura


cinematográfica, pero anteriormente, en el 1912, se exigía a los
exhibidores a presentar su programación al Ayuntamiento como
autoridad competente. En el año 1920 había separación física en el
cine entre hombres y mujeres, aunque en Almería nunca se hizo caso
de la Orden. Dos años más tarde, en la revista Arte y Cinematografía,
se lee que sobre el cinematógrafo “pesan tres cargas abrumadoras: la
censura, el impuesto de mendicidad y una inspección anual sobre los
cines”. Pero lo preocupante es la incidencia de películas extranjeras.
La producción catalana se paraliza, después de unos años muy
productivos, y la industria intenta configurar su estructura en Madrid.

Casi un año y medio después de la primera sesión cinematográfica


pública, el 4 de mayo de 1897 el novedoso espectáculo sufrió el
primer desastre: el incendio del Bazar de la Caridad en París, en el
que murieron 140 personas y más de 300 heridos, con un
cinematógrafo equipado con un aparato patentado por Jospeh-Henry
Joly, a causa de una imprudencia del ayudante del operador
cinematográfico. No tuvo apenas repercusión en España esta
tragedia, excepto en Zaragoza, donde su Ayuntamiento en 1897
elaboró unas estrictas normativas. Pero los repetidos incendios en
cines desde 1902 en Santiago, Valencia (1904), Murcia (1906), Vigo
(1907), San Sebastián (1907), Barcelona (1908) y Sabadell (1912)
obligó a regular la seguridad en los espectáculos cinematográficos.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
62

Así pues, el desarrollo del cinematógrafo como espectáculo no pasó


desapercibido para el Estado en 1906, que acometió enseguida su
regulación administrativa en relación con los impuestos sobre los
ingresos de las entradas, la seguridad de los cines y la censura de las
películas.

La Ley del Impuesto del Timbre de 1 de enero de establecía en su


artículo 196 lo siguiente: “Por los billetes de espectáculos públicos en
teatros y lugares cerrados se pagará, en equivalencia del timbre, el
0,10 por 100 de su producto íntegro comprendidas las entradas;
exceptuándose las corridas de toros y de novillos por las que se
pagará el 15 por 100”.132 La siguiente norma fue una Orden del
Marqués de Vallido, en la que éste mandaba que se inspeccionasen
todos los cinematógrafos para clausurar aquellos locales que no
reuniesen las condiciones por el vigente Reglamento de Espectáculos
Públicos. 133

Don Juan de la Cierva y Peñafiel, Ministro de la Gobernación en 1908,


reglamentaba las condiciones que debían tener los cinematógrafos,
donde en su artículo 1º decía: “Los pabellones cinematográficos
destinados a cinematógrafos habrán de construirse con materias
incombustibles y con la solidez suficiente para garantizar su
estabilidad. Los edificios que para el mismo se construyan con
carácter permanente se ajustarán en todo a las prescripciones del
Reglamento de teatros y a las de este decreto.134

Los cinematógrafos no eran recogidos todavía. Fue el Real Decreto de


29 de abril de 1909 el que desarrolló el Reglamento por el que debía
regirse la Ley del Impuesto del Timbre que sí recogía el término de
espectáculos cinematográficos en su artículo 165.135 En 1910 se
volvía a gravar con un nuevo impuesto al cinematógrafo y a los
demás espectáculos públicos, según se recogía en la Ley de
Presupuestos Generales del Estado de 29 de diciembre, que en su
disposición especial novena establecía la creación de “un impuesto
del 5 por 100 sobre las entradas y localidades de todo espectáculo
público, con destino a las Juntas de protección de la infancia y
extinción de la mendicidad”.136

La seguridad en los cinematógrafos fue otro campo que mereció,


desde el principio, atención legislativa. Las nuevas disposiciones
modificaban la Real Orden de 13 de mayo de 1882 y Reglamento de
27 octubre de 1885; Real Orden de 23 de abril 1902, publicada en La
Gaceta del día 25, y Reglamento de Policía de Espectáculos de 2 de
agosto de 1886. Esta regulación de los espectáculos cinematográficos
132
(Gaceta de Madrid, 13 enero 1906, Pág. 144)
133
(El Liberal, Murcia, 3.3.1907
134
(Gaceta de Madrid, 17-2-1908, Pág. 679)
135
(Gaceta de Madrid, 8 de septiembre de 1909, p. 1.186)
136
( Gaceta de Madrid, 30 de diciembre de 1910, p. 755)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
63

no impidió, no obstante, que se siguieran produciendo los incendios,


hasta que el 27 de mayo de 1912 se produjo un hecho dramático en
Villarreal (Castellón), que causó 61 muertos y 150 heridos. Este hecho
motivó una circular del titular del Ministerio de la Gobernación,
Antonio Barroso y Castillo, a todos los gobernadores civiles,
reiterando que no se debía permitir la celebración de espectáculos
públicos en aquellos locales que no se ajustasen a lo establecido en el
Reglamento de 27 de octubre de 1885, debiéndose clausurar aquellos
locales que no reuniesen las disposiciones vigentes en materia de
seguridad.

En Almería la prensa fue implacable con los cines que no se


adecuaban a la normativa vigente aunque, en general, el
Ayuntamiento y el Gobierno Civil hacían un severo seguimiento no ya
sobre la seguridad sino también sobre la ornamentación y estética de
los pabellones cinematográficos y teatros.

En 1897, desde la prensa, se reclamaba la desaparición del


Novedades por su escasa seguridad, pésima comodidad y mala
decoración.137 El Variedades se reformó en mayo de 1905 para
aumentar las medidas de seguridad, instalándose bocas de riego y un
telón metálico, elevando la platea con la intención de dar más
amplitud al numero de butacas y mayores facilidades para la salida
del publico.138 Pero el Gobernador Civil en 1906 suspende todo tipo
de representaciones exigiendo a la empresa ciertas reparaciones en
los techos del coliseo, escenario y patio de butacas.139 A finales de
marzo, ante los oídos sordos del gerente, volvió a suspender las
funciones hasta que el arquitecto provincial informe las condiciones
de solidez de la techumbre y demás partes del edificio.140 En 1914 se
crea en Almería la Junta de Teatros Provincial que estaba formada por
Antonio López Julio, ingeniero electricista; Enrique López Rull,
arquitecto; León Carrasco, inspector de salud; Gabriel Callejón,
director del Instituto; Juan Bueso Castillo, diputado provincial, y
Joaquín M. Acosta, director de la Academia de Bellas Artes. 141

El motivo de su regulación, según constaba en la exposición de


motivos, previa al Real Decreto del Ministerio de Gobernación de 15
de febrero de 1908, era la frecuencia con que se producen incendios
en los pabellones destinados a exhibiciones cinematográficas exige la
adopción de medidas eficaces para evitarlas. 142

Un decreto de 27 de noviembre de 1912 estableció la censura


mediante una Real Orden dado... el notable influjo que dichos cuadros
(cinematográficos) suelen ejercer en el público, y especialmente en la

137
(La Crónica 22.4.1897)
138
(La Crónica 9.6.1905)
139
(La Crónica 29.3.1906)
140
(La Crónica 29.3.1906)
141
(La Crónica 10.2.1914)
142
(Gaceta de Madrid, 17 de febrero de 1908, p. 679)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
64

juventud sugestionable y predispuesta a imitar los actos delictuosos e


inmorales que la codicia de ciertos fabricantes reproduce por medio
de la fotografía, contribuyendo inconscientemente sin duda a originar
graves daños de índole privada y social. 143

Para el control de conductas inmorales, los exhibidores


cinematográficos debían presentar con antelación suficiente, en las
oficinas de los Gobiernos Civiles y en los Ayuntamientos, los títulos y
asuntos de las películas a proyectar por si hubiera alguna de
perniciosa tendencia. Se prohibía el paso a las funciones nocturnas a
los menores de diez años si no iban acompañados de sus padres o
tutores, imponiéndose multas de 50 a 250 Ptas. a los infractores.
Pero el texto legal más interesante fue la Real Orden de 19 de octubre
de 1913, que regulaba un nuevo Reglamento de Policía de
Espectáculos, de reforma, construcción y condiciones de los locales
destinados a exhibiciones con el objeto de adecuar la legislación
sobre espectáculos a la nueva realidad social influida por el
cinematógrafo.

Durante la dictadura de Primo de Rivera la censura fue un elemento


central, tanto en los contenidos de las producciones cinematográficas,
como en el modo de eludir sus exigencias por parte de los
realizadores, que les llevó a las más variadas soluciones, entre
ingeniosas y descabelladas. Fue también una limitación crucial al
desarrollo de la modesta industria cinematográfica española y se
aplicaba en función de las preocupaciones de los ciudadanos y
educadores, del gobierno y la iglesia que no evitaba la arbitrariedad
constante en su aplicación, implícita en el fondo a la idea de la
censura. La propaganda de guerra o la política, más o menos
explícita, el encubrimiento de ideas contrarias al poder, y en general
todo lo que suponía manipulación e intervención, fueron ejercidas
arbitrariamente.

Un ejemplo del control y seguimiento sobre las proyecciones


cinematográficas de la ciudad fue cuando el exhibidor del Variedades
se disponía a proyectar en enero de 1927 El tiro de gracia (Adolfo
Vázquez Humasque, 1926) y el gobernador civil, siguiendo
instrucciones de la Dirección General de Seguridad, prohíbe su
proyección según notificación de ese mismo mes y, posteriormente,
el 26 de febrero, sin que sepamos el motivo del segundo escrito,
aunque suponemos que debió ser motivado ante el interés del
empresario en su proyección.144 Poco después tenemos conocimiento
de la proyección del film, aunque con el nombre –sin que sepamos por
qué- de “La bala siniestra”, siempre que se suprima la escena del
fusilamiento y en la que el teniente Carvajal se acerca a la cabeza
con la intención de dispararle el tiro de gracia.

143
(La Gaceta de Madrid, 28 de noviembre de 1912, p.552)
144
(A.H.P. GC232-234)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
65

Primeras disposiciones gubernativas

El Ministerio de Gobernación, en 1906, recordaba a los Gobernadores


Civiles que en los sitios que existen estos espectáculos y teatros se
lleve a cabo el más exacto cumplimiento de las disposiciones
vigentes sobre policía de los edificios destinados a espectáculos
públicos y sobre los espectáculos mismos a fin de adoptar las
medidas y precauciones necesarias. Estas medidas ya estaban
consignadas en la Real Orden de 13 de mayo de 1882, Reglamento de
27 octubre de 1885, Real Orden de 23 de abril de 1902 y publicada en
La Gaceta del día 25; Reglamento de Policía de Espectáculos de 2 de
agosto de 1886, que impedían que los espectáculos terminasen
después de las doce y media de la noche; medida a la que los
empresarios cinematográficos almerienses hacían caso omiso y que
dio muchos motivos de queja entre los vecinos a causa de los
escándalos y alborotos nocturnos a la salida de los cinematógrafos,
amparados en la oscuridad de una ciudad deficientemente
iluminada,145 alborotos que se desmadraban la tradicional noche de
San Juan hasta que en 1911 el alcalde, Sr. Moreno Gallego, hubo de
suprimir las serenatas que duraban toda la noche.146

Los empresarios de cines, en general, eran denunciados por la


autoridad gubernativa a instancias de quejas de ciudadanos; otras
veces era el delegado gubernativo el que actuaba en cumplimiento
de las ordenanzas o del Reglamento de Policía y Espectáculos que, en
sus artículos 9 y 10, prohibía terminantemente espectáculos fuera de
la una de la madrugada. Así, el Teatro Cervantes, gestionado por don
Miguel Gómez Navarro en 1926, fue sancionado con multa de 50
ptas. por terminar sus funciones teatrales después de las dos de la
madrugada. Meses después, con la proyección de la película La Casa
de la Troya, de cuya exhibición se salió después de las 1:30 horas
de la madrugada, el Delegado de Espectáculos don Antonio Pérez
sancionó a la empresa. Posteriormente vuelve a ser amonestada por
comenzar sus funciones de cine diez minutos después de la hora
prevista y se le advierte que debe comenzar sus funciones a la hora
en punto.147 La prensa local también recibía quejas de los usuarios,
como la remitida el 18 de mayo de 1927 al director de La Crónica
Meridional, en la que, además de solicitar que los ventiladores que
penden de los artesonados de las salas de espectáculos públicos que
hasta ahora servían de adorno, funcionen según las condiciones
propias del caso, hasta conseguir que la estancia en estos locales
cerrados sea fresca y agradable (...) y que los espectáculos
comiencen a la hora exacta señalada en los programas, medio de que
acaben a una hora prudencial.148 Cinco días después el Variedades
145
(La Crónica Meridional, 22.8.1907)
146
(Información, 22.6.1911)
147
(A.H.P. GC232-234)
148
(La Crónica Meridional, 4.6.1927
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
66

anunciaba en su propaganda el comienzo de las funciones a la hora


en punto que reclamaban tres damas almerienses en su escrito a la
prensa, aunque los ventiladores continuaron sin funcionar a lo largo
de lps meses de junio y julio. En general, las empresas realizaban su
gestión al margen de la opinión del público. Sin embargo el Hesperia
-empresa de don Antonio Manzano Manzuco, arrendada a don Miguel
Gómez Navarro- cuidaba un poco más los detalles tanto en su
programación como en el confort del público, cuidados que extremó
Gómez Navarro cuando alcanzó la gestión del Teatro Cervantes, junto
a don Eduardo Moreno Nieto

La gestión del Variedades, como decimos, era irregular en la


programación y exhibición de películas, ofreciendo un local mal
cuidado higiénicamente, con letrinas en mal estado cuyos olores
invadían los palcos, el paraíso y general. A él asistía un público
bullicioso con gente hablando, gritando y fumando durante las
proyecciones que, muchas veces reclamaba la presencia de la
autoridad y fue objeto de insistentes denuncias, y hasta se elevó a la
autoridad gubernativa las condiciones de seguridad de este teatro.

Los repetidos casos de incendios en locales cinematográficos


preocupaban a las autoridades del Ministerio que no cesaban de
cursar circulares, telegramas y oficios a los gobiernos civiles para que
extremaran, exigieran e hicieran cumplir la normativa vigente. Pero
nuestros exhibidores remoloneaban su aplicación, de ahí que, en
repetidas ocasiones, recibieran sendos avisos del inspector de
espectáculos, primero y del gobernador civil más tarde. 149
El Gobernador Civil, Pablo de Castro, siguiendo el dictamen de la
Comisión Provincial de Sanidad, emitido a principios de 1926,
clausuró finalmente el Variedades hasta tanto se practicaran las
reformas aconsejadas por la ponencia técnica de la Comisión que
obligaba a mantener inhabilitado el escenario y entrada general.
Estas reformas, que no acometió, sólo le permitía dedicar el salón a
proyecciones cinematográficas por lo que el Teatro Variedades pasaría
a denominarse Cine Variedades.

De nuevo, en abril de 1927, el Sr. Gómez Navarro vuelve a ser


amonestado por no pagar los impuestos para la Junta de Protección
de la Infancia y Represión de la Mendicidad y el día 15 se le conmina
a que pague o se le retirará la autorización para el funcionamiento de
los espectáculos. Naturalmente que no pagó la tasa correspondiente

149
(Se les exigía la aplicación de la Circular nº 2802, de fecha 2 de
septiembre de 1925 (BOP 21.9.1925), y Reales Órdenes de 22 de febrero
y marzo de 1927 para que revisaran los extintores y avisadores allí
instalados y que habían caducado. Se les advertía, igualmente, que se
ajustaran a los términos técnicos prescritos de dichos aparatos avisadores
de incendios, que les obligaba a instalarlos de la marca Thermosonu.. Por
cierto, una concesión administrativa del Ministerio con la marca que los
empresarios habían de sufragar).
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
67

y, además, continuó su programación con la proyección de la cinta


La bala siniestra sin la autorización pertinente. La tasa se
transformó finalmente en una donación en especie que el Sr. Gómez
Navarro realizó al Hospicio de niños huérfanos.

VI. LA INFORMACIÓN SOBRE EL


CINEMATÓGRAFO
EN LA PRENSA LOCAL

Promoción y publicidad encubierta


Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
68

A medida que crece el interés de la sociedad almeriense hacia el cine


es cuando la prensa local empieza a reflejar una información
cinematográfica más cumplida, nutriéndose de material de agencia,
comentarios, textos extraídos de otras publicaciones o artículos en
exclusiva procedentes del exterior.

Esta actitud favorable de la prensa local hacia la información


cinematográfica surge cuando algunos medios informativos de
Almería, por exigencia del público, deciden incorporar el
cinematógrafo en la cartelera de espectáculos, junto a la teatral. El
cinematógrafo estaba naciendo y no se conocía, ni por asomo, cuál
iba a ser el futuro de un invento que aparecía en el furgón de cola del
tren de las varietés.

Durante los primeros años del cinematógrafo, 1896-1910, la prensa


apenas si dedica algunas palabras al invento de los Lumière,
mientras que a las compañías líricas y dramáticas que actuaban en el
Novedades y Variedades se les prodigaba toda clase de elogios con
abundante información y comentarios.

En los albores del cinematógrafo, nadie se preocupó de la publicidad


de las películas más allá de algunos atrevidos exhibidores. El
anonimato dominó tanto en el entorno de la exhibición como entre los
más asiduos espectadores, quienes apenas hablaban de la chica de...
para referirse a las actrices que intervenían en las películas de una
Casa u otra.

Una vez pasada la novedad científica del invento en 1896 la prensa


local se centra en detallar las innovaciones técnicas que se van
produciendo -claridad, fijeza, coloración, titileo etc.- y lo novedoso
termina por hacerse cotidiano para los ávidos lectores almerienses,
hasta el punto que se produce una sequía informativa en 1900. La
localización de datos sobre el cinematógrafo se hace difícil –cuando
aparecía- pues se incluía información en páginas pares, diluidas entre
asuntos varios informativos.

El invento, en sus primeros años de vida, está supeditado a ser una


atracción más de los pabellones de feria. Por eso resultaba más
atractivo para la prensa informar sobre la actuación de un duetista,
un ventrílocuo, una actuación circense, un malabarista o una
cancionetista que lo que pudiese ofrecer al público un aparato como
el cinematógrafo que ensordece con su ruido.

Por regla general las referencias a las bondades del proyector


desaparecen poco a poco para centrarse en las cintas exhibidas,
especialmente las que hacían referencia a temas novedosos como
corridas de toros, paradas militares y especialmente a todo cuanto se
refería al exotismo de cintas que recrean paisajes y costumbres
lejanas o avances científicos. Como ejemplo de lo que decimos puede
servir la nota aparecida con el estreno de un documental titulado
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
69

Proyecto Gigantesco, sobre un camino de hierro debajo del


océano que pondrá en comunicación Europa con América.150 Otras
veces se utiliza como reclamo publicitario de una cinta la referencia a
su visión por los Reyes de España o el Sumo Pontífice o la capital de
reino, como en el caso de la proyección Christus, proyectada en el
Variedades durante la Semana Santa de 1917: Es una película
exhibida ante el Sumo Pontífice y tomada en los mismos lugares
sagrados donde se desarrolló la vida del Redentor. Almería entera
quedará asombrada ante la majestad y grandiosidad de esta
soberana visión artístico-religiosa. Las 5 partes en que esta dividida
la maravillosa cinta, son otras tantas obras de arte religioso que
merecerán la aprobación de este público como lo está mereciendo
de Madrid. 151

Otras veces se preparaba al público lector con la intención de lograr


una asistencia masiva a la sala de proyección, con el reclamo sobre
un asunto de interés para la sociedad almeriense, cual fue la guerra
de África: Se proyecta la primera revista cinematográfica de la
guerra de África en la que aparece información de las operaciones del
Regimiento de la Corona nº 71”, de Almería. Este documental fue
editado expresamente por la empresa del Variedades y en cuya
filmación tomó parte el almeriense Luis Pardo, que se trasladó a
primera línea de fuego para filmar imágenes del batallón
expedicionario del Regimiento de la Corona.. 152

El papel de la interpretación en las cintas apenas si tiene


significación al principio pero, conforme el público se va
familiarizando e identificando con los personajes y sus intérpretes, se
destaca enseguida su presencia y recordatorio a interpretaciones
anteriores: A propósito de la película El asunto Espina la prensa
destaca que la interpretación ha sido confiada por la casa editora a la
genial artista de fama mundial Mlle. Bertine. En efecto, ya desde
mediados de la década de los años 10 el reclamo generalizado para
atraer al público era el anuncio de que la película estaba
protagonizada por alguna actriz o actor con el que el público se siente
familiarizado o identificado. Pero es a partir de los años veinte cuando
se comienza a producir la fiebre de las estrellas que culminaría con el
star system.

Fueron iniciativas como la del productor Carl Laemmle las que


impulsaron el fenómeno del star-system como pilar indiscutible del
negocio del cine, dado que el público comenzó a conocer no sólo el
nombre verdadero de las estrellas de la pantalla, también sus
aficiones, gustos, forma de vestir, sus mansiones y lo que giraba en
torno a las sorprendentes fiestas.

150
(La Crónica Meridional, 28.5.1919)
151
(La Crónica Meridional, 15.4.1916)
152
(La Crónica Meridional, 11.2.1922)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
70

La Crónica, El Pueblo o Heraldo empiezan a reproducir


machaconamente los nombres de Dolores Costello, Claro Bow, Greta
Garbo, Elisa Ruiz (Romerito), Dolores del Río, Clara Bow, Carmen
Viance, Carole Lombard, Carmen Myers,Charlot, Clark Gable o Lyda
Borelli, entre otros. Los aficionados almerienses comenzaron a
reconocer a sus ídolos y a reclamar información puntual de todo lo
que les rodeaba; y no sólo eso, sino que también reclamaban
recuerdos que les acercaran un poco a ese universo que trascendía
de las revistas especializadas, inaccesibles en nuestra ciudad.

Muchos espectadores se acercaban a las taquillas de las salas a


solicitar programas de mano donde aparecían sus actores preferidos.
Nadie en los albores cinematográficos había pensando en eso. El fan
cinematográfico obligó a las productoras y los agentes artísticos a
disponer de departamentos dedicados en exclusiva a la comunicación
y a los cines llegaban los fotocromos para exponer en las carteleras
de los cines, los programas de mano que llevarán en el reverso los
datos básicos del estreno, sala y horarios y que los niños, al principio,
repartirían por las calles y, posteriormente, personal contratado a
finales de los años veinte y principios de los treinta como Juan Panza
o Nicolás Mañas. Así pues se empezó a tener en cuenta la función
del cartel y de los programas de mano como imagen capaz de
sintetizar los rasgos generales de la película y su proyección.

A falta de estrenos locales, la prensa crea secciones en las que


reproduce noticias y artículos sobre alguno de estos personajes,
estrenos nacionales, acontecimientos o producciones de la industria
cinematográfica, reproducidos de rotativos foráneos. Al principio del
star system son los actores y actrices extranjeros los que ocupan un
primer plano de la información cinematográfica, pero a partir de los
años 30 las estrellas extranjeras se ven desplazadas por las nuevas
estrellas españolas del momento como Imperio Argentina, Rosita Díaz
Gimeno, Mojica, Bárcena, Miguel Ligero o Rosita Moreno que, con la
incorporación del sonido a las salas almerienses, las estrellas
cobrarían un protagonismo aún mayor que en la década pasada.

Las referencias de todos estos contenidos se publicaba el día de su


estreno o un día antes, en un intento de difusión propagandística de
la que va a exhibir, en complicidad con el propietario del salón. De
acuerdo con esta práctica de publicidad inducida y apoyada en la
necesidad de informar, los diarios almerienses insertaban entre sus
páginas noticias, gacetillas, resúmenes de argumentos, sinopsis o
reseñas de las películas extractados de los aparecidos en los
programas de mano153 suministrados por el empresario del cine. Así,
153
(No ha sido posible encontrar programas de mano suficientes para
hacer un estudio publicitario de los mensajes utilizados para atraer la
atención del espectador. De hecho estos programas eran una forma de
publicidad utilizada por las empresas productoras, distribuidoras y
propietarios de las salas de proyección. Tanto los programas como los
carteles tenían mucha importancia ya que, en una época sin medios de
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
71

la prensa cumplía el cometido de dar una información lo más


completa posible a su clientela, además de rellenar un espacio
aliviando los períodos de escasez de noticias.

A mediados de la segunda década el cine empieza a estar


fuertemente enraizado en la cultura y la sociedad de Almería, y
prueba de su presencia constante en la vida es la iniciativa
periodística de La Crónica Meridional de insertar una sección de
comentarios generales sobre la ciudad con el significativo título de
“Cinematógrafo”, que en modo alguno hacían referencia al
espectáculo; o como posteriormente El Heraldo de Almería que,
próximo a la llegada del sonoro a nuestra ciudad, incorporaría otra
sección con el significativo título de “Cine sonoro”, sin que tuviera
relación alguna con el cine y sí con la crítica político-social municipal
de la ciudad, costumbre que se mantendría largo tiempo.

En ocasiones la escasa preparación cinematográfica del redactor de


La Crónica Meridional en 1917 o, más adelante, El Heraldo, por
ejemplo, le llevan a reproducir comentarios enviados
telegráficamente o aparecidos en la prensa madrileña, a escribir
reseñas directamente remitidas por el exhibidor local o notas de
agencia que el redactor elabora a su gusto, sin que necesariamente
haya visionado la película. He aquí un modelo de comentario del
redactor de La Crónica de Almería: Soborno es el tratado de un
drama moderno. Este drama, que consta de 20 episodios como
aquellas viejas tragedias griegas, es un drama humano, intenso y
emocionante. Forman parte de él 500 artistas. Es una obra de tesis,
no una obra fantástica, escogiendo todos los problemas humanos
considerándolos en dos afirmaciones: el bien y el mal. Acaso su
mayor acierto sea la originalidad. Hasta ahora se ha guardado un
respeto extraordinario a una casta social, dueña de todos los
privilegios, a la casta de los reyes del dinero. El rey del hierro, el rey
del acero y el del carbón, son a los ojos de las gentes reyes de hecho,
que mediante el soborno lo tienen todo.
Y así ocurre, que estos reyes, estos semidioses influyen en la vida de
los pueblos tan directamente, que todo está supeditado a su
voluntad... De todo hacen negocio; del dolor, de la sangre, de la ruina,
comunicación audiovisuales, la decisión final de entrar o no a una sala
estaba motivada por la pregnancia icónica de estos programas. De hecho,
la mayor parte de la información era suministrada en una pizarra que se
exponía a la puerta del cine escrita por los operadores cinematográficos
del local.
Los primeros programas, la mayoría de las veces hechos con papel de
escasa calidad y sin imágenes, daban notoriedad a la proyección de las
películas, asignándoles el carácter de acontecimiento y limitándose a
informar de la película en cuestión, así como del lugar y fecha de su
proyección. Hacia los años veinte empiezan a aparecer las primeras
imágenes en los programas de mano y, con la llegada del sonoro, se
produce su evolución y apogeo. Las pautas para su elaboración estaban
marcadas por el fenómeno del star-system, ya que la industria del cine
impone las reglas estilísticas y compositivas para los carteles, pero no
para los programas de mano, sujetos a criterios del exhibidor local.)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
72

y allá en sus secretas intenciones, en sus aparentes Consejos de


Administración disponiendo de Gobiernos y de reyes se acuerda lo
mismo la exaltación de un aliado a los más elevados cargos como el
asesinato de un hombre íntegro que no se presta a sus
maquinaciones. Soborno es, pues, el drama más interesante, más
completo, que ha producido el arte cinematográfico...154

Otras veces nos encontramos al redactor local perdido, sin saber qué
decir de una película, pues no ha tenido ocasión de conocer la cinta.
Presentar sólo el título de la película parecería insuficiente. Al
principio del cinematógrafo podría tener explicación. Pero, a medida
que el público es más exigente, también le exige al redactor más
rigor informativo. Es entonces cuando éste comienza a enriquecer
textualmente la cartelera informativa cubriéndola de elogios –rara vez
aparece un comentario adverso a la cinta- y adornándola con frases
tópicas extraídas de comentarios generales o directamente del
propio exhibidor que se las facilita.

El creciente interés del público atraído, como se ha dicho, por las las
cintas de seriales y del film d´art obliga al redactor a cubrir
referencias de las mismas en las páginas de los periódicos El
Heraldo, Popular o La Crónica de Almería las novedades más
relevantes de la industria cinematográfica internacional,
especialmente las relacionadas con las primeras superproducciones
que llegan a nuestra ciudad. A propósito de la película El misterio
del millón de dólares en el cine Casanova, se dice: Tiene 24.000
metros. El triunfo de esta empresa corresponde por derecho propio a
la marca Tanhouser, que ha invertido en su realización 200.000
dólares. Está interpretada por Margarita Snava, Crece Farrington y
Florencia La Ba.155 Ni qué decir tiene que los nombres de los actores
y títulos de películas en otro idioma transcritos por los redactores
almerienses, a veces, no tienen ningún parecido con la realidad. Otro
ejemplo de lo dicho es la cinta Madame Tallieu y Robeyairr que
mereció un extenso artículo firmada por D.E. en La Crónica
Meridional sobre la historia de la Tallien y la actriz Lyda Borelli,
interpretando a Tallien. 156

A finales de los veinte, cuando el cine español hizo furor, la prensa


comenzó a recoger los detalles más relevantes de la producción
nacional, como en La hermana San Sulpicio de la que se dice: La
popularísima novela de Palacio Valdés ha sido llevada a la pantalla sin
perder ni un solo detalle de lo que atesora el libro, en la que su
protagonista, Imperio Argentina, es la Hermana San Sulpicio y en la
que también está muy acertado el galán Ricardo Núñez. La dirección
de Florián Rey está acertadísima y la fotografía de Beltrán
insuperable.157 O en Viva Madrid que es mi pueblo de la que se
154
La Crónica Meridional, 23.4.1917)
155
(El Popular, 12.9.1915)
156
(La Crónica Meridional, 5.4.1919)
157
(La Crónica Meridional, 2.3.1928)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
73

dice : La película constituye un gran paso en la cinematografía


española con el beneplácito de muchos espectadores que anoche la
presenciaron (...). La película encarna perfectamente en nuestra
modalidad de españoles y eso, unido a la perfecta confección de ella,
nos recuerda al detalle la impresión grata y amable de nuestros
mozos estudiando en la corte. 158

Es de lamentar que en Almería el cine no alcanzara a motivar a


personas ávidas de expresar sus impresiones para con el nuevo
invento. De la fase novedosa y experimental se pasa directamente a
la preocupación por la nociva influencia del cine en la sociedad y, en
concreto, en el mundo infantil. No hemos encontrado aportación
literaria de las diversas sociedades culturales existentes en la ciudad.
Por otra parte, tampoco existe constancia de publicaciones
especializadas en nuestra ciudad que reflejasen la cultura
cinematográfica existente en la ciudad, cosa que nos resulta
sorprende en una ciudad dominada por una burguesía que se
presentaba culta ante la sociedad y elogiaba a cada instante la
presencia de hombres cultos, como Villaespesa, en el panorama
nacional. Y nos resulta también sorprendente que un arte, que
empezó silencioso, y empezaba a hablar tomando nuevos rumbos
como medio expresivo y evolucionaba en su lenguaje constantemente
no apareciese una pluma, una reflexión sobre el destino del nuevo
arte, que había eclipsado al teatro.

Tenemos constancia de que la revista Cinegramas 159 se adquiría en


nuestra ciudad al precio de 50 céntimos y era la consulta obligada de
los cinéfilos almerienses, a través de la cual se enteraban de los
últimos progresos del cine y las posibilidades del nuevo invento del
color y sus posibilidades para el arte cinematográfico, los nuevos
valores del cine español o de las últimas novedades, los grandes del
cinema y estrenos cinematográficos en Madrid y Barcelona. Pero nada
más.

Con Cinegramas, los comentaristas de prensa de los años treinta de


nuestra ciudad empezaron a balbucear las primeras tímidas
críticas cinematográficas, algunas de ellas transcritas literalmente en
su medio informativo tal cual aparecía en la revista de cine pero, en
general, eran simples comentarios y referencias extraídos de agencia
160
y aportaciones de la propia ficha –como hemos expuesto
anteriormente- que llevaba el estreno del día.
(La Crónica Meridional, 6.4.1929)
158

(La prensa cinematográfica en España, antes y después del período


159

mudo, había llegado a tener crédito en los grandes centros del cine
mundial. Y que era negocio lo demostraba la considerable cantidad de
revistas semanales y mensuales especializadas, que ofrecían las
exclusivas a sus lectores. Una a una, sin embargo, fueron cayendo, por
distintas razones económicas casi siempre, aunque, en pocos casos, se
agotó el ingenio y la capacidad de inventiva de los primeros números,
para caer en un periodismo cinematográfico baldío y nada atrayente para
el pueblo. (Revista Cinema 2002, agosto 1980, núms. 65-66)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
74

Más tarde ejercieron cierta especialización que solía terminar


reivindicando sistemáticamente a los empresarios locales la
necesidad de que el público de Almería pudiera disfrutar de películas
habladas en español, junto a expresiones de variedad; peticiones que
nuestro exhibidores trataron de satisfacer buscando cómo conseguir
las mejores producciones habladas en español, estrenando o
reponiendo éxitos taquilleros hablados en español durante el verano
pero que, finalmente, terminaban por olvidar para acomodarse a las
exigencias de las distribuidoras americanas.

Fueron títulos admirados por el público, a juzgar por su éxito


taquillero, Hay que casar al príncipe, con José Mojica y Conchita
Montenegro, estrenada en el Hesperia durante el invierno de 1931;
Un caballero de frac, con Roberto Rey, o El dios del mar, con
Ramón Pereda y Rosita Moreno, que, como reclamo, se anunciaban:
totalmente habladas en español.

Curiosamente, las empresas cinematográficas raramente solían


incluir publicidad pagada. La inefable publicidad de la época,
publicidad que en algún momento hemos definido como encubierta,
se hacía eco en unas ocasiones de las cualidades de los estrenos en
nuestra ciudad remitiéndose al éxito alcanzado en las salas
comerciales de Madrid y Barcelona y, en otras, se refería al
maravilloso argumento de la película, término que hacía referencia al
guión, o a otros aspectos técnicos como fotografía o al subrayado del

160
(“Cinelandia al día. Acerca de “El gato montés”. No es noticias nueva –
era demasiado trascendental en nuestro cine para que dejara de
divulgarse en seguida- que “El gato montés”, la famosa ópera del celebre
maestro Penella, ha sido llevada al celuloide. Una obra como ésta, dotada
de un argumento tan apasionante que se desenvuelve en un marco
propicio a la filmación de escenas llenas de sabor local, no podía renunciar
a una experiencia cinematográfica. Y comprendiéndolo así, sus
realizadores no han vacilado en llevar a cabo este asunto, una nueva
producción que será, sin duda- presentada por Cifesa, en breve- uno de
los mayores éxitos de nuestra cinematografía.
Para el rodaje de algunas escenas de la película, era imprescindible situar
la acción en la popular plaza de toros de la Maestranza de Sevilla. Pero
surgía la dificultad de que, no habiendo terminado aún la temporada
taurina, seguían celebrándose corridas en aquella plaza y la empresa, por
ello, no se avenía a dejarla a los efectos de la filmación. El tiempo
apremiaba y a pesar de las constantes gestiones, no se lograba resolver la
situación. El maestro Penella, hombre de grandes recursos, no se amilanó
por estos obstáculos, y pocos días después estaba terminada de
construir, en la calle de Cortes de Barcelona, por orden suya, una plaza de
toros que era copia exacta de la famosísima de la capital andaluza.
El cine español cuenta también, al igual que el extranjero, con algunos
actores infantiles de verdadero valor. En “El gato montés” los papeles de
Soleá y Ruanillo corren a cargo de una pareja admirable de simpáticos
“peques”. Como seguro vaticinio, damos aquí los nombres –Enrique
Castellón y Eugenia G. Roca- que muy pronto se harán famosos, ante los
públicos, por su excelente actuación en esta cinta”. La Crónica de Almería.
Marzo, 1936)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
75

acompañamiento musical. Pero gracias a esta información la


fidelidad del público empieza a verse recompensada con una mayor
frecuencia de versiones habladas en español. Las producciones de la
UFA gozaban de enorme prestigio entre los aficionados almerienses
desde los años 28 y 29, (Las aventuras de Colin, Fuego de amor,
El sueño de un Vals, Metrópolis...), prestigio que se siguió
confirmando a lo largo de los años 30 con Un punto oscuro,
protagonizada por Lilian Harvey, Girls, Huyendo ante el clamor, Si
algún día das tu corazón, Se acabó el amor, Órdenes secretas,
La última compañía, Dilema, Hoy o nunca, Quid mi Clown,
Estrellas de Valencia, Guerra de Valses o el impacto popular y las
colas a las puertas del Hesperia que causó El trío de la bencina,
título aún recordado por los que vivieron aquella época. Esta marca se
consolidó tanto en nuestra ciudad que el Hesperia anunciaba en el
36: Semana UFA, que es tanto como decir selección de selecciones.161

161
(La Crónica Meridional, febrero 1936)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
76

VII. LAS PRIMERAS PROYECCIONES DEL


CINEMATÓGRAFO
El día que se anunció la llegada del cinematógrafo a la ciudad, el
parte diario del clima local reseñado en la prensa decía que el cielo
amanecía despejado, brillando el sol con esplendor; vientos
encalmados que apenas se agita la tibia y ligera brisa; la mar en
calma y una temperatura deliciosa de 19º, pero la misma noche del
estreno el tiempo, caprichoso con los almerienses, se tornó
desapacible.

Unos, ajenos al notable aparato del cinematógrafo Lumière, se


refugiaron del viento y la lluvia en el Teatro Principal, donde ofrecía su
tercer concierto el tenor andaluz Manuel Reina (Canario Chico) con el
cantaor almeriense José Sánchez (Marmolista) y el tocaor almeriense
Gaspar Vivas. El espectáculo había sido un éxito las noches anteriores
y en esta última actuación era de suponer que los rezagados
ocupasen el aforo del teatro. Tal fue el éxito que ya anunciaba el Café
Suizo la posible contratación de Canario Chico para continuar en su
elegante salón.

Otros, gente curiosa que había oído hablar del curioso invento, no
querían dejar pasar la oportunidad de ver aquella ingeniosidad y
acudieron aquella noche del lunes 23 de noviembre de 1896 al viejo
teatrón construido en 1883 162 gracias a la iniciativa del empresario
Ricardo Mosquera. Tan sólo once meses transcurrieron desde la que
había sido considerada la primera proyección cinematográfica (28 de
diciembre de 1895, Salón Indio del Gran Café, París), hasta la primera
exhibición en Almería. Realmente no pasó demasiado tiempo. El
referente más inmediato le venía de otras provincias donde se había
presentado en un teatro, obviamente porque era el espacio más
adecuado en concordancia con el acontecimiento y de mayor
capacidad de la ciudad y en él se intuía que el público respondería
con denodado entusiasmo, concurriendo a ver el cinematógrafo. La
pauta venía dada por las indicaciones en otras provincias y, sobre
todo, por la exhibición con carácter experimental que se solía hacer
para la prensa.

El día 15 de mayo de 1896 se efectúa la primera exhibición pública


del cinematógrafo en España. Fue en Madrid, en los bajos del Hotel de
Rusia, en la confluencia de la Carrera de San Jerónimo y Ventura de la
Vega. Por esa misma fecha, en Barcelona, se ofrecieron las primeras

(El Novedades “no era ni teatro ni cosa que se le parezca” –escribía el


162

cronista de La Provincia-. Y añadía: “Prueba de lo que decimos que eso no


es teatro sino una podrida armazón destartalada, incomoda, fea, con las
infinitas reformas, tapas y medias suelas que lleva eso desde que con
bastante mal acuerdo se permitió construirlo. Lo que procede es derribar
y derribar pronto esos puntales inseguros, esas techumbres podridas y
toda esa fealdad peligrosa” (La Provincia 19.4.1897)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
77

representaciones en la casa de un tal Napoleón, fotógrafo de


profesión, en unos bajos que disponía en la Rambla de Santa Mónica.
En Zaragoza llegaría al mes siguiente. En Cantabria, en julio de 1896.
En Galicia, A Coruña, la primera proyección en octubre de 1896;
agosto en Gijón, Sevilla en septiembre. De Sevilla a Cádiz, Córdoba y
Jaén en septiembre y de Córdoba a Almería en noviembre de 1896.
En Castilla la Mancha, Canarias, Extremadura y otras Comunidades el
cine se retrasaría hasta el año siguiente, e incluso posterior.

La primera proyección cinematográfica en Almería, a pesar de ese


escenario podrido y de fealdad peligrosa, tuvo una enorme
repercusión entre el público. Tanta que, durante los días sucesivos al
estreno del día 23, el estreno cosechó un gran éxito popular, como si
preludiara el enorme interés que los almerienses del mañana tendrían
por el cine. Las funciones continuaron hasta el 30 de noviembre,
aunque la noche del viernes, día 27, se suspendió la sesión a causa
de la intensa lluvia que caía sobre la ciudad. Un diario local
anunciaba así el acontecimiento: Hoy será presentado al público en el
Teatro Novedades, el prodigioso aparato conocido por el
cinematógrafo, uno de los últimos inventos del célebre Edison (...) Se
espera esta noche gran concurrencia en Novedades, porque hay
grandes deseos de conocer dicho aparato de fotografías animadas. 163
Al día siguiente de la noticia el cronista de prensa corrige y dice que
tuvo lugar en nuestro coliseo la primera proyección al público del
notable aparato el Cinematógrafo Lumière; sin embargo, en la edición
siguiente se corrige la información y vuelve a hacerse referencia al
prodigioso invento de Edison, conocido por el cinematógrafo.164

Los avispados empresarios que llegaron al Novedades intentaron


camuflarse tras un recurso publicitario que sabían de éxito
asegurado: hacerse pasar por la casa de los Lumière en Lyón. Hoy
sabemos que esto fue imposible. Los cinematógrafos Lumière no se
desplazaron oficialmente por España hasta muchos meses después,
en esos primeros momentos las concesiones, celosamente guardadas
por los Lumière, sólo permitieron que tres ciudades conocieran sus
aparatos: Madrid y, más tarde, Sevilla y Barcelona. Otros aparatos
(cinetógrafo, Kinétographe, Werner, animatógrafo...) ocupaban su
puesto, y hasta su identidad, en las ciudades de España, también en
Almería. 165

Un año después la situación ya había cambiado. Los cinematógrafo


Lumière se vendían con cierta libertad desde mayo de 1897. Algunos
pioneros habían ido adquiriendo los aparatos de legítima marca
francesa, a la vez que el bosque de kinetoscopios e ingenios varios
de compleja fijación no desaparecía por completo, pues muchos

163
(La Crónica Meridional, 23.11.1896)
164
(La Crónica Meridional, 26.11.1896)
165
(SEGUIN, Jean-Claude y LETAMENDI, Jon: “El sistema Lumiére en España
(1896-1897)”, en DE LA MADRID, Juan Carlos (coord.): “Primeros tiempos
del cinematógrafo en España, Trea, Gijón, 1997, Págs. 25 a 49)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
78

ambulantes se deshacían de los suyos para comprar otros más


perfeccionados y aquellos, lejos de desaparecer, eran adquiridos de
segunda mano por aficionados o pequeños empresarios que iban
mostrando la imagen en movimiento por circuitos secundarios de
pueblos y provincias.

Pero ¿Se trataba del kinetógrafo y vitscopio de Edison o del


cinematógrafo de Lumière? Sabemos que el vitascopio había sido
presentado en Estados Unidos en el mes de abril de 1896, cuando ya
el sistema de los Lumière se estaba dando a conocer en todo el
mundo y, con su implantación, conseguía en Europa el declive
paulatino del kinetoscopio y del vitascopio. Al negarse los inventores
franceses del cinematógrafo a ceder la explotación tanto de su
invento como de sus películas, eran los sistemas norteamericanos los
que aún se explotaban por los ambulantes, sacándoles rendimiento
por cuantas ciudades españolas pasaban. Esta situación terminó con
la llamada “guerra de las patentes”, iniciada por Edison a partir del
año 1897, en su afán de dominar en exclusiva el mercado
norteamericano del cinematógrafo, guerra comercial que se mantuvo
abierta hasta 1908.

Creemos que no se trató del invento de los Lumière, sino de una


variante del nuevo sistema patentado por Edison y copiado en Europa
en versiones mejoradas. El aparato presentado era probablemente el
mismo que se presentara al público madrileño el 12 de mayo en el
Teatro-Circo Parish, por Edwin Rousby, el animatógrafo, un aparato
fabricado por Robert William Paul, pionero del cine ingles, a partir del
kinetoscopio de Thomas Alva Edison.166

No constan suficientes referencias de las películas que proyectó


Rousby en el Teatro-Circo Parish. Tampoco existe un catálogo
completo de las primeras cintas que se dieron en Madrid, aunque sí
se sabe que ese tal Mr. Rousby ofreció cintas como la de unos
herreros golpeando en un yunque, chinos fumando opio, cuyo humo
se veía desvanecer, y a la vedette Loie Fuller realizando la danza del
166
(El kinetógrafo era, según el Diccionario del Cine de Larouse, el aparato
tomavistas ideado en 1890 por Edison y Dickson, y que fue la primera
verdadera cámara de la historia del cine) “artilugio que expone una larga
tira de una película transparente en la que unas a continuación de otras,
se hallan una serie de fotografías obtenidas por el procedimiento
instantáneo y que corresponden a las diferentes posiciones que ofrece
durante el intervalo de un minuto el movimiento de un objeto, tomadas
estas posiciones a pequeños intervalos. La tira en cuestión se realiza con
rapidez delante de una linterna mágica y en el cuadro transparente que ve
el público se proyectan aquellas fotografías en orden y sucesión rápida
(de treinta cincuenta por segundo); de manera que como la impresión que
produce en la vista del espectador cada una de dichas fotografías no se ha
borrado cuando llega otra a presentarse del mismo modo y después otra y
otra, la imagen parece continua y en movimiento (La Crónica Meridional,
23.11.1896). “Gustaron extraordinariamente los cuadros de la Danza
serpentina y las Vistas de París” (La Crónica Meridional, 24.11.1896).
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
79

vientre 167 y que Luis Estepa precisa con las siguientes películas: Una
herrería, El puente Blackfriars de Londres, Chinos fumando
opio, Loie Fuller en su danza serpentina, Bella Chiquita en danse
du ventre, Oleaje.168 La danza de la serpentina fue popularizada
por la bailarina estadounidense Loie Fuller, que llegó a interpretarla
también en el cine. De su actuación en el Circo Parish de Madrid, en
1893, ha quedado esta descripción del citado baile: El teatro queda a
oscuras; varios poderosos focos de luz oxhídrica dirigen sus rayos
sobre la artista, la cual toma por los bordes la túnica de seda
semitransparente, e imprime a estos movimientos de ondulación, en
espiral, en círculo, en hélice. Al mismo tiempo la luz cambia de color,
merced a cristales de todos los del arco iris y sus derivados, que se
hacen pasar delante de los objetivos. El efecto es admirable e
imposible de describir. La artista semeja unas veces una mariposa,
otras un ave del Paraíso, otras un águila, con tan asombrosa
gradación de colores, en los que se suceden el azul, el verde, a éste
el rosa, a éste el violeta, el morado, el amarillo, combinándose de mil
extrañas maneras, que la vista no puede seguirlos, ni mucho menos
dar de ellos idea el dibujo. 169

Decíamos que la estancia del animatógrafo en Madrid concluyó el 12


de junio. Mr. Rousby se trasladó a Portugal, donde había sido
contratado por Antonio Manuel Dos Santos Junior, empresario del Real
Coliseo de Lisboa. Es muy probable, pues, que el animatógrafo de Mr.
Rousby fuese el primer cinematógrafo que viesen los almerienses,
junto a algunas de las películas que se exhibieron en Madrid y Lisboa
(O océano atlantico despos de una Tempestade, O famoso atirador
Buffalo Hill, Baile egipcio, Un desembarque en Cascais, Os negros
excentricos, As amas de leite, Danca guerrerita pela Troupe
Cingalesa, A célebre chanteuse Armand`Ary, Uma Loja de Cabeleire
y Emgraxador en Washington).170 Es más, tenemos referencias171 de
lo acaecido en otras poblaciones españolas a propósito de la cinta de
“danza serpentina” a la que hemos hecho referencia, cuya exhibición
causó por aquellas fechas gran sensación donde se ofrecía al público
y que los exhibidores ambulantes no desaprovechaban la ocasión de
presentarla en las ciudades por su atrevimiento. Así, en la ciudad
167
(Eduardo ALAMINOS LÓPEZ (1988): “Diversiones y espectáculos en el
Madrid de 1896: la llegada del cinematógrafo”, en Villa de Madrid. Madrid.
núm. 96, p.10)
168
(Luis ESTEPA (1995): “El cine nació en el circo y quiso hablar”, en El
Urogallo, Madrid núms. 108-109 (mayo-junio), p.43)
169
(“El baile serpentina”, en La Ilustración Española y Americana, Madrid,
15 de abril de 1893, Pág. 243. También hacen referencia a esta cinta
J.Letamendi y Jean-Claude Seguín sobre el cinematógrafo en Vitoria de la
que se dice que es una “danza de serpentina en colores de efecto
extraordinario”, pero ubica estas vistas cinematográficas dentro de
sesiones cinematográficas. La cita proviene del diario El Anunciador
Vitoriano, Gasteiz (Vitoria), 4 de noviembre de 1896)
170
(Antonio J. FERREIRA (1986): A fotografía animada em Portugal
1894,1896,1897, Lisboa, Cinemateca Portuguesa)
171
(X. RIPOLL en su aportación al trabajo colectivo “La llegada del
cinematógrafo a España”, Págs. 97-103)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
80

catalana de Mataró, llegó a ser tachada de “obscena” por algún


periódico local,172 siendo denunciado como espectáculo “inmoral y
pornográfico” en alguna otra ciudad española. Pero ¿qué imágenes
podía contener la “serpentina” cuya proyección producía ribetes
escandalosos?

No podemos precisar cuál fue, entre los muchos sistemas ópticos


imperantes, el utilizado por los pioneros presentados en 1896 en
Almería. Por otra parte, sí conocemos que a principios de 1897 el
procedimiento para las proyecciones era el llamado vitascopio que
paseaba por media España un tal Mr. Charles Kalb que, según se
decía, su velocidad de proyección era tan trepidante que producía
verdadero mareo entre los espectadores. 173

También existe la posibilidad de que el célebre invento estuviese


enmarcado dentro de las exhibiciones que desde el mes de
septiembre comenzaron en Sevilla y se extendieron por toda
Andalucía. Tenemos referencias del éxito del kinetógrafo en Jaén y
Granada, 174unos días antes de la llegada a Córdoba. Rafael Jurado
Arroyo hace mención de un aparato inglés en el cordobés Teatro-Circo
Gran Capitán, de ahí que supongamos se trate del mismo aparato
llevado a las ciudades antes mencionadas, pues no parece probable
existiese en fechas tan tempranas más de un exhibidor. Carlos Colón,
Juan de la Plata y Rafael Garófano coinciden igualmente en que el
aparato que estuvo proyectando por varias ciudades andaluzas fue el
de Edwin Rousby, aunque según la tesis de A. Videira Santos,
Rousby se encontraba en Lisboa. 175

Sea como fuere, y aun sin poder certificar el modelo de proyector


utilizado en esta primera aparición del cine en Almería, sí
descartamos la posibilidad de que fuera el cinematógrafo de los
Lumière. Aunque podemos afirmar que el público almeriense tuvo un
precoz acceso al espectáculo más popular creado por el hombre.

Los almerienses ante un maravilloso descubrimiento


A la primera proyección cinematográfica realizada en Almería,
a pesar del tiempo desapacible de aquella noche de otoño, no dejó de
acudir bastante concurrencia, pues había gran natural curiosidad de
conocer este maravilloso descubrimiento, mediante el cual desfilan
172
(Vid. La aportación de Xavier Ripio en “La llegada del cinematógrafo a
España” op.cit.)
173
(SAIZ VIDADERO, J.R. Cine Español. PPU. Barcelona, 1996)
174
(Diario de Córdoba, 30.9.1896 y “El cinematógrafo en la provincia de
Jaén”, ORTEGA CAMPOS, Ignacio, 1999.2ª Edición. Fundación Unicaja).
175
(A. VIDEIRA SATOS (1990): Para historia do cinema em Portugal, do
diafanorama a os cinematógrafos de Lumière e Joly-Normandin, Lisboa.
Cinemateca Portuguesa)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
81

ante nuestra vista escenas animadas de la vida, que copiadas de la


realidad hacen que la ilusión sea perfecta (...) el público salió muy
satisfecho del Novedades y seguramente quedarán muy pocos
almerienses que no acudan a presenciar este nuevo fruto del trabajo
y el estudio, que lega a la humanidad el siglo presente.

Ante los atónitos ojos de la sociedad almeriense de finales del


XIX desfilaron varios “cuadros” o “vistas” (en esta primera época las
películas se denominaban “cuadros”), cuyos precios oscilaban desde
las 2 pesetas que costaban los palcos hasta los 15 céntimos de las
gradas. Las primeras películas presentan 15 - to 60 second glimpses
de escenas reales filmadas en exteriores (trabajadores, trenes, carros
de bombero, botes, paradas militares, soldados) o representaciones
escenificadas filmadas en interiores. Estas dos tendencias iniciales –
grabar la vida tal como es y dramatizar la vida para efectos artísticos-
pueden verse desde el primer momento en los barracones
ambulantes que llegaban a Almería y su único objetivo era deleitar a
los pasmados espectadores almerienses que, por un tiempo,
abandonaron las tertulias en los cafés para observar estas ingenuas
fotografías animadas que parecían estar hechas para ellos y sus
señoras.

Resulta difícil explicarse desde la perspectiva actual cómo sería la


primera proyección que vieran los almerienses aquella primera noche
del 23 de noviembre de 1896. Podríamos hacer un esfuerzo
imaginando cómo las luces se apagarían y cómo de la pantalla
surgirían imágenes que despertarían toda clase de exclamaciones de
sorpresa. Una mujer contorneándose parecía salir del lienzo blanco
insinuándose a los espectadores con su Danza serpentina... la Torre
Eiffel se abriría desde el cielo en las Vistas Panorámicas que se
mostraron de París dejando ver una marea de gentes, con bicicletas,
perros que corren, coches... Era el programa que conocemos de esta
primera proyección, que constaba de unas ocho películas de más o
menos 15 metros cada una, con una duración total de unos veinte
minutos. Había nacido el cine en Francia y el público almeriense le
daba la bienvenida en su casa.

Las siguientes sesiones hasta el día 30 se complementarían con


nuevas cintas y nuevamente la Danza serpentina. La voz corrió en
la ciudad y, poco a poco, el público entró en el juego y se dejó seducir
por aquel fascinante aparato que lograba dar vida a las imágenes y
que se reveló capaz de provocar todo tipo de emociones, de hacer
soñar despierto, de vivir amores y aventuras sin moverse de la
butaca.

Al día siguiente, uno de los diarios locales, específicamente La


Crónica Meridional, se animó a redactar y explicar las excelencias
pedagógicas del ingenio y hasta imaginó su uso posterior como
futura televisión para divertimento hogareño de todos:
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
82

“La ciencia adelanta y ayer lo que no se pudo aún soñar


lo da hoy como problema resuelto. ¿Quién pudiera imaginar que se
había de lograr el perpetuar los propios y naturales movimientos de
las personas como se conserva y guarde la fisonomía en una tarjeta
corriente de fotografías?
Esta maravilla, debida al cinematógrafo, que hemos
admirado estos últimos días tendrá general aplicación cuando el
tiempo y la ciencia lo acaben de perfeccionar y lo pongan al alcance
de todas las personas.
Es muy posible y casi lógico esperar que ya en el próximo
siglo se destierren de nuestras salas los manidos retratos y en su
lugar tengamos un lienzo donde un cinematógrafo y un fonógrafo,
nos presenten a nuestra voluntad, las fotografías animadas y la voz
de aquellas personas que vivieron o vivan unidas a nosotros por los
lazos del parentesco, o los sinceros de la amistad y el cariño.
Los viajes de recreo con este procedimiento no serán tan
frecuentes, pues podremos ver desde la butaca de un teatro todas las
maravillas del mundo con su propia animación. En cuanto al aparato
del cinematógrafo, cuando más reconoceremos su importancia, es
cuando se le eviten los inconvenientes de las oscilaciones de la luz
eléctrica, que tanto molestan, con la aplicación de un foco poderoso
de Dumont, y perfeccionado las fotografías para que no resulten
borrosas.

Ahora no es más que dejar entrever la importancia que


tiene el invento de Edison, fabricado por Lumière.176

Desde ese día, para la inmensa mayoría de los espectadores


almerienses, el cinematógrafo fue el cordón umbilical que les uniría a
un mundo de progreso del que todavía no tenían experiencia directa.
Esta función cognitiva del cinematógrafo no se agotaba,
naturalmente, con la presentación de las maravillas de un progreso
apenas intuido fuera de las grandes urbes. El cinematógrafo podía
también satisfacer una sed de exotismo similar a la que la propia
burguesía almeriense manifestara, de ahí la expectación despertada.

De las notas de prensa recogidas se desprende un aspecto


importante para el posterior desarrollo del cinematógrafo en Almería:
la frecuencia de público. No pasarían muchos años para que el
desarrollo cinematográfico en Almería formara parte del “modus
vivendi” de los almerienses de entonces, que llegarían a
metabolizarlo de tal forma que no se concebía fiesta sin la presencia
de éste.

No tenemos más referencias de proyecciones hasta la feria de agosto


del año siguiente durante los días 19,20 y 23, organizado por la
Sociedad La Capea en el Paseo del Príncipe,177 aunque sabemos que
asistió mucha gente, la actividad que se organizó se refería a
176
(MASALEGRE., La Crónica Meridional, 1.12.1896)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
83

cuadros disolventes o fotografía continua, para referirse al


cinematógrafo y a la cámara de filmación de la que primera vez se da
cuenta, cuyo funcionamiento la prensa explicaba como un aparato
colocado en una esquina y dándole cuerda actuaba constantemente
mientras aquella dure, y una serie de fotografías instantáneas se
sucederá en él de manera que placa aparezca, se impresione y pase
para que otra le suceda. 178

Nuevamente vuelve a aparecer el cinematógrafo, pero en esta


ocasión se explica el funcionamiento de una cámara: Colocado el
aparato en una esquina y dándole cuerda, estará actuando
constantemente mientras aquella dure, y una serie de fotografías
instantáneas se sucederán en él de manera que una placa aparezca,
se impresione y para que otra le suceda. 179

El Ayuntamiento, presidido por Verdejo Ramírez, incluye en su


programación de Feria de 1898 el cinematógrafo durante los días 19,
24, 26 y 28 de agosto donde se dice: A las ocho de la noche, sesión
gratuita de cinematógrafo en el Malecón. Pero los almerienses aún
seguían sin conocer las maravillas del cinematógrafo Lumière del que
todo el mundo hablaba y nadie lo conocía, como se refleja en una
poesía improvisada de un espectador que relata la frustración que
sintió esa noche de cuadros disolventes en el Malecón:

La noche del diecinueve


Cogí, lector, mi bastón
Y llegue con paso breve
Al Malecón.

Al encaminarse allí
Mi único objeto era ver
Las lindas vistas del
Cinematógrafo Lumière

¡Qué terrible era el gentío¡


Embriagaba aquella vez
Al más rico mujerío
De la hechicera Almería

Estaba aquello cuajado,


Y allí vimos desfilar
Al médico, al abogado,
Al clérigo y al seglar

Desde la más alta dama


Al pilluelo que más grita
177
(La Crónica Meridional, nº 11.330),
178
(La Crónica Meridional, 4.12.1897)
179
(La Crónica Meridional, 4.12.1897)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
84

Ateniéndose al programa
Acudieron a la cita.

Todo el mundo estuvo allí


Y a todos los pude ver...
Al único que no vi
¡no hay que decirlo¡ fue al Ci-
nematografo Lumière.180

Al año siguiente volvemos a tener referencias del mismo. El 19 de


marzo y días sucesivos, gracias a un proyector venido de Málaga. Son
unos cuadros desconocidos en Almería que se proyectaron en el
Teatro Principal, una vez concluido el espectáculo dramático de
Francos Rodríguez y Félix Llana titulado “Los Plebeyos”. Algunos de
los cuadros exhibidos, como La llegada de un tren, hubieron de
repetirse repetidas veces ante la insistencia del público. Otra
proyección curiosa fue la Lidia de una corrida de toros, con los
toreros Reverte y Mazantini, sobre cuyo contenido el escritor Ricardo
Blanco publicó una crónica181 acerca de la sorpresa recibida por un
espectador que mediante la pantalla se enteraba de que su mujer y el
amante de ésta estaban abrazándose en el andén de la estación,
cumpliendo de este modo el cine un carácter informativo y a la vez
denunciador. Las corridas de toros empezaron a formar parte de los
catálogos cinematográficos182 nacionales casi desde la misma
invención del cine, convirtiéndose en referentes obligados casi de
todos los catálogos exhibidos en provincias. Probablemente el
programa, como era costumbre, estaba compuesto por ocho vistas en
las dos funciones habituales, con cambio diario de cuatro de ellas

Un almeriense, don Eustaquio de los Ríos Zarzosa, había solicitado en


1890 al Ayuntamiento “establecer en esta ciudad un Tiro de Pichón”,
como lugar de “recreo y de cultura”, en un solar “que hay a las
espaldas del Café Universal” y frente por frente a la cervecería Suiza,
al lado de la librería del Sr. Estrella.183 Este solar ahora era propiedad
del Sr. Navarro184 y parece ser que estaba destinado
urbanísticammente a ser en su día prolongación de la calle de la
Glorieta, pero el Ayuntamiento aún no había acometido actuación
alguna. Por eso este espacio solía ser solicitado por los exhibidores
180
(“La poesía publicada en la prensa almeriense del siglo XIX”, Pág. 347.
Poema 247
Gines Bonillo/Olga Cruz. También en: El Ferrocarril 20.8.1898)
181
(“El Cinematógrafo, cuento de fin de siglo”, reproducido por Catalina
Pulido Corrales en “Inicios del cine en Badajoz (1896-1900)”, Editora
Regional de Extremadura, Mérida 1987, pp. 79-82)
182
(Aquí conviene saber que Promio, un técnico francés enviado a España
por los hermanos Lumière, filmó en escenas de panoramas portuarios
barceloneses, vistas urbanas madrileñas, desfiles militares y escenas
taurinas)
183
(La Opinión, 8.12.1899)
184
(La Crónica Meridional, 10.11.1894)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
85

ambulantes para emplazar sus cinematógrafos, pues tenía la


circunstancia de que por sus lados no hay edificaciones ni casa
alguna habitada..185 En este espacio –decíamos- del antiguo Tiro de
Pichón en el Paseo del Príncipe, a finales de noviembre y principios
de diciembre de 1899, se exhibió un cinematógrafo último invento
con magníficas vistas con colores y además el gram-o-phom de
última novedad y perfeccionamiento, fonógrafo, sin cilindro, voz
natural, clara y voluminosa.186 En realidad era un cinematógrafo
acompañado de un fonógrafo que se anunciaba con el nombre de
“cinematógrafo mágico”. Se realizaron funciones durante casi toda la
primera quincena de diciembre, con un gran éxito de público. Pero,
además, la atracción de este espectáculo eran las “vistas
coloreadas”, rudimentariamente coloreadas a mano, y la
combinación entre música e imagen, intentando sincronizar la acción
de la pantalla con el sonido. Este espectáculo precinematográfico,
precedente del playback, debería crear tan maravillosos efectos
visuales entre imagen y sonido que el público se sentía tan atraído
como para acudir durante el tiempo que duró la representación.

Esta novedosa iniciativa había sido traída a Almería por un vecino


de Reus, don Miguel Sardá Borrás, para instalar un Pabellón
Cinematográfico o Salón 187
conocido por Cinematógrafo Español que
se veía cada día más concurrido (...) donde se halla expuesto el
notable fonógrafo “gram-o-phom y los sorprendentes cuadros en
colores, muchos de los cuales reproducidos y premiados en las última
Exposición de Paris (...) Esta noche se exhibirán entre otros los
notables cuadros Un pescador al agua, El hombre de dos
cabezas, Transformaciones de una bailarina, Baile infernal,
Carga de la caballería rusa Luna y estrellas, Cremación de una
mártir y Baño de caballos en un cuartel, de la que se dice sin
disputa es uno de los cuadros de más vida y en el que la imaginación
se sorprende de tanta realidad.188 La alusión hecha anteriormente al
fonógrafo nos puede parecer curiosa pero que entonces era muy
frecuente, nos lleva a la forma del espectáculo, en la que se retoma la
herencia del gramófono. Un aparato en muchos sentidos
precinematográfico ya que, desde el fonógrafo, se había integrado en
demostraciones casi científicas en cafés, teatros y barracas,
componiendo unos circuitos y presentándose para unos públicos que,
años más tarde, serían los mismos que se encargó de cubrir el
cinematógrafo. En algunas ocasiones, como en esta primera vez de
Almería, ambos aparatos compartían funciones en una mixtura similar
a la del cinematógrafo, unido durante años con las varietés, estaba a
punto de consolidar.

185
(Archivo Municipal. Comercios, Doc. 99 Leg nº 2)
186
(El Regional, 27.11.1899)
187
(ARCHIVO MUNICIPAL Comercios, Doc, 99 Leg. nº 2)
188
(El Regional, 5.12.1899)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
86

Este cinematógrafo que viene actuando en el Paseo del Príncipe,


junto a la librería del Sr. Estrella189 y cuyos cuadros tantos aplausos
ha merecido cerró sus sesiones en Almería para trasladarse a
Cuevas. 190

Fue el último espectáculo que se presentó durante el siglo XIX.


Culminaba un siglo de recreaciones científicas que comprendían los
experimentos de óptica sensacional, física recreativa, cálculos
matemáticos, taumaturgia humorística, nigromancia moderna y
prestidigitación, danzas voluptuosas con apariciones y
desapariciones. Recreaciones que no perderían su vigencia y que
promotores ambulantes y empresarios venidos de otras ciudades y de
nuestra ciudad alternarían durante los primeros años del siglo XX.

El proletariado urbano de Almería, obligado a renunciar a sus


orígenes campesino y a integrarse en un modelo productivo presidido
por la mecanización con unas estructuras urbanas abiertamente
agresivas, se enfrentaba ante los desafíos de la tibia industrialización
almeriense y asistía admirado a todos los inventos que aparecían
que, “bajo la forma de los fenómenos de feria”, les ofrecía a estos
desfavorecidos una “visión rosácea del porvenir de la sociedad
industrial”.191 Los espectáculos que les llegaban a la feria, las
fantasmagorías en las plazas y teatros de la ciudad no aspiraban ni a
divulgar ni a estimular intelectualmente a aquellas gentes frente al
reto de los nuevos adelantos científicos y tecnológicos. Al contrario,
pretendían simplemente, y a buen seguro que lo conseguían, distraer
y sorprender a un auditorio, que era precisamente lo que buscaba
con su asistencia a este tipo de entretenimientos.

Los sueños proyectados sobre sábanas blancas venían entre los


cachivaches de los feriantes ambulantes que, poco a poco,
empiezan a consolidarse y a quienes con su heroica insistencia se
debe la expansión de la cultura cinematográfica. Los cinematógrafos
en Almería solían alternarlos con representaciones musicales y
varietés instalando pabellones, barracas o salones a lo largo de los
próximo años, porque para muchos de ellos instalarse de una
manera fija no les era rentable. Primero, porque el empresario debía
disponer de una economía saneada para poder edificar un local que
fuese por sí solo un atractivo para el público. Además, las exigencias
del Ayuntamiento y el Gobierno Civil para los establecimientos
estables no eran las mismas que las exigidas por la Comisión de
Ornato Municipal para los trotamundos pabellones cinematográficos.
Otra razón que no invitaba a establecerse era la necesidad cambiar
constantemente de espectáculo y conocer de cerca las novedades de
reciente aparición, amén de las dificultades de comunicación con el
exterior que padecía la ciudad y el difícil, lento y laborioso
189
(La Opinión 8.12.1899)
190
(El Regional 28.12.1899)
191
(I.ASIMOV (1987): “Momentos estelares de la ciencia”, Madrid, Alianza,
pp. 91 y 93)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
87

transporte que suponían las comunicaciones de Almería con otras


provincias.

En otras provincias andaluzas la presencia del cinematógrafo


comenzó a ser más frecuente, lo mismo en verano que en cualquier
época del año, aunque Almería hubo de esperar a los primeros años
del siglo XX para que el cinematógrafo tuviese una mayor presencia,
gracias a la iniciativa de unos fotógrafos locales.

La respuesta social de los almerienses ante las primeras proyecciones


fue, como en todas partes, de sorpresa ante la novedad durante los
primeros años del siglo XX, para consolidarse posteriormente como
un espectáculo más, con fuerza suficiente para desplazar al teatro y
una clase burguesa, cansada ya del invento, volvió al teatro
alentándolo socialmente. Pero la fuerza, el impacto y el vigor de las
imágenes en movimiento y lo que contaban fue capaz para la
segunda década del siglo XX que el cine se convirtiera también en
el espectáculo preferido de las clases medias y pequeña burguesía de
Almería, alejadas del boato de las representaciones operísticas y
teatrales. Siempre, como es natural, perdurarían las clases
dominantes de la ciudad que imponían tintes aristocráticas a sus
actuaciones haciendo valer sus gustos, aficiones y criterios morales
de los espectáculos públicos, especialmente del cine.

Los ambulantes y sus barracones, tuvieron que dejar sitito en la


ciudad a las empresas establecidas como el Novedades, Principal,
Apolo y el flamante Teatro-Circo Variedades, en el Paseo del Príncipe,
inaugurado en agosto con representaciones de zarzuela contratadas
de la Cía. del Sr. Borges.192 El propietario eligió para el decorado del
teatro al almeriense Sr. Acosta. Desde ese día –comentaba la prensa-
los amantes del arte de Talía de la sociedad de bien de Almería
pudieron disfrutar de obras como “La alegría de la huerta”, “El cabo
primero” y “La Viejecita”; “La Bohème”, “Mefistófeles” o “Aida” hasta
un total de 20 representaciones contratadas por el propietario don
Juan Bosch y cuyos precios oscilaban desde 12,50 pesetas platea a
0,55 céntimos entrada general. 193

Al iniciarse el nuevo siglo y tras un período de tiempo sin


cinematógrafos, don Diego Suárez194 en el Teatro Apolo presentó a
finales de diciembre de 1900 unos magníficos cuadros
cinematográficos que la prensa nacional ya había celebrado en
aquellos lugares que fue presentado.195 A partir de aquí el
cinematógrafo se hizo casi constante en nuestra ciudad. Bien en las

192
(La Crónica Meridional, 22.5.1900)
193
( La Crónica Meridional, 17.11.1900)
194
(El cinematógrafo del Sr. Suárez formaba parte de una notable compañía
de varietés junto al Sr. Ramírez que exhibían cuadros con el
Cromofotgraph ambulantes por distintos puntos de la geografía andaluza,
entre ellos en Córdoba en 1903)
195
(La Crónica Meridional, 21.12.1900)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
88

precarias instalaciones de los pabellones venidos de otras provincias;


bien en el interior del suntuoso cinematógrafo almeriense La Luz, el
señorial Teatro Principal, el Variedades o el irregular Apolo.

Desde este momento empieza a convertirse la historia del cine en


Almería en una relación de proyecciones efectuadas en esta ciudad,
desplazando paulatinamente al teatro. Rafael Utrera196 hace
referencia a la presencia de algunos operadores en Andalucía por
estas fechas. No nos consta que registrasen filmaciones en tierras
almerienses. Estas informaciones verifican la presencia del operador
Félix Mosguich en el Sur de España para impresionar vistas de Sevilla,
Granada y Córdoba por encargo de la casa londinense de Charles
Urban. Conocemos también, por los catálogos de las casas Pathè y
Lumière, de filmaciones realizadas en nuestra Comunidad desde
1898, pero ningún rastro de aquellas primeras filmaciones de
Victoriano Lucas rodadas en nuestra ciudad.

El raquítico panorama cinematográfico que presentaba este país


durante los primeros años de desarrollo del cine se debe a múltiples
factores pero, sobre todo, al manifiesto retraso cultural y técnico
respeto a Europa o el escaso nivel industrial y tecnológico, situación
que propició la rápida invasión de productos extranjeros. Gaumont y
Pathè, en Francia, desarrollaron una potente industria cinematográfica
desde los comienzo del cine capaces de producir películas vírgenes,
cámaras tomavistas, aparatos de proyección y capacidad para
generar rodajes de películas para el público con estudios propios. Sin
embargo, en España, por las causas apuntadas “no hubo tiempo
material para que se produjese una reacción cualquiera a favor de
una producción nacional del producto cinematográfico que
contrarrestara la invasión del producto extranjero”. 197

Proyecciones del cinematógrafo y varietés

Fueron duros los inicios del cine en nuestra ciudad, alejada


geográficamente de los puntos clave del desarrollo del cinematógrafo
en el país. Para que Almería llegara a la consolidación de la exhibición
en salas estables en la segunda década del siglo, hubo de pasar por
una primera integración en el mundo de la feria y de las varietés, una
vez que remitió la novedad.

Por otra parte, aunque a comienzos de siglo la popularidad del


cinematógrafo en la ciudad era innegable, grandes capas de los
196
(R. UTRERA y J.F. DELGADO ,“Cine en Andalucía”, Argantonio, Ediciones
Andaluzas, Sevilla 1980)
197
(J.M.CAPARRÓS LERA, “Memoria de los pioneros”, C.I.L.E.H.,Madrid,
1992)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
89

barrios quedaban todavía excluidas del juego en virtud de su limitada


capacidad adquisitiva, a pesar la bajada paulatina de los precios y las
ofertas de los exhibidores locales. El cinematógrafo no era barato.
Que el cine fuera más barato que otros espectáculos que se
celebraban en la ciudad no significaba necesariamente que estuviera
al alcance de todos los bolsillos. A falta de un estudio pormenorizado
sobre la evolución de los precios de los cinematógrafos en las
distintas provincias españolas, ciertos datos apuntan sin embargo a
que la entrada a los mismos era con frecuencia prohibitiva para
muchos ciudadanos, razón que sugiere a los exhibidores una
progresiva disminución en los precios durante la primera década del
siglo.

La simbiosis entre el cine y otras formas de espectáculo popular cuajó


rápidamente en nuestra ciudad. Los programas mixtos, combinando
la proyección de imágenes en movimiento con la presentación de
diferentes curiosidades (rayos-X, fonógrafos, mujeres barbudas,
ventrílocuos…) o con toda una serie de números artísticos (musicales,
circenses...), estuvieron por supuesto a la orden del día durante más
de una década, pero no agotaron ni mucho menos el abanico de
posibilidades de hibridación.

El cinematógrafo fomentó, con todo, una inequívoca ilusión


interclasista en la medida en que -más allá de las limitaciones
señaladas y con las diferencias de tempo observadas en cada
provincia- terminó efectivamente por ser un espectáculo popular, un
entretenimiento de masas en el que ni siquiera las evidentes
fronteras que los distintos tipos de salas marcaban podía obviar el
hecho básico de la participación en un mismo tipo de espectáculo. El
Trianón o el Hesperia pueden muy bien operar como microcosmos
privilegiado en la reconstrucción del consumo cinematográfico en
nuestra ciudad de este período. Construidos para servir
expresamente como salas de cine, estos salones -al contrario de lo
que debía ser lo habitual- hacían ocasionalmente las veces de pista
de circo, escenario de espectáculos de varietés, sala de conciertos,
etc. El Trianón era el cine que daba cita a un perfil social procedente
de obreros portuarios y sectores pertenecientes a la clase media baja,
mientras que el Hesperia era publicitado siempre como el lugar
donde se reúne lo más elegante de la sociedad almeriense, y sin
estar realmente al alcance de todos los bolsillos, éste se convirtió de
hecho en el lugar de encuentro de amplios sectores de la sociedad
almeriense que probablemente nunca antes habían compartido de
ese modo sus ratos de ocio y esparcimiento, aunque es cierto que las
diferencias sociales estaban claramente marcadas mediante un
procedimiento singular, pero simplificado, herencia del teatro:
principal o preferencia, general y gallinero.

En Almería se había desatado la afición por un tipo de espectáculo


que marcó toda una época: las varietés, galicismo que logró
internacionalizarse y que implicaba un género que la gente de bien y
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
90

la prensa local calificaron peyorativamente como ínfimo, ubicándolo


en último término tras los denominados género grande -drama,
comedia, zarzuela- y género chico -sainetes, entremeses y piezas de
duración mayor-.

Por otra parte, el patrón habitual de interferencia del cinematógrafo


con los entretenimientos populares de raigambre tradicional exhibe,
pues, una complejidad mucho mayor que la que ordinariamente se le
supone. Lejos de simplemente atentar contra acreditados
espectáculos populares, parece más bien que lo que se produjo fue
una afortunada confluencia entre el uno y los otros. La respuesta del
público almeriense ante las primeras vistas taurinas realizadas por
don Victoriano Lucas en 1903 así lo evidencia, y ello dependía de la
gran afición que a esa fiesta reina en todas las clases de la sociedad
de Almería. En la medida en que el cine vino ocasionalmente a
erigirse en un nuevo vehículo para formas de espectáculo
tradicionales, es evidente que éstas hubieron de resentirse (el cine, al
fin y al cabo, ofrecía un sucedáneo a precios mucho más baratos),
pero el alcance de tal impacto requiere todavía una investigación
detallada y, desde luego, por el momento dista mucho de ser claro.
Desde la perspectiva de la historia y la sociología del cine primitivo en
Almería, la cuestión más importante no era sin embargo ésta; antes
bien, lo que verdaderamente interesaría estudiar es el
desplazamiento y reorientación de los ejes de gravedad de este
entretenimiento en los años posteriores a las importantes rupturas
tecnológicas que el cinematógrafo representó posteriormente.

El caso de los conciertos musicales, tan arraigados en nuestra ciudad


a finales y principios de siglo, es probablemente el más interesante
de todos en virtud tanto de su profundo arraigo popular que tenía en
la ciudad como de las importantes implicaciones que para el
desarrollo del propio arte cinematográfico tendría. Como en otras
provincias, en Almería el cine mudo no fue nunca propiamente mudo.
Incluso, desde el principio, en pabellones y salas relativamente
modestas como eran las almerienses, hasta la inauguración del Teatro
Cervantes, fueron frecuentes las actuaciones de un pianista, un trío o
un sexteto durante la proyección. A juzgar por los datos disponibles,
más que acompañar la película éstos tocabas lo que -a voz en grito-
el público les pedía durante la proyección, no siendo por ello
infrecuentes las discrepancias entre músicos y público. En el
Cervantes existía, con todo, una excelente orquesta que llegó
incluso a dirigir el maestro Bretón, hijo, poniéndole música al estreno
de las películas La Verbena de la Paloma y Flor de España.

Desde los inicios del cinematógrafo nuestras salas de cine -lejos de


ser un refugio para segundones o principiantes- no tardaron en
erigirse en auténticos santuarios musicales donde los maestros
almerienses, entre los que se encontraban profesores del Instituto de
Bachillerato, de la Escuela de Artes o provenientes del Real
Conservatorio de Música de Málaga o Cádiz, estrenaban sus nuevas
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
91

piezas e interpretaban a los clásicos. El maestro Francisco Sánchez de


las Heras, por ejemplo, una personalidad musical de prestigio del
momento, así lo haría en el Variedades, del mismo modo que los
cafés almerienses se convertirían en los años veinte en los auditorios
privilegiados de los grandes cantaores de flamenco.

Siguiendo pautas también habituales en otros lugares de Andalucía,


el Cinematógrafo Guerrero se venía anunciando en 1909 con gran
pompa en Almería como Cinematógrafo-parlante Guerrero. Se
trataba, en realidad, de una simple combinación del cinematógrafo y
fonógrafo, pero la novedad despertó suficiente interés como para que
el invento circulara después por toda la ciudad, que justificó los llenos
del coliseo Casanova. Lo más interesante de la iniciativa fue, sin
embargo, que ni siquiera tal dispositivo, que daba la impresión de ser
cintas sonoras,198 eximió al gerente de dicho teatro de presentar el
habitual grupo de músicos. La textualidad del cinematógrafo seguía
siendo, pues, problemática y en tal coyuntura no es de extrañar que
se ensayara con el mayor de los empeños una fórmula que aunara las
características del espectáculo musical y las virtudes de la proyección
de vistas. En última instancia, todavía estaba por decidir si la
hegemonía debía de corresponder a las imágenes o a los sonidos. Ese
fue un debate muy posterior, con la llegada del sonoro.

Es difícil precisar cómo evolucionaron las programaciones anuales de


los distintos pabellones y teatro almerienses durante los primeros
años de expansión del cinematógrafo, ya que apenas existe
información, aunque sí nos atrevemos a definir los rasgos más
destacados. Dos son los formatos que presentaban los empresarios.
Primero, las proyecciones sólo de películas y, dos, la exhibición de
éstas en combinación con las varietés. Este formato fue el que
utilizaron con más frecuencia los empresarios en los primeros tiempos
del cinematógrafo, antes de que se consolidase como espectáculo
con identidad propia.

Es la fórmula que empezó a utilizar en noviembre de 1900 el Salón


Actualidades de Madrid y que, rápidamente, se extendió por todas las
ciudades importantes; fórmula a la que se sumaron igualmente los
Teatros Romea y Apolo de Madrid, hasta 1914. En Barcelona, sin
embargo, en el Teatro Eldorado se siguió apostando por este formato
hasta poco después de concluida la I Gran Guerra. 199

No obstante aquella avanzada, la sagacidad de los empresarios les


llevaba a proceder con astucia, pues si bien el cinematógrafo atraía,
no ocurría menos con las varietés, el que a favor de su
espectacularidad, variación y dinamismo- dentro de las posibilidades
de su época, claro es- ejercía también incuestionable fascinación
(La Crónica Meridional, 27.5.1909)
198

199
(M. VÁZQUEZ MONTALBÁN (1974): “Cien años de canción y music-hall,
Barcelona, Seix-Barral)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
92

sobre los auditorios. Por ello, en los pabellones cinematográficos


pronto se empezaron a ofrecer espectáculos duplos a precios
módicos.

Y en Almería, como en tantas otras ciudades, la combinación de


películas con varietés empezó a ser habitual. Este tipo de
programación nutrió la vida de los primeros pabellones
cinematográficos, salones y teatros almerienses, hasta que
empezaron los cines propiamente dichos como el Salón Ena-Victoria
(instalado en el Apolo) (1908), Cine Casanova, instalado en el
Variedades por temporadas (1909), Salón Victoria (1910) El Triunfo
(1912), Trianón (1912) y el Variedades. Unos y otros se acogieron, al
menos hasta la segunda decena del siglo, a esta modalidad de
programación.

Las tentativas que surgieron, a partir de 1902, por consolidar la


exhibición cinematográfica en Almería no cuajaron, a pesar de los
esfuerzos que desde su primer momento se propuso la Sociedad la
Luz -esfuerzos que se trasladaban a otros pueblos de la provincia-,
pues este Pabellón dejó de actuar en nuestra ciudad en 1907. El
Variedades se acogió a esta rentable fórmula y continuó repitiendo
este formato a lo largo de los años sucesivos hasta su desaparición,
con momentos de mayor o menor intensidad.

El Trianón, no exento de problemas e interrupciones, representó en la


ciudad de las primeras décadas del siglo la referencia cinematográfica
obligada para los almerienses, hasta que fue relevado por el
Hesperia. Pero las sesiones, tanto en los cinematógrafos estables
como ambulantes, solían aparecer como una especie de simbiosis
generada entre los espectáculos de varietés y el cinematógrafo,
fenómenos ambos eminentemente urbanos y que, gracias a esa
simbiosis, el cine alcanzó un enorme desarrollo hasta el punto de que
no era concebible el uno sin el otro.

Desde esa simbiosis, todo un mundo pintoresco convergía en las


atracciones varietescas más curiosas y disímiles que los almerienses
pudieron ver y escuchar. Huelga decir que la cantidad conspiraba a
menudo contra la calidad. Las proyecciones se alternaban con
actuaciones musicales, números de vodevil, ilusionismo, recitales
poéticos, etc., y lo hacían obviamente en marcos tan diferentes como
la propia extracción social que su público exigía. Pabellones
cinematográficos, carpas o barracas miserables, primero, o teatros
como El Novedades y Variedades, después, sirvieron por igual a los
intereses comerciales de los empresarios cinematográficos locales en
la medida en que realmente no estaba claro cuál era el futuro del
nuevo invento y que, por lo demás, en nuestra ciudad el proceso
parece haber sido justamente el contrario del que se diera en otras
ciudades. Lejos de aspirar a una dignificación del espectáculo
cinematográfico para atraer a la esquiva burguesía almeriense a las
salas de proyección, parecía que el objetivo de nuestros empresarios
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
93

-al menos durante un corto, pero significativo, período- fue más bien
democratizar el consumo de aquél y asegurar la participación de los
sectores menos favorecidos de la sociedad.

Sea como fuere, lo cierto fue que en los pasillos de los primeros
pabellones, camerinos y terrazas de verano de los años treinta los
espectadores almerienses se mezclaron y convivieron entre el cine y
las varietés en funambulesco revoltijo, frú-frú de rasos y sedas,
cascadas de encajes, ruidos de abalorios, extraños instrumentos
musicales, revolear de mantones, muñecos de ventriloquia, repique
de castañuelas, canturreos, jipíos de cante jondo, sones de
panderetas, besos y abrazos de circunstancias, murmuraciones,
flores, injurias, piropos, perfumes picantes, aplausos de compromiso,
sonrisas y santiguaciones antes de salir a escena. Y luego, el
agradecimiento, las sonrisas, los besos o las lágrimas del agasajado;
estas últimas, según el monto del beneficio obtenido.

Como en el teatro, los empresarios portadores de cinematógrafos y


varietés también organizaban funciones en beneficio de, que era
corolario obligado de una temporada exitosa cumplida por el
exhibidor cinematográfico o el artista en la sala del homenaje y
respondían con frecuencia a una cláusula contractual, según la
categoría de la atracción. Eran veladas unas veces en beneficio de
los niños del Hospicio, otras de los locos del manicomio, de los
soldados vueltos de la guerra de Marruecos que siempre se
encargaban de organizar autoridades, la Junta de Damas de Almería o
el Colegio de Seises de la Catedral; otras veces eran justas
consagratorias para el agasajado o simple excusa del empresario por
continuar en la ciudad un día más.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
94

VIII. LOS PIONEROS DEL CINEMATÓGRAFO EN


ALMERÍA

Los cinematógrafos ambulantes


Los primeros cinematógrafos que llegan a la capital lo hacen de forma
esporádica, irregular y casi anónima. Todo cambia a partir de 1908,
cuando las irregulares proyecciones se hacen más sistemáticas y los
exhibidores se hacen estables.

En el Teatro-Circo Variedades se produce el primer modelo de


reconversión de un espacio escénico teatral en cine, produciéndose el
hecho de que ya en 1910 la proyección de películas ocupa cada vez
más terreno al espacio teatral. Si los primeros años de los
cinematógrafos es la de los pabellones cinematográficos; a partir de
1910 asistimos a la creación de espacios públicos netamente
cinematográficos.

Para ello, los astutos exhibidores almerienses han de ejecutar


ingeniosas escaramuzas y trucos para ir colándose en el circuito
teatral que, desprevenido ante la atracción de menor categoría, va
perdiendo progresivamente la batalla frente al cine. Sin embargo
Almería, tan madrugadora en mostrarnos el maravilloso invento tuvo,
no obstante, un perezoso desarrollo en la exhibición de cintas en
relación con otras provincias andaluzas.

Ciertamente que la repercusión registrada por la llegada del


cinematógrafo a nuestra ciudad no es diferente a la que tuvieron
otras ciudades. Tras el parón de 1896, los años siguientes a partir de
1902 fueron de éxito por lo que suponía el redescubrimiento de
aquella novedad, luego se produjo el abandono de la burguesía local
al pasar la novedad de un invento científico más de los muchos que
circulaban por la feria y exhibidos en todas las ferias del país.

Tanto es así que cuando arranca el año 1900 nadie en la ciudad se


preguntaba por aquel invento y los propietarios de las salas de teatro
seguían programando sus temporadas teatrales en función de las
fiestas y la época del año, como siempre.

El año 1900 arranca en el Apolo con un espectáculo de comedias, la


representación más reclamada por los almerienses: el teatro. El teatro
Apolo comenzaba en enero su temporada de comedias con obras
hartamente representadas en nuestra ciudad: El traje de boda, El
cabo primero, Gigantes y Cabezudos, Los descamisados, La Viejecita,
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
95

La Revoltosa… y tantas otras operetas y zarzuelas que se alternaban


con obras teatrales de Echegaray, Zorrilla o Calderón.

El interés de los almerienses hacia el teatro se manifiesta en febrero,


cuando un grupo de seguidores de la obra de Vital Aza decide fundar
un teatro familiar en el que se representarán sólo obras del género
cómico, adecuando en la calle Las Cruces un local con escenario
incluido.

El Carnaval es la fiesta teatral popular más generalizada en la ciudad.


La gente, como todos los años, vivía las fechas del Carnaval
intensamente. Hasta el Ayuntamiento liquidaba parte de la deuda
contraída con los músicos de la Banda Municipal y les instalaba en
un tablado improvisado en la calle Ricardos para animar con sus
sonoros conciertos los bailes populares, ataviadas las gentes con toda
clase de serpentinas, confetis perfumados, esprits, capuchones,
bolsas de papel chinés, diamantinas, polvo de oro o los lujosos
momos que se adquirían en el Kiosco Nacional, de don Antonio
Segura, o en la Sombrerería Inglesa, en una espléndida tienda de
Príncipe Alfonso, número 14; y los sombreros de la calle Sebastián
Pérez, número 1, famosa por ser la única tienda que decía vender el
auténtico sombrero Borsalino, con el que acudían a celebrar los bailes
de carnaval los socios del Círculo Mercantil, el Casino y otras
sociedades al Variedades y, cuando se inauguró, al Cervantes. 200

Pasada la feria de 1900 -gentes venidas de otros pueblos habían


disfrutado con el Circo Ecuestre de los Hermanos Rossi y Albano- el
teatro sigue con fuerza marcando la vida cultural de la ciudad. En
otoño comenzará, como siempre, la temporada de ópera con la
representación de Aida, La Bohéme y Mefistófeles, junto a zarzuelas
cómicas de Ventura de la Vega.

El cinematógrafo deja su rastro de itinerancias en desconocidos


puntos de la ciudad. Espontáneos exhibidores iban y venían por
nuestra ciudad una vez que el público, cansado de ver siempre las
mismas cintas, hasta agotar el catálogo, daba lugar a nuevas
demandas y otra vez nuevos exhibidores con nuevas cintas,
instalándose tan rápidamente como desaparecían. Siempre habría
alguna fiesta local y ocasión que aprovechar para trasladar sus
artilugios ruidosos de un lugar a otro. Al parecer, durante esa primera
feria del siglo el Cinematógrafo Luz empezaba su andadura en algún
lugar no muy lejos del Real de la feria.

Pasados unos meses ya nadie parece acordarse del cinematógrafo


hasta que, a finales de diciembre, un tal Diego Suárez –del que no
hemos podido encontrar referencias- presenta unos magníficos
cuadros cinematográficos en el Apolo, que abandonó su temporada

200
(Anuario de Almería, Año 1925)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
96

de zarzuelas y teatro para acometer la aventura del cinematógrafo, al


que volvemos a perderle la pista por un tiempo.

En realidad, los impulsores del desarrollo del cinematógrafo en la


ciudad habían sido y seguían siendo los exhibidores ambulantes
venidos de fuera o de la ciudad. Ellos, con sus proyectores y cintas
que habían comprado, no se sabe dónde, reavivaron el interés por el
espectáculo. Es cierto que no eran muchas las cintas de las que los
exhibidores ambulantes podían echar mano, pero sí las suficientes
como para que, una vez cansado el público de ver las mismas
escenas, los mismos gestos y pequeñas historias que se repetían
incansablemente, el público esperara ávido por conocer nuevas
cintas que nuevos exhibidores ambulantes traían a la ciudad. Ellos
fueron los primeros exhibidores que solicitaron al Ayuntamiento o al
Gobierno Civil autorización para la instalación de sus pabellones
cinematográficos a lo largo de los primeros años del nuevo siglo.

En una ciudad en la que nunca ocurre nada, como destaca un


articulista de La Crónica Meridional, merecía comentarios de gacetilla
y tertulias el comienzo de la línea férrea de Moreda a Granada y la
construcción del Cable Inglés, que levantó temores, primero, y,
posteriormente, agrias protestas de los vecinos y pescadores de las
Almadrabillas.

También los hechos protagonizados en febrero por los estudiantes


libres de derecho -protestaban contra las agresiones sufridas por sus
compañeros de la Universidad Central de Madrid que habían tomado
partido por la obra de Pérez Galdós, Electra, llena de connotaciones
político-religiosas, hasta provocar manifestaciones en Madrid,
Barcelona, Salamanca, Zaragoza y, sorprendentemente, en Almería-
sirvió para aliviar de la pesada rutina las tardes de los cafés y el
paseo ritual por el boulevard. Hubo una inocente manifestación de
estudiantes por la calle Gerona dando vivas a la libertad y mueran los
jesuitas en la que intervino la policía dispersando la manifestación y
encarcelando a un joven que ondeaba una bandera republicana, sin
mayores consecuencias.

La obra no se pudo representar en el recién inaugurado Variedades


durante el mes de febrero por negativa del Gobernador,
Sr.Maldonado, pero en marzo se puso en escena con un enorme éxito
de público. Es como si la ciudad, con el nuevo siglo, despertase harta
de ser la cenicienta de España.

En marzo de 1901 el Sr. García Molero, con domicilio en la calle de La


Almedina, 25, solicita instalar una barraca de 18 metros de fondo por
ocho de ancho en el Paseo del Príncipe Alfonso, justo donde se
situaba el Pabellón del Casino, para dar representaciones públicas,
pero su petición no fue aceptada por ser ese el sitio ocupado por el
Casino durante las ferias.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
97

Sin embargo, a finales de marzo tenemos constancia del éxito de un


cinematógrafo Lumière que se vio todas las noches bastante
concurrido. Probablemente se trate del cinematógrafo solicitado por
García Molero que continuó las exhibiciones durante el mes de marzo,
pero ahora instalado frente al Teatro Principal y conocido como
Pabellón de los hermanos García. Este cinematógrafo anunciaba una
larga lista de cintas. Vistas de la Exposición de París,
Transformador de sombras, Baile sevillano, Llegada de
góndolas a Venecia, Establecimiento de baños, Baile Libala,
que se anunciaba en color, Idilio a orillas de un rio, Mujer y
transformación, también en color, Choque de trenes y El
palacio encantado. 201

De estas proyecciones se dice que “... los cuadros que se exhiben


son de un gran efecto, destacándose principalmente la cinta Choque
de trenes, 202 mutilada, según cuenta el historiador Paco Ignacio
Taibo: La primera versión de La Cenicienta de Meliès fue mutilada por
los productores, con el consiguiente enfado de su autor, pudiéndose

(Regional 26 marzo 1901)


201

202
(NOTA DEL AUTOR: ¿Podría tratarse de la cinta de Segundo de Chomón?
La fecha datada por algunos historiadores cinematográficos para la cinta
Segundo de Chomón es 1902.¿Entonces, podría tratarse de otra cinta
similar a la de Chomón? Parece probable aunque, de momento, nos
mantenemos en la duda de que la cinta pueda ser de Chomón. Tampoco
descartamos esta hipótesis. Segundo de Chomón fue pionero del cine
español. Introdujo en el cine innovaciones muy útiles en diferentes
terrenos: iluminación, trucos, movimientos de cámara. Instaló en
Barcelona un taller para el coloreado a mano de películas. Pathè le
contrató en 1906. Junto con Mèlis fue el gran especialista en trucajes del
cine primitivo. Fue también operador de Viaje a la luna (1903) y
proyectada en Almería en el cine Triunfo en 1912, Cabiria (1914), El hotel
eléctrico (1910), Pulgarcito (1913), La guerra de Momi (1916) y Los
guapos (1918); Batalla de nieve, Escamoteador de niños y La Cenicienta
(Mélies, 1899): El filme relataba el popular cuento de Perrault con las
siguientes escenas: Cenicienta en la cocina; El hada, las ratas y los
lacayos; Transformación de la rata; La calabaza convertida en carroza; El
baile en el palacio del rey; La medianoche; La alcoba de Cenicienta; La
danza de los relojes; El príncipe y los zapatitos; La madrina de Cenicienta;
El príncipe y la Cenicienta; Llegada a la iglesia; La boda; Las hermanas de
Cenicienta; El rey, la reina y los nobles; El cortejo nupcial; El baile de la
novia; Las esferas celestes; La transformación y El triunfo de la
Cenicienta. En esta cinta Mèlies desarrolló, por primera vez, su famoso
método de las escenas artificialmente dispuestas basado en la selección,
previa al rodaje, del argumento y las escenas. El propósito que este
método perseguía era el de posibilitar el control del realizador sobre el
material y la organización del rodaje a fin de obtener una continuidad
narrativa, basada en la organización adecuada y sucesiva de los cuadros
en movimiento, que confiriera un efecto homogéneo. El método supuso un
avance significativo en la realización puesto que la mayoría de los
directores no organizaban sus escenas. En el filme destacan, además,
elementos y recursos propios de la escenificación teatral, como el uso del
vestuario, la escenografía y la utilización de actores profesionales.
La película, que en inglés se presentó como Cinderella, tuvo un enorme
éxito. L. Ituarte y J. Letamendi, “Antología.Los inicios del cine”. Ediciones
del Serbal, 2002)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
98

considerar un curioso antecedente de lo que después sería la censura


comercial. Es de imaginarse la proyección ante un público compuesto
esencialmente por señoritas ataviadas –como nos expresaba
zumbonamente el escritor, periodista y compositor musical
almeriense Manuel del Águila- con su enormes y vaporosos sombreros
acompañadas de sus familias de la buena sociedad almeriense
contemplando Aladino y la lámpara maravillosa (Pathè, 1901),
que fue una primera versión del tema oriental, compuesta por 45
cuadros y 230 metros, con una duración de 25 minutos.

Con esta cinta del Pabellón Cinematográficos de los Hermanos García


seguramente los almerienses se iniciaran en el conocimiento de los
primeros signos del lenguaje cinematográfico gracias a la utilización
de sobreimpresiones, panorámicas, angulación, insertos, efectos de
agrandamiento mediante técnicas perspectivistas, el uso de la
marcha atrás de la imagen, paradas por sustitución -ya conocidas por
otras cintas visionadas de Mèlies- y, sobre todo, pudieron quedar
maravillados ante los exóticos decorados reproducidos a color y los
montajes en paralelo. Otras películas llenarían de ingenuidad las
tardes-noches de los almerienses, como Batalla de nieve, repetida
por todos los pabellones cinematográficos del país. 203

Eran espectáculos novedosos a los que la sociedad adinerada,


pequeña burguesía comercial y mercantil de la ciudad, no perdía
ocasión de contemplar por tan sólo veinte céntimos. Seguramente los
días sucesivos servirían para llenar de comentarios las tardes del
Casino o cualquier otro café de la ciudad al que solían asistir.

Pero los comentarios de esos días también girarían en torno al nuevo


teatro, inaugurado con el pomposo nombre de Teatro-Circo
Variedades, donde las cartelas expuestas en la puerta anunciaban el
próximo estreno de Electra en cinco actos y en prosa original de Pérez
Galdós, al precio de dos reales, mientras el precio del kilo de pan de
segunda estaba al mismo precio.

Una huelga sorprende a los almerienses a principios de 1902. Eran los


trabajadores del puerto de Almería que mantuvieron su actitud
durante 18 días para conseguir la jornada laboral de ocho horas y la
necesaria instalación de alumbrado eléctrico en el dique de Levante
del Puerto. El descontento no procedía únicamente de los obreros
portuarios; también en la ciudad existía un descontento generalizado
y arreciaban las críticas contra el alcalde, que no hacía caso de las
peticiones de los vecinos de los barrios por la suciedad que se
agolpaba en todas las calles, incluso en las céntricas, que en invierno
se convertían en lodazal –entre ellas la calle de Pescadores, Conde

(Véase cómo algunos de estos títulos aparecen en el norte del país,


203

concretamente en Álava, citado por Jon Letamendi y Jean-Claude Seguin


en “Los orígenes del cine en Álava y sus pioneros (1896-1897), entre las
que data Choque de Trenes en 1902, fecha que, sorprendentemente, ya
había sido exhibida en Almería en 1901)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
99

Ofalia, Boulevard o Méndez Núñez-. Las calles apenas tenían


pavimento y era una excepción el adoquinado de algunas. La
suciedad y la basura se agolpaban; la playa de Almería, ubicada en
el interior del Puerto actual, era una escombrera y foco de
inmundicias e infecciones a donde llegaban las aguas fecales
procedentes del Hospital de Santa María Magdalena.

Pero la gente se agolpó, a pesar de la crisis, cuando se inauguró un


nuevo cinematógrafo en el Salón Actualidades el 2 de junio de 1902.
Este Salón lo instaló don José Casanova204 en el Paseo del Príncipe,
próximo a otro cinematógrafo que el omnipresente don Antonio de
La Rosa tenía frente al Teatro Variedades, en lo que hoy es la Oficina
Central de Unicaja, donde D. Antonio exhibió Los Cisnes en el lago
y El bombardeo de la ciudad de Tien-Tiang, junto a
Panorámicas de la Exposición de París. De La Rosa, del que
volveremos a tener noticias en nuestra ciudad, era un gaditano muy
conocido en el mundo del espectáculo que recorrió España desde
Cádiz, de donde era natural, hasta Santander, pasando por Lisboa,
Cartagena, Badajoz o Albacete, Jaén, Córdoba o Málaga.

A partir de 1902 asistimos a la competencia entre los diversos


cinematógrafos, personificados en sus respectivos empresarios. Unas
veces coincidiendo con la feria de agosto de la ciudad u otras fechas
del año. Unos y otros se establecen de forma menos provisional que
en épocas precedentes. Son verdaderos empresarios y exhibidores
que se acercan a Almería porque existe un mercado potencial de
nuevos espectadores. La ciudad se convierte en punto importante
para estos ambulantes exhibidores llegados de otras provincias,
quienes compitieron fuertemente por la supremacía en la ciudad, al
igual que hacían en otras localidades andaluzas.

El éxito que demostró el Pabellón de don Antonio La Rosa no tenía


comparación. Por eso, el Variedades contrató para la feria de ese año
al aplaudido cinematógrafo La Rosa y un cuerpo de baile compuesto
de cuatro parejas, dirigido por el notable maestro Mr. Parcest y en el
que figura como primera bailarina la señorita Pastora Rodríguez. 205

Además de este Pabellón del Sr. La Rosa el Variedades ofrecía un


gran espectáculo por secciones de la Compañía Internacional de
Varietés, en la que figura incluido el magnífico Cronofotograf Mágico
del Sr. La Rosa. 206

204
(Al almeriense don José Casanova volvemos a encontrarlo
posteriormente en junto a don Felipe Burgos con un cinematógrafo
instalado en el Teatro Variedades desde 1909 hasta 1915. También en
1909 nos lo encontramos organizando las exhibiciones del cinematógrafo
público en la Feria que, por cierto, fueron anuladas por la Comisión de
Fiestas e indemnizado por el Ayuntamiento con 125 pesetas.)
205
(El Regional, 17 agosto 1902)
206
(El Regional, 20,21,22,23,24 agosto 1902)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
100

Sentir la ilusión de la realidad a través de la pantalla es el principio


del Cinematógrafo. El color y el sonido serían un paso más en aquello
que pretendían las fotografías animadas como espectáculo óptico; no
sólo la representación de las imágenes en movimiento, sino también
su visión y audición tal cual la percibimos. Ese fue el gran acierto del
Cronofotograf Mágico de don Antonio: dar el primer paso para la
audición y la visión con los posibles elementos de que se disponía, al
sincronizar la imagen en movimiento con los discos fonográficos o
Fonobiograf (combinación de cinematógrafo y fonógrafo)

Este aparato es el que exhibió durante varios días don Antonio al


precio de 0,30 preferencia y 0,15 general. Dos años después
sabemos del éxito obtenido en Córdoba con el nombre de Salón
Cronofotograf Mágico.207 Otro nuevo nombre inventado por el
imaginativo La Rosa, pero idéntico con el que los almerienses se
ilusionaron aquellas noches de feria.

No nos resistimos a recordar el prestigio que este gaditano tuvo


como empresario ambulante en la explotación de espectáculos
precinematográficos y cinematógrafo en gran parte de la geografía
española. En 1888 ya se anunciaba con un barracón en el que
presentaba (…) los más grandes adelantos de la ciencia moderna.
Maravillas y asombros del siglo XIX” entre los que incluía un
espectáculo La Metmpsicopis -espectáculo que también exhibía en las
ferias del norte peninsular Don Enrique Farrús, conocido
popularmente en otras poblaciones por “Farrusini”-.

Este gaditano anunciaba en sus programas escenas militares,


cómicas y de magia. Viajes, panoramas, acontecimientos regios,
corridas de toros, asuntos de interés histórico, escenas marítimas,
fantásticas y de transformación, documentales de actualidad junto a
cintas cómicas,208 muy celebrado por la influyente burguesía
almeriense de la época.

En 1903 don Joaquín Ferry y Jordá solicitó al Ayuntamiento la


instalación de una caseta para cinematógrafo de ocho metros y
medio de ancho por veintitrés de largo en la calle del Olimpo. Don
Joaquín había previsto su colocación de tal manera que su fachada
principal tuviera acceso al Paseo del Príncipe y, en su parte derecha,
colindante a la fachada norte del Teatro Cervantes en construcción.
El Sr. Ferry ofrecía a los almerienses un espectáculo que se
prolongaría desde la Pascua de Resurrección hasta el 25 de mayo,
pero el Ayuntamiento no accedió a su petición porque su Pabellón
invadía la vía pública en la calle del Olimpo ni en ninguna otra,
pudiendo el solicitante, si le conviene, hacer la instalación de su
cinematógrafo en algún otro solar.209 No existe constancia de la
207
(R. JURADO ARROYO, “Los inicios del cinematógrafo en Córdoba”.
Filmoteca de Andalucía, Consejería de Cultura, 1997, Pág.179).
208
(Op. Citada R. Jurado Arroyo)
209
(Archivo Municipal. Comercios, Leg nº 2, doc, 72)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
101

instalación definitiva de la caseta del Sr. Ferry, aunque sí podemos


saber que en ese mismo espacio y año se instaló la caseta de la
Sociedad La Montaña,210 una antigua Sociedad de prestigio y
renombre en la ciudad, dirigida por los señores Laynez, Enciso, Tovar,
Burgos, Iribarne, etc., que ya desde 1885 venían organizando el
programa de festejos que la sociedad había de celebrar durante las
ferias locales. 211Es de suponer que el Sr. Ferry se instalara en algún
otro lugar que desconocemos, si tenemos en cuenta que la Comisión
de Fiestas era proclive a llenar de contenido los festejos locales.

Don Andrés Martín López había solicitado, también para la feria, la


instalación de un pabellón en el anchurón que hay frente al Hotel
Londres. El aparato estaba contenido en una elegante galería
vistosamente adornada y con grandes focos de luz eléctrica,
producida por máquina de vapor.212 La petición estaba solicitada el
17 de mayo para ser instalada el día 25 del corriente mes hasta la
conclusión de la feria. En efecto, el “Cinematógrafo de Don Andrés
Martín López se instaló pero en otro lugar lo que motivó al
Presidente de la Comisión de Ornato, Don José Burgos Tamarit,
denunciara ante el Alcalde que el barracón por incomprensible
abuso de su dueño (…) o ignorancia de las leyes generales de ornato
y especiales de toda clase de emplazamiento, está colocado fuera de
las líneas, tanto en la parte de su frente o fachada al paseo, cuanto a
la de la calle del General Segura, antes calle Valencia; además, en el
informe se solicita al Alcalde que este barracón denominado Salón de
Actualidades, de aspecto y presentación de mal gusto, se adecue a
alineación y ubicación ya que era un atropello y perturba el Plan
General del Decorado de ese lugar para la feria.

Los aparatos que llegaban a la ciudad presentaban un molesto titileo,


lo que no fue obstáculo para que con motivo de la feria de agosto se
instalaran hasta cuatro cinematógrafos en nuestra ciudad. Por eso,
para suprimir ese molesto titileo, el cinematógrafo del Sr. Martín -que
también nos lo encontramos en otras poblaciones como Málaga o
Cádiz a lo largo de los primeros años de siglo- iba encerrado en una
caseta de hierro para mayor seguridad y se colocaba al fondo del
pabellón, satisfaciendo con esa medida las exigencias del público
almeriense.

El 3 de noviembre del mismo año el almeriense don Antonio García


instaló un salón en un solar del Paseo del Príncipe, que llevaba
varios años abandonado. Es la zona que actualmente ocupa La Dulce
Alianza, colindante a la farmarcia de Vivas Pérez, frente a la antigua
Cervecería Suiza.213 A la inauguración fueron invitadas las
210
(Archivo Municipal, Leg.nº 2.Doc 74, Comercios)
211
(La Libertad, 10.5.1885. Año III)
212
(A.H.M, Leg. 361)
213
(El local al que se hace referencia es el antiguo Tiro de Pichón donde el
27 de noviembre de 1899 también se exhibió un Cinematógrafo Mágico,
que aseguraba ser el último invento pues los cuadros que se podían ver
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
102

autoridades y la prensa local, además de otras personalidades de la


ciudad, ya que de su difusión y de las excelencias del proyector se
había encargado don Antonio de darle la publicidad necesaria entre
amigos y conocidos.214 Don Victoriano Aguilar Jiménez la noche del 8
de noviembre estreno otro Pabellón y sorprendió con su
Cinematógrafo Lumière al numeroso público que entró a todas las
secciones,215 llegando a estrenar la primera proyección kilométrica,
de 1.500 metros de duración: Napoleón Bonaparte, 216 junto a las
cintas Ali-Babá (Ferdinand Zecca, 1902)217, El laboratorio
infernal, Los siete castillos del diablo o La Huelga, una cinta
que recogía escenas de los graves sucesos de una manifestación en
eran de colores. Además allí se exhibió un Gram-o-phom del que también
se aseguraba ser la última novedad pues no tenía cilindro y emitía una voz
natural, clara y voluminosa)
214
(El Regional, 3.11.1903
215
(El Regional, 9.11.1903)
216
(El Regional, 12.11.03),
217
(Es una adaptación del cuento de Las mil y una noches realizada por el
director francés Ferdinando Zecca para la productora Pathè
Frères. La cinta fue rodada totalmente en estudio en siete planos,
habilitando un cuadro para cada plano. Esta cinta fue reeditada en 1905.
Las escenas de danzas orientales fueron ejecutadas por bailarinas
profesionales de la Ópera de París. En la producción destacan, además, los
hermosos decorados diseñados por el famoso decorador francés Albert
Collas, la exquisita coloración manual de los escenarios y la bella e
impresionante apoteosis final (…).

La película narra la historia de Alí Babá en siete cuadros: ¡Ábrete


Sésamo¡: un decorado rocoso, con un árbol a la derecha abre la primera
escena. Por la izquierda aparece Alí Babá con su asno, entretenido en
comer hierba mientras el muchacho recoge unas ramas del suelo. De
pronto escucha algo y arrima la oreja al suelo. A continuación se aleja con
el asno y vuelve para ocultarse tras el árbol. Por la derecha se acerca un
hombre a pie que lleva las riendas del caballo sobre el que monta el jefe
de los bandidos. Este eleva los brazos, pronuncia las palabras mágicas, y
las rocas se abren dejando ver la entrada de la cueva. Los cuarenta
ladrones llegan, entonces, cargados con sacos y cofres. El jefe desmonta
del caballo y besa la mano de una mujer a la que acaban de traer montada
sobre una trona. En ese momento entran todos en el interior de la cueva y
desde dentro el jefe de los ladrones levanta la mano y ordena el cierre de
las puertas. Alí Babá sale, entonces, de su escondite y palpa con
curiosidad la pared rocosa, pero enseguida vuelve a esconderse. La cueva
vuelve a abrirse y de su interior sale el jefe acompañado de la bella mujer
seguido por el resto de los bandidos. La mujer vuelve a montar en su silla
y se aleja con los demás. Los últimos en marchar son el jefe y el
encargado de cerrar la cueva. Alí Babá abandona, entonces, su escondite,
y va en busca de su asno. Eleva el brazo y pronuncia las palabras mágicas
que le facilitarán la entrada en la misteriosa cueva. El segundo cuadro
representa el tesoro de los ladrones. Zecca sitúa la cámara dentro de la
cueva que muestra la entrada de Alí Babá acompañado de su asno. A la
izquierda yace un reluciente tesoro. Alza el brazo y ordena cerrarse a la
cueva; se dirige hacia el tesoro y carga y carga sobre el asno dos pesados
sacos. Ordena abrirse a la cueva y sale.

El tercer cuadro representa un decorado que es el porche de una casa; al


fondo se observa el desierto con algunas viviendas y palmeras. La mujer
de Alí Babá se lamenta sentada ante una mesa. Entonces aparece Alí
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
103

la que intervino duramente la Guardia de Orden Público de Caballería


contra los manifestantes. La película sorprendió de tal manera a los
aficionados almerienses que, al finalizar la película, el público rompió
el silencio con un atronador aplauso, dada la fuerza dramática y
realista de las imágenes proyectadas. Otra película, María
Antonieta, también gustó mucho al público.

La cinta de La bella Lolita, fue muy aplaudida, asistiendo


numeroso público, a todas las funciones después del baile,218 y otras
cintas de carácter cómico. Don Victoriano Aguilar comprendió
enseguida que una técnica de reclamo era filmar cintar que
podríamos titular Vistas de la Ciudad de Almería y, a continuación,
proyectarlas al público. Y justo es lo que hizo aquella noche del 8 de
noviembre al numeroso público allí convocado.

Otra iniciativa para complacer al ávido público de proyecciones del


cinematógrafo vino en esta ocasión del Alcalde de la ciudad, D. Ángel
Bruño, que ordenó la instalación de una elegante y artística caseta
para el nuevo cinematógrafo219 que se situó en el Paseo del Príncipe,
frente al Casino de Almería, cuya decoración corrió a cargo del
prestigioso don Joaquín Acosta. Su exterior presentaba una portada
acompañado de su asno, al que desprende de los sacos repletos de
monedas. A la llegada de su hermano Cassim, Alí le informa acerca del
descubrimiento de la cueva, su ubicación y lo que contiene. El hermano
abandona la estancia mientras la pareja continúa examinando los sacos.
El cuadro número cuatro aparece Cassim entrando en la cueva. Una vez
dentro oye la inminente llegada de los bandidos a caballo y se esconde
tras un cofre. Se abre la puerta secreta y entran los cuarenta ladrones
acompañados de un grupo de bailarinas que comienzan a ejecutar danzas
orientales. Cassim es descubierto. El jefe hace salir a todos de la cueva y
después de obligar al intruso a la confesión lo decapita.
Cuadro número cinco: los ladrones son descubiertos por la sirvienta: un
mercader introduce en el patio de la casa de Alí un lote de enormes
tinajas. Una vez cerrado el trato Alí y el mercader abandonan el escenario.
La criada de la casa descubre a los ladrones ocultos en el interior de las
tinajas y les arroja aceite hirviendo.
Sexto cuadro: Alí entra en el interior de la lujosa casa acompañado por su
mujer y el mercader; los tres se acomodan en torno a una mesa. Un grupo
de bailarinas les acompañan con sus danzas mientras comen. Finalizado el
baile su criada, Morgiane, se acerca a la mesa y asesina, repentinamente,
al mercader. Alí y su mujer no dan crédito a lo acontecido hasta que la
criada les explica que se trataba del jefe de los ladrones.
Séptimo cuadro: en un precioso decorado de fondo azul con ornamentos y
estrellas doradas, aparecen unas mujeres vestidas de rosa. Una de ellas
se sube al centro del escenario; de espaldas a la cámara y, con una vara,
hace un gesto que abre el fondo del decorado en cuyo interior aparecen
dos hermosas mujeres, una de las cuales resuma una estela de rayos
solares. Entonces aparece Alí junto a su mujer; ambos se quedan mirando
al hermoso decorado formado por los rayos solares y las estrellas que
giran en torno a una preciosa escena final. La película figura en el
catálogo Pathè de 1905 con el nº 400 y su título en inglés fue Ali Baba and
the Forty Thieves, según narración en la Op. Cit. De J. Letamendy y Leire
Ituarte.)
218
(El Regional, 15.11.1903)
219
(El Regional, 24.6.1902)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
104

“estilos egipcio y árabe primorosamente combinados y de un efecto


fantástico,220 destinado exclusivamente a proyecciones del
cinematógrafo.

El fotógrafo almeriense don Victoriano Lucas

Mediado el siglo XIX, los daguerrotipos221 se han afianzado en


ciudades andaluzas como Sevilla, donde Pastora Escudero regentaba
un estudio; Jaén, gracias a don Manuel de la Paz Mosquera; Luisa
Dorave en Málaga y Almería. Hacia 1865 se impone una modalidad
fotográfica conocida como tarjeta de visita con un formato peculiar –
6x9 cms.- obtenido gracias a una cámara dotada con seis objetivos,
pudiéndose obtener hasta media docena de fotografías en cada toma.
De este modo la fotografía se popularizó como arte hasta
democratizarse la posesión y obtención de imágenes propias, de
familiares y allegados. A principios de 1890 la fotografía ya es un arte
masificado debido al abaratamiento de los precios, con lo que la
fotografía es ya un invento enraizado en la vida cotidiana de finales
del XIX.

La técnica fotográfica había evolucionado lo suficiente como para que


don Victoriano Lucas no necesitara complicados conocimientos
fisicoquímicos cuando decidió abandonar su cómodo trabajo de
funcionario delineante del Ministerio de Obras Públicas en la capital.
Desde su pueblo, Gérgal, vino a Almería y desarrolló su actividad
como pintor de exacto dibujo y exuberante colorido (F. Rivas Cravioto)

(El Regional, 1.7. 1902)


220

(Un daguerrotipo consistía en exponer una placa de cobre a la luz solar


221

durante 15 o 20 minutos, filtrándose las imágenes a través de una lente


focal. Uno de los lados de la placa debía estar pulido y recubierto con un
baño de plata. Antes de utilizar dicha placa los fotógrafos debían
sensibilizarla con vapores de yodo y, posteriormente, introducirla en el
fondo de una cámara oscura, retirando durante unos minutos el obturador
de la lente, según la iluminación disponible. Posteriormente la placa era
sometida a vapores de mercurio, fijando la imagen obtenida con un lavado
de sulfito de sosa. La imagen obtenida así resultaba única, sin posibilidad
de sacar copias, siendo necesario contemplar la placa obtenida desde un
ángulo, pues si se miraba de frente sólo se vería una imagen negativa)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
105

Era algo muy usual en los períodos iniciales del arte de Daguerre
conjugar los oficios de pintor y fotógrafo. No sabemos con quién o
quiénes aprendió el arte fotográfico pero en 1898 nos los
encontramos, con veintiocho años, establecido en el bajo de una casa
del Paseo del Príncipe, 43, donde disponía de un Centro Artístico y
prestigio profesional en la ciudad. Sabemos de fotógrafos
ambulantes en nuestras ferias locales de Almería, Berja, Cuevas o
Dalías transportando la cámara y fotografiando en plena calle,
colocando una sábana blanca a modo de telón de fondo en los
retratos. Probablemente tuviera algún contacto con alguno de
aquellos pioneros ambulantes. También es probable que aprendiera
en el estudio que don Juan Alonso poseía en la calle Granada, donde
se vendía también material fotográfico y la revolucionaria cámara
Kodak. 222
Si la aristocracia laica y eclesiástica almeriense había monopolizado
el retrato pictórico como arte áulico, a partir de la popularización de
la fotografía la burguesía local formada en torno al negocio uvero,
encontró en esta modalidad una posibilidad de hacerse con un medio
que reprodujera su imagen de forma rápida y barata como clase
social pujante. Es el momento de replantearse don Victoriano su
actividad artística y acomodar la pintura a la fotografía y crear no un
negocio de fotografía, ni una tienda, ni un laboratorio sino un Centro
Artístico donde trabajar todos los géneros especializados y de todos
los tamaños conocidos. Desde la tarjeta de visita a la de salón y
ampliaciones de busto.

Don Victoriano Lucas, dotado de una fina sensibilidad, debió conocer


perfectamente los códigos perceptivos imperantes en el momento,
pues el aparato gestual de los retratados debía seguir fielmente unas
pautas preestablecidas primándose las apariencias, el interés en
pertenecer a una clase social, por lo que la escenografía empleada en
su Centro Artístico debía estar cuidada al detalle, ya que un retrato
era el símbolo de un estatus social, la pregnancia de pertenecer a una
categoría social.

Su preparación técnica también debía asumir los códigos narrativos


visuales heredados de la etapa del daguerrotipo que la burguesía
local utilizaría como vehículo explicitador de su estatus. No es, pues,
nada extraño que don Victoriano recogiera en su estudio todo lo
fotografiable que girara en torno al ideario burgués de la época:
222
(Era una pequeña cámara provista de un objetivo capaz de fotografiar
sin enfocar previamente cualquier objeto situado a una distancia superior
a tres metros. Cuando se accionaba el obturador la luz pasaba hasta
impresionar una pequeña parte de un rollo de papel, que ya había sido
preparado químicamente en el laboratorio. Esta cámara posibilitaba hasta
cien exposiciones y fue la que posteriormente se transformó en película
por Eastman, que la lanzó al mercado con el lema: Apriete usted el botón…
nosotros hacemos el resto. Posteriormente se enviaba la cámara –con el
rollo de película dentro- a la fábrica Kodak, devolviéndola cargada de
nuevo con las correspondientes fotografías hechas antes)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
106

momentos cumbres de la vida del burgués, como bodas, bautizos,


inauguraciones de todo tipo, aspectos materiales del progreso,
acontecimientos y aspectos personales, como el retrato.

El médico almeriense, amigo personal del señor Lucas, con el que


participaba de las mismas ideas republicanas, Francisco Rivas
Cravioto,223 dijo de él que las ampliaciones al óleo-esmalte que
exhibe el señor Lucas, más que magníficas, son estupendas. Su
colorido no puede ser más fresco ni más natural. Las sombras, las
medias tintas, son verdaderos alardes del pincel de un experto
colorista. Los golpes de luz están tan magistralmente tocados, que el
relieve de todas las figuras es asombroso. Especialmente la de un
señor respetable, 224 muy conocido en Almería, presenta un realismo
tan perfecto, que contemplándola un rato, se vé surgir la realidad de
la vida en la figura, dándonos la ilusión más completa que vá a salirse
del fondo para hablarnos (…) El colorido de esta ampliación, por su
transparencia, frescura y entonación me recuerda los retratos del
célebre colorista Rubens.
Para llegar a la perfección que ha llegado en los trabajos fotográficos
el señor Lucas, precisa ser todo un artista y el señor Lucas lo es. (…)
Por eso surgen sus obras tan repletas de belleza y perfección.
Por eso, don Victoriano disponía de una serie de objetos con los que
fotografiar a sus clientes aureolados por la idea de vincularse a la
burguesía local acompañados de mobiliario aparente, escritorios,
libros, fondos pintados reproduciendo escenas de ambiente,
campestres…

Los trabajos de don Victoriano Lucas fueron comparados por Cravioto


con los trabajos profesionales de fama mundial como Paul Berger,
Klary, Broca, el profesor Namias, Otto Schemidt, David Whyte o a los
españoles Kaulac ( A. Cánovas) y nuestro paisano Calvache225 (…)
223
(La Crónica Meridional, 15.7.1927)
224
(El personaje en cuestión era el prestigioso consignatario de buques y
Presidente en 1902 de la Cámara de Comercio, don José López Guillén, que
también fotografió a sus dos hijos, Eduardo y José López-Gay. López
Guillén autorizó la exposición de su foto ampliada debido a la amistad
personal y a la proximidad ideológica republicana de ambos)
225
(Nació en 1896 en Almería, en la calle del Volante, que el Ayuntamiento
le dedico en 1935. Hizo los primeros estudios en la Escuela de Artes e
Industrias y en la Academia de Bellas Artes de Don Joaquín Acosta.
Presenta dos bodegones y un retrato en una exposición celebrada en
Almería y obtiene el segundo premio. En 1921 expone 31 cuadros en el
Saloncillo del Ateneo de Madrid y en la primavera de 1924 celebra otra
exposición en Madrid, en el Salón de Arte Moderno. En el verano de 1927
celebra una exposición en el Casino de Almería y le obsequian con un
banquete. El 10 de noviembre de 1933 el Ministro de Instrucción Publica,
Don domingo Barnes Salinas, inaugura en el Circulo de Bellas Artes de
Madrid otra exposición de paisajes, entre los que resalta Fuente de la
Palmera, y bodegones de Moncada. En agosto de 1934 presenta 30
cuadros en la Escuela de Artes de Almería y en agosto de 1935 celebra
una nueva exposición en el Circulo Mercantil. En 1939 se instala en
Barcelona y vive allí durante algunos años. En junio de 1942 expone en la
sala de la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquella ciudad. Se
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
107

algunas de estas eminencias pertenecen a la escuela flúista y


precisamente el señor Lucas expone varias fotografías pertenecientes
a dicha Escuela; es decir fotografías dotadas con el flú que la
caracteriza. La Escuela flúista cuenta todavía con numerosos
partidarios que ven el flúu (asunto o figura ligeramente desenfocada)
la mayor perfección del arte fotográfico, hasta el extremo de tener
que fabricarse hoy objetivos especiales (a la esculina) con el solo
objeto de obtener muy fácil y cómodamente, el flúu deseado. Los
magníficos bromóleos que he podido admirar del profesor Namias
todos se ven con flú…

Pero lo que dominaba a la perfección nuestro fotógrafo eran las


tarjetas de visita, que reflejaban la expresión más directa del esfuerzo
de la personalidad por proyectar la posición social del fotografiado, en
función de las pautas culturales predominantes en la burguesía
liberal-conservadora almeriense, razón por la que sólo pudo vivir
fotografiando aquellas escenas que se adecuaran al marco conceptual
de aquellos valores burgueses, aunque nadando a placer por los
veneros del arte y la naciente estética del cinematógrafo por el que
pronto comenzó a manifestar interés y del que tenía conocimiento
gracias a las primeras proyecciones de los exhibidores ambulantes
que venían a nuestra ciudad.

Don Victoriano Lucas nació en Gérgal en 1870. Al morir sus padres,


siendo aún adolescente, se trasladó a Almería con unos parientes. Allí
obtuvo una plaza de Auxiliar de Delineante de Obras Públicas,
actividad que compatibilizaba con la pintura. Su carácter
emprendedor y decidido le llevó a abandonar el empleo de
Delineante para dedicarse exclusivamente a la pintura y la fotografía
en 1897.

Con 27 años decidió abrir nuevos horizontes e instaló en los bajos del
Paseo del Príncipe su propio estudio, al que se incorporó poco
después, a finales de siglo, don Antonio Mateos, como aprendiz en el
estudio fotográfico quizás más importante de Almería de don
Victoriano Lucas y que, a principios de siglo, los encontramos
colaborando conjuntamente en diversas actividades
cinematográficas.

En realidad, don Victoriano Lucas, ya conocido como prestigioso


fotógrafo profesional, había puesto en la puerta de su estudio el
nombre de Centro Artístico, local no sólo destinado a la fotografía de
estudio sino también a transmitir sus conocimientos. 226

recogió a su tierra, y entre su casa de Almería y su cortijo de Alhama


compartió su tiempo creador. En el verano de 1975 el Ateneo le ofreció un
homenaje con una Exposición Antológica de parte de su obra en el salón
del Banco de Bilbao y la publicación de un libro, al tiempo que el
Ayuntamiento le declaraba hijo predilecto.)
226
(La Crónica Meridional 17.11.1900)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
108

A principios de año contrajo matrimonio con Ascensión Espinosa


Martínez, una joven de quince años, de familia bien acomodada de la
ciudad, oriunda de Jaén, con la que obtuvo seis hijos: Victoriano Lucas
Espinosa, médico radiólogo en el Hospital Provincial, y José,
conocidos militantes del Partido Republicano en 1932; 227 Carlos,
Carmen y Rosario, maestra nacional y Rafael Lucas Moreno, que
continuó la trayectoria fotográfica de su padre en el mismo local del
Paseo de Almería, 145, bajo hasta poco después de la Guerra Civil
se trasladó a Barcelona donde continuó su labor profesional.

227
(En el homenaje que Izquierda Republicana dedicó en el 2003 a los 514
militantes históricos del republicanismo español recordó a los dos hijos
republicanos de don Victorianos Lucas: LAGUARDIA DARÍN, JUAN.-- I.R.
ALMERÍA ,LINARAS LÓPEZ, JUAN.-- P.R.R.S. ALMERÍA,LIROLA RUBIO,
ANTONIO.-- I.R. DALIAS (ALMERÍA),LIROLA TERRES, JOSÉ MARÍA.-- I.R.
DALIAS (ALMERÍA),LOBREGAT GARCÍA, RAMÓN.-- ACC. REP. FÉLIX
(ALMERÍA), LOLA IBÁÑEZ, FELIPE.-- ACC. REP. FÉLIX (ALMERÍA),LÓPEZ,
MANUEL.-- I.R. ILLAR (ALMERÍA),LÓPEZ AGUILERA, GABRIEL.-- P.R.R.S.
ROQUETAS de MAR (ALMERÍA),LÓPEZ AGUILERA, BENITO.-- P.R.R.S.
ROQUETAS de MAR (ALMERÍA),,LÓPEZ ARIAS, JOSÉ.-- I.R. SERÓN
(ALMERÍA),LÓPEZ BAYONA, J..-- P.R.R.S. ROQUETAS DE MAR
(ALMERÍA),LÓPEZ BRIK, LUIS.-- P.R.R.S. ALMERÍA, LÓPEZ BURGOS, JUAN.--
I.R. ALMERíA (ALMERíA),LÓPEZ CASTILLO, FRANCISCO.-- P.R.R.S. ALMERÍA
(ALMERÍA),LÓPEZ CASTILLO, CRISTÓBAL.-- I.R. ALMERíA (ALMERíA),LÓPEZ
CERVANTES, ANTONIO.-- I.R. MOJACAR (ALMERÍA),LÓPEZ CERVANTES,
JUAN.-- I.R. MOJACAR (ALMERÍA),LÓPEZ FUENTES, ALBERTO.-- P.R.R.S.
ROQUETAS de MAR (ALMERÍA),LÓPEZ GARADA, JESÚS.-- P.R.R.S.
(ALMERÍA),LÓPEZ GARCÍA, JUAN.-- I.R. ALMERíA (ALMERíA),LÓPEZ GARÍN,
DOMINGO.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA),LÓPEZ GIL, JOSÉ.-- I.R. SERÓN
(ALMERÍA),LÓPEZ GUTIÉRREZ, LUIS.-- P.R.R.S. ROQUETAS de MAR
(ALMERÍA),LÓPEZ LÓPEZ, LUIS.-- I.R. ALMERÍA (ALMERÍA),LÓPEZ LÓPEZ,
FRANCISCO.-- I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ MORRENILLA, FERNANDO.--
I.R. SERÓN (ALMERÍA), LÓPEZ MUÑOZ, DOMINGO.-- I.R. ALMERIA
(ALMERÍA), LÓPEZ NAVARRO, GUSTAVO.-- ACC.REP. ALMERÍA (ALMERÍA),
LÓPEZ OLIVER, DOMINGO.-- I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ PÉREZ,
ANTONIO.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ PICÓN, MANUEL.-- P.R.R.S.
SANTA FE DE MONDÚJAR (ALMERÍA), LÓPEZ PINTOR, JUAN.-- I.R. ALMERíA
(ALMERíA), LÓPEZ PINTOR, ANTONIO.-- I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ
RIVAS, JOAQUÍN.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ RIVAS, ANTONIO.--
ACC.REP. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ RODRÍGUEZ, FRANCISCO.-- P.R.R.S.
ROQUETAS de MAR (ALMERÍA), LÓPEZ RODRÍGUEZ, JOAQUÍN.--
P.R.R.S.ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ RODRÍGUEZ, JOSÉ.-- P.R.R.S. ALMERÍA
(ALMERÍA), LÓPEZ RUIZ-MORÓN, LUIS.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA),
LÓPEZ SALVADOR, JUAN.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ SÁNCHEZ,
DIEGO.-- I.R. ALMERíA (ALMERíA), LÓPEZ SÁNCHEZ, JUAN.-- I.R. ALMERíA
(ALMERíA), LÓPEZ SÁNCHEZ, FRANCISCO.-- P.R.R.S. GÉRGAL (ALMERÍA),
LÓPEZ SEGURA, JOSÉ.-- I,R. SERÓN (ALMERÍA), LÓPEZ SUÁREZ, JUAN.-- I.R.
ALMERÍA (ALMERÍA), LÓPEZ ÚBEDA, JUAN.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA),
LÓPEZ VEGA, ANTONIO.-- I.R. PURCHERA (ALMERÍA), LORENZO
RODRÍGUEZ, JOSÉ.-- I.R. SERÓN (ALMERÍA), LORSIANO MARTÍNEZ, JUAN.--
I.R. ALMERÍA (ALMERÍA), LOZANO, ALFONSO.-- I.R. CANTORIA (ALMERÍA),
LUCAS ESPINOSA, VICTORIANO.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LUCAS
ESPINOSA, JOSÉ.-- P.R.R.S. ALMERÍA (ALMERÍA), LUQUE IBÁÑEZ, JOSÉ.-- I.R.
ALMERÍA (ALMERÍA).
Fuente: http://www.izqrepublicana.es/documentacion/l.htm)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
109

Doña Ascensión, pariente cercana de don Victoriano Lucas, aprendió


rápidamente la técnica fotográfica junto a su marido, pudiéndose
considerar la segunda mujer fotógrafo almeriense del primer tercio
del siglo XX. Con su marido trabajó de aprendiz. Empezó a aprender
el oficio desde abajo, con aquel estímulo personal que una mujer de
principios de siglo supo alcanzar. Eran los tiempos heroicos de la
fotografía, cuando el fotógrafo tenía que prepararse sus propias
placas, y las cámaras eran de tan gran tamaño que resultaba
dificultoso desplazarlas del estudio. Esta actividad artesanal le
permitió compatibilizar su matrimonio, sin salir por ello de una vida
sumamente modesta. Ella cubría los reportajes de encargo de su
marido, retocaba y perfilaba en el laboratorio los negativos propios y
de su maestro, retrataba a políticos locales del momento, familias,
niños a los que impregnaba su alma de artista, sin ella saberlo –diría
Rivas Cravioto-. En la Exposición de fotografía y ampliaciones
fotográficas que montó don Victoriano en su Centro Artístico, ella
también expuso aquellas obras realizadas en estudio con la cámara
alemana Globos 30 x 40 que adquirió don Victoriano en 1915, puesta
al día con la óptica y negativos de más alta sensibilidad con la que
supo impregnar a sus imágenes de fuerza, llenas de belleza e
inspiración.

Hacia 1928 don Victoriano Lucas se sumergió en los últimos avances


científico-técnicos que rodaban en torno al sonoro, buscó la
sonorización de las películas mudas que llegaban a la ciudad basado
en la grabación en un disco de cera sincronizado con las imágenes,
basado seguramente en el viejo intento de conjugar imagen y sonido,
el phonocinema teatre del fotógrafo Clément Maurice que presentó en
la
Exposición de París de 1900 grabaciones de artistas de actualidad en
un disco de cera, entre ellas a la bailarina Rosita Mauri y la escena del
duelo de “Hamlet” interpretada por Sara Bernhardt. También en 1900
Alice Guy, primera mujer directora, en la Gaumont buscaba la
sonorización de sus películas con un sistema conocido como
phonoscene que igualmente se basaba en la grabación en un cilindro
de cera sincronizado con las imágenes. En cualquier caso,
desconocemos qué utilidad le dio a esta iniciativa y en qué acabó.

Las iniciativas cinematográficas


de don Victoriano Lucas
Se venía comentando en la ciudad que durante la próxima feria de
agosto se exhibiría en Almería un aparato diseñado por un tal Mr.
Gons, que ganó el premio por su invento cinematográfico en la
Exposición Universal de París. Este aparato era alabado por la prensa
gracias a su claridad en las imágenes que se reproducen con una
fijeza absoluta y sin que hiera la vista del espectador, ese titileo de
que adolecen los restantes aparatos de ese genero, permite apreciar
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
110

hasta los más pequeños detalles de las fotografías, produciendo una


ilusión perfecta. 228

Un grupo de señores amateur de la ciudad habían creado una


sociedad y puesto a disposición de la misma “diez mil duros” para la
ejecución del proyecto. Entre estos señores estaba don Victoriano
Lucas que en 1900, durante la Feria, había ensayado proyecciones
cinematográficas con cierto éxito bajo el nombre de Cinematógrafo
Luz. En 1902 dichos señores instalaran en el real de la feria un
lujoso y artístico pabellón en donde funcionará el Cinematógrafo Luz
y que, entre los espectáculos que para entonces se anuncian, ha de
ser el que indudablemente llame mas la atención. Los aficionados,
pues a esos espectáculos científicos están de enhorabuena. 229La
sociedad estaba formada por don Victoriano Lucas, don Antonio
Mateos y don Primitivo Vidal. 230

El administrador de dicha Sociedad, don Antonio Mateos Hernández,


había dispuesto de una locomóvil para el alumbrado de dicho
cinematógrafo 231 que se instaló en la calle Conde de Ofelia, adosado
a la fachada de Poniente del Teatro Cervantes y en terrenos de dicho
local. Este cinematógrafo de la Sociedad La Luz, como también se la
conocía, se creó para la representación de espectáculos públicos con
un marcado carácter itinerante, según conocemos por sus
desplazamientos a Berja, Dalías o Cuevas de Almanzora.

La gerencia del Pabellón estaba a cargo de don Primitivo Vidal para


que dirigiera el espectáculo, dotándolo de capacidad operativa y
versatilidad para trasladarlo a otras localidades de la provincia232 y,
siguiendo su ráfaga, también en otras provincias en 1903, como
Málaga,233 y muy probablemente, durante la Feria de la Salud de
1903, en Córdoba.

Pero el Pabellón de madera de la Sociedad La Luz pronto quedó


pequeño pues otro competidor, don Gonzalo Ferry y Jordá, llevó a
Almería en 1903 otro más amplio que el almeriense La Luz, que era
mucho más reducido: un frente de seis metros por un fondo de
cuatro, y una altura de 2,60 metros en su parte delantera por cuatro
de su parte trasera.

228
(El Regional, 17.6.1902)
229
(El Regional, 17.6.1902)
230
(Es posible que se refiera al Sr. Vidal que actuaba en la ciudad desde
1897 con la compañía Vidal gimnástica y acrobática dirigida por él mismo
y don Enrique Moscardó. Realizaban actuaciones de trapecio y saltos
mortales, percha escalera y tres barras fijas. Creemos que el Sr. Vidal, por
razones que desconocemos, se estableció en Almería)
231
(Archivo Municipal, Leg. nº 2, doc. 95.Comercios)
232
(El Regional, 8. 10.1902)
233
(JOSE de Juan Oña.”Cien años de cine en Almería”.Extraordinario de
Feria. 1997)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
111

El espíritu emprendedor del catalán afincado en Almería, don


Primitivo Vidal, no se arredró y propuso una generosa ampliación
del espacio interior de La Luz.. Se trataba de dotar al nuevo Pabellón
de un vestíbulo regio, severo y de muy buen tono que fuera una obra
de arte acabadísima. Y por si fuera poco se le dotó de un órgano
instrumental que parecía una perfectísima orquesta que costó a la
Sociedad cerca de tres mil duros.

Hechas las reformas oportunas el Cinematógrafo La Luz, además,


acondicionó una caseta de madera y zinc para cinematógrafo y otra
inmediata para encerrar el grupo electrógeno. Las primeras máquinas
encargadas de reproducir la cinta eran proyectores ruidosos, motivo
de queja de los espectadores. Esta decisión no sólo cubrió el ruido
sino que permitió la audición de la orquesta que acompañaba estos
espectáculos de feria (bailarinas, cantantes y varietés) que solía
terminar con proyecciones de cine.

Finalmente, a finales de julio el nuevo Pabellón Cinematográfico


quedó perfectamente acondicionado y, a primeros de agosto, inicia
sus sesiones en un solar de doce metros de fachada que don Esteban
Viciana 234 poseía en el Paseo del Príncipe, justo donde el Instituto
de Zonas Áridas. 235

La Sociedad del Cinematógrafo Luz fue pionera del cine en Almería


gracias a la versatilidad de su caseta itinerante de elegantísimo
decorado hecho con mucho gusto dirigida por el genio vivo y al ojo
clínico de Vidal, tan ducho en estas empresas, han sido los
inspiradores de la nueva y elegantísima inspiración. 236

Días después a la finalización de la Feria de 1904, se proyectó la


cinta de las últimas corridas de la pasada temporada taurina
almeriense, ya referidas, y una cinta sobre las Maniobras de la
Caballería, otra sobre Ejercicios de Tiro de la Artillería
Española y Suiza, escenas de la Vida en Tokio y una película de
larga duración, coloreada a mano: El Reino de las hadas (Georges
Mèlies, 1903)237

234
(Don Esteban Viciana Viciana fue uno de los primeros almerienses de la
capital que solicitó al Gobierno Civil autorización para su coche automóvil
con motor de gasolina nº 1779 serie T, adquirido a la casa Ford Motor
Company)
235
(Archivo Municipal. Leg. nº 2, doc. 87.Comercios)

(Regional 23.5.1903)
236

237
(La cinta es un cuento de hadas. La princesa Azurine es prometida en
matrimonio al príncipe Bel Azur en la corte y las hadas que depositan sus
regalos. Una bruja, que no había sido invitada a la boda, ejecuta su
venganza raptando a la princesa. El príncipe sale en su busca, pero su
barco naufraga. Gracias a la ayuda de la reina de las profundidades, él y
sus soldados logran salvarse y, tras algunas escenas en las que se
muestra el fondo del mar y la vida submarina, vuelven a la superficie
dentro de una ballena que les sirve de transporte. Con la ayuda del hada
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
112

Este pabellón cerraba la temporada cinematográfica en la capital y


se despedía del público almeriense en octubre para trasladarse –
como se ha indicado- a Berja y otras localidades para actuar por
temporadas. Pero antes organizó unas funciones benéficas cuya
recaudación sería destinada a contribuir a la suscripción popular
iniciada para la construcción de los Nuevos Establecimientos de
Beneficencia. El programa de las secciones ha de ser muy variado y
no habrá alteración de precios en las localidades.238 Esta recaudación
estaba destinada una parte a las obras de restauración de un ala del
hospital de dementes furiosos por ser la parte que debía reunir
mejores condiciones de seguridad, pues el local antiguo de este
Establecimiento, a pesar de habérsele reforzado por el arquitecto de
la Diputación, López Rull, en medio metro era necesario reforzarlo aún
más.239 Los precios establecidos para cada sección eran de
Preferencia 40 céntimos y entrada general, 20240 y las cintas
proyectadas fueron: Panorama FC de Beulen a Mónaco, Pelicano
y Cascada, Sansón y Dalila, Revista de acorazados franceses e
italianos, Ladrones de nidos, Un drama en los aires, Robo de
un tren en la línea de California, El magnetizador fin de siglo,
Lyatwe-Pik, Pabellón chino y Una excursión a Italia.

El propietario del Variedades, Sr. Jiménez Avignaret, conocía


perfectamente las cualidades del Cinematógrafo Luz que ofrecía la
ventaja de ser de la localidad y reunir características técnicas tan
inmejorables como las que ofrecía el prestigioso cinematógrafo de
don Antonio La Rosa. Puesto en contacto con los responsables para
ofrecer en el local de este teatro sesiones cinematográficas
animadas, acompañadas del magnífico órgano instrumental que
disponía esta Sociedad, se acordó proyectar cintas durante todo el

Aurora, el príncipe rescata a la princesa, y tira a la bruja por un precipicio


dentro un barril. La bruja muere ahogada y la pareja se casa felizmente.
La obra cinematográfica es presentada por G. Mèlies en 30 cuadros,
utilizando decorados espléndidos, en especial el del Palacio de las
Langostas, el de la habitación de la princesa y el del castillo del diablo.
Mélies –según Leire Ituarte y J. Letamendi- utilizó todo el repertorio de su
saber cinematográfico: Las famosas paradas por sustitución –utilizadas
para las apariciones de las figuras diabólicas, las del carruaje de fuego en
la habitación de la princesa y la de la bruja, así como para la desaparición
del genio en la sala de armas, entre otras-, las trampillas del acceso al
escenario utilizadas en las escenas submarinas en las que se
sobreimpresionan peces y otros animales marinos sobre las imágenes
mostradas-, los fundidos encadenados entre las escenas, la utilización de
los decorados situados a diversos niveles (…) Otro aspecto destacable es
el efecto conjunto de la tormenta y el hundimiento del barco, que
combinaba el uso de una maqueta sobre un estanque de agua en
movimiento, con el decorado de las nubes que se desplazaban hacia la
derecha, y el cambio de iluminación que confería mayor realismo a la
escena. La película fue estrenada en septiembre de 1903 y en Almería en
septiembre de 1904, gracias al Cinematógrafo almeriense La Luz).
238
(El regional, 6.10.1904)
239
(El Regional, 10.10.1904)
240
(El regional, 7.10.1904)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
113

mes de mayo. La experiencia resultó tan satisfactoria que el


Cinematógrafo Luz fue contratado por el Ayuntamiento de la ciudad
de Granada para, durante las fiestas del Corpus, ofrecer sesiones del
prestigioso cinematógrafo.

El inematógrafo Luz, con distintos nombres, empieza a hacerse


presente en la ciudad, contratado unas veces por el Variedades y
otras por el Teatro de Verano los Jardinillos, hasta 1907 que
desapareció.

Tres hombres, pues, pueden considerarse como figuras clave en el


desarrollo del cine en Almería: Don Victoriano Lucas, Primitivo Vidal y
Antonio Mateos Hernández, que ya había instalado su propio estudio
fotográfico en un local de la Glorieta de San Pedro, número 1. Ellos
fueron quienes sentaron las bases para la implantación y apertura de
los primeros cinematógrafos ambulantes y quiénes despertaron el
interés por esta plaza de otros empresarios locales de la época.

Victoriano Lucas, realizador

La noche del 22 de mayo de 1903 se proyectaron cuatro sesiones en


las que hubo cuatro llenos donde se exhibieron “varias cintas
preciosas y de gran novedad. Pero la que llamó poderosamente la
atención del público fue la realizada241 por el propio don Victoriano
Lucas, La faena de la uva, filmando parte de las escenas de la
cinta en el cortijo que poseía en El Alquián; cinta que mereció los
aplausos con que el publico le tributó.242

Era la segunda cinta rodada en Almería por el ya veterano Victoriano


Lucas Martínez. Su prestigio se extendió por toda la ciudad y hemos
de suponer que muchas otras cintas fueron filmadas por nuestro
realizador, como la cinta filmada por encargo de la familia Cassinello
La Chica, recogiendo imágenes de una almeriense a la que pretendía
y remitiéndoselas a Granada donde residía. La filmación de las
escenas de la joven debió de ser del agrado de la familia porque poco
después se celebraron nupcias muy sonadas en aquella capital.

241
(Desconocemos si las filmaciones hechas por la misma fecha por don
Victoriano Aguilar Jiménez sobre Vistas de la ciudad (de Almería) guardan
alguna relación con las efectuadas por don Victoriano Lucas o formaban,
simplemente, de un esfuerzo más de competencia entre exhibidores)
242
(Regional 23.5.1903)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
114

Don Primitivo Vidal, con un fino sentido del espectáculo, sugirió a don
Victoriano Lucas el rodaje y grabación de las corridas de feria
almeriense de 1904 para su exhibición posterior en el Pabellón La
Luz.243 Las corridas de toros formaron parte inexcusable de las
primeras películas que se impresionaron en España cuando los
Lumière enviaron operadores a nuestro país. 244

Él fue, pues, quien impresionó las primeras imágenes en movimiento


de las corridas de toros del siglo y que el Cinematógrafo Luz se
encargaría de exhibir al público245 junto a su discípulo don Antonio
Mateos, poco después de que impresionara en Arbolote la llegada del
primer tren botijo que hiciera el recorrido Almería-Arbolote. 246

La película filmada por don Victoriano sobre la que se guarda


constancia fue Gran corrida de toros de Almería de la que se
decía: Es una verdadera obra de arte y al servicio de ella ha puesto el
artista todas sus excepcionales facultades. Se puede asegurar que,
mañana por la noche, como de costumbre, se verá en extremo
concurrido el Cinematógrafo Luz. 247Como es de suponer el éxito
estaba asegurado. Los propios almerienses ahora tenían la posibilidad
de ver y reconocer a propios y extraños que concurrieron esos días a
la feria y que podían ser identificados perfectamente en las
imágenes, ya que la película está perfectamente impresionada
demostrando una vez la competencia del señor Lucas. 248

Otra cinta realizada por don Victoriano fueron escenas de la fiesta


dada por el Cinematógrafo La Luz el día de su inauguración y que
nuestro fotógrafo había ido montando a lo largo de los últimos años.
Eran escenas de ambiente ferial que el proyector Pathè de La Luz
exhibió ante un público embobado que admiraba exhorto aquellas
imágenes en movimiento, donde la gente iba y venía moviéndose en
el ambiente bullicioso de la Feria que abarcaba desde la Puerta
Purchena y Boulevard abajo, el Casino y Real de la Feria hasta la
Plaza Circular. El espectáculo llamó poderosamente la atención de los
almerienses y don Victoriano Lucas aún la proyectó durante tres
noches seguidas ya que ha hecho acudir gran número de personas.

Una nueva exhibición de las cintas de don Victoriano Lucas. En esta


ocasión se le pide la proyección de sus cintas desde el Círculo
Mercantil. Una vez terminado el baile de sociedad, organizado con
motivo de la Feria, el Circulo solía organizar alguna función de
varietés a la que acudía “la clase distinguida de Almería”, ausente de

243
(La Crónica Meridional 26.8.1904)
244
(AA.VV. “Historia del cine español”, Cátedra, Madrid. 1995)
245
(La Crónica 26.8.1904),
246
(Este tren-botijo salió de Almería el 10 de junio a las 9 de la noche, y no
cabe duda que constituyo un acontecimiento. JOSÉ de Juan Oña. “100 años
de cine en Almería”, Extraordinario de la Feria de agosto. 1997)
247
(Regional 23.9.04)
248
(El Regional 27.9.04)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
115

los espectáculos de barraca de feria. Pero en esta ocasión la Junta


Directiva acordó que las funciones fuesen a cargo del cinematógrafo
en el sitio habitual: el Circulo Mercantil o el Variedades. Allí, en
sesión privada para los socios, se exhibieron las cintas filmadas con
motivo de la feria de aquel año.

Suponemos que estas primeras y rudimentarias producciones


cinematográficas ya llevaban consigo el germen de un arte nuevo y
don Victoriano Lucas supo verlo cuando aún no existía una cultura de
la producción cinematográfica. No conocemos el modelo de cámara
utilizado por Don Victoriano Lucas para su filmación, ni los medios
empleados ni la película, pues no hemos podido localizarla, pero los
comentarios de la época indican la competencia de su operador y el
acierto de su exhibición ante el público almeriense, que vio y admiró
por primera vez encuadres que recogerían para la posteridad la
memoria visual de la ciudad que le acogió.

Es muy probable que el señor Lucas aprendiera el arte


cinematográfico de la experiencia visual de las cintas que los pioneros
ambulantes de finales de siglo exhibieron en la ciudad. Desde ahí
pudo conocer las primeras películas españolas de la mano de
Segundo de Chomón, Eduardo Jimeno, Fructuoso Gelabert, Ricardo
Baños… y con ellas nuevos signos de expresión y escritura
cinematográfica: el travelling, el paso de manivela y los primeros
efectos especiales.

Por razones desconocidas la Sociedad La Luz desapareció y con ella el


rastro cinematográfico de don Victoriano Lucas. Con el cinematógrafo
don Victoriano había alcanzado la máxima expresión por su vocación
fotográfica. Sus imágenes en movimiento fueron simples testigos de
aquel despertar cinematográfico. Pero su Centro Artístico del Paseo
del Príncipe seguía vivo y fue de los más visitados por la burguesía
local, donde exponía sus obras junto a los trabajos fotográficos de su
mujer. Sabemos que su afición y vocación cinematográfica continuó
-vocación que continuó uno de sus hijos-, alternándola con otras
iniciativas. Por eso volvemos a encontrarlo precisamente cuando el
cine sonoro era aún un proyecto. En 1929, antes de estrenarse la
primera película sonora en la ciudad, su dominio de la técnica
cinematográfica le lleva a inventar - utilizando un sistema similar al
fonofilm- un disco de cera con el que grabar inscripciones sonoras y
suplir las deficiencias que venía observando en las exhibiciones
experimentales ofrecidas en la ciudad.

Su compromiso republicano le hizo un hombre sensible a los


problemas que tenían los parraleros de la ciudad y fundó la Cámara
Oficial Obrera de Parraleros de Almería, de la que no quiso ser
Presidente ni ostentar representación alguna, declinando la
Presidencia en favor de su amigo don José María López. Tal fue la
admiración y simpatía que sintieron los parraleros hacia él que,
sabedores de su enfermedad y como homenaje a su persona,
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
116

organizaron una concentración frente a su casa a la que correspondió,


gravemente enfermo, saludando desde el balcón. En julio de 1932, a
los 62 años falleció.

Conclusión

Fotógrafos fueron, al fin y al cabo, los inventores del cinematógrafo.


Fueron fotógrafos transeúntes convertidos en operadores quienes
impresionaron las primeras imágenes de Almería: Victoriano Aguilar,
Victoriano Lucas y, en 1922, Luis Pardo que en primera línea de fuego
filmó imágenes del batallón expedicionario almeriense.

Estos fotógrafos fueron los profesionales responsables de generar


fotógrafos locales que enseñaron el oficio en pocas claves, vendiendo
además el material necesario: cámaras, trípodes, placas y productos
de fijado y revelado, y nutriéndose su clientela mayoritariamente de
pintores miniaturistas, que vieron en el nuevo arte un fabuloso
negocio, por lo que se procede a una reconversión de artistas de la
paleta en artistas de la cámara, debiéndose hacer hincapié en los
débitos de la fotografía respecto a la pintura, pues los retratos
fotográficos imitarán las poses, encuadres y motivos iconográficos de
los pictóricos. Fotógrafos que llegaban a la ciudad desde mediados
del siglo pasado y, desde el oficio de miniaturistas, perfeccionarían a
otros miniaturistas y fotógrafos locales nuevas técnicas.

Fotógrafos que, a finales de siglo, dominaban perfectamente la


hibridación de la fotografía y pintura explicitada en el iluminado;
fotógrafos que dominaban el coloreado de la imagen empleando la
pintura. Pintores que aprendieron el oficio de la fotografía del Conde
de Lipa que, al parecer, después de Jaén se detuvo un tiempo en
Almería retratando y enseñando fotografía. Como también estuvo
entre nosotros Lucien Roisin Besnard, uno de los fotógrafos más
significativos en la historia de la fotografía catalana y española,
tomando imágenes de la Puerta Purchena.

Aquellos fotógrafos almeriense, cuando llega el cinematógrafo, ya


conocían perfectamente la técnica de hacer retratos aun en los días
nublados utilizando el tiempo de exposición casi instantáneo,
conocían los trabajos de los ya maestros de la fotografía como los
madrileños Juliá o Martínez de Hebert, catalanes como los hermanos
Napoleón, en cuya casa se exhibió por primera vez el cinematógrafo,
el zaragozano Mariano Judez, el fotógrafo Ricardo Baños que en 1909
filmó La batalla de Benisicar, estrenada en el Cinema Casanova de
nuestra ciudad, y los fotógrafos almerienses Victoriano Lucas y su
discípulo Antonio Mateos. 249

(Historia de la fotografía en España. Un enfoque desde lo global hasta lo


249

local. E.L. Lara López. Universidad de Jaén. I.E.S Sierra Sur)


Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
117

Nuestros fotógrafos almerienses debían sentir la fuerza de


experimentar la fotografía con el nuevo descubrimiento, cansados ya
de teatralizar los gustos y modos de vida de una clase social, la
burguesía mercantil uvera y terrateniente de la ciudad apiñados en el
Casino, el Círculo Mercantil o los cafés de sociedad reservados para
ellos, ávidos por eternizarse.

No podemos pasar por alto este estudio sin recordar a otros


fotógrafos locales que, en mayor o menor medida, pudieron contribuir
al desarrollo del cinematógrafo en nuestra ciudad, como el fotógrafo
Pedro Balonga, fotógrafo del elegante Pabellón La Montaña instalado
en el Real de la Feria, junto al Jardinillo de Novedades; 250 Juan Alonso,
que nos dejó el recuerdo de las primeras fotos de la Estación de
Ferrocarril recién terminada desde su estudio y laboratorio
fotográfico instalado en la calle Granada, número 53, desde tiempos
atrás, además de un comercio donde vendía material fotográfico,
como las cámaras Pocket-Kodak-Plian251 o Juan Morales, establecido
en la calle Álava, que reflejaron con el estilo imperante de
popularizar entre el público las imágenes de las ciudades a la medida
de los gustos burgueses, quizás sin saberlo, una especie de
conocimiento vicario de la ciudad.

250
(La Crónica Meridional, 22.8.1895);
251
(La Provincia, 18.3.1899),
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
118

IX. PERÍODOCINEMATOGRÁFICO 1904-1910

En febrero de 1904, cuatro años después de su inauguración, el


Teatro Variedades era administrado por don Felipe Martínez, que
acometió obras de reforma para adecuarlo a cinematógrafo. Por eso,
cuando abrió nuevamente, el público estaba ansioso ya de que en
nuestra capital hubiera alguna distracción.252 El vacío que dejó el
Variedades con su remodelación convirtió a la ciudad en un desierto
cultural, a excepción de las representaciones musicales que se
celebraban en el Café Nuevo253 y el Café Cervantes, donde se
alternaban pequeñas representaciones teatrales con cinematógrafo,
aunque predominaba el teatro, junto a funciones gramofónicas ya
referidas.

Los gustos de los almerienses por el cinematógrafo, y cierto resabio


que le debió quedar del año anterior, anima de nuevo al Sr. Ferry y
Jordá a instalar una caseta para cinematógrafo, justo en el mismo
sitio y con las mismas características para los que había sido
solicitado el año anterior y que le fue denegado. En este nuevo
escrito se da por enterado de que allí se ubicó la Sociedad la
Montaña para la feria de agosto y él no fue autorizado. Al mismo
tiempo, recuerda al Ayuntamiento la sequía cultural existente y hace
hincapié en que la instalación que se propone va a procurar solaz y
recreo a los vecinos de esta Capital, en una época tan escasa de
espectáculos como la presente.254 El informe de la Comisión de
Ornato, presidida por el Sr. Burgos Tamarit, fue en esta ocasión
favorable haciendo referencia al cinematógrafo La Luz, posiblemente
252
(La Crónica Meridional, 27.9.1904)
253
(El 14 de julio de 1904 se inauguró el CAFÉ NUEVO, justo en el sitio
donde estaba la Cervecería Suiza, propiedad de don Pedro Tortosa y don
José Álvarez. El local estaba decorado por los pintores Antonio Fernández
Navarro y Emilio García que lo decoraron al mas puro estilo modernista,
con un salón de nueve enormes espejos de lunas “sangoven” (El Regional,
13.7.1904)
254
(AHM, Leg. nº 2, doc,74, Comercios)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
119

debido a un error, pues de este cinematógrafo tenemos constancia


previa del año 1902255 concedido al Sr. Mateos Hernández y
posteriormente a don Victoriano Lucas. Hemos de suponer se tratara
de un lapsus administrativo.

Por estas mismas fechas un vecino de Linares, Don Baldomero Ayuso


Espinosa también solicitaba instalar un Pabellón para cinematógrafo
en un solar propiedad del Sr. Viciana, en el Paseo del Príncipe, junto a
la caseta llamada “Cascada”, pero al ir a hacerle la notificación de
concesión ordenada por el Alcalde se informa que dicho señor se ha
marchado de esta ciudad con dirección a Málaga en donde piensa
instalar su Pabellón Cinematográfico. 256

Por su parte, el Sr. Ferry ya había encontrado en esta ocasión un


solar disponible.257 Este Pabellón se puso en funcionamiento los
primeros días de agosto que exhibió varios cuadros que seguramente
han de llamar la atención. Entre los mismos, se cuentan El viaje de
S.M. el Rey a Barcelona y La vuelta al mundo.258 Durante los días
de feria los almerienses pudieron conocer otras cintas similares a las
estrenadas el penúltimo día de feria como Maniobras de caballería
alemana, Ejercicios de tiro de la artillera española y Suiza,
Escena de la vida en Tokio o la notable cinta en colores de larga
duración titulada El reino de las Hadas.

Desde la primavera de 1905 observamos el cambio de perfil de los


exhibidores, establecidos de forma menos provisional que en
temporadas anteriores. Sus propietarios son ahora exhibidores del
mercado cinematográfico, diferenciándose de los propietarios de
barracas de feria no sólo por la actividad que empiezan a desarrollar
sino también por el modelo de oferta que presentan.

El viejo Teatro Principal, dirigido por don Carlos Jover, es seducido


también por el cinematógrafo y arranca la noche del 24 de mayo con
las primeras proyecciones a las que asistió numerosa concurrencia y,
al domingo siguiente, organiza una función dividida en seis secciones
programadas a las 7,30 en punto en la que los almerienses pudieron
ver sorprendentes cuadros en colores y de larga duración. Estas
exhibiciones las alternaba con actuaciones de magia blanca,
ilusionismo y prestidigitación. 259

La Crónica Meridional seguía anunciado en el Principal el nuevo


cinematógrafo que ha de llamar la atención por la variedad de los
cuadros. 260 En efecto, la noche del 24 de junio se abrieron las
255
(Archivo Municipal, Leg. nº 2, doc 95, Comercios)
256
(AHM. Leg 2c, doc 97. Comercios)
257
(AHM Leg. nº 2, doc. 73, Comercios)
258
(El Regional, 6.8.1904)
259
(La Crónica Meridional, 8.6.1905)
260
(La Crónica Meridional, 23.6.1905)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
120

sesiones al público con un cinematógrafo Girmand 261 que no


presenta ni la más leve oscilación, ni la más insignificante molestia a
la vista... que asombra por su fijeza en las imágenes que
reproduce,262 con exhibiciones de sorprendentes cuadros en colores
y de larga duración263 siendo de los más perfectos que se
construyen (cuyas) cintas nada dejan que desear264 y (...) a las que
asistió numerosa concurrencia,265 pues era único en su clase (...)
siendo la ultima creación en esta clase de aparatos por la fijeza de
sus proyecciones, exactitud en el colorido 266 y limpidez en la
exposición. 267

El espectáculo se componía de cuatro secciones en la que todas las


noches se presentaban nuevas cintas, alternándolas con actuaciones
de magia blanca, ilusionismo o prestidigitación, como la que
ofrecieron La Trouppe The Realy´s y los Hermanos Campos la noche
del 28 de mayo, donde presentaron un instrumento musical nuevo en
Almería que llamaban Xilofón.

261
(NOTA DEL AUTOR: Seguramente la prensa quería referirse al Gaumont,
aunque no descartamos otro nombre debido a las muchas denominaciones
para los aparatos proyectores que traían los empresarios. Todos, dentro
de su competencia, aseguraban tener el mejor. Pues bien, estas
denominaciones hacen referencia a las patentes, a los distintos
mecanismos de funcionamiento de los aparatos o a los inventores. Se
podrían identificar el Lumière, que hace referencia al Cinematógrafo; el
Gaumont, que hace referencia al sistema del Cronofotógrafo; el Mélies-
Reulos, al Kinefotógrafo; el Pathé, al sistema Ecnotógrafo; Edison, al
Vitascopio; Robert William Paul - que exhibía Erwin Rousby desde 1896- al
Animotógrafo; el cinematógrafo parlante Coyne E incluso coexistían otros
aparatos de fabricación nacional como el Monvógrafo del madrileño
Ramón del Río, que era a la vez proyector y tomavistas, llegando incluso a
aplicar colorido a las fotografías y el fonógrafo a las proyecciones en su
salón de Actualidades)
262
(El Regional 25.6.1905. Sin embargo, de este aparato Girmand, otro
medio informativo asegura que este cinematógrafo estaba destinado al
Teatro Variedades y que “por sus especiales condiciones puede calificarse
de superior a cuantos se han visto en Almería” (...) “Su constructor, Mr.
Girmand... es exclusivo para España con patente de invención”,
asegurando, además, que sólo existían en el país siete máquinas de este
aparato y Almería era uno de los puntos privilegiados que le cabía el
honor de presentar “las últimas novedades” (El Regional, 23.6.1905) La
confusión de la prensa del momento nos sumerge en un mar de
confusiones, sin que podamos precisar exactamente en cuál de los dos
teatros se produjo la instalación del cinematógrafo)
263
(La Crónica Meridional, 8.6.1905)
264
(El Regional, 26.5.1905)
265
(La Crónica Meridional, 24.5.1905),
266
(La ilusión óptica del cromatismo, en los primeros tiempos de la
industria cinematográfica, se conseguía mediante el coloreado a mano,
fotograma a fotograma, de las películas, y consistía en un trabajo
laborioso y lento para el que los laboratorios empleaban mano de obra
femenina. “Un antecedente del color y del sonido: el salón de
Actualidades”. J.Molina)
267
(La Crónica Meridional, 24.6.1905)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
121

Muchos ciudadanos se desorientaban al no disponer de relojes que les


orientaran para llegar a tiempo a la estación del tren y acudir a los
espectáculos públicos, como varietés y cinematógrafo, cosa que
provocó serios disgustos a la Corporación Municipal. Por fin, la noche
del 28 de junio la basílica catedralicia estrenaba un reloj nuevo,
adquirido por el Ayuntamiento, dotado de dos campanas cuyo timbre
se oía a gran distancia. Desde principios de año se venía discutiendo
por el reloj de la Catedral por el que el Ayuntamiento había pagado
2.500 pesetas pero sólo acometía su reparación, a pesar de que se
insistía en la conveniencia de uno nuevo.268

También en ese año el Variedades se remozó para aumentar las


medidas de seguridad, instalándose bocas de riego y un telón
metálico. El arrendatario, Felipe Martínez, levantó la Platea para dar
más amplitud al numero de butacas y mayores facilidades para la
salida del publico.269 Hechas las reformas necesarias esa misma
noche se estrenó un cinematógrafo que se anunciaba con un vistoso
cartel de proyección eléctrica con el nombre de Royal
Cinematograhf,270 muy celebrado por el público almeriense gracias a
la notable variedad de cuadros que todas las noches registraba un
lleno completo. Entre las cintas que se proyectaron el público apreció
los cuadros referentes a las fiestas organizadas en París con motivo
de la visita real, El paso de la escuadra rusa por el estrecho de
Core, Vista del parque de Barcelona, de la que se decía que
presentaba maravillosos efectos de luz y perspectiva,271 Comedor de
sorbetes, La confesión, de acentuado sabor picaresco, La familia
del tío Maroma, 272 Rapto en el Tibidabo, El hombre del gato,
La venganza, El honor de un padre, Viaje a Turquía, La
fundición de acero y Las minas de carbón en Londres;273 El
hada de las flores, El maestro de escuela, Estatuas vivientes,
El abanico mágico. (Georges Mèlies, 1904)274 y otras, como
268
(El Regional, 10.3.1905)
269
(La Crónica Meridional, 9.6.1905)
270
(Creemos que este Cinematógrafo corresponde al Royal Cinematógrafo
de don Antonio Bernado de Quirós, representante del Royal Cinematógrafo
Escudero que, año tras año, iba modernizando su pabellón con nuevas
portadas y vestíbulos y un amplio repertorio de películas. Nos consta que
este pabellón fue modernizado para su actuación en la Feria de Sevilla de
1908)
271
(El Regional, 25.6.1905)
272
(La Crónica Meridional, 25.6.1905)
273
(La Crónica Meridional, 6.7.1905)
274
(La cinta está inspirada en un número de abanicos vivientes
presentado, en 1899, dentro del espectáculo Le Prince Soleil. Destaca la
gran belleza plástica de la producción, el efecto de disolución de la
imagen –utilizado, por ejemplo, en la aparición de la fuente-, así como las
diferentes ocasiones en las que se realiza la ya conocida parada por
sustitución –que tuvo lugar en las transformaciones de las mujeres del
abanico-.
La historia relata que un vendedor de abanicos quiere mostrar al rey de
Francia Luis XV un abanico extraordinario para lo cual ha solicitado la
supervisión del chambelán. Al fondo se muestra un decorado que
representa los jardines de Versalles. Por la izquierda aparece un viejo
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
122

Envenenamiento de dos novios de la que la prensa decía ser una


tragedia llena de efectos, de ternezas y de lirismo.275 El programa lo
formaban cuatro secciones y el precio de la butaca era de 30
céntimos y tres perrillas chicas la entrada general. 276

Pero la que más cautivó al público fue el cuadro Un viaje a través


de lo imposible, que produjo en el público un efecto maravilloso.
Ferrocarriles aéreos y submarinos, navegación acrobática; todas las
aspiraciones que sueña la ciencia en los medios de locomoción
veíanse reproducidos en la cinta cinematográfica con una realidad
tan prodigiosa que el espectador se cree transportado a otros
mundos. Seguramente que toda Almería tomará billete en la taquilla
del Variedades para hacer el viaje a través de lo imposible. 277

A veces en este teatro se alternaban actuaciones musicales -como la


popular Murga Gaditana, que gozaba de mucho prestigio en la
ciudad-278 con la exposición de magníficas cintas cinematográficas.279
Y no era extraño que en alguna que otra ocasión –sin venir a qué- se
formaran revuelos entre el público de general, amparados en la
oscuridad; otras veces el público protestaba, justificadamente, con
silbido o pateos que retumbaban en el suelo de madera e iban
dirigidos contra el que proyectaba, a quien culpaban de presentar
cuadros cinematográficos que el público consideraba estaban muy
vistos. 280

vendedor de abanicos seguido de un grupo de sirvientes que transportan


al chambelán sobre una silla de mano. Una vez acomodados, el vendedor
manda traer el prodigioso abanico que los criados transportan guardado
en una enorme4 caja. Una vez los sirvientes abandonan la sala quedan a
solar el chambelán, el vendedor y el abanico. Las cuatro tablas de la caja
caen y queda a la vista un es espléndido abanico que, a una orden del
vendedor, se despliega ante el chambelán. De cada uno de los
compartimentos que componen el magnífico abanico surgen, tras otra
señal del vendedor, siete mujeres con trajes de gala. Otro chasquido del
vendedor, hace desaparecer el abanico. Las siete mujeres se mantienen en
la posición que estaban aparentemente sin soporte, sobre una órbita de
media circunferencia rodeada de estrellas. Las damas comienzan a bailar
un minuet acompañadas por un grupo de hombres. De pronto el cuadro se
esfuma para dar paso a una fuente de la que surgen siete mujeres. La del
centro tiene en su hombro un ánfora de la que sale un chorro de agua.
Finalmente el maravilloso escenario y sus intérpretes desaparecen por sí
solos, como por arte de magia, y el abanico regresa a su caja que se cierra
automáticamente. El chambelán se aproxima a examinarlo pero de pronto,
el abanico se abre y cae sobre él.)
275
(El Regional, 29.6.1905)
276
(El Regional, 25.6.1905)
277
(El Regional, 2.7.1905)
278
(El Regional, 12.8.1905)
279
(El Regional, 7.7.1905)
280
(El Regional, 9-8.1905)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
123

Los exhibidores locales281 recurrían a la propaganda para hacer valer


su mercancía frente a la competencia, métodos que pasaban desde
ofrecer sesiones gratuitas sólo por consumición, anunciar las
excelencias del cinematógrafo con películas coloreadas y gramófonos
sincronizados, como el cronocinematógrafo que Los Jardinillos exhibió
al año siguiente, o realizar funciones benéficas en beneficio de los
niños asilados del Hospicio y entrada libre también para los niños
pobres de Almería acompañados de personas mayores, a quienes se
les facilitará entrada gratis.282 Era la función de honor, beneficio y
despedida que se utilizaba –según se decía entonces- como reclame o
slogan como se acostumbra hoy.

También la competencia en los precios era objeto de propaganda. El


Variedades anunciaba proyecciones al precio de 30 céntimos la
butaca y general tres perrillas chicas, mientras que Los Jardinillos a
40 céntimos butacas de Patio y 60 sillas de Orquesta 283 o,
simplemente, se anunciaban novedosas mejoras que suponían
comodidades al público, como instalar ventiladores para que hiciera
más agradable la estancia de los espectadores en las calurosas
noches del verano almeriense.284 También era muy socorrido convocar
al público con un timbre eléctrico en la puerta del cinematógrafo, que
repiqueteaba de forma estridente e insistente, ocasionando alguna
que otra queja entre el vecindario del teatro de Los Jardinillos, pues
suponía grave perjuicio de la tranquilidad y del reposo de los
ciudadanos.

El cinematógrafo se convirtió en el espectáculo por excelencia de los


almerienses y los exhibidores lo sabían. Sus esfuerzos debieron
obtener suculentos beneficios porque era el comentario entre los
círculos sociales de la ciudad y la prensa local veía con buenos ojos
que los empresarios del Variedades y el Principal se enriquecieran de
perras gordas que explotan con aplausos del público y del nuestro,
que vemos recompensados los buenos deseos de dichas empresas
para proporcionar honestos y agradables entretenimientos a los
aburridos almerienses...285 El negocio cinematográfico cundió porque
Don Rogelio Castillo, dueño del Café España, inició contactos con una
empresa cinematográfica con el fin de amenizar las veladas de sus
parroquianos con exposición de vistas.286 Otros locales solían terminar
sus funciones de varietés o cante con exhibiciones de vistas y cintas
cinematográficas.
281
(Fructuoso Gelabert, un pionero catalán del cinematógrafo escribía: “Por
aquellos tiempos el deseo de negocio hizo que muchos empresarios
montaran unos barracones, algunos de ellos de gran capacidad, con
grandes, sonoros y llamativos órganos que recorrían todas las ferias y
fiestas mayores” Cita de J.M Caparrós Lera en “Memoria de dos pioneros,
C.I.L.E.H., Madrid, 1992, en Pág. 122)
282
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
283
(El Regional, 25.6.1905)
284
(El Regional, 5.8.1905)
285
(El Regional, 3.7.1905)
286
(El Regional, 9.7.1905)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
124

Para la feria de agosto había dejado de funcionar el Teatro Principal y


los almerienses pudieron ver las cintas que exhibían el Variedades,
Los Jardinillos y el Cinematógrafo Pascualini, en otras poblaciones se
presentaba con el nombre de Cinematógrafo Mágico de don Emilio
Pascual Marcos, que hacía itinerar aquella estructura metálica por
Málaga -desde el paseo de Santo Domingo al paseo Redign y la plaza
de la Merced-; en Granada, Córdoba y ahora Almería.

El Cinematógrafo Pascualini, o Pasqualini, fue instalado en el Real de


la Feria. De él se decía que era de los más perfectos y la colección de
cintas muy variable. Tan es así que el periódico El Regional le dedicó
esta irónica estrofa política:

¡Ah¡ Pasqualini
Guadagna molti cuatrini
Porque tiene un cinematógrafo, que
Ya quisieran los demócratas para regalárselo
A los republicanos.287

Este cinematógrafo venía precedido de justa fama, dada su


popularidad en Granada, Cádiz y Málaga hasta el año 1909. No
tenemos constancia documental de solicitud de licencia de este
cinematógrafo en los archivos municipales, pero todo apunta hacia el
pabellón cinematográfico de don Emilio Pascual, famoso pionero del
cine español que, desde 1902, dio la vuelta por las principales
capitales españolas ofreciendo proyecciones con su cinematógrafo
Lumière. Siguiendo al historiador J.A. Cabero dice que el Sr. Pacual
sentó sus redes fijas en Málaga, tras recorrer media España con su
proyector y R. Garófano remata la vida de este histórico
Cinematógrafo Pasqualini en Cádiz comprado por D. Antonio de La
Rosa, que en un primer momento siguió utilizando el prestigio de su
nombre como reclamo.288

Terminó el año 1905 con el Pabellón de don Joaquín Ferry Jordá


instalado en la calle Aguilar de Campoo, esquina al Paseo del Príncipe,
con el nombre de La Linterna Mágica, según cuenta el Sr. Oña,289
aunque ese dato no hemos podido contrastarlo.

Al comenzar el año 1906 Almería llegó a convertirse en punto de


encuentro de los empresarios andaluces, quienes competían por la
supremacía en nuestra ciudad. El cinematógrafo, cada vez más, va
quedando reservado a la atracción final de los espectáculos de

(El Regional, 22.8.1905


287

288
(R. Garófano, “El cinematógrafo en Cádiz”, Instituto Municipal de
Cultura, 1982)

(Extraordinario de la Voz de Almería de 1997:Cien años de cine en


289

Almería. La Feria de 1905)


Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
125

varietés. Los grupos de cómicos, la zarzuela, los ilusionistas, músicos


y teatro, todos ellos formaban las novedades que acaparaban la
atención de los almerienses de estos primeros años del siglo XX, para
quienes el cine es la atracción principal dentro del espectáculo de
varietés.

Estos exhibidores cinematográficos, atentos a los cambios de gusto


del público, abandonan progresivamente las exhibiciones en
pabellones y barracas de feria. No eran las salas que hoy conocemos
como cines, pues no había suficiente producción cinematográfica en
el mercado como para completar una programación cinematográfica.
Por eso las cintas exhibidas no sólo servían para completar las
funciones de varietés sino como reclame final de la atracción
ofrecida. El cinematógrafo no es una atracción más dentro del
espectáculo de varietés sino la atracción del espectáculo.

El domingo, 14 de enero, los almerienses conocieron un aparato


instalado en el Variedades: el Cinematógrafo Bagredo.290 Este
aparato debió formar parte del espectáculo de Varietés de la
compañía de Mr. Bapedio-Felin´s.291 Las actividades cinematográficas
se alternaron con compañías de ilusionistas, magos, parejas de baile,
ventrílocuos, coreografías, excéntricos musicales, etc., que
incorporaban en su repertorio exhibiciones cinematográficas. También
el Cinematógrafo La Luz se instaló desde principios de años en el
Paseo del Príncipe. Las cintas son nuevas y variadas, gustando
mucho al numeroso público que pasa allí tan agradablemente las
veladas 292 y se alternaban también con representaciones de
ilusionistas, magos, parejas de baile, ventrílocuos, coreografías,
excéntricos musicales, como el Trío Leet`s.293
Las temporadas cinematográficas cada vez se hacían más largas y
competitivas. Aparecen nuevos empresarios que desbancan a
aquellos esforzados pioneros; nuevos espacios, nuevos métodos y un
sinfín de nuevos títulos se disputaban el mercado de la exhibición en
Almería. Se establecen, siguiendo el ejemplo de otras ciudades, el
martes como día de moda con precios distintos a los habituales. Las
salas se adecuan a las nuevas necesidades, como Los Jardinillos, que
sufrió reformas y arreglos durante el año 1905 y nuevamente abierto,
fue arrendado por su propietario, Castillo Zea, a un empresario de
Jaén que bautizó a este teatro con el nombre de Salón Iris. Fue
encomendada su adecuación al pintor escenógrafo Joaquín Acosta. 294

Ya no se reducían las proyecciones a las temporadas de verano, que


también, sino que desde principios de año, para las fiestas de
Carnaval, los teatros de la ciudad iniciaban programaciones
cinematográficas que, al llegar la Semana Santa, siguiendo la
290
(El Radical, 15.1.1906)
291
(La Crónica Meridional 14.1.1906)
292
(La Crónica Meridional 7.3.1905)
293
(La Crónica Meridional 7.7.1906)
294
(La Crónica Meridional12.7.1906)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
126

costumbre del teatro, interrumpían para continuar hasta el verano,


recomenzar en otoño y cerrar hasta completar el ciclo. Se da la
circunstancia de que en Almería la consolidación del cine como
espectáculo no se hace sólo con la creación de nuevas salas sino que
los empresarios locales, como la Sociedad La Luz, se hacen
itinerantes dentro de la misma localidad, contratados por empresarios
locales, contribuyendo así a la consolidación del espectáculo
cinematográfico, junto a las actuaciones de artistas y varietés. Tal fue
el caso de La Luz actuando en el Variedades.

También se contrataban a empresarios de otras localidades, como el


Teatro de Los Jardinillos que, durante el verano de 1906, volvió a ser
arrendado a un empresario linarense –suponemos que es el mismo
Salón Iris del año anterior- que ofrecía al público películas de alta
novedad, como Escuela militar de Saint-Cyr, Hada de flores,
Danza del fuego o Pulgarcito, una película que se anunciaba en
siete cuadros, y Sueños de un borracho, 295de las que se decía que
eran películas que están llamando la atención.296 Pero los cuadros que
más agradaron fueron los del “Criminal atentado de la calle
Mayor y La boda de los Reyes de España,297 que llenó el teatrico
de verano de liberales y conservadores pues aún se tenían frescos los
fastos organizados por el Ayuntamiento a finales de mayo, acordando
tres días de festejos, reparto de 1.000 libras de pan a los pobres,
celebraciones con la Banda Municipal en el Paseo del Príncipe que,
para tal fin, acababa de ser embellecido con iluminación eléctrica,
adornos y sillas. La Diputación, por su parte, calificada como nido de
caciques liberales, repartió dulces, cafés y puros, guisillos de patatas,
cocidos y desayunos con chocolate, naturalmente con el consiguiente
disgusto de republicanos y conservadores.

Este cinematógrafo, en su afán competitivo, había estrenado la noche


del 10 de julio un cronocinematógrafo al que llamó Cinematógrafo
Iris, al precio de 30 céntimos sillas de patio y 20 gradas.298 Es más, la
terraza de verano de los Jardinillos se inauguró con un servicio de bar
donde la gente, cómodamente sentada, tomaba su consumición
mientras contemplaba títulos como El que a hierro mata..., Viaje
de placer, La Venganza, 299 Quien la hace la paga, La
catástrofe de San Francisco de California, Indiscreto burlado
o Descarrilamiento frustrado por una joven heroica, de la que
se dice reunir las inmejorables condiciones que reúne como asunto,
luz y figura en las imágenes, han hecho que esta película sea
deseada por todos los que la han visto, (El Radical 29.7.1906) Fiesta
del hermano Mateo, Guerra ruso-japonesa y Dos hermanos
rivales. 300
295
(La Crónica Meridional, 11.7.1906)
296
(La Crónica Meridional, 26.7.1906)
297
(La Crónica Meridional, 30.6.1906)
298
(El Radical, 10.7.1906)
299
( El Radical, 1.7.1906)
300
(El Radical, 4.8.1906)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
127

La Crónica Meridional celebraba cuadros como La catástrofe de


San Francisco de California y El combate naval, por ser cintas
tomadas del natural, que transportan al espectador al lugar de los
sucesos, especialmente en Combate Naval, que sin exageración
podemos decir que es lo más atrayente que en proyecciones
cinematográficas se conocen. Curiosamente la “crítica” que de esta
película hacía La Crónica Meridional coincidía con la de El Radical: (...)
nada tan grandioso en producción cinematográfica (es) esta hermosa
película tomada del natural, en lugar y actores, y que nos traslada a
la contemplación directa de uno de estos terribles acontecimientos.
301

Además se proyectaron Parque ecológico y la segunda parte de


Caballería Italiana, que reúne buenas condiciones, representa el
primer trozo una bajada peligrosa y paso por un torrente,
sucediéndose cuadros por paisajes y pasos de agua deliciosos.302 De
acontecimiento se consideró el estreno el domingo, 12 de agosto, de
la grandiosa película titulada La vuelta al mundo por un policía,
de la que se decía: Este ejemplar de 600 metros de largo tuvo un
éxito merecido, pues además de reunir condiciones de luz y fijeza
tiene gran variación de preciosos paisajes y costumbres.303 Para la
feria de agosto se estrenó un nuevo cinematógrafo que alternaba
junto a sesiones de excéntricos. 304

El Variedades, poco a poco, va tomando la iniciativa cinematográfica


en nuestra ciudad, pues el 16 de septiembre el Cinematógrafo Luz fue
contratado para inaugurar la temporada de otoño que,
sorprendentemente, no la iniciaba –como era habitual- con grandes
representaciones teatrales o zarzuelísticas sino con sesiones de cine,
como las exhibidas la noche de estreno: Hallazgo sospechoso,
Timo ingenioso, Baños de Brigtton y otra de larga duración, La
herencia de los desgraciados. Siguiendo la costumbre imperante
actuaban cuadros de varietés, como “El Canela (Juan José Canela
Díaz), el ventrílocuo Marthen o actuaciones de baile a cargo de
Jiménez Pericet. Cuando concluyó la temporada cinematográfica
programada para un mes la Sociedad La Luz se trasladó nuevamente
a su pabellón del Paseo del Príncipe que volvió a proyectar todos los
días y en todas las secciones305 exhibiendo diez cuadros
cinematográficos de su extenso repertorio y las últimas novedades
hasta el 18 de diciembre. 306

En efecto, la actividad del cinematógrafo de la Sociedad La Luz había


sido intensa durante todo el verano con títulos como Secuestro

301
(El Radical, 2.8.1906)
302
(La Crónica Meridional, 3.8.1906)
303
(La Crónica Meridional, 12.8.1906)
304
(La Opinión, 28.8.1906)
305
(La Crónica Meridional, 22.10.1906)
306
(La Crónica Meridional, 18.12.1906)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
128

amoroso, El hambre no tiene escrúpulos o Peripecias de un


viaje por país nevado,307 que mereció el aplauso del crítico de El
Radical, Brocca, que se deshacía en elogios hacia este
Cinematógrafo, considerándolo el primero en España que presenta
las más nuevas películas que dan a luz las casas extranjeras pues
todas las noches son un derroche de películas nuevas. Esta noche se
exhibirán, entre los diez cuadros, la película Galán perseguido,
Peregrinación a Lourdes, Los matuteros, Concurso de
automóviles en el Pardo -de la que se decía que la película estaba
tomada con motivo de la boda de Alfonso XIII-, Falsa acusación,
Panorama de Córdoba, Castigo de corso, Viaje a una estrella,
Los perros, Contrabandista, tomada del natural, con escenas
entre los guardias y los perros, que dieron lugar a grandes aplausos,
Fiesta marítima en Lloret, Cofrecillo rajá, Delicias del
Divoreis,308 Flores animadas, Se desea un perro guardián,
Elefantes acróbatas, El Remordimiento, y todas las sesiones al
precio de 40 céntimos preferencia y 20 entrada general.309 Algunas de
las películas proyectadas eran de larga duración –muy celebradas
por el público- que competían con las proyectadas en Los
Jardinillos.310 El cinematógrafo La Luz no escapó tampoco a las quejas
de los espectadores. El calor sofocante del Pabellón La Luz, las
proyecciones -que el público consideraba ya vistas- invitaban
nuevamente al público a promover nuevos alborotos que reclamaban
la presencia de los agentes del orden público, puesto que asisten
gratis a los espectáculos –se decía- deben cuidar en velar por el
orden que no se guardan en las gradas, que con sus groserías
pretender hacer de un espectáculo culto un lugar ajeno a la buena
sociedad. 311

Comienza el año 1907 con las elecciones municipales a finales de


enero que eligió al alcalde conservador Eduardo Pérez Ibáñez, médico
de prestigio en el Hospital de Santa María Magdalena, criticado entre
los republicanos por su fama de arrogante y abusivo. En el terreno
cultural desaparece el Teatro Principal, escenario durante el siglo
anterior de innumerables comedias, zarzuelas y dramas teatrales.

Desde primero de año funcionaba, contratado por el Variedades, el


Cinematógrafo Escudero que portaba un magnífico aparato Gaumont
de los mas perfeccionados con un magnífico orquestóphono que
llama grandemente la atención312 (...) y cuyo hermoso aparato
interpreta con la precisión de la más nutrida y afinada orquesta,
piezas musicales que son muy del agrado del público. 313

307
(El Radical, 16.7.1906)
308
(El Radical, 25.8.1906 y 10.9.1906)
309
(El Radical, 2.7.1906)
310
(El Radical, 13.8.1906)
311
(El Radical, 4.7.1906)
312
(La Crónica Meridional, 25.2.1907)
313
(La Crónica Meridional, 5.3.1907)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
129

En realidad este orquestóphono que exhibía Escudero era similar al


que exhibía el cinematógrafo The Imperial Bioscope en otras capitales
españolas que transportaba otro orquestrófono o suntuoso mueble en
el que actuaban ochenta instrumentos que ejecutaban piezas de gran
armonía y afinación314 El cinematógrafo Escudero terminó su contrato
con el Variedades el 25 de marzo y el empresario contrató el 10 de
mayo al 3 de junio otro cinematógrafo procedente del Coliseo
Imperial de Madrid, que era un aparato de los más perfectos(...) que
suprime la oscilación315 con actuaciones de la bandolinista Remedios
Sánchez, el patinador Tumilet y la concertista señorita Sánchez.

Otra vez vuelven las quejas al Teatro-Circo Variedades. Eran quejas –


se decía- de muchos ciudadanos de bien que asisten regularmente a
las funciones instalados en Preferencia. Pero los de galería y butacas,
que era la parte menos noble del coliseo, cada vez que les parecían,
protestaban por determinados cuadros que no eran de su agrado, por
la música o por las dificultades técnicas propias del proyector o las
cintas. Las protestas se traducían en gritos, chillidos, frases impropias
de un coliseo.316

El empresario del Variedades, ahora por su cuenta, decide probar


fortuna. La experiencia con los empresarios del Coliseo Imperial, a
pesar de la fama que le precedía, no fue del agrado de los
empresarios del Variedades. Los espectadores se quejaron del titileo
del proyector, la escasa variedad de cuadros y las continuas
interrupciones por corte de las propias cintas cinematográficas
justificaba sobradamente las quejas de los espectadores y la decisión
del Variedades al adquirir un proyector Pathè. Para ello se encargó
directamente a la casa Pathè, que en su adquisición incluía un buen
lote de cintas, además de obtener la exclusiva para este teatro de
una notable casa inglesa productora de cintas317 (...) hechas con
colores por un procedimiento japonés, desconocido aún en Europa.318

Entretanto el Cinematógrafo La Luz, conocido popularmente por


“Luz”, seguía perenne en el Paseo del Príncipe en forma de pabellón
alternando actuaciones de transformistas, prestidigitación y magia,
duetistas y excéntricos que atraían a la sociedad de bien almeriense.
319

Como el repertorio de películas no era extenso ni existía un circuito


establecido de exhibidores cinematográficos, los empresarios
recurrían a distintas empresas que aportaba cada una su lista de
películas junto a su programación de varietés. Así, don Rogelio

314
(Noticiero Canario 2.4.1906, aparecido en La pantalla de papel..Febrero
1998)
315
(La Crónica Meridional, 10.5.1907)
316
(La Crónica Meridional, 15.5.1907)
317
(La Crónica Meridional, 12.6.1907)
318
(La Crónica Meridional, 13.6.1907)
319
(La Crónica Meridional, 4.1907)
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130

Castillo Zea, autorizado por la empresa de Los Jardinillos para dar


funciones de cinematógrafo y Varietés,320 contrata al Cinematógrafo
Luz para actuar en Los Jardinillos321 durante parte de junio y el mes
de julio vuelve a aparecer La Luz en Los Jardinillos y desde primeros
de agosto el Variedades se trae de Granada el Palais Victoria. Este
pabellón era un cinematógrafo con un proyector Pathè. Había sido
instalado en forma de Pabellón en Granada donde obtuvo el
reconocimiento de los espectadores granadinos. El Sr. Zea había
contactado con el gerente del Palais, don Francisco García Girón, para
que se desplazara a nuestra ciudad con su stock de material de
películas (...) que se exhiben por su claridad, fijeza y naturalidad que
se alternaría con las actuaciones de los acróbatas Los Pepes, el
ventrílocuo Vicente Lloret, tan conocido en Almería,322 además de
ocho proyecciones casi todas las noches que merecerían la
aprobación del selecto público, como Procesión del Hábeas de
Granada , filmada –se publicitaba- por la propia casa el pasado 30
de mayo, La caza de la zorra 323 Héroes del sitio de Zaragoza,
Perros de San Bernardo, Maldito botón, Zailán, Pobre madre,
Juegos náuticos, Perros policías y Gran corrida de toros de
Zaragoza en la que toreaban Machaquito y Moreno de Algeciras. 324

La Luz, una vez concluido su contrato con Los Jardinillos, vuelve a su


pabellón del Paseo del Príncipe donde cada noche es más favorecido
el cómodo pabellón del cinematógrafo Luz. La antigua y conocida
sociedad que explota este espectáculo pone especial cuidado en
ofrecer a la concurrencia notable variación de películas nuevas, pues
al hablar con la importante casa de Barcelona que a este negocio se
dedica, puede traer a Almería todas las novedades que se exhiben en
el extranjero y en Madrid, casi con carácter de prioridad a análogos
pabellones.325 El público se sentía atraído por un escogido programa
compuesto por diez películas, figurando entre estas Hotel del
porvenir, Suegra nerviosa, Barcelona, Montserrat, Horno
aldeano,326 El hombre de paja, Momentos trágicos, Historia de
un famoso amigo, que se anunciaba como riguroso estreno, y El
espectro rojo, que obtuvo un éxito rotundo entre el público
almeriense. 327

De todos los pabellones cinematográficos establecidos en nuestra


ciudad fue el almeriense Sociedad La Luz la que más
insistentemente y de más prestigio gozaba entre los espectadores
capitalinos hasta 1907, que desapareció definitivamente sin que
conozcamos las razones de su extinción. También desconocemos con
detenimiento la intensa labor de difusión del cinematógrafo en la
320
(La Crónica Meridional, 22.6.1907)
321
(La Crónica Meridional, 7. 6.1907 y 26.6.1907)
322
(La Crónica Meridional, 23.7.1907),
323
(La Crónica Meridional 9.8.1907)
324
(La Crónica Meridional 6.8.1907)
325
(La Crónica Meridional 18.8.1907)
326
(La Crónica Meridional 25.7.1907)
327
(La Crónica Meridional 18.7.1907)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
131

capital y otros pueblos de la provincia. Probablemente la


especialización de los nuevos empresarios que llegaban, la dedicación
de sus propietarios a otras tareas locales, la falta de recursos para
establecerse como sala estable o, simplemente, a las exigencias del
propio mercado de la exhibición que obligaba a una competencia con
otros empresarios más profesionalizados en este campo.

A finales de julio llegó a la ciudad el acontecimiento musical del año


a cargo de los famosos Coros Clavé, cuyas masas corales catalanas
(...) llevaron a cabo una deliciosa labor artística. Los Coros sólo
actuaron un día en la Plaza de Toros, pero el recibimiento que les dio
la afición musical fue espectacular. En el coso taurino se desplegaron
sus estandartes y el público almeriense les brindó un estruendoso
aplauso. Aplauso que retumbó en toda la plaza cuando cantaron
Gloria España a la que siguieron Arre morreu, Els Pescadors, Las flors
de Maig, Al Mar (en esta parte tomó parte el Orfeón Almeriense) y La
net de los Almogavers. 328

Un caso curioso anecdótico con el que nos encontramos en la


exhibición cinematográfica local es la gran cantidad de películas
exhibidas en nuestra ciudad de la Casa Pathè. Casi el 30% de la
exhibición local procede de los concesionarios en Madrid de la Casa
Pathè. Relación que arrastra desde los primeros momentos que llega
el cinematógrafo a Almería. Sin embargo no todas las películas
proyectadas pueden ser atribuidas a las producciones Pathè, si
tenemos en cuenta el Catálogo Pathè de 1904. También la Casa
Gaumont, que posteriormente se fusionaría con la Pathè, tuvo una
estrecha relación con el gerente del Variedades, como en los años
veinte la tendría con don Miguel Gómez Navarro y don Isidoro Vértiz,
gerentes del Cervantes y Hesperia, respectivamente.

Desconocemos qué tipo de contrato suscribía la abundancia de


películas Pathè en las salas comerciales almerienses. Quede aquí
reflejado nuestro interés por indagar qué tipo de relación mercantil
mantuvo la exhibición cinematográfica almeriense y ahondar en la
aventura de conocer la vida interior, el efecto social de aquellas salas
y pabellones pioneros del cinematógrafo sobre la vida de la ciudad.

A primero de 1909 el Ateneo de Almería acaba de crear una sección


especial dedicada a la fotografía –deducimos que también al cine-.
Este Ateneo se había instalado en el piso principal del Banco Español,
en el Boulevard, y acaban de incorporarse como nuevos socios los
poetas don Antonio Ledesma y don Joaquín Peralta, el ingeniero Jefe
de la Junta de Obras del Puerto, don Francisco J. Cervantes, el poeta
don Plácido Langle y el secretario del Ayuntamiento don David
Estevan que, posteriormente, presidiría.329

328
(La Crónica Meridional 27.7.1907)
329
(La Crónica Meridional, 24.4.1909)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
132

La ciudad seguía con inusitado interés los reportajes de prensa y


oportunas exhibiciones cinematográficas sobre el desastre del Ejército
español ante las tribus rifeñas en el Barranco del Lobo, al norte de
Marruecos. El cinematógrafo parlante Guerrero trajo las últimas
novedades y el público almeriense abarrotó la sala del Variedades
para ver las películas sobre los sucesos de Barcelona y la guerra de
Melilla. Corría por la ciudad la noticia de que Melilla estaba rodeada
de cabilas moras hostiles. El ejército español, con los refuerzos del
primer batallón de Cazadores de la Brigada de Madrid y otros
preparados, se disponía a dar una lección a los rebeldes rifeños que
acababan de matar en una emboscada a seis trabajadores de las
minas del Rif, en la fracción de Beni Ensar, a seis kilómetros de
Melilla. Estas minas de hierro eran explotadas por la Compañía
Española de Minas del Rif y la Compañía Norte-Africana con capital
francés. 330

En el Salón del Gran Café Nuevo, antigua Cervecería Suiza, desde


principios de años se venían celebrando conciertos y el Casino se
preparaba para los bailes de traje, mientras el Variedades anunciaba
el estreno de la obra cumbre del año: Aída. Almería siempre ha
sentido un gran entusiasmo por la música; una ciudad que, pese a no
disponer de Conservatorio de Música y forzar a quien se sintiera
inclinado por esta carrera a estudiar en los Reales Conservatorios de
Cádiz o Málaga, es capaz de organizar una Sociedad Sinfónica –
presidida por don Alfonso Delgado Castillo- con el objeto de fomentar
la enseñanza musical y a tomar parte en toda clase de espectáculos,
331
con una Orquesta que hizo su debut en el Variedades a beneficio

330
(El desastre del Barranco del Lobo tuvo su origen en la oposición
indígena a la explotación de los yacimientos de hierro por compañías
extranjeras. El 27 de julio de 1909, murieron un general, cinco jefes, ocho
oficiales y cerca de 200 soldados, algunos de ellos de Almería, resultando
heridos más de 50 jefes y oficiales y unos 600 soldados. A estas víctimas
hay que agregar los 100 muertos, 300 heridos y medio millar de
detenidos a causa de la Semana Trágica de Barcelona, promovida por la
protesta obrera contra los embarques hacia Marruecos de reservistas
activos que eran en su mayoría hombres casados y con hijos
pertenecientes a las clases más humildes. Los trabajadores catalanes no
querían seguir muriendo en los barrancos y desfiladeros de Marruecos
para que los accionistas de dos compañías mineras continuaran cobrando
sus dividendos)

(Se creó una Sociedad Sinfónica cuyo objeto era fomentar la enseñanza
331

musical en la ciudad y participar en toda clase de espectáculos. Su primer


presidente fue don Alfonso Delgado Castillo y vicepresidente don Luis
Sánchez Punzón. Esta Sociedad disponía de una orquesta que tenía
previsto hacer su primer concierto en el Teatro de Los Jardinillos, pero no
fue posible, y debutó posteriormente en una gala benéfica. Esta Sociedad
estaba dirigida por los señores Barrenas y Sánchez Punzón (D.A.) En la
función benéfica que organizó la Junta de Damas de Almería, bajo el
Patronato de la Reina Victoria, hubo sesiones de cine, además de las
interpretaciones orquestales de dicha Sociedad a cargo de don Antonio
Sánchez Punzón (profesor de piano y propietario de una tienda de pianos
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
133

de los soldados almerienses heridos o muertos en la campaña de


Melilla. En el intermedio de la función benéfica se proyectaron seis
escogidos cuadros del cinematógrafo y la velada se cerró con otros
seis cuadros cinematográficos. Los precios de la función benéfica
fueron: 30 céntimos General y 1,50 pesetas la butaca.. 332

La afición del público almeriense a la música y al teatro 333 se traducía


en la creación de sociedades culturales que algunas se remontaban a
finales del siglo XIX que seguían vigentes en el siglo siguiente y otras
que se formaban nuevas. Paulatinamente fueron perdiendo vigor a
causa de la fuerte influencia del cine en la sociedad almeriense, hasta
el punto que en 1913 un artículo titulado Cine o nada, de Andrés
Santos Martínez, publicado en La Crónica Meridional, venía a
sentenciar la presencia teatral en nuestra ciudad. 334

Cuando cerró el Teatro Principal la ciudad sólo contaba con un


teatro: el Variedades, pues el Teatro Apolo también había cerrado sus
puertas y los objetos puestos a la venta a partir del 16 de julio,
incluidas las butacas, que se podían adquirir en la calle Gerona, 19. 335

Así, durante los primeros meses del año el Variedades, dueño


absoluto de la escena cultural de la ciudad decide instalar un cine
estable con el propósito de traer lo mejor de la cinematografía del
momento : el Cinematógrafo Casanova, instalado dentro del mismo
teatro. El Teatro Variedades no disponía de instalación de luz eléctrica
y sólo se instalaba una provisional cada vez que se exhibía cine. El
resto del teatro se iluminaba con lámparas de gas, situación por la

en la calle Marco, número 6) con Gran Marcha de Concierto, de Verdún,


que había sido Primer Premio del Certamen Internacional de Obras
Musicales celebrado cuando la coronación de Zorrilla. (La Crónica
Meridional, 7.9.1909/10.10.1909)
332
(La Crónica Meridional, 10.10.1909)
333
(En 1911 se creó la Sociedad Teatral Juventud, formada por jóvenes de la
capital, representando obras como Marino en tierra, De asistente a
capitán o Venganza española. La Crónica Meridional, 19.6.1911)
334
El articulista se queja de esa “ocupación” de los cines y reflexiona cómo
en otras ciudades como Paris o Nueva Cork también se ve cine, aunque
“estos espectáculos se edifican casa propia” para el cinematógrafo, cosa
que no ocurre en España y tampoco en Almería. “Desde luego –continua-
es digno de elogio ese auge del cine en tales capitales, y más aún porque
en ellas no dañan en lo mas baladí el arte escénico pues, repito, que
funcionan salones construidos para tales fines, no ocupando, por tanto,
casi ningún teatro para la exhibición de sus películas”.
Es en el teatro “donde sienta sus reales la película y las obras teatrales
tienen que relegarse a la galería de sus autores, aburridas y empolvadas...
como arpas viejas”. Finalmente, sugiere que se busquen “formulas que
ahuyenten al cine del teatro, reivindicando el prestigio de la clásica
dramaturgia española, y las autoridades vean la forma de desgravar alto,
de aligerar de impuestos a espectáculo tan culto y beneficioso” pues,
concluye, “Todo es aceptable menos que nos pongan en el dilema de: o
cine o nada”)
335
(La Crónica Meridional, 16.7.1909)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
134

que venían siendo amonestados por la Comisión Provincial de


Espectáculos los propietarios del local, sin que surtieran efecto. Se dio
un hecho curioso durante la representación de una obra de teatro. Los
gasistas del teatro, creyendo que continuaban las funciones de cine
olvidaron conectar las lámparas de gas con lo que el teatro
permanecía en tinieblas hasta que, vueltos en sí de su apoteosis,
repusieron el gas y pronto pudimos volver a recrearnos en tantas
bellezas como adornaban la sala. 336

Don José Casanova y don Felipe Burgos, regentes del Variedades,


contrataron al empresario de espectáculos cinematográficos, el
cordobés José Guerrero, que le precedía la fama porque, en compañía
de su hermano Joaquín, recorrían con enorme éxito las principales
capitales españolas con su Cinematógrafo Parlante Guerrero. Este
cine comenzó a funcionar el 28 de mayo, pero la noche del 26 los
empresarios invitaron a los medios de comunicación a una sesión
extraordinaria para que observaran las excelencias del Cinematógrafo
Guerrero que canta: Invitados por la empresa de este coliseo
Casanova, asistimos anoche a las pruebas del cinematógrafo
cantante Guerrero. La ilusión de que las figuras que aparecen en el
lienzo cantan al mismo tiempo que se mueve es completa, y tanto la
claridad como la fijeza de las películas dan a los cuadros un
acentuado tinte de absoluta realidad. 337

Los hermanos Guerrero habían traído a la ciudad películas que


exhibían con un proyector de la casa Gaumont acompañadas por un
gramófono, también de la Gaumont, de tal modo que las imágenes,
sincronizadas con los sonidos del fonógrafo, dieran la impresión de
ser cintas sonoras. En realidad se trataba del Cronophone
Gaumont cuya sincronización se realizaba mediante disco.

El debut fue el día 28 de mayo y entre las películas más notables que
se exhibieron figuran los cantes del tenor Caruso en I Pagliessi y la de
la romanza de Pilar de Gigantes y Cabezudos, cuyo remake sonoro se
proyectaría en la pantalla del Cervantes en 1933. Este cinematógrafo
Casanova prolonga sus proyecciones hasta el 28 de junio, para dar
paso a una compañía de bailarines de Los Hermanos Lere,
procedentes del Salón Venecia, de Madrid, que alternaban con otro
gran cinematógrafo con películas de gran novedad. Entre las cintas
que se proyectaron causó sensación Los sucesos de Barcelona,338
que narraba con bastante exactitud los resultados de los desórdenes
de aquellos días sangrientos, en que un pueblo exaltado por una
política mal entendida, sembró el luto en Barcelona, dando la página
más negra que la historia ofrece en la vida de los pueblos. Se vieron
(...) edificios destrozados por un voraz incendio, estatuas yacentes
destrozadas, ataúdes abiertos en las calles ofreciendo a la vista de
336
(La Crónica Meridional, 15.1.1910)
337
(La CrónicaMeridional, 27.5.1909)
338
(Creemos que la información de prensa se refiere a la cinta Semana
trágica de Barcelona (José Gaspar Serra, 1909)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
135

todos los cuerpos medios carcomidos de los que fueron sorprendidos


por las turbas en su eterno sueño de muerte. Esto es lo que se ve en
la película estrenada anteanoche en el Cine Casanova. 339

Ciertos sectores de la prensa almeriense consideraron aquellos


levantamientos como actos antipatrióticos y criticaron severamente
los tumultos de la Semana Trágica de Barcelona. Pero el sentir
popular era otro. Los sectores populares estaban airados porque a la
guerra sólo eran movilizadas las clases más humildes de la sociedad,
mientras que la burguesía y las clases pudientes por 1.500 pesetas
podían liberar a sus hijos del servicio militar y acudir a la guerra. De
ahí las largas colas que se formaron desde el día 11 de septiembre a
la puerta del Variedades para ver el estreno de la sorprendente
película que el público almeriense ve una y otra vez con increíble
voracidad sobre Los sucesos de Melilla.340 Cuadros –decía la
noticia- que dará a conocer la celebre batalla del 20 de septiembre
último, donde los valerosos Cazadores de Tarifa dieron un ataque a la
bayoneta; la dispersión de los moros por el Escuadrón de Alfonso XII,
que aumentó una página gloriosa en nuestra historia. La película,
filmada por Ricardo Baños en primera línea de fuego, relataba la
batalla de Benisicar. 341

Al parecer, el embarque desde Almería con el Primer Batallón de


Cazadores de la Brigada de Madrid del célebre reportero-fotógrafo
madrileño Alfonso Sánchez García, fue una oportunidad para
encontrarse con nuestro fotógrafo almeriense don Victoriano Lucas,
desconociendo qué relación profesional pudo haber entre ambos.

En la feria de 1909, el mismo día que tomaba la alternativa el torero


almeriense, Relampaguito, junto a Machaquito y Bombita el
Ayuntamiento había previsto para el día 28 un Cinematógrafo Público
en el Malecón. Si embargo, un fuerte temporal de levante suspendió
la proyección y hubo de trasladarse al día siguiente a la Puerta
Purchena.

Durante los cuatro últimos meses de 1909 la programación


cinematográfica era tan cotidiana que el gacetillero de El Popular, a
primeros de enero del año siguiente, escribía con satisfacción que
tanto cine supone un excesivo amor al reino de las tinieblas (…) pero
ya hemos abierto los ojos a la luz que por fin se hizo en el
Variedades(…) porque Almería estaba ya sedienta de teatro, y así (se)
volcó sobre plateas, palcos y butacas lo más hermoso y lo más
sugestivo de sus esplendores: las mujeres, que reunidas en un haz
multicolor daban al coliseo un matiz bullicioso… 342

339
(La Crónica Meridional, 10.10.1909)
340
(La Crónica Meridional, 11.10.1909)
341
(La Crónica Meridional, 10.11.1909)
342
(El Popular, 17.1.1910)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
136

Las funciones teatrales continuaron los meses siguientes, cosa en la


que la sociedad de bien, la burguesía comercial y mercantil estaban
de acuerdo: En una cosa nos hallamos de acuerdo por rara casualidad
todos los almerienses, y es que debemos estar de enhorabuena por la
compañía de teatro que nos dio por misericordia la Providencia. Ya
hacía falta, teníamos hambre de teatro. 343
Sin embargo, el Variedades no renuncia a continuar con las
proyecciones y, alternando con el teatro programa funciones de
cinematógrafo por la tarde y noche, con precios especiales,
comenzando a las 5 de la tarde. Incluso tiene previsto la rifa de seis
regalos elegantes para quienes asistan a las funciones que se le
entregarán un número a cada localidad o entrada para dicha sesión.
344

Al terminar la temporada teatral se reanudan inmediatamente en el


Variedades las proyecciones cinematográficas, estrenando todas las
noches tres secciones, desde las 8 en punto345: Acróbatas sobre el
alambre de hierro, Bienhechor, Mi hija no se casa más que con
un médium (en color), El gendarme es un sport, La leyenda de
Orfeo (color), La espiga, La araña de oro (color), Obsesión de
las manos, No hay medio de dormir, Delhi, gran ciudad de la
india, La falta de la hermana mayor, El buen doctor,
Costumbres y usos budistas, Las travesuras de Toddie, La
cinematografía de los microbios y Evasión de la Valette. 346

Las sesiones de cine, en atención al público selecto, vuelven a


interrumpirse para dar paso a una compañía cómico-dramática de
Echaide y La Riva hasta el 15 de febrero que vuelven las sombras con
un magnífico aparato adquirido de la Casa Pathè-Frères, de París, del
que asegura que ha desaparecido la oscilación que tanto molestaba
en los antiguos aparatos.347 Nuevas interrupciones cinematográficas y
otra vez, en atención al público selecto, extensos comentarios y
críticas en prensa –pormenores que no se detallaban sobre el cine- de
las compañías que visitarán la ciudad: Compañía cómico-lírica del Sr.
Duval, Compañía de Teatro de la Comedia, de Madrid y la de Juan
Espantaleón.

La Feria de 1910 estaba próxima y el Consistorio decidió incluir en su


programación, como era costumbre, una actividad muy del agrado de
los almerienses: el Cinematógrafo Público que estaba prevista su
instalación en la Rambla del Obispo, aunque por motivos
desconocidos y sin previo aviso se trasladó al paseo del Malecón –
causa que motivó que fueron muchas las familias que se privaron de
presenciarlo-, donde se exhibieron cuadros que fueron presenciados
por numeroso público y amenizadas por la banda del Regimiento de
Córdoba durante los días previos y de Feria. Se exhibieron ante una
343
(El Popular, 7.3.1910)
344
(La Crónica Meridional, 6.1.1910)
345
(El Popular , 18.4.1910)
346
(El Popular, 20/23.4.10)
347
(La Crónica Meridional, 15.2.1910)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
137

gran concurrencia de público venido de todos los puntos de la


provincia: El usurero, Doctor carnicero, Salida de un acorazado,
Un rasgo de Napoleón, Ladrón sentimental, Parque zoológico
de Francfort, Descanso festivo, Prueba de un crimen, y así
durante los restantes días de feria,348 además de Accidente de un
automóvil, Un casamiento por la fuerza y vistas diferentes. 349

La prensa recoge la satisfacción de los almerienses y los forasteros


que, en número considerable, presenciaron la noche del 27 de agosto
con gran regocijo las proyecciones cinematográficas amenizadas, en
esta ocasión, por la Banda Municipal, que resultaron hechas con gran
lucidez a lo largo de una hora. Los cuadros que se proyectaron
fueron: Hazañas de búfalo, Confesión por teléfono, Don
Procopio y sus hijos, Panorama de New Cork, En busca de
cambio de mil pesetas, Apuros de un aldeano, Pesadilla del
chanteur, Parque de Barcelona, El blanco y el negro, Un tenor
fuerte y En el país de la nieve.

Pero la que llamó especialmente la atención fue El secreto de un


niño. 350 La sesión terminó a las 10 de la noche en el Paseo del
Malecón, cuyo mal estado y su necesaria reforma era tema general
de conversación durante la Feria. Se pedía que quedara todo el
centro y los laterales reservado para parque. Mucha gente opinaba
que debía construirse en el límite del contramuelle y lateral-sur un
muro con baranda, a fin de delimitar el ansiado Parque del
contramuelle y arrancar la fealdad de las distintas rasantes que había
entre uno y otro sitio. De este modo quedaría reservado todo el
Malecón para paseo-parque, convirtiéndose a la larga en el más
bonito y pintoresco lugar de Almería.

La gente recordaba que un alcalde, el Sr. Acosta, fue quien arregló el


Malecón y, desde entonces, el Ayuntamiento no se había gastado ni
mil pesetas, reprochaban al alcalde liberal, Sr. Amat García. Este
debate –similar al actual sobre la necesidad de soterramiento de las
vías del tren y su conexión con el Puerto- caló en las autoridades
municipales y el alcalde, acompañado de los concejales, prensa,
arquitectos y particulares, visitó en plena feria el lugar para tratar y
ver cómo se quitaba la vía férrea que partía la calle Pescadores y el
Malecón. 351
348
(La Crónica Meridional, 26/27.8.1910)
349
(La Crónica Meridional, 20.8.1910)
350
(El Popular.28.8.1910)
351
(El 26 de septiembre se terminaron los trabajos “de levantar la vía en
todo el Malecón“ y “anteayer comenzaron los trabajos para su reforma”.
“Con estas obras va a desaparece aquel paseo en su forma actual”
“Primero se destruyeron aquellos dos largos bancos de cantería que le
daban un aspecto apoblachado al Malecón. Después se hizo la reforma del
Malecón alto, pero esto ocasionó una “falta de higiene, de buenos
pavimentos, de agua que sentara el polvo, hicieron desterrar a la gente de
un sitio tan delicioso como este. Ahora las reformas son de gran entidad, y
como el agua, merced a un pozo abierto en el Malecón alto, el sitio se
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
138

Otro motivo de debate fue la necesaria reforma del Paseo del Príncipe
que en invierno es un lodazal y en verano imposible de respirar a
causa del viento. Finalmente, el día 5 de diciembre de ese mismo año
salió a subasta en el Boletín Oficial la ansiada reforma del Paseo para
transformarse en lo que sería el futuro Boulevard, bajo el tipo de
23.554,60 ptas. y una fianza de 1.181,93 ptas. Las obras, realizadas
por obreros enviados por la casa inglesa para colocarlos, comenzaron
al año siguiente - justo un mes antes de comenzar la Feria- y se
invirtieron 140 toneladas de losas. 352

Mientras todo esto, la vida cinematográfica de la ciudad transcurría


con las proyecciones a las que la gente acudía todas las noches. Eran
tan cotidianas que apenas dejaban espacio para el teatro. No había
acto en el que el cinematógrafo no estuviera presente. Hasta la
Agrupación Socialista de Almería 353 organizaba secciones de cine
antes de sus actos públicos. La noche del 14 de junio de 1910 los
socialistas designaron a su presidente, Miguel Cruz Maldonado, para
que tomara parte en un mitin republicano en el Variedades en el que
intervinieron los almerienses Rodrigo Soriano y Rafael García Duarte.
354

Tras la temporada de verano se abrió –además del Apolo- en la calle


Sebastián Pérez, nº 7, el Salón Victoria, una nueva sala
cinematográfica que había adquirido un magnifico cinematógrafo
para exhibir el repertorio de películas de las más importantes
casas.355 La noche de su inauguración se exhibieron ocho preciosas y
convertirá en un vergel”.

Llevaba el Malecón con ésta tres reformas. Primero llegaba el mar hasta
el paseo alto de San Luis, en cuyo sitio se asentaba la muralla. Corría esta
muralla por toda la playa y a ésta daban acceso dos puertas, la del
Socorro y la de la Trinidad, con sus respectivos cañones. Luego vinieron
las murallas a tierra y se hizo el primitivo paseo del Malecón con dos
poyos largos y corrido de mampostería con sus palmeras. Poco después
estos poyos fueron derribados y se arreglaron el paseo alto y bajo. Ahora,
por tercera vez, la piqueta entra y el Malecón se va a convertir en un
Parque; un parque con jardines, cuatro aceras y un paseo asfaltado”. La
Crónica 12.12.1914)
352
(La Crónica Mweridional, 8.7.1911)
353
(El teatro y las conferencias eran los únicos medios de comunicación
que existían hasta ya avanzada la década de los años veinte, cuando
empezó a conocerse la radiotelefonía, como se denominó, al principio, a
este medio de difusión. En aquella época de constante establecimiento de
Centros Obreros y Casas del Pueblo, la aparición del cinematógrafo como
espectáculo no mermó la afición y el interés por el teatro. Sacrificando a
veces sus escasos medios económicos acudían los obreros a los teatros
cuyas obras presentaban las inquietudes sociales, las injusticias y los
sistemas de dominio que la burguesía de la época tenía implantados. Los
cuadros de actores y actrices que espontáneamente se formaban en las
Casas del Pueblo y Centros Obreros se atrevían a representarlas)
354
(El Popular, 14.6.1910)
355
(La Crónica Meridional, 11.10.1910)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
139

artísticas películas y el precio de la entrada era al consumo.356 La


novedad que introdujo el empresario de entrada al consumo se vio
respalda por el público que empezó a ser muy visitado todas las
noches. El local estaba situado en lo que antes era el viejo Café
España, pero su propietario acometió obras de reformas para
adecuarlo a este espectáculo exclusivamente, aunque también se
alternaba con varietés. 357

El 12 de octubre fue el estreno con la actuación de la cupletista y


bailarina Pepita Castella y la pareja de baile Lolita Jiménez -Carlota
Cabello y, al final, se dieron proyecciones del cinematógrafo.358 La
gente pronto empezó a quejarse por el titileo que presentaba el
proyector recién adquirido y su propietario, diligentemente, sin
reparar en gastos ni sacrificio alguno, presentó al publico otro
magnífico cinematógrafo,359 compitiendo con el Variedades que,
dentro de la temporada de otoño de teatro volvía nuevamente con
exhibiciones cinematográficas (Pedris) .360

Por estas fechas aparecía en la prensa local un anuncio publicitario:


Cualquiera puede hoy laborarse una fortuna, montando un
cinematógrafo en cualquier población por pequeña que sea. Éxito
colosal, rendimiento seguro y facilidad en el manejo por medio de las
claras y sencillas lecciones que acompañamos con cada aparato.
La instalación con alumbrado y películas cuesta poco dinero y los
gastos de entretenimiento son insignificantes.
Pedid Catálogo y datos complementarios a la Cinemato-Gramofónica
Hispano-Americana. Paz, 8. Castellón.361 Anuncio que nos
encontramos en otros periódicos de la época.

Aunque no nos ha sido posible verificar que algún almeriense hubiese


atendido esta oferta, bien pudiera ser que algún particular hubiese
tentado fortuna, aunque probablemente sólo hubiese quedado
servible para uso y disfrute privado, aunque para esto más le hubiese
valido esperar doce años más y adquirir un Pathè-Baby, como con el
que jugaba de pequeño don Manuel del Águila en su casa de la calle
Granada.

Visita real sin cine


Termina el año y se prepara intensamente la visita del próximo año
del Rey a la ciudad. Como signo de progreso –así se presentaba- se
instala en la Alcazaba una Estación Radioeléctrica con una antena de
248 metros de altura sobre el nivel del mar con capacidad para

356
(El Popular ,12.10.1910)
357
(La Crónica Meridional, 2.11.1910)
358
(El Popular, 12.10.1910)
359
(La Crónica Meridional, 21.12.1910)
360
(El Popular, 23.11.1910)
361
(El Popular, 14.11.1910)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
140

comunicarse no ya con Melilla, Ceuta o Madrid sino con la mismísima


Torre Eiffel. Pero, en realidad, la Estación en nada va a afectar a la
vida de los ciudadanos y sí tendría más un interés más logístico-
militar, al menos así se pensaba cuando a su inauguración se
esperaba la visita real.

Sí fue más interesante la electrificación del andén del ferrocarril para


la visita real. Para la visita real se habían preparado 500 focos de 100
vatios en el vestíbulo y puertas de entrada. Por su parte, el
ayuntamiento se había apresurado a trasladar allí las alfombras reales
362
y la Junta Directiva del Casino confeccionaba el protocolo para su
visita, cuidando que los invitados vistan trajes de rigurosa etiqueta y
se prohíba la entrada a los niños. La directiva contempla que el lunch
lo organice la directora gerente del Ideal Room, de Madrid.

Las Sociedades Obreras han decidido asistir a su recepción portando


sus estandartes en la recepción de autoridades ante el Rey, pero nada
más. La Iglesia de Santo Domingo, en pleno diciembre, ya está
ensayando con más de cien voces La Salve, del maestro Montero. A
cambio el templo recibirá la luz eléctrica por primera vez, tanto en su
interior como en su exterior; ha desaparecido la plataforma del salón
de actos del ayuntamiento para darle más amplitud a la recepción.

Se ha reservado sitio para el subsecretario de la Presidencia del


Consejo de Ministros, don Leopoldo Serrano, y el senador Conde de
Villamonte. Don Ramón Orozco ha puesto su coche a disposición de
estas personalidades para trasladarlas a una finca que don Andrés
López tiene cerca de Aguadulce.

Ya está preparado, frente a la escalinata del dique de levante, el


Pabellón de bienvenida y la ciudad, a principios de año, está tomada
por 150 guardias civiles que se alojan en la Audiencia y el Instituto
Provincial y otros 276 procedentes de Málaga y Murcia distribuidos
por el ferrocarril desde Fiñana a Huércal mientras la policía especial
venida de Madrid va tomando nota de los edificios deshabitados en
las vías que atravesará el Rey. También está preparado un enorme
arco colocado en el Paseo del Príncipe hecho de pacas de esparto,
cajas de naranjas, barriles de uva y minerales con la inscripción:
A.S.M. el Rey Alfonso XIII, el Círculo Mercantil e Industrial.

La fachada de la Estación acaba de ser limpiada y amanece


resplandeciente con el año nuevo y los peones municipales están
decorando la entrada del ayuntamiento con jardincitos y macetas. El
despacho de los tenientes de alcalde se ha desmantelado para
instalar la cocina que confeccionará el banquete real.

Alguien propone que para conmemorar la presencia real, al igual que


se hizo en Melilla, y durante los días que esté allí, haya todas las

362
(La Crónica Meridional, 7.1.1911)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
141

noches funciones del cinematógrafo al aire libre porque Almería no es


menos que Melilla, pero de tan ocurrente iniciativa no tenemos
constancia. El Rey estuvo en Almería, aunque sí se filmó por la Pathé
Gaumont una cinta final de 35 minutos que recogía visualmente la
Almería desde principios de siglo hasta la llegada real. La cinta fue
regalada por la Gaumont al gerente del Cervantes y éste al operador
cinematográfico don José Nieto quien la tuvo en su poder hasta bien
entrados los años sesenta.

Conclusión

A estas alturas de 1910 se observa que las proyecciones


cinematográficas dejan de utilizar los pabellones y empiezan a utilizar
las infraestructuras estables que ofrece la ciudad. Las ventajas para
el público fueron considerables pues se ganaba en comodidad y en
espacio, al tiempo que empezaba a consolidar el cine como
espectáculo estable en la capital. El cine en la ciudad formaba parte
ya de lo cotidiano, pasando a consolidarse en alternativa frente al
teatro, que empieza a entrar en crisis, con la ventaja de ser un
espectáculo más asequible para los bolsillos poco boyantes.

El punto de inflexión que marcaba una nueva etapa del cinematógrafo


aparece en nuestra ciudad sobre 1905, de tal modo que en 1910
estaba plenamente estabilizado. Hubo pequeñas rachas que
mermaron el interés por el cine en esos últimos cinco años y muchos
espectadores terminaron por abandonar los pabellones y los teatros
habilitados para cinematógrafo ante la falta de películas que dejaban
de sorprender al público. De ahí que, a partir de 1906, se sugiere dar
aliciente a los espectáculos trayendo artistas que se alternaran con el
cinematógrafo, pero estos números de variedades funcionaron
siempre como complemento de las proyecciones cinematográficas.

El año 1910 fue de consolidación del cine en nuestra ciudad. Lejos


quedaba aquél tiempo de tanteo entre los empresarios venidos de
fuera y nuestros empresarios locales por abrirse un espacio propio.
Esa competencia fue también un estímulo hacia el impulso y
consolidación del espectáculo cinematográfico en nuestra ciudad,
aunque fuese en detrimento del teatro.

Se empieza a advertir una clara competencia en los precios que


repercute en su disminución y la democratización del cine. Los
empresarios practican diversos reclamos –técnicas publicitarias
diríamos hoy- para seguir atrayendo al público almeriense al cine, un
poco harto de la repetición de los mismos cuadros y las molestias que
transmiten los aparatos de exhibición. Así el Apolo, que volvió a abrir
sus puertas el 23 de diciembre, “con el afán de agradar al público y
hacer mas atractivo el espectáculo, ha determinado celebrar cinco
secciones, que empezaran estas con una vermouth a las 6 de la
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
142

tarde, con rebajas de precios, tres a las 8, 9 y 10 horas con hermosas


e interesantes películas a los precios de costumbre y una a las 11,30
de la noche “Sección especial doble”, en la que además de exhibirse
cuatro bonitas y variadas películas bailará la simpática Emilia Ramos,
la cupletista La Valerito, la genial canzonetista Conchita Pérez y la sin
rival bailarina Cándida Cortes”. Los precios para la sección especial
fueron 0,60 cts. la butaca; anfiteatro, 0,40 y general 0,20. 363

No obstante la competencia del cine, el teatro y las varietés -gracias


a la iniciativa del Variedades- estuvieron presentes a lo largo del
segundo semestre del año con la compañía de Comendador-
Montenegro y otros autores muy del gusto de la alta sociedad
almeriense como los hermanos Quintero, Martínez Sierra, Sinesio
Delgado, Victoriano Sardón y una obra del escritor almeriense Luis G.
Huertas, Allende el deber, con abono de 10 funciones cerrando el año
con una obra de Benavente, Los intereses creados, y la ópera, Crispín
y su compadre, en un acto y cuatro cuadros, además de las
actuaciones en el Apolo, que vuelve a abrir en diciembre, de la
cupletista La Bolerito, la bailarina Emilia Ramos, la canzonetista
Conchita Pérez acompañada al baile por la sin rival Cándida Cortés al
precio de 0,60 butaca, 0,40 anfiteatro y general 0,20.364 Así, durante
el año 1910 llegaron a programar funciones cinematográficas, con
mayor o menos asiduidad, en la capital seis cinematógrafos: El
Variedades, Cinematógrafo Almeriense, Los Jardinillos, Cinematógrafo
público del Ayuntamiento, Salón Victoria y El Apolo.

También los cafés-teatro participaban del ambiente cultural y la


inversión del ocio de los almerienses ofreciendo desde las 8,30 de la
tarde varietés, prestidigitación, magia blanca, cante y baile que
terminaba a altas horas de la noche; otro, como el Café Nuevo,
programaba pequeños conciertos de música a cargo de tríos y
sextetos de la ciudad desde las dos del mediodía hasta las cuatro de
la tarde. 365 Pero el que se manifestó más atrevido en su
programación fue el café-teatro España, en la calle Sebastián Pérez,
7, que venía programando una intensa actividad musical y varietés
desde primeros de año. A principios de septiembre de 1910 una
nueva empresa acomete reformas en el local e instala un
cinematógrafo con el nombre de Salón Victoria al que,
inmediatamente, el público almeriense responde con su presencia
todas las noches, gracias a que su empresario supo exhibir un
repertorio de películas de las más importantes casas, 366 que
alternaba con otros espectáculos de música, cante y variedades.

Pero las sesiones de cine del Salón Victoria empezaron a languidecer


ante la fuerte competencia del Variedades y la anunciada aparición
de un nuevo local frente a la plaza de Emilio Pérez, justo en la margen
363
(La Crónica Meridional, 28.12.1910)
364
(La Crónica Meridional, 28.12.1910)
365
(El Popular , 10/17.3.1910)
366
(La Crónica Meridional, 10.10.1910 y 17.10.1910)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
143

derecha del Boulevard, dedicado especialmente al cine. Esta situación


orientó al empresario a readecuar su actividad hacia el cante
andaluz y para su inicio trajo a los cantaores Juan Breva, Niño de la
Isla, Niño de Marchena, Carmen la Malagueña, La Espiga de Oro e
Irene Malaña junto a los tocaores Manuel Clemente (Macada) y
Eduardo Melgar (Melgadillo) que, junto a este cartel de lujo, siguieron
el Niño de la Isla y Medina, Carmen la Carola y, nuevamente, Macaca,
al que se le apreciaba y conocía en la ciudad. Nunca más se volvió a
tener noticias de proyecciones cinematográficas en este local.

Teatro, cafés-teatro y cinematógrafo

En Almería, durante el período del cambio de siglo se asiste al inicio


de un proceso de transición de la cultura tradicional a una cultura de
masas. Es un proceso que erosiona lentamente el sustrato sobre el
que se asentaba la vieja cultura tradicional propia de la burguesía y la
aristocracia local. Cuando emerge el cinematógrafo se cambian las
formas de consumo de ocio, a pesar de la resistencia pasiva
planteada por la persistencia del viejo universo cultural tradicional y
la resistencia activa presentada por las sociedades obreras de la
ciudad.

El cambio de siglo los espectáculos que más público convocaban, y


con mayor regularidad, eran el teatro y los cafés-teatro y todo el
universo de actividades teatrales y parateatrales que proliferaron en
este momento. En general, el teatro era un espectáculo de clases
altas y medias al que también accedían las clases populares a través
de las localidades baratas situadas en el patio de butacas y en el
paraíso. En Almería, el teatro por excelencia eran el Teatro Principal y
el Novedades, hasta finales de siglo, y el Variedades hasta la
apertura del Cervantes en siglo XX. En ellos el público almeriense
tenía ocasión de asistir a los grandes acontecimientos dramáticos de
la temporada gracias a las compañías teatrales en gira por provincias.
No eran estos acontecimientos sólo las obras de los grandes
dramaturgos de la época, sino que más bien triunfaban en este
momento la zarzuela y el género chico.

Las pequeñas obras de teatro sicalípticas, las varietés, el cuplé, se


prolongaron en Almería hasta 1910, aproximadamente. Era un teatro
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
144

verdaderamente popular, si se atiende a la acogida del público. Las


piezas de corte sicalíptico, llenas de procacidad verbal y visual,
llenaban las salas. Además, la ausencia de complicados montajes y
tramoya, la brevedad de los números y la ausencia incluso de trama
argumental, más propio de las varietés en las que alternaban
representaciones circenses, bailes, cupletistas, transformistas y
cantaores abarataban los costes y, por tanto, los precios de las
entradas.

Almería cultivó sobremanera el género ínfimo muy bien representado


en el Variedades, en sociedades de teatro locales como la Vital Aza, y
en numerosos cafés-cantantes, que proliferaron en ésta como en
otras ciudades españolas. Allí acudía un abigarrado público
compuesto de marinos, soldados del Regimiento La Corona, chulos,
obreros, estudiantes… También acudirían gente de bronce, es decir,
señoritos golferas de buena posición social.

Los cafés de la ciudad junto al Círculo Mercantil o el Casino -una


concepción que consideramos distinta al concepto cultural de café-
teatro- eran el espacio reservado para las tertulias que se reunían a
diario, donde se saltaba de una a otra, a distintas horas del día y la
noche, se celebraban en cafés y cervecerías. Pero también en los
locales de los periódicos y en casas particulares donde incluso se
jugaban partidas de cartas. No tenían un sentido popular sino elitista,
proveniente de las ideas liberales del siglo XIX.

El liberalismo, consustancial a la idea del libre debate, extendió el


deseo de hablar al conjunto del espacio urbano de las ciudades. El
debate político y la producción cultural salieron a la calle y
encontraron especial ubicación en las tertulias de los cafés. La tertulia
fue una manifestación autóctona de la cultura urbana, y en este caso,
almeriense. Sirvieron muchas veces como pretexto de conspiración
política, como fragua de ideas, como estímulo de proyectos de
renovación estética, como centros donde se conformaran nuevas
iniciativas culturales y punto de encuentro de la floreciente burguesía
uvera en el Circulo Mercantil.

Mientras los trabajadores almerienses se reunían en miserables


tabernas las gentes de la clase media y alta se encontraban a diario
en los cafés. Una parte de la ciudad -la de las tertulias en los cafés,
las sociedades recreativas y culturales junto a la prensa- eran el
hervidero de una población relativamente instruida que recibió las
primeras sesiones del cinematógrafo; la otra parte de la ciudad en
miserables tabernas. Eran los almerienses que vivían situaciones de
atraso y marginación cultural tan alta que su tasa de analfabetismo
rondaba el 80%, casi quince puntos por encima de la media nacional.

Los cafés almerienses de finales de siglo son el refugio para un perfil


de la burguesía que le permitía pasar el rato y romper la monotonía y
el aburrimiento diario, sentados frente a un vaso de zarzaparrilla
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
145

para las damas o un simple café junto a una copa de anís Perla, traído
de Badalona, anís de Abla o el famoso licor Kruger. El Café
Variedades era un punto de encuentro de la clase distinguida y
aristocrática de la ciudad. Allí se compartían tertulias a las que
seguían actuaciones musicales diarias; también se podía acudir al
Café Mirador, en la calle San Luis, donde también se celebraban todos
los días pequeños conciertos a cargo del sexteto dirigido por el
maestro almeriense, don Laureano Campra, director de la Sociedad
Lírico Dramática que también formó parte del cine silente actuando
en el Trianón.

Por aquel entonces, balbuceaba el que estaría llamado a ser el gran


medio de entretenimiento popular del siglo: el cinematógrafo. El cine
pronto empieza a figurar entre las distracciones favoritas de las
masas, tanto por su baratura cuanto por su capacidad de ensoñación.

A la llegada del cinematógrafo los temas de discusión de estos cafés


eran toros, teatro, política, sucesos y los pormenores diarios de la
ciudad cargados de actualidad. Lo mismo se hablaba del género
chico, entonces en auge, que se comentaban en voz alta los artículos
aparecidos en La Crónica Meridional, El Pueblo, El Radical o alguna
otra de las publicaciones existentes en ese momento.

Hasta los años cuarenta del siglo XX continuó la tradición en los cafés
y círculos recreativos con diversas manifestaciones, especialmente
las renovadas tertulias y los cafés literario-políticos, concentrados
principalmente en torno al Paseo de Príncipe, luego de Alfonso XIII,
luego Avenida de la República y más tarde Avda. del Generalísimo.
Estos encuentros informales entre gentes de la burguesía almeriense,
profesores, poetas, artistas, periodistas… en los que se hablaba de
todo, estaban vinculados normalmente a acontecimientos del
momento.

Si los finales del siglo XIX fueron los años de proliferación de kioscos
y cafés-teatro, los comienzos del nuevo siglo y sucesivos fueron
años de arraigo y estabilidad de los cinematógrafos en la ciudad en
dura competencia con el teatro y los cafés-teatro.

Es como si los cafés-teatro de Almería hubiesen sido puestos por


designio divino, desde la creación del mundo, en el Paseo del
Príncipe: el Universal, el Suizo, junto a la confitería La Dulce Alianza;
el Imperial, Café Cervantes, puesto en venta a primeros de enero de
1906; el café Nuevo, frente al Pabellón La Luz; el Café España, en la
calle Sebastián Pérez, que ofrecía desde 1905 música, dada la
afición musical de su propietario don Rogelio Castillo Zea y a final de
la década, con el nombre de Salón Victoria, ofrecía proyecciones
cinematográficas y flamenco con cantaores de la talla de Juan
Breva, Niño de la Isla, Niño de Marchena, Carmen la Malagueña, La
Espiga de Oro e Irene Malaña o el guitarrista Macad, muy conocido
en Almería, junto a los tocaores Manuel Clemente (Macada) y Eduardo
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
146

Melgar (Melgadillo) Fracasó ante la fuerte competencia


cinematográfica del Variedades.

El Imperial de los señores Roche y Morales, también en Paseo del


Príncipe, número 54, mostraba un bonito pabellón para las noches
de verano, atreviéndose con alguna exhibición cinematográfica. En
diciembre de 1906 fue traspasado a don Miguel Espinar que supo
atraer a numerosa concurrencia, por los conciertos de piano que
ofrecía los lunes, martes, miércoles, viernes y sábados de 8,30 a 12
horas y los domingos de 2 a 5 de la tarde.
.
No podía concebirse la sociedad almeriense sin los cafés-teatro.
¡Habría que imaginarse a finales de 1910 lo que darían de sí las
tertulias de café ante la inminente visita del Rey Alfonso XIII a la
ciudad. Pero el centro de interés de las tertulias debía ser
forzosamente la gente. También la gente. Sobre todo hablar de la
gente, que era lo peor. Y habría que imaginar a los contertulios
subidos a su pedestal y fijando sus miradas en los que convivían con
ellos diariamente. En los cafés la reputación del más digno
almeriense podía quedar convertida en jirones por los filósofos de
café, como alguien los tituló.

La política y los políticos locales del ayuntamiento, los líderes de los


partidos políticos, la política nacional, la de los últimos
acontecimientos nacionales e internacionales. En los cafés se
criticaba con saña el atraso de la ciudad culpando al alcalde y los
concejales de turno, aunque estos contertulios por una pintoresca
paradoja, aquellos que más vociferan y más condenan todo, son los
menos autorizados para ello porque jamás hicieron nada práctico y
nunca aportaron a Almería el más pequeño beneficio –escribía
desolado el columnista de El Heraldo, Martí-Mar. ¿Quién no ha
escuchado –concluye el columnista- siquiera una vez en su vida salir
de los labios de uno de estos tribunos los más perfectos programas
políticos y las más acabadas formas de gobierno?.

Estos Cafés y Salones eran territorios reservados a los varones y,


excepcionalmente, durante las ferias y días señalados podían verse
en las terrazas acompañadas de sus señores esposos. Socialmente
eran un local de ocio y encuentro de la escogida representación de
todas las clases sociales de Almería” -decía la prensa-, aunque
realmente era el punto de reunión de la clase media acomodada y
burguesa.

Sírvanos, a título indicativo, la configuración del Café Méndez-Núñez.


Ese local disponía de un gran salón rodeado de divanes y, en el
centro mesas redondas o alargadas de mármol y floreados soportes
de hierro. Después del almuerzo y la cena la cita obligada de la
sociedad de bien almeriense eran las tertulias en los cafés más
distinguidos. Algunos de estos cafés disponían de salas de billar, los
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
147

más distinguidos, y los menos, sobre las mesas del blanco mármol se
jugaba al dominó.

El Salón Principal estaba compuesto por una gran sala de arca de


quinientas varas cuadradas, con una gran galería que prestaba
adorno y derramaba luz sobre el mismo, cuya inmensa techumbre la
sostenían cuatro columnas de hierro de gran diámetro, labrada en los
talleros de Oliveros.

Los cuadros de lienzo que disponía el café eran obra de los


prestigiosos pintores y decoradores Carlos y Ramón López Redondo.
Estos cuadros adornaban el techo y las paredes. Había un cuadro de
ramas de castaño y otro que le hacía pareja de telégrafo, otro de la
alegoría del café, el té y el licor. Eran modelos de pintura decorativo
al óleo. También había pinturas decorativas a temple, con cuyas
filigranas se adornaban los recuadros, esquinas y plafones.

El local disponía de alumbrado eléctrico que estaba repartido entre


las columnas y encima de unos lujosos espejos traídos especialmente
de Madrid por su propietario, don José Álvarez. 367

Otro espacio de ocio prestigioso era el Café Universal, donde


actuaban sextetos, instalado en la calle del Mercado (más tarde
Aguilar de Campoo) desde 1897; el kiosco Suizo, propiedad de don
Juan Ruiz Mañas, en la parte norte del Paseo del Príncipe, número 10,
esquina a Álava desde la que también se accedía, ofrecía sesiones
musicales de 1 a 3 de la tarde. Funcionó hasta 1936. Era un casetón
desmontable que funcionaba de mayo a noviembre y, en verano, se
refugiaba obligado a la sombra de los árboles del Paseo. Se instalaba
frente al café de su mismo nombre, abarcando un amplio espacio
desde la calle Sebastián Pérez hasta la calle de los Aljibes.

Los primeros propietarios, señores Zarzosa y Campoy, formaron una


sociedad para su explotación y sustituyeron al entarimado por suelo
de arena para darle al sitio más frescura durante el verano. En el
centro había una fuente saltadera. 368 De noche se iluminaba a gas
hasta que el 24 de julio del 1895 se instalaron majestuosas lámparas
eléctricas compuestos de dos mecheros marca Aüer. Los de la
entrada tenían tres mecheros. Las lámparas instaladas, traídas de
Berlín, sustituyeron a las viejas farolas de gas. El espectáculo de
inauguración corrió a cargo del sexteto malagueño dirigido por el Sr.
Villegas, integrado por don Antonio Valero, primer violín, Fermín
Canseco, viola, Manuel del Pino, violencello, Enrique Riera,
contrabajo, todos ellos profesores del Conservatorio de Málaga que
interpretaron por primera vez en Almería Recuerdo de un mosquito.
Se anunciaba, a finales de siglo, como el centro donde se dan cita las
personas de buen gusto de nuestra buena sociedad.369 Sus
367
(La Crónica Meridional, 14.11.1896)
368
(La Crónica Meridional, 30.9.1895)
369
(La Crónica Meridional, 8.6.1895)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
148

propietarios procuraron dotar el salón pensando en un público muy


selecto de la sociedad almeriense, incluida la colonia de extranjeros, y
para ello fue dotado de mesas de billar, sala de tresillo para las
tertulias donde la política se acomoda fácilmente. La decoración
corrió a cargo del “ pintor-escenógrafo granadino Francisco Tejada de
Videgasa, que pintó la decoración del café del Siglo, Sociedad de
Cervantes y el Café Colon, de Granada. 370 Al día siguiente de la
primera exhibición del cinematógrafo este salón acogió conciertos,
sorprendentemente, del famoso Canario Chico muy conocido dentro
del cante flamenco. Este Café fue testigo silencio de toda la vida del
cine en la capital, hasta después de la guerra civil.

El Café Imperial, propiedad de los señores Roche y Sr. Morales, 371


estaba en el Paseo del Príncipe, 54 y ofrecía actuaciones musicales
esporádicas (en diciembre fue traspasado a don Miguel Espinar),
conciertos de piano los lunes, martes, miércoles, viernes y sábados de
8,30 a 12 horas y los domingos de 2 a 5 de la tarde. 372 Cerca de este
café estaba el restaurante Miramar, propiedad de El Ruso, donde
igualmente se ofrecían pequeñas actuaciones musicales.

Pero en verano el lugar de esparcimiento por toda la sociedad


almeriense era el Teatro de Los Jardinillos, también llamado Circo de
Verano. En este local se instaló el Cinematógrafo La Luz durante las
fiestas de agosto de 1905, dirigido por el catalán Vidal que tanta
popularidad alcanza entre notros,373 pero antes había funcionado
como Cinematógrafo Frivolités.

Se instaló en la parte posterior del solar del Teatro Cervantes y, al


año siguiente, ya se acometieron obras de remodelación y
ampliación; 374
obras por las que don Rogelio Castillo Zea solicitó al
Gobernador Civil felicitara al arquitecto provincial, López Rull, por las
gradas construidas en su teatro. 375 A finales de junio se solía abrir
este teatro que ofrecía cinematógrafo y pequeñas representaciones
de varietés, traídas por Llovet, un ventrílocuo fregolista catalán que
paseaba por media España su familia de autómatas y que cada
verano esperado y admirado por el público almeriense; los duetistas
Rateros y Mariucha, Lloret y Mariucha o el Trío Moreno. 376

Este teatrico unas veces organizaba veladas de audiciones


gramofónicas con un incomparable aparato Exhibition que (...) que
incluía impresiones de Rigoletto, Fausto, Manon, Hamlet, Aída y la
Bohême;377 otras ofrecía entrada gratuita a cambio de la

370
(La Crónica Meridional, 24.6.1896)
371
(El Radical, 22.7.1906)
372
(La Crónica Meridional, 23.12.1905)
373
(El Regional, 10.8.1905)
374
(La Crónica Meridional, 15.8.1906)
375
(La Crónica Meridional, 11.8.1906)
376
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
377
(El Regional, 11.1.1905)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
149

consumición de modo que cada consumo y cada consumidor tendrá


derecho a ver graciosamente una sección, en la que se expondrán
seis cuadros. 378 Algunos pudieron disfrutar de la brisa amable de una
noche calurosa almeriense con el catalán Llover, ventrílocuo fregolista
que paseaba por media España su espectáculo de autómatas y que
cada verano era reclamado por el público almeriense; los duetitas
Rateros y Mariucha o el Trío Moreno. 379

Pero el espectáculo preferido era contemplar las sesiones del


cinematógrafo, 380 al precio de 20 céntimos, incluida una
consumición de cerveza, ponche, copa de anís o zarzaparrilla. Incluso
se llegaron a presentar filmaciones realizadas en la plaza de toros de
Almería gracias a la iniciativa, en esta ocasión, de Llovet y Llopis. 381

378
(El Radical, 17.6.1906)
379
(La Crónica Meridional, 5.9.1905)
380
(El Regional, 11.7.1905)
381
(El Regional, 24.8.1905)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
150

X. PERÍODO CINEMATOGRÁFICO 1911-1920


Aquella Almería dormida de la década anterior, que vivía
abochornada por el reciente crimen del sacamantecas de Gádor,
empezaba a dar signos de recuperación a pesar –y precisamente por
eso- de la sangría emigratoria. El puerto era punto de salida de
emigrantes provenientes de la provincia.382 Se acometen algunas
obras de embellecimiento en el Paseo del Príncipe y se arrancaron sus
feos plátanos americanos; se tendieron 22 kilómetros más de vía
electrificados en la línea Linares-Almería y se empezó a iluminar la
ciudad con 500 bombillas y 1.000 farolas eléctricas, que no llegaban a
los barrios.

Los comerciantes almerienses protestan porque el correo-vapor que


salía semanalmente para Melilla alargue su comunicación gracias a
que los diputados malagueños han conseguido que, antes de llegar a
Almería, pase por Málaga. Los malagueños, que ya disfrutaban de un
correo diario, perjudicaban los intereses del comercio almeriense,
pero nadie movió un dedo por corregir la situación.

El año 1911 comienza con la visita real a la ciudad, la preparación de


los Carnavales de febrero y proyecciones cinematográficas en el
Apolo y Variedades. Estos teatros mantuvieron una programación
alterna de teatro, zarzuela y varietés. Aunque el espectáculo
preferido del público era el cine, éste pasó a formar parte de un
nuevo programa fin de fiesta, que consistía en trasladar las secciones
de cinematógrafo al final de la función. Cuando no llegaba a tiempo
la película se advertía al público previamente y se posponía para el
día siguiente, como ocurrió en el Variedades: A consecuencia de no
haber llegado las películas que han de exhibirse en el espectáculo
anunciado para hoy, donde harán su debut el transfigurista Casthor y
la pareja de jorobados Les Lieger Lia en el Variedades, tendrá lugar
mañana viernes383 y se exhibirán las películas: El cambio de
fortuna, Toribio en los Alpes, Un trapero y Dentadura
postiza,384 Primo a pesar Suyo, El Impostor, La Pila eléctrica
de Marmenegilda, Explotación de azufre, La hija de Arizona, El
elixir de la juventud, (El Popular 15.6.1911) Salustiano galante,
382
(Cerca de 11.000 se dieron cita en 1909 con destino a América, unos
20.000 en 1910, 9.000 en 1911, más de 20.000 en 1912, 12.000 en 1913,
casi 6.000 en 1914 y unas 2000 en 1915)
383
(La Crónica Meridional, 23.2.1911)
384
(La Crónica Meridional, 24.2.1911)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
151

Los novios de Colombina, Max toma un baño, Una captura


difícil, Los boers en Inglaterra, El prefecto y La vuelta al hogar
(500 m). 385

El Teatro Apolo, desde principio de año, ofrecía dos funciones de


tarde y una a las diez de la noche, en las que se servía vermouth
junto a programas variados de películas todos estrenos en esta
capital, entre las cuales figura la dramática cinta de 500 metros
Novela de un pobre golfo. 386

A veces los teatros abrían temporadas, bien de grandes


representaciones operísticas o teatrales, bien de cinematógrafo y
varietés, como es el caso del Variedades, que a partir de mediados
de mayo inició la temporada de cinematógrafo y varietés, actuando
la noche del 20 el cuadro de varietés la Trouppe África, la bailarina
Pepita Cola y proyecciones cinematográficas. 387

Durante la Feria volvía a aparecer el Cinematógrafo del


Ayuntamiento, que en este año fue adjudicado por doscientas pesetas
el servicio de Cinematógrafo Público durante las noches de feria a
don José Fernández Calvente, 388 ofreciendo la noche del 21 de
agosto en el Paseo del Malecón, a las diez de la noche, el siguiente
programa: Caquewal, Fiesta de la suegra de Tontolín, Totó
Paquito Fumista, Tontolín y su comisario, Aventuras del Sr.
Cuevas, Toribio celoso, Fabricación de cadenas, Fastos de la
aviación, Llegada del Rey de Portugal a Madrid y El regalo de
Toribio. 389

Nuevas actividades surgen en la ciudad: el fútbol, el tiro de pichón y


la construcción de una pista de tenis en la calle Estación, rodeado de
árboles, con vistas al mar, que será la primera de Almería. Esta
sociedad estaba formada por un corto número de personas que,
desde luego, pertenecían a la sociedad más distinguida de esta
capital, donde las muchachas encontrarán un entretenimiento, que
siempre es oportuno. 390

Se constituye por primera vez un equipo de football y la noche del 8


de junio quedó oficialmente inaugurado el Tiro de Pichón donde don
Luis Ojeda y don Esteban Giménez celebraron un macht a cinco
pájaros. 391

En Los Jardinillos continuaban las proyecciones donde todas las


noches se exponen al público magníficas y nuevas cintas

385
(El Popular, 18.6.1911)
386
(El Popular, 2.1.1911)
387
(El Popular, 20.5.1911)
388
(La Información, 26.7.1911)
389
(La Crónica Meridional, 22.8.1911)
390
(La Crónica Meridional, 7.3.1911)
391
(La Crónica Meridional, 9.6.1911)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
152

cinematográficas.392 Cada año se acondicionaba este cómodo y


fresco teatrico de verano a nuevas necesidades, como hemos podido
comprobar en el siguiente texto informativo: La empresa que se ha
quedado con el coliseo de Los Jardinillos ha expuesto en el
cinematógrafo, sistema Pather (Pathé), aparato lo más conocido hoy.
Dada la práctica y conocimiento del operador Sr. Fernández, los
cuadros que presenta son completamente fijos y sin oscilación
alguna.393 El repertorio de películas era suministrado por la casa Pathé
Frères, siendo éstas de asuntos cómicos o documentales. Las veladas
se solían iniciar a las 10 de la noche para terminar alrededor de la
una de la madrugada.

Pero Los Jardinillos tenía la costumbre, desde su apertura, convocar a


los espectadores con un timbre que sonaba a distancia, lo que
provocó las quejas del vecindario, hasta el punto que fue denunciado
al Gobernador Civil que mandó deje de funcionar el timbre de Los
Jardinillos, prohibiendo también se voceen las localidades en la
puerta del teatro. 394

Los almerienses que no tenían acceso al Casino, al Círculo o a alguna


otra Sociedad que organizaba veladas para sus socios tuvieron que
conformarse con las películas que ofrecían Los Jardinillos, el
Variedades, el cinematógrafo público o acudir a los espectáculos
flamencos del Salón Victoria, con La Malagueñita, la Trianerita y el
cantaor El niño de Carmona,395 Hermanos Victoria y Lázaro el Negro,
creador de la farruca y el garrotín gitano,396 Tanquerita y Pepe el
Ronco. 397

Al comenzar el año 1912 existían en la ciudad tres cines estables: El


viejo Variedades, El Café Triunfo y el Trianón, inaugurado a primeros
de agosto. Una nueva empresa se queda con el Variedades e
introduce mejoras en el escenario y reformas de acondicionamiento
para sustituir los viejos focos de iluminación a gas por luz eléctrica,
de tal modo que todo será eléctrico.398 También anuncia para la
presente temporada un cine que dará a conocer las últimas
novedades en películas de la importante casa Pathè Frères de París.
399

La competencia fue intensa, no sólo en el cinematográfico sino en lo


que respecta a las variedades. El resultado fue una cierta
especialización en la programación, pues en cuanto a exhibiciones
cinematográficas fueron más estables en un cine que en otro. Así El

392
(La Crónica Meridional, 19.7.1911)
393
(La Crónica Meridional, 19.6.1911)
394
(El Popular, 16.8.1911)
395
(La Información, 6.5.1911)
396
(La Información, 9.5.1911)
397
(La Información, 12.5.1911)
398
(La Crónica Meridional, 2.5.1912)
399
(La Crónica Meridional, 2.5.1912)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
153

Trianón se especializó casi exclusivamente a ofrecer sesiones de cine,


mientras que en El Variedades el plato fuerte de su programación era
varietés, zarzuelas, conciertos, teatro y cinematógrafo, que
empezaba a proyectarse independiente de la programación principal.

La temporada cinematográfica 1912 se abre el 13 abril con la


presencia de un nuevo cine, El Triunfo o Café Triunfo, frente al
Cuartel de la Misericordia, es decir, en la calle Francisco Jover, nº 40
(antes calle Arsenal), próxima al Andén de Costa.400 Es la primera vez
que se abre una sala donde se presentarían, casi en exclusividad,
proyecciones de cine.401 A tal efecto el local se adecuó con
alumbrado eléctrico y otras reformas. El cine estaba dotado de un
proyector de la Casa Pathé Frères, que también le facilitaba las
películas.402 Las funciones eran de 8 a 9, 9 a 10 y de 10 a 11 de la
noche, siendo el precio de Preferencia 25 cts y General, 15 y
soldados y niños a 10 cts. 403 Algunos de los títulos proyectados
fueron La Huelga, una interesante y dura cinta proyectada en el
Cinematógrafo Lumière en 1903, Viaje a la luna, (G. Mèlies, 1902)
sobre guión de Julio Verne que se anunciaba de mil metros con
cuadros a color, 404 Mosqueteros de la reina (G. Mélies,1909),
también en color y Viaje a Italia, de 500 metros de duración, junto a
otros títulos menos interesantes.

El Triunfo, en abierta competencia con el coliseo del Variedades,


después de la exhibición de cada programa regalaba al espectador
que sea favorecido por la suerte, una botella de champagne Marciler
Sillery y dos cajas de bombones Hallandais. 405 Uno y otro se
esfuerzan en ofrecer espectáculos de los artistas más conocidos o
cintas que reflejaran los últimos acontecimientos de la actualidad.
Del numeroso grupo de artistas citaremos a Piatti y Line Doria, con
su colección de perros sabios, la tonadillera Paquita Escribano, la
compañía de Antonio Paso con la actuación de la primera tiple en La
400
(El Popular, 24.4.1911)
401
(La Crónica Meridional, 2.5.1912)
402
(La Crónica Meridional, 25.4.1912)
403
(La Crónica Meridional, 10.6.1912)
404
(La película estaba estructurada en 30 cuadros. Mèlies basó esta obra
maestra, que obtuvo un gran éxito mundial, en su producción anterior La
Luna a un metro (1898) Aunque la película no llevaba rótulo resultó
absolutamente comprensible para todos los espectadores. Probablemente
el mismo proyeccionista, siguiendo las instrucciones del catálogo
suministrado por la Star Film, iba narrando la evolución de la historia.
(Entre los trucos de la cinta destacan las paradas de sustitución –la
sustitución de los telescopios por las sillas-, el efecto de agrandamiento
de un objeto logrado a través de la aproximación de la cámara al objeto –
como el efecto de aproximación a la Luna por el aumento de su tamaño-,
las imágenes dobles –las escenas oníricas del sueño en la Luna-, los
encadenamientos entre planos por disolución, el movimiento del suelo del
escenario –efecto utilizado en la aparición del planeta Tierra desde la
Luna-, entre otro muchos, además de aquellos logrados a través de los
decorados –es el caso de las estrellas con cabeza de mujer- o las escenas
que muestran el fondo del mar a través de un acuario)
405
(La Crónica Meridional, 9.5.1912)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
154

Cocina y La República del amor o los manipuladores y prestinianos


Olms and Nelly junto a novedades cinematográficas como
Colocación de la primera piedra del colegio francés de Madrid,
Corrida de toros por Mazzantini y Bombita, compuesta por once
cuadros, Revista militar y coronación de Alfonso XIII, Viaje de
don Nicolás Salmerón a Barcelona, la Revista Pathé de actualidad
nacional e internacional que empezaba a hacerse presente antes de
las películas y varias vistas de combates navales y terrestres con las
que ya habían deleitado a públicos de otras provincias constituían la
base de los programas exhibidos, cosa bastante habitual en estos
primeros años.

Para la feria de agosto entró en discordia un tercer teatro: El Trianón.


Ya se venía anunciando un nuevo cinematógrafo en la parte derecha
del Boulevard, justo frente a la Plaza de Emilio Pérez, en la Plaza
Circular junto al solar donde se levantó el Palacio de Justicia, cuyo
propietario era don Antonio González Egea (en algunos sitios aparece
como don Guillermo Pérez), formando empresa con don José de la
Rosa y don Ángel Rubí, y que perdurará hasta la década de los años
treinta. Como todo el salón no tenía más que la planta de solar, las
localidades de preferencia estaban separadas de las de general por
una pequeña baranda de madera, y éstas estaban situadas: las de
general en la primera divisoria, cerca del pequeño escenario y
pantalla, que atestaba con el Casino y preferencia en la parte
posterior. Los asientos de preferencia consistían en una butacas de
madera; general bancos corridos de madera, ambos sujetos
convenientemente al suelo de porlan. 406

La portada, con una cubierta de zinc, estaba decorada al estilo


árabe, gracias al ingenio del decorador Antonio Fernández Navarro,
bajo un arco de sillería para ubicar las localidades de Preferencia más
otras dos puertas laterales por las que se accedía a General. Además,
el Salón contaba con un portón que se habría hacia la Plaza Circular
por donde salían los de preferencia y, otro portón que se abría a la
calle Gerona, por donde salía la gente del gallinero, siempre más
concurrido.

Delante del escenario tenía un pequeño foso donde se situaba el


cuarteto que deleitaba a la gente hasta que sonaba el timbre que
avisaba el comienzo de la película. En las películas silentes el
cuarteto procuraba adaptar la imagen a la música, que no siempre
era escuchada desde General. Era obligado el descanso de diez
minutos por el cambio de bobina, ya que el cine contaba con sólo un
proyector, momento que aprovechaba la gente para fumarse un
cigarrillo o, si hacía mucho calor -cosa que solía ocurrir cuando el cine
se ponía a rebosar-, airearse un poco, sobre todo si se tiene en cuenta
que los techos eran metálicos.

(F.Medina: El cine Trianón. La Voz de Almería, 1977)


406
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
155

Rodeaba al edificio una bonita pared de mampostería sobre la que


reposaba una techumbre de hierro, propio de la época. Su escenario,
de medio punto, con dos jarrones enormes de yeso que servían de
adorno floral y un local con capacidad para unas 300 personas en
preferencia y 250 para entrada de general. Sus jardines se adaptaron
en el año veinte para convertirse en un espléndido cine de verano,
regentado por el Sr. González Egea.407 En la mismísima puerta del
local había instalado un potentísimo timbre eléctrico que anunciaba
las funciones y que se oía incluso desde las viviendas de enfrente,
ocasionándole al propietario alguna que otra queja y denuncia ante el
Gobierno Civil. Hacia los años veinte el precio de la entrada era
Preferencia 30 céntimos, veinte céntimos General y los niños pagaban
diez céntimos.

Se daban dos pases: uno a las 6 de la tarde y otro a las 9 de la noche.


Las entradas de Preferencia estaban numeradas, pero las de General
no tenían numeración y los domingos y festivos se formaban unas
enormes colas que había que soportar durante más de una hora. El
Trianón se inauguró el 11 de agosto de 1912 y proyectó cine
ininterrumpidamente, junto a otros espectáculos. Sólo durante los
meses de septiembre a diciembre de 1919 hubo de cerrar sus
puertas con el fin de adecuar su vieja instalación eléctrica que
amenazaba incendios a la Real Orden Art. 90 del Reglamento de
Policía de Espectáculos de 19 de octubre de 1913 sobre estado de los
edificios y estado de higiene de los mismos.

El Variedades abrió su temporada cinematográfica desde primeros


de año,408 aunque las proyecciones cinematográficas solían cerrar el
programa después las varietés, de tal modo que encabezaba su
programación con el nombre de una compañía de varietés como parte
principal de la oferta del día y cerraba una sección de cine, la parte
más esperada del público.

Pero cuando se trataba del estreno de grandes producciones o cintas


de actualidad tenían reservada se anunciaba la exhibición a una
hora: (…) las secciones a las nueve en punto la primera y a las diez y
media la segunda. 409Ilustrando esta afirmación anotaremos el
acontecimiento cinematográfico durante la temporada de 1913 de
Los Miserables (Albert Capellán, 1912), producción de la casa
Pathé Frères, que el Variedades anunciaba como una epopeya
dramática en nueve partes. Esta interesante película será dividida en

407
(La Crónica Meridional, 31.7.1912)
408
(Con un escogido programa cinematográfico, anuncia su reapertura
nuestro coliseo del Boulevard, la que tendrá lugar mañana sábado. La
empresa ha pedido a la casa Pathè Frère las mejores producciones en el
arte de la cinematografía y en su afán de agradar al público, ha ultimado
contrato con números de varietés de reconocida fama, los que brevemente
harán su debut... (La Crónica Meridional, 31.1.1913)
409
(La Crónica Meridional, 18.6.1912)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
156

tres noches y comenzará a verse pasado mañana martes en el


Variedades. 410Además se anunciaba que toman parte en esta
película 3.000 personas entre cristianos, soldados, poetas, esclavos,
bailarines, ciudadanos egipcios... . La película, que volvió a reponerse
en diciembre, era una versión cinematográfica de la obra de Víctor
Hugo, dirigida por Albert Capellán. 411

La cinta, debido a su extensa longitud de 4.000 metros, se dividió en


tres noches a partir del 21 de mayo, sin que por ello el exhibidor del
Teatro Variedades –se anunciaba- variase los precios. Precios que, en
comparación con otras ciudades, eran relativamente caros pues en
otras localidades rondaban los 10 céntimos, aunque la oscilación
global de los precios de las entradas no implica que no variaran; al
contrario hubo fluctuaciones continuas en función de los espectáculos
de varietés que se presentaban. Por eso en el Cine Triunfo, al no
haber varietés, las entradas eran más baratas.

A finales de mayo don Agustín Esteban solicitó autorización municipal


para instalar un cinematógrafo al aire libre, en la Plaza de Emilio
Pérez (antes Circular) ofreciendo al Ayuntamiento pagar el 15 por 100
de lo recaudado por las sillas que sean ocupadas.412 Suponemos que
este cinematógrafo estaba previsto para la feria de agosto, junto a las
habituales que organizaba la Comisión de Fiestas en el Paseo del
Malecón. 413Y a finales de este mes, después de una larga temporada
cinematográfica, los almerienses pudieron asistir a la representación
teatral en el Variedades de una obra de Villaespesa, Doña María de
Padilla, calificada de acontecimiento teatral, a cargo de la Compañía
Guerrero-Mendoza y la presencia del poeta almeriense. 414

Una vez cubierta la temporada teatral, cada vez más corta, se


volvieron a las varietés con bailarinas, excéntricos, etc., junto a
proyecciones del cinematográfico Pathè 415 en las que ya

(La Crónica Meridional, 19.5.1913)


410

411
(El realizador dotó a la obra de un extraordinario realismo. Los
espectadores almerienses, familiarizados con el lenguaje cinematográfico,
pudieron admirar unas perfectas sobreimpresiones, muy lejanas
técnicamente de las de Mèlies, y, sobre todo, descubrieron por primera
vez el travelling lateral y el uso reiterado del flash-back)
412
(La Crónica Meridional, 22.5.1913)
413
(La Crónica Meridional, 25.8.1913)
414
(La Crónica Meridional, 20.5.1913)
415
(NOTA DEL AUTOR: Es preciso recordar aquí, porque existe una nueva
variante en el modelo de exhibición cinematográfica respecto a las
películas que se impresionaban en los primeros años del cinematógrafo
debido a su corto metraje. Eran vendidas al exhibidor ambulante que las
solicitaba realizando una actividad mercantil un tanto arbitraria, en la que
el productor dejaba de participar en las posibles ganancias y en cualquier
tipo de responsabilidad que de ellas se dedujera. Con la llegada de las
películas de más metraje “se imponía el cambio del sistema de venta por
el de alquiler de las copias y resultaba igualmente necesario el controlar
lo más estrechamente posible la circulación de estas copias. En 1907,
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
157

empezaban a incluirse informaciones de Actualidades Gaumont que


cubría la información de Sport, información general, modas y
actualidades. 416

Durante los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial España
había conocido un floreciente esplendor económico y, en
consecuencia, una estabilización del mercado cinematográfico junto a
un movimiento de proliferación de salas cinematográficas que, a
comienzos de los años veinte llegaron a contabilizarse más de un
millar las existentes. Un fenómeno similar empezó a registrarse en
gran parte de Europa y los Estados Unidos. Según René Clair,417 al
principio de los felices veinte se repartían por el mundo alrededor de
cuarenta mil salas de cine, la mitad de las cuales estaban ubicadas en
los Estados Unidos con una producción en 1920 de 796 películas,
Italia con 220, Francia con unas 100 y España con apenas 12 películas
al año.418 Datos que anticipan la brutal colonización que sufriría el cine
español durante el franquismo.

Charles Pathè decide cesar la venta de copias y conceder la distribución a


filiales suyas en las distintas regiones” (A. CUEVAS: “Economía
Cinematográfica. Maribel. Artes Gráficas, 1976, Pág. 211). Preciso es
saber que por los cines de Andalucía pasaban al año en torno a unas 3.000
películas de todo tipo y duración que procedían de las distribuidoras o
casas Gaumont, Pathè, Nordisk, Paramount, Selecciones Capitolio, Eclair,
especialmente “Eclair Journal”, etc. Al pasar los primeros años, los
programas de la primera época en los que se servían de 8 a 12 cintas por
sesión, van cediendo para dar paso a otros más sencillos y de duración
más larga. Desconocemos las formas y cómo se efectuaban las
contrataciones en estos primeros años del siglo XX, pero a partir de los
años veinte sabemos que las películas se solicitaban con una semana de
antelación a las casas distribuidoras, que las remitía al exhibidor local con
instrucciones escritas en cada saco de rollos indicando a dónde, una vez
terminada la exhibición local, debían devolverlas no a la casa distribuidora
sino a otra localidad o provincia. Esta técnica empresarial facilitaba la
rapidez en la llegada de la película, sí, pero también facilitaba la picaresca
que el distribuidor tuviese que repasar las copias en mal estado o
ahorrarse el importe del envío desde la central distribuidora, que en
Almería solían proceder de Sevilla, Barcelona o Madrid. Las proyecciones
importantes se exhibían los sábados, domingos y días festivos y junto a
ellas se acompañaban otras películas de corta duración y que llamaban
“de risa” interpretadas por Charlot, Tomasín, Sandalio o Pamplinas)
416
(La Crónica Meridional, 15.9.1913)
417
(R. Clair: “Reflexiones. Notas para la historia del arte cinematográfico
1920-1950”, Pág. 91)
418
(Pilar Miró, “El cine que nos hizo soñar”, Revista El Siglo que viene, Dic.
1995)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
158

El comienzo de la I Guerra Mundial en 1914 419 ocasionó algunas


dificultades en el abastecimiento de películas, aunque no frenó la
actividad cinematográfica desarrollada en los años anteriores. La
crisis que afectó a Almería en este período no redujo la asistencia del
público a las salas, ya que el cine fue una magnífica forma de evadir y
olvidar la crisis.

Los almerienses pronto empiezan a familiarizarse con las estrellas del


celuloide a través de las grandes producciones históricas y las
adaptaciones literarias de los clásicos que tanto agradaban a la
burguesía, descubriendo en ellas un aliciente para asistir al cine.

En este período llegaron las primeras cintas de Charlot. Las divas del
film d´art y las cintas italianas de factura teatral, que debían ser
objeto de apasionados comentarios entre los aficionados al cine, pero
aquellas películas y seriales cinematográficos contribuyeron a crear
la emoción y el suspense. Fue un período de influencia del teatro en
el cine mudo; corto, pero suficiente como para que la gente se
interesara aún más por el cine.

Cuando se habla de adaptaciones teatrales en el cine pensamos


inmediatamente en el film d´art. Esta idea de contratar a
dramaturgos, escritores e intérpretes de la escena, para rodar
películas de calidad que atrajesen a las salas al público burgués, que
hasta entonces había despreciado el cine, como hemos dicho, muy
fructífera. Tanto que fue copiada posteriormente por múltiples países,
entre ellos España a través de la productora Hispano Films, que
rodaría textos de José Zorrilla (Don Juan Tenorio, 1908) Tamayo y Baus
(Locura de amor, 1909) y Juan Eugenio Hartzenbusch (Los amantes
de Teruel, 1912)

419
(En vísperas de la guerra la explotación vino claramente a menos. La
competencia extranjera —sobre todo la americana — iba cobrando
fuerza... y la guerra en el continente supuso un duro golpe para el cine.
Las productoras nacionales estaban generalmente concentradas en
Barcelona y se dedicaron a realizar los llamados “film d´art”, comedias y
seriales, más no pudieron (¿O no supieron?) aprovechar la neutralidad de
la guerra para conseguir mayor proyección internacional.
En el terreno artístico, la producción de los años 1914-18 es, en conjunto,
mediocre, aunque cabe señalar dos excepciones: las películas naturalistas
de André Antoine, el animador del Théâtre Libre, tales como El culpable,
Los trabajadores del mar, y las nuevas series de Feuillade (Los vampiros,
Judex, ambas exhibidas en el Trianón en 1918), que alcanzaron un enorme
éxito de público y suscitaron el entusiasmo de los jóvenes poetas
agrupados primero bajo el estandarte de Dadá y luego del surrealismo.

No obstante, las nuevas películas americanas, tales como Mystères de


New-York (Los misterios de Nueva York) o Forfaiture (La estafa; Cecil B. De
Mille, 1915), lo mismo que las primeras burlescas, cosechan un éxito aun
mayor. El joven Louis Delluc (1890-1924, que firma la crítica
cinematográfica en el periódico Paris-Midi, enumera las cualidades del
cine americano y trata de convencer de su belleza a la elite que hasta
entonces ha permanecido hostil al cine)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
159

Quienes han analizado estas adaptaciones con criterios propios de su


fuente, han llegado a la conclusión de que el film d´art hizo un flaco
favor al teatro, ya sea por la sobreactuación con que caen los
intérpretes cuando se sitúan ante la cámara, incluidas Sara Bernhardt
y Elenora Duse; o porque las grandes obras se quedan en una
escueta trama sentimental. Otros, los que miden la calidad de la
adaptación por la capacidad para borrar su origen, piensan que el film
d´art era excesivamente teatral, vehemente y pedante. Creemos, no
obstante, que unos y otros olvidan que este tipo de cine no era teatro
sino que su función fue ilustrar escenas de una obra teatral de la
misma manera que el cine de la época ilustraba una noticia del
periódico. Por eso fue común contratar a una compañía teatral al
completo y rodar con ella varias de las obras que habían llevado al
escenario. Y, como lo que se adaptaba era fundamentalmente la
representación, muchos de los códigos de la puesta en escena
pasarían a mejorar la factura de las películas en general. De esta
manera comenzaron a introducirse en las películas del film d´art
criterios de composición del cuadro, de individualización de los
personajes y una dirección de escena que evitaría que los actores se
movieran a barullo.

La respuesta de la clase acomodada burguesa en nuestra ciudad a


ese nuevo modelo de continuidad entre el teatro y el cine –similar al
que nosotros hemos vivido entre cine y televisión- hizo volver al cine
a un público que parecía perdido gracias a cintas notables que se
asomaron a la cartelera almeriense, como Las aventuras de
Catalina (Grandon, 1914), en 13 capítulos exhibidos en el Variedades
en mayo de 1915 que durante doce noches consecutivas tuvo un
éxito extraordinario en nuestra ciudad, a lo que contribuyó
notablemente la inusitada popularidad obtenida por su protagonista,
la actriz Kanthly Williams, acompañada de Tom Santschi, serie que
recibiría su réplica con El misterio del millón de dólares, dividida
en 24 series que se prolongó durante casi quince días.

Empieza a aparecer en Almería la sesión continua, las novedades


cinematográficas se pasan al martes, que es ahora el día de moda y
se ensayan técnicas publicitarias con casas comerciales para
enganchar al público, ofreciendo a los espectadores rifas en las que
se sorteaba botellas de anís Machaquito420 o se sorteaban monedas
de oro de 25 ptas. 421

Al cine en 1915, aunque ya era un hecho cotidiano que estaba


presente en la vida de la ciudad, le quedaba un largo recorrido para
consolidarse como espectáculo único y como forma de
entretenimiento masivo de la población almeriense. Pero lo que sí fue
evidente es que, desde los primeros días de enero, los cines
Variedades y Trianón estaban a rebosar. Arrancan su programación de

420
(La Crónica Meridional, 27.4.1915)
421
(La Crónica Meridional, 22.7.1915)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
160

cine en el preciso momento en que está a punto de iniciarse la


transición que nos conducirá al apogeo de las grandes producciones,
tendencia que se completará en años sucesivos hasta culminar con
las películas de largo metraje. Pero es el Variedades, de momento, el
que marca la iniciativa cinematográfica de la ciudad con el
desembarco de producciones norteamericanas. La política
programada por el gerente del Variedades era llenar la pantalla de
comedias, películas de acción y cortos cómicos norteamericanas y de
epopeyas históricas en forma de series traídas de Europa; mientras
que el poco cine nacional que se veía quedaba reducido a reportajes
taurinos con Cocherito de Bilbao, Gallito y Belmonte en la Plaza de
Barcelona que causaban tanta atracción entre el público. La prensa
almeriense aseguraba que no podían darse veladas más divertidas
viendo corridas de toros con tan poco dinero (…) porque ¿quién por
sólo sesenta céntimos dejará de ver esa monumental, incomprensible
y arriesgada faena del “Gallo” en el quinto toro de la corrida de
Beneficencia? Pues no digamos de la aparatosa y sensacional cogida
de Belmonte. 422

Almería empieza a vivir una auténtica fiebre por el cine.423 Los


estrenos se sucedían a diario en los dos cines que competían por
agradar más al público, encontrándonos con una gran variedad de
títulos, entre los que aparecen el film francés, de 44 minutos de
duración, Protea (Victorin-Hippolyte Jasset, 1913), autor también de
Vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Fue
estrenada el 22 de enero de 1914 en el Variedades; Ocaso, de 1.800
metros de viraje, se publicitaba de la acreditada Sociedad Cerliot de
Roma,424 que era tanto como asegurar su calidad, o El modelo de la
Virgen, anunciada de 1500 metros y en dos partes en la que
debutaba en un programa de varietés, junto al notable artista de
maquietismo Rafael Arcos y las simpáticas bailarinas Sevilla-Marina,
(...) la señorita Mariscal, fenómeno científico.

La empresa del Variedades varió su programación gracias a la


empresa Casanova que instaló una programación específica de cine
en el Variedades con el nombre de Cine Casanova que introdujo con
el nombre de
la novedad del día, a las 10:30 horas, estrenos de películas de gran

(La Crónica Meridional, 1.7.1914)


422

(“La empresa de este elegante cine (Cine Variedades) va consiguiendo


423

que el público tome gran afición a este culto espectáculo de la gran


película, a juzgar por la numerosa concurrencia, cada noche más creciente
que se nota en el gran salón y demás localidades del teatro; sobre todo en
la segunda sección, donde se presenta la novedad de la velada.

Anoche con motivo de la presentación de En el país de los Molinos vióse el


teatro rebosante de público que admiró con verdadero encanto las
poéticas campañas de Holanda con todo su bello esplendor, que es donde
se desarrollan las múltiples escenas del interesante drama”. (La Crónica
Meridional, 4.7.1914)
424
(La Crónica Meridional, 16.1.1914)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
161

metraje y de renombre dirigidas a un público selecto. Además de


estas iniciativas introdujo los miércoles como día de gala, con
proyecciones dedicadas a las señoras y señoritas de la buena
sociedad almeriense mientras que los viernes, día de moda, se
ofrecían a partir de las nueve de la noche dos proyecciones, en
riguroso estreno, con las películas de más rabiosa actualidad en los
cines madrileños.

Pero el público protestó enérgicamente ante la inesperada subida del


precio de la entrada y el empresario hubo de justificar su actuación
explicando que las cintas, al tener un gran metraje, han de alterar los
precios por los muchos gastos que estas cintas suponen, aunque con
una cantidad insignificante, si se tiene en cuenta que en Madrid y
demás capitales, ha valido la butaca dos pesetas cincuenta
céntimos,425 es decir, una peseta más caro que en Almería. El público
debió quedar complacido cuando el Variedades empezó a exhibir
títulos que suponían un guiño de complicidad con los espectadores
con títulos que ya advertía la empresa serían del agrado del
numeroso público que concurre a nuestro coliseo.

A destacar Entre hombres y fieras, de la que se aseguraba superar


en emoción al célebre Quo vadis, anunciándose como una cinta de
2.500 metros y estrenada en los principales cines de la corte;426
Atlantis, en cuatro partes, asegurando la publicidad un éxito
rotundo pues en el teatro de La Zarzuela –se anunciaba- y en el
Palacio Real ante sus Majestades, la hermosa cinta ha alcanzado el
éxito más grande que se ha conocido... esta película... para alcanzar
un triunfo tan definitivo tuvo que adquirir e inutilizar el inmenso
vapor Rolando. 427

La temporada cine de serie del Casanova se prolongó hasta la Feria


de agosto, aunque a primeros de septiembre volvió a las cintas de
serie con Judiht de Bethulia. Los espectadores almerienses,
cansados de la programación en varios días, volvieron a protestar a la
empresa y ésta adopta el sistema de dar una sola exhibición. 428

Las exigencia del público, al parecer, se satisfacieron ya que cada


noche en el popular Cine Casanova del Teatro Variedades podían
encontrarse títulos variados ocupando las cartelas expuestas en la
Puerta Purchena y Barrio Altol con los estrenos más sonados del
momento: El arca de los diamantes, Maldita sea la guerra, La
cinta acusadora, La voz de la campana, La lucha por la vida,
La mujer desnuda, Exhibida en el Palacio de Oriente en presencia
de los Reyes de España, El Formón roto, Corrida de
beneficencia,429 La última danza, interpretada por Conchita
Ledesma, o La pasarela trágica de las que la prensa decía que eran
425
(La Crónica Meridional, 4.7.1914)
426
(La Crónica Meridional, 17.7.1914)
427
(La Crónica Meridional, 25.7.1914)
428
(La Crónica Meridional, 15.9.1914)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
162

obras de verdadero arte teatral, que el público cree que asiste a las
representaciones de dramas de un merito indescriptible y cuya
ejecución parece imposible (...) La pasarela trágica es una tragedia
que oprime el corazón del espectador, hasta el punto de hacerle
sentir el escalofrío de un profundo sentimiento. No se concibe cómo
se hayan podido realizar estas escenas que más parecen sueños que
realidad.430

El año terminó con otro éxito, Rocambole, cuya publicidad anunciaba


que era una película de 1800 metros de longitud, formando la
primera serie de las tres que constituyen todas las hazañas del
personaje novelesco pintado por Ponson du Terrail en su novela. 431

Por su parte, el Trianón -que había vuelto a sus mejores tiempos y la


empresa, no escatimando gastos, procura dejar satisfecho al público
que acude diariamente a tan favorecido cine- 432 también competía el
Variedades alternando su programación de cine de larga duración con
varietés, postergando al teatro.

Más cine y menos teatro

Almería, a lo largo de los años venideros, mantendrá su oferta


cinematográfica a través de dos cines estables: el Variedades y el
Trianón. Otras empresas intentan competir con estos teatros ya
consolidados y con una programación diaria de nuevos títulos. Ahora
el cine se ha convertido en cotidiano, una necesidad inevitable de
ocio y diversión para unos y un arte singular para otros. Ya no se
reclamará por el público culto más teatro y menos cine. Ahora las
compañías de teatro contratadas se hacen pesadas y largas. Por
eso, en la temporada dramática del Variedades de principios de 1917,
la gente estaba deseosa de que terminara la larga temporada de la
compañía Lorente y respiraba aliviada cuando se anunciaba el
comienzo de la temporada de cinematógrafo Pathè con una
producción nacional muy poco frecuentada en las pantallas
almerienses: la versión en imágenes de la obra de Jacinto Benavente,
La Malquerida (Baños 1914), estrenada el 22 de febrero y de la que
se decía que la película por sí sólo constituye un verdadero
acontecimiento; pero si se tiene en cuenta que el eminente actor don
Francisco Fuentes ha sido el encargado de representar el famoso
drama, la grandiosa cinta no hay que decir que resultará una
429
(NOTA DEL AUTOR: Tomada en la plaza de toros de Madrid tres meses
antes en la que tuvo Belmonte una peligrosa cogida y donde El Gallo hizo
una colosal faena. La corrida fue de ocho toros de Santa Coloma, que
despacharon Vicente Pastor,“Gallo”, “Gallito” y “Belmonte”)
430
(La Crónica Meridional, 29.6.1914)
431
(La Crónica Meridional, 9.12.1914)
432
(La Crónica Meridional, 11.5.1914)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
163

verdadera obra de arte. Con esta clase de películas la empresa va


cumpliendo lo ofrecido a los aficionados sobre proyecciones de
verdadero interés y mérito. 433

También mereció el aplauso del público la película Soborno, una


serie de 20 capítulos que se proyectó durante 18 días ininterrumpidos
-desde el 24 de abril hasta el 15 de mayo-, y Los misterios de
Nueva York. (L.Gasnier, 1914-1915). Pero la cinta que mayor
repercusión alcanzó fue la estrenada el 9 de septiembre, según la
novela cinematográfica de la novela de Blasco Ibáñez, titulada
Sangre y arena. La película había sido estrenada en Madrid el 11 de
mayo recorriendo con éxito diversas capitales españolas, llenando las
salas donde se proyectaba y permaneciendo en cartel varios días. Fue
el empresario malagueño don José Bernal Ruiz quien adquirió los
derechos de la película, convirtiéndose en distribuidor exclusivo para
Andalucía y las plazas españolas en Marruecos.

La moda de los seriales

Conforme avanzan los años, el cine va cobrando mayor importancia


en nuestra ciudad; las salas se estabilizan y la programación adquiere
mayor dignidad artística. El salto se dio en nuestra ciudad en la
segunda década del siglo. Hacia 1914 las notas cinematográficas
comienzan a ser habituales en la prensa local y hasta aparecen
secciones de agencia que hacen referencia a pormenores de estrellas
cinematográficas del momento, síntoma de la afición del público a los
cines.

Para 1915 la prensa se hace eco ya del rudo golpe que el cine ha
asestado a otro tipo de espectáculos, como el teatro. Ya era evidente
entre los empresarios de salas y cafés que el cine, por su baratura y
capacidad de entretenimiento, respondía cumplidamente a sus
intereses y a los del público, y que entre otras ventajas ha creado la
afición a los espectáculos.

Muchas familias, cuya costumbre era retirarse al anochecer a sus


casas hasta el día siguiente, ahora no pueden pasar sin acercarse al
Trianón, el Variedades o el Hesperia para ver alguna cinta de cine
americana o conocer la última cinta de la casa Pathè, que era la que
más novedades ofrecía. Los aficionados al teatro en la ciudad son ya
una pequeña minoría. Todas las clases sociales de Almería se vuelcan
con el cine. Hasta el punto que algún medio de prensa expresa su
desconcierto asegurando que el cine constituye una enfermedad que

433
(La Crónica Meridional, 22.2.1917)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
164

ataca a todas las clases sociales, pues ahora el público –se decía-
prefería una película de Kri-Kri, Kri-Kri gentil hombre, Kri-Kri
Odalisca… en el Salón Ideal, el Trianón o Variedades a las
exquisiteces de una obra de Benavente, por ejemplo.

Podría decirse que la vida almeriense transcurría, a efectos


cinematográficos, de cine en cine o al menos el cine era la actividad
que aglutinaba más gente. En alguna ocasión hemos podido registrar
en la ciudad hasta cinco actividades de ocio diferentes: cine en el
Trianón y Variedades, recital de poesía, flamenco en el Café Suizo,
sextetos de música en el Cantábrico y circo ambulante. Un promedio
hipotético de 200 concurrentes a cada actividad y tres funciones nos
daría un total de 3.000 personas, para una ciudad que no llegaba a
los 40.000 habitantes. Hasta el punto que, en algunos momentos, se
hace insuficiente el número de espectáculos los fines de semana
para contener a la muchedumbre de espectadores.

Muchos motivos contribuyen a la victoria definitiva del espectáculo


cinematográfico: el precio relativamente modesto de la localidad -el
precio de una representación teatral a principios de siglo, por
ejemplo, era de 1,80 pesetas butaca y de 40 céntimos general-, la
variedad de películas en una misma sección, la variedad de
escenarios de una misma pantalla, la penumbra de la sala de cine…
Pero quizás el motivo principal fuera que a las pantallas almerienses
llegara un nuevo reclamo visual: las cintas por seriales. La mayoría de
las películas que empezaron a llegar a lo largo de 1915 al Variedades
y al Trianón eran seriales, donde los almerienses empezaron a
conocer y familiarizarse con las vamp del momento. Se proyectan
seriales extranjeros y películas protagonizadas por las primeras
estrellas del celuloide: la bellísima, marmórea Francesca Bertini, a la
que siguen una floración de hermosas fieras femeninas que
derramaron por las pantallas almerienses ríos de lava erótica, de
amor loco y pasión selvática como Lyda Borelli, conocida entre el
público almeriense por Perla Blanca, Dorotea Philips, Frank Whitson,
Pina Menichelli... Aquellas mujeres se adueñaban de un varón, lo
tentaban, se burlaban de él; le concedían al fin, como se decía
entonces, una hora de locura; luego, lo desechaban con una sonrisa
cruel; y para la película siguiente se procuraban otro candidato. El
fuego sensual de aquellas criaturas, herederas de las vamp danesas
(más sombrías) constituía para los jóvenes almerienses, en la época
del amor idealista y de la moral pacata, una verdadera revuelta que
reivindicaba el derecho de la pasión contra un rígido mundo de
convenciones. Hoy, cuando sus films resultan delirantemente
ridículos, -pues el triángulo amoroso con el que se nucleaba la
historia se convertía en la estructura narrativa dominante de estas
películas-, las poses lánguidas o tormentosas de esas mujeres, sus
miradas febriles y sus ofrecimientos y esguinces siguen teniendo una
poderosa fascinación. Pero la que merecía nicho aparte en esta
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
165

abigarrada galería que hizo soñar a nuestros bisabuelos fue la gran


amante, Eleonora Duse. 434

Los almerienses fueron un público muy fiel a este tipo de


proyecciones, razón que llevó a los empresarios a explotar hasta la
saciedad este modelo. En realidad era un modelo en clara sintonía
con lo que estaba ocurriendo en el conjunto del territorio nacional.
Esto motivó un impulso para la definitiva consolidación del
cinematográfico como espectáculo de masas. Es digna de destacar la
serie Las peripecias de Paulina (L.Gasnier, 1914), protagonizada
por la antigua mecanógrafa y rutilante estrella Peral White (1889-
1938), mezcla de ecuyere y heroína cinematográfica, que ocasionó la
noche del 13 de febrero de 1916 grandes discusiones entre los
aficionados por las difíciles situaciones que presenta. 435

Siguiendo el rastro de las series francesas nos encontramos en


noviembre de 1920 proyectándose en el Variedades una serie de doce
episodios, Barrabás (Louis Feuillade), donde Feuillade sumerge al
público almeriense en las pandillas criminales, volviendo a los
argumentos detectivescos y a las cintas de misterio. Un nuevo estilo
narrativo aparecía en las pantallas y el éxito vuelve a encandilar de
nuevo a los espectadores almerienses. Pero Barrabás no fue nada
comparable a las más de quince noches que duró la proyección en el
Variedades de la película kilométrica dividida en 30 partes y 15
series La llave maestra.

Aunque la verdadera sensación de la temporada –por las


connotaciones religiosas que encerraba para una sociedad como la
almeriense- fue la proyección de la película Crhistus, exhibida
durante la Semana Santa de 1916. Habitualmente durante estas
festividades los locales de espectáculos interrumpían su
programación, sobre todo el Jueves y Viernes Santo. Aprovechando la
devoción que envolvían todos los actos que se celebraban en la
ciudad mientras duraba la festividad religiosa, el estreno de Crhistus
congregó a todas las clases sociales, especialmente buen número de

434
(Ya en la edad madura, cercana a la vez, retirada de las tablas desde
1909, la gran actriz, la Señora, se interesa por el cine, que es para ella un
cristal que ve las almas, un modo de alcanzar una ultra realidad. No
pudiendo llevar a la pantalla, como desea, representaciones de Baudelaire
y Rimbaud, y después de interminables discusiones con los mercachifles
del cine, acepta, en 1916, filmar una novela de Gracia Deledda, Cenizas.
Aterrada de mostrar su rostro marchito, pide a su director: “Póngame en
la sombra, se lo ruego. El primer plano me aterroriza. Preferiría volver a la
soledad. Póngame entonces en la sombra, tómeme de escorzo”. El director
era Febo Mari, pero el film está dominado por el espíritu de la Señora.
Hemos visto fragmentos de este film en la Filmoteca Nacional: en el
silencio, las manos de la Duse forman la más bella melodía del gesto, y su
rostro, en las pocas veces que se deja ver, es de una belleza intensa)
435
(La Crónica Meridional, 14.2.1916)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
166

sacerdotes y muchas personas religiosas de la ciudad.436 En la


publicidad se utilizó el reclamo de su exhibición ante el Sumo
Pontífice pues fue tomada –se anunciaba- en los mismos lugares
sagrados donde se desarrolló la vida del Redentor,437 además de
hacer referencia a las 5 partes en que esta dividida la maravillosa
cinta, obras del arte religioso que merecerán la aprobación de este
público como lo está mereciendo el de Madrid. La noche del 14 el
público almeriense acudió masivamente al Teatro Variedades del
Boulevard a contemplar la majestad y grandiosidad de esta
soberana visión artístico-religiosa que, emocionado ante las
imágenes, aplaudió en varias ocasiones algunas escenas, dando
lugar a que el exhibidor mantuviera su programación durante varios
días.

La programación de uno y otro cine, por otra parte, sufre una


modificación a partir de l918 pues los espectáculos de trouppe y
varietés ya no se cierran con proyecciones cinematográficas sino que
aquéllas pasan a la segunda función, perdiendo cierto protagonismo
pero asegurando su consolidación en todas las representaciones438
con novedades cinematográficas, como Juana la maldita, en tres
partes, que durante varias noches actuó con éxito en el Cine
Casanova del Variedades. 439

Ambos cines constituyen la base de la exhibición cinematográfica


comercial de Almería durante este período, lo que hace de la ciudad
ser un punto de atracción de gentes de pueblos vecinos. Los
espectadores almerienses estaban formados de grupos muy
heterogéneos. El público selecto ocupaba las localidades preferentes.
En las localidades de general, conocido popularmente por gallinero,
gente apretujada, muchachotes con pantalones cortos, soldados del
Cuartel de la Misericordia, zagales de los barrios que aporrean las
butacas y pateaban el suelo de madera cuando dejaba de tocar la
orquesta o al operador se le desenfoca la proyección, tipos
desconocidos, marmotas y niños, muchos niños, a los que se les
dedicaban sesiones especiales desde las tres de la tarde.

El atractivo que encontró el cinematógrafo entre los diversos públicos


que lo frecuentaban tuvo también su repercusión positiva en los
periódicos locales, donde empezó a dársele un tratamiento más
pormenorizado, junto a las noticias de agencia que llegaban sobre el
conflicto bélico mundial y la posición de España frente al conflicto. La
Pathé-Gaumont tenía muy bien informados a los ciudadanos a través
de sus documentales que el público almeriense seguía con avidez. En
raras ocasiones aparecía la inclusión de anuncios de películas, pero
436
(La Crónica Meridional, 16.4.1916)
437
(La Crónica Meridional, 15.4.1916)
438
(“Después de las proyecciones cinematográficas “actuaron La Toledana,
al baile; Fiory “con su portentosa facilidad para la imitación e Italia-Actis
que cantó el aria del pez de Geisha” (La Crónica 13.2.1915)
439
(El Popular 27.2.1915)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
167

sí se cubría oportunamente el tratamiento informativo, donde se daba


cuenta de la programación diaria, aunque parcial.

El Variedades, frente al Trianón, siguió llevando la iniciativa


cinematográfica durante estos años con títulos de series. A final de
año la competencia entre ambos cines fue durísima y cada cual
luchaba por ofrecer los mejores títulos. Pero el Variedades de 1916,
construido en 1900 con precipitación y sin planteamientos
estructurales perdurables, empieza a recibir las quejas del público por
su incomodidad y pésimas condiciones. Y a punto estuvo de ser
clausurado ante las implacables denuncias recibidas del público y del
periódico “Arpón” acerca de las malas condiciones de seguridad del
teatro. Esta situación provocó que se reuniera urgentemente la Junta
de Teatros, compuesta por Monterreal, Mazetti y Lopez Rull. Una
inspección giró visita y acordó autorizar su apertura mientras se
redactaba un informe de viabilidad –informe que nunca concluyó-,
aunque se autorizó su uso por no observarse ningún peligro
inminente ni observar nada que pueda ofrecer motivos para
suspender las funciones. 440

A primeros de año de 1916 Almería presenta una nueva oportunidad


de ocio: la creación de una nueva sala de cine y la rehabilitación del
Apolo. Este teatro, tan irregular a lo largo de su historia, se
transforma en un local Kursaal Music May en el que se han
introducido grandes reformas para mayor comodidad del público,
estrenándose la noche del 27 de abril con la actuación de los
conocidos artistas Pepita Domínguez, Pastora Sevilla, Carmen Perlita
y las Hermanas Gracia,441 sin que tengamos constancia de una
programación estable de cine.

También don José María Becerra presenta ante la Junta Provincial de


Espectáculos del Gobierno Civil la solicitud para construir un Salón de
Verano Ideal o Café de Verano Ideal para proyecciones
cinematográficas en la calle Sagasta nº 4, lo que es en la actualidad
General Tamayo, frente a la calle Reyes Católicos, cerca del
Boulevard. El proyecto contemplaba un escenario en la parte
izquierda, dotado de instalación eléctrica, y una cabina para el
proyector de cine, aislado del público. El edificio había sido decorado
con unos pequeños jardines alrededor del local. La parte destinada a
preferencia, la localidad más cara, estaba situada en la zona posterior
e iba más elevada que la general, lo que facilitaba una mejor visión
de las películas y las representaciones de varietés a los espectadores.
No tenemos más constancia de las características del local, pero
suponemos que el modelo arquitectónico en que se inspiró el Ideal
fue el que regía para los salones de la época, siguiendo la normativa
para el reglamento de espectáculos. Tampoco nos queda constancia
de qué películas se proyectaron o si el Sr. Becerra había diseñado el

440
(El Popular, 10.9.1915)
441
(La Crónica Meridional, 27.4.1916)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
168

salón más para otro tipo de representaciones que para cine. El caso
es que su idea inicial eran también proyecciones de cine. 442

El 28 de mayo de 1916 el cine Ideal abrió sus puertas con una


zarzuela de la Compañía Nogales en un acto: La trapera; El
contrabando y Los chicos de la escuela. La entrada era de 30
céntimos Preferencia, 15 General, niños y militares, 10 céntimos en
funciones desde las nueve en punto. Los jueves y domingos
presentaba una sección vermouth y el resto de la semana zarzuelas,
y una oferta cinematográfica según metraje, es decir, 5.000 metros
de chistosas y emocionantes películas o esta noche 6.000 metros de
películas. 443

Hasta la Feria de 1916 la programación del Cine Casanova en el


Variedades había sido casi exclusivamente cinematográfica, pero
adapta su programación a la temporada ferial e intensifica las
compañías de teatro y varietés, al igual que en los demás salones,
rellenándose solamente los días de hueco con sesiones de cine,
llegando incluso a suspender en varias ocasiones las funciones de
zarzuela y teatro con algunas Compañías, como la de Enrique
Lorente, sustituyéndola por la película Rosa entre espinas.

En el verano de 1917 ya no aparecerá -después de más de doce años


de presencia en los veranos la ciudad-, el teatrico de verano de Los
Jardinillos y sólo encontramos el Variedades y Trianón ofreciendo
cine de verano; tampoco el Ayuntamiento organizó cinematógrafo
público, que sustituyó las proyecciones en el Malecón por
espectáculos de imagen, color y sonido. La originalidad de aquel
verano del diecisiete recaía en un alarde de fuegos acuáticos,
diseñado por la casa Ferrera, que termina con el simulacro de
combate naval. O aquel otro de cuadros pirotécnicos.444

Al año siguiente los almerienses pudieron resarcirse con la novedad


de las veladas cinematográficas organizadas por el Ayuntamiento,
siguiendo la costumbre de hacer lo que en Madrid y otras
poblaciones.445 Se proyectó la cinta sobre la vida del torero Belmonte
de la que se decía que (...)la emocionante novela del escritor Blasco
Ibáñez, ha tomado vida real en el cuadro del popular coliseo del
Boulevard. En esta novela cinematográfica la historia viviente de un
célebre torero, a quien el autor disfraza con el nombre de Juan
442
(En mayo de 1918 se utilizaba para impartir charlas, conferencias o
mítines, como el que dio el Presidente de la Federación de Ferroviarios. La
Crónica Meridional 20.5.1918)
443
(La Crónica Meridional, 15.8.1916)
444
(NOTA DEL AUTOR: La empresa encargada de la organización trajo a un
especialista de la Casa Luis Matos, de Barcelona, para dirigir los castillos y
fuegos y figuras de serpientes y mariposas que se desvanecían
suavemente sobre la bahía. Un nuevo espectáculo, tan sorprendente como
el del cine, que dejó asombrados a los almerienses que allí acudieron a ver
lo “nunca visto en Almería”.) (La Crónica Meridional, 31.8.1917)
445
(La Crónica Meridional, 13.8.1917)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
169

Gallardo, el cual fue un día el ídolo de la afición española (...) La


pantalla de nuestro salón ha desarrollado la vida de este héroe del
toreo, con todos los esplendores de sus triunfos y todas las tristezas
de sus desgracias.446 También se proyectaron títulos como El
vencedor del gran Derby, Caza acosada, sobre la vida en Siberia
con todos sus dolores, Los emigrantes, cuyo protagonista era el
actor de fama mundial, Alberto Carporai, a cuyo estreno –se
anunciaba- asistió en Madrid la familia real, 447 Soborno o La
huella de la pequeña mano, donde se cuenta que ocurren las
cosas más prodigiosas del gran mundo; escenas de los grandes y de
los poderosos. Es la vida de un aventurero representado por Jack, el
hombre gorila. 448

Al Sr. Becerra, propietario del cine Ideal, el negocio cinematográfico


por metros no debió irle muy bien porque al año siguiente es
adquirido por don Miguel Gómez Navarro, gerente del Variedades,
que solicita permiso al Gobierno Civil para celebrar funciones
cinematográficas en el local donde estaba el Salón Ideal, que pasó a
llamarse Salón Bertini, en la calle Sagasta, transversal al Paseo del
Príncipe.449 Gómez Navarro, buen conocedor y excelente organizador
de espectáculos enseguida le dio una utilidad cinematográfica
preparando para el mes de agosto y durante la Feria interesantes
películas. Para la función inaugural la Banda Municipal de Música dio
sonido a la película Historia de una herencia, una película que,
según la prensa, había recorrido los principales cines de Europa. La
función tenía un sentido benéfico pues se trataba de recabar fondos,
el 20 por ciento de lo recaudado, para el Asilo de San Ricardo. 450

Desde 1915 el Sr. Gómez Navarro venía desempeñando el cargo de


Director-Gerente de la Compañía Mercantil S.A. de Espectáculos
Públicos, organizando todos los espectáculos públicos de la ciudad en
el Trianón y el Variedades y ahora, desde 1917, del Salón Bertini.451
Además del Salón Bertini -al que el Sr. Gómez Navarro le dio poca
utilidad, haciéndonos pensar que la adquisición de dicho local no era
sino una argucia empresarial para evitar competencia o simplemente
para controlar todo el mercado de la exhibición local- este
emprendedor empresario se quedó poco después con la gerencia del
Apolo programando para final de año proyecciones cinematográficas.

446
(La Crónica Meridional 10.91917)
447
(La Crónica Meridional 29.9.1917)
448
(La Crónica Meridional 1.10.1917)
449
(La Crónica Meridional 1.8.1917)
450
(La Crónica Meridional 8.8.1917)
451
.(A.H.P. GC 232. NOTA DEL AUTOR: En 1926 se convirtió también en el
administrador del Teatro Cervantes solicitando al Gobierno Civil
autorización para celebrar la temporada anual “funciones de cine,
varietés, zarzuela, comedias, operetas y espectáculos diversos”(A.H.P. GC
232) convirtiéndose desde esta fecha Gómez Navarro en el administrador
de todos los espectáculos de la ciudad, a excepción del Hesperia,
propiedad de don Antonio Manzano Manzano en 1926 que, al año
siguiente, pasaría a ser gerente D. Luis Iribarne)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
170

Así, el 9 de octubre abrió dicho Teatro con la proyección de películas


de serie de la productora italiana Tiber Fibus, cuyas películas eran
muy alabadas entre el público, como La gran vergüenza, (Emilio
Ghione, 1916) en cuatro partes, en la que el mismo realizador
aparece como actor junto a la actriz Ida Carloni; también contrató a la
Compañía del Sr. Comes-Vega para organizar en nuestra ciudad un
amplio ciclo de películas de abono en el Variedades que fueron un
rotundo éxito entre los aficionados almerienses. Cintas como La
reina madre, La máscara negra, en la que el detective Nick Carter
pone fin a la aventura –y al suspense creado entre los espectadores
almerienses- cazando en su propia cueva a la banda de
secuestradores cuando trataban de quemar vivo a dos seres
inocentes.452 La película-río siguió durante varios días con las
sucesivas series de La duquesa espía, en cuatro partes; Zapatero
detective o la banda del dedo grande, El anima de la Pepa y La
heredera, interpretada por la actriz infantil donostiarra Josefina
Sarratosa, que murió en diciembre de 1990 después de interpretar
más de 60 películas; La máscara de los dientes blancos, divididos
los títulos de los cuadros en Crimen y secuestro, La Aparición, La
guarida del lobo, El desafío trágico, El triunfo de la máscara
de los dientes blancos, todas ellas en sesiones de 4,30 y 6,30
horas, donde los niños pagaban media entrada. 453

Una vez terminada la programación de la Compañía Comes-Vega en el


Variedades la programación de la Tiber-Fibus italiana se trasladó al
Trianón, local que don Miguel Gómez Navarro había conseguido
convertirlo ahora en el local de moda entre la buena y distinguida
sociedad almeriense, hallándose bastante concurrido las noches que
abre sus puertas454 con cintas como El último amor y Culpa o
misterio, protagonizada por la actriz italiana Magdalena Cellar,
muerta trágicamente, se decía en la publicidad de la cinta. Esta
Compañía volvería a ser contratada por el Variedades en septiembre
del año siguiente.

El Variedades inicia por primera vez, imitando el modelo de los cine


madrileños, la sección continua. A través de estas largas y continuas
sesiones de cine los almerienses se familiarizaron con las actrices y
actores del momento y la prensa local hacía guiños de complicidad
con los espectadores recordándoles detalles de las actrices, los
nombres y su interpretación o adjetivando las cualidades de sus
interpretaciones anteriores en películas ya proyectadas en la ciudad.
Los nombres de María Luisa Derval, la italiana Lydia Quaranta que en
la película -se decía como reclamo femenino- El vértice del pecado
llegó a lucir 22 vestidos; la genial artista norteamericana Maria
Walcamp y el descomunal Polo que tan popular se hizo en el papel de

452
(La Crónica Meridional, 17.11.1917)
453
(La Crónica Meridional, 24.11.1917)
454
(La Crónica Meridional, 15.12.1917)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
171

Roleux de La moneda rota; Diana Karren en Lea o el popular atleta


Polo.

La Almería de principios de 1918 atraviesa una dura crisis: el


problema de las subsistencias o crisis del pan.La causa era debido al
excesivo aumento del precio que sufrieron las subsistencias que
afectó al elemento más básico, el pan, agravado por la carestía que,
además, sufrieron los medicamentos y especialidades farmacéuticas,
que la clase obrera no podía adquirir. La raíz del problema, en opinión
del almeriense del diputo y ex ministro Silvela estaba en los
acaparadores y productores, que retenían los productos básicos para
promover alzas ficticias en los mercados

Fue una aflictiva y mísera situación que vivieron las clases más
humildes de la capital, tanto por la aguda crisis de trabajo que sufren
los obreros, como por la agobiadora carestía de los artículos de
primera necesidad que en general se viene padeciendo.455 Esta
situación provocó revueltas populares y un incremento considerable
de robos456 que la guardia civil no podía controlar. Era famoso en la
ciudad un tal Vargas a quien se le encomendaba por las personas
que habían sufrido robos, tan frecuentes en una época de graves
desigualdades, las pesquisas para alcanzar al delincuente, pues
Vargas –ironizaba La Crónica Meridional- era quien todo lo
averiguaba en estos tiempos de renovación española. 457

La ciudad se llenó de pobres y ya no se podía distinguir quiénes eran


los nativos y quiénes los forasteros. El Gobernador Civil dio
instrucciones para que los pobres que no sean de la capital sean
enviados a sus respectivas localidades, aunque la medida fue más
voluntariosa que ejecutiva porque para paliar el hambre se llegó a
abrir una suscripción recaudatoria mensual. El Gobierno Civil creó una
Junta de Subsistencia que acordó no sólo perseguir las ocultaciones e
imponer multas de 500 ptas. a los que sustrajeran cantidades de las
declaradas, sino la revisión inmediata de los precios regulados por la
Junta Provincial, a la que los acaparadores no hacían caso.458 La
situación llegó a tal extremo que la Junta de Autoridades, presidida
por el Obispo, don Vicente Casanova, recorría las tiendas y casas
particulares de la ciudad para recaudar fondos con destino a la gente
necesitada.

En el verano la situación aún no estaba resuelta. El pan seguía


subiendo de precio y los panaderos se vieron en la necesidad de
visitar al Gobernador Civil no sólo para justificar las subidas
incontroladas sino para proponerle una nueva subida. El rumor se
extendió por la ciudad y vuelve a crear alarma en la ciudad, y
especialmente en la clase trabajadora. Se reúnen las Sociedades
455
(La Crónica Meridional, 29.1.18)
456
(La Crónica Meridional, 1.2.1918)
457
(La Crónica Meridional, 23.2.1918)
458
(La Crónica Meridional, 12.2.1918)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
172

Obreras Matrícula Unida y El Turno, que alojaban a unos 1.800


afiliados, acordando crear una cooperativa para fabricar pan al
tiempo que solicitan al Gobernador deje sin efecto la solicitud de
subida reclamada por los panaderos.

En octubre el problema de las subsistencias no terminaba de


resolverse. El 13, en el Variedades, se celebró un mitin en el que se
pedía la dimisión del Ayuntamiento. Asistieron todas las Sociedades
que integraban la Casa del Pueblo, quejándose nuevamente por la
carestía de los artículos de primera necesidad. Don Antonio Tuñón,
por el Partido Republicano, intervino para pedir la dimisión del
Gobierno, al igual que Rodolfo Viñas, por el Partido Socialista.
Finalmente se aprobó una moción en la que se acordó incautarse de
la llave del Ayuntamiento y entregársela al Gobierno. Cuatro días
después el Alcalde, Sr. Moreno, dimitió. A finales de año vino a
Almería el diputado socialista, Andrés Saborit, que dio un mitin el
domingo 2 de noviembre resituando el problema y preparando a la
ciudad para la huelga. 459

Paradójicamente, a pesar de la crisis que vive la ciudad, el Variedades


era el centro de reunión de dos grandes colectividades: la juventud
que abarrota el teatro por la tarde y la de mayor edad que lo invade
por la noche. Este acontecimiento, jamás visto en Almería, es
innegable que lo ha originado la proyección de la grandiosa película
El gran secreto, cuyo argumento ha intrigado profundamente a los
chicos como a los grandes. Se vieron títulos de los más importantes
de la temporada. Desde el serial La hija del Circo, desde primeros
de año, que al terminar se obsequió al público con una moneda de
oro de 100 ptas. al espectador más afortunado460 pasando por algún
documental sobre el conflicto mundial hasta La favorita del rey,
que cerró el año, dando comienzo a la temporada de teatro en los
primeros días de 1919 hasta el 20 de abril del año siguiente, que
abrió sus puertas el Variedades con su programación de cine. Otra
cinta que llamó la atención del público y puso el cine a rebosar fue
Amor y leones. El gerente del cine, para dar a la última escena la
emoción de la realidad , sacó al escenario una jaula con leones. 461

En los primeros meses de año llegaron a Almería películas de Charlot


y los espectadores se empezaron a familiarizar con el actor y atleta
americano Bushman a través de la serie El gran secreto; con Francis
Ford, conocido entre los aficionados almerienses por Conde Hugo
porque en La moneda rota interpretó ese papel. El Conde Hugo era
para los jóvenes almerienses un galán de largas patillas y, en su
deseo de imitación, se dejaban crecer sus patillas en las barberías de
los barrios. En las lunas de sus espejos anunciaban la especialidad de
la casa en peinado y patillas a lo Conde Hugo mientras las jóvenes

459
(La Crónica Meridional, 3.11.19)
460
(La Crónica Meridional, 18.3.1918)
461
(La Crónica Meridional, 20.4.1919)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
173

adornaron su cabellera con diademas igual que la intérprete


femenina. 462También conocieron a Creigton Hale, conocido del
público cuando se proyectó en la ciudad Los misterios de Nueva
York; a Maria Walcamp y Polo, que tan popular se hizo interpretando
a Roleux en La moneda rota; Neva Gerber, el actor Ben Wilson,
Gracia Darmond, R. Kellard o Grace Darmond, de la que se decía que
era la mujer más hermosa de los Estados Unidos.

Pero el público no siempre estaba a la altura de las circunstancias de


las películas que se exhibían y algunas veces las sesiones del
Variedades eran amenizadas por espectadores desagradables que
pateaban contra el suelo, golpeaban las butacas (...) al amparo de la
oscuridad cuando los músicos que ilustraban la película, por algún
motivo, dejaban de tocar. Tan culta tarea -se quejaba la prensa- fue
motivo de queja por algún que otro espectador que elevó al
Gobernador Civil una reclamación para que dejaran de molestar al
prójimo con esas expansiones. 463

Además de estos problemas de orden el Variedades vuelve a ser


denunciado por problemas de estructura ante la Audiencia Provincial
por un abogado y poeta de la ciudad solicitando el cierre inmediato
de este teatrucho (...) pues es un peligro serio para la ciudad y
donde, por añadidura, la inmoralidad es lenguaje corriente. 464

La temporada de 1919 tanto en el Trianón como el Variedades, no


obstante los problemas de la ciudad, llegó a fin de año con enorme
éxito. Fue una temporada de consolidación de las series
cinematográficas. Series que, aunque tardías con respecto a otras
ciudades, satisfacían a un público que buscaba refugio, lejos de los
problemas diarios, en los sueños del cine y sus emociones.

La programación de 1920 fue organizada por don Miguel Gómez


Navarro del siguiente modo: mientras el Trianón comenzaba la
temporada de cine desde primeros de año, el Variedades ofrecería
representaciones operísticas, teatro y zarzuela hasta el 20 de febrero
de 1920. El primer dia del año el Variedades inició su temporada
cinematográfica de la mano de la casa Pathé con La casa del odio,
en 11 episodios,465 que fue un éxito rotundo.

En abril, después de un largo período de cine, de escenas


espeluznantes, de crímenes, de emociones intensas, de carreras y
sustos..., la noche del sábado de gloria el teatro vuelve al Variedades
que alcanzó un lleno total pues estaba repleto, y bien repleto, de
bellezas almerienses, que con su presencia daban el mayor encanto a

462
(F.Medina. Historias almerienses: El cine Trianón. La Voz de Almería,
mayo 1977)
463
(La Crónica Meridional, 22.5.1919)
464
(Renovación, 17.7.1919)
465
(La CrónicaMeridional, 20.2.1920)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
174

la sala,466 ocasión que sirvió al Variedades para equiparse con un


proyector sistema americano Camarógrafo Power y, a finales de
abril, comenzar de nuevo una temporada frenética de cine con
nuevas películas: Tih-Minh (Louis Feuillade), Gloria, en cuatro
partes, protagonizada por Zoe Brae, La novela de un explorador,
El filtro del olvido, superproducción Gaumont,467 y otras
proyecciones en las que se alternaba el cine con el teatro y las
varietés.

La temporada cinematográfica del Variedades y del Trianón fue


espectacular, tanto que la temporada del Trianón, por ejemplo, se
saldó con más de 200 proyecciones desde abril a septiembre, fecha
que cerró sus puertas hasta final de año con el fin de adecuar sus
instalaciones a la Real Orden, artº 90 del Reglamento de Policía de
Espectáculos de 19 de octubre de 1913. Era preciso revisar el estado
general del edificio, instalación eléctrica y adecuarlo con nuevos
servicios que puso en marcha desde principios de 1920 y por segundo
año en la terraza de verano de la Plaza Circular, que es un verdadero
parque de recreos, como los que hay en otras capitales de gran
importancia, donde los aficionados al cine pasarán las noches
agradablemente tomando cafés y refrescos. 468

Pero mientras el Trianón adecuaba sus instalaciones el Apolo


aprovecha para abrir sus puertas con nuevo afán, decidido a alcanzar
la hegemonía cinematográfica. Para ello adquirió una pantalla de
proyección, con la cual se daban por primera vez en Almería las
proyecciones cinematográficas por transparencia. Además, se instaló
un cinematógrafo de la casa Pathé que aseguraba ser el último
modelo con una calidad de proyección fija y perfecta, como
demostró la noche de su inauguración en Las joyas de un imperio.
469

El Variedades inaugura un nuevo estilo en su programación, los


jueves de moda, junto a una apertura de su sala para iniciativas
particulares y películas de la prestigiosa productora Gaumont con
títulos como Mescanov, una superproducción italiana en series,
Hamlet, La odisea de gloria y el reestreno de Barrabás,470
dirigida por Louis Feuillade con su clásico estilo.

466
(La Crónica Meridional, 5.4.1920)
467
(La Crónica Meridional, 26 abril 1920)
468
(La Crónica Meridional, 5.7.1920)
469
(La Crónica Meridional, 3.4.1920)

(NOTA DEL AUTOR: El Variedades, para justificar su programación


470

Gaumont elogia el trabajo de esta productora con sus películas “llenas de


arte y más arte, no como los films presentados por sus competidores, que
suelen basarse en los mismos argumentos (...) optando por un modelo
nuevo de cine que no está basado en las series sino en el cine-novela”. Y
ese nuevo estilo es el que inicia el Variedades con esta película. La Crónica
Meridional, 26.11.1920)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
175

En la pantalla del Trianón también se pudo contemplar a la actriz


almeriense María Álvarez de Burgos con la película El protegido de
Satán (1917), una serie de 15 capítulos, equivalente a una duración
de 480 minutos, dirigida por José María Codina que ya había dirigido
anteriormente a nuestra paisana en Mefisto (1917), interpretando el
papel protagonista, y Codicia (1918).

El día de la Inmaculada, dentro del nuevo estilo de programación del


Variedades, la Junta de Damas organizó una función benéfica,
patrocinada por el Gobernador Civil, con el fin de donar un aguinaldo
a los soldados que pelean en Marruecos, proyectándose el drama
cinematográfico El Rey del mar. En los intermedios de las cuatro
partes de la película actuaron la Banda Municipal de Música, el
ilusionista Antonio Muñoz Linares y la Sociedad Romea, que interpretó
un cuadro artístico dirigido por Ramón Cruz, presidente entonces de
la Sociedad Osiris. 471

XI. PERÍODO CINEMATOGRÁFICO 1921-1931

El período al que nos referimos está acotado dentro de dos


acontecimientos que se produjeron en la ciudad: inauguración del
Teatro Cervantes y la llegada del sonoro. El período ha sido
seleccionado atendiendo a razones cronológicas y cinematográficas.
Las dos fechas, además, marcan una frontera muy concreta en
cuanto a los acontecimientos históricos y cinematográficos.

Contexto general

España vivía entonces un clima político inestable. Había una


inquietud social enrarecida por un clima político destacado por el
asesinato del presidente del gobierno, Eduardo Dato, y las derrotas de
las tropas españolas en Marruecos, ambos hechos reproducidos a
través del cinematógrafo. Todo ello desencadenará los sucesivos
cambios de gobierno, la dictadura de Primo de Rivera y la
proclamación de la II República.

471
(La Crónica Meridional, 8.12.1920)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
176

Los almerienses acomodados seguían la hora con sus flamantes


relojes de bolsillo, ajeno a las continuas averías del reloj de la
Catedral o de la Estación, por los que se regía la gente de Almería, ya
que el de la Iglesia de San Sebastián llevaba tiempo averiado. Las
protestas del vecindario, las quejas de la prensa y las protestas de
alguna sociedad obrero lograron que el viejo reloj de la Basílica se
sustituyera por un hermoso reloj luminoso de enorme esfera,
adquirido en 1924 a la prestigiosa Casa Guirand, de Madrid.

Almería, al principio de la década, era una ciudad destartalada con


unas calles en pésimo estado, el Barrio Alto casi en ruinas, y
continuas quejas de los vecinos a causa de la escasez de agua en
todos los barrios de la ciudad. El alumbrado eléctrico aún no había
llegado los barrios de la ciudad, ni siquiera al Parque. Pero en el Paseo
y en la Puerta Purchena, donde vivían la mayoría de los concejales y
el Alcalde, don Carlos Granados, gozaban de todos los privilegios de
vigilancia, limpieza y alumbrado.

Sobre las clases menos pudientes de la ciudad recaía el elevado


precio de los artículos de primera necesidad como pan, aceite,
azúcar y patatas que los especuladores y acaparadores comerciantes
seguían acaparando sin que las autoridades mostrasen excesivo celo.

En 1922, con un nuevo Ayuntamiento de corte conservador, presidido


por el abogado don José Esteban Navarro, y la visita real la ciudad
abrió algunas esperanzas para los almerienses, especialmente para
solucionar el grave problema de paro que padecía la ciudad. Esta
situación se la expuso el Presidente de la Sociedad de Obreros 1º de
mayo, José López Plaza, quien solicitó que, para mitigar esta
situación, se construyera el Tren Estratégico de Torre del Mar a
Zurgena. Pero la respuesta se hizo esperar y la situación de las clases
menos pudientes se agravaba.

A finales de 1923 vuelve la esperanza con la construcción del


campamento de Sotomayor, que estaría dotado con cerca de 4.000
soldados, daría un respiro a la situación del paro obrero que, una vez
iniciadas, no acabarían hasta 1929. Entre tanto el general Primo de
Rivera se hacía con el poder, inaugurando un período caracterizado
por la importante labor de la censura, la mejora de la situación
económica, aunque no trajo el Tren Estratégico, y una aparente calma
social. Durante los primeros años de la dictadura se advertían ya los
primeros síntomas de una serie de cambios en los gustos del público
almeriense. Así, se observa el desinterés por los seriales
cinematográficos tipo Fantomas a favor de las grandes
producciones tipo La Atlántida, de Jacques Feyder, proyectada con
mucho éxito en el Hesperia el 23 de abril de 1925.

La década dorada del cine en Almería


Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
177

En esta década la industria cinematográfica ya era una empresa de


espectáculos consolidada. La producción nacional, con verdaderas
chispas de genialidad, se remontó con títulos que atrajo a
determinado público, pero otra parte del público quedó preso fácil del
cine americano y europeo. La producción cinematográfica española se
retrasó frente a la de otros países. La demora fue más intensa y
prolongada, pues no en vano el país, bajo la restauración monárquica,
era una sociedad predominantemente rural y sometida a unas
restricciones políticas y culturales, a la vigilancia castrense de la
dictadura primorriverista y al integrismo religioso que no disponía del
sustrato adecuado para generar una oferta de ocio absorbible por el
público.

Fueron con los films d´art del cine francés con los que el público
almeriense aprendió a vestirse a la usanza europea y estableció
nuevos estándares de belleza; con las cintas americanas aprendió a
desmitificar algunos viejos fetiches, nueva forma de establecer
relaciones, además de que su influencia llegó más allá, internándose
en lo más intimo de los hogares: dentífricos, hojas de rasurar, water
closet, etcétera. Con la narrativa norteamericana llegaba, pues,
también un modo de vida diferente. Los hombres empiezan a llevar
el pelo corto a lo garçon, la brillantina va sustituyendo al sombrero y
las señoritas y damas de Almería, finalmente, han desterrado la
costumbre de portar sus sombreritos en los cines y teatros, con gran
satisfacción general.

En los cafés, en las tertulias, se comentan las noticias del momento


gracias a que empieza a haber una mayor difusión de la prensa
escrita, e incluso irrumpen tímidamente las primeras audiciones
radiofónicas. Es decir, a la capital llegan genéricamente los lugares
comunes propios de lo que podría llamarse “las grandes noticias”.
Todas las clases sociales, reciben esta imagen de la realidad más
distante a la cotidiana. El cine aprovecha esta rica veta de
expectación preconfigurada, y dota abundantemente a los
espectadores de un género que en realidad dista bastante del
posterior informativo y aparecen en las salas de cine almerienses los
reportajes.

La ciudad, merced a las proyecciones del Trianón y Variedades de la


década anterior, había ido consolidando un interés hacia el
cinematógrafo. La capital era punto de referencia de los pueblos
próximos para conocer los últimos estrenos, pues en muchos pueblos
de la provincia a finales de esta década no existían ni teatros ni
cines. 472

472
(NOTA DEL AUTOR: Algunas localidades que disponían de teatro o cine:
Berja, Dalías, Vera, Macael, Laujar, Cuevas de Almanzora, Vélez Rubio,
Vélez Blanco, Huércal Overa. Otras como Terque, Carboneras, Bacares,
Alcontar, Sierro, Uleila, Fines, Cóbdar, Sorbas, Oanes, Santa Fe, Abla,
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
178

La actividad cinematográfica de este período no produce ningún


cambio destacable, a excepción de los años 1921 y 1922 que, gracias
a la inauguración del nuevo Teatro Cervantes, se produce un auge de
las representaciones teatrales en la ciudad. Los empresarios del
Cervantes, Gómez y Orland, comienzan una temporada teatral
superior a la que podía responder la ciudad, enturbiada con un suceso
que conmocionó el mundo del espectáculo: La compañía Tudela-
Monteagudo fue contratada por la empresa para actuar en Almería.
Entre el cuadro de actores figuraba la almeriense Concha Robles,473
conocida en la ciudad. Mientras representaba la obra Santa Isabel de
Ceres, en pleno escenario, recibió tres tiros por la espalda. La
hermosa actriz empezó a tambalearse, mientras apretaba sus manos
sobre el pecho, hasta que en pocos segundos cayó como un fardo
sobre las tablas del escenario. El público creía que formaba parte de
la representación pero, al mismo tiempo, se sentía confuso por el
ruido de los disparos hasta que, poco a poco, se dio cuenta del
suceso. El autor de los disparos fue Carlos Verdugo Boti, esposo de la
actriz y en proceso de divorcio, que se trasladó a Almería la noche
antes utilizando un nombre falso para colarse en los camerinos.
Consiguió acceder desde el Hotel Colón, colindante con el teatro, y
esconderse tras el rojo cortinaje del escenario desde donde disparó.
Luego intentó suicidarse, sin conseguirlo. Toda Almería y el mundo del
teatro se volcó en el entierro de la actriz que, además, uno de los
disparos alcanzó accidentalmente a un joven de 16 años aficionado
al teatro que, finalmente, falleció.

Como decíamos, el Cervantes había enfocado toda su programación


hacia el teatro y algunos espectáculos de variedades junto a
pequeñas representaciones musicales, y sólo ofrecía proyecciones
cinematográficas para ocupar los vacíos inevitables producidos en
cada cambio de programación teatral o musical. No obstante, fue el
teatro Cervantes la sala que estuvo más atenta a los estrenos de
obras cinematográficas de corte nacional.

En el Variedades se proyectaban películas de series y cortos cómicos


alternando con varietés, trouppes, bailes y también compañías, como
la de Manuel Vigo que suspendió la actuación prevista ante el

Lucainena, Pechina etc. no disponían ni de teatro ni de cine (A.H.P. GC


232)

(La familia de Conchita Robles era muy popular en Almería gracias a la


473

fama de su padre, conocido guitarrista y tramoyista. Conchita había


trabajado en la prestigiosa compañía teatral de María Guerrero. Era una
mujer bellísima y, cuando el suceso, se encontraba en trámites de divorcio
de su marido Carlos Verdugo Boti, comandante de caballería del
escuadrón de húsares, viudo de 48 años con dos hijas de su primer
matrimonio que tenía fama de pendenciero. Desde el principio la
convivencia matrimonial resultó difícil para Conchita, que se refugió en
sus éxitos teatrales)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
179

repentino fallecimiento de su esposa, sustituyéndose la función por


proyecciones de cine.

El Trianón también alternaba proyecciones con varietés, como la


representación de cine y varietés que organizaron las Hijas de San
Vicente de Paúl, a beneficio de la Tienda Asilo, la noche del 2 de junio
de 1922, donde se mezclaron los couplés y una orquesta que
estrenaba un instrumento nuevo llamado yamwar al tiempo que se
proyectaban hermosas cintas. 474

En general, las temporadas cinematográficas solían comenzar en


octubre en el Trianón y noviembre en el Variedades, consolidando el
jueves como día de moda. Se mantiene la fórmula del período
anterior de función diaria, con una programación específica infantil los
fines de semana, desde las cuatro de la tarde. A veces las películas –
como el reloj de la Catedral- se retrasaban o no llegaban, lo que
ocasionó serios disgustos a los pobres proyeccionistas, que solían
aguantar los silbidos del público.

Por la tarde se podía ver una película principal, generalmente el


capítulo de una serie y, acompañando a esta serie, se proyectaban
películas cortas, de dibujos animados, muy apreciados por los
espectadores almerienses, y de carácter cómico. En la sesión de
noche se volvía a exhibir la película de la serie o se estrenaba alguna
nueva. Durante el verano eran complementadas con números de
varietés, como en el Trianón Verano, donde se pasaba un rato muy
agradable porque es deliciosa la temperatura que allí se disfruta...
Parece –decía el comentarista- como si los elementos se asociaran
para hacer más grata la estancia.wwPin Es un espectáculo al aire
libre, se vive en plena naturaleza, sin molestar el humo del tabaco,
sin los malos olores que se padecen en algunos locales cerrados... ¡y
sin sudar¡. Acariciados por los suaves resplandores de la luna,
sentándonos cada uno donde la plazca.475 La empresa de este local,
situado en la Plaza Circular, durante el período estival rebajaba los
precios para estimular la asistencia: 0,33 Preferencia y General 0,12
céntimos.

El verano era la época propicia para rellenar las carteleras del


Trianón y Variedades con series norteamericanas, remakes, películas
de dibujos animados, comedias y superproducciones con los actores
de moda: Lida Bovelli, Pina Menichelli, Helena Colmes (la rival de
Polo), Carlyle Blackwall o Dromio Jacobini alternando, como de
costumbre, el cine con las varietés. Esta constante se repite a lo largo
del resto del año.

474
(La Crónica Meridional, 3.6.1922)
475
(La Crónica Meridional, 22.7.1921)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
180

Con el cine la gente empieza a descubrir otras ciudades, otras


costumbres y modas. Los coches y camionetas van sustituyendo,
poco a poco, a los viejos carros de madera con ruedas enormes
tiradas por burros y mulas. A la ciudad llegan revistas de moda
dirigida al público femenino. En el cine las damas se entusiasman
ante los reportajes de actualidad que ofrecen las productoras
Verdaguer, Gaumont, Paramount o la Fox Movietone donde se ponen
al día de la última prenda, el nuevo estilo de peinado o el maquillaje
adecuado para las jóvenes de rostros pálidos, ojeras profundas y boca
de cerecita. La indumentaria de los hombres varía poco. En verano se
utilizaba el clásico mil rayas y la capa da paso a la trinchera, mientras
el sombrero va desapareciendo con dificultad.

Lógicamente, dada la coyuntura histórica del momento, uno de los


principales campos de expansión de esta utilidad cinematográfica es
la guerra con Marruecos. Por supuesto, sujeta a la censura militar, lo
que privaba a las cintas de cualquier atisbo de información explícita
sobre el transcurso de la guerra, las posiciones ocupadas, etc. Una
muestra representativa del interés que los almerienses -ávidos de
información- sentían por los sucesos de Marruecos era aprovechar
cualquier evento para asistir a los reportajes informativos, como la
proyectada en el Hesperia sobre la ocupación de Alhucemas, editada
por el Estado Mayor Central. 476

476
(Se comprenderá el éxito de los documentales sobre la guerra de
Marruecos si comprendemos la actuación del Regimiento de la Corona,
orgullo y símbolo de los almerienses por su participación en el conflicto.
Este Regimiento tuvo un comportamiento brillante cuando las tropas
rifeñas de Abd-el-Krim derrotaron la resistencia española y cercaron la
ciudad de Melilla. Aquel Regimiento se componía de escasos hombres y sin
la preparación suficiente, pero expusieron sus vidas valientemente ante la
presión rifeña en esa ciudad, muriendo en la acción el capitán Villar y,
posteriormente, el coronel Barrera Bau, que había mandado el Regimiento
de la Corona nº 71. A pesar de la polémica levantada entre periodistas
almerienses y malagueños sobre quienes fueron los primeros soldados
que socorrieron Melilla y dieron su sangre contra los rifeños, lo cierto es
que este Regimiento auxilió en el mes de agosto entró en combate
cubriendo los convoyes que iban a Tiza, posteriormente intervino en la
posición de Gareb, en los combates de Beni-Sicar donde este Regimiento
fue ensalzado por el general Berenguer, Alto Comisario en Marruecos; más
tarde participaron en la conquista del Monte Gurugú y en septiembre en la
toma de Nador, además de ayudar a la legión de Sanjurjo en la toma de
Seganga y en la toma de la Alcazaba de Zeluán. Durante la I Guerra
Mundial surgió el concepto de seguridad internacional y Almería pensó,
dada su situación geoestratégica, que había llegado el momento de que la
ciudad dispusiera de una unidad permanente de las que el Ministerio de la
Guerra estaba creando. Las fuerzas vivas y la prensa local se unieron para
reclamar la necesidad y asignar a Almería el Regimiento nº 71 de la
Corona, que formaría Brigada con el España nº 45 de guarnición en Lorca,
el 17 de agosto de 1918. El cuartel general de la segunda Brigada, de la
sexta División de Cartagena, se trasladaría a Almería y se nombraba
gobernador militar al general José Borreda, creándose una Comisión de
Acuartelamientos que preside el teniente de alcalde, Miguel Naveros, y el
capitán de ingenieros, José María de Acosta habilitando la casa de Juan
Lirola como residencia del Gobernador Militar y para acuartelamiento
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
181

Las proyecciones de esta cinta, en sesión continua, comenzaron el 24


de febrero y se prolongaron durante varios días. La recaudación
obtenida fue de 128,35 Ptas. , que fueron destinadas a la Cruz Roja.
Unos meses antes el General Gobernador también organizó una
función benéfica para allegar recursos para el Homenaje al Soldado
Mutilado, exhibiéndose El trapero, seguida de una cinta cómica, con
el acompañamiento de la Banda del Regimiento de la Corona. 477

Las grandes estrellas del público eran los cómicos, destacando entre
todos ellos el más grande de todos los tiempos, Charlot y su
interminable serie que ocupaba las sesiones infantiles: Charlot
empleado de banca, Charlot y la policía, Charlot patinador,
Charlot quiere casarse, La varietés de Charlot, Charlot en
Carmen, Charlot en el Balneario... Al citar las películas cómicas de
este período es preciso detenerse en las películas protagonizadas por
Larry Semon, un cómico norteamericano que los espectadores
almerienses conocían con el nombre de Tomasín, rivalizando con
Charlot, muy admirado por el público almeriense desde 1924 como lo
demuestran los títulos exhibidos en la cartelera de la capital:
Tomasín camarero mayor, Tomasín detective, Tomasín en el
disloque... Otro artista cómico del momento que rivalizó desde 1919
con Charlot fue Fatty. Las cintas de Fatty entusiasman a todos -decía
la prensa- y cuando faltaba una de Charlot se suplía con Tomasín o
Fatty y así encontramos una larga lista del genial cómico en Cogida
de Fatty, La boda de Fatty, Charlot y Fatty en el boxeo...

Los acontecimientos mundiales fueron seguidos a través de las


revistas Pathé, Paramount, Fox, Revista Gráfica Verdaguer, Revista
Eclair, etc., reseñándose el conflicto bélico europeo como argumento
principal y, desde la perspectiva nacional, se destacaban los sucesos
de Marruecos, como el exhibido en 1921 sobre la guerra de África,
España en África, otro acontecimiento cinematográfico en la ciudad,
en la que aparecía información de las operaciones del Regimiento de
la Corona nº 71 e imágenes de la ciudad. Y es que la guerra de África
era un asunto al que la sociedad almeriense estaba muy atenta. No
en vano muchos soldados
regulares del Cuartel de la Misericordia y voluntarios habían sido
reclutados para la guerra. El Variedades estuvo atento a esta
sensibilidad proyectando documentales sobre el desarrollo de los
acontecimientos. Es más, el propietario del teatro encargó al
almeriense Luis Pardo se traslade a primera línea de fuego para
filmar imágenes del batallón expedicionario almeriense.

entre los almacenes de Terriza, el Ingenio de Montserrat, el campo de tiro


de El Alquián. El Cuartel de la Misericordia alojaba al Segundo Batallón de
Córdoba, que sería junto con compañías de Mallorca, España, Princesa,
Vizcaya, Guadalajara y Sevilla, que era la base del nuevo Regimiento.)
477
(La Crónica Meridional, 10.12.1925)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
182

Desde primeros de enero de 1922 la empresa venía anunciando este


acontecimiento y el público estaba interesadísimo por ver las escenas
de los soldados almerienses. Finalmente, el 11 de febrero el reportaje
se estrenó en el Variedades ante un teatro, hemos de suponer,
abarrotado de público.

Pero no sólo se exhibían documentos de corte histórico, sino que en


las pantallas de la capital los almerienses quedaban perfectamente
informados sobre las últimas tendencias de la música y el sonido a
través de revistas musicales o sobre el mundo del sonido en la
Revista Fox Folliers, la Arco Iris y la The Broadwy Melody o
documentales de carácter científico o del mundo natural. Así pues, los
acontecimientos sociales o históricos en Almería fueron marcando el
devenir de lo que acontecía en el mundo y en nuestro país. También
del cine. A través de la pantalla los almerienses se enteraban de
cada uno de los cambios que el cine iba experimentando: ensayos de
color, intentos por lograr el sonido, publicidad comercial, nuevos
actores, emergencia y apogeo del deporte, corridas de toros o
inventos nuevos, como la radio y la televisión.

Un nuevo medio de comunicación: Radio Almería

Un nuevo instrumento de comunicación emergía en el panorama


nacional: la radio. Las radios de galena conectaban a los almerienses
con el mundo exterior a través de las ondas, pero era insuficiente y
dificultoso. No todo el mundo podía acceder a este sena:Rcillo
sistema de comunicación. Las barreras montañosas que rodean la
ciudad oponían su dificultad a la transmisión de las ondas. Quienes
alcanzaban a conectarse, al día siguiente, trasladaban lo escuchado
en las tertulias de los cafés, en las sociedades y clubes de la ciudad.

Algunas ciudades andaluzas disponían de su propio medio de


comunicación, se comentaba con cierta envidia en la ciudad. Por eso,
ciertas personas de la capital venían acariciando la idea de poner en
nuestra ciudad este nuevo instrumento de difusión y que, bien
organizado, podría estar presente en la vida de los almerienses.

En efecto, a mediados de la década un grupo de almerienses crea


una Comisión Promotora para constituir definitivamente el Radio Club
de Almería (...) para ofrecer conciertos oídos en toda la provincia.
Naturalmente que los aparatos utilizados serían los sencillos
instrumentos de galena, fáciles de adquirir. A mediados de abril de
1926 vuelve a reunirse la Sociedad Radioclub Almería en el salón de
actos del Círculo Mercantil para su constitución definitiva puesto que
ya contaba con concesión estatal.

Dificultades técnicas y legales dificultaban su comienzo y sólo se


autoriza su emisión en pruebas. Pero a finales de año la radio pasó de
acontecimiento a necesidad diaria. A pesar de que la emisión era en
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
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pruebas, en el ambiente de algunos sectores sociales la radio podía


más que una romanza de tiple anónima que las tertulias del Casino o
la partida del tresillo, porque -se elogiaba el nuevo invento- sin salir
de casa nos dice dónde podemos comprar el mejor queso y el
salchichón más selecto; dónde están los verdaderos calcetines y
medias irrompibles o el tiempo que va a hacer, el alza y baja de los
cambios. La radio parecía ya una realidad para algunos sectores de la
sociedad almeriense, pero aún no se había democratizado.

De ahí las graves dificultades económicas que la Estación Radio Club


Almería atravesaba. De poco sirvió el esfuerzo publicitario acerca de
las excelencias de este medio que hicieron algunos ciudadanos
almerienses en defensa de la radio local, antes de que cierren la
Estación por no poderse costear. 478

No tenemos datos de la respuesta a la llamada aunque sí conocemos


que, a mediados de abril del año siguiente, la estación acometió un
plan de reformas para colocarla entre las mejores de España y, a tal
fin, se desplazó a la ciudad un técnico de Madrid para ajustar la
potencia de la estación y proceder a la modificación de la antena y el
resto de la estación. 479Finalmente, la radio cerró durante un tiempo y,
nuevamente, volvemos a saber de este medio cuando el Obispo de la
diócesis el 7 de marzo de 1928 bendijo los aparatos y estudio de
nuestra estación. Coincidiendo con tal acto la festividad de Santo
Tomás, el programa de la Estación estará a cargo de los Estudiantes
Católicos de Almería.480 Pero a finales de abril la señal, por razones
técnicas, se había perdido y tuvo que trasladarse desde Madrid un
especialista, don Matías Martín, para recuperar la emisión. 481

En enero de 1934 fue concedida a don Miguel Soto una nueva


emisora local. El modelo elegido para Almería era del tipo Marconi,
con 200 W de potencia, capaz de oírse en toda la provincia. La idea
inicial del Sr. Soto era retransmitir las obras teatrales y conciertos.
Incluso contempló la posibilidad de contar con orquesta propia. La
emisora se puso inmediatamente en pruebas. Finalmente, Almería
pudo disponer de una emisora de forma oficial a través de la
concesión otorgada con la denominación de EAJ 60 Radio Almería,
cuyo concesionario era don Miguel Soto Román. Su inauguración fue
incluida en el programa de feria de 1934, pero se aplazó al mes de
septiembre, aunque funcionando en período de pruebas. 482

Por fin, el 20 de septiembre emitió oficialmente EAJ 60 a las 13,30


horas. Comenzó su emisión con el Fandanguillo de Almería. 483Le
478
(La Crónica Meridional, 23.11.1926)
479
(La Crónica Meridional, 19.4.1927)
480
(La Crónica Meridional, 6.3.1928)
481
(La Crónica Meridional, 30.3.1928)
482
(La Crónica Meridional, 21.8.1934)
483
(El Fandanguillo de Almería fue una popular obra del maestro Gaspar
Vivas popularizado por Dora la Cordobesita, casada después con Chicuelo,
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
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siguió El Trío de la Estación, dirigido por el maestro Barco, que ejecutó


“La alegría del batallón”. A las 14,30 daba información de la cartelera
de cine y las 11 de la noche cerraba su emisión. 484

La radio empezó a formar parte de la vida cotidiana de los


almerienses, penetrando lentamente en los hogares, formando parte
de las tertulias de los cafés y cervecerías hasta convertirse en la
gran distracción y medio de comunicación imprescindible de la
década siguiente.

Teatro frente a cinematógrafo


Una autoridad de la época dijo que el teatro español se nutre hoy de
las mismas ubres ya un poco esquilmadas que le dieron sangre hace
veinte años. Cuando don Jacinto Benavente, asentado en la tradición,
fue sustituido en los escenarios por Echegaray y Valle Inclán que, con
sus fuerzas “feas, católicas y sentimentales” dio lugar a escaramuzas
célebres, como aquélla del saloncillo de un teatro que se hacía
tertulia de un estreno de Echegaray. Don Ramón del Valle no hacía
más que gritar: Ese don José tiene la obsesión de la infidelidad
conyugal¡ ¡Todos sus dramas son autobiografía de Nacido burlado¡ Un
joven que escuchaba desde otra mesa le espetó: Opine usted de la
obra, pero no de la vida privada. A lo que don Ramón contestó: ¿Y
quién es usted para intervenir?. El joven, contundente, le volvió a
responder: Soy el hijo de don José Echegaray. Y Valle-Inclán, con
gesto olímpico le apuntilló: ¿Está usted seguro, joven?. 485 Y Almería
no estaba lejos de esta apreciación. Al final de esta década el cine era
la diversión más popular y la preferida por la mayoría de los
almerienses. Ni siquiera el football, el deporte más popular, superaba
las preferencias del público por el cine, de tal modo que los
seguidores de este deporte podían preferir ir al cine, pero muy pocos
cinéfilos eran seguidores de esta actividad.

Sin embargo – nos relata Manuel del Águila- existía una gran afición
al teatro en aquella Almería de mi infancia. De tal manera que las
compañías se sucedían y las señoras se preparaban para la llegada
de las grandes compañías. Las señoras no iban al cine, que era más
propio de la gente del puerto. Cuando había estreno de teatro
aprovechaban la ocasión para lucir sus trajes, sus sombreros que
no abandonaban ni durante la representación y que entorpecía la
visión de los de atrás, de tal modo que el teatro era un mar de
pamelas vaporosas.

y también por la Argentinita, con letra diferente. Este genio musical de


línea melódica rivalizó con Borodine y Rimsky Korsakof, representando su
labor un acervo de la tonadilla española. Murió el 17 de mayo de 1936
ante la indiferencia de las autoridades municipales)
484
(La Crónica Meridional, 21.9.1934)
485
(Rus Morales, BENITO, “El Cervantes”, Monte de Piedad y Caja de
Ahorros de Córdoba, 1992)
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Costumbre que se arrastraba desde principios de siglo y que, en


ocasiones, produjo serias protestas por la incomodidad que suponía
para quienes gozaban del espectáculo que no lo pudiesen hacer a
satisfacción completa a causa de esas vaporosas pamelas. De hecho,
desde principios de siglo se venía intentando que las señoras
abandonaran sus sombreros en casa cuando de ir al teatro se trataba
y, al parecer, en algún momento se consiguió porque desde muchas
partes envidiaban haber implantado ese uso, que hablaba muy alto
de la galantería de nuestras bellezas para con los espectadores de
todos los sexos y… dimensiones. La costumbre debió caer en olvido
porque el público se lamentaba que tan pronto hayan olvidado
nuestras paisanas la saludable costumbre de ir sin sombrero a la
butaca del teatro, concluía.486

“Al teatro –nos relata Manuel del Águila- acudía la gente de élite y la
gente que sentía admiración por la música y la declamación. Muchas
señoritas de Almería acudían a Málaga a estudiar declamación y allí
se encontraron con artistas, como Anita Adamuz o Concha Catalá, que
años después se las volvían a encontrar en el escenario del Teatro
Cervantes. Es el caso de mi madre, que estudió con muchas de ellas
en Málaga y cuando venían a actuar aquí mi casa se llenaba de
antiguas compañeras que nos firmaban fotos de recuerdo y amistad.
Mi madre me llevaba de niño al teatro y me compraba caramelos para
que chupara y estuviera callado. Al cine no solía ir, cuando iba yo era
su acompañante inevitable.

El teatro era reserva de los que éramos gente bien, de la gente chic;
el cine era otra cosa, porque dentro del cine se podía permitir
ocurririera de todo y ningún comportamiento antisocial
escandalizaba. A mí ese contraste social entre cine y teatro me
inclinaba por el cine. Había mucho ruido, mucho pateo..., cosa
improbable en el teatro. Recuerdo las orquestas que no eran
orquestas, eran cuartetos o quintetos, pero lo recuerdo de mayor. En
las películas de tarde donde íbamos los niños, ahí no había músicos.
Allí no había más que zapatazos. Más adelante, de mayor, con el cine
mudo ya de última hora sí las recuerdo. Había un sexteto o un
cuarteto, que recuerde, en el Cervantes y en el Hesperia. Antonio
Cuadra tenía un cuarteto, creo, con el maestro Rafael Barco487 y Paco
Gómiz. Los instrumentos eran bajo, violín, piano... Antes había un
sexteto, el Sexteto Sánchez, de Paco Sánchez de las Heras. Y es que
en Almería había una gran afición musical. En todas las casas de
medio postín había un piano. La gente aprendía música en la Escuela
de Arte, pero aparte había muchos profesores particulares que
enseñaban aparte y eran también profesores de la Escuela de Arte.
486
(El Regional, 26.6.1903)
(Barco compuso y estrenó en el Teatro Cervantes el 18 de diciembre de
487

1935 una comedia lírica original de Rull y Guijo con actores aficionados de
la localidad. La música compuesta por el maestro Barco fue inspirada y
agradó a la concurrencia, que premió con grandes ovaciones la labor del
paisano, haciendo visar varios números)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
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Yo tuve aquí, en mi casa, a don Antonio Alonso,488 por ejemplo, que


fue profesor mío. Éramos una sociedad de bien. Teníamos hasta
discos de pizarra de una sola cara, guitarra, radios. Recuerdo que
cuando estalló la guerra escuchábamos por la radio Viva la Republica
digna. Arriba los corazones. No eran los de izquierdas, era Queipo de
Llano desde Sevilla”.

Los mayores iban al teatro y sus actores preferidos, pero los niños
teníamos nuestros artistas, que eran los caballistas. El cine se
llenaba de chiquillos. Yo recuerdo cine en el Variedades y en el
Cervantes. En el Cervantes había mucho teatro. Del Trianón recuerdo
un timbre en la puerta que avisaba a la gente. Pero con el Variedades
tenía una relación especial porque un amigo de mi padre era el
administrador o gerente del teatro, Manuel Delgado, que era
interventor del Banco Hispano Americano. Éste nos daba un pase de
Platea y yo iba con mis amigos, de balde y a la Platea. El mayor
castigo que me podía infligir mi madre era cuando me castigaba el fin
de semana con “No hay cine”.

A mi esto me hacía sufrir porque entonces eran películas de series y


si me perdía un capítulo al día siguiente no podía hablar con el resto
de los niños de lo que había sucedido en la película y eso me
humillaba. Recuerdo en películas mudas a una actriz del cine mudo
que se llamaba Francesca Bertini por la que sentía admiración. Pero
mis películas predilectas eran las de western a las que precedían unos
cortos de Charlot, Tomasín, Sandalio... La película la ponían un
montón de veces. La ponían una y otra vez, pero le cambiaban el
título. Recuerdo una que se llamaba “Tomasín en la granja”. A la
semana siguiente se llamaba “Tomasín y la granjera”, “La granjita de
Tomasín”. Pero había un actor al que llamaban Pitouto489 que se hizo
célebre en la versión muda de “La casa de la Troya” (Manuel Noriega
y Alejandro Pérez Lugín, 1925),490 que fue un éxito enorme en la
ciudad. El protagonista era un tal Luis Peña y Carmen Viance.
También recuerdo del cine mudo la película “Viva Madrid que es mi
pueblo”491 Seguro que la vi en el teatro Cervantes.

488
(D. Antonio Alonso fue un músico almeriense que, desde los primeros
tiempos del cinematógrafo en Almería tuvo una estrecha relación con el
invento. Él venía tocando en el Teatro Variedades acompañando al piano
algunas funciones de varietés. Con frecuencia se solían variar las
películas cinematográficas que son muy del agrado del público y el
maestro Alonso, amigo del gerente del Variedades, Sr. Burgos, era el
indicado para animar las tardes de cinematógrafo. A veces las sesiones
cinematográficas eran compartidas con actuaciones de varietés, como la
noche del 21 de mayo con el debut de la notable bandolenista Remedios
Sánchez, acompañada al piano por don Antonio Alonso. Crónica Meridional
21.5.1907))
489
(Se trata del actor Pedro Elvira, que se acreditaba como Pedro Elvira
“Pitouto”)
490
(Fue estrenada en el Teatro Cervantes el 2 de mayo de 1926)
491
(proyectada en el Hesperia el 6 de abril de 1929 y el 15 de enero de
1930 en el Cervantes)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
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Una muestra de la intensa afición que los almerienses sentían por el


teatro fue la Sociedad Jacinto Benavente, creada en 1910 con el fin de
fomentar la cultura teatral en la ciudad. Esta sociedad organizó
diversas iniciativas culturales y literarias. Tuvo un cierto tiempo
inactiva, pero en 1915 volvió a resurgir con una nueva Junta
directiva, presidida por don Carlos López Fernández. Esta Sociedad, a
pesar de ser exclusivamente teatral y haber criticado la afición de los
almerienses al cinematógrafo, en 1922 organizó una actividad
imcomprensible: una verbena de proyecciones cinematográficas
públicas, a la intemperie, por los distintos barrios y calles de la
ciudad, desde la calle Cucarro, Rodríguez Sampedro, Ramós, Plaza
San Pedro y Restoy, hasta otras del distrito quinto, 492 actividad que
redundó en el prestigio de la sociedad y en el aumento de nuevos
asociados.

Las grandes producciones llegan a Almería

El Ayuntamiento, siguiendo la costumbre durante la feria de agosto,


volvió a ofrecer cinematógrafo público en el Parque el dia 25 de 1922.
Para ello instaló una gran pantalla en la explanada que había frente a
la Comandancia de Marina que concentró numerosos público. El
espectáculo estuvo animado por Banda Municipal de Música que dio
sonido a las proyecciones. 493

El 11 de noviembre el Variedades, después de un breve descanso,


vuelve a iniciar su temporada de cine de la mano de la empresa Pax-
Gaumont, pasando así a formar parte este teatro de la red de Teatros
Gaumont, cuyo contrato establecía ciertas ventajas en la primicia de
la exhibición cinematográfica. La primera película proyectada fue El
torbellino, llena de escenas emocionantes, todas ellas con trucos y
escenas dramáticas,494 a la que le siguieron El cruel, El águila
humana o las peripecias del aviador americano Lock-Lear, El crimen
de la Alhambra, interpretada por Nick Wniter, Los dos niños de
Paris, en 12 episodios, La mano del muerto, La huerfanita y un
documental sobre l a corrida de toros en la plaza de Albacete, con
Chicuelo, Lalanda y Maera. 495
Cerrando el año el Variedades, dirigida ahora por el mismo
empresario del Cervantes, proyecta un documental dentro de la
programación habitual: Viaje de S.M. el Rey don Alfonso a
Almería, en varias partes. Pero la proyección se convirtió en éxito
cinematográfico hasta el punto que hubo de prolongarse hasta el 6
de enero del año siguiente, pasando el resto de la programación a

492
(La Crónica Meridional, 23.8.1922)
493
(La Crónica Meridional, 26.8.1922)
494
(La Crónica Meridional, 10.11.1922)
495
(La Crónica Meridional, 7.12.1922)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
188

segundo plano. Este documental sobre Almería había sido encargada


por la empresa a la casa Gaumont durante la visita del Rey a la
ciudad. En la película aparecía una extensa información gráfica sobre
nuestra ciudad y de los actos más interesantes del Rey. En uno de
ellos aparece el Rey imponiendo la Medalla Militar al Regimiento La
Corona. 496

Desde 1923 observamos la presencia en las carteleras almerienses de


proyecciones producidas en España y el interés manifestado por el
público por estos títulos; se advierten también los primeros síntomas
de una serie de cambios en los gustos del público almeriense al
descender el interés por los seriales cinematográficos, que habían
causado admiración a finales de la década pasada, y una tendencia
favorable a las grandes producciones y, como se ha dicho, a las de
corte nacional como Currito de la Cruz, El niño de las monjas,
Lazarillo de Tormes, La Revoltosa, Gigantes y cabezudos,
Nobleza baturra, La hermana San Sulpicio, Morena Clara,
Carmen, La aldea maldita o La Casa de la Troya, de la que el
articulista, Miguel Ribera, en crónica enviada desde Madrid en
exclusiva para La Crónica Meridional, presentaba un panorama
interesante de la incipiente industria cinematográfica nacional; a
propósito de este film decía que la película ha sido filmada por una
empresa española y durante sesenta representaciones seguidas
agotó diariamente las entradas. Una verdadera catarata de novelas,
dramas y zarzuelas del género chico, se abate desde hace pocos años
obre las pantallas españolas. El incipiente arte cinematográfico
nacional, completamente en mantillas, ha producido hasta ahora
films en los que a base de las incuestionables bellezas de nuestra
tierra, de los trajes típicos y de las costumbres castizas españolas,
unos respetables artistas de las tablas, pretendían llegar a ser “ases”
de la pantalla, sin conseguirlo, claro está, pues aparte de que no
poseían dotes fotogénicas, de que ellos no eran sino artistas de la
palabra y no del Arte Mudo, resultaba que maniobraban cohibidos
ante el objetivo y excesivamente preocupados de “mirar” a las lentes
frontales de la cámara. En realidad, salvo muy pocas excepciones, lo
único bueno de las películas españolas era el paisaje y el ambiente.
(...) El secreto del éxito de La Casa de la Troya, estriba en todo lo
contrario. La conciencia más exacta y más escrupulosa de la realidad,
dirige todo en esta película. Finalmente remarcados los detalles
cómicos, tratados con amor y con exquisito gusto artístico, las
bellezas de la “meiga” tierra gallega cuidada la presentación y todo
lo demás ha dado un buen resultado.

La empresa del teatro Cervantes, tan inclinada a las


representaciones teatrales desde su comienzo, es quien marca la
pauta acercando a las pantallas almerienses películas de renombrado
prestigio y, en algunas de ellas, con el reclamo de cine sonoro como
sucedió con La verbena de la Paloma, arrancada del escenario

496
(La Crónica Meridional, 29.12.1922 y 6.1.1923)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
189

teatral. Esta popular zarzuela de Ricardo de la Vega y el maestro


Bretón fue llevada al cine por José Buchs, en 1921, y que a pesar de
su exitosa carrera comercial fue estrenada en nuestra ciudad dos
años después, cosa habitual en la programación almeriense. El solo
anuncio de esta película fue un acontecimiento en la ciudad.

Con esta película la empresa del Cervantes inicia un recorrido con


títulos de producción española, cosa sorprendente hasta el momento,
y hasta organiza un Gran Concurso Cinematográfico que se
presentaba así:

Esta noche tendrá lugar el estreno de la magnífica y


sorprendente producción que hasta ahora se puede
llamar

LA PELÍCULA SIN TÍTULO

La empresa de este coliseo, al anunciar el estreno de LA


PELICULA
SIN TÍTULO, ha organizado un concurso que ha de
atenerse a las
Siguientes bases:
Podrá tomar parte toda persona que asista al Teatro
Cervantes cualquier día de los que se proyecte LA
PELICULA SIN TÍTULO y que adquiera localidades.
A cada espectador que adquiera una localidad se le
hará entrega de un Cupón boletín, para que pueda
escribir el título.
Los referidos cupones serán depositados en un
buzón instalado a tal efecto en el Teatro Cervantes.
Una vez retirada del cartel LA PELICULA SIN TITULO,
se
Reunirá el Jurado designado y el fallo se dará a conocer
en los periódicos de la localidad y en la pantalla del Teatro
Cervantes.
Los cupones deberán ir escritos con tinta, en letra
inteligible. El premio de este concurso consiste en un
magnífico estrado de junco con esmalte, compuesto de
un sofá, dos sillones, cuatro sillas y una mesa de centro.
El Jurado lo forman los señores don David Estevan,
Abogado; Don Pascual Lacal, Notario; don Jerónimo Rubio,
Catedrático de Literatura en el Instituto; don Salvador
Rossell, Catedrático de la Normal y Abogado, y don
Serafín Cid, Catedrático de la Normal.

Cuando aún resonaban en la ciudad los ecos del estreno de La


verbena de la Paloma, llegó el 26 de noviembre a la pantalla del
Variedades La España trágica, una película nacional producida por
Rafael Salvador Films que llamó la atención en la ciudad. Esta
película, dividida en cuatro narraciones en la que tomaban parte los
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
190

ex matadores Machaquita y Gallito, fue rodada en su mayor parte en


Andalucía y admirada –como decía la propaganda- tres veces por
SS.MM. los Reyes. Con la proyección de esta película el Variedades
estrenaba un proyector de cine nuevo que era definido como el
mayor adelanto de la industria alemana. 497

Si la actividad del Cervantes en 1923 transcurre a través del teatro, el


Trianón la focaliza desde el cinematógrafo. Para ello contrata con la
casa Verdaguer498 e inicia su temporada cinematográfica con series
de suspense de Polo 499 que los almerienses siguieron con verdadero
y apasionado interés como fueron El fantasma gris, La muchacha
de los ojos grises, en cuatro partes, La fortuna fatal etc., que
solían proyectarse junto a cintas cortas de Arold, Charlot y Tomasín

Pero lo que llamó poderosamente la atención aquel año fue el primer


documental científico que vieron los almerienses, considerado por la
prensa de espectáculo científico. Este espectáculo estuvo
organizado por el Colegio de Médicos de Almería en calle Eduardo
Pérez, 7, cuyo presidente, don Eduardo Pérez Cano, trajo a nuestra
ciudad la primera película científica que se ha proyectado en España.
La cinta –se decía- era obra de un almeriense, Manuel Torres Oliveros,
gran fotógrafo y pintor, médico de profesión. La película en cuestión
fue Fisiología de la gestación.

La idea le surgió a don Manuel Torres cuando viajó a Alemania


acompañando al Dr. Recassens (hijo) donde estudió la posibilidad de
reproducir en films la marcha de muchas operaciones quirúrgicas,
pretendiendo llevar al cine para favorecer así poderosamente la
enseñanza, todo el mecanismo de la formación maravillosa del nuevo
organismo humano, desde que, fecundado el óvulo, comienza a crear
en el seno de la madre… 500
497
(Creemos que se hace referencia al modelo AEG alemán)
498
(La productora valenciana Cinematográfica Verdaguer S.A. firmaba
contratos en provincias para ocuparse del alquiler y contratación de su
material en el que reflejaba los precios que el exhibidor local debe cobrar
por los alquileres de cada una de las películas que eran fijados por la
Cinematográfica Verdaguer, sin que el exhibidor pueda por su cuenta
explotar películas en depósito de C. Verdaguer. El exhibidor local, por otra
parte, estaba obligado a depositar una fianza que sería devuelta, con
intereses de hasta el 6%, a la terminación del contrato suscrito. PASCUAL,
Vera Nicolás. “Empresa y exhibición cinematográfica en Murcia, Biblioteca
Murciana de Bolsillo, 1991.)
499
(La Crónica Meridional, 12.4.1923)
500
(NOTA DEL AUTOR: El verano de 1923 “encerrado en Berja y en
Balerma” trabajó en el desarrollo de “trucos con que simular los
balbuceos de la vida”. Con habilidad para dibujar desarrolló todo el
proceso creador que completó después en el Departamento Poligráfico de
San Carlos y la ayuda del Dr. Recassens (hijo) La película se proyectó el 19
de abril en el Cervantes, a las siete de la tarde, organizado por el Colegio
de Médicos de Almería. La película era de 1300 m estaba realizada
“merced a innumerables e ingeniosos dibujos y trucos cinematográficos
originales. La película mereció el reconocimiento de la Real Academia
Nacional de Madrid. La “Presse Medicale”, de Paris, en el número 4 del
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
191

Otra experiencia documental realizada en Almería fue a propósito de


la plaga de 1922, conocida en la ciudad vulgarmente por oruga
verde, que asoló gran parte de la cosecha uvera almeriense. Para
estudiar esta plaga el Director General de Agricultura envió al
catedrático de Patología de la Escuela de la Moncloa, Sr. Navarro, a
estudiar in situ la situación, ocasión que aprovechó la Sección
Agronómica de Almería para organizar una conferencia y proyectar
durante el mes de julio de 1923 en el Variedades un documental
sobre Las uvas de embarque producidas en Almería. 501

Más tarde se volvió a presentar otro documental local sobre Las uvas
de Almería, que recogía la actividad de la faena uvera, construcción
de carriles, selección, emborronado y exportación. La película fue
filmada en el parral de la viuda de Baeza, así como en la barrilería de
don Juan González Ramírez. 502

Los pathè-baby, un lujo reservado

A mediados de noviembre un representante de la casa Pathé Baby


-el cordobés don José Fragero503 tenía un importante comercio en
Córdoba- se trasladó a Almería para dar a conocer este pequeño
proyector. El Sr. Fragero lo presentaba como un cine pequeño, al
precio de 200 Ptas., que se podía llevar a casa y proyectar películas
cómodamente para quitar horas de aburrimiento y tedio. También
ofrecía aparatos para poder impresionar películas a los que llamaban
motocámara, que tendría la misma función que una videocámara
actual. 504

No hemos podido localizar documentos gráficos sobre estos caros


artilugios en Almería, aunque es seguro que familias de la alta
sociedad almeriense pudieran haber adquirido aquellos aparatos y
hoy estén arrinconadas en desvanes y trasteros junto a viejas
películas con imágenes de espontáneos realizadores de la Almería de
los años 20, un lujo reservado a la burguesía local.

Manuel del Águila, polifacético intelectual, zumbón y generoso


conversador, nos rememora su infancia junto a un pathé-baby: “Yo
tenia –cuenta- un pathé-baby del año 24 o 25. Veía a Tomasín y
Charlot, muchas de Charlot porque me volvían loco. Y me vuelven
loco todavía. Recuerdo que había una tienda de música en el Paseo
que creo que se adquirían ahí películas, que se llamaba Guillén, un

mes de junio, firmado por M. Dartignes, Presidente de la Unión Medica


Franco Iberoamericana en reconocimiento al Dr. Torres Oliveros)
501
(La Crónica 1931.7.23)
502
(La Crónica 2.8.1923)
503
(Jurado Arroyo, RAFAEL, “Los inicios del cinematógrafo en Córdoba.
Filmoteca de Andalucía, 1997)
504
(La Crónica 15.11.1923)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
192

señor muy interesante que cantaba muy bien. En el Paseo, a la altura


de la Habana, que hacia esquina a Navarro Rodrigo. Era una tienda de
pianos donde comprábamos las cosas de música. Pero seguro, seguro,
me las traía mi tío José, de Sevilla.

Mi madre nos concentraba aquí, en mi casa, en esta misma


habitación. En la pared nos ponía una pantalla, un telón blanco. Ella
nos dejaba tranquilos viendo las películas y hasta comíamos aquí. Nos
juntábamos Juan José Pérez, el abogado, Jesús Durbán y su hermana,
José Berenguel, Concha Ravel y Florencia, que me gustaba a rabiar”,
concluye.

La fama de este aparato debió popularizarse entre los pudientes de


la sociedad almeriense porque el Variedades, desde primeros de
enero de 1924, anunciaba el sorteo de un Pathé-Baby. El
procedimiento para el sorteo consistía en regalar, a cada persona que
adquiriera localidades, números para el sorteo del día 31 de enero en
la siguiente proporción: Por platea principal se le daban cinco
números, entrada de platea o butaca tres números, anfiteatro dos
números, delantera de paraíso, un número y general, otro número. Y
no sólo con estas iniciativas alentaba los espectáculos
cinematográficos sino que, además, redobla sus esfuerzos en esta
temporada cinematográfica renovando y ampliando su contrato con
la Gaumont para ofrecer al público superproducciones
cinematográficas que tanto agradaba a los aficionados almerienses,
como Oro negro o La hija de nadie, mientras que el Cervantes
seguía apoyando su programación en las grandes representaciones
de teatro, música y cintas españolas procedentes de adaptaciones
teatrales, dirigidas a otro perfil de público. 505

Con este modelo de programación compartido506 vuelve al Variedades


un período cinematográfico de film d´art, que el público almeriense
recordaba con películas como Las dos niñas de Paris, La
Huerfanita o Parissete, de Louis Feuillade. A ésta le siguieron otras
proyecciones de los grandes films artísticos de los teatros Gaumont,
superproducción Pax, El pensador, de Edmundo Flec, El kaiser en
el desierto, sobre la vida del emperador Guillermo II de Alemania, El
misterio de los naipes y sus interminables series: El diez rojo, La
sota de piqué, El as de trébol, El siete negro, El rey de corazón, La
dama de corazón, etc., que el público seguía con inusitado interés. 507

El Cervantes, fiel a la línea de acoger grandes eventos e iniciativas de


sociedades locales comienza la temporada cinematográfica de 1924
con la película Operaciones científicas, proyectada el 13 de
febrero, anunciando su proyección para las nueve y media de la
noche, puntualidad que pocas veces se cumplía. La noche anterior la
505
(La Crónica Meridional, 2.4.1923)
506
(NOTA: Es conveniente recordar que la empresa de ambos cines era
gestionada en esos momentos por el Sr. Luis Iribarne)
507
(La Crónica Meridional, 14.5.1924)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
193

empresa del teatro obsequió con una sección especial


cinematográfica a sus mejores amigos, entre los que figuraba la
prensa, siempre condescendiente con los distintos empresarios a
pesar de ser conocedora de las malas condiciones de las salas, la
falta de comodidad y la impuntualidad en las proyecciones, motivo de
repetidas quejas. A esta película, profusamente anunciada, se
advertía de la prohibición a los menores de 18 años y recomendaba
se abstuvieran las personas de carácter impresionable.508 Pero
también el Cervantes se acogió al culto de los seriales dramáticos de
moda: La torre de Nesle, en ocho partes, La ráfaga, de la casa
Pathé, en cinco partes o la superproducción El tesoro del castillo,
de la Gaumont, La doble aventura, guionizada por el escritor
Ricardo Fernández Blanco de la obra La senda del destino.

A finales de esta década el cine extranjero se apodera de las


pantallas almerienses, especialmente el cine americano, aunque la
balbuceante industria cinematográfica española empieza a dar
señales de vida en las pantallas de la ciudad. El Star System
americano empieza a cuajar y los almerienses se dividen inclinados
ante sus actores y actrices favoritos que siguen ávidamente en cada
estreno local, en las escasas revistas especializadas y en noticias de
agencia de la prensa diaria. Los espectadores almerienses empiezan
a admirar a Greta Garbo, Douglas Fairbanks o John Barrymore,
mientras los niños seguían las aventuras en dibujos animados de
Mickey, las travesuras de Tomasín en interminables situaciones:
Tomasín tramoyista, Tomasín tiene una perla, Tomasín en el
bosque; Las peripecias de Charlot, Charlot patinador, Charlot
quiere casarse, Charlot y Fatty en el boxeo, La varietés de
Charlot, etc.

Conclusión

De esta década, en general, podemos decir que si durante los dos o


tres primeros años de los veinte las exhibiciones habían disminuido
considerablemente, a partir de 1924 la avalancha de títulos
cinematográficos sube espectacularmente, producida sobre todo por
la penetración de Hollywoodd en el mercado español y por la
especialización del Cine Hesperia, mientras que los otros teatros
continuaban con su programación tradicional: cine y varietés, el
Variedades; grandes representaciones teatrales o musicales en el
Cervantes, siendo el teatro, la ópera y la zarzuela las
representaciones más comunes, quedando el cine relegado a un
segundo plano.

Pero a finales de la década de los veinte, durante la temporada


cinematográfica de invierno, se exhibían títulos importantes en el
Hesperia y el Variedades que se volvían a reponer durante el verano.
Una película que llamó poderosamente la atención en el 22 y el 24,
508
(La Crónica Meridional, 11.2.1924)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
194

dos años después que en Córdoba, Sevilla, Málaga o Cádiz-, fue


Carceleras, además de otros títulos de carácter cómico y series de
aventuras. De “Carceleras” se sabía que fue rodada en Córdoba lo
que le daba mayor atractivo a su visionado, además de las noticias
que se tenía de su estreno en Madrid al que asistieron los soberanos
de España en el Real Cinema. Realmente esta película fue un
exponente del cine de la época por su calidad técnica, por su
ambientación y argumento, aunque con ciertas formas arcaicas y
rudimentarias que muchos la hayan catalogado como españolada.
Pero los aficionados almerienses hacían colas en el Terraza-Hesperia
para verla. Durante el verano del 33 los almerienses pudieron ver, en
versión hablada en español, una nueva versión de Carceleras, dos
después que en Málaga, Córdoba o Cádiz. La película realmente
gozaba de una enorme aceptación popular, sin embargo, los cronistas
de la época se encargaron de censurarla, calificándola de
españolada. De ella opina Caparrós Lera que “su concepción teatral
se comía al costumbrismo popular”. 509 El interés fundamental de
Carceleras consiste en ser considerada por muchos historiadores en
la primera película española sonora, como manifiesta Roman Gubern
en su libro sobre “El cine sonoro en la II República 1929-1936” y que
Fernández Cuenca anteriormente había identificado como “la primera
película enteramente sonora, hablada y cantada que se hizo en
España; su interés histórico resulta, pues, evidentísimo”. Suponemos
que el éxito de esta película en Almería se debiera, más que a las
razones expuestas, al éxito de su popular argumento que los
almerienses disfrutaron aquel verano del 33 en el Tiro Nacional, una
de las dos o tres netamente de producción española que se
exhibieron en las salas almerienses.

Al final de esta década se anuncia la apertura de un nuevo teatro en


el Camino de la Estación, donde anteriormente había estado la
sociedad Boxiu Club, y que se llamaría Novedades, del que no
volvemos a tener noticias.

(J.M., Caparrós Lera “Arte y Política en el Cine de la República (1931-


509

1939). Universidad de Barcelona, Editorial 71/2SA, Barcelona, 1981, Pág.


276)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
195

XII. MORAL, INFANCIA Y CINE

Una preocupación que aparece en la década de los años veinte es la


actitud moralizante que sentían algunos bienpensantes de la ciudad
sobre los efectos perniciosos del cine 510 y ello con adelanto,
además, a la doctrina vaticana que habría de iniciar, el día 31 de

(NOTA DEL AUTOR: Apenas habían transcurrido veinte años de la


510

aparición del cinematógrafo, cuando las imágenes en movimiento


comenzaron a inquietar a estudiosos y representantes de diversos
sectores sociales. En 1915 Masini y Bidón incluían al cine como un factor a
considerar dentro del campo de las enfermedades mentales y la
criminalidad. En 1926 Macaggi alertaba sobre los problemas sociales del
cinematógrafo. En un artículo de la Revista de Criminología, Psiquiatría y
Medicina Legal de Buenos Aires, en 1929, se llegaba a la conclusión
general de que “el cine hace surgir a menudo la idea del crimen”.
Por mucho tiempo predominó un criterio condenatorio al séptimo arte. El
enfoque simplista de la influencia negativa del cine, al considerarlo como
único causante de grandes males sociales y proponer como la solución una
mayor censura y control de la producción de películas, se apoyaba
teóricamente en la combinación de los factores heredados en la
determinación de toda conducta, la esencia irracional o emocional de tales
mecanismos, la naturaleza humana como uniforme y básica y el individuo
como ser aislado, carente de controles sociales informales. Esta creencia
en un efecto directo de las imágenes fílmicas sobre el espectador, mucho
le debía a los paradigmas del psicoanálisis.
Los partidarios del efecto directo encontraron otro fuerte aliado en el
conductismo que derivó de su clásico esquema “Estímulo Respuesta” la
fórmula “Películas de violencia – Conductas violentas”) Citados por Pablo
Ramos. “Violencia al por mayor”. En Cine cubano nº 119, La Habana, pp.
62-66.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
196

diciembre de 1929, el Papa Pío XI, con la Encíclica Divini Illius


Magistri, en aviso de “los daños y peligros del cine, especialmente
para la juventud...” La preocupación moral es constante y los
párrocos desde el confesionario y los púlpitos alertan a sus feligreses
para que sepan cuáles son las películas lícitas para todos y cuáles lo
son con excepciones. En la Encíclica había cabida para el lamento
pues ha crecido la necesidad –dice- de una más extensa y cuidada
vigilancia, porque han aumentado las ocasiones de naufragio moral y
religioso para la juventud inexperta, sobre todo por una propaganda
del espectáculo cinematográfico, que ofrecen a los espectadores, sin
distinción, toda clase de representaciones.

Qué no decir de una sociedad como la almeriense de principios de


siglo, donde el conservadurismo y el catolicismo estaban fuertemente
arraigados. La prensa y las tertulias conservadoras no perderían
ocasión de airear a los cuatro vientos de los peligros del
cinematógrafo.

Desde los inicios del cine, pero también desde el teatro 511 y de
cualquier otro espectáculo, siempre han existido grupos de personas
que han buscado la forma de reglamentar y vigilar la moralidad que
ellos puedan presentar a todo el público que asista a las funciones.
Para Ramiro de Maeztu, un intelectual que había iniciado sus trabajos
periodísticos en España y en el extranjero, sin embargo el nuevo
espectáculo era considerado para él, desde un sentido en extremo
ético y severo, como un efecto negativo para la sociedad y hasta con
cierta misoginia compara a la mujer fatal del romanticismo con las
vampiresas del cine, cuya misión es perder a los hombres,
explotarlos, deshonrarlos y abandonarlos finalmente.

En Almería, además de la censura impuesta por el gobierno


primorriverista, existió fuertemente la censura encubierta religiosa,
que trataba de impedir todo aquel espectáculo que ofendiera a la
moral o a la religión católica. Tan fuerte fue esta presión que, en las
solicitudes de apertura de espectáculos o anuncio de proyecciones,
durante la primera década del siglo, con frecuencia se hacía subrayar
la alta moralidad del espectáculo. La Crónica Meridional anunciaba en
1913 que la proyección de las cintas exhibidas son del mejor gusto y
morales y hasta en alguna ocasión el Teatro Cervantes recomendaba
511
(En los círculos ilustrados de la ciudad ya empezó en 1894, para salvar
la decencia y la moralidad, si se debía de abolir el beso durante las
representaciones teatrales con el fin de quitar al arte dramático esta
peligrosa escabrosidad. El debate se remató con unos versos:

Quien nísperos come


y bebe cerveza,
espárragos chupa
y besa… en escena,
ni come, ni bebe,
ni chupa, ni besa.
(La CrónicaMeridional, 27.12.1894)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
197

en nota de prensa, a propósito de una película de contenido erótico,


que se abstuvieran las señoras de asistir porque podía herir su
sensibilidad. Y todavía en 1935 el gerente del cine Hesperia advertía
al público que el argumento de la película La pelirroja es bastante
atrevido en su desarrollo.

La preocupación del poder local por las fisuras que el cine pudiera
crear en el orden moral tuvo su correspondencia, aunque menos
intensa, en el terreno político. La razón podría encontrarse en que el
cine producido y exhibido en España, al menos en la etapa muda, no
se caracterizó precisamente por su oposición al sistema. Pero
tampoco había que acudir al cine subversivo para echar mano de la
censura legislada como el celo demostrado por el gobernador civil
interino de Almería, en plena época de libertades, el 25 de marzo
1933, haciendo enviar circulares a los exhibidores locales
recordándoles insistentemente las prohibiciones y censura que
pesaban sobre determinadas películas de contenido político. Tal fue el
caso de Los cuatro jinetes del Apocalipsis que el gerente del
Hesperia ya tenía en su poder y se proponía exhibir.

El antagonismo entre clericales y anticlericales revistió en nuestra


ciudad un fuerte grado de belicosidad. También en pleno período
republicano, al aparecer en pantalla imágenes de sacerdotes, al
amparo de la oscuridad de la sala, los abucheos y silbidos fue foro de
expresión libre en cierto sector del público almeriense que
generalmente –se escribía- procede de las gradas.

Para que la gente dejara de asistir a funciones cinematográficas


inmorales (que consistían en imágenes de mujeres y varones con
ropas ajustadas o mostrando la espalda, los brazos, las piernas o el
busto de las mujeres, descubiertos), comenzaron a aparecer las
sesiones dirigidas a escolares o sesiones estrictamente familiares, y
que, promovidas por diversas Sociedades buscaban una función
moralizante, como la organizada por los alumnos del Colegio de
Seises de la Catedral almeriense en el Variedades, con un Festival
Cinematográfico Musical en el que se proyectaron La cúpula de
marfil, El príncipe Lucero, El chaleco mágico, además de
diversas composiciones musicales. 512 Tan inofensivo fue el
espectáculo que acudió el deán de la Catedral, canónigos, maestros y
padres.

¿Quién pensaría que aquellas ingenuas películas de Maniobras de la


caballería alemana; películas de Ejercicios de tiro aquí y allá, de
viajes imaginarios y amores piadosos, de Escenas de la vida en
Tokio o El reino de las hadas pudiesen atormentar tanto el espíritu
infantil? Cuando aparecieron las primeras proyecciones todo eran
elogios al maravilloso invento y hasta hubo algún comentarista en la

512
(La Crónica Meridional, 10.1.1924)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
198

prensa local que visionaba ya las posibilidades que tendría el cine al


servicio de la ciencia y la educación.

Este carácter ingenuo con que aparecían los primeros cinematógrafos


en Almería hizo que, desde el principio, se acogiese como un
espectáculo al que no podían faltar los niños. De hecho, desde sus
orígenes, se organizaron veladas para los niños asilados del Hospicio
o los niños pobres de Almería acompañados de personas mayores, a
quienes se les facilitarían entradas gratis, y funciones benéficas y
caritativas para los soldados que combaten en Marruecos. Toda
actividad importante que se organizaba en la ciudad tenía de fondo el
cinematógrafo. Hasta la agrupación socialista en sus mítines
organizaba sesiones del cinematógrafo, como el de la tarde del 14 de
junio de 1910 con su presidente Miguel Cruz Maldonado a la
cabeza,513 donde se exhibieron secciones del cinematógrafo, y al
término del acto se permitirá la entrada del público. 514

El maestro de Lorca, don Antonio Rodríguez Espinosa, maestro


entonces del Hospicio, hacía participar a sus alumnos de visitas
cinematográficas al Variedades o al Apolo, además de algún que otro
domingo por la tarde con los otros tres niños granadinos que don
Antonio tenía alojados en su casa. Durante la estancia de Lorca en
Almería don Antonio cuenta: Un domingo por la tarde les dio mi
esposa dinero para que fueran a ver la función que ponían en el
Apolo; pero como eran muchos y pequeñitos, les encargó que
sacaran las entradas de gallinero, como llamaban al paraíso, por ser
las más económicas. Fueron los cuatro, y según nos contaron habían
pasado una tarde deliciosa. Repetía Federico con énfasis y gracia
pasajes de la obra y gestos de los cómicos. Nos hizo reír esta
observación suya: Dña. Mercedes, el gallinero está muy limpio: ¡ no
hay ni gallinas, ni gallinazas. Yo quiero ir todos los domingos al
gallinero. Iremos muy temprano para ver si encontramos huevos.515

El único cine al que pudo asistir aquel año de 1908, donde el maestro
sitúa la anécdota, era el Ena-Victoria, instalado en el Apolo, que había
acometido obras de reforma en su interior dividiendo el aforo en
Principal y Paraíso. La apertura de este cine se comentaba mucho
pues, además de ser el primer cine estable que aparecía en la ciudad
a finales de enero, una proyección de los primeros cinematógrafos
siempre era un acontecimiento en la ciudad. Y hasta es probable que
la cinta proyectada y a la que asistiera el joven Federico los primeros
días de febrero -al precio de 10 céntimos en cada una de las cuatro
secciones que programaba- fuera El aprendizaje de Sánchez, una
película altamente cómica y muy celebrada por el público, que se
mantuvo durante varios días en la ciudad. En este cine también
513
(Don Miguel Cruz fue posteriormente también el empresario del Teatro
Circo Variedades en 1915)
514
(El Popular 14.6.1910)
515
(CEBA, Juan José; Sólo el misterio. Lorca y su maestro. Consejería de
Educación y Ciencia. Junta de Andalucía. 1998)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
199

tendría ocasión de recoger el joven Federico algún periódico gratis


publicitario que repartía la empresa donde se daba cuenta del trabajo
de los artistas de las compañías teatrales y de los que semanalmente
hacían su debut en el Salón Ena Victoria.

Dentro de este ambiente ingenuo, sin que revistiera peligro moral, es


probable que don Antonio permitiera a Lorca y sus hijos asistir a
otras sesiones cinematográficas en este coliseo, dada la amistad que
poseía con el propietario o el gerente del local pues, según relata el
escritor almeriense Juan José Ceba, citando datos de la prensa
almeriense, junto a este coliseo don Antonio impartía clases
nocturnas de adultos. No todos los días, como ahora, había
proyecciones pero sí surgiría la ocasión algún día que el mismo don
Antonio, o el joven Lorca, advirtiera el anuncio puesto en la cartela a
la puerta del teatro donde se anunciaba la proyección de cintas del
cinematógrafo que llamaran vivamente su atención.

También tendría ocasión de asistir al Cinematógrafo Público en la


Puerta Purchena que el Ayuntamiento se encargaba de contratar
todos los años a una empresa de prestigio. Ese año la empresa
seleccionada fue el acreditado Cinematógrafo Palais-Victoria, de
Granada, donde probablemente el joven Federico la noche del 25 de
agosto volvería a disfrutar del mundo de los sueños. ¿Y por qué no
pudo asistir, acompañado de su padre y el maestro, -durante su visita
a finales de agosto para matricularse en el Instituto- al teatrico de
Los Jardinillos para ver alguna de las múltiples cintas que se venían
proyectando en las calurosas noches almerienses y que se repetían,
noche tras noche, como Posada de los Alpes, Deseo de imitar,
Julieta y Romeo, Buen medicamento, Los especias, Conciencia
de médico, Ráfaga de viento sobre la playa, Ramo para la
novia, Maniquíes vivos, Uno que quiere volar, Pantalón corto,
El cojo, La caverna de la bruja, Los sport en Suecia, El leñero,
La leyenda del Polichinela...

Las sesiones infantiles a las tres de la tarde empezaron a hacerse


habituales. A ellas acudían los niños masivamente, sin que
preocupase a nadie el contenido moral de las cintas, sorteándose
juguetes entre los infantiles espectadores. Luego comenzaban las
sesiones de tarde y noche donde los niños tenía prohibida la entrada
sin acompañamiento paterno516 aunque muchas veces se repetía el
mismo contenido que en la sesión infantil. Estas cintas tenían un
contenido más atrevido y picarón, con un cierto vigor erótico. Baste
recordar algunos títulos como Mi marido tiene una amiga, Viejos
pícaros, Los novios de Colombina, Obsesión de un marido
celoso o Mi hija no se casa más que con un médium etc para
intuir con qué gestos de complicidad se mirarían aquellos niños en la
oscuridad de la sala de cine.
(Por la tarde varias graciosas películas especiales para niños y por la
516

noche el estreno de “Martirio matrimonial” (Crónica Meridional,


11.2.1917)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
200

Sólo cuando el cine descubre la fuerza narrativa que supone contar


historias ciertos sectores de la sociedad almeriense empiezan a
observar el cinematógrafo con recelo. Eran los mismos que en los
inicios del séptimo arte se acercarían a los pabellones y barracas para
contemplar admirados la sucesión de imágenes ante una cámara fija.
No había historia que contar: sólo imágenes que transcurrían en
sucesión continua. Allí se encontraban las más bellas señoritas,
tocadas con hermosos sombreritos, señores y señoras de la sociedad
de bien almeriense y gentes de las distintas sociedades culturales de
la ciudad. Pero el cinematógrafo, poco a poco, fue evolucionando en
su forma de comunicar. Fue descubriendo la pasión del inmenso
público que le seguía y empezó a contar historias. También
cambiaron los espacios físicos y las personas. Aquella pequeña
burguesía almeriense, que no era distinta a la jiennense, granadina o
murciana, se cansó de la monotonía y la repetición de las mismas
situaciones cinematográficas y se alejó del espectáculo para volver a
las grandes representaciones de zarzuela y teatro, ocupando su
espacio un público bullanguero y popular.

Eran tiempos en que el positivismo se impone en el mundo, y por lo


tanto el modus vivendi social giraba en torno a ser civilizado, moral y
reconocerse dentro de una sociedad jerarquizada, donde los
superiores (los más inteligentes y más ricos) educaban a los inferiores
(los pobres e incultos miembros del pueblo bajo), más que por una
obligación moral, por una obligación social: había que perfeccionar a
la sociedad mediante normas de comportamiento, tratando de
moralizarla. Y no faltó, desde luego, algún comentarista almeriense
que recogiera la opinión de aquella selecta sociedad: (…) es
necesario tener en cuenta que el cinematógrafo tal como se le cultiva
y explota en el espectáculo público, puede producir y produce graves
perjuicios en el orden moral. Sobre todo para los niños y para los
jóvenes su influencia puede ser perturbadora y perniciosa. Son ya
numerosos los casos de niños y jóvenes que, influenciados por las
películas de policías y ladrones, quisieron imitar las hazañas de éstos
y se dedicaron al robo y hasta constituyeron “bandas” terribles”(...)
esos niños perturbados por el cine y víctimas de la codicia de los
empresarios, pertenecen a las clases más acomodadas…517

Pese a las limitaciones expresivas propias del cine silente, los jóvenes
y niños almerienses quedaban imantados por los mensajes invisibles
enviados desde la pantalla. La sencilla liturgia contenida en un acto
tan sencillo y rutinario como era el de penetrar en una sala oscura
transformaba el viejo espectáculo de barraca en un ritual que situaba
a todos en la siempre difícil frontera encargada de la separación entre
la ficción y la realidad. Y en esa frontera, en efecto, el mundo infantil,
aprendiz de un lenguaje nuevo, era incapaz de diferenciar la fantasía
encerrada en las historias narradas de la realidad de los hechos

517
(La Crónica Meridional, 14.8.1919)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
201

vividos. Si a ello añadimos el afán de los empresarios


cinematográficos por sorprender día a día a los espectadores con
unas innovaciones que transformaron el clásico concepto de las
primeras ingenuas proyecciones. Tampoco faltó quien arremetiera
contra estos empresarios cinematográficos almerienses que no
cumplen las sanas disposiciones, atentos su negocio, campan por sus
respetos y se burlan de todos los mandatos legales”, apelando a la
Guardia Civil, al alcalde y a la Junta de Protección de la Infancia. 518 El
cinematógrafo se presentaba como un espectáculo moralmente
peligroso porque, cuando se hacía el oscuro, el diablo siempre
acechaba, y no tardaron en verlo así las clases bienpensantes de
Almería que empezaron a condenar el cinematógrafo como
espectáculo y muy especialmente algunas de sus cintas. Los
almerienses de la segunda década de siglo recibieron el inevitable
reclamo del nihil obstat para acudir a un espectáculo moralmente
limpio.

Un editorial de La Crónica Meridional de 1922 cree necesario que el


cine debe conseguir el perfeccionamiento moral porque la proyección
cinematográfica es un arma de dos filos. El editorialista cree que el
ofrecer a los adultos películas con escenas espeluznantes de
crímenes y otras más nocivas es una mala obra social, pero que
hacer fijar la imaginación de los niños en este es sembrar en ellos la
semilla más funesta que puede conocerse, por eso aboga para que se
inspeccionen las cintas que se proyectan para que el cine sirva al
bien y consiga la inculcación de la moralidad y la salvación de
algunos. 519

Tampoco faltaron artículos de particulares en la prensa local donde


se aseguraba que el niño que asiste a las representaciones
cinematográficas recibe una impresión que no puede olvidar (...) Ellas
perturban sus noches y sus días... les sirven para crear sus quimeras
y se hace una idea absurda de la vida. El orden moral y el orden físico
ejercen el uno sobre el otro una repercusión decisiva. Por eso, los
padres no tienen el derecho de llevar a sus hijos al cinematógrafo
¡Cuántos padres deseosos del bien de sus hijos ignoran el peligro a
que los exponen involuntariamente ¡ 520

Otro artículo de 1923, firmado por Enrique Pina, para fundamentar la


necesidad de la censura cinematográfica, invoca la opinión que el
culto catedrático de la Universidad de Zaragoza, Sr. Lasala, sostiene
sobre el cine, la censura y los niños y en su artículo hace un recorrido
por los países de Europa que han legislado la censura cinematográfica
y las medidas adoptadas.521 Quince días después aparece en La
Crónica Meridional otro artículo con el título Los niños no pueden ir al
cine donde se recoge las medidas adoptadas por el gobierno de
518
(La Crónica Meridional, 18.10.1922)
519
(La Crónica Meridional, 14.5.1922)
520
(La Crónica Meridional, 6.9.1921)
521
(La Crónica Meridional, 1.3.1923)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
202

Lituania, que prohibía a todos los niños menores de 16 años asistir a


las representaciones ordinarias de cinematógrafo, y se castiga con
fuertes multas a los empresarios que los admitan. Se exhiben –
continúa-, sin embargo, películas para los niños; pero deben pasar de
antemano por la censura del ministro de Educación. 522

Después de la intensa censura que mantuvo la dictadura


primorriverista sobre la exhibición cinematográfica, los años treinta
representan uno de los momentos más singulares en cuanto a la
preocupación por las categorías morales de las películas. A fin de
situarnos con plena validez en este ámbito y la repercusión que
tendría en el cine conviene recordar que en 1928 se creó la Oficina
Católica Internacional del Cinematógrafo (OCIC) que, desde el primer
instante, hizo suyas las preocupaciones de la Iglesia Católica en el
ámbito de la vertiente moral del cinematógrafo.

El aspecto moral de las películas se convierte en una obsesión entre


el clero capitalino que, a través de las fichas que remite el Servicio
Cinematográfico de la Confederación de Padres de Familia (Filmor), se
convierte en guía espiritual capaz de facilitar una valoración moral
sobre las películas que se proyectan en la ciudad y que reciben a
través del Obispado almeriense. Existen archivos documentados en el
Obispado de Almería que hacen referencia a estas fichas de Filmor
que clasificaba las películas en B (Buena): para todos; D (Con
defectos pero subsanables): Pasable; F (sólo para personas
formadas): Mayores; P (peligrosa incluso para personas mayores): No
Recomendada; M (perniciosa para todos): Mayores con Reparos.
Existía en el ambiente religioso y clerical de la época que el cine,
como se ha visto anteriormente, era foco de perdición y
contraproducente para la educación de niños y jóvenes.

Es imposible que podamos afrontar en esta investigación, por su


complejidad, la repercusión que tuvo en nuestra ciudad el efecto
moralizante de Filmor. Pero sí podemos avanzar, siguiendo estudios
generales que se han hecho en nuestro país, que del análisis
cuantitativo de las calificaciones que se adjudican a los films durante
este período nos encontramos con una serie de conclusiones curiosas:
si estimamos como moralmente positivas las dos primeras
clasificaciones (B y D) arroja un resultado de 417 películas, lo que
supone un 51,35% de la exhibición total. Tan sólo 395 películas
reúnen las características F, P y M que representa el 48,64 %, datos
que vienen a contradecir el criterio tan extendido en aquella época y,
posteriormente durante el franquismo, del carácter inmoral del cine.
523

(La Crónica Meridional, 15.3.1923)


522

523
(La preocupación por la moralidad cinematográfica. Hueso Montón,
ANGEL LUIS. Actas del IV Congreso de la A.E.H.C., Madrid, Editorial
Complutense, 1993)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
203
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
204
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
205

XIII. ESPERANDO EL SONORO

Presonorizaciones cinematográficas

El acontecimiento cinematográfico más interesante de la década de


los veinte fue el 28 de abril de 1928, cuando el público puso a
rebosar la sala del Variedades ante el anuncio del estreno de
películas sonoras con un aparato Cinefón. La prensa se hizo eco de la
noticia y calificó el acontecimiento de curiosidad, aunque
posteriormente lo calificaría de no es perfecto. La pantalla del
Variedades siguió proyectando películas que en algunas ocasiones
provocó en la sala, por ajustes en la sincronización, gritos y pataleos
desde las gradas de general y preferencia; títulos que la publicidad
seguía presentando como cine sonoro: Secuestro en el mar , de
Herbert Blaché (Head Winds,1925), con House Peters y Patsy Ruth
Miller, o la producción española Malvaloca (Benito Perojo, 1926), en
la que intervenía el niño extremeño Pitusín, y en Sombras de Circo
(1931), exhibida en el Cervantes en septiembre de 1932, donde
comienza su decadencia como niño prodigio. Este niño-actor, en la
onda de Jackie Coogan, era muy seguido en Almería a juzgar por las
cintas que se exhibieron de él, interviniendo también en El novio de
mamá en un registro de preadolescente en el que ya no funcionaba
su imagen. Pero, como veremos más adelante, el cine sonoro aún no
había llegado a Almería, ni a ningún otro punto del país.

Otros títulos -ya sin publicidad engañosa- ilustraron el final de los


años veinte con títulos tan aplaudidos por los almerienses como La
Cruz de la Humanidad,(Civilization, 1916) de Reginald Barker,
Amores de niña (William A. Seiter, The Teaser, 1925) o El último
de los mohicanos (Clarence Brown y Maurice Tourneur TheLast of
the Mohicans, 1920), aunque el acontecimiento cinematográfico fue
La hermana San Sulpicio, basada en la novela de Palacio Valdés,
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
206

donde Imperio de Argentina es la hermana San Sulpicio, estando muy


acertado el galán Ricardo Núñez (...). La dirección de Florián Rey está
acertadísima y la fotografía de Beltrán insuperable. 524 No terminaron
los almerienses de reponerse del éxito celebrado en el Cervantes
cuando dos semanas después se obsequió –siempre atento este
teatro a las adaptaciones literarias- a los almerienses con otro éxito:
La malcasada, dividida en doce partes, en la que además de
personajes fantásticos aparecen personajes reales como Romero de
Torres, Santiago Rusiñol, Franco, Millán Astray, Fletas, Belmonte,
Ofelia Nieto, Mojardín. Luca de Tena, Muñoz Seca, Natalio Rivas, el
novelista Pedro Mate o el humorista W.Fernández Flores y Valle-
Inclán. 525

La cinta fue exhibida en el Teatro Cervantes con la orquesta que


dirigía el Sr. Sánchez de las Heras y fue un rotundo éxito de público,
al igual que ¡Viva Madrid que es mi pueblo (Fernando Delgado,
1928) Muchos almerienses pasaron durante tres días por el Cervantes
para ver esta película silente con temática taurina y ambiente
nostálgico musicada por la orquesta que este teatro tenía contratada
siguiendo la partitura especial para acompañamiento de Daniel
Montoso, pues (...)la película constituye un gran paso en la
cinematografía española (...) y encarna perfectamente en nuestra
modalidad de españoles y eso, unido a la perfecta confección de ella,
nos recuerda al detalle la impresión grata y amable de nuestros
mozos estudiando en la corte.526 Sin embargo, la cinta exhibida a
final de esta década, Rejas y votos, anunciada como netamente
española rodada en el campo andaluz, estrenada en el cine Hesperia
el 28 de marzo de 1930, producida y dirigida por el levantino Rafael
Salvador, causó decepción entre el público, a juzgar por los
comentarios de prensa.

A lfinales e los veinte aparecen notas informativas en prensa del


estreno de determinadas películas con la leyenda de gran
superproducción, para referirse a la Paramount, o gran estreno Fox,
para indicar que eran signos de calidad. Pero, en realidad, esta
leyenda lo que encubría era una estrategia comercial de las ya

(La Crónica Meridional, 2.3.1928)


524

525
(La Crónica Meridional, 25.3.1928) (NOTA DEL AUTOR: Valle-Inclán en
1924, en la revista “Bufón” había expuesto su opinión sobre el cine.
Manifestaba simples observaciones de espectador, sin reparar en
cuestiones técnicas. Dos años después interviene como actor en esta
película y hace el papel de modelo en el estudio del pintor cordobés Julio
Romero de Torres. La película estaba inspirada en la biografía de Gaona,
famoso torero, y en su matrimonio. Los personajes que aparecen en la
película generaron una agria polémica y se tuvo que hacer un nuevo
montaje, suprimiendo las figuras políticas. Este hecho y el que Valle-Inclán
dijera que frecuentaba las salas de cine demuestra su entusiasmo por el
séptimo arte y no extraña que dentro de su producción literaria haya
mucho de cinematográfico.)
526
(La Crónica Meridional, 6.4.1929)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
207

poderosas productoras internacionales con la que los exhibidores


locales se obligaban a contratar películas por lotes que empezó a
perjudicar la exhibición y difusión del cine español, de tal modo que
cada lote incluía varias docenas de títulos de las distribuidoras
citadas, eso explica el incremento considerable de la exhibición
cinematográfica, el descenso de la calidad, el recorte de la exhibición
nacional, la aparición de los Diarios Fox como marca publicitaria a
mediados de año y la Revista Paramount a finales de año. Un año
relleno con películas de lote, entre la que cabe destacar una cinta de
aventuras y romances, La máscara de hierro (Alla Dwan, 1929),
interpretada por Belle Bennett y el admirado Douglas Fairbanks en el
papel de D'Artagnan.

Un gran acontecimiento de 1929 fue Metrópolis (Fritz Lang, 1927)


que puso en el cartel del Hesperia la noche del nueve de octubre el
cartel de No hay billetes. Esta película de la casa UFA –se decía- es
una maravilla de técnicas, superior aún a Varietés, de la misma casa.
En “Metrópolis” no se sabe que admirar más, si la técnica, el lujo, la
magnificencia con que se presenta, o los artistas que interpretan la
colosal producción.527 Otros acontecimientos locales de aquél año
fue la colocación en el Cerro de San Cristóbal del monumento al
Sagrado Corazón; el año que se inauguró el puente sobre el río
Andarax y se empezaba a soñar con una línea área Almería-Granada-
Sevilla-Madrid -condicionada a la conversación entre el presidente de
la Diputación, Sr. Madariaga, y el director general de Unión Aéreo, don
José María Espinosa-; el de la construcción de la Escuela de Artes y
Oficios, por el arquitecto Joaquín Rogi; el año que se asfaltaba la calle
que conducía al Zapillo, futura arteria vial de la ciudad, y se
proyectaba la construcción de la urbanización de Ciudad Jardín, al
estilo de la urbanización El Limonar en Málaga, con casas que
oscilarían su venta entre las 14.000 y 29.000 ptas. y las sociedades
obreras exigían que se construyese con obreros y materiales de
Almería.

Una costumbre generalizada en Almería, a la que aún no habíamos


hecho referencia, es la tradición que arranca del siglo pasado con el
teatro. Consistía en ofrecer la noche anterior o posterior de los
Santos Difuntos una representación del Don Juan. Cuando el cine se
impuso siguió la costumbre respetándose las fechas con una versión
cinematográfica del Don Juan.528
(La Crónica Meridional, 9.10.1929)
527

528
(La primera película que vieron los almerienses sobre Don Juan fue esta
versión española proyectada en el Salón Ideal en agosto de 1916, dirigida
por Alberto Marro -aunque regularmente se la atribuyó a su operador
Ricardo Baños-. La segunda película proyectada sobre Don Juan Tenorio,
Tenorios modernos, en el Variedades, durante los últimos días de octubre
de 1918. La siguiente registrada fue en el Hesperia, en 1924; 1926, en el
Cervantes; posteriormente fue el Hesperia quien proyectaría el Don Juan
en 1928; en 1930 con “Tenorios endemoniados”; otro Don Juan se
proyectó el 1 de noviembre de 1930; otra versión sonora, Tenorio entre
bastidores, el 2 de septiembre de 1931; Don Juan diplomático, un film de
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
208

Desconocemos los motivos, aunque nos hemos interesado vivamente


por esta costumbre ya perdida. El cronista, que firma con E.B.,
también se preguntaba por qué ha de ser esta sola fecha la de ver a
Don Juan pisando los escenarios; y lo más raro es, que lo mismo en
Madrid que en provincia, acude el pueblo llenando los teatros (...)
antiguamente se representaba en nuestra capital todos los años, no
sólo en los salones de sus respectivas sociedades, sino también en
los teatros Principal y Novedades, terminando su reflexión
lamentando que este año no veremos a Don Juan.529 Reflexión
oportuna del comentarista que, posiblemente, serviría para que el
empresario del Hesperia agilizara la reposición de un Don Juan en
ocho partes a primeros de noviembre, aunque ya se había exhibido a
primeros de año una versión del “Don Juan” titulada Tenorios
endemoniados. 530

Nosotros tampoco hoy alcanzamos a comprenderlo. Lo cierto es que


el Tenorio ha estado muy involucrado a Almería desde los viejos
teatros del siglo XIX. El Tenorio siempre fue asiduo a nuestra ciudad
convirtiéndose en un rito, una costumbre y hasta un vicio local. Todas
las generaciones pasadas han venido coincidiendo en el entusiasmo
ante el drama fantástico-religioso y puntualmente aparecía en estos
días de octubre-noviembre al que el público acudía con unción a
beber las palabras de aquellos, estableciendo comparaciones en
cotas de perfección para interpretarlo. Mucho se escribió sobre este
personaje. En cambio, poco o casi nada se ha comentado acerca de
las razones por las cuales aquella obra que llenaba cada vez que
llegaba, primero los teatros y, después, los cines al aproximarse el día
de los Santos, cayó en el olvido y la indiferencia de las gentes. Hoy
desconocemos el porqué de esta ausencia. Quizás el juego de
contrastes entre la simpática picardía de Don Juan, la rigidez moral de
su padre y su frustrado suegro Comendador, junto al dulce canto de
Doña Inés, queden ya al margen de los usos, aunque los rasgos de
proxenetismo de la dueña y los criados sigan siendo vigentes.

Fue el último año del período estudiado, objeto de esta investigación,


que se representó en los cines almerienses la versión del Tenorio
sentimental y granuja que el cine silente, como en el teatro, supo dar
al don Juan popular y fascinante. El cine sonoro, de la mano de la
Universal, trajo a Almería el Don Juan diplomático y, más tarde, El
temible Don Juan, en versión animada, luego llegaría en 1934 Dos
mujeres y un don Juan, hablada y en español, que se repetiría en

la Universal, proyectada en el Hesperia la noche del 29 de octubre del 32 y


otro Don Juan, versión muda, en ocho partes, en el Teatro Cervantes el 1
de noviembre del mismo año, el 1 de diciembre en el Hesperia; otra
versión en el 33 y hasta hubo un Don Juan en dibujos animados, El
temible Don Juan, en el 34)
529
(La Crónica Meridional, 31.10.1930)
530
(La Crónica Meridional, 14.2.1930)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
209

1935, pero ya aquellas versiones sonoras carecían de la fuerza


expresiva heredada del teatro de los don Juan del cine mudo.

Los efectos especiales sonoros en los cines mudos

Preciso es hacer ahora referencia a la primera experiencia que


vivieron en el teatro Variedades aquellos almerienses de 1904
donde, para aumentar la sensación de realismo sonoro en una
proyección, se instalaron artilugios como pitos, bocinas y carracas,
para imitar ladridos o sonidos, el resonar de los golpes o el rumor del
viento y del mar. Cinco años después llegó a Almería el
Cinematógrafo Cantante Guerrero, del que ya hemos hecho
referencia, instalado igualmente en el Variedades. Los hermanos
Guerrero habían sustituido su espectáculo científico Cinematógrafo
Parlante, modelo Edison, del año anterior, por el Cronógrafo
Gaumont que proyectaba imágenes, debidamente sincronizadas por
el procedimiento Sinkrón -se decía- con los sonidos del fonógrafo,
produciendo la ilusión de que cantaban al mismo tiempo que se
movían, dando a los cuadros un absoluto tinte de realidad, 531 a
través de un amplificador sonoro de aire comprimido que los
Guerrero repetían por otras capitales andaluzas. Y como estos
experimentos debemos suponer que llegaron otros a nuestra ciudad.
Desde los clásicos y ocurrentes explicadores, de los que sabemos
poco en Almería, hasta los inventos más sofisticados tuvieron una
vida efímera, signo evidente de su difícil adaptación o escasa eficacia.

Las proyecciones cinematográficas de la primera decena de siglo,


como hemos dicho, fueron amenizadas o acompañadas, según el
caso, por diferentes sonidos y ejecutadas por diferentes soportes. A
veces se imitaba el ruido del agua con papel de lija; otras veces,
cuando se proyectaba una película reproduciendo la orilla del mar con
el vaivén de las aguas, se imitaba el sonido de la marea frotando en
sentido semicircular un trozo de papel de lija contra otro colocado
sobre una superficie dura. Para obtener el ruido del casco de los
caballos al marchar, se empleaban dos mitades de cáscara de coco y
una losa de mármol o un pavimento o una baldosa. Otro ruido muy
usado en el cine, es el del automóvil. Se produce con un puñado de
cinco o seis varillas de paraguas golpeándolas ligera y rápidamente
contra una chapa de lata. Al acercarse el automóvil se descargan
golpes vivos y cortos. 532

La prensa almeriense recoge lo que puede ser una anécdota en la


resolución de los efectos especiales para acompañar las proyecciones
cinematográficas. Sabemos que los exhibidores ambulantes, expertos
531
(Crónica Meridional, 27.5.1909)
532
(“El Cine, nº 6, marzo de 1913)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
210

en el arte de la inventiva y la improvisación, se las ingeniaban


inventando efectos especiales para dar mayor verismo a las
imágenes que proyectaban, incluso con la linterna mágica.

Estas proyecciones eran grabadas mediante algún sistema externo al


celuloide, lo menos frecuente, o interpretados en directo, durante el
transcurso de la proyección. Testimonios vivos en nuestra ciudad así
nos lo confirma. Consistían, según se nos cuenta, en efectos (sonoros)
hechos con ruidos que daban la impresión de ser reales. En el
Cervantes se hacían alguna vez comentarios a las películas mudas;
otras veces ponían un pianista y era el encargado de darle efectos al
galope de un caballo y la mayoría de las veces era la orquesta del
cine que tenía a veces cuatro y a veces diez o doce músicos. 533

Tapia Garrido relata en sus vivencias cinematográficas en el Salón


Hesperia que los músicos entraban por la calle central del patio de
butacas, se acercaban al piano que estaba bajo el escenario, afinaban
sus instrumentos y comenzaba la sinfonía. 534

El acompañamiento musical en las salas almerienses

Podríamos asegurar que, desde las primeras imágenes del celuloide


en los albores del siglo, siempre existió en los cinematógrafos
almerienses una mínima banda sonora. Si el cine aspiraba a provocar
en el espectador el efecto de realismo, cómo no abarcar los sentidos
básicos (vista y oído) para representar galopadas de caballos o ruidos
ya que todos reconocemos las cosas por su imagen y la pregnancia
de su sonido. Por eso, nuestros cinematógrafos tenían que impregnar
a esas sombras mudas que se deslizaban por la pantalla vida por
medio pasos, golpes, estornudos, puertas, cascos de caballos...

Era inevitablemente necesario que se oyeran esos sonidos


descriptivos para dar credibilidad a la visión. Y si no, pensemos si
sería posible que el cine en sus inicios no hubiese conectado
espiritualmente con el espectador sin transmitirle las emociones
necesarias de aquellas sombras junto al dramatismo de la acción y al
dinamismo de los personajes. Aquellas necesidades permitieron
igualmente el hecho de que estas pequeñas orquestas, bandas,
sextetos o pianistas amenizaran las proyecciones de los primeros
films y continuaran haciéndolo después en locales estables como el

533
(NOTA DEL AUTOR: Antonio RUEDA, vecino de Almería, nos cuenta vagos
recuerdos de su infancia de los años veinte cuando él contaba, nos dice,
más o menos diez años. Esta información ha sido contrastada también por
otros contemporáneos de don Antonio Rueda)

534
( “Almería piedra a piedra”. Volumen II. J.A. Tapia Garrido. Edita Unicaja,
1992)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
211

Variedades, primero y, posteriormente el Trianón, el Hesperia o el


Cervantes dada la enorme afición escenográfica de aquellos
almerienses. Además, las provincias no eran sino eco tardío de lo que
se hacía en grandes capitales como Madrid y Barcelona, donde pronto
hubo salas estables, y donde las exhibiciones eran acompañadas por
una serie de músicos que amenizaban la proyección. Y Almería era
también eco de los acontecimientos artísticos producidos en esas
ciudades que, a renglón seguido, vía telégrafo y teletipo, eran
reproducidos en la prensa local. La demanda del público animaría a
nuestros empresarios locales a realizar las proyecciones en locales
fijos, la oferta iría en aumento y las exhibiciones se hicieron rentables.
Eran los tiempos de los coliseos repartidos por todo el territorio
nacional, también en Almería, al Novedades o al Teatro-Circo
Variedades se les conocía como coliseos.

Pues bien, en estos coliseos en los que se alternaban otro tipo de


espectáculos -que también requerían la presencia de una orquesta o
banda- las exigencias del público cuando ésta dejaba de tocar se
dejaba notar, lo que permitía que fueran compartidas entre
cinematógrafo y varietés para hacer más rentable el negocio, de tal
modo que hacia finales de los años veinte, las diferencias entre unas
salas y otras consistían en el aforo, los servicios y la presencia de
músicos.

De los datos obtenidos sobre dotación en infraestructura musical de


nuestros cines hemos podido extraer que, cualquier local
cinematográfico que se abría en nuestra ciudad, contaba al menos
con un piano, generalmente de pared, o una pianola. En algún
momento hemos podido observar que el Cervantes, Variedades y
Hesperia disponían además de agrupaciones musicales que variaban
en número y calidad. La mayoría de los miembros de estas
agrupaciones musicales estaban curtidos en el arte de acompañar, no
sólo a películas, sino sobre todo a las vicetiples, bailaoras y divas de
las varietés que desde finales del XIX habían pasado por las salas.
Músicos veteranos, en fin, en el oficio tras años de trabajo en los
antiguos teatros, salones de variedades y cafés de nuestra ciudad.
Así el Cervantes contaba con una orquesta propia, también el
Hesperia que, al margen de acompañar musicalmente la proyección,
era la encargada de hacer sonar el himno nacional en las ocasiones
que el Gobierno Civil u otras sociedades organizaban funciones
benéficas.

Una duda que nos surge era: ¿Qué tipo de música interpretarían estos
sextetos, agrupaciones o músicos solitarios, su calidad y el
acompañamiento a la narración fílmica a la que presumiblemente
apoyaban? Hemos de suponer, debido al escaso número de días que
permanecía en cartel una película, que el acompañamiento musical
tenía poco que ver con la trama argumental de la cinta, tomando
derroteros inesperados motivados por la más genuina improvisación;
y esto cuando no se dedicaba a repetir una y otra vez las mismas
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
212

piezas musicales con la que el público almeriense estaba


familiarizado. Claro que, el hecho de recurrir a música conocida para
amenizar las veladas cinematográficas motivó un pleito con la
Sociedad de Autores, situación que llevó al Salón Hesperia a suprimir
la orquesta y los contratos de varietés mientras subsista por parte de
la Sociedad de Autores el acuerdo de elevación de derechos.535

Según hemos podido conocer por el testimonio de un contemporáneo


de la época introducido en la exhibición local y transmitido a su hijo
oralmente, el empresario del Hesperia solía recibir junto a la película
una partitura en la que se detallaban los pasajes musicales que
debían acompañar la proyección de la cinta. Desconocemos qué uso
se hacía de este acompañamiento o ilustración musical hecho por
diferentes músicos o maestros de orquesta sobre temas más o
menos conocidos para películas concretas. Sí sabemos que esta
práctica era muy utilizada en la exhibición de películas de fabricación
nacional, como en Flor de España, exhibida en el Teatro Cervantes
el 18 de enero de 1923 , con música adapta por el maestro Bretón,
según la obra de José María de Granda, donde el hijo del maestro
Bretón hizo en nuestro teatro una adaptación musical. También en
Rosario la cortijera la orquesta del Cervantes hizo una adaptación
musical dirigida por el maestro Blas Torres, el 20 de septiembre de
1925, con interpretación de la Argentinita, Antonio Varola y Elisa Ruiz.
536

En otra cinta exhibida en el Hesperia, Pepe Hillo, a primeros de


junio de 1931, la orquesta interpretó una adaptación del maestro
Cereceda; igualmente en Viva Madrid que es mi tierra, del
maestro Montoro, exhibida en el Hesperia a primeros de abril de
1929; El suceso de anoche, del maestro Antonio Pol, una gran
película española filmada por el matador de toros Antonio Villalta,537
exhibida en el Hesperia a primeros de mayo de 1930. La popularidad
del tema, junto con la defensa, influida por el centralismo de la
dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) prodigaría este género
muy solicitado por el público a los exhibidores locales con títulos
posteriores como La Dolorosa. Sus temas costumbristas eran,
como decimos, muy del agrado del público, además de que sus
piezas musicales eran sobradamente conocidas de los almerienses.

Siguiendo la misma fuente oral se nos relata que existía una forma de
injerencia directa en la proyección de la película por parte de la
música. Es decir, se presentaban, previo a la proyección y más
adelante durante los descansos, una serie de números musicales tras
los que se iniciaba la proyección del film mudo que correspondiera sin
que la mayoría de las veces la música subrayara la acción narrativa.

535
(La Crónica Meridional, 2.8.1924)
536
(La Crónica Meridional, 20.10.1925)
537
(La Crónica Meridional, 9.5.1930)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
213

Pero no sólo eran orquestas las que acompañaban las proyecciones


de nuestros cines sino que también se prodigó la presencia de
pianistas o sextetos, como el sexteto Sánchez,538 muy habituado a
actuar en los Cafés de prestigio de nuestra ciudad desde que
comenzara su andadura en el Teatro Novedades en 1890. El teatro
Cervantes disponía de un piano, al igual que primero el Novedades y
el Variedades. Esta versatilidad del piano vale por sí para justificar la
elección de este instrumento en las ocasiones más modestas, o
también en las que eran necesarios elementos sonoros descriptivos
durante la proyección como acompañante, momentos en los que eran
necesarias ciertas dotes de improvisación.

Hemos dicho que las primeras cintas eran de poca duración. Pues
bien, para estas cintas existía un programa más o menos variado lo
que suponía dominar diferentes temas. Lo normal era interpretar a los
clásicos. La orquesta del Cervantes, al menos, sabemos que los
interpretaban hasta el abuso; los músicos de los pabellones
cinematográficos ambulantes, de baja formación musical clásica, los
reinterpretarían presentándolos de forma inadecuada. No obstante,
también se interpretaron obras correspondientes a partituras
originales que acompañaban a la proyección de las cintas.

Figura indispensable debía ser el explicaor (un recurso que pervive


conocido como voz en off), sobre todo cuando las películas no tenían
rótulos o los mismos no sabían ser leídos, si tenemos en
consideración la existencia de un alto grado de analfabetismo en
nuestra ciudad que impedía leerlos.

El director de cine catalán Fructuoso Gelabert , durante el rodaje


pedía a sus actores que dijeran algunas frases que luego
reproducirían directamente desde detrás de la pantalla tratando de
sincronizarse con la película. La idea fue bien acogida por el público,
pero la imposibilidad de desplazamiento de los actores fuera de la
capital, junto a la dificultad para sincronizarse con la acción,
imposibilitó su continuidad.

(Sexteto de Paco Sánchez de las Heras, que era pianista y director del
538

Orfeón almeriense Osiris que alternaba con las clases como profesor de la
Academia Municipal de Bellas Artes en la calle Real de Cárcel. Gozaba de
mucho prestigio en la ciudad y no había café-teatro de prestigio en la
ciudad que no fuera reclamado. El sonido de este Sexteto fue recogido por
el fonógrafo de Edison que trajo de Paris don Ramón Lenguesco y que
exponía al público en la calle de la Glorieta por lo que cobraba cada
audición a 15 céntimos. Don Ramón hizo una recopilación de 24 obras de
Bretón y Echevarría introdujo composiciones del sexteto de Sánchez de las
Heras en el mes de enero de 1895 en el Apolo. Realizó una intensa
actividad musical en la ciudad hasta el punto que el Sr. Vértiz, y antes el
gerente del Cervantes don Miguel Gómez Navarro, le contrató para que
dirigiera su propia orquesta en el Teatro Cervantes desde 1924 y en 1929
dirigió la partitura musical que Daniel Montoso había realizado para la
película muda “Maruja”)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
214

Era ya común oír en la ciudad a finales de los años veinte, antes de


la llegada del cine hablado, comentarios sobre películas sonoras,
aunque hasta el momento el sonido lo daban las anónimas
orquestas, los sextetos y cuartetos, como el de Francisco Sánchez
López,539 o músicos de la ciudad, curtidos en el arte del escenario.

Las películas mudas exhibidas suponían, cada vez más, un esfuerzo


de las casas editoras al empezar a realizar cintas en varios
episodios que los exhibidores locales se empeñaban en acompañarlas
con efecto sonoros y música según el prospecto enviado por la
productora, como en La Malquerida (Ricardo Baños,1915), exhibida
en El Variedades el 21 de febrero de 1917 y, sobre todo, La vida de
Cristóbal Colón (Ch. Drossner,916), proyectada en nuestra ciudad
el 6 de mayo de 1916, una película en coproducción franco-española,
que alcanza un presupuesto astronómico para aquellos años y llenos
impresionantes en el Teatro-Circo Variedades

La llegada y desarrollo del sonoro en la década siguiente era


inminente y su incidencia en la producción iba a ser de gran
importancia, ya que la crisis económica que atravesaba el país, junto
a otros factores técnicos, impidieron el desarrollo de una
cinematografía española.

Los almerienses no desconocían las posibilidades de transformación


del cine mudo al sonoro y, cuando llegase esa posibilidad, la
competencia con el teatro sería decisiva e irresistible. Las noticias
llegadas de fuera o los comentarios de la prensa corroboraban esa
pronta posibilidad de sincronía entre la imagen y el sonido y, una vez
conseguido ese medio, se vaticinaba, el hijo del movimiento y de la
luz se convertirán en el dueño de las multitudes, a las que tiene el
cine ya dominadas. 540

Hacia 1928 se hicieron en Estados Unidos diversas pruebas


experimentales para conseguir cine sonoro. Los primeros éxitos se
deben a la Fox con el sistema Movietone, pero fue la Warner con El
cantor de jazz la que alcanzó el éxito. En Europa se ensayaron
diversos proyectos que resultaron un fracaso. Almería fue escenario

539
(Francisco Sánchez López (Almería, 1898) estudió música con su padre y
su tío, que también regentaba un cuarteto. Tenían una tienda frente a
Correos en la que se vendían y reparaban instrumentos musicales y, sobre
todo, afinaban pianos. Tocaba el violín, viola y piano. Tocó en el foso de los
cines mudos del Hesperia y Cervantes, alternando con la orquesta de
dichos teatros. Durante la visita del Rey Alfonso XIII a Linares, el cuarteto
actuó ante el Rey y éste se sorprendió de que tan sólo con doce años
tocara tan bien el violín. El cuarteto lo formaban su padre, que murió en
1928, el joven Francisco y sus dos hermanos. Al morir su padre fue
llamado por el maestro Rafael Barco, junto a Paco Oña en contrabajo, para
formar parte de su orquesta, actuando en conciertos en la Granja Balear,
posterior centro de reunión de la prestigiosa Tertulia Indaliana)
540
(La Crónica Meridional18.5.1927)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
215

de una de las primeras pruebas de cine sonoro que se hicieron en


Europa, incluso antes que en Sevilla, Murcia o Córdoba. Las noches
del 28 y 29 de febrero de 1928 se proyectó una película de serie en
seis partes titulada Sangre y acero, de la Hispano de Forest
Fonofilm, que tenía una parte hablada.541 El ensayo tuvo lugar en el
Teatro Cervantes, aunque la experiencia resultó frustrante.

A lo largo de 1928 y 1929 los grandes éxitos del cine mudo siguen
atrayendo al público. Cintas españolas como Boy, de Benito Perojo, o
Ben Alí, que se proyectaba con acompañamiento de orquesta, no
encontraban rival en los escarceos de cine sonoro que se intentaron
en la ciudad. El año 30 comienza con una curiosa producción,
Historia del caucho, un documental de la United Status Rubber
Company, patrocinado por don José María Artero Pérez, agente
exclusivo para la provincia de Almería de los neumáticos U.S. Royal
Cord, en la Plaza de San Sebastián. La película fue muy publicitada y,
en efecto, llamó la atención este documental publicitario y gratuito
ofrecido en el Hesperia porque llevaba incorporado una audición
sonora, sin que podamos especificar más. Le siguieron títulos que, de
una manera u otra, llevaban incorporados dispositivos sonoros, 542
como El gaucho (1927), precedido por el interés que a los
aficionados almerienses le otorgaba su estrella favorita Douglas
Fairbanks; Por la muerte del general Primo de Rivera, que se
anuncia como un acontecimiento social en el Hesperia; El demonio
y la carne (Clarence Brown, 1926) con la inefable y admirada del
público almeriense Greta Garbo y John Gilbert; una película española,
de las pocas que se veían por las pantallas almerienses, El
Guerrillero (Julio Buchs, 1928), El carnaval de Venecia (1927), en
12 partes, de la que los espectadores debieron salir asombrados por
las escenas a color presentadas por primera vez gracias al sistema
Pathé-Color, y La alegría del Batallón (Maximiliano Thous, 1924),
una zarzuela muda con rótulos rodada parte de ella en Guadix,
Murcia, Elche, Peñíscola y Sagunto; El suceso de anoche (León
Artola, 1929), Moulin Rouge (1928), del francés Ewald André
Dupont y la divina Garbo, de la mano del genial Fred Niblo en The
Lady Mysterious, conocida en España como La Dama misteriosa.

Una producción española más basada en una novela de Blasco


Ibáñez, La Bodega (1930) fue realizada por Benito Perojo, con María
Luz Callejo y Joaquín Carrasco en los papeles principales, exhibida en
el Hesperia en su versión muda en noviembre. Desconocemos si la
versión sonora de Perojo en los estudios franceses fue proyectada en
nuestra ciudad, aunque suponemos que sí, dada la afición del
momento al cante flamenco y a la admiración de los almerienses a
Conchita Piquer, que luce su arte en aquella película. También se
pudo admirar un drama de Fred Niblo, Redención (1930), producida
(La Crónica 28.2.1928)
541

(Aunque parezca contradictorio, esta fórmula no fue excepcional en los


542

años del cine silente en nuestra ciudad, ya que algunas cintas se exhibían
con el acompañamiento de discos)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
216

por la Western Electric Sound System e interpretada por John


Gilbert.

Y cómo no reflejar el cine de aventuras en el mar en nuestra ciudad


como fue la versión silente producida por Vitagraph de El capitán
Blood (1924), aunque proyectada en el Cervantes cinco años
después, basada en una adaptación de la obra de Rafael Sabatini en
la que J. Warren Kerrigan hacía el papel de Peter Blood y Jean Paige
el de Arabella Bishop. Luego, en plena guerra civil, los almerienses
podrían ver su remake realizada por Michael Curtiz (El capitán
Blood, 1935), donde el galán de la época, Errol-Flynn, encarnaba el
corsario enfrentado a la flota española en el asedio a Jamaica. El mar
ha estado siempre ligado a la aventura; y al mar, el barco como
escenario. Cuando nace el cine ya no existe la navegación a vela y,
sin embargo, el bergantín y el galeón seguían siendo los barcos por
excelencia que eran en el cine el territorio de los abordajes, los
motines, los piratas y los tesoros lejanos. Pero aquellos almerienses,
donde el mar era su existencia vital, adoraban las películas de mares,
los corsarios y capitanes de barcos piratas, que suelen ser seres
proscritos de nobles sentimientos, como el capitán Blood, o bandidos
generosos recuperados de la leyenda y tantos otros bucaneros
inspirados en obras literarias: El hijo del pirata, El teatro de los
piratas, Amor de pirata, El capitán Alegría (1924), El capitán
Sansón (1926), A través de los mares, Los corsarios, Por los
mares del norte, El diablo de los mares..., todas ellas exhibidas
en las salas de la capital.

Pero sin duda el film mítico por excelencia fue la versión del no menos
mítico libro de R.L. Stevenson: La isla del tesoro, de Víctor Fleming
(1934), proyectada en el Cine Versalles días antes de que estallara la
guerra civil, y tantas otras que se exhibieron seguidas fielmente por
un público donde el mar siempre fue futuro e incertidumbre.

A principios de 1930 se anunciaban películas sonoras como


Frivolidades, 543 pero el sonido lo daba la orquesta del Hesperia. A
principios de noviembre también el teatro Cervantes anunció como
sonora La aldea maldita, aunque en realidad eran películas
sonorizadas sin diálogo y que provocó cierta decepción entre un
público ansioso de la novedad del cine sonoro.

Muchas de estas obras se repetirán más tarde en otros formatos, tal


fue el caso de Violetas imperiales, exhibida en el Hesperia en 1924
y 1935. El propio José Buchs, defensor del costumbrismo como señal
autóctona, se repite en Carceleras, estrenada en el Tiro Nacional en
1935, cuya versión fue la primera película totalmente sonora de
España.

(NOTA: Probablemente el cronista quiso hacer referencia a la cinta


543

Frivolinas (Arturo Carballo, 1926)


Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
217

A los almerienses les gusta el cine español

La industria cinematográfica nacional fue despertando lentamente del


vacío producido entre 1900 y 1910. Y, a pesar de la feroz
competencia extranjera, inició un progresivo despegue a partir de los
años veinte, gracias a unos realizadores que empezaron a dirigir cine
y fueron capaces con su temática de remontar la industria nacional.
De entre otros destacaríamos a Florián Rey, José Buchs, Fernando
Delgado, Benito Perojo y César Fernández Ardavín, entre otros. Surge
una casa productora, Atlántida Films, que se convierte en un claro
exponente de la industria cinematográfica española, junto a
Barcinógrafo, de Barcelona, o Iberia Films de Madrid.

Cada estreno de una película española era un verdadero


acontecimiento. Las salas rebosaban y hasta había que solicitar las
entradas por encargo para poder contemplar las obras
cinematográficas españolas. Pero el cine extranjero -sobre todo el
cine americano- se va imponiendo lenta pero imperiosamente, y el
cine español entra en un período industrial con muchos altibajos que
culmina, a final de esta década, con la llegada del sonoro y la
producción silente de La aldea maldita (Florián Rey, 1929), que
sorprendió a la industria cinematográfica en mantillas, también
exhibida en el Cervantes a finales del año siguiente.

En la segunda decena del siglo XX La verbena de la paloma (J.


Buchs, 1921), proyectada en marzo de 1923 en el Cervantes, marca
los pasos a seguir por el cine español, al igual que El Lazarillo de
Tormes (Florián Rey, 1925), exhibida en el Hesperia en noviembre de
1928,544 La hermana San Sulpicio, (Florián Rey, 1927) exhibida a
(Unamuno, un personaje de la generación del 98, - siguiendo la
544

clasificación hecha por Pío Baroja en el acto público de presentación de la


película Zalacaín el aventurero, el 24 de febrero de 1929-, en la que
clasificaba dentro del mundo literario dos grupos: los amigos del cine o
cinematófilos y los enemigos del cine cinematófobos- sólo una vez
nombra una película concreta: El Lazarillo de Tormes, aunque en varias
ocasiones vertió sus críticas sin olvidar los abundantes términos del cine
que comenta en su etimología. Su agresividad hacia el cine queda
manifiesta al explicar el vocablo película/pellejo, con carga despectiva,
relacionándola con los calificativos de trágico, fatídico, revolucionario, que
sirven para calificar al cine. Pocos años después de la muerte de Unamuno
se adaptaron algunas de sus novelas. En el mismo sentido se expresó otro
cinematófobo, Machado, donde en Juan de Mairena en boca del maestro
apócrifo se dice que el cine es invento de Satanás para aburrir al género
humano. Por cierto que este texto y otros en prosa sirvieron para que Luis
Buñuel largase una embestida contra el poeta y le increpase con el
consejo de que vaya al cine y luego dé su parecer, recomendándole
algunas películas del momento, sin que tengamos noticias de que D.
Antonio hiciese caso al cineasta aragonés y cambiase los términos de
ñoñez estética, que de esta forma distinguía al cine)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
218

principios de 1928 en el Cervantes en su versión muda y,


posteriormente su remake sonora en 1935, en el Hesperia, o El
negro que tenía el alma blanca, una cinta de 1926 de Benito
Perojo, que fue exhibida cuatro años después en el Hesperia.

La primera producción sonora española fue El misterio de la


Puerta del Sol (Francisco Elías,1928-1929), que llegó justo en el
momento en que ya había sido presentado el invento de Lee de
Forest en Madrid y los sistemas de la Westerns Electric se extendían
por todas las provincias. Si a eso unimos la grave crisis del cine
nacional, junto a la falta de medios técnicos para realizar cine sonoro
en España, nos lleva a que muchos realizadores y actores españoles
trabajen para los mejores dotados estudios extranjeros. Por eso las
primeras películas habladas en español se elaboran en los estudios de
Hollywood, en la productora UFA (Berlín) y en Joinville (París), de
donde sale un cierto cine hispánico .545

Con el deseo de proteger el desarrollo del cine español se creó el


Consejo de la Cinematografía en 1933, al tiempo que también se
dictaron unas normas que fijaron como obligatorio el doblaje al
castellano de películas extranjeras, aunque muchas producciones se
siguieron exhibiendo en versión original hasta 1936.

El cine durante la II República estuvo sostenido especialmente por las


productoras Cifesa, de Vicente Casanova, y Filmófono, de Ricardo
Urogoiti, a las que acompañaron otras muchas de desigual
continuidad. El cine español demostró que era capaz de crear un
cierto tipo de historias costumbristas muy del agrado del público. Los
aficionados almerienses pudieron familiarizarse con nombres como
Perojo, Luis Marquina, José Luis Sáenz de Heredia... Un cine de
directores pero también de actores, pues a las pantallas llegan
Imperio Argentina, Antoñita Colomé o Miguel Ligero que la noche del
16 de 1936 abril hizo su presentación personal ante el público
almeriense para ofrecer una graciosa charla con el título ¿Quieres ser
usted estrella cinematográfica?, igual que había hecho anteriormente
en otras ciudades. 546

545
(La UFA, Universal Film Aktiengesellschaft, se creó con los millones de
los Krupp y de los Stinner, de la banda y del Estado. “El cine” nº 5, sep-
oct. 1958; “Primer Plano”, núms. 26, 27 y 28, abril 1941; MARIA LUZ,
Morales: “El cine”, Vol.3, Págs. 60.64)

546
(Miguel Ligero actuó por segunda noche en el escenario del Cervantes,
teniendo por fondo la pantalla en la que tantas veces ha proyectado su
figura el gracioso intérprete de Morena Clara que sostiene todavía su
éxito resonando en Hesperia compareció en persona a distraer al
auditorio con un donoso anecdotario de la vida íntima del cine.
Después de breve exordio, habló, siempre en tono de broma, de las
ventajas e inconvenientes que ofrece la calidad de ser estrella, y trazó,
salpicándolas de versos humorísticos, más o menos ripiosos, algunas
semblanzas de artistas que han alcanzado la cima de la celebridad)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
219

Una pequeña estadística, cuyas cifras son harto elocuentes, nos


ayudará a comprender la penetración del sonoro: de 1929 a 1931 los
films sonoros exhibidos son escasos, alrededor del 40 por ciento,
pero en 1933 el porcentaje sube al 10 por ciento (de un total de unos
800 títulos, en números redondos) y en 1936 es ya del 90 por ciento,
año en que las salas Cervantes, Versalles, Katiuska, Iris-Park y Tiro
Nacional de la ciudad tienen todas instalados equipos permanentes
de proyección sonora.

Los datos mostrados aquí, correspondientes al período de


republicano1931-1936, nos permiten observar el incremento
paulatino del número de funciones cinematográficas –aunque no se
declaraban todas-, gracias a la incorporación del sonoro, cuyo
incremento se corresponde con el retroceso de comedias teatrales,
varietés y óperas musicales que en 1913, por ejemplo, fueron de
258.

Si en un alarde de imaginación extrapolásemos los datos de las 782


funciones de cine habidas en la capital durante 1935, con una media
hipotética de 350 espectadores por función, arrojaría una cifra
aproximada a 300.000 espectadores de cine, mientras que a fecha
del 2000 el número de espectadores de toda la provincia de Almería
es de 1.109.049 y una recaudación de 4014 millones de euros,
equivalente a 668.997.324 de las antiguas pesetas, equivalente a
más de 3.000 funciones anuales.547

En el período que nos ocupa, el año con el máximo de funciones


declaradas a Hacienda por los cine Hesperia y Cervantes de la capital
es 1934, con más de 700 funciones con una liquidación efectuada de
12.697,13 Ptas., y el que menos 1933, con más de 500 funciones de
cine declaradas y 8.992,35 ptas. liquidadas.

Obsérvese igualmente la evolución de las funciones cinematográficas


desde el año 1927, incluido a modo referencial, hasta 1936 completo.
Se observará una bajada no esperada del número debido a la crisis
que se produce con la introducción del sonoro. El público demanda
cintas sonoras y habladas en español que no abastecen el mercado
nacional. La industria cinematográfica española no estaba preparada
para la producción de películas españolas, por lo que hubo muchas
empresas españolas que comenzaron a rodar en estudios americanos,
alemanes, franceses o ingleses. Además, tampoco reunía el país
condiciones industriales para la sonorización de filmes por lo que la
sonorización de las películas que se rodaban silentes en España
hubieron de ser sonorizadas en estudios extranjeros.

547
.(Fuente: INE.Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía.
Delegación Provincial de Hacienda. Almería. Datos Básicos 2004 referidos
al año 2000)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
220

A pesar del clima de inestabilidad política de los últimos años de la


República, no varió significativamente el régimen de exhibición de las
salas cinematográficas. Es más, a partir de 1933 aparecen las
terrazas de verano que se consolidan en 1936 con nuevas salas.

Lamentablemente la guerra civil interrumpió estos años dorados del


cine español. El conflicto bélico paralizó la producción de
largometrajes en España y desplazó la realización de otros hacia
estudios extranjeros –Roma y Berlín, especialmente-. Así Florián Rey y
Benito Perojo dirigieron en dichos centros películas como Carmen la
de Triana (1936), La canción de Aixa (1938) o Los hijos de la noche
(1939). El bando franquista se quedó sin recursos, mientras que los
republicanos dispusieron de la infraestructura necesaria como para
poder abordar una relativa producción, aunque no fueron capaces de
impulsar proyectos que alcanzaran resultados satisfactorios. Sin
embargo, sí hubo una intensa actividad en el campo de los reportajes
y noticiarios, con abundante información ideológica y
propagandística. También hubo una notable presencia de directores
extranjeros filmando activamente imágenes del conflicto y dirigiendo
alguna película testimonial como Tierra de España (Spanis
Herat,1937), de Joris Iven, y Sierra de Teruel (L´espoir, 1939), de
André Malraux.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
221
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
222

Las proyecciones en Almería a lo largo del período estudiado


constatan la repercusión de estos cambios de manera directa o
indirecta. Pero lo más significativo fueron las transformaciones
experimentadas por los locales y los gustos del público.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
223

XIV. EL CINE SONORO LLEGA A LA


CAPITAL

Marco general

Creemos conveniente recordar aquí que ha existido, en general,


un gran desconocimiento de los primeros años del cine en el apartado
de las exhibiciones y en lo que se refiere al aspecto sonoro del cine
mudo. Por eso pensamos que, si bien por mudo entendemos la falta
de habla, sería esta cualidad la única de la que carecería el mudo,
pues el sonido aparecía empleado en nuestra ciudad con las mismas
cualidades expresivas que lo conocemos hoy día, incluso en algunos
casos experimentaciones con sonido. Por tanto, si simplemente se
diferencia en esta característica, deberíamos definir el sonoro como
hablado, pues junto al cine, desde su nacimiento, siempre estuvo
presente el sonido.

Debemos desplazar la frontera, más bien difusa, en la que


habitualmente se sitúa el periodo mudo, pues éste no concluiría, en
nuestra opinión, hasta que imagen y sonido convivieron en la misma
cinta. No podemos, por tanto, datar la fecha de la llegada del sonoro
a Almería por válida cuando en la primavera de 1928 se proyectaron
en la capital algunas cintas sincronizadas con los sonidos del
fonógrafo y que daban la impresión de ser cintas sonoras, aunque así
les interesara mostrarlas al empresario del Teatro Cervantes. No,
porque carecían de valor técnico suficiente como para poder afirmar
que imagen y sonido convivían en perfecta armonía. Será por eso que
la empresa que hizo sonar las primeras notas de sonido al finalizar su
contrato con el Variedades desapareciera. .

En realidad, aquella generación de almerienses acudía al reclamo de


los exhibidores locales quienes ofrecían siempre el último invento
(tecnológico) de la cinematografía. El cine sonoro estaba próximo
pero no fue realidad hasta 1931.

Para aclarar esta confusión creemos oportuno insistir en el período al


que estamos haciendo referencia. Sobre su inicio el criterio más
aceptado es que la película El cantor de jazz, proyectada el 6 de
octubre de 1927 en Nueva York y protagonizada por el showman de
origen ruso, que alcanzó un éxito inmediato e inesperado entre el
público, es la primera película sonora, aunque el slogan, sacado del
texto de la película “aún no has oído nada” pretendía marcar los
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
224

límites entre un ciclo y otro ya que, como se ha señalado


anteriormente, el inicio del sonoro depende más de un concepto
técnico.

En 1926 la productora Warner Brothers introdujo el primer sistema


sonoro eficaz, conocido como Vitaphone, consistente en la grabación
de las bandas sonoras musicales y los textos hablados en grandes
discos que se sincronizaban con la acción de la pantalla a partir de un
motor que coordinaba el proyector y el fonógrafo. Es en este soporte
en el que se realiza la obra antes mencionada, pero no sería hasta
1931 cuando el Vitaphone se vería superado por el sistema óptico de
la Fox, el Movietone, que se anunciaba “it speaks for itself”, algo así
como “habla por sí mismo”. Así pues, El cantor de jazz, sin duda
reflejo de la belle èpoque, se trataba de una película muda con los
rótulos habituales, pero con un acompañamiento musical sincronizado
compuesto por cinco canciones y una escena hablada de 281
palabras, todo ello grabado en un disco. Como es evidente no
podemos considerarla una película hablada en el sentido que hoy lo
interpretamos. Por eso cuando se estrenó en España, de hecho, se
estrenó la versión sin el disco al no existir salas con el equipo
necesario y no podemos considerar la llegada del cine sonoro a
nuestra ciudad con el sistema de la C. Film Hispano de Forest como la
primera referencia de proyección sonora y hablada a la que la
prensa se refería. 548

Del cine mudo a la pantalla que habla

Hay que insistir en la dificultad de consulta de determinados fondos


hemerográficos en nuestra ciudad, que puede poner en entredicho
nuestros asertos. Las fuentes para el estudio de la transición del cine
mudo al sonoro en Almería proceden casi exclusivamente de los
diarios La Crónica Meridional y el Diario de Almería. A través de ellos
encontramos las referencias imprescindibles sobre estrenos,
polémicas en torno al sonoro y apertura de nuevas salas. Así pues,
con nuestros datos actuales, debemos situar la primera sesión sonora
en Almería en el Cervantes, aunque la época dorada de la transición
del mudo al sonoro la situaremos en 1932-1933, especialmente por la
aparición de las primeras películas habladas en español, ya que hasta
ese momento el público almeriense prefirió el mudo a las películas
habladas en inglés, que eran la mayoría, de ahí que el Cervantes
continuara con su programa de cine mudo como inicio de la
temporada cinematográfica hasta 1934, que adaptó su sala a sonoro.

El sonoro había triunfado fuera de nuestras fronteras; en distintos


lugares de España, al menos el sonido de los aparatos De Forest era
conocido, mientras aquí seguíamos con el material de la Fox, de la
548
(La Crónica Meridional, 3.3.1928)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
225

Metro, la Paramount y Universal presentando sus últimos éxitos


mudos. Hemos hecho referencia a que a principios de 1928 se
anunció la presentación en nuestra ciudad del primer film sonoro, no
hablado, por medio de un aparato llamado Cinefón. 549

Los diarios se hicieron eco de la noticia y fue el 28 de febrero en el


Cervantes la sede del acontecimiento con la proyección de Sangre y
acero, una película de la C.Film Hispano de Forest Fonofilm,
anunciada como hablada, que continuaría días después en el
Variedades a partir del 3 de marzo: La curiosidad ya que otra cosa no
bastaría para justificar la presencia del público en la sala del teatro
Variedades. Saber qué es el Cinefon, ver su funcionamiento; conocer
los primeros pasos dados en el campo de los experimentos
científicos; percatarse de qué forma se ha llegado a realizar la
fotografía del sonido simultáneamente a la de la figura, para que lo
uno complemente a lo otro, era nuestro mayor interés cuando anoche
entramos en el viejo teatro. 550

El nuevo invento lanzado al mercado –se decía- si no perfecto en


absoluto era suficiente tal y como se halla para dar la sensación
perfecta de que habla o canta la persona que en la pantalla vemos,
siendo isócronos los sonidos y los movimientos cuya coincidencia es
exacta.

Y al día siguiente de la proyección se recoge la siguiente información:


En las películas habladas en español es donde el público ha apreciado
la novedad del invento Cinefón (también conocido por Phonofilm) y
ello nos obliga a rogar a la empresa que sean proyectadas películas
habladas en nuestro idioma en vez de hacerlo en lenguas
extranjeras.551 Si nos atenemos a las noticias de aquellos días, la
proyección tuvo cierta aceptación, y el sistema apuntaba bastantes

549
(Se trataba del aparato que Lee De Forest, pionero del sonido óptico
usó para presentar los phonofilms en su gira promocional española de
1927-1928, que ya quemaba su última etapa de explotación por todo el
territorio peninsular).

(La Crónica de Almería 3.3.1928)


550

551
(La Crónica 2.3.1928) (NOTA DEL AUTOR: El proyector utilizado en
Almería era de los inventados por De Forest. Nos consta que esta
compañía organizó proyecciones ambulantes por las principales ciudades
españolas, al tiempo que concede los derechos de explotación para
Andalucía, África y Canarias a los empresarios andaluces Fernández
Cuevas. Mediante este acuerdo, se ponía a su disposición un camión
completamente equipado y copias de películas con las que iba a dar
comienzo una gira por diversas ciudades andaluzas y entre ellas,
posiblemente, Almería. Así pues, el operador llegaría la noche anterior a
nuestra ciudad en uno de los camiones que la Hispano Fonofilm tenía.
Preparaba los aparatos necesarios para la exhibición. Hacía los necesarios
arreglos sobre el proyector. Situaba detrás de la pantalla -siempre que las
circunstancias de la sala lo permitieran- los tres altavoces de los que
constaba el equipo básico y, ya durante la proyección, se encargaba del
control del sonido y la proyección.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
226

posibilidades, supliendo la carencia mayor que hasta entonces había


tenido el cine: el sonido. A tenor de los días que estuvo el invento
en Almería552 nos hace suponer que no fue del agrado del público
porque el sistema ni estaba suficientemente perfeccionado ni los
films adaptados a él eran atractivos ni suficiente la producción,
posibilidades todas que provienen de la misma causa: poco éxito. Sea
lo que fuere, a finales del año siguiente, José Luis Salgado en La
Crónica Meridional escribía: Si el cine mudo equivalía a un viaje
maravilloso desde la butaca, el sonoro llevará a los almerienses a
todas partes; y no sólo habremos de verlas, si no que las oiremos.
Sensación pasmosa de autenticidad, de cosa viva, que enseguida se

Con la llegada del sonoro a España, todos los cines del país hubieron
de realizar una serie de renovaciones en los aparatos de acuerdo con los
nuevos progresos técnicos habidos en el medio. De esta manera fueron
necesarios los nuevos equipos sonoros para las salas, a fin de facilitar la
audición de las películas. (EMILIO CARLOS García Fernández, “El cine en
Galicia”, Biblioteca Gallega, 1985). Por otra parte no cesaron de aparecer
nuevos sistemas de las marcas Enermann, Xaxonia, Bauer, Erko, Cinaes,
Western Electric, Ossa, Supersond, Zeiss Ikon, Rivatón, Universal, Tobis
Klangfilm y Gaumont, que es el sistema que utilizó el Hesperia el 25 de
julio para iniciar la temporada de cine sonoro en Almería.

Debido a la fuerte competencia, y otras razones, la Hispano de Forest


Fonofilm entra poco tiempo después en proceso de liquidación. Se
rescinden los contratos de todos los técnicos de la sociedad al tiempo que
Feliciano Vítores pasa a ser único propietario. La única salida que veía
Feliciano Vítores a esta situación pasaba por la producción de un
largometraje sonoro y en español con el sistema De Forest. Surgió así El
misterio de la Puerta del Sol (Francisco Elías, 1930), cuyo rodaje comienza
en octubre de 1929, filmándose las primeras escenas en la Puerta del Sol
y la Gran Vía madrileñas, y concluye el 19 de noviembre “con unas
escenas sobre Madrid en un avión trimotor de pasajeros”. Se presentó una
sola vez en Burgos, pero las malas condiciones le ocasionaron tal fracaso
que no se volvió a proyectar. Desgraciadamente no tuvo continuidad ya
que era un periodo de inestabilidad política, social y económica. El cine
español no estaba ni económica ni técnicamente preparado para dar el
salto al sonoro. Por ello los primeros pasos son con discos sonoros que se
tratan de sincronizar con la cinta.

Mientras tanto, los empresarios Fernández Cuevas continuaban


haciendo demostraciones del invento sin haber renovado su repertorio
desde que obtuvieron la concesión en el año 1928. Las últimas
proyecciones tuvieron lugar en Melilla y Larache un año después. De nada
sirvieron las mejoras introducidas por el ingeniero Juan Colell en 1930 en
los aparatos de cine sonoro de tipo De Forest, unas mejoras en un invento
que ya había desaparecido del panorama cinematográfico español.

Fue un blanco con el rostro ridículamente pintado de negro quien


volvía sus ojos desde una pantalla de Nueva York a los espectadores y les
espetaba a bocajarro: You ain't heard nothin'yet. Fue el delirio. Era el 6 de
octubre de 1927, el supuesto negro era Al Jonson y el film, El loco cantor.

En los últimos meses de 1929 España entra en una guerra comercial


por hacer hablar elocuentemente a la pantalla blanca. Dos mil salas,
aproximadamente, existían en todo el territorio nacional y todas debían
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
227

impondrá en los gustos del público. El cine sonoro –se decía- acabará
con el teatro, con los periódicos... 553

Estas tentativas de acompañamiento sincrónico de sonido no fueron del


agrado del público a juzgar por una carta anónima dirigida al
periódico a principios de 1930: …me agrada el cine al aire; es
espectáculo el del arte mudo entretenido por demás (el sonoro mientras no
sea en castellano, me resulta muy pesado). 554 No obstante, el coste de
la instalación -la iniciativa de don Isidoro Vértiz, el primero en
Andalucía Oriental en lanzarse a un arte que en general distaba por
entonces de concitar la aprobación general por parte de las
croniquillas de prensa locales (y más en una ciudad no abierta a

adaptarse a la renovación de sus instalaciones, forzados por la dura


competencia. La consecuencia de esta nueva pugna fue la renovación de
los equipos de proyección en las salas cinematográficas. El 19 de
septiembre de 1929 se estrenó en Madrid la primera película sonora: La
canción de París, interpretada por el francés Maurice Chevalier)

Existe cierto consenso en afirmar que hasta 1929 no comienza en


España la producción de largometrajes sonoros, aunque las tentativas de
dotar a nuestras imágenes mudas con un acompañamiento sincrónico de
sonido habían sido múltiples. Bajo la dirección de Francisco Elías, nacido
en Huelva, El misterio de la Puerta del Sol fue registrada por el
procedimiento Phonofilm, un sistema patentado por el norteamericano
Lee de Forest que se había introducido dos años antes en la Península, y
cuya principal novedad radicaba en que el sonido quedaba inscrito
fotográficamente en la misma película que la imagen.

Pese a suponer un formidable avance técnico que abría un


insospechado horizonte al cine, la explotación comercial del invento no
había sido demasiado satisfactoria en su país de origen, en lo que sin
duda debió influir poderosamente el hecho de que al poco tiempo de su
aparición las grandes compañías americanas de radiodifusión, con una
pujanza económica muy superior, patentaran otros modelos que se
sustentaban en idéntico principio. Con objeto de asentarlo dentro de la
industria cinematográfica, De Forest dirige su atención al resto de los
mercados, que aún permanecían vírgenes, teniendo especial relevancia
por su extensión idiomática el de los países de habla hispana.
Dos apoyos importantes tenía Lee de Forest para conseguir una amplia
difusión en España del Fonofilm o Cinefón -términos con los que se
castellanizó el original anglosajón- como era el aval de su propio nombre y
la relación que le unía a importantes miembros del régimen
primorriverista.

Cuando Lee de Forest abandona España a mediados de dicho mes, ha


conseguido vender sus aparatos a los industriales Feliciano Manuel
Vítores, Enrique Urazandi y Agustín Bellapart, que constituirán la sociedad
anónima denominada Hispano de Forest Fonofilm)

552
(Durante los días sucesivos se proyectaron “varias películas de sonido
Cinefón con cuatro números distintos durante la tarde y por la noche un
excepcional programa de Cinefón” (La Crónica Meridional, 5.3.1928)
553
(La Crónica Meridional, 1.11.1929)
554
(La Crónica Meridional, 9.3.1930)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
228

excesivas probaturas como al respecto parece la capital almeriense)-,


son el principal aliciente de dicha sesión. Lo cierto es que, al menos
en los primeros momentos, el público estaba un tanto desorientado
con lo que es el cine sincronizado, por otra parte anunciado por la
prensa almeriense como verdadero cine sonoro. Por si fuera poco,
incluso el cine Hesperia que cuenta con sistema de emisión sonora
como tal (Western Electric), a veces no tiene su empresario
suficientes películas grabadas con esta técnica, por lo que recurre a
cintas sincronizadas, con sus inconvenientes, razón por la que la
gente salía defraudada.

Almería, durante los meses posteriores a 1928, año 1929 y


temporada de 1930 siguió proyectando cine silente, aunque otras
ciudades andaluzas disfrutaban ya de las primeras proyecciones
habladas en sus salas.

El 9 de enero de 1931 se exhibió la primera proyección sonora, no


hablada, con un proyector arrendado555 por la Western Electric Sound
System al Hesperia (posteriormente adquiriría un proyector Gaumont
con el que iniciaría las proyecciones de cine sonoro hablado) con la
película Un hombre de suerte (1930), de Benito Perojo, producida
por la Paramount en sus estudios europeos de Joinville. Se anunciaba
por primera vez hablada en español y dialogada por Muñoz Seca de
la que el comentarista almeriense, José Luis Salgado, escribe: El papel
principal corre a cargo de Rober Ray, galán español. Otros intérpretes
son Carlos San Martín, Joaquín Carraso. Está bien en su papel Elena D
´Agil y la malograda Malia Muñoz; Valentín Parera y María Luz Callejo
están muy endebles. La que está formidable es Rosario Pino. Gracias
a su actuación tuvo éxito la película, interpretando a maravilla el tipo
de la jamona rica, que se vuelve loca por los buenos mozos. Se la
nota un resabio teatral, pero ello no es un mal en films
eminentemente teatrales, como el comentado. Perojo ha dirigido esta
producción con pericia, pero sin superar sus realizaciones. La película
volvió a reponerse cinco meses después en el Cervantes. 556

Después de esta película el Hesperia siguió proyectando algunas


películas más sonoras, entre ellas “The Love Parade”, estrenada en
España con el nombre de El desfile del amor, una comedia musical
de 107 minutos de duración dirigida por Ernst Lubitsch en 1929 e
interpretada por Maurice Chevalier, Jeannette MacDonald, Lupino
555
(La forma de capitalización del cine sonoro está mediatizada por el
hecho de que la única empresa que tiene la patente del cine sonoro y
distribuye en España los aparatos reproductores es la Western Electric. Su
precio rondaba en 1931, según declaraciones de doña Jacobina Vértiz
escuchadas a su padre, las 200.000 pesetas, lo cual suponía un
desembolso importante para la época, al que sólo las empresas más
poderosas podían hacer frente. Además, todos los aparatos Western
Electric son iguales y son vendidos por die años, al término de esos años
se devuelven a la casa. Western se compromete a introducir todas las
novedades y mejoras)
556
(La Crónica Meridional, 10.1.1931/13.5.1931)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
229

Lane, Lillian Roth, Lionel Belmore, E.H. Calver y Edgar Norton de la


que el cronista decía que el público no quedó defraudado por esta
película. La fastuosa presentación, la magistral interpretación y la
música, plena de belleza y gusto, cautivaron al auditorio desde las
primeras escenas. 557

Entre tanto la Empresa del Hesperia558 traslada la programación de


cine sonoro, por razones que desconocemos, al Cervantes con el
estreno el 12 de abril de 1931 de la cinta Los escándalos de
Broadway (1929),una producción americana en nueve partes
también producida en los estudios de Joinville (Francia) y dirigida por
el francés George Archainbaud, autor de más de ciento veinte
películas. En esta ocasión se utilizó como reclamo publicitario
anunciando cine sonoro por primera vez en Almería cuando, en
realidad, los almerienses ya habían vivido anteriormente la
experiencia del sonoro. El teatro estaba lleno y el aparato que la
empresa ha adquirido es lo más perfecto que existe, oyéndose la voz
más natural, que la de los mejores discos gramófonos. El algunos
momentos, el público, olvidándose de que la audición era de un cine
sonoro, aplaudió al finalizar varios números.559 El Cervantes ofreció
dos sesiones: a las 6 y a 9,45 de la noche. La película era una
comedia musical sin diálogos, de ahí la confusión del selecto público
al finalizar varios números creyendo que era la actuación de una
orquesta y olvidándose que era cine sonoro.

Tarakanowa (1929) fue el siguiente título, 560 pero que parece ser un
poema musical en diez partes, interpretado por Joseph Artaud y
dirigida por el francés Raymond Bernard, que dirigió también Les
croix des bois (1931), Faubourg-Montmartre (1931) y Adie chérie
(1946). De Tarakanowa se decía que tenía un argumento
interesantísimo, admirablemente interpretada y derrocha lujo para
cautivar a los más exigentes, pues salieron satisfechísimos del teatro,
561
aunque tampoco ésta era la película esperada por el público.

Unos meses antes, en noviembre de 1930, en San Fernando (Cádiz)


también se proyectó la misma película de la que la prensa local
también se hacía eco: “...cuanto hablemos de tan singular película es
nulo ya que sólo su título es tan conocido, que sólo él es suficiente
propaganda para llenar esta noche el Cine Salón”.562 Manuel del
Águila, el gran amigo de Celia Viñas en Almería, no acierta a situar la
fecha de proyección de esta película. Pero su prodigiosa memoria
557
(El Heraldo, 13.1.1931)
558
(El Cervantes alternaba cine silente con sonoro con films tan
interesantes como Sin escudo ni blasón o La mentiras de Nina Petrowena
(1929), un film expresionista mudo de Hanns Schwarz y guión de Han
Széley, con Brigitte Helm en el papel de Nina Petrowna)
559
(El Heraldo, 12.4.1931)
560
(NOTA DEL AUTOR: Sin embargo, algunos autores reseñan esta película
como cine mudo)
561
(La Crónica Meridional, 18.4.1931)
562
( RAFAEL, Garófano, “El cinematógrafo en Cádiz”, Pág. 292)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
230

arranca de los recuerdos de su infancia y asegura contundente que


fue en el Cervantes cuando vio a la “Princesa Tarakanowa”: “La
primera película sonora, no hablada, que yo vi y que me produjo una
sensación enorme porque se me quedó grabada la música y tal como
la oí después la tocaba con el piano gracias a mi oído privilegiado. Se
trataba de “La princesa Tarakanowa”, sí, seguro, pero 563 no era
hablada. Se oía ruido de cascos, puertas y una música muy curiosa y
pegadiza que yo la toco ahora en versión moderna a ritmo de jazz y
que la gente me dice ¡oye, qué cosa tan graciosa, es música
moderna¡ Y yo les digo, pues no, no es música moderna. La segundo
que yo vi y que me produjo un impacto enorme fue “El desfile del
amor”,564 con Maurice Chevalier. Aquella película parecía una cosa
extraordinaria. Mi madre, que no era mi madre sino mi madrina, pues
todo el mundo sabe que me quedé huérfano a los tres años. Bueno,
pues mi madre adoptiva se sintió extasiada y comprendió el
contenido musical de la película pues su formación krausista le dio
una extraordinaria sensibilidad musical... También recuerdo –concluye
Manuel del Águila- a Elisa Ruiz y Manuel San Germán”. 565

A Tarakanowa le sucedieron otros films sonoros musicales como Los


animales del bosque, sonorizada con dibujos animados, Sólo te he
querido a ti o Reuniones prohibidas. Las primeras cintas sonoras
que llegan a nuestra ciudad son musicales, por razones obvias (sin
argumento), y números de revista, bastante abundantes, que no
plantean ninguna pega. En primer lugar la distancia idiomática es
algo que el entretenimiento musical puede salvar con facilidad.
Cuanto más exiguo sea el argumento, más soportable será la película
para el espectador almeriense, y si esta es una mera sucesión de
números musicales, aún será más comprensible. Así se comprende la
gran cantidad de cintas que llegaron a nuestra ciudad en la primera
etapa del sonoro. Con estas películas existe una mayor tolerancia
hacia la naturaleza de los sonidos, incluido el idioma. Lo que importa
es la novedad técnica en sí. Puede resultar extraño que, hasta muy
entrado 1932, el público almeriense admite películas sonoras en
idiomas que, desde luego, son absolutamente minoritarios, y por
tanto desconocidos para gran parte del público. Es decir, en un primer
momento, el público se sitúa frente a una mera yuxtaposición de
imagen y sonido, todavía no necesariamente integrados como
elementos discursivos inseparables, pero cuando el público comienza
a habituarse al cine sonoro, la exigencia idiomática se va a plantear
de forma que llegue a condicionar incluso la oferta que el empresario
cinematográfico le haga.

563
(Proyectada en el Cervantes el 17 de abril de 1931)
564
” (En realidad, esta fue la primera proyección sonora, pues se proyectó
en el Hesperia el 13 de enero de 1931)
565
(Actor desde 1923 con su primera película Doloretes a la que siguieron
Curro Vargas, Rosario la cortijera, Batalla de damas, Los chicos de la
escuela, Malvaloca, La loca de la casa, El guerrillero, Prim, El Empecinado)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
231

Sin embargo, poco a poco, la fidelidad del público empieza a verse


recompensada con una mayor frecuencia de versiones habladas,
como en Cuatro de Infantería (Westfron 1918), que gozó de
enorme aceptación y éxito taquillero en la ciudad. La película estaba
dirigida por Georg Wilhelm Pabst en la que narra la historia de un
grupo de soldados de infantería alemanes de la I Gran Guerra
luchando en las trincheras francesas. Uno de ellos, Kart (Gustav
Diessl) vuelve a casa con un permiso temporal y descubre las
desgracias y pobreza en las que vive su familia a causa de la guerra,
pero tiene que volver al frente, justo en el momento para afrontar un
ataque de las tropas francesas. Aquella noche el teatro Cervantes
estaba a rebosar, siendo ocupadas hasta las primeras filas de butacas
debido, sin duda, a la expectación que produjo en el público el
anuncio de esta película. En realidad no defraudó al público que
acudió en busca de emociones fuertes, puesto que hay en ella
escenas de una trágica grandeza que da una idea muy aproximada
de lo que fue la gran guerra. Es un grito de la humanidad contra la
barbarie de las guerras y la mayor propaganda que se ha hecho a
favor de la paz. 566

A ésta le siguió una versión sonora, Fantasía del porvenir (Just


Imagine, 1930), traducida por el cronista de la prensa local con el
título 1980, una obra musical de ciencia- ficción dirigida por David
Butler con música de Manderson y la participación de El Brendel,
Maureen O´Sullivan, John Garrick, Marjorie White, Frank Albertson,
Hobart Bosworth... de la que se dijo ser una grandiosa y espectacular
visión del porvenir que la Film Corporation ha realizado donde nos
muestra cómo amarán las juventudes futuras y nos dará una exacta
visión de la vida que en aquella época se llevará;567 Zalacaín el
aventurero (1928), en nueve partes, recibida en el Hesperia con
expectación está basada en la conocida novela de Pío Baroja, quien
asistió a su propio rodaje. La película no logró el éxito esperado pero
fue, sin embargo, la primera película española, adquirida por la firma
extranjera, la Metro Goldwin, para su distribución en otros países. El
escritor interpretó el papel de Jabonero, un coronel carlista, y su
hermano Ricardo Baroja hizo el personaje de Tellagorri, rodándose el
film en espacios naturales vascos y navarros.

Los films pioneros del sonoro eran proyectados sincronizados con


discos, de modo que cuando faltaba alguna parte del mismo, el disco
perdía la sincronización, produciendo algún que otro efecto
desagradable y el rechazo del público. Por otra parte, la maquinaria
no estaba todavía suficientemente perfeccionada y existían
abundantes deficiencias. Con el tiempo los equipos sonoros perdieron
todo su misterio, desaparecieron los ingenieros que supervisaban los
aparatos y operadores y jefes de cabina hicieron sus veces.
Aparecieron otras marcas y en talleres españoles comenzaron a

566
(El Heraldo, 9.5.1931)
567
(El Heraldo, 25.5.1931)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
232

construirse algunos, cuyo sonido era aceptable para locales de


segunda categoría. Al cabo de poco tiempo, también los aparatos
Western Electric Sound System fueron desmontándose poco a poco.
Las películas empezaron a hablar en español. Primero con acento de
Hollywood y luego de Joinville-le-Pont.

Para adecuarse a los nuevos modelos sonoros el Sr. Vértiz


acondicionaba el cine Hesperia con una nueva instalación de cine
sonoro y parlante, que supera a todo lo conocido hasta el día. Se
trataba, en efecto, del proyector Ideal Sonoro Gaumont, pero no del
modelo sencillo –se decía- que hasta ahora se utilizó en muchos
teatros importantes, sino del equipo doble, que llena todas las
exigencias y aspiraciones. Este aparato tenía la posibilidad de
proyectar cualquier tipo de película muda y sonora que llevaba
incorporado el sonido en la misma cinta, solucionando así el
problema de la sincronización y de la ínter cambiabilidad. Con este
proyector se estrenaría en Almería la primera película sonora hablada
en español. Este aparato era alimentado con un motor de arrastre
especial con patente Gaumont que permiten a voluntad la velocidad
constante para los films parlantes y la velocidad variable de 14 a 40
imágenes para las películas mudas.568 Además, el aparato adquirido
por el Hesperia llevaba incorporado un dispositivo de variación de
tonalidad de los altavoces instalados en el local con un mando que
controlaba el volumen del sonido e incluso estaba dotado de la
posibilidad de conexión de micrófono para comunicaciones verbales
dentro del salón. 569

El 27 de junio estrena el Cervantes la primera película totalmente


hablada en español, El Valiente (1930), dirigida por Richard Harlan e
interpretada por Angelita Benítez, Rafael Callol, Jacinto Jaramillo, Juan
de Landa, Rafael Navarro y María Calvo, a la que volvemos a
encontrar en la pantalla almeriense del Hesperia con El cuerpo del
delito, la primera película hablada en español en este cine y dirigida
por Cyril Gardner y A.Washington Peste. El 2 de octubre llega la
segunda cinta hablada en español, Camino del Infierno, también
del director de series, B Richard Harlan, y guión de Edwin J. Burke y
Francisco Moré de la Torre con María Alba, Juan Torena, el cordobés
Carlos Villarías, Rafael Navarro y Carmen Rodríguez.

(La Crónica Meridional, 25.7.1931)


568

(Gracias a la información de este sistema instalado en otras capitales de


569

provincia y a la información de películas proyectadas sabemos que la sala


constaba de numerosos componentes técnicos que permitían la
reproducción de cintas con sonido fotográfico, sobre película, como la
exhibición de discos sincrónicos, dos potentes amplificadores adecuados
para aquellas películas que incorporaban sonido fotográfico, junto a
sendos tubos con combinación óptica para películas de sonido sobre
película. En la cabina remodelada se instaló una mesa no sincrónica donde
iba acoplado un tocadiscos y reproducción automática de discos, ayudados
por un motor sincrónico y otra serie de artilugios que completaban la
instalación del Hesperia como un cine perfectamente dotado.)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
233

A partir de aquí, aunque de forma discontinua, siguieron llegando


películas sonoras a los cines de Almería, unas veces en castellano,
unas no dialogadas o habladas en español, otras con subtítulos o
desincronizadas por descuido o impericia del proyeccionista lo cual
provocaba algún que otro disgusto a los espectadores que,
enseguida, pateaban contra el suelo de madera. Los aficionados
almerienses pudieron ver películas en condiciones técnicas
inmejorables como El misterio del cuarto amarillo, Mamá, de
Benito Perojo, El rey vagabundo, Así es la vida, que se anunciaba
hablada en español, El general Crack, las Revistas Sonoras Arco
Iris o The Broadway Melody, los Noticieros Verdaguer,
Paramount, Fox o pequeñas producciones de dibujos animados de
Félix, Félix altruista, Félix detective, Félix se divierte en el Polo
Norte, Félix y las Odaliscas, La flauta mágica, etc., que se
ofrecían previas a la película de estreno.

En septiembre de 1931 el Salón Hesperia, después de anunciar a los


cuatro vientos la instalación de un nuevo sistema sonoro, comenzó la
programación con un lleno rebosante. Al parecer la instalación
efectuada en el Hesperia respondió a todas las esperanzas pues la
película El Cascarrabias (1931), de la Paramount, dirigida por el
actor, productor, guionista y director, Cyril Gardner, también autor de
El Cuerpo del delito (Gardner/Pezet, 1930), fue un éxito rotundo y
la actuación de Ernesto Vilches, ya conocido por los almerienses en
otras actuaciones, fue mi celebrada. 570 La película se estrenó
totalmente dialogada en español 571 y a esta característica
suponemos el éxito alcanzado entre el público almeriense, aunque la
película tenía un escaso valor artístico. Otro personaje a destacar de
la película fue el santanderino Ramón Pereda –cual si se tratara del
Pachín González creado por su homónimo, el novelista de Polanco-
que partió hacia América a la edad de trece años, al igual que desde
hacía años lo habían hecho otros aspirantes a indianos almerienses:
Trabajó en las minas, hizo de agente de seguros y, más tarde,
comenzó a participar en las últimas películas del cine mudo realizado
en Hollywood y también en las primeras producciones habladas en
español, convirtiéndose en un galán cinematográfico de reconocida
fama, justa fama reconocida en nuestra ciudad. Finalmente acabó por
trasladarse a Méjico a poco de implantarse el sonoro, donde se instaló
definitivamente, escribiendo guiones, produciendo, dirigiendo y
también protagonizando varias decenas de largometrajes de gran
resonancia entre los públicos populares, parte de ellos promovidos a
través de su propia productora: La Pereda Films, S.A., una empresa
que además intervino esporádicamente en Cuba, cuyas películas
generalmente llegaban a las pantallas españolas. En alguna
570
(Ernesto Vilches había participado anteriormente en las siguientes
películas, algunas conocidas por el público almeriense: Comediante, El
(1931), Cheri-Bibi (1931),Su última noche (1931) ,Wu Li Chang (1930),
Golfo, El (1917) y Aventuras de Pepín (1909) . E. Vilches nació el 30 de
mayo de 1898 y murió en Paris, a causa de un accidente de tráfico)
571
(La Crónica Meridional, 15/21.9.1931)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
234

documentación mejicana aparece Ramón Pereda entre la nómina de


exiliados republicanos. 572

Durante algún tiempo continuaron funcionando en Almería –igual


sucedería en muchas partes de España y otros países de su entorno
como, por ejemplo, Italia-573 cintas para ser exhibidas con sus
antiguos proyectores, adecuados exclusivamente para las viejas
películas mudas, como el teatro Cervantes que seguía manteniendo
su viejo proyector apto sólo para películas mudas, mientras el
Hesperia –gracias a su modelo alternante Gaumont- compaginaba
películas mudas con sonoras. La razón de mantener el Cervantes su
programación de cine mudo no es más por la defensa de los valores
estéticos del arte mudo sino, en nuestra opinión, porque las casas
cinematográficas abandonan la producción de películas mudas, el
excesivo coste para el empresario al sustentar dos salas de invierno,
más las de verano, que redundaría inevitablemente en más medios
para la exhibición. Cuando ya no pudo soportar más la situación en
1934 se ve abocado a seguir la corriente imperante ante la dificultad
de seguir viviendo de la cinematografía muda con lo que procedió,
por la acción absorbente del cine sonoro, a su reconversión.

XV. DEL SONORO A LA GUERRA CIVIL

572
(JOSE RAMÓN Sáiz Viadero, Una historia del cine en Cantabria, Ed.
Concejalía Ayuntamiento de Santander, 1999)
573
(El novelista Ugo Pirro refleja en su libro la etapa en que el después
guionista Sergio Amadeo recorría los pueblos de Italia con un equipo de
cine mudo y una serie de artilugios que recordaban los utilizados a
comienzos de siglo para transmitir al espectador con sus ruidos la
sensación de sonoridad. Ugo Pirro: “Celuloide, Ediciones
Libertarias/Prodhufi, Madrid 1990, Pág.232)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
235

Y con la República llegó el sonoro

España había llegado al final de un período histórico. El sistema


político de la España de la Restauración canovista había fracasado;
habían fracasado todas las fórmulas políticas intentadas desde el
poder, tanto las constitucionales de Maura, Canalejas y Dato como
las autoritarias impuestas por la Dictadura de Primo de Rivera. La
causa no era otra sino las enormes dificultades que entrañaba
enfrentarse a las dificultades de una estructura social atrasada,
arcaica y una convivencia social enrarecida. El desastre de la guerra
de Marruecos fue otra causa del debilitamiento de la monarquía, junto
a un Ejército anticuado y acostumbrado al intervencionismo político.
Cuando Alfonso XIII entregó el país a la Dictadura de Primo de Rivera
no era consciente que la caída de ésta supondría la caída de la
monarquía. Por eso la II República significó una puerta abierta a la
esperanza de la mayoría de los españoles no sólo en lo político sino
también en lo social, reprimido por la Restauración en los últimos
cincuenta años.

La República, en fin, fue un esfuerzo más para intentar solucionar la


magnitud de los problemas que azotaban al país y nunca resueltos,
de ahí la euforia de los sectores sociales más desasistidos de la
anterior etapa represiva.

En abril, justo cuando se anuncia la llegada del sonoro a la ciudad, a


raíz de unas elecciones municipales, se proclamó la II República y en
diciembre se promulga la nueva Constitución. La República trajo,
entre otras novedades, la aparición en las pantallas almerienses de
algunas muestras de cine soviético. Decimos algunas, porque otras
continuaron prohibiéndose como lo habían estado durante la
Dictadura. Permítasenos, una vez más, salirnos de los específicos
límites del trabajo, para introducir algunas de las noticias curiosas de
que disponemos. Si repasamos el artículo de Martínez Bretón que se
recoge en las Actas del IV Congreso de la A.E.H.C podemos encontrar
diversas frases extraídas de la revista Popular Film, ensalzando al cine
ruso de la revolución: “La fenecida monarquía española con su legión
de censores, elegidos entre lo más torpe y cerril de la burocracia
nacional, puso veto al cine ruso, tan aleccionador, tan pleno de
enseñanzas históricas y sugerencias sociales”. El problema, a pesar
de todo, quizá no estuviera en la censura, sino en la educación del
público.574 Nadie podía imaginar que lo que comenzó como júbilo y
renovación se transformara con el tiempo en dolor. Los años
comprendidos entre 1931 y 1936 en España fueron tiempos de crisis
políticas y sociales. No es nuestra intención hacer aquí un glosario de
fechas significativas, pero sí observaremos los cambios que se

574
(MARTÍNEZ BRETÓN, Juan Antonio. “El control cinematográfico en la
evolución del mudo al sonoro”, en El paso del mudo al sonoro en el cine
español. Madrid, 1993, Pág. 121.)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
236

produjeron en la sociedad almeriense vinculados a la exhibición


cinematográfica.

El día de la proclamación de la República fue un día de júbilo para la


mayoría de la población, júbilo que llevó al comentarista de El
Heraldo, S. Sergio, en la sección “Chispas del Yunque”, a escribir este
sonoro artículo: ...Almería ha dado una gallarda prueba de su
consciencia ciudadana, y ha demostrado plenamente que está
capacitada plenamente para elegir sus caminos y es digna de gozar
de todas las prerrogativas de la libertad y del derecho.

(...) Ya no es Almería aquel pueblo apático, impresionable y burlón


que tomaba las cuestiones más graves y trascendentales a pura
broma, y en cambio adoptaba un gesto trágico, preludio de las
hecatombes sangrientas...

Por el contrario, otra parte de la ciudadanía almeriense que se


solazaba en los cafés desapareció esa tarde y los cines de Vértiz no
se abrieron. El ciudadano se dio cuenta ese día que lo que echaba en
falta era su película, su silla en el café, su vaso humeante, su cigarro
puro consumido serenamente, su partida de ajedrez en el rincón
propicio o su tertulia. ¿Por qué –se preguntaba el articulista de El
Heraldo- cerraron los cafés sus puertas dejando al ciudadano recién
republicano en una triste orfandad callejera? El temor a las algaradas
–decía- y a los desafueros de la masa popular estaba descartado,
porque la jornada histórica fue de orden, de mutuo respeto y de
serenidad, y siendo así los dueños de estos simpáticos
establecimientos, que sin llegar al prestigio de las democráticas
cafeterías neoyorkinas, son tan gratos, no debieron adoptar una
resolución tan extrema, que sólo está justificada en los terremotos,
las inundaciones y los incendios

Posiblemente la mayoría de este público de tradición conservadora y


fervorosamente monárquico, perteneciente a las clases sociales más
acomodadas y elitistas de la ciudad, no sintiera la euforia de la
mayoría de la población almeriense que veía con buenos ojos la
alternancia en el sistema de gobierno.

El cambio político también tuvo su repercusión en Almería que se


tradujo en la permuta de los cargos políticos, pero no los económicos,
pasando a desempeñar Manuel Ruiz de Maya y Miguel Granados el
puesto de Gobernador Civil y el puesto de Presidente de la
Corporación Municipal, respectivamente575 Almería quedaba definida
como una sociedad dividida entre republicanos y conservadores
que, a medida que transcurría el tiempo, se acrecentaba más y más,
representado ideológicamente en el recién creado semanario
“Justicia”, de ideal republicano, y “La Crónica” de toda una tensión
. (M. García Valverde y R. Ochotorena, “La Almería de Alfonso XIII
575

(1900-1931), Pág. 194. Universidad de Almería, Servicio de Publicaciones.


Almería 2003)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
237

política que duró hasta el estallido de la Guerra Civil. Por su parte el


nuevo ayuntamiento contribuyó a crispar a los monárquicos y
conservadores al acordar revisar la gestión de los anteriores
ayuntamientos y la negativa de prestar ayuda económica a la
parroquia de San Antonio para las fiestas de su Patrón, una costumbre
hecha tradición por los monárquicos. La exhibición cinematográfica,
tan fuerte en los años precedentes, se consolida definitivamente en
Almería durante estos años e incluso llegó a incrementarse.

El nuevo régimen republicano no parece demostrar interés por el cine.


Se diría que lo agravó al imponer medidas fiscales, que no alentaba la
producción cinematográfica, aunque a largo plazo resultaría
beneficioso ya que, habiendo de competir libremente, nuestro cine
fue capaz de producir films capaces de rivalizar en calidad con
algunas producciones extranjeras y hasta surgieron nuevos aires de
creatividad renovadora. Pero no se entendió en ese momento. Con el
deseo de proteger el desarrollo del cine español se creó en 1933 el
Consejo de la Cinematografía, al tiempo que se dictaron unas normas
que fijaron como obligatorio el doblaje al castellano de películas
extranjeras, producciones que se estuvieron exhibiendo en versión
original hasta 1936.

El cine nacional de la II República estuvo sostenido especialmente por


las productoras Cifesa, de Vicente Casanova, y Filmófono, de Ricardo
Urgoiti, a las que acompañaron otras muchas de desigual
continuidad. Fue precisamente a partir de ese momento cuando el
cine español comienza a demostrar que estaba capacitado para
abordar historias costumbristas que superaban el listón del populismo
más chabacano. No se entienden de otra manera los éxitos avalados
por la pareja de moda de la época, Florián Rey e Imperio Argentina
(“La hermana San Sulpicio”, 1934: “Nobleza baturra”, 1935; “Morena
clara”, 1936); ni las taquillas que dieron los trabajos de Benito Perojo
(“Es mi hombre, 1935; y sobre todo “La verbena de la Paloma”, 1935)
y el buen hacer de Luis Marquina en “Don Quintín el amargao” (1935)
y de José Luis Sáenz de Heredia en “La hija de Juan Simón” (1935) Un
cine de directores pero también de actores, pues a las pantallas
llegaron Miguel Ligero, Manuel Luna, Antoñita Colomé o Raquel
Rodrigo.

La República se encontró una industria cinematográfica española


raquítica a la llegada del sonoro. Tan raquítica que carecía de medios
para adaptar las producciones nacionales al sonoro. En Madrid no
existían estudios para la realización de películas por lo que se rodaba
en España y se montaban y sonorizaban en Barcelona y el extranjero,
lo que lleva a muchos profesionales (Buchs, Rey, Benito Perojo etc.)
a desplazarse a Barcelona, que sí disponía de estudios sonoros, y
filmar casi todas las películas españolas de 1932 y 1933. La política
del gobierno republicano, a corto plazo, da como resultado a la
desaparición de empresas cinematográficas y a la entrada de capital
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
238

extranjero que pasa a controlar la producción y la exhibición


cinematográfica.

Si el cine se popularizó en nuestras ciudades fue gracias a la enorme


aceptación del sonoro y a una perfecta red de distribución donde el
mercado americano se impuso sobre el cine europeo y, sobre todo,
sobre el cine español. Tan fuerte era la presencia de cine americano
que Juan G. Luaces escribe un artículo publicado en La Crónica de
Almería, que podría firmarse en la actualidad, muy comentado en los
círculos culturales de la ciudad, titulado El alma del cine. En este
artículo asegura que el cine americano es incapaz de asimilar el alma
y los sentimientos (...) Y no los asimila porque no nos comprenden.
Los yankis tienen una concepción pobrísima de la vida. Cuatro líneas
bastan para trazar su mapa espiritual e intelectivo. Sus gustos, sus
costumbres, sus aficiones son de una superficialidad absoluta, y es lo
más particular que los americanos juzgan a todos los hombres por sí
mismos y a todos los tiempos por el suyo, con esa estupenda
inconsciencia con que los niños miran el mundo como una gran
rueda girando en torno a la puerilidad de sus juegos y a la futilidad de
su enfado. Cuando los cineastas americanos ruedan una cinta de
época cuidan y ambientan acertadamente lo que de anterior,
aparente y episódico presentaba el tiempo que se retrata; pero
incurren en el error esencial de no considerar como rango
poderosamente distintivo de cada momento histórico la peculiar
psicología que le daba un espíritu propio y diferente a todos los
demás.
En las cintas de época de factura americana, los personajes son
hombres de nuestro tiempo –mejor diría, de un tiempo americano-
que se mueven en fondos de antaño como un tenedor de libros de
1930, se movería en un ambiente romano o medieval.
Parece increíble que Europa haya podido aceptar como imágenes de
su pasado los revoltijos cinematográficos esos de tradición y
americanismo que nos sirven, tan fuera de la realidad como pudiera
estarlo el retrato de un tribuno laticiavo ataviado con pantalón largo y
gorra.

Desde la llegada del sonoro a Almería hasta 1935 se rodaron en


Hollywood unas cien películas en lengua castellana,
aproximadamente, además de las 20 versiones en español que la
Paramount realizó en los estudios de Joinville (Francia) Una
producción muy superior al francés, italiano o alemán. La razón era
muy sencilla: el mercado hispanoparlante era muy superior. La Metro,
Paramount, Fox, Warner Bross, Universal, Columbia... se volcaron a
principios de los años treinta lanzando al mercado películas habladas
en español y rehaciendo películas en inglés. Para ello las
productoras invitaron al éxodo hollywoodiense a muchos escritores,
directores e intérpretes españoles, entre ellos a Gregorio Martínez
Sierra, Jardiel Poncela, José López Rubio, Eduardo Ugarte, Tono
(Antonio de Lara), Catalina Bárcena, Perojo o Buñuel, dispuestos a
hacer cine, y un cine español, no norteamericano. En 1935 los
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
239

directivos de la Fox, que pasa a llamarse 20Th Century Fox, deciden


cancelar la mayoría de los contratos porque habían llegado las
producciones de películas en castellano a un grado de calidad muy
reñido con su rentabilidad. Situación que aprovechó la productora
oficial del gobierno republicano, Cifesa, para contratar a la Bárcena,
Martínez Sierra, Rosita Díaz Gimeno que, junto a Imperio Argentina,
Florián Rey o Benito Perojo auguraban ya un nuevo cine español,
truncado por la más grande tragedia de la España de nuestro tiempo,
justo cuando estábamos a punto de consolidar un nuevo siglo de oro
en la cultura española. Todo quedó roto.

Esperanza social para Almería

En el terreno estrictamente social de la Almería republicana la


ciudad, Según J. Santisteban en el Heraldo, tenía tres problemas a
resolver que clamaban una solución urgente: El abastecimiento de
aguas, el alcantarillado y la supresión de las cuevas, pues la falta de
agua en los barrios produce eczemas, furunculosis, acnés (...) porque
lavarse constituye un lujo que no puede otorgarse el obrero. Más de
mil viviendas en las calles Fernández, Encuentro, Chamberí, Reducto,
etc., carecen de agua. Y añadía: El subsuelo está envenenado por la
emanación de los pozos negros y este problema se resuelve con el
alcantarillado. Y más adelante se dice: (...) las cuevas sin luz, sin
ventilación, conviviendo con las bestias los seres humanos (...) tan
compenetrados se encuentran en su desventura que viven contentos
en sus trogloditas habitaciones (...); conviven con la miseria y el
insoportable hedor de sus heces y están acostumbrados desde niños
al picador insecto y a la costra atormentante. Ven las casas como
patrimonio del rico y a la cueva y la basura como herencia legítima.

La ciudad en 1931 estaba próxima a los 54.000 habitantes, unos


8.000 habitantes más que a la llegada del cinematógrafo, y más de la
mitad de su población no sabía leer ni escribir. Se dice que uno de los
principales indicadores de modernización de una sociedad es,
evidentemente, el nivel de instrucción educativa de sus habitantes y
su comparación con la media nacional. Pues bien, el índice de
analfabetismo en la ciudad, especialmente el femenino, se había
estancado situándose a la llegada de la II República en más del 55%,
muy por encima de la media nacional, y donde la población
femenina atraía la más alta tasa de analfabetismo. Por eso, cuando
se reclama más cultura para el pueblo en un artículo en la prensa
alguien, de repente, descubre que ni existen bibliotecas públicas en la
ciudad ya que las del Casino y el Círculo Mercantil eran monopolio de
los socios, la del Instituto estaba abierta dos horas en el centro y el
obrero, al llegar la noche, sólo encuentra el placer del cine a la
taberna.576 El Círculo Republicano disponía de una biblioteca que
576
(El Heraldo, 5.6.1931)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
240

utilizaban los obreros que asistían a las clases. Este centro llegó a ser
un foco de cultura popular que dirigía su atención a las clases
obreras, dotándose de un Orfeón, un cuadro artístico que
representaba obras de teatro e incluso organizaba ciclos de
conferencias desde principios de siglo entre los que participaron
Miguel de Unamuno, Pablo Iglesias, Nicolás Salmerón... Una poesía
recogía todas las esperanzas de ocio y cultura que demandaba el
pueblo almeriense:

Pronto tendrá el campesino


en cortijadas, en pueblos
donde la vida es más triste
de noche que un cementerio,
gramófono, cine y radio,
y bares para recreo,
bibliotecas y deportes
y cabarets y conciertos 577

La ciudad no dispuso de Biblioteca Pública hasta febrero de 1935 que


comenzó a prestar durante los días laborables, de tres y media a seis
y media de la tarde, dirigida por la señorita Isabel Millé.

Hemos dicho que, desde mediados de abril de 1931, los almerienses


disfrutaban con la exhibición de películas ¿sonoras? Desde 1929 a
1931 las diferencias entre unas salas y otras consistían en el aforo,
servicios y la presencia de músicos en mayor o menor medida. A lo
largo de los años sucesivos todos los cines que se abrían llevaban
incorporados los nuevos y rudimentarios sistemas ópticos.

Y junto al sonoro llega a Almería la moda del martini que,


acompañado con unas gotitas de ginebra, haría las delicias de las
tardes veraniegas en el café España del Paseo o el Balneario Diana.
El sonoro ya se ha impuesto y el Hesperia se convierte en el buque
insignia de la exhibición cinematográfica sonora de la ciudad. La
presencia de películas habladas en español en las pantallas
almerienses abunda y la producción española tiene fiel reflejo en la
ciudad. Sin embargo, era el cine americano el que acaparaba la
exhibición cinematográfica. Y no sólo de la almerienses sino de todo
el país. Las versiones hispanas de los films norteamericanos o
habladas en español eclipsaban cualquier estreno de producción
española.

Entre la gente se va imponiendo el tuteo ya que el usted es una


manera social ante la persona que intenta encaramarse a otro
estatus. Después la Guerra Civil provocó un cambio revolucionario en
el uso del tuteo hasta generalizarlo como moda. A Dámaso Alonso,
que no le agradaba esta moda, le parecía que la nueva costumbre

577
(Heraldo, 17.5.31)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
241

suponía que “el hundimiento del usted ha traído la profanación del


tú”.

Los deportes, especialmente el fútbol, gozaban de una gran


aceptación popular, pero cuando se suspendía algún que otro partido
la gente siempre buscaba el refugio del cine, hasta tal punto que se
acuñó la expresión A falta de fútbol, bueno es el cine.578 La afición de
los almerienses al fútbol ya estaba suficientemente consolidada en
1923 cuando se inauguró el primer campo de fútbol en la Huerta de
los Cámaras, que tenía la entrada por la calle Regocijos y travesía de
la Palma con unas dimensiones de 95 metros de largo y 50 de ancho.
El día de su inauguración, un 12 de agosto, el Almería jugó contra el
Jaén amenizado por una banda de música. En aquel encuentro
jugaron Antonio Blanes, Pérez Sevilla, Juan de la C. Navarro, P.García,
M. Pérez Sevilla, Soria, Nieto, Adlert, Carrasco, Trevijano y A. Muñoz.
Los precios oscilaban entre 15 Ptas. Palco sin entrada y media
entrada general 0,60 céntimos y el resultado no pudo ser más
desastroso para el equipo local 8 a 1. Sin embargo, al año siguiente,
ganó la Copa de Fútbol del Ayuntamiento de Linares por 9 a 3.

El Cervantes, desde 1931 hasta 1934, continuaría con el formato de


cine mudo. La empresa tenía perfectamente definida su política
empresarial. Hasta el verano de 1934 el cine sonoro no tendría una
programación estable en el Cervantes. Incluso enfantizaba su
comienzo con un cartel colocado en la puerta que decía: Hoy se
inaugura la temporada de cine mudo. Por este teatro pasaron tardíos
estrenos y reposiciones de la etapa muda, aferrado a los seriales
mudos de los años veinte que tenía su público de espectadores en la
ciudad. Merecen destacarse Gigantes y cabezudos (con Carmen
Viance), Rasputín, El sargento Malacara, en diez partes, Ana
Karenina, anunciando a bombo y platillo que en la película actuará
la genial Greta Garbo, La mujer divina, Hay una mujer, en siete
partes, de Producciones Cinces...

Sólo se interrumpía la tradicional monotonía de la época por las


novedades cinematográficas, de varietés y teatrales, cada vez
menos; las tertulias de los cafés del mundo cultural y burgués o las
tabernas y Círculos Obreros donde, unos y otros, desde distintas
concepciones sociales, discutían del convulso panorama político o el
último mitin en el Cervantes; los carnavales tradicionales, las
procesiones de Semana Santa, los conciertos mensuales de la
Asociación Cultural Musical, lugar de encuentro de todos los
aficionados almerienses a la música, las verbenas ocasionales de la
Asociación de la Prensa en verano en la amplia explanada del Tiro
Nacional, en el Jardín de Medina, o durante el invierno en el Casino. La
fuerza que el cine adquiere en estos años acelera la crisis teatral pero
empezó a romper la sempiterna monotonía de la ciudad. Aquella
monotonía de la que Gerald Brenan decía que descendía sobre la

578
(El Heraldo, 24.11.1931)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
242

ciudad como la luz del sol, ni siquiera atemperada por el fantasma de


alguna historia de amor ilícito (...) donde todas las mañanas y todas
las tardes se representaba el acto milagroso, que era siempre igual
(...) donde el patrón cultural era tan ajustado que no podía haber
ninguna variación. El cine era ya el espectáculo preferido por la
inmensa mayoría de los almerienses. El cine, por fin, rompía el
mortecino bullicio finisecular de la ciudad en invierno y la abría a
sueños antes no soñados.

El teatro, territorio de una casta social de la ciudad, ya había quedado


atrás. Ya no ocupaba los huecos de las rutinarias veladas invernales
de antes, aquellas tertulias caseras reunidos bajo la halduda camilla
al brasero, rociado de espliego y estoraque jugando a la lotería.
Donde las parejas se cortejaban al abrigo de las conejeras faldillas,
mientras la abuela hacía ojales o se cantaban los números de la
lotería con rítmica letanía: el 23e, el 42, la niña bonita, las monjas de
rodillas, el abuelo... y se iban llenando los cartones de lotería,
costumbre que nos llegó hasta los reciente años sesenta

Noticias en la ciudad de la suspensión la Compañía de Irene Barroso


a principios de 1936, por disolución de la misma, confirma esta
situación lamentable y dolorosa que arranca de los años veinte a
causa del cinematógrafo, donde los teatros ya no se ven concurridos
y el público “por razones conocidas, esto es, que tienen fácil
explicación o que no nos las explicamos, toma un derrotero, es inútil
pensar que las reflexiones se hagan contra sus gustos o tendencias
puedan alcanzar alguna finalidad.579 Los astros cinematográficos –se
escribe- han llegado a la pantalla procedente de la escena, en tanto
que son relativamente pocas las estrellas que han tenido
experiencias en las tablas (...) sin que los altos funcionarios de la
Metro Goldwin Mayer que analizaban esta situación pudieran
explicarse el motivo.580 Muchos aficionados conocían, gracias a la
poderosa publicidad americana, los nombres de Lionel Barrymore,
Wallace Beery, Nelson Hedí, Clark Gable o Charles Laughton antes de
que pudiesen ver alguna de sus películas en la ciudad; Otros
mitificaban a sus estrellas favoritas y comenzaba el culto a las
celebridades de la poderosa industria cinematográfica
norteamericana que introdujeron en los hogares affiches de Greta
Garbo, Mirna Loy, William Powel, Spencer Tracy, los hermanos Marx y
el gordo y el flaco que llevaban varios años haciendo reír al público
almeriense.

Los inicios de la República trajeron, entre otras novedades, la


aparición en las pantallas comerciales de algunas muestras de cine
soviético; algunas, porque otras continuaron prohibidas como lo
habían estado durante la Dictadura. Una de las muchas
contradicciones propias de aquella época convulsa, en pleno control

579
(La Crónica Meridional, 25.3.1925)
580
(La Crónica Meridional, junio 1936)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
243

proletario, era que las estrellas y las películas elegidas por los
almerienses procedían de la industria norteamericana -la industria
más capitalista del mundo- con las dobles versiones y el technicolor.
Se estrena en el Hesperia Hay que casar al príncipe, La noche es
nuestra, El embrujo de Sevilla, La canción de París o Río Rita
(1929), muy comentada esta última, dada la novedad del sonido y las
escenas en technicolor581 aunque, por otra parte, disguta al público
dado que fuera hablada en inglés y con subtítulos en español. Otra
cinta muy aplaudida en el Cervantes fue El precio de un beso
(1930), una zarzuela de gran fantasía y colorido en la que los
espectadores disfrutaron oyendo y entendiendo lo que José Mojica
dice y canta. Los aficionados almerienses le apodaban el perdigacho
ya que nada más salir en pantalla se ponía a cantar.

La programación continuó con la misma tónica los meses siguientes.


Pero se produce un cambio en la exhibición comercial de las películas
que consistía en mantener las películas dos o tres días en cartel,
como mínimo, con lo cual se producían menos estrenos y mayores
beneficios para el exhibidor, pues con una sola película se podía
conseguir el doble de espectadores.

Dos acontecimientos cinematográficos sacudieron la ciudad en el mes


de enero de 1932. A principios de año se estrenaba Sin novedad en
el frente (1930), una cinta rodada con una cámara muda a la que
posteriormente se le añadieron los sonidos de las bombas y los
gemidos de los heridos que habían sido previamente grabados.
Aquella película que vieron los almerienses sigue siendo hoy uno de
los mejores alegatos exhibidos contra la guerra en nuestra ciudad a
juzgar por un público que salió del Hesperia profundamente
impresionado.

A final de enero se proyectó otra curiosidad del cine sonoro de aquel


momento en el Hesperia cual fue la proyección del posiblemente
primer vídeo-clip de la historia: La Paloma, anunciada cantada en
español, estaba basada en la famosa canción del maestro cubano
Iradier (si a tu ventana llega una paloma, trátala con cariño que es mi
persona...) Tuvo este corto tal éxito entre los espectadores
almerienses que, a fuerza de ¡otra vez, otra vez¡ obligaron a la
empresa del Hesperia a proyectarla por segunda vez.

Una cinta de producción soviética a destacar en el Cervantes fue


Iván el Terrible, película muda dirigida por Yuri Tarich. De su acogida
(El cine vuelve a dar otro gran paso cuando aparece la película en
581

colores y, luego de varias pruebas, el cinemascope.


Los experimentos con película de color habían comenzado ya en 1906,
pero sólo se había usado como curiosidad. Los sistemas ensayados, como
el Technicolor de dos colores, fueron decepcionantes y fracasaban en el
intento de entusiasmar al público. Pero hacia 1933 el Technicolor se había
perfeccionado, con un sistema de tres colores comercializables, empleado
por vez primera en la película La feria de la vanidad (1935), de Rouben
Mamoulian)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
244

entre el público almeriense se hacía eco la crítica local, aunque las


películas americanas interpretadas por actores españoles eran muy
apreciadas por el público, llegando algunas a permanecer en
cartelera casi una semana, como fue el caso de Mamá, dirigida por
Benito Perojo, con Catalina Bárcenas y Rafael Rivelles como
protagonistas.

A mediados de septiembre se abre la temporada de cine sonoro en


español de la Paramount en el Hesperia, anunciando que las
exhibiciones serán con un proyector de la marca Ideal Sonoro. La
película que sirvió de estreno fue El hombre que asesinó (1931),
con Rosita Moreno, o Sombras de circo, con Miguel Ligero; El Rey
del jazz, una revista musical en technicolor que alcanzó tal éxito
que el crítico El Heraldo escribía: El empresario Sr. Iribarne, en su
criterio de no bombear sino lo que conoce para no defraudar a los
asiduos concurrentes de su cine, se ha quedado corto y no ha hecho
“la reclame” que merece tan admirable producción (Jorge Ruen) .582
Otras películas anunciadas como comienzo de temporada se
destacaron Gente alegre, con Roberto Rey; El comediante, con
Ernesto Vilches, muy valorado por el público almeriense de tal modo
que, cada vez que se estrenaba una de sus películas, el lleno estaba
garantizado

Y como remate de la temporada cinematográfica de 1932, la Noche


Vieja se proyectó en el Hesperia Cheri-Bibi, con la pareja María
Fernanda Ladrón de Guevara y nuevamente Ernesto Vilches
encabezando el reparto.

En 1933 el Cervantes seguía programando cine mudo en su sala


dirigido a un sector de público reacio todavía al cine sonoro, dirigida a
un público entendido que prefería el mudo a las películas habladas en
inglés, que eran la mayoría, alternando la programación de películas
extraídas de obras literarias como El prisionero de Zenda o
Gigantes y cabezudos con comedias silentes de Buster Keaton,
conocido entre el público con el sobrenombre de el hombre que no ríe
o Pamplinas junto a espectáculos zarzueleros, tríos, copla andaluza,
teatro, mítines y actos políticos. Pero el Hesperia dedicaba su
programación exclusiva a cine sonoro en el local de Avenida de la
República, antiguo Paseo del Príncipe, hasta comienzos de verano
que daba por concluidas las funciones diarias de cine sonoro583 para
reanudarlas septiembre. Ese otoño inició la temporada con una
película de lujo, Luces de la ciudad, que obtuvo un lleno rebosante.
584

La temporada cinematográfica programada ese año por el gerente


del Hesperia con la casa Filmófono fue realmente de lujo: Cazadores
furtivos, Piratas de Shangay, El tío Ernesto, La vida de los
582
(El Heraldo, 17.12.1932)
583
(La Crónica Meridional, 1.6.1933)
584
(La Crónica Meridional, 18.9.1933)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
245

Cartujos, Campeón de mi amor, Atletismo, Amoríos, de la


productora Cinaes, un film musical Danubio Azul, de la productora
Carlos Estella, La hermana blanca o Torero a la fuerza. Algunas
de ellas pudieron estrenarse en nuestra ciudad, otras no superaron la
censura del gobierno republicano, que venía actuando casi con los
mismos criterios que los gobiernos anteriores de la Dictadura, y a
final de octubre de 1933, el Hesperia contó con la presencia del
actor Juan de Landa que se trasladó a Almería para promocionar su
película El Presidio (Ward Wing, 1930), una versión en español de
The Big House supervisada por Egar Neville.

Coincidiendo con el comienzo del verano del 33 aparece un nuevo


salón de espectáculos, el Tiro Nacional, una sala o terraza de verano
que alternaba las varietés con el cine sonoro. A veces, al final de las
funciones cinematográficas se programaban otros actos que solían
terminar a altas horas de la madrugada, tal fue el caso la noche el 28
agosto que, después de la proyección habitual del Journal Pathé y la
película sonora Cazando fieras vivas, se procedió a la elección de
Miss Almería. Era una actividad organizada por la Asociación de la
Prensa local que concedió el premio a la señorita Maruja Sáez
Contreras. Esta iniciativa de los periodistas almerienses tuvo al
principio un cierto signo elitista, pues se celebraba con el Baile de la
Prensa en el Casino. Sin embargo, al advenimiento de la República
alcanzó un marcado tinte popular convirtiéndose en un
acontecimiento democrático de prestigio en la ciudad donde se solía
elegir a Miss Prensa y Miss Almería conjuntamente. El año 1934
recayó en la señorita Margarita Sánchez y en 1935 en la joven de
dieciocho años Lolita García, que se confesaba francamente
izquierdista. 585

El nuevo cine del Tiro Nacional se instaló en el camino de la Estación


en el campo del Tiro Nacional, de ahí su nombre, con un escenario
portátil traído de Madrid y una iluminación en todo el recinto hecha
por el técnico electricista almeriense Sr. Segado, después operador
cinematográfico con el empresario del Cervantes y el Hesperia, don
Isidoro Vértiz, y otro técnico traído de Madrid por la empresa EDAM,
que se alojaba en el Hotel La Perla, propiedad entonces de don
Gustavo Rodríguez Hernández, en la plaza Joaquín Ramón García.

El primer arrendatario del Tiro Nacional cine fue la Empresa Cuevas


que, al año siguiente, traspasó a don Isidoro Vértiz Iturregui, oficial
del ejército llegado a Almería con destino al conflicto de Melilla en los
años veinte y, posteriormente, afincando en el Cuartel de la
Misericordia. La Ley Azaña le obligó a la jubilación prematura del
ejército y se afincó en nuestra ciudad, casándose con la joven viuda
doña Jacobina, emprendiendo diversas actividades empresariales
cinematográficas en la ciudad.

585
(La Lucha, 9.3.1935)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
246

Don Salvador Durbán, junto a otros accionistas, traspasó el Hesperia a


don Isidoro Vértiz y puso al frente de la gerencia a don Luis Iribarne.
Por su parte, don Miguel Gómez Navarro se traslada a Sevilla y, con la
autorización del Círculo Mercantil, traspasa el Cervantes al señor
Vértiz, quedando éste con el control de la exhibición cinematográfica
en la ciudad, a la que añadiría posteriormente la Terraza Hesperia,
instalada en un solar de la Huerta de los Cámara, donde compró un
solar a cinco pesetas el metro cuadrado.

Parece ser que antes del Tiro Nacional funcionó otro cine de verano,
según Martínez O´Connor, llamado Terraza España en la calle
Eguiler que fue antes un local de almacén tradicional de duelas y
arcos para barriles cuyo propietario, Sr. Martínez, llevaba la
representación del jabón Lagarto, la Casa Ramoneda S.A. de
Barcelona y, al morir, los herederos vendieron a don Isidro Vértiz para
establecer un cine provisional.586

La terraza de Verano del Tiro Nacional, como el resto de las salas,


tenían al frente a los operadores cinematográficos que eran los
responsables de las proyecciones; personajes conocedores de todos
los secretos, dueños de las sombras que hicieron soñar a tantos
almerienses desde que el cinematógrafo empezó a ser un medio de
comunicación de masas. Algunos, conocidos para nosotros; otros,
anónimos profesionales, que desde los comienzos de siglo empezaron
a descubrir los secretos de aquellas mágicas linternas y trasladaban
sueños en forma de haces de luz a un público hambriento de
esperanzas.

Los Operadores Cinematográficos almerienses proyectan


sueños todas las noches

Un tal Sr. López fue el primer operador cinematográficos del que


tenemos referencia en 1911 en el teatrico de Los Jardinillos. A él le
sucedieron toda una saga de operadores, auxiliares, acomodadores,
taquilleros... Juan Antonio Almécija, taquillero del Trianón por las
noches y de día recadero del Garaje Inglés de don Adolfo Téllez; Juan
Panza, capaz de pegar los textos anunciadores de las
representaciones teatrales, a pesar de no saber leer, sin error. Pero
sobre todo famoso en la ciudad porque se atrevió a meterse solo en
una jaula de leones. Le sucedió Nicolás Mañas, que desde los tiempos
del Variedades pegaba con tachuelas las cartelas de las películas y
funciones teatrales en la Puerta Purchena y Barrio Alto, también era
el avisador, encargado del alojamiento de las compañías teatrales y
llevar el café. Le sucedió don Gregorio Dioni que, además, portaba la
publicidad de las películas al Diario de Almería en la calle Las Tiendas
y a Radio Almería en la calle Arapiles a cuyos periodistas se les
(“Historia de mis padres”, Martínez O´Connor. Edición del autor. Almería,
586

1973. Nota del autor: El Tiro Nacional estaba situado en la calle Eguiler.
Probablemente se refiera a este cine y no a la Terraza España)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
247

permitía entrar de gañote al cine. De los Segado y Pepe Nieto


aprendió tan bien el oficio de operador cinematográfico que don
Isidoro Vértiz le dio de alta en la perra gorda en 1936 años; Juan
Álvarez incansable repartidor de cientos de programas de mano
alargado confeccionados en la imprenta Peláez, de la calle Murcia;
Isabel Martorell, la taquillera del Hesperia y el montador Diego Plaza,
a quien don Isidoro encomendó el montaje de los decorados cuando
de alguna actuación teatral se trataba; Juan Ruiz, que confeccionaba
con tinta china y acetato vistosas diapositivas de anuncios de las
próximas películas del Hesperia y la publicidad previa a las
proyecciones de los Comercios Plaza, El Buen Gusto, el coñac
Garvey, que representaba don Ulpiano Díaz o los Muebles París-
Madrid, de don Rogelio Ferrer; Pepe Montero que, cuando terminaba
su trabajo de ordenanza del Catastro, se vestía con el uniforme de
portero del Hesperia, y Pedro Céspedes, del Cervantes; Antoñico, de
día repartía con un carro agua de Enix y, de noche, se convertía en el
acomodador del Hesperia. Hasta el torero Julio Gómez, Ralampaguito,
trabajó en el billetaje del Cervantes y el Hesperia. A estos, después
de la Guerra Civil, les sucederían Antonio Carreño, Fernando Ortuño,
Pepe Márquez, José Ruano, Demófilo, Virginio, Jimmy...

Y los operadores, responsables de tantos sueños, don José Nieto,


nacido en 1903 que entró de aprendiz en el Trianón en edad
temprana, junto a su cuñado Luis Garrido, que ejercía de portero en la
Jefatura de Industria; don Antonio Iribarne, hermano de don Luis
Iribarne y el hijo de éste, Y aún incluso antes que don José Nieto
estuvo el Sr. Segado que alternaba su negocio de electricidad con la
de operador cinematográfico. Éste enseñó, a su vez, el oficio de
operador electricista a don José Nieto Amate y, cuando se estableció
la normativa de que en las cabinas de los cinematógrafos debía
contar con un operador y un auxiliar por proyector, a don José Nieto
Amate se le encomendó la responsabilidad de los cines Trianón,
Cervantes, Hesperia y la terraza de verano del Versalles. Con el
tiempo estableció por su cuenta un local de electricidad en la calle
Reyes Católicos, frente a la actual sala de Bingo, simultaneando su
actividad cinematográfica -como su maestro- con la de electricista.

Junto a él aprendieron el oficio operadores cinematográficos como


Galindo, Antonio Liébanes, Miralles, Nicolás Mañas y Gregorio Dioni,
testigo en su juventud de los cinematógrafos de los años treinta. Él es
la fuente documental de cómo llegó a manos de don José Nieto una
cinta grabada por la casa Gaumont –documento historiográfico de
nuestra ciudad-, cuando el Rey Alfonso XIII estuvo en Almería
imponiendo la medalla al Mérito Militar al Regimiento de la Corona nº
71.

En la cinta, de unos 25 minutos aproximadamente de duración,


aparecían planos de la Catedral, Alcazaba, Parque, Puerta Purchena,
Pescadería –según nos comenta don José Luis Nieto (hijo)- y del
Puerto, donde se veían las tareas de carga y descarga de barriles de
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
248

uva para su almacenamiento en los tinglados del Puerto y, desde allí,


en barcazas hasta los buques anclados en la bahía. También
aparecían planos de detalle de maniobras para el embarque del
mineral de hierro hasta el Cable Inglés; un recorrido por el
Campamento Álvarez de Sotomayor y un travelling por el Paseo del
Príncipe donde se observaba la sastrería de Herrada y edificios como
el Círculo Mercantil junto a otros ya desaparecidos. Por fin, un plano
general se abre para mostrar la estación de ferrocarril adonde la
cámara se aproxima en zoom para mostrar los concejales ataviados
con uniforme de gala, el obispo de la diócesis y otras autoridades
civiles y militares, junto a una muchedumbre que espera la llegada
del Rey. Posteriormente se observa un vistoso desfile militar a lo
largo del Parque Viejo donde aparece situada una tribuna y el Rey
presidiendo el desfile.

Esta película fue proyectada numerosas veces por don José Nieto
Amate en el cine Hesperia e Imperial (antes Versalles), después de la
Guerra Civil, a diversas familias de la capital que se lo solicitaban, ya
que en la cinta se podían reconocer familiares ya fallecidos que, por
ser autoridades en aquel tiempo, aparecían en primeros planos en el
acto de recepción al Rey, como la señora doña Adela Pérez, esposa
del Sr. Cassinello, o doña María Jiménez García. Estas proyecciones
espontáneas y desinteresadas se exhibían siempre al término de las
sesiones habituales en estos cines y los asistentes, familiares y
amigos salían emocionados.

El depositario y propietario de esta cinta era don José Nieto, -jefe de


cabina del Cervantes junto al operador don Nicolás Mañas y el
ayudante don Gregorio Dioni, también operadores del Tiro Nacional y
Versalles- que se la dio don Miguel Gómez Navarro, junto con otros
objetos, como compensación de una deuda –nos cuenta su hijo- que
el gerente del Cervantes tenía con él, aunque según nuestros datos
don José Nieto no llegó a trabajar con don Miguel Gómez Navarro, sino
con Vértiz. La cinta fue guardada en casa hasta el año 1967 que
decidió entregársela al entonces príncipe don Juan Carlos. Para ello,
aprovechando un viaje de su hijo a Madrid, el joven José Luis se dirigió
al diario ABC, para ver si me podían informar qué es lo que que tenía
que hacer para hacer llegar la película a la Zarzuela. Esto fue una
ingenuidad por mi parte –nos comentaba lleno de indignación-. En la
sede de ABC fui recibido por un señor que dijo ser Secretario de don
Juan de Borbón y le aconsejó que la película debería recibirla don Juan
de Borbón, por ser éste hijo del fallecido don Alfonso XIII y que él
podía hacerla llegar a su destino. Yo accedí a la petición y le entregué
la película a este señor, que me aseguró recibiría notificación de la
llegada a su destino. Pero esta carta nunca llegó.

El Tiro Nacional dispuso desde el primer momento de un ambigú que,


en junio de 1935, el secretario de esta Sociedad, don Antonio
Altolaguirre, sacó a concurso público para su arriendo, pues el
servicio prestado el año anterior no ofrecía calidad. Comenzó a
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
249

funcionar por la verbena de San Pedro con la proyección El canto del


ruiseñor, una producción Cifesa dirigida por Carlos San Martín, con
Pepe Romeo y Maria Espinal como intérpretes. La apertura de la
terraza de verano del Tiro Nacional supuso un respiro para la afición
almeriense que se sumaba a la programación de la Terraza Hesperia
y al Cervantes, ocasionalmente. Ofrecía una amplia oferta
cinematográfica, estrenando o reponiendo algunas películas
interesantes, pero tardías. Además de Carceleras, en su versión
sonora, se estrenó Svengali, anunciada como obra cumbre del cine
parlante, con John Barrimore; El Danubio Azul, en su versión
censurada; La Amazona de las rosas, Aves del paraíso, con
Dolores del Río, que empezaba a ser conocida por el público
almeriense, y otras de menor entidad.

Los almerienses tuvieron que esperar a la temporada de otoño para


encontrarse en el Hesperia con Marlene Dietrich en El Expreso de
Shangay, anunciada en español por dobles y La Venus rubia; con
Maurice Chevalier en Petit Café; con Catalina Bárcena en
Primavera en otoño (1933) guionizada por Gregorio Martínez
Sierra y José López Rubio; con Lilian Harvey en Pez de tierra. Pero,
sobre todo, las nuevas novedades de la UFA como Dilema, Órdenes
Secretas, etc., dentro de la programación semana UFA de este cine
de la que se decía que las semanas de cine sonoro UFA eran
referente de calidad cinematográfica en la ciudad. Estas semanas
UFA se prolongaron después de 1939, junto a sus famosos
documentales encabezados por el rótulo Ojo y oídos del mundo.

El cine Hesperia disponía de varios proyectores con sus respectivos


operadores -eloperador jefe y el auxiliar- que se iban sustituyendo por
otros más modernos, según se iban introduciendo nuevos avances
técnicos. Los aparatos eran buenos, pero todavía no les habían
quitado las alteraciones en el tono de la voz que de cuando en
cuando surgían y producían mal efecto... y protestas entre el público,
dándose el caso que los personajes perdían la voz, aunque la
recobrasen inmediatamente, como le ocurrió al juez de la cinta
proyectada en el Cervantes el 29 de mayo de 1931 Del mismo barro
y con más frecuencia a los intérpretes de El embrujo de Sevilla,
proyectada en el Hesperia el 18 de diciembre del mismo año. Ahora
las proyecciones del Hesperia reunirían condiciones de sonido y luz
inmejorables, gracias al esfuerzo del Sr. Vértiz por ofrecer calidad en
las proyecciones, pero en las terrazas de verano las condiciones
cambiaban, pues se instalaba un proyector por cabina que, junto a la
limitación de 35 minutos por bobina, obligaba a interrumpir la
proyección para instalar la siguiente bobina. Operación que se hacía
dos o tres veces por sesión, según duración de la cinta. El proyector
más antiguo era el KRUPP alemán, un viejo armatoste que no
superaba la calidad de los Gaumont franceses. Pero eran aparatos de
la época del cine silente que funcionaban también con el sonoro
gracias a la habilidad técnica de los operadores. Parece ser que para
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
250

la adaptación sonora se llamó a un técnico almeriense de Albox, don


Francisco Navarrete, que trabaja en Jaén con don Manuel Rubio,
representante único para Jaén, Almería y Granada de la casa Philips.
El intento no debió prosperar porque poco después nos encontramos
nuevos proyectores con adaptación sonora Tobis-Klangfilm.

La temporada de invierno de 1934 arrancó con una magnífica


programación cinematográfica en la pantalla del Hesperia, pero
también con dos magníficos proyectores AEG que sustituían a los
Ossa587 que don José Nieto y los Segado manejaban a la perfección.
Para su instalación se había trasladado a la capital un técnico alemán,
requisito imprescindible de la AEG que, mientras procedía a su
instalación circuló la noticia de que un dirigible estaba cruzando la
ciudad a baja altura. Este señor, como todos, salió de la cabina de
montaje y, al observar que el zeppelín era alemán, se puso firme en
medio de la calle frente al dirigible, que avanzaba majestuosamente
por la Rambla, se cuadró y, brazo en alto, saludó a modo nazi hasta
que cruzó por encima de los atónitos espectadores.

En los cines, y especialmente en las terrazas de verano, aparte del


ambigú del que disponían, en los descansos unos espectadores
aprovechaban el momento para comenzar las incidencias de la
película y otros se hacían eco de la llamada, cansina y repetitiva, del
Yimi, portador de una vasera con 7 u 8 vasos que repetía
monótonamente: ¡Hay agua y refrescos¡. El agua del Yimy era del
grifo, pero la gaseosa blanca la adquiriría primero en el
establecimiento de refrescos del popular don José el del Porvenir, que
los hacía ajarabados coloreados de naranja, limón y menta.

La primera proyección de 1934 fue Los Nibelungos (Fritz Lang,


1924) anunciada en la prensa como sonora y que, sin embargo, es
silente; El signo de la cruz, (Cecil B. De Mille, 1932), fue la primera
proyectada en funciones de 4, 6 y 10 de la noche durante tres días y
con lleno a rebosar en cada función a la que siguió la producción
española En cada puerto un amor (Carlos F. Borcosque, 1931)
interpretada por Conchita Montenegro y José Crespo; también
tuvieron ocasión de encontrarse otra vez con la actriz Marlene
Dietrich en El cantar de los cantares (The Song of Songs, 1933) de
R. Mamoulian, y una extraña producción alemana de 1933, la versión
censurada de Amoríos (Liebelei,1933) de la Tobis-Klangfilm junto a
un film del pionero del cine en España, Ricardo de Baños, El
Relicario (1933), con Nieves Aliaga y José Alcazaba además de una
interesante comedia silente de Robert Z. Leonard, Té para tres
(1927) en el Cervantes, que continuaba su programa de cine silente
hasta la feria de 1934, que instaló un nuevo proyector AEG y empezó
su programación de cine sonoro.
(La AEG era un conocido trust alemán de la electricidad fundado en
587

1887. Su relación con el cine se debe a que en 1917 fue una de las
empresas fundadoras de la U.F.A., la más importante productora y
distribuidora de Alemania)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
251

Ahora, desde el cine sonoro del Teatro Cervantes los almerienses


empiezan a conocer a Edward G. Robinson en su eterno papel de
gánster con una cinta del género policiaco, Fuera de la ley (1930)
pero también los noticiarios sonoros de la Fox Movietone que se
anunciaba con un rótulo dando vueltas en el que se leía Habla por sí
mismo. La producción cinematográfica nacional escaseaba en
nuestras pantalla pero, cuando se producía el estreno de una cinta
española el éxito estaba asegurado, como en el caso de la película
dirigida por Benito Perojo, El hombre que se reía del amor (1932),
que durante varias noches se mantuvo en cartel y cuya interpretación
corrió a cargo de la archiconocida Antoñita Colomé, que gozaba de
admiradores locales, Rosita Díaz Gimeno, María Fernanda Ladrón de
Guevara, Ricardo Muñoz y Rafael Rivelles, le precedían siempre la
revista sonora Fox Movietone y, en esta ocasión, con un documental
sobre la Alhambra de Granada junto a una producción de la
Western Electric Sound System, La hermana blanca, dirigida por
Victor Fleming y en la interpretación el admirado Clark Gable y Helen
Hayes, censurada previamente por el Gobernador Civil y autorizada
finalmente en la capital; El puente de Waterloo (1931, de James
Whale, con Douglass Montgomery y Mae Clarke; Fuera de la ley;
Leslie Howard, interpretando el exquisito romance de La llama
eterna (1932), junto a Norma Shearer y Fredric March, dirigidos por
Sidney Franklin.

Al llegar el verano en la Terraza Hesperia los almerienses pudieron


ver Torero a la fuerza, una producción de Artistas Asociados que
había sido prohibida su proyección en España a petición del gobierno
mejicano, aunque una vez censuradas algunas escenas fueron
autorizadas el 8 de noviembre; también se pudo ver por primera vez
una versión fantástica del más puro cine clásico, King Kong, dirigida
por Merian C. Cooper e interpretada por Fay Wray. Una cintas
refrescantes –según la prensa- para las noches de julio y agosto
fueron Tarzán de los monos (1932), el primer film de la serie
interpretado por Johny Weissmuller en la Terraza del Hesperia, y
Héroes de tachuela, (Helpmates, 1932) con la genial pareja Stan
Laurel y Oliver Hardy junto a la omnipresente revista documental de
la Fox Movietone, más otra de dibujos animados para compensar la
duración de 20 minutos de Héroes de tachuela; Melodía del arrabal
(1933) con la incomparable pareja Imperio Argentina y Carlos Gardel,
que llenó la terraza del Hesperia.

El año terminó con una producción americana en versión española


interpretada por José Mojica y Rosita Moreno, El rey de los gitanos
(Frank R. Strayer, 1933); la versión sonora de El negro que tenía el
alma blanca (Benito Perojo, 1934), protagonizada por Angelillo,
estrenada en nuestra ciudad, sorprendentemente, justo un mes
después de ser estrenada en el cine Rialto, de Madrid, cerrando la
temporada con La Reina Cristina de Suecia (1933), interpretada
por Greta Garbo y John Gilbert en una romántica historia enmarcada
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
252

en la Guerra de los Treinta Años, una película que se anunciaba los


días previos con el primer trailer en la pantalla del Hesperia.

El Teatro Cervantes abandona su programación de cine silente y


prepara su sala con un nuevo proyector AEG alemán que sustituía al
histórico Gaumont francés, además de Té para tres, los almerienses
se volcaron con Ana Karenina y un reportaje de la Fox Movietone
sobre los sucesos de Asturias y Barcelona, que tanta conmoción
causaron en la República; 20.000 años en Shing Shing y una
curiosa película encubierta publicitariamente con un supuesto
carácter científico: El misterio de los sexos, en la que participaban
los científicos Voronoff y Pehan. En realidad lo que hacía atractivo el
pase de esta película era la picaresca recomendación del anuncio
publicitario: No apta para señoras. 588

En 1935, para una población de 24 millones de habitantes, existían


en España cuatro mil salas de exhibición y 20 firmas productoras. El
estallido de la guerra civil en 1936, en cuyo desarrollo se mantuvo la
provincia de Almería leal al gobierno republicano, limitó
considerablemente las actividades cinematográficas y el repertorio de
estrenos. Hasta tanto, la exhibición almeriense se basaba en
algunos estrenos tardíos, sometido a lotes, y reposiciones a las que el
público respondía fielmente, relegando a un plano secundario los
espectáculos teatrales. Se llegó a proyectar hasta tres veces la
película El agua en el suelo (E. Fernández Ardavín, 1933), el mayor
éxito de Cifesa en la temporada del 34 que, según anunciaba la
publicidad, costó 350.000 ptas., un presupuesto muy alto para la
época y rodaje de seis meses. Fue estrenada en nuestra ciudad con
tres años de retraso, pero con rotundo éxito. Fue rodada en varios
escenarios de Cantabria y con especial incidencia en Comillas.

Pero la crónica cinematográfica del cine español no se agota aquí sino


que, sorprendentemente, a las pantallas almerienses empiezan a
llegar muchas producciones nacionales. Desde principios de año se
venían proyectando con enorme éxito títulos como La hermana San
Sulpicio (1934), de Florián Rey, interpretada por Ana Adamuz y la
admirada María Anaya, en doble sesión con El hombre mecánico de
Mackey, una película de dibujos animados que tan del agrado del
público almeriense resultaban; Sor Angélica (1934), de Francisco
Gargallo, estrenada en abril en el Hesperia y en reposición en la
Terraza de Verano del Hesperia en agosto. Durante su estreno en la
puerta del cine y en la prensa se anunciaba: Se pone en conocimiento
de los señores que tienen encargos de localidades para Sor Angélica,
en las funciones de hoy domingo, que no les serán reservadas por
exceder los pedidos del número de butacas que la sala no tiene. La
taquilla se abrirá a las 11 de la mañana; 589 Viva la vida (1934),
dirigida por José María Castellví y guión del propio Castellví; Del

588
(La Crónica Meridional, 6.9.1934)
589
(La Cronica Meridional, 29.4.1935)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
253

mismo barro, en versión en español de la cinta dirigida por Víctor


Fleming y proyectada en dos ocasiones, una en mayo en el Cervantes
y julio en el Hesperia. En su reparto encontramos los nombres de los
cordobeses Rafael Valverde y Carlos Villarías, éste volvería a las
pantallas almerienses durante la feria de agosto del 35 con Drácula,
una película de la Universal; La Dolorosa (1934), del francés Jean
Grèmillon, primera película producida por la empresa valenciana
Producciones Cinematográficas Españolas Falcó y Cia. con argumento
netamente español e interpretada por Rosita Díaz Gimeno y el tenor
Agustín Godoy, un argumento muy conocido del público almeriense
pero que no resultó del agrado general. Otra producción que llamó la
atención fue la producción norteamericana sobre el líder de la
revolución mejicana, ¡Viva Villa! (1934), de Jack Conway,
interpretada por Wallace Beery en el papel de Pancho Villa.

En La Pelirroja se advertía al público que el argumento de la


película era muy atrevido en su desarrollo.590 Fue interpretada por
Adolphe Menjou (La Sirena del Palace, 1932, de Fred Niblo) ya
conocido por cintas anteriores como La dama del club nocturno o
Amigos o rivales?. Madame Butterfly (1932), de Marion Gering
en la que pudieron admirar por primera vez a Cary Grant en el papel
de Pinkerton y a Claudette Colbert en A la sombra de los muelles
(1933), de James Cruze; La ciudad de cartón (Cardboard City,
1934), una producción americana de Louis King con créditos del
guión firmado por Gregorio Martínez Sierra, uno de tantos guionistas
fichados por la Western Company para las versiones americanas para
el sustancioso público de habla hispana; Rasputín y la Zarina
(1932), de Richard Boleslawski, con John Barrymore de protagonista y
tantas otras de corte americano procedentes del stock que los
distribuidores de la Metro ofrecían a los exhibidores de provincia.

Durante el verano en la confortable terraza del Hesperia se pudo ver


la versión sonora de Violetas Imperiales (1932), con Raquel Meller
como protagonista que interpretó ante la pantalla su repertorio de
canciones que deleitó a los almerienses. Anteriormente, también en
el Hesperia, pudieron ver la noche del 12 de noviembre de 1924 la
versión silente. El año 35 se cerró en el Hesperia con una producción
sonora de la Fox exhibida en el Cervantes junto a un corto sonoro de
dibujos animados, La pequeña coronela (David Butler, 1935), con
Shirley Temple y Lionel Barrymore.

El nuevo año se abre en el Hesperia con un remake de Rosario la


cortijera en la versión sonora de León Artola. La versión silente ya
se había proyectado en el Teatro Cervantes el 20 de octubre de 1925,
corriendo la adaptación musical a cargo de la orquesta del Cervantes
dirigida por el maestro Blas Torres. Los exteriores de la película
dirigida por León Artola en 1935 se habían rodado en el cortijo

590
(El Heraldo, 2.3.1935)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
254

Alamillo de Villarrubia de Córdoba y en Salamanca,591 enmarcándose


la producción dentro de la campaña de actualización sonora que
había emprendido la industria española, volviendo a las producciones
seguras y de rentabilidad económica. La película, protagonizada por
Estrellita Castro, Niño de Utrera y Rafael Durán, se desarrolla en una
dehesa salmantina donde vive Rosario con su familia. Rosario está
prometida a Rafael, mayoral del cortijo, pero cuando aparece su
primo Manuel, un joven torero que ha triunfado en América, Rosario
se enamora de él y se escapa con el torero a Sevilla que, termina por
abandonarla. Rafael, despechado, acude a Sevilla en busca de los
amantes donde se produce una pelea entre ambos hombres que
pondrá fin a la vida del torero. Pero Rosario sigue amando al torero y
llora sobre su cadáver, mientras el mayoral vuelve al cortijo pleno de
dignidad.

En febrero de 1936 el Frente Popular barrió en las elecciones,


produciéndose un cambio de gobierno en todas las instituciones de
Almería. El cambio político, sin embargo, no contribuyó a la
estabilidad política sino que radicalizó las diferencias entre las
distintas fuerzas políticas. Se inicia el año 1936, un año muy
importante en la historia de España y en el presente estudio, ya que
marca el fin del período del cinematógrafo analizado.

En los primeros meses de año las pantallas almerienses estrenan más


e interesantes películas españolas casi al mismo tiempo que en el
resto de los cines de otras provincias como Córdoba, Sevilla, Murcia o
Málaga. En el Hesperia se estrenaba El niño de las monjas (José
Buchs, 1935), Currito de la Cruz, El genio alegre (Fernando
Delgado, 1936), Casta diva (1935), una producción alemana de la
casa Ufilms que, casi con toda seguridad, venía acompañada de un
noticiario de la misma nacionalidad en el que aparecía Adolf Hitler.
Los almerienses ya tenían referencias del líder nazi a través de la
prensa y otros informativos porque tuvieron ocasión de conocer la
historia del pueblo alemán cuando se proyectó la película Del Kaiser
a Hitler en el Hesperia, el 18 de junio de 1935.

Algunas distribuidoras nacionales, en competencia con la producción


norteamericana, comenzaron a organizar visitas promocionales de
sus estrenos en las capitales de provincia que reunieran las
condiciones de un mercado atractivo y unos empresarios bien
relacionados. Almería, evidentemente, cumplía estas exigencias y lo
prueba la presencia de Miguel Ligero para la promoción de la película
de ambiente andaluz Morena Clara (Florián Rey, 1936), rodada muy
cerca de Almería, en Purullena y Guadix, donde se tomaron algunas
secuencias que no se incluyeron en el montaje definitivo. 592

591
(RAFAEL, Jurado Arroyo, Los inicios del cinematógrafo en Córdoba,
Filmoteca de Andalucía,1997)
592
(Guadix y el cine, F.Ventajas y M.A. Sánchez Gómez. Guadix 2004)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
255

En efecto, la noche del martes, 16 de abril, se estrenó Morena


Clara y el actor de la película, Miguel Ligero, se presentó en el
Teatro Cervantes ofreciendo una charla siempre en tono de broma,
de las ventajas e inconvenientes que ofrece la calidad de estrella,
trazó, salpicándolas de versos humorísticos, más o menos ripiosos,
algunas semblanzas de artistas que han alcanzado la cima de la
celebridad y, además, propuso al público que en la segunda vuelta a
las ciudades que visite se den funciones gratuitas para los niños
pobres, y más aún, lo que se recaude entre el resto del público se
aplique a fines benéficos, detalle que fue muy aplaudido por el
público asistente. 593

El formato de la gira consistía en la visita a la ciudad de un actor muy


popular con el fin de asistir al estreno de una de sus últimas películas
para promocionar la cinta, pero también la producción nacional. Antes
de la proyección el artista ante la pantalla hablaba al público, recitaba
poesías o cantaba. A continuación se estrenaba la película.
Paralelamente, la productora orquestaba desde los medios de
comunicación locales toda una batería de publicidad encubierta
desde la sección local. Es el caso de La Crónica Meridional, llamada
Cinelandia al día mientras las películas se mantuviese en cartel.
Reproducimos aquí algunas reseñas por estar llenas de ingenuidad
periodística y carga publicitaria presentadas, bien en torno a la
película,594 bien en torno a la productora. 595

593
(La Crónica Meridiona,l 16.4.1936)

594
(...Este acontecimiento que el público esperaba con interés creciente la
proyección de este gran film, que añade al prestigio de la obra original la
garantía artística que significan los nombre de Imperio Argentina y Miguel
Ligero, y la labor directriz de Florián Rey.
Ahora, ante el anuncio de su inmediato estreno en el Hesperia el
entusiasmo incontenido –quebrando el ansia de la espera- se desborda en
demanda de localidades e impaciente efervescencia de comentarios. (El
Heraldo de Almería, abril, 1936)
595
(El éxito pujante que está adquiriendo la cinematografía española y, en
especial, la joven y ya primera marca nacional Cifesa es un hecho que
nadie ha puesto en duda. No sólo es el impulso que esta marca ha dado a
nuestra producción hispana, sino que adentrándose por el mercado más
difícil y de mayor competencia, como lo es el europeo, a los pocos días de
montar una sucursal en Paris y visionar en prueba privada el material de
esta marca, se procede al rápido doblaje en lengua francesa de la película
“Es mi hombre”. A esta película sigue el doblaje, también en lengua
francesa de “Nobleza baturra”, la gran producción de Imperio Argentina,
dirigida por Florián Rey.

En Jerusalén, la casa J.Awad y Miguel ha comenzado la distribución de


“Nobleza baturra” con títulos superpuestos en francés, por los países
Palestina, Siria y Egipto. En Bélgica la casa Lumina Film, de Ámsterdam,
ha presentado ya con extraordinario éxito de publico y crítica, las
películas “Nobleza baturra” y “Felipe II y El Escorial”. En Holanda la
primera película española, también de la marca Cifesa, que ha sido
presentada es el “sketch” de Imperio Argentina titulado “Romanza Rusa”
(Ojos negros)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
256

El 18 de abril se estrena en el Hesperia la triste película La hija de


Juan Simón (Sáenz de Heredia, 1935), el gran éxito de Angelillo, que
propone una visión amable y solidaria sobre los problemas de las
clases populares, cuyas condiciones de vida se presentan con
negritud, al tiempo que no se ahorran ácidas observaciones sobre esa
fracción de la burguesía que no tardará en nutrir las filas de los
insurrectos franquistas. La prensa ya había advertido de los
problemas que suscitó el rodaje de esta película.

La prensa anunciaba la pronta inauguración de dos nuevas terrazas


de verano para las calurosas noches de verano almeriense. Los
almerienses esperaban como agua de mayo la apertura de los nuevos
cines. Finalmente se abrieron el Versalles, el cine de la Plaza de Toros
o Iris Park y el Katiuska. La Terraza Hesperia pasó a llamarse Tiro
Nacional, administrada por el Sr. Vértiz.

El Katiuska abrió el 4 de junio en un local de la calle General Luque,


propiedad de don Francisco Hita, con la intención de competir con los
cines del Sr. Vértiz. Un negocio familiar de don Baldomero Luque,
operador cinematográfico con el Sr. Vértiz, que había transformado el
viejo almacén de barrilería en sala cinematográfica para que
funcionara durante todo el año. Tenía dos clases de localidades y
ofreció funciones diarias de cine sonoro con un proyector OSSA, de
segunda mano, adquirido en Granada, aunque este dato no está
suficientemente contrastado.

El cine Versares, luego cine Imperial, abrió sus puertas el sábado, 20


de junio a las 10 de la noche en el antiguo campo de fútbol con la
proyección Amoríos en el Parque y Casada por azar con el aforo
repleto de público. El local, propiedad de don Isidoro Vértiz, estaba
equipado con uno de los proyectores Gaumont Ideal Sonoro,
controlado por el operador cinematográfico Nicolás Mañas, también
operador del Hesperia junto a don Francisco Segado Ruano,
electricista que poseía una tienda en la calle Príncipe, 36. La cabina
de proyección estaba totalmente equipada con sonido óptico, el
estereofónico-magnético vendría después de la Guerra Civil.

El Iris Park se abrió con una vieja Gaumont el día 21, domingo, a las
10,15 de la noche con La viuda negra. Pero el proyector se averió y
hubo de suspender las funciones del lunes y martes.

Y por si esto no fuera bastante para satisfacción y orgullo de la


cinematografía española, hemos de agregar la noticia de que la película
“Nobleza baturra” se está doblando en París una versión en alemán, para
ser presentada, dentro de muy pocos días en Berlín, donde hay
verdaderos deseos en conocer esta notable superproducción española,
exponente del alma y del temperamento recio y vigoroso del pueblo
aragonés”. La Crónica Meridional, abril 1936)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
257

La Terraza Hesperia dejó de funcionar provisionalmente el 19 de junio,


aunque el Sr. Vértiz consiguió la concesión del Tiro Nacional al
tiempo que exhibía en el Versalles.596 El local se inauguró con una
Revista de la Paramount nº 35 y la impactante Adiós a las
armas (1932), proyectada unos días antes del golpe de Estado, con
las star-system del momento Helen Hayes, Gary Cooper, Mary Philips
y Adolphe Menjou. Para tal fin don Isidoro Vértiz adquirió un magnífico
aparato modelo AEG alemán.

Las terrazas de verano del Tiro Nacional y el Versalles estaban


equipadas con sonido óptico597 Tobis Klangfilm y dos proyectores
situados a una distancia grande de la pantalla, lo que obligaba a
consumir más pares de carbones, contribuyendo a aumentar la
calidad lumínica de la proyección, cosa que agradecía el público. Sin
embargo, el Katiuska y Plaza de Toros no estaban tan atentos a la
calidad de la proyección, es decir, que la película tuviese buena luz, lo
que favorecía al empresario el ahorro de pares de carbones -un par al
día por proyector- causa de frecuentes protestas y gritos contra el
operador.

Al final de esta época que nos ocupa, la disyuntiva que alguna vez se
planteó entre cine mudo y cine sonoro dejó de existir. El teatro
Cervantes, férreamente anclado a una programación estable de cine
mudo se inclinó ante la presión social de los aficionados y la prensa
local, cada vez más especializada, a propósito de Tiempos
modernos, asegura que el público entendido se rinde ante una
nueva concepción del arte cinematográfico sonoro.

El cine, hasta 1936, había conseguido un alto nivel. La presencia


masiva, los llenos a rebosar, la afluencia de público etc. son
expresiones constantes de los medios informativos almerienses que
avalan la consolidación del cine en nuestra ciudad y, especialmente,
del cine español que se encontraba en su mejor momento y que los
espectadores almerienses acogían con verdadero entusiasmo. Así lo
manifestaban títulos como Santa Juana de Arco (Das Mädchen
Johann, Gustav Ucicky,1935), de la productora Ufa, interpretado por
Angela Salloker y Heinrich George, exhibida el 14 de febrero en el
Hesperia; El rey de los gitanos, proyectada en el Katiuska el 13 de
junio de 1936. Aunque era una producción netamente norteamericana
de 1933, dirigida por Frank R. Strayer, fue rodada en España con
guión de José López Rubio y la interpretación del conocido José Mojica
(La Crónica Meridional, 19.6.1936)
596

(Los sistemas que se patentan en torno a los años veinte buscaban


597

hacer realidad un sueño de muchos: que los actores hablen en la pantalla.


Se idearon distintos sistemas: Sistema de sincronización del disco con el
proyector cinematográfico y, el más perfecto, registro de sonido en la
misma película o sonido óptico con los modelos Movietone y Photophone
de la RCA. Se adoptó un sistema estándar de sonido para evitar el caos en
la industria. Se decidió que el más apropiado era el sonido óptico, porque
iba impreso en la misma película. El estereofónico-magnético se instalaría
después de la Guerra Civil)
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
258

y la no menos conocida del público almeriense Rosita Moreno, al igual


que Yo, tú y ella (John Reinhardt, 1933); El malvado Carabel
(Edgar Neville, 1935), con guión de Wencelao Fernández Flórez,
proyectada a finales de mayo en el Hesperia ante un público que
aplaudió a rabiar a la intérprete Antoñita Colomé; Morena Clara, El
niño de las monjas, El gato montés (Rosario Pí, 1935) que fue, en
opinión de Edgar Neville, la primera directora del cine sonoro español.

A mediados de junio de 1936 la prensa venía anunciando un saldo


desfavorable al Gobierno de España y al Frente Popular. Cada día la
inquietud y desasosiego, debidos a la inercia legislativa, motivaban
un ambiente cargado de sombríos presagios, dibujándose oscuras
fórmulas sobre España. A partir de esta fecha se quebraron muchas
esperanzas y nuestro cine, el cine español, tardaría muchos, muchos
años en despegar. 598

Conclusión

Las respuestas de los empresarios y público de Almería a las


transformaciones materiales, económicas y sociales operadas en las
décadas anteriores abren nuevos caminos por los que va a transitar
el futuro de la exhibición cinematográfica en la capital. En este
sentido, podemos decir que la continuidad que se produjo entonces
entre teatro y cine fue similar a la actual entre cine y televisión.

A la vista de lo expuesto, y considerando la reducida población de


Almería, podemos afirmar a modo de resumen que las primeras
exhibiciones de cine sonoro son relativamente tempranas respecto a
otras ciudades de España, también la implantación definitiva del
sonoro.

El sonoro, de repente, acabó con toda una experiencia anterior


del espectador de cualquier sala, al eliminar la figura del pianista o la
pequeña orquesta que interpretaba en la mayoría de los casos según
su inspiración. Por otra parte, el cine sonoro acaba en las salas
almerienses con lo que hasta entonces había sido un público
bullanguero y zumbón a otro silencioso que respeta la banda sonora
de la película de obligatoria escucha, y sin ninguna concesión al azar
o a la participación del espectador, además de eliminar los títulos
escritos, que provocaban en el espectador de la época distintas
reacciones.

598
(Román Gubern, el libro El cine sonoro en la II República (1929-1936),
Lumen, Barcelona, 1977, Pág. 231 analiza rigurosamente este período: En
la temporada que precedió al estallido de la Guerra Civil, la temporada
1935-36, el cine español alcanzó la cota de prosperidad industrial más alta
de su historia, esta cota que ha permitido acuñar después la expresión
“edad de oro del cine español” (...) Pero la sublevación fascista de 1936
dio al traste con esta esperanza”.
Crónica social del cine en Almería: 1896-1936
259

En fin, estas características hacen que se acentúe el carácter


autárquico de la película (empieza a perder sentido la inclusión de
otros espectáculos sonoros junto a él, como las varietés ), lo que
constituye el paso definitivo hacia un modelo de exhibición y
representación que con prácticamente ninguna variación es el cine
que ha llegado a nuestros días.

El cine, en fin, tuvo una gran influencia en nuestros antepasados,


quizás más que en otras ciudades. Les enseñó a ver las cosas de otra
manera, a invertir el ocio –se decía- de una ciudad monótona. De
ellos heredamos nuestra capacidad para desarrollar una percepción
especial en el ser humano y educar nuestra sensibilidad a través de
los ojos y a punto estuvimos de convertirnos en un plató que fuese
instrumento expresivo e industrial, si la imaginación política local
hubiese aprovechado la potencialidad que el momento le brindó.
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AGRADECIMIENTOS:
Doña Rosario Lucas Martínez, Doña Carmen López-Gay y
familia, Doña Jacobina Vértiz, Don José Nieto, Don Julio
Matarí Sánchez, Don Gregorio Dioni, Archivo Municipal de
Almería, Archivo Histórico Provincial, Biblioteca Villaespesa,
Filmoteca de la Generalitat de Catalunya, Diario La Verdad
de Murcia, Diputación Provincial de Cádiz, Biblioteca de la
Diputación Provincial de Almería, Archivo Municipal del
Ayuntamiento de Albacete.
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INDICE

PRESENTACIÓN
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………. Página 4

Marco de la investigación
Metodología de la investigación
I.ESPECTÁCULOS PRECINEMATOGRÁFICOS………... ………………Página 8

De la linterna mágica al cinematógrafo


Fantasmagorías
II. EL CONTEXTO CINEMATOGRÁFICO
EN EL ENTORNO SOCIAL DE ALMERÍA…………………..……. …….Página 17

La Almería del cinematógrafo


Una nueva cultura visual
El público
El cinematógrafo: de París al Paseo del Príncipe
Cinematógrafos itinerantes

III. LAS SALAS CINEMATOGRÁFICAS…………………………..…… Página 36

Los primeros cinematógrafos estables


Teatro-circo Variedades
Cine Hesperia
Teatro Cervantes
Los primeros cines de verano: Los Jardinillos y el cine del
balneario Diana
IV. REGULACION LEGISLATIVA DEL CINEMATÓGRAFO…………………………
…………………………….. Página 52

Primeras disposiciones gubernativas

V. REPERCUSION DEL CINEMATÓGRAFO


EN LA PRENSA LOCA ……………………………………………………. Página 58

Promoción y publicidad encubierta

VI. PRIMERAS PROYECCIONES CINEMATOGRÁFICAS…………………………


………………………….. Página 55

Los almerienses ante un maravilloso descubrimiento


Proyecciones de cinematógrafo y varietés

VII. LOS PIONEROS DEL CINEMATÓGRAFO


EN ALMERÍA ………………………………………... ……………………Página 81
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