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Determinación de la TMAR

Este punto es tal vez, el principal a determinar en el análisis económico. la TMAR o


tasa mínima aceptable de rendimiento, también llamada TIMA, tasa de interés mínima
aceptable o TREMA, tasa de rendimiento mínimo aceptable, se forma de dos
componentes que son: 

TMAR = inflación + premio al riesgo (1 + f) (1 + i) - 1 = i + f + if 

donde f = inflación 

La inflación se puede eliminar de la evaluación económica si se dan resultados


numéricos similares, por tanto, lo que realmente importa es la determinación del
premio (o prima) de riesgo. 

Cuando la inversión se efectúa en una empresa privada, la determinación se simplifica,


pues la TMAR para evaluar cualquier tipo de inversión dentro de la empresa, será la
misma y además ya debe estar dada por la dirección general o por los propietarios de
la empresa. Su valor siempre estará basado en el riesgo que corra la empresa en forma
cotidiana en sus actividades productivas y mercantiles. No hay que olvidar que la prima
de riesgo es el valor en que el inversionista desea que crezca su inversión por encima
de la inflación, es decir, la prima de riesco indica el crecimiento real del patrimonio de
la empresa.

Sin embargo, el verdadero problema empieza cuando se analiza una inversión


gubernamental, donde se supone que el gobierno no invierte para hacer crecer el valor
de sus inversiones. Sería erróneo pensar que porque es el gobierno quien invierte no
importa realizar una evaluación económica, por lo que se pueden tomar así decisiones
equivocadas, lo cual, evidentemente es un error.

Por tanto, al determinar la TMAR para inversiones gubernamentales, si bien es cierto


que no se debe considerar que siempre habrá pérdidas, tampoco se debe considerar
que las inversiones que haga el Estado deberán tener grandes ganancias.
Algunos investigadores de Estados Unidos han concluido que la tasa de rendimiento
que debe considerarse en inversiones del gobierno es la tasa de rendimiento de los
bonos del tesoro de Estados Unidos. En México, su equivalente sería la tasa que pagan
los CETES (certificados de la tesorería). Sin embargo, si se recuerda que la TMAR está
formada por la tasa de inflación más la prima de riesgo, entonces en México la TMAR
gubernamental sería la tasa de los CETES menos la inflación vigente en ese momento,
lo que da por resultado la prima de riesgo para inversiones del gobierno. Si se realiza
este cálculo durante el periodo histórico en que han existido los CETES, se llegará a la
conclusión de que la prima de riesgo para inversiones públicas es de cero en
promedio. 

Este resultado es lógico en cierta medida por dos razones: la primera indica que el
gobierno no ha lucrado ni desea lucrar con sus inversiones; la segunda razón, tal vez
más lógica, es que el riesgo es de cero en todas las inversiones que hace el gobierno.

Como existen dos formas de realizar una evaluación económica que son al considerar
la inflación y sin considerar la inflación, se puede concluir, luego de este breve análisis,
que si se realiza una evaluación económica de una inversión gubernamental
considerándose la inflación, la TMAR es simplemente la tasa que otorgan los CETES en
ese momento; si el análisis se realiza sin considerar la inflación, la TMAR debe tener un
valor entre cero y 3% como máximo, valor que se obtiene al restar a la tasa de los
CETES el valor de la inflación.

En caso de una inversión privada, la prima de riesgo puede variar desde un 5% para
negocios de muy bajo riesgo, hasta un valor de 50 o 60% anual, o aún más, según sea
el riesgo calculado en la inversión y operación de la empresa.

Financiamiento de la inversión 
  
Las inversiones en equipo de informática que realiza el gobierno en cualquier
organismo son la única excepción donde no se debe considerar financiamiento para
dicha inversión, pues nunca se ha visto, ni se verá, que un banco preste dinero, por
ejemplo, a una secretaría de Estado para adquisición de activos.

Cuando la inversión la efectúa una empresa privada entonces puede o no existir


financiamiento. Si la empresa cuenta con suficientes recursos propios, la consideración
de financiamiento no será necesaria. Si no es así, es posible considerar un crédito
exclusivo para invertir en el área de informática, aunque quien pague el préstamo no
sea precisamente el área de cómputo sino la empresa en general.

Probablemente éste no sea el caso más frecuente, pues como se ha dicho


reiteradamente, 1as redes LAN o los centros de cómputo se crean en las empresas
como un eficiente medio de apoyo y no porque su inversión proporcione ingresos
propios a la empresa.

Si la inversión es para crear una empresa que venda servicios de cómputo de cualquier
tipo, entonces el financiamiento recibirá un trato idéntico al que tiene una empresa
industrial.
3.1         Generalidades de la Tasa de REndimiento Mínima Atractiva (TREMA).

Todo inversionista, ya sea persona física, empresa, gobierno o cualquier otro, tiene en mente,
antes de invertir beneficiarse por el desembolso que va a hacer. Considérese que aunque el
gobierno de un país sea el que invierta, éste debe esperar, si no lucrar, al menos salir a mano
en sus beneficios respecto de sus inversiones, para que no haya un subsidio en el consumo de
bienes o servicios y no aumente el déficit del propio gobierno.

Por tanto, se debe partir del hecho de que todo inversionista deberá tener una tasa de
referencia sobre la cual basarse para hacer sus inversiones. Una tasa de referencia es la base
de comparación de cálculo en las evaluaciones económicas que haga. Si no se obtiene cuando
menos esa tasa de rendimiento, se rechazará la inversión.

Para establecer esa tasa debe considerarse que todo inversionista espera que su dinero crezca
en términos reales. Como en todos los países hay inflación, aunque su valor sea pequeño,
crecer en términos reales significa ganar un rendimiento superior a la inflación, ya que si se
gana un rendimiento igual a la inflación el dinero no crece, sino mantiene su poder adquisitivo.
Es esta la razón por la cual no debe tomarse como referencia a la tasa de rendimiento que
ofrecen los bancos, pues es bien sabido que la tasa bancaria de rendimiento es siempre menor
a la inflación. Si los bancos ofrecieran una tasa igual o mayor a la inflación implicaría que, o no
ganan nada o que transfieren sus ganancias al ahorrador, haciéndolo rico y descapitalizando al
propio banco, lo cual nunca va a suceder. Por tanto, la TREMA se puede definir como:

TREMA = Tasa de Inflación + Premio al Riesgo

El premio al riesgo significa el verdadero crecimiento de dinero y se le llama así porque el


inversionista siempre arriesga su dinero (siempre que no invierta en el banco) y por arriesgarlo
merece una ganancia adicional sobre la inflación. Como el premio es por arriesgar, significa
que a mayor riesgo, se merece mayor ganancia.

La determinación de la inflación está fuera del alcance de cualquier analista o inversionista, y lo


más que se puede hacer es pronosticar un valor, que en el mejor de los casos se acercará un
poco a lo que suceder en la realidad. Lo que si puede establecer cuando haga la evaluación
económica es el premio al riesgo.

Para calcular el premio al riesgo se pueden tomar como referencias las dos situaciones
siguientes:

a)     Si se desea invertir en empresas productoras de bienes o servicios, deberá hacerse un


estudio del mercado de esos productos. Si la demanda es estable, es decir, sí tiene pocas
fluctuaciones a lo largo del tiempo, y crece con el paso de los años, aunque sea en
pequeña proporción y no hay una competencia muy fuerte de otros productores, se puede
afirmar que el riesgo de la inversión es relativamente bajo y el valor del premio al riesgo
puede fluctuar del 3 al 5 por ciento.

Luego de esta situación de bajo riesgo vienen una serie de situaciones de riesgo intermedio,
hasta llegar a la situación de mercado de alto riesgo, con condiciones opuestas a la de bajo
riesgo, pero caracterizada principalmente por fuertes fluctuaciones en la demanda del producto
y una alta competencia en la oferta. En casos de alto riesgo en inversiones productivas el valor
del premio al riesgo siempre está arriba de un 12 por ciento sin un límite superior definido.

b)     La segunda referencia es analizar las tasas de rendimiento por sectores en la bolsa de
valores. Por un lado, deberá observar cuál ha sido el rendimiento promedio de las empresa
del mismo giro, de la bajo estudio, que cotizan en la bolsa de valores, y por otro, conocer el
valor real de la inflación. Si se observa, por ejemplo, que los rendimientos actuales
sobrepasan apenas un 3  por ciento al ritmo inflacionario, no sería acertado fijar un premio
al riesgo muy superior al promedio vigente para una nueva empresa, pues implicaría pedir
altos rendimientos a un sector productivo que  en ese momento, por las razones que sean,
no está proporcionando altos rendimientos. Ya será decisión de los inversionistas
arriesgarse en esas condiciones.

Si en un determinado sector productivo los rendimientos promedio son bajos, pero una
empresa en particular de ese mismo sector tiene altos rendimientos, no se debe confundir esta
circunstancia y querer imitarla en ganancias fijando un alto premio al riesgo en la etapa de
evaluación económica, cuando apenas se va a decidir si se invierte. La fijación de un valor para
el premio al riesgo y por tanto para la TREMA es, como su nombre lo Indica el mínimo
aceptable. Si la Inversión produce un rendimiento muy superior a la TREMA, tanto mejor.

3.2         COSTO DE CAPITAL SIMPLE O MIXTO.

La TREMA, como ya se ha comentado, es fundamental en la ingeniería económica. También


se le llama Costo de Capital, nombre derivado del hecho que la obtención de los fondos
necesarios para constituir la empresa, y que funcione, tiene un costo.

Cuando una sola entidad, llámese persona física o moral, es la única aportadora de capital para
una empresa el costo de capital equivale al rendimiento que pide esa entidad por invertir o
arriesgar su dinero. Cuando se presenta este caso se le llama Costo de Capital Simple.

Sin embargo, cuando esa entidad pide un préstamo a cualquier institución  financiera para
constituir o completar el capital necesario para la empresa, seguramente la institución
financiera no pedirá el mismo rendimiento al dinero aportado, que el rendimiento pedido a la
aportación de propietarios de la empresa.

Cuando se da el caso de que la constitución de capital de una empresa fue financiado en parte,
se habla de un costo de capital mixto. El cálculo de este costo se presenta en el siguiente
ejemplo.

 
Ejemplo: Para Invertir en una empresa de productos plásticos se necesitan $1,250 millones,
Los socios sólo cuentan con $700 millones. El resto se pedirá a dos Instituciones financieras.
La Financiera A aportará $300 millones por los que cobrará un interés del 25% anual. Por su
parte, la Financiera B aportará $250 millones a un Interés de 27.5% anual. Si la TMAR de los
accionistas es de 30%, ¿cuál es el costo de capital o TMAR mixta para esta empresa?

Solución. La TMAR mixta se calcula como un promedio ponderado de todos los aportadores
de capital de la empresa. La tabla 3.1 es una tabla de cálculo.
Entidad Aportación Porcentaje de Rendimiento = Promedio
Aportación pedido ponderado
Accionistas 700 0.56 0.30 = 0.168
Financiera A 300 0.24 0.25 = 0.060
Financiera B 250 0.20 0.275 = 0.055
Suma 1,250 1.0     0.283
 
La TMAR mixta de esta empresa es 28.3%.
Determinación de la TMAR

Este punto es tal vez, el principal a determinar en el análisis económico. la TMAR o tasa mínima
aceptable de rendimiento, también llamada TIMA, tasa de interés mínima aceptable o TREMA, tasa de
rendimiento mínimo aceptable, se forma de dos componentes que son:

TMAR = inflación + premio al riesgo (1 + //f//) (1 + //i//) - 1 =// i + f + if//

donde //f //= inflación

La inflación se puede eliminar de la evaluación económica si se dan resultados numéricos similares, por
tanto, lo que realmente importa es la determinación del premio (o prima) de riesgo.

Cuando la inversión se efectúa en una empresa privada, la determinación se simplifica, pues la TMAR
para evaluar cualquier tipo de inversión dentro de la empresa, será la misma y además ya debe estar
dada por la dirección general o por los propietarios de la empresa. Su valor siempre estará basado en el
riesgo que corra la empresa en forma cotidiana en sus actividades productivas y mercantiles. No hay
que olvidar que la prima de riesgo es el valor en que el inversionista desea que crezca su inversión por
encima de la inflación, es decir, la prima de riesco indica el crecimiento real del patrimonio de la
empresa.

Sin embargo, el verdadero problema empieza cuando se analiza una inversión gubernamental, donde se
supone que el gobierno no invierte para hacer crecer el valor de sus inversiones. Sería erróneo pensar
que porque es el gobierno quien invierte no importa realizar una evaluación económica, por lo que se
pueden tomar así decisiones equivocadas, lo cual, evidentemente es un error.

Por tanto, al determinar la TMAR para inversiones gubernamentales, si bien es cierto que no se debe
considerar que siempre habrá pérdidas, tampoco se debe considerar que las inversiones que haga el
Estado deberán tener grandes ganancias.

Algunos investigadores de Estados Unidos han concluido que la tasa de rendimiento que debe
considerarse en inversiones del gobierno es la tasa de rendimiento de los bonos del tesoro de Estados
Unidos. En México, su equivalente sería la tasa que pagan los CETES (certificados de la tesorería). Sin
embargo, si se recuerda que la TMAR está formada por la tasa de inflación más la prima de riesgo,
entonces en México la TMAR gubernamental sería la tasa de los CETES menos la inflación vigente en ese
momento, lo que da por resultado la prima de riesgo para inversiones del gobierno. Si se realiza este
cálculo durante el periodo histórico en que han existido los CETES, se llegará a la conclusión de que la
prima de riesgo para inversiones públicas es de cero en promedio.

Este resultado es lógico en cierta medida por dos razones: la primera indica que el gobierno no ha
lucrado ni desea lucrar con sus inversiones; la segunda razón, tal vez más lógica, es que el riesgo es de
cero en todas las inversiones que hace el gobierno.

Como existen dos formas de realizar una evaluación económica que son al considerar la inflación y sin
considerar la inflación, se puede concluir, luego de este breve análisis, que si se realiza una evaluación
económica de una inversión gubernamental considerándose la inflación, la TMAR es simplemente la
tasa que otorgan los CETES en ese momento; si el análisis se realiza sin considerar la inflación, la TMAR
debe tener un valor entre cero y 3% como máximo, valor que se obtiene al restar a la tasa de los CETES
el valor de la inflación.

En caso de una inversión privada, la prima de riesgo puede variar desde un 5% para negocios de muy
bajo riesgo, hasta un valor de 50 o 60% anual, o aún más, según sea el riesgo calculado en la inversión y
operación de la empresa.

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