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El 1º de marzo se inician las clases en el Perú. Las turbulencias producidas por el mal
sistema de pruebas establecido y por la reiterada tozudez de no escuchar a quienes
denuncian porque son del gremio magisterial, han puesto en segundo plano la
importancia que tiene el inicio de las clases.
Lo accesorio, como el precio de los útiles escolares, las cobranzas en la matrícula cuando
la utopía de la educación gratuita es cada vez más lejana, las denuncias de atropellos a
los padres de familia y otros elementos que no son sustantivos, hacen que quien tiene la
responsabilidad política de la educación en el país, esté distrayendo su atención y no le
dedique el tiempo a lo que debe ser lo central.
En diciembre de 2010 se publicó la llamada “Directiva para el desarrollo del año escolar
2011” Con ello se piensa que “basta y sobra” para que el director y los docentes de cada
institución educativa (IE) desarrollen los capítulos correspondientes que encierran las 57
páginas del documento. ¿Alguien se ha percatado de que cada IE cuente con una copia
de la directiva? ¿Alguien se ha preocupado que las Direcciones Regionales de Educación
(DRE), que las Unidades de Gestión Local (UGEL) hayan distribuido este documento?
Como es ya tradicional esta ineficiencia –por llamarla de alguna manera- se ha vuelto
parte de la costumbre de los funcionarios que tienen como pretexto que no puede hacer la
distribución pues no cuentan con recursos. ¿De quién es la responsabilidad? Además
también por costumbre, existen personas que venden este documento por un módico
precio en las puertas de las UGEL. Igual como se vende a vista de todos las pruebas del
examen de los maestros, que nadie sabe cómo llegaron ahí, pero están. ¿Y el procurador
de educación?
Si esto sucede con la Directiva enunciada, ¿algún funcionario ha visitado las IE para
revisar con el director la estrategia a seguir en la interpretación y desarrollo de la misma
en el año escolar 2011? No es cualquier “chequeo” el que debe hacerse, sino analizar
cada tema desde el punto IV. Normas Generales para la educación básica; el V. Normas
de carácter transversal; VI Normas de Administración; VII Moralización y transparencia;
VIII Normas específicas de Gestión Pedagógica, y IX. Disposiciones complementarias. No
son meros títulos sino procesos que requieren conocimiento, actualización, asesoría para
no caer en la rutina burocrática de llenar hojas e instrumentos “por cumplir” y “quedar
bien” con la autoridad respectiva.
No es cualquier cosa el trabajo de supervisión y monitoreo que deben hacer tanto los
funcionarios del Ministerio de Educación como las DRE y las UGEL. Sobre ello no nos
dicen nada funcionarios y autoridades que han declarado a los medios últimamente. Por
el contrario ponen énfasis en temas recurrentes como matrícula, materiales educativos,
uniformes, horas de clase. Lo demás es silencio, mejor no tocarlo pues es muy
problemático si a esto se le agrega el “peregrinaje” de los docentes para los contratos y
de los directores para conseguir que se cubran las plazas vacantes en su IE.
Se proclama que tenemos una educación de calidad, pero no se dice nada de cómo el
sistema va articulando las partes que lo constituyen y que deben merecer mucha
atención. Los resultados que se presentan son magros, si se comparan con la inversión
realizada y los “agregados” fruto de la intromisión de un gobernante al que le interesa más
el lucimiento personal que realizar un trabajo con sentido social, equitativo. Ahí está por
ejemplo el Colegio Mayor Secundario con un año de funcionamiento ¿sabemos acaso
cómo transcurrió el año escolar pasado? ¿se ha cumplido todo lo prometido en el
Prospecto?) y ¿qué decir de la falsa promesa de construir dos colegios mayores a nivel
nacional para el presente año y a la fecha no se tiene noticias de la concreción? Es un
efluvio de una oratoria de plazuela. ¿No había presupuesto? ¿Y los colegios
emblemáticos? ¿Por qué el presidente que hace tabla rasa de todo lo planificado? ¿De
dónde salen los recursos para esta construcción? ¿Por qué recién se habla de la
adquisición de kits de robótica? ¿De dónde salen los 50 millones para equipamiento?
¿Recién se capacitarán los docentes una semana antes de iniciar las clases?
El PEI (Proyecto Educativo Institucional), nos dice la Directiva que “…es un instrumento
de gestión de mediano plazo, deberá ser concebido con una proyección de cinco (05)
años, este período… permitirá el logro de los aprendizajes en función a las necesidades
identificadas en el contexto de cada IE.”(Ministerio de Educación. Directiva para el desarrollo del año
escolar 2011 en las Instituciones Educativas de Educación Básica y Técnico Productiva. Pág. 7). Si bien el PEI
es un documento, no es estático, sino dinámico pues se enriquece con el resumen de lo
tratado en un espacio de diálogo, estudio y debate entre docentes de un IE que busca los
mejores logros de aprendizaje de los alumnos. ¿Por qué “definirlo” como instrumento, si
debe ser todo lo contrario?
La concepción y enfoque del PEI hace que éste se vuelva un referente no sólo para los
docentes sino para toda la comunidad. Por ello es un documento que siempre debe estar
enriqueciéndose en la perspectiva del objetivo institucional. Tenerlo en una vitrina o una
carpeta y recurrir a él sólo cuando va “la autoridad”, es cumplir con la formalidad y no con
lo sustantivo del documento.
El PCI (proyecto curricular institucional) si bien es elaborado para cinco años es el
documento que da coherencia al currículo consensuado a desarrollarse en este período.
Anualmente debe ser sometido a una evaluación y actualización. Este documento debe
responder a las preguntas ¿qué enseñar?, ¿cuándo enseñar?, ¿cómo enseñar?, ¿qué,
cómo y cuándo evaluar? El PCI debe guardar correspondencia con el DCN (Diseño
Curricular Nacional), el PEI, el contexto de la IE, y su historia.
¿Se hace este trabajo realmente en cada equipo docente de las IE? ¿Están capacitados
los docentes para un desempeño que exige el manejo del currículo? ¿Y en la
actualización de los conocimientos? Si ello fuera así, cada IE debería contar con un
portafolio institucional en donde conste esta planificación.
No es un documento elaborado para “salir del paso” y cumplir. ¿En qué momento los IE
repiensan el PEI, el DCI, el PAT? Es un momento muy rico para el intercambio de
experiencias, de logros, en donde se presentan investigaciones, nuevas formas de
enfocar temas. Es una reflexión cualitativa que permite luego hacer los reajustes.
La Directiva 2011 expresa que “Cada uno de estos documentos de gestión deberá ser
revisado, elaborado y/o reformulado a través de un equipo de trabajo técnico, quien
deberá asegurar su coherencia”, Se dice además que debe estar listo para el mes de
febrero del 2011. ¿Quién lo hace? ¿El director? ¿Acaso no se sabe que los docentes
están de vacaciones? Sabemos que muchos directores muy respetuosos del descanso de
los docentes convienen con ellos el trabajo a desarrollar en ese tiempo y eso no se
reconoce ni se felicita. Todo lo contrario.
Una visita inopinada a unas IE de zona rural y urbano marginal nos decía un funcionario
que eran muy pocas las que contaban con estos documentos o los tenían inconclusos.
Los directores expresaban que nadie los leía, nadie los tenía en cuenta, entonces ¿para
qué esforzarse? ¿Quién alienta la cultura burocrática? A nadie le gusta realizar lo
solicitado si no son leídos y devueltos con las observaciones correspondientes.
La crisis de nuestra educación está en los cimientos del sistema y de quienes lo vienen
impulsando. No se trata de dar directivas y luego pedir cuentas por formulismo, sino hacer
una labor profesional pedagógica que permita centrar el proceso educativo. Tampoco de
“sermonear” sobre la calidad de la educación que llega a un porcentaje de la población
escolar, pero con resultados magros en el aprendizaje. Hacer alarde de modernizar la
educación por que se tiene laptop o por la introducción del curso de robótica, o reconstruir
locales, no es sinónimo de calidad. Se tiene que recuperar el discurso pedagógico, la
educación en su sentido pleno, centrada en el respeto y desarrollo de la persona, en
valores que trascienden comportamientos mezquinos. Es sin duda más grande el
esfuerzo que debe hacerse para refundar la educación nacional que el sueño de opio que
están ofertando los candidatos (¿candidazos?) presidenciales.
Ahora que se inicia un nuevo año escolar, sería bueno que se haga un mea culpa de lo
mal que se ha llevado el sector en materia pedagógica, el poco reconocimiento a los
docentes que han hecho el esfuerzo por hacer que nuestros hijos aprendan, a pesar de
las carencias y de las promesas de las autoridades. No es esta la educación que
queremos, no es esta la educación que demanda en prospectiva nuestro país.