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Para crear una empresa de éxito no es suficiente con contar con una buena idea de negocio, sino que la

persona que está llevando a cabo el proyecto debe poseer una serie de actitudes y comportamientos
adecuados que garanticen su competencia para afrontar el negocio de una manera óptima.

La ausencia, o presencia, de estas actitudes determinan el perfil emprendedor de cada persona y, una
vez creada la empresa, la probabilidad de salir triunfante de la experiencia. Este perfil no es algo
estático y fijo para cada persona, sino que todos los comportamientos básicos para garantizar el éxito
pueden trabajarse y mejorar su rendimiento.

Algunas de las capacidades emprendedoras fundamentales, aunque no las únicas, son las siguientes:

1. Búsqueda de oportunidades: Consiste en la capacidad de detectar las demandas y


necesidades del mercado, Es necesaria no sólo para poner en marcha una empresa, sino también
para que aquellas empresas que ya están en marcha se adapten a los continuos cambios en el
mercado, logrando incluso anticiparse y crear dichas necesidades. Para ello, es necesario dejar a
un lado los prejuicios que tantas veces nos atan y que nos impiden avanzar.

2. Fijación de metas y planificación: Tan importante es tener claro lo que se quiere, como
organizar la manera de conseguirlo. Para que las metas puedan motivarnos será preciso que sean
realistas, sólo así conseguirán llevarnos a la acción.

3. Asunción de riesgos calculados y toma de decisiones: Los riesgos que rodean a una
empresa son elevados, pero no por ello deben desanimar a la puesta en marcha de un nuevo
proyecto. Lo fundamental es que dichos riesgos se conozcan perfectamente, se evalúen y se
busque la mejor manera de hacerles frente, en caso de que finalmente el riesgo acabe
materializándose.

4. Persistencia: Cualquier persona que se plantee tener éxito empresarial deberá tener la fuerza
suficiente para continuar en la consecución de sus objetivos a pesar de las dificultades y
contratiempos que puedan surgir por el camino.

5. Capacidad creativa e innovación: Lo dice la famosa frase: "Renovarse o morir". Para ello, hay
que buscar día a día la manera de mejorarnos y hay que abrir el campo de visión. Sólo así se
llegará a soluciones diferentes a las que ya existan en el mercado y, por lo tanto, sólo así podremos
destacar sobre lo ya existente.

6. Internalidad: Consiste en tener conciencia de que el éxito o el fracaso de nuestras acciones


dependen de nosotros mismos y no de factores externos. Por lo tanto, requiere también una
confianza en nuestras propias capacidades y un adecuado conocimiento de nuestras limitaciones.

7. Persuasión y redes de apoyo: Es la búsqueda de estrategias para influenciar a otros. Es una


capacidad clave en la consecución de los objetivos que toda empresa debe plantearse.

No obstante, no es el perfil que hoy tenemos el que determinará el éxito o fracaso de nuestra empresa, ya
que siempre podremos mejorarlo. Lo importante es saber en qué punto nos encontramos y cómo
podemos avanzar.

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