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LOS ABUELOS QUE NO CONOCÍ

A mis abuelos: Clara Rosa Jaramillo Restrepo


Bernardo Uruburu Vélez
Amelia Prieto
José de Jesús Sierra Rincón

A veces las nostalgias


acuden al llamado de la memoria
y estremecen el alma.
Algunos de esos momentos
suceden al pensar en los abuelos,
en los abuelos que no conocí.
Mi cuerpo es una extensa geografía
donde convergen en una espiral
los departamentos de Antioquia
Cundinamarca y Boyacá.
Al encender un cigarrillo
pienso en la abuela paisa
y sus cigarros "ciento ocho",
o en el abuelo, sacando
del viejo carriel un tabaco
del color de su piel
y me estremece un sentimiento,
mezcla de ternura, de encanto,
de realidades y fantasías
que invaden mi corazón de fuego.
Me voy para Cundinamarca
y pienso en el abuelo de Simijaca;
en su frente, como una llanura
adentrándose
en sus cabellos de trigo;
en su cuerpo de atleta
con la elegancia del lord
y siento que muy dentro de mí
arde la llama de su aliento.
Los abuelos que no conocí
son como dardos de amor
que me heredaron sus verdades,
sus dolores, sus encantos;
el deseo de una vida pletórica,
donde las sonrisas se convierten
en palomas al viento,
alas de cielo que remontan
las esperanzas más allá de la vida.
Luego me voy para Boyacá y pienso
en la abuela que conozco,
en aquella anciana enferma, confusa,
contradictoria; pero tan bella,
tan llena de ternura y preocupada
por el dolor del mundo,
que creo que mi deseo
por una sociedad mejor
fluyó de sus venas de amor.
Los abuelos que no conocí,
la abuela que conozco
han sembrado semillas de esperanza
en mi corazón de aprendiz
y me han transformado en razón,
en pensante e idóneo
para la vida que avasalla.
Los abuelos que no conocí
me conocen mejor que nadie,
me apoyan, me aplauden;
sonríen con mis travesuras
de literato loco y realista.
Me abrazan, me aman,
saben que tengo razón,
que un mañana mejor está por venir.
La abuela que conozco
sigue llorando y sufriendo;
llora y gime por la humanidad.
Los abuelos que no conocí
y la abuela que conozco
saben que a este mundo
sólo lo cambia el amor.

Edgar A. Uruburu Prieto

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