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Jesucristo es llevado
al calvario, a la muerte.
Los soldados son llevados
A la guerra, a la muerte.
El Salvador cae por primera vez;
los soldados caen para siempre.
A Jesús le colocan la corona de espinas
y brota la sangre de su frente;
a los soldados les entregan las armas
y brota la sangre de los cuerpos
de mujeres, hombres y niños.
Las armas son compañeras de la muerte.
Pasa Cristo con la cruz a cuestas
‘cargando los pecados del mundo’,
pasa un ser desilusionado llevando en su alma
un dolor inmenso que nadie conoce;
en ambos casos el camino es largo y doloroso.
Pero no es sólo un hombre, son millones
de seres humanos los que gimen y lloran
y encima les toca cargar con el dolor
que les imponen las religiones.
Los pastores y guías espirituales
todavía le hacen creer a los ingenuos rebaños
que Jesús sufrió por ellos
y que deben apoyar la guerra en su nombre.
Antes nadie quería la guerra,
ahora todos cargan calcomanías
apoyando la guerra para combatir al enemigo.
Jesús perdonó a sus enemigos
pero sus seguidores quieren más odio,
más dolor, más resentimiento.
Los dirigentes de las iglesias
apoyan el camino de la guerra,
de la destrucción total.
El Nazareno
cae por segunda y por tercera vez;
más y más seres humanos
mueren a causa de los bombardeos.
El látigo llaga el cuerpo del Redentor,
cada día más gente es lacerada y golpeada brutalmente.
Cristo es crucificado;
el mundo es sacrificado.
El Señor dice sus últimas palabras;
muchos no pueden decir ni una palabra
porque el poder de una bomba
destroza sus cuerpos y sus vidas.
Otros suplican y gimen
pero nadie los escucha…
el silencio es absoluto…
no tienes Derecho a hablar, a opinar
porque te declaran terrorista
y los terroristas te asesinan porque eres pacifista.
Estás entre la espada y la pared
y casi siempre esa pared se tiñe de rojo…
Pasa la Virgen llorando la muerte de su hijo,
pasan millones de madres, esposas e hijos
llorando la muerte de un soldado,
de un civil, de un desconocido,
de un patriota, de un inocente
o de alguien que murió porque vivía
en un mundo sin sentido, sin guía
sin sentimientos.
La guerra es el peor invento del hombre
para destruirse a sí mismo.
Enero 3 de 1974