Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Equipo investigador
Macarena Vargas P., Paula Correa C., Paula Barros Mc. y Andrea Cerda P.
1
I. INTRODUCCIÓN.
Durante los últimos años nuestro sistema de administración de justicia ha sido objeto
de un profundo proceso de modernización. En el ámbito de la justicia de familia, el año
2004 se promulgó la ley 19.968 que crea los Tribunales de Familia, la cual entre otras
innovaciones recoge algunos de los derechos de los niños, niñas y adolescentes
consagrados en la Convención de Derechos del Niño. Uno de ellos es precisamente el
derecho de los niños a ser oídos y a que sus opiniones sean debidamente tomadas en
cuenta en todos los asuntos que puedan afectar su vida futura.1
Para ello, se diseñó una metodología que comprende el acceso a fuentes primarias y
secundarias de información. Dentro de las primeras se contempló la observación de
audiencias en tribunales de familia y la realización de entrevistas en profundidad a 36
actores del sistema de justicia familiar (jueces, abogados, mediadores, consejeros
técnicos y curadores ad litem) y a 12 padres, madres o adultos significativos de niños
que hubiesen participado en un proceso de familia. Dentro de las fuentes secundarias
se incluyó la revisión de 54 carpetas virtuales y la escucha de 21 audios de audiencias,
material proveniente de juzgados de familia de Santiago y San Miguel de la Región
Metropolitana. Adicionalmente, se realizó un análisis de las estadísticas judiciales de
las causas que involucran a niños, niñas y adolescentes. Para mayor información sobre
el diseño metodológico y muestras utilizadas ver anexos en la parte final.
Artículo 12. Convención de los Derechos del Niño. Decreto Supremo N° 830, Relaciones
1
Exteriores, D.O. de 27.09.90, promulga Convención sobre los Derechos del Niño.
2
Finalmente, queremos agradecer el acceso a la información que nos facilitó la
Corporación Administrativa del Poder Judicial (CAPJ). Sin su colaboración esta
investigación no hubiera sido posible. Agradecemos también a todos nuestros
entrevistados: jueces, mediadores, abogados, curadores ad litem, consejeros técnicos
y muy especialmente a los padres, madres y familiares de niños, quienes
generosamente aceptaron relatarnos parte de sus experiencias personales.
Una de las primeras conclusiones obtenidas es que la participación de los niños en las
cuatro materias objeto del estudio es muy baja. Creemos que ello se explica porque en
los procesos de familia los niños carecen de la calidad de partes procesales, la que por
lo general es detentada por padres, madres, abuelos, tíos o representantes de
organismos públicos o privados, entre otros. De este modo los adultos tienen un rol
protagónico en los casos, mientras los niños -cuando figuran en el proceso- tienen
papel secundario y accesorio, salvo algunas excepciones, como veremos más adelante.
Pudimos observar que en general la participación de los niños dentro del proceso está
supeditada a tres grandes factores: la materia sobre la cual versa la causa, la edad de
los niños y las formas de término del caso. Todo indica que no existen criterios
uniformes y que estos factores son apreciados caso a caso por los jueces de familia.
1. Materia.
Los resultados sugieren que en los casos de cuidado personal, relación directa y
regular y gran parte de los casos de violencia intrafamiliar, la participación de los niños
es mínima. Cuando lo hacen, se trata de una participación más bien indirecta, donde
no es posible identificar la voz del niño de primera fuente, sino que ésta es recuperada
a través de relatos de terceros, ya sea a través de informes periciales y/o diagnósticos
o de los dichos de las partes, tal como se advierte en el siguiente documento.
En algunas materias, las carpetas revisadas muestran que no se menciona a los niños
con sus nombres, sino que sólo se hace una mención genérica de ellos -como “los
niños” o los “hijos de”- y en muchos casos ni siquiera es posible identificarlos según su
género o edad.
3
Demanda de violencia intrafamiliar
Se pudo observar que la participación de los niños en las materias objeto del estudio
también está fuertemente determinada por su edad. Los resultados muestran que más
allá de los discursos de los operadores del sistema, el criterio predominante tiende a
ser la edad, más que una combinación de edad y madurez, como lo señala la propia
Convención y lo postulan algunos expertos.2 Si bien no hay rangos ni edades
2
Alaez, Benito. Minoría de edad y derechos fundamentales. Editorial Tecnos. Madrid. 2003. Pág.
154; Mason, Mary Ann. ¿Una voz para el Niño?, en Revista de Derechos del Niño, Nº 2, Diego
Portales – UNICEF. Santiago. 2003.
4
prefijadas, se advierte que en general los niños pequeños (menores de 5 años) rara
vez son oídos por el juez. La escucha se sitúa desde los 6 o 7 años en adelante y, a
juzgar por los audios, con una fuerte presencia de niños del rango intermedio de edad
(10 a 14 años).
Las carpetas muestran que, por ejemplo, en los casos de vulneración de derechos a
mayor edad mayor participación. Los más grandes (15 a 18 años) hacen las denuncias,
asisten a las audiencias, son oídos por el juez y, en algunas escasas ocasiones, se les
asigna un curador ad litem. No ocurre lo mismo con los niños más pequeños (0 a 9
años), cuya voz -al igual que en las materias antes señaladas- tiende a estar ausente
en todo el proceso y es traducida y/o interpretada por adultos. Los niños que se
encuentran en el tramo intermedio de edad (10 a 14 años) son más escuchados que
los pequeños, pero menos que los adolescentes, advirtiéndose una mayor participación
en las primeras fases del proceso.
Preguntados los jueces de familia por los criterios utilizados para escuchar a un niño
señalaron los siguientes: edad (desde los 4 o 5 años), capacidad para expresarse y
madurez. Una jueza refirió hacerse asesorar por el consejo técnico para tomar la
decisión de oír (o no) a los niños.
“En un contexto judicial, yo creo que desde los 6 años en adelante siempre y
cuando el niño esté en condiciones de hablar en audio, yo siempre le pregunto
a las consejeras técnicas, por ejemplo si el niño es capaz de verbalizar, si tiene
la claridad de verbalizar y si no se estresaría frente a un audio, porque no es el
mismo contexto en el cual hablan con ellas, entonces muchas veces yo no hago
audiencias a niños, si no que tomo en cuenta el interés del niño a partir de la
opinión que me da la consejera técnica de lo que el niño le dijo a ella”.
Jueza de familia, Santiago
Por su parte, tanto los consejeros técnicos como los abogados convienen en que existe
una gran variedad de criterios en relación a este punto. Algunos consejeros señalan
que “siempre” se escucha a los adolescentes, especialmente si se trata de medidas de
protección por vulneración de derechos y que se utilizan los informes periciales o
diagnósticos, en el caso de los más pequeños.
“…a los más chicos se los manda a evaluar, porque uno entiende que afuera hay un
contexto más contenedor, mucho más adecuado…”.
Consejero técnico, Santiago
Según refieren los consejeros técnicos entrevistados, otros criterios utilizados son la
capacidad de comprensión del niño (“que el niño entienda”) y el nivel de conflictividad
de las partes, como veremos en el punto que sigue.
Por su parte, prácticamente todos los padres y madres entrevistados concuerdan que
los criterios debieran ser la madurez y la edad del niño, y que ambos aspectos
debieran evaluarse en forma conjunta y equilibrada, sin dar más peso a la edad. En
este contexto, resulta interesante lo señalado por uno de los entrevistados.
“Un niño que va al colegio o al jardín, que sabe hablar, ya sabe expresarse, un niño
independiente de la edad, se puede expresar”.
Padre, relación directa y regular.
5
Por último, la participación de los niños también depende de la capacidad de los
adultos de poner término al caso por medio de acuerdos, principalmente vía
conciliación. Esto se pudo advertir especialmente de la escucha de audios y para casos
de relación directa y regular. Si las partes llegan un acuerdo a través de alguna forma
colaborativa los niños no son escuchados, tal como se advierte en el siguiente extracto
donde las partes llegan a un acuerdo y con ello se pone término al caso.
“Jueza: Bien, por razones de economía procesal y puesto que hubo una
conversación previa con las partes de por lo menos unos veinte minutos
antes de la audiencia, también nos contribuyó la consejera técnica doña
XXX, ustedes han llegado a un acuerdo por lo que yo voy a proceder a
dictar el acta… […] para los efectos del acta esta se produce en los
siguientes términos:
[…]
Jueza: Está de acuerdo don XXX…?
Padre (demandante): Si
Jueza: Está de acuerdo la señora XXX…?
Madre (demandada): Si
Jueza: Bien, entonces ahora lo voy a aprobar y ya tendría el carácter de
sentencia la aprobación. El tribunal tiene por aprobado para todos sus
efectos legales y en lo que fuere de derecho el acuerdo sobre régimen
relacional precedente, con el carácter de sentencia definitiva para todo
efecto legal…”.
Audiencia preparatoria, relación directa y regular, niña de 13 años
Por el contrario, si las diferencias entre las partes son profundas y el acuerdo no es
factible, la participación del niño tiene más posibilidades de materializarse, pero nada
lo asegura. Los extractos que siguen ilustran esta afirmación.
Nos preguntamos si este criterio se aplica en todos los tribunales de familia de país. Si
así fuere, a la luz de las estadísticas judiciales revisadas podría sostenerse que en casi
un tercio de las causas que conocen los tribunales de familia los niños no son
escuchados. En efecto, el comportamiento de los 35 meses que comprendió el período
6
analizado (octubre 2005 a septiembre 2008) los casos terminados por algún tipo de
forma colaborativa corresponden a un 29.2% del total.3
En este sentido, un mediador señala que la escasa escucha a los niños en mediación
obedece a tres razones: a la falta de herramientas de los profesionales, a la necesidad
de contar con la anuencia de los adultos y a los desincentivos que actualmente genera
la forma de pago del sistema licitado de mediación familiar.
“En la práctica no ocurre mucho (escuchar a los niños), porque los mediadores, en
general, no tienen una experticia en el tema, y porque para convocar a un niño a una
mediación, deben haber tres partes que estén de acuerdo, lo que ya restringe un poco
las posibilidades. Puedo yo querer entrevistar a un niño, considerando las
circunstancias del caso en particular, pero tengo que tener el consenso de los padres”.
Mediador licitado, Santiago
Los resultados de todas las fases del estudio muestran que, además de la
representación por sus padres u otros adultos, la participación de los niños se realiza
con diversos grados de intensidad y frecuencia principalmente a través de tres
mecanismos. En primer lugar, los niños son oídos en el marco de una audiencia
especialmente destinada al efecto (audiencia reservada). En segundo lugar, aparece
con fuerza la idea de que el niño puede “ser escuchado” a través informes diagnósticos
o periciales efectuados por expertos y, por último, con menos frecuencia e intensidad
que las anteriores, se visualiza la figura del curador ad litem como mecanismo de
escucha al menor. Veamos en detalle cada uno de ellos.
Esta audiencia debiera procurar recoger la opinión del niño respecto de la situación
familiar por la que atraviesa, indagando sobre de sus deseos, temores y expectativas,
de modo tal que el juez pueda considerar esta opinión al momento de fallar.4
3
En el periodo estudiado los casos terminados por conciliación corresponden a un 14.2%, por
avenimiento y transacción alcanzan a un 12.4% en conjunto y los terminados por mediación
llegan a un 2.6%.
4
Couso, Jaime. El niño como sujeto de derechos y la Nueva Justicia de Familia. Interés Superior
del Niño, Autonomía Progresiva e derecho a ser oído. Revista de Derechos del Niño. Nº 3 y 4.
Universidad Diego Portales y UNICEF. Santiago. 2006.
7
Sin embargo, los audios muestran que la audiencia reservada se utiliza con diversos
objetivos, no siempre orientados al fin que se supone deben tener. Se pudo constatar
tres aproximaciones distintas a la hora de llevar a cabo esta actuación, a saber: como
una forma de recuperar las opiniones de los niños, como una vía para recoger
información sobre las partes y los hechos del caso y, por último, como un espacio de
consejería y orientación para los niños de parte del juez.
Jueza: Ya…caballero y qué piensa usted de…de que bueno ¿usted sabe
por cuánto tiempo vino su mamá a Chile?
Niño: Cuarenta días
Jueza: Por cuarenta días, ¿y usted sabe que la mamá quiere verlo a
usted, quiere estar con usted?
Niño: ¡Sí, sí se!
Jueza: Ya, ¿y qué piensa usted de eso?
Niño: Yo pienso que tengo que tener mis días también libres…Yo le digo
que unos cinco días yo la llamo cuando puedo, y…cuando yo quiera ir pa’
allá. Pero…también quiero mis días para mí…para campamento. Para ir a
Viña con mis amigos, y también quiero…algunos días con ella
Jueza: Ya
Niño: Pero los días de semana, como voy a entrar al colegio el uno de
agosto, quiero ahí normal, que me vaya…o sea, normal los días de
semana, como llego a mi casa, furgón, todo eso. Pero me puede ir a ver
los días sábados, cuando no me toque con mi papá.
Jueza: Cuando no le toque con el papá. A ver pero eh… ¿y qué hace
usted en la semana? ¿A qué hora sale del colegio?
Niño: Depende, los lunes y los martes salgo a las cuatro y media, llego
a las cinco a la casa”.
Audiencia reservada, relación directa y regular, niño de 12 años (lo subrayado es
nuestro)
8
Una segunda finalidad detectada busca recoger información vinculada a los hechos del
caso y de las partes involucradas. Por ejemplo, en los casos de relación directa y
regular se pregunta por la función de cuidado que ejercen los adultos y en los de
vulneración de derechos, sobre de los hechos que motivaron la denuncia o demanda.
En este contexto, los niños pasan a ser verdaderos “informantes” y el juez (y
eventualmente el consejero técnico) se transforman en “investigadores”, de modo tal
que la audiencia pierde el sentido de diálogo para convertirse en una suerte de
interrogatorio, como se puede advertir de la siguiente transcripción.
9
“Jueza: Ya, ¿Qué pasa con tu papá?, ¿Tú lo conoces a tu papá?
Niño: No.
Jueza: Ya, ¿Es el mismo papá de tu hermano o son distintos?
Niño: No estoy seguro, pero parece que sí…”.
Audiencia reservada, cuidado personal, niño 12 años
Por último, una tercera función de la audiencia reservada es la de informar a los niños
acerca de lo que puede suceder en el futuro o aconsejarlos acerca de la forma en que
deben relacionarse con los adultos. Los niños dejan de ser entrevistados y pasan a ser
“receptores” de los mensajes del juez, en su calidad de adulto y experto en relaciones
de familia. Se advierte que en muchos casos estos consejos están orientados a intentar
modificar en parte sus intereses y deseos, si los ha expresado con anterioridad.
A juzgar por los enfoques detectados, parece no haber claridad en los jueces de familia
respecto del objetivo que debiera guiar una audiencia reservada con niños -recoger sus
intereses, deseos, temores y preferencias para tomarlas en consideración a la hora de
fallar- lo que genera una variedad de prácticas y enfoques difíciles de medir y
sistematizar.
Pero este no es el único problema que enfrenta esta actuación procesal. A ello se
añaden serias dificultades materiales y humanas para concretar adecuadamente la
10
participación de los niños. De acuerdo a los resultados obtenidos, principalmente a
través de las entrevistas en profundidad y de la observación de audiencias, es posible
afirmar que las condiciones asociadas a la participación de los niños distan mucho de
ser óptimas.
Pudimos verificar que por regla general se oye a los niños en forma previa o posterior
a las audiencias preparatorias o de juicio. Esto significa que los niños son citados junto
con los adultos y eventualmente con los testigos y peritos, exponiéndolos a vivenciar el
clima hostil que existe entre las partes. De la observación de audiencias se pudo
constatar que las salas de espera de los tribunales de familia están llenas de niños de
distintas edades, sentados en el suelo, jugando con sus celulares, corriendo por los
pasillos. Muchas veces su presencia no necesariamente se debe a una citación a una
audiencia reservada, sino que “acompañan” a sus padres, madres o adultos
significativos, porque éstos no tienen quien los cuide mientras concurren al tribunal.
Una jueza comentó que ella tenía la práctica de realizar las entrevistas en horario de
tarde para estar más tranquila. Sin embargo, agregó que debió cambiar esta
modalidad de trabajo debido a las quejas de los funcionarios afectados, quienes debían
dejar de hacer otras tareas administrativas, en el entendido que en las tardes por lo
general no hay audiencias.
Por otra parte, por lo general la duración de la audiencia reservada es muy breve, en
no más de 10 o 15 minutos el juez entrevista al niño. Habitualmente esta actuación se
desarrolla en la sala de audiencias y, conforme a lo observado, es variable la ubicación
que adoptan los intervinientes. En ocasiones el juez se mantiene en el estrado y el
niño se ubica en uno de los escritorios destinados a las partes o a los testigos y todos
hacen uso directo de los micrófonos; en otras el juez se acerca al niño (“baja del
estrado”) y mantiene una conversación con él y “se abren” todos los micrófonos para
tratar de captar lo relatado por el niño.
Tanto los abogados como los consejeros entrevistados estiman que las condiciones en
que se realizan las audiencias reservadas no son las adecuadas.
“Afuera esta el papá, entonces el niño esta a tirones a fuera entre que va a abrazar al
papá y va a abrazar a la mamá de un rincón al otro. Como es probable que se demore
unas dos horas esperando ahí, además el chiquillo ve pasar una serie de otras cosas,
de gente que llora, ya… o sea, tú tienes que enfrentar a tu hijo a todo este escenario,
para que, ¿para entrar cuánto? ¿10 minutos?”.
Abogada de familia, Santiago
“Yo no he conocido un niño que venga feliz a un tribunal… ser entrevistados por un
juez siempre es una experiencia traumática”.
Consejera técnico, Juzgado de familia de Santiago
Por otra parte, se advierte que los jueces –y muchos de ellos lo reconocen- cuentan
con escasa preparación para conducir entrevistas con niños, sobre todo con los más
pequeños, razón por la cual prefieren solicitar peritajes o informes diagnósticos a
expertos, como se verá más adelante.
Finalmente, esta actuación está rodeada de una serie de medidas y condiciones que
apuntan a la “protección” del niño, lo que en definitiva se traduce en la reserva de la
audiencia y su registro. Con el fin de evitar situaciones de manipulación
(“instrumentalización”) de los niños y/o que éstos sufran conflictos de lealtades con
11
sus adultos significativos, los jueces de familia no permiten el acceso a la audiencia a
las partes ni a sus abogados, ni al audio que las registra. Los temores y aprehensiones
de los jueces – y también de los consejeros técnicos- se ven bien retratados en los
siguientes extractos.
“A ese cabro chico por las respuestas que dio le van a pedir cuenta, y ese audio lo van
a escuchar una, tres, diez, sesenta y cinco mil veces”.
Ministro de corte de apelaciones, Santiago
“Los niños vienen pauteados, incluso a veces se les olvida una palabra y dicen:
¿cómo era que tenía que decir?”.
Consejera técnico, Santiago
“Hay un conflicto de partes, las defensas de ambas partes también tienen que poder
tener algún tipo de acceso a esto, y en materia penal, eso tu lo ves todos los días,
cuando hay niños que son testigos o víctimas, se les hacen las interrogaciones, con las
debidas cautelas y todas, pero también amparando el derecho de defensa que tienen
las partes”.
Abogada de familia, Santiago.
Creemos que ello se debe a las mismas razones antes mencionadas, esto es, evitar los
riesgos de manipulación, conflictos de lealtades y/o sanción del niño por parte de los
adultos. Estos argumentos incluso llevan a algunos jueces a no realizar este tipo de
audiencias, tal como se constata del siguiente extracto.
“No la pido (audiencia reservada), no porque no entienda yo que sea un derecho del
niño, sino que no lo pido, porque creo que el niño cuando llega al conflicto familiar o
cuando el conflicto familiar se plantea, en la mayoría de los casos donde se solicita
esta audiencia que son vulneración de derechos o cuidado personal o visitas, se está
tratando por los padres de utilizar la figura del niño como un testimonio a su favor, eso
es lo que está ocurriendo, entonces que es lo que nos pasa, que yo no podría tratar de
sostener esa visión vulnerando aún más el derecho del niño siendo que yo estoy
judicializando el caso, entonces la judicialización trato de evitarla, incluso en los
modelos tipos que hicimos nosotros de las primeras resoluciones yo fui muy enfática
en decirles a todos” (lo subrayado es nuestro)
Jueza de familia, Santiago
12
En este mismo sentido, un par de consejeros técnicos cuestionan la efectividad de
estas audiencias, dadas las condiciones existentes y la escasa consideración de los
relatos de los niños en la sentencia. Las ven como innecesarias, pues el contexto no
permite que se cumpla con su finalidad, además de los efectos negativos que pueden
producir en los niños.
“El problema son las condiciones, son un caos… yo me pregunto como psicólogo si no
es más vulnerado el derecho del niño el llamarlos, ser escuchados por cumplir con la
ley, que no llamarlos”.
Consejero técnico, Santiago
“Es un antecedente más, pero la jueza no va a resolver en virtud de eso, porque hay
otras pruebas, como los informes, etc. Entonces, es como para sentir que el niño está
siendo escuchado, sobretodo cuando es más grande y quiere expresarse”.
Consejera técnica, Santiago
“Cuando son muy pequeños no los escucho. Si hay de temas de abuso y son niños que
han sido muy vulnerados… y esos que están judicializados tampoco. No, porque la
sobreintervención … esa cuestión también les hace re mal …”
Mediadora licitada, Santiago
Por último, cabe señalar que respecto al derecho de los niños a ser oídos, las opiniones
de los padres y madres entrevistados están divididas. Para algunos los niños debieran
ser oídos por el juez, mientras que para otros, ello no debiera ocurrir bajo ninguna
circunstancia, porque consideran que ello solo hace sufrir a los niños.
“Mis hijos no fueron citados, pero el padre solicitó que se oyeran los niños (de 13 y 14
años). Yo no podía creer lo que estaba escuchando, ¿por qué quería exponer a los
niños a eso? Ya nuestros hijos lo han pasado súper mal con nuestra separación y
meterlos en este juicio me parece que les iba a traer puras consecuencias negativas”.
Madre, cuidado personal
“Yo he tenido tan malas experiencias con los tribunales que la verdad es que me daba
miedo, me da miedo que la niña vaya a testificar”.
Madre, relación directa y regular
En cuanto a las condiciones en que deben ser oídos, la mayoría se inclina porque esta
diligencia se realice fuera del tribunal y con la asesoría de un experto (por ejemplo, un
psicólogo) y sin la presencia de los padres para que los niños no se sientan intimidados
(en esto coinciden con los jueces y consejeros técnicos).
13
“En otro lugar, fuera del tribunal. En una oficina o ambiente parecido al que el niño se
desarrolla habitualmente, tipo “sala cuna”.
Padre, cuidado personal
Con todo, a la luz de las carpetas y los audios revisados la práctica más frecuente es la
participación de los consejeros técnicos en la audiencia reservada, pero con un papel
más bien secundario. Se observó que en general solo intervienen hacia el final de la
audiencia formulando algunas preguntas, siempre a requerimiento del juez. Gran parte
de los consejeros entrevistados señalaron estar conformes con su intervención,
especialmente cuando se da un trato horizontal con el juez y pueden actuar –en
palabras de un entrevistado- como “co-entrevistadores”.
“Se valida de alguna forma lo que uno habla, los comentarios, en términos técnicos”.
Consejero técnico, Juzgado de Familia de Santiago.
Sin embargo, otra fase del estudio -observación de audiencias- mostró que parece ser
frecuente que los consejeros técnicos se reúnan en forma privada y previa a la
audiencia con las partes y, eventualmente con los niños, si los hay. De este encuentro
no queda registro en audios ni carpetas, lo que podría explicar en parte el papel menos
preponderante que desempeñan en las audiencias reservadas.
“En ocasiones, las audiencias reservadas, a pesar de que son con el juez, delegan esta
función en el consejero técnico porque hay muchos jueces que no se sienten
adecuados haciendo una entrevista. Muchas veces me ha tocado hacer entrevistas
afuera y no en audiencia, obviamente reservada, donde yo me entrevisto solo con el
niño o niña en una oficina, en un ambiente más adecuado y yo después emito un
informe”.
Consejero técnico, Juzgado de Familia de Santiago
Cabe preguntarse, ¿por qué no hay indicios de esta práctica en las carpetas o los
audios? ¿Por qué estas reuniones no se registran? Consideramos que un riesgo de
estas prácticas es que el material obtenido por los consejeros técnicos fuera de
audiencia no se incorpore al proceso, pudiendo afectar el derecho a la defensa de las
partes. No se sabe a ciencia cierta qué se hace con la información recogida, si es
transmitida al juez y de qué forma y, por último, no se sabe si el juez utiliza o no esa
información al momento de fallar.
14
Los resultados sugieren que otra forma de recuperar la voz de los niños es a través de
peritajes o informes diagnósticos (informes de daño, según la psicología forense)
realizados por profesionales externos al Poder Judicial.
Se trata de una “voz mediada” por terceros, pues el profesional luego de reunirse con
ellos y entrevistarlos traduce o interpreta lo que los niños dicen, piensan o quieren. Sin
embargo, no es posible saber nada acerca de la calidad de esa “mediación”, porque
ello es oscuro al análisis realizado. La revisión de carpetas no permite conocer, por
ejemplo, cómo se enfoca la entrevista, cuántas se hacen, cuál es su duración o si se
realizan con o sin presencia de los adultos, entre otros aspectos.
“Y también lo que hago es que oigo al niño a través de la pericia que se le practica al
niño donde se le pregunta por el perito su interés o no, como visibiliza a sus padres o a
quienes reconoce como sus verdaderos protectores”.
Juez de familia, Santiago
“… al menos cuando yo comencé, a me dio la impresión que era como el auge del tema
de que el niño fuese oído, cumplir con este mandato, etc. Pero hoy día los tribunales
prefieren delegar esta función en los informes psicológicos o sociales…”.
Abogada de familia, Santiago
Sin perjuicio de lo anterior, muchos jueces y consejeros técnicos consideran que los
informes “no aportan mucho” y que hay que distinguir de donde vienen para analizar
su grado de “imparcialidad”.
15
Llama la atención que casi ninguno de los entrevistados reparara en el hecho de que
tanto los peritajes como los informes diagnósticos no son los instrumentos idóneos
para recoger la opinión de los niños. En efecto, los peritajes son un medio de prueba
consagrado en la ley, cuyo objetivo es aportar información experta al juez acerca de
los hechos, sucesos o personas involucradas en el caso. Se trata de evaluaciones
técnicas formuladas por una persona que tiene conocimientos en una determinada
ciencia o arte, quien luego debe emitir un informe ante el juez. En tanto, los informes
diagnósticos o de daño, están construidos sobre la base de la lógica diagnóstica, es
decir, dan cuenta de funcionamiento de las distintas áreas de desarrollo de un niño.
Pese a ello, ninguno de los entrevistados que mencionó esta modalidad de escucha a
los niños reparó en este punto, lo que reafirma la escasa claridad que existe frente al
tema.
Esta nueva figura creada por la ley de tribunales de familia tiene escasa aplicación.5
Solo en los audios y de la observación de audiencias fue posible encontrar algunos
indicios de su presencia en los procesos de familia, principalmente en casos de
vulneración de derechos. Por ello, es difícil realizar un análisis conclusivo sobre el papel
asumido por estos profesionales, pues las actuaciones realizadas en estos casos son
escasas y además muy diferentes entre sí.
16
lugar distinto al de los padres mientras se evacuan estas… estas
evaluaciones.
Madre: Eh… puedo pedir la palabra? Quién pide eso?
Curador ad litem: Yo!...
Madre: Tú lo pides?
Curador ad litem: Si….
Jueza: A ver… yo le explico eh… lo... cuando se trata de estas causas de
protección… […] son causas que se inician a favor de los menores… no
es en favor ni en contra ni de los papás, ni de los requirentes, ni de
nada. Los papás… no es que no importen, pero no son los principales
digamos... se aplican medidas de protección en favor de los niños,
cuando se estima que los niños están siendo vulnerados de sus
derechos… eso es como los niños no pueden representarse a si mismos
en un juicio y como de alguna manera eh… quienes serían... o quienes
fueron por sentencia los causantes de esta vulneración fueron los padres
que son los representantes legales de los niños en este caso los niños
quedarían sin representante legal y por esa razón se les designa al
abogado de la OPD del Bosque como curador ad litem”.
Audiencia especial, vulneración de derechos, niños de 10 y 6 años
Por otra parte, no hay claridad de los criterios que se utilizan para su designación,
pues no consta en audios ni en actas las razones que llevan a los jueces a nombrar un
curador ad litem. En general, los operadores consideran que son profesionales con
vocación, pero por limitaciones institucionales y de tiempo no cumplirían
adecuadamente su rol.
“A ver, yo creo que el problema del curador ad litem, es una buena figura, el tema es
que la Corporación de Asistencia Judicial no tiene experiencia en el curador ad litem,
en el defensor del niño, entonces hemos encontrado buenos curadores, hemos
encontrado curadores más o menos…”
Juez de familia, Santiago
Con todo, sostienen que los niños se sienten respaldados con la presencia del curador
ad litem (“tengo mi abogado”), lo que es valorado positivamente por estos
profesionales.
17
Consideramos que esta figura tiene un gran potencial, que parece estar
desaprovechado. Dado que la ley no entrega pistas acerca del modelo adoptado –si se
trata más bien de un guardián ad litem, de un abogado que representa el Interés
Superior del Niño o de un abogado del niño existe un amplio margen de acción que
permitiría explorar la aplicación de un modelo de defensa jurídica y de representación
especial de los niños, en la línea del niño como actor procesal y no solo para casos en
que existan incompatibilidad con los intereses de sus padres o representantes.6
Por último, además de los tres mecanismos de participación antes descritos, cabría
definir una cuarta forma: la “no participación”. Correspondería a aquellas situaciones
en las que la voz del niño no se recupera en audiencia reservada o en forma “mediada”
a través peritajes e informes, ni menos a través de la representación de un curador ad
litem. Nos referimos a los casos en que las partes involucradas hablan en nombre del
niño e interpretan sus deseos e intereses.
En general, se traduce en lo que los adultos “creen que el niño quiere” o “creen que es
mejor para él”, sin siquiera haber preguntado antes su opinión. Esto sucede no solo a
través de la intervención de las partes y sus abogados, sino que también en algunos
casos a través de los testigos de éstas, tal como acontece en el caso que sigue, que
hemos trascrito por lo ilustrativo que resulta para mostrar este punto.
18
IV. LA APLICACIÓN DE LA CONVENCIÓN DEL NIÑO Y LA CONSTRUCCIÓN DEL INTERÉS
SUPERIOR EN EL CASO CONCRETO.
En los casos de vulneración de derechos, se advierte mayor referencia a ella tanto por
los abogados para solicitar medidas de protección, por ejemplo, o bien para acoger o
denegar este tipo de medidas, en el caso de los jueces.
Los audios corroboran estas afirmaciones. La Convención fue nombrada solo una vez
de las 21 audiencias escuchadas y, en esa oportunidad, no se incluyó en el
razonamiento del juez en la sentencia, sino que fue mencionada cuando se realizaba la
lectura de la demanda en la audiencia preparatoria.
Algo similar ocurre con la invocación del principio del Interés Superior del Niño.
Aunque su uso es relativamente más frecuente, las referencias a éste son también
muy escasas. No obstante, los audios muestran una mayor aplicación de este principio
en casos de vulneración de derechos, donde aparece como uno de los argumentos a
partir de los cuales se justifican ciertas decisiones del juez o determinadas solicitudes
de las partes. No obstante, todo indica que su aplicación es más bien formal y
genérica, como se puede apreciar de los siguientes extractos de audios.
19
Audiencia preparatoria, vulneración de derechos, niño de 15 años
En este contexto no fue posible ahondar en los elementos que los jueces consideran a
la hora de construir el Interés Superior del Niño. Las entrevistas a los jueces muestran
la existencia de factores no objetivables e intuitivos que ellos manejan a discreción y
que no quedan explicitados. Una jueza manifiesta que en la configuración del Interés
Superior -en conjunto con otras pruebas- otorga mucho valor a la opinión del niño y
señala que “hay que creer en los niños”. Otra manifiesta guiarse también por la
intuición, en sus palabras, “de la guata”.
“No, si claro, (los fallos contienen) algunos considerando cliché, copiados de alguna…
copy y paste, de alguna declaración de las Naciones Unidas, donde fuere, en el fondo
es una caja de Pandora”.
Ministro de corte de apelaciones, Santiago
“El vocablo lo vas a encontrar muchas veces, vas a encontrar muchas veces en los
fallos referencias al Interés Superior del Niño. Yo te diría que el Interés Superior del
niño, y en esto soy bastante critica, en las sentencias de primera instancia es utilizado
como una bolsa de gato para justificar cualquier cosa”
Abogada de familia, Santiago
“A mí me pasa que de repente el Interés Superior del Niño es una caja de sorpresa.
Que entra de todo y puede salir cualquier cosa”.
Curador ad litem, Santiago
20
doctrinarias y jurisprudenciales.7 Algunos sostienen que esta noción plantea dos
problemas. Por una parte, un problema de indeterminación -no podemos saber cuál es
el mejor interés de un niño, ni siempre estar de acuerdo en los valores que importan-
y, por otra, un problema cultural –los estándares de mejor interés no son iguales en
las distintas culturas. El mejor interés es general y especulativo y requiere de una
individualización caso a caso.8
No obstante las diferencias conceptuales, este principio no debe ser entendido como
una fórmula paternalista indeterminada en su contenido y que justifique que las
decisiones que afectan a los niños se tomen de acuerdo a las preferencias, los
prejuicios o concepciones morales propias del juzgador.9 En este sentido, hacemos
nuestra la propuesta de Miguel Cillero -ampliamente recogida por la doctrina nacional-
y que ofrece un marco conceptual preciso y claro. Cillero postula que “el interés
superior del niño es la plena satisfacción de sus derechos.”10 El contenido del principio
son los mismos derechos.11
IV. REFLEXIONES.
Una de las primeras reflexiones que surgen a partir de este estudio es la existencia de
una mirada unidireccional para afrontar el tema de la participación de los niños en los
procesos judiciales. En efecto, esta temática se aborda desde la evaluación de la
capacidad del niño de participar en el sistema judicial y no desde la evaluación de las
7
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido que el Interés Superior del Niño
es un principio regulador de la normativa de los derechos de los niños y “se funda en la dignidad
misma del ser humano, en las características propias de los niños, y en la necesidad de propiciar
el desarrollo de éstos, con pleno aprovechamiento de sus potencialidades, así como en la
naturaleza y alcances de la Convención sobre Derechos de los Niños”. Opinión Consultiva OC 17-
02 sobre la Condición Jurídica y Derechos Humanos de los Niños, de 28 de agosto de 2002.
http://www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_17_esp.pdf. Página visitada el 4 de diciembre
de 2009.
8
Thomas, Nigel y O´Kaine, Claire. When children´s wishes and feelings clash with their “best
interests”. International Journal on Children Rights. Volumen 6, Nº 2, 1998. Pág. 138.
9
Couso, Jaime. El niño como sujeto de derechos y la Nueva Justicia de Familia. Interés Superior
del Niño, Autonomía Progresiva e derecho a ser oído. Revista de Derechos del Niño. Nº 3 y 4.
Universidad Diego Portales y UNICEF. Santiago. 2006. Pág. 147.
10
Cillero, Miguel. El interés superior del niño en el marco de la convención internacional sobre
los derechos del niño, en: García Méndez, Emilio, y Bellof, Mary (compiladores), Infancia, Ley y
Democracia en América Latina. Análisis crítico del Panorama Legislativo en el Marco de la
Convención Internacional sobre los derechos del Niño (1990-1998), Temis/Desalma, Santafe de
Bogotá/Buenos Aires, 1998.
11
El derecho inglés a través de la Children Act de 1989 entrega luces acerca de cómo definir y
llenar de contenido este principio rector de la CDN. Aun cuando esta legislación utiliza la noción
de “bienestar del niño” y no de derechos aporta interesantes elementos que ayudan a la
configuración del Interés Superior en el caso concreto. Esta normativa señala que frente a
disputas sobre la crianza de un niño o la administración de sus bienes, el bienestar del niño será
la consideración primordial. Para su determinación, los jueces deberán tomar en cuenta, en
particular, los deseos y sentimientos de los niños, junto con su estado emocional, necesidades
escolares, el efecto que el cambio de circunstancias pueda producir en su vida, su edad y sexo,
entre otros elementos.
21
capacidades de los operadores –y de las condiciones existentes en el sistema- para
recoger la voz de los niños y hacerlos participar en los procesos judiciales.
Una segunda reflexión se relaciona con la información necesaria para realizar este tipo
de estudios. Adentrarse en este tema, complejo en su configuración y del cual hay
escasa evidencia empírica, implica trabajar con información que no siempre está
disponible ni es de fácil acceso. En nuestro caso, luego de un largo proceso, accedimos
a los datos judiciales (carpetas, audios y estadísticas) gracias a la colaboración de la
Corporación Administrativa del Poder Judicial (CAPJ).
Pudimos constatar que, pese a los avances en esta materia, aún subsisten muchos
problemas en cuanto al registro y consistencia de la información y la falta de criterios
comunes para clasificar los datos en las categorías establecidas. Todo ello incide
negativamente en la calidad de la información disponible y puede inducir a decisiones
de políticas públicas equivocadas, razón más que suficiente para focalizar la atención
en este punto por parte de las autoridades pertinentes.
Entrando de lleno en los resultados del estudio, se pudo observar que los factores
relacionados a la participación de los niños en procesos judiciales son la materia, la
edad y las formas de término de los casos. Todo indica, sin embargo, que la edad (y
no la madurez) de los niños es el factor preponderante, aun cuando no existen ni
edades ni rangos prefijados. Consideramos que ello se puede explicar principalmente
por la falta de competencias de los operadores del sistema para oír a los niños sobre
todo a los más pequeños.
En este sentido, creemos que hay diversas formas de “oír” a los niños, y ellos pueden
expresarse en un sentido más amplio que el “decir con palabras”.12 En este sentido, un
estudio de campo realizado en el Reino Unido revela que los operadores utilizan
diversas formas de “hacer contacto” con los niños. La forma de “hablar” con el niño
depende de la edad. Con los más pequeños (very young children), el contacto consiste
observar al niño y cómo se relaciona; con los del medio (young children) además de la
observación, frecuentemente se juegan distintos tipos de juegos, algunos diseñados
especialmente para ese propósito y, con los más grandes (older children), el contacto
incluye “hablar”.13
12
Couso, Jaime. Op. cit.
13
Mantle, Greg; Leslie; Jane; Parson; Sarah, Plenty; Jackie y Schaffer, Ray. Establishing
children´s wishes and feelings for family court reports. The significance attached to the age of
22
Por otra parte, se observó que la audiencia reservada con el juez aparece como el
principal mecanismo de recuperación de la voz de los niños. No obstante, las
condiciones asociadas a esta actuación procesal presentan serios problemas, no sólo
de infraestructura y tiempos, como lo indican la mayoría de los entrevistados, sino que
principalmente por la falta de claridad acerca del objetivo de esta audiencia y ausencia
de criterios medianamente homogéneos para llevarla a la práctica y valorar su peso en
la decisión judicial.
También se constató que los peritajes e informes diagnósticos, aun cuando desde un
punto de vista técnico no tienen esa finalidad, son utilizados con el fin de recoger la
opinión de los niños, principalmente por razones de calificación profesional y tiempos
asociados a su realización. Los abogados y consejeros técnicos apoyan esta práctica.
Por último otro de los mecanismos utilizados es la figura del curador ad litem, aunque
los resultados muestran su escasa aplicación. Se advierte una mayor presencia de
estos profesionales en los casos de vulneración de derechos, con una participación
variable en intensidad y desempeño. Ninguna de las fuentes consultadas permitió
conocer los criterios judiciales que se aplican para proceder a la designación de los
curadores ni el impacto de su actuación en el proceso y sus resultados.
Por otra parte, sen pudo verificar que el modo en que los jueces de familia construyen
el principio del Interés Superior del Niño es formal y abstracto. En efecto, las fuentes
consultadas no permiten determinar los elementos considerados ni los criterios
utilizados, permaneciendo oscuro al análisis.
Respecto del impacto que tienen los procesos judiciales en los niños, a la luz de los
dichos de los padres y madres entrevistados, se desprende que éstos no son inocuos
para los niños ni para sus familias. Aun cuando ellos no participen en el proceso dando
su opinión, los padres y madres señalan que la gran mayoría de los niños conoce de su
existencia y vivencian de una u otra forma las tensiones de los adultos, salvo
probablemente los más pequeños.
Pero tal vez si uno de los aspectos más complejos detectados durante el estudio sea la
tensión que se produce entre la publicidad de las actuaciones procesales (audiencias,
registros y fallos) como parte integrante del debido proceso y la protección de la
integridad y privacidad del niño (manipulación, conflictos de lealtades y
revictimización). Creemos que escuchar a un niño sin las debidas medidas de
resguardo a su privacidad e integridad física y/o emocional pueden acarrearle altos
costos, cuestión que lleva a preguntarse si no sería mejor –algunos casos- reducir su
participación para reducir (o evitar) otros “males” más graves. Todo ello puede
agudizarse todavía más si -al final del día, como hemos podido observar- no se
obtienen los resultados deseados por la Convención, esto es, que la opinión de los
niños sea debidamente tomada en cuenta y que ello se vea reflejado en las decisiones
judiciales.
23
protegerlos- se corre el riesgo de invisibilizar sus derechos y preferencias
contraviniendo el mandato expreso de la Convención.
La pregunta que surge entonces es ¿cómo operativizar el derecho de los niños a ser
oídos? ¿Cómo avanzar en su aplicación práctica de modo que no se trate de un
derecho sin contenido?
Las investigaciones muestran que para el desarrollo de estas prácticas hay aún un
largo camino que recorrer antes que el sistema asegure la participación de los niños y
considere sus deseos y sentimientos como parte esencial de la decisión. Los obstáculos
son de diversa índole: resistencia general a la idea de que los niños participen en estas
decisiones, la falta de una práctica que defina el rol de los niños y el peso que se debe
dar a sus deseos y sentimientos y las implicancias a nivel de tiempo que conlleva el
desarrollo de un diálogo cara a cara con los niños.14
Schofield y Thoburn, Child protection. The voice of the children en decision making. IPPR,
14
London, 1996.
24
ANEXO I
OBJETIVOS Y DISEÑO METODOLÓGICO
1. OBJETIVO GENERAL
Conocer el tratamiento que reciben los niños, niñas y adolescentes en los
procedimientos asociados a la nueva justicia de familia, con el fin de evaluar la
aplicación de y efectividad de su derecho a ser oídos y el impacto que las prácticas
judiciales tienen e ellos y sus familias.
2. OBJETIVOS ESPECIFICOS
o Perfilar el “camino” seguido por los niños y adolescentes desde el inicio del
procedimiento hasta la dictación de la sentencia definitiva (u otra salida),
estableciendo actores relevantes y tiempos (e hitos) asociados a cada una de
las etapas.
25
3. OBJETO DE ESTUDIO
Serán objeto de esta investigación los casos ingresados al sistema de justicia por
conflictos familiares que afecten a niños, niñas y adolescentes y que hayan terminado
por medio de sentencias definitivas ejecutoriadas, acuerdos en conciliación judicial y
actas de mediación.
• Familiares y/o adultos que formen parte del entorno afectivo cercano de
los niños y adolescentes.
26
ANEXO II
ENTREVISTAS EN PROFUNDIDAD
Cargo Tribunal
1 Ministra Corte Suprema
2 Ministro Corte de Apelaciones de Santiago
3 Ministra Corte de Apelaciones de San Miguel
4 Jueza 1° Juzgado de Familia de Santiago
5 Juez 1° Juzgado de Familia de Santiago
6 Juez 1º Juzgado de Familia de Santiago
7 Jueza 1° Juzgado de Familia de San Miguel
8 Jueza 1º Juzgado de Familia de San Miguel
9 Jueza 4° Juzgado de Familia de Santiago
Cargo Tribunal
1 Consejero Técnico 3° Juzgado de Familia de Santiago
2 Consejera Técnico 3° Juzgado de Familia de Santiago
3 Consejero Técnico 3° Juzgado de Familia de Santiago
4 Consejero Técnico 4° Juzgado de Familia de Santiago
5 Consejera Técnico 4° Juzgado de Familia de Santiago
6 Consejera Técnico 2° Juzgado de Familia de Santiago
7 Consejera Técnico 2° Juzgado de Familia de Santiago
8 Consejera Técnico 3° Juzgado de Familia de Santiago
27
Curadores ad litem (5)
Los entrevistados fueron padres o madres de niños cuyas edades fluctuaban entre 2 y
10 años y que estuvieron involucrados en una causa ventilada en los tribunales de
familia de la Región Metropolitana. Se entrevistaron siete madres y cinco padres.
28
ANEXO III
MUESTRA DE CARPETAS Y AUDIOS
I. Carpetas virtuales
Carpetas
Tipo de Causa
según…
Total
Edad de los Cuidado Relación directa Vulneración Violencia carpetas
niños personal Y regular de derechos Intrafamiliar
Menores de
10 8 3 4 25
9 años
Entre 10 y
1 5 3 2 11
14 años
Entre 15 y
1 1 3 3 8
18 años
Sin edad 0 5 0 3 8
Total
12 19 9 12 52
carpetas
Al inicio del proceso de grabación, los profesionales de la CAPJ nos informaron que no
podríamos tener acceso a audios de audiencias reservadas con niños, toda vez que
ellas se graban en pistas separadas, por tanto, no habría registro de ellas en los audios
solicitados. Sin embargo, una revisión preliminar dio cuenta de la existencia de este
tipo de audios (21 casos), lo que se puede explicar por errores de registro y
caratulación de la información. Este importante hallazgo implicó modificar la muestra
original, con el fin de recoger y analizar en profundidad la riqueza del material
encontrado.
De este modo, el análisis de los audios se centró en los casos de audiencias con niños.
Ello con el fin de establecer la posición que ocupan niños, niñas y adolescentes en los
procesos asociados a las materias que trata la investigación; determinar el rol e
importancia que se le asigna al habla de los niños; indagar las características de las
audiencias reservadas y visualizar de qué forma el relato de los niños es considerado
(o no) en el transcurso global del juicio y particularmente, en la sentencia.
29
Así, en términos generales, el principal criterio de segmentación utilizado fue la
existencia de audiencias reservadas con niños, con independencia de la edad de éstos,
quedando la muestra conformada como se aprecia en la siguiente tabla.
30
ANEXO IV
CUADRO RESUMEN OBSERVACIÓN DE AUDIENCIAS
N° Tribunal Audiencia Materia Duración (¨)
1 2° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 81
2 1° JF Santiago Preparatoria Cuidado Personal 20
3 3° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 10
4 1° JF San Miguel Juicio Cuidado Personal 7
5 3° JF Santiago Juicio Cuidado Personal 15
6 1° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 20
7 2° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 22
8 2° Sala Med. Cautelares Santiago Especial Vulneración derechos 20
9 1° Sala Med. Cautelares Santiago Especial Vulneración derechos 25
10 1° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 4
11 1° JF Santiago Preparatoria Cuidado Personal 15
12 2° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 35
13 4° JF Santiago Preparatoria Relación directa 30
14 1° JF Santiago Juicio Relación directa 5
15 2° JF Santiago Juicio Relación directa 37
16 1° JF San Miguel Preparatoria Cuidado Personal 60
17 1° JF San Miguel Especial Cuidado Personal 38
18 3° JF Santiago Especial Vulneración derechos 42
19 2° JF Santiago Especial Vulneración derechos 34
20 2° JF Santiago Especial Vulneración derechos 44
21 1° JF Santiago Juicio VIF 153
22 1° JF Santiago Especial Vulneración derechos 11
23 1° JF Santiago Juicio VIF 194
24 2° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 30
25 1° JF Santiago Juicio Vulneración derechos 30
26 1° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 14
27 3° JF Santiago Reservada Relación directa 25
28 2° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 24
29 3° JF Santiago Juicio Relación directa 27
30 1° JF Santiago Preparatoria Cuidado Personal 40
31 4° JF Santiago Juicio Cuidado Personal 43
32 2° JF Santiago Juicio Cuidado Personal 14
33 1° JF Santiago Preparatoria Vulneración derechos 12
34 4° JF Santiago Juicio Relación directa 40
35 4° JF Santiago Juicio Vulneración derechos 45
36 2° JF Santiago Juicio Cuidado Personal 124
37 3° JF Santiago Preparatoria Cuidado Personal 20
38 4° JF Santiago Juicio VIF 17
39 2° JF Santiago Juicio Vulneración derechos 19
40 1° JF Santiago Especial Vulneración derechos 18
41 1° JF Santiago Especial Vulneración derechos 8
42 1° JF Santiago Especial Vulneración derechos 11
43 4° JF Santiago Juicio Relación directa 30
44 4° JF Santiago Juicio Relación directa 69
1.582
(26,3 hrs.)
31
32