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Lógica simbólica i
Prefacio.
Indice.
1 Introducción.
1.1 Definición de lógica simbólica ................................................................. 1
1.2 El objeto de estudio de la lógica ............................................................. 1
1.3 Lenguaje natural y lenguaje simbólico .................................................... 2
1.4 La simbolización del leguaje lógico ......................................................... 3
4 Boole ............................................................................................................. 27
Biografías
I Biografía de Gottfried Wilhelm von Leibniz.................................................... 41
II Biografía de George Boole ............................................................................ 43
Bibliografía ....................................................................................................... 56
Lógica simbólica 1
1. Introducción
1.1 Definición de Lógica simbólica
La lógica simbólica es un sistema formal que analiza los signos y lo que designan.
El positivismo lógico entiende que el significado es la relación que existe entre las
palabras y las cosas, y su estudio tiene un fundamento empírico: puesto que el
lenguaje, idealmente, es un reflejo de la realidad, sus signos se vinculan con
cosas y hechos. Ahora bien, la lógica simbólica usa una notación matemática para
establecer lo que designan los signos, y lo hace de forma más precisa y clara que
la lengua también constituye por sí misma un lenguaje, concretamente un
metalenguaje (lenguaje técnico formal) que se emplea para hablar de la lengua
como si de otro objeto se tratara: la lengua es objeto de un determinado estudio
semántico. Una de las figuras más destacadas del Círculo de Viena, el filósofo
alemán Rudolf Carnap, realizó su más importante contribución a la semántica
filosófica cuando desarrolló la lógica simbólica
Pese a tener diferente contenido, estos ejemplos pueden ser agrupados en tres
clases, de acuerdo con las expresiones "Y", "O", "si...entonces", que relacionan
entre sí a pensamientos como "4 es impar", a los que se llama proposiciones.
No todos los lenguajes son hechos por el hombre; las abejas, por ejemplo,
informan a sus compañeras de panal sobre la localización de polen, haciendo
cierto tipo de movimientos que parecen una danza. El desarrollo de un embrión de
cualquier especie está guiado por la información trasmitida por los genes de las
células germinales.
Por ser producto de una elección, los símbolos tienen carácter convencional, pero
dentro de un lenguaje determinado poseen siempre el mismo significado, sin que
varíe de acuerdo con las circunstancias; por ejemplo, dentro del lenguaje de la
geometría plana, el símbolo "pi” significa siempre la relación cuantitativa que existe
entre el diámetro y la circunferencia de un círculo cualquiera (3.14159). El símbolo
puede variar de significado, pero no dentro del mismo lenguaje.
Existen varios lenguajes científicos: tantos como ciencias particulares; entre los
más conocidos están el de las matemáticas, el de la química y el de la lógica, que
es el que vamos a examinar en seguida.
Lógica simbólica 3
2. La lógica griega
2.1 Aristóteles
En la concepción aristotélica de la lógica hay una vacilación entre dos ideas. Por
un lado, la lógica es concebida, en tanto que órgano, como prolegómeno de toda
investigación científica, filosófica o simplemente perteneciente al lenguaje
Lógica simbólica 5
ordinario. Por eso la lógica no es una parte de la filosofía; es, a lo sumo, el pórtico
que permite pasar a cualquiera de sus partes (la teórica, la práctica y la poética o
productiva). Por otro lado, la lógica aparece como el análisis de los principios
según los cuales se halla articulada la realidad. Así como el primado de la
definición y de la dialéctica en Platón podía ser considerado como la consecuencia
del interés de este autor por el “qué” de las cosas, el primado del razonamiento
(sobre todo silogístico) en Aristóteles podría ser considerado como la
consecuencia del interés de este pensador por el “porqué” de las cosas. La lógica
de Aristóteles parece seguir el tratado de una ontología general. Esto se
manifiesta en una serie de proposiciones que pueden resumirse del siguiente
modo: a) la lógica es un instrumento para el pensar y supone un pensamiento; b)
el pensamiento supone una realidad pensada, pues el pensar carece de
espontaneidad y es sólo relativo, c) es necesario, en vista de ello, desarrollar una
teoría del concepto como expresivo del ser “constitutivo” de lo real, d) la lógica
puede de este modo convertirse en ciencia de los principios de lo que es.
Por ello, se puede decir que Aristóteles no pretendió fundar la lógica como ciencia
formal, en el sentido moderno del término, o sea, de ciencia sin objeto o sin
contenido, constituida únicamente por proposiciones tautológicas. Según
Aristóteles, la lógica tiene un objeto y este objeto es la estructura de la ciencia en
general que luego es la misma estructura del ser que es objeto de la ciencia.
Aristóteles afirma que la lógica debe analizar el lenguaje apofántico o declarativo,
que es el propio de las ciencias teoréticas, en el cual tienen lugar las
determinaciones de verdadero y falso según que la unión o separación de los
signos (de que consta una proposición) reproduzca o no la unión o la separación
de las cosas.
son distintas. Pero las palabras se refieren a “afectos del alma que son los mismos
para todos y constituyen imágenes de objetos que son los mismos para todos”.
Por tanto, se puede decir que, para Aristóteles, el lenguaje es convencional en su
diccionario, no en su sintaxis; en consecuencia, la lógica ha de mirar a esta
sintaxis para analizar la estructura fundamental del conocimiento científico y del
ser.
Afirmativo Negativo
S es P S no es P
Enunciado Universal Todo S es P Ningún S es P
Particular Algún S es P Algún S no es P
Indefinido S es P S no es P
A afirmativo Todo S es P
P pertenece a todo S
Universal
E negativo Ningún S es P
P no pertenece a ningún S
I afirmativo Algún S es P
P pertenece a algún S
Particular
O negativo Algún S no es P
P no pertenece a algún S
Estas dos leyes son inválidas desde el punto de vista de la lógica actual.
Una de las razones por las que Aristóteles prescinde de los enunciados singulares
en su lógica madura estriba en su deseo de poder permutar sujeto y predicado en
cualquier enunciado. Ahora bien, si el sujeto es un individuo o entidad concreta, es
imposible que haga de predicado y, por tanto, la permutación es imposible. Pero si
tanto el sujeto como el predicado son conceptos o entidades abstractas, entonces
la permutación es siempre posible. Por eso Aristóteles limita su consideración a
los enunciados conceptuales o generales.
Lógica simbólica 9
Esta definición vale para cualquier deducción. Sin embargo, Aristóteles usa la
palabra “silogismo” para referirse no a cualquier deducción, sino a un tipo muy
especial de ella, la formada por tres enunciados (dos premisas y una conclusión),
cada uno de los cuales es de uno de los cuatro tipos “todo S es P”, “ningún S es
P”, “algún S es P”, o “algún S no es P”, donde S y P son términos generales (o
conceptos) cualesquiera, y tales que en los tres enunciados juntos aparecen
exactamente tres términos o conceptos, no más ni menos.
Según el análisis que hace Aristóteles, para que las premisas impliquen la
conclusión, es preciso que en ellas aparezcan los dos conceptos de la conclusión
(a los que llamaremos extremos), uno en cada premisa y, además, un concepto
nuevo, que no aparece en la conclusión, pero que aparece en ambas premisas (al
que llamaremos medio). ¿Cómo clasificar estas combinaciones? En primer lugar,
en figuras.
Ejemplo:
todo A es B
todo B es C
----------------
todo A es C
¿Por qué son evidentes los silogismos de la primera figura? Porque en esta figura
y sólo en ella: 1) la primera premisa acaba con el mismo concepto con que
empieza la segunda, lo que facilita la intelección; 2) el concepto medio ocupa
efectivamente el puesto medio, lo que evidencia su papel mediador; 3) el primer y
último conceptos del antecedente (o unión de las dos premisas) son el primer y
último conceptos del consiguiente (o conclusión). Además, en el primer silogismo
de la primera figura, que es el más evidente de todos, el concepto sujeto de la
conclusión o concepto menor tiene una extensión menor que el concepto medio,
que tiene una extensión intermedia entre los otros dos y, por tanto, menor que la
del concepto predicado de la conclusión o concepto mayor.
Los silogismos de las figuras segunda y tercera son válidos, pero su validez no es
evidente, sino que sólo se patentiza reduciéndolos a los de la primera figura.
Mediante el término lógica los estoicos expresaban la doctrina que tiene por objeto
los lógoi, o discursos. Como ciencia de los dicusos continuos, la lógica es retórica;
como ciencia de los discursos divididos en preguntas y respuetas, la lógica es
dialéctica. La dialéctica se define como “la ciencia de lo que es verdadero y de lo
que es falso y de lo que no es ni verdadero ni falso”. Con la expresión “lo que no
es ni verdadero ni falso” los estoicos probablemente entendían los sofismas o las
paradojas, sobre cuya verdad o falsedad no se puede decidir. A su vez, la
dialéctica estoica se divide en cuatro partes, según trate de las palabras o de las
cosas que significan las palabras: la que trata de las palabras es la gramática; la
que trata de las cosas significadas es la lógica en sentido propio: por lo tanto, ésta
tiene por objeto las representaciones, las proposiciones, los razonamientos y los
sofismas.
Los conceptos no tienen para los estoicos ninguna realidad objetiva: lo real es
siempre individual y el universal subsiste solamente en las anticipaciones o en los
conceptos. El estoicismo es, pues, un nominalismo. Los conceptos más generales,
las categorías, son reducidos por los estoicos a cuatro: 1) el sustrato o sustancia;
2) la cualidad; 3) el modo de ser; 4) el modo relativo. Estas cuatro categorías
están entre sí en una relación tal que la siguiente encierra la precedente y la
determina. De hecho, nada puede tener un carácter relativo, si no tiene un modo
Lógica simbólica 14
de ser; no puede tener un modo de ser, si no tiene una cualidad fundamental que
lo diferencia de los demás; y no puede tener esta cualidad si no subsiste por sí, y
es sustancia.
El concepto más alto y más amplio es el concepto de ser; por cuanto todo en
cierto modo es, y no hay, por tanto, un concepto más extenso que éste. El
concepto más determinado, en cambio, es el de especie, que no tiene otra especie
debajo de sí, esto es, el individuo, por ejemplo, de Sócrates.
De estos tres elementos conexos, dos son corpóreos, la voz y lo que es; uno es
incorpóreo, el significado mismo. El significado es aquella función o representación
o concepto que nos viene a la mente cuando oímos una palabra y que nos permite
referir la palabra a una cosa determinada. El concepto “animal racional” es el
significado que permite la referencia de las palabras al objeto existente. Este
concepto sirve de camino entre la palabra (y en general, la expresión verbal) y la
cosa real o corpórea, orientada de esta manera la referencia al objeto de las
expresiones lingüísticas que de otra manera serían puros sonidos, incapaces de
toda conexión con las cosas. Por lo tanto, la referencia a la cosa es parte
integrante del significado o, por lo menos, es un aspecto íntimamente unido a ella,
pues la información en que consiste el significado no tiene más función que la de
hacer posible y orientar tal referencia. En la lógica medieval y moderna, lo que los
estoicos llamaban significado ha sido expresado con otros nombres como
connotación, intensión, comprensión, mientras que la referencia ha sido llamada
suposición, denotación, extensión, significado.
Uno de los temas más debatidos fue la lógica de los condicionales. Dos fueron las
interpretaciones principales que se dieron acerca de las condiciones de verdad de
los condicionales. Según Filón de Megara, los enunciados del tipo “si … entonces”
sólo son falsos cuando el antecedente es verdadero y el consecuente falso; en
todos los demás casos es verdadero. Este condicional fue denominado por
Russell implicación material, y es el usado normalmente en lógica desde Frege.
Por contra, según Diodoro de Cronos, para que un enunciado condicional sea
verdadero es menester, no meramente que no sea –en ese instante– el
antecedente verdadero y el consecuente falso, sino que nunca sea el antecedente
verdadero y el consecuente falso. De este modo, “si es de día entonces es de
noche” es siempre falso, independientemente de cuando se emita. Como para
Diodoro la verdad del condicional sólo se da si constituye una implicación material
siempre verdadera, podemos llamarlo implicación material permanente. Hubo
incluso quienes pensaban que sólo tiene sentido considerar a un condicional
verdadero cuando se da algún tipo de relación entre el contenido del antecedente
y el del consecuente, de modo que no sea posible que siendo el antecedente
verdadero el consecuente sea falso. Esto es lo que en este siglo C.I. Lewis ha
denominado implicación estricta. Este es el tipo de implicación que se da para
Aristóteles entre las premisas y la conclusión de un razonamiento, de modo que el
que las premisas de un razonamiento sean falsas no basta para justificar la validez
del razonamiento, sino que es menester que si las premisas fueran verdaderas, la
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En De philosophia rationali Apuleyo se interesa por las relaciones entre las cuatro
proposiciones clásicas, que se dividen en universales, particulares, singulares e
indefinidas. Una proposición es universal cuando el predicado es atribuido o
negado con respecto a todos los entes abarcados por el sujeto: “todos los
hombres (o: ningún hombre) son filósofos”. Tenemos una proposición singular
cuando el predicado se afirma o se niega de un solo individuo: “Juan es filósofo”.
Una proposición particular es aquella en la que el predicado se atribuye o se niega
sólo de algunos de los entes abarcados por el sujeto: “algunos hombres son
filósofos”. En la proposición indefinida el predicado se atribuye o se niega de un
sujeto, pero sin precisas a cuántos individuos se hace referencia: “el tren corre”.
Apuleyo, al tratar y analizar todas estas proposiciones, afirma que es conveniente
presentarlas en quadrata formula, y las dispone de esta manera de conformidad
con el siguiente cuadro:
Más tarde los medievales indicarán mediante letras las cuatro proposiciones
clásicas (véase Pedro Hispano). Colocando de manera oportuna las formas
normales de las proposiciones categóricas, se obtiene el clásico cuadrado de la
oposición:
donde A y E son una verdadera y la otra falsa, no pueden ser ambas verdaderas,
pero pueden ser ambas falsas; A, O y E, I siempre son una verdadera y otra falsa,
y no pueden ser ambas verdaderas ni ambas falsas; I y O resultan implicadas,
respectivamente, por A y E.
Este cuadrado no fue concebido como un juego elegante, sino que se consideró
que las relaciones lógicas ilustradas mediante el presente diagrama
proporcionaban una base lógica que garantizaba la validez de ciertas formas
elementales de razonamiento. Éstas eran las que concernían a las inferencias
inmediatas, esto es, aquellas inferencias en las que la conclusión surge
inmediatamente de la premisa, sin mediación de una segunda premisa. Así, un
silogismo es una inferencia mediata, mientras que la inferencia: “todos los
hombres son justos y, por eso, algún hombre es justo” es inmediata. El cuadrado
tradicional nos ofrece la base lógica para un número considerable de inferencias
inmediatas de este tipo, que pueden enumerarse así:
Otros tipos de inferencias son aquellos que se obtienen por conversión, por
obversión y por contraposición. La conversión se realiza mediante el intercambio
de las respectivas proposiciones de los términos del sujeto y del predicado de una
proposición. En este caso, se trata de la conversio simplex y se aplica a E y a I; O
no tiene proposición conversa, y A la tiene per accidens: además de cambiar la
posición de los términos, es preciso cambiar también la cantidad de la proposición,
de universal a particular. Por ejemplo: la conversa de “todos los perros son
animales” es “algunos animales no son perros”. Se produce obversión cuando el
término-sujeto permanece incambiado, y también permanece incambiada la
cantidad de la proposición que se desea obvertir, pero se cambia la cualidad,
sustituyendo el término-predicado por su complemento.
CONVERSIÓN
Convertenda Conversa
E: Ningún S es P E: Ningún P es S
I: Algún S es P I: Algún P es S
Premisa Contrapuesta
No existe contrapuesta
I: Algún S es P
O: Algún no-P no es no-S
O: Algún S no es P
Para Boecio las proposiciones hipotéticas son más generales que las categóricas:
es posible expresar una proposición categórica a través de una proposición
hipotética, pero no es posible llevar a cabo la operación inversa. Distingue entre
dos tipos de proposiciones hipotéticas: el primer tipo se da cuando el consecuente
está vinculado al antecedente de una manera accidental; en el segundo tipo, el
consecuente es una consecuencia natural del antecedente. Por ejemplo, al decir
“si el fuego es cálido, el cielo es redondo”, no pretendemos afirmar que el cielo es
redondo porque el fuego sea cálido, sino sencillamente que al mismo tiempo que
el fuego es cálido, el cielo es redondo.
En las Summulae logicales aparecen por primera vez las vocales, palabras y
versos mnemotécnicos que luego se emplearon corrientemente en la enseñanza
de la lógica. Así, por ejemplo, se indica con la A la proposición universal
afirmativa, con la E la universal negativa, con la I la particular afirmativa y con la O
la particular negativa, con arreglo a los siguientes versos:
>Para indicar las figuras y los modos del silogismo emplea las palabras
mnemónicas Barbara, Celarent, Darii, Ferio, etc., cuyas vocales indican la
cantidad y la cualidad de las proposiciones que constituyen las premisas y
conclusiones del silogismo.
Junto a los tratados sobre las disputationes, se encuentran los tratados “sobre las
controversias”, que estudian las inferencias entre proposiciones simples y
compuestas y los sophismata. Un sophisma no es un sofisma, o por lo menos no
lo es necesariamente (como la fallacia); es una proposición que contiene alguna
dificultad, debido a una falta o a una ambigüedad de construcción, o a cualquier
otra razón; esa proposición es estudiada por sí misma, y en la práctica escolar
sirve de ocasión, en muchos casos, para que el maestro desarrolle un punto
particular de la disciplina que enseña. Casos particulares de sophismatason: los
“insolubles”, o proposiciones que, tomadas al pie de la letra, se contradicen (como
“yo digo mentira”); los “imposibles”, en los que la contradicción no se solventa por
una simple distinción lógica, como ocurre en el caso de los “insolubles”.
Entre estos lógicos medievales destaca Ramón Llull. Llull piensa que el ser de las
criaturas es como una imitación de Dios, y la naturaleza es como un libro en el que
pueden leerse los designios de la divinidad. Pero para captar el orden divino
deben establecerse unos principios generales. Dichos principios generales –que
son los que estaban en la base de su Ars–, eran elementos simples a los que se
reducen todas las proposiciones y, debidamente combinados, debían hacer
posible una presentación unitaria, rigurosa y encadenada de todo el saber.
Llull menciona dieciocho principios generales. De ellos, nueve son los atributos
divinos, que se obtienen a partir de maximizar en grado supremo las perfecciones
de los seres creados: bondad, eternidad, grandeza, poder, voluntad, virtud,
sabiduría, verdad y gloria. Los otros nueve señalan las relaciones entre los seres
creados y contingentes: principio, medio, fin, contrariedad, diferencia,
concordancia, minoría, igualdad y mayoría. Cada uno de estos elementos es
representado por letras o por otros símbolos, y los combina entre sí, de manera
móvil, en círculos concéntricos. Los diversos razonamientos para solventar todos
los problemas (tanto de la religión como de las ciencias) surgían de todas las
combinaciones posibles. Llull proyectó una especie de máquina con ruedas de
conceptos, una especie de precursora de las computadoras, capaz de combinar y
clasificar todos los conceptos, de manera que se pudiera discutir y razonar sin
errores. Recurrió a diagramas, tablas, círculos gráficos y círculos concéntricos
móviles (el más complejo de estos instrumentos es denominado figura univeralis,
que posee catorce círculos concéntricos), dispuestos de modo que, a partir de los
conceptos fundamentales, fuera posible hallar conceptos nuevos así como razonar
acerca de ellos sin error. Creía, por tanto, en un fundamento lógico y racional
universal, a manera de un cálculo, válido para todas las verdades, incluidas las de
la religión.
Esto es posible, pensaba, porque hay un único fundamento racional, que afecta
también a las verdades de la fe que, de esta manera, pueden demostrarse por
Lógica simbólica 23
deducción lógica. En tanto que los principios generales o elementos simples son el
fundamento de todo lo real, para Llull hay una coincidencia entre lógica y
ontología, y el auténtico conocimiento es una visión mística en Dios.
No obstante, en Llull se trata de poco más que de una idea visionaria. Fue
Descartes quien concibió la idea de un lenguaje general como una suerte de
aritmética, como parte del método de una filosofía verdadera, si bien se cuidó de
tratar él mismo de constituir tal lenguaje y lo planteó como un proyecto para la
posteridad.
3.3.2 Leibniz
Todo A es B AB = A A no B es no-ente
Algún A no es B AB A A no B es ente
Ningún A es B AB AB ente AB es no ente
Algún A es B AB = AB ente AB es ente
Los lógicos de Port-Royal no conciben la lógica como una ciencia, sino como un
arte: el arte que enseña no a combinar palabras y fórmulas, sino a pensar
correctamente. Así, la lógica tiene que convertirse en un instrumento adecuado
para servir a las demás ciencias. Por consiguiente, es inútil perder el tiempo con
silogismos elaborados mediante ejemplos del todo artificiosos. Si la enseñanza
quiere ser no sólo entretenida, sino también conseguir resultados valiosos y útiles,
debe basarse en ejemplos de razonamientos que se utilicen de modo efectivo en
los diversos ámbitos del saber, la literatura y la vida. Además, la lógica escolástica
se propone ofrecernos las reglas de los razonamientos correctos, y su utilidad
consiste sin duda en tales reglas. Sin embargo, «no debemos creer siquiera que
tal utilidad vaya muy lejos, ya que la mayor parte de los errores humanos no
consiste en verse engañados por consecuencias erróneas, sino en caer en juicios
falsos, de los que se extraen consecuencias erróneas». Los hombres, en suma,
razonan en general de un modo correcto, es decir, no se engañan al extraer
determinadas consecuencias de las premisas; lo que ocurre es que a menudo
juzgan equivocadamente, es decir, no saber establecer las premisas. En resumen:
no es cuestión de corrección, sino que es problema de la verdad, por lo cual el
arte de razonar (esto es, deducir consecuencias basándose en premisas) debe
estar precedido por el arte de pensar (el arte que enseñe a establecer premisas
válidas).
Para Kant la intuición y los conceptos constituyen los elementos de todos nuestros
conocimientos, de manera que ni los conceptos, sin que les corresponda de algún
modo una intuición, ni la intuición, sin los conceptos, pueden darnos un
conocimiento. Más aún, ninguna de estas dos facultades debe anteponerse a la
otra. Sin sensibilidad no se nos daría ningún objeto y sin intelecto no podría
pensarse ninguno. Los pensamientos sin contenido están vacíos; las intuiciones
sin conceptos son ciegas. El intelecto no puede intuir nada y los sentimientos nada
pueden pensar. El conocimiento sólo puede surgir de su unión.
Lógica simbólica 26
Kant distingue entre la ciencia de las leyes de la sensibilida den general –la
estética– y la ciencia del intelecto en general –la lógica. La lógica se divide en a)
lógica general y b) lógica trascendental.
La lógica general prescinde de los contenidos y se limita a estudiar las leyes y los
principios en general del pensamiento, sin los cuales no existiría una utilización del
intelecto. Esta es la célebre lógica formal descubierta por Aristóteles y que, según
Kant, nació casi perfecta, hasta el punto de que “no tuvo que dar ningún paso
atrás” y se ha limitado a sufrir correcciones sólo de detalle.
En el siglo XIX también merece un lugar destacado la lógica de Stuart Mill. Para
Mill la lógica es una elaboración posterior de nuestras intuiciones sensibles. Pero
Lógica simbólica 27
no todo es percepción inmediata; éstas son ciertas y contra ellas no hay apelación.
Sin embargo, la mayor parte de nuestro saber lo obtenemos por deducciones.
Después de las observaciones particulares siempre queremos establecer leyes
generales y conceptos. Y estas leyes implican siempre una conexión y
dependencia entre un A y un B, C, etc. En A System of Logic, Rationative and
Inductive establece las siguientes reglas:
4. Boole
5. La lógica simbólica
Admitido por todos los matemáticos, a partir de 1872, que todos los conceptos de
la matemática pueden reducirse a los de la aritmética y los de ésta a los números
naturales, Frege adopta sobre sí la tarea de derivar estos últimos por medios
estrictamente lógicos. Con ello lograría establecer que toda la matemática es
reducible a la lógica. Para esta labor tiene que cumplir dos objetivos: (1) precisar
qué entiende por lógica y enumerar los conceptos lógicos con los que poder definir
los aritméticos; (2) demostrar que los teoremas aritméticos son derivables de los
principios lógicos mediante el único proceso válido, la deducción. Esto último
obliga a especificar cuáles son los primeros principios lógicos y cuáles son las
reglas de inferencia. Y en vista de estos objetivos, Frege dará un primer paso:
construir una lógica que le sea válida para su objetivo, una lógica del pensamiento
puro, alejada de la influencia de la gramática y del lenguaje usual, para lo que
debe crear un simbolismo adecuado. Esta tarea será acometida en la
Conceptografía y en las leyes físicas de la aritmética.
En la Conceptografía señala que existen dos tipos de juicios, los analíticos y los
sintéticos. Frege estima que los aritméticos son juicios analíticos, contra el sentir
kantiano, pero entiende por juicio analítico aquel que puede derivarse, en forma
estrictamente lógica, de las definiciones. No se tiene en cuenta, aquí, el contenido
de dicho juicio, sino su derivabilidad. Explica, a continuación que la etapa inicial de
su trabajo se centra en reducir el concepto de orden en una sucesión al de
consecuencia lógica, para proceder desde allí al concepto de número. Para
realizar esta tarea encuentra el lenguaje ordinario inadecuado. Agregará que una
de las tareas de la filosofía debe consistir en liberar el espíritu humano de los
errores que, en cuanto al concepto, presenta el lenguaje ordinario. En particular,
debe eliminarse la confusa terminología entre “sujeto” y “predicado” en beneficio
de “argumento” y “función”. Para conseguir estos fines, dedica su atención a
construir un lenguaje de fórmulas, a semejanza del aritmético, pero que permita un
análisis lógico del razonamiento matemático, del pensamiento puro.
Frente a los formalistas, que llegan a identificar numeral y número, Frege distingue
tres planos: expresión, contenido judicativo de esa expresión y aserción o juicio
del contenido o pensamiento. Lo único que importa en la Conceptografía es el
contenido judicativo. “Los griegos vencieron a los persas en Platea” y “los persas
fueron vencidos por los griegos en Platea” son dos expresiones diferentes, pero
presentan el mismo pensamiento, el mismo contenido. Contenido que puede ser
convertido en aserción, aunque sea independiente de tal aserción e incluso
puedan existir contenidos que carezcan de la expresión asociada correspondiente.
Ello conduce a rechazar la distinción entre sujeto y predicado, válida
fundamentalmente para la expresión gramatical y no para el contenido judicativo ni
para el conceptual. La única diferencia que importa entre contenidos judicativos es
la que existe entre universales y particulares, porque dicha distinción lo es en
cuanto a contenido conceptual y no sólo en cuanto a expresiones. De este modo
quedan fuera de la lógica las viejas distinciones entre juicios categóricos,
hipotéticos, disyuntivos... Igualmente, conduce a admitir que la negación se aplica
a contenidos de juicios y no a la sola expresión de los mismos, contenidos a los
que harán referencia, por modo exclusivo, las restantes constantes lógicas que
explicitará Frege.
Lógica simbólica 31
Más arriba se ha dicho que Frege sustituye los conceptos de sujeto y predicado
por los de argumento y función. ¿Cómo se hace esto? Sea una expresión como
“La vaca come hierba”. Si en lugar de “La vaca” ponemos “la oveja”, la expresión
seguirá siendo válida. Se puede reemplazar el término “vaca” por otros términos o,
generalizando, por un lugar vacío: “( ) come hierba”, y ello de manera tal que, al
cubrir ese espacio vacío por un término conveniente se tenga la expresión
completa que podrá o no ser judicable. Y lo será cuando el término sea
conveniente, en cuyo caso dicho término poseerá la propiedad indicada por la otra
parte de la expresión; en nuestro ejemplo, “vaca” poseerá la propiedad de comer
hierba. Todos aquellos términos que permitan cubrir el espacio vacío constituirán
los argumentos, mientras que la propiedad que los mismos poseen, la de “comer
hierba”, constituye la función para tales argumentos. Si ahora se toma la expresión
“Jorge ama a Luisa”, en lugar de “Jorge” y “Luisa” pueden colocarse otros términos
por argumentos, por lo que la expresión general tendría dos espacios vacíos “( )
ama a ( )” y la función “ama a” será una función de dos argumentos. El proceso
puede continuar generalizándose para obtener funciones pluriargumentales.
1. n es un número
2. el sucesor de un número es un número
3. no hay dos números que tengan el mismo sucesor
4. n no es el sucesor de ningún número
6. todos los números (naturales) tienen cierta propiedad, y sucede
que
a. el primer número la tiene, y
b. si un número cualquiera la tiene, su sucesor asimismo la
tiene
I. 0 es un número;
II. si x es un número, Sx será un número
III. no hay dos números que tengan el mismo sucesor
IV. 0 no es el sucesor de ningún número
V. todos los números tienen la propiedad P si
a. P(0), y
b. si para cualquier x, P(x), P(Sx).
1. x + 0 = x
2. x + Sy = S(x + y)
1. x · 0 = 0
2. x · Sy = (x · y) + x
En este sistema formal, las expresiones “3”, “4”, “1” y “+” no significan más que lo
que expresan sus definiciones a base de los términos primitivos, y, si atendemos
sólo a los fines sintácticos, exactamente lo mismo podríamos haber escrito en su
lugar, “A”, “B”, “C” y “%”, de igual manera que hubiera sido posible escribir “*”,
“refunfa” y “expeditor” en lugar de los términos primitivos que hemos utilizado, “0”,
“número” y “sucesor”. Los números ordinales proyectados por los axiomas de
Peano representan relaciones de orden o sucesión, tales como “primero”,
“segundo”, etc.
Por consiguiente, podemos “entender” o “constituir” los números de tal modo que
lleguemos a interpretar los números naturales a base de la cardinalidad, esto es,
en el sentido de la numerosidad de los miembros de cada clase de clases
igualmente dotadas de ellos, una vez generados los cardinales correspondientes a
cada término sucesivo de la serie de los números naturales, 0, 1, 2, 3, …
El objeto primario de los Principia fue mostrar que toda la matemática pura se
sigue de premisas puramente lógicas, y que emplea solamente conceptos
definibles por medio de términos lógicos; ahora bien, aquí apareció una dificultad,
conocida con el nombre de paradoja de Russell (la paradoja de la clase de todas
las clases que no son miembros de sí mismas). La solución de este problema llegó
cuando Russell se dio cuenta de que la dificultad residía más en la lógica que en
las matemáticas y que, por tanto, era la lógica lo que había que modificar. ¿Cómo
salvar tal dificultad?
Dicho en otras palabras: dada cualquier función proposicional, fx, existe cierto
rango de valores de x para los cuales esta función es “significativa”. Si a está en el
rango, fa es una proposición verdadera o falsa. Además de sustituir la variable x
por una constante, pueden hacerse otras dos cosas con una función proposicional:
una es afirmar que siempre es verdadera; la otra, decir que algunas veces es
verdadera. Hay, pues, tres cosas que pueden hacerse con una función
proposicional: la primera es sustituir la variable por una constante; la segunda es
afirmar todos los valores de la función, y la tercera es afirmar algunos valores o al
menos uno de los valores. La función proposicional en sí misma no es más que
una expresión. No afirma ni niega nada. Una clase, del mismo modo, es tan sólo
una expresión.
Por otro lado, cuando afirmo todos los valores de una función fx, los valores que x
puede tomar deben ser definidos, si lo que estoy afirmando ha de ser definido. Es
decir, ha de haber un determinado total de posibles valores de x. Si ahora creo
Lógica simbólica 37
nuevos valores, definidos en términos de ese total, dicho total aparece por ello
aumentado y, en consecuencia, los nuevos valores que a él se refieren se
referirán a ese total aumentado.
Esto parece evidente; ¿dónde está, pues, el problema? Antes de Russell los
lógicos solían pensar que si dos frases denotan el mismo objeto, una proposición
que contenga a una de ellas puede ser reemplazada siempre por una proposición
que contenga a la otra, sin dejar de ser verdadera, si era cierta, o falsa, si era
falsa. Ahora bien, argumenta Russell, si esto fuese cierto la proposición verdadera
“Jorge IV quiso saber si Scott era el autor de Waverley” se convierte (sustituyendo
„el autor de Waverley’ por Scott) en la proposición falsa “Jorge IV quiso saber si
Scott era Scott”. Esto demuestra, según Russell, que es necesario distinguir entre
un nombre y una descripción. Scott es un nombre, “el autor de Waverley” es una
descripción.
debe subsistir en algún oscuro mundo platónico del ser, porque, de otro modo,
vuestra afirmación de que la montaña de oro no existe no tendría significado.
2. las conectivas: ¬,
3. los diversos signos de puntuación ((),{}, [], etc.)
[X Y =def ¬X Y
1. una variable proposicional sola es una fórmula bien formada del cálculo
2. si X es una fbf, entonces ¬X también lo es
3. Si X e Y son fbfs, X ( Y también lo es
4. Estas son todas las reglas de formación el cálculo (esta última regla tiene
un carácter metalingüístico respecto de las anteriores –y metalingüístico
respecto al cálculo)– y se establece para dejar sentado que todas las reglas
están explicitadas)
El único borrón que se le puede achacar a este sistema son los resultados de
Gödel de 1931, sobre la incompletud de los sistemas formales. Ahora bien, este
no es un borrón de los Principia solamente, sino de cualquier sistema formal que
podamos inventar y que, en definitiva, lo que viene a demostrar es que no
podemos demostrar que las matemáticas no son contradictorias.
Lógica simbólica
Biografías
Lógica simbólica 41
En el 1854 publicó Las leyes del pensamiento sobre las cuales son basadas las
teorías matemáticas de Lógica y Probabilidad. Boole aproximó la lógica en una
nueva dirección reduciéndola a una álgebra simple, incorporando lógica en las
matemáticas. Agudizó la analogía entre los símbolos algebraicos y aquellos que
representan formas lógicas. Su álgebra consiste en un método para resolver
problemas de lógica que recurre solamente a los valores binarios 1 y 0 y a tres
operadores: AND (y), OR (o) y NOT (no). Comenzaba el álgebra de la lógica
Lógica simbólica 44
"Un día en el 1864 camino desde su casa al colegio, una distancia de dos millas,
con una lluvia torrencial y luego dio una conferencia con la ropa empapada. El
resultado fue un resfrío febril el cuál pronto dañó sus pulmones y terminó su
carrera....."
Lo que a Macfarlane le faltó decir es que la esposa de Boole (Mary nieta de Sir
George Everest, de quién después fue nombrada la montaña) creía que el
remedio podría ser la causa. Ella puso a Boole en cama y arrojó cubos de agua
sobre la cama, ya que su enfermedad había sido causada por mojarse.
Resumen y conclusiones
Lógica simbólica 45
Resumen y conclusiones.
1. Introducción
2. La lógica griega
Los silogismos de las figuras segunda y tercera son válidos, pero su validez no es
evidente, sino que sólo se patentiza reduciéndolos a los de la primera figura.
2.2 Los estoicos - Los estoicos definían a la lógica como la doctrina que tiene
por objeto los lógoi, o discursos. La lógica es dialéctica. La dialéctica se define
como “la ciencia de lo que es verdadero y de lo que es falso y de lo que no es ni
verdadero ni falso”.
proposiciones simples del tipo siguiente: “si es de noche, hay tinieblas; pero es de
noche, luego hay tinieblas”. Este tipo de razonamiento no tiene nada de común
con el silogismo aristotélico.
Otros tipos de inferencias son aquellos que se obtienen por conversión, por
obversión y por contraposición. La conversión (simples) se realiza mediante el
intercambio de las respectivas proposiciones de los términos del sujeto y del
predicado de una proposición. La obversión se aplica a los cuatro tipos de
proposiciones categóricas. Una contraposición es cuando en una proposición
categórica se sustituye su término-sujeto por el complemento de su término
predicado y, al mismo tiempo, su término-predicado se sustituye por el
complemento de su término-sujeto.
Lógica simbólica 51
Pedro Hispano - En las Summulae logicales aparecen por primera vez las
vocales, palabras y versos mnemotécnicos que luego se emplearon
corrientemente en la enseñanza de la lógica. Para indicar las figuras y los modos
del silogismo emplea las palabras mnemónicas Barbara, Celarent, Darii, Ferio,
etc., cuyas vocales indican la cantidad y la cualidad de las proposiciones que
constituyen las premisas y conclusiones del silogismo.
Leibniz - Sostuvo también que las figuras de los silogismos no son tres, sino
cuatro, obteniéndose entonces veinticuatro, y no catorce, formas de silogismo
válidos. Escribió sobre un género de arte combinatoria, que tendría por cometido
“hallar una especie de alfabeto de los conocimientos humanos, que permitiera,
mediante la combinación de sus letras y el análisis de las palabras compuestas de
aquéllas, descubrir y juzgar todo lo demás”. Leibniz ensayó varios cálculos lógicos:
1) trató de simbolizar los conceptos mediante números enteros, “aritmetizando” la
lógica, 2) utilizó letras en lugar de números, 3) elaboró un cálculo de la inclusión, o
sea, una lógica intencional, y 4) esbozó un cálculo con el concepto de sustracción
(diferente del de negación) de las comprensiones de los términos.
Lógica simbólica 52
Para Kant la intuición y los conceptos constituyen los elementos de todos nuestros
conocimientos, de manera que ni los conceptos, sin que les corresponda de algún
modo una intuición, ni la intuición, sin los conceptos, pueden darnos un
conocimiento. Pensaba que la célebre lógica formal descubierta por Aristóteles,
nació casi perfecta, hasta el punto de que “no tuvo que dar ningún paso atrás” y se
ha limitado a sufrir correcciones sólo de detalle. A Kant, en la Crítica de la razón
pura no le interesa la lógica formal, sino la trascendental, que no prescinde del
contenido.
5. La lógica simbólica
En la Conceptografía señala que existen dos tipos de juicios, los analíticos y los
sintéticos, los aritméticos son juicios analíticos, contra el sentir kantiano, pero
entiende por juicio analítico aquel que puede derivarse, en forma estrictamente
lógica, de las definiciones. La Conceptografía no es una mera búsqueda de un
simbolismo más o menos arbitrario y que refleje el lenguaje ordinario; su objetivo
es conseguir un cálculo lógico al estilo de lo preconizado por Leibniz pero que,
además, refleje el pensamiento puro.
Aparecen, también, dos reglas de transformación: 1-Dada una tesis del cálculo en
la que aparezcan variables de enunciado, el resultado de sustituir una, algunas o
todas esas variables por fbfs del cálculo será también una tesis del cálculo, con
tal de que cada variable sea sustituida siempre que aparece, y siempre por el
mismo sustituto (regla de sustitución), 2-Si X es una tesis del sistema, y los es
también X ( Y, entonces Y es una tesis del sistema (regla de separación o modus
ponens)
Bibliografía.
www.biografias.com