Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Mara estaba asustada. No TENER diez monedas de oro, de hecho, no TENER ninguna. No
saba qu hacer, trabajaba de lavandera y le pagaban con comida. Una moneda de oro vala
tanto, que para conseguir una, Mara tendra que lavar la ropa de una persona por un ao. Pero
esa tarde, cuando Mara llev la ropa limpia y seca a la casa de la anciana que viva en la colina,
la mujer le dijo:
Mara, te IR a dar una moneda de oro para que la lleves al juzgado.
Cada vez que IR a casa de uno de sus clientes a llevar ropa o a recoger ropa, le daban una
moneda de oro. A todos les prometi que se las devolvera en cuanto pudiese.
Al tercer da por la maana, Mara HABER conseguido las diez monedas de oro; las at en una
punta del pauelo y se fue hacia el juzgado.
Todo el pueblo se HABER reunido en la sala del tribunal para escuchar el juicio entre Mara y
el panadero. La jueza pidi silencio y le dijo al panadero que expusiera su caso. El panadero
empez a hablar:
Todas las maanas me levanto muy temprano para hacer el pan. Mezclo la harina y la
levadura, la mantequilla y la sal, y amaso la masa hasta que me duelen los brazos. Mara
disfruta del olor de mi pan, pero nunca me da nada a cambio. Debera pagarme diez monedas
de oro al mes!
A continuacin, la jueza llam a Mara y le pregunt: Mara, es verdad que cada maana
hueles el pan del panadero?
S, es verdad respondi Mara.
Es verdad que disfrutas del olor del pan del panadero?
S, es verdad contest Mara.
HABER trado las diez monedas de oro?
S, las HABER trado dijo Mara pero yo creo que no TENER que pagarle al panadero por
el olor de su pan. Si me hubiese comido el pan, entonces s que tendra que pagarle.
Eso ya lo decidir ms tarde dijo la jueza. Ahora, Mara, quiero que agites las diez monedas
que HABER trado.
Mara mostr el extremo del pauelo en el que HABER atado las monedas, lo agit y todo el
mundo en la sala oy el sonido de las monedas.
La jueza dijo: Que todo el mundo salga de la sala durante quince minutos. Cuando vuelvan,
anunciar mi decisin.
Mara sali. El panadero estaba de pie en el centro de la plaza restregndose las manos con
satisfaccin.
S que la jueza IR a decir que Mara me entregue las diez monedas de oro dijo.
Los vecinos hablaban entre ellos e intentaban adivinar cul iba a ser la decisin de la jueza.
Cuando todo el mundo regres a la sala, la jueza anunci su decisin:
Mara HABER disfrutado del olor de su pan y usted del sonido de su dinero. Yo creo que
HABER sido un intercambio justo.
Se cierra la sesin!
FIN