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Cuento criollo
Cuentan que hace muchos aos que hubo en un pueblo olvidado un joven sin
recursos econmicos y enamorado de una joven vecina que vendi su alma al
diablo por tener destreza en el oficio de herrero y poder tener una herrera en
la localidad en la que viva la moza que lo tena enamorado.
Un cierto da, acert a pasar por all Jesucristo y San Pedro. Iban con un asno el
cual, a causa del mal estado del camino, perdi una herradura, siendo la causa
que el animalito cojeaba mucho. San Pedro, mejor conocedor del terreno le dijo
a Jess
- En la entrada de Zorita hay un herrero, podemos entrar - Al que contesta
Jess - No tenemos dinero para pagar.
El caso es que igualmente entran en la herrera, le exponen el caso al Herrero y
este hace la herradura a la medida del casco del animal y se la coloca el asno.
Antes de seguir su camino le dice San Pedro al herrero
- Que podemos hacer por ti
a lo que el herrero responde - Es igual total por una herradura tampoco me
voy a arruinar
- No hombre, no, pide
- Porque si tampoco llevis un cntimo
- Prueba a ver.
Haba en la herrera un banco para que los clientes se sentaran a la espera de
que el artesano terminara sus encargos, en una de las paredes una ventana
que daba en el campo con una bella vista en el ro. Tena, adems, cerca del
taller una frondosa higuera. Ante la insistencia del Santo el herrero le pide,
como pago por su trabajo tres cosas.
- Ya que insistes, quisiera que: El que se siente en este banco no pueda
levantarse hasta que yo le de permiso; El que se apoye en la ventana no
pueda moverse hasta que yo se lo diga y el que suba en la higuera que no
pueda bajar hasta que yo le autorice.
- Concedido - le dicen, y cogiendo el burro del ramal se van por el camino del
pueblo
Llegado el tiempo pactado con el diablo para final del contrato, el diablo
manda a uno de sus subordinados para que llevo al infierno al herrero
- Has llegado al fin de tus das, preprate para venir con migo en el infierno.
- Bien est. Sintate en el banco mientras recojo con un zurrn algo de comer y
nos vamos - Poco despus aparece nuestro protagonista con el zurrn y dice
al diablo - yo ya estoy - Al intentar levantarse el diablo se da cuenta no
puede. Nuestro hombre coge un cayado que a mano tenia y le propina al pobre
diablo una muy buena paliza dejndolo maltrecho del todo. Una vez bien
albardado le dice:
- Puedes levantarte e irte.