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Pedro
Muy buenas tardes. Son las … - comenzamos un programa más de EL
FILÓSOFO EN SU RINCÓN.
Nuestra visita de los viernes a tu rincón, porque tú eres el amigo, la amiga,
de los sabios, y eso es el filósofo.
Pedro
Para conducirnos en esta peregrinación por las ruinas de nuestra
civilización contamos hoy
Mercedes
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Temed el amor de la mujer más que el odio del hombre.
Reyes o gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben
mandar.
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Amparo
Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres,
devoran su comida, y le faltan el respeto a sus maestros.
Decir que algo es natural, significa que se puede aplicar a todas las
cosas.
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tan pronto como encontrara a alguno de vosotros,
los que sois sabios, le escucharía, aprendería y me ejercitaría,
e iría de nuevo al que me había hecho la pregunta
para volver a empezar la discusión.
En efecto, ahora, como dije, llegas con oportunidad.
Explícame adecuadamente qué es lo bello en sí mismo y, al
responderme, procura hablar con la máxima exactitud,
no sea que, refutado por segunda vez,
me exponga de nuevo a la risa.
Sin duda, tú lo conoces claramente
y éste es un conocimiento insignificante
entre los muchos que tú tienes.
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MERCEDES (Hip)- Pues bien, hazlo. En efecto, como decía ahora,
la cuestión no es importante
y yo podría enseñarte a responder a preguntas
incluso mucho más difíciles que ésta,
de modo que ningún hombre sea capaz de refutarte.
AMPARO (Sóc)- ¡Ay, qué bien hablas! Pero, puesto que tú me animas,
me voy a convertir lo más posible en ese hombre
y voy a intentar preguntarte.
Porque, si tú le expusieras a él este discurso que dices
sobre las ocupaciones bellas, te escucharía
y, en cuanto terminaras de hablar,
no te preguntaría más que sobre lo bello,
pues tiene esa costumbre, y te diría:
«Forastero de Élide, ¿acaso no son justos los justos por la justicia?»
Responde, Hipias, como si fuera él el que te interroga.
AMPARO (Sóc)- Luego también los sabios son sabios por la sabiduría
y todas las cosas buenas lo son por el bien.
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AMPARO (Sóc)- ¿Acaso las cosas bellas no son bellas por lo bello?
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si hay que decir la verdad, una doncella bella.
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ha alabado en el oráculo?»
¿Qué le contestaremos, Hipias?
¿No es cierto que debemos decir que también
la yegua, la que es bella, es algo bello?
¿Cómo nos atreveríamos a negar que lo bello no es bello?
AMPARO (Sóc)- «Sea, dirá él. ¿Y una lira bella no es algo bello?»
¿Decimos que sí, Hipias?
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Sólo salió de Atenas para combatir en las batallas durante la guerra del
Peloponeso que enfrentó a Atenas con Esparta. Estuvo en las batallas de
Potidea, de Delos y de Anfípolis, actuando con gran valor. De la primera
de ellas deriva su amistad con Alcibíades, a quien salvó estando herido en
el combate. Pero esto fue su perdición, porque cuando la democracia
sustituyó en Atenas al gobierno de los treinta tiranos al que pertenecía
Alcibíades, Sócrates prefirió mantenerse fiel a la amistad de Alcibíades, y
finalmente Meleteo, apoyado por personajes importantes de la democracia
restaurada, presentó denuncia contra él en estos términos: “por no
reconocer a los dioses de la ciudad e introducir otros nuevos, además de
corromper a la juventud, pedimos la pena de muerte”. Probablemente
esperaban que fuese enviado al exilio, como había ocurrido antes con
Protágoras y Anaxágoras, pero Sócrates no abandonó la ciudad y fue
ejecutado.
En el diálogo titulado “Felón”, por ser el narrador, Platón –sin haber estado
presente- presenta la conversación de Sócrates con sus discípulos, que
comienza por la expulsión de Jantipa. Ésta, con el hijo pequeño en brazos,
con sus lloros y lamentos no muestra un actitud propicia para la escena de
la logia filosófica que Platón monta en torno a la muerte del maestro. Los
comentarios derivan hacia el tema inevitable de la muerte y de la vida tras
la muerte, sobre todo del filósofo. Tras la expulsión de Jantipa todos
guardan la compostura, pero en el momento cumbre la emoción brota
incontenible en los discìpulos.
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MERCEDES- Hasta este momento la mayor parte de nosotros fue lo
suficientemente capaz de contener el llanto; pero cuando le vimos
beber –la cicuta- y cómo lo había bebido, ya no pudimos contenernos.
Critón, como aún antes que yo no había sido capaz de contener las
lágrimas, se había levantado. Y Apolodoro, que ya con anterioridad no
había cesado un momento de llorar, rompió a gemir entonces, entre
lágrimas y demostraciones de indignación, de tal forma que no hubo
nadie de los presentes, con excepción del propio Sócrates, a quien no
conmoviera. Pero entonces nos dijo:
Al mismo tiempo, el que le había dado el veneno le cogió los pies y las
piernas y se los observaba a intervalos. Luego, le apretó fuertemente el
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pie y le preguntó si lo sentía. Sócrates dijo que no. A continuación hizo
lo mismo con las piernas, y yendo subiendo de este modo, nos mostró
que se iba enfriando y quedándose rígido.
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Sócrates no escribió nada, se dedicó a hablar de todo aquello a lo que sus
interlocutores estaban dispuestos, pero creó escuela. De los que le
acompañaban en sus últimos momentos, Aristipo volvió a su tierra y dio
origen a la escuela Cirenaica, aunque a diferencia de su maestro él cobraba
importantes cantidades por sus enseñanzas, que estaban entre Sócrates y los
sofistas. Euclides también regresó a su tierra después de la muerte de
Sócrates, junto con otros discípulos, y allí, en Megara enseñó una mezcla
del pensamiento de Parménides y de Sócrates; su escuela se distinguió por
el uso del argumento de reducción al absurdo. Fedón fue uno de los que
fueron a Megara tras la muerte de Sócrates, pero después volvió a su tierra:
Elis y allí fundó su propia escuela, que siempre tuvo muchos vínculos con
la de Megara. Antístenes, otro de los testigos de la muerte de Sócrates, era
ateniense, y enseñó en la zona de los que no eran atenienses de pura cepa,
fundó también su propia escuela –cínica-, que era muy parecida a los
sofistas salvo por que pretendía enseñar que la sabiduría tiene como meta la
virtud. Finalmente, el gran ausente en los últimos momentos de Sócrates:
Platón.
Platón pretendió poner por escrito las enseñanzas de su maestro Sócrates,
hasta casi apropiárselo en exclusiva, como también hizo con Parménides.
Puso a Sócrates como el protagonista de sus obras, que pretendían poner
por escrito el diálogo socrático, haciendo de Sócrates el vehículo de su
propio pensamiento. Por el final de su diálogo Hipias –el mayor-
descubrimos que Sócrates no logró alcanzar su objetivo y Platón tomó a su
cargo alcanzar la definición de lo que es.
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Pero lo bello y digno de estimación
es ser capaz de ofrecer un discurso adecuado y bello ante un tribunal,
o ante el Consejo o cualquier otra magistratura
en la que se produzca el debate, convencer y retirarse
llevando no estas nimiedades, sino el mayor premio,
la salvación de uno mismo, la de sus propios bienes y la de los amigos.
A esto hay que consagrarse, mandando a paseo
todas estas insignificancias, a fin de no parecer muy necio,
al estar metido, como ahora, en tonterías y vaciedades.
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a hablar de ocupaciones bellas y ser refutado manifiestamente
acerca de lo bello, porque ni siquiera sé qué es realmente lo bello.
«En verdad, me dice él, ¿cómo vas tú a saber si un discurso
está hecho bellamente o no, u otra cosa cualquiera, si ignoras lo bello?
Y cuando te encuentras en esta ignorancia,
¿crees tú que vale más la vida que la muerte?»
Me sucede, como digo, recibir a la vez vuestros insultos y reproches
y los de él. Pero quizá es necesario soportar todo esto:
no hay nada extraño en que esto pueda serme provechoso.
Ciertamente, Hipias, me parece que me ha sido beneficiosa
la conversación con uno y otro de vosotros.
Creo que entiendo el sentido del proverbio que dice:
«Lo bello es difícil.»
CONTROL CD 1.2 Plano principal y fin
Pedro
Para saber más sobre Sócrates: El más sabio de los atenienses : vida y
muerte de Sócrates, maestro de filosofar / Miguel Pérez de Laborda. -- Madrid :
Rialp, 2001
Ya sabéis que vuestras observaciones, sugerencias o preguntas, podéis
dirigirlas a la cuenta de correo-e: elfilosofoensurincon@yahoo.es.
Temas que se pueden tratar al hilo de la figura de Sócrates: el diálogo como
método del conocimiento, el reconocimiento de la ignorancia como actitud
propicia para conocer, la verdad que se encuentra en lo más profundo de
uno mismo, la realidad de las cosas más allá de las palabras que las
nombran, la bondad y el conocimiento, la racionalidad como guía de la
vida. Traer algunas intervenciones preparadas:
(2) ¿Qué nos dice a nosotros, amigos de la sabiduría, en este siglo XXI,
en este rincón? Para los cortes:
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CONTROL CD 1.6 fondo. Cuando falten 30 segundos para acabar
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