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Chineras M.

VZQUEZ MONTALBN EL PAIS | ltima - 03-07-2000 A pesar de la distancia, durante su viaje asitico el presidente del Gobierno estuvo al da de lo que pasaba en Espaa e iba emitiendo opiniones contundentes, como si temiera que pudiramos olvidar quin manda aqu. Aznar es consciente de lo olvidadizos que somos los espaoles, tanto que ya no nos acordamos de cuando considerbamos que don Jos Mara no tena porvenir poltico y, en cambio, nos parece como si hubiera estado aqu dirigiendo el trfico desde casi siempre. Tan olvidadizos que mientras estuvo en Asia olvidamos que se haba ido, sin valorar las ventajas de si se hubiera quedado. Desde la muerte de Franco, nos relacionamos con el poder como sordiciegos.La estampa del jefe y de Piqu en la cubierta de una embarcacin china, con doa Ana Botella en la retaguardia, Cabanillas de incgnito, los cuatro con la mirada perdida en qu estar diciendo Arzalluz o con quin estar fusionndose Villalonga, habla del difcil reposo del estadista. Extenuados tras una rpida visita a China en la que pidieron respeto para los derechos humanos y que Espaa forme parte del Consejo de Seguridad de la ONU, sin otro logro que declaraciones de amistad y regalitos simblicos, las actitudes de nuestros paisanos traducan un cierto hasto, especialmente la de Piqu, al que le han esculpido los cabellos demasiado al trote, como si fuera a interpretar el papel de un diablillo en cualquier obra de repertorio parroquial. Y Cabanillas se aburre preparando sus comunicados a la prensa casi tanto como cuando los comunica; se aburre esclavo de un estilismo demasiado sobrio, nada propicio a paladear afirmaciones juguetonas. Tal vez haca calor o eran sabedores de que viajar a Asia y a Oceana no interesa y en cambio viajar a USA chupa cmara, porque los espaoles van al cine. Pero todo lo de China ha llegado a sus vidas por las puertas y los libros traseros, poblados por una triste gente harta de comer serpiente seca y bolas de arroz escarlata. A m el cuarteto Aznar, Botella, Piqu y Sotillos en China me pareci triste y sorprendido de que los va crucis de la revolucin conservadora tambin pasen por Pekn. Diario El Pas S.L. | Prisacom S.A.

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