Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Fernando Isabel
Fernando V de Castilla y II de Aragón Isabel I reina de Castilla, fue una mujer
nació el 10 de mayo de 1452 en Sos, de gran temperamento y determinación,
(Zaragoza), hijo de Juan II de Aragón lo cual le ayudó a llevar a cabo sus
y de Juana Enriquez. Prototipo del proyectos políticos. Hija del rey Enrique
gobernante maquiavélico, casó con III y sobrina del hermano de éste
Isabel la Católica, participando Enrique IV, de la dinastía de los
activamente junto a ella en la política Trastámara, nació en el año 1451. Para
centralizadora del gobierno y en la acceder al poder se autoproclamó reina
unificación territorial. De la misma y propietaria de Castilla en Segovia en
manera, se preocupó por la expansión el año 1474, aunque antes había hecho
territorial de su reino, incorporando jurar la abdicación a Enrique IV en su
para la Corona de Aragón el Sur de persona, deshonrando a la hija de éste,
Italia, el Rosellón y Cerdeña, así como Juana la Beltraneja. Tras la guerra civil
Navarra, que se incorporó al reino de que enfrenta a las dos aspirantes y la
Castilla. Junto a Isabel, participó en la victoria de Isabel, ésta queda
toma de Granada y sus tropas le instaurada definitivamente en el trono.
ayudaron en la guerra civil que ésta En el año 1469 se había casado con
mantuvo contra Juana la Beltraneja Fernando de Aragón, llegando ambos a
en el año 1479. Con motivo de la un acuerdo de competencias sobre sus
muerte de Isabel (1504), la muerte respectivas jurisdicciones. Junto a él,
de su yerno Felipe (1507) y la protagonizó el mayor cambio habido en
"supuesta" locura de su hija Juana, la historia social española, centralizando
Fernando tomó la Regencia del reino el sistema, imperializando la política
que ya había tenido, a la muerte de exterior e introduciendo elementos tales
Isabel, durante un año, siendo en como la Inquisición. La reina Isabel
esta ocasión desde 1507 hasta 1516. murió en el año 1504 dejando una
Como rey será considerado por herencia que no se vería concluida
muchos como Rey de reyes por su hasta la llegada de su nieto el
astucia y determinación, así como emperador Carlos V.
monarca frío y calculador. Murió en
1516 en la provincia de Cáceres.
Juana la loca, oleo de F. Pradilla Ortiz (1848-1921), museo del Prado, Madrid.
La ambición más grande de los Reyes Católicos consistía en lograr la centralización del
poder mediante un amplio aparato burocrático, en el que los monarcas fueran las
cabezas del estado acompañados de una amplia red de nuevos gerifaltes que debían su
puesto de trabajo al nuevo sistema, por lo que su lealtad estaba asegurada.
• Reyes Católicos: su poder no era absolutista, pues reconocía el poder de las
cortes, aunque sí autoritario, en cuanto a que éstas le servían para jerarquizar
el poder y poner la Corona por encima del cuerpo administrativo.
• Cortes: de clara herencia medieval, vieron limitados sus movimientos al ser
ocupadas por una nueva clase burócrata dependiente de la monarquía. A pesar
de todo mantenían el poder legislador y judicial.
• Chancillerías: estaban dedicadas a la administración de la justicia que, sin
embargo, legalmente, dependía de las Cortes.
• Reales Consejos: sin duda, fueron los que sufrieron un mayor recorte en sus
atribuciones, quedando relegados al poder de los órganos superiores.
• Consejo de la Santa Hermandad: fue creado para ofrecer mayor seguridad
en los campos y, sobre todo, a lo largo de los caminos. Es el precedente
histórico del alguacil.
• Consejo supremo de la Inquisición: creado con el fin de unificar
religiosamente España en torno al cristianismo. De esta manera y a través de
la justificación religiosa, los monarcas se armaban de una espada a la que
recurrir siempre que las tendencias políticas aconsejaran que no se viera el
brazo real, cerrando también la sociedad en torno a una fuerte vigilancia.
• Consejo de las órdenes militares: controlaba y jerarquizabauna serie de
organismos que, por su origen, eran futuros disidentes en potencia.
1.2.2. L A E S PA N S I Ó N
Si los Reyes Católicos presentaron un frente unido en la cuestión interior, no fue así en
la exterior. Las conquistas exteriores se llevaron a cabo de una manera independiente y
según las necesidades de Aragón o Castilla. Así, Aragón se lanzó sobre la campaña
militar del Mediterráneo, enfrentándose sobre todo al reino de Francia por el control del
sur de Italia, en las llamadas guerras del Gran Capitán. Por parte de Castilla, la
expansión tomó dos direcciones: en primer lugar hacia África, donde se ocuparon plazas
como la de Melilla, en segundo lugar hacía el Occidente, buscando nuevas rutas de
navegación comercial que evitara el control que el Imperio Otomano ejercía sobre el
lado oriental del Mediterráneo. Esta carrera se desarrolló entre dos protagonistas,
Castilla y Portugal, lo que daría lugar al inicio de la era de los grandes descubrimientos y
los grandes viajes oceánicos. Sin embargo, la gran ambición de los Reyes Católicos será
el expandir su poder por Europa, dejando un germen que dará lugar a la monarquía
imperial de Carlos I.
Para conseguir sus objetivos, los monarcas se valieron de una sutil política matrimonial
con sus vástagos, tendente a crear un entramado de poder y alianzas sobre el
continente.
Sin duda, la guerra más costosa en cuanto a tiempo y esfuerzo para los Reyes Católicos
fue la conquista de Granada. Este rico reino de la dinastía Nazarí, era el último territorio
peninsular todavía ocupado por los árabes. La razón por la que, desde los tiempos de
Fernando III, se tardara tanto tiempo en atacar al reino nazarí hay que buscarla en que
Granada pagaba anualmente un impuesto muy lucrativo a Castilla, por lo que sólo al
llegar la idea de la reunificación territorial, se llevó a cabo la conquista, terminando de
esta manera la Reconquista española. La segunda conquista fue la terminación de la
conquista canaria, que se desarrolló durante el reinado de Isabel, y por último, la toma
de Navarra por Fernando en el año 1512, que lo incorporó al reino de Castilla.
1.2.4. E L N A C I M I E N T O D E L A INQUI S I C I Ó N
La enorme cantidad de nuevos convertidos al catolicismo, supuso la necesidad de crear
una institución que controlara a estos neo convertidos, en pro de la ortodoxia y contra
cualquier tipo de herejías. Antes de terminar el año 1478, empezaron las negociaciones
con Roma, y el 1 de noviembre el papa Sixto IV firmaba la bula Exigit sincerae
devotionis, por la que otorgaba el poder a los Reyes Católicos para nombrar
inquisidores. De esta manera entraría en España una cruel máquina de represión, no
solo religiosa, si no de cualquier actividad social y que sería al mismo tiempo el más
importante órgano de control de los reyes de España, al abanderar en sus actuaciones
la cuestión religiosa y estar por encima de los diversos reinos y municipios.
1.2.5. L A E X P U L S I Ó N D E L O S J U D Í O S Y L A A S I M I L A C I Ó N D E L A S M I N O R Í A S
Los Reyes Católicos impulsaron una economía que aupándose en las burguesías de las
ciudades y en una aristocracia ávida de compartir el poder, crecía como un todo
gobernado por los soberanos. Se benefició a la aristocracia, pero también a la
burguesía, al tiempo que se le otorgaba al campesinado libertad de movimientos y de
trabajo. A través del comercio interior se desarrollaron importantes rutas comerciales
con el exterior, lo cual provocó el crecimiento de algunas ciudades y movimientos
humanos en busca de las urbes más ricas.
V. A, (1990), Geografía e historia de España y de los Países Hispánicos, Madid, Santillana.
I G U A L D A D D E L O S D E R E C H O S
Ha pasado a la historia el emblema, "tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando".
Dicho emblema venía a significar la igualdad de derechos de los dos monarcas, al
tiempo que delimitaba las incursiones de dichos cónyuges en el reino del otro.
A L G A R A B Í A
La palabra algarabía, que actualmente significa hacer mucho ruido y no entender nada
de lo que se dice, proviene de la antigua lengua hablada por los musulmanes o
recientemente convertidos al cristianismo (sobre todo provenientes de Granada)
llamada "arabiyyah", que al ser ininteligible para el resto de cristianos, pasó a
denominar su significado actual.
C O M U N I D A D E S S E FA R D I TA S
2. El descubrimiento
2.1. BIBLIOGRAFÍA BÁSICA DE UN ALMIRANTE
En su tercer viaje, Colón tuvo serios problemas con la gobernabilidad de las nuevas
tierras por lo que fue sustituido y mandado de vuelta a casa. Su cuarto viaje fue un
desastre, perdiendo gran cantidad de naves, por lo que hubo de volver a España en
condiciones lamentables. El resto de su vida la pasó intentando que se respetaran todos
los apartados firmados por los Reyes Católicos y dentro de un relativo olvido por parte
de sus contemporáneos.
Por algún motivo que aún permanece desconocido, Cristóbal Colón mantuvo un halo de
misterio en torno a numerosos aspectos de su vida. Este propósito del navegante se ha
visto ayudado por el hecho de ser un personaje mítico e intocable para la investigación
histórica, que le ha cubierto de un velo, tras el cual y 500 años de historia después, se
nos abre un enigma aún más interesante que la propia gesta del descubridor: ¿quién
era Cristóbal Colón?
¿Dónde nació?
Todas las teorías señalan que debió ser de Génova, debido a una carta que escribió en
la cual se declaraba oriundo de aquel lugar; lo que no se explica, sin embargo, es que
jamás escribiera en italiano, siempre lo hacía en castellano, aún a sus amigos italianos.
¿A qué se dedicaba?
La teoría del comerciante deja mucho que desear en cuanto a que no deja suficiente
testimonio de actividades comerciales. Nos dejo escrito, sin embargo, la siguiente
declaración, “de muy pequeña edad entré en la mar navegando, e lo he continuado
fasta hoy ….Ya pasan de 40 años que voy en este uso. Todo lo que fasta hoy se navega,
todo lo he andado”. Su dedicación marina resulta pues, evidente, aunque no tanto la
que se refiere a sus labores en la mar. Bartolomé de las Casas, su primer biógrafo, dejó
escrito que Cristóbal Colón se encontraba a bordo de una nave corsaria comandada por
un tal Colombo Júnior; dicha nave entabló batalla con otras venecianas y al hundirse,
consiguió llegar a nado hasta Portugal, que estaba cerca. Podía tratarse de un error del
fraile y Colón encontrarse entre los marinos venecianos, pero a pesar de haber con ellos
varios genoveses, en el registro no se ha encontrado su nombre. Cierto es que mucho
habría tenido que comerciar D. Cristóbal para pasar esos 40 años sólo comerciando. Por
otra parte, su vasto saber geográfico y marino excedía al de las rutas tradicionales de
su tiempo, y en contra del uso mercantil de la época, el nombre de Cristóbal Colón es
como una sombra, sin firma ni documento.
Si aceptamos la tesis del corsario Colombo, Cristóbal podía haber adoptado el nombre
del mismo capitán, sin embargo la historiografía apunta a que fuera hijo de Doménico
Colombo, tejedor de oficio y afincado en Génova. Esto se basa en algunas declaraciones
de él mismo y cartas de supuestos parientes. Sin embargo el nunca dejó constancia de
esta relación y sí de otra en un ataque de orgullo “No soy el primer almirante de mi
familia”. O intentaba inventarse una historia familiar lejos de los telares de su padre o
se refería a otra familia, pero lo que más extraña es la manía colombina de cambiarse
en nombre y una cantidad increíble de acepciones de Cristófono Colombo que desarrolló
durante su vida, ¿Un intento de ocultarse de algo?
He aquí una difícil cuestión. Se menciona que, mientras consigue entrevistas con los
Reyes, (cosa bastante difícil en la época y que, a pesar de sus amistades, no es lógico
que alguien como él consiguiera muy a menudo), se dedicó a vender libros y mapas
náuticos que él mismo realizaba. Esto coincidiría con el hecho de que Isabel tuviera que
mandarle dineros para que se presentara ante ellos decentemente, aunque nos
sorprenda la generosidad de la reina con un extraño. Por otro lado, esto no casa tan
fácilmente con el hecho de que el mismo Colón financiara una parte de la expedición —
unos 600000 maravedíes, según calculan algunos historiadores— esto indica que, o bien
el trabajo de vendedor de libros daba bastante más que para vivir, o el futuro almirante
tenía, o había tenido, otra fuente de ingresos.
El sospechoso viaje
Para terminar con los misterios colombinos, he aquí el último elemento. Se trata de un
seguro fechado en Avís el 20 de mayo de 1488 y concedido por el rey de Portugal, Juan
II. En dicho seguro se le ofrece inmunidad a Colón para realizar un viaje de ida y vuelta
a Portugal y en el mismo seguro el rey escribe: “Tenéis algún recelo de nuestras
justicias, por razón de algunas cosas a que estáis obligado”. La nota no puede ser más
intrigante y parece escrita a drede para volver locos a los historiadores. ¿A qué cosas se
refería el rey? ¿Qué había hecho Cristóbal por lo que necesitara un seguro firmado por
el rey?
En "buena" compañía
Como ya dijimos antes, la preparación del viaje corrió a cargo, no solo de los Reyes
Católicos sino también del propio Colón. Al parecer, los Reyes Católicos dieron
1.140.000 maravedíes (aunque las cuentas no están en absoluto claras, caso extraño
dado el extremo control que se tenía de las finanzas). Por su parte, la ciudad de Palos
entregó 2 embarcaciones (valorados en unos 400.000 maraveríes) saldando así una
vieja deuda pendiente con la realeza. A pesar de ese gasto y de los supuestos 600.000
maravedíes que el mismo Cristóbal Colón tuvo que aportar, aún queda pendiente una
cantidad de dinero nunca justificada. Otro de los misterios es si hubo o no otro
financiador. Colón dejó escrito en su testamento “Sus altezas no gastaron ni quisieron
gastar para ello, salvo un cuento de maravedises, e a mí me fue necesario de gastar el
resto”.
Con todo ello, la expedición quedó preparada con 2 carabelas y una nao, embarcación
esta última, la Santa María, de mayor envergadura que el resto y que habría de
convertirse en el modelo futuro de las embarcaciones transoceánicas. Las carabelas
Pinta y la Niña combinaban los atributos de los barcos del norte con los del
mediterráneo; Colón comprendió enseguida que cuanto menores fueran más provecho
podría sacarles en el Atlántico.
Del primer viaje, sin duda el más importante , conocemos la transcripción que hiciera
del diario de a bordo el fraile Bartomé de las Casas; en él se nos narra la salida del
puerto de Palos el tres de agosto de 1492, la llegada a las Canarias el 9 de agosto y,
tras diversas reparaciones, la marcha hacia lo desconocido un mes después. También se
nos narra cómo el almirante llevaba 2 cálculos, uno —el verdadero— y otro, para
engañar a la tripulación donde escribía unas distancias más cortas de las que realmente
se habían recorrido. También se nos narra como hubo dos intentos de motines; en el
primero de ellos, los Pinzones resolvieron el asunto amenazando con matar al primero
que no obedeciera. En el segundo, con los Pinzones en desacuerdo con Colón, éste no
tuvo más remedio que pedir a la tripulación 3 días más antes de volver a Castilla,
viendo tierra al segundo de éstos, la noche del 11 de octubre de 1492. Se había
descubierto el nuevo mundo y más concretamente la isla de Guanahaní, bautizada como
San Salvador. Tras los primeros encuentros con los sorprendidos taínos, el día de
Navidad, en Haití, uno de los barcos encalló y hubieron de sacarlo todo, construyendo el
fuerte de Navidad con los restos de la nave encallada. Tras una breve estancia, Colón
dejó allí a 39 hombres y regresó a la península, llegando hasta Lisboa y después —por
mar—a Barcelona, donde le esperaban los reyes.
En el segundo viaje, Colón exploró las costas del Salvador y de Cuba, continuando la
exploración de la zona en su tercer viaje. No sería, sin embargo, hasta el cuarto viaje
cuando pisara el continente; este cuarto viaje fue también el más desastroso de todos,
volviendo más tarde a la península en un estado lamentable, tanto física como
psíquicamente.
La gran fuente de diversión son los "jardines". Sentados en los asientos perforados
colocados a proa y a popa, los simples marineros, los oficiales y el mismísimo Almirante,
rendimos a diario nuestro homenaje a los cielos y a los vientos, recibiendo muchas
veces el frío azote de una ola en partes muy sensibles de nuestra anatomía. En los
"jardines" toda majestad se pierde. Allí somos todos iguales.
A las once de la mañana, se sirve la única comida caliente del día: un plato de anchoas
o sardinas o un guiso de garbanzos o lentejas y a veces carne salada y galleta marinera.
Con buen tiempo, después de haber limpiado y pulido todo, quien no está de guardia,
conversa con sus compañeros, pesca, o trata de lavar su ropa con agua salada. Al caer
la noche somos llamados para las oraciones. Allí entonamos, mal que bien, el "Salve
Regina". Se apaga el fogón y comienzan las guardias de la noche. El silencio se apodera
de la nave. De tanto en tanto, se quiebra con los llamados del grumete de guardia:
"...Ah de proa, alerta, buena guardia!". Mañana será lo mismo."
Datos Interesantes
L A S J O YA S D E L A R E I N A I S A B E L
Uno de los momentos "históricos" más repetidos y creídos por generaciones enteras es
el de la entrega de las joyas reales por parte de Isabel la Católica para financiar su
empresa. Esta visión, no exenta de cierto machismo, da una imagen de increíblemente
patética de la reina Isabel al decir que solo disponía de sus joyas para ayudar al
navegante. En cualquier caso, es difícil imaginarnos a la reina de Castilla —con todo su
poder autoritario y con el carácter que mantuvo durante toda su vida— regalando sus
joyas a Cristóbal Colón. Lo cierto es que Isabel no necesitaba hacer grandes esfuerzos
para ayudar a nadie en sus propósitos y, como veremos más adelante, la inversión
isabelina no fue hecha "a ciegas" sino que estaba perfectamente calculada, incluso, en
caso de fracaso.
Carlos I de España y V de
Alemania, nacido en Gante
(Bélgica) en el año 1500, provenía
de una familia propietaria, en
conjunto, de una buena parte del
continente europeo y de América.
Era hijo de Juana de Castilla y de
Felipe de Habsburgo. Sus abuelos
eran, nada más y nada menos,
que la reina Isabel de Castilla, el
rey Fernando de Aragón, y por el
lado paterno, el emperador del
sacro imperio romano germánico
y su esposa: Maximiliano I y Doña
María de Borgoña. De esta manera, los proyectos imperiales de Isabel y de Fernando,
programados tanto en lo militar como en lo familiar, tomaban forma en la figura de un
chico de 17 años llamado Carlos.
La muerte de Fernando en 1517 le dejaba como único heredero de Aragón y, dado que
su madre Juana se encontraba recluida en Tordesillas por considerarla una enajenada
mental, Carlos pasaba a ser regente de Castilla, puesto que, hasta ese momento,
ocupaba el anciano cardenal Cisneros. Por otra parte, la muerte de su padre Felipe le
dejaba como único heredero de la herencia borgoñesa y con la posibilidad de ser
declarado emperador del imperio central. La única oposición la representaba su
hermano Fernando, nacido en Alcalá de Henares, y, por lo tanto, buen conocedor de la
España donde se había criado.
Cuando fue llamado por el regente Cisneros el heredero Carlos, que ni siguiera hablaba
castellano, vino acompañado de toda una corte de consejeros flamencos que vieron las
tierras de Castilla y Aragón como un botín personal. Tras la solución del conflicto en la
guerra de las comunidades, Carlos se involucró en una tarea ardua que pondría en pie a
uno de los mayores ejércitos de la historia: conseguir la unión europea bajo el mandato
de los Habsburgo. El precio que pagó la península por esta empresa fue formidable. A
pesar de todo sería el gérmen de la identidad nacional española, al encontrarse
aragoneses, castellanos y navarros, unidos bajo un mismo emblema imperial.
La llegada de Carlos con sus consejeros flamencos provocó el recelo de las cortes de
Castilla, máxime cuando éstos se dedicaron a realizar auténticos robos a las arcas del
reino. La marcha a Alemania de Carlos I en busca de su título imperial, hizo temer que
la ausencia del rey se prolongara dejando como único gobernante al virrey Adriano de
Utrech y haciendo que las necesidades de Castilla fueran supeditadas a las del imperio.
Por otra parte, al marchar hacia Alemania, Carlos no hacia caso de las peticiones que se
le hacían de que aprendiera castellano, formara una corte castellana y reforzara el
poder de las cortes y los concejos de las ciudades. Así mismo, existía un profundo
malestar por la cuestión social, no solo entre la burguesía sino también en el campo,
donde se exigían mejoras sociales.
El sistema que los Reyes Católicos habían puesto en marcha estaba haciendo aguas y,
tras votar en Santiago el no a la financiación imperial, las cortes fueron extorsionadas
en La Coruña, consiguiendo el emperador el dinero al tiempo que abandonaba España
en busca del sueño imperial, con las arcas de Castilla como moneda de cambio. La
sensación era, por lo tanto, de caos y humillación.
A las ciudades de Toledo y Segovia se unieron otras como Zamora, Toro, Madrid,
Guadalajara, Salamanca, Burgos... En julio de 1520 quedaba formada en Ávila la Junta
Santa, que pronto exigiría mayores libertades y gobierno para las ciudades. La
destrucción de la Ciudad de Medina del Campo llenó de enojo a los castellanos,
incorporándose nuevas villas a la revuelta y escribiéndose misivas de guerra como la del
Concejo de Segovia. Uno de los momentos más significativos del movimiento comunero
fue cuando éstos acudieron a hablar con la reina Juana, pidiéndole que tomara ella las
riendas del poder y negando los derechos de su hijo, a lo que ésta se negó. A pesar de
todo, parece que la hija de los Reyes Católicos simpatizaba con el movimiento en cuanto
a su ideario político y aún hoy, su figura está unida en la mente castellana con el
movimiento de los comuneros.
Los capitanes del movimiento fueron Juan Bravo, Juan Padilla y Francisco de Maldonado,
quienes, a pesar de todo, se vieron incapaces de parar el descontrol que se avecinaba al
incluirse en el movimiento las reivindicaciones de los campesinos, los cuales, muy a
menudo, quemaban u ocupaban las tierras de la aristocracia. Esta situación provocó que
el regente Adriano de Utrech acercara a éstos a su causa que, hasta ese momento,
habían simpatizado con la causa comunera. Esta vuelta de tuerca y las cada vez más
persistentes exigencias sociales, ya de talante abiertamente revolucionario, hicieron que
el 15 de abril de 1521 las tropas reales destrozaran a las comuneras en Villalar, siendo
ejecutados allí mismo sus capitanes. De esta manera se perdían las esperanzas de una
mayor libertad política articulada a través de los concejos de las ciudades; al mismo
tiempo, con la unión de aristocracia y realeza, Castilla se introducía de lleno en la nueva
época del absolutismo. Sin embargo, el emperador Carlos aprendió algo de todo esto:
comprendió que, si realmente quería tener un imperio, debía contar con Castilla,
basando en ella el poder político y militar, ya que sería Castilla la pagadora de tales
empresas. Tras ofrecer el mismo reconocimiento a Aragón, nació el imperio español.
Pero sin duda las guerras que más marcaron ese periodo
fueron las provocadas por el luteranismo, que hizo que
un número importante de flamencos y alemanes se declararan luteranos, por lo que
pasaban a no formar parte de las tierras del emperador. Hay que recordar que si uno
dejaba de ser cristiano y papista, dejaba de ser también siervo del emperador del sacro
imperio romano germánico. Así el mapa de centro Europa se pobló de principados que
abanderaban el fin de la creencia en la iglesia, para librarse del poder imperial. El
intento conciliador del emperador, manifestado en el concilio de Trento en el año 1542,
no surtió el efecto esperado a pesar de que Carlos hubiera aceptado llegar a un acuerdo
en el que se habría cedido a algunos postulados protestantes, con tal de mantener en
paz los territorios que ahora se sublevaban. Recordemos que ya su abuelo Fernando
estuvo a punto de protagonizar un cisma religioso con motivo del intento papal de
controlar la Inquisición, extremo que se evitó al ceder la iglesia pontificia. La batalla
más decisiva de estas guerras de religión fue la batalla de Mülhlberg en el año 1547,
donde las tropas imperiales derrotaron a las protestantes.
El otro gran enemigo de Carlos V era el imperio otomano que en aquellos momentos
había llegado hasta las puertas de Viena y amenazaba con ocuparla. Este frente no solo
se desarrollaba en el este de Europa, sino también en el mediterráneo, donde se
luchaba por cada milla de control marítimo. Dentro de las operaciones contra el dominio
turco podemos destacar la victoria sobre las tropas que asediaban Viena en 1529 y la
conquista de Túnez en 1535. La historia de este enfrentamiento es la historia de la
rivalidad, no solo entre dos imperios, sino también entre los gobernantes de dos
imperios igualmente multiculturales: Carlos V y Solimán I, tan heterogéneos en su
formación como absolutistas en su concepción del poder.
Tras la victoria sobre los protestantes, quedó claro que la resistencia no había hecho
sino empezar, al aliarse los protestantes con el reino francés —a pesar de ser éste
católico— en el año 1552. Esto provocó que, en plena bancarrota española, Carlos V
delegara el patrimonio austriaco y la dignidad imperial en su hermano Fernando, quien
había firmado la paz de Ausburgo con los protestantes en el año 1555. En el año 1556
Carlos V abdicó en su hijo Felipe que pasó a gobernar los reinos españoles y los
dominios italianos, así como los Países Bajos y el Franco Condado.
DATOS INTERESANTES
D O C U M E N T O S O F I C I A L E S
Aunque Carlos llegara a ser emperador y rey, el hecho de que la legítima reina de
Castilla y de Aragón, Juana, estuviera viva, hizo que en los documentos oficiales el
nombre de Juana estuviera en primer lugar, seguido del de Carlos.
L A C AT E D R A L D E SEGOVI A
SACCO D I R O M A
Uno de los episodios más singulares de las guerras de Carlos fue el llamado Sacco di
Roma. Con el motivo de conseguir la alianza papal, reticente por el excesivo poder de
Carlos, éste rodeó Roma con sus tropas y sabiendo que él nunca podría dar la orden de
atacar la residencia papal, simplemente hizo que el suministro de comida para los
soldados se interrumpiera. El ejército, hambriento y no con demasiados pudores
religiosos, se abalanzó sobre la ciudad,o más concretamente sobre sus despensas y
cocinas. Esta "ocupación culinaria" amedrentó al papa, quien hizo lo que Carlos le pedía.
L A M U E R T E D E CARLOS V
Carlos V se retiró al monasterio de Yuste para descansar y pasar sus últimos años; su
muerte ejemplificó muy bien su carácter. Gran amante de la comida, la bebida (solía
tomar unos 2 litros de cerveza al día) y de las mujeres, el emperador de los dos mundos
murió en mitad de una bacanal por una indigestión de melón con jamón. Una despedida
digna de quien vivió como un guerrero medieval toda su vida.
Debemos recordar que la motivación inicial del viaje de Colón era económica y que, de
hecho, el principal motivo para la realización del viaje era encontrar una ruta factible
por la que se pudiera comercial con China evitando las aguas del mediterráneo por
donde campaba el peligro otomano. Por este motivo, cuando los españoles vieron las
posibilidades que ofrecía la nueva tierra (sobre todo en cuanto a la extracción del oro y
la plata), sintieron que esa nueva e inesperada riqueza valía, cuando menos, tanto o
más que el ansiado comercio con China. Este interés por las riquezas del continente era
compartido, junto con la Corona, por particulares que subvencionaban las expediciones,
previo pago de permiso a la Corona. El otro gran elemento motivador fue la misión que
se implantó una parte del clero hispánico de llevar la religión católica al nuevo
continente. Las nuevas ciudades se llenaron de misioneros y un fervor por cristianizar se
apoderó de una parte de la sociedad, llegando incluso a la propia monarquía.
El comercio de los materiales más preciados, tales como el oro y la plata era la gran
prioridad, aunque también se trabajaba con productos comestibles como el chocolate, el
tabaco o la patata, que entraron por primera vez en el continente europeo. El puerto
más importante por donde entraban las mercancías era el puerto de Sevilla, donde se
centró la burocracia del nuevo comercio ultramarino. Para extraer estos metales se
utilizaban métodos de minería, donde la mano de obra era la proporcionada por los
propios indígenas. Estos trabajos, unidos a las enfermedades europeas contra las que
ellos no tenían ninguna inmunidad, terminó por diezmar la población. Durante el siglo
XVI y XVII esta riqueza serviría para mantener las guerras en Europa y —
paradójicamente—, iría a las manos de los banqueros que habían prestado el dinero a
los reyes españoles para la continuación de dichas guerras. Banqueros éstos que solían
ser extranjeros y en muchos casos provenientes de ciudades hostiles a la monarquía
española, por lo que se podía dar el caso de que un banquero diera el dinero con el que
se fuera a destruir su propia ciudad en el futuro, mientras recibía los intereses del
préstamo proveniente del oro de América. Al mismo tiempo, ese tránsito entre América
y España hizo que países como Inglaterra o Francia utilizaran continuamente la figura
del corsario para atacar los barcos españoles.
• Consejo de Indias
Asesoraba a los reyes sobre las leyes que se debían aplicar en América y elaboraba la
historia del continente.
• Virrey
Representante del rey en las tierras americanas y jefe mayor del virreinato. El
continente estaba dividido en varios de éstos.
• Audiencias
Demarcaciones provinciales.
• Ayuntamientos
Se ocupaban, como en España, del gobierno de las ciudades y estaban formados por
regidores o concejales (del antiguo concejo).
La parte más alta del escalafón social lo ocupaban los encomenderos, o poseedores de
la encomienda o derecho a poseer tierras. Ellos eran los que tantas veces se saltaran las
leyes y esclavizaran a los indios. Seguidos de los funcionarios del gobierno, estos
últimos no solían estar mucho tiempo. El criollo, surgió de la mezcla de blanco e india (a
América apenas viajaron mujeres), pero lo que la diferencia del mestizo (de igual
mezcla) es que el criollo intentó siempre mezclarse con el europeo, perdiéndose el gen
indígena inicial y soliendo coincidir con las clases altas de la sociedad. Ellos y el español
solían copar las clases alta y media, por lo general la media era muy escasa, y los
mestizos, indios y esclavos negros pasaban a ser la mano de obra. El mulato era la
combinación de blanco y negra y por último el zambo, lo era de indio y negra o de negro
e india. Así pues, la sociedad americana nació con un fuerte componente racial y racista
y esa estratificación social llamada " de castas".
DATOS INTERESANTES
H E R N Á N C O R T É S
C O N Q U I S TA D O R E S E X T R E M E Ñ O S
Algo debe tener Extremadura para haber dado a luz tantos conquistadores del nuevo
continente. Por poner un ejemplo, tanto Cortés como Pizarro eran de Cáceres y de
Trujillo, y de hecho la impronta extremeña ha perdurado en muchos nombres de
América así como en la arquitectura.
D E F A M I L I A S C R I O L L A S
Estudios recientes han demostrado que en muchos países
latinoamericanos la jerarquía se ha seguido a través de los siglos, de tal
manera que si se hace un árbol genealógico de la mayoría de los políticos
latinoamericanos actuales, en muchos casos nos llevará hasta familias
criollas, poseedoras de encomiendas hace siglos. Esto repite la misma
falta de posibilidad de movimiento en casi toda la población que antaño,
lo que provoca cosas como una gran diferencia social y una enorme falta
de clase media.
L A U N I V E R S I D A D D E ALCAL Á
5. Felipe II
5.1. PSICOLOGÍA DE UN REY IMPERIAL
Felipe II era muy diferente de su padre Carlos. Heredero del mayor imperio visto nunca
en la tierra, en cuanto a su extensión. El príncipe Felipe fue durante su juventud el
prototipo del príncipe renacentista. Culto y educado en la corte de Castilla, el príncipe
Felipe no contó nunca con la figura paterna como guía cercano. Esta distancia entre
padre e hijo marcaría una diferencia considerable entre ambos. Al contrario que su
padre, Felipe se mostró más propenso a la moralidad católica y a la idea de "espada de
la cristiandad". Pero si algo marcó la personalidad del rey, será su extremada
austeridad, tanto en las formas como en su vida cotidiana. Baste recordar la simpleza
de formas que encierra la que fuera su morada última, el monasterio de el Escorial. Su
pasión religiosa quedó ejemplificada no solo en este monumento, sino también en el
encierro al que sometió a los españoles en un intento de que la religión protestante no
se extendiera por el territorio hispánico; esta declaración de principios adelantaba los
sacrificios que tendrían que hacer los españoles en años venideros, en pos de mantener
la doctrina de la contrarreforma en el continente europeo. Felipe II había tomado el
poder de su padre en el año 1556 pero el imperio austriaco había ido a parar a las
manos de su tío Fernando. La figura de Felipe II era la del rey prudente: trabajador,
moralista, reservado y dedicado a la burocracia de sus posesiones. Esto no evitaría que
una leyenda negra, que veremos a continuación, manchara su nombre durante siglos,
tachándole de ignorante, salvaje y fanático. La imagen que se nos ha legado de sus
últimos años es la del monarca deprimido, acuciado por las bancarrotas constantes del
imperio y en perpetua soledad perpetua por al alejamiento de su familia. A pesar de
todo, podemos decir que fue él quien encarnó realmente los sueños de los Reyes
Católicos, concluyendo así una parte de la historia de la península nacida de una
ambición.
Una de las cuestiones que más tinta ha hecho correr es si podemos llamar España a los
territorios peninsulares —con la excepción de Portugal—. Podemos decir que, si bien
Aragón y Castilla todavía se consideraban reinos separados y unidos por la figura del
rey, ya empezaba a crearse una cierta identidad de pueblo, sustentada, sobre todo, en
la soldadesca que luchaba hombro con hombro en los mismos frentes. Así, Miguel de
Cervantes declara tener un sentimiento de nostalgia respecto de la madre patria, pero
dudamos mucho de que estos sentimientos fueran los mismos en el campesino que
nunca había abandonado sus cuatro palmos de tierra. De todas maneras, aunque
muchos teóricos del nacionalismo pongan el caso español como ejemplo de identidad
nacional temprana —algunos, incluso, haciendo única referencia a los casos de Castilla
(con Andalucía incluida), Galicia, Asturias, Extremadura, Rioja, Navarra y País Vasco—,
también es cierto que no podemos hablar de nacionalismo tal y como lo conocemos a
partir del siglo XIX, pues, como ya ha sido demostrado, nuestra actual concepción del
nacionalismo —unionista y enriquecedor o separatista y de empobrecimiento—, nace en
la segunda mitad del siglo XIX, por lo que no podemos hablar de nacionalismo, sino de
identidad.
"En mis dominios nunca se pone el sol", es quizás la frase más famosa y representativa
del poder de Felipe II, una vez conquistado Portugal con su ingente imperio y tras
conocer la toma definitiva de las islas Filipinas. La extensión de tan desmesurado
territorio cubría todos los continentes y necesitaba para regularla de una potente flota y
cantidades de dinero nunca vistas hasta ese momento. Veamos el mapa y vayamos por
partes.
5.3.1. L A C O N Q U I S TA D E PORTUGAL
Muchas fueron las batallas en las que se vio envuelto Felipe II, vamos a destacar tres de
ellas:
• La batalla de San Quintín
• La batalla de Lepanto
Representación de la batalla de Lepanto.
La batalla de Lepanto fue, sin duda alguna, una de las batallas más famosas de todos
los tiempos, más que por su repercusión posterior, por la duración en el tiempo y por la
demostración de fuerza de la que hicieron gala los contendientes.
La expedición debía contar con unos 600 barcos y embarcar a los tercios españoles que
se encontraban en Flandes. Felipe II nombró al Duque de Medina Sidonia encargado de
la operación, un hombre poco habituado a la lucha marina. Esto, unido a la precipitación
con la que se realizaron los preparativos debido al retraso que supuso el ataque y
saqueo corsario inglés de la ciudad de Cádiz, hizo que los navíos se dispersaran al llegar
al canal de la Mancha, lo que provocó que fueran atacados más fácilmente por los
barcos ingleses. Los navíos españoles, faltos de la coordinación esperada se dispersaron
por la costa, yendo a parar muchos a las costas de Irlanda, víctimas, además, del mal
tiempo general de la zona. Esta aventura provocó el inicio del fin del poder marítimo
español en el Atlántico, que, si bien no resultó tal "desastre" —pues la flota española
seguiría funcionando durante muchos años más— sí dejo a España en una seria
desventaja numérica en lo que se refiere a poderío naval para defender sus costas y sus
posesiones en América.
5.4.1. ECONOMÍ A Y B A N C A R R O TA S
Una de las cuestiones que más llama la atención de los estudiosos de esta época de
España es la increíble disparidad entre el crecimiento económico de las ciudades (podía
ser hasta del 25 % anual, como en el caso de Sevilla) y la enorme cantidad de
bancarrotas que sufrieron las arcas del estado. El motivo de esto fue el excesivo coste
de las sucesivas guerras, sobre todo las de centro Europa, que diezmaron las reservas
de oro que llegaban de América; el oro americano salía directo hacia las manos de los
banqueros, por lo general extranjeros, que prestaban dinero al rey. Sin embargo, el
comercio por un lado, la actividad militar y la ganadería trashumante por otro, provocó
que muchas regiones tuvieran una elevada población, especialemente las regiones
castellanas y aquellas con facilidad comercial.
5.4.2. L A I N Q U I S I C I Ó N
La institución creada por los Reyes Católicos acentuó sus actividades debido a la
extensión del protestantismo, el erasmismo y los alumbrados. Así mismo estaba el
problema de los moriscos y el de los descendientes de aquellos que decidieron aceptar
la fe católica y renunciar a su fe judía, con tal de no abandonar la península. Se trataba,
por lo tanto, de aplicar los principios de la pureza de sangre, en un país, por otra parte,
harto mezclado de todo tipo de sangres a lo largo de los siglos.
Representación de un auto de fe en la plaza mayor de Madrid.
Tribunal de la Inquisición.
5.4.3. L A L E Y E N D A N E G R A
La guerra que no supo ganar Felipe II fue la causante de la mala fama que se le
atribuyó en muchos países donde se le tildaba de fanático, ignorante, imperialista y
asesino. Un elemento clave para entender la leyenda negra nos la ofrece el que fuera
secretario de Felipe II, Antonio Pérez que tras ser acusado por el rey de conspiración se
refugió tras los fueros de la ciudad de Zaragoza. Al intentar prenderlo a través de la
Inquisición, la ciudad protagonizó una revuelta para propiciar su huida. Felipe II, como
castigo, redujo los fueros y Antonio Pérez se dedicó a vilipendiar la figura del rey
español por media Europa. Otro elemento importante fue el del infante Carlos, el cual,
según las crónicas oficiales, sufría serios problemas mentales, por lo que fue encerrado,
muriendo tiempo después en prisión. Los promotores de la leyenda negra tildaron a
Felipe II de asesino, y justificaron el encierro de su hijo, por los recelos de que algún día
le arrebatara el poder.
Grabado del Escorial, siglo XIX
López-Davalillo Larrea, Julio,(2000), Atlas histórico de España y Portugal, desde el paleolítico
hasta el siglo XX. Síntesis, Madrid.
López-Davalillo Larrea, Julio, (2000). Atlas histórico de España y Portugal,
desde el paleolítico hasta el siglo XX. Síntesis, Madrid.
Juan de Austria (1545–1578) era hijo
del emperador Carlos V y de una de sus
amantes, Bárbara Blomberg.
Reconocido por el emperador y dejado
a la tutela de su hermanastro Felipe II,
recibió educación universitaria junto al
hijo de Felipe II, el príncipe Carlos, y el
que sería su compañero de armas,
Alejandro Farnesio, en la Universidad
de Alcalá de Henares. Juan de Austria
prefirió la carrera militar a la de las
letras y tras repeler una rebelión
morisca en la Alpujarra y luchar contra
los piratas turcos, le fue encomendado,
a la edad de 26 años, el liderazgo
aliado en la batalla de Lepanto. Tras su
victoria le fue ordenado acudir a la
gobernación de los Países Bajos que,
como casi siempre, estaban en plena
revuelta. Mezcló en esta labor las artes
militares con las de la diplomacia, pero
una epidemia de peste le impidió seguir
con su trabajo muriendo en 1578. Sus
restos descansan en el monasterio del
Escorial. D. Juan de Austria sigue
levantando cierta pasión entre los
historiadores, no solo por sus logros
sino también por su figura arquetípica
de caballero galán, emprendedor y
aventurero. De hecho, la figura literaria
del D. Juan, no se haya muy alejada de
este D. Juan de Austria.
E L M A N C O D E L E PA N T O
L A R E A L Y L A S U LTA N O
Era normal en aquella época que las dos naves capitanas se enzarzaran en un duelo
para decidir la batalla. En este caso, la "Real" de D. Juan de Austria y la "Sultana" de Alí
Pachá se involucraron en un combate cuerpo a cuerpo en el que podía encontrarse a los
mejores entre los veteranos de las dos armadas. Vencieron los soldados de los tercios,
dejando, como mencionó algún narrador de la contienda, el mar lleno de sangre, tanto
de españoles como de turcos.
N A R A N J A S Y L I M O N E S
MERCENARIOS
Tanto el imperio turco como el español debían estar pendientes de no perder sus
territorios mientras se enzarzaban en una batalla naval, por lo que una parte de los
contendientes que luchaban bajo estandarte español o turco no eran ni turcos ni
españoles, sino mercenarios venidos de Alemania, Italia, Flandes, Grecia, Albania,
Bosnia O la costa d álmata. Un verdadero enfrentamiento internacional. Aparte
quedaban, por supuesto, los venecianos y los italianos del papa.
L U C H A R C O N T R A T O R M E N TA S
L L E VA R E L S A N B E N I T O
La expresión "llevar el san benito", que se utiliza cuando se quiere señalar que se lleva
un "peso" encima, proviene del traje y el gorro que debían llevar los acusados por el
tribunal.
Son muchos los motivos que se aplican para tratar de explicar la crisis que terminó con
el poder español en Europa, entre ellos podemos destacar:
• La mentalidad general de que el trabajo era para la gente más vil, por lo que
ser distinguido significaba vivir de las rentas.
"Dios me ha dado tantas tierras que gobernar, y no un hijo capaz de gobernarlas". Estas
fueron las funestas palabras que Felipe II dedicó a las capacidades de su hijo para el
gobierno, y que por otra parte resultarían ser ciertas. Felipe III (1578–1621), inició, al
tomar de su padre el gobierno en el año 1598, uno de los peores vicios de la monarquía
española, el validamiento. De esta manera, a los pocos meses de iniciar su reinado, su
amigo personal, el Duque de Lerma (segunda imagen, a caballo), obtenía el poder
suficiente para mover todas las cuestiones del Estado, puesto que ni siquiera necesitaba
la firma del rey para ello. Mientras tanto, el rey se dedicaba durante jornadas enteras a
la caza, las fiestas palaciegas, la religión y, en general, a todo el ocio que no se había
permitido su padre Felipe II. En su reinado cabe destacar la firma de la paz con
Inglaterra, con Francia y con los Países Bajos, reconociendo, de hecho, la existencia de
Holanda, como país independiente, aunque conservando la católica Bélgica. En los
últimos años de su reinado, Felipe III se involucró en la guerra de los 30 años (1618–
1648), en defensa del rey austriaco contra los protestantes alemanes. En materia
interior, la decisión más trascendental del Duque fue la expulsión de los moriscos, que él
defendió por motivos de seguridad.
6.3.1. L U C H A A L A D E S E S P E R A D A Y P É R D I D A
D E L P O D E R
Tras algunos éxitos iniciales como la toma de Breda, llegó la bancarrota en 1627 y
desde entonces las derrotas se sucedieron, con los tercios españoles luchando a la
desesperada y cada vez con menos apoyo desde España.
Arturo Pérez Reverte hace una recreación genial de estos momentos en su obra "el
capitán Alatriste", poniendo las frases en boca de un soldado de la época.
"Y así fue pardiez. Tras largas décadas de reñir con medio mundo, sin sacar de todo
aquello más que los pies fríos y la cabeza caliente, muy pronto a España no le quedaría
si no ver morir a sus tercios en campos de batalla como el de Rocroi, fieles a su
reputación a falta de otra cosa, taciturnos e impasibles......Pero eso sí, hasta el final los
jodimos a todos bien, incluso aunque nuestros hombres y sus generales distaban de ser
los mismos que cuando el Duque de Alba y Alejandro de Farnesio, los soldados
españoles continuaron siendo por algún tiempo la pesadilla de Europa; los mismos que
habían capturado a un rey francés en Pavía, vencido en San Quintín, saqueado Roma y
Amberes, tomado Amiens y Ostende, matado diez mil enemigos en el asalto de
Jemmigen, ocho mil en Maastrich y nueve mil en la esclusa peleando al arma blanca con
el agua hasta la cintura. Éramos la ira de Dios. Y bastaba echarnos un vistazo para
entender porqué: hueste hosca y ruda venida de las resecas tierras del sur, peleando
ahora en tierras extranjeras, hostiles, donde no había retirada posible y derrota
equivalía a aniquilamiento. Hombres empujados unos por la miseria y el hambre que
pretendían dejar atrás, y otros por la ambición de hacienda, fortuna y gloria, y a
quienes bien podía aplicarse la canción del gentil mancebo de D. Quijote:
El capitán Alatriste
6.3.2. L A S P É R D I D A S E S PA Ñ O L A S
Aparte del desprestigio de las armas hispánicas, España perdió Holanda durante la
guerra de los treinta años —reconociendo así una realidad que existía desde hace años
— además de varias plazas de Flandes y otras en Alemania, Alsacia y Lorena. El mapa,
después de la paz de Westfalia (1648), quedó formado con la incorporación de dos
nuevos territorios independientes: Holanda y Suiza. España seguiría manteniendo la
católica Bélgica y el sur de Italia, aunque la presencia austriaca se haría patente desde
entonces en Italia. Felipe IV tuvo que acatar el entregar a su hija al rey francés que, de
esta manera, intentaba encontrar la manera de apoderarse, en un futuro, del imperio
español.
Al no poder aceptar España la paz que imponía Francia, el conflicto con ésta continuó
once años más hasta llegar a la paz de los Pirineos (1659), en la que España perdió el
Rosellón y la Cerdeña.
6.3.3. L O S P R O B L E M A S E N E L I N T E R I O R
López-Davalillo Larrea, Julio, (2000), Atlas histórico de España y Portugal, desde el paleolítico hasta
el siglo XX, Síntesis, Madrid .
La toma de Breda o "cuadro de las lanzas", por Diego de Silva y Velázquez
La independencia de Portugal
La corte de Madrid, con sus recursos militares implicados en la guerra de los treinta
años, apenas reacciona, solo tras el fin de la contienda y lograda la paz con Francia en
1659, pudo el ejército español intentar recuperar el territorio. Sin embargo ya era
demasiado tarde, pues los portugueses habían conseguido el apoyo de Inglaterra y
Francia, pudiendo rechazar a los españoles. Felipe IV nunca daría por perdido Portugal,
cosa que tendría que hacer Carlos II en 1668.
La política del Conde Duque, tendente a lograr que todos los territorios de la península
compartieran con la agotada Castilla los costes de la guerra, provocó una serie de
revueltas que terminaron en el año 1640 con la pérdida de Portugal y la revuelta
independentista de Cataluña, alentada por Francia.
López-Davalillo Larrea, Julio, 2000, Atlas histórico de España y Portugal, desde el paleolítico hasta
el siglo XX, Madrid. Síntesis.
La revuelta de Cataluña
Durante la fiesta del Corpus de 1640, las tropas estacionadas en Cataluña cometieron
una serie de atropellos que provocaron el llamado "Corpus de sangre" el siete de agosto
de 1640, siendo asesinado el virrey Dalmau de Queralt. Lo que empezó como un
tumulto degeneró en una revuelta que se extendió por muchas partes de Cataluña y en
una guerra abierta al entrar el ejército francés en Cataluña. El rey de Francia sería así
nombrado Conde de Barcelona. En 1644 el ejército español pasó a la ofensiva tomando
Lérida y posteriormente Barcelona, expulsando también a las fuerzas francesas.
Cataluña volvería de nuevo a identificarse con los Austrias cuando llegue el momento de
la guerra de sucesión, cuando apoyarán, a cambio de las exenciones de impuestos
prometidos por los Habsburgo de Viena, a los Austrias frente a los Borbones.
Ya dijimos en el capítulo anterior que la leyenda negra tenía su origen en los tiempos y
la persona de Felipe II. Sin embargo podemos decir que ésta continuó hasta que se
hubo acallado definitivamente el último bramido de los tercios, allá por el 1700. A partir
de ese momento otra leyenda negra se cernirá sobre España, pero esta vez, no en la
figura de un monstruo devorador, sino con la imagen de España como una potencia de
segundo rango, y ya en el siglo XIX, como un país pobre y atrasado y que solo llamaba
la atención de aquellos románticos que venían a España imaginando increíbles
aventuras entre bandoleros y pases de baile flamenco. Podemos decir que todo empezó
con aquella medida de 1559 en la que Felipe II cerraba las puertas hispánicas, de donde
solo se saldría para hacer la guerra:
"No abandonan sus espadas ni para confesarse ni para comulgar. Dicen que la llevan
para defender la religión y por la mañana antes de ponérsela la besan y hacen el signo
de la cruz con ella... Son orgullosos y presuntuosos, coléricos, vengativos, su mayor
defecto en mi opinión es la pasión de vengarse y los medios que en ello emplean..."
Mrme. d´Aulnoy
"...Tampoco aumenten los hombres sus dominios escudando su avaricia con el pretexto
de propagar la religión ni se persuadan que les está permitido extender la piedad con
las armas, invadiendo regiones extrañas..."
Arias Montano (Crítico español con respecto a la invasión de los Países Bajos).
"Son los menos previsores del mundo y, como la mayor parte, apenas si saben lo que
ha pasado entre ellos, por que no leen casi nunca, tampoco se preocupan del porvenir y
no viven sino al día..."
Bertaut
Cromwell
"insaciable avaricia (de los españoles), su crueldad mayor que la del tigre, su
repugnante, monstruoso y abominable lujo; su incendio de casas, su detestable saqueo
y pillaje de aquellos grandes tesoros que de todas partes de Europa se había reunido en
suntuosos palacios".
Montesquieu.
Montesquieu.
6.3.4. L A C R Í T I C A S O C I A L
Las artes brillaron en España más que nunca, y al mismo tiempo, los avisos sobre el
mal endémico que padecía España. Ya hemos visto la visión de Velázquez, veamos
ahora la del poeta barroco Francisco de Quevedo.
Retrato de Francisco de Quevedo, por Velázquez
Francisco de Quevedo
El mismo autor refleja la ociosidad de los españoles y la manera de vivir del hidalgo
venido a menos, lo que solía ser no trabajar y llevarse a la boca todo lo que se pudiera
con la excusa de que provenía de una "alta estirpe de cristianos verdaderos".
"Lo primero has de saber que en la corte (Madrid) hay siempre el más necio y el más
sabio, más rico y más pobre... que disimula los malos y esconde los buenos, y que en
ella hay unos géneros de gentes —como yo— que no se les conoce raíz ni mueble ni
otra cosa de la que desciendan los tales... Es nuestra abogada la industria; pasamos las
más veces los estómagos de vacío, que es gran trabajo traer la comida en manos
ajenas. Somos susto de banquetes, polilla de los bodegones y convidados por fuerza;...
Quién ve estas botas mías, ¿Cómo pensará que anden caballeras de las piernas en pelo,
sin media ni otra cosa? y quien viere este cuello, ¿Porqué ha de pensar que no tengo
camisa? Pues todo esto le puede faltar a un caballero, señor licenciado; pero cuello
abierto y almidonado, no...Y al fin, señor licenciado, un caballero de nosotros ha de
tener más faltas que una preñada de nueve meses...pero , en fin, se vive, y el que se
sabe bandear es rey con poco que tenga."
Quevedo, El buscón, Cátedra, Madrid, (1989).
"El rey es más bien bajo que alto, flaco, no mal formado, feo de rostro, tiene el cuello
largo, la cara larga, la barbilla larga y como encorvada hacia arriba; el labio inferior
típico de los Austrias; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y
delicado. Mira con expresión melancólica y un poco asombrada. El cabello es rubio y
largo, y lo lleva peinado hacia atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No
puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una
mesa u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales
de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un
aspecto lento e indiferente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se
desee, pues carece de voluntad propia."
La descripción de arriba es la que el nuncio Millini nos legó de Carlos II (1665 – 1700),
el último de los Austrias, que representaba en su deterioro físico y mental el de la
propia España.
Descendiente de una línea familiar viciada por la creencia de que engendrar dentro de la
misma familia mejoraba la raza, Carlos II vivió una vida de pesadilla debido a esta
locura genética. Por supuesto, murió sin descendencia lo que provocaría la llegada de
los Borbones. Como bien apuntó el nuncio, carecía totalmente de voluntad por lo que la
corte se convirtió en una rapiña sin precedentes. Internacionalmente, España perdió el
Franco Condado y numerosas plazas en Flandes mientras la situación económica y social
se hacía cada vez más insostenible. España cayó en una depresión económica que mató
de hambre o de epidemias a una parte de la población. Así fenecía una etapa de España
que había marcado con oro su firma; el imperio español terminó absolutamente
relegado, y de la misma manera que su último rey Austria: yermo y "hechizado".
6.5. SOCIEDAD Y ECONOMÍA
• Los campesinos: fueron los más castigados, tanto por las epidemias como por
las levas del ejército. En este situación se produjo lo que a la larga acabaría
por ser el gran "cáncer" que castigará a la sociedad española hasta la segunda
mitad del siglo XX; algunos agricultores se enriquecieron debido al abandono
de los campos (se aprovecharon, principalmente, la aristocracia, la Iglesia y
los labradores más ricos), lo cual dio lugar a lo que, en adelante, se conocería
como el latifundismo, que dejaría a la inmensa mayoría de la población
española sin tierras y dependiente de una pequeña élite. Este problema será
necesario tenerlo en cuenta cuando hablemos de la influencia que tuvo el
comunismo sobre el campo en el siglo XX.
Datos Interesantes
"EL H E C H I Z A D O "
A Carlos II le llamaron "el hechizado", debido a sus defectos síquicos y mentales. Pero
tratándose de un país supersticioso como España y no dando con el remedio justo para
sus males, se le aplicaron al desdichado monarca todo tipo de potingues, bebendas
extrañas y otros elementos de superchería, para ver si así se le pasaban lo efectos del
supuesto encantamiento. No resulta cómico pensar que un siglo antes Cervantes se
riera de dichas supersticiones, más típicas de los libros de caballerías que del siglo de
Oro, y es que, sin embargo, cegados por la luz de dicho siglo, España había cerrado las
persianas por lo que se quedó, en parte, a oscuras.
S A N G R E A Z U L
De los reyes españoles se ha dicho en muchas ocasiones que tenían la sangre azul.
Estudios hechos a través de las representaciones artísticas sobre familias reales unido a
investigaciones sobre sus costumbres están sacando a la luz que, tal vez, así fuera. La
vida de sedentarismo que las familias reales llevaban (moverse mucho era de pobres),
unido al tipo de dieta que componía su día a día, casi
siempre basada en carnes y alguna legumbre suelta pues
la verdura y otros productos de la agricultura eran
considerados comida de plebeyos, les habría provocado
problemas circulatorios; la famosa sangre azul podía ser,
en realidad, varices; eso sí, varices reales. Recordemos
que, tanto Carlos V como Felipe II sufrieron de gota y
que, sin embargo, el emperador murió de una indigestión
de melón con jamón.
7.3. FELIPE V
Retratos de Fernando
VI
7.5. CARLOS III
Varios eran los problemas que acuciaban a España, vamos a nombrar varios de ellos:
En definitiva, parecía como si España hubiera estado tan enfrascada en sus guerras que
se hubiera olvidado de sí misma.
Jovellanos
Estos versos fueron dedicados por el ilustrado Jovellanos al ministro Olavide, impulsor,
en 1778, de una serie de colonizaciones agrarias en Sierra Morena que tenían como
objetivo la cultivación de las tierras no labradas.
Este poema nos muestra la preocupación que sentían los ilustrados por cualquier
iniciativa que pudiera incentivar la paupérrima economía del país. La política reformista
del ministro provocó que sufriera persecución por parte de la Inquisición.
Tras los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III y las victorias que culminaron con
la reconquista de Menorca, así como la recuperación de algunos territorios americanos,
España parecía haber encontrado su camino exterior y haber ajustado su política a un
marco real de necesidades; a pesar de todo, la época de Carlos IV traerá nuevas
dificultades. La Revolución francesa del año siguiente a la coronación de Carlos IV, trajo
como consecuencia la difícil elección entre la alianza con la Francia de la Revolución o el
enfrentamiento con ésta. La ejecución de Luis XVI de Francia, primo de Carlos IV,
provoca la guerra contra Francia. España atacó Francia por el Rosellón, lo que hará que
al año siguiente Francia ocupe zonas del País Vasco y Cataluña en un rápido
contraataque. España se verá obligada a firmar la paz de Basilea en 1795. A partir de
ese momento, el destino español quedará ligado dramáticamente a los designios de
Francia. Junto a dicho aliado empezarán a sucederse los enfrentamientos con los
ingleses, (como la derrota naval del Cabo de San Vicente o la ocupación de Menorca por
las tropas británicas). Portugal se negó a cerrar sus puertos a los navíos ingleses, por lo
que Francia y España decidieron declararle la guerra en 1801 (la llamada "guerra de las
naranjas"), con lo que España consiguió la ciudad de Olivienza recuperando al año
siguiente la isla de Menorca. Pero el gran fracaso llegó con el enfrentamiento entre las
naves francesas, españolas y británicas en la batalla de Trafalgar, donde la escuadra
española quedó literalmente destrozada en la contienda. Los últimos momentos de la
triste historia de nuestra política exterior en la edad moderna vendrán marcados por las
ambiciones del valido del rey —el plenipotenciario Godoy— que intentará preparar la
invasión de Portugal dando el paso franco por territorio español a las tropas
napoleónicas, a cambio de ser coronado rey de Portugal por Napoleón. La aventura
terminará con la ocupación por parte de los franceses del territorio español, iniciándose
así la guerra de la independencia.
Datos Interesantes
M Á S T I E M P O E N E L P O D E R
El rey Felipe V es, hoy por hoy, el monarca que más tiempo ha gobernado España, lo
hizo durante 46 años, todo un record de longevidad en el poder.
F E L I P E "EL A N I M O S O "
C A R L O S IV
La ingenuidad de Carlos IV está más que probada históricamente por dejarse llevar por
Godoy, (al que apoyaba de una manera intensa la Reina) y por ver invadido su país sin
apenas haberse enterado. Cuentan que, estando un día hablando sobre las costumbres
libertinas de las damas de la corte, él y su padre Carlos III, el entonces joven príncipe
dijo:
"-Los únicos maridos que pueden tener certeza de que sus mujeres no les engañan son
los príncipes, porque ¿dónde van a encontrar sus esposas hombre de mayor
excelencia?."
L A "SOPA E C O N Ó M I C A "
LA SITUACI Ó N PORTUGUESA