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GANAS DE REÑIR

(Martirio es una mujer muy guapa y sale de su casa a esperar al


novio. Se ha levantado con ganas de reñir).

MARTIRIO: ¡Jesús con mi madre! ¡Las cosas de las viejas, señó! Pa ella no
puede una reñir con su novio na más que cuando se tiene motivo. Se tienen
ganas de reñir como se tienen ganas de comerse un dulce o de tomá una
tapita de pescaíto. Y hoy tengo yo ganas de reñí. Y riño ¡Ya lo creo que
riño! Santitos que me pinte van a sé demonios. Esta tarde riño con él. No
es que terminemos, no; es que se me ha puesto en la cabeza reñí. Allí
viene. Míralo que risueño. Poco le va a durar la sonrisa. Y creyéndose que
le voy a recibir como a un Rey Mago, ¡sirba, sirba…!
¡To el aire que eches fuera te lo vas a tener que tragar!... Sirba, tú,
sirba!...

JULIÁN: (Viene silbando y muy contento porque viene a ver a su novia)


¡Hola perdición!

MARTIRIO: ¡Hola! ¿No traes el perro?

JULIÁN: No. Lo he dejao en casa.

MARTIRIO: ¡Como venías sirbando!

JULIÁN: ¡Ah!, contento que está uno.

MARTIRIO: ¿Estás tú, contento?

JULIÁN: ¿No me ves? ¿y tú, no estás contenta?

MARTIRIO: Estándolo tú…

JULIÁN: Me lo dices con una cara…

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MARTIRIO: Con la que tengo, hijo.

JULIÁN: ¿Te pasa argo?

MARTIRIO: ¡A mi! ¿por qué?

JULIÁN: ¡Qué sé yo! Te veo de una forma… ¿Me he retrasao, quizás?


(Mira su reloj) Ar contrario: no son las seis, y todos los días vengo a las
seis y media…

MARTIRIO: Lo que significa que todos los días puedes vení antes, y no
vienes… porque te da la gana.

JULIÁN: Según se da el trabajo, unas veces más entretenío que otras.

MARTIRIO: ¡Si no te pido explicaciones, Julián! ¡Ayá tú!

JULIÁN: El resultao es que te incomodas porque vengo a verte media


hora antes. Lo tendré presente pa mañana. (Empieza a silbar).

MARTIRIO: Sirba, hijo, sirba más; a vé si viene el perro y me llena de


purgas.

JULIÁN: Tú, tú, que mi perro no tiene purgas.

MARTIRIOS: ¡Ah! Es verdá; soy yo quien se las pega al perro.

JULIÁN: Pero, mujé, ¿qué bicho te ha picao?

MARTIRIO: ¡Habrá sío una purga!

JULIÁN: ¡Vaya! ¿Y tu madre?

MARTIRIO: ¡Ya era hora, hombre, que me preguntaras por ella!

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JULIÁN: ¡Si acabo de llegar, Martirito!

MARTIRIO: Pero has tenío tiempo de hablar de veinte cosas antes que
de mi madre: er perro, los sirbíos, mi cara, tu negocio, la hora, las purgas,
… ¡lo úrtimo, mi madre! ¡Bien le pagas lo que te quiere!...

JULIÁN: To lo que sea pa ti lo primero lo es también pa mi.

MARTIRIO: ¿Mi madre va ser pa ti primero que mi madre? ¡Eso se lo


cuentas a tu abuela!

JULIÁN: Bueno, cuando no se quiere comprendé… ¿No me has sacao la


silla?

MARTIRIOS: ¡Como no pensaba que ibas a vení tan temprano!... ¡Has venío
tan temprano!...

JULIÁN: Claro, sí. Iré yo por una, en castigo.

MARTIRIO: Mi padre, bien; gracias.

JULIÁN: Con tu padre he estao yo hablando hace cinco minutos, y sé que


está bien.

MARTIRIO: Pero ¡yo no soy adivinadora!

JULIÁN: Es verdá. Ni yo adivinadó y me gustaría serlo pa podé adiviná


qué caracoles te pasa esta tarde.

MARTIRIO: Mira, mira, gritos y palabrotas, no; que la calle es muy ancha
y puedes irte por donde más coraje te dé.

JULIIÁN: (hace como que quiere salir huyendo y camina de espaldas) ¡Si
voy por la silla!

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MARTIRIO: Sí, ya verás, ya verás. Todavía no he empezao y el día se te
va hacé mu largo (viene con la silla) ¡Hombre, qué bonito! ¿No se te ha
ocurrío cogé la silla más que de la salita?

JULIÁN: La que he encontrao más cerca. Bueno voy a por otra.

MARTIRIO: Ya verás, ya verás. ¿De dónde sacará mi madre que pa reñí


hacen farta motivos? ¡Y es que, si yo no riño esta tarde, no duermo esta
noche! ¡Y prefiero que no duerma él!

JULIÁN: ¿Habré acertao ahora? ¡no me dirás que ésta es de lujo.

MARTIRIO: ¡Mira qué ange tienes también! ¡Míralo qué gracioso! ¡Hazme
pasar vergüenza, hombre! ¡Que cualquiera que pase y la vea se ponga a
llamar al sillero!

JULIÁN: No te preocupes porque el asiento voy a taparlo yo ahora


mismito. (Se sienta) Ya está ¡Lo que es otra silla no saco! (empieza a liar
un cigarrillo).

MARTIRIO: ¡No podía fartá la chimenea! (Julián se levanta y tira el


cigarro con rabia) ¡Ah! Pero ¿te vas?

JULIÁN: ¡Naturalmente! ¡Ni que te conociera de dos días! Ya está visto


que esta tarde hay pelea porque sí.

MARTIRIO: Pretesto pa dejarme y pa irte con tus amigos.

JULIÁN: ¿O sea que me voy por gusto? ¡Un caprichito!

MARTIRIO: ¡A ve!

JULIÁN: ¡Cuando uno se convence de que no se tratamás que de peleá sin


razón!

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MARTIRIO: ¡Ah! ¿Yo no tengo razón pa peleá contigo esta tarde?

JULIÁN: ¿Qué razón tienes?

MARTIRIO: ¡No tengo razón!

JULIÁN: ¡Dime una siquiera!

MARTIRIO: Eso quisieras tú.

JULIÁN: Ganas de reñir que tienes.

MARTIRIO: ¿Ganas de reñí?

JULIÁN: ¡Ganas de reñí que te entran como un sotipao… y hasta que no lo


sudo yo no te pones buena!

MARTIRIO: Mira, Julián, no grites, que estamos en la calle.

JULIÁN: ¡Po métete dentro!

MARTIRIO: ¡Qué bonita contestación! ¡Y soy yo la de las ganas de peleá!


JULIÁN: ¡No; soy yo!

MARTIRIO: ¡Digo si eres tú!

JULIÁN: ¡Yo que he venío a verte con esas intenciones!

MARTIRIO: ¡Eso es!

JULIÁN: ¡Eso es!

MARTIRIO: ¡Eso, eso es; no lo repitas con retintín.

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JULIÁN: ¡Eso es! ¡Ya, gracias a Dios, estamos de acuerdo! Y como ya
estamos de acuerdo ¡hasta mañana, si Dios quiere! ¡o hasta el día del juicio
finá!

MARTIRIO: ¡Si te piensas que ahora voy a llorá, te equivocas! ¡Diga mi


madre lo que quiera, esto sabe a gloria bendita! (se va sonriéndose) ¡Ay,
qué a gusto estoy ¡

Negro se va pa Triana.
Y él sabe que hemos reñío
Porque a mí me ha dao la gana.
¡Es mío! ¡Na más que mío!

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