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RELATOS DE BUEN TRATO EN LAS FAMILIAS DONDE HAY VIOLENCIA

MARIA VICTORIA BUILES CORREA


LINA MARIA LÓPEZ SERNA

Asesora:
Dra. María Teresa Luna

Tesis presentada como requisito parcial para obtener el título como Magister en
Educación y Desarrollo Humano

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN Y DESARROLLO HUMANO


CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS EN NIÑEZ Y JUVENTUD
UNIVERSIDAD DE MANIZALES-CINDE

MEDELLÍN
2008
A Mauro por sus cuidados,
A mi familia y a las familias por deleitarme
contándome historias.

A Daniel por su apoyo incondicional.

2
TABLA DE CONTENIDOS

RESUMEN ANALÍTICO EDUCATIVO – RAE……………………………… 5

RELATOS INICIALES………………………………………………………… 10

1. RELATOS SOBRE EL PROBLEMA ……………………………………. 13

2. RELATOS TEÓRICOS …………………………………………………… 26


2.1. Acerca de la violencia intrafamiliar ……………………………………. 26
2.2. Acerca de la familia contemporánea como posibilidad ……………… 29
2.3. Acerca de la familia como configuración ……………………………… 33
2.4. Acerca de la resiliencia como autorrestaurador individual
y colectivo ………………………………………………………………… 34
2.5. Acerca de la lectura de la vivencia familiar como
reconfigurador……………………………………………………………. 35
2.6. Acerca del buen trato…………………………………………………… 36

3. RELATOS METODOLÓGICOS…………………………………………… 40
3.1. La perspectiva comprensiva…………………………………………….. 40
3.2. La entrevista como posibilidad de construir relatos………………….. 47
3.3. Acerca de la construcción de los relatos por parte de las
Investigadoras……………………………………………………………. 48
3.4. Las familias que relatan sus experiencias……………………………… 49
3.5. Relatos éticos……………………………………………………………… 51

4. RELATOS QUE TEJEN LA TRAMA DEL BUEN TRATO………………. 55


4.1. El buen trato como experiencia de cuidado en la vivencia
femenina y masculina de la familia…………………………………….. 55
4.2. El reconocimiento de sí como experiencia que tranquiliza

3
y reconstruye vida familiar………………………………………………. 72
4.3. La capacidad de integrar lo plural en la cotidianidad como
posibilidad de devenir novedad………………………………………… 86
4.4. La hermenéutica de la cotidianidad como condición de
posibilidad para una estética de la existencia………………………… 102

5. DISCUSIÓN………………………………………………………………… 119
Los relatos de buen trato: reconfiguración de la violencia y la
vida privada y pública de los sujetos y familias………………………… 119

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………….. 133

ANEXO.………………………………………………………………………… 140

4
RESUMEN ANALÍTICO EDUCATIVO - RAE

1. DESCRIPCIÓN GENERAL
1.1 Tipo de Documento: Tesis de Grado.
1.2 Tipo de investigación: Comprensiva.
1.3 Nombre del Documento: Relatos de buen trato en las familias donde
hay violencia.
1.4 Nivel de circulación: Restringida.
1.5 Acceso al Documento: Biblioteca y página Web de la Universidad de
Manizales, Bibliotecas de las sedes del Cinde (Bogotá, Manizales y
Medellín).
1.6 Tipo de Impresión: Word, PDF, Windows 98.
1.7 Institución: Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano-
Cinde y Universidad de Manizales.
1.8 País de origen: Colombia.
1.9 Programa: Maestría en Educación y Desarrollo Humano.
1.10 Autoras: María Victoria Builes Correa-Lina María López Serna

2. DESCRIPTORES: Familia, relato, buen trato, violencia intrafamiliar.

3. DESCRIPCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN:
La pregunta que guío la investigación fue: ¿Cuáles son los relatos de
buen trato en la experiencia de las familias donde hay violencia?. Para
dar respuesta a ella nos planteamos como objetivo: Reconocer los
relatos de buen trato en la experiencia de las familias donde hay
violencia.

La violencia es un fenómeno complejo que implica múltiples actores,


contextos, instrumentos y dimensiones de lo humano y social. En la
contemporaneidad la situación de violencia es tan compleja y se instaura

5
en ámbitos sociales, políticos, económicos, familiares, que se ha
introducido en el lenguaje el referente de violencias, dado que no es
posible hablar de un sólo tipo sino de múltiples formas de violencias que
se entretejen. La violencia intrafamiliar puede definirse como un tipo de
lenguaje que da cuenta de un ejercicio de poder inequitativo entre los
miembros de la familia que se hace cuerpo en actos, omisiones o
conversaciones que afectan negativamente la cotidianidad de los sujetos
que son víctimas o espectadores de tales tipos de comunicación. El
abordaje de dicha problemática ha privilegiado la mirada morbicéntrica y
de causalidad, dicha problemática desdibuja otros relatos que tienen las
familias y que dan cuenta de sus posibilidades.

Estos relatos alternos, evidencian la experticia de la familia y permiten


introducir elementos importantes en la intervención social y terapéutica
de la violencia intrafamiliar, recuperando la voz de las familias y
promulgando conversaciones dialógicas que permitan acuerdos desde la
posibilidad, no desde el ámbito del estigma y la patología. Esta podría
ser una salida moral y ética para hacer frente a las experiencias del
menosprecio que parta del control familiar, no del control externo de las
instituciones sociales.

4. ESTRUCTURA TEÓRICA:
Se privilegia la familia como el espacio narrativo desde el cual se cuida
del otro, a pesar de que en algunas situaciones las violencias
desdibujen dichas experiencias. En las familias así como en los sujetos
existe siempre la posibilidad de tejer combatividad que da lugar a la
emergencia de relatos de buen trato que permanecen en la sombra,
silenciados cuando fluyen relatos tan totalizantes como los violentos.

6
Partiendo de la familia como espacio de narración y cuidado, el sistema
relacional va a jugar un lugar preeminente, y a partir de éste van a
emerger una serie importante de consecuencias y posibilidades para la
experiencia familiar. Podría decirse que quizá una de las más
importantes hará referencia al reconocimiento del propio sujeto y del
otro, condición necesaria para la vida social.

El reconocimiento, toma un lugar central en las experiencias cotidianas


de buen trato. El filósofo francés Paul Ricoeur, dirá que éste tiene
diversos recorridos: el reconocimiento de sí y el reconocimiento mutuo.
La trama del reconocimiento de sí: en ella se hacen urdimbre las
capacidades del sujeto, de ahí que se plantea el reconocimiento de sí
como fenomenología del hombre capaz. El reconocimiento de sí, emerge
como un recorrido que convoca desde el dolor hacia la acción para llegar
a descubrirse capaz de ciertas realizaciones.

La trama del reconocimiento mutuo: anuda la trama social en tanto que


libra de la exclusión, de la marginalización, iguala lo que la ofensa hizo
desigual. Y es el amor el primer modelo de reconocimiento recíproco.
Éste no es una cognición, es una emoción, un sentimiento que se
experimenta en el mundo de la vida y es una categoría relacional.

El buen trato es entonces una experiencia subjetiva e intersubjetiva que


está atravesada por el lenguaje. En tanto se de la experiencia del
reconocimiento de sí y del otro es posible argumentar la diferencia y
lograr acuerdos que hagan más estética la vivencia familiar.

5. METODOLOGÍA:
La investigación se realizó desde una perspectiva comprensiva, ya que la
pregunta que guió epistemológicamente el proceso hace referencia a los

7
relatos de la cotidianidad. Para dar respuesta a la pregunta de
investigación, se hizo un acercamiento a través del enfoque
fenomenológico-hermenéutico.

6. CONCLUSIONES:
En la experiencia de las familias, su construcción de armonía ha estado
sujeta a las categorías que surgieron durante el proceso de lectura de
sus historias: cuidado femenino y masculino, reconocimiento de sí, la
capacidad de integrar la pluralidad y hermenéutica cotidiana como
condición de posibilidad, a través de ellas, sus protagonistas han
procurado poner límites a los excesos, detener la insolencia y el
menosprecio. Estas prácticas de buen trato dan cuenta entonces de su
preocupación por hacer más estética su vida particular y común,
tornándose en una forma de resistencia contra lo feo, contra la violencia.

La violencia se puede entonces reconfigurar y de esta manera encantarla


a través de la palabra que cura, la epodé. La cura emerge de las
prácticas de buen trato que cada familia ha ido configurando en su
intimidad y en su vida pública, se ha tornado nueva forma de ejercer la
ciudadanía. Ellos como actores se evidencian todo el tiempo en
perspectiva de capacidad, de agenciamiento personal y colectivo que
combativamente se sobreponen, tejen resiliencia desde la resistencia
estética del buen trato de sí y de los demás.

7. BIBLIOGRAFÍA:
Algunos de los autores que fueron referenciados en la tesis son:
1. Ricoeur P. Caminos del reconocimiento. México: Fondo de Cultura
económica; 2006.
2. _______. Sí mismo como otro. 2ª Ed. Madrid. Siglo XXI; 2003.
3. Arendt H. Sobre la violencia. México: Cuadernos de Joaquín Mortiz;
1970

8
4. ______. La condición humana. Buenos Aires: Paidós; 1993.
5. Foucault M. La hermeneútica del sujeto. México: Fondo de Cultura
Económica; 20
6. Melich J. Del extraño al cómplice. La educación en la vida cotidiana.
Barcelona: Anthopos; 1994.
7. Maffesoli M. Elogio de la razón sensible. Barcelona: Paidós; 1997.

9
RELATOS INICIALES

El nacimiento de esta investigación tiene una historia. Su inicio se remonta


a unos cinco años atrás, cuando una de nosotras ejercía su labor como
docente en una de las facultades de Medicina de la ciudad. En una visita a
una familia (que tenía problemas de violencia) en compañía de un estudiante
escuchó como la madre iba entrelazando la historia de violencia con su hijo
de unos 7 años con la historia de cuidado hacia éste. Esta historia se quedó
impresa en ella.

Luego, para ambas fue apasionante incursionar desde nuestra disciplina, la


terapia familiar, en el mundo de la narrativa, autores de otras latitudes
vinieron a ampliar nuestro horizonte sobre la conversación terapéutica desde
un lugar alterno al del problema, y ese lugar alterno lo narran ellos de forma
delgada, tenue, una vez se devela es posible que se convierta en el hilo de
Ariadna que logra sacar del laberinto al protagonista de la trama. Ese lugar
alterno son relatos de posibilidad, relatos estéticos que contradicen el
problema y evidencian la capacidad y agenciamiento del sujeto.

Una vez incursionamos en este saber, fuimos a nuestro trabajo clínico


procurando recontar con las personas y familias que venían a conversar con
nosotras estos relatos alternos. Es así como hemos podido ir captando la
competencia de ellos y ellas, sus historias de resistencia para sobreponerse
a la adversidad propia y de sus contextos, y hemos podido así mismo ser
testigas de la curación que dichas historias van haciendo en la vida y el
dolor de sus protagonistas.

Diríamos que llegar a la maestría fue entonces la posibilidad de pensar cómo


lograr con la investigación anudar estos tres hilos de nuestra historia y de la
historia de otros y otras y pensamos que la mejor forma de rendir un culto a

10
ellos y ellas, es darle vida a esos relatos alternos de resistencia a la
violencia.

La presente investigación nos pareció pues la forma de recuperar la dignidad


de aquellas personas que han sido menospreciadas y que han
menospreciado, queremos con este arduo trabajo de dos años, poner en
evidencia historias delgadas que tienen los mismos protagonistas de las
historia de dolor, con la diferencia que ellos y ellas eligieron hacer acontecer
vida que hace estética su experiencia cotidiana.

Queremos agradecer a las cuatro familias que amorosamente fueron


desgranando sus historias con nosotras en conversaciones tranquilas y
dolorosas pero fundamentalmente cargadas de esperanza y vida. Sin ellas
no habría sido posible caminar todo este tiempo, sus relatos cargados de
fuerza y combatividad fueron nuestra inspiración para culminar este proceso
de recontar sus historias de resistencia y reparación de la violencia.

Así mismo queremos agradecer a la profe, Maria Teresa Luna, por su


confianza en nosotras y en nuestro deseo, por su capacidad de trasmitirnos
con simplicidad su saber, sus intuiciones y su experiencia a través de las
conversaciones que tuvimos.

A nuestras familias por su compañía en este arduo y apasionante camino,


gracias a sus presencias fue posible ir recreando día a día este trabajo en
medio de nuestra propia cotidianidad familiar de alegría y dolor.

Gracias a nuestros maestros y maestras del colegio, la universidad y los


posgrados que han ido sembrando en nosotras el amor al saber y han ido
develando mundos a través de sus vidas y saberes. Las personas que han
hecho posible nuestro trabajo clínico son también maestros de vida, gracias

11
a ellos por conversar con nosotras y permitirnos conocer sus historias de
resistencia frente al dolor, gracias por contagiarnos de esperanza frente a la
adversidad y de necesidad de reparar públicamente a través del presente
trabajo la vida de ellos.

12
1. RELATOS SOBRE EL PROBLEMA

La noción de violencia es compleja en tanto involucra múltiples actores,


contextos, circunstancias y dimensiones de lo humano y social. Desde los
inicios de la humanidad y luego con la aparición del estado la violencia ha
estado presente, ligada a la hegemonía del poder (1).

La OMS para acercarse al concepto da cuenta de cómo la violencia puede


ser “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de
amenaza o que se lleve efectivamente a la práctica contra uno mismo, otra
persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades
de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones” (2). La OPS la define como la imposición interhumana de un
grado significativo de dolor y sufrimiento evitable (3).

Para Pradas (4), la violencia está relacionada con la noción de progreso y


desarrollo. La emergencia de la agricultura en el Neolítico es un ejemplo de
ello, con su aparición se dio una de las primeras formas de violencia: la
lucha por el territorio. Así mismo, los grandes imperios se han conformado
y destruido por la acción violenta. El autor planteará entonces que el precio
del progreso es la violencia.

Para otros autores, la violencia es definida como:

 Hannah Arendt considera que “la violencia se distingue del poder, la


fuerza o el poderío en que siempre requiere implementos. La
sustancia misma de la acción violenta está determinada por la
categoría de medios-y-fin, cuya característica principal, en cuanto a
los asuntos humanos, es que el fin está en constante peligro de

13
dejarse abrumar por los medios que justifica y que son precisos para
alcanzarlo” (5).
 Engels dirá: la violencia es un acelerador del desarrollo económico
(6).
 Para Saúl Franco: “Entiendo por violencia toda forma de interacción
humana en la cual, mediante la fuerza, se produce daño a otro para la
consecución de un fin" (7).

Las anteriores nociones de violencia remiten entonces a lo polifónico de su


concepto, a lo pluridimensional de su accionar. En la época contemporánea
la situación de violencia es tan compleja y se instaura en ámbitos sociales,
políticos, económicos, familiares, que se ha introducido en el lenguaje el
referente de violencias, dado que no es posible hablar de un sólo tipo sino
de múltiples formas de violencias que se entretejen.

Podría pensarse entonces que una posible aproximación a su comprensión


partiría del hecho de concebir la violencia como un acto humano que implica
la dimensión subjetiva en tanto se puede hacer daño a sí mismo y la
intersubjetividad dado que se puede dañar a otros. En tanto
intersubjetividad puede concebirse como una forma de interacción con otra
persona que en su correlato de fuerza acalla la palabra. Es así como
legitima el miedo y las prácticas que borran a la otra persona, finalidades
que pueden ser acertadas, valores que pueden ser humanos quedan
aplastados porque el instrumento usado por la violencia deslegitima la
finalidad.

La violencia como parte de la condición humana está inserta a lo largo de su


devenir, de tal manera que la violencia tiene historia que se arraiga en el
proceso social humano y que puede aprenderse en la interacción con otros.
No puede negarse que en casi todos los momentos de la historia humana ha

14
existido la violencia, sin embargo, en cada época, se rodea de contextos,
formas e instrumentos diferentes.

Pensar en abolir la violencia resulta una tarea prácticamente utópica, así


parece evidenciarlo la historia de la humanidad, dado que como se
mencionó anteriormente ésta hace parte de la condición humana, se inscribe
como parte de su phatos, sus pasiones, la ira, el miedo son fuente de
violencia, y dicho phatos no puede arrancarse de la vivencia humana, el
hecho de que no sea desarraible no quiere decir que sea una experiencia
deseable, habría que plantear salidas plausibles.

Algunas alternativas que la sociedad ha venido haciendo frente a la violencia


plantean: negarla, invisibilizarla, adaptarse y defenderse, justificarla o
resistirse a ella moralmente. Jorge Giraldo en su artículo “La ciudad:
conflicto, violencia, guerra”, dirá que la búsqueda por erradicar la violencia
ha creado formas de totalitarismo peores; la salida es entonces ética,
procurando quitar espacio a la violencia, regulándola. Y la primera causa
de regulación es la construcción de un estado democrático, que sea el
garante de la construcción y regulación de los acuerdos entre los sujetos.
Cita así mismo a Bobbio cuando éste postula que la democracia renuncia a
la violencia y acude al compromiso para resolver los conflictos.

Otros filósofos como Ricoeur, plantearán el reconocimiento mutuo como


alternativa frente a la lucha humana por el reconocimiento que es la fuente
de los conflictos sociales. El reconocimiento recíproco a través del ágape,
tradición recuperada de los antiguos, tiene un poder mágico. Para el autor
“el acto de dar, convoca a vivir la misma generosidad, y esta cadena de
generosidad se convierte en una propuesta pacífica, frente a la lucha por
ser reconocido” (8).

15
La perspectiva de Ricoeur frente al reconocimiento aparece
fundamentalmente centrada en el lenguaje, a través de éste, el sujeto
accede a la fenomenología del sujeto capaz en tanto se reconoce a él
mismo como sujeto de relación que puede vivir el don y el contra don que
se tornan círculo virtuoso. Se conjugue a través del reconocimiento “la
palabra” con “la vivencia” subjetiva e intersubjetiva, se torna hechizo
mágico que logra que el discurso se haga vida cotidiana y vida de relación.
Además de validar el término en sentido lingüístico y cotidiano, la propuesta
de éste como estado de paz, más que como principio de lucha humana,
reifica el término, renueva y hace esperanzadora la convivencia con los
contemporáneos.

La moral y ética a través de la construcción de democracia y de las prácticas


de reconocimiento mutuo se convierten hoy en clamor frente a la violencia,
dado el actual impacto que dichas prácticas ocasionan en el mundo.

Su magnitud ha sido tal que ha llevado a que se considere en América y el


Caribe la violencia como un problema de salud pública debido a su elevada
incidencia. En Colombia y Antioquia la primera causa de muerte entre los 14
y 45 años desde hace 20 años es el homicidio y suicidio y son la causa más
frecuente de hospitalización. En el mundo la carga de enfermedad por
lesiones intencionales es de 3.4%, en Medellín es de 44.8% (9).

Además de la muerte y las lesiones físicas, las violencias generan múltiples


consecuencias para el entorno circundante, provocan fenómenos como el
desarraigo de pueblos enteros, cinturones de miseria en las urbes, la pérdida
de sentidos de vida y confianza en el estado. Los testigos pueden padecer
importantes trastornos de la salud mental a saber: estrés postraumático,
depresión, trastornos del sueño y el apetito entre otros. Algunos estudios
han mostrado como la agresión hacia los niños se torna el mejor predictor de

16
agresión y criminalidad en la vida adulta, especialmente para los niños
varones (9).

Lo anterior da cuenta de cómo el problema de las violencias no es sólo un


problema de salud pública y mental en el país sino que además
compromete el tejido social, deteriora el desarrollo humano, impacta la
economía, la salud, el desempeño y la cotidianidad de los sujetos, es decir,
todas las dimensiones humanas y sociales. Los costos directos de la
violencia que incluyen el valor de bienes y servicios para prevenir la
violencia, tratar a las víctimas y capturar a los agresores alcanza el 8.4% del
PIB en Colombia (9).

Dentro de las violencias emerge la violencia doméstica como un relato


globalizado que surge en los medios en forma fluida; series de televisión que
dan la vuelta al mundo como los Simpson son una muestra de ello, historias
como el uso de la fuerza contra mujeres, niños y niñas, abusos sexuales
hacia menores, van dando cuenta de la dolorosa universalidad de dichas
prácticas. No es posible encontrar en el mundo una región, etnia o cultura
ajena a éste fenómeno. Es tan antigua que en la mitología griega Zeus
devoraba a sus hijos (10).

La violencia intrafamiliar como relación intersubjetiva implica una serie de


interacciones que se hacen cuerpo a través del lenguaje y dan cuenta de un
ejercicio de poder inequitativo entre los miembros de la familia, se hace
cuerpo en actos, omisiones o conversaciones que afectan negativamente el
desarrollo de los sujetos que son víctimas o espectadores de tales tipos de
comunicación.

En el país, de acuerdo al Instituto Nacional de Medicina Legal y ciencias


forenses, la tasa de violencia intrafamiliar fue de 155 casos por 100.000

17
habitantes para el año 2005. Los reportes de violencia intrafamiliar se han
incrementado en un 65% entre los años 2003 y 2006. Además, continúan
siendo las mujeres y los niños y niñas los más afectados por este tipo de
violencia (11).

En un estado del arte acerca de las investigaciones sobre violencia


intrafamiliar realizado en Medellín en el año 2001 por Jiménez y Duque (12),
se evidenció:

 La violencia familiar se asoció a la situación de violencia en el


contexto social, así como a la desigualdad, la inequidad y la
insatisfacción de necesidades básicas.
 Identifica la violencia intrafamiliar como un fenómeno que afecta a
todos sus miembros (en las investigaciones de municipios diferentes a
Medellín).
 Con frecuencia la descripción de los estudios da cuenta de la díada
víctima-victimario, el primero ocupado generalmente por la mujer y los
niños y niñas, y el segundo por el hombre en relación con la mujer y
los niños y por los padres y madres en relación con los niños y niñas.
 Generalmente el enfoque de los estudios no es interdisciplinario.
 Los enfoques han sido fundamentalmente sistémico y estructural -
funcionalista, además la perspectiva de género cruza todas las
investigaciones.
 En general son investigaciones descriptivas de corte cualitativo.
 No existe rigurosidad en la metodología de los estudios realizados.

Existe otro estudio del estado del arte denominado el maltrato infantil en
Colombia llevado a cabo entre el año 1985 y 1996 realizado por el ICBF y la
fundación FES (13). Se encontró que esencialmente los proyectos

18
buscaban en un 46.8% dar respuesta a la atención primaria (promoción,
diagnóstico, prevención), la secundaria un 4% (atención y protección) y
terciaria en un 0.7% (seguimiento y asistencia). Lo anterior permitió
reconocer el importante trabajo que se está realizando en sensibilización
pero la intervención es deficitaria. La atención no responde a las
necesidades y el seguimiento es prácticamente nulo. El trabajo en red se ha
visto que tiene fortaleza a nivel local (municipal), lo que no ocurre a nivel
departamental ni nacional. En la década de los 90 existió gran auge de
proyectos que se dedicaban a la temática, situación facilitada por el
desarrollo de políticas que buscan mejores condiciones para la infancia “el
tiempo de los niños” y por las ONG movilizadas en sensibilizar acerca del
tema del maltrato a los niños.

En el estudio llevado a cabo por Planeación Nacional, el BID y la


Universidad de los Andes acerca de la violencia intrafamiliar, sus causas y
efectos (14), se encontró que la causa más común de violencia contra la
mujer es la psicológica, con una frecuencia del 46%, en los niños es del
50%. En relación con las causas se asoció a las vivencias de violencia
doméstica del esposo y/o esposa en su familia de origen. Además si el
compañero participa en riñas o consume licor aumenta la violencia.
Factores como la edad, nivel educativo y situación económica influyen
marginalmente. Con relación a los efectos se encontró que los ingresos
dejados de percibir por la mujer a causa de la violencia severa contra ella o
sus hijos equivale al 2,2 del PIB del país, y los ingresos no percibidos por
desempleo al 0.2 del PIB.

Las investigaciones realizadas en torno al fenómeno de la violencia


intrafamiliar procuran analizar estadísticas, comprender la dinámica víctima
- victimario con los estigmas de riesgo para mujeres y niñas/os como
víctimas y para el hombre como victimario, excluyen otros actores familiares

19
a saber: adolescentes y ancianos. Aseveran o niegan la importancia del
contexto socio-económico en su presentación; describen los efectos sobre la
salud o el desarrollo económico del fenómeno; desconocen otros actores
diferentes a la díada víctima-victimario tales como son los espectadores
familiares del fenómeno.

Sin embargo y a pesar de las numerosas investigaciones que se han llevado


a cabo en el país, de su denuncia y de las políticas estatales para su control,
la violencia doméstica continúa cobrando miles de víctimas, victimarios y
espectadores en los hogares. El interrogante que empieza a plantearse es
si falta ampliar el horizonte acerca del complejo fenómeno, si el relato que
prevalece a nivel social desde la mirada del riesgo no permite posibilidades a
los actores familiares, si se desconocen las vivencias familiares que no son
sólo de violencia, si el estado no cuenta con la voluntad política que permita
una intervención con perspectiva de desarrollo humano o si podrían
asociarse todas.

En el informe de la Cepal “Políticas hacia las familias, protección e inclusión


social de 2005” (15), los expertos llevan a cabo una serie de críticas acerca
de las políticas estatales con relación a la familia:

 La familia no se mira como sistema integral sino de forma atomizada,


los proyectos e intervenciones se hacen hacia la infancia o hacia las
madres cabeza de familia, excluyendo algunos miembros de la
familia, duplicando costos.
 Las acciones nacionales y locales son asistencialistas, de
emergencia, con bajo impacto y desarticulados.
 El ICBF, entidad encargada del bienestar de la familia, continúa
centrada en delegar en la madre el cuidado de la familia, sus políticas

20
actuales se preocupan más por la asignación del presupuesto que por
una política integral.
 No hay voluntad política que mantenga programas a largo plazo y
presupuesto, además hay unas exigencias macroeconómicas y
modelos de desarrollo que privilegian lo económico sobre lo social.

Frente a ello proponen:

 La familia debe convertirse en integrador de la política social y ser


reconocida como agencia de bienestar.
 Desarrollo de sus capacidades y potencialidades.
 Construcción de ciudadanía.
 Supervivencia, desarrollo humano y armonía entre el trabajo y la
familia.
 Reducción en los gastos de guerra e incremento en los rubros de
políticas que promuevan la vida y la construcción de sociedad.

Lo anterior permite ver cómo frente a las políticas públicas de familia hace
falta una perspectiva más incluyente de sus miembros, que promueve el
desarrollo humano de las familias, además una política que promulgue la
construcción de ciudadanía desde las potencialidades y derechos de los
sujetos sociales que convergen al interior de la vida familiar. Y esto
obviamente requiere de voluntad política que disponga entre otros elementos
de rubros económicos para propiciar procesos incluyentes y de
democratización familiar.

De otro lado y en la línea de la política pública, recientemente la personería


municipal (16) visibilizó la situación de los derechos humanos en Medellín,
en uno de los apartados dio a conocer lo relativo a los derechos de la

21
infancia y adolescencia en lo referente al cumplimiento de la ley 1098 de
2006.

Si bien reconoce que en el ámbito normativo se dio un adelanto importante


en la protección de niños, niñas y adolecentes por parte de la familia, la
sociedad y el estado, su vigencia sin la debida provisión de recursos ha
generado que las instituciones y funcionarios incurran en violación de
derechos por omisión y negación a la atención y prestación de servicios. Es
así como el ICBF ha sido el mayor violador de derechos por falta de
atención, así mismo, el cambio frecuente de las personas de los equipos
interdisciplinarios genera desconfianza en los usuarios. Además, la fuerza
pública utiliza violencia física y tratos degradantes que vulneran los derechos
de los niños, niñas y adolescentes.

Frente a la violencia doméstica, el imaginario social y su intervención ha


estado centrado en la patología del fenómeno, en el déficit, haciendo de
éste el discurso dominante, como si la vivencia del mundo de la vida al
interior de éstas familias fuera sólo de violencia, subyugando relatos alternos
y delgados que coexisten en dicha cotidianidad.

Algunos protocolos de atención a la niñez maltratada (17) propugnan por


hablar de factores de riesgo, definiciones de maltrato, indicadores de
maltrato y finalizan proponiendo estrategias centradas en el equipo
interdisciplinario de intervención donde la familia está prácticamente
desdibujada como protagonista de la violencia y su solución.

Algunas investigaciones (18,19) dan cuenta de cómo se han ido tejiendo otro
tipo de narrativas al interior de la vida familiar que se alejan de los lenguajes
de violencia. Es así como la autoridad impuesta con sangre y lágrimas
empieza a ser cuestionada debido a que se percibe como ineficiente,

22
planteando la necesidad de introducir el diálogo y la negociación en las
prácticas de crianza. Esta situación devela un mayor autocontrol en los
padres, que buscan no hacer daño. La aparición de malestar luego del
castigo violento interroga la eficacia educativa del mismo, además de la
autorreflexión sobre el ejercicio de la violencia. La conversación
permanente con la pareja acerca de la educación, los premios y castigos,
permiten la regulación recíproca en el ejercicio de la autoridad y crianza de
los hijos (18).

Relatos como:

“pienso que el castigo físico es un método muy antiguo, que todavía no


se si es bueno o es malo, pero el castigo extremo no conduce a que el
hijo entienda que pasó, porqué hizo lo que hizo, a quien dañó, a quien
afectó y como no se vuelva a repetir (José)” (20).

Se convierten en la puerta de entrada a territorios alternativos del mundo de


la vida de las familias. Estos subrrelatos dan así mismo cuenta de saberes y
habilidades populares que muchas veces no han sido reconocidos y que
permiten develar la resistencia a la tradición, nuevos tipos de moralidad que
lanzan a la reflexión y la construcción de subjetividad en conversación,
reflexión y cuidado de sí.

Estas tramas vividas pero desatendidas convocan a otros mundos, mundos


de posibilidades que mediados por el lenguaje permiten incursionar en
nuevos horizontes.

Investigar los relatos de buen trato en las familias donde hay lenguajes de
violencias, permite rescatar la posibilidad que no fallece con el relato
dominante que los ha estigmatizado familiar y socialmente.

23
En el ámbito social reconocer el buen trato como un asunto de ética de
mínimos (21) (búsqueda de la justicia), podría ayudar a exigir a los otros
desde el plano moral, a construir conjuntamente sociedad civil. El buen trato
como asunto de justicia, se convierte así en relato universal que cualquier
ser humano debería vivir.

Hasta ahora la violencia se ha intervenido desde la justicia, desde el control


de los expertos. Engrosar los relatos de buen trato a nivel social, desde las
prácticas cotidianas de las sujetos y las familias puede ir generando que el
control pueda empezar a ser ejercido desde dentro (moralidad). Los
protagonistas de la vida moral no son los expertos o quienes detentan el
poder judicial, los protagonistas de la vida moral son las personas comunes
y corrientes.

De esta manera se recupera la agencia de los sujetos, que viven en la


cotidianidad no sólo violencia familiar, que son actores o espectadores del
fenómeno, de tal manera que puedan ir recurriendo a relatos alternos a los
dominantes. Dicha experticia introduciría elementos importantes en la
intervención social y terapéutica de la violencia intrafamiliar, recuperando la
voz de las familias y promulgando conversaciones dialógicas que permitan
acuerdos desde la posibilidad, no desde el ámbito del estigma y la patología.

Se hace indispensable ir tejiendo con los otros la convicción de que frente a


la violencia familiar la alternativa es el buen trato. Y esta se logra a través
de conversar con el otro para llegar al acuerdo de que hay valores y
opciones alternas a la violencia que merecen la pena ser vividas, sólo así
será posible construir un mundo más humano y estético en el que valga la
pena vivir (21).

24
En razón de lo dicho hasta el momento, la presente investigación pretende
realizar un acercamiento a las trazas que configuran los relatos de las
experiencias de buen trato en las familias donde se considera hay
experiencias de violencia, de tal manera que desde su visibilización puedan
emerger potenciales autorrestauradores.

La pregunta que orientó la investigación fue: ¿Cuáles son los relatos de


buen trato en la experiencia de las familias donde hay violencia?.

Objetivo general:

Reconocer los relatos de buen trato en la experiencia de las familias donde


hay violencia.

Objetivos específicos:

 Identificar en los relatos de la cotidianidad familiar relatos alternos a


los de la violencia.
 Indagar acerca de los significados que alrededor de las experiencias
de buen trato ha ido tejiendo la familia.
 Construir hipótesis teóricas acerca del potencial auto-restaurador que
tienen los relatos tejidos alrededor del buen trato en la familia.

25
2. RELATOS TEÓRICOS

2.1. Acerca de la violencia intrafamiliar

“Amor: es que le pegan y que le duele mucho”


(Viviana Castaño. 6 años) (22)

En el prefacio del libro de Maria Cristina Ravazzola (23), “Historias infames:


los maltratos en las relaciones”, ella asemeja la tarea de los médicos
forenses a la violencia intrafamiliar. Para ellos el diagnóstico
anatomopatológico permite aproximarse al diagnóstico, a la causa de
muerte. Así mismo la violencia familiar se constituye en la anatomía
patológica en tanto se convierte en la evidencia de los abusos al interior de
la vida familiar. Ésta se lleva a cabo cuando un miembro de la familia más
débil físicamente, se convierte en víctima de abuso psicológico o físico por
parte de otro miembro más fuerte. Estas prácticas tienden a repetirse por
dificultad en el control social.

Para Stith (24) la violencia familiar son actos violentos ejercidos por una
persona que cumple un papel marital, sexual o de cuidados hacia otros con
responsabilidades recíprocas.

En el programa presidencial Haz Paz (24), la violencia familiar se define


como una forma de establecer relaciones y de afrontar conflictos recurriendo
a la fuerza, a la amenaza, la agresión emocional o al abandono.

Echeburúa y De Coral (24), aluden a las formas de abuso que tienen lugar
en las relaciones entre los miembros de una familia que convive bajo el
mismo techo. Por relaciones de abuso definen aquella forma de interacción

26
que se enmarcan en un contexto de desequilibrio de poder, incluyendo
acciones u omisiones que causan daño físico y/o psicológico.

Corsi (24) se refiere a ella como una forma de abuso de poder que se
desarrolla en el contexto de las relaciones familiares y que ocasiona diversos
niveles de daño a las víctimas de esos abusos. La violencia en general se
dirige siempre hacia los más vulnerables, es decir, mujeres, niño y ancianos.
Tal situación en el caso de las mujeres va a convertirse en un importante
detonante y mantenedor de la violencia (14).

En relación con la dinámica familiar e individual de dichas familias,


Ravazzola (23) plantea que aspectos tales como: el déficit de autonomía en
los miembros de la familia, la heteroresponsabilidad que se asignan víctima
y victimario con los relatos presionadores en torno a que el violento sea
dueño de sus emociones y que el victimario no se defienda, así como la
legitimación de la violencia, propician las condiciones que perpetúan la
violencia al interior de la familia.

En el fenómeno de la violencia intrafamiliar juegan un papel muy importante


aspectos como la organización autoritaria. José Joaquín Brunner (23), dirá
que si surgen los sustratos teóricos autoritarios que se trasmiten y se
aprenden en las relaciones intersubjetivas, pero además se legitiman en los
discursos sociales, se crea un circuito de violencia. Algunos indicadores de
autoritarismo son: invisibilizar indignidades, no ser claro para evitar
conflictos y rotular al otro para quitarle valor a su discurso.

El autoritarismo como todo sistema social tiende a permanecer mientras se


retroalimente así mismo a través de discursos y prácticas, sólo dirá Brunner,
podrá extinguirse en tanto se generen profundos cambios en tres ámbitos a
saber: las ideas, conductas y estructuras presentes en dicho sistemas.

27
Estudiar los fenómenos de violencia familiar, comprender las interacciones
que se dan al interior de ellas, las creencias que subyacen a tales prácticas,
pueden ser fuente importante para generar transformaciones en las familias,
sin embargo, dado que el problema de la violencia no es sólo familiar sino
que tiene que ver con prácticas sociales, los medios de comunicación, la
escuela, las políticas de estado van a jugar un lugar muy importante en su
transformación.

Algunos elementos presentes en los actores de la violencia doméstica


pueden también visibilizar las prácticas y ayudar en la prevención y
transformación del fenómeno.

En la persona abusadora es frecuente encontrar rasgos tales como:


impunidad, no se responsabilizan de sus actos, son controladores y
autoritarios. En la persona abusada se encuentra: incondicionalidad, amor
que puede llevar a justificar la violencia, disminución del propio poder y del
propio valor (23).

En relación con lo mencionado anteriormente, en una reciente investigación


acerca de los imaginarios sociales en victimarios jóvenes de Medellín (25)
se evidenció que ellos justifican sus actos o los representan socialmente en
el valor de la justicia, ellos consideran que la víctima comete actos que
deben ser pagados. Los autores se legitiman porque consideran que fueron
ofendidos, excluidos.

En esta investigación se parte de concebir la violencia intrafamiliar como un


tipo de lenguaje que da cuenta de un ejercicio de poder inequitativo entre los
miembros de la familia que se hace cuerpo en actos, omisiones o

28
conversaciones que afectan negativamente la cotidianidad de los sujetos
que son víctimas o espectadores de tales tipos de comunicación.

2.2. Acerca de la familia contemporánea como posibilidad

“Familia: es una reunión que dura toda la vida”


(Jorge Iván Soto. 8 años) (22)

La familia contemporánea se caracteriza por la diversidad en su


conformación, relaciones, historias y maneras de ver el mundo. Está
integrada por personas que pueden o no vivir en el mismo lugar, conectadas
fundamentalmente por el afecto y cuidado, que se expresan a través del
lenguaje, además de lazos consanguíneos y/o legales. En el contexto
colombiano de violencia, las familias son fuertes y combativas, así lo
evidencia la investigación llevada a cabo con familias de secuestrados (26)
donde se encontró que ellas movilizaban sus potencialidades para no
derrumbarse ni desintegrarse.

La presente investigación privilegia la familia como el espacio narrativo


desde el cual se cuida del otro, a pesar de que en algunas situaciones las
violencias desdibujen dichas experiencias. En las familias así como en los
sujetos existe siempre la posibilidad de tejer combatividad que da lugar a la
emergencia de relatos de buen trato que permanecen en la sombra,
silenciados cuando fluyen relatos tan totalizantes como los violentos.

Partiendo de la familia como espacio de narración y cuidado, el sistema


relacional va a jugar un lugar preeminente, y a partir de éste van a emergen
una serie importante de consecuencias y posibilidades para la experiencia
familiar. Podría decirse que quizá una de las más importantes hará

29
referencia al reconocimiento del propio sujeto y del otro, condición necesaria
para la vida social.

Otra consecuencia que trae dicha prioridad es poder vivir la familia como
espacio particular, dado que hoy no es posible hablar de “La Familia”, sino
de “las familias” que permanentemente se cuentan y recuentan, se
configuran y reconfiguran.

Al hablar de “las familias”, se visibiliza que la familia ya no tiene una forma


única de existir, ellas con sus nuevas formas corren como afluentes de un río
social. Con sus formas de contarse y relatarse van tejiendo su propio
devenir y su devenir en relación en cada contexto cultural particular. Esto
resulta acorde con la concepción de posmodernidad como el fin de los
grandes metarrelatos–Lyotard– y de la fundamentación metafísica de la vida
–Vattimo-(27).

La familia antes era un sistema público. Desde el púlpito se ordenaba a la


familia, la autoridad podía ser impartida no sólo por el padre sino por la
familia extensa. La familia contemporánea pasa a ser un sistema privado,
en el cual hay mayor intimidad, el número de miembros se disminuye, los
espacios de las casas también. Este cambio se relaciona con los procesos
de modernización del país, la industrialización, ingreso de la mujer a la vida
laboral y cambios en la natalidad entre otros (28).

Esta condición acerca los lazos entre los miembros de la familia, centra a los
padres en su función socializadora y afectiva, promueve tipos y niveles
diferentes de relación en la pareja de padres, democratizando su vivencia
cotidiana; es así como en la investigación de paternidad y maternidad en
cinco ciudades colombianas (20), este tipo de relación fue nombrado como

30
padres y madres en ruptura, dado que se mueven del patrón autoritario y
patriarcal a modelos más conversacionales y democráticos con los hijos.

Hoy, las familias que experimentan dichos cambios, tienden a centrarse en


los sujetos, en considerar sus aspiraciones, necesidades y pasiones como
criterio de acción familiar. La palabra de cada sujeto es estimulada. Estas
transformaciones implican asumir nuevos roles en hombres y mujeres,
introducir un modelo de autoridad centrado en el uso de la palabra y los
consejos (20). Así, como se ha citado en Gadamer (29), en el conversar
cada sujeto es captado como alter. El medio que permite ser captado es el
lenguaje.

El cambio que se acaba de enunciar resulta ser una expresión de la


emergencia de la alteridad en la vida familiar. La categoría “los otros”, ha
propiciado la mejor manera de pensar la intersubjetividad. De esta forma, a
la base de la constitución de la familia aparece la alteridad, la
intersubjetividad. Así vista, la alteridad es una condición para la existencia de
la familia.

“Una familia donde cada miembro se siente captado, reconocido como alter,
es más propensa al tránsito de climas emocionales de bienestar, donde las
diferencias son vividas desde un lugar menos amenazante” (27). Así el ser
captado propicia ambientes estéticos.

Padres y madres que tienen vivencias excesivas en el cuidado o la autoridad


no captan a sus hijos; por el contrario los discapacitan o transforman en
sujetos heterónomos, que pueden repetir el mismo ciclo.

“La familia tenía serias ataduras que la unían con las generaciones pasadas
y futuras. En su vida diaria, la gente debía mantenerse muy unida a la

31
historia familiar, honrando a los antepasados y a las leyes ancestrales que le
daban piso a la vida familiar. Así, los miembros de la familia eran objetos
destinatarios de la norma. Hoy, en las familias que se están moviendo de
los modelos tradicionales a formas más democrática, cada miembro ha
pasado de ser destinatario a interlocutor en la construcción normativa; el
sentimiento y la comunicación se tornaron elementos reguladores de los
intercambios familiares, con positivas consecuencias para el clima familiar”
(27).

Desde este horizonte, se hace indispensable que todos los miembros de la


familia sean reconocidos como interlocutores válidos con los cuales se
puede comunicar y llegar a plantear acuerdos. Habermas (30) ha planteado
que el entendimiento lingüístico supone que todos los sujetos sean
considerados interlocutores válidos en el proceso comunicativo, lo que
promueve la pérdida del miedo para debatir y argumentar en la cotidianidad
de la vida familiar.

Así, el afecto y la comunicación, el captar al otro, se convierten en pilares


del acontecimiento familiar. Lipovetsky (31) critica los discursos en los que
la educación propugna por la disciplina severa; donde escuchar a los hijos
se lee como posibilidad de alimentar futuras tiranías y donde la autoridad se
convierte en sinónimo de templar caracteres para sobrellevar la vida.

El pilar de la vida familiar entonces se ha colocado en el reconocimiento de


cada sujeto en la familia, en su promoción humana y estética, lo que supone
prácticas nuevas, centradas en el respeto, en el amor y en la relación.

En este sentido, se abren posibilidades de narración para cada familia y de


subjetivación para sus miembros, no desde un deber ser, sino desde el

32
mundo de la vida del ser humano. Los ideales de familia emergen desde el
mundo de la vida de cada sujeto y su familia (27).

Al introducir esta nueva manera de ver a la familia, la visión que la patologiza


se transforma. No obstante, las condiciones y conversaciones que producen
dolor y malestar en la vivencia familiar no desaparecen dentro de ella.

Lo cierto es que cualquier familia puede padecer, puede sufrir en función de


cómo esas personas se relacionan. Más que hablar de familias
disfuncionales, existen niveles y tipos relacionales y narrativos que limitan
en mayor o menor medida las posibilidades de bienestar de sus integrantes.

Así, el bienestar de las familias, es el fruto de las dimensiones relacional y


comunicativa, es decir, de la calidad de las relaciones y las conversaciones
vividas entre los sujetos que la integran y de éstos con su entorno (27).

Es así como los cambios que se vienen dando en el mundo que algunos
nombran como posmodernidad, inciden al interior de la vida familiar
movilizando y ampliando sus horizontes de vida y colocando al centro de su
vivencia el mundo afectivo y comunicativo, situación que trae novedades y
posibilidades en su devenir.

2.3. Acerca de la familia como configuración

Para Ricoeur (32), configurarse es tejer trama, historias que hagan urdimbre
lo concordante (lo normativo) y lo discordante (no normativo, que rompe). Es
incluir lo diverso en el relato de la vida, de lo narrado.

Los sujetos-relacionales configuran la trama familiar cuando cada uno es,


pero gracias a la presencia del alter que lo ayuda a ser; por esta razón, la

33
familia es configuración; ella se configura, no se estructura. La estructura la
deja inmóvil, la configuración potencia su creatividad, su autopoiésis y, al
mismo tiempo, instaura una profunda y siempre nueva conversación entre
los sujetos que la componen, la sociedad y la cultura en la que se inscribe y
su configuración emergente.

El concepto de configuración se ofrece como alternativa que subsume tanto


a la estructura externa (tipología) como interna (funcionamiento familiar) de
la familia. Ésta es pensada hoy como devenir relacional y de lenguaje que
está siempre en construcción y transformación. Las visiones de mundo que
construye en su relación con el entorno, van a ser fundamentales para
comprender las formas que tiene la familia de relacionarse, conversar y
regularse mediante acuerdos, reglas y roles, así mismo, para modular los
niveles de cercanía o distancia y hacer frente a las dificultades cotidianas.

Cuando en la visión de mundo de la familia se explicitan tanto su ser


relacional como su tejido comunicativo, conversacional y narrativo, es
posible la emergencia de prácticas metacomunicacionales que pueden
generar nuevas comprensiones frente a las diferencias, las crisis esperadas
o normativas dentro de su ciclo vital (concordantes) y las no esperadas o no
normativas (discordantes). Precisamente aquí surgen las posibilidades
resilientes de la familia (27).

2.4. Acerca de la resiliencia como autorrestaurador individual y


colectivo

Por resiliencia se entiende la resistencia a los traumas, el salir bien librado


de la adversidad. Es un proceso dinámico donde interactúa lo subjetivo y lo
intersubjetivo, lo familiar, social y cultural. Tiene relación con la salud

34
mental individual y social, dando cuenta de la recursividad para enfrentar las
dificultades.

La resiliencia familiar, es decir, la capacidad que tenga la familia de salir bien


librada y fortalecida frente a la adversidad va a estar relacionada con el
funcionamiento familiar previo, la normatividad de la crisis a la cual se vea
expuesta y la red social de apoyo con la cual cuente. Ella no es un estado
que se tiene, se teje relacional y lingüísticamente con otros, llamados
tutores de resiliencia (33).

La resiliencia familiar privilegia el potencial de autorrestauración y


fortalecedor en la adversidad, movilizando competencias de la vida familiar
que fomentan el sentimiento de coherencia, colaboración, eficacia,
confianza, que permiten superar y dominar las dificultades (27).

Las posibilidades resilientes de la familiar se refieren a: apoyo emocional,


conversaciones y relatos que evidencien visiones consensuadas de mundo,
relatos compartidos y acordados alrededor de situaciones adversas donde
los protagonistas puedan verse como competentes, capacidad de aprender
de lo nuevo, capacidad de suscitar control en lo que aparentemente no lo
tiene, capacidad de experimentar esperanza a pesar de la adversidad (27).

2.5. Acerca de la lectura de la vivencia familiar como reconfigurador

La familia contemporánea es pensada como relación, lenguaje y


comunicación. Así, la ética promovida en la familia contemporánea es la
ética de la relación, asimilada por Lipovetsky (31) al individualismo
responsable. Esto se corresponde con el contexto de justificación de la
noción de configuración familiar, en tanto que el foco de atención son los
sujetos relacionales que reconocen que la familia existe gracias a la relación,

35
el proceso educativo consistirá en formar sujetos relacionales, con un
compromiso ético centrado en adoptar las actitudes que les permitan
construir relacionales familiares y sociales que los hagan más personas a
ellos y a los otros.

Para ser mejores sujetos, personas al interior de la familia y en la relación


social, se convierte en imperativo que la familia pueda leerse a sí misma,
para que pueda contribuir a su reconfiguración permanente. Ahora, ¿qué es
leerse? es poder hablar de la cotidianidad, de lo concordante y discordante.
En fin, es reconfigurarse.

La lectura familiar es lectura de la trama relacional dentro del grupo. Esto le


permite a los sujetos que componen la familia el aprender a leer su vida y
relaciones, sus crisis individuales e intersubjetivas, las situaciones dolorosas
que los atraviesan, esto es posible si las vías de comunicación están
permeables.

Cuando los canales comunicativos se han cerrado y la familia no puede leer,


leerse y construir acuerdos ligüísticamente mediados, se introduce un
quantum de sufrimiento y dolor familiar (27).

2.6. Acerca del buen trato

“Abrazo: estimular amor”


(Camila Vélez, 11 años) (22)

El lenguaje es el medio en el cual transita el acontecer humano, a través de


él es posible develar la vivencia interior de bienestar o malestar, manifestar

36
al otro a la otra la experiencia de ser amado y acogido y a su vez de ser
negado/a y rechazado/a.

Algunos autores (34) han denominado esta manifestación cotidiana de


acogida como reconocimiento o ser captado. Sentirse captado es crear una
zona de encuentro donde se generan emociones ligadas al bienestar, al
buen trato. Cuando las personas se sienten captadas es más sencillo
comprender los significados, las interacciones, es decir, es más simple y
fluida la comunicación, la diferencia y el desacuerdo tienen cabida, ya que el
encuentro se lleva a cabo entre dos horizontes, dos historias, dos self
distintos.

El reconocimiento tiene diversos recorridos (35): el reconocimiento de sí y el


reconocimiento mutuo. La trama del reconocimiento de sí: en ella se hacen
urdimbre las capacidades del sujeto, de ahí que se plantea el reconocimiento
de sí como fenomenología del hombre capaz. El reconocimiento de sí,
emerge como un recorrido que convoca desde el dolor hacia la acción para
llegar a descubrirse capaz de ciertas realizaciones.

La trama del reconocimiento mutuo: anuda la trama social en tanto que libra
de la exclusión, de la marginalización, iguala lo que la ofensa hizo desigual.
Y es el amor el primer modelo de reconocimiento recíproco. Éste no es una
cognición, es una emoción, un sentimiento que se experimenta en el
mundo de la vida y es una categoría relacional.

Ser captado entonces se convierte en un aspecto de radical importancia


para la salud mental de los sujetos. Desde las primeras etapas de vida, la
experiencia de ser captada/o por la madre se convierte en un evento
fundamental para dar sentido de agencia al bebé, el intercambio de miradas,
el juego que se da en la interacción madre-hija/o, promueve la construcción

37
de la intersubjetividad, de la comprensión mutua (36). De ahí que se
plantee que la salud mental no se juega sólo en el campo de la vivencia
individual sino también en la dimensión de la relación con los otros
significativos, es decir, en la intersubjetividad. Ferrater Mora (1) define la
intersubjetividad como el puente donde se conecta la subjetividad y la
objetividad, como posibilidad de ser con otros, de percibir a los otros, de
construir comunidad de conocimiento con otros que permitan la formulación
de teorías consensuadas.

El espacio intersubjetivo de reconocimiento es el lugar desde el cual se co-


construye la experiencia de buen trato, ésta surge entonces en la relación,
se hace cuerpo a través del lenguaje y las manifestaciones cotidianas que
se van convirtiendo en hábito y éste a su vez se convierte en costumbre que
pasa de una relación intersubjetiva a otra, se teje en los relatos de la vida
familiar y permea y habita la interioridad del sujeto. El buen trato va a ser
concebido en la presente investigación como la construcción conjunta de
lenguajes que hacen posible el bienestar, desarrollo, reconocimiento y
agencia del sujeto para vivir su cotidianidad personal y relacional en forma
estética.

El buen trato está fundamentado en ejes atravesados por el lenguaje a


saber: reconocimiento, empatía, interacción, negociación. El reconocimiento
se nombró anteriormente. La empatía da cuenta de la capacidad de
comprender a las demás personas. Por comprensión Gadamer (29) hace
referencia a ponerse de acuerdo en la cosa, no ponerse en el lugar del otro.
La comprensión dirá, ocurre en el lenguaje. Para comprender al otro se
hace necesario poner los propios juicios entre paréntesis, dejar valer los
puntos de vista del otro, reconocerle. Cuando los interlocutores se
comprenden se llega a una transferencia recíproca, a la fusión de horizontes.
Ésta logra ser una sentencia compartida, no solipsista. La interacción da

38
cuenta de la construcción de intersubjetividad. La negociación como
experiencia de llegar a acuerdos por medio de la argumentación, del
lenguaje, hace posible arribar a comprensiones consensuales que permitan
la resolución de la diferencia y que se conviertan en alternativas de enfrentar
el conflicto. Así se evidencia en algunos relatos.

En la mitología irlandesa (37) existe una historia que hace referencia a la


quinta provincia. Se decía en este relato que las cuatro provincias
imbricadas en una disputa se disponían en la quinta provincia (un espacio
virtual) a resolver sus conflictos. De tal manera que la quinta provincia da
cuenta de la disposición de los sujetos para conversar y resolver. Diríase así
mismo que el buen trato es una disposición personal para la
intersubjetividad, para lenguajear en términos que permitan la captación del
otro como semejante, así como la disolución de los problemas.

El buen trato en el contexto familiar permite el desarrollo y bienestar de los


sujetos. En la trama vital de la familia el buen trato va adquiriendo diversos
matices de acuerdo con el momento evolutivo por el cual atraviese ella. La
cotidianidad de las familias va a tener entonces lugares comunes y diversos
para los relatos del buen trato; como lugares comunes del buen trato podrían
plantearse el cuidado y la preocupación por el otro/a, como lugares diversos
estarían las formas de manifestar ese cuidado que van a diferir de acuerdo a
las condiciones del cuidador/a y del sujeto supuesto de cuidado, de la pareja
o de la relación intersubjetiva al interior de la familia. Situaciones no
normativas pueden modular las manifestaciones del buen trato y la lectura
que de éste se haga. Lo anterior va develando cómo la trama familiar, la
configuración familiar va planteando diferencias con relación a la vivencia del
buen trato.

39
Es así como en los bebés, el buen trato da cuenta de la necesidad de
sintonizarse con el balbuceo, el gorjeo para introducirse a su mundo, la
caricia y el masaje serán aspectos también importantes a la hora de
vincularse y expresar el buen trato en este momento vital.

En la primera infancia el buen trato hace posible la consecución de las metas


del desarrollo. La autoestima o propia valía, la autonomía o capacidad de
autogobierno, de elección y pensarse críticamente, la creatividad como
posibilidad de reorganización para producir bienestar, la felicidad como
estado de afirmación en la vida, de satisfacción consigo mismo, la
solidaridad como capacidad de ayuda mutua (38).

En la adolescencia la expresión del buen trato comienza a divergir de los


primeros años de vida. En este momento la expresión más importante de
buen trato es la compañía respetuosa, dialógica y de aceptación procurando
elaborar por parte de los padres los duelos que esta etapa trae como son el
duelo por la pérdida del cuerpo de la infancia, los padres de la infancia y el
rol de niño y niña (39). La/el adolescente necesita la presencia permanente
del padre y la madre, pero de formas menos vistosas que en la infancia,
ellos se tornan en contenedores para la elaboración de las pérdidas y
ganancias propias de esta edad. Manifestaciones propias del buen trato en
este momento serán preguntar acerca de los intereses y pasiones del joven,
respetar la privacidad y silencios, los estados de ánimo cambiantes,
privilegiar la autorreflexión sobre los juicios a la hora de conversar, son
también variantes de buen trato.

El buen trato es entonces una experiencia subjetiva e intersubjetiva que esta


atravesada por el lenguaje. En tanto se emocione el reconocimiento de sí y
del otro es posible argumentar la diferencia y lograr acuerdos que hagan
más estética la vivencia familiar.

40
3. RELATOS METODOLÓGICOS

3.1. La perspectiva comprensiva

La investigación se realizó desde una perspectiva comprensiva, ya que la


pregunta que guió epistemológicamente el proceso hace referencia a los
relatos de la cotidianidad. En este tipo de investigación, dirá Von Wright
(40), se aboga por comprender el significado de los datos de la cotidianidad
social mediante la descripción de los datos en conceptos y reglas que
determinan la realidad social de los sujetos estudiados sin sustraerse de su
“objeto” de estudio.

Para dar respuesta a la pregunta acerca de los relatos de buen trato al


interior de las familias donde hay violencia, se hizo un acercamiento a través
del enfoque fenomenológico-hermenéutico. La fenomenología inaugurada
por Husserl es la ciencia de los fenómenos, es decir, lo dado de forma
inmediata a la conciencia. Ésta tiene un doble sentido, es a la vez método y
modo de ver. El método implica la suspensión del juicio o colocar el mundo
real entre paréntesis (epoché) para lograr abstenerse de juicios frente a la
existencia. La fenomenología se coloca antes de las creencias, la
conciencia, el conocimiento para explorar lo dado (1).

Las investigadoras privilegiaron el estudio de la experiencia vital, del mundo


de la vida, de la cotidianidad. Dicha cotidianidad no es la explicable o la de
la conciencia sino la existencia pre-reflexiva. Así mismo también hace
referencia al mundo de las esencias, las particularidades, para mirar en ellas
significados que puedan universalizarse. Además de apoyarse en las cosas
mismas, en los fenómenos, se soporta en la concepción de la conciencia
como realidad intencional. Por intencionalidad se entiende “la referencia a
un contenido, la dirección hacia un objeto”, “es aquello que caracteriza a la

41
conciencia en su pleno sentido y lo que autoriza para designar a la vez la
corriente entera de las vivencias como corriente de conciencia y como
unidad de una conciencia” (41).

La fenomenología surge como alternativa a la perspectiva positivista de


comprender la vida, ella va a exaltar la vida diaria, sensible de los sujetos, y
va a inaugurar cómo en esa vivencia cotidiana se encierra un saber, una
razón interna que recorre los actos triviales, creativos, estéticos del día a día.
Para comprender dichas vivencias, como se mencionó anteriormente, se
hace necesario suspender el juicio, de tal manera que puedan tener lugar
melodías sutiles que las habitan, porque de otro modo serían acalladas por
el saber previo. El fenomenólogo se convierte así en un místico, un artista
que busca describir tales experiencias estéticas. Dicha manera de ver el
mundo, implica agenciar lo femenino como posibilidad de reconocer lo
erótico, lo amoroso, de ver crecer sin pretender significados o saberes
absolutos. La fenomenología además privilegia la descripción de la
experiencia sobre la explicación, el qué y el cómo sobre el porqué, la
descripción hace posible acercarse al fenómeno en forma respetuosa, sin
pretensión de colonizarlo, de ahí que promueva la visión de horizonte como
ampliación que permite una mejor comprensión de la complejidad del
acontecer humano (42). Para describir la experiencia, la fenomenología
recurre a cuatro existenciales básicos: el espacio vivido (espacialidad), el
cuerpo vivido (corporeidad), el tiempo vivido (temporalidad) y las relaciones
humanas vividas (comunabilidad) (43).

Para acceder a la esencia de la experiencia, la fenomenología no sólo


implica la epoché o suspensión del juicio sino que además requiere de la
intuición, ésta fue la cenicienta para la modernidad dado su carácter
subjetivo y sensible, sin embargo hoy aparece como posibilidad de acceder
al mundo social desde una lógica no positivista. La intuición devela el saber

42
de la tradición, el saber hecho cuerpo que permite acoger la vivencia en su
carácter de multiplicidad, diversidad, interioridad; permitiendo la construcción
de intersubjetividad así como construyendo urdimbre de las emociones
compartidas por los sujetos del mundo de la vida (42). La intuición como
elemento para acceder al conocimiento permite introducir en la
posmodernidad la estética, dimensión que como se mencionó anteriormente
había sido abolida en la modernidad.

En consonancia con la fenomenología, la hermenéutica busca comprender


los acontecimientos cotidianos, penetrarlos. Gadamer la plantea como la
fenomenología de la existencia y del entendimiento (41). La hermenéutica
de Ricoeur presupone la fenomenología y viceversa, “la comprensión tiene
lugar por la mediación de una interpretación: fenomenología hermenéutica,
sustituye el mundo natural del cuerpo y de la cosa por el mundo cultural del
símbolo y del sujeto, por un mundo del lenguaje… El mundo del lenguaje es
el mundo de la vida cultural” (44).

El término Hermenéutica viene del griego hermenuo, que significa expresión


de un pensamiento. En los escritos de Platón y Aristóteles ya se hacía
referencia a ellas, en el primero la razón era la explicación, y en el segundo
en el Organon ocupándose de los juicios y proposiciones.

La hermenéutica parte desde tradiciones tan antiguas como la interpretación


de los textos sagrados cuya historia se remonta al siglo XVI con el luterano
Matthias Flacius Illuricus (1). La hermenéutica es una de las primeras
disciplinas que va a cuestionar las ideas Cartesianas de búsqueda de la
verdad a través de las matemáticas y la objetividad.

43
Se ha asociado a la mitología griega con el dios Hermes, mensajero de los
dioses, quien debía comprender e interpretar los significados divinos a los
humanos.

Si bien inicialmente el énfasis estaba colocado en los textos, no sobre el


intérprete de los escritos, posteriormente finalizando el siglo XVIII y
comienzos del XIX, algunos filósofos como Schleiermacher y Dilthey rompen
con la tradición y la convierten como método para interpretar y comprender
la conducta humana (37).

En el siglo XX con Heidegger, Gadamer y Ricoeur la hermenéutica adquiere


como hilo conductor al lenguaje, el cual permite interpretar el texto, así
mismo, la hermenéutica es un modo de pensar los fenómenos, es decir, la
cotidianidad se puede volver texto que puede ser interpretado a partir del
lenguaje enriqueciéndolos de tal manera que:

 Las acciones de los sujetos, las cuales son vistas como texto que
puede ser leído, son libros abiertos que tienen historia, que hacen
historia, que ejercen efectos sobre otros, de tal manera que el
acontecer del sujeto puede convertirse en fenómeno social. Esos
fenómenos sociales escapan de la objetividad y la validez, de la
confiabilidad en la medida en que son cambiantes. Sin embargo, la
hermenéutica propone una manera alterna de acercarse a ellos; a
través de la interpretación es posible reconocer la vida que subyace a
ellos. La interpretación no busca el acceso a la verdad, busca el
acceso a la validación, comprendida ésta como disciplina
argumentativa y es a través de la confrontación como puede llegarse
a un acuerdo.

44
 Los fenómenos sociales pueden tener múltiples interpretaciones, no
se puede decir que alguien tiene la última palabra o la verdad
absoluta frente a un evento, es decir, la hermenéutica va a fracturar la
idea de poder del conocimiento en las ciencias sociales.

 La manera de acercarse a la lectura de la realidad va a implicar la


subjetividad del lector en tanto que las interpretaciones están
impregnadas del contexto, de la temporalidad, de las propias
creencias. Para Ricoeur la objetivación de las ciencias se resuelve a
través del estatuto del discurso como texto (45).

 La hermenéutica dimensiona y transforma la experiencia humana en


el sentido en que la hace comprensible. Gadamer va a definir la
comprensión como ponerse de acuerdo en la cosa, no ponerse en el
lugar del otro y reproducir sus vivencias. Acercarse a la comprensión
implica ir desde el propio horizonte y a través del lenguaje, de la
conversación dialógica fusionar los horizontes. En esta fusión hay
una transformación recíproca. Este aspecto resulta relevante porque
introduce movimiento en la relación investigador - sujeto de
investigación, ambos van a emerger diferentes del proceso
investigativo en la medida en que logren sumergirse en la
conversación (29).

 A través de la interpretación del acontecer social se descubren


mundos, tradiciones que permanecerían de lo contrario ocultas. En el
viaje a la tradición se transita por el pasado, pero ese pasado es
puesto en la escena del presente en tanto se trae a la memoria y se
aporta y aplica al presente, es decir, la hermenéutica no sólo hace

45
posible conocer el mundo sino también construir mundo. Esta riqueza
que ofrece implica el compromiso social y político del científico.

 La hermenéutica así mismo se ofrece como metodología para la


ciencia comprensiva. Esta metodología va a estar mediatizada por la
interacción con los otros, de tal manera que el acceso al
conocimiento va a darse en la interacción con el otro, y ésta a su vez
está mediada por el lenguaje.

 La aproximación a la realidad es relativa, es decir, la naturaleza social


se comprende en las construcciones consensuadas de los colectivos,
éstas pueden ser mutables, no son verdaderas en términos absolutos,
más bien son más o menos informadas o sofisticadas (46).

 La hermenéutica en sus diversos desarrollos focaliza con Gadamer el


lenguaje y con Ricoeur el discurso con lo cual no sólo se hace
necesario el diálogo y la comprensión entre investigador-investigador
y sujetos de investigación-investigador, sino que además se recupera
la voz de los sujetos de investigación como posibilidad de
interpretación del mundo y la conversación como medio para acceder
a ella.

 Con Ricoeur se disuelve la dicotomía explicación-comprensión, en la


conversación, ambas resultan insuficientes en forma separada, cada
una aparece en un momento diferente y es a través de la
interpretación como se disuelve la división (1). Esta perspectiva va a
enriquecer el quehacer del investigador social en la medida en que la
interpretación no sólo devela comprensiones sino también

46
explicaciones de los fenómenos. Además puede acercar los
fenómenos naturales a los sociales.

La perspectiva fenomenológica-hermenéutica permite que la ciencia se


introduzca en la vida cotidiana, que se vincule con los contextos vitales
individuales e intersubjetivos para hacerlos comprensibles, de tal manera
que ciencia- teoría conforman circularidad recurrente con la vivencia.

3.2. La entrevista como posibilidad de construir relatos

Se empleó como técnica de recolección de la información la entrevista en


profundidad. Esta es una técnica de las más empleadas en investigación
comprensiva. Se realizaron varias sesiones con cada una de las familias
participantes, iniciando con una primera entrevista muy abierta, la cual partió
de una pregunta generadora amplia con el fin de no sesgar el relato, puesto
que dicho texto servió de base para la profundización ulterior. Se considera
que la propia estructura del relato es portadora ella misma de ciertos
significados que no deben alterarse con una direccionalidad muy alta.

Se pretende trabajar entonces desde la narrativa, Eugenio Trías dirá:

“El sujeto narrativo se expresa y manifiesta en aquel conjunto de relataos y


narraciones a través de las cuales nos constituimos en sujetos. Sujetos de
narraciones y sujetos referidos por narraciones que otros cuentan de nosotros.
Nuestras vidas son relatos. Y en ese ser sujetos de narración y relatos se cifra
también nuestra propia dignidad” (47).

A través de la narrativa es posible aproximarse a la experiencia, a las formas


de construcción de sentido en el mundo de la vida. Esto es posible gracias a
que los sujetos cuentan y se cuentan a sí mismos historias todo el tiempo, a
través de las ellas organizan su temporalidad, configuran y reconfiguran la
identidad, hacen discurso de ella, interpretan la vida. Así mismo a través del

47
relato, el investigador puede develar vidas, recoger y contar y recontar
historias, escribir experiencias (30).

Las entrevistas familiares se llevaron a cabo con el grupo de personas que


convivían bajo el mismo techo y desearon participar de la entrevista. Se
realizó una presentación previa de las investigadoras y posteriormente se
permitió la presentación de los miembros de la familia. En esta primera
parte de la conversación o parte social se procuró generar un ambiente
empático que posibilitara a las personas ir entrando en confianza. Una vez
se realizó la parte social se procedió a explicar el objetivo de la investigación
y se leyó el consentimiento informado que fue comprendido y firmado por
los participantes. Se realizó un encuadre acerca del tipo de conversación
que iba a tener lugar, es decir, ésta sería de forma espontánea,
participarían las personas que así lo desearan promoviendo el respeto por la
palabra y las opiniones de cada persona, se indicó el tiempo promedio del
encuentro así como la confidencialidad de los datos obtenidos. Si alguien
estaba muy callado o participaba poco se invitaba a través de preguntas a
promover su palabra, siempre y cuando la persona lo permitiera. Se buscó
promover en la conversación un clima amable y cordial que permitiera la
expresión libre y tranquila de cada uno de los miembros de la familia,
iniciando con preguntas muy amplias que fueran encaminando el relato. La
entrevistadora interactuaba en la conversación introduciendo preguntas,
solicitando ampliaciones o claridad con referencia a alguno de los tópicos,
generando reflexiones que pudieran ampliar el horizonte de la conversación.

3.3. Acerca de la construcción de los relatos por parte de las


investigadoras

Para la aproximación a la comprensión de las historias de las familias, las


investigadoras parten de las entrevistas como un todo, más que fragmentar

48
los relatos en categorías se toman todos ellos y desde ese lugar emergen
hipótesis que darán cuenta de la preocupación de recorrer las narrativas del
buen trato en la temporalidad de las familias.

A partir de los relatos como un todo es posible ir tejiendo la trama del buen
trato, ir hallando el hilo de Ariadna que permitirá encontrar salidas alternas
frente al relato dominante de la violencia. Los relatos tienen comienzo
(pasado), trama (presente) y desenlace (futuro) (47), aproximarse a ellos
como totalidad, desde una perspectiva comprensiva, no admite en este caso
fragmentaciones, su sentido se encuentra en la totalidad.

La lógica que favorece esta construcción es la abducción. Pierce, citado por


Luna (48) para aproximarse a la noción de abducción: ésta procura partir de
los hechos sin tener ninguna teoría al respecto, no desconociendo que se
requiere de ella para explicarlos. La abducción persigue una teoría, esta se
va tejiendo en tanto se vayan considerando los hechos que van develando
las múltiples hipótesis, a las cuales se va accediendo por la vía de la
intuición y la inducción. De tal manera que la abducción es más amplia,
abarca la inducción.

Las comprensiones de los relatos de las familias se han organizado en cinco


capítulos, los cuatro primeros dan cuentan de las narrativas emergentes en
cada una de ellas: cuidado femenino y masculino, hermenéutica en clave de
posibilidad, devenir posibilidad y reconocimiento de sí. El quinto da cuenta
de la lectura intertextual de los relatos y se presenta como discusión final, de
la cual procura emerger una hipótesis que da cuenta del segundo objetivo, el
potencial reconfigurador del buen trato.

3.4. Las familias que relatan sus experiencias

49
Las personas y familias que participaron del proceso de investigación fueron
contactadas a partir de las Comisarías de Familia número doce de Medellín
y la del Municipio de Sabaneta. Se recurrió a las instituciones dado que se
requería que tuvieran la experiencia de haber vivido situaciones de violencia
familiar.

Inicialmente se habló telefónicamente con ellas y en forma muy global se les


propuso participar de la investigación, luego de aceptar la primera visita se
tuvo el contacto directo con ellas, se les explicaron los objetivos, la
intencionalidad del estudio y las expectativas de las investigadoras, así
mismo se aclaró la privacidad y confidencialidad que en relación con las
conversaciones iba a tener el estudio.

Durante el proceso se contactaron ocho familias, dos de las que accedieron


en el contacto telefónico, no aceptaron participar de la investigación una vez
fuimos al primer contacto personal; otras dos que se contactaron y aceptaron
inicialmente, no fue posible coordinar la visita dadas las ocupaciones de la
familia. Durante el proceso, se decidió mantener el contacto y la
conversación con cuatro familias, que son las protagonistas de los relatos.

Dos de las familias son de la Comisaría 12 de Medellín y las otras dos son
de Sabaneta. Las familias aceptaron vivir todo el proceso y participaron en
forma conjunta e individual de un total de 13 entrevistas. Durante todo el
proceso de conversación con las personas y las familias las dos
entrevistadoras estuvieron presentes, y el proceso de transcripción fue
llevado a cabo por ellas mismas.

Las familias de Medellín están conformadas la primera por el padre, tres


hijos y dos nietos. La segunda familia está compuesta por la madre y dos
hijas en edad escolar. Las familias de Sabaneta, la primera es una familia

50
nuclear con dos hijas en edad escolar, la segunda es una familia con la
madre como cabeza de hogar con dos hijos y una sobrina. Es decir, hay
toda una polifonía en lo que tiene que ver con la conformación familiar, hay
desde familia nuclear pasando por familia extensa, monoparental y
ampliada.

Una vez concluido el proceso de análisis de las entrevistas, se visitó a cada


una de las familias, se leyó el relato y se puso a consideración el texto, no
fue necesario hacer ajustes, porque consideraron que habíamos captado y
comprendido muy bien sus historias y se entregó por escrito.

La experiencia de conversar con cada una de las familias y sus integrantes


fue todo un relato de complicidad y cercanía, de construir en la relación
trama estética de ellos y su cotidianidad.

3.5. Relatos éticos

Para Aristóteles la ética es un adjetivo de las acciones. Las virtudes éticas


son acciones que sirven para la realización del orden de la vida del estado
(justicia, amistad, valor), tienen su origen en las costumbres y el hábito. Su
evolución da cuenta de un saber que se ocupa de los objetos morales, la
filosofía moral (1).

Fuera de ser el discurso de lo moral, la ética da cuenta de la propia


subjetividad, de una subjetividad que se construye en la interacción con los
otros. Es acción que se hace presente en el devenir de los sujetos. La
presente investigación justamente da cuenta del acontecer de un grupo de
familias y de una díada de investigadoras que pretenden en la relación con
las familias aproximarse a las prácticas que ellas realizan de buen trato a

51
pesar del relato dominante de violencia por el cual asisten a las Comisarías
de Familia.

Dado que la pretensión era poder construir una relación con cada uno de los
sujetos y sus familias, así como lograr conversar en profundidad alrededor
de sus vidas privadas, de la intimidad que día a día viven, se hizo necesario
plantear unas responsabilidades desde las investigadoras, que permitieran
plantear la relación en la responsabilidad, la confianza y la tranquilidad de
las partes.

Ibañez (49) planteará que responsabilidad es actuar de acuerdo al


compromiso u obligación. De tal manera que la ética concebida como
responsabilidad permite ir direccionando el camino de las propias acciones
en cualquier ámbito de la vida, lo cual se convierte en analogía en la
investigación. Tener clara la perspectiva ética permitió, como se planteó
anteriormente, ir con mayor confianza en medio de la incertidumbre del
proceso investigativo, ofreciendo a las familias y las investigadoras un punto
de encuentro y de llegada.

En la investigación la perspectiva ética apareció desde el nacimiento de ésta


como responsabilidad de desdibujar el déficit en las familias donde hay
experiencias de violencia, el imperativo obedece a la necesidad de visibilizar
prácticas que conviven con las de violencia y que usualmente están
invisibilizadas porque el relato dominante es el acto violento. Las prácticas
de buen trato son condición de posibilidad y de abordaje para transformar la
violencia, y son prácticas que la familia ha ido tejiendo a lo largo de sus
generaciones y que permiten darle agencia a los sujetos. Tradicionalmente
el abordaje de la violencia familiar se hace desde lo estatal, el control
externo, desde la intervención de los expertos en el tema, pero el saber de
las familias, el resto de sus identidades se desconocen, adquiriendo

52
usualmente las prácticas de violencia un tinte moral negativo, poco estético y
muy doloroso para hacer parte de la identidad familiar.

De tal manera que pensar en los relatos de las experiencias de buen trato da
cuenta desde su procreación de un intento de hacer justicia, de enriquecer la
vida de las personas y familias donde aparecen situaciones que irrumpen en
la dignidad como es el caso de cualquier tipo de violencia, así mismo de las
investigadoras que se desempeñan en su cotidianidad como terapeutas.

En el proceso de desarrollo de la investigación se planteó la necesidad de


generar acciones que permitieran construir los puentes entre las familias y
las investigadoras, es así como se construyó el consentimiento informado
que diera cuenta de lo que se pretendía con la investigación, el respeto que
se tenía con las distintas historias que las familias nos relataron, y las
identidades de sus respectivos protagonistas. El riesgo mínimo que corrían
durante el proceso y la necesidad de contar con su aprobación para llevar a
cabo cada uno de los procedimientos del proceso investigativo lo cual
implicó entre otras grabación de las conversaciones con su posterior
transcripción y uso de códigos para asegurar la confidencialidad de la
información de acuerdo a la resolución No. 008430 de 1993 del Ministerio de
Salud de la República de Colombia, la declaración de Helsinki y las normas
éticas internacionales para investigaciones biomédicas de la organización
mundial de la salud.

Se aclaró cómo los beneficios de la investigación no serían de orden


económico para las familias ni las investigadoras sino que tendrían que ver
con cualificar el trabajo clínico que se lleva a cabo con familias que puedan
tener problemáticas similares.

53
Las conversaciones con la familia pretendieron así mismo mantener una
consideraciones éticas que permitieran el respeto por la palabra de cada
miembro de la familia, la escucha, el aprendizaje mutuo, la interacción
tranquila y el respeto por la intimidad y dolor de las familias, yendo en la
conversación hasta donde la familia lo permitieran, sin violentarlos.

La interpretación de los relatos procuró mantener en su recorrido el respeto


por la identidad, la palabra, la significación de las familias, de tal manera que
procurara en lo posible dar cuenta de la intimidad de las familias en lo que
tenía que ver con su vivencia cotidiana de buen trato. Para ello era
indispensable que las familias puedan conocer los resultados y validarlos
dado que fueron sus prácticas las que en último término aparecieron, y eran
ellos y ellas los expertos. Se estableció que una vez concluida la
investigación las familias conocerían y avalarían los resultados.

En lo que respecta al apoyo bibliográfico de la investigación, se tomó en


cuenta la citación de acuerdo a las normas Vancouver, para dar de esta
manera el crédito a los autores en los que se apoyo el proceso.

54
4. RELATOS QUE TEJEN LA TRAMA DEL BUEN TRATO

4.1. El buen trato como experiencia de cuidado en la vivencia


femenina y masculina de la familia

“Entonces yo le dije: abuelito, yo le dije a Sebas: mi papá nos mandó este sudao entonces
vamos a darle la presa de pollo al abuelito y nosotros comemos salchicha”
(Mujer de 22 años)

La historia de esta familia como todas las historias de las familias están
colmadas de relatos de vida y muerte, de felicidad y dolor, de permanencias
y cambios, de excesos y virtudes, pero en esta familia, su cotidianidad ha
estado especialmente impregnada por cuidados de las unas y los otros, no
sólo en la relación de privacidad del hogar sino también en la vida de
relación pública de trabajo y vecindad.

La palabra cuidado viene del vocablo Sorge, que a veces se traduce como
preocupación, y otros autores siguiendo a Gaos, lo vierten en Cura.
Heidegger dirá que el cuidado es el ser de la existencia. En la fábula de
Hyginus, se plantea que Cura dio forma al hombre y que por ello, la Cura,
debe poseer al hombre a lo largo de su existencia. En Séneca el bien del
hombre se realiza en la Cura (1).

Así entonces, el cuidado o la Cura, ha recorrido la temporalidad de la familia


y ha tenido diversas manifestaciones a lo largo del curso de vida de sus
miembros. Se ha ido modulando conforme pasa el tiempo y así mismo ha
dejado memoria imborrable en cada uno de ellos, memoria de amor y de
agravio, de amor en tanto cuidado virtuoso, estético y de agravio cuando ese
cuidado se ha exagerado, cuando de virtuoso se torna en vicioso, lo cual
suele ocurrir en cualquier experiencia de exceso humano.

55
Las familias, esta familia conformada por el padre, dos hijos y una hija y dos
nietos, en su vivencia del cuidado experimenta al igual que los cuentos
infantiles la presencia de hadas madrinas, princesas y príncipes encantados,
pero dejaría de ser cuento de hadas si no apareciera también el brujo y la
bruja mala, es decir, la virtud y el exceso en el cuidado dan cuenta de la
presencia de la condición humana como presencia de vida y muerte,
natalidad y mortalidad (50). Sin embargo los cuentos de hadas no se
resuelven en la virtud o el exceso, se resuelven en la esperanza de que a
pesar de la contingencia de ambas presencias, las cosas pueden ser
mejores. Así ha trasegado la historia de esta familia, combativamente
propugnando por vivir mejor a pesar de la fragilidad y contingencia de sus
miembros.

El inicio del relato hace referencia a una familia compuesta por madre,
padre y varios hijos, en sus memorias hay vivencias estéticas en relación
con el cuidado de la madre. Éste es rememorado por la hija en el pasado:

“….nosotros estábamos muy pequeñitos, aquí es muy poco lo que nos acordamos de
ella, muy poquito porque estábamos muy sardinos, incluso Mauricio ni la conoció,
Adriana, no, es que Adriana casi no se acuerda, más o menos los que nos
acordamos somos Juan, Carlos, Marina y yo, medio nos acordamos, la historia de mi
mamá… yo me acuerdo mucho de que jugaba mucho con nosotros, nos hacía
comiditas y venían todas las vecinas. Aquí se mantenían todas las niñas porque les
gustaba mucho jugar con ella, no más, no recuerdo así, mucho, mucho de ella….yo
recuerdo que ella cogía, amarraba de un tubo al otro, amarraba una cuerdita
volteaba las sillas y decía que ese era el lavadero, sacaba trapitos y cositas así las
ponía a lavar, sacaba los jugueticos que nos traía el niño Jesús, o sea los pocillitos,
los teteritos, todo eso y ahí nos servía la comidita a todas. ¿Qué más nos ponía a
hacer? A veces nos ponía a saltar lazo, acá, acá en el patio porque este patio es muy
grande, o si no nos sentábamos en la sala y ella nos contaba chistes….me acuerdo
que una semanita o diítas antes de ella morirse, ella nos reunió a todas las amiguitas
que nos manteníamos acá, nos contó chistes y nos dijo que ella muy pronto se iba a
ir, que se iba a ir muy lejos y no iba a volver, pero que siempre nos iba a cuidar y que
siempre nos iba a querer….”

En los recuerdos que ella tiene, prevalecen universos de risas, juegos,


vecinas que van a deleitarse con los cuidados que esta madre proporciona,

56
no sólo a sus hijos e hijas sino también a otras niñas que quieren
embriagarse de felicidad con la simplicidad de juegos tradicionales de lazo,
comiditas, de juegos hechos de cotidianidad. El cuidado esta entonces
encarnado en el juego y la diversión, en la vivencia de propios y ajenos, en
la risa colectiva. Esta madre no hace otra cosa que seducir a los pequeños
para que accedan a su cuidado, pero al mismo tiempo se goza, se deleita de
cuidar, aprovecha lo que tiene en su entorno para cuidar pero así mismo
cuida con toda ella, con su ser, su risa, su creatividad.

El cuidado en la madre aparece como una construcción subjetiva, pero que


emerge en la relación con el otro, en el ámbito relacional con las niñas y
niños que están a su lado. El cuidado es entonces una categoría que
vincula lo subjetivo con lo intersubjetivo, sin lo uno no es posible lo otro, es
además una condición que teje relación, mantiene y convoca a la relación,
pero además celebra o torna fiesta el encuentro.

En esta hija la experiencia del cuidado de la madre se mantiene como huella


impresa en la memoria, memoria inscrita en su capacidad para poder
hablar, para poder acordarse, para narrar historicidad y mismidad. La
madre, su predecesora, es una tercera cuyas acciones pasadas están
abiertas a la interpretación de la hija, influyen sobre sus acciones presentes,
impregnan sus recuerdos, le ayudan a dar sentido a su cotidianidad (51). Su
memoria frente al cuidado materno, deja huella psíquica, en tanto se
incorpora en los sentidos y la afectividad a través del acontecimiento del
juego, la risa, la presencia (35).

En el texto de Umberto Eco, “La misteriosa llama de la reina Loana”, el autor


muestra a un hombre que ha perdido la memoria a causa de un colapso que
lo deja en coma, cuando despierta empieza a recordar a pedazos su historia.
Su esposa, lo invita a que retorne a la casa de campo donde vivió sus

57
primeros años y pueda recordar los acontecimientos más importantes de su
infancia, de tal manera que sus recuerdos le permitan ir tejiendo
paulatinamente la trama de sí a través de sus huellas psíquicas.
Lentamente irá descubriendo que la memoria no es sólo individual, es
también colectiva (52).

Al igual que el personaje de Eco, los recuerdos de los primeros años en la


relación con la madre, hacen urdimbre en la vida de esta hija, dan cuenta de
su historia y de la historia colectiva de su familia y sus vecinas de infancia,
hacen posible el reconocimiento de esta madre a través de la huella
mnémica, dado que reconocer es restablecer en la mente la idea de alguien
o de algo ya reconocido, se puede así reconocer a través de las marcas
inscritas en el propio cuerpo o en la memoria (35).

La huella instaurada en la hija da cuenta también de la promesa de la madre


de permanecer amando y cuidando siempre. La promesa da cuenta de
futuro, de lo ipse dirá Ricoeur. Ambas, memoria y promesa pueden
sucumbir ante el olvido y la traición. Sin embargo las experiencias amorosas
difícilmente naufragan ante el olvido y la traición dado que dejan huellas
psíquicas casi indelebles, que hacen posible conservar y no traicionar. La
experiencia de cuidado vivenciada en la familia posiblemente les ha
permitido a esta y otras familias sobreponerse a pesar de los excesos,
sobrevivir a la adversidad con la tenacidad de saberse también reconocido
en la experiencia del cuidado.

Los cuidados masculinos también se evidencian en la historia de la familia


es así como cuenta el padre:

“..una vez, pequeñito me lo llevé para la fábrica, lo metí en una caja de cartón,
cuando la patrona me pregunto ¿Alberto qué está haciendo aquí con esa criatura? Y
yo le dije, ¿qué hago?, pues yo tengo que venir a trabajar señora…. Cuando ella

58
estaba viva me tocaba también llevar a este, cuando se enfermaba, al Seguro y
habían señoras que me veían y decían: ese señor atendiendo la niña, cambiándole el
pañal, vamos a ayudarle y ellas me ayudaban. Todo el mundo decía que era yo muy
guapo haber criado estos niños. Sí, para tenerlos vivos y ahí están vivos, ya con
nietos y bisnietos”.

El padre en pareja y luego solo, está al cuidado de seis hijos, se reconoce a


sí mismo y se descubre en el reconocimiento que otros hacen de él como
sujeto capaz de hacer, con poder de que ocurran acontecimientos en su
mundo. La capacidad de hacer inscribe al sujeto en el mundo de lo humano,
es decir, en el mundo de la finitud, la contingencia, dándole no sólo la
adscripción de posibilidad sino fundamentalmente la de libertad, dado que
puede elegir qué hacer ocurrir. Tal condición aparece en el mundo homérico,
donde el sujeto es fundamentalmente centro de decisión; se pregunta y
elige constantemente qué va a hacer (35).

El poder paterno de cuidar como acción humana, sujeta al sujeto a la vida,


carga de sentido la existencia en la medida en que la cotidianidad es
asumida en relación a otros frágiles que dependen necesariamente del
padre para su desarrollo, otros y otras que al igual que los pichones en el
nido, requieren el alimento del cuidado para poder volar replicar y reiniciar la
labor de hacerse cargo de otros en el proceso de generar vida.

El cuidado de los hijos que hasta la muerte de la madre estaba


primordialmente a cargo de ella, es asumido ahora por el padre, éste relevo
en el cuidado, se convierte en acontecimiento, es decir, irrumpe en el
transcurrir del tiempo cotidiano, y esta ruptura es tejida por el sujeto (53). En
el acontecimiento se evidencia el poder del sujeto, poder para el horror o
para la belleza, la diferencia la recrean los sujetos que se disponen al
encuentro. El padre, vive este acontecimiento en la complicidad, de cara al
rostro de los hijos, es así como se convierte en posibilidad de
agenciamiento para él.

59
Además, asegura vida y natalidad para sus consanguíneos, modela un tipo
de relación de cuidado del padre a la descendencia que pasa de una
generación a otra a través del relato, de contar y recontar la historia del
abuelo que fue un “guapo haber criado a estos niños”. En el contar y
recontar además se va tejiendo todo un mundo de significados, que
lentamente van acicalando y moldeando la propia cotidianidad y la de los
próximos. El relato de “guapura” es un relato que hace más estética la idea
de sí.

El padre en su historia ha ido acogiendo el reconocimiento de los otros, lo ha


ido integrando y reconfigurarlo en la propia historia para narrárselo a sí
mismo y a sus descendientes, se complace en este relato, hace de esta
historia ocasión de fiesta, como ocurre en los cuentos de las mil y una
noches, en el que luego de que los protagonistas cuentan sus historias (so
pretexto de salvar sus vidas) de agonía, lucha, persistencia, los sultanes no
hacen otra cosa que celebrar banquetes y vestir de gala a sus visitantes,
además por supuesto de perdonar la vida. En la tradición occidental el símil
aparece en la literatura homérica, donde Odiseo, luego de 20 años de
intentar regresar a Ítaca, es finalmente liberado por la ninfa Calipso y llega
navegando a la isla de los Feacios, cuyo rey luego de escuchar su historia,
su odisea, ofrece un banquete en su honor, lo colma de obsequios y lo
ayuda a llegar a su destino.

El cuidado del padre no sólo es narrado por él, es también visto (en sus
atenciones masculinas hacia su hija) por mujeres; luego de verlo, se
movilizan a ayudarlo a cuidar. Esa escena, podría hacer parte de un lienzo
cuyo título bien podría ser ágape, amor o caridad. Las mujeres se hacen
prójimo de él, no por el hecho de estar cerca, sino como dirá Ricoeur, por
acercarse a él. Ellas se acercan para hacer ágape, para vivir el don. El

60
ágape es próximo a philia, a reciprocidad, a gratuidad, es discurso de
alabanza (35). Esa vivencia de don y alabanza puede llevar al
reconocimiento recíproco, tradición recuperada de los antiguos que tiene un
poder mágico. El acto de dar convoca a vivir la misma generosidad, y esta
cadena de generosidad se convierte en una propuesta pacífica, en un estado
de paz frente a la lucha por el reconocimiento; de tal manera que el don y
contra don dan cuenta de un círculo virtuoso, donde los sujetos puedan
experimentar un reconocimiento efectivo en tanto se introducen virtudes
como la generosidad, la reciprocidad, que se hacen discurso alterno al
discurso totalizante de la violencia.

El ver a otro cuidando en este caso a un padre, contagia a éstas mujeres,


se torna entonces el cuidado en una dimensión digna de replicar. Al igual de
lo que ocurre con el cuidado de la madre que convoca a la relación con los
niños y niñas, el cuidado en el padre también convoca a la relación; él
cuidando y ellas replicando y apoyando el cuidado, lo intersubjetivo hace
emerger relación entre extraños, donde antes no existía, empezó a nacer.
Esto rememora el poder mágico que los antiguos atribuían al don, construir
lo que no estaba construido, dar existencia a la relación.

En la familia la experiencia del don y contra don se hace evidente en su


cotidianidad privada y pública a lo largo de su historia, ellos lo recrean así:

“….entonces mi mamá esperaba a que mi papá se fuera y ya empezaba a compartir


con la señora del frente que era muy pobre y con una señora de la vuelta, ella le
ayudaba mucho, y como es la vida, ahora la hija de esa señora de allí de la vuelta,
nos ayuda a nosotros bastante….la señora del frente, ella era la que nos matriculaba,
la que iba por las calificaciones, ella cuando tenía platica nos daba para el algo….a la
vecina cuando le sobraba algún peso nos daba para el algo otras veces nos
empacaba arepa con huevo revuelto y chocolate caliente en un botelito…. porque yo
tenía que ir a trabajar o si no con qué los sostenía, a este yo me lo lleve, para la
fábrica y una patrona me dijo que qué estaba haciendo yo en la fábrica con el niño y
le dije a donde lo dejo pues, yo no tengo donde dejarlo, entonces ese día me dijo:
llévemelo para la casa que nosotros lo vamos a ver allá y usted cuando salga del
trabajo lo recoge, usted no entregué el carro sino que en el mismo carro lo recoge y lo

61
trae a la casa, yo lo recogía a las 6 y lo traía y de allá lo mandaban con los teteros y
todo….”.

En el pasado, la madre practicaba la generosidad; la virtud moral, el término


medio en relación con el uso y posesión de los bienes materiales (54); con
sus vecinas, esa práctica se transmitió a la hija de la vecina quien ahora les
ayuda a ellas, de tal manera que el don de la madre se convierte de forma
mágica, en círculo virtuoso, y con el paso del tiempo en contra don para sus
hijos, éste se vive en el pasado, cuando la vecina empacaba el huevo con
arepa para la escuela, pero también en el presente cuando hay limitaciones
en la familia. Llama la atención cómo con el paso del tiempo no se agota el
don, y quizá Mauss tiene la respuesta: “uno se da al dar, y si uno se da es
que se debe, a sí mismo y su bien, a los otros” (55).

Esta lógica obedece necesariamente a una imperiosa necesidad de


entregarse y entregar a los otros, es como una práctica inconciente de
mutualidad que no se acaba ni se racionaliza, simplemente acontece entre
los sujetos cuando ellos se encargan de tejerla y relatarla en su vivencia
cotidiana, de tal manera que se configura en la historicidad individual y
colectiva, se hace mito que conecta. Es en último término, un asunto de
amistad que hace posible en la dimensión social construir convivencia
armónica, frente a la ello planteará Aristóteles (54) que donde hay amigos
no hay necesidad de justicia.

Ambas familias en el don y contra don se reconocen mutuamente, en su


cotidianidad ellas expresan el reconocimiento a través de la amistad, de la
preocupación por el bienestar de los demás, en la vivencia de la virtud. La
amistad se hace cuerpo en los alimentos, en compartir la comida con quien
la necesita, porque es un bien necesario para vivir, pero además en la

62
cultura paisa como ocurre en otras latitudes, a través de la comida transita
el amor y el cuidado.

En los relatos de la familia, tanto en el ámbito privado de su vivencia familiar


como en el ámbito público de la vecindad y el trabajo, el cuidado aparece
fuertemente vinculado a la figura femenina, la madre, las vecinas, la patrona
son tejedoras de Cura, y en la ausencia de la madre, el padre es quien
asume esta labor, se lleva al bebé al trabajo, pero en su ejercicio es
restituido parcialmente por la patrona. Llama la atención el relevo masculino
en el cuidado, esta novedad controvierte el mandato social de cuidado
asociado a la presencia femenina, este padre se revela ante ese mandato y
asume él mismo la labor, elabora a través de este acontecimiento otro orden
social: los hombres pueden ejercer el cuidado desde otro lugar, pueden
incluir en sus roles tradicionales roles femeninos sin dejar por ello de ser
masculinos.

Esta inclusión masculina en el cuidado que toma formas de resistencia en


esta familia puede ser fuente de “magisterio de ejemplo” para una sociedad
que como la contemporánea proclama aún modelos rígidos de ejercer la
masculinidad y la feminidad, que por excesivos hacen menos fértil la
existencia, olvidando la riqueza que conlleva impregnarse del otro y de la
otra, de tal modo que se hechice la diferencia en posibilidad y no en
obstáculo y amenaza.

El cuidado emerge entonces ya no sólo como categoría relacional, sino


además como elección, como don femenino en esa vivencia del vínculo con
los otros y las otras, no sólo en la intimidad del hogar sino también en la vida
social que esta mas allá de los muros familiares, a saber el barrio, el trabajo.
El cuidado además se releva de lo femenino a lo masculino sin visos de

63
sufrimiento o menosprecio, con naturalidad y disposición, develando
discursos que permanecían marginados.

En investigaciones que se han llevado a cabo en las últimas décadas (56), el


cuidado femenino se ha empezado a vincular como parte del desarrollo
moral, éste permanecía oculto, sólo se vislumbraba lo moral desde la
perspectiva masculina, vinculado a la norma, lo femenino se dejaba de lado
porque estaba viciado por la emoción, la sensibilidad y la atención a los
otros.

Hoy entonces se empieza a vislumbrar una perspectiva diferente de la mujer


en su desarrollo moral, éste se centra en el entendimiento de la
responsabilidad y las relaciones, de una moral del derecho, esta otra
comprensión convoca a una moral de la conexión con los otros. Mirar
ambos tipos de desarrollo moral puede ayudar a que el acercamiento a unas
y otros y a la vida cotidiana resulte más fértil y puedan ambos géneros
impregnarse de la experiencia del otro y la otra (56).

La presencia de la Cura que habita la vida pública de la familia va a dar


nacimiento a otra serie de virtudes, así lo cuenta el padre:

“…Por la noche, lo recoge y se lo lleva para su casa, y me lo entregaban y me daban


7 o 14 teteros para él. Eso no hay con qué pagarlo, yo me sometí a que me trataran
mal en la fábrica porque yo estaba con los patrones. Claro, como no voy a… el día
que sacamos el cadáver de la señora, saliendo se hundió todo hasta aquí y me dijo:
no se confunda que yo se lo mando arreglar. Como no voy a agradecer eso y los
compañeros me decían, vos sos un lambón, y les dije: ¿les voy a lamber a ustedes
que no tienen nada o a los que tienen?, yo le lambo a los que tienen y me pueden
favorecer, ustedes no tienen nada….Y yo les digo a ellos que agradezcan…”

El don recibido es reconocido por el padre, y se convierte así en gratitud que


es otra forma de reconocimiento. Aquí el don que se recibió a través de la
preocupación o Cura, trasciende lo relacional y lo femenino, lo privado y lo

64
público y se convierte en contra don masculino que se traduce en virtud, en
lealtad que no se puede pagar, se retorna y en ese ir y venir de dones
recíprocos, que no tienen precio.

En Hegel (35), el reconocimiento surge con las relaciones de derecho, en los


autores de la trama, el reconocimiento surge del cuidado como práctica
relacional entre sujetos diferentes que a través de dichas prácticas se
vinculan, se aproximan, se confirman en necesidades concretas. La
propuesta de los protagonistas del relato se vincula con la estima social, es
decir, con tener horizontes de valores comunes entre los seres humanos que
llevan a estados de paz, que evitan la lucha y la guerra por obtener el
reconocimiento.

Podría decirse entonces que la preocupación por los otros que se expresa
en prácticas de cuidado privadas y públicas, se traduce en dones, que son
para Mauss (35) posibilidad de intercambio, que convocan en el otro y en la
otra la necesidad de responder igual, de retornar el bien recibido; este mutuo
intercambio se hace fiesta que borra las diferencias, teje comunidad, lealtad,
gratitud, embriaga y hace necesario contar, poner en la palabra dicha
embriaguez, hacer de los otros testigos del bienestar recibido y ofrecido, de
tal manera que esto pueda hacerse tradición.

En el relato del padre aparece entonces una nueva dimensión del cuidado,
éste no se puede pagar, no se puede volver capital económico, se puede
devolver pero sólo con otro bien moral, con prácticas de gratitud y
reconocimiento. Esta nueva noción puede ser otra propuesta de vivencia
alterna hoy. En la cultura capitalista todo puede comprarse y venderse, este
es el principio del mercado; esta familia en cambio promulga otro discurso:
la preocupación por los otros obedece a otra lógica, es invisible a los ojos, se

65
ve con el corazón, para citar “El Principito”, la lógica del cuidado se inscribe
en los sentimientos morales de generosidad, don y contra don, gratitud.

En las historias de la familia la hija y la nieta dan cuenta de esta tradición


cuando cuentan:

“…yo siempre he sido muy buena y he sido muy querida, muchas veces yo tenía plata
y me decía: tati invítame a tal cosa y yo sí venga yo lo invito o necesito mil pesos y yo
si tenélos porque yo nunca en mi vida he sido apegada a las cosas, yo siempre he
sido muy amplia muy querida yo nunca en mi vida, a mi me tenían como muy querida,
yo no sé, soy muy educada, mi mamá me inculcó muchos valores muy bonitos que yo
siempre los he tenido porque a mí me dijeron usted tan linda y tan educada, a si es
que mi mamá me enseñó cosas muy bonitas digo yo…. todos sacaban la cara por él
(uno de los hermanos), aquí venia la policía y que qué van a hacer con él, porque la
policía desde que haya harta gente adelante… pero de resto ¡ave maría! y se vinieron
todos, todos los muchachos, las señoras y todos y le hicieron un corrillo y dejaron a
los tombos y lo fueron entrando, se fueron corriendo hasta acá a la puerta y lo
entraron….por servicial, porque a él le decían, Juan me va limpiar los vidrios y el
decía, listo, que Juan me va a cortar el prado él va y corta el prado, Juan va ir a la
tienda, él iba, entonces por eso es que lo quieren tanto…”

En la vida de la familia se ha vivido una tradición de cuidado que es


trasmitida a través de las relaciones y generaciones, en éste caso madre-
hija, la madre le enseña a la hija una serie de valores que son significados
como “valores muy bonitos” que hacen que su vivencia sea reconocida como
estética para quienes comparten con la nieta su mundo relacional y en ese
cotidiano vivir, el reconocimiento que ella adquiere de otros la convoca a
reconocer a su vez en la madre pero también en ella misma la experiencia
de ser querida, generosa.

En el caso del hermano, hay también una tradición de mutuo cuidado, “los
vecinos lo defienden de los tombos”, hacen una muralla humana para
librarlo, “sacan la cara por él”, a su vez él es servicial, dispuesto para lo que
sea, y paulatinamente en este ir y venir se teje el afecto y cuidado mutuo.

66
Nuevamente la fiesta recíproca que gratuitamente se va haciendo en la vida
diaria, hace de la aridez cotidiana una experiencia balsámica y mullida, que
en la construcción con el otro y la otra, va liberando espacios y tiempos de
oasis donde sea posible cuidar del otro haciéndole un favor o cuidar del otro
uniéndose para defenderlo de los que se piensa pueden hacerle daño. Este
banquete se va haciendo tan apetecible que nadie quiere quedarse fuera,
dejar de participar y es así como puede transformarse en habitus, que en la
perspectiva de Bourdieu son un conjunto de disposiciones adquiridas y
permanentes que se van trasfiriendo a través de las generaciones y se
manifiestan a través de sentimientos y emociones.

Ellos escapan a la conciencia. Se incorporan desde la infancia y la familia,


tienen un lugar preponderante dado que inicialmente no tiene antecedentes.
Los habitus son historia hecha cuerpo. Estos habitus de familia y vecinos,
van estructurando campos de relación permanente, y la postura en los
campos va produciendo capital de índole cultural, social, económica, cuya
finalidad es la consecución de capital simbólico, éste a su vez, genera
relaciones de poder (57). Sin embargo el poder que se teje a partir del
cuidado mutuo, es un poder que promueve el reconocimiento del otro y de
sí, un poder que no enajena sino que libera, que responsabiliza y conecta,
que dignifica e incluye.

El cuidado se posiciona en la trayectoria privada y pública de la familia en


habitus, es decir, en disposiciones cotidianas para hacer presencia en la
vida. Esta presencia liviana hace más fácil el desenvolverse en el mundo,
dado que se sabe rodeado de otros y otras que respaldan, que pueden
ayudar, que salvan y resignifican la propia fragilidad. Estos nuevos
significados pueden introducir al sujeto en su vida con un nuevo estatus o un
nuevo agenciamiento personal que se tejió en la relación intersubjetiva. Este
agenciamiento personal da posibilidad.

67
El cuidado femenino y masculino no sólo se mueve en la familia alrededor
de los otros, se ve también en prácticas personales de la vida diaria, así lo
develan la madre y la nieta:

“…acá cada uno madruga aparte, los primeros que nos levantamos somos mi papá,
mi hermano y yo, mi papá se levanta a arreglar la cocina, yo me levanto a lavar, ya
se baña y se va y ella durmiendo hasta que se levanta para irse a estudiar y el niño
se la pasa es oyendo música o viendo televisión, esa es la vida de él….yo fui la que lo
cogí para que se lo llevaran y me decía: Tatiana no me haga eso. Y yo: no me haga
eso?, es que usted me tiene que respetar a mí me tiene que respetar a mí (en
relación al tío)….hasta que yo dije no más le voy a quitar el miedo ya… no mas y
jamás no me volvió a decir nada, no me volvió a tocar, nada…”

En las prácticas de cada miembro de la familia se evidencian cuidados de sí


que dan cuenta de autonomía y vida propia, de ritmos personales,
responsabilidad y gustos que cada uno tiene por su edad y momento vital,
de tal manera que unos madrugan, otros duermen mas, otros estudian, otros
se dedican al tiempo de ocio. Estas prácticas aparecen incluidas y
configuradas en el mundo de la vida de cada uno, pero al mismo tiempo
también se configuran en el mundo relacional, es así como la nieta exige
respeto a su tío y lo exige a través de instituciones legalmente autorizadas
para apoyar el respeto de sí. Hay una exigencia moral que se apoya en la
sociedad de derecho.

Esta técnica de sí, exigir el respeto, implica suspender el miedo, contar,


hacer acontecer. Podría pensarse, que el cuidado de sí en ella ha requerido
tiempo, vivencias, reflexiones, rupturas para llegar a decirse en un
momento dado: no más, y parar de esta manera la violencia. Ella decía
anteriormente que se reconocía como una buena persona y así mismo era
reconocida por su entorno, una buena persona no puede recibir este tipo de
trato por parte de otros, de manera que de su interior surge el grito moral y
este grito busca condiciones de posibilidad en la sociedad.

68
La agredida no se reconoce en ningún momento como víctima, sino como
ciudadana que tiene derechos y deberes, que cuenta con instancias de
apoyo para ser escuchada. Ella ejerce su deber moral para resistirse al
menosprecio, al no reconocimiento que el violento hace de ella. Este
cuidado de sí lanza a la acción y tiene efectos duraderos en el tiempo, al
menos esta ha sido su experiencia:

“….el ya ha cambiado mucho, el no ha vuelto a tener problemas ya con nadie ni nada.


Se mantiene con un montón de culicagados de por acá que le encanta estar con ellos
y ya no mas, eso es lo que hace ya y no hace más nada. Si va a tomar se los toma
ahí con los niñitos ya se terminaron eso, se acostó y hasta el otro día y listo. El no
volvió a poner problema para nada desde hace un año que paso todo…”

El hecho de denunciar, de poner en el ámbito público el menosprecio


privado, hace una diferencia no sólo en la medida en que pone límite al
problema sino también en la medida en que otros significativos sociales “la
rodean” para decirle también no más a quien ejerce la violencia y para
retornarle su dignidad como mujer. La institución retorna dignidad en tanto
ella también la solicita, es decir, en tanto ella también se cuida. La relación
intersubjetiva institución-mujer se vuelve una conversación donde dos
interlocutores sociales se validan mutuamente y plantean frente al agresor el
mismo discurso de indignación frente a la vivencia de no reconocimiento. La
indignación dirá Hoyos (58), es un sentimiento moral que permite la
participación en la sociedad civil, se torna en una forma de dotar a la moral
de sensibilidad ética, de esperanza frente a la amenaza social. La
indignación surge en un tercero que actúa diciendo: “no hay derecho”
cuando tiene noticia de que una persona lesiona a otra.

La persona violenta ante este acto de resistencia frente a la violencia ha


buscado también otros interlocutores que lo validen y reconozcan desde otro
lugar: los amigos. Esto le ha permitido acceder a mundos alternos, donde

69
no sea necesario el recurso de la violencia para mantener la relación con los
otros. Incursionar en la dimensión de la amistad da cuenta de una técnica
de sí que puede hacer más estética su vida. La amistad así mismo borra la
enemistad, la violencia, en tanto se ocupa del cuidado mutuo, en tanto
encanta y conecta, crea comunidad. La amistad se puede tornar entonces
epodé, es decir, ensalmo mágico, palabra que cura, así se narra en la
Ilíada: “Patroclo permaneció en la tienda del valiente Eurípilo, deleitándole
con la palabra y curándole la grave herida con drogas” (59).

El decir placentero de Patroclo ejerce una acción terapéutica, no por la virtud


mágica de su decir, sino porque su acción de cura es natural, así mismo, los
amigos, sus palabras y presencias donadas en el acto de amistad tienen
efectos sobre el emocionar y sobre el cuerpo del violento, ejercen así mismo
un poder curador que deviene de la relación.

La práctica de sí relatada, que se hace cuerpo en la cotidianidad del violento,


se convierte en coro polifónico con las voces de los griegos, éstos
consideraban la amistad como un honor, era así mismo virtud. Ella era una
práctica cotidiana en la vida de los filósofos, el sentimiento más elevado
entre los sabios. Lo emparentaban con la libertad de autodeterminación
(60).

En la familia la amistad ha jugado un papel muy importante, así lo hacen


saber algunas mujeres:

“Pasamos super bueno, el 31 parrandeamos hasta el primero como hasta las 4 pm


derecho, pasamos mas bueno, estuvimos allí en la 84 con los amigos superbueno….
habían señoras que la querían mucho y venían aquí a conversar con ella…. el
esfuerzo que hicimos todos nosotros, toda la familia, pues los de acá, peleando lo que
sea pero hemos salido adelante nosotros, sí el esfuerzo fue de nosotros y que los
vecinos nos colaboraban mucho, nos ayudaron más los vecinos que la familia, desde
que yo tengo uso de razón nos ayudaron más los de la calle que la familia….”

70
La amistad la evidencian ellas como posibilidad de disfrute, de interlocución
pero además como recurso para salir adelante en la vida. Estos tres
aspectos: disfrute, interlocución y emergencia, requieren de la amistad para
hacer su aparición en la vida familiar, es decir, requieren de la
intersubjetividad que se estable en una relación de amistad.

La amistad se torna pues en otro acontecimiento para la familia, rompe la


temporalidad cotidiana y hace posible que ocurra algo nuevo, el encuentro.
La amistad es entonces acontecimiento en tanto novedad, es amor que se
eleva por encima del eros. Cicerón planteaba que el nombre de la amistad
debe ser el amor.

Ante la pregunta ¿qué es un amigo?, Aristóteles dirá: “es una sola alma
alojada en dos cuerpos” (61), es igualdad, singularidad en la perspectiva
discursiva y cotidiana pero duplicidad al mismo tiempo, diferencia. En la vida
de ésta familia, la amistad se emparentó en afinidad y la amistad se hizo don
que va y vuelve, que circula en tanto práctica política, se tornó fraternidad
entre iguales, que borra la presencia del enemigo, en tanto posibilidad de
exclusión. La amistad como posibilidad de devenir iguales borra discursos
de violencias, libertad, derechos, se torna habitus, práctica que cura los
males de la condición humana.

En la actualidad, el acto de indignación colectivo logra poner freno a la


situación de violencia que vivía la familia. El cuidado se revierte así a la vida
social y a las instituciones, si los sujetos se reconocen y reconocen las
instituciones, los actos de menosprecio pueden tener salida no desde la
lucha sino desde el cuidado mutuo, que se evidencia en la relación, en la
amistad, en las prácticas cotidianas de los sujetos, que se convierten en
prácticas que develan mundos privados y mundos colectivos, que pueden
tornarse posibilidad de construcción política de sociedad.

71
El cuidado femenino y masculino es un relato que recorre la temporalidad y
espacialidad de la familia, que puede tornarse esquivo si no se le reconoce
pero puede ser así mismo fuente de profunda vida si se le capta y se le
vuelve forma de reparación del dolor. El cuidado femenino y masculino es
entonces acontecimiento que inaugura en la vida familiar y comunitaria
posibilidad de reconocimiento, de memoria que pasa de unos a otros y
convoca a la virtud hecha cuerpo en la generosidad, en la ayuda y la
amistad.

4.2. El reconocimiento de sí como experiencia que tranquiliza y


reconstruye vida familiar

“….Como mujer, yo creo que esa ganancia es el sentir uno que tantas cualidades que yo
tenía no las había visto, o no las dejaba ver o no las quería aceptar porque a veces hay
alguien a tu lado que te amenaza o te ensimisma en tantas situaciones….”

(Mujer de 33 años)

La vida de esta familia se ha visto especialmente marcada por experiencias


de reconocimiento personal, que han implicado procesos dolorosos,
tiempos, rupturas y prácticas cotidianas personales y relacionales. En este
proceso la madre se ha reencontrado y como familia, en compañía de sus
hijas, han podido construir nuevos vínculos. Pero quizá lo que recrean ellas
con mayor énfasis es cómo han podido estar tranquilas.

La palabra “reconocer” tiene diferentes acepciones a saber (35): restablecer


en la mente la idea de alguien o de algo, identificar algo previamente
conocido, reconocer por las señales, pero así mismo, da cuenta de
reconocer faltas, errores, pertenencias o arraigos, reconocer es también
sentir gratitud hacia alguien.

72
La amplitud de significados de la palabra pone de relieve la propia
subjetividad cuando se pretende que el otro reconozca su propia fragilidad,
que se descubra como perteneciente a una clase, pero también se juega en
lo relacional cuando el sujeto por sus huellas, por sus marcas busca ser
reconocido, cuando en el intercambio busca ser incluido, descubierto como
perteneciente a un grupo. El reconocimiento es entonces un proceso, un
devenir que se teje en la relación consigo mismo y con los demás. Como
plantea Ricoeur el reconocimiento tiene dos voces, la voz activa: reconocer y
la voz pasiva: ser reconocido.

La historia de no reconocimiento inicia así:

“….yo me casé joven, pues entre comillas, de 23 años, me casé embarazada de


Valentina y pienso que dejé de ser extrovertida, loca y charra, yo soy de la costa, pero
cuando yo asumí esa responsabilidad como con esa pareja como era tan celosa me
olvidé de mis amistades, mis amigos, mis espacios y quería nada más estar con él y
ya me olvidé como persona y girar alrededor de él y si no me sacaba, entonces me
quedaba en mi casa…. fueron muchas, muchas las situaciones que se presentaron,
de maltrato, de gritos, de golpes, y la gente me decía, vos sos masoquista, lo que la
gente diga, yo decía no es que él va a cambiar…. cuando me casé tenía muchos
ideales, las mujeres y los hombres como tan idealistas…. mi papá era super familiar,
el negocio en el primer piso y la casa en el segundo piso, se tomaba el tinto se venía
para la casa, nunca lo vi borracho, fue muy entregado al hogar….”

La madre cuenta cómo al casarse empieza su proceso de borramiento, deja


de ser la mujer alegre que era y empieza a vivir la vida al ritmo de su pareja,
el era celoso entonces ella se retrae, se encierra y deja su círculo social para
evitar problemas, se olvida de ella y su vida se gira en torno a él. Pareciera
que su responsabilidad como casada era hacer este tipo de cosas. Durante
mucho tiempo soporta la violencia de su pareja, los comentarios de
preocupación de las personas cercanas: “vos sos masoquista”, pero ella
tiene un ideal, una esperanza: “él va a cambiar”.

73
Esta ilusión no es de un día, obedece a las historias que desde pequeña ella
fue viendo en su contexto primario y que fue interiorizando con relación a ser
mujer, a ser esposa y su pareja esposo, a la vida de hogar. Estos relatos
tienen tanta fuerza que se hacen piel, quedan impregnadas en todo el
cuerpo de ella, de tal manera que es lo que ella va a actuar, su lealtad a esa
historia primera se va a mantener por un largo tiempo. Esta lealtad implica
su propio borramiento, pero a veces quizá es preferible borrarse si se cree
que con ello va a ser posible vivir el ideal.

Los sujetos como pertenecientes a una cultura aprenden a valorar, a vivir, a


ser leales, dirá Cortina (62), en lo intersubjetivo, en lo público y en lo íntimo
se va desarrollando la lealtad que otorga sentido de pertenencia y cohesión
social. Así mismo, la lealtad hacia la especie humana reemplaza la
perspectiva de obligación moral universal en tanto la moralidad, plantea A.
Baier (63), inicia como un proceso de confianza, de lealtad familiar o de clan
más que de obligación, ésta última surge cuando la lealtad al pequeño grupo
entra en conflicto con la lealtad a un grupo más grande.

Ella vive la lealtad como posibilidad de mantenerse inscrita a su grupo


familiar, a la tradición, pero además en perspectiva de confianza, de hacer
familia en su nuevo entorno social, con su pareja. La lealtad entonces se
vuelve legado familiar y social que teje sociedad, que da arraigo a ella y a su
tradición, que permite concretar una forma de ejercer la moralidad.

Berger y Luckman (64) con relación a la socialización primaria dirán que ésta
acontece en circunstancias de enorme carga emocional, el yo llega a ser lo
que los otros significantes consideran. El sujeto no sólo va a aceptar los
roles y actitudes que su entorno primario le provee sino que el mundo de
ellos es el aceptado, el percibido como único. El lenguaje es el principal

74
instrumento de la socialización.

No es difícil entonces comprender como para ella resulta más coherente


inicialmente insistir en la empresa de mantener la familia que traicionar sus
propios principios internalizados desde los primeros años de vida. La carga
emocional de dichos principios, resulta de una fuerza inexplicable, la
mantienen atada al propio borramiento y a experiencias de menosprecio.

Esta comprensión podría resultar importante en la escucha de personas que


viven en entornos de menosprecio, de auto y hetero-borramiento. Si se
empieza por reconocer la fuerza de los lenguajes internalizados en la historia
de los sujetos, se pueden evitar palabras como: masoquista, víctima,
aguantadora, baja autoestima entre otras, que a su vez lo que hacen es
menospreciar el peso de las experiencias que dieron origen a los sujetos.
Éste tipo de calificativos, además de incapacitar más a la persona la
culpabilizan, es decir, la mantienen en un círculo vicioso, dado que en el
momento no es capaz de tomar distancia y sólo consigue seguirse borrando.

Sin embargo en ella paulatinamente se fueron dando movimientos, ella fue


captando que estaba leyendo su historia actual a través de los lentes de su
historia pasada, que eso no era real, además de esto empezaron a ocurrir
otras situaciones, ella lo cuenta así:

“….Yo tenía tantos ideales en mi cabeza que no quería darme cuenta que en realidad
no era mi vida, que esa no era la vida que eso iba a ser imposible, que era una ilusión
que me estaba creando y no estaba dando los resultados que eran y en verdad esos
altibajos emocionales ya me estaba perturbando demasiado, sobretodo mi trabajo con
niños, yo llegaba a la institución llorando…. A raíz de la experiencia, eso no se da
porque si, no lo decidís y ya…. fue como explorar tantas situaciones, desamor,
desapego, soledades, entonces si voy a estar sola casada, si nadie va a estar,
entonces prefiero estar sola, realmente sola y que sea autónoma en mis cosas…. Yo
creo que desde el momento en que él se fue para Urabá fue favorable para mí
muchas cosas porque vi que él no iba a cambiar, que yo me iba a morir, a envejecer,
esperando que alguien cambie, pues entonces prefiero quedarme sola, no tan llena
pero con mi tranquilidad….”

75
El que su pareja saliera del hogar, unido al ir experimentando a lo largo del
tiempo que no se iban a hacer realidad todos sus ideales, que era pura
ilusión, y que además estaba dando resultados tan poco deseables como
tener altibajos emocionales que perturban demasiado su desempeño como
profesora de niños y niñas, que el desamor y la soledad emergían a pesar
de estar casada, que él quizá no va a cambiar y entonces esta situación va a
mantenerse hasta que ella muera, que prefiere su tranquilidad al
desequilibrio emocional, van haciendo que sus ideales toquen tierra, que
dejen de volar como cometas en el cielo que requieren de largos metros de
hilo para sostenerse.

Es interesante como ella enfatiza el valor de la experiencia, es decir, la


vivencia que se reflexiona se convierte en experiencia, ésta fue definitiva,
pero no lo fue en tanto acto de magia, no, eso requirió tiempo, el necesario
para releer e introyectar nuevas experiencias que permitan recrear el
proceso de socialización primaria.

El mundo es asumido por el sujeto, no como creación autónoma sino que ya


viene dado, sin embargo, este mundo puede ser recreado en el proceso de
socialización (64). Esta recreación fue posible en ella gracias a su
reconocimiento y al de otros, ella puede reificar su vida, su familia, en tanto
entra en relación con ella misma y con otros significativos de la socialización
secundaria, así mismo con la presencia del dolor, las vivencias que fueron
leídas con otros lentes, no los del ideal de su primera familia, sino los lentes
del real, que eran los que ella vivía en su cotidianidad. Su nueva obra, su
nueva creación se va tornando más estética para ella y para sus hijas.

76
Esta labor implicó su presencia y la presencia de otros significativos que
fueron haciendo posible que ella dejara de borrarse, que empezara a
reconocerse:

“….Empecé a pensar que podía ser capaz, él no puede ser todo en mi vida, ya hay
maltrato, le he dado oportunidades, la gente no cambia, la gente es como es. Yo
igual sabía, pues yo no fui inocente al saber que a él le gustaba su licor o que el vicio,
no sabía la profundidad de su situación, no era experta en la situación…. El año
pasado me decidí y eso fue sagrado para mí…. Fue el iniciar para ir aceptando la
independencia, que todo no gira alrededor de Fernando, de que si salía podía ir sola y
también iba a disfrutar, ya no lo disfrutaba, entonces mirá que si me casaba era
porque iba a estar con él siempre, pero tenía una visión muy errada…. A medida que
se daba ese duelo, que él venía pero no a disfrutar en familia sino como al pereque,
al problema por los servicios, que esto que lo otro, entonces poco a poco te vas como
desanimando más y más y cuando vez que alrededor hay gente que te dice, mirá
valorate, vos sos capaz sola, vos trabajas en esto, vos sos berraquita, no te metás en
la cabeza que necesitas de él, empiezo a ver las cosas diferente….”

Cuando ella logra reconocerse capaz, que su pareja no puede ser el todo de
su vida, que él es lo que es, que ya estuvo suficiente de oportunidades
porque no va a cambiar, toma una decisión, hace acontecer luego de que se
siente capaz, y el acontecimiento es romper, y la ruptura toma carácter
sagrado en tanto decisión de vida, de buena vida.

Antes de hacer acontecer, como ella cuenta, no era inocente de los gustos
de él, lo que le faltaba era profundizar y volverse experta en ellos, y el lugar
de experticia se lo fue dando el tiempo, la experiencia que fue haciéndole
cambiar y permitiéndole hacer el duelo, desanimándola. Este proceso de
tiempo, de vivencia leída para adquirir experiencia, de aterrizaje en la
realidad de que el matrimonio no asegura compañía, que ésta se construye,
fueron quizá algunos de los elementos que hicieron posible que ella hiciera
nuevas comprensiones.

Además de estos elementos emergieron los otros de la socialización que le


decían relatos alternos, relatos de competencia: “valorate, vos sos capaz

77
sola, vos sos berraquita”, estas palabras caen en tierra que ya tiene buen
abono, que ha sido trabajada a fuerza de experiencia, dedicación y tiempo y
convergen en unos lentes nuevos que hacen posible visualizar nuevos
horizontes.

Su horizonte nuevo se inscribe en la perspectiva ricoeuriana (35) del


reconocimiento de sí, en ella se hacen urdimbre las capacidades del sujeto,
de ahí que se plantea el reconocimiento de sí como fenomenología del
sujeto capaz. El reconocimiento de sí, emerge como un recorrido que
convoca desde el dolor hacia la acción para llegar a descubrirse capaz de
ciertas realizaciones. Desde esta perspectiva el sujeto tiene poder para:

 Decir, la palabra es acción, como dirá Austin hablar es “hacer cosas


con palabras”, el poder decir trasciende la capacidad lingüística del
sujeto para centrarse en la capacidad de poder significar, interpretar,
conversar con el otro, Es además poder reflexionar y poder entrar en
relación.

 Hacer, como la capacidad de que ocurran acontecimientos en el


mundo del sujeto. La capacidad de hacer inscribe al sujeto en el
mundo de lo humano, es decir, en el mundo de la finitud, la
contingencia, dándole no sólo la adscripción de posibilidad sino
fundamentalmente la de libertad, dado que puede elegir que hacer
ocurrir, tal condición aparece en el mundo homérico, donde el sujeto
es fundamentalmente centro de decisión, se pregunta y elige
constantemente que va a hacer.

 Contar y contarse, es decir, poder descubrirse como el personaje de


la trama, del relato que se está tejiendo, aprender a contarse dentro

78
de una historia y dejarse contar y al recontar, poderse narrar de otro
modo.

 Imputabilidad, como capacidad moral, en la cual el sujeto se hace


responsable de sus actos, asume las consecuencias de ellos. El
poder hacerse cargo de lo hecho o lo dicho en la relación con el otro.

El sujeto que se reconoce como capaz puede entonces hacer promesas


(futuro), porque puede decir que hoy o mañana va a hacer algo que puede
contar y dejar contar a otros haciéndose cargo de ello. El sujeto que se
reconoce a sí mismo puede entonces tejer vida buena y vida buena con
otros, dado que la capacidad de significar, hacer acontecer, narrarse y
hacerse cargo emerge en la relación con el otro (35).

Ella entonces se descubre como mujer capaz de hacer acontecer, de


prometer diferencias sagradas en su vida, de asumir su responsabilidad
como inexperta, de tejer buena vida, vida tranquila para ella y sus hijas, así
lo evidencian en su cotidianidad:

“….voy tomando decisiones en mi casa porque ya él no estaba, ya me voy sintiendo


útil, que si digo algo en mi casa es porque eso se va a cumplir ya no me
desautorizaba….Que si me dio por ir a comerme un helado a las 10 de la noche, voy
y me lo como. No tengo que rendirle cuentas a nadie. Anteriormente, igual yo lo
tenía que pagar, y tenía que rendirle cuentas a alguien…. Bien, yo pienso que lo que
hace que estamos las tres solas hay capacidad de entendernos no hay contradicción
en la norma hay capacidad de que se traten de mantener los acuerdos…. Ahora es
distinto de cuando estaba mi papá. Cuando él estaba acá y había discusiones, y a
nosotros no nos gustaba escucharlas entonces nosotros nos íbamos para abajo con
mis amiguitas, y ahora que estamos solitas las tres nos escuchamos….”

Ellas tres descubren diferencias importantes luego del acontecimiento, la


madre se siente autónoma, puede tomar decisiones y en esta medida va
descubriéndose capaz, esto da cuenta de un círculo virtuoso, tomar
posturas, hacerlas vida, va convirtiendo la propia historia en relato de

79
posibilidad. Tomar la decisión del comer un helado cuando se tenga el
deseo sin tener que dar cuenta al otro, se convierte en un acto de libertad,
que retorna al círculo virtuoso de la competencia personal, de la autonomía
responsable.

Así mismo, las hijas hoy se descubren como interlocutoras, pueden


escucharse y respetarse, en lugar de pasar a la acción violenta que convoca
a la huída, pueden hablar y a través de la palabra lograr acuerdos.

El poder verse autónoma, el poder ser capaz de conversar y respetar en


lugar de discutir y esperar cambios o abandonar el espacio del hogar,
propicia un entorno alterno, que hace posible vivir tranquilas, alcanzar
mayores niveles de bienestar. Y no es la seudo-tranquilidad de que se
callan los malestares, es la tranquilidad de que los malestares se pueden
hablar y se pueden disolver pero a través de la conversación.

El contexto conversacional que ellas han ido tejiendo se asimila a la quinta


provincia de la mitología Irlandesa. Este era un lugar imaginario donde los
miembros de las cuatro provincias enfrentadas en conflicto podían dis-
ponerse. Aquí dis-ponerse significaba poder conversar. Crear el contexto
para la conversación permite generar ideas y acciones fluidas, vagar por el
campo de las posibilidades, narrar historia familiar que transforme a la
familia y a cada uno de sus miembros (37).

Este contexto conversacional emerge en la vida simple de cada día, las


niñas y la madre así lo relatan:

“…. A veces mi hermanita y yo discutimos mucho y a veces nos ponemos a discutir


porque ella prende el tv y yo le digo que usted siempre se ve rebelde y carita de
ángel. A veces también discutimos porque a veces por la crema y el polvo de mi
mamá, ella la quiere coger primero y entonces yo le digo Salomé yo primero cojo el

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polvo y ella dice que ella primero, entonces ella lo coge y entonces yo espero que ella
se lo eche en un pie y yo me lo echo en el otro….con el tv nosotras dijimos que la
que se siente primero pone el programa que ella quiere y la que no se tiene que
aguantar ….Ahora es más fácil concertar las tres, hay cosas que no las concierto con
ellas porque veo que igual la autoridad debe prevalecer sobre una norma porque
ellas que eso no es debido. Mis hijas saben que a las 8:30 pm deben acostarse y es
por el bien de ellas para poderse levantarse… Ahora es distinto y entonces nos
ganamos más las salidas a la calle o a ver tv o así….”

Las dos hermanitas quieren tener el privilegio de ser la primera en aplicarse


el polvo y la crema de la mamá o la que decide que programa de televisión
se va a ver, esto como cuentan ellas las hace discutir en primera instancia,
pero luego, se puede hablar, se le puede dar el turno a la hermana y
después retomarlo ella, con el televisor, así mismo plantearon un acuerdo,
esta es una manera de sobreponerse al deseo de ambas que se contrapone.
Si permanecieran en la discusión no tendrían acceso a la crema ni a la
televisión; llegar a un convenio, libera de la tensión y mantiene la relación,
las peleas permanentes por el contrario, rompen, roban tiempo para la
relación, se pueden tornar hombres grises que se apropian del tiempo de la
vida de las personas.

La madre habla acerca de la facilidad que ahora tienen para concertar, pero
como madre también sabe que hay asuntos que no se pueden negociar,
que la autoridad que es ella va en pro de las hijas, en estos casos entonces
hay que echar mano de la norma, ella es consecuente con el momento vital
por el cual atraviesan las hijas, de tal manera que con ellas se puede
conversar para llegar a acuerdos, pero sabe también que en algunos
aspectos las hijas no comprenden aún y que ella es la adulta responsable de
su formación. Este cambio en la intimidad familiar ha sido observado por
Giddens, citado por Puyana (20), lo evidencia como cambio que está
surgiendo en las sociedades occidentales donde se está tendiendo a una
mayor democratización en la relación padres-hijos.

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Resulta interesante entonces como la vida no se normatiza todo el tiempo,
ella aparece como un recurso ante ciertas situaciones, lo recurrente es la
conversación, la quinta provincia, con ella se validan los interlocutores, se
dan fluir de ideas y emociones, se teje autonomía y heteronomía, que en el
ámbito social son constructores de democracia, en la norma como forma
fundamental de vida familiar se construye heteronomía con niveles bajos de
autonomía que tienden a colonizar al otro y a la otra.

Cuando se abren los canales para el encuentro y la conciliación, se está


reconociendo a sí mismo y al otro, la validación mutua es reconocimiento, el
ser capaz como madre de permitir la autonomía de las hijas es también una
práctica de reconocimiento y de forjar confianza a las hijas, estas prácticas
se evidencian en la vida familiar y están atravesadas por el lenguaje:

“….El día en que ustedes no estén junticas y estén en diferentes lugares o en una
situación, entonces quien va a hablar por ti, usted tiene que aprender a hablar por ti
mamita, usted tiene que aprender a hablar por usted gorda. Valentina no te va a
remplazar a ti....Valentina es por ejemplo como ella es tan responsable….Valentina es
Salomé usted ya hizo la tarea. Como ella sale una hora antes que yo entonces en
esa hora empiezan a hacer tareas mientras yo estoy en mis quehaceres….yo digo
que la palabra tiene poder y yo se lo aconsejó a los papás y trato de dárselo a los
niños del preescolar como no se lo voy a dar a mis hijas, es como la totalidad, no, si
vos trasmitis y constantemente le decís al niño que vea todo lo negativo y no ves
nada positivo, el niño que va a dar. Yo considero que es problema del adulto….”

La madre anima a su hija menor para que pueda ir hablando por ella misma,
para que pueda ser más independiente de su hermana mayor, así mismo a
su hija mayor le reconoce su responsabilidad, su apoyo con la hermanita,
apoyo que hace más fácil la vida a la madre, durante este espacio, son ellas
las que se hacen cargo de sus trabajos escolares, la madre a su vez, se
hace cargo de su trabajo, cada una se dedica a lo suyo, a sus oficios, esto
va también introduciendo sentido de independencia.

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En el relato emerge nuevamente el poder de la palabra, antes se
mencionaba en términos de su capacidad para obtener tranquilidad y lograr
acuerdos, ahora ella hace referencia a su poder en el proceso educativo de
sus estudiantes y de sus hijas. No desvincula la palabra de su vida de
hogar, si lo hace en el ámbito público como no hacerlo en la intimidad del
hogar. En el ejemplo que ella coloca, si se dice sólo lo negativa, eso es lo
que va a dar el niño, se hace evidente la fuerza de la palabra como
constructor de realidades.

En relación con la palabra, algunos filósofos como J. Austin, dirán que con la
palabra se hacen cosas, es decir, la palabra es realizativa (cuando digo
ordeno me hago obedecer, cuando digo acepto quedo vinculado), pero no
sólo por el hecho de pronunciarla en forma adecuada se torna acción,
requiere además de unas circunstancias, unos actos internos de quien la
pronuncia e igualmente de quien la escucha (65).

Otros pensadores como Bourdieu (66), sociólogo francés, plantearán que la


palabra tiene toda una dimensión subjetiva frente a la dominación objetiva
saussureana. Las palabras tienen entonces un poder mágico, persuaden y
su fuerza depende de la complicidad que se establezca. La palabra tiene
entonces un poder político en tanto contribuye a construir mundo social,
puede transformar realidades sociales o puede también perpetuar violencias
simbólicas dado que todas las formas de comunicación son relaciones de
poder.

Lo anterior se hace cuerpo en palabras de Bourdie cuando expresa en una


entrevista dada al diario francés Libération: “colocar una palabra por otra es
cambiar la visión del mundo social, y por lo tanto, contribuir a transformarlo”
(66).

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La mirada de la madre sobre el significado de lo dicho tiene también una
perspectiva realizativa y en tanto realizativa, política, dado que ella hace acto
el valor y la fuerza de la palabra en su trabajo cotidiano como educadora
fuera y dentro del hogar, en la relación con los niños y niñas en la escuela y
en la crianza de las hijas. El cuidado con la palabra y el reconocimiento de
la fuerza y los efectos que ésta tiene puede ser una propuesta de construir
mundos sociales alternos, mundos familiares incluyentes y democráticos,
donde la epodé, el encantamiento mágico de la palabra, pueda hacer que la
vida de los sujetos y las sociedades sea una vida más estética.

En la actualidad la madre ha tornado su mirada sobre sí, del borramiento a


pasado al reconocimiento de ella desde otro lugar, el de mamá, de amiga, de
la diversión y la risa, así lo perciben la madre y las hijas:

“….yo soy recochuda con mis compañeras, charlatana, brusca…. igual yo soy muy
amiguera con mis compañeras de trabajo y con mis compañeros…. los seres
humanos son regalos, muchos amigos y mi familia en verdad me han fortalecido
mucho como persona…. El hecho de ser mujer, de tener mi libertad, yo creo que eso
no se compra con nada….Las tres nos ponemos a jugar….Otras veces salimos las
tres, vamos a centros comerciales, salimos al parque o sino a veces cuando mi
mamá está en la cocina arreglando los trastes, yo y Salomé nos ponemos en los pies
y le decimos, mami llévenos…. El compartir con ellas el salir a las carreras, el diario
vivir que trae como tanto afán a veces y uno al final de la noche dice: hice tantas
cosas con las niñas hoy pero que rico, lo hicimos las tres juntas, que alegamos, que
estuvimos estresadas pero las tres, las tres…. en ninguna escuela le enseñan a uno a
ser mamá o papá, entonces uno va viviendo el cotidiano con ellos, uno nunca termina
de aprender y es como el respaldo que saca que es el amor”.

Su nuevo lugar de reconocimiento viene otorgado por su vivencia de amiga


que se goza de los regalos que son las personas que tiene a su lado, si los
amigos y la familia son regalos hay entonces que aprovecharlos y eso es
precisamente lo que ella hace. El disfrute de la amistad va y viene en las
risas, en las conversaciones que la fortalecen y la acompañan en su nuevo
devenir.

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Otro lugar para reconocerse emerge en su identidad como mujer libre. Hoy
ella a través de su recorrido por el reconocimiento descubre que la libertad
no tiene precio, que no la puede poner en manos de su ideal de pareja y
familia solamente. Lentamente ha ido descubriendo que su libertad fluye en
tanto ella se reconozca como persona capaz de hacer acontecer diferencias
en su vida y en la vida de sus hijas. Hoy cuando ella va haciendo cuerpo
esta certeza en su cotidianidad puede soltar anclas y fluir en libertad con
nuevas lecturas frente a la tradición y la cultura, además ha logrado aceptar
que su libertad como mujer tiene que ser tejida por ella misma, puntada tras
puntada, quizá esto se lo ha ido legando su historia de tejedora de
reconocimiento de sí.

Su otro lugar de reconocimiento surge de su experiencia de ser madre, de


irse madreando en palabras de Deleuze, ir siendo madre, que no se agota,
se renueva diariamente, se reifica. El madrearse es una experiencia que ella
y sus hijas la relatan como divertida, de juego, de cansancio compartido, de
vida en los espacios públicos, en los parques, pero así mismo vida privada
en la intimidad de la cocina, de estrés y alegatos también compartidos. Es
decir, ir siendo madre lo viven en la simplicidad de la cotidianidad.

El contacto que ellas vivencian en su cotidianidad expresa diversos tipos de


acción; acción en común: paseos, acción recíproca: el juego, entre otras.
En estos contactos la madre y las hijas no son instrumentos, son objetivo de
la relación en tanto lo que respalda las acciones es el amor. Puede irse
mujereando en términos de posibilidad, de alegría y malestar, de compartir y
de comunidad. A propósito del tipo de contactos que ellas establecen,
Heller dirá:

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“mas humanizado el contacto cotidiano cuanto más numerosas son las relaciones
personales en las que la función instrumental del otro hombre está subordinada,
cuanto más es en ellas el otro hombre (y el contacto mismo) el objetivo” (67).

En la vida de la madre, el reconocimiento de ella como mujer capaz que


puede hacer acontecer diferencias en su vida le permite mujerear vida en
libertad, relacionarse con las hijas en términos de cotidianidad tranquila,
jugada. Así mismo entablar nuevamente relaciones con el entorno donde
pueda gozarse el regalo que son los otros y las otras.

Irse mujereando ha sido un camino que ella ha ido recorriendo para transitar
del borramiento al reconocimiento, de la lealtad a la tradición a nuevas
tradiciones que integran lo de ayer con lo de hoy. En su recorrido hacia el
reconocimiento el ir aprendiendo de su malestar, volver sobre su deseo y su
libertad, escucharse y escuchar a otros y otras ha ido haciendo posible hacer
acontecer novedad para ella y sus hijas donde la tranquilidad de saberse
reconocidas en lo que son, sienten y hacen, en la palabra y en la capacidad
de negociar les confiere una vida familiar y en relación gustosa, alejada del
pasado de menosprecio.

4.3. La capacidad de integrar lo plural en la cotidianidad como


posibilidad de devenir novedad

“….Uno como sufre goza y ahora se llegó la hora que tenía que estar en calma con todo….”

(Mujer de 52 años)

La historia de esta familia se ha ido escribiendo a lo largo del tiempo con un


énfasis especial en la capacidad de integrar lo diverso, la diferencia que trae
la vida cotidiana como posibilidad para ir siendo diferente. Esta ha ido
emergiendo en la cotidianidad de la familia por las presencias, las ausencias,
los excesos, la moderación, el destino, el tiempo, es decir, por los

86
nacimientos y muertes que han ayudado a conjurar pero a veces también a
mantener el dolor en la intimidad familiar de la madre, sus hijos y sobrina.

La capacidad de integrar en su vida el sufrimiento y el goce hace que ellos


puedan devenir mundos alternos en su cotidianidad, mundos más estéticos
que pueden abrirlos a horizontes nuevos de risa y encuentro, de límite y
solidaridad, de soledad y compañía, de cuidado y respeto, de acogida y
hospitalidad.

Devenir dirá Deleuze (68) es un verbo en tanto acción que tiene que ver con
zona de proximidad, incompletud en tanto no existen mundos o sujetos
acabados. La existencia, el sujeto se va conformando a través de la
experiencia que tenga con el mundo, a través de los rizomas o conexiones
que se vayan estableciendo con el entorno. Para devenir será necesario
desterritorializarse para ir conformando nuevas conjunciones, líneas de fuga.
El devenir entonces no tiene que ver sólo con lo individual sino también con
lo colectivo, es por tanto un proceso político.

Para Arendt (53) la pluralidad es condición para la acción y el discurso, que


tiene el carácter de igualdad y distinción. Si los hombres no fueran iguales
no podrían entenderse y planear, si no fueran distintos, no necesitarían el
discurso ni la acción para entenderse. Los sujetos develan su pluralidad a
través de la acción y el discurso. Con cada palabra y con cada acto el sujeto
se inserta en el mundo de lo humano, ésta inserción es como un segundo
nacimiento, que convoca a partir de las capacidades humanas a comenzar,
a inaugurar algo nuevo, a ponerse en movimiento.

En la familia, la capacidad de integrar lo plural esta vinculado con pérdidas y


memorias:

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“….Lo primero la muerte de mi papá, que eso si nos marcó a todos, si voltió esta casa
pero del todo, porque digamos que entre comillas el menos afectado fue el mono,
pero es porque no demuestra nada, que es peor. Pero aquí el cambio fue total de
todos y de todo. Fue hace 9 años, pero todos los días como que lo aceptamos
menos. Incluso el gordo viene y pone el niño en la foto de mi papá, que salude el
abuelito, este es el abuelito. Nacho viene y es sentado y se va para allá para acá, no
pero es que definitivamente mi papá hace mucha falta. No lo hemos superado a
pesar de tanto tiempo. Esa es como la causa de todo. Con mi papá la vida era
diferente porque mi papá era el autoritario, era el del orden, el de todo. Mi mamá a
todos nos decía, cuando su papá venga hablamos. Él era el de la autoridad, él era el
de todo porque mi mamá no. Llegaba mi papá y era, usted queda castigado por esto,
a usted le voy a dar una pela por esto, como así que no respetan a su mamá.
Entonces, yo digo, puede ser porque se murió mi papá, entonces, ellos dijeron se fue
la autoridad y en últimas si…”

La muerte del padre como acontecimiento, irrumpe en la vida familiar, y


quizá es porque como relatan ellos: “todos los días como que lo aceptamos
menos”, además porque este padre representaba: “el de todo”. Si se
conjugan la no aceptación y la pérdida del de todo, sobreviene el caos; dado
que se perdió el estandarte del orden, la autoridad. La memoria de este
padre es vivida desde el dolor de la ausencia, lo que ya no está, no en
perspectiva de legado, de herencia para sobreponerse a su pérdida y
honrarla, quizá esta lectura de ausencia marcó por muchos años a la familia.

A veces dirá Minuchin (69) que las familias cuando pierden un ser querido
pueden tornase familias con miembro fantasma, es decir, no se sobreponen
a su pérdida sino que devienen en función de la pena, no logran por algún
tiempo cubrir el rol que desempeñaba quien muere; de hecho a veces
pretender asumir sus funciones puede ser leído en perspectiva de
deslealtad. La familia se entrampa entonces en un laberinto de dolor.
Quizá este padre se volvió un fantasma para ellos, que deambula por el
hogar y que se extraña profundamente, era el ordenador familiar, sin él, el
orden se borra y aparece la diferencia, el cambio como dolor, de ahí que
todo se mude.

88
Pero el padre representa también presencia y memoria que está en la sala
familiar, se honra ante los contemporáneos y sucesores, así lo hace el hijo
cuando lleva al nieto frente a la foto del padre, le hace memoria en el
presente, otro de los hijos también le hace memoria cuando dice: es que
definitivamente mi papá hace mucha falta.

El dolor de la pérdida vinculado con el deseo de hacer memoria permanente


del padre en los contemporáneos y sucesores devela la capacidad de
integrar la pluralidad de la vida: el dolor y la memoria para sobreponerse en
la vida cotidiana y seguir adelante, procurando no dejarse entrampar por el
dolor.

Con el paso del tiempo, nueve años, sobreponerse a esta pérdida no ha sido
fácil, sin embargo, ellos han continuado viviendo, soñando, futureando:

“….Yo me levanto por ahí a las 5, despacho a Amalia y vuelvo a la cama, porque ya
no hay como mucho que hacer. Vuelvo y me levanto por ahí a las 8 y nos ponemos a
hacer el destino. El mono barre, Mónica barre, sacude, el mono trapea y arregla las
marraneras, organiza los marranos y así nos repartimos el destino entre todos, lo más
de bueno y acabamos rápido. Yo que soy la que más tarde me desocupo, me
desocupo por ahí a las 2 de la tarde y en la tarde me pongo a desyerbar o a sembrar
maticas, a hacer bobaditas. Como por la mañana se realiza todo. Tenemos la
marrana con 6 marranitos, le di otra oportunidad a Nacho, me dijo: mamá dame la
oportunidad de tener unos marranos ahí para arreglarle la casa, tráigalos mijo, ahí
entre todos los cuidamos, él trae el cuido, la aguamasa, todo lo trae de Sabaneta y
nosotros acá los cuidamos. Los marranitos son para venderlos, que para arreglar la
casa, dijo él. Porque él ahora está arrepentido, lo que no hizo soltero, lo está
haciendo ahora, vamos a ver, pueda ser que sí siga adelante….”

La vida entonces continúa hoy a pesar de la ausencia, y deviene horizonte


de tiempo y posibilidad: presente y futuro. Presente para hacer el destino en
comunidad: porque así resulta más bueno, acaban más rápido, lo que
implica otro orden, presente para sembrar vida: para la simplicidad, para
borrar lo que impide la vida, las malezas, para alimentar vida: 6 marranitos,
presente para dar oportunidad de reparar la ofensa pasada: “él está

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arrepentido de lo que hizo soltero”. Futuro: para vender los marranitos y
arreglar la casa, para redireccionar, se torna impulso para corregir errores
pasados. La temporalidad se torna así en posibilidad de hacer acontecer
novedad al interior de la historia singular y familiar.

En Heidegger (70), el tiempo se reduce a posibilidad. En la relación ser y


tiempo la primacía la tiene el porvenir, es decir, el tiempo de la posibilidad.
El pasado como un ya-sido tiene esperanza en tanto el tiempo porvenir que
es tiempo auténtico en tanto puede ser-ahí.

La familia deviene ahora vida en tanto ser-ahí, en tanto porvenir, el tiempo


se moviliza del menosprecio al desagravio, del dolor a la oportunidad, del
trabajo cotidiano de la vida simple que se teje en comunidad y que genera
vida, nacimiento. Es como si paulatinamente luego de trasegar el dolor
acompañado por fantasmas por un largo trecho del camino, se retornara de
la batalla en perspectiva de sobrevivientes que devienen vida para ellos y
para sus contemporáneos en la medida que pueden ir siendo reparadores
del pasado, diseminadores de vida, testigos del viraje de los hijos,
depositarios y constructores de sueños.

Pero ¿cómo es posible devenir, mudarse de lugar, tornarse sobreviviente de


la pérdida del amado?. Así lo ha ido viviendo la familia:

“….Se han visto cosas buenas, el matrimonio de Nacho. Él conoció a Lina y el dio un
cambio que yo no sé que le vio, gracias a Dios. (risas) No se sabe que le vio quien a
quien. Porque es que Nacho era vicioso y le mezclaba licor. Aquí todos somos como
de un temperamento muy fuerte y a Nacho si medio lo miraban feo, el cada rato
cascaba a los hermanos de mi mamá, todos, no hay uno que no le haya pegado.
Porque él pasaba y miraba que lo miraban feo, y ya, qué problema. Él podía vender
los marranos, y toda la plata se la gastaba en vicio…. Y él conoció esa muchacha y
yo no sé qué se vieron. Él la conoció en un problema con un hermano de mi mamá.
Y ella así como si nada se dio cuenta que él estaba en la cárcel y se fue y lo sacó de
la cárcel. Le firmó papeles responsabilizándose de lo que él pudiera hacer por fuera
después. Se lo llevó a dormir a la casa de un vecino. Sin conocer nada ni nada, vino
hasta acá por ropa para llevarle. Ella misma le hizo comida y le llevó comida.

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Cuando lo conoció era un viciosito, él no mantenía ni ropa y ella se fue y lo sacó.
Como a los 8 días ya empezaron de novios. Y ese muchacho, no mija, no como voy
a tirar yo vicio qué pena de Lina, no qué vergüenza. Cuando disque a los dos meses,
nos casamos….”

Y es que la familia también ve lo bueno: el matrimonio del hermano, que es


la presencia de una mujer en la vida de él. Juntos devienen cambio, no
saben que se vieron, quizá no lo saben porque la diferencia que esto
introdujo se robó el show, la razón es lo de menos, el “momento cartesiano”
(71) no es lo definitivo, lo fundamental es lo que ellos van haciendo
acontecer.

Ellos se conocen y rápidamente, al otro día el temperamento de él lo


envuelve en un problema, se lo llevan a la cárcel, ella se entera y va a
sacarlo, para lograrlo se hace responsable de él, confía en él, cuida de él, a
su vez, él accede a sus cuidados, retorna el bien con sentimientos morales
como la vergüenza: “no, como voy a tirar yo vicio, que pena”. Y en el
transcurso de unos meses deciden casarse.

Esta historia parece sacada de un cuento de hadas, aparece la princesa, le


da un beso al monstruo y de repente éste se torna príncipe. Ella con el
beso, rompe el hechizo que el malvado había pronunciado sobre el príncipe
bondadoso. La princesa confía, es sabedora de que los hechizos pueden
romperse, conjurarse para rescatar la identidad pasada. El príncipe
conserva a su vez la esperanza de que en algún momento vendrán tiempos
mejores, por eso permanece y no se rinde frente a la fealdad. Ante la
mirada profunda de la princesa, que ve más allá de la fealdad del monstruo,
el hechizo sucumbe.

Quizá lo que mantiene en parte la esperanza de los cuentos de hadas es la


presencia del amor que quita el poder al malo, que deviene bien. En esta

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pareja, el amor ha devenido reconocimiento mutuo, vínculo que desea
mantenerse en el tiempo, por eso se casan. El amor se torna promesa de
acoger la fealdad del otro y de la otra y transformarla en belleza que no borra
la fealdad, transformar es mover, poner en otro lugar, no es quitar.

Cuando ella confía en él, es porque intuye que fuera del vicio, el licor, el
temperamento fuerte, habitan en él otros deseos, otras fuerzas, y ella va tras
esas trazas de belleza que pueden develarse en tanto se reconozcan y se
crea con tesón en ellas. Esta capacidad de reconocer lo plural que habita en
su pareja lanza a la acción que da acceso al nacimiento del amor, al inicio de
una vida en relación que se sobrepone a los presagios de los demás.

Hasta ahora el cuento de hadas sigue siendo teniendo un final feliz:

“….Ella tiene lo que nos falta a nosotras, es más pasiva y más tolerante. A veces
vemos, él le alega y le alega y él se enfurece, ella lo deja y si fue porque tomó lo coge
al otro día y si es porque tiene rabia espera a que le pase. Cuando le pasa la rabia,
cuando él llega, mi amor, entonces ella le dice: venga, me da mucha pena con usted
pero usted es el hombre pero es que usted no manda, las cosas son así, yo a usted
no le estaba haciendo nada, yo a usted lo respeto, respéteme a mí, y a usted le
parece muy bonito esto y esto y esto que me dijo. Entonces él dice: mi amor
perdóneme. No Edison es que no es de perdón es de que usted mire lo que hizo y
cambié, porque a mí eso no me gusta, si usted sigue así llegará el día…. imagínese si
yo me pongo a alegarle con todo lo que me dice, nos matamos. Lo bueno es como la
paciencia que ella le tiene, y ella lo deja que alegue, si está borracho ella lo deja y le
dice bueno amor acuéstese y al otro día lo coge: vea usted anoche dijo esto, a mí no
me parece por esto. Donde fuera otra igual a nosotras o a él, no, ya no hubiera… Y
si, ya todo el mundo le ponía tres meses y llevan 4 años y 3 meses....”

Por la lectura de la familia, la diferencia que ella introduce en la vida de su


hermano es la paciencia, la tolerancia, y al mismo tiempo la firmeza. Ella
sabe cuando hablar con su pareja, no en el momento del malestar, de la
borrachera. En ese momento se reviste de paciencia. Luego, cuando el
momento es más apropiado no se silencia, exige con firmeza respeto,
respeta, cuestiona, argumenta. Ante la palabra de ella, el acepta, reconoce,
es decir, migra, se mueve hacia otro lugar. En este ir y venir dialógico

92
ambos se regulan, se mueven, amplían el propio horizonte, de lo contrario
como relatan ya se habrían matado.

Y es que la muerte sobreviene ante la rigidez, ante el borramiento del otro


para colonizarlo desde el propio horizonte, ante la incapacidad de acoger su
diversidad y ante la desconfianza en su capacidad de acción. Cuando ella
espera pero habla, cuando el escucha y habla se muda, ambos fusionan
horizontes, comprenden al otro y a la otra, y en la medida en que se
fusionan horizontes acontece su validación como digno de entrar en relación
con él o con ella, nace entonces la relación de amor. Es en el diálogo, es en
la palabra y la acción donde se valida al otro, donde se le da existencia y
donde se teje así mismo la pluralidad.

Gracias al poder fusionar horizontes y reconocer al otro como alter, como


diferente como novedad y al mismo tiempo como repetición que puede
mudarse y que al mismo tiempo permanece, es que han podido conjurar la
ruptura, sobrepasar los presagios que le daban tres meses al matrimonio.
Hasta ahora han superado por cuatro años estos presagios, y es a punta de
trabajo conjunto, de concentración en la relación y en sus posibilidades
como hasta hoy pueden conservar la promesa hecho algunos años atrás.

La familia va siendo también en la medida que se genera en su interior el


movimiento, las sustracciones y adiciones de miembros:

“….Aquí ha mejorado mucho la vida, lo que hace que se casaron Héctor e Ignacio,
hemos mejorado mucho la vida, muy bueno, ha cambiado mucho y ahora con Mónica
aquí nos sentimos bien con ella, muy contentos…. Ahora estamos viviendo muy
bueno porque no pasan cosas como las que pasaban anteriormente. Me gusta que
ya vivimos en mucha calma, mucha paciencia, no hay problemas no hay nada. Uno
como sufre goza y ahora se llegó la hora que tenía que estar en calma con todo….”

93
La madre nota este nuevo presente, logra integrar la diferencia, la
tranquilidad de ahora la relaciona con la salida de los hijos para casarse, así
mismo la llegada de otra persona, Mónica, ella alegra. Es la capacidad para
integrar el movimiento de la vida, su diversidad, el que va trayendo
posibilidad de calma. En sus palabras se evidencia esta capacidad, ella lo
dice con una profunda sabiduría popular: “como se sufre se goza”. Este es
el curso de la vida, dolor y alegría que va y viene en la cotidianidad humana.

Si antes era el tiempo del sufrimiento, ahora es el tiempo del gozo. En este
presagio que ella relata se pone en evidencia la capacidad de aceptación de
la realidad. Federico Carrasquilla (72) acerca de la antropología del pobre
planteará que esta es una virtud que caracteriza la vida del pobre. Para
aceptar la realidad se requiere despojo, dejar de lado esquemas. De tal
manera que acoger con simpleza la realidad se vuelve fuente de salud
emocional, evita el desgaste. Cuando se exagera el valor se convierte en
vicio, en resignación.

En el relato se hace presente la vida como fluidez que va pasando, ella no


se quedó en el sufrimiento, éste pasó. En ello parece evidenciarse su
capacidad para ver y disfrutar hoy el gozo, la tranquilidad que da saber que
hoy no pasa lo de ayer. Pensar la vida en perspectiva de sufrimiento y gozo,
hace posible no dramatizar el dolor, reconfigurándolo en la narrativa familiar
y personal, pero así mismo ayuda a no perder de vista la esperanza en que
mañana puede ser el tiempo del gozo.

Ella lee el devenir en términos dialécticos, podría esta lectura tornarse en


condición de posibilidad en la contemporaneidad. Hoy la historia oficial
niega el dolor, la cultura habita hoy la ficción de la eterna felicidad, de
silenciar el dolor o negarlo. Taylor (73) dirá que esta es herencia de la
ilustración, en alternancia a este síntoma de la modernidad propondrá la

94
búsqueda de la vida mejor, que propugna por aprender a vivir una vida
buena con lo que falta o falla de sí.

La modernidad promulga así mismo no dar tiempo a la intimidad y al silencio


para evitar la depresión, esta se dopa con drogas de la felicidad, con
compras compulsivas, en último término con excesos que finalmente
profundizan el malestar, no dan lugar a la llegada del gozo, porque quizá el
gozo encuentra ocupado al sujeto, lo encuentra sujetado a borrar el dolor, de
tal manera que la alegría le abandona, porque no se le reconoce.

Otros miembros de la familia florecen con estas novedades, así lo narran:

“…. El mono ha dado mucho cambio también. Se mantiene muy aburrido porque no
ha podido conseguir trabajo, pero él ha dado un cambio aterrador. Ya se preocupa,
que tiene que responder por la quebrada, que tiene que tener todo limpio, los
marranos muy aseados y el otro llega por la noche, Nacho, y él se queda aterrado
porque tiene todo bien. Hemos tenido una calma muy buena….A si es que a no es
que todos ahí hablando y uno no, entonces ya entro mas ya uno entra como que
hablar. Yo primero los veía ahí y yo como que no. Ya si participo pues, ya no me
quedo como primero ya si les hablo. Antes me daba como cosita que vinieran, a que
van a venir si uno no tiene nada de qué hablar. Pero ya no…. Era que me fumaba
dos paquetes en el día, ya ahora no, con medio paquete paso el día…. Pues porque a
lo menos no me he vuelto a enfermar tanto. Yo me mantenía enferma, me mantenía
día por medio en el hospital y ya no he vuelto al hospital como iba anteriormente. ”

El hijo, que era tímido y callado ahora se ha mudado, deviene conversación


y participación, él que antes se mantenía encerrado, ahora se preocupa por
tener empleo y cuidar el futuro: los marranos. Ella que antes se fumaba dos
paquetes ahora se fuma medio, ella que visitaba recurrentemente el hospital,
ahora no se ha vuelto a enfermar.

El cuidado de sí aparece cuando se intensifican las relaciones sociales (71),


en el hijo el integrarse a las conversaciones cotidianas de su familia, da
cuenta de ello. Así mismo en la madre, el cuidar de sí se hace evidente en
la manera como ahora se relaciona con el cigarrillo y con su cuerpo, la

95
enfermedad ya no se hace necesaria, si éste es el tiempo del gozo, de la
fiesta, la enfermedad es un traje que no combina.

Las prácticas de sí, se tornan en experiencias que pueden transformar al


sujeto, y en tanto lo transforman lo salvan, lo curan. Los antiguos
planteaban que el cuidado de sí debía extenderse a lo largo de toda la
existencia, de tal manera que nunca era demasiado pronto ni demasiado
tarde para ello. Así mismo las prácticas de sí en esta época, eran una
especie de armazón para soportar las desgracias.

Cuando ellos se mudan, se cuidan se van salvado del olvido de sí que


impone el aislamiento y el exceso. Ellos se han ido curando, él de su
timidez, ella de sus enfermedades y vicios, él paulatinamente se ha ido
reconociendo como interlocutor válido en la relación con los otros, ha ido así
mismo asumiendo un rol que familiarmente le da status, cuida del futuro
familiar, esto paulatinamente lo incluye en la familia, así mismo, la familia se
ha tornado un espacio más tranquilo, que junto con el movimiento individual
crea condiciones de posibilidad.

Igualmente la madre ha podido irse tranquilizando y al hacerlo el cuerpo se


cura, reposa en bienestar al igual que la familia. Su cuerpo doloroso era una
forma de resistir el malestar. Y es que el cuerpo dirá Zourabichvili (74)
existe no en tanto cosa o sustancia, sino en tanto relación, es decir, en tanto
afecta y es afectado, en tanto siente y es sentido. De tal manera que el
cuerpo es puente que conecta el propio mundo con el mundo de los otros.
Del mundo de sufrimiento de los otros al cuerpo del dolor, del mundo de
tranquilidad de los otros al cuerpo no doliente.

El devenir individual aparece en conexión con el devenir familiar son hilos


del mismo tejido, se mueven en forma armónica a lo largo del tiempo.

96
Parecieran gemelos si uno se enferma el otro también, lo que afecta al uno
afecta al otro. Si uno se va curando el otro se impregna de la curación. De
tal manera que el devenir familiar, ellos lo han ido tejiendo en lo subjetivo e
intersubjetivo, a partir de lo interior con referente exterior.

Así lo evidencia el hijo cuando cuenta:

“….El pensao mío es estudiar en la noche y trabajar…Porque yo veo a todos esos


pelaitos de allí arriba, todos se salieron y todos volvieron a estudiar también para
terminar, Nacho lo terminó el año pasado, entonces también ya me dan ganas de al
menos terminar el bachillerato. Y además que pena que ya todos se estén
graduando menos uno (risas). Ya en la casa hay dos y el de menos es uno entonces
también por eso…. Entre Nacho y yo tenemos pensado terminar de arreglar la casa
bien, ese es el pensao de él y yo vamos a ver….”

Volver sobre el movimiento de los “pelaitos” (primos) de no estudiar a


estudiar, del hermano que terminó el año pasado, contagia deseos de
devenir, no en tanto mimesis sino en tanto vecindad, cercanía al otro, de no
ser el de menos, de que si otros pueden él también, y puede en tanto él ya
viene con su propio proceso de ir siendo otro. El devenir acontece en el
encuentro, en el proceso, en la captura que se da, Deleuze dirá:

“En nuestros amores tenemos que ser como la orquídea y la avispa, nos dice
Deleuze. La orquídea se ha dejado contagiar por la avispa, adoptando sus colores y
sus formas, ha devenido avispa, no porque la orquídea quiera ser como la avispa,
sino porque ha incorporado el movimiento de la avispa al suyo propio, de manera que
ese devenir constituya el modo de atraer a la avispa, de formar una composición
orquídea-avispa. A su vez la avispa se siente capturada por la orquídea, deviene
orquídea, no porque la imita, sino porque se deja atrapar en su movimiento” (75).

En la relación con los otros, él se deja capturar, se deja atrapar por los
acontecimientos que los otros van tejiendo en sus vidas y es en esta captura
donde se va transformando, así mismo, el proceso interior que se ha ido
gestando se conecta con la experiencia exterior que sus contemporáneos
van teniendo: salir adelante, vivir otra temporalidad en clave de posibilidad
de resurgir y proyectar: estudiar y trabajar.

97
Además de necesitar de los otros para verse y leerse en devenir, el otro, el
hermano es ahora co-gestor de sueños, de estética de vida en tanto desean
arreglar y mejorar las condiciones de la casa. De esta manera, lo interior y
lo exterior se convierte en aromatizantes que impregnan la experiencia
presente y porvenir de ir siendo.

En el cuento de Marguerite Yourcenar “Cómo se salvó Wang-Fo” (76), se


narra cómo la existencia resguardada, había vuelto tímido a Ling, temeroso
de los insectos y las tormentas. Él entra en relación con Wang-Fo, un pintor
pobre que amaba las imágenes más que las cosas en sí, y con él accede a
conocer la belleza cotidiana. Una noche una ráfaga de viento abre la
ventana, el aguacero penetró en la habitación y Wang-Fo se agachó para
que Ling pudiera apreciar la veta del rayo, Ling se maravilló y dejó de tener
miedo a las tormentas. Algo similar ocurrió con los insectos, Ling fue
comprendiendo que Wang-Fo le regalaba un alma y una percepción nueva.

A través del cuento Ling va siendo hombre con nueva mirada, esta nueva
mirada va tornándose a lo largo del tiempo, se va haciendo de acuerdo a
una particular sucesión de acontecimientos: encuentro, escucha,
observación, interiorización, de tal manera que en la relación él se torna otro.

Al igual que Ling, a través del relato, este hijo se va transformando en la


relación con los otros (primos, hermano), va adquiriendo una nueva
percepción del mundo, que le permite habitarlo no desde el encierro sino
desde el deseo que expande, que abre horizontes de vida. En esta medida
su devenir no se agota, hay que trabajar, pero también hay que estudiar, así
mismo hay que cuidar los marranos para arreglar la casa, es decir, su ir
siendo esta siempre en curso, desborda en tanto a través de su experiencia
en relación va escribiendo todo el tiempo trazas de devenir.

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En la historia de la familia, la presencia de la fragilidad encarnada en los
niños va también transformando y haciendo cultivar felicidad:

“….Ese niño nos da una felicidad a todos, yo no sé, nos transforma. En si vivimos
bien, pero llega el niño y nos da más alegría. Si de pronto estamos con alguna cosita,
como que se olvida todo. Mi hermanito el otro viene y es feliz con ese muchachito.
Se concentran todos en él, nos concentramos. Y nos llaman por teléfono, no
llámenos más tarde. Que vamos a salir, no yo no puedo, por qué, porque viene mi
sobrinito. Primero el niño. Nos cambió del todo….Y Mónica, yo la veía por ahí que la
mamá se iba y la dejaba, se iba 15 o 20 días y la niña por ahí en la calle, a las 10 de
la noche por ahí en la calle, entonces yo me iba la traía, la dentraba para acá y acá la
dejaba. Una vez le dije yo, baje la ropa pa acá, y me dijo, no a mi me pegan si bajo
toda la ropa pa su casa. En una de esas salió y se fue del todo, volví y la llamé pa
acá, ahí si le dije tráigase una ropita pa acá pa que no esté yendo a la casa, aquí la
tuve. Ya se llegó la hora de ir a la Comisaría, allá le dijeron que recogiera toda la
ropa, todo lo que tuviera en la casa…. ahora con Mónica aquí nos sentimos bien con
ella, muy contentos…entonces, ha cambiado mucho, ya ella como que se siente
también de la casa. Si dicen algo entonces, ella dice, si y entonces a mi donde me
van a dejar. Si vamos a Sabaneta, a mercar o algo, la llevamos. Amalia la saca, o el
hermano mayor la saca….”

Los arquetipos de este relato son niños, en ellos lo primero que emerge es la
fragilidad, no hay atributo de poder diferente a ésta. Ellos no se consideran
centro del mundo, quizá por esto logran serlo. En perspectiva arendtiana, la
fragilidad de la condición humana sólo puede rebatirse a través de la acción,
ella es ilimitada y su fuerza estriba en su capacidad para crear relaciones.
La acción nunca es posible en aislamiento, siempre requiere de la presencia
de otros. Por esto el poder del niño está en su fragilidad de saberse
necesitado de los otros, débil para la acción, no fuerte. Arendt da cuenta de
ello cuando dice: “el acto más pequeño en las circunstancias más limitadas
lleva la simiente de la misma ilimitación, ya que un acto, y a veces una
palabra, basta para cambiar cualquier constelación” (77).

La novedad que imprime un pequeño hace posible el olvido, da alegría,


concentra a todos, los convoca a su rededor. Así mismo el acoger a la
pequeña (sobrina) que estaba siendo dejada en la calle: “dentrarla para la

99
casa”, los pone contentos, ella ocupa el lugar de los sucesores (51) en tanto
pueden orientar acciones hacia ella, compartir comunidad, intereses y
significados. La profunda simpleza de unos niños cambia todo en esta
familia, en tanto los adultos tornan la mirada hacia ellos y se disponen a
acogerlos en su hogar, en su vivencia cotidiana. Acoger a los niños produce
un doble milagro: los salva a ellos del abandono, les hace sentir personas, y
de otra parte, a los adultos los salva del pasado, les hace olvidar y les ayuda
a vivir el hoy en perspectiva de nacimiento.

Cuando acogen a esta niña, cuando la hacen familia, le dan arraigo, pero no
sólo a ella, ellos en tanto cuidadores también adquieren un arraigo. La
vivencia de la acogida, de la hospitalidad es una experiencia sensible y
racional de recibir que se ofrece al otro, Derrida (78) dirá que la hospitalidad
no representa una región de la ética sino la eticidad misma. Para Lévinas
(79), la hospitalidad no se reduce a la acogida del extranjero en el hogar, en
la nación, esta empieza cuando el yo se abre al otro, cuando se acoge la
alteridad del otro ya hay una disposición hospitalaria. El planteará que antes
de ser sí mismo (ipse) es preciso la irrupción del otro.

En ambos en la acogida que mutuamente se dan emerge la vivencia de la


compasión recíproca, el amor, el cuidado, estos irrumpen como posibilidad
en tanto pueden ser herramientas para que ella (la sobrina) cambie,
devenga otra. El sentirse como de la casa, el solicitar inclusión y recibirla
por parte de todos va ayudando a que ella reconfigure su historia de
menosprecio con la historia de reconocimiento que ella misma y su nueva
familia le están ofreciendo.

En este proceso de inclusión, la familia crece, no sólo en perspectiva


cuantitativa sino también en perspectiva cualitativa, en este devenir conjunto
se hacen mejores personas, además esta novedad trae contentura. Deleuze

100
planteará que la presencia de los otros puede ser o no conveniente, la
conveniencia se evidencia en tanto producción de potencia y la potencia se
hace evidente si en el proceso se genera crecimiento y alegría. En la nueva
familia reconfigurada, el encuentro de ambas presencias genera fuerza de
vida, potencia para seguir viviendo mejor.

En el relato familiar sigue apareciendo cómo el devenir acontece en la


interacción con los otros, en esa interacción ambos se capturan, se atraen
en su devenir. Ellos se aproximan y se hacen nueva familia, el vínculo
consanguíneo ya estaba dado, pero al elegirse mutuamente como nueva
familia, aparece un vínculo simbólico del orden afectivo, que anuda a la vida
en forma más intensa y convoca a la alegría luego del sufrimiento.

En la experiencia que ellos narran, la familia no se ha quedado enraizada en


las vivencias de violencia o en las pérdidas afectivas, al contrario, ellos en el
tiempo se van mudando de lugar, van haciendo rizoma. Los rizomas son
plantas que crecen horizontalmente (75), se diferencian de los árboles que
crecen en forma vertical, ellos permanecen fijados por la raíz, las plantas
rizomáticas en cambio multiplican sus relaciones colaterales, crecen en tanto
su potencia se los permita.

La familia en tanto vida rizomática, ha ido creando nuevas conexiones que


se han tornado potencia para la vida a partir de situaciones como la salida
de algunos hijos de la casa, la acogida de otros, las presencias femeninas e
infantiles que tejen diferencias con lo que la familia ha-sido. Esta potencia
se ha vuelto deseo que expande vida para reparar el pasado, para otorgar
oportunidades que van dando lugar a que tanto en lo individual como en lo
colectivo vayan siendo otros sujetos, sujetos que devienen posibilidad de
hacer de su vida y de la vida familiar una configuración más bella.

101
La estética de esta configuración quizá se va tejiendo en tanto logran
integrar en la vida cotidiana la pluralidad, el sufrimiento y el goce que va
pasando en el interior y exterior de sus vidas. La capacidad de acoger la
diversidad de la vida siendo ellos mismos agentes de su cotidianidad en
relación con sus contemporáneos y sucesores se va tornando fuente de vida
para ellos y para los que hospitalariamente van acogiendo en su hogar de tal
manera que la vida independientemente de lo que traiga puede ser
manantial de alivio o de padecimiento que va y viene, que se disfruta y se
padece sin dramatismo, con la esperanza de que el dolor va a pasar y que
cuando acontezca puede hacerse algo, puede transformarse para que pueda
tener algún sentido, además de transformarse hay que recordarlo para no
permitir que se repita, por eso hoy están mejor que ayer, porque han
reconocido la pluralidad y han ido eligiendo con cual pueden vivir la
cotidianidad y con cual viven un contacto más esporádico y menos íntimo
que no traiga nuevamente el dolor.

4.4. La hermenéutica de la cotidianidad como condición de posibilidad


para una estética de la existencia

“Los otros son espejos, nosotros tomamos las cosas de los otros no para compararlas sino
para aprender de ellos”

(Hombre de 36 años)

La historia de esta familia se ha ido tejiendo alrededor de los relatos y los


tiempos de los ancestros y contemporáneos, de las historias de vida de cada
uno de ellos, con un énfasis especial en la lectura esperanzadora de ellas. A
su vez esta lectura se ha tornado devenir mejores sujetos, devenir estética
familiar.

102
La palabra hermenéutica viene del griego hermenuo (1), que significa
expresión de un pensamiento. En los escritos de Platón y Aristóteles ya se
hacía referencia a ellas, en el primero como: la razón era la explicación, y en
el segundo, en el Organon ocupándose de los juicios y proposiciones.

La hermenéutica parte desde tradiciones tan antiguas como la interpretación


de los textos sagrados cuya historia se remonta al siglo XVI con el luterano
Matthias Flacius Illuricus (1). Es una de las primeras disciplinas que va a
cuestionar las ideas cartesianas de búsqueda de la verdad a través de las
matemáticas y la objetividad.

Se ha asociado a la mitología griega con el dios Hermes, mensajero de los


dioses, quien debía comprender e interpretar los significados divinos a los
humanos.

Si bien inicialmente el énfasis estaba colocado en los textos, no sobre el


intérprete de los escritos, posteriormente finalizando el siglo XVIII y
comienzos del XIX, algunos filósofos como Schleiermacher y Dilthey rompen
con la tradición y la convierten como método para interpretar y comprender
la conducta humana (37).

En el siglo XX con Heidegger, Gadamer y Ricoeur la hermenéutica adquiere


como hilo conductor el lenguaje, el cual permite interpretar el texto, así
mismo, la hermenéutica es un modo de pensar los fenómenos, es decir, la
cotidianidad se puede volver texto que puede ser interpretado a partir del
lenguaje.

A través del lenguaje expresado por la pareja se hace evidente su lectura de


la vida:

103
“….mirá que mantenemos en un corre corre, y él llega, la comida, yo me voy para el
gimnasio. En la noche nos acostamos, ya él cansado, el televisor, chao. Hay veces
que no nos decimos nada, él hace sus cosas…llego a bregar a tomar las cosas,
cierto, un poco. Ahora en vacaciones es que veo, que tan vacano todo el día, estoy
tan relajado. Estoy estresado de ese trabajo, me quiero salir…. Le dan a uno plata y
pagan muy bien, para que. Pero es que yo no quiero, yo quiero es mi tiempo. ….”

En este texto se devela el afán y cansancio de la vida diaria, el poco tiempo


que queda para conversar, pero a su vez, la lectura del tiempo de
vacaciones pone en evidencia otro texto, otro capítulo de sus vidas donde
pueden devenir diferentes: “viendo lo vacano del día y relajados”. Luego de
esta lectura hay una toma de posición, un deseo de devenir distinto, es así
como se plantea un cambio, salir de para arribar a…

La lectura que hace la pareja implica todo un proceso, vivir la vida,


cuestionarla desde los proyectos personales y familiares con sus hijas,
ponerla en la palabra, es decir darle cuenta al otro y a la otra y luego
mudarse conforme a la lectura dada. Este complejo proceso que se mueve
del interior al exterior, va poniendo de manifiesto el trayecto que en lo
particular y comunitario se quiere transitar, y al mismo tiempo va haciendo
posible recorrer horizontes nuevos, coherentes con lo que se aspira y desea,
horizontes que liberan de una sociedad fundamentalmente preocupada por
la posesión externa a la cual se accede con el dinero, que descuida la
posesión íntima que requiere de tiempo, de condiciones. El recorrer
caminos de coherencia con la propia lectura de sí y del alter, introduce
confianza en la propia vivencia y en la vivencia común, y la construcción de
confianza hace posible una vida buena.

Para los griegos (80), la vida buena tiene relación con eudaimonía y ésta con
areté. Eudaimonía era atribuida a aquel que poseyera lo deseable, es decir,
un juicio objetivo y areté. Areté desde la perspectiva socrática y platónica es

104
virtud (sabiduría, justicia, piedad, moderación). De tal manera que una vida
buena esta en relación con una vida moralmente buena.

La vida buena viene entonces de la mano del buen juicio y de la virtud,


podría pensarse entonces que una vida leída, introduce mayor nivel de
objetividad o quizá sería mejor decir, de conciencia, y a su vez, mayor nivel
de virtud en tanto una vida que se hace texto puede interrogarse desde
diversos lugares a saber: moral, virtud, gusto, pasión, utopías.

Esto emerge en la vida de familia, ellos lo narran así:

“Anoche tuvimos una pequeña discusión por una tontería, ella sin saber, molestando
me borro unas fotos del celular y nos acostamos enojados y yo esta mañana decía:
tan pendejos, por unas fotos cierto, entonces la llamé y le dije: amor no y ella me dijo:
es que estoy muy mal contigo porque te borre esas fotos. Y yo le dije: esas fotos
valen huevo amor, no es motivo como para esas cosas. Yo antes quizá no habría
hecho eso, para hacer esas cosas uno necesita madurez para uno decirlas, cierto…si
uno tiene un pecado y uno es conciente que el pecado es por uno y uno lo enfrenta
eso le da fortaleza, pero si uno tiene un pecado que uno si tuvo la culpa y no lo
enfrenta, eso no le da fortaleza sino que eso lo vuelve como una persona cobarde, no
sé como que la caparazón sigue como una cosa más blandita, que cualquier cosa lo
golpea fácilmente….”

En el texto, es evidente como poder tomar distancia del hecho, leerlo hace
posible tomar una postura alterna a la tradicional, saca del enojo, lanza al
acto, a la llamada que es comunicación, pero así mismo lanza al
reconocimiento de la propia falta, al tomar conciencia de ella acontece la
vida buena y esa emergencia se hace recíproca, en la medida en que ella
también puede poner en la palabra el propio malestar. Del encuentro de
ambas lecturas surge entonces la virtud, que se torna fortaleza en oposición
a la cobardía que es cerrazón, quedarse enojado es cerrazón a la relación y
a la lectura de la vida.

105
Resulta muy bella la descripción inicial del suceso: “se borran unas fotos” y
sobreviene el enojo, aquí se hace evidente la contingencia humana para vivir
la vida, luego se toma distancia y se lee desde otro lugar el mismo hecho y
ya se introduce otro significado que no requiere del enojo: “anoche
discutimos por una tontería”. La lectura y relectura, rescata entonces del
exceso, de la exageración, en esa medida coloca en su justo lugar el evento:
“eso vale huevo”, y como vale poco, no se justifica romper la comunión por
ello, no se justifica mantener el enojo. Al leer y releer el hecho, al tomar
distancia de él, éste se coloca en su justo lugar no queda más que caer en la
cuenta del propio exceso en la mirada, de la propia fragilidad, esto es
también areté, moderación y comprensión de la condición humana propia y
del otro.

Comprender al otro, ha sido también aprender a leer la diferencia en clave


de posibilidad que puede nivelar:

“….si porque mirá que siempre en una pareja debe de haber algo como negativo y
positivo. Entonces, donde fuéramos todos dos negativos estaríamos mal, nosotros
tenemos algo de positivo y negativo. De pronto él es como más cerrado, yo soy la
más abierta. Eso es bueno, mirá que es como una balanza. Donde todos dos
fuéramos bien alegres, estaríamos él por su lado, yo por el mío, bueno, felices. Se
sienten dificultades, pasan dificultades pero seguimos adelante…. Esa es la vida en
pareja, entender uno al otro y aceptar los defectos y las cualidades. El detalle es que
a mí me encanta ella, entonces como me encanta acepto sus cosas, igualmente, yo le
agrado a ella entonces….”

La vida en pareja es eso, es la diferencia, pero más que eso, es justo lo que
ellos hacen, no hacer lectura trágica sino acogerla, reconfigurarla como parte
de la historia de la relación, hacer una lectura estética de la diferencia en la
medida en que ésta puede ser buena. Pero pareciera que acceder a hacer
esta lectura de la diferencia requiere del encantamiento que la pareja pueda
suscitar, si el encantamiento se rompe, el príncipe se convierte en sapo. En
la película Sheck II, al final Fiona y Sheck tienen la pócima que los hace
príncipes bellos, él le pregunta a ella que prefiere, seguir o no con la pócima

106
que produce este encantamiento y ella le responde: no importa de cualquier
manera te amo.

Quizá el encantamiento del amor es el que hace posible acoger la diferencia,


el ogro y la ogra, la princesa y el príncipe que habitan en cada uno. Y es
que a lo mejor en la experiencia de amor es donde emerge sin límites la
experiencia del reconocimiento, es donde como dirá Hegel se puede
experimentar: “Ser sí mismo en un extraño”.

Alejarse de la tradición para leer desde otro lugar requiere madurez como lo
plantean ellos, pero además implica otras condiciones, en palabras y
experiencia de ellos:

“Hemos los dos cambiado mucho, con la tolerancia, seguro, cuando uno quiere le da
madurez, cuando uno quiere hacer las cosas le da madurez, cuando uno realmente
siente las cosas eso ayuda a ser maduro. Yo tenía 12 o 13 años y hablaban de unos
primos, unos tan maduros, otros tan inmaduros y yo decía como hace uno para
madurar, como o que, yo creo que el tiempo, las situaciones, la gente es lo que
madura… Yo pienso que él, entre parte y parte nos hemos vuelto como mas sumisos
como más humildes, sabemos reconocer los errores, en el momento es lo bueno que
yo he visto en él y en mí, de que yo cometí mi error bueno, por eso yo no lo llamé, yo
dije: fue él el que se enojo, aunque tuve yo la culpa de borrar las fotos pero no fue el,
él que llamo entonces yo digo que esa es la humildad que manejamos ya,
anteriormente era mucho el orgullo, primaba y ya ahora se dejó ese orgullo atrás, nos
quedábamos tres días sin hablarnos ahora no….”

En el relato cuando ambos se mudan de lugar, del orgullo a la humildad, del


menosprecio al reconocimiento de sí y del otro, el tiempo también se muda
de lugar, de tres días de silencio a unas horas de malestar. Este viraje se da
al releer la vida.

Michael Ende (81) en su clásico libro “Momo”, hace emerger el tiempo como
posibilidad para el ejercicio de la relación, para el disfrute del otro y del
mundo. Momo personifica esta realidad, ella es una niña que concibe el
tiempo como la vida y la vida reside en el corazón, es decir, el tiempo no

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reside en los relojes sino en el corazón, porque un minuto puede ser una
eternidad, o una hora puede parecer un minuto. Ella tiene todo el tiempo del
mundo, lo utiliza escuchando a los demás, contando historias. Cuando
emergen los hombres grises, hombres que se alimentan del tiempo; los
amigos de Momo pierden vida, pierden disfrute, están muy ocupados en
producir, en cerrarse a los otros para ahorrar tiempo. Momo se resistirá a
perder su vida que es el tiempo de relación con los otros y es así como
ayudada por Casiopea y el Maestro Hora, emprenderán una labor de
resistencia contra los hombres grises que acaban con la vida de las
personas, porque les roban su tiempo para la vida.

La pareja, al igual que Momo y sus amigos, se resiste a que el hombre gris
del enojo les arrebate el tiempo para la relación, ellos hacen uso del tiempo
del corazón, del tiempo para la relación y la vida buena, unas horas de
malestar pueden tornarse una eternidad, de manera tal que hay que crear
otra historia para evitar que los hombres grises (el trabajo, la preocupación
por rendir, consumir, la violencia, el enojo, la tristeza) se apoderen del
tiempo de la vida. Al crear una nueva historia vuelve a emerger el tiempo de
la escucha, de contar cada uno su historia y dejar atrás los hombres grises
que conspiraban en forma de enojo para dejarlos sin tiempo de vida.

Cuando cada uno de ellos hace lectura de la propia vida y de la vida de


relación, cuando se resisten a dejarse robar el tiempo, emergen como
mudados de lugar. De la intolerancia a la tolerancia, de no querer al querer,
del orgullo a la humildad, del enojo que calla a la conversación. Este
movimiento es personal y relacional, pero de otra parte aparece en profunda
conexión con el tiempo y con los otros externos a la relación con quienes
han ido habitando sus vivencias. De tal manera que el hoy que es leído
como madurez personal y relacional, ha sido construido de cara a la
experiencia.

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En la perspectiva platónica, la experiencia es el conocimiento del mundo que
cambia. Para Mèlich (41), la experiencia es el aprendizaje que se ha ido
ganando con la práctica y que ofrece algunas herramientas para ir
encarando las situaciones diarias. Quien tiene mucha experiencia no se
convierte en experto en soluciones, ni en dogmático, sino en alguien abierto
a ir a la experiencia y aprender de ella.

En la mirada de la pareja, la experiencia emerge desde la lectura subjetiva e


intersubjetiva que va transformando la identidad de cada uno. Hay una
mirada al pasado y al presente que convoca a un futuro que posibilita ser
otro, que introduce novedad a la tradición, que crea historias de resistencia.
Podría plantearse entonces la experiencia para ellos como fuente de
aprendizaje y resistencia, así mismo de transformación de la subjetividad.
La experiencia leída es fuente de nuevos nacimientos que les permite a
ambos sobreponerse a la condición de fragilidad humana. Como bien lo
decían ya ellos anteriormente, “Los otros son espejos, nosotros tomamos las
cosas de los otros no para compararlas sino para aprender de ellos”.

La experiencia para esta familia también ha sido fuente de padecimiento:

“….no sé él dice que él no sabe qué le pasó que él se volvió un loco totalmente
entonces yo digo que a él estaba era trabajándole los celos porque yo no le había
generado celos en ningún momento. El decía que había un tipo allá lo normal, pero
cuando uno se imagina las cosas ve más allá…. eso duele mucho y mas que la hija
de uno haya visto eso. Yo le dije: vea se está repitiendo lo mismo. Yo cuando tenía
la edad de 8 años veía cuando mi papá le pegaba a mi mamá y me tocó otra vez, mi
hija ver eso. Eso no se le olvida nunca en la vida a uno. Yo tenía 8 años, entonces
eso es lo que también a él le ha martillado y él dice: vamos a ver tengo que cambiar y
eso es lo que él ha hecho con ella. Él habló con ella, y ella le decía: papá pero
porque le pegó a mi mamá, y él le dijo: mami no se qué pasó. Al otro día él me pedía
disculpas y me decía: Sandra discúlpeme, yo no sé que me pasó, sería el trago….”

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El padecimiento de esta experiencia violenta se nutre de dos fuentes: una
de tipo personal, ser agredida, experimentar la violencia como menosprecio
y no reconocimiento; otra de orden relacional, ver como la hija repite la
experiencia de ella y al mismo tiempo como la relación repite la experiencia
de sus padres.

La violencia dirá Arendt (50) es muda, por esta razón nunca podrá ser
grande. Para los antiguos, vivir en la polis significaba que todo se decía por
medio de la palabra, no por la fuerza o la violencia, obligar por la violencia
era una forma pre-política que se reservaba para la familia o para los
bárbaros. En la experiencia de esta familia es justamente introducir la
palabra, leer el acto violento lo que deslegitima esta práctica y permite a
cada uno de ellos emerger como sobrevivientes desde el lugar de la acción
que es comienzo, poner algo en movimiento, tomar la iniciativa, es en
términos arendtianos natalidad, actividad política por excelencia. Sólo en la
medida en que se sustraen del silencio y le imponen la acción de la palabra
a la violencia ésta puede superarse.

Pero la experiencia no sólo ha sido padecida, también le fueron asignados


una serie de significados: locura, celos que trabajan y crean realidades,
repetición de historias, necesidad de cambios, no olvido, intenso dolor.
Estos significados fueron emergiendo en la conversación interior pero
también en la exterior con la pareja y con la hija. De tal manera que el
padecimiento fue retomado, fue hecho historia que se hace memoria pero
que al mismo tiempo se hace promesa, se hace futuro cuando él dice:
“vamos a ver qué es lo que tengo que cambiar”.

La capacidad de asignar significados, es decir, de tener una experiencia


hermenéutica deviene de la tradición, dirá Gadamer, en tanto los sujetos son
históricos, sus comprensiones del mundo también lo son:

110
“Pensar históricamente quiere decir en realidad realizar la transformación que les
acontece a los conceptos del pasado cuando intentamos pensar en ellos… La vida
histórica de la tradición consiste en su referencia a apropiaciones e interpretaciones
siempre nuevas” (82).

De tal modo, que acceder a significar una experiencia va a implicar la propia


historicidad y la historicidad del otro, y se va a poder hablar de comprensión
en tanto se de la fusión de horizontes, es decir, en la conexión del horizonte
presente con el de la tradición. La fusión tiene lugar en la tradición, en ella
lo nuevo y lo viejo crecen juntos hacia una validez llena de vida.

Así mismo, la tradición de la cual hacen parte los predecesores, es accesible


al espacio-tiempo actual en la medida que si bien no hay acceso directo a
ellos si es posible interpretar en el presente sus acciones y estas pueden
influir en las decisiones presentes.

A través de la conversación, pueden ellos como familia lograr fundir los


horizontes de la cotidianidad pasada y la presente, reinterpretarse a ellos
mismos y a sus predecesores y hacer emerger novedad que pone freno a la
violencia de la cual ellos como familia han tejido historia.

La lectura de la experiencia de padecimiento se vuelve acontecimiento, en la


medida en que martilla y se hace promesa, de esta manera introduce
diferencia:

“…El que quiere puede. El cambió mucho, por el hecho de que él me iba a perder,
yo le cerré mi corazón, yo no quería nada con él…. Yo al cambiar él, he cambiado y
han cambiado mucho la convivencia en la casa, hemos estado mas compartiendo y
en familia, hemos cambiado mucho, hemos compartido el juego con las niñas que
antes y por parte mía se ha visto más el cambio hacia ellas, más dedicación, no era
que antes no, pero ahora mas he estado con ellos: vení yo te arreglo las uñas, vení
yo te hago tal cosa…. si las cosas pasan es por algo, por algo deben de pasar y
empecé a asumir las cosas, es una de las ventajas que tengo, sé asumir las cosas y
se dar la cara cuando tiro la piedra….hemos caído como también hemos subido pero

111
esas asperezas como que ayudan a nivelar las cosas uno aprende a aceptar, eso yo
no sé cuando uno acepta, la tolerancia aprendí a manejar la tolerancia porque ví que
era algo intolerante y me salía muy fácil de las casillas muchas veces con las niñas o
con Sandra pero como tengo deber con las niñas entonces veo que tengo que
aprender a manejar eso y lo he logrado Sandra ha aportado mucho a ese cambio….”

Ante la experiencia de menosprecio, ella cierra su corazón, se cierra a la


relación. Ante esta posibilidad de perderla, él cambia. Es la manera como
ella lee el movimiento que hace su pareja, así mismo no sólo el emerge
distinto de este padecimiento, ella también se mueve a otro lugar
inicialmente al cierre que produce el dolor, pero luego se abre nuevamente al
ver que la promesa hecha no se rompe hasta ahora en el tiempo, sino que
se hace cuerpo en el compartir familiar. Aquí algo irrumpe nuevamente ya
no en él sino en ella, y es quizá la esperanza de que las cosas pueden ser
mejores, porque ella ha vuelto a confiar en él y en su promesa, ella ha
continuado leyendo la vida familiar y continúa encontrado la novedad.

El a su vez no para de leer los movimientos familiares, los ascensos y


descensos vividos, no los niega, lo reconfigura, los hace parte del tejido de la
historia familiar. La violencia es discordancia, que se enreda con las
prácticas concordantes y se puede convertir entonces en posibilidad de
narrar identidad que deviene reconocimiento y ello se hace evidente no sólo
por la capacidad de reconfigurar historias sino también por la posibilidad de
estar en relación con su pareja: “ella ha aportado mucho en este cambio”.

En ambos hay dedicación, tenacidad, en el cultivo de sí, de la relación de


pareja y familia, que se hace evidente en prácticas de lectura de posibilidad
como: aceptar la propia intolerancia y trabajarla, abrirse al otro, acoger la
ayuda de la otra y reconocer su aporte, compartir más en familia, saberse
responsable de las hijas. Ellos se han tornado entonces en agricultores que
cuidan del sembrado de relaciones que han ido cosechando a lo largo del
tiempo. Vienen las plagas, las sequías pero se van, porque también hay

112
fuentes de agua, plaguicidas naturales que están al servicio de su labor,
basta saberlas utilizar.

En el cuento de León Tolstoi (83), “Iván el tonto”, hay tres hermanos que no
riñen y hay también un diablillo viejo enojado por esta situación, él se
empecina en que los tres hermanos peleen, para ello se vale de una serie de
trucos que los llevarán a la ruina, con dos de los hermanos logra su
cometido, con Iván el tonto no le va tan bien, él endurece sus tierras para
que no le sea tan fácil arar, pero Iván el tonto con su paciencia y tenacidad
logra ablandar la tierra, no se da por vencido, enfrenta con el trabajo a los
diablitos y comparte su cosecha con los hermanos.

Este personaje muestra todo el tiempo su tesón para trabajar la tierra, no


para de arar a pesar de que los diablitos se empecinen en endurecer su
campo. Como Iván, esta pareja no para de leer sus campos de experiencia,
a veces aparecen diablitos que pretenden dañar sus cultivos relacionales,
pero ellos los enfrentan trabajando sin descanso en la cosecha que ellos se
han empeñado en sacar adelante: su familia.

Y es que la familia es leída por ellos como:

“….Nació la niña y ya como que el amor se reparte, yo era todo dedicada a él y no lo


tenía sino a él, en cambio nació la niña y me fui calmando, me puse a pensar
diferente, a ver la vida de otra manera ….Uno trata de ser ejemplo bueno…. uno ya
tiene que devolver los ojos hacia esas chiquitas y mirar uno que estabilidad les puede
dar. El hecho de ser papá me asentó….Las hijas me ayudaron a ser un poco mas
persona, de pronto a ser, ese papá que no tuve, como no sabía que era un papá
entonces tampoco tenía idea de cómo hacerlo, entonces estoy siendo un papá a mi
manera y me gusta mi estilo, me gusta ser más amigable ole, de pronto los papas que
he visto y los ejemplos que he visto hay como una pared, como un hielo. Por
ejemplo la alegría que a mí me da cuando llego y veo a las niñas y me dicen: papi.
Yo nunca lo viví… ellas son las enamoradas de nosotros. Nos escriben los amo, los
quiero….Yo solo tendría muchos picos y muchas bajadas, acompañados estamos
como algo niveladitos….si el hecho de compartir, de uno empezar a valorar, ver que
uno solo no hacía las cosas y uno con ella hace cantidad de cosas, yo sólo tuve un
equipo de sonido, ahora con ella y con obligaciones, tengo casa, hijas, imaginate

113
pues. Ya uno valora. Cuando uno ve que las cosas surgen y prosperan, uno ve que
con esta pareja puede convivir, ya uno empieza como a darle su puntuación y para mí
ya vale y mucho….”

En sus relatos salen a la luz las hijas como posibilidad de ser mejores
personas, de ver el mundo de otra manera, de tornar la vista hacia otros
horizontes. Con el significado que han hilado a lo largo del tiempo en
relación con las hijas, la experiencia vuelve a tornarse como aprendizaje que
al igual que el orfebre acaricia el barro para tornarlo obra de arte, ellos
acarician con el cuidado a las hijas y ellas lo asimilan para ir convirtiendo en
obra la experiencia familiar. La obra no está culminada, se moldea día a día
en la relación y en la lectura que de ésta relación van haciendo: “Las hijas
me ayudaron a ser un poco mas persona…. Nos escriben: los amo, los
quiero….”

Pero las historias que narran, no sólo dan cuenta de la estética que las
obras van mostrando, además de ello, estos encuentros han permitido
reparar historias del pasado, así lo contó el padre: “ellas me han ayudado a
ser ese papá que nunca tuve”. Pero no sólo reparan, convocan a la creación
también, a buscar el estilo de papá que se pretende ser y a leer con agrado
la propia creación.

En relación con el perdón y la reparación dirá Javier Darío Restrepo:

“la paz no nace ni en los campos de batalla ni en las mesas de los negociadores, sino
en el interior de los hombres junto con valores como la verdad, el perdón y la
reconciliación. Nada logran las armas ni la diplomacia que antes no haya pasado por
el corazón del hombre” (84).

El perdón cuya etimología es don sobre todo don, rompe las amarras de la
venganza del pasado y abre vías hacia el futuro, con el desaparece el sujeto
resignado al rencor y emerge el sujeto capaz de dirigir el curso del tiempo
futuro que es más importante que el congelado momento de la ofensa. El

114
perdón es contracultura, rompe la lógica tradicional, inaugura nuevas
corrientes sociales. El perdón repara en tanto es fuerza creadora, milagrosa,
Arendt actualiza las palabras de Heidegger: “los hombres, aunque han de
morir, no han nacido para eso sino para crear”.

La reparación que relata el padre se ha ido reconfigurando en él a través de


la relación con sus hijas, hace emerger nuevos horizontes éticos, que pasan
a sus contemporáneos, que son aquellos con los que se puede establecer
un intercambio de acción y reacción y los sucesores, hacia donde puede
orientarse la acción (51), y en esta medida inscribir proyectos políticos de
justicia y vida para todos.

Así mismo, la lectura sobre la propia familia es de compañía de pareja, esto


aproxima nuevamente a la vida buena, la vida estabilizada, la vida del
equilibrio entre las contradicciones de la cotidianidad, donde saberse con
otra a la cual se reconoce moviliza a desear ya no sólo equipo de sonido
sino también hijas, hogar, responsabilidades elegidas, es decir, desear vida
que se expande, que da más vida y que al mismo tiempo da horizonte de
sentido y prosperidad.

Así pues la familia es leída como condición de posibilidad para avanzar en la


vida, para ampliar horizontes en compañía de otros que necesariamente por
su presencia convocan a la vida en intensidad. Pero no sólo los íntimos son
leídos en clave de posibilidad, los otros, los contemporáneos también
representan potencial que ayuda a tejer familia:

“….El gerente me dijo: no lo hacemos nosotros con lo que nos ganamos lo vas a
hacer vos con lo que vos te ganas entonces en ese momento eso para mí fue un
choque pero yo después dije: eso para mí es un reto, me gustaría encontrármelo y
decirle tengo tres pisos y tengo las columnas del cuarto y gano menos que él. Son
retos que le ponen a uno, uno tiene que saber interpretar las cosas. Otra persona
habría dicho ese es un hijuetantas conmigo, en este momento yo le agradezco,

115
gracias al reto que usted me puso hice las cosas sino, hubiera seguido dormido en los
papeles….”

Esta fue la respuesta del jefe ante una solicitud de préstamo, ante ella,
ocurre también un proceso, inicialmente de frustración, de choque al no ir en
la misma dirección que su deseo y necesidad, pero luego se toma distancia
y se vuelve a leer el mismo hecho, luego de la distancia y de volver a leer,
aparece otro significado que lanza, del fracaso se pasa al reto y el reto
convoca a la acción para no quedarse dormido.

En su relato continúan apareciendo asuntos importantes que son reiterativos


a lo largo de las conversaciones: la experiencia se lee inicialmente, pero
luego se hace necesario tomar distancia y leerla nuevamente, usualmente
releer hace aparecer la experiencia en clave de posibilidad, y es ésta lectura
la que se lleva a la vida, a la acción y al discurso. Como consecuencia de
ella, no se rompe la relación con el jefe, se le agradece, se lega a las
generaciones, porque para él dejar las casas es dejar pensión para las
generaciones venideras, no como la pensión pasajera que se deja hasta los
18 años a los hijos o hasta el fallecimiento de la pareja. De tal manera que
releer la experiencia lo que convoca es a la relación con los otros, a
aprender de esta relación y volver acción ese aprendizaje.

Igualmente ocurre con otros actores sociales, son relatados en perspectiva


de posibilidad:

“….Yo digo que es muy bueno hablar, hacer saber las cosas porque donde yo me
hubiera quedado callada él hubiera seguido pegando. Yo actué al otro día, al otro día
mi mamá me dijo: hágale Sandra, yo la apoyo y vaya, que sea lo que sea y si yo me
fui y llegué allá y tuve un momento en que dije: no voy a hablar me voy a quedar
callada y yo no mentiras, voy a hablar y voy a decir esto porque no puedo y hablé con
ella y le mostré porque me dejó muchos morados por acá por acá y en la cara
entonces eso yo dije eso lo tengo que mostrar y la doctora me dijo: si quiere lo
hacemos arrestar porque tiene los aporriones. Entonces yo le dije: yo solamente
quiero que hablen con él y que el sepa que yo hablé con ustedes y que si a mí me
llega a pasar algo vea….Pensé mucho en mis hijas, pensé que de pronto, si yo no

116
hablo ahora, si me quedo callada me va a pasar algo por no haber hablado, pensé
mucho y tenía mucho miedo entonces por eso decidí quedarme pero estaba
dispuesta a devolverme y no hacer nada pero si. En la comisaría se me disminuyo el
miedo porque ya estaba respaldada, yo dije: voy a estar respaldada por ellos, ya hay
más gente que se va a dar cuenta de lo que pasó y pues ya dije yo ya voy a estar
apoyada….”

Ante la violencia ella no se coloca en el lugar de víctima, más bien del acto
emerge como sobreviviente que tiene que contar lo que ocurrió a alguien, no
sólo al interior de su familia como ya lo había hecho al pedir ayuda a su
madre y a su hija, sino por fuera del círculo familiar, es decir, en las
instituciones sociales. Es así como acude a la comisaría a contar y mostrar
lo que le ocurrió, a reconocerse y hacerse reconocer como sobreviviente de
una experiencia de violencia que exige apoyo para sobreponerse a ella.

El hablar no se posterga en el tiempo, no da espera, hay que hacerlo cuanto


antes. Giddens (85) dirá que existe cierta obligación de trasmitir información
cuando se está en presencia de otros y una obligación de no trasmitir otras
impresiones, todo ello incluido en la conversación que tiene comienzo y fin
en el espacio-tiempo, que tiene normas, ocasiones de habla y que da
derecho a las personas a alojarse juntas en una especie de mundo mental,
intersubjetivo.

La madre que vivió la misma experiencia habla con ella, comparte ese
espacio-tiempo intersubjetivo, la apoya, quizá esto da cuenta de parar el
círculo vicioso de la violenta en los contemporáneos, hablar, mostrar, se
torna entonces en posibilidad que fluye al pensar en las hijas que son fuente
de responsabilidad y sentido para la vida, las hijas libran del miedo, de la
tentación de callar, de la tradición de generaciones pasadas: deje así, del
sometimiento de los cuerpos y espíritus a la voluntad masculina. Aquí
entonces emerge la palabra y el signo en el cuerpo como evento que
irrumpe ante el acto de menosprecio.

117
Ante el acto violento los otros, en este caso la madre y la institución, toman
postura desde la moralidad (86), desde la indignación por el daño causado a
la otra y de esta manera hacen resistencia común, permitiendo que ella
pueda exteriorizar lo ocurrido y recuperar su valor, su dignidad, que estuvo
en peligro de ser perdida si se silencia el acto violento. Este acto moral y de
resistencia común se torna así en acción política, que libra a la sociedad de
actos dolorosos que excluyen al sujeto social de la vida buena.

Ella con el contar se reconoce a ella misma como capaz, y eso es suficiente,
si ella sabe y a través de otros socialmente válidos que la reconocen y
apoyan le hace saber a él que ella si es capaz, eso es suficiente. Y hasta
hoy en realidad lo ha sido, ambos acogieron el apoyo que la comisaría les
brindó y que junto con el potencial individual y que como colectivo familiar
tienen han ido convirtiendo el agravio y la dificultad en lectura de posibilidad
para fortalecer la relación y el encuentro cotidiano, para hacer fluir vida
buena a raudales.

La vida buena ha podido así fluir en la medida en que han podido ir leyendo
su vida, haciendo de ella una experiencia hermenéutica, donde lo
concordante y lo discordante pueda ser reconfigurado y pueda así mismo
tornarse en fuente de aprendizaje que borra el menosprecio, reconcilia y
repara la historia personal, ofreciendo a las sucesoras un porvenir y
permitiendo a la pareja mantener la relación fuera de los límites que impone
la violencia como silenciador de la vida.

118
5. DISCUSIÓN

Los relatos de buen trato: reconfiguración de la violencia y la vida


privada y pública de los sujetos y familias

“Hay que aprovechar que todavía tenemos la oportunidad de hacer algo…


Deja uno una huella, ellos verán si dejan perder la huella o no…”

(Hombre de 36 años)

La presente discusión pretende tejer los relatos de las familias con algunos
aportes teóricos de autores procurando dar respuesta a la inquietud inicial
que motivó la investigación.

La mirada en las conversaciones, transcripciones, análisis y escritura


comprensiva de las historias de las cuatro familias, estuvo siempre puesta
en las experiencias de buen trato que a lo largo del tiempo fluían en forma
generosa. Esas vivencias recorrían la temporalidad pasada, presente y
futura de ellas, no corrían en solitario, ellas se mezclaban con las historias
de dolor y menosprecio que también les eran comunes, irrumpían y se iban
haciendo urdimbre en la vida familiar.

En la medida en que ellos iban narrando estos relatos, los de la vida


cotidiana donde emerge el buen trato y la violencia, se iba evidenciando la
certeza de la intuición primera que motivó la investigación, es decir, en las
familias que han experimentado situaciones de violencia en su intimidad
habitan historias alternas que develan otros mundos de la vida que dan
cuenta de la estética que procuran hilar en su diario vivir.

Así, el devenir familiar se ha ido tejiendo, se ha ido configurando, ellas lo han


ido configurando, narrando a través de las historias de vida y muerte que se

119
van dando en su cotidianidad. En este sentido, la vida de ellas se conecta
con la perspectiva ricoeuriana de configuración (32), donde la familia va
narrando trama de sí que va integrando lo concordante con lo discordante,
es decir, lo esperado con aquello que rompe.

La configuración familiar se ha ido dando en la vida íntima de los sujetos, en


la vida privada de la familia pero también en la vida pública que ellas tienen
con sus contemporáneos del trabajo, de la amistad, del barrio. De tal
manera que su trama se ha ido haciendo trama de relación, que impregna la
vida particular y de vínculo con los demás. En la cotidianidad, los otros han
ido siendo testigos de dichas urdimbres y reconocen su estética, la apoyan,
disfrutan y acompañan.

Podría decirse entonces, que la reconfiguración que van haciendo las


familias de sus tramas se vuelve historia de belleza que pueden apreciar
ellos mismos y sus prójimos, que pueden beber ambos en lo subjetivo e
intersubjetivo y esta embriaguez torna nuevas configuraciones. Entre los
griegos, la belleza se relaciona con Kalón:

“es lo que gusta, lo que suscita admiración y atrae la mirada. El objeto bello lo es en
virtud de su forma, que satisface los sentidos, especialmente la vista y el
oído….también desempeñan un papel importante las cualidades del alma y del
carácter” (87)

Las configuraciones que va suscitando la vida en cada una de las familias se


tornan formas que despiertan admiración, que atraen la vista, y esto hará
que dicha admiración se manifieste en la presencia de propios y extraños en
la familia que participan de la vida, del ágape que juntos van compartiendo y
celebrando. La belleza en perspectiva de los antiguos no da cuenta sólo de
una condición exterior, devela así mismo una vivencia interior. Las prácticas
de buen trato que emergieron en las familias, no sólo se evidencian en las

120
historias que relatan sino también en la cotidianidad de relación y
transformación que se va dando, esta situación, este recorrido que van
eligiendo hacer da cuenta de su tenacidad, de su deseo de tener una vida
más virtuosa.

En los griegos (88) la belleza aparece también como aquello que se ama, lo
justo es lo bello, lo simple y lo grande. Se vincula así mismo con la armonía
impresa en el templo de Delfos: “lo más exacto es lo más bello”, “respeta el
límite”, “odia la insolencia”, “de nada demasiado”. Esta descripción obedece
a la concepción de mundo en el cual la armonía y el orden ponen límite al
bostezante caos.

En la experiencia de las familias, su construcción de armonía ha estado


sujeta a las categorías que surgieron durante el proceso de lectura de sus
historias: cuidado femenino y masculino, reconocimiento de sí, la capacidad
de integrar la pluralidad y hermenéutica cotidiana como condición de
posibilidad, a través de ellas, sus protagonistas han procurado poner límites
a los excesos, detener la insolencia y el menosprecio. Estas prácticas de
buen trato dan cuenta entonces de su preocupación por hacer más estética
su vida particular y común, tornándose en una forma de resistencia contra lo
feo, contra la violencia.

Las prácticas particulares que fueron emergiendo en las familias, se vuelven


formas de resistencia en tanto han ido parando la violencia y son formas de
resistencia alternas a la violencia, ponen en evidencia las capacidades del
sujeto, como dirá Ricoeur se hacen fenomenología del sujeto capaz. Sus
formas de resistencia como cuidado hacen que se diga no más al agravio, su
hermeneútica de posibilidad hará que se diga tengo que hablar para que no
vuelva a ocurrir, su acogida de la pluralidad hará que se diga es posible

121
descubrir la bondad del otro no sólo su violencia, su reconocimiento de sí
ayudará a decir yo si puedo, si soy capaz.

Las prácticas comunes que se vislumbran en las familias dan cuenta de


cómo ellas han ido haciendo del tiempo presente tiempo para la vida y una
vida abocada a la posibilidad de hacer memoria del pasado pero en
perspectiva de aprendizaje para que no vuelva a ocurrir la violencia, se han
tornado expertas en tanto han ido leyendo su historia. Así mismo el
presente es fuente de esperanza para devenir novedad.

En las cuatro familias, la vida con dolor y dicha las ha ido puliendo, las ha ido
ayudando a modificar estructuras personales y colectivas. Esta modificación
aparece mediada por el lenguaje interior y exterior, por conversaciones que
van teniendo con ellos mismos que les ayudan a reconocerse como
ciudadanos en tanto protagonistas en la construcción de sociedades justas,
y por conversaciones con otros que les acompañan, les reconocen y les
permite mantenerse en relaciones de amistad con sus contemporáneos con
los cuales pueden tejer buen trato a través de las prácticas cotidianas de
generosidad, reconocimiento y compañía.

Otras vivencias que emergen en común en ellas son las prácticas de sí, los
individuos y la familia en conjunto velan por la justicia, porque esta
prevalezca cuando el violento quiere silenciarlos. En la denuncia, en el
relato que van haciendo de las situaciones violentas aparece también la cura
por la palabra como otra práctica de sí que ellos han ido ejerciendo. Estas
prácticas permitirán ir transformando el hábitus de la violencia no sólo en los
contemporáneos sino también en los sucesores.

En las historias de las familias no se niega la violencia, se habla de ella pero


como asunto del pasado que no desean se vuelva a repetir. En su tono y en

122
su narración se evidencia perdón y reparación que desde lo individual e
intersubjetivo han ido tejiendo. Este perdón ha sido un proceso que ha
implicado tiempo, dolor, para salir fortalecidos, resilientes hoy. Llama
también la atención cómo no se nombran a ellos mismos como víctimas o a
sus agresores como victimarios, se nombran como sujetos que fueron
protagonistas de tramas de violencia ejercidas por otros miembros de su
familia y como repudiaron este hecho, al repudiarlo se niegan a victimizarse.
El hecho de poder contar la experiencia del dolor sin victimizarse pero si
haciendo acontecer diferencia, se convierte en las cuatro familias, en círculo
virtuoso que repara la ofensa pero no la niega ni la olvida. Todas las familias
tienen memoria de la violencia, ese es otro elemento común, el no sucumbir
al olvido del agravio puede ayudar a parar el círculo vicioso, la violencia.

Es transversal también en las familias el no resignarse ante el agravio, ellos


ejercen sus derechos y deberes para oponerse radicalmente a que este se
mantenga, como se mencionaba anteriormente cada familia desde su
pluralidad, desde su ciudadanía, ha ido edificando sus instrumentos de
resistencia frente al menosprecio, instrumentos que coinciden y divergen en
su cotidianidad, que se vinculan con la historia de cada una y el entorno en
el cual están inmersas.

Estos relatos, no sólo reconfiguran la vida familiar tornándola más estética,


más armoniosa, sino también pueden convertirse en pilar para reconfigurar
la violencia social, de tal modo que sus prácticas pueden ser manantial de
acción política que hace posible la humanización del mundo y la vida buena
de contemporáneos y sucesores.

La configuración acerca de la violencia en la modernidad se ha ido tejiendo


en perspectiva de riesgo y clasificación, pero quizá la mirada de los actores,
sus relatos, resiliencias y sobrevivencia se han mirado menos, se ha tenido

123
menos en cuenta, de tal manera que se hace cuerpo el análisis que hace la
Cepal (15) de la familia y que se mencionó anteriormente.

La lógica tradicional es mirar el mal como prioridad y es que este vende,


hablar de violencia genera mercado para las armas, para la agresión, para la
corrupción y la intervención. La bondad es frágil, no vende tanto, sin
embargo es más cotidiana, eso lo denunciaron las familias en sus relatos,
ellos reseñaron lo bello, lo bueno, lo justo que también las habita, es decir,
ellos no reseñan a los violentos sólo por sus fechorías también los
reconocen desde otro lugar, desde su competencia para prometer, desde su
capacidad para reparar el daño causado.

A diferencia de las familias, los medios de comunicación y los expertos en la


atención psicosocial hablan sólo del discurso de la violencia, venden
servicios se tornan en cómplices de la violencia, legitiman dicho discurso,
subyugan el saber de los protagonistas que parte de la lógica de su vida
ordinaria y que tiene la sabiduría del perdón y el amor, no la lógica del
mercado.

Las voces polifónicas de las familias procuraron decir lo que en tiempos


remotos ya habían postulado algunos filósofos a saber: que el hombre antes
de ser malo fue bueno porque esta es su identidad más permanente. Lo
comprendió así Aristóteles cuando hablaba de la ética como obediencia a la
propia naturaleza; le dio aún mayor énfasis Kant cuando hablaba de la ley
moral como algo inscrito en el corazón de las personas; lo proclamó
Rousseau cuando propuso que el hombre nace bueno y en la actualidad lo
reiteró Llinás cuando afirmó que el cerebro es ético, es decir, está diseñado
para obedecer a la bondad del ser humano (89). Algunos consultantes en
espacios clínicos así lo nombran también: el sujeto que se equivoca
reconoce a los pocos minutos que cometió un error.

124
En el recorrido por la intimidad de las familias, ellas se develaron a las
investigadoras como sobrevivientes de experiencias de menosprecio, sus
herramientas de sobrevivencia emergen de ellas mismas, no hacen
referencia a que sean productos del mercado o de la intervención psicosocial
del estado. No, sus prácticas se han ido tejiendo a lo largo de la tradición
familiar, a lo largo de la lectura que ellos han hecho de sus experiencias de
vida y muerte, de la vivencia que tienen con otros predecesores y próximos
que son tutores de resiliencia. Por tutor de resiliencia (33) se hace
referencia a otro sujeto con el cual se teje relación y se lleva a cabo el
proceso de resiliencia que no es un estado, es una construcción, un devenir
resiliente.

La violencia se puede entonces reconfigurar y de esta manera encantarla a


través de la palabra, la epodé, el encantamiento a través de la palabra que
cura (59). La cura emerge de las prácticas de buen trato que cada familia
ha ido configurando en su intimidad y en su vida pública, se ha tornado
nueva forma ejercer la ciudadanía. Ellos como actores se evidencian todo el
tiempo en perspectiva de capacidad, de agenciamiento personal y colectivo
que combativamente se sobreponen, tejen resiliencia desde la resistencia
estética del buen trato de sí y de los demás.

En la medida en que los sujetos que experimentan vivencias de menosprecio


puedan reconocerse y ser reconocidos por otros como capaces de hacer
acontecer diferencias en sus experiencias familias y sociales, el discurso
dominante de patología (familia violenta, victimario, víctima, familia
disfuncional) puede irse deconstruyendo y puede abrirse paso y engrosarse
el relato alterno de posibilidad desde el buen trato que fluye en el mismo río
de la vida familiar.

125
El discurso de la violencia es un discurso de fealdad, que se va tornando
identidad individual y colectiva, eso ha ido ocurriendo en el caso de
Colombia. Casi todo el tiempo se habla de violencias en los diferentes
campos sociales, esa alienación se va generalizando en el otro social y la
vida se lee a través de esa categoría, ésta se convierte en hábitus que
recorre la cotidianidad de los sujetos y se hereda de una generación a otra.

Lo que las familias contaron y las investigadoras procuraron capturar, es el


deseo de vida que las mantiene unidas, que las expende a ellas y a
cercanos a pesar de la adversidad. Esas realidades no niegan la violencia,
la cohabitan en perspectiva de esperanza de que puede pasar el dolor, que
éste no es eterno y que al mismo tiempo son ellas y sus tutores de
resiliencia los que pueden ayudarles a salir triunfantes de esas experiencias.
Ellos han construido prácticas como las ya mencionadas que dan cuenta de
esto. Quizá Aristóteles cuando plantea que los hombres tienen tal o cual
cualidad en función de su carácter, pero es en función de sus acciones como
son felices o infortunados, puede ayudar a captar la esencia de lo que ocurre
a las familias. Viven experiencias de violencia, pero pueden hacer acontecer
a partir de lo que ellos elijan hacer felicidad o infortunio, ellas han creído,
apostado y hecho felicidad.

Otra de las formas que aparece como común es la denuncia como forma de
ciudadanía, el decir ante instancias sociales, en los cuatro casos la
Comisaría de Familia: no más, públicamente, esto ayudó en general a parar
la violencia en forma definitiva hasta hoy, porque la separación o salida del
violento fue común en dos familias. Esta acción de poder contar requirió de
otros que pudieran escuchar y aunque pareciera que contar es una acción
frágil, se convierte en fuerte en tanto conecta con otros, se hace rizoma que
expande dignidad humana. La violencia es débil, en tanto no permite la
palabra, el discurso que es acción. Las familias en sus historias develan el

126
buen trato como acción débil que va acallando la violencia y que ilustra a los
“expertos” sociales en maneras frágiles y cotidianas de disolver la violencia.

Antes de la denuncia pública se requirió de un movimiento interior en el


sujeto y en la familia y este podría ser el de reconocimiento de sí y del otro,
“si soy buena persona no merezco este trato”, dirían en algunos casos las
familias, la experiencia de hacer vivido la violencia y no desear que ésta se
repita en las hijas también fue otro motor, el reconocer el bienestar que
otorga la ausencia de violencia hace inadmisible retornar a ella, estos entre
otros relatos. Estos movimientos son evidentes en otras investigaciones
sobre familia (18,19), donde también se evidencia como el deseo de cambio,
la lectura de la propia experiencia, la firmeza en las decisiones, el deseo de
no repetir ciclos con los sucesores se tornan fuente de vida nueva, de
ruptura.

Este movimiento privado en conexión con el ser reconocida en la vida social,


de juntos poder ver con indignación las experiencias de menosprecio se
convierte en una resistencia común, que permite que el ofendido pueda
retornar a la convicción de su valor moral y social, le devuelve algo de su
autorrespeto, ya que se demuestra públicamente la cualidad cuyo
menosprecio es vivenciado como dolencia (86).

De tal manera que aquí emerge otro tipo de resistencia, la del


reconocimiento mutuo como sujetos de valor moral y social. Esta segunda
forma de resistencia frente a la violencia, es de carácter moral, el que
menosprecien a otra persona suscita sentimientos morales de indignación y
mueve a la acción de restituirle su dignidad a través de la escucha, de la
palabra que se torna acción dado su carácter realizativo, performativo,
ilocutorio y perlocutorio (65). Es en la conversación que se da en la relación

127
entre quien se reconoció como digno de respeto y quien lo reconoció en la
institución como sujeto social, donde se juega el reconocimiento mutuo.

En esta forma de resistencia habría que hacer un énfasis en la conversación


que emerge de la relación. Frente a la conversación algunos autores
plantearán que es la esencia de la existencia. J Shotter dirá:

“la vida es naturalmente dialógica. Vivir significa participar en diálogo: hacer


preguntas, escuchar, responder, estar de acuerdo, y así sucesivamente… cabe
esperar que las personas a quienes esta posibilidad les es negada se sientan como
mínimo humilladas y enojadas” (90).

La conversación es un acto intersubjetivo, de relación, en ella los sujetos


traen su historia y su devenir, su vida cotidiana y a través de ella narran su
identidad. Así mismo, la conversación ocurre en un contexto social, político,
cultural, espacial; está influenciada por otras múltiples conversaciones, no
es un suceso aislado. De igual manera la conversación es intencional, tiene
un propósito, al que contribuyen los sujetos en relación. Fuera de la
conversación que va ocurriendo en voz alta, hay otras conversaciones que
ocurren en voz baja en cada uno de los interlocutores.

El carácter de la conversación se torna posibilidad de reconocimiento en


tanto sea dialógica, es decir, en tanto sea un proceso compartido, de dar y
recibir, en donde se habla con el otro más que al otro (37).

Conversar con el otro implica ponerse en intriga o ir construyendo una trama


de la historia narrada y en ese proceso, los hechos y acontecimientos se van
transformando y haciendo comprensibles, se van configurando.

“Así, la puesta en intriga es una síntesis de lo heterogéneo que extrae del mosaico de
acontecimientos un relato unificado. Combina todos los factores de la acción,
configura una sucesión temporal del discurrir de los acontecimientos y deduce una
configuración temporal de una sucesión de acontecimiento discontinuos” (91).

128
Para tejer la trama hay que poner entre paréntesis los propios saberes, hay
que tener el deseo de querer conocer y aprender del otro, comprenderlo.
Gadamer hablará de la fusión de horizontes en tanto se puedan compartir
los horizontes particulares sin el deseo de imponer al otro el propio. Una
conversación donde se narra la historia de sí, se acceda a mundos de
posibilidades, se transite para arribar a la construcción de nuevos
significados, significados en perspectiva de capacidad de acción, se vuelve
entonces una conversación curativa, reparadora, terapéutica.

Si en cambio en la conversación de la familia con el profesional, éste ingresa


con horizontes que no se movilizan, con relatos pre-configurados, con
clasificaciones y diagnósticos patologizantes que no permiten dar ingreso a
la narración que el otro hace de su historia de menosprecio, resiliencia y
competencia, difícilmente se puede conversar y tejer trama, dado que no se
está dando lugar a la intriga que emerge de lo que el otro relata de sí. Este
tipo de conversación es monológico, no dialógico, por tanto difícilmente da
cabida a la acción curativa.

De la conversación dialógica surgen metáforas que hacen posible la


creación, la disolución de los problemas a partir del protagonista de la trama,
de la conversación monológica surgen mandatos que colonizan y
culpabilizan, que no siempre son posibles de realizar por el sujeto y le dejan
con frecuencia en el lugar de la impotencia o lo que es igual, con el estigma
de víctima.

En la conversación dialógica entre el sujeto que vivió la experiencia de


menosprecio y el profesional, la vida de cada uno y la violencia pueden
resultar reconfiguradas en clave de resistencia común, de ciudadanos, que
hace posible restituir socialmente al primero y tornar a ambos sujetos

129
capaces de hacer acontecer en tanto pueden salir de la conversación como
agentes de posibilidad que transforman las instituciones de las cual hace
parte cada uno: la familia, la comunidad, la comisaría entre otras,
convirtiendo así el acto locutivo en acto político. Así mismo pueden
descubrir en la conversación nuevas tramas frente a la violencia que les
permitan salir resilientes y ponerle límite desde ellos mismos, no desde el
violentador. Esto necesariamente va haciendo emerger nuevas relaciones
sociales que van lentamente impregnando la realidad social del entorno.

En la conversación se legitiman los sujetos, este es un relato de buen trato


que va interviniendo la violencia pero no desde el control del experto sino
desde la práctica cotidiana de relación, esto puede suscitar que el control
entonces empiece a ser ejercido por los sujetos, sujetos en relación con
otros sujetos sociales, de tal manera que los protagonistas de la vida moral
serán ellos en relación, no la institución, no el profesional. En la
conversación pueden ir emergiendo opciones, valores conocidos y de
tradición en la familia que se van engrosando como alternativa frente a la
violencia, en palabras de Cortina (21), puede emerger una ética de mínimos
que haga posible vivir la justicia y construir mundo humano más estético
donde valga la pena vivir.

De tal forma, que el buen trato que se da al interior de las familias, que se
replica en las conversaciones con ellas desde instancias sociales como las
comisarías, donde se escuchan también relatos de violencia se va
convirtiendo en posibilidad de reconocimiento de sí y mutuo que puede ir
reconfigurando la vida en la instancia privada y pública. Esta forma de
reconfiguración pone en evidencia las capacidades de los sujetos, su
agenciamiento personal y familiar, desde este lugar es posible hechizar el
menosprecio y sobreponerse, para integrarse socialmente desde un lugar
diferente, el lugar de la dignidad y la inclusión que se teje en el interior de la

130
persona y en la relación con otros y otras que suscitan prácticas de buen
trato. Esta forma de reconfiguración va visibilizando nuevas formas de
ejercer la ciudadanía que se construyen conversacionalmente,
dialógicamente en la cotidianidad familiar y social.

A manera de síntesis: son las prácticas de buen trato recuperadas de la vida


familiar y social las que en última instancia pueden transformar la vida de los
sujetos, estas prácticas se recuperan a través de la conversación dialógica,
ellas fluyen a raudales siempre y cuando quienes las narran y las escuchan
estén dispuestos a capturarlas, a seguir su trama. No se trata de sepultar ni
olvidar el agravio, lo hecho no se puede deshacer, se trata más bien de
reescribir la historia con las familias, de tal manera que la violencia no anule
la capacidad de hacer acontecer que tienen los individuos en su
cotidianidad, porque siempre en los relatos emergen historias delgadas que
pueden ser fuente de vida para reconstruir el futuro, para sanar la herida
procurando que no se vuelva a repetir el agravio, para hacer justicia desde
el ejercicio ciudadano.

Desde la investigación surgen a manera de abanico horizontes para futuros


estudios que permitan escuchar las voces y saberes populares en los
diversos ámbitos que tienen que ver con las violencias, no sólo desde sus
actores sino también desde los testigos que en la vida social los acompañan
a saber: amigos, familiares, agentes sociales. Una vez se puedan tejer
dichos saberes, se podrá comprender mejor no sólo el fenómeno de la
violencia sino fundamentalmente se podrán visibilizar las múltiples formas de
resistencia que hacen posible que continúe emergiendo la vida, la esperanza
a partir de las experiencias de menosprecio. Y quizá sea esta la clave,
construir desde ahí, desde esas formas cotidianas y simples la vida, no
desde la utopía de cercenar la violencia, quizá se trate mas bien de
comprender como crece la buena hierba en medio de la zarza, como no se

131
deja ahogar por ella y como al final de la siembra se pueden recoger frutos,
porque la maleza no los ahoga, siempre y cuando se permanezca en la
esperanza y en el cuidado de estos.

132
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ANEXO 1

139
Consentimiento Informado para participar en el proyecto de
investigación

Usted está invitado a participar en el proyecto de investigación “Relatos de


las experiencias de buen trato en las familias donde hay violencia”.

Este proyecto es llevado a cabo por Lina María López y Maria Victoria
Builes, terapeutas familiares y estudiantes de la maestría en Educación y
desarrollo Humano del Cinde-Universidad de Manizales.
Direcciones y teléfonos:

Departamento de Psiquiatría, facultad de Medicina Universidad de Antioquia.


Hospital Universitario San Vicente de Paúl (HUSVP)
Medellín, Colombia.
Teléfono hospital: 2 63 45 78 Directo.
Mail: lina_maria_lopez_serna@hotmail.com, mbuiles_correa@hotmail.com

El objetivo de este estudio, es Reconocer los relatos de buen trato en la


experiencia de las familias donde hay violencia. Dicha investigación busca
comprender prácticas cotidianas de la familia que dejan ver formas de
comunicación alterna a la violencia y que pueden convertirse en forma de
abordar y transformar la violencia en la familia.

Para realizar dicha investigación se hace necesario cumplir con ciertos


requisitos y establecer compromisos para las partes.

Procedimiento
Las personas que decidan participar en este estudio, lo harán libremente. Si
en algún momento decidiera retirarse esta en su derecho y no se verá
expuesto a situaciones de estrés posteriormente. Si por el contrario desea
colaborar en la investigación su participación consistirá en la realización de
las siguientes actividades.

Antes de dar inicio a la conversación, para efectos de tener la información lo


más parecida a lo que usted dijo, el grupo de investigación decidió hacer
grabaciones de las entrevistas, previa información y consentimiento
informado, firmado y aceptado verbalmente por usted.
Las personas que realizarán las entrevistas son profesionales capacitadas y
formadas dentro del campo clínico, son conocedoras de las
responsabilidades que les confiere este tipo de investigaciones con
personas.

140
Las grabaciones de las entrevistas será para facilitar el posterior análisis,
luego ésta será destruida para mantener la confidencialidad de los
participantes. Los nombres utilizados en la transcripción serán modificados.
La información suministrada a través de las conversaciones será de carácter
confidencial y utilizada sólo para fines de la investigación. Su identidad y la
de su familia será igualmente confidencial y por lo tanto protegida.

Existe la posibilidad de que usted sea citado nuevamente en caso de ser


necesario ampliar algunos de los conceptos o datos que suministró.

Confidencialidad
La información obtenida tendrá el carácter de secreto profesional,
protegiendo su identidad y la de su familia, por lo tanto sus nombres y
apellidos serán reemplazados por un código.

Los resultados obtenidos serán usados únicamente para esta investigación


que permitirá obtener el título de magister a ambas estudiantes.

Además, se tendrá en cuenta la resolución No. 008430 de 1993 del


Ministerio de Salud de la república de Colombia, la declaración de Helsinki y
las normas éticas internacionales para investigaciones biomédicas de la
organización mundial de la salud.

Beneficios
Una vez finalizada la investigación las familias participantes tendrán un
informe general de los resultados obtenidos, además, se aclararán
inquietudes expresadas durante la entrevista que no pudieron ser resueltas
en forma previa. La investigación no busca obtener beneficios económicos
para las investigadoras ni para las personas que participen de dicho
proyecto.

Las terapeutas familiares y los demás profesionales y personas que puedan


conocer la investigación podrán contar con herramientas eficaces que
permitan la comprensión de la vida de las familias no sólo desde las
experiencias de violencia sino también desde las experiencias de buen trato
y buscar desde éstas, llevar a cabo una mejor atención de las familias y
personas.

141
Molestias y riesgos esperados
Dentro de las categorías del estudio, este es considerado de Riesgo Mínimo,
lo que significa, que no tiene la probabilidad de producir la muerte ni una
disminución de las capacidades físicas o mentales por su participación en la
misma. Puede experimentar algo de cansancio, en cuyo caso puede
comentarle a la entrevistadora para que se tome un tiempo y recobre mayor
tranquilidad y no se fatigue.

Indemnización
Los investigadores asumen las responsabilidades jurídicas y éticas
derivadas de los procedimientos realizados dentro del contexto del proyecto
de investigación.

Participación voluntaria
Su participación es esta investigación es libre y voluntaria. En caso de que
usted decida no hacer parte de este estudio, esto no perjudicará los
tratamientos o beneficios futuros en caso de ser usted consultar en cualquier
institución pública o privada. En ningún momento usted tendrá que dar
explicaciones de su retiro a las entrevistadoras.

Si acepta participar en este estudio deberá firmar el presente formulario de


consentimiento informado, lo cual debe hacerlo después de haberlo leído y
comprendido en su totalidad. Este formulario debe ser firmado antes de
llevar a cabo cualquier actividad, igualmente, en la grabación debe quedar
constancia que usted ha sido informado previamente de la investigación y
que acepta voluntariamente participar.

En caso de cualquier inquietud puede dirigirse al personal del grupo de


investigación. Los datos se encuentran en la primera página de este
consentimiento en caso de necesidad

HAGO CONSTAR QUE HE LEIDO Y COMPRENDIDO ÉSTE TEXTO, QUE


SE ME HAN DADO LAS INSTRUCCIONES Y / O ACLARACIONES QUE HE
SOLICITADO, QUE HE RECIBIDO UNA COPIA DE ÉSTE DOCUMENTO Y
QUE HE DADO MI CONSENTIMIENTO PARA PARTICIPAR
VOLUNTARIAMENTE EN LA INVESTIGACIÓN RELATOS DE LAS
EXPERIENCIAS DE BUEN TRATO AL INTERIOR DE LAS FAMILIAS
DONDE HAY VIOLENCIA

142
FIRMAS.

PERSONA O SUJETO DE ESTUDIO

NOMBRE:
________________________________________________________

CC___________________________
De_________________________________

TESTIGO INDEPENDIENTE DEL GRUPO INVESTIGADOR


Familiar ( ) Otro ( )

NOMBRE:
________________________________________________________

CC___________________________
De_________________________________

PROFESIONAL QUE EXPLICA EL CONSENTIMIENTO

NOMBRE:
________________________________________________________

CC___________________________
De_________________________________

143

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