Está en la página 1de 5

EL CRUCERO

Alfonso Hernández Torres

El Crucero es una edición bilingüe de una selección de poemas de diferentes épocas de


mi trayectoria poética. Desde hacía mucho tiempo, quería recopilar todo aquello que
había publicado anteriormente en revistas de diferente índole y en la web y darle el
formato de libro. Muchos de los poemas que aparecen en este libro fueron presentados
en la I Bienal de Poesía de Brasilia como vídeo-poemas y siempre había alguien del
público que se acercaba para pedirme el libro. En palabras de la poeta y amiga Alicia
Silvestre “ésta selección pedía a gritos salir” y espero que a partir de ahora podáis
disfrutarla.

El título conlleva la idea de viaje en el sentido literal y metafórico, es el crucero que


hacemos en la vida pasando por diferentes etapas, este libro resume todo eso, diferentes
períodos en la vida de un poeta que hoy se encuentra en las tierras tupiniquins como cita
Antonio Miranda en su prólogo al libro. A partir de su lectura podréis viajar a otras
ciudades, a otros espacios y cada uno como lector interpretar el poema e identificarse
con cualquiera de sus elementos, de sus personajes. Podréis contarle al mar todo lo que
os preocupa, descubrir nuevos paraísos o tal vez observar la realidad que os rodea con
otra perspectiva, “espero que vuestras mañanas sean tan claras como al agua y a tu
vida des colores, para pintar la realidad y dejarla como nueva” (Voces de la vida y el
recuerdo, Pensamientos XVI) Imágenes poéticas, música y palabras que espero que os
hagan sentir y soñar.

Cuando los versos salen del interior del poeta, pertenecen a sus lectores, al mundo y
tienen que crecer por si solos, pasen y lean.
1. El Universo Poético

a) Temas:

Desde mi infancia escribía poemas, hubo muchos que perdí y otros que se quedaron. En
esta selección vais a encontrar algunos de la adolescencia, sobre todo los dedicados al
mar, donde se exalta a la libertad y el deseo por descubrir.

Bailén es una pequeño pueblo sin mar, y el mar se había convertido en aquel lugar que
pertenecía a mi mundo onírico, cada vez que veía el mar me quedaba hipnotizado y
cuando no lo veía siempre lo echaba de menos, el mar era aquel lugar que te daba la
sensación de espacio que nunca termina y donde se encuentra todo aquello que
buscamos.

En la adolescencia comienzas a edificar la vida que está comenzando y a valorar la


amistad, a crecer con tus amigos, y a darte cuenta que la vida no es del todo fácil. La
sociedad española de los noventa, la otra crisis, el movimiento conservador después.
Todo ello formó parte de aquellos primeros descubrimientos, en una época de continuos
cambios vitales.

Influido por los clásicos de la literatura española como Góngora y Quevedo,


sorprendido por la literatura romántica y Bécquer. Pero en definitiva, los poetas que más
me influenciaron en esta etapa fueron los del siglo XX como Antonio Machado, Juan
Ramón Jiménez, Federico García Lorca o Pedro Salinas.

Ante aquellos cambios siempre había una eterna búsqueda que pertenece más a mi
época universitaria, incluso hay una renovación poética porque descubro la poesía de la
experiencia, en Granada tenía a los mayores representantes de este movimiento y
muchos de ellos eran mis profesores en la universidad, Luis García Montero o Álvaro
Salvador, comencé a leer su poesía y a descubrir a otros como Javier Egea o Luis
Muñoz. Llegó Portugal y la universidad de Coimbra, que fue una de las etapas más
fructíferas dentro de mi poesía, descubrí a autores como Herberto Hélder y todas las
semanas participaba en varias actividades poéticas, tertulias, recitales y talleres que se
dedicaban a la poesía.

Coimbra fue tan intensa que la vuelta a Granada me creo un vacío interno, incluso titulé
a los poemas de esta etapa como “vuelta al vacío” pero valga la paradoja, fue la época
en la que más crecí como poeta, porque fusioné el mundo luso con el hispano, he
incluso la literatura hispano-brasileña y Hélder fue mi tema doctorado. En aquel
momento los españoles Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jaime Gil de Biedma, y
José Hierro, la poesía modernista norteamericana de T.S. Elliot o el griego Constantino
Cavafis.

Después llegó el exilio voluntario, primero a Centroeuropa y después a Brasil, sin duda
el último fue una continuidad al mundo luso, después de cinco años en el este europeo.
b) Símbolos:

• El mar
Se personifica en muchas ocasiones y se convierte en un amigo, también aparece como
el infinito y donde está escondida la libertad. (Al mar y Diálogo con el mar, El Crucero,
pp.10 y 14)

• El reloj de luna
Nos marca el tiempo de la vida, pero aquel tiempo que no pasa rápido, es más largo
pero también finaliza, es aquel que nos exige un cambio. (El reloj de luna, El Crucero,
p.40)

• El agua “que aclara”


Es nuestro propio reflejo, aquello que somos en realidad, es el encuentro con nosotros
mismos. (A la poesía, El Crucero, p.16)

• Los colores
Son los que pintan nuestras imágenes poéticas, resalta siempre el color predominante
como si fuéramos fotografiando el mundo que nos rodea con diferentes filtros.

“Luces malbas” son las luces de los coches mezclados con el azul más oscuro de la
noche, esa mezcla es un color malba en nuestro imaginario.
“Estelas doradas de agua” el agua como nuestra subjetividad y estelas doradas sería
nuestra propia felicidad (Madrugada, El Crucero, p. 45)

(Visionado del video-poema: “Madrugada”)


c) Música:

Precisamente aquellas primeras lecturas de Quevedo y de Góngora, me llevaron a


entender lo que era una poesía que se ocupaba del concepto (Quevedo) y de la forma
(Góngora), comencé a entender que la poesía iba más allá que las propias palabras y que
el conjunto de ritmo, imágenes, conceptos y formas entre otros elementos, integraban
aquel producto final que leíamos. Además, cada uno de los elementos podía cobrar un
protagonismo especial, y ya el siglo XX dejaba paso al verso en libertad. Estas ideas las
maduré mucho más cuando estudié semiótica y crítica literaria en la universidad. Hay
un artículo “Teatro, drama y espectáculo” de Antonio Sánchez Trigueros y Mª Ángeles
Grande, donde aparecen todos los elementos que forman parte del teatro al mismo nivel,
la música, el espacio, el lenguaje corporal pueden ser usados para expresar lo que antes
solamente se decía por palabras e incluso cualquiera de estos elementos se puede usar
como símbolo principal, el texto aparece como pretexto. Este concepto moderno lo
vemos repetido en todas las artes y por tanto en la poesía, lo que abrió el camino al
modernismo, las vanguardias e incluso la propia poesía visual.

Mis primeros poemas los podríamos definir como poemas mucho más rítmicos, era muy
importante que fueran música para los oídos sin ser una canción, quería que fueran
piezas musicales a través de las palabras. Manuel de Falla y su Amor Brujo era la
música que tenía en mi cabeza cuando escribí “Embrujo” (El Crucero, p12) y la música
de un tango junto con una imagen poética (la danza de la estatua de D.Dinis con la
locura, que representaba a Coimbra). Este imaginario era lo que andaba por mi cabeza
cuando escribí “El Tango de D. Dinis” (El Crucero, p. 24).

d) Imagen:

Aunque en mi poesía la música y la imagen siempre estuvieron unidas, en muchos de


mis poemas prevalecen más las imágenes poéticas, mis poemas están llenos de
imágenes que explican un elemento de la realidad, un sentimiento o cualquier sensación
que quiero presentar. El poeta aparece desde la ventana en muchas ocasiones pero sin
olvidarse de su propia introspección, porque al fin y al cabo para llegar al lector hay que
fusionarse con él y con lo que siente como ser humano.

Las imágenes poéticas parten de la propia observación de la realidad, pero son libres en
su interpretación, vamos entonces hacia un poema abierto. En muchos casos pueden ser
imágenes concretas que se refieren a un objeto determinado y otras veces se quedan en
un segundo plano.

Siempre he intentado dibujar lo que quería expresar. A partir de imágenes he escrito


muchos de mis poemas, así lo podemos ver en poemas como “No soy una danza
agónica” (El Crucero, 30) es una personificación de la ciudad de Coimbra, sus cuestas,
sus subidas y bajadas, todo lo que te provocaba andar por ella aparece personificado en
una mujer que danza consigo misma. El poeta aparece como observador y crea un
personaje para hablar de lo que le provoca esa ciudad.

En la misma línea de poemas cargados de imágenes estarían los poemas “Al mar” (El
Crucero, p.10) o “El coleccionista de imágenes” (El Crucero, p.20-21) pero esta vez las
imágenes acompañan al estado de ánimo del poeta, es mucho más introspectivo, las
imágenes del mar (cualquier mar) o de una ciudad (cualquier ciudad) sirven para hablar
de la búsqueda del poeta. El video poema que vamos a ver a continuación puede ocurrir
en cualquier ciudad del mundo.

e) Palabra:

El texto acaba regresando al propio texto (Guimarães, 1973: 30-43) y el poema


desarrolla un “lenguaje de nadie”(Guimarães, 1971: 31-44). El espacio del poema es
libre y deshabitado. El poeta es el otro, alteridad fundada por un lenguaje que busca en
si mismo el trayecto de lo indecible y de lo desconocido, donde el poeta “va a morir
inmensamente asesinado” (Hélder: 1996)
“A la poesía” (El Crucero, p. 20) Influencia de Hélder y Pedro Salinas, ahora le damos
protagonismo a la palabra, es la poesía quien se personifica y toma vida.

f) Nueva poética:

Esta podría ser una última etapa en la que ya se recogen los elementos anteriores,
imagen, música y palabra aparecen para expresar la realidad cotidiana. Es la vuelta a
Granada y al círculo de la experiencia, es el momento en el que la aventura lusa se
queda atrás. Los espacios urbanos cobran sentido, pero ahora son ellos los que expresan
cualquier sentimiento.o sirven de marco para los mismos “Viaje al epicentro” ( El
Crucero, p. 46) un semáforo define el tiempo en el que observamos un atardecer a lo
lejos, ha sido capaz de detener la vida por un instante y es la naturaleza quien nos avisa
que tenemos que continuar si no queremos morir atropellados. Debemos hablar de Walt
Whitman, el poeta se siente en medio de las personas y de las cosas.
“Memorias del altiplano” es el último poema del libro y que dedico a Brasilia, aquí la
ciudad determina y los elementos urbanos determinan nuestra propia realidad. El poeta
presenta una problemática interior y quiere gritarlo.

También podría gustarte