Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
E
E
F
Pn¡uro Hrsrónrco,
Erusnyo T¡ónrcoo Cnírco
Anr¡ Cor.oMBrANo
Soene
Erusnvos
MooRr-rono o¡ Auron2005
EusnvosDEAUToR Guillermo Vanegas
A DtsculR
ApReruoen
DrruÁvlcasDEcoNVERSActoNENTRESFoRos
vTRTUALEssoBREARTE
colt¡uponÁruEo ENEL
c¡vpo aRrísrco coLoMBrANo2000-2002
@ Guillermo Vanegas -
L-J
@ Alcaldfa Mayor de Bogotá w
AKAI¡IA TffoI
t"*/*,*
@ Instítuto Distrítal de Cultura y Türismo, 0t tocof^ D,c,
Intlt{to Dlrtrhll
Gerenciade Artes Plástícas CUI'UiAY
'URI.sMO
porel Orgullo
UnaExpodlclón
JUR¡oos
oelPn¡n¡lo
Erus¡yo
Hlsrónlco,
TEóRtco
o CRfTrco
soBRE
ARTE CoroMsrnNo
2005
Andrés Gaítán
NatalíaGutÍérrez
Martha Rodrlguez
DrsEñooe Cusr¡Ril
FelipeCastañedaFeletti
ForocR¡rl¡DECuBTERTA
FelípeCastañeda
Felettí
Drseñoos PAGTNAs
TNTERToREs
Thngrama
ARn¡¡oeELEcTRóNtcA
David ReyesDurán
Coonorru¡cró¡¡
EDrroRrAL
BárbaraGémezRincón
In¿pn¡srór'¡
D'VÍnní Ltda.
Primeraediciónrseptiembrede 2006
rsBN958.8232,88.0
Pn¡seNr¡cóN ll
lvrnoouccróN t7
-RrYrs, No ESTRELLAS" L9
ELoBJEToDEEsruDIo
S,-BRE 23
P¡nrE I
1n
PER¡rr- DELAcRfncn DEARTE.
sur'¿¡Rro ANrecr,ngNTgs LI
P¡nrell
P¡nrelll
PnnrelV
R¡.plrxroNEsFoRMALES 103
BrelrocRArh ill
H¡v¡Rocn"q¡Íey pÁcrNas
¡N INr¡RNer 112
AGRADECIMIENTOS
JaimeCerón
Gerentede ArtesPlásticas
InstitutoDistritalde Culturay Türismo
Este tipo de publicación puede degenerar antes que
nada en crlticas, burlas y juicios infundados. Cualquier
escritor se persuadiráfácilmente a sí mismo de que el
negativismo divierte al público, y que asípodrá vender
cuanto escriba.El egoGmoimpone su ley,y todo sere-
ducirá a una serie periódica de irsultos que ofenderá
a nuestros arfistas, cerrará los estudiosy amrinará las
exposicionespúblicas, que son por cierto más útiles a
las artes que los argumentosde esoshombres de letras
que apenassabennada.
Raymond Williams'
cios para la circulación del discurso crítico obedecen a una lectura par.
ticular del problema, cuyo origen se puede localizar en la percepción que
tienen de un panorama ensombrecido para esta actividad, necesitada de
un nuevo proyecto ideológico que se materialice a largo plazo. Aquí se le
concederá una alta incidencia a la aparición de estasinquietudes en va-
rios sectores relacionados inicialmente por una misma orientación pro-
fesional o por una cercanía de intereses, con base en lo cual se propone
que para estudiar este fenómeno debe tenerse en cuenta la inutilidad
práctica de contemplar únicamente la existencia de este afán por relan-
zar la crítica en un grupo exclusivo de pioneros. De ahí que se afirme
repetidamente que las nuevas estrategiasde colaboración entre actores
diversos dentro de nuestro campo artístico han posibilitado la constitu-
ción de un discurso dinámico y versátil, que depende ciertamente de las
coyunturas propias de la circunstancia de cada participante pero que, al
final, en la apariencia cornpleta que ofrecen los archivos que documen-
tan este proceso, permite establecer la presencia de unas modalidades
de intervención que poco a poco se han ido especializando hasta com-
plejizar notablemente el contenido de los argumentos propuestos. Me-
diante la lectura de una gran cantidad de mensajes recopilados luego
de que se llevaran a cabo varios encuentros en los espaciosde discusión
en Internet dedicados a debatir sobre el arte contemporáneo y las po-
líticas institucionales de gestión cultural en Colombia, puede afirmarse
que a comienzos del siglo XXI, las transformaciones sufridas por el dis-
curso crítico han pasado por atender una fase de evidente debilitamren-
to y posterior recuperación, a través de la revisión de los presupuestos
iniciales que 1o animaban, gracias a 1oque se construyó durante el lapso
estudiado un ámbito más arnplio e iluminado, cuyo mayor indicador de
éxito se ve reflejado en la multiplicación de los interlocutores que han
decidido tomar la palabra es esaspublicaciones virtuales. A pesar de ello
no hay que olvidar que aún no han sido reemplazadaslas imágenes ca-
rismáticas del gestor todopoderoso o del artista-genio como figuras vale-
deras para comprender la producción del discurso crítico y, sin embargo,
junto a ellas o (sin evitar por momentos un ataque frontal) contra ellas,
las reflexiones y los comentarios que se esgrimen desde que se instauró
el modelo de intervención que analizaremos en adelante proceden de
un conjunto mucho menos jerárquico e identificable de autores que, a
:iiar de ello (o puede que graciasa ello), disfruta der poder de orrginar
:---ievLrs
planes de acción que hacía bastante tiempo se buscabanpor di.
:;rentes rutas, sin cristalizarsatisfactoriatnente.
Para introducir esramateria en el espaciode acción del ca'rpo artís-
::ctr local nos detendremospor ahora en la referenciaa un proyecto de
:..laboración entre dos personalidadesfundamentales.De esta manera
::lrarelnos de comprender el espíritu de estas transformacionesen el
-imbito internacional, cuyos aportes han determinado la realizaciónde
:rr)\'edosas
propuestasde indagación a partir y acerca de la producción
iel arte que, consideramos,podrían servirnos como un punto de vis-'
:.r externo para aclarar mejor la apreciación que esperamoscontrastar
aon un fenómeno er.ninentementebogotano, conro es el de los espacios
vrrtualesde discusiónauspiciadospor artistasy administradoresde arte
cr)n baseen esta ciudad.
"RAYAS,No EsrRELLAs"2
1lbíd.,p. 176.
habitualmente cerrados para la interpretación de las piezasartísticas,
cosa que nos resulta bastante útil para encuadrar las reflexiones que se
suscitarán a lo largo del presente texto.
Para comenzar, debemos decir, en sintonía con Bourdieu, que toda
obra de arte está fundamentada sobre una base ideológica mucho más
compleja que la autonomía estética que le supone el pensamiento forma-
lista, que puede englobarsebajo una expresiónque podríamosdetermr-
nar como su "dependencia material al contexto histórico y social" don-
de es presentada. Así mismo, creemos que toda una serie de actividades
que se desarrollan en torno a la producción artística sirven para valori- '
zar y prefigurar su conlprensión dentro del contexto en que es exhibida
para influir de forma colateral en sus posibilidades de movilidad comer-
cial. Del mismo modo en que Bourdieu intentaba explicar la asimilación
de una propuesta artística en un período histórico específico a través del
uso de materiales y documentos no relacionados explícitamente con la
consrrucción de la historia oficial del arte, consideramos aquí que uno
de los factores que permiten establecer un acercamiento más adecuado
al estudio de la producción discursiva sobre el arte de una época depen-
de, en gran medida, de la revisión de las controversias, los debates y los
escritos que se hicieron públicos luego de que sucediera un aconteci-
miento digno de atención por parte de sus autores. Este procedimiento
permite determinar la forma en que los discursosajenos a la retórica del
análisis estético inciden de nanera efectiva en la comprensión del fenó-
meno artístico. Dicha apreciación se basa, por supuesto, en Ia constante
afirmación que recibe el discurso formal en unos canales de legitimación
desarrollados específicamente para darle sentido. De hecho, algo que
buscaremos demostrar de manera más o menos convincente es el alto
nivel de complejidad que posee aquel axioma que le otorga al productor
de arte la potestad de decidir qué, de todo lo que hace, es un hecho ar-
la declaración que pronueve Lütticken
tístico. En este sentido segr-rimos
en el artículo que mencionamos más arriba, cuando aduce que
1l b i d . ,p . l 7 4 .
Paranosotros,la noción que englobael término "público" aquí pre-
sentadano sólo se restringea la instrumentalizaciónde una categoría
variasvecesimplícita en las indagacionesmás avanzadasde los artis-
tas concentradosen estudiarlas coordenadasdonde se ubica su trabajo
al sumergirseen el tejido social,sino que intentamosllevarlahacia los
terrenosde la investigaciónsociológicabasadaen, o ilustradapor, las
prácticasclásicasde la denominada"crítica institucional".6Sabiendode
que tendrá a partir de ahora nuestroreco-
antemanolas repercusiones
nocimiento de esta filiación disciplinar,consideramosque sólo de esta
manerapuedenhacersevisiblesalgunasde las circunstanciasespeciales
que constituyenla identidad de la comunidadimaginadaque denomi-
namos"campoartísticolocal" de comienzosdel sigloXXI en Colombia.
Ademásde incluir en nuestrareflexiónla evidentesintoníao dependen-
cia (el usode los términosprocedea criterio del lector) en la asimilación
de la retóricapresenteen el ejerciciodiscursivolocal sobrearte contem-
poráneocon los principiosque segestanen el interior de los centroshe-
gemónicosdel arte internacional,creemostambién que los modelosde
produccióndel arte elaboradoen esteterrenoobedecena la apropiación
ligera u ortodoxa (el uso de los términosprocedea criterio del lector)
de algunosde los preceptosallí definidos,sólo que en estaoportunidad
le adicionamosel hecho de que su lógicano selimita exclusivamentea
estasubordinación.Por 1otanto, se consideraráque gran parte del arte
producidodurante los primeroscinco añosde la presentedécadase ha
fi¡ado,si no permanente,sí ocasionalmenteen las diferentesdisertacio-
nes estéticasque circulan en los espaciosde formaciónuniversitaria,de
distribucióncomercialy de valoraciónideológicadel arte que existenen
nuestrocontexto.TDe todosellos,nos interesaestudiaresteúltimo, por-
que asumimosque es ahí donde se inscribenlas iniciativasparticulares
de conformaciónde los espaciosvirtualesde discusiónque nos interesa
S oane E L oB J ET oD E E s ru D l o
'lbftL.,p. 176.
mitirá construir una síntesisconceptualcapazde brinJar una intbrma-
ción mucho más abundantesobrelos prejuiciosideolóeicosr- at-ecrr'os
que le dieronforma a un conjunto de opinionesexpuesras
en un espaclo
de discusiónque atravesódiferentesetapashastaadquinr el semblante
semiinstitucionalcon que se le reconoceho1.endía. Aquí sediscurirán
esasetapasiniciales,partiendo siemprede las opinionesJe los actores
y extrayéndolasdel espacioen que se dieron cuando se cLrnsidere
con-
veniente. Los predeciblesdefectosde descontextuali:ación.mal rnrer-
pretacióny confusiónde las sentenciasque se hubieranproteridoen su
momento pueden atribuirsea la condición misma de este documenro,
que al trabajarsedesdeuna visión retrospectiva,hace casorrmisode las
sutilezasy los maticesque los autoresoriginalessí tur-ierc-¡n
en cuenta.
si estedefectosehaceinocultable,bien valdríala penare¡ornarsobreel
tema; si no lo es,igualmentese necesitaríacontemplarel asuntodesde
otrasperspectivas
intelectuales,para verificarlas afirmacionesemitidas
aquíy evaluarlasdesdeun ángulodistinto.
Pnnr¡|
ArureceoErures
Pennl suMARtooe la cRílcA DEARTE.
,Ibíd.
I Rocío de la Villa, "El origen de la crítica de arte los Salones",en Anna llf arí¿r
flu.r.:l-, ,.i. , . Cniica
1
de arte: hístoria,teoríaJ prüi.t, Akal, Madrid, 2003 p ' 2 3 .
+\bí¿.
ERADr5CUr8.29
3lbí(l.
te como "un campo fértil para la batalla ideológica".e Podría afirmarse,
entonces, que la historia de la crítica de arte se compone a partir de la
integración de los matices que adquirieran esas tres presunciones a 1o
largo de múltiples períodos sucesivos. Antes de seguir, debe pensarse
también que tras establecer un campo de acción más o menos coheren-
te con los principios ideológicos que la sustentaban, la crítica comenzó
a replegarsea un área social mucho más restringidade lo que susvatici-
nios más pesinistas pudieran esperar: corl1oya se ha dicho, el grupo pa-
ra el que finalmente escribían los críticos consistía en un ejército culti-
vado de amateurs,coleccionistas, artistas y, obviamente, otros críticos.l0
Expresiones corno "el gran público", "el grueso del público" o "la opt-
nión pública" se utilizan desde esa época como 6rmulas de validación
de los dictámenes emitidos por la mayoría de autores. Sin reconocer el
vacío que separaba al campo artístico de la elaboración fantasmática
de una audiencia intelectualmente competente, tnuchos de los textos
firmados por aquellos críticos de arte solían reclamar una intenciona-
lidad ambigua de parte de sus lectores, al reconocerlos como una enti-
dad socialmente homogénea, educada y con un criterio suficiente para
comprender el contenido de los escritos que se le ofrecían, mas no para
interpretar por sí misma las obras de arte. Una ejemplificación de esta
situación puede verse en un aparte tomado de la investigación que rea-
lizara Thomas Crow sobre las complejas relaciones que se establecieron
enffe el arte que se exhibía en los Salones de Parísy los grupos humanos
que eran testigos de esoseventos:
en la prensay en losfolletosespecializados
Lospintoresseveíanexhortados
y losperio-
del "público"de la exposición;
lasnecesidadesdeseos
a satisfacer
distasy críticosque formulabanestadetnandadecíanhablarcon el respal-
do de estepúblico;los funcionariosdel Estadoresponsables
de las artesse
apresuraban a afirn-rar habíansidotomadasen el interés
que susclecisiones
empezaron preguntar'un tanto amenazado-
público;y los coleccionistas a
ramenteparalosartistas,qué cuadroshabíanrecibidoel sellode la aproba-
ción pública.Todoslos que teníauun interéspersonaleu las exposiciones
p.28.
" Ibíd.,
r"ThonrasCro*, PlnrlraI sociedad delsigloX\,'lll, Nerea,)t4:rc'lricl,
enel París 1989
del Salón se vieron así enf¡entadosa la tarea de definir qué suerte de públi-
co éstashabían hech<,,nacer. '
tt l b í d . , p .1 3 .
rr Antoni Doménech,"Prólogoa la edición castellana",en JiireenH.rir.::: .'r¡¡ic,¿tle l¿r
opiniónpúblíca,op. cit.,p. 19.
corllo un afán por materializar "su inserción couro propietarirrs privados
en la esferaproductiva".ll
Por lo tanto, en el campo artístico,el "público" pasó a ser moneda de
uso corriente, a causa de la progresivainstitucionalización del circtrito
que siguieronlos objetosde arte a manos de comerciantese intermedia-
rios. Gracias a esto, lo único a lo cual podían aferrarselos críticos de arte
cuando decían l-rablarno en nombre propio sino de una comunidad más
amplia, fue a esta concepción de un fenómeno cultural profundamente
amarrado a las modificacionesin'rpuestas
por la llegadade la nueva cla-
se social burguesaa los linderos del poder. Habermas indica a este res-
pecto que "en el centro de la esferaprivada públicamente relevante de
la sociedadburguesa",esta toma de conciencia desencadenóla forma-
ción de una "esferasocial repolitizada,en la que insritucionesestatales
y socialesvan [iban] de consuno".14En otras palabras,r-rnade las formas
que encontraron los burguesespara introducirse en los restringidosám-
bitos del poder a que inicialmente querían accederconsistió en reducir
los límites que separabanla esfera íntima tradicior-ralde str contexto in-
mediato. Si para esenomento resultabaplausibledifuminar una separa.
ción entre los contextos público y privado, que clurante siglospermitió
la propia existencia de la sociedadoccidental, semejante apuesta con-
dujo finalmente a perpetuar Llna capa social emergente.Al aprovechar
la inestabilidad social protagonizada por el tránsito hacia el modelo eco-
nómico del capital, los burguesesse legitimaban a sí mismos a la vez que
construían un andamiaje cultural 1o suficientenente fuerte como para
montar una serie de idealesde representaciónque sirvieran para incluir
(de forma virtual) a los sectores sociales menos afortunados y garanti-
zarseasí una mayor seguridad.
Fue en medio de este clima doncle vino a aparecer la figura del críti-
co de arte profesional.Sin ser una especiesilvestre,su existenciaestuvo
caracterizadadesde el principio por los rasgosde una anomalía. Si nos li-
t' Ibí¿. El uso del tó¡mino "publicirlacl" obeclece acluí ¿run trrtamiento espccial qrre
recibiti por partc-
.lel tratluctor dc la ctlicitln española. Según comentir Antoni Dtxlénech, en el contexto de la obra
h:rbemrasiana, "publicidacl política".lcbc lcerse con cl senticlo que dicl.ra acepcitin s()lí¿ttener en el
c:rstellano antiguo, dtrnde servía para ref'erirsea la "r'id¿.rsocial públic:r", y l1o col11oun apelativo a la
propagarrrla conrerci¡l clrrese.lcsarrolh en torn() ¿ krs c¿ntli.l¿tos ir cjc-rcer cargrs públicos, tal y co-
mo fincion:r en nuest¡()s rlíils.
rrlbíd..
¡. 178.
mitamosal universocultural originadopor la Ilustracióny reconocemos
dentro de él la organizaciónde las primerasexposiciones
de arte parro-
cinadaspor el Estado,en ella resultabainicialmenteindeseablela pre-
senciade vocesde disensono controlablespolicialmente.15
De ahí que
se volviera costumbretomar como uno de los indicadoresdel éxito de
un crítico la incomodidado el escándaloque lograraproducir.Tal per-
cepciónfue lentamenteasimiladapor las organizaciones
institucionales
del arte (quienesla fueron incorporandohastametabolizarlay hacerla
desaparecer en medio de un cúmulo de expresionesdemagógicas inter-
mitentementerepetidas),al promoveruna permanenteinvocaciónpara
que le fuerareconocidosu interéspor "hablar en nombrede otros". De
estaforma,sefue haciendocadavezmásdifícil sondearentre los rexros
inicialesde los críticosindagaciones
enfocadasa determinarla verdade-
ra dimensiónque podría tener el "público" como categoríaestructural
de su trabajo.Reduciendolos términos,eseente era "algo que ya esta-
ba ahí", y el campode acciónde los diversosactoresinvolucradosen el
universoartísticodel sigloXVIII se limitaba a definir el perfil que se le
asignaraa la poblaciónasistentea las diferentesexposiciones.
Esta cuestión hizo -y hace- bastanteimprecisala demarcación
de la tarea que ha de cumplir un crítico en su medio social.A gran-
desrasgospuededecirseque un crítico de arte no sólo es quien escribe
sobreun producto artístico-a pesarde que esaconsideraciónse ha-
ya transformadoen un axioma que orienta a gran parte de quienesse
identifiquencon el ejerciciode esero1-, sino también quien inrervie-
ne activamenteen el debatesobrela conduccióndel campo artísticoy
su configuración.Sin embargo,puedeafirmarseque e1área.-leinfluen-
cia de un crítico de arte no sólo se encuentraen el rerrenr)de las dis-
cusionesestéticas: tambiénlo está-y de ello depenJeen Lrcasiones el
mantenimientode su nivel de vida- en el másan'rph..r' nlunJanode la
valoracióncomercialde obrasde arte o de la r-inculacL.inl trrgáfrlSil)os
a gerenciarpolíticasculturales.
dedicados No otsran¡e.I¡ ;ue sr-rele
pre-
sentarsees la posicióncontraria,dondeel críric..se ::is-n¡.l como un
intermediariodotadoverbalmente, que asunlela l¿b..:-.-::::::ca
comola
derivaciónmaterialde una seriede motivacirrnesn¡ i:s-e::rile. por el
DEpARTE
"Muy TNTELTGENTE DEELLA".La slruactóNcoLoMBIANA
A FINALES
DELOSAÑOSNOVENTA
terpretación.
preta este hecho, entre otros, corno una prueba de la débil armazón que
tiene un evento como el Salón Nacional de Artistas.rr En razón de ello
sugiere en el ensayo que obtuvo el prin'Lerpuesto en el Premio Nacional
de Crítica, patrocinado también por el Ministerio de Cultura, que resul-
ta urgente expandir su canpo de acción, para que acompañe y sobrepa-
se la actividad plástica y llegue hasta el ámbito de la reflexión sobre la
producción artística de una época determinada en el país. De tal forma,
Gaitán demuestra que desde múltiples sectoresdel campo, "las consi-
deraciones sobre el Salón Nacional se hacen pensando en que hay r-rna
falla en su estructura, y no en los eventos que 1o acompañan".ll Por lo
tanto, más qLreponer en discusión el hecho de que se implemente una
serie de eventos paralelosal Salón, se trata de evaluar el impacto que
éstos tendrán en el canpo artístico. De ahí que l-ragareferencia a la ma-
nera como algunos de los participantesen estosforos ajustan sus inter-
venciones evitando opinar, en muy pocos casos,sobre el evento mismo.
Como ha sucedido tradicionalmente con los artistas que exhiben sus
trabajos en el entorno que ofrece la organización del Salón, gran par-
te de los participantes de los llamados "foros académicos" se inclina por
ofrecer al público el fruto de sus indagaciones particulares más que por
observary cuestionar el lugar en el que se hallan instalados.El proble-
nra qlre revelan al eh-rdiresta vía de análisis consiste en mostrar la difi-
cultad que existe aún en el gremio de los expertosen arte para distinguir
una participación de número de una intervención crítica.:r Siguiendo
Losmitossontambiénlasideasdistorsionadas
quepromuevela prensaacer-
ca del arte.Un ejemploesla algarabía
de la prensacon motivo de la insta-
laciónde lasesculturas
de Boteroen losCamposElíseos: losméritosde Bo-
tero se interpretan"nacionalísticamente"e infortunadamente,
releganlos
méritosartísticosde losdemása la indiferencia.:i
ir Citado por Alex Callinicos, "La teoría social ante la prueba de la política: Pierre Bourciieuy An-
thony Giddens", en Neu'Lef Ret'iec¿',No. Z, Akal, Madrid, 2000,p. 154.
Pnnr¡ll
I Paraampliar estasreflexiones
sobrela necesidadde adaptar una percepcirindi¿rcr(inicaa los produc-
tos intelectuales
de cualquiergrupohumanoen particularsi sebuscae\pandir susposibilidades reóri-
cas,véaseSlavojZízek,"Prefacio",enMirandoal sesgo,
Paidcis,
Buen.s .{ires, ltr00, pp. 9-lZ.
:RADIsCUTIR.49
Ln cuesróruDELA "DEMAGoGIA
PARTtclPATlvA"
Las curadurías que conforman este proyecto son, sin excepción, trabajos
seriosde investigación, que implicaron viajes de 1oscinco grupos de cura-
dores a las principales ciudades del país (o al menos a aqr.rellasdonde hay
una actividad artística significativa),y aunque en algunoscasos(particular-
mente en Despuésdel límite) la lista total de artistas es un tanto previsible,
podría decirse con certeza que la función que siempre aspiró a cumplir el
Salón (ser un "termómetro del arte del país") se logra en ellas de manera
más contundente.j
: Véase
JoséIgnacio Roca, "Curaduría y demagogiaparticipativa", en Cohonrrade Arena29: htrp:ll
wwwuniverse-in.universe.de/columnalcol29lcolT9.htnil,18 de agostode 2000. Entre ot¡as cosas,el
autor comentabala manera como había sido recibida con inocultat'le arrrarguraesta demostraciónde
inoperanciaejecutivade partede losfuncionariosencargados prrrel \fLnisterioen el interiordel cam-
po: "a pesarde que lascuraduríasestánlistas,no sehan podidolograrlt s recu¡sr¡s v sedespararealizar
y Después
dos de ellas lHistorias,escetase ínterualos del límire,curaJaspor Juan Feman,lo Herrán y Ma-
ría Iovino, respectivamente],con lo cual el medio artísticoha.l¿1.' ¡.¡rr,1snt-mrn¿r¡lo sarcásticamente
el Proyecto7iiángub". Las curaduríasque sí lograron su exhibicicinpút lica tirert n .\'lateriallsmos,
con-
ducida por JaimeCerón y Humberto Junca,Actos de fabulacíórt. cr)r)rJina!ieptrr CtrnsueloPabt'rny Es-
paciosentretejídos,
investigaciónrealizadaentre María Claudi¡ Paríasr l¿vier Grl.
j
Ibí¿.
r Véasehttp://wwwuniverse-in-universe.de/columna/col29'tb¡r¡
úr.ler.html
D ER AD I5 C U TIR .5 l
su página web y una lista de discusión.En los primeros días la lista tuvo un
gran movimiento, incluso se trató de abrir una discusiór'rsimilar a la que
propone ahora alias Marquín [firmante del mensaje "Debate nacional", co-
mo editor de ojo Tiavieso]. Pero con el paso de ios meses,ei entusiasmo
se desvaneció.Hoy la lista sólo envía comunicados de prensa colllo los que
dieron pie a esta discusiírn.De lista de discusiírnpasó a [ser] lista de noti-
cias [...1
Y más adelante,señalaba:
una es la de
[...] Normalmente en las listasde discusiónhay dos direcciones:
la lista propiamente dicha, adonde se dirigen las discusionesy las noticias,
y otra es la del "mayordorno", que se encalga de las laboresadministrativas
posible que el debate
[...] En este caso no está clara ninguna de 1asdos' Es
no se haya dado por estos problemas técnicos [.'']rr
II
ú lbíd.
Lr ,,Debate con bate", en Cohnnn¿de Arerut29, 3 de agosto de 2000. La explicación
Jaine lregui,
continúa así: "Su éxito o fracasodependede muchas Variables,y es difícil predecir si se dará la dis-
si son dema-
cusión: la nanera conlo se plantean las preguntas,quién las plantea, si son pertinentes,
I
I
siadas,etc.".
I
motivos en la estrategiade participaciónsuscritapor Ojo Tiavieso,que
la simplereacciónemocionalfrente a un hecho que ellos consideraban
irregular.De estemodo, pasóa cuestionarde forma negativala actitud
que proyectabaesecolectivocuandodecidióadoptarun talante intimi-
datorioy localistaparamostrarsu descontento.Haciendomencióna las
implicacionesque podría tener un seguimientodemasiadocondescen-
diente con esaposturaen la generalidaddel canpo, la comparabacon
las actuacionespolíticasdel presidenteAndrés Pasrranaen el ámbito
internacional,quien por esaépocaintentabaobtenerapoyoeconómico
parasu proyectode lucha contra el tráfico de drogasen el país,median-
te la multiplicaciónde los contactosde su gobiernocon la dirigenciade
otros países.Adicionalmente,hacíaeco de una de las argumentaciones
que presentaraOrtiz en el sentidode que el uso de la figura del anoni.
mato servíapara una variedadmayorde propósitosque la protecciónde
la integridadfísicadel autor,lrreiterandoque su utilizaciónera másbien
fruto de una carenciaargumentativa,que terminaríarestándoleimpor-
tancia al contenidode laspropuestas,
desviandola atenciónhaciaasun-
tos másbanales,como seríala inútil dedicaciónde esfuerzosa adivinar
la identidaddel o de los posiblesautoresde esosmensajeso, lo que se-
ría peor,a la simpleconfecciónde una defensasin másinterésque el de
contrarrestarlos señalamientos
oroferidos:
:r Véase Carlos
Jiménez, en Contríbucionesal foro Curaduría vs. demagogiaparticipati+)d,15 de agosto
de 2000.
rl "Hace un buen tiempo que el medio artístico (artistas,críticos,periodistase instituciones),dejó de
ser un continente con uno o dos cenÍos que legitimabano hacían viableslos procesosy ha comenza-
do a entendersecomo un archipiélagoen cuyasislasse construyendiferentesmodelosde lo real y, por
al foro Curadtría us.
supuesto,lo artístico".VéaseJaimelregui, "Medio a construir", enContribuciones
demagogta partícípatic)a,
24 de agosto de 2000.
[ . . . ] lo que me interesaplantear es si es posible el diálogo entre los diferen-
tes n'rodelos,entendiendo 'modelos' no conro esquemasa seguir,sino como
construccionesde pensamiento.Se podría decir que estosmodelos son me-
diados por artistas en sus obras, por periodistasy críticos en sus artículos,
por universidadesen sus criterios pedagógicos,y por el público en su expe-
riencia de lo artístico.25
)r Ibí¿.
!6 Ibí¿.
2?Jaimelregui,"Cíticaalacrítica", enContnbucíonesalforoCuraduríatts.demagogittpdrticipatír'd..,
1 1 de agosto de 2000.
En la segundaparte de su intervención,Iregui pasóa considerarla
reiteradamenciónde la crisisque sepercibíadesdeel sectorde los artis-
tashaciael ejerciciode la crítica de arte,indicandoque sehacíanecesa-
rio matizardicha lecrurapara acentuarsusverdaderosaportes.Al decir
que valdría la pena tomar la repetición de esetópico como un llama-
miento formuladohacia los mismosproductoresde arte por quienesin-
Ireguiintentó evidenciarla impresiónge-
terveníanen esasdiscusiones,
neralizadade que habíaun indiscutibleagotamientoen las tácticasque
muchos de ellos habían desplegado.De este modo, la poca visibilidad
de posicionescríticasinvolucradasa fondo con la producciónartística
local habíadegeneradoen la implantaciónde un lugar común paulati-
namenteerigido en obstáculo.Haciendo uso de la palabra"crítica" en
su acepciónde ejerciciomental capazde "propiciarla reflexión",volvía
de maneratangenciala los cuestionatnientosque le lanzaraOrtiz sobre
el fracasode su intervenciónen la primeraconvocatoriaque hiciera en
su siúe.Observandoque cuandoseponíaestacuestiónsobreel tapete,la
mayoríade las vecessurgíauna radicalizaciónde posicionesque, si bien
elevabala temperaturade los debates,al final no promovíaningún desa-
rrollo aparenteni generabael estudiode una seriede políticasclarasde
intervención.Esteanálisisnos permitecontemplarla forma como cierta
parte de la poblaciónde artistasque solíaatenderal desarrollode esos
foros,simplementedejabade fi¡arseen elloscuandoseentrabaa discutir
y los erroresen que caíana travésde sustrabajos.
sobrelasimprecisiones
Iregui indica en su intervención:
z8lbíd.
de largo, descuidando las implicaciones que podría tener su insinuación
en el marco de la polémica. Al dejar sin análisis varias de las consecuen-
cias operativas que esa actirud había desencadenado en el campo (por
ejemplo, la hostilidad ingenuamente argumentada en contra del discur-
so crítico), dejó que este importante aporte terminara siendo una simple
enumeración de prejuicios. Esta orientación puede leerse ahora como
una vuelta atrás en su razonamiento, ya que tras indicar correctamen-
te una de las conductas propias de los productores de arte, dejaba pasar
de largo la oportunidad de someterla a una cuidadosa revisión. Parafra-
seando a Bernardo Ortiz, esa actitud podría ser igualmente otro de esos
conportamientos "detestables en el arte nacional". En consecuencia,
más adelante Iregui propondría la necesidad de distinguir las inrencio-
nes que pudieran deducirse de la invitación que había sido extendida
desde Columna de Arena:
:, Ibíd.
r" El artistamencionalasaportaciones
deVíctorLaignelet,
ManuelRomeroy CarlosSalas.Ibíd
percepción de la crítica como agregadoepisódico de la exhibición de ar-
te, cuestión que le daría una débil potestad dentro de la configuración
del campo, volviéndola inoperante para entender aquellos procesosque
se siguen en niveles distintos al de la producción artística. Esta conclu-
sión iría en sintonía con la posición de Iregui cuando ratificaba que
\ Ibí¿.
rr VéaseCarlosHugo dejazz",en EI Tiempo,
"Ni un pesomásparaóperasy festivales 74 de
Jiménez,
agostode 2000,pp.2-4.
lll
Pnnru
A DtscurlR.
Apnr¡roeR ENDos INTENToS
HacensevIRTUAL
I occidentales:
arte en las sociedades
('Hay que
recordarque esta intención le fue criticada en un mensajedel colectivo Ojo Tiavieso men-
cionado en Ia secciónanterior.
?Esteparticularserádesarrollado
en la siguíenteseccióncleestetrabajo.
En un campo, los agentesy las instituciones luchan permanentelnente por
apropiarsede productos específicosque se encuentran en disputa, de acuer-
do con las regularidadesy las reglas constitutivas de este espacioen juego
(y en ocasionessobre las mismas reglasdel juego), con distintos niveles de
fue¡za entre los competitlores)', por tanto, con muy diversasposibilidades
de éxito.s
Paracorroborarestaafirmacióndebemoscontrastarlaahora con un
modelo de interpretaciónde la producciónde arte que le resulteabier-
tamente opuesto,como lo es, por ejemplo, el dogma modernista.Si-
guiendolaslíneasgeneralesde estadoctrina,la elaboraciónde una pieza
artísticaesel resultadode una ejecuciónparticularpor parte de un suje-
to que ha anuladolas alusionespolíticaso socialesque pudieratrasmirir
su trabajo,para concentrarsemás en indagacionesplásticas,pensadas
sobretodo a nivel exclusivamenteformal. De concederlevalideza es.
te argumento,le estaremosotorgandode forma automáticaun carácter
natural a la realizaciónde un trabajoartístico.Generalmenteestatnter-
pretaciónha servidoparafortalecerla ideologíade la auronomíadel fe-
nómeno artístico(expresadamediantela fórmula "el arte por el arte"),
que lo reconoceconroun ingredientefundamentalen el procesode asi-
milaciónde un objeto producidodentro de un ámbitosocialmásamplio
que el espacioprofesionaldonde sueleflorecerla personalidadartística.
Graciasa ello, la "obra de arte" es entoncesla evidenciamaterial de la
"genialidad"de un sujetoprivilegiadopor "algo" no identificableen el
universomaterial.Por ejemplo,si nos remitimosa la retóricade los fun-
cionariosencargadosde introducir una exhibición de obrasde arte en
los escritosprotocolariosque encabezanla mayoríade catálogos,encon-
traremosuna alta frecuenciaen el uso c1ela palabra"creador"para de-
signaruna aptitud supuestamente
poco común a la tareadel productor
en estecanpo. Asimismo,al conferirleal objeto artísticoel carácterde
cosainédita construidacon basesmetafísicas,los mecanismosde inter-
can-rbio
y distribuciónsocialque seconstruyena su alrededorfuncronan
como soportesno contemplaclos
por esadoctrina,los cualespasana ser
tomadoscomo factoresasociados,dejadosde lado por correspondera
I e Véaseibíd.,pp.24-25.
Hasta donde hemoslogradointroducirnos,estareflexiónno deja de
resultarprovocadora,sobretodo si se tiene en cuenta la recurrenciade
tópicoscon alta presenciaen las controversiasaquí analizadas,
talesco-
mo el destinoque recibenlos dinerosasignadospor el gobiernocentral,
el "poder" todo lo que ello signifique- de las personasencarga-
dasde gestionarla organizaciónde exposiciones en el paíso, incluso,las
posibilidadesde ingresara cualquiercircuiro administrativoimplicado
en la gerenciade las seccionesculturalesde algunasinstituciones.
De tal manera,podemosinferir que la preocupaciónreal de Iregui
iba dirigidaen estesentido,lo cual le representóun trabajode reconoci-
miento técnicoy conceptualdel ámbito donde decidióinstalarsu espa-
cio (recordemosla interpelaciónque le hiciera BernardoOrtiz sobrelas
fallasque demostrabatener inicialmenteen el envío de los mensajes).
Aunque no queremosllevar estaafirmaciónhastael límite de conside-
rar que su labor incidió en la aparicióndel problemaeconómicoen el
panoramade lasinvestigaciones relacionadascon el campoartísticona-
cional,r0sí sepuedesostenerque la dinámicaque desarrollóa travésde
susconvocatoriasen los foros virtualesque instalaradurante esetiem-
po fue tomando tal preponderancia,que para algunosde los habituales
en esosespaciosde discusiónla cuestiónya no podíalimitarsea resolver
disquisicionesestéticas.si bien en su propuestase hacíanequivarentes
lasnocionesde "medio" y "campo",creemosque esasituaciónno limitó
radicalmentela meta original que estuvierapersiguiendo.Incluso,pue-
de decirseque se acercóbastantea la síntesisque promueveel antro-
pólogoGuillermo VargasQuisiboni,sobrela definiciónde Bourdieudel
campoal ser aplicadaal estudiode los espaciossociales:
I" Sobreesteparticularhabríaque
estudiarel número y la frecuenciade trabajosproducidosdesde
espaciosde especializacirincomo los posgradosde arte y de teoría e historia del arre 1.la arquitecrura
que mantiene la Universidad Nacional de Colombia en su sedede Bogotá o la naesrría de estudios
culturalesque se dicta en la UniversidadJaverianade estamismaciudacl.
cación. El producto que se vende no es cualquier tipo de producto, aunque
un almanaque o un paquete de cigarrillos podrían convertirse en una ob¡a
de arte, ésta no seríanunca homologable a aquellos.Su valor simbólico, del
cual depende su valor comercial, estáfundamentado en una tradición artís.
tica; en otras palabras,un sistema de clasificacionesjerarquizado depende
directamente de elementoscomo el lugar de origen del artista, su nivel edu.
cativo, sus logros,etc."
rr VéaseCuillermo Vargas
Quisiboni, Arte entreparéntesis.
. ., op. cit., pp- 26'27.
ll En una de las variantesde los espaciosque Iregui abriera posteriormenteen la red existeel sltede-
nominado Obseruatono,donde han participadoartistasinteresadosen difundir susindagacionessobre
las diferentesfomracionesideológicasque han delineadola noción de "espaciopúblico" en las princi-
palescapitalesde Colornbia.Valdría la pena acometerun estudiosobreesteespaciopara co¡roborarsi
los presupuestosque guiaron experienciasanteríoresfr.reronaplicadospor el artista en su ejecución.
a cabo una recolección previa de opiniones entre cinco personas (mien.
tras a dos de los invitados les envió la pregunta vía e-mail, iba entre-
vistando a los Íes restantes) y posteriormente reunió el conjunto para
replicarlo a sus enlaces. Iregui señala que cuando decidió confeccionar
esta pregunta buscaba suscitar una reflexión conducente a revisar el es-
tado del sector de las artesvisualesen Colombia, v asíobtener "una idea
de cómo se piensa el conrexto, [porque esa problemática] podría intere-
sar a mucha gente y, sobre todo, la respuestapodía darla un curado¡ un
artista, un estudiante,etc.".ll Lo más importante de esta transformación
fue la reacción que provocó en ese entonces en una parte de la pobla-
ción involucrada en la serie de respuestasdadas a la proposición de un
cuestionaniento "que diera razón de la comunidad artística, de su esta-
do".14Dicha invitación no sólo fue atendida por los inscritos en su co-
rreo, sino que llegó a recibir aportes de un grupo mayor.
Ln pencepcróN
DELMEDtoARTíslcocoLoMBtANo.
PnrvenoDos PREGUNTAs,
LUEGo
uNA
rrComunicaciónpersonal,junio de 2005.
H lbíd.
15Según apareceen el registrode mensajesenviadospor Roca
durante el lapsoque abarcriel clebate
reseñadoen la secciónanteríor,la apariciónde artículospropios,las presentaciones-en algunosca-
565g¡¡¿¡5¿5- dg mensajesde otros participantesy los llamadosal orden cuando la tliscusitinromaba
por rutas imprevistasse dieron durante 13 ocasiones,en comparacióncon el debareen mornenÍocrífi-
co, donde Iregui interuiene tres veces.Sin embargo,estacomparacióndebeestablece¡secon cuidado,
¡ orscurn.T3
Apneruoen
en ambossites;en el de Ro-
p¡est¡ que la proporcióncambiasi secomparael total.le participaciones
en el esp¡ciL)
casicuatlruplicír1acantidadde mensajesregistraclos
ca la sumatotal de intervenciones
cleIregui (52 contra 12).
r,' Véase
Jaime Iregui, artista,"iQué percepcióntiene usterldel medio artísticttcolombianol",en
1.html, marzo-mayot'le 2000
http://wm'.geocities.com,4aesférapublica/clebate
|; Publicadoen http://mu'.geocities.com/momentocritico/
rama económicodel paísdurante la décadade los noventa,para distin-
guir la forma como se abordabala producciónartísticaa inicios de ese
período-en el que ella reconocióuna predilecciónde los artistaspor
satisfacerlos reclamoscomercialesde múltiples sectores-, comparán-
dola con la crisissufridadurante el lustro final, que obligó a parte de los
artistasa replantearsuspautasde participaciónen el mercadoy de visi-
bilizaciónen el circuito exposirivo.segúnJaramillo,luegode la recesión
desencadenada
por una caídageneralen los ingresosa causade la per-
secución(o el exilio) del dinero "blanqueado"que ingresabaal país,fue
necesariomodificarlos perfilesde produccióny distribucióndel arre,en
un movimiento que desencadenó
la aperturade lugaresmarginalesls
en
los cualesse podían "presentarproyectosrespondiendoa necesidades
específicasy en los que flos artistas]realizan[sus]propuestasde acuer-
do a reglaspropiasde la obra y no necesariamente a parámetrosinstitu-
cionales".leMediante un breve repaso,Jaramilloregistrabala forma en
que parte del campo comprendióel ambientede crisisy reaccionóen
consecuenciafrente a la nueva situación,considerándolade forma más
juiciosacomo un factor condicionantede las peculiaridadesde su tra-
bajo. Desdeestepunto de vista, las difícilescircunstanciasque sobrevi-
nieron tras la merma de recursosprovenientesa partir de fuentespoco
identificableslegalmenteafectaronpositivamenteel desarrollode la ac-
tividad artística,puestoque obligarona algunosactoresa identificarlos
nuevosrequisitosque debíancumplirseparamantenersecon vida, dese-
ls Habitualmente, estossitios
cieexhibición se constituyeronbajo la nominación comercial de ser or-
ganizacionessemiformalessin ánimo de lucro o agrupacionesinformalesde artistas.Durante esaépo-
ca aun no había sido implementado ntasivamenteel modelo de las organizacionesno gubemamen-
tales(si dejamosde lado una iniciativacomo la de la ONG HelenaProducciones, con sedeen Cali),
que comenzóa hacercarreraen el campoa comienzosdel año 2000.
reVéaseCarmen María
Jaramíllo,curadorainclependiente, "lQué percepcióntiene ustedclel me-
dio artístico colonbiano/", en http://ww.geocities.com/n.romenrocrírico/,marzo-mayode 2OOO. Este
aporte puede ampliarsecon una referenciatomada del texto de VargasQuisiboni: "La clécadade los
noventapudo serfatal parael arte.Muchasveces,al registrarlos palacetes de la mafia,los miembros
de la policía encontraban sumasde dólaresque retlucían en sus informes oficialespara poder sacar
bonificaciones secretas.Sin embargo,los f:ajosde billetesqtreresultabantan sinples tle.lesaparecer
se habían t¡ansformadoen una cantidad de cuadrosvariasvecesfalsificados,difícilesde guartlary de
vender; ademásde ser un negocio arriesgado,nariie sabíacómo repartir un botín semejanteen partes
iguales.Fielesa su costumbre,terminaron declarandomenos cuadrostle lcrsque enco¡t¡¿rban.Años
después, hubo miembrosdel cuerpopolicí¿rco que,por ignoranciao avicle:,vendieroncuadr¡sp¡r su-
masirrisorias.A ello sesumóla fugade compradores, másel pánicode los arentaclos
[causad6s p¡r la
reaccióndel narcotráficocontra la persecución estatal],máslasvariasgaleríasque cerr¿rron suspuer-
tasparasiempre".VéaseGuillennoVargasQuisiboni,Arre cnrreparénrcsis.
. ., op.cir.,pp. 33-34.
APR EN D L R
A o tscu ¡ tR .7 5
:t lbíd.
rr "El punto débil estáen la parte gestión,
de [pues]no existcnkrssuficíentesnediadoresque permi-
tan crearlascondicionesparaque losproyectosculturalessalganadelantey seautofinancien".Véase
Andrés Zambrano,editor cultural i'le El Tiempo,"lQué percepciírnriene usreddel uredio artísnc¡ co-
lombianol",en http;/Tgeocities.comlaesfbrapublica/debatel.hnnl,
marzo-mayode 2000.
: Ibíd.
realizabansobrelas exposiciones
de arte. Pesea que en su introducción
apuntaraa contemplareseproblemacomo el resultadode apreciacio-
nesafortunadaso anodinassobrela reiaciónque estableceun periodista
con los procesosde producciónde arte contemporáneoen el país,Zarn-
brano no dejabade creer que gran parte de la responsabilidad
sobrela
distribuciónde un productoartísticorecaíaen las propiasmanosdel ar-
tista. Por lo cual, éstedebíamirar con más cuidadosu posturafrente a
los periodistasculturales,toda vezque ellosseríanuna suertede aliados
potencialesen el momento de que decidieraaceptarla necesidadque
tenía de que su trabajofuera difundido a travésde la plataformaque se
le ofrecía-al parecer,desinteresadamente-desdelos mediosde co-
municación.uno de los descuidospresenresen la propuestadel editor
cultural era su tendenciaa conducir la reflexión hacia una mirada te-
merosade las consecuencias que podría tener la acusaciónprolonga-
da de la labor del periodistacultural en el campo.Al abrirle las puerras
en el debatea un actor externo de alta incidenciaen la configuración
mismadel campo,el periodistadabapor sentadoque la relaciónactual
entre artistasy mediosde difusión era una cuestióninevitable,la cual
seríamejor sobrellevaren términosmásamables.Sin caer en cuenraen
la naturalizaciónen que incurría con este argumento,Zambranopro-
cedíaa formular algunasapreciaciones
bastantevagassobreel carácter
que debíatener esarelaciónen los siguientestérminos:"El artistadebe
concentrarsusenergíasen Ia creacióny entenderque una parte impor-
tante de estacadenaes la de acercarsea los medios,que, como lo dice
su nombre,son el mejor vínculo con los espectadores".2l
Presumiendo
que los intercambiosque se dieran entre una obra artísticay el medio
que Ia toma como objeto por presentarno obedecíanmásque a actosde
buena fe, Zambranosubestimabael contenido de las demandasque se
Ie hacían a la actividad periodísticadesdeel campo.En realidad,pue-
de serque lasintencionesde los mediosfueranbuenas,esencialmente
sr
nos apegamosal sentido6smú¡ -s5e recursotan apreciadopor quienes
dependendel control de la información- y valorarnosel ejerciciorne-
diático como un bien "público", determinadopor el "interéssocial"de
susactividades.Desafortunadamente,
sobreesteobieto han vuelto sus
rr VéaseAndrés Zambrano,
Ccnnibuciones
aIforo Ctraduría ls. demagogtapurtíopnriua,en http://wmv
uniyerses-in.universe.de/columna/coI29lforolAS-29-camilo.hnn,24 de aeostode 2000.
ojosmuchosgruposeconómicosy organizaciones
con interesesespecífi-
cos,quizá algo alejadosde la supuestavocaciónde servicioque anima-
ría a estesector.Como consecuenciade ello, mencionarel perfil menos
agresivode unosmedioscontroladosmonopólicamenteseríauna nece-
dad, si el motivo de la confrontacióntiene que ver con analizarel peso
específicode la actividadperiodísticaen el campo.De hecho,la notable
propietariosde los mediosen el diseño
influenciade los conglomerados
de suspolíticaseditorialesrespectoa la produccióncultural del paísha
desmejoradoen gran r-nedidael cubrimientode la actividadde las artes
visuales.Esaera la aparienciaque ofrecíaesteasuntoen el momento en
que Zambranomostrabasu réplicay, hoy, no ha cambiadoen esencia.
entoncesque estasituacióngenerabamuchosmáspro-
Si consideramos
blemasque los que anotabaZambrano,no deja de resultarextraño que
él dijera que
I lbíd.
essubsidiariade la prácticaartística,Zambranodeclarabacon toda per-
tinencia la característicaprimordialque tienen actualmentelos medios
informativosen la industria cultural: ser los vehículosprivilegiadosde
la valoracióny la distribucióndel hecho visual.En realidad,la eviden-
cia de estaespeciede colonizacióna que seveía sometidoel campoera
impugnadaen varios niveles,pasandode la reflexión contenida y au-
tocrítica hastala exhibición de posturasfrancamentecoléricasy auto-
indulgentes.Es de resaltarque las variadasreaccionessuscitadaspor la
discusiónde estetena no dejabande restarleautenticidadal hecho ú1-
timo de que un arnpliogrupo de participantesbuscabadarle forma a su
resistenciacontra la penetracióndesmedidade una institución extraña,
poseedorade un lenguajepropio y de unos objetivosclaramentedeli-
neados,que frecuentementeno coincidíancon los del campo.
Otra de las contribucionesde alguienque no pertenecíaal campo
pero que declarabaestarinteresadoen su trayectoriafue la del diseña-
dor David Conto, quien decidió problematizarde enrradala noción de
"medio artísticocolombiano"que articulabala invitación de Iregui, in-
dicandoque su aplicacióna los procesosque seguíael arte hecho en el
paísresultaba,por lo menos,deficiente.El motivo de estecuestiona-
mientosebasabaen una ideaque resultóbásicaparatodala argumenta-
ción del diseñador,cuandoi'dicaba que el subsidioestaralera el facror
responsable
de la forma y proyecciónque tenía una amplia proporción
de las actividadesque se desarrollaran
desdeel campo.:5El que fuese
bien o mal invertido no dejabade resultarimportante; sin en-rbargo,
1o
másnotablede estasituaciónera, al decir de Conto, que muchasde las
accionesemprendidassevieran conducidasregularmentehaciael fraca-
so por la perniciosainfluenciade variablesinnecesariamente
adosadas
a
la estructurade muchosde esosproyectos.En la medidaen que los ad-
ministradoresde los organismosde gestióncultural obedecierana una
lógicagerencialapoyadaen objetivosdistintosa los de los productores,
sereafirmabala aplicaciónpor parte de estosúltimosde prácticasseme-
jantesa lasdel clientelismopolítico,reconociendoaliadosy establecien-
Hay que reconocer que, de unos años hacia acá, la actividad cultural en ar-
tes ha sido ostensiblementemás prolija en cantidad, graciasa innumerables
pero esporádicosy desarticuladosempujes a través de concursos,festivales,
eventos, etc., que más allá de confo¡mar parte de un plan cultu¡al nacional,
son empresasaisladas,montadas al interior de las dependenciasadministra-
tivas con el interés de, en muchos casos,simplemente cumplir con la agen-
da, la ejecución de presupuestosy la "buena gestión" de las cabezas.16
!6IbA.
iba en estesentido:sometera la simplepresunción,por adelantadoy de
forma repetida,la ffascendenciade una ampliaseriede demandas,para
quitarle filo tanto al propósitoque las inspirabacomo al medio donde
se exponían.En otras palabras,si no interesabaconstatarel alcancede
unasdenunciastan débilmenteconfeccionadas, 1overdaderamenre im-
portanteparalossujetosreunidosen estaetapainicialdel espacioabier.
to por Iregui, era servir simplementede edecanespara la presentación
en sociedaddel slrerecién inaugurado.Así pues,posicionescon'rola de
conto no sobrepasaban
el ademánretadorque llevabanimplícito,deva-
luando una reflexión que podría haber alcanzadocotasde elaboración
mucho másinteresantes. A pesarde lo iluminadoraque pudieraparecer
a simplevista,puestoque le dabaformaa una quejainsistentementere-
petida en otras partes,su intervención resultó imprecisa.Pero ésta no
era la situaciónmásproblemática.si bien debemosseñalarsu tono vago
y su dispersiónconceptual,al situarlaen el contexto de estapolémica,
aquellacolaboraciónno dejabade rener su mérito en la medidaen que
resultabasermuchomenosestrechaque otrascontribuciones,
limitadas
a la poca perspicaciade susautoresen el momento de describirlos fac-
toresque configurabanal "medio" en esaépoca.li
Más adelantenos encontramoscon una réplica al mensajede Con-
to. JoséRocale respondiósentandosu protestaal indicar que cuandose
cuestionabala pertinenciade algunosproyectosgestadosen el interior
de la institucionalidaddel "medio artísticonacional",la mayoríade las
vecesesasinquietudescorrespondíana personasexternasa los sitiosen
Ios cualesefectivamenteéstosse realizabany pocasvecessu prroridad
era el análisisde la problemáticadel campo arrísrico.rsDefendiendola
mediaciónde las principalesentidadesde gestióncultural en muchos
de los proyectosmás importanresque se realizanen el país,Roca mos-
l' "Piensoque sí hay políticas,sí hay acción cultural en nuestro país-y no solamenteen Bogotá sino
en offas regiones-, y que hay que frenar estapercepciónerrónea.LasciÍias de lo que hace el Distrito,
solamente,o lasactividadesdel Bancode la Repúblicaen las24 sucursales que tieneel Area Cultural
son pruebade que ha1'unaspolíticasdel Estadofrentea la cultura" lbíd
i¡ lbíd.
rr Conto afirn.raba:"Estosespaciosde opinión deben ser extensivamenteutilizados,explotadosy di-
fundidos por cuanto medio seaposible,para que la diversidad se haga presenteen la confrontacíón
de conceptos",mientras Roca concluía instando a la utilización de esesireen beneficio del campo en
su totalidad, "Este espaciose presenrapara que esasvocesque 'no tienen espacio'se manifiesten.Pe-
ro tambíén vale la pena anotar que el Inte¡net permite que cualquieracon un computador,accesoa
la red y unascuantasdireccionespueda difundi¡ su pensamientolCuántos lo hacenl". David Conto,
"lQué percepción tíene usted del medio artístico colombianoi", en http://rvww.geocíties.com,4aesfe-
marzo-mayode 2000.
rapublica/debatel.html,
fenómenoobedecíamása una consideraciónbásicaparapodermoverse
con fluidezen el campoartísticolocal. Si se existíao sevivía dentro de
estacomunidad,la mayoríade asuntosque se ventilabanen las discu'
sioneseran de uso público, e ignorarlosera más una falta contra cierta
necesariaparacomprenderlasbasessobrelasque se
"cultura general",32
ha constituidoel campo.Al indicar cuáleseran las institucionesque al'
gunosmensajesapenasevocaban,Rocamarcabaun interesantecontra'
punto respectoa la existenciade unos vectoresde crisisque para algu-
nos participanteseran simplesformacionesfantasmáticas.
En esta vía se localizaotro mensajeque desvirtuabaparcialmente,
medianteuna exposiciónradicalmentedistinta de la que hiciera Roca,
a los actoresde las acusaciones
la tendenciaa despersonalizar que apa'
recíanen esteforo. El crítico CarlosJiménezfrazabaen su intervención
una sugerenteafinidadentre los interesesque perseguíanlos museosde
arte másconservadores -que presentabacomo un tipo especialde ins-
titución de gestiónartísticaen Colombia-, con los objetivospredefi'
nidos de susdirectivas.Mencionandoa Gloria Zea y a Maritza Uribe,
resaltabala forma como la modalidadde inclusión implementadades-
de susdespachosera la expresiónmás evidentede un prolongadoy de'
ficiente mecanismode actuacióngerencial,que descuidabalos visibles
cambiosque, entre otrascosas,habíanafectadoa la sociedadcolombia-
na luegode la aprobaciónde la Carta Constitucionalde 1991:
irreversibleclela ciudad¿iní¿r
verdaderamente
[...] .o sólo la er.nergencia
poneen gravísimoentredichoesetnodelo,mezclade moderr-riclad y gano-
nalismo,sino tambiénel hundimientoc'lelcoleccionismo privado-bur-
gués,paraserexactos-, que secuncló[zr]esosltttlseos,Ia] esoscríticos,[a]
y
eseformalismo, qLle
ya no conlpraartede aqLlío porquesemarchóclelpaís
ntt lesinteresael arteque ha-
y resideen Miami o ett NttevaYttrk,o Lrotqtte
cenahora en los
Color-r-rbia urejores
iqué lc¡sartistasnás consecuentes
ciigol,
con sll coyllrlturahistórica.r5
Pese a este análisis, la reflexión en esta segunda parte era algo r-nás
deslucida, sobre todo porque no dejaba suficientemente en claro de qué
manera "la entergencia verdaderamente irreversible" de un nuevo stt-
{ Véase
JaimeCerón, IDCI "¿Qué percepcióntiene usted del medio artísticocolombianoi",en
http://ww.geocities.comlaesferapublica/debate1.html, marzo-mayode 2000.
+rVéaseCarlos Hugo
Jiménez,"Ni un pesomás para óperasy festivalesde jazz",en EITiempo, 24 de
agostode 2000, pp.2-4.
+aDe un total de 53 intervenciones, 11 tttaban el asunto clirectamente.
intervenciónfinal hechapor Jaimelregui, donde explicababrevemente
el modo en que sehabíaido desplazando
el interésde la discusiónen ese
slteluegode la convocatoriaextendidapor Columnade Arena, hacia el
análisisde la posiciónadministrativaexpuestapor la ministra.A prime-
ra vista, puedeque el motivo de estemensajefuera llegarun poco más
allá de la simpledistinción entre posrurasde opinión. Puedeverseque
Iregui se encontrabarevísandola aparienciay el énfasisde eseespacio
parareemplazarlopor uno diferente,el cual terminó apareciendobajo el
nombre de ederapública.Además,buscabadererminarqué modelosde
participaciónpondríaen juego en su próximo ensayo,para modificarla
metodologíade intervenciónque hemosvenido observandohastaaho.
ra. En esamedida,al incluír su mensajeal final del conjunto de textos
producidosen estedebateIregui enviabatácitamenteuna carta de pre.
sentaciónde su nuevo síte,especificandolas diferenciasque habíaem.
pezadoa marcarcon los demásespaciosde discusiónque existíanpor el
momentoy las expectativaspropiasque cultivabasobresu iniciativa.
iNr ur.rPEso
MÁs!
{t El texto de presentaciírn
decía:'Ante la carenciaahsolutade fondos,nadamejor que polarizarpara
figurar", VéaseArtistas Unidos, colectivo, enrnctmentocrltíco:
http://www.geocities.com/momentocri-
tico/, agosto,octubrede 2000.
91
R A DI5CWR.
Esasombroso
queel PlanColombiano incluyaa la culturapor ningunapar-
te, queen el procesode paz[queel gobiernode AndrésPasrrana
estabarea-
lizandocon la guerrillade lasFARC] no exista[...]50
il " ..] miles de color¡bianos renemosla obligación y el deber de levantar la Voz,pero necesitanlos
[.
o se
que sea en coro, para que se escuchemuy fuerte, porque rnañana llega el scf.ror[Bíll] clinton
quinto plano"'lue-
atraviesar-rnpartidode la Selección[Colombianade Fútbol]... y la cosapasaa un
go de esto añade:" [. ..] hoy le tocó al FestivalIntemacional tle Jazzdel Teatro Libre y a la Témporada
de Ópe.a. lY niañanal",IbÍd
tr Ademásclela lrinistra de Cultura, dos de las personalidades citadascon lraytrr frectlenciaen es-
te tlebate fueron las cli¡ectorasclel Museo de Arte Modemo y del Festivallbert¡americanode Gatro,
la rel.resentante
cloria Zeay FannyMickey.Respectoa la primera,ella nunca dejóde aparecercomo
.le Bogotá la organización de la Teniporada Je Ópe,u, paradiscutir
clelMuseocleArte Modernn i,de
el tema de la distribuciónde recursosasignados a estasclosentidacles, cosaque .le hecho cotlstituía
un argunento fuerte en las.leclaraciones que emitierala ministra.Segúnla redaccicincultrrraltlel
diario El Espectador,el Museo c¡re dirige Zea se encontraba para el año 2000 entre los tres printcros
milltlnes de pe-
en recibir transferenciaseconcimicaspor parte clelEstado,sumancloun total de 4.290
a lasciecl:rraciones que emitiera Zea en cste enc('ntramos
scntiLi(r, que
sos(r,éase ll,íd.).Al acercarnos
gestora asulí¿r el debate en dos frentes.Uno, rlonde se refería en los términos más con-
la bogotana
,,cami-
plicacionesque conllevabala mención de estasorganizaciones,
lo" no tuvo en cuenta que, por concentrarsu ataqueen la posiciónde
la ministra,dejabasin determinarlos objetivospor seguiren el proceso
de dicho enfrentamiento.En estesentido,la reférenciaque hacía,por
ejemplo,de la enrrevistade Ramiro osorio en el periódicoEl Tiempo,
resultabaincompleta,al evitar hacer menciónde la defensaque este
funcionariohizo de la gestiónde Gloria zea aI tienre de una de las dos
empresasculturalesque ella manteníaen funcionamienro.De hecho.
Osoriodeclarabaque
de RafaelNúñe2,56
redadode la Constituciónregeneracionista la de los
problemasde enfoqueque atacabancadacierto tiempo a los funciona'
rios encargadosde repartír los dinerosestatalesen las diferentesáreas
la del bajo perfil que ocupa esedespachoen el espectro
de inversión,5?
la de la miopía por parte de
total de carterasministerialesdel país,58
quienesdiseñabanel régimen tributario nacional.5eDespuésde hacer
esterecuento,aprovechabapara argumentarque "el problemano esL¿
Cacica.Ella, por el contrario,ha encendidola polémica".60
Continuan'
do con su ampliamuestrade fidelidad,Sanabriarematabacon una frase
que, sin perderde vista su cinismo-puesto que udlizabael término en
la acepciónneoliberalque ve en todo esfuerzode resistenciauna demos-
tración de inconsecuenciahistórica- ilustra de manerainapreciablela
forma como es comprendidoel campoartísticonacionaldesdeIa insti-
tucionalidad,al observarlocomo un gremiodesordenadoy acrítico,por
Io cual es tambiénestructuralmentedébil e indefenso:
or Véase conV
cultu¡ales",en http://rvrvu'.geocities
Jaimelregui, artista,"Curaduríae instituciones
hnll' agosto-octubre
laest'erapublica/debate2 de 2000'
ol lbíd.
En segunda instancia, reiteraba que la mayoría de ros participantes
tenía en claro la presencia de una serie de problemas complejos, cuya
resolución se veía obstaculizada por la escasarelevancia que tenían los
foros de discusión sobre arte contemporáneo y la baja incidencia política
de las problemáricas que se ponían en discusión allí. Reflexionaba tam-
bién sobre la posibilidad que existía de establecer un nuevo espacio de
interlocución que tuvrera en cuenra que una de las fallas estructurales
de la población reunida en torno al arte contemporáneo era su escasa
confrontación. En otras palabras, sí existían pautas de pensamiento que
cada cual ponía en juego cuando emitía algún tipo de enjuiciamienro, y
sin embargo, la tendencia general del campo a mantener esasaspiracio-
nes confinadas en áreasmuy estrechasconducía a la idea equivocada de
que en ese terreno no había lnavor actividad:
BRm¡¡c¡ PRELTMTNAR
o4Ibí¿
A causade ello encontramosa travésde estosmensajeslos contornosde
un panoramavirtualmentefalseadodel campo,donde la predominan'
cia de unos supuestos"actoresinvisibles"nunca dejó de hacersesentir.
Obviamenteque en una alta proporción,las alusioneseran lo bastante
clarascomo parapoderidentificara las personasreferidas,sin embargo,
al no sermostradascon claridaddesviabanel rumbo de la cuestiónde-
jando el problemaen manosde quien hacíael señalamientopor cuanto
se circunscribíaa quedaren la dimensiónde las suspicacias.
No obstante,hubo quienestrabajarondesdeotrasperspectivasy pu-
dieron ofreceren susintervencionesun mejor diagnósticosobrelo que
era el campoen esemomento.En estesentidopodemosretomaruna de
las más valiosasreflexionesque encontramosen esteforo. Se trata del
aporte que hiciera BernardoOrtiz en su intervención al debateventi'
lado en Columnade Arena 29, cuando contemplabalas consecuencias
de la utilizacióndel anonimatoen un contexto como éste'Dicha lectu'
ra no perdíade vista las múltiplesaristasdel asuntoal tener en cuenta'
por ejemplo,que cuandosemanifestabauna opinión contrariaa la labor
de una personainscritaen la institucionalidadcultural del país,el pro-
blema no era constatarsi éstaera o no válida, sino si iba a representar
una reacciónpor parte del aludido.65Además,Ortiz no dejabade agre'
gar que "el silencioy el seudónimo[. . . ] no sirvenpara protegerla vida
[de los acusadores],sino la posibilidadde participaren las actividades
Para el casoque nos ocupa' el mecanismodel que se saca'
citadas".6ó
ba provechono era el de hacer una seriede atribucionesdesdelugares
no reconocibles,sino el de saberde antemanoque el lanzamientode
dichasacusaciones no tendríamayoresconsecuencias,en una raciona'
lizaciónque salvaguardaba a su o susemisoresde la obligaciónde mar-
ginarsede un circuito confeccionado,básicamente,a partir del respaldo
mutuo. Éru una de las circunstanciasa que Ortiz hacía referencia
".u
cuandohablabade "todo aquelloque, por consenso,es detestableen el
Ha sido tan insidiosaesta prácticaque cuando al ge'
arte naciona1".67
6t lbíd.
neralizarsela actitud de identificar un problemasin señalarsuscausas
se afectabatambién el espaciodonde se hacíapúblico dicho dictamen.
Si suponemosque esosmensajeseran leídospor una poblaciónmayor
que la de los participantesdirectos,el descréditoa que se someríael si-
¿edonde eran expresadosconstituyeen sí un asuntobastantecomplejo
como para ser resueltomediante el envío de una seriede textos acla-
ratorios transmitidosluego de que se hizo la intervención.Al girar en
torno a los ejerciciosde poder sobrelos que sebasauna alta proporción
de la institucionalidadburocráticadel país,seaéstadel sectorlegislati-
vo, judicial o ejecutivodel Estadocolombiano,la discusiónpasabafácil-
mente de una orilla a otra, favoreciendofinalmentelos mecanismosde
dominación que pretendíacontrarrestar.Siguiendoa Ortiz, este com-
portamientollevó a seguirlesel juego a los responsables
de dirigir la im-
plementaciónde las actividadesartísticas,al darlesa entenderde forma
inequívoca"que el poder lo ejercequien puedeintimidar,y es oprimido
quien se deja intimidar".68En estecaso,el poder semantuvo donde es-
taba antesdel debatey, hastaahora,no ha dadovisosde querercambiar
de orientación.Por otro lado, la crítica sí proliferóen un territorio nue-
vo para susexpectativas,pero aun no podía dar expresionesde lucidez
que pudieranincidir en la planeaciónde accionesque transformaranlas
problemáticasidentificadas.
68IbA
Pnnr¡lV
FoRMALES
Reruexrorurs
r Esta fórmula fue tonada de Pablo Batelli, "lCuáles críticos/ iEl IDCT/ lWilliam
Lópezl lKalma-
ncxitz power!", art. cít.
aDrscunR'105
Ederapublíca
Bogotá, diciembre 18 de 2001
Srs.
Mien.rb¡osComité de Arte
ProgramaArboriza¡te
Rocío Londoño, Gloria Zea, Elvira Cuervo de Jaramillo, Eduardo Serrano,
Alonso Garcés,Luis Fernando Pradilla, público en general
Estimadosseñores:
sol". Obviamente, yo me negué a hacer tal cosa,no sólo porque me dio una
pereza enorme volver a reformular todo ese proceso' sino porque en reali'
dad todas esaspalabras,signosy tachadurasno fueron ideadospor mí' lCon
qué derecho iba yo a cambiar sagradasinvenciones populares?Sin embargo,
se me aseguróque la pieza iba a ser exhibida en la plaza de Bolívar la noche
tlel 12 de diciembre. Esto me tranquilizó, ya que el destinatario final de la
pieza era la población bogotana.
La noche del 12 de diciembre, 19 de mis invitados -incluyendo niños- y
yo, acudimos a ver los 133 árbolesintervenidos por otros tantos aftistas.Al
finalizar los espectacularesjuegos pirotécnicos, los miles de concurrentes
nos diriginros a examinar los árboles detenidamente. Despuésde recorrer'
los varias veces,me encontré con que mi árbol no ftre exhibido. Este hecho
me apenó bastante, no sólo porque estaba siendo acosado por mis invita-
dos, y uno que otro seguidor,que estaban cu¡iosospor ver mi trabajo, sino
porque, despuésde atar cabos,mis sospechasacerca de un veto de censu¡a
hacia mi árbol se estaban evidenciando. El día 17 de diciemb¡e mis sospe-
chas se confi¡maron totalmente. Mónica Alzate, la directora ejecutiva del
Programa Pazen Todas Partes,me comunicó oficialmente que mi árbol ha-
bía sido vetado por la Junta Directiva de la Fundación Corazón Verde. Al
parece! decidieron que la "pieza no era muy amable" y, sin tener en cuenta
la opinión de ustedes,los miembros de la Comisión de Arte, ni mi trayecto-
na como artlsra y como invitado, ni el tiempo y el dinero que invertí con-
feccionándola, decidieron arbitrariamente no nostlar la pieza. Desafortu-
nadamente fi¡mé un documento en el que cedí mis derechosde propiedad.
Sin embargo, no es la obra como tal lo que me lleva a escribirles,sino las
irregularidadesque se presentaronal pasarpor encima de su opinión y el as'
ouerosoveto resultante.
La intención de esta carta es sentar un precedente para que, con la ayu-
da del cielo, bocho¡nososhechos de este tipo no vuelvan a presentarse.Es
totalmente anacrónicc'r,no sólo con respecto a los logros del arte contem-
poráneo en general, sino de la democracia como tal, que sucedan vetos y
censurasen nombre de la "amabilidad" o la decoratividacl.Y aunque me
parece un honor engrosar las filas de ilustres colegascuyas obras han sido
vetadasen algún momento -ent¡e los que se cuentan Débora Arango, Jo-
sé RodríguezAcevedo, Alejandro Obregón, Áluuto Herrán y Alrtonio Ca-
ro-, también me aterroriza pensar que hechos como el denunciado arriba
puedan te¡minar algún día en demostracionesexorbitantes de ir-rtolerancra
como la infame exposición de 'Arte Degenerado",orgirnizadapor los nazis
en Alemania, en 1937,y que incluía obrasde Picasso,Matisse,Mondrian y
Duchamp, entre muchísimos otros. O los "c¿imbios"que por causaspareci-
das hizo el Ministerio de Educación de Colombia a la clelegaciónde artisras
y obras que iban hacia una bienal en España,en 1960. La delegacióninicial
estabaconformada por Obregón, Negret, Ramírez Mllamizar y Botero, y se
los cambió por artistasmás "autóctonos" -léase, más amables.Estosy otros
hechos demuestranque los vetos del presenteconforman lo que seráel arte
del futuro, pero prefiero caminos más expeditos para obrener popularidad.
Fernando Uhía.5
y pÁcrruns
H¡vrrnocnnrín ENINTERNET
lliltillilillillllll