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SUYAPA
LA VOCACIÓN DEL
MÚSICO
CATÓLICO
El Papa que la nombró patrona, dijo que había “demostrado una atracción
irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu
sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la
música”.
EL APOSTOLADO DE LA MÚSICA: MAS
QUE UN SERVICIO, UN DON GRATUITO
DE DIOS
Necesidad de la iglesia
Una de las necesidades que existen son los carismas, que son
inspiraciones que el Espíritu Santo Dios los concede de forma
incomparable dentro de la Iglesia, por los méritos de Cristo, para el bien
común, y para la renovación y construcción y utilidad de la Iglesia. En cada
carisma el Espíritu revela su presencia con un don que también es un
servicio.
El Espíritu Santo los concede a quien los pide con amor, con lo
que lo capacita y dispone para asumir algunas obras y funciones
específicas.
Deducimos pues, el que presta el servicio del canto debe saber
que Dios le ha dado un Don como carisma y es el de animar la
asamblea Eucarística.
El que canta debe de tener mas que el don preciado, debe pedir
a Dios humildad, discernimiento, disponibilidad, entusiasmo y
obediencia.
“La música debe ayudar a los creyentes congregados a expresar y compartir el don de la fe
que se encuentra dentro de ellos y a alimentar y fortalecer su compromiso interior de fe.
Debe realzar las lecturas para que éstas puedan hablar a la asamblea de forma más
efectiva y completa.
Recordar que el canto es orar dos veces, y como toda oración, debe subir como incienso
agradable a Dios.
Ofrezcamos nuestro don con y por amor, ensayemos, seamos puntuales, obedientes, humildes.
Hagamos dignas las celebraciones Litúrgicas, recordemos que creamos la comunidad, con el
canto incluimos a la asamblea; incluyamos cantos conocidos, sino, ensayemos con los fieles
con anterioridad. Sino se vuelve concierto
¡MUCHAS
GRACIAS!