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Novelas
Walter Benjamin
EDGAR ALLAN POE
(1809-1849)
La carta robada
(1844)
Lo que en principio une a los relatos de la serie negra y los diferencia de la policial clásica es un trabajo diferente con la
determinación y la causalidad. La policial inglesa separa el crimen de su motivación social. El delito es tratado como un
problema matemático y el crimen es siempre lo otro de la razón. Las relaciones sociales aparecen sublimadas: los crímenes
tienden a ser gratuitos porque la gratuidad del móvil fortalece la complejidad del enigma. Habría que decir que en esos
relatos se trabaja con el esquema de que a mayor motivación menos misterio. El que tiene razones para cometer un crimen
no debe ser nunca el asesino: la retórica del género nos ha enseñado que el sospechoso, al que todos acusan, es siempre
inocente. Hay una irrisión de la determinación que responde a las reglas mismas del género.
Ricardo Piglia
El detective nunca se pregunta porqué, sino cómo se comete un crimen y el milagro del indicio, que sostiene la
investigación, es una forma figurada de la causalidad. Por eso el modelo del crimen perfecto que desafía la
sagacidad del investigador es, en última instancia, el mito del crimen sin causa. La utopía que el género busca
como camino de perfección es construir un crimen sin criminal que a pesar de todo se logre descifrar. En este
sentido si la historia interna de la narración policial clásica se cierra en algún lado hay que pensar en El proceso
de Kafka que invierte el procedimiento y construye un culpable sin crimen.
Ricardo Piglia
Se constituye así el nuevo héroe que ofrece todos los signos y prendas de la burguesía. En la novela policíaca nunca un
criminal es popular. El criminal es siempre inteligente, juega con la policía una especie de juego de igualdad. la lucha entre
dos puras inteligencias -la del asesino y la del detective- constituirá la forma esencial del enfrentamiento. (…) En este
nuevo género no hay ya ni héroes populares ni grandes ejecuciones; se es perverso, pero inteligente, y de ser castigado no
hay que sufrir. La literatura policíaca traspone a otra clase social ese brillo que rodeaba al criminal. En cuanto a los
periódicos, reproducirán en sus gacetillas cotidianas la opaca monotonía sin epopeya de los delitos y de sus castigos. A
cada cual lo que le corresponde; que el pueblo se despoje del viejo orgullo de sus crímenes; los grandes asesinatos se han
convertido en el juego silencioso de los cautos.
Michel Foucault
La primera historia, la del crimen, ha concluido antes de que comience la segunda. Pero; ¿qué
ocurre en la segunda? Poca cosa. Los personajes de esta segunda historia, la historia de la
investigación, no actúan, aprenden. Nada puede ocurrirles; una regla del género postula la
inmunidad del detective. Podemos caracterizar esas dos historias, además, diciendo que la
primera, la del crimen, cuenta “lo que efectivamente ocurrió” en tanto que la segunda, la de la
investigación, explica "cómo el lector (o el narrador) toma conocimiento de los hechos".
Tzvetan Todorov
SHERLOCK HOLMES
JORGE LUIS BORGES
No salió de una madre ni supo de mayores. Lo soñó un irlandés, que no lo quiso nunca
Idéntico es el caso de Adán y de Quijano. y que trató, nos dicen, de matarlo. Fue en vano.
Está hecho de azar. Inmediato o cercano El hombre solitario prosigue, lupa en mano,
lo rigen los vaivenes de variables lectores. su rara suerte discontinua de cosa trunca.
Es casto. Nada sabe del amor. No ha querido. No baja más al baño. Tampoco visitaba
Ese hombre tan viril ha renunciado al arte ese retiro Hamlet, que muere en Dinamarca
de amar. En Baker Street vive solo y aparte. que no sabe casi nada de esa comarca
Le es ajeno también ese otro arte, el olvido. de la espada y del mar, del arco y de la aljaba.
SHERLOCK HOLMES
JORGE LUIS BORGES