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¿Quién es el Espíritu

Santo?
Motivación
Lo que hace falta para transformar la Iglesia y la sociedad es que permanezcamos atentos
a lo que el Espíritu habla en el corazón de las comunidades, dejándonos guiar, sin
recelos ni resistencias hacia donde él nos indique.

Desde la fidelidad al Espíritu de Dios nuestro mundo podrá ser transformado y


verdaderamente “salvado”.
Creó en el Espíritu Santo
683. "Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo" (1 Co
12, 3). "Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá,
Padre!“ (Ga 4, 6).
Para encontrarnos con Jesus es necesario primeramente haber sido atraído por el
Espíritu Santo. (Dios nos primerea con su amor) [Cf. Francisco]
Él es quién nos precede y nos llama a la fe, mediante el Bautismo, el primer sacramento
de la fe. La vida se nos comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la
Iglesia.
684. El Espíritu Santo con su El Espíritu es el primero,

gracia es el "primero" que nos pero también es "último"

despierta en la fe y nos inicia en la revelación de las

en la vida nueva. personas de la Santísima


Trinidad.
685. Creer en el Espíritu Santo es profesar que el
Espíritu Santo es una de las personas de la
Santísima Trinidad, consubstancial al Padre y al
Hijo, “que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria”. (Niceno-
Constantinopolitano).

El Espíritu Santo se revela en el misterio divino


de la "teología trinitaria", quién posee la misma
naturaleza que procede de Dios Padre y quién
posee el mismo honor que Dios Hijo.
686. El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo del designio de
nuestra salvación y hasta su consumación. Pero es en los "últimos tiempos", cuando el
Espíritu se revela y nos es dado, es reconocido y acogido como persona divina.

Entonces, el proyecto de “condescendencia” de Dios se consuma


en Cristo, "Primogénito" y Cabeza de la nueva creación, y se realiza en la humanidad
entera por el Espíritu que nos es dado: la Iglesia, la comunión de los santos, el perdón de
los pecados,
la resurrección de la carne, la vida eterna.
La experiencia del Espíritu en la Fé

91. “Todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la transmisión de


la verdad revelada”.

Todos los cristianos han recibido la unción del Espíritu Santo en el


Bautismo, que los instruye interiormente (Cf. 1 Jn 2, 20-27) y los conduce a
la verdad completa (cf. Jn 16, 13).
92. «La totalidad de los fieles [...] no puede equivocarse en la
fe. Se manifiesta esta propiedad, en el sentido sobrenatural de
la fe de todo el pueblo: cuando desde los obispos hasta el
último de los laicos cristianos muestran su consentimiento en
cuestiones de fe y de moral» (LG 12).

Todos los cristianos tienen una intuición que proviene


del Espíritu que los hace sentir y conocer la misma fe, creen
las mismas verdades y obran según la misma fe.
93. «El Espíritu de la verdad suscita y sostiene este sentido de la fe» (LG 12).

Junto al Espíritu, el Pueblo de Dios, se adhiere indefectiblemente (sin margen


de duda) a la fe Apostolica transmitida, la profundiza con un juicio recto (sin
desviaciones y buscando siempre la verdad) y la aplica cada día más
plenamente en la vida.
94. Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia
tanto de las realidades como
Cuando los fieles
de las palabras del Depósito de la fe puede crecer en la vida
«comprenden
de la Iglesia.
internamente los misterios
que viven»

(DV 8)
«Cuando las proclaman los
«Cuando los fieles obispos, que con la
contemplan y estudian las sucesión apostólica reciben
verdades de Fe, el carisma de la verdad»
repasándolas en el corazón»
(DV 8).

(DV 8)
Creer solo en Dios
150. La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo
inseparable al asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado.

En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que Él ha revelado, la fe


cristiana difiere de la fe puesta en una persona humana.
Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente en Él.
Creer en Jesucristo, el Hijo de
151. Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en Aquel que él ha enviado,

Dios
«su Hijo amado», en quien ha puesto toda su complacencia (Mc 1,11). Dios nos ha dicho
que les escuchemos (cf. Mc 9,7).

Jesús mismo dice a sus discípulos: «Crean en Dios, crean también en mí» (Jn 14,1). Podemos
creer en Jesucristo porque es Dios, el Verbo hecho carne: «A Dios nadie le ha visto jamás:
el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado» (Jn 1,18). Porque «ha visto al
Padre» (Jn 6,46), él es único en conocerlo y en poderlo revelar (cf. Mt 11,27).
Creer en el Espíritu Santo
152. No se puede creer en Jesucristo sin tener parte en su Espíritu. Es el Espíritu Santo
quien revela a los hombres quién es Jesús. Porque «nadie puede decir: "Jesús es Señor“
sino bajo la acción del Espíritu Santo» (1 Cor. 12,3).

«Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios» (1 Co 2,10-11). Sólo Dios conoce
a Dios enteramente. Nosotros creemos en el Espíritu Santo porque es Dios. Y la Iglesia
no cesa de confesar su fe en un solo Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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