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ENFOQUES TRANSVERSALES

INDICE

I. Enfoque de Derechos Humanos: como marco ético-político.

I 1. Enfoque de Derechos de la Niñez y Adolescencia.


I.1.1 Aplicación de la CDN en el país.
I.2 Enfoque de Participación de la Niñez y Adolescencia.
I.3 Enfoque Intercultural con población migrante y de pueblos indígenas.
I.3.1 Intervenciones desde el enfoque de interculturalidad con niños, niñas, adolescentes y sus familias migrantes.
I.3.2 Intervenciones desde el enfoque de interculturalidad con niños, niñas, adolescentes y familias indígenas.
I.4 Enfoque de inclusión de la niñez y adolescencia con capacidades diferentes

I.5 Enfoque de Género

II Enfoque de Curso de Vida.

III Enfoque Territorial

IV Enfoque de Redes
IV. 1 Trabajo en redes y gestión Intersectorial
Marco general de enfoques transversales, para el diseño de proyectos en el área de protección.

Este documento aborda el diseño de proyectos en el área de protección, en concordancia con la Política Nacional de Niñez y Adolescencia 2018-2025 y

las directrices del Servicio Mejor Niñez. Su propósito es proporcionar un marco conceptual y operacional para enfoques transversales, tanto en la

formulación como en la implementación de proyectos. Se destaca la importancia de la intersectorialidad y se presentan enfoques clave, como derechos

humanos, derechos de la niñez, participación, interculturalidad, inclusión, género, curso de vida, territorialidad, redes e intersectorialidad.

El documento ofrece recomendaciones con diversos niveles de especificidad, adaptándose a la naturaleza de cada enfoque y la experiencia del Servicio en cada

temática. Se subraya que el documento no pretende ser una guía operativa, sino que los enfoques deben ser operacionalizados conforme a los

objetivos de cada modalidad y los contextos territoriales específicos .


Enfoque de Derechos Humanos: como marco ético-político.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, firmada en 1948, establece los derechos fundamentales basados en la dignidad intrínseca de todas las
personas. Junto con otros pactos internacionales, conforma la Carta Internacional de Derechos Humanos, que sirve como marco ético-político-jurídico.
Destaca derechos como la libertad, participación, igualdad, seguridad social, educación, y más.

Los principios fundamentales son:

Universalidad: Aplicables a todas las personas sin discriminación.


Inalienabilidad: Los derechos no pueden ser despojados excepto en circunstancias legales.
Indivisibilidad e interdependencia: La violación de un derecho afecta otros.
Derecho a la igualdad y no discriminación: Obliga a los Estados a proteger derechos sin distinciones.

Se enfatiza el enfoque de derechos, un marco conceptual basado en estándares internacionales de derechos humanos. La Convención sobre los Derechos del
Niño (CDN) marca un hito, reconociendo a niños y adolescentes como sujetos de derechos. La CDN integra derechos, promueve la autonomía
progresiva y establece principios como el interés superior del niño, no discriminación, derecho a la supervivencia y participación.

En el contexto nacional, Chile ratifica la CDN en 1990, iniciando reformas para adaptar normativas y políticas. La Política Nacional de Niñez
y Adolescencia (2015-2025) se basa en enfoques de derechos, desarrollo humano, curso de vida, enfoque intercultural y de género. Los
principios rectores incluyen ser sujeto de derechos, interés superior del niño, autonomía progresiva, igualdad, participación, vida y
desarrollo adecuado, y el rol del Estado, familia y sociedad.

Se destaca la evolución desde el paradigma de considerar a niños como "incompletos" hacia el reconocimiento de su plena capacidad como sujetos de
derechos. La instalación de una doctrina de protección integral de derechos sigue siendo un desafío en diversos ámbitos sociales.
2 Enfoque de Participación de la Niñez y Adolescencia

Se destaca la importancia de la participación de niños, niñas y adolescentes en intervenciones sociales, en concordancia con la Convención sobre los Derechos del
Niño en Chile. Aquí tienes un resumen:

El Estado de Chile, al firmar la Convención sobre los Derechos del Niño, se compromete a promover los derechos de la niñez, especialmente el derecho a la
participación. Se busca cambiar la concepción tradicional de los niños como seres incompletos, reconociéndolos como sujetos pensantes.

La participación se considera esencial para el desarrollo psicosocial, fortaleciendo aspectos como la autoestima y la autonomía. Se espera que la intervención
involucre activamente a niños, niñas, adolescentes y sus familias, considerando sus opiniones en todas las etapas del proceso.

Se destaca que la participación actúa como factor protector ante vulneraciones de derechos. Mayor participación se asocia con menor vulnerabilidad. Se enfatiza
la importancia de incluir a adultos en acciones de prevención y formación.

Se introduce el concepto de "participación sustantiva", la cual permite la realización de las personas y profundiza su ciudadanía. Se logra cuando hay un ajuste
entre las capacidades para participar y las oportunidades proporcionadas.

A nivel operativo, se espera que se considere la participación de niños, niñas y adolescentes en el diagnóstico, planificación, ejecución y
evaluación de intervenciones. También se destaca la importancia de involucrar activamente a las familias y otros adultos del entorno.

En resumen, se aboga por una participación activa y sustantiva de los niños y niñas en los procesos de intervención, reconociéndolos como sujetos de derecho y
promoviendo su desarrollo integral.
Enfoque Intercultural con población migrante y de pueblos indígenas

En este apartado se aborda la importancia de garantizar los derechos de niños, niñas y adolescentes desde un enfoque de no discriminación y respeto a la diversidad
cultural.

El texto destaca la obligación de los Estados, según la Convención sobre los Derechos del Niño, de adoptar medidas para proteger a los niños contra la discriminación,
reconociendo la necesidad de identificar activamente a niños y grupos cuando sus derechos requieran medidas especiales.

Se introduce el concepto de interculturalidad, que implica relaciones equitativas entre diversas culturas, promoviendo el reconocimiento y respeto mutuo. La Política
Nacional de Niñez y Adolescencia 2015-2025 propone un enfoque intercultural que reconoce la diversidad cultural y aborda las desigualdades sociales.

Se resalta la importancia de la pertinencia cultural en las intervenciones sociales, que implica adaptar las prácticas a las necesidades culturales de los niños, niñas y
adolescentes, evitando estereotipos y promoviendo el respeto mutuo.

Para abordar la intervención con niños, niñas y adolescentes migrantes, se menciona la doble vulnerabilidad que enfrentan y la necesidad de considerar el enfoque de
género. Se hace referencia a la Observación General Nº6 del Comité de Derechos del Niño sobre menores no acompañados y separados en contextos migratorios.

Para la población indígena, se destaca la importancia de respetar sus derechos culturales, reconociendo la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas y el Convenio N° 169 de la OIT. La Ley Indígena en Chile reconoce el deber de respetar, proteger y promover el desarrollo de los indígenas.

Se enfatiza la necesidad de que los equipos interventores se capaciten en el enfoque intercultural, identifiquen la pertenencia cultural de los sujetos
participantes, y establezcan alianzas con líderes y autoridades ancestrales para lograr intervenciones respetuosas y culturalmente sensibles. Además,
se sugiere trabajar en red y vincularse con actores comunitarios y programas municipales pertinentes.
I.4 Enfoque de inclusión de la niñez y adolescencia con capacidades diferentes

Este enfoque destaca la importancia de considerer a los NNA como personas en desarrollo antes que definirlos por su discapacidad. Se resalta que la exclusión
y discriminación provienen de barreras actitudinales, culturales, físicas y sociales, y se aboga por un modelo socioambiental. Se mencionan instrumentos
normativos como la Convención sobre los Derechos de los Niños y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Se destaca la interacción entre los procesos personales y sociales, y se aborda la heterogeneidad en la discapacidad, influida por creencias culturales y
contextos sociales. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU y la Ley 20.422 en Chile son mencionadas como marcos
normativos. Se hace hincapié en la no discriminación y se señala el principio rector para la niñez con discapacidad.

Se describe cómo la discapacidad surge cuando se enfrentan a barreras de acceso y se destaca la importancia de promover una cultura de derechos y respeto
a la diversidad. Se aborda la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, sus definiciones y principios, resaltando la protección de los
niños y niñas con discapacidad.

La Ley 20.422 en Chile, que busca la igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad, se presenta como un avance hacia un
enfoque de derechos humanos. Se subraya la responsabilidad de la sociedad en la inclusión y se plantean principios para programas psicosociales. Se ofrecen
recomendaciones específicas para la intervención con niños, niñas y adolescentes con discapacidad y sus familias, destacando la importancia de considerar la
diversidad y promover la participación plena en la sociedad.
I.5 Enfoque de Género

Este apartado aborda la intersección entre el enfoque de género y la intervención con niños, niñas y adolescentes, reconociendo las complejidades de las
articulaciones culturales, sociales, biológicas, históricas y políticas que definen los roles de género. Se destaca la transmisión intergeneracional de normas de
género a través de prácticas formales e informales, como la socialización en familias y la influencia de los medios de comunicación.

El enfoque propuesto busca modificar prácticas y roles discriminatorios en función del género, eliminar frenos que limitan el empoderamiento de las niñas, incidir
en las conductas de los varones y abordar "las nuevas masculinidades". Se enfatiza la necesidad de considerar variables como la pertenencia cultural,
la clase social y la orientación sexual para comprender las complejidades de las identidades.

El desafío para el Servicio implica transversalizar el enfoque de género en todas las acciones, estrategias y atenciones, requiriendo cambios en las visiones de los
intervencionistas. Se proponen sugerencias concretas para incorporar el enfoque de género, como la revisión y reflexión de las prácticas de trabajo, la
deconstrucción de discursos de género, y la promoción de conversaciones sobre estas temáticas. También se sugiere abordar la construcción
de identidades, especialmente con adolescentes, y trabajar en la autonomía de aquellos que egresan como mayores de edad.

Se destaca la importancia de promover la inclusión de figuras masculinas en los procesos de intervención y utilizar diversas herramientas para
problematizar mandatos de género. Se alienta la apertura de espacios de problematización con los usuarios para resignificar las
transgresiones y fomentar la reparación de las experiencias vividas.
II Enfoque de Curso de Vida.

El Plan de Acción Nacional de Niñez y Adolescencia 2018-2025 propone el Sistema de Acompañamiento a las Trayectorias del Desarrollo (SATD) para que niños y
adolescentes alcancen su máximo potencial. El Servicio incorpora el enfoque de curso de vida en su política pública, entendiendo este enfoque como la secuencia
de etapas condicionadas cultural e institucionalmente a lo largo de la vida. Este enfoque busca comprender cómo los individuos se desarrollan en contextos socio-
culturales e históricos específicos.

El enfoque de curso de vida implica considerar las experiencias tempranas, la ubicación socio-histórica y geográfica, la agencia humana y el control personal, y la
vida en desarrollo. El sociólogo Glenn Elder destaca la interdependencia entre las experiencias de vida, los marcos institucionales y los contextos socio-históricos
específicos que condicionan la experiencia de una cohorte particular.

En la implementación de políticas públicas, el enfoque de curso de vida supone el diseño de programas sociales que acompañen a niños y adolescentes en
distintas etapas de vida, teniendo en cuenta sus contextos socio-culturales e históricos únicos. Se destaca la importancia de comprender las trayectorias y
transiciones de los sujetos, así como la apertura de ventanas de oportunidad en momentos vitales significativos.

En el ámbito de las Orientaciones Técnicas del Servicio, el enfoque de curso de vida se considera transversal, permitiendo comprender los
procesos transicionales de los sujetos de atención, especialmente en etapas tempranas de la vida. Se busca aprovechar ventanas de
oportunidad para favorecer un desarrollo saludable y la utilización constructiva de los recursos personales en distintos dominios de existencia.
III Enfoque Territorial

En la implementación de políticas públicas, se destaca la importancia de considerar la diversidad territorial y cultural en Chile, ya que influye en las condiciones de
vida y desarrollo de las personas, así como en la cohesión social de las comunidades. Se reconoce que diferentes regiones presentan características
únicas, como aislamiento, dificultades de acceso y concentración de servicios en capitales regionales.

Se enfatiza que la red de protección del Servicio debe adaptarse a las particularidades de cada contexto, considerando factores territoriales que subyacen a las
vulneraciones de derechos, las concepciones de la comunidad sobre niñez y adolescencia, y elementos que perpetúan la falta de ejercicio pleno de derechos. Se
sugiere identificar recursos formales e informales, factores protectores, oferta pública y redes que contribuyan a resolver vulneraciones de
derechos y promover una cultura respetuosa.

La noción de territorio abarca aspectos geográficos, físicos, ambientales, culturales, sociales, políticos y económicos, con una dimensión simbólica relacionada con
la memoria colectiva, pertenencia e identidad. Se espera que la implementación de modalidades de protección considere el enfoque territorial, reconociendo a los
territorios como escenarios socialmente construidos donde interactúan diversas variables.

La comprensión de los contextos locales, incluyendo características territoriales, historia colectiva, rasgos culturales y recursos disponibles, permitirá desarrollar
intervenciones pertinentes y culturalmente sensibles. Se destaca la importancia de situar las prácticas humanas en un contexto espacial y temporal específico.

Considerar el enfoque territorial facilita la identificación de oportunidades para la promoción de derechos, estrategias de detección y prevención de vulneraciones,
y el reconocimiento de las competencias de las comunidades y familias para abordar sus problemáticas.
IV Enfoque de Redes

El enfoque de redes o trabajo en red se considera fundamental para la intervención social, reconociendo la importancia del tejido social en la resolución de
fenómenos sociales. Se destaca que una red social no solo es un espacio de encuentro, sino que se revitaliza alrededor de un objetivo común. El propósito del
enfoque de redes es fortalecer los lazos sociales, fomentando nuevos aprendizajes a través de prácticas sociales diferentes.

La práctica profesional en el trabajo en red no solo implica acciones concretas, sino también una capacidad reflexiva que genera una racionalidad alternativa.
Esto destaca la importancia de mecanismos, medios, procedimientos, reflexiones y preguntas como elementos clave para comprender realidades y guiar la
acción.

La coordinación de equipos con redes locales y el trabajo comunitario desde el enfoque de redes se conciben como espacios de vínculo social, gestión social y
colaboración. Estas redes poseen aspectos vinculares, desarrollo de gestión social colaborativa y la interconexión de significados para interpretar la
experiencia cotidiana.
IV. 1 Trabajo en redes y gestión Intersectorial

Para la implementación efectiva del trabajo en red en la intervención, se sugiere considerar aspectos como la organización de la intervención, la atención a
problemas definidos, la generación de una historia común, propuestas y alternativas, y la consolidación de alternativas con espacio para modificaciones y
confrontación de ideas.

En contextos específicos de programas de protección, donde la concepción de lazos sociales, cohesión y participación puede variar, el enfoque de redes promueve
la restitución comunitaria para recuperar modalidades sociales de resolución de problemas y generar nuevos procesos de producción de subjetividad. Esto implica
el desarrollo de organizaciones que se vean a sí mismas como redes y trabajen colaborativamente.

A nivel central, la dirección nacional del Servicio mantiene convenios intersectoriales para apoyar la protección de niños, niñas y adolescentes víctimas de
vulneraciones de derechos. A nivel territorial, se destaca la necesidad de que los equipos de atención formen parte de la red de protección del Servicio,
establezcan estrategias de contacto y vinculación con el intersector, y cuenten con diagnósticos comunales y catastros de instituciones y recursos locales.

Se detallan sectores relevantes para la generación de vínculos y alianzas, como organismos judiciales, el sistema de protección social, el Registro
Social de Hogares, el Subsistema de Protección Integral a la Infancia Chile Crece Contigo, SENADIS, educación, salud, entre otros. Además, se
mencionan convenios suscritos por el Servicio con instituciones públicas para garantizar el acceso a prestaciones y servicios de salud, promoción de la salud
sexual, prevención del VIH/SIDA, entre otros. La Norma Técnica para la Promoción del Bienestar y la Prevención Integral de Desajustes Emocionales y
Conductuales en Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes en Cuidado Alternativo Residencial se destaca como parte de la respuesta estatal a estos desafíos.

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