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El lenguaje en el modernismo

● Rubén Darío (Nicaragua), es un poeta influenciado por la literatura de


Gustavo Adolfo Bécquer y José Zorrilla. (poetas románticos)
● En 1888 aparece publicando el libro de cuentos Azul, el cual contiene la
nueva estética de la corriente modernista y es la primera corriente que
surge en América Latina que ahora influenciará a España.
● En el libro de Azul tenemos una primera época que es conocida como
preciosista, después de ese libro ya vendrán textos más profundos de
Darío.
● En Azul desfila un mundo galante y vistoso, el lenguaje de la obra será:
anómala, excéntrico y cosmopolita.
Características del modernismo
● El objetivo de la poesía modernista es fascinar.
● Gusto por lo aristocrático, refinado y exótico
● Cruze con lo plástico y musical en lo poético.
● Influencia muy claramente marcada de Francia del siglo XVIII.
● Uso de una gran cantidad de colores.
● Gusto por lo antiguo.
● En realidad, en la obra América no existe.
● Fascinación por lo oriental, lo árabe.
● Las experiencias remiten a lugares que no son parte de la
experiencia vital del poeta.
“HAY QUE PINTAR EL SONIDO DE UN PERFUME, EL OLOR DE
UN ASTRO” RUBÉN DARÍO

OBRAS
● El rey burgués
● El velo de la reina Maab
● El rubí
● La muerte de la emperatriz de la
China
● Sálome
Rubén Darío
El poeta quiere saber qué es:

● La vida
● El arte
● El amor
● La religión
● La belleza
● La muerte

Como seguidor de los simbolistas


desprecia a las masas. Como poeta se
aparta de la parte agría del mundo.

Aparece en su obra el tiempo, lo fatal.

LA MELANCOLÍA HA SIDO UNA


CONSTANTE EN SU OBRA.
Cantos de vida y esperanza
MANUEL ACUÑA
Pues bien, yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto,
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.
“Nocturno a Rosario”
Pues Rosario, la mujer a la que Manuel Acuña le dedicó estos versos, sufrió la mayor parte de su vida por ser señalada como la
causante del suicidio del autor.
Fue un 5 de diciembre de 1873, cuando Manuel Acuña y su amigo Juan de Dios Peza salieron a dar su acostumbrada
caminata vespertina por la Ciudad de México. Cuando llegó la hora de despedirse Manuel le dijo a Juan de Dios:
-Mañana,a la una en punto te espero sin falta.
-¿En punto?— preguntó Peza.
-Si tardas un minuto más...
-¿Qué sucederá?
-Que me iré sin verte.
-¿Te irás a dónde?
-Estoy de viaje... sí... lo sabrás después.
Después de un apretón de manos, cada uno siguió su camino, Manuel se dirigió a la casa de Rosario de la Peña, como cada
noche. De ahí lo vieron salir casi llorando, dirigiendo sus pasos a la escuela de medicina donde vivía.
Al siguiente día, 6 de diciembre, era casi medio día cuando Manuel se bañó y espero la hora en que llegaría su amigo.
Juan de Dios Peza llegó unos minutos después de la una y lo encontró tendido, había ingerido una dosis mortal de cianuro de
potasio. Manuel tenía apenas 24 años, estudiaba medicina, toda una vida por delante pero también padecía de depresión.

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