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El Pastor y la Visitación
La manera de medir la eficacia de su
predicación es visitando a las familias a
quienes les predicó
“¿Cómo va a saber usted si la palabra hablada desde el púlpito ha sido sabor de vida
para vida, a menos que visite a las familias, ore con ellas, y descubra el verdadero
estado de sus mentes y la condición real de su experiencia, para que pueda señalarles
al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo? Hay necesidad que el hálito de
Dios sople sobre ellos, y les dé vida espiritual. Las iglesias necesitan ser iluminadas
con respecto a la religión práctica en la vida hogareña”. - Addres to Ministers (Ph
118), p. 17.
El Pastor y la Visitación
Hablar palabras de ayuda y de aliento en el
hogar es mucho más efectivo que predicar.
“Esta es obra misionera en el hogar, una obra que los ministros de Dios deben
afanarse por hacer fielmente. No deben solamente predicar; sino deben
ministrar yendo de cada en casa, llegando a conocer a las diferentes
familias de la iglesia, algunas de las cuales pueden estar convertidas, mientras
que otras están aún sin Dios y sin esperanza en el mundo. Es posible predicar
muchos sermones sin realizar el trabajo esencial para el bienestar del pueblo
de Dios. Los discursos dados deben ser seguidos con labor personal. La
obra que se puede hacer visitando a las personas en sus hogares, y
hablándoles palabras de consuelo y de aliento, será mucho más efectiva que el
trabajo hecho con la predicación”. - RH, 31 de enero de 1899.
Cuando visite procure conversar con todos
los miembros de la familia, ya sea que
profesen la verdad o no
“Las visitas de casa en casa constituyen una parte importante de las labores
del ministro. Debería tratar de conversar con todos los miembros de la
familia, ya sea que profesen la verdad o no. Es deber suyo afirmar la
espiritualidad de todos; y debería vivir tan cerca de Dios que pueda
aconsejar, exhortar, y reprender con cuidado y sabiduría. Debería tener la
gracia de Dios en su propio corazón, y la gloria de Dios constantemente en
vista. Toda la liviandad y trivialidad está definidamente prohibida en la
Palabra de Dios. Su conversación debería referirse al Cielo; sus palabras
deberían estar sazonadas con gracia”. - Test, t. 2, p. 303.
El Pastor y la Visitación
La oración debe ser parte de cada visita
familiar.
“Hay otro punto que casi había olvidado. Es la influencia que el predicador
debiera ejercer en su ministerio. Su obra no consiste simplemente en hablar
desde el púlpito. Sólo comienza allí. Debiera visitar a las diferentes familias, y
llevar a Cristo allí, llevar sus sermones allí, llevarlos en sus acciones y sus
palabras. Cuando visita a una familia debiera averiguar cuál es su condición.
¿Es él el pastor del rebaño? ... Debiera hablar con todos los miembros del
rebaño, con los padres para conocer su posición y con los hijos para conocer la
de ellos. Un ministro debiera alimentar al rebaño del cual Dios lo ha hecho
mayoral… Nunca entren a un hogar sin reunirlos a todos, y postrarse y orar
con ellos antes de salir…”. (Testimonios, t. 2, p. 547)
Cada ministro debe ser amigo del
pobre.
“Todo ministro del Evangelio debe ser amigo del pobre, del
afligido, y del oprimido entre los creyentes del pueblo de Dios.
Cristo fue siempre el amigo del pobre, y los intereses del pobre
necesitan ser sagradamente protegidos”. – MM, p. 310.
El Pastor y la Visitación
Nada da mayor fortaleza espiritual
que ministrar al enfermo y al
desalentado.
El Pastor y la Visitación
Ministre especialmente a aquellos que se
han desalentado por la culpabilidad.
El Pastor y la Visitación
Ministrar a los afligidos es parte
del trabajo del ministro.
El Pastor y la Visitación