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EL PASTOR Y LA VISITACIÓN

PR. EDINSON VÁSQUEZ


ESTRUCTURA Y PROCESO

1. ESTRUCTURA (Liderazgo y discipulado)


a.- Administración UPS, pastores y servidores.
b.- Administración de campos, pastores y servidores.
c.- Pastor distrital.
b.- Ancianos, Comisión de mayordomía,
maestros ES y Líderes de GP.
c.- Parejas visitadoras.
d.- Miembro de iglesia por familias.
ESTRUCTURA Y PROCESO
2. PROCESO:
a.- Pastor vive la mayordomía.
b.- Pastor visita y capacita.
c.- Escuelas de visitación.
d.- Visitación permanente.
- Una pareja a 10 familias.
- Una visita por trimestre.
- Cuatro visitas al año.
Visitar a la familia puede ser la obra más
provechosa que el ministro haga.

“Esta parte de la obra pastoral no ha de descuidarse o confiarse a la esposa o


a alguna otra persona. Debéis educaros y enseñaros a vosotros mismos a
visitar cada familia a la cual podáis tener acceso. Los resultados de esta
obra testificarán de que es el trabajo más provechoso que un ministro del
Evangelio puede hacer”. (Evangelsimo, p. 322)

El Pastor y la Visitación
La manera de medir la eficacia de su
predicación es visitando a las familias a
quienes les predicó

“¿Cómo va a saber usted si la palabra hablada desde el púlpito ha sido sabor de vida
para vida, a menos que visite a las familias, ore con ellas, y descubra el verdadero
estado de sus mentes y la condición real de su experiencia, para que pueda señalarles
al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo? Hay necesidad que el hálito de
Dios sople sobre ellos, y les dé vida espiritual. Las iglesias necesitan ser iluminadas
con respecto a la religión práctica en la vida hogareña”. - Addres to Ministers (Ph
118), p. 17.

El Pastor y la Visitación
Hablar palabras de ayuda y de aliento en el
hogar es mucho más efectivo que predicar.

“Esta es obra misionera en el hogar, una obra que los ministros de Dios deben
afanarse por hacer fielmente. No deben solamente predicar; sino deben
ministrar yendo de cada en casa, llegando a conocer a las diferentes
familias de la iglesia, algunas de las cuales pueden estar convertidas, mientras
que otras están aún sin Dios y sin esperanza en el mundo. Es posible predicar
muchos sermones sin realizar el trabajo esencial para el bienestar del pueblo
de Dios. Los discursos dados deben ser seguidos con labor personal. La
obra que se puede hacer visitando a las personas en sus hogares, y
hablándoles palabras de consuelo y de aliento, será mucho más efectiva que el
trabajo hecho con la predicación”. - RH, 31 de enero de 1899.
Cuando visite procure conversar con todos
los miembros de la familia, ya sea que
profesen la verdad o no

“Las visitas de casa en casa constituyen una parte importante de las labores
del ministro. Debería tratar de conversar con todos los miembros de la
familia, ya sea que profesen la verdad o no. Es deber suyo afirmar la
espiritualidad de todos; y debería vivir tan cerca de Dios que pueda
aconsejar, exhortar, y reprender con cuidado y sabiduría. Debería tener la
gracia de Dios en su propio corazón, y la gloria de Dios constantemente en
vista. Toda la liviandad y trivialidad está definidamente prohibida en la
Palabra de Dios. Su conversación debería referirse al Cielo; sus palabras
deberían estar sazonadas con gracia”. - Test, t. 2, p. 303.
El Pastor y la Visitación
La oración debe ser parte de cada visita
familiar.

“Hay otro punto que casi había olvidado. Es la influencia que el predicador
debiera ejercer en su ministerio. Su obra no consiste simplemente en hablar
desde el púlpito. Sólo comienza allí. Debiera visitar a las diferentes familias, y
llevar a Cristo allí, llevar sus sermones allí, llevarlos en sus acciones y sus
palabras. Cuando visita a una familia debiera averiguar cuál es su condición.
¿Es él el pastor del rebaño? ... Debiera hablar con todos los miembros del
rebaño, con los padres para conocer su posición y con los hijos para conocer la
de ellos. Un ministro debiera alimentar al rebaño del cual Dios lo ha hecho
mayoral… Nunca entren a un hogar sin reunirlos a todos, y postrarse y orar
con ellos antes de salir…”. (Testimonios, t. 2, p. 547)
Cada ministro debe ser amigo del
pobre.

“Todo ministro del Evangelio debe ser amigo del pobre, del
afligido, y del oprimido entre los creyentes del pueblo de Dios.
Cristo fue siempre el amigo del pobre, y los intereses del pobre
necesitan ser sagradamente protegidos”. – MM, p. 310.

El Pastor y la Visitación
Nada da mayor fortaleza espiritual
que ministrar al enfermo y al
desalentado.

“Nada aumentará más la fuerza espiritual y el fervor y profundidad de los


sentimientos, como el visitar y servir a los enfermos y abatidos,
ayudándoles a ver la luz y a aferrarse de Jesús por la fe... “. – JT, t. 1, pp.
464.

El Pastor y la Visitación
Ministre especialmente a aquellos que se
han desalentado por la culpabilidad.

“Es el sentimiento de culpabilidad; el hacer lo malo. Esto trae


intranquilidad e insatisfacción. A Jesús le agradaría que sus
hijos ministrasen a las almas enfermas de pecado. Aquellos
que son fuertes deben llevar las flaquezas de los débiles hasta que
se fortalezcan”. - RH, 19 de julio de 1898.

El Pastor y la Visitación
Ministrar a los afligidos es parte
del trabajo del ministro.

“…Los ministros deben sentir que es parte de su trabajo ministrar al


enfermo y al afligido siempre que se presente la oportunidad. El ministro
del Evangelio debe presentar el mensaje, el cual debe ser recibido si la gente
espera ser santificada y preparada para la venida del Señor. Esta obra ha de
abarcar todo lo que Cristo abarcó en su ministerio”. - T, t. 6, p. 301.
Se debe enseñar a los miembros a
visitar.
“Las iglesias han sido enseñadas de tal forma que no sienten una
responsabilidad especial de visitar, hablar la verdad, orar los unos por los
otros, visitar a los enfermos, alentarlos, darles simpatía y amor, y hacer
manifiesto que en Cristo ellos son miembros los unos de los otros”. - MR,
N°. 6, p. 69.

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