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ADMINISTRAR PARA EL SEÑOR

HASTA QUE ÉL VENGA

GMM Rubén Vásquez Chavieri


GUARDENSE DE TODA
AVARICIA

Lección 9 para el 04 de Marzo de 2023


Codiciar es desear con ansia riquezas u otras cosas.
No
El décimo mandamiento prohíbe expresamente codiciarás
codiciar lo que no nos pertenece. Pablo añade que la
avaricia (una clara forma de codicia) es idolatría y, por
tanto, el avaro transgrede el segundo mandamiento
(Col. 3:5).
Es, pues, importante conocer el origen de la codicia;
evitar caer en los ejemplos de personas que se dejaron
llevar por ella; y, sobre todo, cómo poder vencerla.

El origen de la codicia.
Ejemplos de codicia:
Acán.
Judas.
Ananías y Safira.
Cómo vencer la codicia.
C I A
DI
C O
L A
D E
E N
R IG
O
EL
“Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios,
levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre
las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14)
Dios rodeó a todas sus criaturas con todo lo que
pudieran necesitar para ser felices. Sin embargo,
de forma inexplicable, surgió en el corazón de
Lucifer el deseo de ser exaltado más allá de lo
que Dios le había conferido.
Llegó a codiciar la adoración que solo debe darse
al Creador, e incluso codició el mismo trono de
Dios (Is. 14:12-14).
Posteriormente, se las ingenió para conseguir
que Eva cayese también en el mismo pecado, y
codiciase lo único que Dios le había vedado: el
árbol de la ciencia del bien y del mal (Gn. 3:6).
De esta forma, la codicia ha llegado a ser parte
de nuestra naturaleza pecaminosa.
ZAR
P E
AE M
VE R
VO L
R Y
A L LA
F
“Pues vi entre los despojos un manto babilónico

ACÁN muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un


lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo
cual codicié y tomé […]” (Josué 7:21)

La palabra hebrea para “codiciar” [châmad o


chemdâh] no implica necesariamente algo malo.
Puede traducirse como hermoso; deseable;
deleitoso; bueno; amado; placentero; y, por
supuesto, codiciable.
Por ejemplo, se usa para hablar de Daniel como
“muy amado” (Dn. 9:23); o se aplica al mismo Jesús
como el “Deseado” (Hag. 2:7).
El problema surge, como en el caso de Acán, cuando
deseamos lo que no nos pertenece (el anatema).
La codicia de Acán no solo fue su propia ruina, sino
que afectó a toda su familia, y provocó la muerte de
treinta y seis hombres (Jos. 7:5, 10-11, 15, 24-26).
“y les dijo: ¿Qué me queréis

JUDAS dar, y yo os lo entregaré? Y


ellos le asignaron treinta piezas
de plata” (Mateo 26:15)

Judas codiciaba algo bueno: estar cerca de Jesús; llegar a


ser como Él es; predicar las buenas nuevas de salvación…
Sin embargo, había en él un mal rasgo de
carácter que nunca consiguió abandonar: la
avaricia.
Su avaricia le llevó al hurto, a la traición y,
finalmente, al suicidio (Jn. 12:6; Mt. 26:15; 27:5).
Es decir, llevado por su codicia llegó a transgredir,
por lo menos, tres mandamientos: idolatría/avaricia
[2º], no matar [6º] y no hurtar [8º].
Pero Judas no estaba destinado a tan triste fin. Al igual que
nosotros, podría haberse asido del poder de Jesús para
transformar el corazón. Su historia hubiese sido totalmente
ANANÍAS Y SAFIRA
“en complicidad con su esposa Safira, se quedó
con parte del dinero y puso el resto a disposición
de los apóstoles” (Hechos 5:2 NVI)

Animados por el ejemplo de Bernabé (Hch. 4:36-37),


Ananías y Safira prometieron a Dios entregarle el
importe de la venta de una heredad.
Hasta ahí, todo perfecto. El problema vino cuando
tuvieron en su mano el importe de la venta. Pensaron:
mucho dinero para dárselo a la iglesia; mejor quedarse
con parte; de todos modos, nadie se va a enterar del
precio real de la venta; así nos mirarán con el mismo
respeto que a Bernabé.
El pecado nubla nuestra mente. ¿Acaso Dios no sabría el
precio de la venta? ¿Puede alguien robar a Dios y quedar
impune? Su codicia fue su perdición.
C IA
CO DI
E R LA
E N C
O V
CO M
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada
hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que,
teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1ª de Timoteo 6:6-8)

¿Qué podemos hacer cuando nos sentimos tentados por una codicia pecaminosa?
Orar para que Dios
cambie nuestros
Recordar que Dios es
pensamientos y
poderoso para librarnos
sentimientos de modo
de la tentación
que no sigamos siendo
(1Co. 10:13)
tentados (Lc. 11:4; 2P.
2:9)
Atesorar los consejos que
Tomar la decisión de
Dios nos da en su
confiar en Dios, y
Palabra: “En mi corazón
contentarnos con lo que
he guardado tus dichos,
Él nos da
para no pecar contra ti”
(1Tim. 6:6-8; Pr. 30:7-9)
(Sal. 119:11)

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