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Los representantes de los trabajadores justificarán su capacidad para celebrar el contrato colectivo por medio de los respectivos estatutos y por
nombramiento legalmente conferido. Los empleadores justificarán su representación conforme al derecho común.
Aptitud de una persona para celebrar contratos válidos. Puede ser de hecho o de derecho. En lo que respecta a la primera debemos remitirnos a los
principios generales expuestos en su oportunidad teniendo en cuenta que puede suplirse mediante un representante, y en lo que respecta a la segunda
debemos tener presente las diferentes categorías de personas que se encuentran afectadas por incapacidades de derecho y que varían según el criterio
seguido por cada legislación en particular.
Existe incapacidad para contratar cuando la persona sea menor de edad o, aun siendo mayor de edad, sufra algún tipo de enfermedad o deficiencia
persistente de carácter físico o psíquico que le impida actuar por sí mismo, siempre y cuando exista una declaración judicial de incapacidad.
Estas consideraciones merecen una matización, ya que no es lo mismo la capacidad jurídica, que se refiere a la aptitud o idoneidad para ser titular de
derechos u obligaciones, que se adquiere por el simple hecho del nacimiento, que la capacidad de obrar, o aptitud necesaria para realizar de manera válida y
eficaz actos jurídicos y ejercicios de derechos y obligaciones, que se adquiere con la mayoría de edad.
En cuanto a las personas jurídicas, como éstas tienen personalidad jurídica propia e independiente a la personalidad de cada uno de sus miembros tienen
plena capacidad para obrar y, por tanto, de establecer relaciones contractuales.