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** Hechos: Existía un procedimiento criminal en contra de los Sres. Silverthorne, padre e hijo. Los dos
fueron detenidos en sus casas, temprano y retenidos en custodia durante unas horas. Mientras ellos estaban
detenidos, representantes del Ministerio de Justicia y un Oficial de Policía(Marshall), amparados en su
autoridad ingresaron a las oficinas de la Empresa e hicieron recolección y registro de todos los libros, papeles y
documentos que encontraron allí (este allanamiento fue declarado ilegal). Con ocasión de este registro se
descubrió documentación incriminatoria que la fiscalía obtuvo que fuera ordenada entregar judicialmente, a lo
que los Sres. Silverthorne se negaron y fueron multados por desacato. El motivo de tal negativa era que la
orden o mandamiento del Tribunal infringió los derechos de la parte establecidos en la Cuarta Enmienda.
** Resolución: El Tribunal Supremo de EE.UU. Declara que
"La esencia de una disposición que prohíbe la adquisición de una prueba de tal modo,
no es que meramente esa prueba así obtenida no sea utilizada ante el Tribunal sino que no
deba ser usada en absoluto. Si el conocimiento de los hechos se obtiene de una fuente
independiente se pueden probar como otros, pero el conocimiento que obtuvo el Gobierno
derivado de su propio error no puede ser usado de la manera propuesta"… teniendo en
cuenta que el mismo resultado se pudo haber logrado de una manera lícita".
Segundo Caso Histórico: Nardone v/s United States, (1939).
1.- a) entender que el 276 CPP sólo hace referencia “a la prueba obtenida con
inobservancia de garantías fundamentales”, es decir, aquella surgida directamente del
procedimiento ilícito...
b) entender que precisamente la generalidad del 276 obliga a excluir toda prueba
obtenida con inobservancia de garantías fundamentales, tanto aquella que emana
directamente del acto ilícito como aquella que proviene indirectamente… (Fca. Zapata,
pág 31, La Prueba Ilícita
2.- La aplicación de la teoría de los frutos del árbol envenenado, EN CUANTO SUPONE UNA RELACIÓN CAUSAL (SCS
39475-2016 Nexo causal entre vulneración y evidencia).
Considerando 12°: “Décimo Segundo: Que, analizado el escenario doctrinal y fáctico, y establecida la vulneración de derechos
fundamentales, cabe examinar entonces si dicha ilicitud de base acarrea como necesaria consecuencia la exclusión probatoria.
Para tal fin, resulta indispensable determinar si la evidencia objetada, proviene directa y necesariamente del actuar ilegítimo de
los agentes de persecución o, si por el contrario, deriva de una fuente independiente, constituye un descubrimiento inevitable o
nos encontramos en presencia de un vínculo causal atenuado, excepciones a la regla de exclusión forjadas en la tradición
casuística norteamericana y recogidas por la doctrina y jurisprudencia nacional.
De acuerdo a los supuestos de hecho de esta litis, la enjuiciada fue trasladada a la Comisaría luego de no lograr acreditar su
identidad ante los funcionarios policiales, quienes, en opinión de esta Corte y como latamente se ha señalado, obraron fuera de
los márgenes de actuación legalmente permitidos para controlar la identidad. Una vez en la dependencia policial, sin estar con
medidas de sujeción, sin que mediara registro alguno, sin ser objeto de presiones indebidas y sin haber sido requerida por los
agentes policiales, Vilches Arenas se despojó, voluntariamente, de una pequeña bolsa, arrojándola al suelo. Al ser revisada tal
especie, en su interior se encontró droga, lo que motivó su incautación además de la revisión de las vestimentas de la enjuiciada,
lo que a su vez originó el hallazgo, en la pretina de su pantalón, de un revólver. La defensa, invocando la ilicitud originaria,
solicita que esta Corte excluya toda la evidencia obtenida, incluyendo la droga, el arma de fuego y las pericias que sobre ellos
obran
CONSIDERANDO 13°: “Décimo Tercero: Que, la dinámica de ocurrencia de los hechos
descritos en el considerando precedente, declarados en la sentencia impugnada, lleva a esta
Corte a estimar que el nexo causal entre la vulneración de derechos fundamentales y la
obtención de evidencia material se encuentra atenuado por la falta de proximidad espacio-
temporal y, especialmente, por la presencia de circunstancias externas imputables a la
acusada, posteriores a la acción policial censurada, que intervienen en el curso causal y
quiebran la cadena de ilegalidad. Esta circunstancia es el abandono voluntario de la
evidencia que hizo doña Nicole Vilches Arenas, generando una hipótesis de flagrancia de
acuerdo a la normativa procesal.
En efecto, los hechos de la causa pueden separarse claramente en dos momentos; el primero, en la vía
pública, donde se requiere a los imputados su identificación pero no se les registra ni esposa, siendo
trasladados a la unidad policial a resultas de la falta de identificación. El segundo, ocurre en el recinto
policial, sentados ambos en una banca, esperando ser identificados, instantes en que la imputada se desprende
flagrantemente de la bolsa contenedora de la sustancia ilícita, lo que trae como consecuencia la revisión de la
bolsa, el registro corporal de Vilches Arenas y el hallazgo de la prueba material; descubrimientos que no se
encuentran teñidos de ilicitud, por cuanto el vínculo causal se interrumpió con el acto espontáneo y
voluntario de la propia acusada, disipándose así de tal forma la relación entre ambos actos, de modo que el
segundo de ellos no puede ser considerado un fruto proveniente del primero. El acto libre de voluntad de la
imputada, purga el vicio y desvanece el sentido disuasivo o fin preventivo de la regla de exclusión, dando
lugar a la excepción a la teoría de los frutos del árbol envenenado, conocida como doctrina del vínculo
atenuado, desarrollada por la Corte Suprema de los Estados Unidos en Wong Sun v. United States, 371 U.S.
471 (1963) y Brown v. Illinois, 422 U.S. 590 (1975), reafirmada este año en Utah v. Strieff ( 20 de junio de
2016), precisamente a propósito de una detención investigativa declarada inconstitucional. Así también lo ha
resuelto esta Corte de manera previa, dando plena aplicación a esta doctrina en los autos rol 2095-2011, en
decisión de dos de mayo de dos mil once.
Décimo Cuarto: Que, de esta forma, la decisión del Tribunal Oral en lo Penal en orden a
valorar positivamente la evidencia de cargo y fundar en ella una decisión condenatoria, no
contraría el ordenamiento constitucional, por cuanto en este caso la ilegalidad del control
de identidad no acarrea la ilegitimidad de la evidencia encontrada en un momento posterior
en situación de flagrancia, razón por la cual se impone el rechazo del recurso.
Excluye la posibilidad que la exclusión se aplique a los casos en que esa relación causal
aparezca rota. Surgen de esta propia teoría sus límites:
a) doctrina de la Fuente Independiente
b) doctrina del Descubrimiento Inevitable
c) doctrina del Vínculo Atenuado (caso Nardone): resulta necesario precisar la
conexión causal que debe existir
PRUEBA ILICITA Y SUS EXCEPCIONES
EN EL PROCESO PENAL
LAS EXCEPCIONES A LA REGLA DE EXCLUSIÓN QUE SE ENCUENTRA EN EL
ART. 276 DEL CPP SON LAS SIGUIENTES:
1. BUENA FE DEL AGENTE
2.DESCUBRIMIENTO INEVITABLE
3.VINCULO ATENUADO
4.ACTUACIONES DE PRIVADOS
5. FUENTE INDEPENDIENTE
6. HALLAZGO CASUAL
7. PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
8. LA INFRACCION CONSTITUCIONAL BENEFICIOSA PARA EL IMPUTADO
9.TEORIA DEL RIESGO
10. DESTRUCCIÓN MENTIRA DEL IMPUTADO
11. LA RENUNCIA DEL INTERESADO
12.LA PLAIN VIEW DOCTRINE Y LOS CAMPOS ABIERTOS
13.LA INFRACCION CONSTITUCIONAL AJENA
14.LA EXCEPCIÓN DEL ERROR INOCUO (HARMLESS ERROR EXCEPTION)
15. DOCTRINA ESPAÑOLA DE LA CONEXIÓN DE ANTIJURIDICIDAD
EXCEPCIÓN “BUENA FE”
Ésta es la doctrina sentada, en fallo dividido, en United States v. Leon (468 U.S. 897
[1984]), para un caso en que funcionarios policiales entran y registran un lugar cerrado -
donde encuentran e incautan una determinada cantidad de droga - en virtud de una orden
judicial aparentemente válida, pero que posteriormente se demuestra viciada por no haber
estado fundada en verdadera causa probable.
El fundamento de la excepción es plenamente funcional al fundamento principal de la
regla de exclusión de prueba en el derecho norteamericano, esto es, como se ha dicho,
disuadir a los agentes estatales de vulnerar las garantías constitucionales. En hipótesis
como la de León efectivamente la exclusión de la prueba no serviría a ese propósito, pues
no es necesario disuadir a agentes que claramente no han pretendido vulnerar las garantías
constitucionales, sino que, por el contrario, han actuado de buena fe, en la creencia de estar
obrando precisamente en conformidad con tales garantías.
Pero la doctrina de León va incluso más allá, aclarando de paso la forma precisa en que se
entiende el fundamento de deterrence. Efectivamente no se aprecia ninguna necesidad
disuasoria cuando ninguno de los órganos estatales que intervienen en la vulneración de la
garantía constitucional ha actuado de forma significativamente reprochable, por ejemplo
cuando la orden de arresto en virtud de la cual se registra y descubre evidencia sólo se
mantiene en el sistema computacional, debiendo haberse borrado, por atraso de
funcionarios administrativos judiciales
(ése es el caso en Arizona v. Evans, 514 U.S. 1 [1995]) , pero el asunto se ve desde otra
perspectiva si se considera que en la especie un juez ha dictado una orden de entrada y
registro inválida por contrariar las exigencias constitucionales para dicho tipo de órdenes,
pues indudablemente la exclusión de prueba podría servir para disuadir o desalentar la
expedición de órdenes inválidas por parte de los magistrados. Sin embargo, la Corte
rechaza esta perspectiva, aduciendo que el único efecto disuasivo invocable para aplicar la
regla de exclusión es aquél relativo a los agentes policiales, no a los magistrados.
Los casos en que no es admisible la excepción son, entre otros (el fallo los menciona sólo a
título ejemplar) los siguientes:
a) Cuando el magistrado ha sido engañado por información falsa en la declaración jurada y
la falsedad le ha constado al solicitante o debía haberle constado y sólo no le constó por su
craso desprecio por la verdad;
b) Cuando el magistrado ha abandonado su rol judicial, de suerte que ningún agente
responsable y bien entrenado debía confiar en la validez de la orden;
c) Cuando la declaración jurada es tan patentemente insuficiente para fundar causa
probable, que no puede estimarse razonable la confianza del agente en la validez de la
orden;
d) Cuando la orden es tan insuficiente en cuanto a la especificación del lugar a registrar o a
las cosas por incautar, que no es razonable la confianza del agente en su validez (criterio
que, sin embargo, se resiente cuando casi simultáneamente la Corte resuelve que el agente
policial puede confiar en la orden insuficiente cuando al solicitarla él sí ha señalado con
suficiente precisión esos extremos, Massachusetts v. Shepard, 468 U.S. 981 [1984]).
La jurisprudencia americana a establecido ciertos criterios limitativos, requiere que el
Ministerio Público acredite suficientemente que cualquier policía con experiencia
profesional hubiera actuado de forma similar en circunstancias parecidas esto es que
cualquier policía en un futuro actuaría de la misma forma.
Los casos en que dicha excepción ha sido objeto de aplicación pueden clasificarse en los
siguientes supuestos:
(i) Casos en que el error es atribuible al poder legislativo y no a la policía porque su
aplicación carecería de todo efecto disuasorio (casos Michigan Vs Defillippo; Illinois Vs
Krull en dicha decisión la Corte afirmo que no puede esperarse que un agente de policía
cuestione la constitucionalidad de una ley)
(ii) Actuación policial al amparo de un precedente jurisprudencial vinculante que con
posterioridad es anulado (Davis Vs U.S.).
(iii) Actuación policial ilícita que tiene su origen en errores judiciales. Este supuesto es el
que con más frecuencia ha sido objeto de aplicación por la Corte Suprema de EE.UU.
(Leading case U.S. Vs León, la Corte trató de fijar una estándar objetivo para la aplicación
de dicha excepción para contrarrestar una interpretación subjetivista de la misma. Otros
casos Massachusetts Vs Sheppard; Arizona Vs Evans)
Sin embargo la excepción de buena fe no opera cuando la policía oculta deliberadamente
información o distorsiona o maquilla la información de la que disponía al solicitar al Juez
la preceptiva orden de allanamiento o registro. (Franks Vs Delaware)
Cambio en la jurisprudencia Herrings Vs U.S. Esta decisión extiende la excepción de
buena fe a supuestos de negligencia o errores judiciales. Votos 5 a 4.
Se reconoció la excepción de buena fe en un supuesto en que el error, consistente en no
mantener actualizada la base de arrestos había sido cometido por empleados de la policía,
de tal modo que la orden de arresto del acusado había sido rescindida 5 meses antes.
En todo caso en un intento de establecer un criterio limitador a esta nueva doctrina, la
Corte Suprema afirmo que la exclusionary rule debe ser aplicada exclusivamente cuando la
actuación policial ilícita se realice de forma deliberada (deliberate), temeraria (reckless) o
mediante una conducta gravemente negligente (grossly negligent) o como consecuencia de
una negligencia sistémica o periódica (recurring or systemic negligence). En otras
palabras, el reconocimiento de la excepción de buen fe se limita a supuestos errores
policiales siempre y cuando se trate de episodios “aislados de negligencia leve”(minor and
isolated pólice recordkeeping errors) y no de errores sistémicos o de supuestos de
negligencia grave.
Entre nosotros Hernández Basualto manifiesta que esta excepción no seria admisible en el
Derecho Chileno por las siguientes razones:
El fundamento de tal excepción, refiere el Prof. Héctor Hernández, se halla “(…) en la
ausencia de efecto de deterrance respecto de los agentes, pues efectivamente éstos no
entienden vulnerar las garantías fundamentales y consecuentemente no necesitan ser
disuadidos de hacerlo; sin embargo, no se han visto razones para extender la lógica de la
disuasión al actuar reconociblemente ilegítimo de los jueces que han expedido las órdenes
que dichos agentes ejecutan”.
El catedrático estima que no es posible dar acogida en el derecho chileno a esta excepción
de buena fe, no al menos como se concibe en Norteamérica, ya que si bien es atendible el
obrar de buena fe por parte de los agentes, tal actuación de buena fe carece de significado
desde el punto de vista de la persona afectada en sus garantías fundamentales y, además, es
necesario tener presente que tal actuación de buena fe no modifica el hecho de que el
Estado se está aprovechando de los resultados de una actuación ilegítima ni la consecuente
ilegitimidad del ejercicio del ius puniendi.
Agrega, el comentado autor, “(…) lo que realmente resulta del todo inaceptable no es esta
fundamentación, sino el que mediante la excepción se validen probatoriamente actuaciones
judiciales ilegítimas que han afectado de modo más o menos severo derechos de la persona”
López Masle respecto al punto señala: “La consideración de la doctrina de la buena fe como
limitación a los alcances de la regla de exclusión de la prueba ilícita presupone aceptar como
única fundamentación del instituto de la prevención o disuasión policial, ya que como queda
de en evidencia, la doctrina se funda en el escaso efecto disuasivo que en determinadas
circunstancias tendría la regla para la policía, pero no ofrece explicaciones al uso ilegítimo
que hace el Estado de la prueba obtenida con inobservancia de garantías fundamentales”
Nuestra CS a dictado los siguientes fallos en esta materia: SCS 5435- 2007; 9.521-09; 4.001-
2010;7193-2010;, SCS 2576-2011; 8139-2013; 11482-2013 SCS 25.003-14.; ; 21427-2016;
8257-2018,23300-2018,; 5816-2019, 28123-2019
HALLAZGO CASUAL
La excepción del hallazgo casual consiste en que una determinada prueba ha sido
descubierta sin expresa cobertura jurídica; pero, y por contrapartida, en el curso de una
actuación perfectamente lícita y desconectada de los hechos a que alude la evidencia
encontrada. En este caso, el juez puede no aplicar la regla de exclusión a lo casualmente
encontrado.
En Chile, la excepción de pruebas halladas casualmente está expresamente admitida en
ciertos casos. Así ocurre con las descubiertas en la realización de diligencias de entrada y
registro. Sin embargo, sólo se podrá proceder a su incautación una vez obtenida la
correspondiente autorización judicial.
Lo mismo ocurre en el caso de intercepciones telefónicas. En general, deben entregarse al
afectado las grabaciones en que constan tales intercepciones y destruirse sus copias. Sin
embargo, pueden conservarse y utilizarse si contuvieren informaciones relevantes para
otros procedimientos seguidos por hechos que pudieren constituir un delito que merezca
pena de crimen.
Con todo, no se resuelve de modo expreso el descubrimiento casual de pruebas en otras
hipótesis. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de retención o copia de correspondencia
física o electrónica, previa autorización judicial; o en el caso de examen de vestimentas,
equipaje o vehículo de un detenido. En esos y otros casos se ha de resolver si se aplica la
regla de exclusión o si se exceptúa la misma. Careciéndose de expresa regulación, se debe
establecer un criterio orientador para preferir una u otra alternativa.
Así, en la doctrina española, parece prevalecer la aceptación de las pruebas obtenidas de
modo casual. ESTÉVEZ JIMENO sostiene que si en la realización de una diligencia
aparecen antecedentes de otro delito, debe la policía ponerlo en conocimiento del juez para
que éste determine si inicia otro proceso penal.
Otra parte de la doctrina se opone a admitir esta excepción a la regla de exclusión. En el
contexto de diligencias de entrada y registro, MARTIN GARCÍA sostiene que es obvio que
el hallazgo casual constituye un supuesto de prueba ilícita. Agrega que “no puede
aceptarse, en elementales principios hermenéuticos, que pueda constituir una prueba ilícita
lo que es el resultado de una conducta delictiva”. Agrega que las tesis en contra “descansan
en el factor común de considerar amparados por la autorización judicial correspondiente la
práctica de actos extralimitados del objeto para el que se expidió aquélla”.
Esta admisión del hallazgo casual tiene, sin embargo, una excepción importante en las
intervenciones telefónicas. Las grabaciones sólo pueden conservarse y utilizarse si
contienen informaciones relevantes para otros procedimientos sobre delitos que merezcan
pena de crimen. Si lo descubierto resulta constitutivo de simple delito o falta, la prueba no
puede utilizarse. En este caso, se trataría de prueba ilícita, por lo que se aplicaría la regla
de exclusión
Artículo 215.- Objetos y documentos no relacionados con el hecho investigado. Si durante
la práctica de la diligencia de registro se descubriere objetos o documentos que permitieren
sospechar la existencia de un hecho punible distinto del que constituyere la materia del
procedimiento en que la orden respectiva se hubiere librado, podrán proceder a su
incautación, debiendo dar aviso de inmediato al fiscal, quien los conservará.
(MODIFICADO POR LEY 20.931)
El art. 215 – tanto el texto previo a la modificación, como el modificado - exige como
presupuesto de la incautación de evidencia ligada a un hecho punible distinto al
investigado, que el descubrimiento de ésta se produzca en el marco de una diligencia de
registro precedida de una orden judicial al efecto. Es decir, el art. 215 es una excepción al
art. 9° del C.P.P.: así, toda incautación de objetos no vinculados requerirá por regla general
orden judicial, por tratarse de un procedimiento que priva o restringe el derecho
constitucional del art. 19 N° 5. Sólo en el caso del art. 215 – incautación producida en el
marco de registro autorizado judicialmente - procede la incautación autónoma; la cual no
es aceptable en registros efectuados autónomamente conforme al art. 129 inciso final o 206
del C.P.P..
Cuando la policía ingrese a un lugar cerrado autónomamente en virtud de las hipótesis
previstas en el art. 206, requerirá siempre orden judicial para incautar los objetos que
encuentre al efectuar el registro autónomo. En efecto, si se trata de objetos relacionados
con el hecho investigado, debe aplicarse la norma del art. 217 del C.P.P., que exige orden
judicial si la persona afectada no entrega voluntariamente los objetos, o bien el
requerimiento de entrega puede poner en peligro la investigación. Por otra parte, si se trata
de objetos no relacionados, no cabe aplicar el art. 215 – regla excepcional que exige un
registro fundado en una orden judicial dictada en otro procedimiento, lo cual no ocurre en
el presente caso - sino que el art. 9° del C.P.P., requiriéndose también orden judicial.
Al respecto, cabe tener presente que la Comisión de Constitución del Senado rechazó una
indicación del Ejecutivo que preveía regular expresamente el caso de incautación de
objetos no vinculados en el marco de un registro por art. 206 del C.P.P.. Se trataba de la
indicación N° 60, que tenía por objeto modificar el art. 215 del C.P.P., y preveía en su
inciso 2° que “En todo caso, tratándose de las situaciones a las que hace referencia el
artículo 206, sólo se podrá proceder a la incautación de objetos o documentos, previa orden
judicial, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 9°. No obstante,
dicha indicación fue rechazada por la Comisión, que consideró que en este caso procedía la
incautación autónoma por la policía
Es importante tener presente que, no obstante el rechazo de dicha indicación, es insostenible
afirmar que la incautación no requiere orden judicial en caso de registros efectuados conforme al
art. 206, atendido que – respecto de objetos no vinculados - el 215 no es aplicable pues debe haber
una orden que faculte el registro; y – tratándose de objetos vinculados - rige el art. 217 que no fue
modificado.
La redacción de la nueva hipótesis del art. 206 se refiere a la destrucción de aquellos objetos “que
pudiesen haber servido o haber estado destinados a la comisión de un hecho constitutivo de delito”
o bien “aquellos que de éste provinieren”. Por ende, si la destrucción se refiere a objetos distintos
de los señalados, la entrada y registro autónomo de la policía es ilegal. Ejemplos de ello serían el
objeto cuya tenencia misma constituye el delito –piénsese en las municiones en un porte de
municiones, las cuales no son un medio de comisión del ilícito ni provienen de éste- así como cierta
evidencia relativa a la participación del imputado – quemar una vestimenta propia manchada con
sangre de la víctima - que tampoco encaja en los casos descritos que habilitan el ingreso.
Atendido que es altamente improbable imaginar un caso en que la policía se percate desde
la vía pública de que al interior de un lugar cerrado se están destruyendo documentos u
objetos que dan cuenta de un delito, la defensa debe estar atenta a la justificación que
entreguen los agentes policiales de cómo advirtieron la supuesta destrucción, fundados en
qué indicio, y por qué motivo se encontraban justo fuera del domicilio del imputado. Es
importante considerar que el ingreso sin orden judicial es excepcional, y al tratarse de una
diligencia que restringe derechos constitucionales, las hipótesis de procedencia de la norma
deben interpretarse en forma restrictiva, de conformidad al artículo 5° inc. 2° del C.P.P.:
“Las disposiciones de este Código que autorizan la restricción de la libertad o de otros
derechos del imputado o del ejercicio de alguna de sus facultades serán interpretadas
restrictivamente y no se podrán aplicar por analogía”.
SCA DE SANTIAGO ROL 753-2007 CONSIDERANDO SEGUNDO: “No se trata de un
objeto o documento indiciario de la comisión de algún delito, sino de la materialidad
misma del ilícito, por lo que asimilar la situación producida a aquella descrita en el
artículo 215 ya citado, no es pertinente. Menos aún lo es, el pretender que la policía deba
inhibirse de actuar en la forma que le es exigible, si en el transcurso de una diligencia
autorizada por la autoridad judicial, constata hechos, que si bien no guardan conexión
con ella, se están ejecutando y son constitutivos de delitos.
En este sentido la Jurisprudencia se ha manifestado en los siguientes fallos: CS Rol 6-
2017, 19161-2017, 67437-2016, 1304-2008; ICA Concepción 907-2016
LA PLAIN VIEW DOCTRINE Y LOS
CAMPOS ABIERTOS
La doctrina de la plain view genera la discusión en torno a si el exceso en la incautación de
objetos o efectos que no están expresamente previstos en la orden judicial pero que son
hallados de manera circunstancial en el lugar del allanamiento y que son descubierto “a
simple vista” pueden o no resultar ilícitos por vulnerar el derecho a la intimidad.
La postura doctrinal mayoritaria sostiene que se debe permitir la obtención y posterior
valoración de la evidencia encontrada “a simple vista” a pesar de no ser contemplada en la
orden judicial correspondiente, pues el bien jurídico intimidad ya se ha afectado
legalmente por el mandato del juez, es decir ya se encuentra enervado el derecho de
exclusión del habitante de la morada, por tanto carecería de eficacia los argumentos
vertidos en contra de la ampliación del derecho sustantivo a la intimidad ya que ha sido
mercado por un mandato judicial expedido.
La primera aplicación de esta excepción de la plain view doctrine fue en Coolidge v. New
Hampshire, 403 U.S 443(1971) se señalo que un objeto que surge a la vista durante un
incidente de búsqueda de detención que es apropiadamente limitado legalmente puede ser
incautado sin una orden judicial. Por lo tanto, si un oficial descubre un objeto en un lugar
donde está legalmente presente, ese descubrimiento no es ilegal , y esto es así incluso si se
ha hecho una detención pero el objeto en si no ésta bajo el control de la orden de arresto.
Mientras que en el caso Coolidge se indicó que el artículo puede ser incautado solo si el
descubrimiento fue inadvertido, esta limitación fue abandonada más tarde como
innecesaria en Horton v. California, 496 U.S 128 (1990)
Suponiendo que no hay problemas en la forma en que la autoridad llego a la “simple
vista”, no necesariamente se sigue que el objeto observado puede ser incautado. Como se
afirmó en Coolidge debe ser “un objeto incriminatorio”. Lo que significa que debe haber
causa probable en torno a lo que el fruto, instrumento o evidencia del delito. Esa
determinación debe ser hecha por la policía, sin exceder su autoridad, e incluso, la menor
intrusión de recoger el objeto y mirarlo es impermisible bajo sospecha razonable sin causa
probable.
Respecto a causa probable hay tres grandes fallos: Spinelli v. United States; Illinois v
Gates; Maryland v. Pringle (Causa Probable clásica)
Por otro lado otro sector de la doctrina rechaza la incautación de objetos que exceden a los
previstos en la orden de cateo en ciertas circunstancias, por ejemplo si la autoridad ya
encontró lo que buscaba o revisaba lugares donde evidentemente no encontrará la
evidencia señalada en su petición, todo el procedimiento que se siga a partir de allí
constituiría un ataque a la privacidad de los individuos, que va más allá de lo que el juez
autorizo.
En España según HAIRABEDIÁN existen tres posiciones para decidir si es procedente
extender los efectos de las ordenes de cateo a otros objetos no señalados en la misma.
1° La posición estricta ordena que sólo el juez puede decidir la extensión del objeto del
registro, por tanto, la policía debe suspender el acto e informar al juez, quien decidirá en
definitiva acerca de su ampliación.
2° La postura intermedia sostiene que cuando se tropieza con situaciones que no guardan
relación con la autorización se debe esperar una decisión del juez, salvo que la urgencia de
las medidas a tomar, con carácter cautelar, aconsejen otra cosa.
3°La postura amplia admite la validez de los actos cuando se hallaren efectos de otro que
pudiera entenderse como delito flagrante; ya que nada impide que en tal diligencia
puedan obtenerse pruebas de otro delito distinto de aquél para cuya investigación fuera
inicialmente concedida la autorización
“La excepción de los campos abiertos”
La Corte Suprema de los Estados Unidos de América hizo alusión por primera vez sobre
los “opens fields doctrine” (doctrina de los campos abiertos) al resolver el caso Hester v
U.S, 265 U.S 57 (1924), en el que se ventiló una acusación por ocultamiento de bebidas
alcohólicas, donde se determinó la admisión del testimonio de oficiales hacendarios para
efectuar la búsqueda de WIHSKEY MOONSHINE en una jarra rota y otros recipientes
cerca de la casa donde residía el acusado en cuanto a los hechos sospechosos en esa
vecindad en el momento de su visita. Al respecto la Corte, sostuvo que no existía violación
a la IV o V enmiendas, a pesar de que los testigos no tenían orden judicial y habían
allanado la propiedad, ya que los asuntos atestiguados (los objetos y hechos) eran
simplemente actos y revelaciones del acusado y sus cómplices fuera de casa. En la
resolución se asentó la opinión del Juez Oliver Wendell Holmes que llevó a la Corte a
sostener que la protección especial concedida en la IV Enmienda a los individuos en su
persona, domicilio y papeles y efectos, no se extiende a los campos abiertos
Otro fallo relevante es Oliver v. US, 466 U.S 170 (1984) referente al caso en donde dos
policías de narcóticos de Kentucky fueron a una granja para investigar el cultivo de
marihuana. Cuando los oficiales llegaron a la granja vieron un letrero indicando “No
Trespassing” (prohibido el paso). Los oficiales caminaron alrededor de una puerta y
continuaron varios cientos de metros. Escucharon una voz que decía “no se puede cazar,
vuelvan aquí”, ellos contestaron identificándose pero no encontraron a nadie. Los oficiales
finalmente encontraron el campo de marihuana a más de una milla de la casa de Oliver (el
acusado)
Oliver fue detenido por fabricar una sustancia controlada. La Corte de Distrito suprimió la
evidencia del descubrimiento del campo de marihuana. Dicho Tribunal concluyó que no
era un campo abierto que invitaba a la intrusión casual, ya que el acusado hacía todo lo que
le era esperable para asegurar su privacidad que fue allanada.
Después de las apelaciones la Corte Suprema norteamericana afirmó la regla de los
campos abiertos derivada de Hester v. U.S (1924) y decidió que las acciones de los
oficiales no constituían “una búsqueda” cobijada por la IV Enmienda. La Corte declaró
que un individuo puede no legítimamente exigir privacidad para las actividades llevadas a
cabo en los campos abiertos, excepto en el área que rodea inmediatamente a la casa.
La IV Enmienda refleja el reconocimiento de sus redactores de que ciertos enclaves deben
estar libres de interferencia arbitraria por parte del gobierno. Por ejemplo, la Corte, desde la
promulgación de la IV Enmienda, ha subrayado “el respeto primordial a la santidad del
hogar que ha estado embebido en nuestras tradiciones desde los orígenes de la República”
La Corte citó razones de política para preservar la regla de los campos abiertos afirmando
que “Los campos abiertos no proporcionan el marco para esas actividades íntimas que la
Enmienda tiene la intención de proteger de la interferencia o vigilancia gubernamental”. La
Corte también citó consideraciones prácticas que pesaban sobre su decisión, ya que los
campos abiertos “usualmente son accesibles al público” y los letreros de prohibido el paso
son generalmente ineficaces para “impedir que el público vea campos abiertos en zonas
rurales” y “el público y la policía puedan inspeccionar las tierras desde el aire”. Debido a
estas consideraciones, La Corte declinó aceptar la expectativa de privacidad del acusado
como algo que “la sociedad reconoce como razonable”
Esta forma de entendimiento encuentra apoyo en la teoría alemana del ámbito de los
derechos o entorno jurídico, en virtud de la cual, la posibilidad de revisar la violación de
las leyes que contienen supuestos de prohibiciones de prueba, concretamente acerca de la
práctica de las mismas, depende de si la violación afecta esencialmente al entorno jurídico
del recurrente, o de sí esta violación solo ha sido para él algo secundario o sin importancia.
Roxin sostiene que la teoría del ámbito de derechos es vivamente combatida y soporta
muchas objeciones. Pues el acusado tiene derecho a que no solo sean observadas las
disposiciones establecidas especialmente para su protección, sino también a que el
principio de formalidad quede garantizado en ese ámbito afectan su ámbito de derechos y
pueden justificar una prohibición de valoración.
DESCUBRIMIENTO INEVITABLE
Distancia temporal
Extensión de la cadena causal
Acto de libre voluntad
Gravedad e intencionalidad de la ofensa constitucional
Naturaleza de la evidencia. Prueba testimonial es más saneable que prueba material
Jurisprudencia SCS 2095-2011 3.849-12. 19008-2017 8332-2018
ACTUACIONES DE PRIVADOS
Tiene lugar si, alegándose la ilicitud de una prueba por provenir de otra declarada ilícita, se
constata que la primera en realidad no deriva de la información entregada por esta última.
En este caso la prueba cuestionada provendría de actuaciones válidas, y en consecuencia
sería una prueba lícita. EEUU (Caso Silverthorne Lumbre Co. v/s USA, la regla de
exclusión es impedir absolutamente el uso de la evidencia obtenida ilícitamente (frutos del
árbol envenenado), “que no significa que los hechos se vuelvan sagrados e inaccesibles. Si
se obtiene el conocimiento de ellos de una FUENTE INDEPENDIENTE, ellos pueden ser
probados como cualquier otro”...),
Se erige en el “reverso” de la “Doctrina de los Frutos del Árbol Envenenado” (entrega
el criterio para discriminar qué pruebas deben considerarse “contaminadas” y cuáles no).
En Silverthorne Lumber Co Inc. Vs Us 251 US. 385 (1920) Costello vs USA 265 (1961);
U.S vs Wade, 388 U.S 218 (1968) U.S VS Crews, 445 US. 463 (1980); Segura vs U.S, 468
U.S. 796 (1984); Murray vs U.S, 487 U.S 533 (1988)
Fuente independiente: 2521-2008 6731- 2008; 1.741-10; 2333-2010, 2576-2011 6.315-15.
CA Antofagasta 92-2008, 279-2007; CA de Rancagua 216-2007; CA de Serena 565-2003
PRUEBA ILICITA DE DESCARGO o INFRACCIÓN
CONSTITUCIONAL BENEFICIOSA PARA EL
IMPUTADO
Denominada prueba ilícita in bonam partem, su sentido radica en que la regla de exclusión
por prueba ilícita, se instituye en esencia como derecho fundamental en favor del
imputado, de ahí que cuando se produce una violación constitucional en su contra, ella no
puede hacerse valer en su perjuicio, por tanto, si por ejemplo, se realiza un allanamiento
ilegal en su domicilio y se encuentra documentación que acredita la inocencia del
imputado o constituye evidencia desincriminatoria, dicha material probatorio no podría ser
excluido del proceso por su origen ilícito, ya que la garantía de inviolabilidad del domicilio
se establece para tutelar un derecho fundamental del procesado.
Miranda Estrampes sostiene : “Nada impediría que aquellos datos claramente
exculpatorios obtenidos con la practica de una prueba ilícita pudieran ser utilizados para
acreditar la inocencia de un acusado, incluso en el hipotético caso de que pudieran
obtenerse, también, determinados elementos incriminatorios que no podrían ser utilizados
para formular una pretensión acusatoria. Lo contrario nos llevaría a rechazar con
carácter general y apriorísticamente, la admisión y eficacia de una determinada prueba
sobre la que hacer descansar la inocencia de una persona.
El único limite a la admisibilidad de la prueba ilícita “in bonam partem ”vendría
representado por aquellos supuestos en que la ilicitud hubiera sido provocada a propósito
por el propio imputado o acusado con la finalidad de impedir y neutralizar el ejercicio del
ius puniendi por parte del Estado. “
En otras latitudes se ha incorporado a los Códigos Procesales Penales la excepción de la
regla de exclusión por Prueba ilícita cuando provoca favorabilidad al reo, tal es el caso de
los artículo 181 del CPP (ley n° 7594) de Costa Rica y VIII.3 del Titulo preliminar del CPP
Peruano.
Ada Pellegrini Grinover, autora brasileña sostiene que la prueba ilícita pro reo configura la
aplicación del principio de proporcionalidad en la óptica del derecho de defensa, también
constitucionalmente asegurado y de forma prioritaria en el proceso penal todo informado
por el principio de favor reí.
Entre nosotros Hernández Basualto sostiene: “Fundándose la exclusión de la prueba ilícita
en la preservación de las condiciones de legitimidad del ejercicio del ius puniendi estatal,
no es conceptualmente necesario que esta alcance a las actuaciones ilegitimas favorables
a la defensa. Tal es la situación dominante en el derecho comparado y viene también
sugerida nítidamente en la ley chilena por el art. 277 inc. Final, cuando al establecer el
único caso es que es apelable el auto de apertura del juicio oral, cual es precisamente el
de la exclusión de prueba ilícita, faculta solamente al Ministerio Público a interponer el
recurso, lo que permite colegir que a juicio del legislador solo la persecución penal podría
verse afectada por dicha exclusión.”
Julián López Masle estima que no cabe en el sistema procesal penal chileno la exclusión
por ilicitud de la prueba de descargo. Las razones que justificaban excluir la prueba de
cargo han desaparecido en esta categoría. Ya no existen causales ni de interés público ni
institucionales para expulsar la prueba. En realidad, excluir la prueba de descargo de los
particulares no cumpliría finalidad alguna. Existe, señala “…un interés estatal preferente
por impedir la condena de inocentes…”, objetivo procesal que en conjunto con el derecho
a la prueba y a la defensa deben provocar la aceptación de esta clase de medios.
El profesor Raúl Tavolari Oliveros afirma con certeza que:
“…el derecho a la prueba de la inocencia debe prevalecer por sobre el interés que inspira la
regla de exclusión, toda vez que al Estado no podría interesarle la condena de un inocente,
entre otras consideraciones, porque ello implicaría la impunidad del verdadero culpable…
tampoco debe sorprender esta suerte de ‘desigualdad’ institucional que se produce en favor
del imputado, en el sentido que, en su beneficio, es admisible la prueba ilícita, y no lo es en su
perjuicio, porque se trata de una constante de la regulación procesal penal, que consagra la
igualdad de armas en función de equiparar el peso del Estado con el del particular, pero que
no vacila en coadyuvar a la obtención de tal equilibrio, generando mecanismos de exclusiva
utilidad del imputado, como acontece, por ejemplo, con el derecho al recurso al tribunal
superior que los pactos internacionales otorgan sólo al condenado y no al acusador; con el
derecho a la última palabra, que se establece sólo en favor del acusado en los juicios orales o,
por último, con la acción de revisión de la sentencia ejecutoriada penal….”.
Para Krause Muñoz, las reglas de exclusión probatorias penales constituirían un verdadero
rayado de cancha o marco regulatorio, sobre el cual es legítimo el ejercicio del ius
puniendi estatal. Las reglas de exclusión de prueba persiguen educar a los órganos
represores (léase ministerio público y policías) y forzar a que éstos realicen sólo
persecución con evidencia válida y legítima. Todos estos objetivos se consiguen dirigiendo
hacia el acusador la norma de exclusión. A quien se debe resguardar y proteger en sus
derechos es al imputado. Entendido así el fundamento de las reglas de exclusión, la
consecuencia lógica del postulado de la mencionada autora es que las mismas no pueden
dirigirse en contra del acusado y sólo tienen un destinatario: el propio Estado.
La autora Isabel Echeverría Donoso sostiene que por regla general la prueba ilícita de
carácter absolutoria es plenamente aceptable. Sin embargo, afirma, se trata de una regla
que no puede regir siempre y sin cotos, sino que puede tolerar excepciones en algunos
casos. Aun cuando estima que el artículo 276 del C.P.P. es una regla dirigida al ministerio
público y querellante, Echeverría Donoso52 expresa que la exclusión de la prueba de
descargo también es posible “sobre la base de la confrontación de los principios que se
encuentran en juego en el caso concreto”. Para ella, procedería igualmente la exclusión de
la prueba de descargo cuando las garantías vulneradas en su obtención superan los
intereses que la inclusión de la prueba pretende resguardar.
Para Echeverría Donoso, la exclusión de prueba de descargo a la defensa será una situación
si bien posible, francamente excepcional, ya que argumenta:
“…a menudo, lo que se va a confrontar es el derecho fundamental vulnerado de la víctima
o de terceros, con el principio de inocencia, el derecho a defensa del imputado y el
principio que, prima facie, ordena no excluir prueba ilícita in bonam partem, razón por la
cual, en la mayoría de los casos, la prueba ilícita absolutoria será admisible, toda vez que
ellos son principios que tienen un peso muy fuerte respecto de otros, como la eficaz
aplicación del derecho penal o el descubrimiento de la verdad material. Máxime si se
considera que, en muchas ocasiones, de no aceptarse la prueba ilícita de descargo, lo que
se está haciendo es promoviendo la condena de un inocente, cuestión que en un Estado de
Derecho resulta inaceptable”.
En una posición escéptica a la aceptación sin reservas de la prueba ilícita de descargo se muestra
González González, para quien los problemas originados en esta clase de disyuntivas deberán resolverse
sobre la base de determinar el interés preponderante, sin que sea posible obviar ab initio la supremacía
constitucional que se superpone a los intereses de toda persona, institución o grupo.
En una posición crítica a la admisión sin reparos de prueba ilícita de descargo proveniente de particulares
se encuentra Basso Cerda56, quien considera que su aceptación no es sino una relativización de la
supremacía constitucional y de la vinculación directa a ésta para todos los órganos y ciudadanos. Para el
autor, la razón de ser de las causales de exclusión por ilicitud se encontraría en el imperativo
constitucional de respetar los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana. El Estado, en
tanto garante de la institucionalidad y la vigencia de los derechos esenciales, no puede fomentar ni tolerar
ninguna vulneración de garantías, provengan de la parte que fuere. Así también, Basso Cerda cuestiona el
resultado de las tesis que proclaman la aceptación irrestricta de tales probanzas, las que en la práctica
producen diferenciaciones intolerables, puesto que permiten la existencia de categorías privilegiadas de
sujetos, cuyo obrar no se supedita a la Constitución, regla desigual inaceptable.
Para Basso Cerda, todos los problemas que pueden presentarse relativos a la admisión de
prueba ilícita, los que la doctrina trata como excepciones a ésta y la propia exclusión de la
misma cuando es de descargo, pueden solucionarse aplicando criterios de proporcionalidad
e inexigibilidad de otra conducta, siendo éste último un instrumento accesorio del primero.
Para el autor, no es posible excluir pruebas ilícitas por el sólo hecho de provenir del
acusador y admitirlas por la exclusiva razón de ser prueba de descargo. Todo el proceso de
admisibilidad probatoria es una constante colisión de derechos que debe resolverse
mediante el principio de proporcionalidad y su auxiliar de inexigibilidad de otra conducta,
lo anterior independiente de cual sea la parte que ofrece la prueba. Por ello, para el autor
no tiene ninguna relevancia distinguir entre la prueba de cargo o de descargo, más allá del
sentido pedagógico de tal diferenciación.
Reconocimiento Jurisprudencial
La Corte ha resuelto que el Ministerio Público no se encuentra legitimado para recurrir de
nulidad por infracción de garantías constitucionales. Las razones para negarle legitimación
activa al Ministerio Público en esta materia son en síntesis las siguientes:
1. Las garantías a que se refiere el artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal están
establecidas en beneficio del imputado y no del ministerio público
“El debido proceso fue establecido por nuestros legisladores en términos amplios, desde que no era
posible señalar un catálogo expreso y acotado que pudiera determinar de una sola vez y en forma
permanente todas las garantías que dicho derecho debía comprender. Empero, entre otros cuerpos
normativos, el artículo 8 de la Convención Americana de Derechos Humanos y el artículo 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles dan una idea bastante clara de cuáles son los derechos y las garantías
judiciales mínimas involucradas en el concepto, de cuya lectura aparece con meridiana claridad que han
sido establecidas a favor del imputado de un delito y no del Estado en cuanto ejerce la potestad punitiva.
(…) Esto es así tanto porque, en general, la naturaleza jurídica de esta clase de derechos determina que
sus titulares sean las personas, cuanto porque en el proceso penal también cumplen la función de
imponer límites a resultas de lo preceptuado en el artículo 5°, inciso segundo, de la Constitución
Política de la República, lo que ciertamente no sería eficaz si desde ellos se atienden intereses jurídicos
contrapuestos en permanente tensión, derecho subjetivo de defensa y potestad de persecución” SCS
Rol N° 5.654-2012, (considerando 10°).
2. El ministerio público como codetentador de la actividad punitiva del Estado, no le
corresponde esgrimir la garantía del debido proceso
“De ahí deviene el hecho que esta Corte ha dicho ya en ocasiones previas, que dado que el Ministerio
Público desarrolla con exclusividad la investigación penal y que tiene la facultad de ejercer y
sustentar la acción penal pública, ocurre que el inculpado “está frente a un detentador de la potestad
punitiva del Estado, la cual amenaza desbordarse frente a un imputado que aparece en posición de
desigualdad y que debe, por ello, ser protegido por las instancias más elevadas de la organización
jurídica, mediante la garantía de un procedimiento formalizado y regulado, que le asegure un
tratamiento equilibrado y sobre todo, capaz de preservar la presunción de inocencia que constituye el
fundamento básico para su defensa.” (SCS, 26.10.2005 Rol N° 4011-05) (…) Se ha sostenido también
que el debido proceso no tiene realmente por objeto instaurar la igualdad entre contendientes de
poderes equiparables, sino asegurar el respeto del más débil por otra parte de la potestad punitiva
centralizada. (SCS 21.04.2005 Rol N° 5869-04 y SCS 11.08.2004 Rol N° 2600-04). (…)
A consecuencia de lo que se viene analizando, es posible concluir que las garantías a
que se refiere el artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal están establecidas en
beneficio del imputado y no del Ministerio Público ni del Estado querellante, de modo que
éstos últimos no pueden recurrir de nulidad por esta causal, quedándoles a salvo
naturalmente, las restantes causales y medios de impugnación que establece el Código
Procesal Penal (SCS Rol N° 5.654-2012, (considerando 10°).
3. Los derechos fundamentales son atributos de los individuos frente al poder
estatal
“(…) en palabras de Luigi Ferrajoli, “se trata de derechos hacia y, si es necesario, contra el
Estado, o sea contra los poderes públicos aunque sean democráticos o de mayoría”,
(Derechos Fundamentales, en Los Fundamentos de los Derechos Fundamentales, Editorial
Trotta, p. 38); esto es, dicho de otro modo, son “atributos de los individuos frente al
poder” (Eduardo Aldunate Lizana. Derechos Fundamentales, p.159). El mismo
entendimiento lo sostiene Humberto Nogueira: “…los derechos esenciales son derechos
que tienen a la persona como sujeto activo, y al Estado como sujeto pasivo, en la medida
que reconocen y protegen ámbitos de libertad o prestaciones que los poderes públicos
deben otorgar o
facilitar a los individuos” (Derechos Fundamentales y Garantías Constitucionales, Tomo I,
p. 55). Todo lo anterior, es reconocido expresamente en el texto de la Constitución Política
de la República, cuyo artículo 1° señala: “El Estado está al servicio de la persona humana”
SCS Rol N° 5.654-2012, (considerando 11°).
En ese mismo sentido 6831-2012 CS.
- Diligencia ilícita que arroje elementos con significado exculpatorio.
Constitución, arts. 19 nº 3 incs. 2º, 7º, 8º:
Derecho a Defensa …
A no ser condenado si hechos no están descritos en ley …
A la libertad personal …
Conv. Americana Derechos Humanos, 8.2
STC ESPAÑOL DOCTRINA DEL INTERES LEGITIMO ROL 233/1999:
8. En fin, constatada la vulneración del derecho a la inviolabilidad del domicilio a causa de
la ausencia de motivación del Auto que decretó la controvertida entrada y registro
domiciliar, cumple ahora examinar si las pruebas halladas en dicho acto fueron las únicas
de cargo allegadas a la vista oral y sobre las que se fundó la convicción incriminatoria,
tanto del Juez de lo Penal como de la Audiencia Provincial, pues no cabe duda de que
dichas pruebas de cargo serán nulas si han llegado al juicio como pruebas obtenidas
directamente de la entrada y registro contrarios al art. 18.2 C.E. (por todas, STC 94/1999).
En el caso de autos, poco importa que el domicilio registrado haya sido el de un tercero
(como lo fue en la STC 290/1994), puesto que el recurrente, parte en el proceso penal en el
que resultó condenado a consecuencia de lo hallado en el domicilio de un tercero
indebidamente registrado, posee un indudable interés legítimo en hacer valer en la
instancia judicial oportuna, y eventualmente en el proceso de amparo constitucional, la
nulidad de aquel registro y de las pruebas que traen su origen del mismo. Y no para
preservar su derecho a la inviolabilidad del domicilio o el de un tercero, sino para esgrimir
fundadamente su derecho a la presunción de inocencia (art. 24.2 C.E.).
Hemos de recordar aquí una vez más la doctrina sentada por este Tribunal en materia de prueba
ilícita en sus SSTC 114/1984, 81/1998, y 49/1999, recogidas todas ellas en las muy recientes
94/1999, 161/1999, 166/1999 y 171/1999, y muy en especial en la ya citada STC 94/1999, que
versa justamente sobre un caso de inviolabilidad del domicilio. En lo que debemos detenernos
ahora es en lo que este Tribunal ha dicho respecto de las llamadas pruebas de cargo directas
ilícitamente obtenidas, así como de las pruebas de cargo indirectas o derivadas de las primeras, y
que, en síntesis, no es sino que las primeras son inválidas y no cabe hacerlas valer en juicio.
Respecto de las segundas, serán sólo inválidas en la medida en que estén jurídicamente ligadas
de manera inescindible a las directas; esto es, si entre unas y otras hay lo que hemos denominado
"conexión de antijuricidad", que debe anudarse, como expresó la Sentencia de Pleno 81/1998, al
examen sobre si las necesidades esenciales de tutela de la realidad y la efectividad del derecho
fundamental en cuestión, en este caso el derecho a la inviolabilidad del domicilio (art. 18.2
C.E.), exigen la expulsión del acervo probatorio de cargo de aquellas pruebas derivadas de las
prohibidas en atención a la entidad objetiva de la vulneración sufrida (fundamento jurídico 6º).
En definitiva, para el TCE el acusado puede hacer valer la inconstitucionalidad de una
prueba aunque el derecho fundamental lesionado con su obtención sea titular de un tercero.
Tesis que se fundamenta en el interés en el interés legítimo que tiene todo acusado de hacer
valer la ilicitud de pruebas incriminatorias que se presentan en su contra por la
acusación( Miranda Estrampes, Manuel “ Reglas de exclusión de la prueba ilícita” En
Revista Derecho y Jurisprudencia penal n°21, UNIVERSIDAD DE LOS ANDES, ED.
THOMSON REUTERS 2015 p.37)
STANDING: “LEGITIMACION ACTIVA
PARA ALEGAR LA EXCLUSIÓN”
Sólo quien sufre personalmente una vulneración o inobservancia de garantías
fundamentales está legitimado para requerir la exclusión de prueba;
- Quien es objeto de una persecución penal y que no ha sido víctima de una determinada
actuación ilícita, puede solicitar a su favor la exclusión de prueba de cargo por
inobservancia de garantías fundamentales de cualquier persona vinculada al
procedimiento, víctima de una actuación ilícita; y
Según Chiesa Aponte, respecto al problema del Standing, el caso principal se verifico en
Rankas vs Illinois, 439 U.S 128 (1978) Este radicó en que con base en un informe de robo,
la policía detuvo al vehículo sospechoso mientras era conducido por el propietario y los
acusados iban como pasajeros. La policía registró el carro y se aseguro un rifle con cañón
recortado debajo del asiento del pasajero de enfrente y unas municiones en la gaveta. Los
pasajeros que fueron acusados por robo solicitaron la supresión de la evidencia asegurada.
El tribunal denegó la moción por falta de legitimidad (Standing) ante la admisión de los
acusados de que no poseían ni el carro ni la evidencia incautada
La Corte de Apelaciones confirmó la resolución y el caso llego a la Corte Suprema
norteamericana. Esta confirmó la resolver que los derechos de la IV Enmienda son
derechos personales que no pueden ser invocados por terceros; se requiere (Standing) para
invocar la violación a esos derechos y es insuficiente para satisfacer tal requisito que la
admisión de la evidencia obtenida sea perjudicial. La Corte invocó que cada vez que la
regla de exclusión es aplicada, se exige un costo sustancial para la reivindicación de los
derechos previstos en la IV Enmienda. La evidencia relevante y confiable es reprimida
para el juzgamiento de los hechos y la búsqueda de la verdad es mermada.
En Rankas la Corte Suprema Norteamericana cambio el precedente sostenido en JONES v.
U.S, 362 U.S 257 (1960), donde se estimó que cualquier persona que se encontraba
legítimamente en el lugar donde se llevo a cabo el registro ilegal podía impugnar su
legalidad por haber sufrido violación a sus derechos personales.
Al respecto también se sostuvo que se debe recurrir al criterio establecido en KATZ v. U.S,
389 U.S.347 (1967)según el cual se debe verificar si la persona que reclama la protección
constitucional tenía una expectativa legítima a la intimidad en el lugar invadido (en el
caso, aunque los objetos se encontraban al interior del coche, no tendrían una expectativa
legitima por hallarse los objetos debajo del asiento y la guantera)
GUARIGLIA señala que no existe ningún punto de apoyo normativo que permita sostener
que actos procesales inválidos pueden o no producir efectos dependiendo de la persona
contra la cual se quiera hacer valer; además las normas de adquisición de prueba
establecen condiciones de validez general para la recolección, incorporación y valoración
de la prueba. Dichas condiciones no quedan súbitamente satisfechas por el hecho de que la
prueba defectuosa adquirida se pretenda usar contra una tercera persona y no contra el
titular del derecho inmediatamente lesionado.
- Quien es objeto de una persecución penal y que no ha sido víctima de una determinada
actuación ilícita, puede solicitar a su favor la exclusión de prueba de cargo por
inobservancia de garantías fundamentales de determinadas personas respecto de quienes
existe una norma que, mediatamente, lo protege en su calidad de individuo objeto de una
persecución penal. Tal sería, por ejemplo, el derecho del cónyuge a no declarar en contra
del imputado y el deber de quien o quienes tomen declaración al cónyuge de informarle
sobre este derecho, antes de prestar declaración testimonial, derecho y deber establecidos
en el artículo 302 CPP.
Respecto de la primera posición, no cabe duda alguna de que dicha persona está legitimada para solicitar la
exclusión de prueba. Las otras dos posiciones mencionadas generan dudas en la doctrina en orden a la legitimación
activa para requerir la exclusión de prueba
- Standing: SCS 4.001-10
DÉCIMO OCTAVO: Que de los antecedentes acompañados en el presente cuaderno, de los audios escuchados, así
como de lo alegado por las partes presentes en la audiencia, se puede concluir que tal como lo indica el recurrente,
la declaración que se obtuvo del co-imputado Juan Pereira Peña, menor sometido al estatuto de la Ley N° 20.084 al
momento del acaecimiento de los hechos investigados, misma calidad que tenía al momento de prestar sus dichos
ante los funcionarios policiales Garrido Melo, Alarcón Alarcón y González Vergara fue irregular. Estos últimos
reconocen en el juicio oral que concurrieron hasta su domicilio para entrevistarlo, y se le conminó a ser trasladado
hasta la ciudad de Concepción para que declarara como testigo en los términos del artículo 83 letra d) del Código
Procesal Penal, en relación a un reconocimiento, oportunidad en que no estaba su abogado defensor, privándosele
de la debida asistencia jurídica a que tenía derecho como imputado, así como al de guardar silencio. Si bien es
efectivo que posteriormente fue absuelto de los cargos formulados, esas declaraciones obtenidas ilegalmente fueron
utilizadas para sostener ahora la participación culpable del sentenciado Vilo Araneda.
En este mismo sentido la Excl. Corte Suprema en los siguientes fallos: 37020-2015;37024-2015; 24860-2017,
38694-2017, 42684-2017; CS. 24860- 2017
SEXTO: Esta protesta deberá ser desestimada pues ya ha tenido oportunidad esta Corte de explicar que el agravio
cuya concurrencia exige el recurso de nulidad “necesariamente tiene que afectar de manera directa al recurrente, en
la especie, vulnerando las garantías constitucionales que alude” (SCS Rol N° 37.020-15 de 29 de enero de 2016.
Recogiendo este criterio SCS Rol Nº 37.024-15 de 20 de marzo de 2016). De esa manera, si los compradores de los
acusados efectivamente fueron sometidos a un control de identidad sin presentarse los presupuestos legales para
ello y, producto de lo cual, se descubre por los policías la droga que acababan de comprar -la que no fue
considerada como parte de las sustancias objeto del ilícito imputado a los encartados, conviene precisar- y, además,
luego se obtiene una confesión sobre lo mismo sin haber delegado el Fiscal facultades para eso, sobre todo ello -de
ser efectivo- sólo esos terceros podrían alegar tales infracciones en un eventual proceso penal seguido en su contra
por la falta del artículo 50 de la Ley N° 20.000, por la tenencia o posesión de alguna de las drogas o sustancias
estupefacientes o sicotrópicas de que hace mención el artículo 1º, en lugares públicos o abiertos al público, por lo
que no cabe a los acusados invocar la supuesta vulneración de garantías de terceros en su favor, infracción respecto
de la que, por lo demás, precisamente por haber aparentemente afectado a quienes no han sido parte en este juicio,
ni siquiera se ha escuchado a los supuestos afectados sobre ese punto.
Que sucede si no se excluye la prueba ilícita en la Audiencia
de preparación o excluida es reincorporada”
Ahora bien, si el juez de garantía no excluye como debiera la ´prueba ilícita y esta logra en
consecuencia, incorporarse al juicio, surge la cuestión no resuelta expresamente sobre la
actitud que debe adoptar el tribunal de juicio oral y, eventualmente el propio juez de
garantías como juez sentenciador cuando arriba al convencimiento que determinada prueba
que debe ser incorporada en juicio de acuerdo con el auto de apertura o que ya se ha
incorporado es ilícita en términos que según el artículo 276 hubiera obligado su exclusión.
Omisión de valoración en juicio o valoración negativa (Hernandez Basualto)
Recurso de nulidad (López Masle)
Jurisprudencia CS
• SCS Rol n° 9.758-2008: “(…) y se declara que se anula tanto dicho fallo como el juicio
oral (...) debiendo la causa retrotraerse al estado de celebrarse uno nuevo ante el Tribunal
Oral en lo Penal competente y no inhabilitado que corresponda, excluyéndose de su
conocimiento toda referencia respecto de los antecedentes obtenidos de la declaración
tomada por la Policía de Investigaciones al imputado”.
• SCS Rol n° 4.001-2010: “(…) y se declara que se anula tanto dicho fallo como el juicio
oral (…), debiendo la causa retrotraerse al estado de celebrarse uno nuevo ante el Tribunal
Oral en lo Penal competente y no inhabilitado que corresponda (…) excluyéndose de su
conocimiento las declaraciones de los funcionarios policiales (…) en relación a lo
expresado por los imputados (…)”.
• SCS Rol n° 6.305-2010: “(…) y se declara que se anula dicho fallo y el juicio oral que le
sirve de antecedente (…) debiendo a su respecto retrotraerse la causa al estado de
celebrarse una nueva audiencia de juicio oral ante el tribunal oral en lo penal competente
y no inhabilitado que corresponda, excluyendo de su conocimiento lo que puedan declarar
los testigos (…) así como el funcionario aprehensor (…) respecto de los
reconocimientos presenciales y fotográficos efectuados entre ellos y el imputado (…),
como lo por éste último declarado verbalmente a la policía durante la etapa investigativa”.
SCS Rol n° 11.513-2011: “(…) se anula dicho fallo y el juicio oral simplificado que le
sirvió de antecedente (…) debiendo retrotraerse la causa al estado de realizar una nueva
audiencia de juicio simplificado, con exclusión de la declaración del funcionario de
Investigaciones (…) del perito (…) y de la evidencia material consistente en una arma
hechiza, formada por dos tubos metálicos”
SCS Rol n° 2.958-2012: “(…) se invalidan la sentencia y el juicio oral que le antecedió
(…) y se restablece la causa al estado de realizarse nuevo juicio oral ante tribunal no
inhabilitado, excluyéndose del auto de apertura las declaraciones de los testigos (…) en
relación a todo el procedimiento que practicaron el día 7 de julio de 2011 desde el uso de
una persona como agente revelador, inclusive, en adelante. Se excluyen, asimismo, dos
actas de análisis técnico narcotest de esa misma fecha; los protocolos de análisis
químico código de muestra N° 1 y 2 del acta N° 47 de 27 de julio de 2011; los informes de
efectos de peligrosidad para la salud pública y un set de 5 fotografías correspondientes a
droga y balanza digital, tomadas por funcionarios del OS7 de Carabineros de Ancud el 7 de
julio de 2011”.
SCS Rol n° 5.116-2012: “(…) y se repone la causa al estado de realizar nueva audiencia de
juicio oral por tribunal no inhabilitado, debiendo excluirse del auto de apertura la declaración
de la testigo doña (…)”.
SCS Rol n° 2.866-2013: “(…) y se invalida, asimismo, el juicio oral que le sirvió de
antecedente, debiendo retrotraerse la causa al estado de celebrarse un nuevo juicio ante el
Tribunal Oral en Lo Penal no inhabilitado que corresponda, excluyéndose del auto de apertura
las declaraciones de la testigo (…) y las psicólogas del C.A.V.A.S.
SCS Rol n° 10.246-2013: “(…) y se anula la sentencia de siete de octubre de dos mil trece, así
como el juicio oral que le antecedió en el proceso RUC 09100210875, sólo respecto del
acusado recurrente Javier Hernán Navarro Rebolledo y se restablece el proceso al estado que
un tribunal no inhabilitado realice nuevo juicio oral, en el que no se reproducirán las
declaraciones contenidas en actas en el sumario sanitario N° 378-2009 de la SEREMI de Salud
de Bio Bio, como declaraciones testimoniales”.
SCS Rol n° 3.501-2014: “(…), se invalidan la sentencia de veintisiete de enero pasado cuya copia corre
agregada a fs. 1 y siguientes de este legajo y el juicio oral que le antecedió en el proceso RIT 300-2013
y RUC 1300717809-8, del 7° Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, y se restablece la causa al estado de
realizarse nuevo juicio oral ante tribunal no inhabilitado, excluyéndose del auto de apertura los
testimonios de (…); la prueba documental consistente en Acta de Recepción N° 119352013, Sección
Decomisos del Subdepartamento de Sustancias Ilícitas Instituto de Salud Pública de Chile; Reservado
N° 11935-2013 del Jefe Sección Decomisos del mismo Subdepartamento, de 7 de agosto de 2013;
Protocolo de Análisis Químico del Subdepartamento de Sustancias Ilícitas del Instituto de Salud
Pública, recepción 24 de julio de 2013 y emisión protocolo de 6 de agosto de 2013; código de muestra
119352013-M1-1 NUE 894004, e Informe de Efectos y Peligrosidad para la Salud Pública de Cocaína
Base; Reservado N° 11935-2013 de Jefe Sección Decomisos, Subdepartamento de Sustancias Ilícitas de
4 de septiembre de 2013; Protocolo de Análisis Químico recepción decomiso de 24 de julio de 2013 y
fecha de emisión protocolo de 2 de septiembre de 2012, Código de muestra 11935-2013-M1-1 NUE
894004 e Informe de Efectos y Peligrosidad para la Salud Pública de Cocaína Base; Ordinario N° 3776
de 1 de agosto de 2013 de la Directora del Servicio de Salud Metropolitano Oriente;
Acta de Recepción N° 1380 de 24 de julio de 2013 de Oficina de Decomisos, Unidad Gestión de
Farmacias, Subdirección de Gestión Asistencial del Ministerio de Salud; Informe NUE 894003 N°
Interno 1380, Protocolo de Análisis e Informe de Droga de 25 de julio de 2013 del Laboratorio de
Bioquímica del Instituto de Neurocirugía del Servicio de Salud Metropolitano Oriente; Ordinario N°
377 (sic) de 1 de agosto de 2013 de la Directora del Servicio de Salud Metropolitano Oriente;
Oficio N° 326 de 23 de julio de 2013 de la Sección OS 7 de Carabineros de Chile; Acta de recepción N°
1381 de 24 de julio de 2013 de la Oficina de Decomisos, Unidad de Gestión de Farmacias, Subdirección
de Gestión Asistencial del Ministerio de Salud; Informe NUE 510418, N° Interno 1381, protocolo de
análisis e informe de droga de 25 de julio de 2013 del Laboratorio de Bioquímica del Instituto de
Neurocirugía del Servicio de Salud Metropolitano Oriente; copia de comprobante de depósito en el
Banco del Estado de Chile por la suma de $25.000; y otros medios de prueba identificados como
NUE 510418, dos trozos de papel blanco cuadriculado; NUE 894003, veintiún trozos de papel blanco
cuadriculado y una bolsa de nylon color amarillo; NUE 894004, cinco bolsas de nylon transparente;
NUE 2472049, dos paquetes de bolsas de nylon transparente; tres fotografías de droga y dinero
incautado tomadas por el Sargento 2° (…)”
• SCS Rol n° 6.868-2014: “(…) y se restablece la causa al estado de realizarse nuevo
juicio oral ante tribunal no inhabilitado, excluyéndose del auto de apertura los
testimonios de (…) y seis fotografías signadas con los números 14, 15, 16, 17, 18 y 19
exhibidas a los testigos ya individualizados”. • SCS Rol n° 11.835-2014: “(…) y se
ordena realizar nuevo juicio oral por • tribunal no inhabilitado, en el que se omitirá de la
prueba ofrecida por el ente persecutor consistente en los dichos de los testigos de cargo
(…), sólo en cuanto se refieran a la diligencia declarada nula y a los reconocimientos de
especies obtenidos en aquella; y de los funcionarios policiales (…), en cuanto intervinieron
en la mencionada diligencia ilegal y en todo lo relacionado con las especies incautadas en
ella; además de las mismas especies incautadas en el domicilio del imputado, con
motivo de la diligencia declarada ilegal y las pruebas que de ella deriven, como
fotografías o peritajes de las mismas”
SCS Rol n° 18.011-2014: “(…) y se restablece la causa al estado de realizarse nuevo
juicio oral ante tribunal no inhabilitado, excluyéndose del auto de apertura los
testimonios de (…); y la prueba material consistente en un arma de fuego de fabricación
artesanal, del tipo escopeta, acondicionada al calibre 12, compuesta por dos tubos
metálicos”.
• SCS Rol n° 21.413-2014: “(…), y se restablece la causa al estado de realizarse nuevo juicio oral
ante tribunal no inhabilitado, excluyéndose del auto de apertura los testimonios de (…) respecto de los
hechos acaecidos a partir del ingreso a la habitación del imputado. Se prescindirá asimismo del
testimonio de (…) respecto de la sustancia decomisada; de los peritos (…) y de la prueba documental
consistente en Ordinario reservado N° 15 de 24 de enero de 2013 del Servicio de Salud de Reloncaví que
remite protocolo de análisis de la sustancia decomisada; Acta N° 427/2012 de Recepción del Servicio de
Salud de Reloncaví de 22 de octubre de 2012 que indica el peso o cantidad de la sustancia; Protocolo de
Análisis N° 0001, contenido en memo N° 116, de 21 de enero de 2013; Informe sobre Tráfico y acción de
marihuana en el organismo; Oficio Reservado N° 11 de 31 de enero de 2013 que remite Protocolo de
Análisis; Reservado N° 28763-2012 de 15 de enero de 2013 del Instituto de Salud Pública de Chile;
Protocolo de Análisis Químico Unidad de Sustancias Ilícitas del Instituto de Salud Pública de Chile
correspondiente a muestra N° 28763-2012-M1-1, de 15 de enero de 2013; Informe sobre Efectos y
peligrosidad para la salud pública de la cocaína base; Copia Oficio N° 378 de 19 de octubre de 2012 del
OS7 de Carabineros al Servicio de Salud del Reloncaví; fotografías del sitio del suceso, de la droga y
especies incautadas, una pesa digital de bolsillo y un teléfono celular marca LG”.
SCS Rol n° 23.683-2014: “(…) y se restablece la causa al estado de realizarse nuevo juicio
oral simplificado ante tribunal no inhabilitado, excluyéndose del auto de apertura los
testimonios de (…) de los funcionarios señores (…) el video extraído de la cámara de
vigilancia y las fotografías tomadas de las especies incautadas”.