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sináptica
¿Cómo las neuronas conducen y transmiten señales electroquímicas?
La razón de que ocurra esta distribución desigual de cargas puede explicarse considerando la
interacción de cuatro factores: dos factores que actúan distribuyendo los iones por igual en el
líquido intracelular y el extracelular del sistema nervioso, y dos particularidades de la
membrana neuronal que contrarrestan estos efectos de homogeneización.
El primero de los dos factores de homogeneización es el movimiento aleatorio. Los iones del
tejido neural están en constante movimiento aleatorio, y las partículas que se mueven de forma
aleatoria tienden a distribuirse uniformemente, debido a que es más probable que sus
gradientes de concentración disminuyan a que aumenten; es decir, es más probable que los
iones se desplacen de un área en la que hay una elevada concentración a otra en la que hay una
baja concentración que a la inversa.
Esto significa que la amplitud de los PEPs y de los PIPs es proporcional a la intensidad de las
señales que los provocan: las señales débiles provocan potenciales postsinápticos reducidos y
las señales fuertes provocan potenciales amplios.
Los PEPs y los PIPs se propagan pasivamente desde el lugar donde se generan en las sinapsis, por lo
general, las dendritas o el cuerpo celular, de un modo muy parecido a como lo hacen las señales
eléctricas a través de un cable.
Conforme a ello, la transmisión de potenciales postsinápticos tiene dos características importantes:
1. En primer lugar, es rápida —tan rápida que puede considerarse instantánea para la mayoría de
sus efectos—.
2. En segundo lugar, la transmisión de los PEPs y de los PIPs es decreciente: la amplitud de los PEPs
y los PIPs disminuye a medida que se transmiten a lo largo de la neurona, igual que la de una
onda sonora va decayendo a medida que se transmite por el aire.
Es importante no confundir la duración de los PEPs y de los PIPs con su velocidad de transmisión:
aunque la duración de los PEPs y los PIPs varía considerablemente, todos los potenciales
postsinápticos, ya sean breves o duraderos, se transmiten a gran velocidad.
Los potenciales postsinápticos que se producen en una única sinapsis tienen por lo general un débil
efecto en el disparo de la neurona postsináptica. Las zonas receptoras de la mayoría de las neuronas
están recubiertas por miles de sinapsis, y el hecho de que una neurona dispare o no está
determinado por el efecto global de su actividad. Más concretamente, el que una neurona dispare o
no depende del balance entre las señales excitadoras e inhibidoras que llegan a su axón
Los PEPs y los PIPs graduados que se deben a la acción de neurotransmisores en lugares receptores
concretos de la membrana neuronal son conducidos al instante y de modo decreciente hasta el cono
axónico. Si la suma de despolarizaciones e hiperpolarizaciones que llegan en cualquier momento a la
sección del axón adyacente al cono axónico es suficiente para despolarizar la membrana hasta un
nivel al que se denomina umbral de excitación —habitualmente alrededor de 65 mV—, se genera un
potencial de acción en las proximidades del cono axónico
El potencial de acción (PA) consiste en una inversión momentánea masiva —el cual
aproximadamente dura 1 milisegundo— del potencial de membrana, que cambia de unos 70 mV a
unos 50 mV.
En cierto sentido, el disparo de una neurona es como el disparo de una pistola. Ambos son
reacciones de tipo «todo o nada», desencadenadas por respuestas graduadas. Cuando se
aprieta el gatillo, éste se mueve gradualmente hacia atrás hasta que provoca que el arma se
dispare; y cuando se estimula una neurona, ésta cada vez está menos polarizada hasta que llega
al umbral de excitación y ocurre la descarga. Además, el disparo de un arma y el disparo
neuronal son ambos fenómenos «todo o nada». Así como apretar un gatillo con más fuerza no
hace que la bala vaya más rápida o llegue más lejos, estimular una neurona más intensamente
no aumenta la velocidad ni la amplitud del potencial de acción resultante.
Conducción de los potenciales de acción
¿Cómo se producen los potenciales de acción, y de qué modo se propagan a lo largo del axón?
La respuesta a ambas cuestiones es básicamente la misma: mediante la acción de canales iónicos controlados por voltaje
—canales iónicos que se abren o se cierran en respuesta a los cambios del nivel del potencial de membrana.
Recuérdese que el potencial de membrana de una neurona en reposo es relativamente constante, pese a la considerable
presión que actúa para que los iones de Na penetren en la célula. Esto se debe a que la membrana en estado de reposo
es relativamente impermeable a los iones de Na, y a que los escasos iones que ingresan son bombeados hacia fuera.
Pero las cosas cambian de repente cuando el potencial de membrana del axón se reduce hasta el umbral de excitación.
Los canales de sodio controlados por voltaje localizados en la membrana del axón se abren completamente y los iones de
Na irrumpen dentro, cambiando bruscamente el potencial de membrana de un valor próximo a 70 mV hasta unos 50 mV.
El súbito cambio del potencial de membrana que se asocia con el flujo hacia el interior de iones Na desencadena
entonces la apertura de los canales de potasio controlados por voltaje. En este momento, los iones de K cercanos a la
membrana son expulsados de la célula a través de dichos canales —primero por su relativamente alta concentración
interna, y después, cuando el potencial de acción se encuentra próximo a su pico, por la carga positiva interna—. Tras
aproximadamente 1 milisegundo, los canales de sodio se cierran
Esto marca el fin de la fase ascendente del potencial de acción, y el comienzo de la
repolarización, debido al constante flujo hacia el exterior de iones K.
Una vez consumada la repolarización, los canales de potasio se cierran gradualmente. Puesto
que su cierre es gradual, son demasiados los iones de K que fluyen al exterior de la neurona, por
lo que ésta queda hiperpolarizada durante un breve lapso de tiempo
Periodo refractario
Existe un breve período de 1 a 2 milisegundos después de que se haya iniciado un potencial de
acción durante el cual no es posible provocar un segundo potencial de acción. Dicho período se
denomina período refractario absoluto. Éste se sigue de un período refractario relativo —
período durante el que es posible que la neurona vuelva a descargar, pero solamente si se le
aplican niveles de estimulación superiores a lo normal—.
Este apartado aporta una visión general de cinco aspectos de la transmisión sináptica:
1) la estructura de la sinapsis;
2) la síntesis, empaquetamiento y transporte de las moléculas neurotransmisoras;
3) la liberación de las moléculas neurotransmisoras,
4) la activación de los receptores por parte de las moléculas neurotransmisoras
5) la recaptación, inactivación enzimática y reutilización de las moléculas neurotransmisoras.
La mayor parte de la comunicación entre neuronas se lleva a cabo a través de sinapsis.
Las moléculas del neurotransmisor se liberan desde los botones sinápticos a la hendidura sináptica, donde
provocan PEPs o PIPs en otras neuronas al unirse con los receptores que se sitúan en las membrana postsináptica.
1. Sinapsis axodendríticas —sinapsis entre los botones terminales del axón y las dendritas—
2. También son frecuentes las sinapsis axosomáticas —sinapsis entre los botones terminales del axón y los somas
(cuerpos celulares).
Aunque las sinapsis axodendríticas y axosomáticas son las conexiones sinápticas más habituales, existen otros tipos
diferentes (Shepherd y Erulkar, 1997). Por ejemplo, existen sinapsis dendrodendríticas, las cuales resultan
interesantes ya que a menudo pueden transmitir en, cualquier dirección; y también hay sinapsis axo-axónicas, cuyo
interés reside en que algunas de ellas median la inhibición presináptica (véase Wu y Saggau, 1997).
Síntesis, empaquetamiento y transporte
de las moléculas neurotransmisoras
Puede que sean pequeñas en cuanto proteínas, pero son grandes en cuanto neurotransmisores.
Liberación de las moléculas
neurotransmisoras
La exocitosis —el proceso de liberación del neurotransmisor—
Cuando la neurona está en reposo, las vesículas sinápticas que contienen neurotransmisores de
molécula pequeña se agrupan cerca de las zonas de la membrana sináptica que son
particularmente ricas en canales de calcio controlados por voltaje.
Cuando son estimulados por los potenciales de acción, estos canales de calcio se abren y los
iones de Ca2 entran en el botón entrada de los iones de Ca2 hace que las vesículas sinápticas se
fusionen con la membrana presináptica y vacíen su contenido a la hendidura sináptica.
Activación de los receptores por las
moléculas neurotransmisoras
Una vez liberadas, las moléculas neurotransmisoras producen señales en las neuronas postsinápticas al
unirse a los receptores de la membrana postsináptica.
Cada receptor es una proteína que contiene puntos de unión (o lugares de fijación) sólo para
determinados neurotransmisores; así, un neurotransmisor sólo puede influir en aquellas células que
tengan receptores para ese neurotransmisor.
A cualquier molécula que se una con otra se la denomina ligando, por lo tanto se dice que un
neurotransmisor es un ligando de su receptor.
En un principio se supuso que solamente existe un tipo de receptor para cada neurotransmisor, pero se
ha demostrado que no es así. A medida que se han ido descubriendo más receptores, se ha hecho
evidente que la mayoría de los neurotransmisores se unen a varios tipos diferentes de receptores.
Los diferentes tipos de receptores a los que pueden unirse determinados neurotransmisores se
llaman subtipos de receptor para dicho neurotransmisor.
Así pues, una de las ventajas de los subtipos de receptor es que permiten que un
neurotransmisor transmita diferentes tipos de mensajes a diferentes partes del encéfalo.
Si no sucediera nada, una molécula neurotransmisora permanecería activa en la sinapsis, obstruyendo
de hecho dicho canal de comunicación. Sin embargo, hay dos mecanismos que finalizan los mensajes
sinápticos e impiden que esto suceda.
Esos dos mecanismos de finalización del mensaje son la recaptación y la inactivación enzimática
1. La recaptación es el mecanismo de desactivación más frecuente. La mayoría de los
neurotransmisores, una vez liberados, reingresan casi inmediatamente en los botones presinápticos
2. En contraposición, otros neurotransmisores son degradados (inactivados o descompuestos) en la
sinapsis mediante la acción de enzimas —proteínas que estimulan o inhiben reacciones químicas sin
ser afectados por ellas—. Por ejemplo, la acetilcolina, uno de los pocos neurotransmisores cuyo
principal mecanismo de inactivación sináptica es la inactivación enzimática, es degradada por la
enzima acetilcolinesterasa.
Sustancias transmisoras
Existen cuatro clases de neurotransmisores de molécula pequeña: los aminoácidos, las
monoaminas, los gases solubles y la acetilcolina.
El aspartato es uno de los aminoácidos que actúan como neurotransmisores. Su función como neurotrasmisor
es de carácter excitatorio del SNC.
La glicina tiene una doble función:
Es un neurotransmisor inhibidor, actuando sobre unos receptores específicos del tronco cerebral y la médula.
Es un neurotransmisor excitotóxico, que actúa modulando el receptor de N-metil-D-aspartato (NMDA) en la
corteza cerebral. Este receptor de NMDA interviene activamente en el desarrollo del sistema nervioso,
plasticidad cerebral y también en procesos degenerativos.
GABA Un neurotransmisor implicado en procesos como la relajación, el sueño y las adicciones.
Monoaminas
Catecolaminas:
1. Dopamina participa en funciones cerebrales como el aprendizaje y la memoria, la motivación y la recompensa ante estímulos
placenteros (induce a la repetición de las conductas que nos comportan placer como la alimentación, el sexo y las drogas),
el sueño, el humor, la atención, la actividad motora y la regulación de la secreción de prolactina (inhibe su producción a nivel
de la hipófisis).
2. Adrenalina es un neurotransmisor (y una hormona) esencial para nuestra supervivencia, pues “enciende” todos los
mecanismos físicos y mentales que nos llevan a estar activos y preparados para actuar rápido cuando hay algún peligro o
estamos bajo los efectos del estrés.
3. Noradrenalina además de regular nuestra respuesta de supervivencia ante un peligro, controla muchos procesos emocionales.
De hecho, desajustes en su síntesis se han relacionado con la ansiedad y la depresión.
Mucho ojo: La adrenalina y la noradrenalina son conocidas como “hormonas del estrés”. Y es que su síntesis y liberación sucede
cuando el cerebro interpreta que estamos ante una situación de peligro o de estrés y hay que encender los mecanismos de
supervivencia del cuerpo.
Indolaminas:
1. Serotonina La serotonina se usa para transmitir mensajes entre las células nerviosas, se piensa que se activa para contraer
músculos lisos y contribuye al bienestar y la felicidad, entre otras cosas. Como precursor de la melatonina, ayuda a regular los
ciclos de sueño-vigilia del cuerpo y el reloj interno. Los niveles bajos de serotonina se han relacionado con la depresión.
Gases solubles
Monóxido de nitrógeno
•Mejora el rendimiento de nuestro sistema inmunológico.
•Favorece la dinámica de los procesos de memoria.
•Participa en el reconocimiento de los sentidos, como el del olfato.
•Contribuye a la reducción de la inflamación y la coagulación de la sangre.
•Proporciona un aumento para la resistencia muscular. Además, para su desarrollo y fuerza.
•Participa en el movimiento gástrico.
Endorfinas
Las endorfinas son unas sustancias químicas –péptidos opioides endógenos– que produce el
organismo y que cumplen la función de estimular las zonas del cerebro donde se generan las
emociones placenteras.
emociones.
Psicofármacos
La cocaína es un potente agonista de las catecolaminas, muy adictivo. Aumenta la actividad
tanto de la dopamina como de la noradrenalina al impedir que sea recaptada de la sinapsis e
ingresada en el botón presináptico
Conforme a ello, cuando los niveles de cocaína en el encéfalo son altos, una vez que se han
liberado en la sinapsis las moléculas de dopamina y noradrenalina éstas siguen activando los
receptores postsinápticos debido a que su medio principal de inactivación ha sido bloqueado.
Esto origina una serie de efectos psicológicos, entre ellos euforia, pérdida de apetito e insomnio.
También explica la capacidad de la cocaína para provocar adicción
Benzodiacepinas
El clordiacepóxido (comercializado con el nombre de Librium) y el diacepam (comercializado con el nombre de
Valium) forman parte de un tipo de fármacos designados benzodiacepinas. Las benzodiacepinas tienen efectos
ansiolíticos (reducen la ansiedad), sedantes (inducen el sueño) y anticonvulsivos.
Alcohol
Los efectos eufóricos, hipnóticos y de refuerzo del etanol, parecen estar mediados por una activación en la
neurotransmisión inhibitoria, vía receptor del ácido *-aminobutírico (GABAA), por una inhibición de los
receptores para glutamato, N-metil-D-aspartato (NMDA) y por una activación del sistema dopaminérgico
mesolímbico.
El consumo crónico de alcohol induce cambios neuroadaptativos (tolerancia), aumentando el número de los
receptores para glutamato NMDA, desensibilizando la respuesta y el número de receptores GABAA. Las
manifestaciones del síndrome de abstinencia parecen estar mediadas por un aumento en la neurotransmisión
excitatoria con respecto a la inhibitoria, mientras que en el deseo por reiniciar el consumo de alcohol puede
estar involucrada una reducción en la actividad dopaminérgica mesolímbica.