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De modo que, la flagrancia es un instituto procesal con relevancia
constitucional que debe entenderse como una evidencia del hecho
delictuoso respecto de su autor. Así, la flagrancia se configurará cuando
exista un conocimiento fundado, directo e inmediato del hecho punible
que se viene realizando o que se acaba de realizar instantes antes,
situación en la que, por su particular configuración, es necesaria la
urgente intervención de la Policía para que actúe conforme a sus
atribuciones. (Fundamento 17 del expediente Nro. 03691-2009-PHC/TC-
Cajamarca, de fecha 18 de marzo del año 2010-Caso Luz Emérita Sánchez
Chávez y otro).
Por tanto, resulta legítimo el ingreso de los efectivos de la Policía
Nacional, en el domicilio de una persona sin su previa autorización, en
los casos de flagrancia estricta y de cuasi flagrancia, siempre que se
tenga conocimiento fundado, directo e inmediato, que deje constancia
evidente de la realización de un hecho punible, el gravísimo peligro de
su perpetración o en caso de la persecución continuada del infractor
que se refugia en él.
En este contexto el Tribunal Constitucional, concluye que la intervención
urgente sancionada para los casos de flagrancia se justifica
constitucionalmente respecto de los delitos de consumación instantánea,
pues en los delitos permanentes no se configuraría, en principio, la
situación de urgencia que impida recabar la autorización judicial
correspondiente. Por consiguiente, en los delitos de tenencia de armas,
drogas, contrabando y otros, cuya posesión continuada se indica como
almacenada al interior de un domicilio, se requerirá la previa
autorización judicial; pues, aun cuando puedan presentarse de manera
concurrente los requisitos de la flagrancia delictiva, en los delitos
permanentes se presenta el decaimiento del supuesto de la extrema
urgencia. (Fundamento 19 del expediente Nro. 03691-2009-PHC/TC-
Cajamarca, de fecha 18 de marzo del año 2010-Caso Luz Emérita Sánchez
Chávez y otro).
En consecuencia, una información confidencial, una denuncia verbal o llamada
telefónica de una tercera persona que denuncia la posesión de objetos o
elementos ilícitos (droga, armas, vehículos sustraídos, cosas del contrabando,
etc) en el interior de un domicilio no puede comportar el conocimiento fundado,
directo e inmediato de la realización del hecho punible (que se viene realizando o
que se acaba de realizar instantes antes) que habilite a la autoridad pública a
prescindir del mandato judicial correspondiente pretextando la configuración de la
situación delictiva de la flagrancia; toda vez que, aquella presuntamente se habría
configurado recién en el interior del domicilio, lo cual resulta contrario a lo
establecido líneas arriba; es decir, en pureza, el primer acto de ingreso y registro del
predio fue inconstitucional y, por ende, el segundo acto, de ocupación de los bienes
delictivos, por ser prueba derivada o indirecta, también será ilícita, y, por tanto,
ambos actos deben ser inutilizados o excluidos para formar la convicción judicial (en
aplicación de la doctrina norteamericana de los frutos del árbol envenenado-si la raíz
del árbol está envenenada, los frutos que produce también); salvo los casos de
hallazgo inevitable (en la excepción del descubrimiento inevitable hay actuaciones
lícitas en curso encaminadas a probar el delito), o casual (no hay actuaciones lícitas
en curso). (Quinto considerando de la Casación Nro. 553-2018-Lambayeque, de
fecha 11 de setiembre del año 2019-caso Marco Antonio Olono Polo).
Por lo que, la persona que habita en el domicilio o la persona que conoce el
hecho debe poner en conocimiento del representante del Ministerio Público, a
fin de que proceda conforme a sus atribuciones, es decir investigue a los
efectivos policiales por el presunto delito de allanamiento ilegal de
domicilio, previsto y sancionado en el artículo 160 del Código Penal que
señala: El funcionario o servidor público que allana un domicilio, sin las
formalidades prescritas por la ley o fuera de los casos que ella determina, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de tres
años e inhabilitación de uno a dos años conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y
3.
Por otro lado, deben ser excluidos por el Juez todas las fuentes o medios de
pruebas que han sido obtenidos con vulneración del contenido esencial de los
derechos fundamentales de la persona, por ser prueba ilícita, de modo que, de
ninguna manera podrá ser utilizada directa o indirectamente en el proceso.
Prueba ilícita.- Es aquella obtenida o practicada con la vulneración de un
derecho fundamental o aquella cuyo medio probatorio ha sido practicado
infringiendo un derecho fundamental.
Por tanto, la validez o invalidez de una fuente de prueba depende
exclusivamente de que su obtención se haya llevado a cabo con estricto
respeto de los derechos fundamentales”. Si bien existe la necesidad de
perseguir el delito, ello debe realizarse respetando los derechos
fundamentales, la persecución del delito y la investigación de la verdad
poseen límites necesarios derivados de la necesidad de respeto a la
dignidad de la persona humana y la vigencia de un Estado Constitucional
de Derecho; de otro modo se correría el riesgo de socavar valores
colectivos, institucionales e individuales. Tan importante como averiguar la
verdad es respetar los derechos fundamentales de los ciudadanos y las
garantías mínimas de la dignidad de la persona humana, por ser el fin
supremo de la sociedad y del Estado. Como ha señalado el Tribunal
Constitucional alemán: “La averiguación de la verdad no puede
lograrse cualquier precio”.
Generalmente, los derechos constitucionales que se suelen afectar en la
obtención de fuentes de prueba son: el derecho a la integridad física, la
libertad personal, el derecho de intimidad, a la propia imagen, la
inviolabilidad del domicilio, el secreto de las comunicaciones, etc.