4.

La vida de
Dios en
nosotros
Parroquia Cristo Rey | Agosto 2021
 1.-La amistad
de Dios
a) Invitación y permiso
b) Alegría
c) “Vale mucho la lealtad del amigo que
corrige” : Proverbios 27,6
d) “Aquellos con quienes te juntas te
influirán”: Proverbios 13,20
Resumen pto. 1
Nos sentimos alegres, pues Dios nos ha liberado (de todo aquello que nos daña),
nos ha invitado a vivir una estrecha amistad con Él, somos sus hijos y tenemos
hermanos.
En las relaciones interpersonales cosecharemos lo que sembremos en la
convivencia personal, el ambiente en el que nos desenvolvamos y dependerá de
nosotros el alegrarnos en el gozo de reconocernos especiales.
2.- Dios habita
en nosotros
a) Cuando recibimos el sacramento del Bautismo,
Dios mismo vino a habitar en nosotros. El
Espíritu Santo ha hecho de nosotros su morada.
b) Nos llena del entusiasmo de hacer el bien.
c) Dios hace morada en el que le ama y guarda su
palabra. Jn. 14,23
d) “Lo haces conmigo” Mt. 25, 37-40
Resumen pto. 2
El que Dios more en nosotros, nos impulsará a hacer toda obra buena, a ser
mejores hermanos, mejores padres, mejores hijos. Es el mismo Dios quien nos
moverá a alabarlo y a glorificarlo en cada acción que emprendamos.
Él llenará nuestro corazón de gusto al ir conviviendo como hermanos con las
demás personas. Nos llenará de entusiasmo para hacer el bien.
3.- El pecado nos
hace alejarnos de
Dios
a) Vergüenza vs. Cinismo
b) Nuestros pecados interfieren en la alianza plena
c) El pecado es ingratitud
d) El Pecado del que ha recibido más, es mayor. Lc.
12, 47-48
e) Dios es su pueblo, Dios es su iglesia, Dios es su
templo.
Resumen pto. 3
La comunión con Dios la podemos perder cuando aceptamos en nuestra
vida el egoísmo y nos olvidamos del Señor y de los hermanos. Le decimos
a Dios con nuestras acciones que no nos interesa su amistad. El pecado
toma morada en nosotros. Nuestros pensamientos, sentimientos y
acciones ya no son de los de hijos de Dios, ni de hermanos. El pecado se
anida en nuestro corazón.
4.-La relación con
Dios debe madurar
a) Madurar: proceso necesariamente humano.
b) RESPONSABILIDAD: Acciones y
consecuencias. (Dt. 24, 16. Jr. 31,29)
c) No ser como niños, en personalidad ni en
comunión. (1 Cor. 13,11. 14,20)
d) Por el Evangelio Crecemos. (1 Pedro 2,2)
e) Supone renuncia.
Resumen pto.4
Necesitamos hacer madurar la amistad con Dios. La oración, la alabanza, la
santa Misa son momentos en nuestra vida en que favorecemos esta
intimidad con Dios. Lo mismo que Él, debemos volvernos hacia los
hermanos en plática, en cuidarnos y ayudarnos mutuamente.
Luchar contra todo aquello que ofende a la hermandad, como es la
injusticia, la explotación, la división, el pleito, el robo, el vicio, nos unirá
más produnamente a quien Vive en nosotros.
Para recapitular
“Reflejamos la gloria del Señor como un espejo, nos vamos transformando en su imagen,
cada vez más gloriosa, conforme a la acción del Espíritu del Señor” (2 Co. 3,18)
“Coviene orar perseverantes y no desfallecer” (Lc. 18,1)
“Los dones visibles del Espíritu se dan a cada uno para utilidad de los demás” (1 Cor.
12,7)
El Gloria
El Dios Eterno por un acto de su voluntad ha creado, es decir, ha traído a la existencia, a partir de la nada, todas
las cosas que son. Inteligencia infinita, no podía actuar sin un propósito; tuvo un objetivo para su acción; creó
con un propósito; destinó sus criaturas a algún fin. El fin es, pudo ser, no otro que Él mismo; pues nada existía
excepto Él, nada excepto Él podía ser un fin digno de su acción. “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el
fin, dice el Señor Dios” (Apoc. 1,8); “El Señor ha hecho las cosas para sí mismo” (Prov. 16,4).
¿Creó entonces a las criaturas para derivar algún beneficio? ¿Para que, por ejemplo, como algunas teorías
actuales pretenden, a través de la evolución de las cosas hacia una perfección más alta la suma de su Ser pueda
ser ampliada o perfeccionada? ¿O que el ser humano al cooperar con Él podría ayudarle en la eliminación del 
mal que Él por sí mismo no es capaz de echar fuera? No; estas opiniones son incompatibles con el verdadero
 concepto de Dios. Infinito, Él posee la plenitud del Ser y la Perfección; Él no necesita nada, y no puede recibir
ningún incremento complementario o agregado superfluo de excelencia desde el exterior. Omnipotente, no
tiene necesidad de ninguna ayuda para ejecutar su voluntad.