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La muerte de Sócrates

COMO HECHO HISTÓRICO Y COMO REPRESENTACIÓN ARTÍSTICA, LA MUERTE


DE SÓCRATES ES UNA GRAN LECCIÓN FILOSÓFICA DE CARA A LA VIDA
Sin duda, uno de los episodios más conocidos de la historia de la
filosofía es la muerte de Sócrates. En general, la filosofía occidental
está llena de anécdotas y sucesos en los que suele combinarse la vida
corriente de los filósofos con su manera de entender el mundo, como
mostrando que la reflexión filosófica auténtica siempre está en relación
con la existencia
Grosso modo, la muerte de Sócrates puede contarse de
esta manera: acusado de corromper a la juventud de Atenas
y de no creer en los dioses de la polis, el filósofo fue
condenado a beber la cicuta, un brebaje preparado con la
planta del mismo nombre, sumamente venenosa, que
paralizó su cuerpo poco a poco, comenzando por las
piernas y llegando hasta el corazón, según cuenta Platón en
el Fedón
Por otra parte, en la Apología de Sócrates el mismo Platón refiere otra
anécdota que le da un tinte trágico a la muerte de su maestro. Un día,
Querefón, amigo del filosofo desde la infancia y también discípulo suyo
después, se acercó al oráculo de Apolo en Delfos para preguntar al dios si
había en el mundo un hombre más sabio que Sócrates, a lo cual el
oráculo respondió que no, que nadie superaba a Sócrates en sabiduría.
Querefón volvió con su amigo y le transmitió la respuesta del oráculo, que
él, sorprendido, se negó a creer.
Qué quiere decir el dios? ¿Qué sentido ocultan estas palabras? Porque yo sé de
sobra que en mí no existe semejante sabiduría, ni pequeña, ni grande”, pensó
Sócrates para sí. Para saber la verdad, el filósofo acudió entonces con políticos,
poetas, artistas y otras personas notables de Atenas, y también algunos
extranjeros, que tenían la reputación de ser los más grandes sabios de su época.
No obstante, al hablar con ellos, el filósofo se dio cuenta de que si bien todos
destacaban en tal o cual habilidad, ninguno era verdaderamente sabio. Los
políticos manejaban los asuntos del Estado sin saber qué era el Bien, los poetas
escribían sin saber qué era la Verdad y los artistas nunca se habían preguntado
cómo acercarse a la Belleza. Con todo, políticos, poetas y artistas estaban
Esa fue la diferencia que Sócrates encontró entre él mismo y los sabios de
su época. Que él no se tenía por sabio, sino más bien por ignorante, y a
partir de esa conciencia de su propia ignorancia avanzaba sobre el camino
de la investigación, la reflexión y el conocimiento, mientras que los sabios
de su época, creyéndose tales, ya no buscaban saber más y actuaban
únicamente animados por un instinto o “ciertos movimientos de la
naturaleza”, sin comprender sus propios actos ni sus motivos
Sócrates quiso entonces mostrarle a esos personajes eminentes la ignorancia en
la que vivían, pero dicha resolución le valió la enemistad y el odio de éstos;
eventualmente también precipitó su condena, en la medida en que comenzó a
volverse peligroso para el orden social de Atenas: ¿cómo podría un político seguir
gobernando luego de que alguien ha demostrado públicamente su ignorancia
En la historia del arte, el cuadro más célebre que retrata la muerte de
Sócrates es aquel que, con ese título, pintó el francés Jacques-Louis David
en 1787. El óleo es una clara muestra de la escuela neoclásica surgida en
Francia en los días de la Ilustración y el racionalismo. Con elocuencia y
dramatismo, el pintor retrató a Sócrates en su lecho de muerte y en medio
de sus discípulos: aunque para éstos es un momento de dolor, el filósofo se
muestra en cambio valeroso, dueño de un vigor tanto de cuerpo como de
espíritu que quizá no se esperaría de alguien que está a punto de morir.
Con su mano derecha está a punto de tomar la copa de cicuta que con
pena le ofrece uno de sus alumnos; con la izquierda señala al cielo, con el
mismo gesto que tiene en otra pintura: La escuela de Atenas, de Rafael,
gesto que ha sido interpretado como una síntesis de su método filosófico,
que apunta siempre hacia lo alto

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