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Concepto IV

Comité de Seminario | Segundo Distrito | Área Texcoco |Región Centro Sur


Concepto IV
Por toda la estructura de nuestra Conferencia, noso­tros debemos
mantener a todos los niveles de responsabilidad, un "Derecho de
Participació n" tradicional, poniendo cuidado que a cada clasificació n
o grupo de nuestros servidores mundiales les sea permitida una
representació n con voto, en proporció n razonable a la
responsabilidad que cada uno tenga que desempeñ ar.
El principio de "Participació n" ha sido cuidadosamente
incorporado dentro de la estructura de nuestra Conferencia. El
Estatuto de la Conferencia establece que los Custodios, los Directores
de nuestra corporaciones de servicio (A.A. World Services, Inc., y The
Orapevíne, Inc.) junto con sus respectivos cuadros directivos será n
siempre miembros votantes de la Conferencia de Servicios Generales.
Exactamente el mismo concepto se tiene en cuenta cuando nuestra
Junta de Servicios Generales elige los directores de las corporaciones
de servicio activo de su entera propiedad, la A.A. World Services, Inc.
y, The A.A. Grapevine Inc. Si lo quisiera la Junta de Servicios
Generales, podría elegir ú nicamente sus propios Custodios para los
cargos directivos de aquellas entidades. Pero existe una arraigada
tradició n al efecto de que ese caso nunca sucederá . ..
Por ejemplo: la corporació n Mundial de Servicio de A.A. ( que
también incluye la secció n de publicaciones de libros y folletos de
A.A.) tiene actualmente siete directores de los cuales solamente dos
son custodios. 1 De los cinco directores no custodios, tres son
voluntarios, expertos en administració n de oficinas y de
publicaciones; y dos son miembros asalariados del personal: el
gerente general y su asistente. Por tradició n, el gerente general es el
presidente de A.A. World Services Inc. y su asistente es el
vicepresidente. Para que exista una comunicació n vincular, el
director (editor-gerente) o un miembro del personal directivo del
Grapevine, nombrado por el editor está invitado a asistir a las
reuniones de la Corporació n Mundial de Servicios.
Por consiguiente, la direcció n activa de la Corporació n Mundial de
Servicios y su secció n de publicaciones está compuesta de custodios
cuya tarea es velar porque estos proyectos sean correctamente
manejados; de expertos voluntarios que contribuyen con su consejo y
experiencia profesional; y de dos empleados ejecutivos a sueldo que
está n encargados de que el trabajo se lleve a cabo. Se asegurará de
que cada uno de los miembros de cada clasificació n sea un director y
por consiguiente tenga el derecho legal al voto; que cada funcionario
de las entidades incorporadas tenga un titulo el cual, para todos los
efectos prá cticos y legales, denota cuá les son sus responsabilidades y
su posició n.
Una administració n de este tipo permite fá cilmente una
"participació n“ votante de grado adecuado. Cada uno de los
elementos que pueden llevar a cabo una tarea requerida se encuentra
presente. Ninguna clase se encuentra en posició n de autoridad
absoluta sobre otra.. Este es el método corporativo o de
"participació n" para manejar empresas, el cual se distingue del usado
en estructuras tan comunes como entidades institucionales, militares
o gubernamentales en las cuales una élite de personas o clases de
personas se coloca en posició n superior, de autoridad absoluta sobre
las demá s.
Debemos también anotar que los siete directores de la revista Grape
vine de A.A. son elegidos bajo los mismos principios que se utilizan
en la Corporació n Mundial de Servicios de A.A. Aquí también vemos
Custodios, voluntarios expertos y personal directivo a sueldo,
actuando armó nicamente como administradores activos de esa
operació n. En todas las reuniones de la Junta Directiva del Grapevine,
tanto de la Corporació n como de la redacció n, estará presente un
miembro directivo de la O.S.G.
A este principio tan efectivo y unificante de “Participació n" en todos
los niveles de responsabilidad, hay una excepció n lamentable pero
necesaria.
Los miembros que desempeñ an posiciones directivas asalariadas no
pueden llegar a ser Custodios. Esto no puede permitirse porque tal
prá ctica se opondría a la rotació n cada cuatro alias de los Custodios
de A.A. Y si alguna vez se presentara el caso de que la Junta de
Servicios Generales tuviera que ser reorganizada por la Conferencia,
se tendría en los Custodios asalariados un interés muy difícil de
desalojar.
De todas maneras, nuestros Custodios de hoy invitan
tradicionalmente a ejecutivos asalariados, empleados directivos,
contables y cualesquiera otras personas cuyos informes y consejos se
requiere para que asistan a las reuniones trimestrales de la Junta de
Servicios Generales. Así los Custo­dios se ponen en comunicació n
directa con todos aquellos trabajadores quienes a su vez sienten que
su presencia es necesaria. Aunque ellos no tienen derecho al voto,
pueden participar libremente en los debates.
La preservació n del principio de "Participació n" en nuestra
estructura de servicio es para los que hemos entendido su aplicació n
y sus beneficios, un asunto de suma importancia para nuestro futuro.
La experiencia sugiere, sin embargo, que en cada nueva generació n
de delegados y custodios habrá algunos que inevitablemente tratará n
de debilitar, modificar o suprimir el principio de "Participació n".
Cada añ o unos pocos Delegados atacará n el "derecho" de los
directores de las corporaciones de servicio, de su personal, y aun de
los Custodios, de votar en la Conferencia. Nuevos directores
voluntarios de la corporació n preguntará n por qué una mujer
miembro del personal es también directora y tiene por ello derecho a
un voto tan valioso como el suyo propio.
De vez en cuando se promoverá la idea de abolir la Corporació n de
Servicio Mundial y The Grapevine, Inc. Se pedirá que esas
corporaciones separadas se conviertan en "departamentos“ o
"comités" de la Junta de Servicios Generales, principalmente
manejados por Custodios. En mí opinió n, es tan vital que nosotros
preservemos el "Derecho de Participació n" tradicional para afrontar
cualquier tendencia a menospreciarlo, que deberíamos traer en este
momento algunas de nuestras primeras experiencias para mejor
ilustrarle.
En sus primeros tiempos, la Oficina Central de A.A. estaba manejada
en forma autoritaria e institucional. En aquella época, los custodios
no veían razó n alguna para delegar sus facultades administrativas o
para trabajar en participació n votante con cualesquiera otros
miembros que no fueran de su Junta. El resultado era a menudo una
serie de problemas y malos entendidos, y de esas dificultades fue
saliendo el principio de "Participació n". Esta lecció n se aprendió por
el camino má s duro, pero se aprendió .
Hemos visto có mo el Dr. Bob y yo le dimos a la Junta de Custodios la
total posesió n legal de todos nuestros activos de servicio. Esto
incluyó nuestra literatura, nuestros fondos, nuestras relaciones con el
pú blico y nuestra Oficina de Servicios Generales de A.A. En esta
forma, nuestros primeros custodios tuvieron toda la autoridad que
había en esa época. Sin embargo, la mayor parte de la
responsabilidad por el manejo de la Oficina Central siguió recayendo
sobre mi persona, mi asistente y su personal de ayudantes. Por un
lado, teníamos Custodios con toda la autoridad posible, y por otro
lado, los fundadores y gerentes de la oficina que teníamos toda fa
responsabilidad pero casi ninguna autoridad. Fue una especie de
esquizofrenia que nos causó problemas concretos.
Era natural que los Custodios, quienes poseían toda la autoridad y
todos los fondos disponibles, pensaran que era suya la obligació n de
administrar directamente la oficina y activamente supervisar
cualquier cosa que se hiciera. Para llevar a cabo este propó sito, se
formaron dos comités: uno de políticas y otro de administració n.
Nosotros los de la oficina no pretendíamos a ninguno de estos
comités, y por consiguiente no teníamos ninguna participació n" real.
Por supuesto, a mi me era permitido ir a las reuniones de los
custodios lo mismo que a las reuniones de los comités, para
persuadir o aconsejar. Pero mi asistente, quien tenía a su cargo la
mayor parte del trabajo de la oficina, no podía asistir a las reuniones
de los Custodios y era llamado a los comités ú nicamente para hacer
sugerencias o informes, contestar preguntas y recibir ó rdenes. En
ocasiones, aquellos comités nos dieron directrices realmente
contrarias.
La situació n se complicó cuando entró a operar una rueda má s en el
mecanismo directivo. La Junta de Custodios, por supuesto, era la
dueñ a total de nuestra empresa editorial (en esa época Work
Publishing lnc.).
Con la excepció n de una funció n importante, Works Publishing Inc. se
había convertido en pura fachada. No tenía nada que ver con el
manejo activo excepto en girar los cheques necesarios para cubrir los
gastos de oficina y de las publicaciones. Un viejo A.A., amigo mío, y su
Custodio-tesorero, firmaba los cheques. En una ocasió n en que
estaba de mal humor, rompió todos los cheques de pago de la nó mina
de nuestra oficina porque mi asistente los había girado un par de días
antes de lo usual con el objeto de permitir a nuestros empleados que
hicieran anticipadamente sus compras de Pascua.
En ese mismo instante, empezamos a preguntar nos hasta dó nde
podríamos nosotros los borrachos ejercer autoridad total en asuntos
de dinero y manejo de personal. Y hasta dó nde los alcohó licos
podíamos tolerar que se nos manejara en esa forma. De todas
maneras, nos dimos cuenta de que nuestra Oficina Central no podía
seguir siendo manejada por dos comités ejecutivos y una corporació n
totalmente inoperante, cada una con la posibilidad de emitir
derroteros en los cuales no participá bamos los encargados de
ejecutarlos.
Debemos anotar que ahora nosotros los borrachos podemos "darlo o
aguantarlo", mejor de lo que podíamos antes. Aú n así, yo no quisiera
ver nuevamente establecida la forma de direcció n en la cual no se
permite la participació n. Ahora que tenemos mucha má s gente
involucrada en los servicios y má s dinero para manejarlos, me temo
que el resultado sería igual al de antes, y posiblemente peor.
Realmente no había nada excepcional con el incidente de los cheques
despedazados, porque cada vez que se crea una autoridad absoluta
surge la misma tendencia a dominar exageradamente en todas las
cosas, grandes o pequeñ as.
Examinemos ahora otro aspecto del problema de la "Partíctpacíó n".
La autoridad final respecto a los servicios tiene que recaer sobre los
grupos de A.A.; pero supongamos que los grupos, haciendo uso de
este enorme poder, trataran de sobrepasarse, enviando Delegados
con instrucciones irrevocables acerca de có mo deben votar en las
deliberaciones, ¿les parecería a los delegados que estuvieran
cumpliendo el papel de participantes, de servidores de confianza?
¡No!, se sentirían como mandaderos o recaderos.
Los Delegados, por supuesto, podían dar a los Custodios este mismo
tratamiento. El poder de los Delegados es tan grande que
rá pidamente podrían hacer que los Custodios se sintieran como
marionetas, en la misma
forma en que los Custodios lo hicieron cor. los empleados de las
oficinas, inadvertidamente, por supuesto. Si, entonces, la Conferencia
en algú n momento empieza a rehusar el voto de los Custodios, o si
los Custodios empiezan a no querer permitir que los voluntarios de
servicio en las corporaciones y los miembros del personal directivo
tengan el derecho al voto al mismo nivel de su trabajo en las
corporaciones y en la Conferencia, habríamos arrojado por la borda
toda nuestra experiencia pasada. El principio de permitir una justa
participació n en las votaciones tendría que
ser de nuevo dolorosamente aprendido.
Un argumento que se podrá emplear para quitarle el voto a los
Custodios y los trabajadores a sueldo en la Conferencia es que habría
un peligro si se permitiera a tales personas tomar parte en
votaciones referentes a sus propias actividades pasadas; por ejemplo,
en la aprobació n de su informe anual de labores. En cierta medida,
este argumento tiene mucha validez; no hay duda de que
tradicionalmente los Custodios y empleados de servicio debieran
abstenerse de participar en las votaciones referentes a sus propias
actividades pasadas.
Pero aquellos que quisieron eliminar por completo los votos de los
Custodios y los trabajadores de servicio en la Conferencia no se dan
cuenta de que los informes de actividades pasadas, constituyen
solamente un porcentaje mínimo del trabajo de aquella entidad. La
Conferencia tiene mucho má s que ver con las orientaciones, los
planes y acciones que habrá n de llevarse a cabo en el futuro. Eliminar
los votos de los Custodios y los empleados de servicio sería
obviamente un error, ¿Por qué motivo debe privarse nuestra
Conferencia de los votos de gente que conoce tan bien todos estos
problemas?
Tal vez se presente la objeció n de que, en votaciones muy igualadas
en la Conferencia, el voto combinado de los Custodios y los
trabajadores de servicio pueden llegar a decidir una determinada
cuestió n. ¿Pero por qué no? Ciertamente nuestros Custodios y
nuestros trabajadores de servicio no son menos conscientes,
experimentados y sabios que los delegados.
¿Hay alguna razó n por la cual sus votos sean indeseables? No vemos
ninguna.
De suerte que debemos precavemos contra alguna tendencia fu. tura
a negarle a nuestros Custodios o trabajadores de servicio el derecho
a votar en la Conferencia, excepto en aquellas ocasiones en que se
trate de la aprobació n de actividades pasadas, evaluació n de trabajos
o de compensaciones monetarias, o en caso de una reorganizació n
total de la Junta de Servicios Generales en si, ocasionada por un
deficiente funcionamiento de la Junta. Sin embargo, esto no debe
constituirse en una barrera para los votos del grupo de Custodios
acerca de cambios estructurales.
Hay otra buena razó n para la "Participació n", y tiene que ver con
nuestras necesidades espirituales. Todos nosotros deseamos
profundamente pertenecer. Queremos que la relació n A.A. sea de una
sociedad fraternal.
Nuestro má s brillante ideal es el de que la "corporació n espiritual"
dentro de A.A. nunca llegue a incluir miembros que puedan
considerarse como de "segunda clase". En el fondo, yo creo que es lo
que hemos tratado de lograr en nuestra estructura de servicio
mundial. Ahí encontramos la razó n principal por la cual debemos
continuar asegurando la "Participació n“ de todos los niveles
importantes. Así como no hay miembros de A.A. de segunda clase, no
debe haber tampoco trabajadores de servicio de segunda clase.
El "Derecho de Participació n" es por lo tanto un correctivo de la auto­
ridad final, porque mitiga sus esperanzas y abusos. También da
á nimos a aquellos de nosotros que trabajamos en A.A., para aceptar
la disciplina necesaria para llevar a cabo nuestras tareas. Todo esto lo
podemos hacer cuando estamos seguros de que pertenecemos,
cuando el hecho de nuestra "participació n" nos asegura que nosotros
somos verdaderamente los "servidores de confianza" de quienes nos
habla la Tradició n Dos.
RESUMEN
Nosotros optamos por el método corporativo:

•Asociació n de personas que tienen una finalidad, ninguna se


encuentra en posició n de autoridad absoluta.

•Esto permita fá cilmente una línea de participació n. Armonía,


participació n, comunicació n, cooperació n y respeto.
A diferencia del método institucional conde resalta una minoría
rectora.

Son. los custodios, la principal


rama de servicio de la
Junta de Servicios Generales
Conferencia, su cará cter es .
esencialmente de protecció n.
El principio de participació n cuidadosamente
incorporado dentro de la estructura.
Administració n Línea de participació n
•Velan porque todo sea manejado
Custodios, Directores, correctamente
Miembros Voluntarios, Sección •Contribuyen con su consejo,
de Publicaciones Direcciones, experiencia y protecció n
Empleados, Corporación de •Derecho legal al voto Para efectos
Servicios. prá cticos y legales Participació n en las
reuniones trimestrales

Conocedores de la operació n política


Actuando armoniosamente en la operación.
Finanzas Participació n en los debates.
PREGUNTAS
1. ¿Por qué el Derecho de Participació n elimina la autoridad absoluta en
la estructura de A. A?
2. ¿Por qué el método corporativo funciona mejor en nuestra estructura?
3. ¿Qué se entiende por clasificació n de Grupo de Servidores con
representació n votante?
4. Por qué la autoridad votante debe ser en proporció n a la
responsabilidad de deberes?
5. ¿Cuá l es la excepció n de este principio?
6. ¿Cuá l es el objetivo de la Sesió n de Compartimiento General y quienes
asisten?
7. ¿Por qué es importante este derecho en la Conferencia?
8. ¿Có mo actú a el Derecho de Participació n ante el abuso que pudiera
ejercer la Autoridad Final?

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