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EL APARTO FONADOR

TERESA ACUÑA ANTIALON


Qué es y cómo funciona el aparato fonador

 Hablar o cantar son ejercicios de articulación en el que


intervienen varios componentes. Ya hemos comentado
que la materia prima de todo este proceso es el aire.
Ahora bien, en su transformación hacia un sonido capaz
de comunicar directa (las palabras) o indirectamente (las
melodías) hay todo un proceso en cadena que requiere de
la puesta en marcha de estos cuatro mecanismos:
MECANISMOS

1. Mecanismo respiratorio


2. Mecanismo de fonación
3. Mecanismo de resonancia
4. Mecanismo articulador
1. MECANISMO RESPIRATORIO

La voz humana es, en esencia, aire. Por eso los órganos primarios para la consecución de cualquier sonido son
exactamente los mismos que utilizas para respirar: diafragma, pulmones, músculos intercostales y abdominales,
bronquios y tráquea.
Desde el punto de vista técnico, estos órganos se denominan cavidades infraglóticas en tanto que se ubican en una
zona de la anatomía humana que se encuentra por debajo de la glotis, limitando con el sistema de fonación.
El proceso de respiración se ejecuta en dos fases:
Inspiración: cuando tomamos aire los músculos intercostales y el diafragma se contraen tirando de los pulmones
hacia abajo y haciendo que la caja torácica aumente de volumen para que pueda entrar una mayor cantidad de
aire.
Espiración: durante la espiración los músculos intercostales se relajan, las costillas caen hacia abajo y el
diafragma, también relajado, provoca que la capacidad de la caja torácica disminuya al tiempo que el aire sale de
los pulmones.
2. Mecanismo de fonación

La cavidad laríngea o glótea, formada por la laringe y las cuerdas vocales, es el lugar en el que físicamente se produce el
sonido. Es una zona clave del aparato fonador ya que, por un lado permite la entrada y salida de aire en los pulmones, y
por otro determina las características particulares de la voz de una persona. Es aquí donde se encuentran las cuerdas
vocales y, por lo tanto, el lugar en el que se dibujan matices tan importantes como el tono o la intensidad del sonido.
La laringe está formada por una serie de cartílagos (cricoides, tiroides y aritenoides) que varían de tamaño en función de la
edad y el sexo de la persona. Este factor tiene consecuencias en el tamaño de las cuerdas vocales: cuanto mayor sea la
laringe, mayores serán las cuerdas vocales y, en consecuencia, se producirán sonidos más graves. Precisamente por este
motivo, la voz de los niños es más aguda: su laringe es más pequeña y también lo son sus cuerdas vocales.
Aparte de los cartílagos, las cuerdas vocales y la laringe, en este punto en el que la espiración hace que el aire se
transforme en un sonido, intervienen numerosos músculos. De manera muy simplificada, lo que sucede es que el aire
procedente de los pulmones asciende hacia la glotis, que en ese momento se encuentra cerrada. El aumento de presión en la
zona subglótica provoca la apertura de las cuerdas vocales que a través de movimientos de contracción permiten pasar una
mayor o menor cantidad de ese aire, lo que determina que el sonido resultante sea más grave o más agudo.
3. Mecanismo de resonancia

Hasta este punto lo único que habremos logrado producir será un sonido básico. Una transformación elemental de ese aire
al que todavía le hará falta un tratamiento especial para transformarse en la voz o la melodía de una canción.
Es en esta zona del aparato vocal en la que se produce el mecanismo de resonancia, o lo que es lo mismo, la amplificación,
el control y la modulación del soplo fonatorio. En este proceso intervienen tres partes de la anatomía facial:
Cavidad nasal: es una cavidad rígida y no puede cambiar de tamaño. En el proceso de fonación su función más destacada
es la de permitir la entrada de aire hacia los pulmones.
Cavidad oral: los sonidos chocan contra las paredes de la boca y esta, en tanto que puede cambiar de tamaño con
facilidad, es la que se encarga de su modulación.
Faringe: la faringe se encarga de distribuir el aire que llega desde la laringe. Es además un tubo muy particular puesto que
tiene la capacidad de modificar su tamaño y con ello determinar el timbre de la voz.
4. Mecanismo articulador

Y por último, pero no menos importantes, están los órganos articuladores de la


cavidad supraglótica, de forma menos técnica, el paladar, la lengua, los dientes,
los labios… En definitiva, todo lo que compone lo que en anatomía se conoce
como cavidad bucal.
Es en esta parte del aparato fonador donde los sonidos adquieren sus últimos
matices, donde el aire se transforma en palabras y las palabras en emociones.
La lengua, ese elemento tan versátil y motriz, es el que, junto a los labios,
participa en la producción de todos los fonemas necesarios para la
comunicación humana.

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