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‘‘De los Procesos Individuales

a la Estructura Diádica’’
Maestría en Terapia Familiar y de Pareja.

Alumnos: Josué Cepeda, Betsabe Reyes e Ilse Rodriguez.


Capítulo 3. Los Ciclos Vitales de la Pareja
Si nos adentramos en la espesa fronda de la realidad humana veremos que hay tantos
«tipos» o «conceptos» de pareja como parejas existen en el mundo. Cada una es una
realidad distinta y bien diferenciada de las que tienen a su alrededor, al menos
operativamente, aunque podamos establecer algunas tipologías que nos ayuden
metodológicamente como sendas por donde discurrir con ellas en la búsqueda de las
mejores soluciones para sus problemas (RÍOS, 1994a).
«¿Qué es para mí la pareja ideal?»
● La pareja ideal, por tanto, quedaba descrita con los siguientes:
● Una comunidad de amor (80%)
● Un núcleo de intimidad (74%)
● El resultado de una atracción mutua (73%)
● Convivencia y sexualidad (73%)
● Un compromiso de lealtad (70%)
● El resultado de una interacción de confianza (65%)
● Un juego de complicidades (64%)
● Compartir «algo» en común (60%)
● Comprensión, apertura y amistad (55%)
● Tener objetivos comunes (50%)
● Respeto mutuo con niveles de autonomía (43%).
Capítulo 3. Los Ciclos Vitales de la Pareja
1. Dos definiciones
Dos «definiciones» expuestas por C. WHITAKER, ya que cada una aborda una
vertiente peculiar que al complementarse, dan como resultado final un «algo» que
resulta útil para conducirse en el trabajo de elaboración de cambios que hagan
fecunda la terapia.
1. La primera, escueta y breve, pero cargada de contenido, dice que la pareja es
«una experiencia adulta de intimidades».
2. La segunda, muy en la línea «irónica» de WHITAKER, pero verdaderamente
cargada de contenidos que son una realidad en no pocas parejas, afirma que la
pareja «es lo que resulta cuando dos familias envían a sus ejércitos al campo
de batalla para ver quién triunfa».
Cuando se habla de «experiencia» se está aludiendo a la acumulación de vivencias y
realidades que se van almacenando a lo largo de la vida hasta el límite de dejar una huella
profunda que, a su vez, se convierte en fuente de nuevas aportaciones.
En la pareja «como experiencia» hay que dar entrada a sensaciones que constituyen el
fundamento de lo que será la base de la decisión madura en el momento de elegir a otra
persona para formar con ella lo que se denomina «pareja».
Un amor fundamentado en la emoción no es duradero porque toda emoción es fugaz y
transitoria, de tal modo que nadie ha oído decir a alguien «llevo 20 años emocionado».
Lo importante de cara a la dinámica de la vida de pareja es que estos tres planos
motivaciones, sentimientos, y pasiones, puedan desarrollarse de manera que contribuyan a
la conquista de la estabilidad, cohesión y posibilidad de progreso de la pareja. Un
desajuste en cualquiera de ellos se convierte en una amenaza de cuanto hay que conseguir
para que la vida marital resulte gratificante.
Hacia la construcción de la pareja
La pareja, desde el punto de vista de lo que es como un subsistema dentro del sistema
familiar total, va construyéndose poco a poco mediante el paso a través de lo que
denominamos «ciclos vitales» de la misma, permitiendo, de este modo, ir evolucionando
desde una situación, inicialmente inmadura por incipiente, hasta una realidad con plenitud
en diversos aspectos de su realidad.

Presentamos lo que es para nosotros el análisis de estos ciclos vitales.


Capítulo 3. Los Ciclos Vitales de la Pareja
2. Análisis de los Ciclos Normativos de la Pareja
Las crisis de la pareja pueden aparecer por circunstancias totalmente normales que
responden a coyunturas perfectamente explicables en el desarrollo de la misma. Entre
estas crisis normales podemos citar:
a) Las derivadas de procesos evolutivos de la misma pareja o de sus miembros: afectan a
la construcción de la pareja, a la reconstrucción de los mecanismos de adaptación o a la
definición de la relación con vistas a la madurez personal o conyugal.
b) Las procedentes del crecimiento de los cónyuges ya que uno y otro han de seguir
ayudándose a crecer manteniendo la propia identidad mediante redefiniciones
permanentes de la misma en términos de «quién soy», «qué quiero» y «de qué soy capaz»,
todo ello en relación con el «tú» concreto que también crece y se hace las mismas
preguntas.
Capítulo 3. Los Ciclos Vitales de la Pareja
2. Análisis de los Ciclos Normativos de la Pareja

c) Las que tienen su origen en los mismos ciclos vitales de la pareja en función de las
«necesidades profundas» y las «exigencias» que obligan a buscar un acoplamiento
continuo para no paralizarse. La relación es diferente en cada ciclo vital sin dejar de ser la
misma y evitando caer en la utopía de querer «reconquistar» aquello que fuimos y ya no
podremos volver a ser. Ahí naufragan muchas parejas y fracasan muchos intentos de
terapia que pretenden conseguir el mismo objetivo.
Capítulo 3. Los Ciclos Vitales de la Pareja
2. Análisis de los Ciclos Normativos de la Pareja
2.1 Noviazgo. Formación de la Pareja

La presencia de la «pasión», la «intimidad» y el «compromiso», junto al «afecto» y el


«interés», son los ejes en torno a los cuales podemos tener una idea clave que permita
evaluar la existencia o no del amor y nos indique los hitos sobre los que construir una
estructura que permita marcar un camino para llevar a cabo la orientación o la terapia de
la pareja en su proceso de crecimiento y maduración.
Capítulo 3. Los Ciclos Vitales de la Pareja
2. Análisis de los Ciclos Normativos de la Pareja
2.2 La forja de la Pareja
1. El Sistema Familiar de Origen de los cónyuges: realidad, límites y posibles conflictos.
2. El verdadero «encuentro» o formación profunda de la pareja.
3. La construcción de una afectividad sólida, estable y gratificante.
4. El paso de «estar casado», «estar casada» a «sentirse casado», «sentirse casada»:
filiación y conyugalidad.
5. Las reglas de la interacción conyugal.
6. La comunicación en la pareja con los tipos verbal y no verbal y los niveles informativo,
educativo o manipulativo y profundo (RÍOS GONZÁLEZ, 1994a).
7. El Sistema Familiar Creado por los cónyuges y el Sistema Familiar Querido o Deseado
como perspectiva de futuro creciente.
8. Territorios y límites físicos y emocionales tanto en el aspecto intraconyugal como en su
realización con el entorno.
9. Las perspectivas y exigencias de «ser padres» y «sentirse padres».
Los siguientes ciclos —la cohesión, el crecimiento y la estabilidad de la pareja y la final
disolución evolutiva de la misma— tienen, efectivamente, características diferentes por
cuanto afectan al funcionamiento interno de la dinámica que origina algunos de los
fenómenos que tenemos que trabajar tanto en las terapias de parejas normales como en
aquellas que atraviesan alguna crisis.
2.3.COHESIÓN DE LA PAREJA
Coincide con el sentimiento de “pertenencia”.
La pareja se siente unida y cada cónyuge tiene y
disfruta del sentimiento profundo de verse
respaldado por el otro.
Las parejas que acuden a consulta, presentan un
nivel de cohesión inferior a la media.
La evaluación de la pareja debe realizarse
tomando en cuenta la presencia o no, de este rasgo
y que tanta profundidad puede transmitir a la
relación marital.
2.4 CRECIMIENTO INTERNO DE LA PAREJA
● Desde la perspectiva sistémica, la pareja es un
sistema vivo que ha de crecer y desarrollarse
permanente y continuamente..

● El crecimiento interno se refiere a la capacidad de ir


enriqueciendo todas y cada una de las
potencialidades.

● Un objetivo terapéutico es el de recuperar la


espontaneidad.
2.5 ESTABILIDAD DE LA PAREJA
● Es necesario conseguir la estabilidad, que es la
capacidad de conservar un modo de
funcionamiento que le permita un
comportamiento personal e interactivo que no
quede sometido a altibajos y oscilaciones que
amenacen el equilibrio de todas las fuerzas
internas de la pareja.

● Recuperar el equilibrio, supone esfuerzos en los


que está relacionado el nivel de compromiso
mutuo por permanecer juntos a través del tiempo.
2.6 DISOLUCIÓN EVOLUTIVA DE LA PAREJA
● La presencia de la muerte es el factor
causante de tal disolución.

● Actualmente, un alto número de


parejas se disuelven mucho antes de
que esto ocurra.

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